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LA CARRETERA (THE ROAD) Fernando Abascal Cobo (Dpto. Lengua y Literatura)

1- FICHA TÉCNICA. Título: The Road (película basada en la novela de Cormac McCarthy). Año de producción: 2009. Estreno: 2010. Director: John Hillcoat. Guión: Joe Penhall. Música: Nick Cave, Warren Ellis. Fotografía: Javier Aguirresarobe. Intérpretes: Robert Duvall (el anciano), Charlize Theron (la esposa), Viggo Mortensen (el hombre), Molly Parker (mujer maternal), Guy Pearce (el veterano), Garrett Dillahunt (miembro de la banda), Kodi Smit-Mhee (el chico).

2-

CORMAC McCARTHY.

Nació en 1933 en Rhode Island, Estados Unidos. Las circunstancias de su biografía se hallan envueltas en la leyenda: no concede entrevistas, se dice que vivió bajo una torre de perforación petrolífera y que en su juventud llevó la vida de un vagabundo. Considerado como uno de los más importantes escritores norteamericanos de la actualidad, la publicación en 1992 de “Todos los hermosos caballos”, ganadora del National Book Award, lo reveló como uno de los autores de mayor fuerza de la narrativa norteamericana. Su éxito, de crítica y público, se vio incrementado con la publicación de novelas como “En la frontera” y “Ciudades de la llanura”, obras que completan, junto con la anterior, la llamada “Trilogía de la frontera”.

Otras novelas destacadas son: “Hijo de Dios”, “Meridiano de sangre”, “El guardián del vergel”, “Suttree” y “No es país para viejos”. También es autor de obras de teatro (una de ellas, llevada al cine, acaba de publicarse en España: “The Sunset limited”, Editorial Mondadori) y de adaptaciones cinematográficas. 3- LA CARRETERA. Por “La carretera” (2006), Cormac McCarthy ha recibido el Premio Pulitzer. Esta novela, de argumento apocalíptico, engancha al lector y se lee prácticamente de un tirón. La historia nos cuenta las vicisitudes que acontecen a un padre que lucha por atravesar un terreno desolado, acechado por mil peligros, en un intento de poner a su hijo de corta edad a resguardo. La novela tiene varios aciertos. El primero, comenzar in media res presentando a los protagonistas de la historia, un hombre y un muchacho a los que McCarthy jamás designa por un nombre propio (tal vez significa con ello que son simplemente dos representantes de la raza humana en medio de una tierra devastada), caminando hacia el sur en busca de un clima más benigno por una carretera que atraviesa parajes calcinados, pueblos abandonados, ríos sucios en los que no queda vestigio de vida. El yermo asolado que padre e hijo atraviesan es el tercer protagonista de la historia, aunque igualmente tampoco sabemos cuál es su origen. Pequeñas pistas se ofrecen sin embargo a lo largo del texto, apuntando hacia una catástrofe nuclear que terminó con la vida en la Tierra tal como la conocemos ahora, catástrofe de la que apenas existen supervivientes. Y este planteamiento de la historia, lleno de incógnitas, contribuye a que el lector se aplique a la lectura deseoso de conocer los detalles que McCarthy sabiamente raciona, manteniendo la incertidumbre y obligando al lector a suplir con su imaginación aquella parte de la historia que el autor no cuenta. Otro rasgo afortunado de la novela es el lenguaje sobrio, incluso sombrío, del que McCarthy se sirve para contar la historia. Como el reflejo de un mundo sin futuro, el lenguaje se vuelve incisivo, parco, alejándose de

cualquier intento de embellecerse, pero preservando a pesar de ello cierto grado de tétrico lirismo, del que el autor se sirve sobre todo a la hora de describir los paisajes desolados, cubiertos de ceniza, que los protagonistas atraviesan en su éxodo. Sin embargo, el mayor acierto es la historia en sí: la narración de la lucha por la supervivencia de un padre y su hijo que se encaminan hacia el sur huyendo del frío que como una maldición se extiende por toda la tierra, siguiendo una carretera abandonada que atraviesa paisajes calcinados. Una carretera que en el fondo no es más que un vestigio de lo que la vida fue antes de la hecatombe y que se convierte en un símbolo para representar nuestra civilización, pero que ahora se encuentra cubierta de una ceniza espesa que tapa el sol. Una carretera recorrida por hordas de hombres hambrientos que no dudan en matar (y comerse) a cualquiera que se cruce en su camino, evidenciando que el hombre siempre está dispuesto a ser un lobo para el hombre. Así pues, Cormac McCarthy recrea una historia de supervivencia marcada por el agotamiento, el frío, el hambre y el miedo del padre, al que todavía asaltan recuerdos del mundo colorido que conoció en su niñez, antes de que fuese sepultado por toneladas de ceniza tóxica. Pero también quiere dejar el autor una puerta abierta a la esperanza, representada en la actitud del niño cuya bondad sorprende pese a haber nacido y sido criado en un entorno hostil rodeado de muerte y destrucción, donde la vida es un esfuerzo continuo y conservarla un milagro. Tal vez lo que menos guste de la novela y que haga que el lector vaya desencantándose a medida que la lee, sea esa puerta abierta a la esperanza que se condensa en un happy end, cuando a lo largo de toda la historia se espera un final trágico (donde tal vez jugaría un papel importante esa última bala de la pistola con la que el hombre se defiende), un final a la altura de una narración que se ha complacido en representarnos el mundo, más que como un entorno destruido donde la vida se hace casi imposible, como un medio hostil donde la extinción del hombre ha de llegar de una manera u otra.

Sin ese final, que pudiera resumirse en un “No hay esperanza”, la historia pierde fuerza, cojea y acaba por derrumbarse. No mientras el lector la devora, ansioso por conocer que deparará el siguiente tramo de la carretera a los protagonistas. Cuando uno acaba de leer la novela y la analizamos un poco, comprobamos que hemos leído una simple historia de aventuras en un mundo devastado donde todo gira en torno a si los protagonistas lograrán sustento, ropa de abrigo o un lugar donde cobijarse al llegar la noche. Le falta, pues, algo fundamental a esta novela para convertirse en un ejemplo rotundo de la estupidez y la maldad que gobiernan los actos humanos y que convierten al hombre en un ser capaz de destruir todo cuanto le rodea. Estamos ante una novela poética a veces, pesimista casi siempre, bastante previsible, que evalúa la capacidad de esperanza del lector y nos ofrece un final ambiguo. Lo mejor de esta historia tal vez se encuentre en la exploración que su autor, Cormac McCarthy, hace de los pensamientos y de los sentimientos de los dos personajes centrales. 4- ACTIVIDADES SOBRE LA NOVELA Y LA PELÍCULA “ LA CARRETERA ” 1.- ¿Cuál crees que es el mensaje que nos quiere trasladar la película? Coméntalo brevemente. 2.- ¿Consideras que el protagonista obra bien en todo momento? 3.- Tanto la novela como la película finalizan con un hombre que, al final, recoge al chico. ¿Qué significado crees que tiene este hecho y qué final elegirías tú? 4.- En la obra de McCarthy se plantea varias veces el tema del suicidio personal y colectivo. Explícalo. 5.- En el mundo que se nos presenta en la novela y en la película solo hay supervivientes. ¿Cómo son? 6.- Comenta la relación entre padre e hijo.

7.- Identifica qué aspectos relacionados con la ecología aparecen a lo largo de la película. 8.- En la novela y en la película se menciona varias veces a “Dios”. ¿En qué sentido? 9.- ¿Te parece que tiene un valor simbólico la “carretera”? ¿Qué título hubieras escogido tú y por qué? 10.-Escribe un breve juicio crítico sobre la película: qué te ha gustado más o menos; comenta la interpretación, la realización, la escenificación, etc.

5- QUINCE GRANDES NARRACIONES DE CIENCIA-FICCIÓN. (Fernando Abascal Cobo. Dpto. lengua y Literatura) Theodore Sturgeon: Más que humano. Frank Hubert: Dune. Alfred Bester: Las estrellas de mi destino. Philip K. Dick: Ubik. Ursula Le Guin: La mano izquierda de la oscuridad. Alfred Bester: El hombre demolido.William Gibson: Neuromante. Frederick Pohl: Pórtico. Ray Bradbury: Fahrenheit 451. Isaac Asimov: Fundación. Stanislav Lem: Solaris. Philip K. Dick: ¿Sueñan los androides con ovejas eléctrticas? (Blade Runner) Arthur C. Clarke: El fin de la infancia.Philip K. Dick: El hombre en el castillo. Adolfo Bioy Casares: La invención de Morel. Ursula Le Guin: Los desposeídos.