LA EUROPA DEL CONGRESO DE VIENA
Nos encontramos ante un mapa histórico – político que muestra el resultado de las negociaciones llevadas a cabo por una serie de países en el Congreso de Viena, entre 1814 y 1815, una vez había caído el imperio de Napoleón Bonaparte. Acudiendo a la legislación vigente y a sus desarrollos en los Reales Decretos 1631/2006 de ESO y 1467/2007 de Bachillerato, el comentario de esta imagen puede ser utilizado por su valor histórico como aplicación didáctica en 4º de ESO, y en 1º de Bachillerato en la asignatura Historia del Mundo Contemporáneo. El mapa tiene su extensión en el continente europeo, sobre todo central y occidental, aunque permite la representación de los límites del imperio ruso y el turco, que son en aquellos años grandes potencias. Es un mapa corocromático basado en las divisiones istrativas resultantes del congreso, que utiliza diferentes colores para distinguir la variable cualitativa que se corresponde con los diferentes estados. Una línea más gruesa es utilizada para marcar los límites de la entidad supra-estatal de la Confederación Germánica, establecida precisamente en el Congreso de Viena en 1815. Simplificando mucho, el Congreso de Viena puede ser considerado como un reparto territorial tras la caída de Napoleón, pero fue mucho más que eso. Fue un rechazo unánime de las principales potencias europeas a las ideas liberales que propagaba la Revolución sa y que habían comenzado con la independencia de los Estados
Unidos. Fue la imposición de la restauración del absolutismo y el firme propósito de ayudarse ante la amenaza revolucionaria. En octubre de 1814 se reunieron los representantes de las potencias vencedoras de Napoleón, en su mayoría diplomáticos enviados por sus jefes de estado, pero contando también con la presencia del zar Alejandro I de Rusia, Francisco I de Habsburgo y Federico Guillermo III de Prusia. Por parte del Reino Unido compareció en primera instancia Lord Castlereagh y después el Duque de Wellington, que se ausentó posteriormente para luchar contra el evadido Napoleón hasta su derrota en Waterloo. El ministro de asuntos exteriores francés, Talleyrand, acudió, por un lado, como derrotado, pero por otro como futuro aliado tras la restauración de la monarquía absoluta en Francia. Las grandes potencias definieron en el ámbito de la teoría política los principios para definir el verdadero orden que debía prevalecer en Europa frente a los excesos y desviaciones producidas por la etapa revolucionaria de finales del siglo XVIII y principios del XIX. Estos principios fueron: Absolutismo: vuelta al antiguo régimen monárquico de gobierno del Rey sobre todos los estamentos. Ideológicamente todos están en contra del liberalismo, el republicanismo y el ateísmo. Legitimismo: la monarquía está legitimada por Dios. Multitud de textos justifican el poder absoluto del monarca, como en el caso de Bodin y Bossuet, o en España el “Manifiesto de los Persas”. Congresos: desarrollo de la diplomacia para dirimir las rivalidades entre las grandes potencias dominadoras del panorama internacional. Desde ese momento serían frecuentes los congresos en Europa. Equilibrio: por imposición de Gran Bretaña y por necesidad, se planifica el mapa de Europa con la idea de mantener el status quo, de tal manera que no exista una descompensación territorial favorable a alguna de las principales potencias. Intervencionismo: existe un acuerdo por el cuál, los enemigos de estos principios serán atacados por las potencias participantes en el congreso. Este es el germen de la Santa Alianza. Estos principios y el nuevo mapa de Europa surgido en la Restauración, van a conformar el guión acordado por las potencias europeas en este Congreso de Viena. En el aspecto geográfico, las potencias centraron su atención en conformar Estados nacionales más fuertes, con un territorio más extenso y de mayor volumen demográfico, para prevenir cualquier intento expansionista como el que habían experimentado con Francia, que tratara de dominar otra vez Europa.
El mapa continental europeo fue reconstruido como un gran rompecabezas que benefició particularmente a los países antinapoleónicos: -
Gran Bretaña mantiene su estado natural y, aunque no anexiona territorios europeos, ve satisfechas sus aspiraciones marítimas con numerosas incorporaciones que le permiten ser la primera potencia en la navegación y el comercio mundial. Los ejemplos más importantes, aunque no aparecen en el mapa, hay que buscarlos en Malta, las Islas Jónicas, consolida su dominio de Gibraltar, la colonia del Cabo, la isla de Ceilán, algunas posesiones en las Antillas y la pequeña isla de Heligoland, en el Mar del Norte, muy cerca de Alemania, a quien pertenece hoy.
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El Imperio Austríaco amplía sus posesiones en el norte de Italia, anexionando el Véneto y la Lombardía. Además, coloca príncipes de su casa en los pequeños pero importantes estados de Parma, Módena y la Toscana (trama rayada). Por último, se anexiona la Iliria napoleónica, territorios de la costa dálmata que le permiten un decisivo al mar.
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Además, Austria participa en la Confederación Germánica. Esta unión de 39 pequeños territorios alemanes (ducados, principados, etc.) se establece en este Congreso de Viena como sucesión de la Confederación del Rin creada por Napoleón en 1806, que a su vez sustituyó al Sacro Imperio Romano Germánico. La Casa de Austria ostentará la presidencia de esta entidad supra-estatal, que también cuenta con la participación de Prusia, Luxemburgo y SchleswigHolstein, por aquel entonces territorio danés. Prusia obtiene territorios en el noroeste de Alemania, concretamente Renania y partes de Sajonia y Westfalia, separados espacialmente del resto del reino. Aunque no es demasiada superficie, son zonas ricas en hierro y carbón, importantes en un periodo de plena revolución industrial.
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Rusia, otra de las grandes potencias vencedoras, se anexionó el gran Ducado de Varsovia, que se corresponde casi con las dos terceras partes de Polonia. Además, se queda con Besarabia (aproximadamente la actual Moldavia), obtenida al Imperio Turco, y con Finlandia, una antigua posesión sueca. Para compensar sus aspiraciones finesas, Suecia controló Noruega, formando un gran reino.
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Francia vuelve a su territorio original anterior a Napoleón y la revolución (1789). Con toda la intención, es separada del resto de las grandes potencias continentales por “estados tapón”, que serían el Reino de los Países Bajos (unión de Holanda, Bélgica y Luxemburgo), la Renania ya mencionada, la Confederación Helvética, de reconocida neutralidad por el congreso, y el Reino de Piamonte – Cerdeña, que incluye Saboya.
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El resto de la Península Itálica lo componen los Estados Pontificios, y el Reino de las Dos Sicilias, devuelto a la Casa de Borbón. San Marino ve reconocida su independencia por parte de los estados europeos en este congreso.
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Portugal y España ven restauradas sus monarquías autoritarias. La participación residual de España en el congreso es clara evidencia de la debilidad de nuestro país en el concierto diplomático europeo de la época.
Otros acuerdos tomados a partir del Congreso de Viena fueron, por ejemplo, la creación de la Santa Alianza. Fue a propuesta del zar Alejandro I, y tenía el objetivo de repeler cualquier amenaza revolucionaria de carácter liberal, que los monarcas consideraban un acontecimiento más que probable, debido al clima político y social del siglo XIX. Llevado a la práctica por el ministro austríaco Metternich, se formaría así un ejército mixto, con tropas de Austria, Prusia y Rusia para mantener el orden absolutista en Europa y la religión cristiana. El Reino Unido se integró en una Cuádruple Alianza con el objetivo de controlar la estabilidad monárquica de Francia donde un Borbón, Luis XVIII, se había hecho con el poder y su trono sería garantizado por esta Cuádruple Alianza. Mediante los congresos se iba revisando la buena marcha de los principios así establecidos. Salvando las distancias, estos acuerdos suponen un antecedente de las actuales organizaciones mundiales. ¿Qué intervenciones tuvo que hacer la Santa Alianza ante los focos liberales que van a ir surgiendo en Europa? Pongamos algunos ejemplos: Los regímenes autoritarios tendrían que recurrir al pacto realizado en Viena, a través sobre todo de congresos, para sofocar múltiples revueltas. Dos ejemplos de congresos inmediatos a estos acuerdos son el de Aquisgrán en 1818 donde se acuerda la retirada de tropas de Francia y la participación de ésta en la Santa Alianza, y el de Verona en 1822 donde se pone en práctica el principio de intervencionismo enviando a España a los “Cien Mil Hijos de San Luís” para acabar con el trienio liberal instaurado en nuestro país tras el pronunciamiento militar del teniente coronel Rafael de Riego en las Cabezas de San Juan (Sevilla). Pero no sería España el único foco liberal a combatir, pues durante el siglo XIX fueron constantes los levantamientos y múltiples sus localizaciones. La Restauración será un periodo histórico efímero ya que las revueltas liberales de 1820, 1830 y 1848, sobre todo las dos últimas con origen en Francia, van a obligar a que desaparezca el antiguo régimen y se impongan, como mínimo, reformas liberales, con la excepción de Rusia. Estos movimientos revolucionarios se vieron apoyados pronto por una creciente difusión de la ideología nacionalista, surgida como respuesta ante las conquistas de Napoleón y apoyadas posteriormente por intelectuales y románticos. Este espíritu caló rápidamente en aquellas regiones que quedaron incluidas dentro de otros estados tras el congreso y cuyo espíritu nacionalista e independentista se había despertado: Bélgica, que consigue su independencia en 1831, y Polonia, con territorio repartido entre Rusia,
Prusia y Austria. Pero mucho más importante para el futuro de Europa serán los movimientos unificadores que se producen en la Península Itálica y en la Confederación Germánica y Prusia. Apoyados en una base ideológica fuerte, tienen en común la anexión de algunos territorios que están bajo influencia austríaca tras el Congreso de Viena. La llegada de Otto von Bismarck como primer ministro a Prusia y las victorias cosechadas por este reino contra Austria y Francia en la segunda mitad de siglo, permiten, gracias a una hábil labor política y diplomática, la unificación de Alemania y la creación de su II Imperio. Italia se ve beneficia por apoyar a Prusia contra Austria y esto le ayudará en su unificación, ya que obtiene importantes territorios en el norte.
Como aplicación didáctica de este mapa, tanto en 4º de ESO como en 1º de Bachillerato, debemos compararlo con el mapa anterior de la Europa Napoleónica, y desglosar paso a paso el nuevo destino de los territorios, descifrando espacialmente los nuevos principios de la restauración y el equilibrio europeo de potencias. Este ejercicio mejora en su puesta en funcionamiento si se cuenta con un proyector o pizarra digital, donde se puedan poner los mapas temáticos uno al lado del otro, o mejor, si hemos preparado una animación a través de algún programa de cartografía digital interactiva como Animaps. BIBLIOGRAFÍA
Hobsbawn, E.J. (1989): Naciones y Nacionalismo desde 1780, Ed. Crítica, Barcelona.
Laski, H.J. (1977): Historia del Liberalismo Europeo. Fondo de Cultura Económica, México.
Suárez, L. (2009): Crisis y Restauración en Europa. Homo Legens, Madrid.