Boga Mar Adentro 14r4p

Por: Yuri Banegas Pasaje Bíblico Lucas 5:1-11 “Aconteció que estando Jesús junto al lago de Genesaret, el gentío se agolpaba sobre él para oír la palabra de Dios. Y vio dos barcas que estaban cerca de la orilla del lago; y los pescadores, habiendo descendido de ellas, lavaban sus redes. Y entrando en una de aquellas barcas, la cual era de Simón, le rogó que la apartase de tierra un poco; y sentándose, enseñaba desde la barca a la multitud. Cuando terminó de hablar, dijo a Simón: Boga mar adentro, y echad vuestras redes para pescar. Respondiendo Simón, le dijo: Maestro, toda la noche hemos estado trabajando, y nada hemos pescado; mas en tu palabra echaré la red. Y habiéndolo hecho, encerraron gran cantidad de peces, y su red se rompía. Entonces hicieron señas a los compañeros que estaban en la otra barca, para que viniesen a ayudarles; y vinieron, y llenaron ambas barcas, de tal manera que se hundían. Viendo esto Simón Pedro, cayó de rodillas ante Jesús, diciendo: Apártate de mí, Señor, porque soy hombre pecador. Porque por la pesca que habían hecho, el temor se había apoderado de él, y de todos los que estaban con él, y asimismo de Jacobo y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón. Pero Jesús dijo a Simón: No temas; desde ahora serás pescador de hombres. Y cuando trajeron a tierra las barcas, dejándolo todo, le siguieron.” La Biblia nos presenta en los evangelios el momento en que Jesús llamó a los primeros discípulos, quiénes dejándolo todo se apresuraron a la nueva tarea de convertirse en pescadores de hombres. Sin embargo Lucas es el único escritor que nos cuenta con lujo de detalle lo que ocurrió previo a esa crucial decisión que tomaron estos hombres para dejar sus trabajos y dedicarse por entero al servicio del Señor. La respuesta obedece a varias circunstancias que los nuevos Discípulos de Cristo experimentaron en ese momento, y es Lucas, inspirado por el Espíritu Santo, quién nos revela este instante de manera maravillosa a través de su narración. Hagamos pues un minucioso viaje por este pasaje para analizar porción a porción el contenido del mismo y meditar en cada uno de los instantes importantes de este hecho. Contexto Jesús tenía ya varios días de estar en Capernaúm enseñando en la sinagoga. Se estableció ahí después del episodio en el cual casi fue ejecutado en su propia ciudad natal de Nazaret, después de haber leído el pasaje de Isaías que lo identificaba como el Mesías. Lucas 4:31-32 “Descendió Jesús a Capernaum, ciudad de Galilea; y les enseñaba en los días de reposo. Y se iraban de su doctrina, porque su palabra era con autoridad.” De hecho ya su fama era notoria en toda la región pues hizo varios milagros en Capernaum, incluso sanó a la misma suegra de Pedro, lo que evidencia que Jesús no era un desconocido al momento de subir a la barca. Lucas 4:33-44 “Estaba en la sinagoga un hombre que tenía un espíritu de demonio inmundo, el cual exclamó a

gran voz, diciendo: Déjanos; ¿qué tienes con nosotros, Jesús nazareno? ¿Has venido para destruirnos? Yo te conozco quién eres, el Santo de Dios. Y Jesús le reprendió, diciendo: Cállate, y sal de él. Entonces el demonio, derribándole en medio de ellos, salió de él, y no le hizo daño alguno. Y estaban todos maravillados, y hablaban unos a otros, diciendo: ¿Qué palabra es esta, que con autoridad y poder manda a los espíritus inmundos, y salen? Y su fama se difundía por todos los lugares de los contornos. Entonces Jesús se levantó y salió de la sinagoga, y entró en casa de Simón. La suegra de Simón tenía una gran fiebre; y le rogaron por ella. E inclinándose hacia ella, reprendió a la fiebre; y la fiebre la dejó, y levantándose ella al instante, les servía. Al ponerse el sol, todos los que tenían enfermos de diversas enfermedades los traían a él; y él, poniendo las manos sobre cada uno de ellos, los sanaba. También salían demonios de muchos, dando voces y diciendo: Tú eres el Hijo de Dios. Pero él los reprendía y no les dejaba hablar, porque sabían que él era el Cristo. Cuando ya era de día, salió y se fue a un lugar desierto; y la gente le buscaba, y llegando a donde estaba, le detenían para que no se fuera de ellos. Pero él les dijo: Es necesario que también a otras ciudades anuncie el evangelio del reino de Dios; porque para esto he sido enviado. Y predicaba en las sinagogas de Galilea.” Como sabemos Lucas escribió los hechos de manera cronológica y ubicándonos en este contexto podemos interpretar que al momento de la pesca milagrosa, para Pedro, Jesús no era un desconocido. Ya había estado en su casa, sanado a su suegra. Esa así como llegamos al momento de la pesca milagrosa, y vemos a Jesús, rodeado de gente pues ya las multitudes lo seguían; I. Generación apasionada (pasión por la Palabra) Lucas 5:1 “Aconteció que estando Jesús junto al lago de Genesaret, el gentío se agolpaba sobre él para oír la palabra de Dios.” Tal parece que estas personas alrededor del Señor tenían un fervoroso deseo de escuchar su palabra. Esto nos debe llevar a meditar sobre la condición de las gentes en nuestro tiempo. ¿estarán las personas ávidas de escuchar la palabra de Dios? O ¿están mas preocupados por el afán, la prosperidad? ¿cómo predicar a una sociedad que no quiere escuchar la palabra de Dios? Estas son algunas de las preguntas que debemos tomar en consideración a la hora de emprender nuestro nuevo papel como pescadores de hombres. Pero en lo concerniente al pueblo cristiano, surge la pregunta también: ¿estaremos los hijos de Dios hambrientos de esa palabra viva y eficaz? Hoy en día es triste ver en los cultos a las personas tomar con indiferencia la palabra de Dios, se fijan mas en el predicador que a la palabra misma, otros se atreven a emitir juicios sobre las personas por su estilo de predicación, haciendo a un lado el mensaje en sí mismo. La condición en la iglesia en la actualidad es tal que se venden mas los Cds de música y libros llamados Bestsellers, de cómo ser una mejor iglesia en 40 días, que Biblias. Justificamos en parte el hecho que las editoras han hecho un negocio redondo con la venta de las Biblias, y son caras. Pero no nos basemos en el hecho de la compra solamente, si no en el tiempo que los cristianos le dedicamos a la lectura de la palabra. Por lo menos hay una Biblia en nuestros hogares, ¿Cuánto la leemos?, y ¿cuánto la cumplimos, o sólo somos oidores olvidadizos y no hacedores? Dios no quiera y lleguemos a ser participes de la profecía de Amos 8:11-12 “He aquí vienen días, dice Jehová el Señor, en los cuales enviaré hambre a la tierra, no hambre de

pan, ni sed de agua, sino de oír la palabra de Jehová. E irán errantes de mar a mar; desde el norte hasta el oriente discurrirán buscando palabra de Jehová, y no la hallarán”

III. Jesús y tu barca (Jesús quiere entrar en tu barca, conversión) Lucas 5:3ª “Y entrando en una de aquellas barcas, la cual era de Simón…” Jesús le pide a Pedro lo deje entrar en la barca. Surge la pregunta, ¿hemos dejado al Señor entrar en nuestra barca? Muchos de nuestros acampantes son como Pedro, han oído de Jesús, han visto sus milagros incluso en su misma familia, pero ¿lo han dejado entrar en su barca?, este es un punto muy importante para tomar en consideración. El llamado de nuestros jóvenes a abrir la compuerta de su barca y dejarle entrar. Pero tenemos otro grupo de acampantes también, y esos son los que han dejado entrar a Jesús en su barca, pero no han pasado de la orilla. Es necesario que esto ocurra, que ambos grupos, los que no han dejado entrar a Jesús en su corazón, como los que lo han dejado entrar pero han andado por la orilla, sin querer separarse del mundo, tomen la decisión de remar mar adentro. Lucas 5:3-5 “Y entrando en una de aquellas barcas, la cual era de Simón, le rogó que la apartase de tierra un poco; y sentándose, enseñaba desde la barca a la multitud. Cuando terminó de hablar, dijo a Simón: boga mar adentro, y echad vuestras redes para pescar. Respondiendo Simón, le dijo: Maestro, toda la noche hemos estado trabajando, y nada hemos pescado…” Tenemos este hermoso cuadro del Señor predicando desde la barca, enseñando a la multitud, que como leímos antes, tenia hambre de escuchar la Palabra de Dios. ¿Cuántos corazones fueron tocados ese día? No lo sabemos pero estamos seguros que así fue, pues la Palabra de Dios nunca regresa vacía. Pero aparentemente, y aclaro es mi punto de vista, Pedro no quería en primera instancia regresar mar adentro, pues Jesús le “ruega” que la apartara de la tierra un poco, y luego de predicar a la multitud le pide remar mar adentro. Muchas veces nosotros, igual que Pedro, exponemos nuestras excusas para no profundizar en la presencia del Señor, “no estamos listos” “no somos dignos” o simplemente “no lo sentimos”. Nada hemos pescado Isaías 19:5 – 8 “Las aguas del mar faltarán, y el río se agotará y se secará. Se alejarán los ríos, se agotarán y secarán las zanjas; la caña y el junco serán cortados. Las praderas junto al río, junto a las riberas del río, y toda sementera del río se secarán, se perderán y no serán más. Los pescadores también se entristecerán; harán duelo todos los que arrojan el anzuelo al río y desfallecerán los que lanzan la red sobre las aguas.”

Si bien este pasaje esta basado en una profecía contra Egipto, no deja de ser cierto que no hay nada mas frustrante para un pescador que echar las redes y recoger nada. A falta de aguas, no hay peces y entonces el corazón del pescador desfallece. Una sequedad manifiesta en la apatía del pueblo en buscar la presencia de Dios. Gente que busca mas el entretenimiento y las emociones que una experiencia profunda y verdadera con el Espíritu Santo. Por otro lado, hay personas que están frustradas por haber sido engañados con falsas expectativas y a las cuales se les ha predicado un evangelio de ofertas, llevándoles a aguas estancadas, llenas de falsas doctrinas distorsionadas por el evangelio “Light” y lo lógico, no querrán volver al mar. Qué paradoja encontramos en este versículo, un Jesús que trae una Palabra de Dios a su pueblo, y un Pedro que le escucha desde la barca, que le ha “conocido” por encima pero no ha profundizado con Jesús, pero que está a punto de cambiar por completo su vida. III. Boga mar adentro (conociendo a Dios) Esta obediencia a la Palabra de Dios, trae sus frutos. El Señor quiere que profundicemos en él, que nos sumerjamos en sus aguas, en su presencia. Dios quiere bautizarnos con su Espíritu Santo y ¿qué es el bautizo sino la inmersión profunda y total de nuestro ser? Veamos el caso de Naamán. Por medio del profeta Dios le pide , no una sino 7 veces, que se meta a las aguas del Jordán. Al principió Naamán subestimó la orden del profeta Eliseo, pero sus siervos le hicieron entrar en razón y fue obediente a la voz del profeta y se humilló. El ingrediente mas importante de la obediencia es la humildad. NO NOS QUEDEMOS EN LA ORILLA, VAMOS MAS ALLÁ, sumerjámonos en la presencia del Señor. 1.

Sumergidos en su palabra

2.

Sumergidos en la oración y el ayuno

3.

Sumergidos en la adoración

Si hacemos esto, entonces conoceremos mas a profundidad la persona del Espíritu Santo, conoceremos a Dios. Dice la Biblia 2 Reyes 5:15 “Y volvió (Naamán) al varón de Dios, él (Naamán) y toda su compañía, y se puso delante de él, y dijo: He aquí ahora CONOZCO que no hay Dios en toda la tierra, sino en Israel. Te ruego que recibas algún presente de tu siervo.” Nahamán reconoció la grandeza de Dios, tubo un encuentro con Dios y ahora hay un cambio de actitud en su vida. Jeremías 9:23-24 “Así dijo Jehová: No se alabe el sabio en su sabiduría, ni en su valentía se alabe el valiente, ni el rico se alabe en sus riquezas. Mas alábese en esto el que se hubiere de alabar: en entenderme y conocerme, que yo soy Jehová, que hago misericordia, juicio y justicia en la tierra; porque estas cosas quiero, dice Jehová.”

Jeremías 24:7 “Les daré un corazón para que me conozcan que yo soy Jehová; y ellos serán mi pueblo y yo seré su Dios, porque se volverán a mí de todo corazón.” No basta con ir a la iglesia los domingos y miércoles, ni siquiera estar en una brigada y discipulado. No es suficiente con haber nacido en un hogar cristiano. Necesitamos conocer a Dios. Y Pedro tubo esa experiencia en la barca. Como consecuencia de la obediencia viene la bendición. Cuando somos obedientes a su Palabra Dios obra a favor de sus hijos. Lucas 5:6-7 “Y habiéndolo hecho, encerraron gran cantidad de peces, y su red se rompía. Entonces hicieron señas a los compañeros que estaban en la otra barca, para que viniesen a ayudarles; y vinieron, y llenaron ambas barcas, de tal manera que se hundían.” Las bendiciones a la obediencia son maravillosas a tal grado que sobrepasan nuestras expectativas. Y que mejor que ser obedientes al llamado del Señor a vivir un vida santa y agradable para con Dios, buscándole con todo ruego y súplica, humillándonos en su presencia, sumergidos en su Espíritu Santo, como dice el apóstol Pablo: Efesios 3:14-21 “Por esta causa doblo mis rodillas (en oración, alabanza, adoración, humillación, remando mar adentro) ante el Padre de nuestro Señor Jesucristo (de quien toma nombre toda familia en los cielos y en la tierra), para que os dé, conforme a las riquezas de su gloria, el ser fortalecidos con poder en el hombre interior por su Espíritu; que habite Cristo por la fe en vuestros corazones, a fin de que, arraigados y cimentados en amor, seáis plenamente capaces de comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura, (sumergidos en el Señor en todas dimensiones) y de conocer (conociendo a Dios) el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios. Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos (Dios obra mas allá de lo que nosotros pensamos y pedimos), según el poder que actúa en nosotros, a él sea gloria en la iglesia en Cristo Jesús por todas las edades, por los siglos de los siglos. Amén. IV. En tu Palabra echaré la red. (Echando las redes, Discipulado, trabajo, retener, formar, obedecer) Lucas 5:5 “Respondiendo Simón, le dijo: Maestro, toda la noche hemos estado trabajando, y nada hemos pescado; mas en tu palabra echaré la red.” ¿En qué palabra es que Simón decide confiar? ¿Literalmente en las palabras de Jesús que le dijo: “boga mar adentro y echad las redes al mar para pescar? Me atrevo más a pensar que se refiere a la Palabra predicada por Jesús. Volvamos al pasaje en su contexto, Pedro ya había visto Jesús, lo vio hacer milagros, sanó a su suegra digamos que “conocía” a Jesús, pero Jesús aún no había entrado en su barca, y mucho menos profundizado con él mar adentro. Las gentes se agolpaban a escuchar la Palabra de Dios, y Jesús le ruega a Pedro para entrar un poco en el mar y predicarles a las personas desde su barca, ¿qué habló Jesús? La Palabra de Dios, ¿Qué escucho Pedro desde la barca? La Palabra de Dios. La fe viene por el oír la Palabra de Dios, así que al estar Simón ante la Palabra le llevó a tener fe en esa Palabra y “en tu Palabra, echaré la red”

El echar las redes es el proceso de formación, de trabajo. Aunque la Biblia no nos deja muy claro si Jesús se puso a halar de las redes cuando pescaban, si es seguro que Pedro y los demás lo hicieron. La labor de echar las redes es un acto de fe y una actividad que lleva consigo el esfuerzo. Temor de Dios Lucas 5:8-10a “Viendo esto Simón Pedro, cayó de rodillas ante Jesús, diciendo: Apártate de mí, Señor, porque soy hombre pecador. Porque por la pesca que habían hecho, el temor se había apoderado de él, y de todos los que estaban con él, y asimismo de Jacobo y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón….” Una experiencia como esta, en mi caso, me hubiera llevado a saltar de alegría, gozarme en el fruto recibido, hacer cuentas de cómo presupuestar mis ingresos con una pesca de tal magnitud. Estaría muy agradecido con el Señor, y no creo que sean malas actitudes. Sin embargo me sorprende la actitud de Simón, cae de rodillas ante Jesús y le pide que se aparte de él. ¿Vaya manera de recibir la bendición no creen? Pero la razón por la cual Pedro emite tal expresión es porque reconoce ante Jesús, su condición de hombre pecador. Tubo un encuentro con el Señor y conoció la santidad de Jesús. No dudo que estaba agradecido, pero su primera reacción fue la de caer de rodillas ante el Señor y reconocer su pecado, y se apoderó de él y de todos los que estaban ahí temor. Temor de Dios, hoy en día cuanto hace falta. La humanidad no tiene el mas mínimo respeto y temor por el Señor, pero mas delicado aún, es que los mismos cristianos estamos cayendo en esa indiferencia y falta de reverencia y temor de Dios. Pecamos y nos justificamos y le llamamos error, suavizamos los términos para no incomodar a nadie, tapando el sol con un dedo, y nos gozamos de lo bien que nos va, de cómo somos bendecidos y prosperados, pero no caemos de rodillas ante un Dios santo y justo, del cual somos inmerecederos. Siempre que Dios habló a sus hijos por medio de sus ángeles, o el mismo Ángel de Jehová, siempre que Dios se manifestó al hombre, sus palabras de entrada eran: “no temas”, ¿no nos parece lógico pensar entonces, que la presencia de Jehová traía consigo esa sensación de temor en el hombre? ¿Hay temor de Dios en la iglesia? ¿Hay temor de mentir, murmurar, fornicar, jugar con el pecado? V. Y dejándolo todo… (No temas, confianza en el Señor, liderazgo, frutos) Lucas 5:10b-11 “Pero Jesús dijo a Simón: No temas; desde ahora serás pescador de hombres. Y cuando trajeron a tierra las barcas, dejándolo todo, le siguieron” ¡Qué hermosas palabras saliendo de la boca del Señor! No temas, siempre en sus manifestaciones Dios nos dice; no temas. Pedro fue reconfortado, y a pesar de su pecado y de su condición el Señor no le rechazó porque vio una actitud humilde en su corazón. Vio a un hombre capaz de reconocer, aún en medio de la bendición, que el era inmerecedor de ese galardón, pero más que eso, vio un hombre que supo

reconocer quién estaba en su barca. Simón reconoce su condición pecadora y no se considera digno que aquel ser santo y irable este en su barca. Estas palabras “No temas” deben llenarnos de animo, para aceptar el reto del llamado y de tener el valor y la entereza de seguir en pos de aquel que nos llamo, poniendo la mano en el arado y no mirar atrás. Y es en ese instante, después de todo este proceso que llevo a Simón a un encuentro con el Señor que dejándolo todo, los nuevos Discípulos siguen en pos de Cristo el llamado a ser pescadores de hombres. Esta es la etapa del liderazgo, con la confianza plena del llamado, aceptando el reto, no solo de predicar, si no de formar a otros.