Los humanos, seres digitales por necesidad, tratamos de normalizar y de encontra r una estructura. Ahí entra de lleno la fonética. Una vez que tenemos los sonidos, l os agrupamos y los categorizamos. Esta asociación y categorización es diferente para cada lengua e incluso para cada individuo. Así en nuestra mente hay un rango de s onidos que asociamos con la letra B . Este rango de sonidos va desde las bes de bomb a , que suenan muy parecidas a pompa , a la b de abastecer que suena muy parecido a la [¿no os parece más sencillo confundir la b y la v al escribir abastecer que al escri bir bomba?]. Esa categorización la hace el cerebro en un nivel tan bajo que es práct icamente inconsciente. Es la responsable de nuestra capacidad de entender y habl ar bien diferentes lenguas, ya que cada lengua tiene la suya.
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Aquí se produce la primera digitalización del lenguaje. Todavía en la mente. A partir de esta categorización, la fonética simplifica los sonidos en unas categorías que son los fonemas [dicho esto de manera simplificada]. Así podemos hacer una transcripción fonética de una palabra. Estas transcripciones indican bastante aproximadamente cóm o se pronuncia una palabra. De hecho podríamos tener diferentes transcripciones fo néticas de cada palabra, en función del individuo, del dialecto, etc. La escritura f onética sería más precisa, reflejaría mejor la pronunciación pero nos daría unos detalles qu e quizá no necesitamos. La siguiente fase de digitalización se produce al asociar los fonemas a las letras o grafemas. Puede que un fonema se corresponda con un grafema, en español el graf ema a corresponde con el fonema /a/ o con varios, el grafema g es el fonema /x/ (del ante de i y e ), como en gente , y el fonema /g/ (en las demás posiciones), como en De hecho, y esto es un hecho desgraciado que origina muchos problemas ortográfico s, diferentes grafemas pueden corresponder al mismo fonema. En español, el fonema /b/ puede corresponder al grafema b [en baile ] o al grafema v [en vuelo ]. Así que la escritura, inicialmente regida por la gramática en general, es una simpli ficación del lenguaje oral, y siempre que simplificamos podemos perder información i nteresante o importante. En este proceso de simplificación y ya desde el punto de vista gramatical, determinamos que cada palabra tiene una sílaba tónica y el resto s on átonas. En este sentido la fonética permite trabajar con acentos primarios y secu ndarios, pero la gramática no. La última simplificación corresponde con la ortografía. La gramática determina cómo se tra nscribe una palabra y después la ortografía establece las normas específicas de escrit ura. Realiza una última digitalización y determina las normas correctas de escritura . Su objetivo es que el sistema de escritura tenga lógica en sí mismo. Para ello sac rifica aspectos fonéticos. Por ejemplo la ortografía fija las reglas del español para colocar la tilde. Parte de unas normas gramaticales, cada palabra sólo podrá tener u na sílaba tónica, y determina cómo se coloca la tilde. Podría establecer la norma de que la tilde se colocará sobre la vocal principal de l a sílaba tónica de la palabra. Y todas las palabras de español tendrían tilde. Es sobera na para decidir las normas de escritura. La ortografía española tiene que encontrar un equilibrio entre muchos aspectos (esto puede producir desviaciones algunas ve ces), y sobre todo tiene que tratar de fijar criterios que permanezcan en el tie mpo ya que hay una enorme resistencia a cambiarlos. Según parece, esto tiene que v er con la ventaja competitiva que tienen los que dominan las reglas ortográficas, ya que tienen más prestigio social y pueden acceder a mejores puestos de trabajo, ya que la corrección ortográfica es un valor en una oposición. También tiene que ver con la enorme resistencia de los hablantes a los cambios, sobre todo a los impuesto s y más en algo que consideramos nuestro como es nuestra lengua. Uno de los aspectos que la ortografía prima es la economía, y muchas reglas ortográfic as van en esa dirección. Un ejemplo es la norma de acentuación de palabras agudas, g raves y esdrújulas. Son un monumento a la economía. Un porcentaje enorme de las pala bras en español no llevan tilde, y eso es porque alguien ha buscado unas normas pa ra que esto sea así. En español abundan las palabras llanas y las terminadas en voca
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l, n o s , así que esas no se acentúan. Eso obliga a que las agudas con estas terminacion es lleven tilde. Como casi no hay esdrújulas, éstas se acentúan todas.
Una vez descubierto que realmente la tilde no se empleaba mucho, a alguien se le ocurrió darle otro uso. En español, diferenciamos dos tipos de vocales, las abierta s, [ a , e , o ] y las cerradas [ i , u ]. Las abiertas siempre entendemos que se comportan c ales, formando el núcleo de su propia sílaba. Las cerradas, depende. Si están solas, f uncionan como vocales, pero si están junto a una vocal abierta tienden a desaparec er y a convertirse en una consonante [de hecho, pasan a llamarse semiconsonantes p orque pierden su identidad de vocal; la i de ciego , por ejemplo, se parece mucho a l a y de cayado .]. La regla general es que una vocal cerrada junto a una vocal abierta forman una úni ca sílaba, siendo el núcleo de la sílaba la vocal abierta[diptongo]. Esto sería estupend o para la ortografía. Pero la fonética y la gramática presionan para que se pueda refl ejar mejor la realidad fonética y que se puedan distinguir los casos en los que en realidad se pronuncian como dos vocales diferentes[hiato]. A regañadientes, a la ortografía en su afán ahorrador y en plan chapuza se le ocurre u na solución. Como la tilde se usa poco, puedo usarla para marcar cuándo una vocal ce rrada junto a una vocal abierta funciona como vocal independiente. Y así fija la n orma. Norma que presenta dos problemas graves.
El primero, que sólo me permite marcar la ruptura del diptongo cuando la vocal cer rada es la vocal tónica de la palabra.Y ¿por qué es un problema?, por que por ejemplo la palabra preinscribir se pronuncia pre-ins-cri-bir pero la sílaba tónica es bir, con l o cual no puedo usar la tilde para marcar la ruptura del diptongo y su silabeo o rtográfico sería preins-cri-bir . Otro caso, quizá mas discutible sería actuar . El silabeo tográfico sería ac-tuar pero el fonético tendería a ser ac-tu-ar . Lo que ocurre es que co la u no es la vocal tónica, nos quedamos sin saberlo y nos resulta imposible saber si la primera persona del singular del presente de indicativo es actúo o actuo simple mente a partir del infinitivo. El segundo hiato por Así que me algo y que
problema, relacionado con el anterior, es que sólo puedo representar un palabra. encuentro con un quiero y no puedo: un sistema que se usa para mejorar finalmente no aporta demasiado.
La solución hubiera sido sencilla: usar una tilde de otro tipo para indicar esta c aracterística, algo así como preìnscribir , actùar o así preînscribir , actûar o quizá r o actüar .
En este sentido, el problema más enrevesado, aunque poco abundante es el que plant ea Emilio. ¿Qué pasa si tengo una sílaba con dos vocales cerradas? Aquí la ortografía se t rata de quitar de en medio rápidamente. Forman siempre una única sílaba, se acentúan según la regla general de agudas, graves y esdrújulas y en caso de necesitar tilde, ésta se coloca sobre la segunda vocal. Así que es imposible diferenciar ortográficamente entre rú-i-do , ru-í-do , rúi-do o ruí-do [para la poesía hay una solución que es marcarlo se llama crema: rüido si son dos sílabas]. El ortógrafo ahorrador fijó una nueva norma para eliminar las tildes, y pensó: ¿Para qué v amos a poner una tilde a los monosílabos? Si sólo tienen una sílaba, esa es la sílaba tóni ca. Así que nos ahorramos una tilde. Esta norma, inocente y simple en sí misma, comp lica mucho las cosas, sobre todo por sus consecuencias. En primer lugar hay pala bras que son monosílabas y átonas, como las preposiciones, las conjunciones y los de terminantes, así que no tendrían que llevar tilde en ningún caso. Con esta norma, perd emos la posibilidad de diferenciarlas. En segundo lugar, y aquí entran de nuevo las vocales cerradas, puede que fonéticamen te sean bisílabas, pero si la sílaba tónica es la de la vocal abierta no tengo manera de indicarlo. Aquí tenemos el caso de truhan y guion . Son monosílabas y por tanto no pue
den llevar tilde. Aquí a la Real Academia se le ocurrió en su momento volver a aprov echar la tilde para diferenciar esas palabras y propuso que gui-ón se acentuase para señalar esa situación. El problema es que le estamos dando un tercer uso a la tilde y de un modo poco consistente. ¿Vamos a crear una regla ortográfica específica para t an pocas palabras? Y si la aplico, ¿cómo podría diferenciar entre la hipotética palabra e-gui-ón y re-guión ? Al final las cosas se han dejado como estaban. El siguiente uso que se le ocurrió al ortógrafo ahorrador para la tilde fue usarla p ara diferenciar monosílabos. Ya que los monosílabos no se acentúan, pensó, puedo usar la tilde para diferenciar palabras, y así tenemos té y te , tú y tu . Como colofón y ya para indicar todos los usos de la tilde en español, se ha permitid o a unas palabras usar la tilde de modo diferente. Para mantener la información de la pronunciación de los adverbios terminados en mente, las reglas de acentuación se aplican no a la palabra completa, que no llevaría tilde en ningún caso por ser llan a y terminar en vocal, sino al adjetivo originario. Esta es la razón por la que fácil mente o cortésmente , a pesar de ser palabras llanas, llevan tilde. Así que como resumen de tanta explicación, tenemos que recordar por un lado que la o rtografía es una simplificación del lenguaje hablado, por lo que a veces no es posib le indicar determinados aspectos fonéticos, y por otro lado que sus normas a veces son un tanto arbitrarias, impidiendo la representación de determinadas palabras t eóricas que podrían darse (o no) en el propio lenguaje. Y como conclusión curiosa y chocante, resulta sorprendente descubrir que hay palab ras que no se pueden escribir en español. A ver si se os ocurre algún ejemplo y nos lo dejas de comentario :-)
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