Universidad Nacional Autónoma de México Facultad de Filosofía y Letras Sistema de Universidad Abierta y a Educación a Distancia Licenciatura en Pedagogía
Seminario de Filosofía I Mtra. Mónica Adriana Mendoza González Presentado por: César Samuel González Belmont Control de lectura: De Marx y del marxismo. En este texto de Kostas Papaioannou se hace una descripción del pensamiento de Carlos Marx durante sus primeros años. Se platea que el centro de la perspectiva de su pensamiento está en las fuerzas produtivas y el marxismo es una filosofía que tiene el propósito de definir “el estatuto ontológico de la vida productiva del hombre, de hacer evidente el hecho primordial de que la actividad económica no es para el hombre algo exterior, sino la esencia misma de su ser”. Es decir, para Marx, el hombre tiene una esencia que está definida por su capacidad de transformar la naturaleza y a partir de esa transformación obtener beneficios, esa capacidad de transformar y no doblegarse ante las fuerzas de la naturaleza es lo que le dan la condición de Ser Humano. En este orden de ideas, el primer paso es establecer la pertenencia del hombre a la naturaleza, no se opone a ella como un sujeto contra un objeto, el trabajo es simplemente una manifestación de la necesidad del hombre de producir algo; la unidad del hombre y la naturaleza se manifiesta en la revelación del hombre contra la naturaleza y el sometimiento de esta última a la voluntad humana, surgiendo la primera dialéctica de Marx. Este conflicto hombre-naturaleza, no se acabará mientras las fuerzas productivas no se hayan desarrollado lo suficiente, cuando esto suceda, la sociedad llegaría al comunismo. A continuación el autor presenta la idea de Marx que plantea la no relación entre la naturaleza y la historia, es más bien la industria como esencia natural del hombre, la que representa la relación histórica de la naturaleza al hombre, por lo que la historia podría ser la descripción del desarrollo del hombre productor. El autor describe como Marx refuta el materialismo de Feuerbach quien considera al mundo como objeto y no como praxis del hombre, por otra parte, respecto al idealismo, menciona que este no conoce la actividad sensible como tal y por lo tanto desconoce la esencia del hombre. De acuerdo con lo anterior, el materialismo y el idealismo son incapaces de comprender que el mundo material no es un mundo formado y acabado independientemente del hombre, sino
función de la historia y “resultado y producto de la acción de toda una sucesión de generaciones”1. Así el marxismo se presenta como una explicación económica de la historia en la que se expresa el dominio del hombre y las fuerzas productivas sobre la naturaleza, es decir la historia se define a partir de la actividad humana tanto como el hombre se define a través del trabajo y el combate contra la naturaleza, negando a la misma naturaleza para lograr su humanidad. Entonces se puede concluir que toda actividad humana es industria y la industria es la única relación histórica real. Con estos argumentos, Marx pretende descalificar los “valores tradicionales”, denunciar la evasión del espíritu fuera de la actividad práctica, considerada como fuente de toda verdad y de todo valor auténticamente humano y demostrar que en las diversas esferas extraeconómicas, la religión, la política, la filosofía, etc el hombre se enajena y lleva una existencia extraña, a su verdadera esencia. En momentos posteriores, Marx suavizará esta postura respecto a la industria, definiéndola como “el gradímetro de los progresos de los trabajadores” en donde el trabajo es una necesidad y la verdadera libertad de la vida humana empieza siempre más allá del trabajo. Estas ideas de Marx, en el fondo tienen el propósito de liberar al hombre de lo que no es él mismo, tomando como un primer elemento a la religión, la cual es una consecuencia del rompimiento del equilibrio entre el hombre y la naturaleza, y es simplemente una creación humana; así como la religión, todos los valores tradicionales son ajenos a la realidad verdadera del hombre, entonces se hace necesario buscar en la historia esta realidad. De tal forma que tendremos primero a un hombre “real y carnal”, unido a la naturaleza, sin embargo, este hombre tiene la necesidad de objetos materiales y sensibles por una parte y por la otra, la naturaleza no existe de manera adecuada a la esencia humana, por lo que el hombre siguiendo su esencia empieza a producir sus medios de existencia. Lo anterior da lugar a un mundo producido por el trabajo que es la única posibilidad real para el hombre pues en él trabajo y a partir del trabajo, se le da valor a la existencia humana. De esta forma, la industria es donde se alcanza la plenitud porque a través de ella la naturaleza es objeto del dominio técnico: “El cuerpo inorgánico del hombre” por lo que con la Revolución Industrial se llegó al punto en que las potencialidades más íntimas del ser humano salen a la luz y adquieren la dignidad de una realidad material. Uno de los problemas que se plantean respecto a la ideología y a la falta de conciencia es que los hombres se niegan a reconocer su verdadera vida, negándose por consiguiente a identificarse con su acción productiva y material.
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Kostas Papaioannou, de Marx y del Marxismo. p.54.
Ante la pregunta de por qué la conciencia huye de la vida real, Marx propone una genealogía de la ideología, proponiendo en primer lugar que el hombre primitivo tenía una conciencia animal y se dejaba dominar por la naturaleza, pero a partir de la división del trabajo a partir del acto sexual, se instituye una división del trabajo material e intelectual, permitiendo dejar esa conciencia animal, en otras palabras, la conciencia ideológica surge de la praxis, haciendo al hombre capaz de transformar y restaurar su relación con la naturaleza por el trabajo y la industria. Una vez establecido que el hombre se puede definir por lo que produce y por la manera en que lo produce, se puede concluir que el progreso técnico es la medida de toda la historia y el hombre se realiza o se reafirma conforme el grado de eficiencia de sus instrumentos de producción. Marx plantea que la infelicidad del ser humano proviene de la estrechez de la existencia más que de su falta de intensidad y la religión surge como un mecanismo de defensa ante el universo en compensación por el débil desarrollo de la industria, como una realización fantástica del hombre que se proyecta en esa divinidad mientras que su esencia no posee realidad verdadera. Finalmente, debido a que los seres humanos nos movíamos en la enajenación, es por lo que se llegó a considerar a la industria en su conexión con el hombre únicamente como una relación de utilidad en el que el trabajador es ajeno a su esencia verdadera. Entonces “lo que impide al hombre reconocer a su vida productiva como
es el estado de enajenación que caracteriza la condición actual de la humanidad”2. Por otra parte, en el capitalismo, lo que sucede es ue se rompe la relación natural del hombre con la naturaleza, la acumulación de riquezas produce la falta de necesidades y la falta de medios para satisfacerlas, el obrero no se reconoce en su producto teniendo un sistema en el que el trabajo es la esencia del hombre pero el hombre que se encuentra enajenado toma el trabajo no como su esencia, sino como un medio para asegurar su existencia, en un sistema en que el estado produce la conciencia del mundo en el que se debe creer para tener una felicidad ilusoria, creando una cultura de esencia religiosa que se superpone a la realidad humana, en la ue el hombre busca satisfacciones ilusorias. Referencias.
Papaioannou, K. (1991) Ideología, praxis, enajenación, en De Marx y del Marxismo, (Jorge Ferreiro, Trad.), México: FCE
2
Ibid. p. 97