Resumen De La Invencion De La Naturaleza De Andrea Wulf 3n2j6g

RESUMEN “LA INVENCION DE LA NATURALEZA” DE ANDREA WULF Wulf se adentra en la propia aventura de su protagonista. Sigue sus pasos por Latinoamérica: estuvo en la selva venezolana, subió al Anti-sana, a 3.600 metros, donde encontró una “desvencijada choza en la que durmió el polifacético genio una noche de marzo de 1802”. Y, lo más emocionante, llegó a la cumbre del Chimborazo, de 6.200 metros. El naturalista y sus acompañantes, sin equipo adecuado y cargados con sus instrumentos de medición, tuvieron que desistir a escasos 300 metros de la cima. La temprana muerte del padre de Humboldt marcó su infancia. Nacido en una familia aristócrata, siempre estuvo muy ligado a su hermano mayor Wilhelm, lingüista y hombre de Estado. Su madre les aseguró una educación humanista con los mejores tutores, pero en los afectos se mostró una mujer fría. Tras su muerte, Humboldt recibió una cuantiosa herencia con la que financió sus viajes. La invasión napoleónica imposibilitó su primera gran expedición a Egipto. Tras dirigirse a España, obtuvo un documento de la Corona para recorrer el Nuevo Mundo. Canarias fue la primera escala del viaje que durante cinco años (1799-1804) llevó a Humboldt y el botánico francés Aimé Bonpland por tierras latinoamericanas. La ascensión al Teide en Tenerife fue una preparación para las muchas escaladas realizadas posteriormente. El viaje de Humboldt a América cambió su vida. Y la ciencia. Los Andes resultaron esenciales en su pensamiento. Llegó a la actual Venezuela, donde detectó los efectos perniciosos de las plantaciones coloniales: monocultivos, irrigación y deforestación. De importancia capital resultó también su observación del lago Valencia, en el valle de Aragua. Humboldt comprobó que la tala de árboles alteraba los niveles del lago por el desequilibrio causado. Navegó todo el curso del Orinoco. Pasó a Cuba y se dirigió a Cartagena de Indias con destino a Lima. Atravesó los Andes en el territorio de Nueva Granada. Se enfrentó a condiciones extremas y, según Wulf, aún hoy es increíble que sobreviviera a la travesía. En Bogotá conoció a José Celestino Mutis y tuvo a sus valiosos libros de botánica. ¿Por qué el hecho aleatorio de viajar a América resultó tan importante? Humboldt fue el primer científico que consideró la naturaleza en su conjunto. Desde Quito subió al Chimborazo y, ante la inmensidad de lo que creía el pico más alto de la Tierra, entendió lo que nadie había comprendido antes. Al haber experimentado el trópico y conocer los cambios de la vegetación dependiendo de la altura, Humboldt reconoció antes que nadie que la naturaleza es una fuerza global interconectada. “Concibió la tierra como un gran organismo vivo en el que todo estaba relacionado

y engendró una nueva visión de la naturaleza que todavía hoy influye en nuestra forma de comprender el mundo natural” (p.2). Al volver del volcán, el Humboldt más científico empezó a esbozar su Naturgemälde (“pintura de la naturaleza”). Un microcosmos en una página en la que aparece una sección transversal del Chimborazo, diferentes zonas vegetales, detalles de altitud, temperatura, etcétera. Una presentación visual sin precedentes. Más tarde, publicó el bosquejo como un bello dibujo. Fue el precursor del uso de las imágenes en la ciencia. Wulf presta gran atención a la mutua influencia entre Humboldt y sus contemporáneos. En 1794 Goethe enseñó al joven científico la importancia que los sentimientos tenían junto a la razón para entender la naturaleza. Y Humboldt impulsó la sensibilidad científica de Goethe. Para algunos, el personaje de la obra maestra del escritor alemán, Fausto, está inspirado en Humboldt. Cuando conoció a Thomas Jefferson, en 1804, éste acababa de adquirir el territorio de la Luisiana a los ses y le interesaba cualquier detalle geográfico de esa zona y de México, dada la negativa española a facilitar datos. Humboldt los tenía en abundancia y le facilitó los muchos que había recogido y que luego publicaría en el Ensayo Político de la Nueva España. Era un irador de Estados Unidos, porque trataba de “perfeccionar” la sociedad mientras en Europa continuaba el despotismo. Sin embargo, Jefferson y Humboldt discrepaban en una cuestión fundamental: la esclavitud que el prusiano siempre aborreció y denunció. Nunca se cansó de condenar “el mayor mal”. Simón Bolívar decía que, describiendo la espectacular belleza del continente americano, Humboldt no solo lo dio a conocer, sino que despertó en los criollos conciencia, orgullo y amor hacia su majestuosa tierra. Charles Darwin no habría abordado la expedición en el Beagle, en 1831, de no haber leído los trabajos de Humboldt. Su entramado de vida ayudó a Darwin en el desarrollo de la teoría de la evolución. Se vieron por primera vez en 1842, y la iración era sincera y recíproca. El prusiano apenas dejó hablar a Darwin. El sueño incumplido de Humboldt fue visitar el subcontinente indio e investigar el Himalaya. La Compañía de las Indias Orientales logró impedirlo. Temía las críticas del hombre que denunciaba la “crueldad de los europeos”. Humboldt habría comparado el poder español en Latinoamérica con el británico en India.

En 1829 –el año “más importante de mi inquieta vida”– pudo finalmente efectuar una nueva expedición por encargo del zar de Rusia. Se le había permitido ir hasta los Urales. Tobolsk, capital histórica de Siberia, era el punto más oriental de la ruta

prevista. Humboldt ignoró las instrucciones y con asombrosa capacidad de resistencia a sus 60 años añadió un rodeo de 3.200 kilómetros. Cruzó el río Obi hasta el macizo de Altái, con lo que pudo completar su Naturgemälde comparando datos. Llegó hasta la frontera entre China y Mongolia. A su vuelta, pasaron por Astracán y exploraron el río Volga y el mar Caspio. Las fluctuaciones de nivel del Caspio intrigaron al explorador como el lago Valencia en Venezuela 30 años antes. Verlo fue “uno de los grandes hitos de mi vida”. En esa zona cardinal siguió estudiando las conexiones globales y el cambio climático, que predijo como causado por la acción del hombre. En 1834 cuando se acuñó por primera vez el término “científico”, preludio de especialización de las disciplinas, se propuso representar todo el mundo material. En Cosmos, su obra más ambiciosa, reunió en cinco tomos y durante el tramo final de su vida todo lo que la ciencia intentaba separar. En Cosmos no mencionó una sola vez la palabra “Dios” sino que se refería a una “maravillosa red de vida orgánica”. Siempre habló de las terribles consecuencias del fanatismo religioso. La memoria de Humboldt era extraordinaria. Recordaba la forma de una hoja o el color de la tierra décadas después o a miles de kilómetros. En su prodigiosa cabeza cabía el mundo y las características de lo que veía a cada momento. Eso le permitía comparar lo que observaba en los Alpes con lo que se había encontrado en los Andes y en Asia. Supervisó con detalle las ilustraciones de sus libros. Humboldt nunca llegó a sentirse a gusto en un Berlín que consideraba provinciano. Tras su vuelta, logró que el rey, para quien trabajaba, le autorizase viajar a su amado París unos meses al año para reunir los datos más recientes para Cosmos. Los hermanos Wilhelm y Alexander llevaron vidas muy diferentes, si bien estuvieron siempre muy unidos, sobre todo tras la muerte de Caroline, esposa del primero. Cuando murió Wilhelm, en 1835, Alexander afirmo haber perdido “la mitad de mí mismo”. En su madurez siguió ayudando a jóvenes científicos y exploradores, tanto con consejos como económicamente, a pesar de sus propias deudas. Motivó a muchos estudiantes a la antropología, la botánica, la geografía, la geofísica, la oceanografía, la fisiología, la zoología, la geología, la climatología, la meteorología y la cartografía. Decía que, al no tener familia, eran “como sus hijos”.

Su muerte, el 6 de mayo de 1859, pocos meses antes de cumplir 90 años, conmocionó al mundo. Personas de todos los países no ocultaron su orgullo por haber vivido en lo que denominaron “la era de Humboldt”.

El logro de Humboldt consistió en hacer la ciencia popular y accesible. No fue conocido por un hecho o descubrimiento concreto sino por su visión del mundo, con la que rompió con el eterno paradigma por el que la Tierra estaba al servicio del hombre. Los postulados de Humboldt son hoy más importantes que nunca.

Citas importantes extraídas Prólogo “la naturaleza era una fuerza global con zonas climáticas correspondientes en todos los continentes” (p.4). “Inventó las isotermas —las líneas de temperatura y presión que vemos en los mapas del tiempo actuales— y descubrió el ecuador magnético. Se le ocurrió la idea de que las zonas de vegetación y climáticas recorren en mundo. Pero lo más importante es que revolucionó nuestra manera de ver el mundo natural. Encontraba conexiones en todas partes. No abordaba nada, ni el organismo más diminuto, por sí solo. «En esta gran cadena de causas y efectos —dijo—, no puede estudiarse ningún hecho aisladamente» (15). Con esta perspectiva, inventó la red de la vida, el concepto de naturaleza que conocemos hoy” (p.4). “Humboldt fue el primero en explicar la capacidad del bosque para enriquecer la atmósfera con su humedad y su efecto refrescante, además de su importancia para retener las aguas y proteger el suelo contra la erosión (17). Advirtió de que los seres humanos estaban interfiriendo en el clima y eso podía tener unas consecuencias imprevisibles para las «futuras generaciones»” (18) (p.5).