INSTITUTO TEOLÓGICO SAN LUCAS
SALMOS COMENTARIO EXEGÉTICO AL SALMO 103
Docente: Hna. María del Socorro Becerra. Hmsp.
Presenta: Andrés Rogelio Arellano Aguilar.
Salmo, 103 1. De David. Bendice a Yahveh, alma mía, del fondo de mi ser, su santo nombre, 2. bendice a Yahveh, alma mía, no olvides sus muchos beneficios. 3. El, que todas tus culpas perdona, que cura todas tus dolencias, 4. rescata tu vida de la fosa, te corona de amor y de ternura, 5. satura de bienes tu existencia, mientras tu juventud se renueva como el águila. 6. Yahveh, el que hace obras de justicia, y otorga el derecho a todos los oprimidos, 7. manifestó sus caminos a Moisés, a los hijos de Israel sus hazañas. 8. Clemente y compasivo es Yahveh, tardo a la cólera y lleno de amor; 9. no se querella eternamente ni para siempre guarda su rencor; 10. no nos trata según nuestros pecados ni nos paga conforme a nuestras culpas. 11. Como se alzan los cielos por encima de la tierra, así de grande es su amor para quienes le temen; 12. tan lejos como está el oriente del ocaso aleja él de nosotros nuestras rebeldías. 13. Cual la ternura de un padre para con sus hijos, así de tierno es Yahveh para quienes le temen; 14. que él sabe de qué estamos plasmados, se acuerda de que somos polvo. 15. ¡El hombre! Como la hierba son sus días, como la flor del campo, así florece; 16. pasa por él un soplo, y ya no existe, ni el lugar donde estuvo vuelve a conocerle. 17. Mas el amor de Yahveh desde siempre hasta siempre para los que le temen, y su justicia para los hijos de sus hijos, 18. para aquellos que guardan su alianza, y se acuerdan de cumplir sus mandatos. 19. Yahveh en los cielos asentó su trono, y su soberanía en todo señorea. 20. Bendecid a Yahveh, ángeles suyos, héroes potentes, ejecutores de sus órdenes, en cuanto oís la voz de su palabra. 21. Bendecid a Yahveh, todas sus huestes, servidores suyos, ejecutores de su voluntad. 22. Bendecid a Yahveh, todas sus obras, en todos los lugares de su imperio. ¡Bendice a Yahveh, alma mía!
Es un salmo lleno de imágenes donde se entremezclan líneas de pensamiento distinto. Vv. 1-2 Comienza el salmo con un imperativo, tarea del hombre, como obediencia para cumplir toda la vida. Y con cada acción “alma mía” indica precisamente la totalidad del hombre, en un sentido totalmente existencial. La bendición es un don de Dios que indica fecundidad en la relación con Dios y con los hombres. La bendición que el hombre hace a Dios no es tanto como un don del hombre para Dios, sino como un reconocimiento de Dios como el origen de todo bien. Por eso hace memoria “no te olvides de sus beneficios” de cada don que ha recibido de Dios. Este hacer memoria es porque el hombre debe recordar los beneficios del Señor pero en un sentido existencial que lo mueve a cumplir los preceptos del Señor, pues el hombre es finito, pero Dios lo colma de todo bien.
El autor, más allá de los conceptos mentales que pueden ser expresados por su boca, recurre al lenguaje misterioso e inaudible del alma, allí donde los beneficios de Dios no pueden sufrir el desgaste del tiempo y del olvido pues es donde está la esencia misma de la persona. Vv. 3-4 Dios Perdona y cura, es decir, es la salvación total del hombre, pues estos dos aspectos son el reconocimiento de la concupiscencia del hombre y de su fragilidad. Delante de este reconocimiento solamente Dios puede salvar en “cuerpo y alma” es decir en totalidad, al hombre. Pues este salmo nos refiere la integralidad del hombre, su unidad intrínseca. Son embargo el pecado tiene la capacidad de crear en el hombre un desequilibrio, sin embargo el la enfermedad es la presencia de ese desequilibrio y lo hace patente, aunque en ninguna manera patentiza la naturaleza del pecado. Con la bendición de Dios el hombre recobra su integralidad, por eso le otorga el perdón pues Dios quiere ante todo la felicidad del hombre. Este perdón es rescatador que incluso levanta de su pozo de angustia, que da sentido a la vida clavada ya en el absurdo; algo así como si el hombre pecador fuese un cadáver deambulante. Es un perdón que actúa como un manto en el que el amor y la ternura de Dios lo envuelven. vv. 6-7 reconoce que el hombre es pecador, pues la opresión es signo de que el hombre ha perdido el rumbo, sin embargo como Dios quiere feliz al hombre le ha dado ya una vía de solución. La ley dada a Moisés y las obras de Dios en el éxodo son precisamente el camino de regreso a Dios. El cumplimiento de la ley garantizan el favor de Dios hacia el hombre, pero recordemos que este cumplimiento debe ser desde la existencialidad del hombre, no sólo con buenas intenciones sino ante todo con sus buenas obras, movido por el espíritu de la ley. En las obras maravillosas mostradas a Israel en el pasado, el hombre hace experiencia que Dios tiene el poder de salvarlo de cualquier esclavitud o atadura al pecado. vv. 8-10 Presenta un Dios que espera, no es de “respiración agitada” sino de “respiración profunda (nariz= indica ira, coraje porque cuando se experimentan estos sentimientos físicamente la respiración se hace corta y agitada), Dios es de respiro lento, profundo, tiene una “nariz larga”, por tanto indica paciencia y magnanimidad de Dios. Presenta a Dios misericordioso (rajamim =víceras de madre, indica el sentido de verdadera empatía con otras almas, pues el otro es una extensión de sí mismo, uno que da de su propio ser al otro), Dios es piadoso, por lo tanto da su gracia al hombre, al pequeño. Dios se inclina hacia el pequeño, hacia abajo, hacia el hombre para llevarlo hacia sí. Expresa el perdón de Dios aunque si Dios se “enoja” del pecado del hombre, Dios no dura para siempre en su enojo. “Dios no nos trata según merecen nuestras culpas” indica que la justicia de Dios es el perdón del hombre y hace justo al pecador. Lo que quedará patente en el v. 17. vv. 11-13 esta triada de comparaciones así-como deja ver la certeza del perdón de Dios. Pero ese “lejos de nosotros” indica dos posibilidades válidas las dos. Por un lado aleja “de sí mismo” y de nosotros; por otro lado indica que nuestras rebeliones las aleja con una distancia infinita y absoluta. Por tanto el pecado ha sido perdonado, no existe más.
Este perdón es recibido como cercanía, y señala la relación padre-hijo para plasmar la innaudita e increíble relación Dios-hombre. Con un arte magistral el autor anuncia el porqué de este amor de Dios está fuera de toda lógica o de toda comparación, Dios ama al hombre porque es frágil como polvo. vv. 14-16 Hace memoria de que hay en el hombre desde el origen, la salvación de Dios. Dios y el hombre que se encuentran. El hombre es necesitado de todo, es una creatura finita y pasajera, por tanto también tiene necesidad de la misericordia de Dios, y Dios esencialmente es misericordioso y perdona. vv. 17-19 La gracia del Señor es para siempre, por todas las generaciones para aquellos que cumplen y custodian la Alianza, siguen la ley. La gracia del Señor es universal, gobierna sobre todo el universo. vv 20-22 Toda la creación bendiga al Señor, desde los seres que están cerca de Dios, los que cumplen su palabra, los que sirven al Señor (levitas), invita a todos a reconocer la misericordia y magnanimidad del Señor. Y finalmente se queda en la tarea del hombre bendecir al Señor siempre, con toda la vida, en todas las acciones. Invita al hombre a bendecir existencialmente a Dios, pues Dios ya mora en el corazón del hombre, y esta habitación de Dios en el hombre es el cumplimiento de la promesa de Dios hacia Israel, de que un día grabaría su Palabra en el corazón de los hombres, para que los labios y el corazón estén al unísono, en armonía a la hora de “conectarse” con Él.