RELIGIÓN Y RELIGIOSIDAD
INTRODUCCIÓN Estamos en una dolorosa encrucijada porque mientras que la religión es una necesidad natural del hombre, imprescindible para darle su verdadera dimensión, la religiosidad es la respuesta personal y grupal a las exigencias de la fe: razón y voluntad. Un vivir con la divinidad y un saber en conciencia sobre su fidelidad a las responsabilidades que le son propias, de una forma profunda y pragmática. Estamos en una dolorosa encrucijada porque no es suficiente que la naturaleza estalle en alabanzas a su Creador; una grandiosa sinfonía orquestada e interpretada por la criatura racional que porta la batuta: el hombre. Si, afanado por ir más lejos, ha perdido la partitura y toca de oído con unos instrumentos que están obsoletos, desafinados. Un hombre preocupado en una desorbitada carrera hacia el espacio exterior que olvida el espacio interior, donde se encuentra el verdadero Universo. La religión (del latín religare o re-legare) es la forma de llegar al Ser Supremo para responder como criatura: aceptación y culto. La religiosidad es la dimensión humana de la fe. Fe que es misteriosa en su origen y en sus formas, pues procede de la gracia de Dios. La religiosidad no es misterio, sino que es y viene del pensar, del sentir, del querer, del vivir y del compartir con los demás. Muchos pueblos de España celebran el día de la Natividad de la Virgen (8-IX) con su advocación local, en Málaga es la Virgen de la Victoria; como también ocurrió en la Ascensión (15-VIII); lo cual es un signo de religiosidad. Una religiosidad que tiene que fundamentarse en la religión, aunque sea de forma sencilla. Sin ese fundamento religioso, serían sólo prácticas bondadosas o festivas. Entre las grandes religiones sólo hay una, con un antes y un después, en la que el mismo Dios se haya manifestado al hombre y se haya identificado con él hasta encarnarse: el Cristianismo. En todas las demás es el hombre, más o menos inspirado, el que busca descubrir y adorar a Dios hasta donde su inteligencia puede alcanzar, sin saber que la fe es un don. Un regalo que se concede sin merecimiento y precisa de humildad. La soberbia rodea a la luz y ésta desaparece en su opacidad. Sabemos por la Historia Sagrada; aceptada y compartida por millones de personas; que, tras la Creación, el hombre se ofuscó en su propia introspección y que fue conducido, como pasa ahora y pasará siempre, a la egolatría. Sabemos por la Historia de la Humanidad que, tras abandonar el culto al Ser Supremo, la inquietud por esa carencia le condujo a la idolatría, a divinizar cualquier cosa. Aquello que les pareciera superior a los hombres concretos de una época y de una cultura. Ahora se adora a la Ciencia, como antes fue al Pensamiento y un poco antes al Cesarismo… Hay que entender que religión/religiosidad impregnan toda la vida personal y social a pesar de ateos y agnósticos (disminuidos espirituales). Nada les es ajeno. Ellas demandan que se tengan en cuenta a la hora de promulgar leyes y al aplicarlas; al diseñar el sistema de formación y en las medidas de apoyo a las familias para la educación de sus hijos; en todo momento y situación. Dios no quiere que le honremos sólo con los labios, sino en verdad y con el corazón.
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RELIGIÓN Y RELIGIOSIDAD 1. ASPECTOS GENERALES Religión y Religiosidad, dos términos que usualmente tienden a confundirse ya que se encuentran intrínsecamente relacionados, pero son dos conceptos muy diferentes. ¿Qué es la religiosidad?… Para este caso, religiosidad debe entenderse como la necesidad fundamental y primaria de todos los seres humanos de creer en un ser, ente o fuerza superior que pueda hacer posible todo lo que para el hombre, por su misma naturaleza, le es imposible hacer. Es una proyección consciente y subconsciente de un súper yo. Para el hombre es un imperativo necesario creer en un ser superior para depositar sus esperanzas, darle sentido a su vida, encontrar las respuestas que su inteligencia no puede proporcionarle, sentirse acompañado, saber que lo inalcanzable para él, es posible a través de ese ser, ente o fuerza. La religiosidad es una característica del hombre y ninguna persona, por muy ateo que ostente ser, está abstraído de esta. ¿Religión?… La religión es un invento del hombre, en un principio tal vez con el noble fin de agrupar las religiosidades de los hombres en un sólo o varios dioses compartidos, es decir, agrupar las religiosidades por credos, sin embargo, la religión se ha ido degenerando y se ha convertido en un instrumento de control del hombre por el hombre, sinónimo de manipulación, dominación y abuso del poder. Aun cuando Einstein demostró que nada en este mundo es absoluto, sino relativo, los credos religiosos siguen empecinados en conservar sus dogmas o verdades absolutas, siendo esto un mecanismo para dormir conciencias y cultivar, según palabras de Kant, “menores de edad”. La religión ha evolucionado de formas diferentes en las distintas culturas que han existido. Miremos a Egipto, Babilonia, Sumatra, Grecia, Roma, aztecas, Incas, mayas y muchas más. Estas culturas tenían sus dioses y la religión estaba muy arraigada en sus vidas, pero a pesar de estar bajo un credo y sistema religioso, fueron culturas que avanzaron en las ciencias, es decir que la religión nunca jugó un papel imposibilitador en el desarrollo la ciencia y la tecnología, no puso freno a la búsqueda de nuevos conocimientos porque el querer conocer mejor a sus dioses, querer agradarlos y honrarlos era la fuente de su motivación, aunque no se puede negar, que tal vez se limitó un poco la salida de estos conocimientos de las manos de los sacerdotes al común del pueblo. Saberes en las áreas de matemáticas, astronomía, geometría, arquitectura, entre otras, han sido heredados de esas civilizaciones hasta nuestros días. ¿Por qué se plantea que la religión se ha degenerado?… El hombre conoce el poder y lo que se puede hacer cuando se tiene sobre otros. La religión se ha convertido en el instrumento por excelencia para controlar al hombre desde su dimensión de religiosidad, ya que así no sólo se aseguran de su fidelidad al ritual, sino que además, le permite interferir y manejar otras dimensiones como la cultural, social, económica, política, entre otras. Visto desde este punto, la religión, tal como lo planteó Marx en su tiempo, es el opio del pueblo. La religión, como instrumento de poder, ha subyugado la religiosidad del hombre con base al temor, aceptación, resignación; disfrazando todo esto en un “amor a dios y a sus hermanos” Siempre escuchamos las frases “Si Dios dispuso así, yo lo acepto”, “ay, que sea lo que Dios quiera” y similares, entonces se hace notar como
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la personalidad de cada adepto, la individualidad del mismo y el poder de decisión propia, quedan relegados a un segundo plano. Por otro lado es palpable la manipulación que se ha hecho de ellos para convencerlos de que los saberes y conocimientos provienen siempre de una fuente divina, que no se pueden cuestionar, son absolutos y perennes; dejando de lado y obstruyendo la capacidad de experimentar, conocer, razonar, criticar, pensar y de saber que las cosas en este mundo son diferentes a como su culto las plantea, en cambio, esto es tachado de diabólico, malo, perjudicial y una sublevación e irreverencia contra Dios. Todo lo anterior tiene un serio impacto en la sociedad, ya que limita el desarrollo del ser humano, limita también el desarrollo de las ciencias y de la tecnología. Vemos el caso de la Edad Media con la religión católica y actualmente, el caso de Afganistán con los talibanes (musulmanes ortodoxos). ¿Por qué?… Porque aquellos que tienen y manejan los hilos del poder religiosos son conscientes de que entre más se ilustren sus ovejas, más rápido parten del rebaño ya que han transcendido la dependencia de su pastor y ahora ellos pueden pensar por ellos mismos, entonces los pastores intentan detener este proceso creando e imponiendo dogmas a sus adeptos, escudándose en que es un mandamiento de Dios. Es claro que las sociedades que mantienen fuertes credos religiosos están en seria desventaja frente a aquellas que los han trascendido. La religiosidad pertenece al mismo rango subjetivo del acto mental que inspira la metáfora poética, el sentimiento de lo inefable; o el acto de ensoñación y recuerdos que hacen presente experiencias anteriores. Los fariseos, seguidores del “Libro de los muertos” egipcio anterior al judaísmo, dice Pablo en Hechos que creían en espíritus y una inmortalidad, como los ancestros Isaac y Jacob aparecidos en sueños; mientras en la sinagoga de los saduceos no creían en espíritus ni inmortalidad, pero eso no impediría tener sueños de sus representaciones mentales de Isaac y Jacob. Un fenómeno cultural de una actividad mental adquiere distinta forma institucional, la religiosidad de apariciones y aparecidos de imágenes preexistentes, una convención de normas de una sinagoga lo acepta y otra lo rechaza. Aquí se distingue religión y religiosidad. Ejemplo, la religión católica norma el sacerdocio romano y el culto de héroes como intermediación con la figuración de la Divinidad; leen relatos bíblicos editados con apostillas, necesitan un catecismo doctrinal y el juicio de conciencia en el confesionario. En cambio, la religión de Reforma Cristiana, llamados “protestantes”, excluyen la necesidad de orden sacerdotal, prescinden de obediencia a una autoridad religiosa y héroes sancionados como mediadores, practican libre examen de conciencia y libre lectura de relatos bíblicos. Pero protestantes y católicos, de religiones diferentes, no necesariamente difieren en su religiosidad o sentimiento religioso; razón del ecumenismo de Juan XXIII con los “hermanos separados”, aboliendo el principio de la Contrarreforma católica: “fuera de la Iglesia no hay salvación”. Más bien, entre católicos puede haber grandes diferencias de religiosidad; tanto como la religiosidad pietista de un católico francés respecto del catolicismo español del folclore de romerías, procesiones y promesantes. Con frecuencia, la religiosidad difiere entre las capas populares y la jerarquía católica, como cuando Monseñor González Robleto prohibía la “traída del santo”; sin embargo, había polémica entre los curas de abrir las iglesias de la Sierrita y
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Santo Domingo en Managua. También hay curas católicos cuya religiosidad es objetada por la autoridad, que los somete a silencio sin expulsarlos del catolicismo. Luego, la autoridad católica ite distintas formas de religiosidad dentro de una religión institucional. Por tanto, podemos distinguir entre religión institucional y religiosidad. Para el libre pensamiento, la religiosidad de un individuo es asunto privado, mientras que la religión como forma institucional puede ser objeto de discusión entre seguidores de la misma religión, o de distintas religiones o por parte de los ateos. Pues, si entre los mismos católicos discuten acerca de cuestiones doctrinales en sus concilios, y los evangélicos se dividen en distintas iglesias que critican sus principios unas a otras, es lógico que también los ateos opinen o discutan sobre las instituciones, normas y doctrinas de las religiones. No se discute la religiosidad en la esfera privada de la libertad individual, se opina de asociaciones o instituciones públicas, sus normas y doctrinas. El libre pensamiento y la libertad de expresión son principios democráticos liberales. Finalmente, se puede desarrollar a plenitud el aspecto de la religiosidad sin necesidad de pertenecer obligatoriamente a algún culto religioso. El objetivo, es tomar conciencia de cuál es el verdadero fundamento de las religiones y cultos que existen actualmente y no dejarse dominar por aquellos que dicen ser representantes de Dios en la tierra y ejercen el poder en nombre de él. No se debe confundir religión con religiosidad.
2. CONCEPTO DE RELIGIÓN Fue la noción que más se extendió entre los autores antiguos y se aceptó en los lenguajes cristianos. Fue también la que recogió Santo Tomás de Aquino (Summa Theologica, II-II, 51). El Santo dominico la define como la "virtud que propone rendir a Dios el culto que es debido". Su objeto como virtud es ofrecer al Omnipotente Dios el reconocimiento de su grandeza y supremacía. El Santo asocia la religión a las virtudes de fe y caridad. Indica que es la primera entre las virtudes morales. La tradición cristiana la entendió así como algo que es de justicia, dado quién es Dios: nuestro Señor, nuestro Creador, nuestro Padre. Ello nos obliga a dirigir a El nuestros sentimientos de adoración, plegaria, acción de gracias, sobre todo amor. El hombre, que es cuerpo y alma, precisa expresarse con gestos visibles y con actitudes espirituales. La religión es el conjunto de acción y de intenciones que laten en el cuerpo y en alma y vinculan al hombre con la divinidad. Dios no necesita nuestro culto, ni interior ni exterior. Pero lo quiere como Ser Supremo y, cuando el hombre lo tributa, cumple con su deber creacional. Los actos de la religión como virtud son adoración, oración, sacrificio, oblación, votos, todo lo que no vincula con él. Los pecados contra ella son indiferencia, idolatría, sacrilegio, perjurio, simonía, idolatría y superstición, blasfemia. Por naturaleza el hombre debe hacer los primeros y se enemista con Dios cuando comete los segundos. A todo esto se llama religión natural. Pero no queda aquí la religión verdadera. Dios se revela al hombre y hay que dar respuesta también a lo que Dios manifiesta y quiere. El cristiano cree que Dios se ha revelado por su Palabra y para la Encarnación del Verbo en el Señor Jesús y también es religión el mirarle como Padre además de como Creador. Lo original
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de la religión cristiana, de la religión más espiritual y sobrenatural, es aceptar el misterio de la misericordia divina y responder con fe en su Palabra, con confianza, con esperanza de salvación, sobre todo con amor filial.
3. RELIGIONES NO CRISTIANAS Las religiones han sido innumerables en la Historia. Es casi desconcertante el que haya habido tantas. Unas se presentan como naturales: fetichismos, naturalismos deísmo; y otras aparecen como reveladas por una divinidad y apoyadas en textos escritos inspirados por la divinidad (religiones del Libro). Unas son muy antiguas y otras nacen en tiempos recientes. La hay basada en principios y actitudes de sentido común y no faltan alguna de "mal gusto" y que no concuerdan con las exigencias naturales. Los primeros atisbos religiosos tal hayan surgido en las cuevas prehistóricas de la época Neardenthal, hace 100.000 años. Desde luego hace 40.000, en la época de Cromagnon, se pintaban ya animales protectores. Después surgieron las creencias chamanistas, impulsadas por hechiceros y orientadas a venerar astros o animales, fetiches o espíritus invisibles. En casi todos los lugares surgen sortilegios, ritos, danzas, sacrificios y plegarias. Los grupos noreuropeos, los ritos arcaicos asiáticos, las tribus más primitivas de América, practican ritos según creencias simplistas y dinámicas que van desde la simple astrolatría hasta los cruentos sacrificios de niños, doncellas o enemigos apresados.
Después surgieron sistemas cada vez más complicados, con teorías y creencias, normas y ritos cultuales, con templos y prescripciones morales. Las mitologías babilónicas, asirias, sobre todo egipcias, son modos de creatividad y de fantasías cautivadoras. Ellas se fueron estructurando en unos 3.000 años antes de Cristo en doctrinas más o menos sistemáticas, que fueron dando los sistemas religiosos que se prolongarían hasta nuestros días. Las religiones arcaicas de Mesopotamia inspiraron las grandes religiones de la humanidad: la palestina israelita, la zoroatrista mazdeista, la cristiana más tarde y la mahometana posterior. Paralela a ellas surgen los núcleos progresados del valle del Indo y de regiones asiáticas del Norte. Las tres religiones personalizaron la divinidad y organizaron el sistema de dogmas y de normas cultos. En Oriente, los sistemas teológicos del Hinduismo y del Budismo, con sus formas derivadas menos extendidas, el Jainismo en la India, las creencias chinas del Yiking y del Chuking, las taoístas de Laot-tse, las más formales de Confucio y las más tardías del Shintoísmo japonés, ofrecen un panorama variado de dogmas y de sistemas de culto y de plegaria.
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Otras formas religiosas fueron progresando en Oriente y en Occidente en tiempos más recientes. Algunas muy originales, como los Shijs del Norte de la India; otras están derivadas de las anteriores, como el lamaísmo búdico o los mismos modelos de ruptura con estilos cristianos como los Testigos de Jehová, los mormones, los cuáqueros. Incluso se eleva a religión el espiritismo, el diabolismo y el satanismo. Ante tanta diversidad de creencias, sistemas, grupos, sectas, etc. el fenómeno religioso se vuelve desconcertante.
4. RELIGIOSIDAD El concepto "religiosidad" es psicológico y no debe ser confundido con otros relacionados con él: fe, credulidad, creencia, credo, crédito, espiritualidad, trascendencia, moralidad, etc. La religiosidad, en su sentido más amplio, es un término sociológico, filosófico y religioso utilizado para referirse a varios aspectos de la actividad religiosa, la dedicación y la creencia (en determinada doctrina religiosa). Se podría decir que la religiosidad se ocupa de cuán religiosas son las personas y cómo son las personas religiosamente Como don de Dios, la fe no es fruto del esfuerzo humano ni resultado final del sentimiento personal, de la reflexión, o de la influencia ajena, que pueden asociarse al acto de creer. La religiosidad es la dimensión humana de la fe. La fe es misteriosa en su origen y en sus formas, pues es gracia de Dios. La religiosidad no es misterio, sino producto humano, que viene del pensar, del sentir, del querer, del vivir, del compartir con los demás. Los hombres no podemos influir directamente en la evolución de la fe. Pero si podemos indirectamente crear y promover los soportes humanos en los que la fe se apoya. Entre esos soportes, la religiosidad es el más personal y el más importante y condicionante. Es en este terreno, en esta capacidad, donde debe centrarse la educación del espíritu del catequizando. Al formar e informar la religiosidad, estamos acercándonos a la educación de la fe. 4.1.
CONCEPTO Y DEFINICIÓN Interesa dejar claro el concepto de religiosidad. Son muchos los estudios, los escritos y las definiciones que tratan de expresar la idea de religiosidad. Entre las buenas definiciones M. Mankeulinas, en "Psicología de la religiosidad" (Madrid. Religión y Cultura. 1961. pg. 26) la define como "el conjunto de ideas, sentimientos y actitudes que unen al hombre con lo trascendente". Interesa este concepto, entre otros posibles, pues responde de alguna manera a una Psicología personalista, la cual puede ayudar mucho en la tarea educativa y comprensión de la labor catequística. Es la visión dinámica, entre otras, de G. Allport en" La Personalidad" (Barcelona. Herder. 1975. pg. 24). "Personalidad es la organización dinámica en el interior del individuo de los sistemas psicofísicos que determinan su conducta y pensamientos característicos".
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En esta perspectiva personalista y psicodinámica, el concepto de personalidad presupone la armonía y configuración de diversos rasgos, cuya confluencia constituye la referencia de la personalidad, como conciencia de la persona y expresión del yo. De la armonía y proporción de esos rasgos y de su desarrollo coherente depende en gran medida el equilibrio de toda la personalidad. Se desenvuelven sobre todo en tres áreas o infraestructuras básicas: la mental, la volitiva, la afectiva. Equivale esto a decir que la personalidad se organiza con aspectos o perfiles entre sí complementarios y que el conjunto de sus valores hace posible abrirse a la vida con serenidad y con consistencia interior. Precisamente la educación va a reclamar constantes atenciones en los tres sectores del perfil de la personalidad. Y de su armonía, coherencia y proporcionalidad depende el equilibrio interior y el correcto modo de actuar en el exterior. - Por una parte cuentan los rasgos mentales, como pueden ser ideas, juicios, criterios, valores, ideales, sistemas de pensamiento, informaciones, etc., con los cuales aprendemos a juzgar, a valorar, a interpretar la vida. - No menos importancia poseen los rasgos morales o volitivos: hábitos, opciones, deliberaciones, decisiones, motivos, móviles, que nos llevan a querer, a elegir, a decidir entre diversas opciones. - Y decisivo valor e influencia implican los rasgos o dinamismos afectivos: gustos, sentimientos, actitudes, intereses, preferencias, afectos, preferencias. Tenemos que conocer cómo evolucionan las ideas, los sentimientos, las actitudes de cada persona, si queremos acercarnos a ella y actuar educativamente en su vida. Así la podremos orientar y alentar en sus dimensiones religiosas y, a través de ellas, contribuiremos a la formación de la fe. Religiosidad es un concepto psicológico que refleja la resonancia del fenómeno espiritual en la particular contextura íntima de la persona. Como la sociabilidad, la afectividad, la sexualidad, la expresividad, etc., es una "facultad" humana, un poder, una capacidad, una aptitud, también una disposición. La fuente de la religiosidad, y la trama en la que se tejen todos sus valores y sus manifestaciones, es la totalidad de la personalidad humana. Y la religiosidad se define por la confluencia de ideas, de sentimientos y de actitudes de índole espiritual, religiosa y trascendente. En consecuencia, educar la religiosidad es formar los modos de pensar, los modos de querer y los modos de sentir.
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4.2 ELEMENTOS DE LA RELIGIOSIDAD La Psicología, en cuanto ciencia relativa al hombre, estudia la religiosidad, como lo hace con los otros rasgos interiores de la persona.
No sólo la mira como realidad personal, susceptible de exploraciones generales. También la explora como proceso evolutivo, el cual reviste peculiares diferencias en cada etapa del desarrollo humano. La religiosidad es por tanto entendida en la Psicología como el conjunto de ideas, sentimientos y actitudes que definen al hombre, a cada hombre, ante lo sobrenatural, ante lo que se refiere a Dios y a las realidades del espíritu.
5. IDEAS Y CRITERIOS Decir ideas hace alusión a la capacidad de pensar, a la dimensión intelectual del hombre. La inteligencia con todo no fabrica sólo ideas: también elabora juicios y construye raciocinios. A través de todo ello, la mente fabrica, por sí misma o por imitación, escalas de valores personales, con los cuales interpreta la vida propia y la ajena. Con estos valores se interpreta la vida, la historia y la naturaleza.
5.1.
SENTIMIENTOS Y AFECTOS Los sentimientos son aquellas disposiciones afectivas que aproximan o alejan de las realidades presentadas por el ambiente o por la inteligencia. Provocan adhesiones, si son positivos, o rechazos, si son negativos. Producen agrado o desagrado. Configuran una amplio abanico de sentimientos: simpatía, aversión, confianza, temor, cordialidad, interés, alegría y mil otros más, tanto positivos como negativos.
5.2.
ACTITUDES Y OPCIONES Las actitudes son posturas o disposiciones de toda la personalidad ante los objetos intelectuales o morales que se descubren por vía de pensamiento
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o de sentimiento. La actitud conduce al compromiso, aunque no necesariamente llega hasta él. Para comprometerse tiene que entrar en juego la voluntad. La actitud tan sólo prepara el camino. Es oscilante en sus comienzos, pero tiende a afirmarse a medida que se hace profunda o se hace permanente. El hombre toma actitud espontáneamente ante las cosas, los hechos, las ideas, las personas, cuanto se le pone delante. También adopta actitudes religiosas.
6. FÉ ES OTRA COSA La religiosidad es un rasgo humano de la personalidad, el cual se construye sobre las facultades intelectuales, morales y afectivas. La fe es otra cosa. La fe es un don sobrenatural; es regalo divino que implica la adhesión de todo el hombre al misterio que se revela por parte de Dios. Interesa explorar la religiosidad como rasgo natural. Pero conviene distinguir lo que de verdad es y en qué se diferencia de la fe que, como don sobrenatural, no depende de la propia voluntad o de la inteligencia. La religiosidad humana nace, crece, cambia, se desenvuelve, se acelera o se atrofia. La fe se va desarrollando según misteriosas leyes del espíritu. Sin embargo, la religiosidad se promociona en la medida en que madura la libertad, la voluntad, la sensibilidad, la inteligencia, la personalidad entera. Sólo impropiamente podemos hablar de "maduración de la fe". Pero lo hacemos para aludir al hecho de que, promocionando y desarrollando la religiosidad, creamos las condiciones humanas para que se desenvuelva el don divino de la fe en el hombre concreto. En este terreno humano es donde se sitúa la ayuda del catequista: instruye, ayuda a reflexionar, sugiere valores, fomenta sentimientos, encauza relaciones, etc. Se va promocionando lo humano, para apoyar en ello lo divino. La dimensión religiosa, o religiosidad, se desenvuelve a través de los tres rasgos aludidos de la personalidad. Hay que tener cuidado para no confundir la evolución de la religiosidad con los cambios de otros rasgos humanos. Y hay que hacer lo posible por ayudar, y no manipular, esa misma evolución, teniendo en cuenta que el hombre es libre y que lo religioso reclama opciones libres.
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7. CONCEPTOS ANÁLOGOS Conviene diferenciar la verdadera religiosidad, en consecuencia la plataforma humana de la fe, de otros conceptos que pueden confundirse con lo fiducial. Diferenciando estos rasgos o elementos, el catequista mejora su tarea formadora. Algunos de esos aspectos, o términos, pueden ser confundidos con la religiosidad o con la fe. Es bueno que el catequista los distinga con claridad. - La creencia puede ser entendida y valorada como una disposición mental hacia lo espiritual. Por ella descubrimos y aceptamos reflexiva y conscientemente un mensaje religioso. La creencia es producto de la inteligencia y de la personalidad entera. - La credulidad es diferente. Implica una disposición ingenua de la persona sencilla que acepta acríticamente los datos que parecen religiosos, mágicos, espirituales o divinos. Es una postura cómoda de la mente. Ordinariamente se halla reforzada por predisposiciones afectivas y por una fantasía desproporcionada. Puede parecer creyente el que sólo es crédulo. - El concepto de superstición se refiere a la creencia irreflexiva y afectiva de datos que presenta la fantasía. Originan una relación incorrecta, y no sólo ingenua, con un objeto, hecho, persona, lugar, práctica o situación. Puede parecer religioso el que simplemente es supersticioso. - La moralidad es la disposición a comportarse de acuerdo con la propia conciencia. Es una valoración ética de las acciones o de las intenciones según criterios determinados. Permite al hombre disponerse a distinguir el bien del mal, lo virtuoso de lo vicioso, lo lícito de lo ilícito, según sistemas concretos de pensamiento. - No ha de ser confundida la religiosidad con otras ideas próximas a ella: con la espiritualidad, la sensibilidad trascendente, sobrenaturalidad. Son capacidades del hombre para captar las riquezas superiores; con la sobrenaturalidad, que es el eco del don misterioso que Dios ha otorgado al hombre para que pueda acceder al orden de la gracia divina; con la trascendencia, que es la capacidad de superar todo lo sensible. - A través de la formación de la religiosidad, el catequista educa la fe gradualmente, con adaptación a cada edad y a cada persona. Actúa por encima de la credulidad y más aun de la superstición. Estimula la adhesión del niño y del joven a la Palabra reveladora de Dios, la cual se desenvuelve en el Misterio anunciado y llegado a la plenitud con la "Palabra hecha carne en Jesucristo". El catequista trabaja en definitiva por la fe. Pero su trabajo es preparar el camino de la fe desenvolviendo y haciendo madurar la religiosidad.
8. LA RELIGIOSIDAD DEL NIÑO El catequista, al margen de su interés humano y científico por la evolución religiosa del niño, del preadolescente y del joven, tiene que ponerse en disposición de acompañarle con afecto y con comprensión en su camino. Por ello precisa conocer su riqueza interior: los sentimientos preferentes, los criterios, los ideales, los valores, motivos que le dominan.
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Esta necesidad le plantea diversos desafíos que no siempre encontrará cómodos o fáciles de clarificar o de convertir en comportamientos precisos. Pero debe ayudarse con la compañía, las opiniones y experiencias otros. 8.1.
DESAFÍOS RELIGIOSOS Entre estos desafíos, podemos aludir a algunos que con frecuencia llaman la atención de quienes trabajan en la formación de los hombres: - La originalidad de cada persona, que tantas veces rompe las expectativas previsibles o los planteamientos meramente teóricos sobre causas y motivos profundos del obrar humano. - La variedad de métodos y recursos que muchas veces predisponen las diferentes respuestas que se obtienen cuando se aplican, al margen de las intenciones y por encima de los cálculos de probabilidades. Los instrumentos y los lenguajes tienen mucha importancia en la educación. - Las diferencias que existen entre los niños y las niñas, sobre todo al llegar a las épocas cercanas a l la preadolescencia y a la juventud. - Lo impredecible que resultan los comportamientos en cada momento, sobre todo en los ambientes variados en que se desenvuelven los grupos parroquiales o escolares de catequizandos. - Las diferencias de ritmo y el modo en que se dan en cada niño, ya que nunca seguirán dos sujetos los mismos estadios en su maduración espiritual, aunque parezca que el camino es igual. - Las distintas reacciones ante los mismos estímulos y los modos originales como cada sujeto recibe los mensajes de los catequistas, de los padres, de todos los que se interesan por su maduración espiritual. No se trata, desde luego, de que cada catequista sea un experto en psicología científica evolutiva. Su misión no está en hacer progresar la ciencia, sino en ayudar a madurar a las personas en la fe. Pero difícilmente podrá tener una visión suficiente y actuar de forma oportuna, si no objetiva con rigor sus datos y sus impresiones.
8.2.
AYUDAS DE LA PSICOLOGÍA En este empeño y para este objetivo le pueden ser útiles los ofrecimientos que le hacen la psicología evolutiva y también la general. Con sus instrumentos y sus enseñanzas se pondrá en situación de mejorar los resultados globales de su tarea específica. De esa manera, el catequista aprende, por ejemplo: - a conocer y tratar a cada sujeto, para ayudarle lo mejor posible; - a respetar conscientemente cada modo de ser, sin coaccionar ni imponer; - a buscar la coordinación de diversos factores, sobre todo de la familia; - a prevenir con cierta habilidad lo que se va a producir en las personas; - a distinguir entre lo que es decisivo y lo que es superficial; - a prever riesgos o perjuicios tomando las debidas precauciones. Y todo ello hay que hacerlo con naturalidad, con sencillez, sembrando sentimientos de afecto y confianza, evitando precipitación, desconcierto, inseguridad o zozobra en la catequesis.
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Sólo si se actúa con serenidad y tranquilidad, con dominio y con seguridad, se puede orientar la catequesis como es conveniente. Esto supone que el catequista tiene que prepararse en el terreno de la teoría, pero sobre todo tiene que aprovechar la experiencia. Con buena voluntad y buenos medios a su alcance, lo conseguirá en poco tiempo. En este terreno importa valorar la religiosidad como algo eminentemente personal. Ello no significa que la religiosidad sea algo realmente autónomo, ya que pocos rasgos psicológicos son explicables sin el contexto de los demás. Le servirá de pauta la diversidad de perspectivas que pueden darse en una buena exploración de lo que es la religiosidad. En el análisis de su nacimiento y desarrollo será bueno que diferencie diversos aspectos o dimensiones.
9. RASGOS DIFERENCIALES Cada persona, y cada catequizando, configura su actitud religiosa a lo largo de toda la vida. Esto exige al catequista especial sensibilidad para descubrir y entender lo que han vivido aquellos a los que trata de educar. Una valoración individual y, en consecuencia, un trato diferencial, resulta imprescindible para acertar en la delicada tarea que lleva entre manos. Y es evidente que la religiosidad reclama, mucho más que otros rasgos del hombre, esta comprensión y trato diferencial. Por otra parte, el catequista debe actuar como acompañante, no como protagonista, del itinerario espiritual de cada catequizando. Su misión es conocer, animar, estimular, ilustrar, facilitar, no imponer. La Psicología religiosa le enseña a adoptar esta actitud. El ser humano requiere la vida de grupo para su plenitud personal y para el seguimiento de su proceso interior. Esto es válido para todos los aspectos humanos, incluidos los religiosos. Ella está constituida también por las influencias que vienen del exterior y no se pueden ni entender ni acompañar adecuadamente sin tener en cuenta las influencias del entorno. Por eso la religiosidad supone valoración del hecho comunitario, el cual, en una perspectiva cristiana, cobra una importancia singular, determinante y vigorosa. En la comunidad hay referencias de especial importancia: la familia, la parroquia, la institución escolar, el grupo en el que se vive, se reza, se crece o se participa, etc.
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Resulta también de importancia la claridad con que se presenta el mensaje cristiano, en cuanto doctrina y en cuanto moral. La tarea de la catequesis supone también un servicio a la verdad, la cual ofrece con la mayor claridad posible a la inteligencia del catequizando. Aunque hablamos insistentemente de religiosidad y exploramos la evolución de los sentimientos, ideas y actitudes, debemos recordar que la catequesis es también un servicio al mensaje salvador de Dios. Lo importante es la acción misteriosa de Dios por su Revelación y de la respuesta del hombre. Y el catequista sirve a los catequizandos en la medida en que los conduce con desinterés a descubrir y a dar vida al misterio divino que ha sido entregado a todos los hombres.
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CONCLUSIONES Para el presente trabajo de investigación se ha llegado a las siguientes conclusiones:
Numerosos estudios han explorado los diferentes componentes de la religiosidad humana. Lo que más se ha encontrado es que existen múltiples dimensiones (que a menudo emplean el análisis factorial). Por ejemplo, Cornwall, Albrecht, Cunningham y Pitcher (1986) identifican seis dimensiones en la religiosidad basada en el entendimiento de que hay al menos tres componentes de comportamiento religioso: saber Cognición (conocimiento en la mente), sentir - Afecto (afectan al espíritu), y el hacer - Comportamiento (el comportamiento material). Las religiones cuentan con un Dios, o un hijo de Dios, al que uno debe seguir, preguntar y servir.
La religiosidad al parecer es un sentimiento y una experiencia interna, que también acerca a lo divino, a lo sagrado.
A diferencia de las religiones, la religiosidad no cuenta con Dioses externos, es decir con un Dios afuera de ti.
Pero noto que a diferencia de la religión, la religiosidad es un camino interno, donde no tienes que salir de ti...Las religiones igualmente buscan dentro de sí, pero a una imagen o a un dios establecido desde afuera de sí.
Al parecer hay un lugar profundo en el ser humano donde se expresa lo sagrado, y cada pueblo, cada cultura, cada persona, traduce esa especie de señal de distintas maneras.
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APOYO BIBLIOGRÁFICO
http://es.wikipedia.org/wiki/Religiosidad
http://blogs.hazteoir.org/clavesdehoy/religion-y-religiosidad/
http://tanialu.co/2009/06/13/religion-y-religiosidad/
http://www.elnuevodiario.com.ni/opinion/304849-religion-religiosidad
http://www.aollatinoblog.com/2008/03/30/religion-y-religiosidad/
http://es.wikipedia.org/wiki/Religiosidad_popular
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RELIGIÓN Y RELIGIOSIDAD
ÍNDICE PORTADA……………………………………………………………………… 1 INTRODUCIÓN………………………………………………………………... 2 1. 2. 3. 4.
ASPECTOS GENERALES………………………………………………. CONCEPTO DE RELIGÓN……..……………………………………….. RELIGIONES NO CRISTIANAS………..………………….……………. RELIGIOSIDAD……………………………………………………………. 4.1 CONCEPTO Y DEFINICIÓN………………………………………... 4.2 ELEMENTOS DE LA RELIGIOSIDAD……………………………… 5. IDEAS Y CRITERIOS……………………………………………………... 5.1 SENTIMIENTOS Y AFECTOS……………………………………… 5.2 ACTITUDES Y OPCIONES………………………………………….. 6. FÉ ES OTRA COSA……………………………………………………….
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7. CONCEPTOS ANÁLOGOS……………….………………….……………. 11 8. RELIGIOSIDAD DEL NIÑO……………..………………………………….. 11 8.1 DESAFÍOS RELIGIOSOS………………………………………… 12 8.2 AYUDAS DE LA PSICOLOGÍA…………………………………… 12 9. RASGOS DIFERENCIALES…………………………………...…………... 13 CONCLUSIONES………………………………………………………………. 15 APOYO BIBLIOGRÁFICO……...............................................................
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