Historia de los Centros Comerciales en Colombia por | | ARENA BOGOTÁ, CULTURA | 0 Comentarios
Hemos hablado ya de cómo los centros comerciales nacieron a partir del siglo XIX con el bazar oriental, el foro romano y otras grandes construcciones europeas que trataban de posicionar grandes galerías comerciales con el fin de atraer un público constante a sus vitrinas. Ya las primeras versiones modernas nacieron en el siglo XX en Estados Unidos y se dice que uno de los primeros fue “Rolan d Park” en Baltimore construido en 1907 pero fue hasta 1950 que nace el “Country Club Plaza Center” edificado en los suburbios de Seattle y con un concepto muy alineado con la idea de ofrecer todo bajo un solo techo es decir poder hacer compras independientemente del clima y con sitios para parqueo que ofrecieran mayor comodidad al comprador. Pero en Colombia el primer Centro Comercial fue inaugurado el 3 de noviembre de 1972 en la Medellín, 54 almacenes de venta y un aire familiar inspiraban a locales y foráneos a visitarlo; actualmente aún existe y se ha adaptado a las nuevas ofertas comercia les de grandes almacenes de cadena como el Éxito y Falabella para poder mantener un flujo de gente constante; y es tan solo 4 años después cuando Bogotá ve nacer su primer gran centro de comercio el cual es llamado Unicentro; y a partir de ahí toda la déca da de los 80´s trae el boom de estos lugares, se inauguran prontamente el Centro Granahorrar, Bulevar Niza, Hacienda Santa Bárbara, y ya por los años 90´s vienen algunos más modernos como El Andino que trae grandes marcas a la capital, Plaza de las Américas y Salitre Plaza todos ellos dando un gran empuje al desarrollo de la ciudad, modernizándola e impulsando grandemente la actividad comercial. A partir de ahí toda la historia de Bogotá se parte en dos, debido a que los centros comerciales se convirtieron en eje principal de entretenimiento y comercio para los capitalinos, el crecimiento de la ciudad y algunos de sus problemas de movilidad han incentivado a la construcción de grandes espacios de comercio en cada zona, para facilitar la vida de quienes viven en cada sector. Hoy en día los centros comerciales son referentes espacios arquitectónicos, que conjugan entretenimiento y negocio, además de ser grandes recuperadores de espacios verdes e incluso ríos como el Fucha y el Bogotá que continúa en proceso de descontaminación. Aún falta mucho por ver a pesar de las grandes construcciones presentes en la ciudad y cada proyecto tiene un gran atractivo para quienes lo visitan, además cada vez más se le da importancia a que el consumidor viva una experiencia única logrando enamorarse del lugar y todo lo que le ofrece.
TENDENCIAS EN ARQ. Los Centros Comerciales se han definido como centros de servicios, actividad social, ocio, esparcimiento y entretenimiento, son espacios que ofrecen respuesta a las necesidades de diferentes perfiles de personas, convirtiéndolos en lugares preferenciales de habitabilidad y socialización. Desde hace varios años han tomado gran importancia creciendo en número y tamaño en las ciudades, existiendo una proyección de 62 nuevos Centros Comerciales en todo el país entre 2017 y 2020. El programa arquitectónico esencial de un Centro Comercial está conformado por locales ancla (que pueden ser supermercados o tiendas por departamentos de gran formato, de marcas muy reconocidas y que en general atraen la mayor cantidad de público), luego están los locales para el comercio de la moda y los servicios, le siguen los espacios para el entretenimiento como son las salas de cine, las áreas para los juegos infantiles, las canchas de futbol bajo techo, entre otros. Las plazoletas de comidas y los locales de restaurantes hacen parte esencial de estos espacios permitiendo el encuentro y la socialización de las personas, ofreciendo diferentes alternativas gastronómicas, incluso muchos de estos lugares brindan experiencias diferentes al con ambientes temáticos muy creativos.
Hoy en día, los malls son espacios generadores de bienestar, sano esparcimiento y, ante todo, experiencias de marca. Carlos Hernán Betancourt Recientemente, nos hemos visto invadidos por cientos de publicaciones en torno al e-commerce como la “gran amenaza” sobre la existencia de los centros comerciales. Pero al hacer un análisis minucioso de tantas predicciones sobre el fin de esta industria, encontramos que la mayoría parte de ligeros análisis y conjeturas poco argumentadas, que toman como principal referente el actual contexto de los malls en EE.UU., para luego generalizar. Si bien es cierto el e-commerce ha crecido en los últimos años, su efecto no es particularmente el de reemplazar la tienda física y por ende los centros comerciales. Por el contrario, ha resultado ser un poderoso complemento, al punto de reconfigurar la realidad del retail. Tanto el retail físico como el e-commerce se están reajustando a un naciente escenario donde lo físico y lo virtual, lo offline y lo online dejan de ser opuestos y se integran en un nuevo contexto. En EE.UU., por ejemplo, el e-commerce representó en 2016 8% del total del retail, teniendo entre las siete empresas que más venden por este medio, a seis tiendas físicas y solo una de ellas exclusivamente online. Las marcas físicas están incorporándose al ambiente digital, así como las digitales están desarrollando tiendas de experiencia física.
No obstante, la actual situación de los Estados Unidos no nace como consecuencia del auge del e-commerce sino de una suma de factores, como la disminución de ventas de las grandes tiendas departamentales – que representan cerca de 48,7% del GLA total de la industria en EE.UU. – frente a las tiendas especializadas, la crisis inmobiliaria que vivió el país entre 2008-2009, así como los altos niveles de saturación de espacios comerciales (EE.UU. tiene 22 veces más m2 de retail que el promedio latinoamericano) y lo que es aún más neurálgico, la falta de actualización y renovación de complejos antiguos que se vieron impactados por la llegada de nuevos y potentes centros en sus áreas de influencia. Lo anterior demuestra la completa imprecisión que resulta pensar en una muerte generalizada de la industria de centros comerciales en el mundo cuando las causas de la actual situación en EE.UU. son tan específicas para su contexto, y cuando se deja por fuera la naturaleza social del centro comercial que lo concibe como mucho más que un simple canal de venta. Hoy los malls son espacios generadores de bienestar, sano esparcimiento y, ante todo, experiencias de marca. Lugares que logran crear fuertes vínculos emocionales con sus visitantes por la multiplicidad de vivencias de las que son escenario y por los puntos de o creados para impactar y sorprender positivamente la vida de las comunidades a las que atiende. Así las cosas, la innovación y la generación de experiencias están marcando importante diferencia para los actuales consumidores de centros comerciales que requieren hoy de un tenant mix diferenciador, que realmente los atraiga y donde las grandes marcas adquieren relevancia. De allí que los fondos en EE.UU. y Europa estén invirtiendo recursos no en nuevos desarrollos, sino en la reinvención, remodelación y ampliación de los centros existentes. Esta evolución atraviesa las nuevas expectativas del consumidor, donde el uso de la tecnología es clave y la evolución a un modelo de omnicanalidad es imprescindible. El click and collect o compra online para recoger en tienda será un factor definitivo en la oferta de valor y la experiencia de compra que, si bien tiene nuevas variantes, no ha dejado ni dejará de tener vinculo esencial con el mundo físico. --------------------------l centro comercial Santafé, del norte de Bogotá, tiene 598 locales y 397 marcas. El año pasado se fueron 51 comerciantes pero logró traer 46, fenómeno marcado por la coyuntura del país.
“El día siguiente a las elecciones entraron cinco marcas y se integraron dos oficinas al centro empresarial. Y ahora se alistan 16 marcas más para entrar”, dice su gerente Andrés Vargas, quien
revela que una de las novedades para lo que resta del año es el retorno al país de la chilena Casaideas.
(Lea: Santafé Mi Mundo crece en Bogotá).
Esta cadena de decoración y diseño dejó de operar hace dos años en el país. Tuvo locales en ese centro comercial y en Atlantis, a través de una franquicia, pero el modelo de negocio no le funcionó.
“Ahora vuelve directamente como marca chilena. Fue muy interesante porque al volver no tenía a Santafé en el radar, pero tuvo la suerte de que el local de 1.400 metros cuadrados en el que había estado, estaba desocupado”, sostiene el directivo.
Casaideas inaugurará la tienda en noviembre, como una señal de interés de las marcas internacionales en el mercado colombiano. A eso se suma la importancia de los comerciantes chilenos como jugadores relevantes y referentes en el país.
Para Vargas, el centro comercial viene en un proceso de recuperación de todas las situaciones macro, que ha enfrentado la economía y que influyeron de manera importante en el 2015.
“En el 2016, particularmente en julio, se ve la caída al vacío y en enero del año pasado tocó fondo el comercio y eso nos pegó muy duro. Muchas marcas se recogieron, otras se fueron, otras se quebraron. Las ventas no daban para pagar los arriendos y fue un proceso complejo, con un tráfico en descenso”.
(Aún hay muchos metros cuadrados para centros comerciales en el país).
Ese centro comercial cerró el 2017 con una caída de 6% en ese indicador, con la situación adicional de que recibió el efecto de la aparición del centro comercial Parque la Colina y el fortalecimiento de Fontanar, en Chía. En ambos se notó la llegada de H &M.
“Yo digo que nosotros mostramos la casta porque muchos centros comerciales cayeron en dos dígitos en su tráfico, según cifras certificadas por una compañía externa”, dice Vargas.
Desde octubre del año pasado la entrada de visitantes retomó la ruta de crecimiento y hoy es del orden del 9%, una cifra favorable para un centro comercial ya consolidado, dice el ejecutivo, al agregar que si no tiene qué contar en ocasiones, sí está metido en el corazón –más que en la mente– de los clientes.
Se estima que el 62% de los visitantes es repetitiva y el 38% restante, corresponde a personas que van de vez en cuando.
Andrés Vargas explica que el año pasado, el centro comercial consolidó ventas por $1,1 billones, ocupando el primer lugar de la industria a nivel nacional, según la firma Raddar que hizo el análisis a Acecolombia.
El mismo estudio señala que se ha mantenido en los últimos 10 años en el primer lugar como líder de facturación.
“Hay un ejercicio interesante que se hace en el sector y es el del tráfico. Ahí estamos de tercero o cuarto. Pero hay que tener en cuenta que eso no se traduce en ventas necesariamente y por eso es un indicador que los gerentes estamos revaluando porque si no hay compras efectivas, la mayor afluencia de visitantes no es favorable para los comerciantes”, comenta.
Acerca de cómo terminará el año ese centro comercial de la capital, Andrés Vargas sostiene que hay señales que plantean buenas perspectivas.
Una de ellas tiene que ver con el manejo de las basuras. Allí, los locales reciclan el 67% de lo que sacan en términos de residuos.
El mes pasado, destaca, “estuvimos en 75,4% y al revisar el detalle se ve cómo la gente demandó más comida en julio. Hubo muchas ventas atribuibles al mundial de fútbol”.
Igualmente, a juicio de Andrés Vargas se notó un mayor consumo de cajas de cartón, lo que puede demostrar la dinámica en la venta de calzado y ropa, por ejemplo.
Con los ejercicio de fidelización, Santafé también detecta un buen ritmo en el movimiento de facturas que reportan los clientes, la mayoría de estrato 4.
“En un mes se tenían 1.500 facturas, por ejemplo, y ahora pasan a 8.700. Esto muestra que la gente se está involucrando mucho más con el centro comercial y en sus actividades”, comenta su gerente.
Santafé acaba de firmar una alianza con Credibanco para lograr recoger las cifras de ventas, gracias a sus datáfonos, aunque es claro que las compras con el llamado dinero plástico son apenas el 21% en el comercio de Bogotá. El resto se mueve en efectivo.
LAS ESTRATEGIAS
Después de analizar a los clientes, el centro comercial capitalino, uno de los 228 que operaban en el país al cierre del 2017, se la juega con una estrategia de evolucionar para recibir a más marcas y visitantes.
Para eso mejoró su capacidad tecnológica con el fin de ganar fortaleza en frentes como el de la seguridad. Realizó una inversión aproximada por $4.000 millones en un circuito cerrado de televisión de alta definición, para tener un mayor control de la seguridad interna y externa del centro comercial.
Así mismo, se dotó de 22 mapas interactivos, cuyo costo se acerca a los $800 millones, para facilitarle al público la rápida ubicación de las tiendas y servicios que hacen parte del portafolio.
Paralelamente, amplió y robusteció su sistema de conexión wifi, con adecuación de $550 millones para quienes desean navegar durante su visita al centro comercial.
También adoptó un sistema guiado en el estacionamiento que facilita al visitante localizar el vehículo.
El centro comercial tuvo hace tres años la ampliación de su estructura, pero el gerente considera que todavía la zona está en desarrollo y que, especialmente, fue la que recibió el impacto de la caída del comercio. “Si uno quitara los efectos del 2017, Plaza Brasil tendría apenas dos años, lo que indicaría que está en un proceso de maduración y creo que la consolidación debe ser de cuatro o cinco años, como pasa en todos los centros comerciales”, puntualizó.
ESFUERZO POR EL ENTORNO
¿Cómo trabajan con la Alcaldía?
Llegamos a la Alcaldía a instancias de Fenalco, con el ánimo de trabajar juntos. Creo que los centros comerciales y la Alcaldía podemos sumar mucho. Estuvimos sentados unos 15 centros comerciales con la Secretaría de Gobierno.
La idea es ver cómo los complejos podemos contribuir a que las zonas aledañas se conserven en términos de seguridad, limpieza e integración con los vecinos.
Tenemos una buena comunicación para trabajar en forma coordinada con las autoridades, teniendo en cuenta que los centros comerciales le brindan a la ciudad un valor agregado. Esperamos concretar la forma que Santafé va a aportar, porque varias labores se las quitó la anterior istración.
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