El Misterio De La Hamburguesa Camila Cardozo
Cuento publicado el 06 de Mayo de 2013 En "La Paisa", que es un lugar donde guardan comidas, un día robaron la hamburguesa que estaba mordida por Maria Elena walsh. El detective Lechuga salió a investigar, el decia que los sospechosos eran Mayonesa y Queso pero cuando llegó a la calle Bartolomé Mitre se dió cuenta de que llegó al lugar sospechoso el lugar vendida, él entró y recorrió la tienda y encontró guantes de color jamón, le avisó a los dueños de la hamburguesa pero cuando salio a la calle lo enserraron. Las preguntas son ¿quien lo enserró?¿porque?¿será el mismo que robó la hambuerguesa? todas la preguntas las reponde una sola respuesta claro era Jamón el ladrón más buscado, el siempre estubo en contra de todos, pero el datective logró atraparlo, sin saber que Jamón escondió la hamburguesa y que hiva a matarlo. Jamón logró matarlo pero se dice que Lechuga aún sigue buscando la hambuerguesa y que logró tomar vengansa entonces todos los días se escuchan gritos de Lechuga y Jamón peleandose.
La inquietante sonrisa de un niño Alfonso Quiroz Hernández
Cuento publicado el 04 de Enero de 2011 - Mi hijo no debe llorar. Intentó detener aquella catarata, pero el líquido se abrió paso hasta llegar a los pies de Jack Seis dedos. Dos zancadas le bastaron para cruzar el zigzagueo de orina y pararse frente a su hijo. - Mis cigarros no los traes, mi dinero tampoco. Eres una calamidad. Simón ya conocía el modus operandi de su padre. No debía llorar ni orinarse, pero a sus siete años era imposible no temer. - Eres como tu madre, débil como una perra. Jack Seis dedos con una impresionante cachetada le limpió las lágrimas, incluso las que estaban por venir. - Habla, y deja de gemir! Simón temblaba, corría evitando las pozas de agua, con firmeza sostenía tanto el dinero bajo el cinturón de vaquero, como los revólveres de plástico. Un juguete así le daba cierta seguridad en un barrio como ese, aunque sólo fuera ilusoria. Si no era la pandilla, sería su padre quien desatara la frustración acumulada. Pero, aún así, con esa ira y su indiferencia, era su padre. El único nexo con la raíz, con ese símbolo de
pertenencia. Lo iraba, quería ser como él; seguro, frío, con el aura de hielo que sólo se ve en los héroes del cinematógrafo. No debía tardarse y para no cometer errores repetía una y otra vez la marca de cigarrillos. Pero al doblar la esquina se encontró con la tropa del barrio. El Gordo Harry le cerró el paso, Simón retrocedió, pero tres de ellos le quitaron el dinero. Entre risas y burlas lo empujaron, lo botaron y escupieron, pero Simón se incorporó. Con cierto aire de dignidad pandillera llevó sus manos a las pistolas de plástico. Quiso desenfundar, pero aunque eran sólo un juguete, no poseía la sangre fría de su padre. Huyó secándose las lágrimas después que el Gordo Harry lo golpeara. Un pequeño mensaje para su padre. Jack Seis dedos cogió la chaqueta de cuero, se calzó la manopla y antes de dar el portazo, dijo: - Debiste defenderte, no mereces llamarte mi hijo. A lo mejor nunca lo fuiste, ella era una ramera. Simón miró la foto de su madre, intentó traer algún recuerdo, pero su memoria no poseía otra imagen. Lloró un par de horas. Buscó sus pistolas de plástico y luego de jugar tuvo una idea. Saldría en busca del Gordo Harry, le demostraría a su padre que era de la peor calaña. Aunque Harry le matara a golpes, lo enfrentaría y desenfundaría sus pistolas. Cogió su cinturón de juguete, lo abrochó y salió. Fuera del bar, Simón se escondió hasta que vio llegar al Gordo Harry. - Miren muchachos, el hijo del ahora Cuatro dedos Jack. Harry rió, extrajo del cinturón un pequeño bulto. Lo abrió y tiró en el callejón varios trozos de carne. - Llévaselo a tu padre. Que conserve sus dedos, nadie se mete con el Gordo Harry. Fue en ese instante que Simón se incorporó. Llevó sus manos al cinto de plástico y con aire a lo Clint Eastwood desenfundó sus pistolas similar a como lo mostraban en televisión. El Gordo Harry rió al ver a ese muchacho esquelético, sin miramientos se burló mientras calzaba la manopla. Simón disparó y el tiro dio en plena barriga, el proyectil despedazó la grasa y la camisa se tornó rojiza. La segunda bala penetró la rótula destruyendo algunos trozos de hueso. Incrédulo, Harry cayó de rodillas. La tercera, entró en el cráneo, le voló parte del parietal y los sesos cayeron al pavimento. Con el cuarto tiro mató a uno de su pandilla, la bala entró en el pecho haciendo estallar el corazón. Y con el quinto hirió de muerte a su guardaespaldas, el tiro expuso el globo ocular y la sangre quedó como una estela al momento de caer. El resto de la pandilla huyó. Al otro día, la policía introdujo a Jack Seis dedos en la patrulla, aún sangraba su mano. Simón jugaba en la puerta mientras, en el interior de la casa, un oficial sacaba las armas de Jack envueltas en un plástico. De seguro le darían veinte años por los tres asesinatos. Simón cantaba, despreocupadamente extrajo de su bolsillo la foto de su madre y sonrió. Al doblar la patrulla por el callejón, lo último que Jack vio de su hijo fue una inquietante sonrisa seguida de una mirada de hielo similar a la suya.
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Puntúa
Cuento publicado el 05 de Mayo de 2013 -Culpable.- dijo con fuerza el juez de la corte. Sergio es tomado de los hombros por dos policías y se lo llevan. Una sensación de alivio corre por mi cuerpo. Mi madre me mira con los ojos llenos de lágrimas y me sonríe con tristeza. -Vámonos, ya todo terminó. ¿No estas feliz hija?. Ya se lo llevaron, lo declararon culpable.una lágrima cae de sus ojos, se detiene, mira hacia abajo y retoma la palabra.-Discúlpame. La agarro de la mano, le hago una caricia intentando calmarla. -No debes pedir perdón por llorar- me seco la cara-Vamos a casa, hay que decirle a papá. Cuando llegue, vi a mi padre sentado solo en la mesa. -Les preparé la cena- dibuja una sonrisa enorme sobre su rostro y dice- Veo que no regresaron con buenas noticias, Laura no... - se detiene conteniéndose de no llorar- no importa. Me siento en la silla a su costado. -Papá, el caso ya está resuelto, ya encontramos a Laura y a su asesino. - Entonces ella…- traga saliva- ella no estará para la cena. Un largo silencio se apoderó de la habitación. -No importa, cuéntame lo que ocurrió, seré fuerte. Mi madre se acerca a su costado y apoya su mano sobre su hombro, lo mira con ternura y le dice -Yo sé que sí. - Bueno, mira papá. ¿Recuerdas la historia de la abuela Sonia? -Sí, la historia del reloj que ella heredo cuando aún estaba viva, que el reloj según la historia estaba encantado y que él se la había llevado. Amaba al reloj, pero, ¿qué tiene que ver esto con tu hermana? -Mucho. -me acerqué hacia él y le dije- Presta suma atención, te lo ruego, no lo quiero volver a repetir, tal vez tu si seas fuerte con este asunto, pero yo no. -Te lo prometo hija mía, y te prometo que pase lo que pase siempre estaremos unidos, mira a mi mamá y la toma de la mano- los tres. -Yo sé que sí,- respiro hondo- Bueno, hay algo que jamás te conté, a mama ya se lo dije, pero a ti no. Todo empezó cuando nos contaste la historia de nuestra abuela que jamás conocimos, Laura se había quedado impresionada con todo el relato así que se propuso a investigar acerca de la historia,cada vez sacaba más información. La última vez que hable con ella fue cuando me avisó que iba a la casa de Sergio el abuelo a hacerle unas preguntas. Yo jamás quise que ella fuera porque el abuelo sabía que algo malo andaba mal con ese anciano, pero de todas maneras ella no me obedeció y se fue. Jamás volvió ese día, ¿lo recuerdas? -Sí, tu abuelo dijo que no la había visto. -Exacto, pero mentía. Mi papá tenso dice: -Lara, hija, no digas estupideces, con esas cosas no se debe jugar, ¿pretendes que me crea que tu abuelo nos mintió?- dijo furioso. -Mario, el mismo lo dijo, los detectives lo dijeron, tu hija te lo dice y yo también, debes creerle. -Padre, tranquilízate debes saberlo. El caso es que él nos mintió, y lo que en verdad ocurrió fue que cuando Laura llego a su casa, él ya la estaba esperando. Le conto la verdadera historia y ella espantada salió corriendo, pero al querer huir Sergio la atrapo, intento escapar pero no pudo, intento gritar pero nadie la escucho aunque enseguida él la arrojó al
viejo ático y la encerró hasta que se muriera–mantengo la respiración para no llorar- Sonia no desapareció a causa del reloj, la mató el por celos ya que sentía que ella quería más al reloj. Ya encontraron su cadáver, el maldito viejo, al matarla la ocultó dentro de la pared justo detrás del reloj. Mario no dice nada. Se levanta de la mesa. -Papá, quédate por favor. Todo es mi culpa por dejar que ella se fuera. - Lo lamento Lara, quiero un descanso de todo este asunto, y recuerda, que el error fue mío, por haberles contado la historia.
Descubrimiento inesperado Rafael Téllez
Cuento publicado el 13 de Noviembre de 2011 El agua corría calle abajo, saltando por las aceras y jardines. La corriente ya había volcado a varios coches que se hallaban aparcados a ambos lados de la calle. “¿Qué ha pasado?” -gritaba la gente desde las ventanas. Había llovido intensamente, pero no como para provocar esa inundación. Otras veces había llovido más y el agua desaparecía por las alcantarillas. El sistema de desagüe era maravilloso en la ciudad. A pesar de eso, el agua y el barro había entrado en algunas casas. No hubo que lamentar casos de muerte, pero varias personas habían sido llevadas al hospital. El aluvión les cogió en la calle y sufrieron heridas graves. Poco a poco fue bajando la riada y enseguida llegaron dos coches de bomberos y dos camiones del municipio. Los bomberos empezaron a echar agua a presión en las aceras y en la calle para limpiarlas de barro. Los obreros del ayuntamiento se dedicaron a recoger la basura con mangueras aspiradoras. Algunos coches tuvieron que ser levantados con una grúa. Los daños eran tremendos. “¿Qué ha pasado” -seguían preguntando los vecinos-. “¿De dónde ha venido tanta agua?” Algunos agentes de la policía trataban de mantener apartada a la gente para que los obreros pudieran realizar su trabajo sin muchos impedimentos. “Ha reventado el depósito de agua. Eso ha sido todo”. El depósito había sido construido en una colina de quince metros de altura al término de la calle. Lo llenaron de agua, pero se conoce que el hormigón aún no estaba bien seco y reventó. Unos coches que habían sido volcados se lo llevaron en un camión-remolque y lo dejaron en en patio que el ayuntamiento tenía para tales casos. Algunos de aquellos vehículos estaban completamente destrozados. Un par de ellos se podrían reparar. Entre estos últimos se encontraba el Peugeot de Adriano. “Nunca te he visto viajar en autobús” -dijo Herminio, vecino de Adriano-. “¿Qué pasó con tu coche?” “El coche lo volcó el aluvión y se lo llevaron los obreros del municipio. Voy a ver si puedo traérmelo”. “Yo voy a ver si encuentro tablas para arreglar el vallado del jardín” -dijo Herminio-. “La empalizada quedó completamente destrozada. Quizá encuentre algo que me sirva en el almacén de reciclaje”. “Pues, te deseo suerte”.
“Igual te digo”. Pero, a pesar de los deseos de ambos, ni Adriano pudo recuperar el coche porque tenía que esperar que diera el alta el ingeniero del ayuntamiento y la policía. Herminio tampoco encontró las tablas que necesitaba. Cinco días más tarde todos los vecinos damnificados recibieron una circular del ayuntamiento para una reunión en la sala de un hotel cercano. El día convenido los vecinos fueron recibidos por el alcalde y dos concejales, además del comisario de la policía local. Primeramente fueron obsequiados con una bebida a elegir. La mayoría tomó café con tarta. Otros preferieron un refresco o una cerveza. Herminio le tocó sentarse a la derecha de una guapa chica de cabellos rojos. “Permítame que me presente” -dijo la chica-, me llamo Helga y soy alemana de nacimiento, pero vivo en España desde la edad de ocho años. Mi padre fue ingeniero de la fábrica Philips de Bercelona, pero él y mi madre volvieron a Alemania cuando yo estaba estudiando en la Universidad y por eso me quedé aquí”. “¡Mucho gusto! Yo me llamo Herminio y trabajo de carpintero particular. No sabía que en mi calle había una chica tan guapa”. Helga se ruborizó. “¡Muchas gracias!” -agradeció la chica, con una sonrisa. De pronto el alcalde se puso en pie, levantó una copa y repiqueteó en ella con una cucharilla para llamar la atención. “Me alegra ver que habéis venido todos los vecinos de la calle damnificada, pero al mismo tiempo, siento mucho lo ocurrido...” El alcalde siguió hablando durante más tiempo del necesario para informar a todos de lo que el ayntamiento se disponía hacer para arreglar la calle y edificar una nueva torre para depósito de agua, pero esta vez se tendría en cuenta la catástrofe y no se darían tanta prisa en llenarlo de agua. “Ahora tenemos que darles una mala noticia. El señor comisario tiene la palabra”. “El señor alcalde ya lo ha dicho; tenemos una mala noticia”. El comisario hizo una seña y entraron dos agentes de la policía local. Éstos se acercaron a la silla donde se sentaba el vecino Adriano. “Tenemos que detener al señor Adriano Muñoz por haberse encontrado en su coche material ilegal y drogas. Señor Muñoz; haga el favor de acompañar a los agentes que están a su espalda”. Un murmullo general llenó la sala. “¡Yo no he hecho nada!” -gritó Adriano- “¡Soy un vecino damnificado y aún se me detiene como a un criminal!” “Usted lo ha dicho” -contestó el comisario-: “como a un criminal. Haga el favor de no armar un escándalo mayor y vaya con los agentes sin alborotar”. Cuando la calma volvió a reinar en el local los vecinos siguieron haciendo preguntas y a hablar entre ellos. Al otro lado de Herminio estaba sentado un señor que se presentó de esta forma: “He oído hablar entre usted y la señorita Helga. Mi nombre es Günther Kohl. Yo también soy alemán. Quisiera hablar con vosotros cuando terminemos esta reunión”. “No sé si la señorita Helga aceptará. Yo la he conocido hoy, pues ella vive casi al final de la calle y yo vivo mucho más para arriba”. “¡Ah! Eso no importa. Yo vivo casi al principio de la calle y no conocía a ninguno de los dos. Por eso yo quiero empezar conocimiento con ella y con usted. Y, perdone mi español, que no es perfecto, que digamos”. “Tú ¿que dices?” -preguntó Herminio a Helga- “¿Has escuchado lo que dijo tu paisano?” “Sí, estoy conforme, pero primero quiero decirte que quiero hablar contigo a solas” contestó Helga”.
Cuando salieron a la calle dijeron a Günther que se reuniera con ellos en el café „Pinocho‟ dentro de media hora. Primero tenían que hablar de un asunto privado. Helga y Herminio fueron andando, pues el café elegido estaba cerca. Por el camino Helga cogió a Herminio del brazo. Él notó en la parte superior de su brazo el agradable o del pecho derecho de Helga y no pudo remediar una erección. “Herminio” -dijo Helga cuando ya estaban sentado en un rincón del café „Pinocho‟-: Tengo en mi jardín muchos tableros que quitaron y me estorban. Los quitaron hace más de seis meses para ponerme otra valla nueva y no vinieron a llevarse las tablas viejas. ¿Quieres hacerme el favor de alquilar una furgoneta o algo por el estilo y llevar esa madera al depósito del ayuntamiento. Yo ya llamé y me dijeron que tenía que llevarlo yo misma, ellos no vienen a recogerlo”. “¡Qué casualidad!” -exclamó Herminio- “Yo estoy buscando algo parecido para arreglar el vallado de mi jardín que el aluvión me destrozó por completo. Esta misma tarde voy a por esas maderas. Espero que me sirvan”. “Yo creo que te servirán, porque muy estropeadas no están. Me das una gran alegría” al decir ésto Helga acercó la cara a Herminio y le dio un beso en la boca. La erección de Herminio se incrementó de tal forma que éste creyó que iba a tener una eyaculación. De pronto apareció en escena Günther. “Bueno” -dijo cuando estuvo junto a ellos-, “ahora quiero presentarme como vecino y como amigo...” Günther hablaba por los codos. De pronto, Hermino se levantó diciendo: “Voy a alquilar un vehículo para transportar la madera. Dentro de media hora estaré en tu casa Helga, ¿de acuerdo?” “Bueno” -dijo ella, y le alargó un papelito-, “aquí tienes el número de mi casa. Allí te espero”. Cuando Herminio llegó a casa de Helga encontró al „amigo‟ Günther hablando con ella. Herminio cargó las tablas en un remolque y, antes de marcharse dio un beso a Helga, diciéndole-: “Cuando deje estas tablas en mi jardín vendré a verte, ¿vale?” “¡De acuerdo, cariño!” Herminio tardó tres cuartos de hora en llevar las tablas a su casa y descargarla. Después se duchó, se afeitó, llevó el remolque de vuelta y después fue a casa de Helga. “¡Hola!” -dijo a Helga cuando le abrió la puerta- “¡Perdona! Hoy no puedo recibirte”. “¿Por qué?” -preguntó Herminio con extrañeza- “¿No habíamos quedado...?” “¡Lo siento! Hoy no puede ser”. Herminio no pudo entrar, pero vio a Günther recostado en el sofá de Helga. Tenía medio cuerpo descubierto. Herminio se marchó para no volver jamás. Al día siguiente, cuando Herminio se dedicaba a quitar las tablas rotas del jardín hizo un descubrimiento inesperado. Al retirar la tablas de su cobertizo vio que en el roto cobertizo del vecino había un par de armas automáticas y varios cajones con paquetes de cocaína. Se acordó que a Adriano se lo habían llevado detenido y aún no sabía el por qué, pero empezó a sospechar. “¿Qué hacer?” -Herminio no sabía si ir a la mujer del vecino y decirle lo que cuasualmente había descubierto o, por el contario, llamar a la policía. ¡Vaya problema! Era su vecino, pero se dedicaba a negocios ilegales, criminales. Al fin se decidió por decírselo a a la vecina y que ella hiciera lo que creyera conveniente. “Mi marido ha hecho algo que es muy malo” -le dijo la vecina-. “Yo no sabía nada. Pero ahora quiero que lo juzguen y lo condenen para que así escarmiente. Y, gracias por
venir a mí y contarme lo que ha encontrado. Estoy completamente deshecha”. La policía vino a recoger el material que había en el cobertizo del vecino. “Muchas gracias por avisarnos. Lo que hemos encontrado en el cobertizo podría haber causar muchas enfermedades y muertes. Lo sentimos mucho, pero su marido estaba metido en una organización muy peligrosa que traficaba con armas y drogas” -dijo el policía y se despidió de la señora dándole la mano.
Charles y el caso Darnio. Oceguera alejandro Era una mañana tranquila paseaba a mi perro boby cuando mi celular timbro lo conteste era Marcol mi asistente personal que me dijo -Señor le tengo un caso- camine a mi casa deje el perro me vestí y subí al auto llegue al despacho, Marcol estaba afuera con una sonrisa y con su acento español me dijo -Vale,jefe este caso traerle mucho dinero- Tome su periódico y decía "Muere en accidente vial causado el millonario Darnio" No puse atención habri el despacho me senté en mi escritorio y timbro el teléfono tome la linea y era la señora Darnio le dije -Que necesita señora- -Es el caso de mi esposo lo necesito, venga lo mas pronto- Le dije a Marcol que me trajera las llaves del auto y nos fuimos a la mansión Darnio o tal vez con la muerte del señor seria Caprio por el apellido de la señora me carcajee y con eso se hizo corto el camino al llegar la señora me recibió un poco asustada -Señor Charles que bueno que vino estoy un poco dudosa por lo del accidente por favor investigue el auto, los policías dijeron que cortaron los frenos pero aun no creoyo dije -Pasare a ver el auto ¿Donde esta?- Ella señalo muy asustada a unas sabanas blancas con cintas policíacas en la autopista camine al auto quite todo tenia ramas y toda la cosa los policías no lo movieron para no perder pistas abrí el motor era exacto los frenos estaban cortados pero después observe algo si era vello facial había dos hombres con vello facial en la casa el mayordomo y el chófer que no iba en el momento del accidente, pero al entrevistarlos el chófer estaba recogiendo los jóvenes de una fiesta el mayordomo estaba con la señora atendiéndola ya que jugaba apuestas con sus amigas esto no cuadraba bien.Al siguiente día decidí ir al centro de investigación con un amigo a ver el ADN del vello, mi amigo Richard lo investigo y resulto ser de Rofnie Cook motociclista y vive en un bar por la calle "Centenario" 250 en el bar "Cheveshas" decidí ir por la noche la calle obscura con niebla daba temor, entre y pedí un tequila al terminarlo pregunte por el señor Rofnie Cook,el salio de unas cortinas al verlo supe que era ingles charle con el al investigarlo supe que el corto los frenos cuando el señor Darnio estaba en su oficina, los corto solo por diversión yo le dije - Señor Rofnie Cook queda usted detenido por asesinatoEl no se dejo a si que ataco con una navaja caí al suelo un poco herido, rompí algunas mesas en mi impacto,me levante y saque un gas pimienta.Lo lleve ala estación policíaca mas cercana donde me dieron atención medica mientras que a Cook se le sentenciaron 63 años de prisión.Después de el problema me retire un tiempo.Ya dos años de lo ocurrido soy muy amigo de la familia Darnio o ya debe ser la familia Caprio por los apellidos de la señora, pero bueno eso no importa ahora saco a pasear a mi perro y desde mi balcón tomo una taza de café viendo el atardecer del mar.QUEDA DECIR ESTE CUENTO FUE INVENTADO NO REAL.
Un Halloween inolvidable Cristina
Cuento publicado el 02 de Junio de 2011 Todos en mi clase estábamos nerviosos por esa noche, la noche para pegar sustos y tirar huevos a las casa de los tacaños que no nos daban chuches, la noche de las bromas, la noche de Halloween. Hasta el mas aburrido de la clase lo comentaba; todos nos íbamos a disfrazar de algo, yo me iba a disfrazar de diva del pop, ese disfraz para mí era mi salvación porque en mi clase me gustaba un chico llamado Roy, era moreno con ojos claros, no era muy estudioso pero era agradable y simpático, era un buen chico; yo no hablaba mucho pero cuando nos mirábamos me sacaba los colores. Unos amigos y yo habíamos quedado para irnos juntos a pedir chuches, entre esos amigos estaba Roy. Por fin salimos del colegio, yo estaba impaciente por que llegara la noche, tenía unas ganas enormes por ver a Roy de nuevo. Esa tarde se me hacía larguísima, estaba tan aburrida que justo cuando me iba a caer del sofá de lo sopa que me había quedado oigo a mi hermana gritarme en el oído:- ¡Paula despierta! Fue horrible como me tembló el tímpano; mi hermana Marta era mi hermana pequeña, era una bruja, una bruja cruel y despiadada que lo rompía todo y hacía lo que podía para hacerme la vida imposible, pero en el fondo la quería mucho. Fui corriendo a mi cuarto a ponerme el disfraz y al acabar me quedaba perfecto y estaba segura de que Roy se fijaría en mi; me estaba mirando en el espejo cuando de repente se oyó el timbre, eran mis amigos, era genial: una noche entera con Roy, era como un sueño. Al abrir la puerta todos estaban disfrazados me fui con mis dos mejores amigas Julia y Sara que me estaban esperando con otros cuatro chicos mas: Roy, Guillermo, Raúl y Andrés, también estaba una amiga de la clase llamada Gema, no era tan buena amiga como Julia, Sara y yo pero si éramos amigas. Todos cogimos nuestras bicis o como en el caso de las niñas, los patines y nos fuimos a un parque a las afueras del pueblo, casi siempre nos íbamos a pasar el rato a una placita cerca de ese parque. Al llegar a ese desierto patio nos sentamos algunos en los columpios y empezamos a contar historias de miedo, después dimos unas vueltas por el patio y nos encontramos un camino mas desierto aún, estaba todo oscuro, no se veía mucho, nos entró un poco de miedo pero continuamos; tanto patinar me dejaría agujetas. De repente se terminó el camino, no sabíamos que hacer pero poco antes de irnos desapareció la niebla y vimos una gran mansión, vieja pero grande; todos decían que parecía eso como en las historias de terror de las mansiones encantadas, pero en primera persona, de repente vi una sombra reflejada en una ventana pero me callé, Gema, al parecer también la vio pero no se calló, lo dijo y todos menos yo se empezaron a reír y el mas gracioso como siempre, Guillermo, para ver si era verdad lo de la sombra o no, se metió en la casa, no tardó mucho en darse unas vueltas y justo en la puerta, cuando se iba a empezar a burlar de Gema algo le cogió y se lo llevó dentro de la casa y tras eso se cerró la puerta. Entonces nos asustamos de verdad yo empecé a gritar con mis amigas, no sabíamos que hacer si salvar a Guillermo a salvarnos nosotros, yo quise salvarle con Roy, Raúl, Sara y Julia, Gema no quiso porque al parecer lo que había visto era mentira, en tono sarcástico pero yo le di a elegir: O quedarse sola o entrar en la casa con nosotros, ella, por supuesto se metió en la mansión con nosotros. Al entrar en la casa hacía mucho frío y todo estaba lóbrego y oscuro, de repente vimos una luz subiendo las escaleras pero antes de que llegáramos a subir la tercera escalera esa luz desapareció, no nos quedaríamos esperando a otra señal de vida así que fuimos hacia donde se había encendido la luz y nos encontramos con por lo menos diez habitaciones enormes; estuvimos buscando una buena habitación y tras encontrarla dejamos nuestras cosas y nos fuimos a buscar a nuestro amigo. Mientras caminábamos se oían gritos fuertes y tenebrosos, lo único que
encontramos fue la linterna de Guillermo junto a su gorra enfrente de unas escaleras que iban hacia bajo, de ahí salían todos los gritos; teníamos tanto miedo que hasta no veíamos bien, nos temblaban los ojos. No teníamos mas remedio que bajar y abrir esa puerta, bajábamos de escalera en escalera y por cada peldaño que dejábamos atrás mas miedo nos entraba y mas ruidos se escuchaban. Al bajar todas las escaleras llegamos a la puerta pero no se podía abrir, no sabíamos porque, entonces subimos las escaleras y volvimos al largo pasillo; Julia y Gema tenían que ir al baño y tuvimos que ir a la habitación en la que habíamos dejado nuestras mochilas, pero no estaban, pensamos que a lo mejor nos habíamos equivocado, salimos de la habitación pero no encontramos más alcobas, era como si todas las demás hubieran desaparecido. Teníamos mucho miedo. Sara empezó a llorar y yo también porque oímos un fuerte grito, el grito de Guillermo; estábamos tan asustados que no podíamos hablar. Julia y Gema fueron al baño, Sara y yo las acompañamos por si acaso; al llegar al baño nos quedamos sorprendidas de lo grande que era, también tenía unas puertas que daban a unos baños más pequeños, como si fueran baños privados en otro mas grande. Gema, Julia y Sara se metieron en los baños privados y yo me quedé fuera, en los lavabos, esperándolas. Pasó un rato largo y no salían así que me fui yo sola a la habitación, tenía tanto miedo que fui corriendo al cuarto, al llegar no estaban ni Roy ni Raúl, entonces fui corriendo al baño y busqué a las chicas pero tampoco estaban, ahora si que estaba aterrada, yo sola en esa casa fantasmal. No sabía que hacer y de repente oí un ruido, no era ningún grito sino pasos; eran pasos lentos y largos que se oían cada vez mas cerca, pensaba que iba a morir del susto o devorada por un monstruo, no lo sabía, pero iba en camino del susto y entonces lo vi, vi al monstruo, era un ser feo con colmillos largos y afilados; era mi fin, cerré los ojos y conté hasta quince, después de contar oí unas risas, abrí los ojos y todos mis amigos se estaban riendo, el monstruo, al parecer, era la antigua dueña de la casa, Clara; todos se estaban partiendo de la risa, por lo visto era una pequeña broma de la mujer; como todos los años, a Clara se le acababan los caramelos porque su nieta Rossi los encontraba dos días antes y como la anciana estaba harta de gastarse dinero decidió dar un escarmiento a lo niños que le tiraban huevos a sus ventanas. Clara se ofreció a acompañarnos a casa en su coche y explicarles a nuestros padres lo que supuso que llegáramos tan tarde. Aunque nuestros padres nos castigaron a todos, conseguimos pasar una noche muy divertida. Pero lo mejor de todo fue que Roy me pidió salir la semana después. Fue un Halloween inolvidable.