EN CASA DE ABINADAB Cuando los habitantes de Bet-semes se deshicieron del Arca, quienes la recibieron fueron los habitantes de Quiriat-jearim (lit. ciudad de bosques). Ellos la tomaron y la llevaron a la casa de Abinadab, quien era de linaje sacerdotal. (1 Sam. 7:1) Y vinieron los hombres de Quiriat-jearim, tomaron el arca del SEÑOR y la llevaron a la casa de Abinadab en la colina, y consagraron a Eleazar su hijo para que guardara el arca del SEÑOR. ISRAEL AÑORÓ AL SEÑOR suspira por Dios El Arca del Pacto quedó a cargo de Eleazar, pero quedó en el olvido de los israelitas por mucho tiempo. Pero un día, les hizo falta la Presencia del Señor. (1 Sam. 7:2) Y sucedió que pasó mucho tiempo, veinte años, desde el día en que el arca quedó en Quiriatjearim; y toda la casa de Israel añoraba al SEÑOR. La traducción de Las Américas dice que Israel “añoraba” al Señor. La versión Reina Valera dice que Israel “lamentaba” en pos de Jehová. En hebreo, la palabra es Nahah que significa: gemir, lamentar, llorar, añorar. Lo que sucedió en Israel, también puede ocurrir hoy. Cuando no buscamos la presencia de Dios ni cultivamos una relación diaria con Él, nos vamos alejando poco a poco. Al principio no nos damos cuenta de la lejanía, pero con el tiempo se hace más evidente. LLAMADO AL ARREPENTIMIENTO se vuelve a Dios de todo corazón El profeta Samuel aprovechó esa añoranza colectiva para llamar al pueblo al arrepentimiento. (1 Sam. 7:3) Entonces Samuel habló a toda la casa de Israel, diciendo: Si os volvéis al SEÑOR con todo vuestro corazón, quitad de entre vosotros los dioses extranjeros y las Astorets, y dirigid vuestro corazón al SEÑOR, y servidle sólo a El; y El os librará de la mano de los filisteos. ¿Cuál fue la respuesta del pueblo? Le sirvieron al señor (1 Sam. 7:4) Los hijos de Israel quitaron los baales y las Astorets, y sirvieron sólo al SEÑOR. Si dejamos de buscar a Dios es porque hemos estado buscando otras cosas. Cualquier cosa que ocupe el lugar del Señor se convierte en un ídolo del corazón. AYUNARON Cuando nos suceda esto, debemos hacer lo mismo que Samuel instruyó a los israelitas. No sólo los llamó al arrepentimiento (heb. teshuva, lit. regresar) sino que también los convocó a oración y ayuno colectivo. (1 Sam. 7:5-6) Y Samuel dijo: Reunid en Mizpa a todo Israel, y yo oraré al SEÑOR por vosotros. (6) Y se reunieron en Mizpa, y sacaron agua y la derramaron delante del SEÑOR, ayunaron aquel día y dijeron allí: Hemos pecado contra el SEÑOR. Y Samuel juzgó a los hijos de Israel en Mizpa. La respuesta del pueblo al sentirse lejos de Dios fue la siguiente: > reconocieron de donde habían caído > se congregaron, en unidad > botaron sus ídolos > dirigieron su corazón al Señor > sacaron agua y la derramaron. [El agua representa la Palabra de Dios—Efe. 5:26] > ayunaron En estos versículos se enfatiza que se reunió TODO el pueblo de Israel (vv.2, 3, 5). Todas las tribus unidas se reunieron con el mismo propósito: volver a Dios. Al verlos unidos, el enemigo se sintió amenazado… CONCLUSION
TEMOR DE LOS FILISTEOS Los filisteos tuvieron temor al oír que los israelitas se habían reunido en Mizpa. Por lo tanto, ellos decidieron atacar a Israel, como medida preventiva. (1 Sam. 7:7) Cuando los filisteos oyeron que los hijos de Israel se habían reunido en Mizpa, los príncipes de los filisteos subieron contra Israel. Cuando oyeron esto los hijos de Israel, tuvieron temor de los filisteos. Tanto los filisteos como los israelitas fueron movidos por el temor. El miedo nos lleva a ponernos a la defensiva, y aun a tomar decisiones que no convienen. Los israelitas tuvieron miedo, pero en esta ocasión se enfocaron en Dios. Pidieron a Samuel que intercediera por ellos ante el Señor. (1 Sam. 7:8-9) Entonces los hijos de Israel dijeron a Samuel: No dejes de clamar al SEÑOR nuestro Dios por nosotros, para que El nos libre de la mano de los filisteos. (9) Tomó Samuel un cordero de leche y lo ofreció como completo holocausto al SEÑOR; y clamó Samuel al SEÑOR por Israel y el SEÑOR le respondió. CLAMA Y RESPONDERÉ Cuando uno clama a Dios, Él responde. (Jer. 33:3 (3) Clama a mí, y yo te responderé y te revelaré cosas grandes e inaccesibles, que tú no conoces. ¿Cómo respondió el Señor al clamor de Israel en ese tiempo? (1 Sam. 7:10-13) Mientras Samuel estaba ofreciendo el holocausto, los filisteos se acercaron para pelear con Israel. Mas el SEÑOR tronó con gran estruendo aquel día contra los filisteos y los confundió, y fueron derrotados delante de Israel. (11) Saliendo de Mizpa los hombres de Israel, persiguieron a los filisteos, hiriéndolos hasta más allá de Bet-car. (12) Entonces Samuel tomó una piedra y la colocó entre Mizpa y Sen, y la llamó Eben-ezer, diciendo: Hasta aquí nos ha ayudado el SEÑOR. (13) Los filisteos fueron sometidos y no volvieron más dentro de los límites de Israel. Y la mano del SEÑOR estuvo contra los filisteos todos los días de Samuel. Aunque los filisteos habían vencido muchas veces a los israelitas, en esta ocasión Dios se pudo del lado de Israel, porque ellos se habían arrepentido. Ellos ni siquiera tuvieron que pelear, porque Dios milagrosamente asustó y confundió al enemigo, y salió huyendo. SEÑAL Samuel levantó una piedra en ese lugar como señal de la ayuda que Dios les dio. El nombre que le dio al lugar fue “Eben-ezer”. Eben = piedra; Ezer = ayuda (1 Sam. 7:14) Las ciudades que los filisteos habían tomado de Israel fueron restituidas a Israel, desde Ecrón hasta Gat, e Israel libró su territorio de la mano de los filisteos. Y hubo paz entre Israel y los amorreos. Este es un principio bíblico que se aplica en todos los tiempos. Si el pueblo se arrepiente, con ayuno y oración, el Señor escuchará y perdonará a Su pueblo, y le restaurará lo que el enemigo le haya robado.