Humanismo Cristiano O Humanismo Ateo 5330j

Humanismo cristiano o humanismo ateo, esta es la cuestión que hoy tiene planteada la humanidad. Están emergiendo en Occidente dos nuevas religiones sin Dios, la una el laicismo con su humanismo ateo, y la otra el cientificismo cuyo dogma es la negación de toda verdad que no sea demostrable por la ciencia. Desde la perspectiva del laicismo español, el bien y el mal no existen objetivamente. Su concepto es algo inventado por cada cultura religiosa, y así, lo que en la cultura cristiana es bueno puede ser malo en la cultura musulmana o en la budista, y viceversa. Partiendo de esta idea, los hombres no deben regirse por una cultura religiosa sino por las leyes humanas aprobadas por las mayorías. Si itimos esta tesis, el bien y el mal pasa a depender de las leyes de los hombres, y cualquier ley, aún las más abyectas, serían buenas y de obligado cumplimiento si han sido aprobadas por las mayorías parlamentarias sean esas mayorías naturales, o amañadas por medio de la compra de votos a cambio de ventajas económicas, sociales o políticas para el partido que vende sus votos. Con esta política de compra de votos para alcanzar las mayorías necesarias para aprobar sus leyes, y con esta ideología del obligado cumplimiento de la las leyes, el laicismo en España, de la mano de la izquierda política, ha conseguido cambiar en muy poco tiempo la mentalidad religiosa de los españoles por una mentalidad atea o agnóstica que está llevando a los españoles al abandono de las prácticas religiosas. El laicismo español está consiguiendo sustituir los valores del humanismo cristiano por un humanismo ateo carente de todo principio religioso. ¿Cual es la diferencia entre estos dos humanismos? Los creyentes Dios, creemos que Dios rige los destinos del mundo y que es quien fija lo que es bueno y lo que es malo. Es bueno para el hombre y para la sociedad aquello que le hace bien, y malo lo que le hace mal y para que sepamos qué es lo bueno y qué lo malo nos ha dado los diez mandamientos. El primero dice: Amarás a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo, y en los otros nueve vienen a decirnos que no nos hagamos la puñeta los unos a los otros, ni los otros a los unos: No matarás, no robarás, no engañarás, respetarás a todos, ayudarás al que lo necesita, etc. El humanismo del laicismo ateo tiene su fundamento en las leyes aprobadas por las mayorías parlamentarias según la conveniencia de los partidos que se ponen de acuerdo para formar esas mayorías. La carta ética socialista proclama como valores fundamentales la igualdad, la justicia, la solidaridad y la paz, y a estos valores añade el fomento de las políticas progresistas que favorezcan el bienestar de los individuos, la expansión económica, el comercio equitativo, la justicia social, la protección del medio ambiente, y el espíritu de desarrollo sostenible. ¿Qué hay de malo en estos valores que proclama el socialismo ateo? Nada. La trampa está en su propio fundamento al dejar que sean las leyes las que fijen como llevar a cabo la realización de esos valores, dejando así al albur de la política del gobierno de turno la interpretación que

debe darse a esos valores. Así, si el Gobierno dice que es bueno que el Estado adoctrine a los hijos sin que los padres puedan reclamar, el Gobierno tranquilamente podrá legalmente adoctrinar a los hijos en la ideología socialista o comunista, como se está haciendo en algunos países. ¿Que moral, qué ética o qué ideología tienen que tener en cuenta las mayorías parlamentarias a la hora de fijar de sus leyes? Zapatero dice en el prólogo del libro de Jordi Sevilla titulado Del nuevo Socialismo: “... en política no hay ideas lógicas, hay ideas sujetas a debate que se aceptan en un proceso deliberativo, pero nunca por la evidencia de una deducción lógica (...) Si en política no sirve la lógica... entonces todo es posible y aceptable, dado que carecemos de principios, de valores y de argumentos racionales que nos guíen en la resolución de los problemas". Según estas declaraciones en la política del Sr. Zapatero no valen los principios morales por los que nos venimos rigiendo desde hace siglos, lo único que cuenta son las leyes aprobadas por los partidos políticos según sus conveniencias. Esta ilógica forma de concebir el fundamento de las leyes tiene otro punto débil, y es que si confiamos la justicia a las leyes de los hombres quedarán sin castigo muchos actos malos y sin premio muchos actos buenos, lo que no parece justo a la razón humana, mientras que si existe un Dios justo, como todavía creemos la mayoría de la gente no habrá acto malo sin castigo, ni acto bueno sin premio, y esto, aparte de que parece mucho más razonable, es un estimulo para que los hombres hagamos el bien y evitemos lo malo. Conviene que abramos los ojos y nos demos cuenta de que el humanismo ateo no es tan inocuo ni tan bueno como nos lo venden, y recordemos que puede traer graves consecuencias para la convivencia humana, y esto aunque nos ponga como pantalla sus valores éticos de la Carta de la Internacional Socialista o nos prometan la felicidad con sus leyes y sus falsas libertades.