Acompañamiento de Enfermería durante el proceso de muerte del ser humano. Unidad 3, Tema 2. Elaboró: Sara Esther Téllez Ortíz* Asesoría Pedagógica: Irma Piña Jiménez.
Sensibilización y desensibilización. 1
*Profesora de SUAYED/ ENEO. Correo electrónico:
[email protected]
Sensibilización y desensibilización. Contenido Empleo de la técnica de desensibilización.
La sensibilización en el proceso de duelo.
Empleo de la técnica de desensibilización La enfermedad, sobre todo cuando es terminal y en muchos casos la hospitalización, son situaciones que a muchos pacientes (si no es que a todos) les perturba mucho emocionalmente, por consiguiente son desencadenantes de gran cantidad de emociones, sentimientos y sensaciones, que en muchos de los casos son difíciles de manejar por los mismos pacientes y/o sus familiares que tienen vínculos afectivos muy fuertes. En este proceso se encuentran alterados, como lo hemos venido estudiando durante la mayor parte de las asignaturas, aspectos biológicos, psicológicos, sociales y espirituales en el ser humano, los cuales tienen o provocan manifestaciones muy particulares en cada persona, lo que conlleva a que individuos con patologías similares presenten manifestaciones totalmente diversas (recuerda que cada ser humano es único e irrepetible). Por ejemplo, en el aspecto biológico podemos esperar diversas respuestas humanas derivadas del tipo de enfermedad, el tiempo de evolución, el estado de gravedad, el órgano, aparato o sistema afectado y la función o el umbral al dolor, entre otros aspectos. En lo psicológico, influyen la etapa del ciclo de vida en que se encuentre la persona, la estructura o madurez de su yo, los mecanismos de defensa que utiliza, sus rasgos de personalidad, etc. En el aspecto social, por ejemplo, sus relaciones personales y afectivas, el tipo de familia al que pertenece así como sus relaciones familiares, la actitud que la familia ha adoptado hacia la enfermedad, los duelos familiares previos, su cultura, etc. Y en el aspecto espiritual el grado de apego que tenga a su religión o creencias, necesidad de alimentación espiritual, temores y culpas, etc. Un aspecto muy importante es conocer que para el inconsciente el imaginar que se acerca el final de la vida es inconcebible, y ese final generalmente se asocia a un
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mal que proviene de fuera, esto es, en el inconsciente nuestra vida solo puede acabar si alguien termina con ella, no es concebible morir por una causa natural, por lo tanto, la muerte se ve asociada a un acto de maldad, a un acontecimiento que aterra, algo que exige pena y castigo. ( Kubler-Ross, 2003). Esto sucede porque, de acuerdo con Bastian y Stanley (2010), los seres humanos asumimos que cuando se nos aproxima la muerte, por sí misma reduce notablemente la calidad de vida de la gente (eso lo hemos visto muy de cerca las enfermeras cuando somos testigos de la forma en la que se deterioran los pacientes cuando se les da un diagnóstico de Cáncer, Sida o cualquier otra enfermedad considerada terminal) y para protegernos o tal vez como un mecanismo de defensa, pasamos de largo por la vida evitando ese tema, ya que preferimos evadirlo, negarlo o simplemente ignorarlo. El hecho de la muerte en nuestras vidas hace que muchos de nosotros nos sintamos incómodos, se hacen grandes esfuerzos por evitar el tema, a los niños se les esconde y los adultos lo evitan en todo momento, incluso hasta cuando un familiar está a punto de morir y desea hablar de ello porque no se quiere ir sin arreglar sus pendientes, sus familiares lo callan y las expresiones más comunes son “no digas nada….., no te va a pasar nada….., no hables de eso…., no digas esas cosas”, y entonces, la muerte se convierte en algo que todo mundo sabe, todo mundo ve pero nadie la menciona. Gómez (2008) establece que las situaciones antes mencionadas se pueden identificar como respuestas con un predominio de negación a la enfermedad, estas respuestas pueden ser desde de ansiedad, agresión, depresión, dependencia, rompimientos de tipo psicótico, etc. que requieren diversos manejos y el empleo de algunas técnicas terapéuticas con las cuales se espera que el paciente recobre el equilibrio y pueda manejar de mejor forma sus dificultades. Si se logra que una respuesta antagónica a la del miedo se produzca junto a estímulos que provocan ansiedad, disminuirá la relación entre estos estímulos y su reacción de miedo. La intensidad de la respuesta de miedo a dicho estímulo va haciéndose cada vez menor, hasta llegar a desaparecer por completo. Por ejemplo, si a una persona en proceso de duelo le da mucho miedo pasar por la habitación en donde murió su ser querido, lo que se le puede recomendar es que intente de primer instancia pararse frente a la habitación y realizar algunas respiraciones profundas a fin de disminuís su ansiedad de salir corriendo de ese lugar y lograr la relajación, si este paso se logra hacer (con la cantidad de intentos que sea necesario), el siguiente es que se pare un momento en frente de la puerta, respire profundo evocando pensamientos de paz, tranquilidad y serenidad e intente abrir la puerta, haciendo eso cuantas veces sea necesario hasta lograr abrirla con cierta serenidad. El siguiente paso será intentar entrar con el preámbulo de los pasos anteriores evocando a la persona muerta de la
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forma más bella posible, de esta manera se instalará una respuesta antagónica al miedo. Esta técnica es conocida como desensibilización sistemática y tiene su origen en la ayudar a pacientes con ansiedad grave, sin embargo esta terapia cognitivo conductual ha tenido éxito en pacientes que se encuentran en proceso de duelo, cuando ha sido aplicada por tanatólogos preparados que conocen y saben manejar la terapia. Algunos autores establecieron como hipótesis que el elemento esencial para lograr éxito terapéutico con la desensibilización sistemática es el nivel de “expectativa de ganancia” por parte del sujeto. Es decir, la eficacia terapéutica de la técnica depende de lo que el sujeto espera lograr con ella y de la confianza que tenga en la misma. (Ibañez,1984) Recordarás que en la primera unidad estudiamos lo que significa la introspección; pues es en este momento en donde verificaremos su importancia, ya que la introspección es de gran ayuda a los pacientes para comprender las causas que se encuentran detrás de sus síntomas emocionales. Por ejemplo, una persona cuando se analiza y ensimisma en lo que ha sido su vida, puede darse cuenta de cómo han pasado sus temores del pasado al presente, esto es, cómo ha venido arrastrando los sentimientos, sensaciones y miedos del pasado a su vida actual, pero cuando logra hacerlo, cuando logra darse cuenta de cuál es el origen del problema su ser se fortalece, ya que puede llegar a dar explicación del por qué presenta ciertos comportamientos ante ciertas situaciones. Esta introspección puede ayudarlo a enfrentar desafíos con mayor seguridad, por lo tanto este ejercicio de retrospección puede apoyar significativamente a la desensibilización, que es una técnica de comportamiento que brinda apoyo para que el paciente, pueda enfrentar un temor específico y superarlo. Es particularmente útil cuando la ansiedad, hace que la persona no cumpla con importantes tareas o responsabilidades. El proceso de la desensibilización sistemática tiene los siguientes pasos:
Se inicia con un ejercicio de relajación muscular profunda. Se le pide a la persona que imagine la situación a desensibilizar, de manera que no llegue a producir inquietud o angustia. Cuando llega al momento de mayor ansiedad, se le pide que se relaje completamente, al igual que se hizo al comienzo de la sesión. Se vuelve a pensar o imaginar en la jerarquía de ansiedad y al llegar el momento de mayor intensidad se le pide que se relaje completamente. Una vez relajado, y tras haber imaginado el pensamiento último sin llegar a sentir ansiedad, se le informa que debe tener otra sesión. La sesión siguiente se inicia con el pensamiento o imaginación de la jerarquía
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de ansiedad sucesiva, o que produce inmediatamente más ansiedad, procediendo a relajarse en el momento de mayor intensidad. Volviéndose a repetir y si hay tiempo para ello, se pasa a la siguiente jerarquía o se le cita para la nueva sesión. (Izquierdo, 1988) La sensibilización en el proceso de duelo. Por otro lado, la disciplina de la Tanatología ha hecho que se tenga mayor interés y respeto por la muerte, su práctica se centra en la calidad de vida del enfermo y su familia, desde que se declara la enfermedad incurable hasta el último minuto de su vida, trabajando con el paciente, sus conflictos y duelos, su proceso de transición a la muerte, sus sentimientos (angustia, rabia, dolor, miedo, desesperanza, etc.) y sus deseos. Esta disciplina está orientada a establecer entre el paciente terminal, su familia y el personal médico, un vínculo de confianza y esperanza, con la finalidad de que el enfermo tenga una muerte adecuada, digna y tranquila. En la actualidad hay muchos factores por los cuales la muerte no se espera o afronta con tranquilidad, ya que en muchos casos, el proceso de morir está acompañado de situaciones que lo impiden; por ejemplo, la gente muere sola o acompañada de completos extraños a los que no le une ningún vínculo afectivo, en un ambiente deshumanizado y mecanizado. Por lo tanto, el morir se convierte en algo solitario e impersonal, porque a menudo el paciente es arrebatado de su ambiente familiar y llevado a una fría y escandalosa sala de hospital. El paciente puede pedir a gritos descanso, dignidad y paz, sin embargo sólo recibe infusiones venosas, la instalación de aparatos ruidosos y estresantes, piquetes en el cuerpo, etc. Nuestra concentración en su presión sanguínea, en sus resultados de laboratorio, en la cantidad de excretas que produce y en entregarlo al siguiente turno sin “pendientes” nos hace perder de vista la parte “Humana de la persona”. Es por ello que la función del tanatólogo o de la enfermera con conocimientos de Tanatología, es sumamente importante para satisfacer esas necesidades tan olvidadas que tienen en todo momento los pacientes, sobre todo los que se encuentran cursando con una enfermedad terminal o en fase terminal. La Tanatología ofrece al paciente un acompañamiento compasivo, comprendiendo que este sujeto necesita desprenderse de sus culpas, miedos, conflictos y de su sociedad, misma que a decir verdad, no nos prepara para vivir desde lo espiritual sino desde lo corpóreo o lo material. En este sentido, Martha Palencia (2006) menciona que el terapeuta tanatólogo puede mostrar a su paciente que es capaz de resignificar su sufrimiento y rearmar su biografía a partir de ese quiebre físico, emocional y psíquico que implica saberse como “sujeto terminal”, que no quiere renunciar al cuerpo ni la búsqueda impulsiva de lo que ya tiene y que siente la
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falta de lo que no podrá ya ser ni realizar, todo ello a través de la sensibilización, esto es, de identificar plenamente esos sentimientos y sensaciones. Esta forma de terapia es una importante ayuda al paciente terminal, porque en gran medida le ayuda a desprenderse de la explicación del “por qué le toca la muerte”, para dar lugar al “para qué le toca la muerte”. (Palencia, 2006) Kubler Ross (2010) afirma que la palabra y la sociedad demandan al ser ganarle a la muerte. Sin embargo con la enfermedad incurable, su yo se enfrenta y confronta cara a cara con su propia inexistencia, sin más opción que introyectarla en su psiquismo. Es quizás en ese momento, cuando acepta su vida verdadera (sensibilización), sin máscaras, sin defensas ni resistencias: ya no hay dualidades por lo tanto desaparece el conflicto, vida y muerte son lo mismo al igual que amor y odio. Mientras el duelo es un proceso necesario y natural para sanar nuestra mente y se utiliza siempre que perdemos algo o alguien querido, es necesario que comprendamos lo que este significa y aceptemos nuestros sentimientos con respecto a la muerte, que incorporemos la creencia de que es un proceso natural en una vida y que su significado tiene que ver más con renovación e inicio que con final o castigo. Es un proceso natural que nos conduce a un nuevo despertar, porque hay algo en el interior de cada persona que así se lo dice. Este pensamiento proporcionará seguridad y mantendrá alejado el miedo, de esa misteriosa experiencia. Referencias bibliográficas Bastian, W. y Stanley, T. L. (2010). Vivir plenamente y morir bien. Reflexiones sobre la muerte para encontrar el significado de tu vida. Madrid: Gaia ediciones. Gómez, R. C. (2008). Técnicas de psicoterapia breve en Psiquiatría de enlace. Revista Colombiana de Psiquiatría. Vol. 37:1:2008 101-112. Asociación Colombiana de Psiquiatría. Colombia Consultado el 20 de abril de 2012 en http://redalyc.uaemex.mx/redalyc/pdf/806/80617857008.pdf Ibañez, E. (1984). ¿Es cognitiva la desensibilización sistemática? Boletín de Psicología, No. 1 y 2. Valencia. Consultado el 20 de abril de 2012 en http://www.uv.es/seoane/boletin/previos/N1y2-3.pdf Izquierdo, A. (1988). Métodos y técnicas en terapia de conducta. Capítulo 2: Desensibilización sistemática y reducción de miedos. Valencia: Promolibro.
Kubler-Ross, E. (2010). La rueda de la vida. Espiritualidad Zeta. España.
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Palencia, A. M. (2006). Calidad de la atención al final de la vida: Manual para el médico y la enfermera. México: Grama editora
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