POSTS ETIQUETADOS ‘FILOSOFÍA ANALÍTICA’ Apel y las Tendencias Universalistas Publicado: 5 abril, 2012 en Filosofía Etiquetas: Apel, Filosofía Analítica, Giro Lingüístico, Habermas, Hermenéutica, Humboldt,Metafísica, Para Veteranos, Verdad y Justificación
0 Simplificando mucho, la historia de la filosofía teorética en la segunda mitad del siglo XX se caracteriza por dos corrientes principales:
Una especie de sinopsis de Wittgenstein y Heidegger, los juegos de lenguaje y la epocal apertura del mundo son la fuente de inspiración común para una teoría de la ciencia postempirista, una filosofía del lenguaje neopragmatista y para una crítica de la razón postestructuralista
La prosecución empirista de un análisis del lenguaje que parte de Russell y Carnap y se caracteriza por una comprensión meramente metodológica del giro lingüístico. Esta corriente adquiere con Quine y Davidson prestigio e influencia. Davidson asimila desde el principio el acto de comprender del participante en un diálogo a la interpretación teórica de un observador, para conseguir finalmente una concepción nominalista del lenguaje que antepone a los idiolectos de los hablantes particulares al universo social de los sentidos lingüísticamente encarnados e intersubjetivamente compartidos. De esta forma el lenguaje pierde el estatuto de un hecho social que le había atribuido Humboldt con el concepto espíritu objetivo. Pero a Habermas le interesa una tercera corriente, en la que estarían incluidos autores como Putnam, Dummet o Apel, los cuales comparten el hecho de tomarse en serio el giro lingüístico, entendido como un cambio de paradigma, sin por ello pagar el precio de una equiparación culturalista de lo que es verdadero con un mero tener por verdadero.
Esta corriente se caracteriza por una doble postura:
Contra un tímido análisis del lenguaje que sólo pretende solucionar los venerables problemas de Kant y Hume con nuevos medios
Contra un particularismo semántico enemigo de la Ilustración que pasa por alto el autoentendimiento racional de los sujetos capaces de lenguaje y acción como seres racionales.
Apel se vuelve contra una comprensión intencionalista del significado lingüístico y contra una concepción instrumentalista de la comunicación lingüística y recuerda la idea de Humboldt de que cada comprensión del mundo presupone también un sentido a priori sintético. Pero al mismo tiempo previente también contra la tentación de autonomizar la función de apertura del mundo que cumple el lenguaje frente a la función cognitiva de exposición de los hechos. Postula una relación de complementaria presuposición e interpenetración entre una proyección de sentido particular y la forma de pensamiento estrictamente universal. Dummett parte de una tradición completamente distinta. Está de acuerdo con Wittgenstein en que los juegos del lenguaje proyectan horizontes de sentido compartidos intersubjetivamente y determinan formas culturales de vida. Pero en contra de la teoría del significado como uso de Wittgenstein, que le niega a la dimensión cognitiva del lenguaje su derecho propio, Dummett quiere hacer vale una semántica veritativa epistémicamente transformada. El conocimiento de las condiciones de verdad se basa en el conocimiento de las razones que nos dicen por qué estas condiciones de verdad se cumplen. Apel fue uno de los primeros que descubrió la convergencias entre Wittgenstein y Heidegger. Heidegger sitúa el análisis de la comprensión del sentido en el plano semántico de la apertura lingüística del mundo. Apel insiste en que la hermenéutica en cuanto disciplina científica debe preservar la finalidad y el criterio del mejor comprender. Apel quiere explicar con ayuda de los universales pragmáticos la conmensurabilidad de las diferentes perspectivas lingüísticas del mundo. La idea que le guía es que el saber del lenguaje tiene que acreditarse indirectamente en relación con aquellas prácticas que él mismo hace posible en nuestro trato cognitivo con el mundo. Las dos líneas de argumentación que representan la crítica de las ideologías y la crítica de la ciencia se juntaron en una teoría de los intereses del conocimiento que, entretanto, la discusión especializada ya ha dejado atrás. En este intento se perfilan los esbozos de una hermenéutica trascendental o de una pragmática formal. Apel se enfrenta al pluralismo de las supuestamente inconmensurables visiones del mundo con dos distinciones que afectan a su estrategia teórica. Apel distingue
el sentido a priori semántico de las imágenes lingüísticas del mundo, de los ámbitos objetuales de las ciencias de la naturaleza y del espíritu cuya constitución está entrelazada con las estructuras generales de la acción racional con respecto a fines y de la interacción. Este a priori pragmático determina los objetos de la experiencia posible.
este a priori de la experiencia de un a priori de la agumentación que adquiere forma en los presupuestos pragmáticos generales de los discursos racionales en los que son examinadas las pretensiones de verdad. En su interpretación pragmática de la reflexión sobre la validez Apel topa con las condiciones comunicativas para una búsqueda cooperativa de la verdad. Se sirve del modelo desarrollado por Peirce de una comunidad irrestricta de
comunicación, según la cual los investigadores justifican mutuamente sus afirmaciones falibles con la finalidad de alcanzar un entendimiento por la vía discursiva de debilitar los argumentos contrarios con contrargumentos. Esta idea le ofrece el punto de partida para una ética del discurso que propone una lectura intersubjetiva del imperativo categórico.
Apel hace valer una concepción kantiana de la moral donde la justicia ocupa un lugar central. Para Apel, el lenguaje es la condición necesaria de la posibilidad y validez del entendimiento y del pensamiento conceptual, del conocimiento objetivo y de la acción plena de sentido.
Este extenso programa, con excepción de una semiótica que conecta con Peirce, está falto de una teoría del significado. Sólo dentro del contexto de una teoría de la sociedad construida a partir de los conceptos complementarios de acción comunicativa y mundo de la vida resultan evidentes las carencias de una teoría del lenguaje en sentido estricto. Esta teoría del significado incorporaría dos decisiones previas:
desconexión de la pragmática formal del entendiimiento de las consecuencias particularistas de una semántica de la apertura lingüística del mundo
diferenciación entre los planos del discurso y de la acción, a lo que habría que añadir una diferenciación posterior entre las dos pretensiones de validez susceptibles de hacerse efectivas discursivamente: verdad y rectitud moral. Para ver cómo, desde una perspectiva hermenéutica, se han asumido y elaborado los resultados de la filosofía analítica, Habermas explicita los principales supuestos fundamentales de esta teoría formal-pragmática del significado:
La teoría de los actos de habla de Austin y Searle, junto con la teoría del significado de Dummett se sitúan en el marco de una teoría de la acción comunicativa. Según Dummett, entendemos una oración cuando sabemos cómo podríamos fundamentar su verdad y qué consecuencias relevantes para la acción se seguirían si la aceptáramos como verdadera, esta tesis de la semántica presupone tomas de postura críticas. La conexión interna entre el significado de una manifestación y las condiciones de su aceptabilidad racional es el resultado de una concepción pragmática del comprender y del entendimiento.
La comunicación orientada al entendimiento está diferenciada por los planos que representan el discurso y la acción. Tan pronto como en la acción comunicativa se problematizan las pretensiones de validez dadas por supuestas y se convierten en objeto de una controversia llevada a cabo con razones, los participantes pasan de la
acción comunicativa a otra forma de comunicación, a una praxis de la argumentación donde buscan convencerse mutuamente y también apredenr unos de otros. En este tipo de discurso se diferencian los enunciados descriptivos acerca del mundo objetivo de los enunciados normativos acerca de la obligatoriedad del mundo social.
El mundo de la vida estructurado lingüísticamente debe distinguirse de la presuposición formal de un mundo objetivo y social. Lo que fue concebido desde el punto de vista de la teoría del conocimiento como la constitución de dos ámbitos objetuales se transforma en la pragmática formal, en unos sistemas de referencia puramente formales que hay que suponer o mundos. Se trata deun marco de referencia para objetos posibles o para posibles relaciones interpersonales y normas.
Los universales pragmáticos constituyen la acción dirigida al entendimiento, el discurso racional y la referencia al mundo de los enunciados. Pueden hacer añicos el etnocentrismo de las imágenes lingüísticas del mundo y de los mundos de la vida estructurados lingüísticamente. La dimensión comunicativa del lenguaje no posee por sí misma un potencial universalista. Los resultados de los procesos de aprendizaje sólo pueden modificar los límites del mundo abierto lingüísticamente si el saber del mundo se hace posible por el saber lingüístico y si permite que podamos revisar nuestro saber lingüístico.
El descentramiento de la perspectiva del mundo de la vida que cabe esperar del discurso fomenta, en caso de conflictos de acción moralmente relevantes, aquella mutua ampliación del horizonte de las propias orientaciones de valor que es necesaria para alcanzar unas normas comúnmente reconocidas.
Las pretensiones de validez que pueden hacerse efectivas cognitivamente se diferencian en dos aspectos: reclamamos verdad para nuestros enunciados sobre cosas y acontecimientos en el mundo objetivo y corrección normativa para los enunciados acerca de las relaciones interpersonales y las expectativas normativas que pertenecen a un mundo social sólo accesible en actitud performativa. La función cognitiva del lenguaje alcanza una relativa independencia con respecto a la función de apertura del mundo, en el ámbito de los procesos de apredizaje sociales y morales y dentro del dominio de la realidad externa. La diferencia fisonómica más llamativa entre las tradiciones hermenéutica y analítica consiste en que a una filosofía del lenguaje analítica que se limite al núcleo de problemas heredados de la teoría del conocimiento, le falta la sensibilidad y el adecuado a las cuestiones relativas al diagnóstico de la modernidad.
En Heidegger la crítica de la cultura penetra completamente su filosofía. Sus iluminadoras deconstrucciones del cartesianismo y la discusión con la obra de Nietzsche han inspirado su crítica a la ciencia, a la técnica y a los rasgos totalitarios de nuestra época, crítica que ha tenido una amplia repercusión. Al llevar a cabo su análisis de la modernidad con los medios de la crítica de la metafísica, Heidegger nos proporciona el equivalente idealista de la
crítica de la cosificación materialista. A Habermas le interesa sobre todo el carácter homogeneizador y a la vez fatal que Heidegger diagnostica como destino de la modernidad. Añade Heidegger la estilización del fenómeno de una autoconservación que ha devenido salvaje hasta convertirlo en una fatalidad de la fuerza del destino que irrumpe en la historia.
Tan pronto itimos una dialéctica entre apertura del mundo y procesos de aprendizaje intramundanos, se desmorona el carácter monolítico y prisionero del destino de una visión del mundo que todo lo prejuzga. Al mismo tiempo el diagnóstico de la modernidad pierde su carácter idealista, puesto que las patologías de la modernidad ya no pueden remitirse por más tiempo a la semántica de una comprensión del mundo inevitablemente deformada. Esto justifica una última ojeada retrospectiva a Humboldt. Humboldt vió las consecuencias disfuncionales de un bloqueo de la función de integración social que tiene el entendimiento lingüístico. En la acción comunicativa se entrelazan la individualización y la socialización. El lenguaje une en la medida en que individualiza y preserva a los sujetos socializados comunicativamente de la degradación que supone el aislamiento. La filosofía del lenguaje de Humboldt fomenta la división del trabajo con una teoría de la sociedad que se toma en serio un mundo de la vida que se reproduce a través de la acción comunicativa, del que mana la solidaridad social, y sabe también que esta solidaridad está constantemente en peligro de ser avasallada y destruida por los otros dos mecanismos de integración social: los mercados y las burocracias. Desde esta perspectiva, la modernidad no se encuentra amenazada por la ineludible evocación de un destino del ser tan indeterminado como infausto, sino por los imperativos sistémicos, sobre todo de tipo económico, que agotan los recursos de solidaridad social del mundo de la vida.
Resumen de Apel y las tendencias universalistas
Capítulo 1. Filosofía hermenéutica y filosofía analítica. Dos formas complementarias del giro lingüístico Verdad y Justificación. Jürgen Habermas Compárteme
Wittgenstein y Heidegger: Coincidencias en el Giro Lingüístico Publicado: 3 abril, 2012 en Filosofía Etiquetas: Filosofía Analítica, Habermas, Heidegger, Metafísica, Para Veteranos, Verdad y Justificación, Wittgenstein
2 Humboldt distingue entre dos sentidos del lenguaje:
Desde una perspectiva cognitiva el lenguaje articula una precomprensión del mundo en su conjunto intersubjetivamente compartida por la comunicada lingüística. Crea un marco para posibles interpretaciones del acontecer intramundano.
Al mismo tiempo el lenguaje determina el carácter y la forma de vida de una nación. Los rendimientos del lenguaje como órgano constitutivo del pensamiento son lo que posteriormente Heidegger analizará como la apertura del mundo lingüística, la cual debe distinguirse de la constitución de los contextos que forma el mundo de la vida para las situaciones de acción y los procesos de entendimiento.
La disposición hermenéutica al mutuo entendimiento de otras culturas y formas de vida y un recíproco aprendizaje de los que nos son extraños conduce a la rectificación de los prejuicios. Humboldt liga el descentramiento del propio horizonte de entendimiento con el fomento de orientaciones de valor universalistas. El descuido de la función expositiva del lenguaje es un análisis convincente de las condiciones de la referencia y la verdad de los enunciados, y sigue siendo el talón de Aquiles de toda la tradición hermenéutica. Precisamente en la función expositiva del lenguaje se concentra Frege , que no tiene o de ningún tipo con la tradición de Humboldt. Frege se limita en lo esencial al análisis lógico de la forma de las proposiciones simples. La semántica formal separa la dimensión comunicativa del lenguaje en la que, según Humboldt, residía la racionalidad del entendimiento del análisis lógico, y la deja en manos de una investigación de tipo empírico. Heidegger, de la misma forma, pasa por alto el planteamiento de Humboldt acerca de una pragmática formal. Sólo sigue de él la veta semántica. Pero no parte como Frege de la función expositiva, sino de la función de apertura del mundo del lenguaje, y se centra en el análisis semántico de las estructuras conceptuales y de los plexos de sentido que son inmanentes a la forma del lenguaje en cuanto tal.
Aunque partiendo de puntos contrapuestos, la filosofía analítica y la hermenéutica se han limitado al aspecto semántico:
por una parte a la relación entre proposición y hecho
por otra a la articulación conceptual del mundo que es inmanente a un lenguaje natural. Humboldt esbozó un marco categorial que contempla tres planos de análisis:
1.
En el primer plano se encuentra el carácter constituidor del mundo que tiene el lenguaje
2.
En el siguiente, la estructura pragmática del habla y del entendimiento
3.
En tercer lugar, la representación de los hechos Los planteamientos hermenéuticos o analíticos se mueven respectivamente en los planos primero o tercero. Ambos son partidarios del primado de la semántica sobre la pragmática y ambos se enfrentan por tanto al mismo problema: corregir, sin caer en falsas reducciones, la abstracción inicial.
Con respecto a Heidegger y a Frege, podríamos establecer las siguientes ganancias y pérdidas en relación conHumboldt : 1.
Según Humboldt entendemos una expresión lingüística cuando sabemos bajo qué circunstancias podemos servirnos de ella para entendernos acerca de algo en el mundo. Pero sólo con Frege se encuentra una explicación de la conexión interna entre significado y validez en el plano de las proposiciones asertóricas simples. Frege considera las proposiciones como las unidades lingüísticas más pequeñas que pueden ser verdaderas o falsas. Es decir, establece la primacía de la oración sobre las palabras o del juicio sobre el concepto. Wittgenstein también entiende la proposición como expresión de sus condiciones de verdad, y esto acarrea interesantes consecuencias. Todas las expresiones de un lenguaje están ligadas entre sí por una compleja red de hilos semánticos. Una concepción holística del lenguaje pondría en cuestión la determinabilidad semántica de las oraciones simples. Por eso Frege defiende simultáneamente un principio de composición según el cual el significado de una expresión compleja es resultado de las significaciones de sus componentes. Principio correspondido en el Tractatus con la idea de que un lenguaje lógicamente transparente, que cumpla exclusivamente la función de representar los hechos, debe estar formado a partir de proposiciones atómicas compuestas de modo veritativo funcional. Otra consecuencia de la primacía de la oración sobre la palabra, o del juicio sobre el concepto es el rechazo de la concepción tradicional según la cual los símbolos lingüísticos son esencialmente nombres de objetos. El sentido no debe ser confundido con la referencia, ni el contenido de un enunciado con la referencia al objeto del que se dice
algo. Wittgensteinatribuye a un lenguaje universal lógico, que representa los hechos transparentemente, la cualidad de ser constituidor del mundo. Los límites del lenguaje significan los límites de mi mundo, las proposiciones de la semántica lógica nos dejan ver la estructura del mundo. En el lugar de las categorías del entendimiento, que según Kant constituyen los objetos de la experiencia posible, aparece en Wittgenstein la forma lógica de las proposiciones elementales: Dar la esencia de la proposición significa dar la esencia de toda la descripción, o sea, la esencia del mundo. Sólo con este paso ratifica Wittgenstein el giro lingüístico introducido por Frege.Wittgenstein sólo llevó a cabo una detallada crítica al mentalismo, depués de haber sustituido el análisis de las formas lingüísticas propias de un pensar del entendimiento no reflexivo que lleva a cabo en el Tractatus, por las gramáticas de los juegos de lenguaje que son constitutivas de otras tantas formas de vida. De esta forma, da a la intuitiva distinción de Frege entre pensamientos y representaciones una interpretación inequívoca. 2.
Heidegger llega por otro camino a la misma crítica de la filosofía de la conciencia. Elabora una analítica existenciaria del Dasein humano. Conecta de forma original motivos originados en Dilthey y Husserl y que explican por qué una investigación planteada de una forma completamente distinta finalmente coincide con la idea de Humboldt de que sólo hay mundo donde hay lenguaje. Según Dilthey, las históricas ciencias empíricas habían desarrollado de manera diferencial el tradicional arte de la interpretación de textos hasta convertirlo en un método de la interpretación del sentido. Su fin es la comprensión de unos sentidos que están encarnados en las expresiones simbólicas, las tradiciones culturales y las instituciones sociales. Heidegger desliga la operación del comprender de su contexto metodológico y de su pretensión de ser una operación científica, y la radicaliza hasta convertirla en un rasgo fundamental del Dasein humano. A los seres humanos les es dado originalmente comprender el mundo y comprenderse a sí mismos en ese mundo. Heidegger hace suyos los elementos esenciales de la fenomenología trascendental de Husserl, después de haber sustituido el modelo fenomenológico de descripción de percepciones por el modelo hermenéutico de interpretación de textos. La fenomenología hermenéuticamente transformada dirige su atención al contexto que acompaña la realización de esta emisión. Husserl caracteriza el mundo que experimentamos en nuestra vida como el fundamento universal de las creencias de la experiencia. Heidegger analiza esas totalidades referenciales que se le abren al hombre en su relación práctica con objetos y eventos de su entorno. Heidegger investiga la articulación lingüística de la comprensión previa del mundo al hilo de lo que esperamos y de lo que anticipamos conceptualmente, en cuyo horizonte algo se nos hace inteligible en cuanto tal cosa. El fenómeno de esta estructura previa del comprender sitúa a Heidegger por detrás de la concepción trascendental del lenguaje deHumboldt. Nuestro mundo se articula según puntos de vista prácticos determinados gramaticalmente en distintos tipos de procesos y objetos, de objetos animados e inanimados, objetos encontrados o fabricados. La estrategia desde la que Heidegger prejuzga todo es la subordinación de la estructura del algo como algo predicativo a la estructura del algo como algo hermenéutico, procedente de la articulación categorial de los
entes en su totalidad. Sólo podemos atribuir a determinados objetos determinadas cualidades cuando éstos se nos hacen accesibles dentro de las coordenadas conceptuales de un mundo abierto lingüísticamente, como objetos ya categorizados. La pertinencia de un predicado a un objeto depende de la posibilitación de la verdad, de una previa apertura del mundo como acontecer de la verdad, renunciando así al sentido universalista de la verdad. Se trata de una apertura del mundo lingüística que en sí misma no es ni verdadera ni falsa, simplemente acontece. Mientras separemos la predicación de cualidades de la referencia a objetos y podamos reconocer los mismos objetos bajo distintas decripciones, existe la posibilidad de ampliar nuestro saber sobre el mundo. Heidegger concede a la semántica de las imágenes del mundo una primacía absoluta sobre la pragmática de los procesos de entendimiento. Los hablantes son prisioneros de su propio lenguaje. El habla verdadera es únicamente notificación del ser. Wittgenstein llega a un resultado parecido. El giro pragmático desde la semántica veritativa hasta una teoría del comprender basada en una teoría de los usos del lenguaje no significa solamente una bienvenida de transcendentalización del lenguaje. Con su descriptivo al uso del lenguaje tal como funciona de hecho, Wittgenstein difumina y neutraliza simultáneamente la dimensión cognitiva del lenguaje. Al igual que Heidegger, cuenta con el trasfondo de una comprensión del mundo que, sin ser por sí misma verdadera o falsa, establece de antemano los criterios para
Filosofía analítica Filosofía analítica es un término genérico para un estilo de filosofía que comenzó a dominar a los países de lengua inglesa en el siglo XX. En los Estados Unidos, el Reino Unido, Canadá, Escandinavia, Australia y Nueva Zelanda, la gran mayoría de los departamentos de filosofía de las universidades se identifican a sí mismos como departamentos “analíticos”.1 El término “filosofía analítica” puede referirse a: (a) Una tradición de hacer filosofía2 3 caracterizada por un énfasis en la claridad y la argumentación, comúnmente alcanzadas a través de la lógica formal y el análisis del lenguaje, y por un gran respeto por las ciencias naturales.4 5 (b) Algunos desarrollos en la filosofía de inicios del siglo XX, tales como el trabajo de Bertrand Russell y Gottlob Frege, y el positivismo lógico. En este sentido, la filosofía analítica tiene compromisos filosóficos específicos (algunos rechazados por filósofos analíticos contemporáneos), en concreto:6
La visión del positivista que considera que no hay verdades específicamente filosóficas y que el objeto de la filosofía es la clarificación lógica de los pensamientos. (Esto se puede contrastar con el fundacionismo tradicional, derivado de Aristóteles, que mira a la filosofía como un tipo especial de ciencia, la más alta, que investiga las razones fundamentales y los principios de
todo.7 Como resultado, muchos filósofos analíticos han considerado a sus investigaciones como continuas con, o subordinadas a, las de las ciencias naturales.8
La visión de que la aclaración lógica de los pensamientos sólo puede ser alcanzada a través del análisis de la forma lógica de proposiciones filosóficas.9 La forma lógica de una proposición es una forma de representarla (normalmente usando la gramática formal y el simbolismo de un sistema lógico) para mostrar su similaridad con todas las otras proposiciones del mismo tipo. Sin embargo, los filósofos analíticos disienten ampliamente sobre cuál es la forma lógica correcta del lenguaje ordinario.10
El rechazo de sistemas filosóficos omniabarcantes en favor de la atención a los detalles, 11 el sentido común y el lenguaje ordinario.12 Índice [ocultar]
1 El movimiento analítico: 1900 - 1960
o
1.1 Los orígenes: Frege
o
1.2 Análisis de un lenguaje ideal
o
1.3 Positivismo lógico
o
1.4 Análisis del lenguaje ordinario
o
1.5 Después de 1960
2 Filosofía analítica contemporánea
o
2.1 Filosofía de la mente y ciencias cognitivas
o
2.2 Ética
o
2.3 Filosofía de la religión
o
2.4 Filosofía política
2.4.1 Comunitarismo
3 Véase también
4 Notas y referencias
5 Enlaces externos
El movimiento analítico: 1900 - 1960[editar] El Movimiento analítico lo inicia en Inglaterra G. E. MOORE 1873-1958) con su obra Refutación del idealismo, de 1903, que contó; con el apoyo de B. RUSSELL, compañero y amigo en la universidad de Cambridge. Ambos recuperan la tradición empirista propia de la filo-sofía inglesa, en particular la de D. HUME con su atomismo de los elementos del conocimiento. En contra del Idealismo, los filósofos analíticos comparten el Idealismo derivado del sentido común que, mediante una actitud
empirista y el recurso al método analítico, tendría el lenguaje como objeto propio de la filosofía. Esta concepción de la filosofía da lugar a varias corrientes de pensamiento:
En primer lugar señalaremos al Atomismo lógico. Así, G. E. MOORE analiza el lenguaje común u ordinario y B. RUSSELL analiza el lenguaje ideal o formal. B. RUSSELL entendió que el lenguaje lógico-formal es capaz de enfrentarse de forma más adecuada y eficaz que el lenguaje ordinario, a la comprensión de los hechos que acaecen en el mundo y, por tanto, puede satisfacer mejor las aspiraciones cognoscitivas de la filosofía.
Por otra parte, L. WlTTGENSTEIN (1889-1951) estudió en Cambridge con los dos maestros anteriores y, como resultado de sus enseñanzas, escribió el Tractatus Logico-Philosophicus, en el que afirma que el objeto de la filosofía se reduce a la aclaración lógica del pensamiento. De regreso a Viena entró en con¬tacto con M. SCHLICK, promotor del Círculo de Viena e impulsor del Neopositivismo, que aplica el análisis al lenguaje científico.
A partir de 1929, el mismo Wittgenstein inició una nueva etapa: revisó sus teorías y escribió Investigaciones filosóficas, con nuevas perspectivas para el análisis del lenguaje y para la concepción de la filosofía. Estas nuevas ideas tuvieron conti-nuidad en sus discípulos de las universidades de Oxford y Cambridge, iniciadores de la Filosofía analítica, corriente que desarrolla el análisis del lenguaje ordinario. (Andrea Jimenez)
Los orígenes: Frege[editar] Al inicio de su carrera, Russell y su colaborador Alfred North Whitehead, estuvo fuertemente influenciado por Gottlob Frege, quien desarrolló el cálculo de predicados. Esto permitió que se pudiera analizar la forma lógica de un gran rango de oraciones, muchas más de las que permitía la lógica aristotélica. Frege fue una figura clave también para la filosofía de las matemáticas. En contraste con la “Filosofía de la Aritmética” de Husserl, que intentaba mostrar que el concepto de número cardinal se deriva de actos mentales de agrupar objetos y contarlos,13 Frege buscó mostrar que las matemáticas y la lógica tenían una validez propia, independiente de los juicios o estados mentales de matemáticos y lógicos individuales (justo lo que proponía el psicologismo de Husserl). En su obra cumbre, la „Conceptografía‟, Frege construye la lógica moderna a través de un cálculo de proposiciones y de predicados. Frege desarrolló su filosofía de la lógica y de las matemáticas, sobre todo la noción lógica de número, en „Fundamentos de la aritmética‟ (1884) y „Leyes de la aritmética‟ (1893 & 1904). Entre la publicación de ambas obras, Frege desarrolló a profundidad los conceptos semánticos de sentido y referencia, así como los lógicos de función, concepto y objeto.14 Bertrand Russell y Alfred North Whitehead desarrollaron el logicismofallido de Frege e intentaron mostrar a su vez que las matemáticas son reducibles a principios lógicos fundamentales. Los “Principia Mathematica” (1910-1913) alentaron a varios filósofos a tomar un renovado interés en el desarrollo de la lógica simbólica. Además,Russell adoptó la lógica como su herramienta filosófica primaria, una herramienta que pensó podía exponer la estructura subyacente
de diversos problemas filosóficos. Por ejemplo, las siguientes tres oraciones, aunque similares en español, tiene tres diferentes significados en la lógica de predicados:15
en 'el gato “está” dormido‟: el “está” de predicación dice que 'x es P': P(x)
en 'ahí “hay” un gato”‟: el hay de existencia dice que hay una x: ∃(x)
en 'tres “es” la mitad de seis‟: el “es” de identidad dice que x es lo mismo que y: x=y
Russell buscó resolver varios problemas filosóficos aplicando distinciones claras como las anteriores. Su análisis más famoso quizá sea el de las descripciones definidas en “Sobre la denotación”.16
Análisis de un lenguaje ideal[editar] Más o menos de 1910 a 1930, filósofos analíticos como Russell y Ludwig Wittgenstein se enfocaron a crear un lenguaje ideal para el análisis filosófico que estaría libre de las ambigüedades del lenguaje ordinario que, según su visión, usualmente metía en problemas a los filósofos. En esta fase, Russell y Wittgenstein buscaron comprender el lenguaje, y por tanto los problemas filosóficos, haciendo uso de la lógica formal para formalizar las afirmaciones filosóficas. Wittgenstein desarrolló un sistema comprehensivo de atomismo lógico en su “Tractatus logico-philosophicus”. Ahí argumentó, de modo bastante críptico a lo largo de varias sentencias, que el mundo es la totalidad de los hechos, y los hechos pueden ser expresados en el lenguaje de lógica de predicados de primer orden. Así, el lenguaje es una “figura” del mundo que se puede construir expresando hechos atómicos en proposiciones atómicas ligándolas usando operadores lógicos.
Positivismo lógico[editar] Artículo principal: Positivismo lógico
Entre las décadas de 1920 y 1940, el formalismo de Russell en los “Principia Mathematica” y Wittgenstein en el “Tractatus logico-philosophicus fue tomado muy en serio por un grupo de pensadores en Viena y Berlín, quienes conformaron el Círculo de Viena y elCírculo de Berlín. Su doctrina se conoce como positivismo lógico (o empirismo lógico). El positivismo lógico usa herramientas lógicas formales para sostener una explicación empirista de nuestro conocimiento del mundo.17 Filósofos como Rudolf Carnap y Hans Reichenbach, junto con otros del Círculo de Viena sostenían que las verdades de la lógica y las matemáticas eran tautologíasy las de la ciencia eran aseveración empíricamente verificables. Estas dos constituían el universo entero de juicios con significado; cualquier otra cosa era un sinsentido. Las aseveraciones de la ética, la estética y la teología serían, de acuerdo con esto, pseudo-afirmaciones, ni verdaderas ni falsas, sino puro sinsentido carente de significado. La insistencia de Karl Popper en el rol de la falsaciónen filosofía de la ciencia constituyó una reacción a los positivistas lógicos. 18 Con la llegada al poder de Hitler y el Nazismo en Alemania y Austria, muchos de los círculos de Viena y Berlín se vieron obligados a huir, debido a sus simpatías de izquierdas y el origen judío de algunos de ellos. Se refugiaron sobre todo en el Reino Unido y en Estados Unidos, lo que ayudó a reforzar el dominio
del positivismo lógico y de la filosofía analítica en el mundo angloparlante. 19 Los positivistas lógicos típicamente consideraron que la filosofía tenía un rol bastante estrecho. La filosofía tendría que ver con la clarificación del pensamiento, más que con contenidos concretos propios. Los positivistas lógicos adoptaron el principio de verificación o verificacionismo, según el cual toda aserción con significado o bien es una proposición analítica o bien es susceptible de ser verificada a través de la experiencia. Esto condujo a los positivistas lógicos a rechazar muchos problemas filosóficos tradicionales, especialmente los de metafísica u ontología, por considerarlos carentes de significado.
Análisis del lenguaje ordinario[editar] Después de la Segunda Guerra Mundial hacia finales de la década de los cuarenta y durante la década de los cincuenta, la filosofía analítica dio un giro hacia el análisis del lenguaje ordinario. Este movimiento tuvo lugar en el auge de la filosofía tardía del en ocasiones llamado “segundo” Wittgenstein, misma que se distancia en algunos puntos centrales de su primera filosofía. En contraste con filósofos analíticos anteriores (incluido el primer Wittgenstein), quienes pensaban que los filósofos debían evitar las engañosas trampas del lenguaje natural construyendo lenguajes ideales, los filósofos del lenguaje ordinario sostuvieron que el lenguaje natural de hecho refleja un gran número de distinciones sutiles que suelen pasar inadvertidas en la formulación de teorías y problemas filosóficos tradicionales. Mientras escuelas como el positivismo lógico se centraban en términos lógicos, supuestamente universales e independientes de factores contingentes como la cultura, el lenguaje, las condiciones históricas, etc., la filosofía del lenguaje ordinario enfatiza el uso del lenguaje que hacen los s ordinarios. Esto, claro, acerca un poco más a la filosofía del lenguaje ordinario a disciplinas como la historia y la sociología. Los filósofos del lenguaje ordinario más prominentes durante los años cincuenta fueron Austin y Ryle, además del propio Wittgenstein. Bajo su visión, los problemas filosóficos se disuelven, que no resuelven, mostrando que son resultado de malinterpretar el lenguaje ordinario. El ejemplo de Ryle del "Fantasma en la Máquina" y un sinfín a cargo de Wittgenstein, entre otros.
Después de 1960[editar] A principios de la década de los cincuenta, el positivismo lógico había sido fuertemente desafiado por Wittgenstein en las “Investigaciones filosóficas”, Quine en “Dos dogmas del empirismo” y por Wilfrid Sellars en “El empirismo y la filosofía de la mente”. En los sesenta, tanto el positivismo lógico como la filosofía del lenguaje ordinario pasaron rápidamente de moda y la filosofía en lengua inglesa comenzó a incorporar un mayor rango de intereses, temas y métodos.[cita requerida] No obstante, hoy día la mayoría de los filósofos de Estados Unidos, Reino Unido y Australia se consideran a sí mismos “filósofos analíticos”.20 En gran medida la noción de “filosofía analítica” se extendió desde de los programas específicos que dominaron la filosofía anglófona antes de 1960 a una noción mucho más general de “estilo analítico”, caracterizado por la precisión y profundidad con respecto a un tema limitado y en oposición a “discusiones imprecisas y arrogantes sobre temas muy amplios”.21 Esta interpretación de la historia está muy lejos de ser universalmente aceptada, y los
oponentes de la filosofía analítica restan mucha importancia al rol de Wittgenstein durante los sesenta y setenta. Peter Hacker,22 representa la visión de los seguidores de Wittgenstein cuando critica que mucha de la filosofía contemporánea que se dice a sí misma analítica realmente no merece el título. De acuerdo con él, a mitad de la década de los setenta, en parte por razones económicas, el centro de gravedad de la filosofía se trasladó de Gran Bretaña a los Estados Unidos, donde la influencia de Wittgenstein nunca fue definitiva. Aquí, bajo la influencia del creciente prestigio de ciertos desarrollos científicos y tecnológicos como las informática, la neurofisiología y la lingüística chomskyiana, los argumentos wittgensteinianos fueron relegados a un segundo término o descartados por completo. “Lo que desde la perspectiva de Wittgenstein eran enfermedades del intelecto, muchas a las que sucumbió en su juventud y en las que trabajó largo tiempo para extirparlas, surgieron nuevamente en formas violentamente mutadas”. (Hacker, p. 272)
Filosofía analítica contemporánea[editar] Aunque los filósofos contemporáneas que se identifican a sí mismos como “analíticos” tienen intereses, presunciones y métodos divergentes –y en ocasiones han rechazado las premisas fundamentales que definieron al movimiento antes de 1960- la filosofía analítica, en su estado actual, se define por un estilo particular23 caracterizado por la precisión y la profundidad sobre temas muy específicos.21 Algunos de los campos más importantes y activos de la filosofía analítica contemporánea se resumen en las siguientes secciones:
Filosofía de la mente y ciencias cognitivas[editar] Artículos principales: Filosofía de la mente y Ciencia cognitiva.
Motivado en parte por el interés en el verificacionismo de los positivistas lógicos, el conductismo fue la teoría de la mente más prominente en la filosofía analítica de la primera mitad del siglo XX. 24 Los conductistas sostenían o bien que toda proposición sobre la mente era equivalente a proposiciones sobre conducta y disposiciones para actuar de modo particular o bien que los estados mentales eran equivalentes a conducta y disposiciones para actuar. En la década de los cincuenta, el conductismo cedió posiciones a favor delfisicalismo de tipos o teoría de la identidad y en los sesenta por el funcionalismo y la teoría de la identidad de casos (en oposición a la de tipos), sobre todo en la versión de Donald Davidson y su monismo anómalo.25 Actualmente los temas de filosofía de la mente se encuentran estrechamente vinculados con diferentes aspectos de las ciencias cognitivas como la modularidad de la mente o elinnatismo. También ha habido unos cuantos filósofos analíticos que han defendido el dualismo, la importancia de la conciencia y el dualismo de propiedades, en buena medida alentados por David Chalmers. John Searle sugiere que la obsesión con la filosofía del lenguaje en la primera mitad del siglo XX fue superada en la segunda mitad por un mayor énfasis en la filosofía de la mente,26 en la cual el funcionalismo probablemente sea la teoría dominante. En años recientes, un tema central de investigación en filosofía de la mente ha sido la conciencia. Las teorías más conocidas sobre la conciencia son la heterofenomenlogía de Daniel Dennett; el representacionismode Fred Dretske y Michael Tye; las teorías de segundo-
orden de David M. Rosenthal, David Armstrong y William Lycan; el tomismo analítico de Anthony Kenny, además de la propia obra de John Searle.
Ética[editar] Artículo principal: Ética
La primera mitad del siglo XX estuvo marcada por una negligencia generalizada de la ética filosófica y la popularidad de actitudesescépticas con respecto al valor (v.gr. el emotivismo). Durante este tiempo, el utilitarismo era la única aproximación no-escéptica a la ética que siguió siendo popular. Sin embargo, en la segunda mitad del siglo XX, varios filósofos analíticos comenzaron a recobrar el interés en la ética. El libro “Filosofía moral moderna” de 1958 de Elizabeth Anscombe revivió la ética de virtudes de Aristóteles y “Una teoría de la justicia” de 1971 de John Rawls restableció el interés en la filosofía ética kantiana. Actualmente, la filosofía ética se halla dominada por tres escuelas: el utilitarismo, la ética de virtudes y el kantismo. Otro desarrollo importante en la segunda mitad del siglo XX (c. 1970) ha sido la gran preocupación de la filosofía ética contemporánea con las aplicaciones prácticas de la ética, en especial en relación con asuntos del medio ambiente, derechos de los animales y los grande retos de la ciencia médica a través de la bioética.27 2829 Como un efecto colateral del énfasis en la lógica y el lenguaje en los años iniciales de la filosofía analítica, los filósofos analíticos tenían poco que decir sobre la ética.30 La actitud estuvo bastante difundida y se orientaba más a explicar por qué la filosofía tenía poco o nada que decir al respecto. Wittgenstein, en el “Tractatus”, observa que los valores no pueden ser parte del mundo, y si en realidad son algo deben estar de alguna manera más allá o fuera del mundo y por lo tanto del lenguaje natural, que sirve para describir los hechos del mundo, y no puede pronunciarse en absoluto sobre su valor. Una interpretación de estas observaciones encontró eco en la doctrina de los positivistas lógicos de que las oraciones de valor –incluyendo todos los juicios éticos y estéticos- no son en realidad proposiciones, es decir, no pueden ser ni verdaderas ni falsas. Cuando mucho podían expresar la actitud personal de un sujeto. La filosofía política y social, la ética y la estética, así como materias especializadas como la filosofía de la historia fueron marginales en la filosofía analítica por mucho tiempo. Para los años cincuenta, los ataques de Phillipa Foot a esta posición contribuyeron al colapso del positivismo lógico y comenzó un renovado interés en la ética. Foot promocionó mucho el estudio de la ética de virtudes, en oposición al utilitarismo y la deontología de corte kantiano que sobrevivían en la época. En términos de filosofía de la acción la monografía más importante quizá sea “Intención” de Elizabeth Anscombe, a la cual Donald Davidson denominó como “el tratamiento más importante de la acción desde Aristóteles”, y es normalmente considerada como una obra maestra de la psicología moral. En su artículo de 1958, “Filosofía moral moderna” introdujo el término “consecuencialismo” al léxico filosófico y declaró que el ime de la pregunta “ser-deber ser” era un callejón sin salida y condujo a revivir la ética de virtudes.
Filosofía de la religión[editar]
Como con el estudio de la ética, la filosofía analítica temprana tendió a evitar el estudio de la filosofía de la religión, en gran parte rechazando el tema como parte de la metafísica y algo sin sentido. También en la segunda mitad del siglo XX comenzó a haber un renovado interés en la filosofía de la religión, con destacados filósofos como William Alston, J. L. Mackie, Alvin Plantinga, Tim O‟Connor,Antony Flew y Richard Swinburne. Plantinga, Mackie y Flew han debatido sobre la validez lógica de defensa del libre albedrío como solución del problema del mal.31 Alston, en conexión con la filosofía del lenguaje, trabajó en la naturaleza del lenguaje religioso.
Filosofía política[editar] La filosofía política analítica contemporánea le debe mucho a John Rawls, quien en dos textos de los cincuenta: el artículo “Dos conceptos de reglas” y el libro Justicia como equidad, y luego en su clásico libro de 1971 Una teoría de la justicia, produjo una defensa sofisticada y refinadamente argumentada del liberalismo en política por la vía contractualista. Siguió de cerca de Rawls el libro de Robert Nozick Anarquía, Estado y Utopía, una defensa del liberalismo de libre mercado. A la par, Isaiah Berlin, igualmente, ha tenido una gran influencia tanto en la filosofía política analítica como en el liberalismo, principalmente a través de su conferencia que luego sería editada bajo el nombre Dos conceptos de libertad. En décadas recientes ha habido muchas críticas al liberalismo, incluyendo el feminismo deCatherine MacKinnon, el comunitarismo de Michael Sandel y de Alasdair MacIntyre, y el multiculturalismo de Charles Taylor. Aunque no se trata propiamente de un filósofo analítico, Jürgen Habermas es otra importante figura en la filosofía política contemporánea y ha recibido bastante atención por parte de la filosofía política analítica.
Comunitarismo[editar] Comunitaristas como Alasdair MacIntyre, Michael Sandel y Charles Taylor ponen en entredicho la presunción liberal de que el individuo puede verse como completamente autónomo de la comunidad en la que vive y crece. En cambio, ellos pugnan por una concepción del individuo que enfatiza el rol que juega la comunidad al forjar sus valores, pensamientos, cosmovisiones y opiniones.