Caracter Sentimental 2s5r6g

CARÁCTER SENTIMENTAL (E nA S) Podemos considerarlo con buenas razones como derivado del carácter apasionado por debilitamiento de la actividad, de la vitalidad; el apasionado ha sido definido como el carácter de los ambiciosos con dotes realizadoras (E A S), mientras que el sentimental es considerado como el de los ambiciosos que se quedan en la fase de aspiración debido a su falta de energía, a su torpeza. Correspondencias a) En la Medicina Tradicional China es el Shao Yin. b) La anergia del tipo casa bastante con algunos tipos venusinos, y dada su secundariedad, presenta un significativo componente saturnino. Una notable oposición de estos planetas en el horóscopo puede introducir un coeficiente importante de este carácter en la personalidad. Igualmente, Marte bloqueado puede generar un efecto similar.

Dos modelos femeninos de carácter sentimental

Reconocimiento visual Es característico del sentimental andar con el espinazo doblado y la mirada baja, a veces las manos en los bolsillos; desprenden una atonía y una tristeza evidentes, muestran cierta torpeza en sus movimientos y bastante timidez, por lo que su mirada no aguanta fija mucho tiempo la de otros, tienden a retirarla. En el rostro, se combinan los rasgos de una viva sensibilidad, unidos a los de atonía y secundariedad. Por un lado tiende a ser alargado más que a la anchura, los rasgos finos (barbilla y nariz en punta), los receptores (ojos, nariz, labios) móviles, nada pesados, todo ello soportado sobre un cuello fino (E). Sin embargo, se nota una cierta atonía en el modelo, una falta de firmeza en los receptores, 41

que tienden a caer, unos contornos suaves, los labios blandos y con las comisuras hacia abajo, la mirada apagada, triste, la punta de la nariz se hunde hacia la boca (nA). El perfil está aplastado, a menudo la retracción puede ser a la vez lateral y nasal; los receptores buscan el abrigo, hundidos sobre el exterior: los ojos en la profundidad de sus órbitas, a muy poca distancia de las cejas, de una dulzura sombría, la nariz es larga y tira a aguileña, con los lóbulos encogidos, la boca estrecha con los labios apretados uno contra otro (S). Reconocimiento quirológico En el reconocimiento quirológico se observan unas manos finas, estilizadas, de apariencia frágil, las puntas de los dedos afiladas, uñas y dedos largos, las uñas con lúnula escasa, y a veces con leucodinias, el anular más largo que el índice, los dedos apretados unos contra otros. En la palma predominio de los tonos rosados, pero también blanquecinos, incluso los azulados, no es gruesa, las falanges de los dedos tampoco lo son, justas de carnes; la llanura de Marte hundida, no hay gran consistencia, el monte de Venus plano y estrecho. El pulgar no es notable, la forma de la palma tiende al trapecio, con la parte ancha arriba, o bien es ovalada, las eminencias no sobresalen apenas, las falanges basales de los dedos medio y anular presentan estrechamiento, a veces incluso las falanges centrales de los índices, las uñas pueden presentarse de garra en este carácter (sensibilidad respiratoria hereditaria), especialmente en el índice, que se confirmaría de haber también una escasa distancia entre las líneas de la cabeza y del corazón. El esquema de líneas es más bien rico, y la línea mental puede presentar una clara inclinación hacia el monte de la Luna. Las manos son morenas en algunos tipos, con los nudillos de los dedos, sobre todo los superiores, negruzcos (sensibilidad renal), y la palma, por lo general húmeda, más bien tibia o fría. Un pulgar fuerte, de presentarse, contradice bastante este carácter. Características psicológicas Este prototipo, dadas sus componentes E 42

nA S, se caracteriza por una gran sensibilidad interior, pero dada su falta de vitalidad y su fuerte secundariedad (no olvidemos, el individuo normal no es ni totalmente primario ni totalmente secundario) experimenta desde temprana hora una clara tendencia a la introversión, al repliegue sobre sí mismo. Hipersensible como es y falto de proyección exterior, se siente herido por poca cosa, y ya desde sus primeros días se hace muy vulnerable frente al medio ambiente. Con un nivel afectivo fuerte, necesita altas dosis de cariño, por lo que fácilmente sentirá carencias de sus padres o celos de sus hermanos, a veces de un modo vanal, sin motivo aparente; dada su tendencia apática, su falta de tono vital, de energía y fortaleza física, entra mal en la competencia con el medio, se muestra torpe y falto de la habilidad y astucia de sus compañeros de juegos, de clase. Confiado y sin malicia, resulta fácilmente engañado, vencido, superado, algo difícil de asimilar por su gran sensibilidad. Y así comienza temprano su repliegue, su aventura solitaria, recreándose sobre sus estados de ánimo, melancólicos, sobre sus lecturas, compensando en muchos casos en el nivel mental su falta de energía física, de garbo, de habilidad. Este carácter linda en muchas facetas con el temperamento hipocrático nervioso, por ejemplo, en este tipo de mecanismo compensatorio. El niño sentimental, reconocible por su mirada triste, apagada, por sus juegos solitarios, por su energía escasa que lo hace susceptible de caer enfermo con frecuencia, ve en torno suyo cómo es superado en destreza por los demás en los juegos infantiles, le resulta difícil entrar en o, hacer amistades, se ve a sí mismo como un bicho raro y eso hace crecer en su interior primero la iración por los otros, luego la envidia, él desearía no ser diferente y confundirse con uno más, a veces sueña con ser el líder, el mejor, está naciendo un evidente complejo de inferioridad que será una constante en su vida. Cuando crece y cae en la cuenta de ello se lo reprocha a sí mismo, pero ya es tarde, los años han pasado dejando una huella imborrable en su personalidad. Llegada la adolescencia, etapa crítica para

MANO SENTIMENTAL * Manos finas, estilizadas, de apariencia frágil. * Predominio de las formas alargadas. * Palma trapezoidal, más ancha arriba, o bien ovalada. * Retracción en la palma y en los dedos. * Consistencia escasa, presencia de tonos regresivos. * Eminencia tenar plana y estrecha. * El pulgar no puede ser notable. * Dedos apretados unos contra otros. * Uñas con lúnulas escasas, a veces leucodinias. * Puntas de los dedos afiladas (en general). * Anular más largo que el índice. * Rico esquema de líneas. * La transversal inferior, inclinada hacia la eminencia hipotenar (con frecuencia). * Palma húmeda, tibia o fría. todos, se produce en él una recrudescencia de sus sentimientos, y con pocas confianzas en sus tibias y escasas amistades, se confía en muchos casos a la redacción de un diario íntimo donde entrega todas sus confidencias; allí lamenta su

modo de ser, cómo desearía cambiar, porque este es un tipo que se conoce bien a sí mismo e intenta mejorarse. No suele destacar en los estudios, y los resultados raramente brillantes que consigue son logrados a base de tesón y esfuerzo, a diferencia de otros que aprenden con mucha mayor rapidez y soltura; es individuo poco práctico, poco dado a lo mundano, a los negocios, al trato con la gente, le falta sentido de la economía. En cambio, dado a la introspección, puede cultivar su personalidad con algún tipo de disciplina, o darse a la religión. La soledad del sentimental suele ser creativa; a veces, se diría que el poseedor de este carácter haya venido al mundo a disgusto, que no esté capacitado para arraigar en él, que sea de otra parte. El apasionado se siente superior, el sentimental, diferente: lo grosero, lo chabacano, no le van en absoluto, se diría que teme mancharse con el o de todo lo bajo. Y así, nuestro tipo, tan escrupuloso y a la vez tan vulnerable, mayormente de humor melancólico, acaba desarrollando un cierto grado de misantropía; pero en el fondo es un insatisfecho y no se acepta como es, la envidia y el sentimiento de inferioridad están siempre presentes en él. La inhibición de la agresividad es muy acentuada en este carácter, o dicho en términos astrológicos, Marte sufre fuertes bloqueos, normalmente por parte de Saturno, lo que es fácil de descubrir en el horóscopo. Y pese a su espíritu de superación y de transformación, se descorazona con facilidad, piensa que todo es inútil, que no tiene remedio, y acaba sintiéndose incom-prendido y poca cosa. Pero su rostro, poco expresivo, no suele traslucir su interioridad rica y variada, mayormente sus verdaderos sentimientos pasan desapercibidos, y sólo los más cercanos saben leer en su mirada y en sus labios caídos que se le ha herido, que se le ha contrariado, que se siente mal; por eso puede pasar por un flemático, pero no lo es ni de lejos. Su alma vibra, sufre, pero lo guarda, su Marte controlado apenas exterioriza. Observado en profundidad se ve un tipo ligero, de gestos vivos, a veces bruscos pero rápidamente controlados, algo torpe, que le cuesta 43

asimilar ser como es. ¿Aparenta ser solitario y autosuficiente? Pero no lo es en absoluto. Hemos dicho que su nivel afectivo es elevado, lo que ocurre es que dada su hipersensibilidad actúa como los gatos y retira su confianza a la menor contrariedad, a la menor sospecha, al primer reproche, se desencanta con extraordinaria facilidad. La retracción física, anímica y psicológica lo dominan. Y sin embargo la amistad y el amor lo equilibran en profundidad, hasta el punto de invertir sus ánimos y devolverle el optimismo y las ganas de vivir junto a los demás, de expansionarse. Pero a estos tipos les cuesta darse, les cuesta entregarse, y sobre todo en los primeros momentos sienten un gran pudor del o físico; los inicios en la sexualidad de este carácter, con su Marte bloqueado, no son nada fáciles y necesitan de una gran ternura y comprensión por parte de la pareja. En su tendencia a idealizar y alejarse de todo lo mundano y grosero, sueñan ya en la adolescencia con un amor perfecto, casi platónico, único, absoluto. Por eso, como el apasionado pero por otras causas, este carácter cae en los celos con facilidad, y si se le traiciona el impacto es brutal y puede trastocarse. No es fácil encontrarlo en fiestas ni algarabías, y sin embargo, el sentimental, pese a lo que aparenta, cree profundamente en la amistad, y la encuentra en su círculo íntimo; allí se recrea en asuntos poco vanales, goza de la compañía en ambientes discretos y con conversaciones de su interés, es poco dicharachero. Los paseos por lugares tranquilos y antiguos, y sobre todo el o con la naturaleza, con el campo, son capaces también de reconfortarlo, de recargarlo. Frente al destino, el sentimental puede presentar dos actitudes diferenciadas: dejarse llevar por su individualismo, apartado de los demás, embebiéndose en sus recuerdos, o cultivando la soledad -este carácter tiene una inclinaciónnaturalhacialavidareligiosaintrospectiva, o bien forzar un endurecimiento externo que oculte su alto nivel emocional, una máscara tras la que disimular su gran vulnerabilidad frente al medio. En esta última opción aumenta la capacidad de análisis y de control del individuo, y por 44

tanto su nivel de realización, su eficacia, aunque lo conceptual siempre esté por encima de lo práctico en este carácter. Diátesis En Medicina Tradicional China este carácter corresponde al Shao Yin, asociación de los meridianos del corazón y del riñónsuprarrenal-gónadas (este último engloba una función única); Yin ya indica componente frío, femenino, nocturno, y por otro lado combina las constituciones correspondientes a los elementos Agua y Fuego, la primera predominando claramente sobre el segundo. Además, por estar asociado directamente al corazón, puede decirse que es el más emotivo de todos los caracteres. Dada su baja vitalidad, el niño sentimental suele ser delgado y enferma con frecuencia; a esta edad presenta sensibilidad en el tejido adenoideo, especialmente en el grupo gargantanariz-oído. Las anginas se le inflaman sobre todo en invierno, y puede darse la extirpación. Una enfermedad típica de este prototipo es el reumatismo articular agudo, también puede sufrir impétigo, o albúmina en la orina. Es frecuente el retraso en el desarrollo sexual, sobre todo las reglas en las chicas. La anergia del tipo, ligada a bloqueos de los planetas de Fuego, es causa de su tendencia a ser friolero, de su salud frágil, de la frecuencia con que es víctima de enfermedades infecciosas. Su frialdad psicológica y física están relacionadas, tienen el mismo origen: del mismo modo que el tipo no es expansivo, su sangre tampoco tiende a caldear la periferia, le falta calor, ligado éste directamente al sistema inmunitario (Sol, Marte, Júpiter), de ahí su debilidad a todos los niveles, su temor al frío del invierno. La debilidad urinaria es marcada en este prototipo: puede ser simplemente un dolor en la región lumbar a causa de algún esfuerzo o de la postura, o lumbalgias marcadas en la mujer durante la regla. Pero si la cosa va más allá son propias de esta constitución las cistitis, a veces rebeldes y difíciles de curar, otros problemas localizados en la vejiga, o la debilidad de esfínteres que obliga al sujeto a orinar algunas veces de forma imperiosa.

Estos tipos suelen tener ojeras, que en ocasiones son auténticos edemas, y si el deterioro de la función renal es serio, aparece un círculo negruzco rodeando los ojos; y como el riñón y el corazón están relacionados, si éste último no bombea lo suficiente tampoco los riñones filtran el volumen de sangre que debieran, y el edema aparece en las pantorrillas (Leo=corazón, armónico de Acuario=pantorrillas y tobillos); en la eliminación urinaria se dan la albuminuria, exceso en la tasa de urea o cálculos, generalmente bajo la forma de oxalatos (cristales con forma de sobre postal). Los riñones son una zona elegida en las invasiones de microorganismos, siempre cuando la cadena orgánica sufre períodos de crisis o decaimiento, como en la pielonefritis del embarazo. En MTC el riñón está asociado a las gónadas y a las suprarrenales (todos ellos bajo la influencia de Marte), y se considera que el elemento Agua tiene correspondencia con los huesos, médula ósea, cerebro, meninges y médula espinal (sistema nervioso central), la defensa profunda del organismo y la formación de glóbulos rojos. El carácter sentimental, marcado por el predominio de este elemento, da una debilidad en las partes del cuerpo que acabamos de mencionar, y es difícil no caer en la cuenta de que coincidenconlastendenciasmórbidasdeducibles de las componentes planetarias de este carácter, tal como lo hemos definido: un fuerte componente saturnino (huesos, sistema medular, vejiga, parte media de la glándula renal), un Marte inhibido (sexualidad externa, glóbulos rojos, riñones, vías urinarias, vejiga, glándulas suprarrenales), baja vitalidad que se expresa sobre todo a través de las luminarias (el Sol rige la médula ósea y el cerebro, la Luna las meninges, médula ósea y cerebro), y téngase en cuenta que el nivel de vitalidad es un buen indicativo de la capacidad del sistema inmunitario, el cual liga las distintas partes del cuerpo en un todo único y diferenciado de lo demás (por eso rechaza lo que le es ajeno, lo que no es propio del Yo). Debido a ello, el sujeto con fuerte componente sentimental posee un terreno (ligado a su manera de ser) propenso a los desarreglos de las glándulas suprarrenales, tanto por exceso

como por defecto: el hipersuprarrenal tiene la columna vertebral rígida y lleva la cabeza alta, la nariz muy aguileña (tipo marciano). El hiposuprarrenal, al contrario, se inclina hacia delante y lleva la mirada baja, con rasgos agudos y salientes (el retractado extremo de la morfología de Corman). Igualmente puede sufrir de los órganos sexuales, con reglas ausentes en la mujer o presentes pero dolorosas, con lumbalgia, hipotensión y debilidad. La fragilidad del sistema óseo se puede manifestar en la infancia como reumatismo articular agudo, pero también como raquitismo, y en la edad adulta con una artrosis precoz, reumatismoscrónicosevolutivos(poliartritisreumatoide), espondiloartritis anquilosante (vértebras), y con el paso del tiempo por desmineralización y descalcificación. Debido a la insuficiencia de las médulas y del sistema inmunitario se pueden observar infecciones de origen vírico o bacteriano de cualquier naturaleza, pudiendo llegar hasta los huesos: osteomielitis y meningitis, por ejemplo. La MTC atribuye también a esta constitución, al menos en parte, la diabetes insulinodependiente. Puede rendirse cuenta de ello, al menos en algunos casos, por medio de la psicosomática: hemos visto que el sentimental tiene dificultades en la esfera de las relaciones y en el amor, que es reticente a recibir lo que se le ofrece a causa de su gran vulnerabilidad, ligada a la composición caracterológica E nA S. Dada la inhibición constitucional de su agresividad (Marte), si el sujeto no supera las crisis vitales de actualización de Venus (C-60), se creará un complejo correspondiente a este planeta, y si es lo suficientemente fuerte y el cuerpo suficientemente permeable puede alcanzar a la cadena orgánica, manifestándose en forma de diabetes: el azúcar deja de ser metabolizado con ayuda del páncreas (ambos relacionados con Venus) y pasa a la orina. Otra posibilidad, aunque muy rara, es que los riñones dejen pasar el azúcar (los riñones, también regidos por Venus), originando una falsa diabetes; el enfermo debe tomar en este caso, al revés que el diabético, cantidades suplementarias de azúcar para poder seguir manteniendo el tono. Si se lo trata como a un diabé45

tico verdadero, debido a que su curva de glucosa tiende a cero, queda completamente exhausto. Con la edad y la degradación física que provoca,puedenobservarseafeccioneslinfáticas y degenerativas de los tejidos de la médula. Dado su humor melancólico y depresivo y las dificultades que este tipo suele tener en relación con el medio, el área respiratoria puede ser sensible; lo denuncia la estrechez de espaldas y de pecho, su escasa capacidad pulmonar. Es el reflejo físico de su frialdad psicológica: no es un individuo proyectado hacia el exterior sino todo lo contrario, es contenido hasta para respirar, necesita poco de lo que es común, el aire, no es persona de intercambios, sino un individualista forzoso. Por eso es un terreno preparado para las afecciones respiratorias, para la tuberculosis que tantos males causó años atrás y desgraciadamente va a volver a causar en el futuro, con la eclosión del SIDA. Esta enfermedad fue denominada en su día “la enfermedad de las pasiones tristes”, que encaja bastante bien con el modo de ser del sentimental; tal vez eso ha dado base para que algunos hagan observar que la tuberculosis abundó en el período del Romanticismo, movimiento que suscita algunas analogías con el carácter sentimental. Dada la relación entre el riñón y el corazón, y que éste último pertenece a la constitución Fuego, secundaria en el sentimental, suelen darse en este carácter corazones débiles (Yin, frío, falta de vitalidad) que flojean con la edad y son causa de muerte hacia una vejez relativamente temprana, no por enfermedades de plétora, de exceso, sino por fallos cardíacos, por debilidad. UndetallequesugiereelcomponenteAgua en la constitución: la preferencia de lo salado sobre lo dulce y por tanto el gusto por las salmueras, embutidos, etc. Posiblemente sea un modo instintivo de compensar el bajo tono vital del individuo, y soslayar así bajos valores habituales de la presión sanguínea. Sentimentales populares El rey Balduino de Bélgica

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SEMBLANZA DE UN SENTIMENTAL La infancia de Ismael Quirós transcurrió en un ambiente relativamente feliz en la Asturias de comienzos de siglo; nacido en Corao, venía de una familia tradicional apegada a la tierra y al ganado. Su madre lo dormía contándole historias de xanas, de trasgus, de busgosos, y cuando fue mayor, la de la huestia o Santa Compaña... Ismael creció junto a un bosque casi virgen en el que conversaba frecuentemente con los árboles, con las plantas y con las fuentes, pues en aquella fértil imaginación, todo cobraba vida durante sus juegos infantiles. De constitución más bien débil, solía enfermar con cierta frecuencia del pecho, y debido a ello, su padre lo disculpaba de ayudar en los quehaceres del campo y de las vacas, a diferencia de sus otros tres hermanos, mucho más robustos... Ismael era el cuarto hijo de un matrimonio rural que, como los demás campesinos afincados allí desde incontables generaciones, formaban parte del paisaje mismo... Pero nuestro chico, pronto dio señales de ruptura con aquellos rudos ambientes: de aspecto lánguido y dulce, protegido de la madre tal vez por su debilidad bastante evidente, no crecía tan fuerte como los otros hermanos ni mostraba el mismo interés ni aptitud que ellos para el trabajo físico. En los breves ratos durante los cuales su padre lograba fijarlo con él a trabajar intentando inculcarle el oficio, Ismael se fatigaba pronto, despistándose por los prados o por los establos... Le encantaba vigilar los nidos de los pájaros sin ser visto, contemplar cómo iban edificando los suyos las golondrinas, espiar al cuco y a la abubilla, y por la noche, al cárabo y a la lechuza; conocía los nombres de las plantas y de las flores, y porque una de las abuelas se lo había confiado, sus usos y propiedades medicinales. Conversaba con ellas en los prados, sobre todo en noches de Luna llena, le encantaba pasearse por las brañas, retozar por los arroyos, pero a diferencia de otros niños que lo hacían jugando a la guerra entre pandillas, a Ismael le encantaba la soledad... Porque él nunca se sentía solo en medio del bosque, en compañía de sus numerosos habitantes... Cuando estaba enfermo, su abuela le en-

señaba los nombres de las estrellas a través del ventanuco de su cuarto: las Cabrillas, el lucero de la tarde y la Polar, los carros, el León... Experimentaba en ello un gozo íntimo que le recompensaba de sus frecuentes recaídas y de sus ausencias en la escuela, otro de los lugares donde era feliz aprendiendo... Como era natural, la protección de su madre despertó celos en sus hermanos, y hubo peleas con ellos; le costaba defenderse, hacerse valer, y acabó por sentirse culpable. En la escuelalesucedíaalgosimilar:menosfuertefísicamente que el resto de compañeros, rehuía los juegos de competición, las peleas, las trifulcas. Allí logró sin embargo granjearse una especial simpatía del maestro, dada su especial sensibilidad de niño. Criatura débil pero de una gran riqueza emocional, le encantaba la literatura, la poesía, la composición; sentía una especial afinidad por las niñas, y entre ellas se sentía mucho mejor que entre sus aguerridos compañeros de clase. Los padres pronto comprendieron que Ismael no había nacido para el duro trabajo de la hacienda familiar, y aconsejados por el maestro, lo enviaron a estudiar a Oviedo con 12 años. Fue una separación durísima para él, lejos de su idílico ambiente rural, de su adorada madre y de su abuela sobre todo.Él no estaba en contra de estudiar, y aceptó la idea de buen grado, pero el aislamiento del internado, el alejamiento de su medio natural y la frialdad de aquel ambiente rígido lo afectaron profundamente. Los ecos nocturnos del amplio dormitorio común, el ruido de pasos a altas horas de la noche, lo sobresaltaban, despertándose agitado con frecuencia. Pasó miedo durante los primeros tiempos, le costó acostumbrarse a la falta de intimidad. Enfermó severamente a las pocas semanas con los primeros fríos de noviembre, los mismos que se llevaron a su querida abuela, perdiendo así su primer curso. Pero poco a poco, se fue rehaciendo, y pudo reanudar los estudios con normalidad. Ismael se esforzaba, y sus notas eran fruto del tesón y de las horas invertidas más que de su brillantez intelectual; fiel a sus principios trataba de demostrar que valía para algo más que para cuidar vacas como sus hermanos. Más que nada lo movía el amor propio de quitarse de encima la

aureola de criatura débil e inútil que tenía en su círculofamiliar. Se refugió en la escritura, anotando sus estados de ánimo y su rica vida interior en forma de diario; escribía poemas llenos de nostalgia de su pueblo, de su bosque, de sus fuentes, de sus pájaros... Se embebía tras los grandes ventanales de aquel colegio contemplando los enormes plataneros desnudos en el invierno, el despertar de los brotes en primavera, seguía a lo lejos el curso de las nubes creciendo sobre el Naranco. Si llovía, le cogía una melancólica dulzura que exaltaba aún más su habitual languidez; se extraviaba en su mundo interior con increíble facilidad, volaba con la imaginación, mientras sus compañeros jugaban en el patio o salían de paseo. Cuántas ocasiones prefirió quedarse allí pese a la soledad y la quietud de aquellas paredes frías y severas. Su estación preferida era el otoño: persona altamente sensible a los ambientes, sus interiores se fundían con las bonanzas previas a la estación invernal y la tristeza colorista de los árboles a punto de entregar las hojas al suelo... Experimentaba una extraña sensación de no pertenecer a este mundo, a veces le asaltaban deseos de marchar de él para siempre... En esta época de recordar a los muertos solía perderse por los montes asturianos con un hermano de su madre, un sentimental como él, un mozoviejomuyaficionadoalamicología;ambos se pasaban domingos enteros buscando setas y también las plantas medicinales que su difunta abuela les enseñara. Todavía era un mocito, y ya prefería disfrutar de los campos, de los bosques y de las montañas a pasar los domingos jugando a pelota en el frontón, a cartas en el bar o en los bailes de las fiestas y romerías. Terminado el bachiller, Ismael hubiera seguido estudiando para hacer una carrera de letras, pero la economía familiar no daba para tanto; además, sus hermanos estaban en contra, y pusieron todas las trabas posibles para impedirlo. Esto afectó profundamente a nuestro sentimental, persona extraordinariamente vulnerable, que tampoco supo tener aguante suficiente y plantar cara. Se resignó a su suerte y renunció a sus aspiraciones. No fue nunca un alumno que destacara, pero tampoco se quedaba atrás. Su 47

tío le encontró un puesto de oficinista en el ayuntamiento de Cudillero, y allí comenzó una nueva vida. Sabía que no volvería a casa de sus padres, que no tenía sitio para él. Renunció a todo su pasado, y no regresó más que para las celebraciones familiares importantes. En Cudillero, Ismael hizo un gran descubrimiento, el mar. En los días de fiesta, y siempre que podía, aprovechaba para dar largos paseos descalzo por la playa, por los paisajes marítimos; le impresionaba profundamente su inmensidad, su fuerza, el bamboleo constante de las olas y la cantidad de vida que albergaban aquellas aguas de color tan cambiante como su ánimo... Se dejaba acompañar por la soledad, su amiga de toda la vida, pero con el tiempo, mucho más tarde que los de su quinta, comenzó a echar en falta la compañía femenina a su lado. Naturalmente tímido y con poca iniciativa para trabar relaciones con otras personas, pronto se dio cuenta de que no le sería fácil unirse a una mujer. Esto llegó a producirle cierta dosis de envidia y de resentimiento contra otros hombres más audaces y con mayor desparpajo que él. Los años pasaban, y su soltería se prolongaba en contra de su voluntad. Llegó a salir con varias conocidas, pero quedar con ellas para una cita, invitarlas o proponerles cualquier trato más allá de la simple amistad se le hacía una montaña insalvable. Si se decidía mentalmente a declararles su enamoramiento, a la hora de la verdad se inhibía, volviendo a casa hecho una furia consigo mismo por su falta de decisión, de arrojo, de atrevimiento. Se sentía mal intentando captar la atención de los demás hacia él, sobre todo de las mujeres. Tal vez, en el fondo de su disimulado orgullo, era una manera de rebajarse. Mostraba una manifiesta carencia de agresividad física, que no mental, muy propia de este modo de ser. A la hora de la verdad, Ismael se ponía nervioso, se trababa, perdía toda iniciativa. A sus buenos 30 años, una sanguínea se enamoró de la delicada sensibilidad de este hombre, y decidida se lanzó y lo redimió de sus soledades para siempre. Ella tuvo que tomar la delantera declarándole su amor, y él supo aprovechar felizmente la oportunidad no oponiendo resistencia; con Lucía conoció el amor por pri48

mera vez, y a partir de entonces la vida le cambió por completo. A su lado, Ismael comenzó a sentirse más seguro,yestabilizadoemocionalyafectivamente, se decidió a emprender su viejo sueño: abandonó sus largas caminatas y empezó a escribir. La creación literaria le entusiasmaba, siempre se le dio bien, y hasta se le pasó por la cabeza la idea de triunfar, de llegar a ser un gran autor. Podría ser leído en todo el mundo, irado, respetado. Sería una buena venganza para sus hermanos y para su familia que nunca le comprendieron, que siempre lo tuvieron por un vago y un iluso. Comenzó retomando la poesía, luego la narración, y finalmente la novela. Se presentó a premios nacionales, envió algunos de sus trabajos a editoras importantes, pero sólo consiguió publicar un ensayo localista premiado en Oviedo. Lo intentó seriamente, pero no fue comprendido en primera instancia ni por jurados ni por editores hasta que de nuevo su mujer, una sanguínea de rompe y rasga se cruzó de nuevo en su camino, luchando denodadamente por dar a conocer una obra que merecía la pena. Él se amilanaba ante una primera negativa, y sin insistir, falto de fe suficiente en lo que hacía, abandonaba enseguida. No confiaba con firmeza en sí mismo, en sus valores, y aparte de entregarse ante su máquina de escribir, fracasaba una vez tras otra en la pelea por publicar. Su mujer no: lo conocía tan bien, sabía tanto de sus riquezas interiores que no dudó nunca ni un solo instante de la calidad de su obra. Fue por Lucía que Ismael Quirós la acabó sacando adelante y pudo publicar buena parte de ella. De no ser así, este ser débil y vulnerable por naturalezahubieraenfermadoseriamentedenuevo, y a buen seguro que dada su constitución, con su tristeza habitual, no habría llegado a muchos años como llegó. La suerte que tuvo en el amor fue la causa de su larga obra y de su larga vida. SEMBLANZA DE UNA SENTIMENTAL (por Louis Corman) M. Jean tenía dos hijas, Yvette y Eliane, a las que amaba mucho. Cuando cayó enfermo

de la tisis hacia los treinta años, de la que moriría posteriormente, quiso poner a los suyos al abrigo de la necesidad, para lo cual compró un negocio de librería en el que se establecerían su mujer y sus dos hijas. Hizo bien, porque su salud declinaba cada día más y tuvo que dejar bien pronto su actividad de comerciante de papelería. Sus hijas, que lo adoraban, lo cuidaron con gran cariño, y cuando murió, su pena fue inmensa. El día de las exequias, Yvette, la primogénita, gemía convulsivamente; daba lástima verla tan apenada en el cementerio. En el momento de bajar el ataúd a la tumba, se desvaneció. Eliane, mientras tanto, sufría en silencio, y contenía las lágrimas. El tiempo ha pasdo desde entonces. Yvette, todavía hoy, no puede evitar las lágrimas cuando se evoca delante suyo los recuerdos del pasado, pero rápidamente pone su pensamiento en otra parte y busca la distracción. Eliane, por contra, se queda grave y silenciosa, manteniendo piadosamente en su corazón la memoria del padre que tan tiernamente estimaba. Las dos hermanas se ha resentido del sufrimiento de la muerte de un modo diferente, cada una según su carácter. Sucede así que un acontecimiento fuerte influencia el destino particular de una persona llevándola a afirmarse en el sentido de la propia ley. Cierto que Yvette y Eliane habían reaccionado de manera diferente a las múltiples circunstancias de la vida cotidiana, pero unidas en su cariño mutuo, siguieron unidas como hermanas muy cerca la una de la otra. Pero hoy (cuando tienen 17 y 16 años respectivamente) parece que un velo se desgarra, que las crisálidas están a punto de convertirse en mariposas, y que dos caracteres nuevos se revelan, bien diferentes uno de otro, y próximos a tener que enfrentarse. Eliane tiene un año menos que su hermana. Sin embargo, de las dos, es la más seria. Es ella a quien ha marcado más la muerte del padre. De niña, sentía gran iración por su hermana mayor, por sus brillantes cualidades: su alegría, su gracia, su inteligencia, su desenvolvimiento en sociedad. Encontraba natural que Yvette fuese la preferida, pero por causa de ello, sufría en secreto, reprochándose amargamente

sus celos, que juzgaba mezquinos. Se sentía mal a causa de su timidez, de su torpeza, de su inteligencia demasiado lenta, tan alejada -pensaba ella- de la vivacidad de espíritu de su hermana mayor. Su salud era frágil, sin grandes enfermedades, pero con indisposiciones frecuentes que la obligaban a no salir de casa. Esto contribuyó tempranamente a desarrollar su preferencia por la vida íntima, solitaria, que llegaría a ser su rasgo de carácter más acentuado. Pero pese a su debilidad, era una buena alumna, muy aplicada, muy estudiosa, deseosa de instruirse de todo cuanto se pudiese aprender en los libros; su interés se centraba por las letras, por las lenguas antiguas, por la Historia. No tenía especial aptitud para los estudios, pero muy reflexiva, aprendió tempranamente a compensar sus deficiencias con una conciencia escrupulosa hasta en los trabajos menos importantes. A esta edad tierna en que los niños todavía piensan de ordinario en jugar más que en hacer sus deberes, Eliane pensaba ya que no había por qué dejarse llevar, que era necesario disciplinar su vida, y por consiguiente, educar su voluntad. Tenía apenas doce años cuando su padre cayó enfermo de lo que más tarde causaría su muerte. Siempre fue débil, y sin duda esa era la causa de la delicada infancia de Eliane, y más adelante de su falta de vitalidad. En efecto, ella se le parecía bastante, tanto física como moralmente, y el paso del tiempo debería acercarlos cada vez más. Toda su juventud fue de auténtico afecto por su padre enfermo. Mientras que Yvette, como una mariposa, corría pronto a jugar tras pasar un rato junto a él, Eliane se complacía en la calma de la habitación del enfermo. No le gustaba lo mundano: la gente siempre la había amedentrado, no sabía qué decir en su presencia. Por contra, en esta intimidad entre dos, se encontraba a gusto, explayándose. Si no hacía compañía a su padre, era para buscar la soledad en el campo o absorberse en una lectura de su gusto. Le gustan los libros, especialmente los que tratan del pasado. El futuro le da miedo, sobre todo tras la muerte del padre que adoraba tan tiernamente. Le da la impresión de que su vida se 49

paró en ese instante, que el porvenir se cierra a menudo ante ella, y el pasado se le aparece con el atractivo de un paraíso perdido. Vive en el recuerdo: todo su ser está ligado al hogar, a su librería. Poco después de la muerte de su padre, se le pasó por la cabeza entrar en un convento, desarrollándose en ella una gran necesidad de fervor religioso, de intimidad estrecha con Dios. Pero no llegó a decidirse: demasiados lazos la ligaban aún al hogar familiar, y sintiendo la continua necesidad de evasión de su hermana Yvette, no ha querido dejar sola a su madre. Entre ambas llevan la librería. Pero Eliane carece de aptitudes para el comercio: no tiene sentido de los negocios, ni le gustan las cifras, ni le es fácil tratar con el público. Tampoco posee la menor ambición de acrecentar su patrimonio, cosa indispensable en un comerciante para hacer avanzar su negocio. De todas formas, ha desarrollado cierta competencia en materia de libros, y además, su discreto encanto cae bien a muchos clientes de la librería. Pese a la torpeza que provoca su timidez, de su rostro con una nariz demasiado larga y la boca de expresión triste, muestra una gran delicadeza, y sus grandes ojos, con una dulzura sombría, son muy bonitos. Es cara de palabras, de gestos, y viste siempre con colores sobrios, elegidos con un gusto discreto, pero exquisito. Habla poco y no se compromete fácilmente. Algunos la encuentran fría y orgullosa, porque jamás muestra al exterior los movimientos de su rica sensibilidad, que sólo vibra interiormente. Sólo de pensar en una salida por ahí, o en una velada mundana la ponen en un gran compromiso. Hay que decir que teme toda clase de os, y que desde niña, no le gustaba ni que la tocasen ni que se la abrazara. No ha querido aprender a bailar como su hermana, precisamente a causa de ello. Hasta los acontecimientos más insignificantes de la vida cotidiana la afectan de una manera exagerada; es muy vulnerable, pero no lo trasluce. Si a veces tiene alegrías encantadoras, mucho más a menudo se siente herida interiormente y sufre en secreto. Sólo los más allegados pueden adivinar su aflicción, a la vista del pliegue amargo de sus labios más caídos que de costumbre. En los momentos que esto suce50

de, su carácter se altera, y durante unos momentos, se vuelve susceptible y cascarrabias. Eliane es consciente de ello y se lo reprocha a sí misma: quisiera tanto alcanzar esa serenidad interior que ira en los santos y que todavía no ha podido conseguir, que experimenta a menudo un sentimiento culpable de inferioridad. Ya hemos dicho antes que no ambiciona triunfos exteriores, mundanos, y es cierto. Su única ambición es la de crecer personalmente y seguir sin desfallecimiento la vía recta del deber. Eliane tiene ahora 26 años. Desde hace dos, está prometida a un buen muchacho que se desenvuelve bien en el mundo de los negocios. Michel es hombre de espíritu práctico, pero también tiene un lado tierno que sintoniza muy bien con la delicada sensibilidad de Eliane. Pero ella retrasa sin cesar su matrimonio, objetando que su deber le demanda permanecer algún tiempo más junto a su madre. Pero en secreto, tiene miedo del amor. Siente repugnancia por los líos sentimentales de su hermana Yvette, que lleva una vida disipada y con una gran libertad de costumbres. Hasta ahora, Eliane no ha tenido otro conocimiento del amor que a través de pensamientos románticos y muy puros. Del o de los cuerpos en la unión del hombre con la mujer, ella no quiere ni pensar; esto le parece impuro y reprensible. Como su novio vive en otra ciudad, ella le escribe, y su delicada ternura se explaya en las cartas. Eliane habla también de su amor en un diario íntimo, a quien entrega las confidencias de cada día: Me gusta que Michel me tome entre sus manos grandes, entonces me siento protegida por su fuerza generosa. Pero esta tarde me ha apretado contra sus labios, encerrándome contra él. He sentido un sofoco inmenso, lanzando un gemido. Sorprendido, se ha separado, observándome durante un buen rato. Tengo miedo de no amarlo como debiera. Temo decepcionarlo y no ser la mujer que él espera de mí. En cuanto ya está lejos, me complazco en rememorar su rostro, sus palabras, y lo amo tiernamente. Pero en cuanto vuelve a estar a mi lado, temo de nuevo su o, su proximidad: es algo que me

intimida, y me parece que a veces, yo también le intimido a él. Michel es un corazón simple, cuyo cálido sentimiento ignora el drama íntimo que se desarrolla en el alma de su prometida. Sin embargo, su inquietud le ha hecho llegar a decir: “Quisiera saber lo que piensan estos bellos ojos”. Pero como los ojos de Eliane no le revelan el secreto, espera. Su instinto le dice que Eliane es de esos corazones fieles que no se alejan fácilmente, que ella no decepcionará su espera. Cosa curiosa: este muchacho tan juicioso, infinitamente más puesto en los negocios que su prometida, no toma sin embargo ninguna decisión personal importante sin pedirle a ella su consejo. Su seriedad, su sensibilidad, su intuición, son para él toda una garantía de seguridad a la hora de las valoraciones. A Eliane esto le sorprende, ella que siempre duda de sí misma, tan llena de escrúpulos, pero a la vez se ha hecho digna de esta confianza que su novio le testimonia. Después de haberlo dudado durante dos años, Eliane estaba casi decidida para casarse

cuando ha caído enferma, de lo mismo que se llevó a a su padre. Golpe terrible para Michel, que desesperado, ve cómo escapa su buena suerte. Pero Eliane sorprende a todos cuantos le rodean por su serenidad frente a la enfermedad. Ha sido uno de esos seres siempre atormentados por el porvenir, pero ahora muestra un estoicismo sorprendente, justo cuando la desgracia acaba de alcanzarla. He aquí lo que escribe en su diario: Estoy enferma, gravemente enferma. El porvenir está marcado para mí por una gran interrogante. Probablemente tendré que renunciar a Michel, al matrimonio. Pensando en esto, debiera sentirme muy desgraciada. ¿Por qué no es así? Estoy aparcada de la vida. Debiera sufrir, pero esto no ocurre. Es extraño, experimento como un sentimiento de liberación. No puedo defenderme de la idea de que es la Providencia quien me envía esta enfermedad, que es para mí el mejor destino, lo que me dará mayor paz interior, y en consecuencia, no debo revolverme contra ella.

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