Uno de los temas que propone el libro para desarrollar en la pregunta 4 de la P.A.U. es “Nietzsche y el cristianismo”. Al igual que cuando empezamos el tema de Nietzsche decíamos que es difícil ofrecer una única interpretación acerca del pensamiento del autor, más difícil puede resultar caracterizar qué es el cristianismo. A lo largo de la exposición de la teoría de Nietzsche hemos descubierto algunas de las críticas que el autor lanza contra el cristianismo: • • • •
Exalta lo bajo, lo mediocre. Renuncia a la vida y la sensibilidad en aras de conseguir una felicidad ultraterrena. Brota del resentimiento, del deseo de venganza contra los fuertes. Es propia de esclavos, que esperan que sea otro (Dios) quien les diga lo que deben hacer.
¿Es esta crítica aplicable total o parcialmente al cristianismo actual? Aquí es donde resulta difícil responder, porque el cristianismo es un fenómeno tan complejo que no se pueden aplicar las mismas características y, por tanto, las mismas críticas a todo aquello que se autodenomina cristiano. Entre los cristianos encontramos, para empezar, diferentes confesiones: por un lado las grandes tradiciones cristianas, como la iglesia ortodoxa, la católica y la reforma protestante, cada una de ellas con pluralidad de facciones, grupos, tendencias teológicas e incluso de poder; por otro lado, una cantidad inmensa de grupúsculos que, tras la reforma protestante, se decantaron por el evangelismo. Aplicar por igual a todos ellos la crítica de Nietzsche supone una verdadera injusticia (intelectual). Centrándonos en la Iglesia Católica (la más próxima a nuestra cultura, aunque no a la de Nietzsche), podemos encontrar en ella tantas formas de vivir la fe que no se puede decir unilateralmente en esto consiste el cristianismo, aun cuando todas ellas coincidan con una afirmaciones básicas que constituyen su credo. Cuando hablamos de la Iglesia, ¿a qué deberíamos referirnos: a las afirmaciones de la jerarquía, a lo que se vive en cada pueblo, a las tradiciones religiosas de la gente…? Según la perspectiva que tomemos esa crítica de Nietzsche resultará aceptable o no. Ahora lo que quiero proponer es un contraejemplo, una película basada en un hecho histórico: “De dioses y de hombres“. La película cuenta el proceso de decisión de una comunidad de monjes cistercienses que se encuentran en Argelia en un momento en que la guerrilla fundamentalista está atacando a extranjeros. Tienen que decidir si marcharse o quedarse junto al pueblo que han acompañado desde la fundación del monasterio. No hay desprecio a la vida en sus reflexiones, no hay resentimiento, no hay personas mediocres, aunque sí hay personas que tienen dudas y temores a la hora de tomar una decisión que pone en peligro sus vidas; no deciden pensando en una vida en el más allá, sino en un compromiso con un pueblo en el más acá; no deciden desde el odio a nada, sino desde el amor. No se trata, en definitiva, de hombres mediocres que han buscado un refugio a sus temores, sino de hombres capaces de asumir riesgos y dificultades. Es verdad que para Nietzsche el amor, la compasión, la entrega, la solidaridad, el perdón son todas ellas palabras que le repugnan. Pero también podemos pensar que eso es un problema de Nietzsche. Tal vez el fuera más mediocre (quizás no intelectualmente, pero la vida no es sólo inteligencia, como él mismo afirmaba) que estas personas capaces de comprometerse de este modo con las personas con quienes conviven. Tal vez haya más resentimiento en el planteamiento de Nietzsche que en el de estos monjes que toman su decisión con temor, pero movidos por el amor. Tal vez haya más grandeza en intentar favorecer la convivencia y la reconciliación que en alentar unas luchas que no producen la supervivencia de los mejores, sólo la de los más violentos. Ya que el mismo Nietzsche sostiene que no hay una verdad y que debemos aceptar el perspectivismo, no viene mal considerar otras perspectivas diferentes a la suya, pensar que tal vez el equivocado, el mediocre o el resentido pueda ser él. 4.PLATÓN Y LAS NUEVAS CAVERNAS La filosofía de Platón tiene mucha influencia en la actualidad y se puede relacionar con muchos aspectos de la sociedad de hoy en día. En estos tiempos
cada vez más personas crecen rodeadas de pantallas de ordenadores, de televisiones, de videoconsolas, mensajes subliminales y todo tipo de influencias manipuladoras. En el Mito de la caverna se explica cómo un grupo de hombres vive en una cueva encadenados viendo sombras toda la vida (las sombras las podemos comparar con los mensajes que nos dan los medios de comunicación) y uno de estos hombres al ser liberado sale fuera de la caverna y ve la realidad gracias a la luz del Sol y se da cuenta de que lo que antes estaba viendo eran sólo sombras y que no eran reales. En esta sociedad los seres humanos vivimos engañados, inmersos en un “confort” o en una “comodidad” que creemos que es bueno y normal y no luchamos por encontrar la verdad, muchas veces porque la verdad es dura y difícil de encontrar. La gente vive manipulada y cada vez menos personas hacen algo al respecto. Vivimos rodeados de sombras y estamos inmersos en esa “caverna” de Platón y parece que es muy cómodo vivir ahí porque cada vez menos gente quiere salir.
Relación entre Platón y Aristóteles. (pregunta resuelta por Ferrán Guillen de Matías). Muchas son las diferencias y semejanzas filosóficas entre Platón y Aristóteles, algo manifiesto, ya que Platón fue su maestro. Esta controversia es proclamada tanto por el pupilo de Platón, pues afirma que es amigo del mismo, pero que lo es más de la verdad, como por otras personas, tales como el pintor Rafael, quién en su obra “La escuela de Atenas” representa al creador de la academia señalando al cielo (mundo de las ideas), mientras que su pupilo apunta alrededor (hilemorfismo). La mayor diferencia entre estos filósofos es suscitada por la metafísica. Platón afirma que lo único que es real es lo inmutable, y únicamente concibe como tal a las ideas, seres reales de otro mundo…Por consiguiente lo cambiante ha de ser algo, no tan real, como las ideas. Aristóteles no concibe la existencia de un mundo extraterrenal, y por eso desarrolla otra teoría metafísica basándose en la existencia de dos tipos de movimiento. Existe el movimiento o cambio accidental que modifica cualidades de un ente y el cambio substancial que modifica la esencia del ente. Con esto podemos ya comprender su alternativa metafísica, llamada hilemorfismo. Esta teoría dice que un ente está formado por unas cualidades o accidentes y una substancia o esencia. Es decir, que Aristóteles cree en unas ideas “terrenales” llamadas esencia, que conforman cada ente, junto con unas posibles cualidades dependientes de la esencia del ser. Obviamente estos filósofos, por otra parte, coinciden en varias cosas, por ejemplo ambos confían en la existencia de un ser superior, Platón pensó en un demiurgo que esculpió el mundo con el perfecto modelo de las ideas, pero con la caótica materia. Aristóteles induce a un motor inmóvil primero, que es la causa del movimiento existente y de la creación. Él mueve pero, como he dicho no puede ser movido o cambiado, porque si no deberíamos buscar otro ser inmóvil. Asimismo, ambos consideran que la persona es sociable por naturaleza, porque un
individuo solitario no es perfecto y necesita la complementación con un semejante. Los dos creen que la retórica es una herramienta dañina y tiránica que no busca el bien común sino el propio. Ambos piensan también que hay una verdad única y absoluta, muy relacionada con el bien y la justicia, o lo que es lo mismo, hay una universalidad en el mundo, en lo que ellos disputan, como ya expliqué. Básicamente la discusión trata de dilucidar en qué mundo y dónde se encuentra esta universalidad, en el terrenal o en de las ideas… PREGUNTA 4 PLATÓN: EL MITO DE LA CAVERNA EN LA ACTUALIDAD
En el mito de la caverna, Platón nos presenta a unos hombres con una existencia encadenada. Solo ven sombras y nada más que oyen eco, alejados de toda realidad. No obstante solo uno de esos prisioneros acepta el desafío que supone romper las cadenas de la ignorancia y descubrir la realidad por sí mismos. Este mito sigue vigente en la actualidad con una fuerza que llama profundamente a la reflexión. Actualmente vivimos en una “caverna” de la que cada vez menos “prisioneros” quieren salir. “Los seres humanos nacemos en una sociedad cerrada, no elegida, con unas creencias e ideologías heredadas, con unos prejuicios colectivos transmitidos por el propio lenguaje” en palabras de Emilio Lledó. Se nos dice que hay que hacer, consumir, e incluso, como debemos pensar. Los ciudadanos actúan siguiendo a sus líderes como un rebaño sigue a su pastor, el inconformismo y el deseo de conocer escasean, haciendo a estas personas presas de sí mismas. En el mito también aparecen unos porteadores encargados de engañar a los esclavos. Sin embargo estos personajes también tienen sus cadenas. La monotonía de una existencia sin contenido ético en la que su única labor es participar en el engaño. Fácilmente son comparables estos seres a la publicidad y a todos esos medios de comunicación contaminadores del pensamiento con sus noticias manipuladas según sus intereses. En esta sociedad los seres humanos vivimos engañados y es nuestro deber esforzarnos por escapar de la mentira. Al igual que el prisionero que escapa, hemos de evitar el conformismo de una sociedad dirigida por unos pocos y acorde con sus intereses. No basta con soltar las cadenas, el ciudadano tiene que desear ser libre. Solo de esta forma abandonaremos las sombras de la “caverna” para convertirnos en auténticos ciudadanos, libres e independientes. Juan Pablo II
Extractado de su libro
'Cruzando el umbral de la
esperanza' (1994)
En el terreno puramente racionalista, la historia de la filosofía moderna se inicia con Descartes, quien, por así decido, desgajó el pensar del existir y lo identificó con la razón misma: Cogito, ergo sum («Pienso, luego existo»). ¡Qué distinta es la postura de santo Tomás, para quien no es el pensamiento el que decide la
existencia, sino que es la existencia, el esse, lo que decide el pensar! Pienso del modo que pienso porque soy el que soy... Descartes no sólo marca el comienzo de una nueva época en la historia del pensamiento europeo, sino también este filósofo, que ciertamente está entre los más grandes que Francia ha dado al mundo, inaugura el gran giro antropocéntrico en la filosofía. «Pienso, luego existo» es el lema del racionalismo moderno. Todo el racionalismo de los últimos siglos – tanto en su expresión anglosajona como en la continental con el kantismo, el hegelianismo y la filosofía alemana de los siglos XIX y XX hasta Husserl y Heidegger – puede considerarse una continuación y un desarrollo de las posiciones cartesianas. El autor de ‘Meditationes de prima philosophia’, con su prueba ontológica, nos alejó de la filosofía de la existencia, y también de las tradicionales vías de santo Tomás. Tales vías llevan a Dios, «existencia autónoma», Ipsum esse subsistens («el mismo Ser subsistente»). Descartes, con la absolutización de la conciencia subjetiva, lleva más bien hacia la pura conciencia del Absoluto, que es el puro pensar; un tal Absoluto no es la existencia autónoma, sino en cierto modo el pensar autónomo: solamente tiene sentido lo que se refiere al pensamiento humano; no importa tanto la verdad objetiva de este pensamiento como el hecho mismo de que algo esté presente en el conocimiento humano. Nos encontramos en el umbral del inmanentismo y del subjetivismo modernos. Descartes representa el inicio del desarrollo tanto de las ciencias exactas y naturales como de las ciencias humanas según esta nueva expresión. Con él se da la espalda a la metafísica y se centra el foco de interés en la filosofía del conocimiento. Kant es el más grande representante de esta corriente. Si no es posible achacar al padre del racionalismo moderno el alejamiento del cristianismo, es difícil no reconocer que él creó el clima en el que, en la época moderna, tal alejamiento pudo realizarse. No se realizó de modo inmediato, pero sí gradualmente. En efecto, unos ciento cincuenta años después de Descartes, comprobamos cómo lo que era esencialmente cristiano en la tradición del pensamiento europeo, se ha puesto ya entre paréntesis. Estamos en los tiempos en que en Francia el protagonista es el Iluminismo, una doctrina con la que se lleva a cabo la definitiva afirmación del puro racionalismo. La Revolución sa, durante el Terror, derribó los altares dedicados a Cristo, derribó los crucifijos de los caminos, y en su lugar introdujo el culto a la diosa Razón, sobre cuya base fueron proclamadas la libertad, la igualdad y la fraternidad. De este modo, el patrimonio espiritual, y en concreto el moral, del cristianismo fue arrancado de su fundamento evangélico, al que es necesario devolverlo para que reencuentre su plena vitalidad. Sin embargo, el proceso de alejamiento del Dios de los Padres, del Dios de Jesucristo, del Evangelio y de la Eucaristía no trajo consigo la ruptura con un Dios existente más allá del mundo. De hecho, el Dios de los deístas estuvo siempre presente; quizá estuvo también presente en los enciclopedistas ses, en las obras de Voltaire y de Jean-Jacques Rousseau, aún más en la ‘Philosophiae naturalis principia mathematica’ de Isaac Newton, que marcan el inicio de la física moderna. Este Dios, sin embargo, es decididamente un Dios fuera del mundo. Un Dios presente en el mundo aparecía como inútil a una mentalidad formada sobre el conocimiento naturalista del mundo; igualmente, un Dios operante en el hombre resultaba inútil para el conocimiento moderno, para la moderna ciencia del hombre, del que examina sus mecanismos conscientes y subconscientes. El racionalismo iluminista puso entre paréntesis al verdadero Dios y, en particular, al Dios Redentor. ¿Qué consecuencias trajo esto? Que el hombre tenía que vivir dejándose guiar exclusivamente por
la propia razón, como si Dios no existiese. No sólo había que prescindir de Dios en el conocimiento objetivo del mundo – debido a que la premisa de la existencia del Creador o de la Providencia no servía para nada a la ciencia –, sino que había que actuar como si Dios no existiese, es decir, como si Dios no se interesase por el mundo. El racionalismo iluminista podía aceptar un Dios fuera del mundo, sobre todo porque ésta era una hipótesis no comprobable. Era imprescindible, sin embargo, que a ese Dios se le colocara fuera del mundo. DESCARTES EN CONTRAPOSICIÓN AL EMPIRISMO. El Racionalismo y el Empirismo son dos corrientes filosóficas nacidas entre el siglo XVII y XVIII en Europa. El Empirismo se desarrolló principalmente en las islas británicas mientras que el Racionalismo en Europa continental. Sus diferencias radican en lo fundamental y ambas se centran en la epistemología. En primer lugar, el Racionalismo nace con Descartes y tiene también como grandes exponentes a Leibniz y Spinoza. Se fundamenta en que el conocimiento parte del razonamiento y la desconfianza total en los sentidos. Utilizan el modelo analítico-deductivo de las matemáticas y creen en las ideas innatas, como base de su filosofía. Critican el empirismo en cuanto que no es vivible puesto que lleva a un escepticismo destacado y que su base se contradice pues por los sentidos no se puede conocer que los sentidos son el único medio fiable para alcanzar la verdad. Por otra parte, el empirismo nace con Hume y es desarrollado por filósofos como Locke y Berkeley. Se fundamenta en el conocimiento sensible, es decir a partir de la experiencia y rechaza la razón como forma de conocimiento debido a que se basa en la imaginación y en la especulación en el vacío. Descartan por completo las ideas innatas y es tomado principalmente de la física, es decir, el modelo inductivo, de lo particular a lo general. En conclusión, el empirismo y el racionalismo se relacionan en sus objetivos epistemológicos, especialmente en la creación de métodos para las ciencias y para la filosofía. Sin embargo se diferencian en lo fundamental, la base de su conocimiento que radica en completas diferencias en sus procesos metodológicos para alcanzar la verdad. Relación entre Platón y Descartes. Las Ideas innatas: Platón y Descartes son dos autores que, aunque muy alejados en el tiempo mantienen en algunos aspectos similitudes apreciables. Señalaremos solamente una: - Los dos autores necesitan de las conocidas como “ideas innatas”. Sin embargo, eso no significa que las comprendan del mismo modo pues Platón mantiene la realidad de las Ideas en un mundo aparte, si bien, el hombre por reminiscencia las puede conocer, aún con dificultad. Según el autor griego, el hombre las habría conocido en una vida anterior y ahora las reconoce, no son nuevas para él. En Descartes, las ideas innatas se encuentran únicamente en la mente del sujeto y no tienen las mismas características que en Platón. En el racionalista francés, las ideas innatas están puestas por Dios en el hombre y son como predisposiciones según las cuales éste puede conocer. Podemos llegar a las ideas innatas porque en la mente humana no solo existen ideas adventicias (de fuera) o facticias (fabricadas) sino que encontramos otras que no podemos saber de ellas sino únicamente entender que sin ser nosotros los autores, sin embargo, están ahí en nosotros. Se refiere Descartes a las ideas de infinito, de perfección de las cuales no podemos ser nosotros “responsables” pues no somos ni infinitos ni perfectos. Tampoco las podemos obtener de una realidad que no es perfecta ni infinita, por tanto, no tenemos más remedio que atribuir a Dios su origen. Nada de esto último hay en Platón aunque seguramente alguno estaría dispuesto a suponerlo.
Todo el problema que intentan resolver tanto Platón como Descartes es cómo puede ser posible un conocimiento desde la nada puesto que habitualmente conocemos algo nuevo por comparación a algo ya conocido. Por ejemplo, podemos saber lo que es una cebra si decimos que es un caballo con rayas. Pero si no sabemos nada de nada es imposible poder entender algo. De aquí parte pues la necesidad de plantear unas ideas primigenias, innatas a partir de las cuales comenzar a conocer. Y no parece posible tener esas ideas sin más ni más puesto que el conocimiento humano tiene algo de divino.
Relación entre Platón y Aristóteles. (pregunta resuelta por Ferrán Guillen de Matías). Muchas son las diferencias y semejanzas filosóficas entre Platón y Aristóteles, algo manifiesto, ya que Platón fue su maestro. Esta controversia es proclamada tanto por el pupilo de Platón, pues afirma que es amigo del mismo, pero que lo es más de la verdad, como por otras personas, tales como el pintor Rafael, quién en su obra “La escuela de Atenas” representa al creador de la academia señalando al cielo (mundo de las ideas), mientras que su pupilo apunta alrededor (hilemorfismo). La mayor diferencia entre estos filósofos es suscitada por la metafísica. Platón afirma que lo único que es real es lo inmutable, y únicamente concibe como tal a las ideas, seres reales de otro mundo…Por consiguiente lo cambiante ha de ser algo, no tan real, como las ideas. Aristóteles no concibe la existencia de un mundo extraterrenal, y por eso desarrolla otra teoría metafísica basándose en la existencia de dos tipos de movimiento. Existe el movimiento o cambio accidental que modifica cualidades de un ente y el cambio substancial que modifica la esencia del ente. Con esto podemos ya comprender su alternativa metafísica, llamada hilemorfismo. Esta teoría dice que un ente está formado por unas cualidades o accidentes y una substancia o esencia. Es decir, que Aristóteles cree en unas ideas “terrenales” llamadas esencia, que conforman cada ente, junto con unas posibles cualidades dependientes de la esencia del ser. Obviamente estos filósofos, por otra parte, coinciden en varias cosas, por ejemplo ambos confían en la existencia de un ser superior, Platón pensó en un demiurgo que esculpió el mundo con el perfecto modelo de las ideas, pero con la caótica materia. Aristóteles induce a un motor inmóvil primero, que es la causa del movimiento existente y de la creación. Él mueve pero, como he dicho no puede ser movido o cambiado, porque si no deberíamos buscar otro ser inmóvil. Asimismo, ambos consideran que la persona es sociable por naturaleza, porque un individuo solitario no es perfecto y necesita la complementación con un semejante. Los dos creen que la retórica es una herramienta dañina y tiránica que no busca el bien común sino el propio. Ambos piensan también que hay una verdad única y absoluta, muy relacionada con el bien y la justicia, o lo que es lo mismo, hay una universalidad en el mundo, en lo que ellos disputan, como ya expliqué. Básicamente la discusión trata de dilucidar en qué mundo y dónde se encuentra esta universalidad, en el terrenal o en de las ideas… El problema de los universales visto por Descartes. Desde la Edad Media,
muchos filósofos se cuestionaban la naturaleza o esencia de los llamados universales, conceptos o ideas. Es decir querían conocer, entre otras cuestiones “dónde” se localizaban estos universales, si lo que vislumbraban en la naturaleza exterior con los sentidos era lo que correspondía con la realidad como afirmaban los posteriores empiristas, si lo que razonaban e inteligían con su pensamiento era lo fiable y verdadero, como decían los racionalistas, si simplemente lo único que era real se encontraba en otro mundo diferente y “lejano”, como concluyen los platónicos o incluso si estaban expuestos realmente en la naturaleza externa pero nuestra razón y sentidos no nos desvelaban completamente su esencia, sino que sólo una pequeña parte. En esta disputa de los universales, hubo una escisión entre católicos del Medioevo, los que aseguraban que el conocimiento era a posteriori, y que por tanto, con los sentidos podían percibir la verdad, si razonaban lo sentido en la inteligencia. De hecho un claro ejemplo fue Santo Tomás de Aquino, quién aseguró, por ejemplo la existencia de Dios a través de unos argumentos, como el de causalidad última (muy aristotélico) que caracterizaban a los sentidos como fuente válida de conocimiento, aunque no única, puesto que lo sentido había de se procesado por la razón, posteriormente. Por otro lado estaban los que no veían fiables los sentidos y que preferían la razón como única herramienta de conocimiento. Ellos eran los seguidores del a priori. Uno de sus ejemplos fue el argumento ontológico de San Anselmo de Canterbury (más platónico). El problema formulado se había decantado más por el conocimiento del dominico, pero Descartes, entonces, propone de nuevo el conocimiento a priori, el que sólo concibe la veracidad y exactitud de la razón, lo que ocurría es que Descartes no le atribuye a la razón el conocimiento de todos los universales. Es decir, la razón sólo conocía, según qué universales, únicamente los universales relativos a las mediciones y a las matemáticas referentes al mundo “extensible”, las evidencias ciertas y verdaderas, pero puramente abstractas “pensantes” (pienso luego existo) o las verdades halladas a partir del método, ninguna más. Así Descartes establecía el método para aprehender y conocer, y el conocimiento a priori, como el único fiable si se ha utilizado el método, obviamente.
LA RELACIÓN PLATÓN-PARMÉNIDES Parménides de Elea, filósofo que vivió entre los siglos VI y V a.C., es un referente fundamental de la filosofía de Platón. Parménides es llamado a veces el “filósofo de la Identidad” porque defendía que nada cambia en realidad: que el mundo (el Ser, como él lo denomina en términos metafísicos) es siempre igual a sí mismo. En otras palabras: a pesar del cambio, de la transformación que observamos a nuestro alrededor en el mundo material, existe siempre una esencia inmutable e incambiable de las cosas. Esta esencia es lo auténticamente real, mientras que aquello que cambia, que nace y muere, que se corrompe, es puramente accidental, imperfecto e insustancial. Con respecto al conocimiento, Parménides distinguió dos vías de : “Ta Pros Doxan”: la vía de la opinión, que equivale al conocimiento sensible, de las cosas materiales y cambiantes. Este conocimiento no merece siquiera ese nombre. En realidad es simple opinión, simple saber sobre lo imperfecto. Dado que depende en gran parte de los sentidos, además, es un conocimiento equívoco, pues los sentidos nos engañan continuamente. La otra vía de , “Ta Pros Aletheian” es la vía de la verdad. Esta vía, según Parménides, da al auténtico
conocimiento, al conocimiento racional, el que se obtiene por puro ejercicio del intelecto sin apoyo sensorial. La vía de la verdad conduce al conocimiento del Ser, de lo que no cambia, de lo único auténticamente real. Por la vía de la verdad el filósofo llega al conocimiento de lo perfecto y lo inmutable: lo que es siempre igual a sí mismo. Pues bien, tanto en la concepción del Ser como una esencia permanente e incambiable como en la consideración de las dos vías de al conocimiento, encontramos que Platón compartió puntos de vista con su antecesor. En cuanto a lo primero, recordemos que Platón sostiene que lo único real son las Ideas o Formas, y que éstas son, como el Ser de Parménides, inmutables, eternas y perfectas: modelos puros de las cosas sensibles. Y que habitan en un mundo, el de las Ideas, accesible sólo por el intelecto, por la razón sin apoyo de los sentidos. En cuanto al conocimiento, la distinción parmenídea entre vía de la opinión y vía de la verdad fue adaptada por Platón en su dualismo epistemológico. Platón distingue, igual que Parménides, entre la doxa u opinión (conocimiento de lo sensible, lo cambiante y lo imperfecto) y la epistemeo conocimiento científico (el conocimiento de los objetos matemáticos y las ideas), conocimiento verdadero sobre lo que jamás cambia: el mundo de las ideas.
Relación entre los pitagóricos y Platón La influencia de la escuela pitagórica se refleja en el lema de la Academia platónica: "Nadie entre aquí que no sepa geometría", con el que reconoce el extraordinario valor de las matemáticas. Pitágoras piensa que "los números son la esencia de todas las cosas". Platón, en cambio, considera que las matemáticas son una herramienta para alcanzar el conocimiento de las ideas, que son la verdadera esencia. Las matemáticas pertenecen al mundo inteligible, ya que no se ocupan de lo material, y permiten al alma acercarse a las ideas, como se observa en el símil dela línea1. El formalismo pitagórico también lo encontramos en Platón: "la realidad no está en sus componentes, sí en su proporción". Dicho de otro modo, la pregunta acerca del origen de la naturaleza, la physis, no debe centrarse en dilucidar de qué componentes materiales han surgido las cosas, sino en plantearse cuál es la forma o estructura de las cosas, su proporción. Pitágoras concibe la naturaleza como un cosmos, una totalidad ordenada a partir de relaciones numéricas. Platón, en cambio, traslada a las ideas ese principio organizador que el pitagorismo asigna al número. Respecto a la dualidad cuerpo-alma, Platón cree, al igual que Pitágoras, que el cuerpo es una cárcel para el alma, que deberá liberarse de esta prisión y purificarse mediante el conocimiento. Siguiendo la tendencia místico-religiosa de Pitágoras, concibe la vida como un lugar de tránsito, un camino de purificación, en el que hemos de liberarnos de las pasiones y servidumbres del cuerpo para ascender, mediante la dialéctica, a una
vida trascendente, al mundo de las ideas. Asimismo, Platón considera que el ser humano es un ser escindido, fruto de una unión accidental y "contra natura" entre un alma inmortal y un cuerpo material y mortal. También hace suya la teoría pitagórica de la reencarnación al afirmar que el alma inmortal vaga de cuerpo en cuerpo hasta culminar ese proceso de purificación que le permita llegar a su destino, el ámbito de lo inteligible. Además, según Platón, el alma ha preexistido en ese mundo de las ideas y luego se ha encarnado en un cuerpo, "olvidando" con ello los conocimientos previamente adquiridos. Por eso, dice Platón, en su teoría de la reminiscencia, que conocer es recordar.
Relación entre Heráclito y Platón Heráclito de Éfeso (544 a.C – 484 a.C). Murió unos 60 años antes de que viviera Platón, quien conoció su filosofía gracias a Cratilo, que fue el discípulo de Heráclito. Heráclito es conocido por su afirmación “todo fluye”, que todo cambia y nada permanece. Es decir, comparándolo con la corriente de un río, se refiere a que “no se puede entrar dos veces en el mismo río, pues quienes se meten en él se sumergen siempre en aguas distintas” e incluso el que se mete en el agua es, a la vez, distinto también. Viene diciendo pues, que todo en el universo va cambiando, nunca es lo mismo. Para Heráclito el universo es una lucha de contrarios. Cada cosa tiende a transformarse en su opuesto; el frío en calor, el calor en frío… es decir, lo que ahora hay nace de la destrucción y muerte de lo que antes había. Heráclito sostenía que lo cambios continuos en la naturaleza se producen siempre conforme a una Ley Universal fija y eterna, que denomino Logos, del cual, su conocimiento es accesible a la razón humana. Platón entendió también que la realidad física es algo evanescente, no permanente, todo cambia y no hay nada estable. Platón extrajo la conclusión de que es imposible alcanzar un conocimiento verdadero y cierto de la realidad, puesto que de lo que cambia no puede haber realidad cierta. Es decir, Platón afirma que todas aquellas realidades del mundo físico y material que percibimos por los sentidos humanos, es imposible tener un conocimiento totalmente verdadero, puesto que como afirmó Heráclito todo cambia permanentemente. Platón acepta la afirmación de Heráclito, no obstante discrepa por el motivo de que estando todo en constantes cambio, no pueda haber un conocimiento verdadero de esos objetos. Pero puesto que cuando los empezamos a conocer, cambian, se obtendría la conclusión de que la verdad cambiaría a cada instante. Pero si la verdad cambiara, no sería verdad. Platón por su parte, afirma que deben existir ciertas realidades que no cambien y que permanezcan eternamente estables e idénticas a sí mismas. De ahí, Platón empieza a formular la teoría de las Ideas, que afirma la existencia de ciertas
realidades inmateriales, únicas, inmutables, eternas, absolutas, trascendentes, separadas del mundo físico, no accesibles a los sentidos pero sí a la inteligencia, y separados de las cosas sensibles y de las opiniones humanas. Sería en ese Mundo de las Ideas dónde cabría la posibilidad de la verdad y del conocimiento. Aún con enormes dificultades Platón sostiene que ese es posible al menos a una inteligencia preparada para ello y con el uso de la dialéctica.
Platón y los sofistas. Platón rechaza la teoría mantenida por los sofistas que afirmaba que es imposible conocer la naturaleza. Platón reaccionó ante este escepticismo4 y sostuvo que era posible alcanzar la verdad. Para conseguirlo, hay que ir más allá de los datos que nos ofrecen los sentidos, porque lo que percibimos a través de ellos son sólo las apariencias de las cosas. Sin embargo, detrás de las apariencias de las cosas se encuentran las esencias. A pesar de esta dura crítica a los sofistas Platón está de acuerdo en una de sus teorías que, incluso, incorporó a su sistema. Esta teoría es la teoría de la percepción de Protágoras. Para Protágoras, el hombre no percibe las cosas como son, sino tal como se le aparecen a él a través de los sentidos. Para Protágoras la percepción solo nos proporciona opiniones subjetivas que son válidas únicamente para la propia persona que percibe y en el momento en que percibe. Con algunos retoques y matizaciones, Platón cree que esta concepción es válida respecto al conocimiento del mundo sensible, mundo de la apariencia o mundo de la simple opinión (doxa). No obstante, para Platón sí que se puede conocer el ser verdadero de las cosas percibidas en virtud de otra facultad: la razón. La razón es capaz de proporcionar otro tipo de conocimiento más elevado sobre las esencias existentes en el mundo de las ideas: la ciencia (episteme). Frente a la costumbre sofista de dar discursos, Platón propone el diálogo como método de búsqueda de la verdad, y le exige al alumno su participación activa. Platón discrepa con el escepticismo de los sofistas, porque este niega rotundamente el conocimiento y para Platón, éste sí es posible. Critica también su relativismo que afirma que existen muchas verdades diferentes sobre las mismas cosas, y que éstas dependen del sujeto que las utilice, porque para Platón existen verdades absolutas, que son las ideas. Además, el relativismo hace imposible la enseñanza y la verdad absoluta, cuestión esta a la que Platón no está dispuesto a renunciar.
Sócrates y Platón. La influencia del maestro Sócrates en Platón es constante a lo largo de muchos de sus diálogos. Hay dos temas fundamentales que heredó Platón de su maestro: la teoría socrática de los conceptos universales y el método dialéctico como instrumento para llegar al auténtico conocimiento. Sócrates, a diferencia de los sofistas, sostiene que existe un tipo de saber universal, válido en igual medida para todos. Este saber universal es el que
proporcionan los conceptos universales. Estos conceptos se adquieren a través de nuestra actividad intelectual porque Sócrates afirma que en las distintas percepciones que tenemos de cualquier cosa, por ejemplo, la belleza, existen ciertos elementos comunes que constituyen su esencia. Estos elementos comunes pueden ser expresados mediante los conceptos universales. En esto consiste, precisamente el conocimiento científico. Y para llegar a dichos elementos comunes el método apropiado es el método dialéctico o el diálogo. Platón nos ha dejado multitud de ejemplos que siguen el método socrático en varios de sus diálogos, por ejemplo, en el Menón. En esta obra, Sócrates empieza declarando que no sabe qué es la virtud y pregunta a su interlocutor si tiene alguna idea al respecto. Entonces Menón, su interlocutor, le da una primera definición. Sin embargo, Sócrates se muestra sólo parcialmente satisfecho y, por tanto, sigue planteando más preguntas. De esta forma, su interlocutor se ve obligado a responder, hablando más, mientras que Sócrates dirige la conversación para que quede patente, finalmente, lo inadecuado de la primera definición, que modifica la primera. Pero de nuevo Sócrates le anima a introducir nuevos elementos de consideración y a proponer otras definiciones más completas y ajustadas. DESCARTES EN CONTRAPOSICIÓN AL EMPIRISMO. El Racionalismo y el Empirismo son dos corrientes filosóficas nacidas entre el siglo XVII y XVIII en Europa. El Empirismo se desarrolló principalmente en las islas británicas mientras que el Racionalismo en Europa continental. Sus diferencias radican en lo fundamental y ambas se centran en la epistemología. En primer lugar, el Racionalismo nace con Descartes y tiene también como grandes exponentes a Leibniz y Spinoza. Se fundamenta en que el conocimiento parte del razonamiento y la desconfianza total en los sentidos. Utilizan el modelo analíticodeductivo de las matemáticas y creen en las ideas innatas, como base de su filosofía. Critican el empirismo en cuanto que no es vivible puesto que lleva a un escepticismo destacado y que su base se contradice pues por los sentidos no se puede conocer que los sentidos son el único medio fiable para alcanzar la verdad. Por otra parte, el empirismo nace con Hume y es desarrollado por filósofos como Locke y Berkeley. Se fundamenta en el conocimiento sensible, es decir a partir de la experiencia y rechaza la razón como forma de conocimiento debido a que se basa en la imaginación y en la especulación en el vacío. Descartan por completo las ideas innatas y es tomado principalmente de la física, es decir, el modelo inductivo, de lo particular a lo general. En conclusión, el empirismo y el racionalismo se relacionan en sus objetivos epistemológicos, especialmente en la creación de métodos para las ciencias y para la filosofía. Sin embargo se diferencian en lo fundamental, la base de su conocimiento que radica en completas diferencias en sus procesos metodológicos para alcanzar la verdad.
Relación entre Descartes y Platón
Muchas son las semejanzas filosóficas entre Platón y Descartes. Sobre todo el pensamiento análogo de estos autores se vio reflejado en que ambos podrían ser clasificados como racionalistas e idealistas, pero también estos filósofos discrepan en algunos puntos de la filosofía como veremos a continuación. La mayor paridad entre Descartes y Platón se basa sobre todo en el racionalismo, los dos ponen la fuente de conocimiento en la razón y desconfían de los sentidos, puesto que nos engañan y no demuestran la realidad de las cosas. Además ambos son dos autores que defendían el dualismo del hombre, constituido de dos principios absolutamente heterogéneos, alma y cuerpo, y para ambos, el alma es el lugar donde reside la verdad y el cuerpo la fuente de nuestros errores. Obviamente estos filósofos, por otra parte, diferían en algunas cosas, por ejemplo, a diferencia de Platón que afirma que el alma es de naturaleza ideal y preexistente al cuerpo, Descartes alega que el alma es el pensamiento. Esta diferencia nos conduce a otra oposición que reside en la concepción de idea, para Platón las ideas tienen una realidad separada, una existencia real fuera de mí, mientras que para Descartes son contenido mental, están en el pensamiento. Asimismo Platón y Descartes, a pesar de sus diferencias y semejanzas, son dos de los pensadores más relevantes de dos etapas vitales de la filosofía; la Antigüedad y la Modernidad respectivamente. Nietzsche y el gregarismo en la actualidad: Desde el punto de vista del gregarismo se podrían distinguir dos tipos de personas los que siguen a los demás, los que forman parte del rebaño y los que actúan de forma diferente, de forma independiente. El autor Alemán se quedará con los segundos ya que son más parecidos al superhombre. Son creativos, espontáneos, libres, es decir características de una voluntad de poder fuerte. Al ser independientes tendrán la posibilidad de hacer de su vida una obra de arte. Por otra parte, a los primeros, a los gregarios se les podría identificar en la actualidad con los seguidores de equipos de fútbol o de macrofestivales musicales. Estos aficionados y fans siguen a un futbolista o persona que a su vez es seguida por un gran número de personas, es decir no son originales. Son uno más de la masa y lo peor es que les da igual, no les importa, se sienten a gusto en la masa. Además, muchos se compran camisetas con el nombre de su futbolista o cantante favorito, convirtiéndolos así en ídolos y modelos a seguir, eliminando así toda posibilidad de crear, solo copian, imitan, no inventan. En este grupo también se podrían incluir a los mansos cristianos, generosos y humildes que encuentran en el rebaño su fuerza. En conclusión, lo importante es llevar una vida diferente, alejarse de la masa , de la muchedumbre. Nietzsche era un esteta, y para él hay que llevar una vida estética, diferente, ser ante todo y sobre todo original y alejarse así del gregarismo en el que ha caido occidente.
Como se ha comentado antes, el papel de Nietzsche es destruir las bases de la cultura occidental, una cultura fruto del error de la creación metafísica de otros mundos, de Dios y la religión, el sistema de la democracia,… Para ello va buscando por el método genealógico los errores de los distintos filósofos más importantes sobre los que se asienta nuestra cultura. Para Nietzsche el primer de la larga cadena del error es Sócrates, el primero que somete al noble y crea el intelectualismo ético como fin de la vida, como modelo el sabio. Platón da un paso más. En el continuo miedo al devenir, punto común de estos filósofos, crea el mundo de las Ideas, un mundo donde nuestra conciencia pueda subsistir al caos reinante, donde negar lo experimentad. Inventa substancias o ideas, duplica la realidad, niega la experiencia sensible considerándolo una forma de conocimiento oscura, la “doxa” u opinión, y además coloca la Idea de Bien como el objetivo a alcanzar. La crítica que dirige a Descartes es muy simple. Descartes toma el camino de la razón, que no lleva a ninguna parte, y concluye con el famoso “pienso, luego soy”. Sin saber que hacer con esta afirmación se saca a Dios de la manga y razona su existencia para que le saque del atolladero. Además, Nietzsche considera que la relación causa-efecto es fruto de las estructuras linguísticas (sujeto + predicado). Pero para él, no existe esta relación, solo hay un pensamiento. Descartes negará los sentidos totalmente, los degradará, todo es razón, la razón se convierte en una diosa, en un ídolo. El último filósofo con el que compararemos será Rousseau. Rousseau devuelve a los sentidos su papel, o parte de él. Se da cuenta de la necesidad de Dios para sostener su filosofía practica, su moral, que se basa en la necesidad del hombre, supuesta necesidad, de creer en algo, a lo que llamará “religiosidad natural”, su intento de construir una moral universal para imponerla a todos. Como se puede ver, Nietzsche considera que Rousseau era otro negador del devenir, un decadente que necesita demostrar la existencia de Dios por los sentidos para que su moral tuviera una base donde agarrarse.
NIETZSCHE Y PLATÓN El pensamiento de Nietzsche (s. XIX) se caracteriza por ser un vitalismo irracionalista que contrasta con un modo distinto de concebir la realidad, como es el caso del idealismo racional de Platón (s. VIV a. C.). Algunos rasgos comunes con Platón: • El estilo literario de ambos autores con un estilo poético expresado mediante el uso de mitos y metáforas como recursos didácticos. • La defensa del sentido aristocrático de la existencia aunque desde perspectivas muy diferenciadas. En el caso de Platón es una aristocracia del conocimiento (el bueno es sabio) y en el caso de Nietzsche de una aristocracia de los creadores de nuevos valores (los que se reafirman, moral de señores). • Crítica a la democracia, como sistema político, y los igualitarismos: Para Platón es una mala forma de gobierno porque gobiernan lo que no saben, los maleducados. Mientras que para Nietzsche, que critica la cultura occidental, es una muestra de la moral de esclavos al tomar unos valores e intentar aplicárselos a todos negando la voluntad de poder y sus creatividad. Sus diferencias son: • El objetivo de sus filosofías: Platón recurre al “mito de la caverna” para poner de manifiesto que son muy pocos los que tienen al conocimiento de la auténtica realidad (el Mundo de las Ideas) y que deben ser esos los que gobiernen políticamente. Nietzsche critica los comúnmente considerados valores de la cultura occidental, de origen platónico, al considerarlos dogmáticos, decadentes y viciados en su origen por su empeño de instaurar la racionalidad a toda costa siendo el error de la cultura occidental. • Platón y Nietzsche representan dos modos antitéticos de concebir cualquier dimensión de la realidad diferenciados en el arte y la cultura griega como dos fuerzas contrapuestas El espíritu apolíneo representa los valores de la razón, luz, proporción, equilibrio, perfección, belleza y serenidad. El intelectualismo moral se define como: “razón = virtud = felicidad”. El espíritu dionisiaco representa los valores de la vida, fecundidad, fuerza instintiva y pasional, frenesí sexual, la música excitante, lo caótico y desmesurado. Niega la razón y acepta los impulsos vitales. Nietzsche elige la vida en vez de la razón y construye: “vida = instinto = felicidad”. • Estos modos de concebir la realidad están estrechamente relacionados con el concepto verdadero conocimiento de cada uno: Platón con su dualismo ontológico coloca la verdad que es universal, absoluta e inmutable en el mundo de las ideas que califica de real y no en el mundo sensible que es calificado como aparente. Nietzsche, en cambio cree que no hay conocimiento porque el mundo está en continuo cambio (devenir), rechazando el dualismo ontológico y la razón como medio para alcanzar la verdad, y tan solo podemos experimentar. Expone que no existe una única verdad sino que cada uno tiene una interpretación de la vida que depende de la voluntad de poder, el cuerpo y su salud (perspectivismo) Ambos han tenido una gran influencia en el pensamiento filosófico posterior y ambos han tratado
con profundidad problemas todavía actuales condicionando el estilo de vida de la sociedad.
Relación crítica entre Platón y Nietzsche en su concepción ontológica y moral y propuesta vitalista. El pensamiento de F. Nietzsche es una crítica a la tradición cultural (moral y religión) y a la filosofía de occidente, que arranca de las ideas de Parménides, y que alcanza su más refinada expresión en la filosofía platónica. La relación de nuestro autor con Platón mostrará las diferencias que dimanan de la concepción ontológica del mismo y sus consecuencias ético-morales y la propuesta vitalista que pasa por el rechazo de cualquier realidad de tipo dualista, transcendente y espiritual. Heráclito será casi el único filósofo respetado por Nietzsche.
Platón (Atenas, siglo IV a.d.C.), desarrolla una filosofía que tiene como objetivo la consecución de la justicia en el estado. Este objetivo solo se alcanza si los sabios (filósofos) gobiernan la polis, para justificar la superioridad moral e intelectual de los filósofos y la legitimidad de su gobierno, Platón, inspirándose en la noción socrática del “concepto” y en el racionalismo parmenídeo, establece en su filosofía la existencia de dos “mundos”: - un mundo material, de incesante devenir y un mundo de “esencias” o “ideas” inmutables y perfectas - el mundo material está formado por objetos físicos, que son copias imperfectas de las esencias inmateriales. Consecuentemente, el mundo de las esencias es más perfecto, verdadero y bueno que el mundo físico (superioridad de la causa sobre el efecto, aplicado al principio de causalidad) En este dualismo platónico hay un claro rechazo al mundo material y al conocimiento sensible, que es el que nos muestra la realidad física. La razón de este rechazo es la irracionalidad de la diversidad y el cambio, que ya había anunciado Parménides. Platón considera el mundo material profundamente defectuoso y erróneo el conocimiento que los sentidos nos ofrecen de este mundo, y moralmente reprobable el disfrute de los placeres sensoriales. Por el contrario, una vida dedicada al conocimiento racional da al sabio la estatura moral que exige un gobierno justo de la polis. Nietzsche, tal como vemos a lo largo de la obra “Crepúsculo de los ídolos”, manifiesta en su filosofía un claro rechazo a la ontología platónica, pues al rechazar el devenir se está rechazando la propia vida, al interpretar el devenir desde conceptos de origen racional, cristalizados en el lenguaje, se “momifica”
el devenir, se destruye la vida al interpretarla como si fuese inmutable y estática. La propuesta moral de la filosofía nietzscheana pasa por la destrucción de la idea de trascendencia, con lo que desaparece la ontología dualista establecida por Platón, y se supera la situación de nihilismo y decadencia que ha sido constante en la historia de nuestra cultura. Sin embargo, hay cosas que tienen en común Platón y Nietzsche. Ambos usan un estilo a la hora de escribir que podríamos considerar como “literario”, usan metáforas, relatos, y tienen un lenguaje bastante poético en ocasiones. Otro punto en el que se parecen es el sentido “aristocrático” de la existencia humana, aunque para Platón se trata de una aristocracia del conocimiento (el bueno es el sabio) mientras que para Nietzsche se trata de una aristocracia de la creación (el bueno es el que crea sus propios valores). Por último, creo que tienen en común la crítica a la Democracia y los igualitarismos. Mientras que para Platón la Democracia es la forma de gobierno peor, porque es en la que reinan los instintos más bajos del “alma concupiscible”, para Nietzsche es uno de los ejemplos de la “moral del esclavo”, que se basa en los valores equivocados que niegan la vida.
Crítica de Nietzsche a los grandes conceptos de la metafísica. Todo el pensamiento del filósofo alemán es un homenaje a la vida, a la voluntad de vivir la vida con todas su fuerza, con todas las pasiones que implica y que no se le pueden quitar sin traicionarla. Hay que vivir el espíritu dionisíaco de goce de todo lo que tenemos, de deseo de contemplar la vida como una obra de arte creativo, de la que nada se puede estudiar, solamente vivir intensamente. Podría decirse que si quieres vivir, no pienses o, al contrario, si piensas, no vives. La metafísica desarrollada por todos los filósofos anteriores habría implicado un abandono del concepto de vida para adentrarse en supuestas `realidades´. Términos metafísicos como coseidad, sustancia, esencia, ser no son alcanzables para el sujeto, como ya había señalado el empirismo, sencillamente porque no cabe ningún conocimiento que los pueda abarcar, porque apartan al hombre sano de la voluntad de vivir y le obligan a la racionalidad, auténtica enfermedad que padece la cultura occidental. No existe ningún conocimiento, ni ningún intelecto capaz de alcanzar estos conceptos metafísicos porque son pura invención que el hombre ha hecho para olvidar el caos del mundo en el que vive (todo fluye que decía Heráclito) para refugiarse en otro que le sirva de vía de escape de este. El hombre de la cultura occidental ha olvidado que esos términos, esos conceptos de los que tanto han discutido al parecer inútilmente los filósofos del pasado, son para Nietzsche puras metáforas de las que se ha olvidado que lo son: palabras vacías de significado que filósofos como Sócrates, Platón, Descartes, Kant, entre otros, han ido llenando de mentiras, porque para N. están en su propio derecho. Incluso el cristianismo, aunque por otros fines ce dorte religioso, habría propuesto sus metáforas para crear en el hombre el concepto de ser superior, de un mundo que es perfecto y que se alcanza apartándose de este, con cierto platonismo de fondo. Por otro lado, la afirmación del caos, del nuevo dualismo nietzscheano basado en la realidad del movimiento, al modo de Heráclito como hemos señalado antes, implica el final de la metafísica, porque nada hay que pueda ser demostrado como ser porque sencillamente lo que hay es el no-ser, el devenir. De este modo, Nietzsche nos devuelve a la clásica controversia con Parménides. Ahora la apariencia es precisamente el ser. Es uno de los
aforismos de Nietzsche, una de sus proposiciones ingeniosas sin argumentación, que el lenguaje- filosofía a martillazos se encarga de imponer. Si bien, se coge la palabra metafísica y se ve que es el estudio de lo-que-haymás-allá-de-la-física, es algo que nuevamente Nietzsche atribuye al síndrome de la loca razón, de querer estudiar grandes conceptos abstractos que no ayudan a que el hombre pueda vivir sino que le engañan en supuestas realidades trascendentes. Así el hombre se hace desgraciado porque desea ansiosamente vivir. En otro sentido, el tópico de que la ignorancia es la felicidadel es un problema que puede plantear esta crítica a los conceptos de la metafísica. De esta manera, el hombre ya no quiere conocer lo que le rodea, ya no sigue la línea de lo apolíneo de lo recto y el modelo, ya no busca la armonía de las formas, de los accidentes, apartándose así también de la ciencia. Cuando se aparta de la ciencia el progreso del hombre se modera, luego no hay ninguna modificación en su vida, una vida para no saber, sino para vivir. Actualmente en el cine aparecen ejemplos de ese tópico de la ignorancia feliz en películas como Forrest Gamp , aspecto claramente roussoniano - nietzscheano. Sin ciencia, ignorante y además contrario, según Nietzsche, a todo lo que sea conocer lo-que-hay-más-allá, queda el hombre vitalista abierto a las pasiones y a todo lo que la vida quiera ofrecer dentro de su bello caos. Vista así las cosas, la vida se ha de interpretar como obra de arte, como creación bella.
Hegel, Schopenhauer y Nietzsche (P4) Como cualquier autor, Nietzsche tuvo diversas influencias entre las cuales abordamos superficialmente las debidas a Hegel y Schopenhauer. Hegel sostenía que el mundo es el desarrollo de Dios, concebido como Idea que llega a ser consciente de sí misma y con todas sus determinaciones. Schopenhauer sostuvo, contra Hegel, que la verdadera realidad del mundo es la voluntad entendida como deseo, que indica que la voluntad no está satisfecha. Y lo que no es voluntad es representación de la voluntad: el gran teatro del mundo. Se desean las cosas que no se tienen, pero al alcanzarlas descubrimos que tampoco nos acaban de satisfacer, sino que al contrario nacen nuevos y más fuertes deseos. Así pues, la dialéctica del deseo hace que mi vida sea una tragedia. La solución propuesta por Schopenhauer es la de aniquilar el deseo, para descubrir que mi ser es la nada y de este modo alcanzar la paz. El deseo se aniquila con una fuerte ascesis, semejante a las prácticas budistas dirigidas a alcanzar el nirvana, advertir que soy realmente nada. Nietzsche se opone tanto a Hegel como a Schopenhauer. Contra Hegel sostendrá que la realidad es voluntad, contra Schopenhauer que la voluntad no es deseo sino afirmación, poder positivo creador. Un espíritu grande no puede quedarse en la nada o en el deseo. El hombre es voluntad de poder. Voluntad de imponerse al medio y a todo aquél que quiera poner dificultades al desarrollo del hombre que quiere ser Superhombre. Con todo esto Nietzsche quiere decir sí a todo. La voluntad no puede ser la nada, no puede decir no. Se debe excluir del principio mismo de la realidad lo que tenga que ver con la nada, la negación, el deseo, formas todas ellas dedebilidad. El que afirma es el espíritu afirmativo, la voluntad. La verdad es la afirmación de la vida: con toda su fuerza y todo su dolor expresada como obra de arte. La voluntad fuerte dice sí a pesar de todo, se sobrepone a cualquier síntoma de debilidad y de negación.
Nietzsche y Dostoyesvki (P4).
Muy conocida es la relación filosófica entre estos dos pensadores, aunque no llegaron a conocerse personalmente… De hecho Nietzsche sabe de él por casualidad, como dice él por un zarpazo fortuito del destino, y le fascina, a pesar de que la mayoría de sus teorías son radicalmente opuestas. En concreto nos referimos a la teoría del superhombre, pues aunque parecen tesis semejantes, acaban siendo radicalmente opuestas. Donde mejor se perciben estas diferencias es en la obra del autor ruso, Crimen y castigo, ya que muestra el fracaso del superhombre, que en la obra es Raskolnikov, el protagonista. Él vive
convencido de que es muy superior al resto, y no tiene excesivos problemas para cometer un doble y frío asesinato, puesto que necesitaba dinero. Pero tras esto surge en él una culpa moral no prevista que, entre otras causas le causa miedo, insomnio, enfermedades y enemistades. Por ejemplo cuando el inspector en cuestión va a visitarle para interrogarle, se pone nervioso y cambia instantáneamente de tema con el objetivo de desviar la atención puesta en él. Después de largos ratos de agonía conoce a Sonia, una niña muy católica y de una gran fe. Raskolnikov tendrá unas conversaciones con ella comentando la religión, lo que le hará ver que a pesar de todo, Sonia está muy orgullosa de hacer lo que hace, de ser lo que es y de agradecérselo a Dios todo, siendo digno de iración. Terminará así por confesarle el crimen a Sonia, quien le convence para que confiese. Evidentemente, la tesis de Dostoievsky sobre este superhombre es opuesta a la del creador de Zaratustra, ya que afirma que lo único que es capaz de quitar la culpa moral del hombre es la fe, la conversión, de aquí que ponga el modelo de Sonia… En cambio, Nietzsche afirmaría que Raskolnikov no posee una voluntad de poder suficiente para soportar las consecuencias del crimen cometido, por esto necesita solucionarlo con un castigo que le quite las penas que, como dije, no puede aguantar o espiritualizar, y por esto mismo recurriría a la fe cristiana. El fondo de la obra Crimen y castigo es plenamente cristiano y decadente para Nietzsche. Concluimos pues que son dos posturas opuestas para el problema del superhombre. Al autor ruso le parece imposible en la práctica la existencia de ningún superhombre y a Nietzsche que, desde un punto de vista más filosófico, utópico, incluso profético, sigue al parecer esperándolo.
El camello, el león y el niño (P3 - P4) El proceso de transformación del hombre y de la cultura. Del nihilismo pasivo al activo. Para Nietzsche los mandamientos, las obligaciones morales de cualquier tipo son como una carga para el hombre, y el que los lleva encima aparece como una bestia de carga, como un camello hasta que se da cuenta que esa carga no es suya ni le beneficia para nada. Cuando advierte esto, se revuelve contra ella convirtiéndose en león que se revuelve sobre su carga para destrozarla. Pero en el león hay demasiada negatividad: toda su lucha es contra una carga inútil. Por eso es preciso que el león se convierta en un niño ya que los niños sólo juegan: crean su propio mundo en donde son los reyes y felices. Por eso, el ideal de hombre tendrá que ser una nueva infancia. El hombre verdaderamente grande, a diferencia de Sócrates y de los cristianos, tiene que ser un niño que dice que sí, que crea. Así, dirá que "yo filosofo a martillazos", usando la metáfora del herrero que elabora formas nuevas con el martillo. Por tanto, ese niño que crea, que dice que sí, es origen de todo valor. De este modo se entiende el emblemático título de una de sus obras: Más allá del bien y del mal. Elegir entre el bien y el mal es para espíritus débiles; el hombre puede llegar a más trasmutando los valores y creando otros nuevos. Como dice Nietzsche, "un nuevo para qué es lo que necesita la humanidad", es decir, un fin cuya característica es que atrae porque es bueno, es decir, un nuevo bien. Y la condición para que esto ocurra es justamente la muerte de Dios: “todos los dioses han muerto, ahora queremos que viva el superhombre”, porque justamente Dios es la limitación fundamental de la voluntad creadora del hombre. El hombre debe ocupar el lugar de Dios: si hay Dios ¿cómo voy a soportar que yo no lo sea? Pero hay que darse cuenta que no basta que sea un sí cualquiera sino eterno. Tiene que ser eterno porque si fuera temporal antes o después habría un no y entonces la voluntad dejaría de ser fuerte. De este modo, Nietzsche es consecuente cuando sostiene que el hombre grande ha de manifestar una sumisión completa del destino. Tengo que poder decir que sí a todo lo que ocurre cuando digo que sí a algo. Eso supone decir sí a todo lo bueno y malo: decir que sí a cualquier placer significa aceptar el mundo entero donde ese sí se ha pronunciado con todos sus dolores y todo el mal que se
encierre. Esto conducirá, por tanto, a la desesperación. De hecho, Nietzsche terminó loco ¿endógena o exogenamente? Una filosofía que conduzca a la desesperación no puede ser una buena filosofía. Ni siquiera un superhombre puede vivir así. El problema que se plantea es el siguiente: la interpretación afirmativa de la voluntad es, en definitiva, una voluntad solitaria: no soporta ninguna compañía, porque no entiende nada de la trascendencia. Es preciso advertir que lo mejor de este mundo no se puede crear: no hay voluntad humana que cree personas, ya que las personas sólo se pueden reconocer y respetar. En este caso la voluntad solitaria es la imagen de la desesperación: no tener a nadie a quién regalar o por quien ser regalado. La voluntad sólo puede crear cosas inferiores a ella misma, pero nada superior.
Y así, de esta clase de objetos decía yo que era inteligible, pero que en su investigación se ve el alma obligada a servirse de hipótesis y, como no puede remontarse por encima de éstas, no se encamina al principio, sino que usa como imágenes aquellos mismos objetos, imitados a su vez por comparación con éstos, son también ellos estimados y honrados como cosas palpables. -Ya comprendo -dijo- te refieres a lo que se hace en geometría y en las ciencias afines a ella. -Pues bien, aprende ahora que sitúo en el segundo segmento de la región inteligible aquello a que alcanza por sí misma la razón valiéndose del poder dialéctico y considerando las hipótesis no como principios, sino como verdaderas hipótesis, es decir, peldaños y trampolines que la eleven hasta lo no hipotético, hasta el principio de todo; y una vez haya llegado a éste, irá pasando de una a otra de las deducciones que de él dependen hasta que de ese modo descienda a la conclusión sin recurrir en absoluto a nada sensible, antes bien, usando solamente de las ideas tomadas en sí mismas, pasando de una a otra y terminando en las ideas. -Ya me doy cuenta -dijo-, aunque no perfectamente, pues me parece muy grande la empresa a que te refieres, de que lo que intentas es dejar sentado que es más clara la visión del ser y de lo inteligible que proporciona la ciencia dialéctica que la que proporcionan las llamadas artes, a las cuales sirven de principios las hipótesis; pues, aunque quienes las estudian se ven obligados a contemplar los objetos por medio del pensamiento y no de los sentidos, sin embargo, como no investigan remontándose al principio, sino partiendo de hipótesis, por eso te parece a ti que no adquieren conocimiento de esos objetos que son, empero, inteligibles cuando están en relación con un principio. Y creo también que a la operación de los geómetras y demás la llamas pensamiento, pero no conocimiento, porque el pensamiento es algo que está entre la simple creencia y el conocimiento. -Lo has entendido -dije- con toda perfección. Ahora aplícame a los cuatro segmentos estas cuatro operaciones que realiza el alma: la inteligencia al más elevado; el pensamiento,al segundo; al tercero dale el la creencia y al último la imaginación; y ponlos en ese orden, considerando que cada uno de ellos participa tanto más de la claridad cuanto más participen de la verdad los objetos a que se aplica. Platón. La República, Libro VII. 1. Sintetiza las ideas del texto mostrando en tu resumen la estructura argumentativa o expositiva desarrollada por el autor. 2. Define los términos relacionados “dialéctica” y “artes” partiendo de la información ofrecida por el Texto, y completándola con el conocimiento que tengas de la filosofía del autor. 3. Redacción: La metáfora de la línea desde el punto de vista ontológico. 4. Comenta brevemente cualquier aspecto del pensamiento del autor del texto que
juzgues importante en alguno de estos sentidos: por su relación con el de otros filósofos, con hechos históricos relevantes (especialmente si son coetáneos del autor o tienen relación con su vida) o con rasgos significativos del mundo contemporáneo. RESPUESTAS: 1.- Síntesis de las ideas del texto. La estructura de este texto es expositiva en su mayor parte cuando clasifica los cuatro modos de saber, pero hay un argumento cuando afirma de modo conclusivo que es más clara la visión del ser y de lo inteligible ... . Las premisas de esa conclusión son que las artes (matemáticas), parten de hipótesis y las hipótesis no son verdaderos principios, (...) entonces ... . La división de los dos mundos; el sensible y el de las ideas, y cada uno de éstos en otros dos. Platón muestra su teoría de las ideas, para que el alumno las comprenda. 1. En el texto, Platón explica la división del mundo de las ideas a un alumno. (lineas 1-12). 1.1 (linea 1-5) explica la parte de las matemáticas, dice que en ésta se parte de las hipótesis. 1.2 (linea 6-13) explica la parte de las ideas puras, en ésta se parte de verdaderas hipótesis, usando la razón, la inteligencia y la dialéctica y desterrando lo sensible. 2. El alumno entiende la explicación y la vuelve a explicar con sus palabras. (linea 13-22) 2.1 (linea 13-16) la visión o realidad del ser, es más clara o real en la ciencia dialéctica (la parte de las ideas verdaderas) que en las artes (matemáticas) porque las artes se sirven de hipótesis y no se remontan al principio. 2.2 (linea 16-22) - el ser en las ideas puras, se alcanza mediante la inteligencia, y por tanto, se conoce. - en las matemáticas se alcanza con el pensamiento, y por tanto, el grado de conocimiento es menor.
3. Resumen de la metafora de la linea dividida de Platón (23-27) sueños imaginación
objetos creencia
mundo sensible
matemáticas pensamiento
ideas inteligencia
mundo de las ideas
2.-Define los términos relacionados “dialéctica” y “artes”. - Artes: aparece en la línea 15. Platón se refiere con esta palabra a las ciencias, en este caso en concreto, a la geometría y ciencias afines a ella, como pueden ser la aritmética y el cálculo. Están basadas en hipótesis, es decir, se les aplica el pensamiento, la razón que opera con objetos sensibles. Ya se ve que "artes" en este texto no tiene que ver con su uso actual sino a otro propio de Platón que se refiere a "materias de estudio", "dedicaciones sensibles" o incluso "asignaturas en su acepción actual. En todo caso, para el autor griego las "artes" a las que alude, las primeras, gimnástica y música, y las otras, como la geometría son "propedéuticas", es decir preparatorias para llegar a ese deseado Mundo de lo Real, el mundo de las Ideas. - Dialéctica: aparece también en la línea 15. Al hablar de ciencia dialéctica Platón habla de lo que se entiende por saber preguntar y responder sobre el verdadero ser de las cosas. Va ligada al verdadero conocimiento y a lo inteligible. Se acerca a los principios mismos de las cosas, que son las ideas, aunque el
texto no lo dice expresamente. En algún otro lugar del texto Platón no tiene inconveniente en hablar de arte dialéctica aunque se refiera lo mismo, a ese último requisito para llegar a lo más alto. Platón hace una diferencia entre estas dos palabras. Aunque en la metáfora de la línea dividida estas palabras aparecen dentro del Mundo de las Ideas, se advierte la gran diferencia existente entre ambas. La dialéctica, situada en el último y más grande segmento, se refiere a las ideas en sí, a lo inteligible; mientras que las artes (matemáticas) consideradas como puerta de entrada al cosmos noetòs, tiene un fondo más sensible debido a que se basan en hipótesis que no sabemos con certeza si son verdaderas, ya que se basan a menudo en aspectos del Mundo Sensible. Así pues, estamos haciendo referencia al tercero y cuarto peldaño que nos acerca al Mundo de las Ideas y a la Idea de Bien, último término posible a la ascensión que Platón propone.
REDACCIÓN: La metáfora de la línea desde el punto de vista ontológico. INTRODUCCIÓN: En esta redacción se nos propone el tema “la metáfora de la línea desde el punto de vista ontológico”, que es tanto como pedir la teoría platónica sobre la realidad, sobre el ser. Pero ¿qué es la realidad?, ¿qué son las ideas?, ¿existe más de una realidad?, ¿cómo se clasifican? Estas son algunas de las preguntas que nos sugiere el texto. Y para Platón la realidad verdadera y primordial es el Mundo de las Ideas, mundo inteligible al que solo se puede llegar con la luz de la inteligencia. Pero todo el esfuerzo requerido para llegar a él se verá compensado por la convicción de que el que sabe lo que es el Bien, lo hará. (Intelectualismo ético). DESARROLLO: La ontología platónica, como todo su pensamiento puede explicarse desde su dualismo. Pero la explicación de ello parte de que Platón considera real lo que permanece, e irreal, por tanto, lo que perece. De este modo serán absolutamente reales las Ideas y no serán reales las cosas que cambian, y es que nuestro autor sigue preso de la controversia Heráclito - Parménides. Como sabemos Parménides opta por el Ser, cuando Heráclito lo hace por el movimiento. Y Platón, aunque se decide por el primero, sin embargo, tiene en cuenta el segundo. Para el primero deja las Ideas, y para el segundo, dejará el mundo sensible, material y cambiante. Ese dualismo platónico es posible subdividirlo en dos todavía, como se muestra en la metáfora de la línea dividida. La línea está dividida en cuatro segmentos desiguales. De este modo, se podría decir que existen en él cuatro modos de ser, que se corresponden con cuatro modos de conocer. Son cuatro modos graduales de ser y de conocer. Para Platón, en el primer segmento se encuentra la realidad primera que son las ideas, pero ¿qué son las ideas? Las ideas son los seres inmutables, imperecederos, universales (aquí se destaca la influencia de Parménides). El mundo sensible, el mundo de los sentidos, no es ser propiamente dicho sino mera copia del mundo de las ideas. Platón también creía que existían ideas de los objetos fabricados, por ejemplo de mesa. La idea es lo máximo, algo universal o indiscutible, pero, por ejemplo, ¿las matemáticas que son? Para Platón, la siguiente realidad que está representado por el segundo segmento de la línea, la constituyen los entes matemáticos y aquí puede verse la influencia de Pitágoras. Las matemáticas son un reflejo de las ideas, ya que no son objetos sensibles, pero son una copia de las ideas. Por ejemplo, un número cualquiera no significa nada en sí, pero es una copia de la idea de dualidad en el caso del 2. Los números, no siendo nada tangible, tienen menor realidad que las ideas pero más que los objetos físicos. Y es que los números son siempre los mismos, no cambian, como sí lo hacen las cosas sensibles. Siguiendo la metáfora de la línea dividida, podemos hacer una primera división y subdivisión. En primer lugar, dividiríamos la línea en 2, una realidad sensible (mundo del devenir) y una realidad inteligible (mundo del ser). Estos formarían los 2 grandes grupos de la realidad. Ahora, podríamos dividir la realidad inteligible en ideas primarias e ideas secundarias. Las primarias son las ideas en sí, universales y que no necesitan de otra para definirse. En cambio, las secundarias son un reflejo de las primarias y engloban a las Matemáticas. En la realidad sensible, tercer y cuarto segmentos de la línea, se hace una subdivisión: objetos físicos y la
imaginación. Los objetos físicos son las cosas palpables, que pueden llegar a nosotros a través de los sentidos y que están, como hemos visto, sujetas al cambio a la transformación constantes. En el último segmento, la imaginación, en cambio, son una copia de estos objetos físicos y cambia con ellos todavía con mayor facilidad. Por lo tanto la línea quedaría de la siguiente forma: Idea de Bien e ideas > Entes matemáticos > Entes físicos > Entes Imaginados. Y la línea recoge la proporción existente entre los cuatro segmentos. No son segmentos iguales. Yendo en el otro sentido, y si además comparamos la metáfora de la línea con el mito de la caverna, las sombras proyectadas sobre la pared es la imaginación de los encarcelados. A continuación, podemos apreciar que los objetos físicos serían los objetos transportados, que es lo único que ellos verían si pudieran darse la vuelta. Es decir, la realidad sensible es el interior de la caverna, iluminado con la débil luz de la hoguera que simboliza la luz de los sensible. Es pues una realidad obscura e imprecisa que no puede proponerse como ciencia ni como ejemplo de nada. En cambio, la realidad inteligible sería el exterior de la caverna, que comienza con la dianoia, serían el reflejo sobre el agua. puerta de la caverna. Y en último lugar, las ideas y la Idea de Bien que es el sol que todo lo ilumina. EN CONCLUSIÓN, Platón está preso de una ontología intelectualista. Se valora lo intangible y se desprecia lo material. A Platón le debe, en parte la civilización occidental la mayor relevancia que se la ha dado a la inteligencia por encima de los sentidos, con excepción del empirismo. Esta apuesta por la Inteligencia y por todos los planes de estudio basados en la explotación de la misma y el orden del mundo organizado sobre ella, parecen debidos a la herencia Platón y de Parménides y Pitágoras. De esa ontología quizá se ha derivado en una visión espiritualista del mundo, aunque se haya hecho con el afán de elevar al hombre a todos los mundos superiores.
2 --Es, pues, labor nuestra--dije yo--, labor de los fundadores, el obligar a las mejores naturalezas a que lleguen al conocimiento del cual decíamos antes que era el más excelso, y vean el bien y verifiquen la ascensión aquella; y una vez que, después de haber subido, hayan gozado de una visión suficiente, no permitirles lo que ahora les está permitido. --¿Y qué es ello? --Que se queden allí--dije--y no accedan a bajar de nuevo junto a aquellos prisioneros ni a participar en sus trabajos ni tampoco en sus honores, sea mucho o poco lo que éstos valgan. --Pero entonces --dijo--, ¿les perjudicaremos y haremos que vivan peor, siéndoles posible el vivir mejor? --Te has vuelto a olvidar, querido amigo --dije--, de que a la ley no le interesa nada que haya en la ciudad una clase que goce de particular felicidad, sino que se esfuerza porque ello le suceda a la ciudad entera, y por eso introduce armonía entre los ciudadanos por medio de la persuasión o de la fuerza, hace que unos hagan a otros participes de los beneficios con que cada cual pueda ser útil a la comunidad y ella misma forma en la ciudad hombres de esa clase, pero no para dejarles que cada uno se vuelva hacia donde quiera, sino para usar ella misma de ellos con miras a la unificación del Estado. --Es verdad--dijo--. Me olvidé de ello. --Pues ahora--dije--observa, ¡oh Glaucón!, que tampoco vamos a perjudicar a los filósofos que haya entre nosotros, sino a obligarles, con palabras razonables, a que se cuiden de los demás y les protejan.
Les diremos que es natural que las gentes tales que haya en las demás ciudades no participen de los trabajos de ellas, porque se forman solos, contra la voluntad de sus respectivos gobiernos, y cuando alguien se forma solo y no debe a nadie su crianza, es justo que tampoco se preocupe de reintegrar a nadie el importe de ella. PLATÓN, La República. 1. Sintetiza las ideas del texto mostrando en tu resumen la estructura argumentativa o expositiva desarrollada por el autor. (Respuesta de Juan Ivars) 1) Este texto de Platón es argumentativo con el tema fundamental en la unidad del Estado. Cuando se advierte que en la ciudad dónde la educación es obligatoria, también es obligatorio darse a los demás como respuesta lógica. Se divide de la siguiente forma: a) Sócrates expone que los filósofos tienen el deber de hacer que los demás lleguen a la Idea de Bien a.1.) Una vez subidos deben ``bajar´´, dice Sócrates a.2.) El interlocutor piensa que si les hace ``bajar´´ les perjudicara b) Sócrates responde a la cuestión planteada anteriormente con dos elementos: b.1.) A la ley no le interesa que haya un goce particular d la felicidad b.2.) Tiene que haber armonía entre ciudadanos para que haya unificación en el Estado c) Sócrates saca las conclusiones de este dialogo: c.1) Los filósofos deben cuidar a los demás y hay que hacérselo ver con palabras razonables. c.2) Si en las demás ciudades no existe tal obligación en ésta sí, porque los filósofos se forman gracias a la organización de la educación de la ciudad. (Es aquí dónde existe un argumento implícito)
2. Define el término "ley" y "armonía" partiendo de la información ofracida por el texto y completándola con los conocimientos que tengas de la filosofía del autor. (Respuesta de Jorge Tormo Medina) El término ley aparece en el texto en la línea 10 y hace referencia a las órdenes realizadas por el gobierno para la posible convivencia entre personas en una misma ciudad. Las leyes no deben ser particulares, sino deben ser para todas las personas, es decir, normas que deben cumplir todos los ciudadanos. El término armonía aparece en el texto en la línea 12 y hace referencia al estado de bienestar o tranquilidad que se vive en una ciudad y que se puede conseguir mediante las leyes o mediante la persuasión, pero entonces la armonía estará condicionada.
Estos dos términos que aparecen en el texto están relacionados entre sí. Para Platón, las leyes debían ser regidas por los gobernantes filósofos que conocían el bien y sabían hacer el bien, lo que se llama intelectualismo ético, ya que habían recibido una educación. Si todas las personas de una ciudad son buenas y sus gobernantes también los son, en esa ciudad habrá una armonía, esto Platón lo defiende en su teoría política. Las leyes deben ser enunciadas por gobernantes filosóficos y la ciudad tendrá una armonía. Platón critica la forma de gobierno de una democracia porque en ese sistema de gobierno es el pueblo el que gobierna, y si el pueblo no conoce la idea de bien, no podrá enunciar las leyes que logren que en esa ciudad haya armonía entre las personas y mediante la fuerza y la persuasión se conseguirá la armonía, pero no será verdadera. 3. -Redacción: La teoría de la educación en la filosofía platónica. Redacción desarrollada por Ferrán Guillem INTRODUCCIÓN: En este apartado se nos plantea la educación platónica pero ¿qué es la educación? Es lo necesario para acceder al verdadero conocimiento, sin embargo ¿qué podemos conocer? ¿Cómo distinguimos lo conocido de lo
imaginado, es decir, lo real de lo ficticio? ¿Debemos tener, todos, una educación o ha de ser selectiva? Naturalmente he planteado varias dudas y preguntas fundamentales que surgen al cuestionarse este problema dilemático, ahora procederé a su análisis, de un modo mucho más exhaustivo. DESARROLLO: Teniendo presente la definición exacta de educación, según Platón, accedemos a una sala dónde, al mismo tiempo se nos abre la puerta de la pregunta que dice, de qué es lo que conocemos. Bien, según este filósofo se conoce lo que es real, lo inmutable, no lo que no deviene y no ocupa espacio, (estos son esos verdaderos seres, o ideas) y sobre todo la idea máxima, la de Bien y la relación que presenta entre las demás ideas que a fin de cuentas son modelos de esta. CONSECUENTEMENTE: Llegamos a conocer las ideas, esto es obvio, pero la cuestión es cómo se ha de educar para acceder a ellas y así al conocimiento. Pues claramente despreciando paulatinamente los entes sensibles, pues no son reales y no sirven para aprehender verdaderamente, sino para creencias inútiles. Así pues, Platón dará comienzo a la educación conciencias simples como la música o gimnástica para comenzar a ejercitar el cuerpo e ir alejándolo lenta pero constantemente de lo concupiscible o apetecible. Tras esto, a la edad de 20 años, se centrará, teniendo el cuerpo bajo el dominio racional del alma, en la διάνοια, o más conocidadianoia y matemáticas deductivas, con el único fin de preparar al alma racional en materia de abstracción, y así llegar a la dialéctica, ciencia de las ideas o διαλεκτική, totalmente abstractas e inmateriales, a la cual casi ningún estudiante llegará, pero visibles para el ojo cognoscible, que es el alma racional, iluminado claro está, por la luz natural, blanca y bella de la idea de bien. SIN EMBARGO: Se encuentra uno con la duda, después de este razonamiento, de si han de ser todos educados. Platón, sin faltar a sus propuestas no rechaza el dualismo, por eso se decanta por el sí y por el no. Principalmente habíamos de salir de la imaginación o despreciar las sombras de la caverna y contemplar el fuego, el cual causó dichas sombras imag-inativas, que sólo nos proporcionan el beneficio del placer concupiscible o corporal. Es por esto mismo porqué el primar paso educativo es el de la música y la gimnástica, para dominar los apetitos y pasiones del cuerpo. Superada esta primera fase de selección, accedemos a la de las ciencias deductivas, elpueblo llano no llegará a esta etapa pero si lo harán el guardián y filósofo gobernante, llegando a adquirir la casi completa abstracción utilizando la herraminta eficaz de los axiomas matemáticos. El último paso será el de la dialéctica. El guardián, amigo de lo geométrico, no logrará llegar y se quedará en la entrada del mundo de las ideas, pero si lo conseguirá el nombrado filósofo. Con esto se conseguirá que la polis sea justa, buena y que todos sean educados según sus posibilidades. La polis estará, de este modo, gobernada por personas que mediante un educador han subido la escarpada y costosa cuesta, accediendo a la superficie, vislumbrando la idea de bien y podiendo así gobernar efecazmente y finalizando, al fin la educación en la prácticajusta de lo aprehendido. CONCLUSIÓN: Destacando lo dicho en las partes previas, se puede afirmar y solucionar las dudas introductorias de que la educación platónica siendo justa, es selectiva, pues permite que todos sean educados para acceder al fin de la dialéctica, que será alcanzado tan solo por aquellos que logren superar las barreras selectivas corporales y abstractorias, domando a los dos caballos, el de lo concupiscible y el de lo irascible, primando de este modo el alma racional, lo que es lo justo, debido y bueno.
1) SEPTIEMBRE DE 2012 levemente modificado por mi. No sé si debo hablaros de las primeras meditaciones que hice allí, pues son tan metafísicas y tan fuera de lo común, que quizá no gusten a todo el mundo (30). Sin embargo, para que se pueda apreciar si los fundamentos que he tomado son bastante firmes, me veo en cierta manera obligado a decir algo de esas reflexiones. Tiempo ha que había advertido que, en lo tocante a las costumbres, es a veces necesario seguir opiniones que sabemos muy inciertas, como si fueran indudables, y esto se ha dicho ya en la parte anterior; pero, deseando yo en esta ocasión ocuparme tan sólo de indagar la verdad, pensé que debía hacer lo contrario y rechazar como absolutamente falso todo aquello en que pudiera imaginar la menor duda, con el fin de ver si, después de hecho esto, no quedaría en mi creencia algo que fuera enteramente indudable. Así, puesto que los sentidos nos engañan, a las veces, quise suponer que no hay cosa alguna que sea tal y como ellos nos la presentan en la imaginación; y puesto que hay hombres que yerran al razonar, aun acerca de los más simples asuntos de geometría, y cometen paralogismos, juzgué que yo estaba tan expuesto al error como otro cualquiera, y rechacé como falsas todas las razones que anteriormente había tenido por demostrativas; y, en fin, considerando que todos los pensamientos que nos vienen estando despiertos pueden también ocurrírsenos durante el sueño, sin que ninguno entonces sea verdadero, resolví fingir que todas las cosas, que hasta entonces habían entrado en mi espíritu, no eran más verdaderas que las ilusiones de mis sueños. Pero advertí luego que, queriendo yo pensar, de esa suerte, que todo es falso, era necesario que yo, que lo pensaba, fuese alguna cosa; y observando que esta verdad: «yo pienso, luego soy», era tan firme y segura que las más extravagantes suposiciones de los escépticos no son capaces de conmoverla, juzgué que podía recibirla sin escrúpulo, como el primer principio de la filosofía que andaba buscando. DESCARTES. DISCURSO DEL MÉTODO. PARTE IV 1ª. Sintetiza las ideas del texto mostrando en tu resumen la estructura argumentativa o expositiva desarrollada por el autor. 2ª. Define el término “verdad” y "creencia" partiendo de la información ofrecida por el texto y completándola con los conocimientos que tengas de la filosofía del
autor. 3ª Redacción: La duda metódica en la filosofía y en la moral cartesiana. 4ª Comenta brevemente cualquier aspecto del pensamiento del autor del texto que juzgues importante en alguno de estos sentidos: por su relación con otros filósofos, con hechos históricos relevantes (especialmente si son coetáneos del autor o tienen relación con su vida) o con rasgos significativos del mundo contemporáneo.
El examen está contestado en negro por Jorge Gómez - Lechón, y en azul por Marc Martínez 1-. Sintetiza las ideas del texto mostrando en tu resumen la estructura argumentativa o expositiva desarrollada por el autor. (2 Puntos). Este texto constituye un fragmento de la cuarta parte de “El discurso del Método” y hace referencia principalmente a la duda metódica, así como el proceso que sigue en esta y la consecuencia última de dicho proceso. Se trata de un texto argumentativo puesto que podemos encontrar en él tres argumentos de la filosofía cartesiana y entre ellos, el más importante, el punto de partida por el cual podrá construir el edificio del conocimiento, el famoso “Cogito ergo sum”. Estos argumentos son: El primer argumento pertenece a la segunda máxima de la moral provisional de Descartes. Se puede localizar en las líneas 4 y 5. Afirma que es necesario mantenerse firme y resuelto en las decisiones que tomemos y en las opiniones que sigamos, aunque dudemos de su certeza. El segundo argumento se trata de la duda metódica, a través de la cual Descartes rechazará las distintas formas del conocimiento, la sensible y la inteligible, con el objetivo de llegar a una primera verdad indudable que sea punto de partida de su filosofía. Esta duda es un instrumento para rebatir así el escepticismo, llegando a la primera verdad fundamental. El tercer argumento es punto de partida de todo el conocimiento verdadero. Se trata del famoso “Pienso, luego existo” por el que Descartes descubre por intuición que el pensar es consecuencia y relación de existir, y como él duda, él piensa y por tanto concluye que él existe. De esta forma ha llegado a la primera verdad, que se presenta como evidente (clara y distinta). Tras haber analizado los distintos argumentos podemos dar paso a la estructura formal del texto. El texto puede dividirse así en 3 partes diferenciadas en referencia a los 3 argumentos previamente explicados. 1ª parte: (hasta la línea 5). Podemos nombrarla como la introducción al carácter metafísico del texto y da pie al primer argumento, la segunda máxima de la moral provisional. A partir de esto, comienza la duda metódica ya que ahora busca alcanzar la verdad y no simplemente salir de la parálisis de la inactividad. 2ª parte: (hasta la línea 15). Hace referencia a la duda metódica explicada anteriormente, es decir el proceso por el que rechaza las distintas formas de conocimiento para quedarse únicamente con un principio indudable, EL YO.
3ª parte: (hasta el final del texto). Consiste en el descubrimiento de la primera verdad, el “Cogito”, y a partir de la cual desarrollará toda su filosofía. Constituye la primera verdad universal y se presenta como evidente, es decir, clara y distinta. En conclusión, es un texto argumentativo y se divide en tres partes correspondientes a cada argumento y trata de la duda metódica, clave para la filosofía cartesiana.
1ª. Descartes presenta en este texto una estructura argumentativa, se basa en que no hay ninguna verdad objetiva en la filosofía, y por eso argumenta para encontrar ese principio indudable. Este argumento se basa en la duda metódica. Primero de todo vamos a ver las ideas expuestas en el texto y más tarde veremos cómo se enlazan unas con otras: • Descartes duda de las meditaciones porque son subjetivas y conducen al debate. • En lo referente a las costumbres es necesario seguir opiniones que sabemos muy inciertas como si fueran indudables. • Para indagar la verdad hay que rechazar todo lo que pueda crear la menor duda. • Ahora argumenta la duda metódica: Los sentidos nos engañan, hay hombres que yerran al razonar, los pensamientos que nos vienen despiertos nos pueden llegar durante el sueño también. • Todo lo que había entrado en su pensamiento hasta el momento no era verdadero. • Yo pienso luego existo. Una vez expuestas las ideas voy a proceder a razonarlas y a unirlas entre sí, para ver como Descartes concluye en la afirmación: Yo pienso luego existo. En lo referente a la razón, en la búsqueda de la verdad Descartes quiere un principio que no quepa duda, que sea claro y distinto. Pero en las costumbres Descartes ve necesario seguir opiniones inciertas como indudables porque no se puede suspender el obrar y hay que actuar según con lo que sepas en ese momento. Por tanto para buscar la verdad rechaza cualquier cosa que se pueda dudar. Así es como empieza la duda metódica, una duda dispuesta a encontrar la verdad. Empieza razonando sobre los sentidos pero estos nos engañan, siguió razonando con la razón pero hay hombres que yerran al razonar, incluso podría haber un genio maligno y además espeta que un sueño es muy real mientras sueñas. En conclusión duda de todo lo que había entrado en su espíritu y mientras estaba dudando de esto se da cuenta de este hecho evidente, estaba dudando y si duda existe, esto se le presento de una forma clara y distinta por lo que lo toma como el principio de su filosofía, nadie podría dudar de él, ni el más escéptico. 2-. Define el término “verdad” y “creencia” partiendo de la información ofrecida por el texto y completándola con los conocimientos que tengas de la filosofía del autor. (2 puntos). El término “verdad” se localiza en las líneas 6 y 16 mientras que el de “creencia” únicamente en la 8. Ambos son fundamentales en la filosofía cartesiana y están muy interrelacionados.
-“VERDAD”: con este término Descartes hace referencia al objetivo del método y de la filosofía. Al indagar sobre la verdad, busca el conocimiento que se presenta como indudable y de forma evidente, es decir de forma clara y distinta. Este es el criterio de verdad de Descartes a partir del cual evolucionará en el conocimiento hasta la demostración de la realidad extramental. El proceso que seguirá para llegar hasta la verdad primero es el de la duda metódica, por la que rechaza las formas del conocimiento que presenten me presenten dudas, llegando así al “cogito ergo sum”. A partir de la relación entre verdad y realidad podrá demostrar la existencia del mundo. El método podemos decir que es la herramienta indispensable para alcanzar la verdad. - “CREENCIA”: es el tipo de conocimiento en un grado mucho menor que el de la certeza. Las creencias pueden ser verdad o no. Cuando lo sean se trataran de certezas mientras que cuando se presenten como dudas deben ser rechazadas (por la duda metódica) por la posibilidad de falsedad en ellas. Con la duda metódica, Descartes analiza todos los elementos de su creencia que ha adquirido hasta la fecha y descartará todo lo dudoso para quedarse con lo claro y lo distinto, esto es, lo evidente. La interrelación que existe entre los dos términos es clara. La creencia, en un primer estado de plena subjetividad, puede ser verdadera o no. A través del criterio de verdad, presente en el método y aplicado en la duda metódica, sabremos cuales de esas creencias son verdad al ser evidentes y así tomarlas como base del conocimiento. Verdad en el texto aparece dos veces, una en la línea 6 y otra en la línea 17, además aparecen derivados como lo son verdadero y verdaderas en las líneas 14 y 15 respectivamente. La verdad según el texto es algo cierto e indudable, es decir, ni el más escéptico podría derribarla. En este texto la única verdad clara y distinta que reconoce Descartes es “yo pienso luego existo” y la toma como principio de su filosofía. Creencia aparece en el texto en la línea 8. En el texto no aparece el significado explicito pero se sobre entiende. Descartes dice “en mi presencia” y de ahí podemos concluir que la creencia es algo que tú crees que es verdad. La relación entre las dos en el texto es que Descartes al querer encontrar un principio indudable, quería encontrar la verdad, y para esto es necesario creer que es verdad. Necesita creer y para esto Descartes requiere algo claro y distinto, para creer en él y que le llevé a la verdad. Verdad y creencia son dos palabras muy importantes en la filosofía de Platón ya que la verdad es su fin, algo objetivo, y la primera verdad es la que se basa para seguir razonando cosas. Estas, cuanto más se alejen de la primera verdad son menos claras y distintas. Mediante la creencia tú estás seguro de que vas por el camino correcto. La creencia en algunos casos puede ser errónea, es decir, tú tienes una creencia muy fuerte y para ti es verdad pero después te puedes dar cuenta de que eso, en lo que tú creías no era la verdad. 3-. REDACCIÓN: la duda metódica en la filosofía y en la moral cartesiana. (5 puntos).
La duda metódica cartesiana consiste en la aplicación del método de Descartes para poder alcanzar una verdad universal y fundamental que sirva de base del conocimiento y de la realidad. Esta duda metódica se expone en la IV parte de “El discurso del método” y es posterior a la moral provisional cartesiana. Para entender la duda metódica cabe preguntarse cuestiones como: ¿qué proceso sigue en la duda metódica?, ¿qué consecuencias tendrá?, ¿qué relación tiene con la moral?... A continuación expondré el proceso metódico de duda que sigue Descartes, los problemas y soluciones que produce y su relación con la moral provisional del Discurso III. La duda metódica surge como forma de rebatir el escepticismo y poder hayar una verdad evidente en la que fundamentar su filosofía. Para conseguirlo, Descartes se pone en la piel del escéptico y duda de todo conocimiento adquirido hasta la fecha. De esta forma, y siguiendo el criterio de verdad, podrá descartar todas las ideas que presenten duda y quedarse únicamente con las claras y distintas e incapaces de ser sujeto de discusión con los escépticos. En primer lugar, duda del conocimiento sensible, aquel que proviene de la experiencia y por la actuación de los sentidos. Los sentidos me engañan muchas veces y por lo tanto no hay nada que me lleva a pensar que no lo hagan siempre y por tanto son dudosos. Con este argumento demuestra que no nos podemos fiar de la apariencia de lo que percibimos por medio de los sentidos. Por otra parte, como no podemos distinguir la vigilia del sueño, no nos podemos fiar de la existencia de lo percibido sensorialmente. En segundo lugar, duda sobre el conocimiento inteligible (matemáticas y geometría) Este, en un principio, parece ser verdadero pues es exacto y supera la prueba del sueño, sin embargo surge el problema de la duda hiperbólica, por la que un genio maligno nos engañaría haciéndonos creer que este conocimiento es verdadero cuando no lo es. Esta duda causada por el Dios engañador es poco probable pero posible y en consecuencia dudamos, por tanto debe ser descartada. Finalmente, se da cuenta que está dudando y que por consiguiente esta pensando. Por medio de la intuición percibe que entre pensamiento y existencia hay una relación necesaria y que por tanto concluye que como él piensa, existe. Se trata del YO, el sujeto pensante, puro pensamiento. A raíz de esto surge el problema del solipsismo, el cual busca contrargumentar por medio de la existencia de la realidad extramental. Seguidamente, comienza la fase deductiva por la que busca clasificar los conocimientos en tipos de idea y estas se construyen de la siguiente manera: ideas adventicias, facticias e innatas. Las ideas adventicias provienen de los sentidos, por tanto no puedo fiarme de ellas. Las ideas facticias provienen de la propia imaginación y por tanto, tampoco son fiables. Finalmente, se encuentra con las ideas innatas , que son propias de la naturaleza del hombre. Estas deben de haber sido puestas en nosotros por un ser superior. A partir de estas ideas, busca la demostración de la existencia de Dios y consiguientemente la demostración de la realidad extramental para salir, de esta forma, del solipsismo. La relación existente entre la duda metódica y la moral de Descartes es muy simple y puede explicarse de manera temporal. Descartes desarrolla una moral provisional puesto que es necesaria para evitar la inactividad. Yo puedo dudar de todo, suspender mi juicio pero no puedo paralizar el obrar, por lo tanto esta moral responde al objetivo de servir de guía en el comportamiento de manera provisional hasta que termine con la duda metódica y pueda hallar la verdad y
certeza y así desarrollar una moral definitiva. Pero en este terreno nada tiene que hacer la duda metódica puesto que no es posible dejar de obrar ni dejarlo para después, como reconoce el mismo Descartes al comienzo del texto. Señalar asimismo que, en “El discurso del método” la moral se localiza en el capítulo III mientras que la duda metódica en el IV, y podemos decir así que la precede. De esta forma se concluye que la moral provisional será vigente hasta el momento en que Descartes desarrolle una nueva basada en la verdad. En conclusión, la duda metódica es una parte fundamental de la filosofía de Descartes pues implica el descubrimiento de la primera verdad, a través de la cual desarrollará el conocimiento y podrá demostrar la realidad extramental. Pero esa misma duda metódica no se aplica a la moral puesto que el mismo Descartes rechaza la duda en el actuar: no actuar es pecar de omisión, caer ciertamente en la pereza pues siempre hay que hacer alguna cosa. Recordar asimismo que esa moral la escribe Descartes con carácter provisional, aunque nunca llegó a desarrollar la definitiva.
Descartes al querer indagar la verdad, vio necesario rechazar como absolutamente falso todo aquello que le presentara la menor duda, quería tener la creencia de que fuera indudable. Se dio cuenta que en la moral también buscaba lo mismo, una verdad indudable para poder actuar siempre correctamente, pero también se dio cuenta de que la moral no se puede retrasar, es decir, siempre estas actuando, aunque parezca que no haces nada. Por tanto se vio en la obligación de construir una moral provisional (lo puso reflejado en una metáfora que dice que antes de derrumbar toda tu casa para hacerla perfecta te tienes que proveer de un pequeño habitáculo para poder vivir mientras tanto). La diferencia entre las dos era que la razón, y la búsqueda de la verdad si podía esperar, así que para encontrar la verdad usa la duda metódica, no se conforma con nada que no sea absolutamente verdadero. Pero para la moral que su fin también era la verdad, de manera provisional se conforma con los acontecimientos actuales para más adelante utilizar la duda metódica y así encontrar la verdad. Entonces, la duda metódica se convierte en la base de la filosofía para encontrar la verdad. Está duda aparentemente escéptica duda de todo, de los sentidos, del razonamiento, de las matemáticas porque podría existir un Dios engañador, básicamente duda de todo lo que había entrado en su espíritu hasta el momento. Por lo tanto se dio cuenta de que estaba pensando y que existía. Ahora Descartes sabía que él como ser pensante existía, y se encontraba en el solipsismo, pero después al demostrar la existencia de Dios sale de él. En resumen Descartes utiliza la duda metódica para encontrar una verdad clara y distinta para que la base de su filosofía sea fuerte, y de ahí deducir las otras verdades. Así que lo que consigue Descartes con la duda es el principio de su filosofía, y así, ninguno podría dudar ni debatir sobre su filosofía. Por otra parte, Descartes también quiere buscar la verdad en la moral como se ha reflejado anteriormente, pero necesita de la moral provisional sin utilizar la duda metódica para seguir viviendo, actuando hasta encontrarla. Esta moral es básica, se trata de no resaltar mucho, vivir lo más felizmente posible mientras te dedicas a razonar y a buscar la verdad. Descartes para esta moral provisional afirma que hay tres o cuatro máximas. La primera máxima era actuar conforme a las leyes de estado, tomarlas como buenas, y tomar la religión en la que habías sido instruido
de pequeño. Afirma que siempre es mejor seguir la moderación, alejarse de los extremos porque en el caso de que te equivoques es más fácil rectificar. La segunda máxima era seguir las acciones que realizas como indudables como indudables, porque tú lo que tienes que hacer ante una situación es actuar con lo que sabes, lo mejor posible, así que nunca te podrás arrepentir, porque si has actuado lo mejor posible y no lo has conseguido es que era imposible. En este punto también he introducido la tercera máxima. La cuarta era cultivar la razón mientras aplicas la moral provisional, y te cultivas en la razón para encontrar la verdad, y para esto posteriormente se utilizara el método. En conclusión, toda su filosofía se basaba en el método pero en la moral era necesario una moral provisional antes de aplicar este, por lo cual, Descartes creo la moral provisional y más tarde quería aplicar el método a la moral pero al final no lo hizo.
4-. Comenta brevemente cualquier aspecto del pensamiento del autor del texto que juzgues importante en alguno de estos sentidos: por su relación con otros filósofos, con hechos históricos relevantes o con rasgos significativos del mundo contemporáneo. (1 punto). DESCARTES EN CONTRAPOSICIÓN AL EMPIRISMO. El Racionalismo y el Empirismo son dos corrientes filosóficas nacidas entre el siglo XVII y XVIII en Europa. El Empirismo se desarrolló principalmente en las islas británicas mientras que el Racionalismo en Europa continental. Sus diferencias radican en lo fundamental y ambas se centran en la epistemología. En primer lugar, el Racionalismo nace con Descartes y tiene también como grandes exponentes a Leibniz y Spinoza. Se fundamenta en que el conocimiento parte del razonamiento y la desconfianza total en los sentidos. Utilizan el modelo analítico-deductivo de las matemáticas y creen en las ideas innatas, como base de su filosofía. Critican el empirismo en cuanto que no es vivible puesto que lleva a un escepticismo destacado y que su base se contradice pues por los sentidos no se puede conocer que los sentidos son el único medio fiable para alcanzar la verdad. Por otra parte, el empirismo nace con Hume y es desarrollado por filósofos como Locke y Berkeley. Se fundamenta en el conocimiento sensible, es decir a partir de la experiencia y rechaza la razón como forma de conocimiento debido a que se basa en la imaginación y en la especulación en el vacío. Descartan por completo las ideas innatas y es tomado principalmente de la física, es decir, el modelo inductivo, de lo particular a lo general. En conclusión, el empirismo y el racionalismo se relacionan en sus objetivos epistemológicos, especialmente en la creación de métodos para las ciencias y para la filosofía. Sin embargo se diferencian en lo fundamental, la base de su conocimiento que radica en completas diferencias en sus procesos metodológicos para alcanzar la verdad.
Relación entre Descartes y Platón Muchas son las semejanzas filosóficas entre Platón y Descartes. Sobre todo el pensamiento análogo de estos autores se vio reflejado en que ambos podrían ser clasificados como racionalistas e idealistas, pero también estos filósofos discrepan en algunos puntos de la filosofía como veremos a continuación. La mayor paridad entre Descartes y Platón se basa sobre todo en el racionalismo, los dos ponen la fuente de conocimiento en la razón y desconfían de los sentidos, puesto que nos engañan y no demuestran la realidad de las cosas. Además ambos son dos autores que defendían el dualismo del hombre, constituido de dos principios absolutamente heterogéneos, alma y cuerpo, y para ambos, el alma es el lugar donde reside la verdad y el cuerpo la fuente de nuestros errores. Obviamente estos filósofos, por otra parte, diferían en algunas cosas, por ejemplo, a diferencia de Platón que afirma que el alma es de naturaleza ideal y preexistente al cuerpo, Descartes alega que el alma es el pensamiento. Esta diferencia nos conduce a otra oposición que reside en la concepción de idea, para Platón las ideas tienen una realidad separada, una existencia real fuera de mí, mientras que para Descartes son contenido mental, están en el pensamiento. Asimismo Platón y Descartes, a pesar de sus diferencias y semejanzas, son dos de los pensadores más relevantes de dos etapas vitales de la filosofía; la Antigüedad y la Modernidad respectivamente.
2) SEPTIEMBRE DE 2011. Tiempo ha que había advertido que, en lo tocante a las costumbres, es a veces necesario seguir opiniones que sabemos muy inciertas, como si fueran indudables, y esto se ha dicho ya en la parte anterior; pero, deseando yo en esta ocasión ocuparme tan sólo de indagar la verdad, pensé que debía hacer lo contrario y rechazar como absolutamente falso todo aquello en que pudiera imaginar la menor duda, con el fin de ver si, después de hecho esto, no quedaría en mi creencia algo que fuera enteramente indudable. Así, puesto que los sentidos nos engañan, a las veces, quise suponer que no hay cosa alguna que sea tal y como ellos nos la presentan en la imaginación; y puesto que hay hombres que yerran al razonar, aun acerca de los más simples asuntos de geometría, y cometen paralogismos, juzgué que yo estaba tan expuesto al error como otro cualquiera, y rechacé como falsas todas las razones que anteriormente había tenido por demostrativas; y, en fin, considerando que todos los pensamientos que nos vienen estando despiertos pueden también ocurrírsenos durante el sueño, sin que ninguno entonces sea verdadero, resolví fingir que todas las cosas, que hasta entonces habían entrado en mi espíritu, no eran más verdaderas que las ilusiones de mis sueños. Pero advertí luego que, queriendo yo pensar, de esa suerte, que todo es falso, era necesario que yo, que lo pensaba, fuese alguna cosa; y observando que esta verdad: «yo pienso,
luego soy», era tan firme y segura que las más extravagantes suposiciones de los escépticos no son capaces de conmoverla, juzgué que podía recibirla sin escrúpulo, como el primer principio de la filosofía que andaba buscando. R. Descartes. Discurso del Método, Cuarta Parte.
1. Sintetiza las ideas del texto mostrando la estructura argumentativa o expositiva desarrollada por el autor. (2 puntos) 2. Define los términos relacionados “duda” y "paralogismos" partiendo de la información ofrecida por el texto, y completándola con el conocimiento que tengas de la filosofía del autor. (2 puntos) 3. Redacción: Dualismo antropológico en Descartes. (5 puntos). 4. Comenta brevemente cualquier aspecto del pensamiento del autor del texto que juzgues importante en alguno de estos sentidos: por su relación con el de otros filósofos, con hechos históricos relevantes (especialmente si son coetáneos del autor o tienen relación con su vida) o con rasgos significativos del mundo contemporáneo. (1 punto) 1. Sintetiza ... Este fragmento del Discurso del Método, es argumentativo, puesto que se puede hallar en él tres argumentos fundamentales en la filosofía cartesiana: a) Descartar la primera máxima de su moral provisional (seguir las opiniones de los más sensatos), para descubrir la verdad, huyendo de los dudoso. b) Obviar todo conocimiento proveniente de los sentidos y la razón, teniendo presente que todo lo sentido o aprehendido respectivamente, puede ser causa de un sueño y no de la vigilia, o estado de despierto, así, dudando de todo, Descartes se “topará” con la primera verdad evidente de su filosofía. c) Cómo Descartes puede dudar, piensa, y según él es necesario existir para pensar, así concluye con esta verdad tan obvia que ni los escépticos, podrán desmontarla. De todos modos hay que tener en cuenta que el cogito es captado por intuición sin razonamiento alguno aunque aquí lo construya para convencer a los escépticos. Teniendo en cuenta lo dicho, procederé al análisis estructural de este fragmento, el cual queda dividido en tres partes: 1) Hace referencia a la moral provisional, la cual aparta para conocer lo real, de hecho hace lo contrario de lo mandado en su moral, duda de todo para así, rechazar lo dudable, lo que deje paso a la más ínfima duda. 2) Es la fase en la que evita los métodos de conocer que le inducen a error, sentidos, razón, hipótesis del sueño… 3) Como duda de todo, se percata de que está pensando y de que para realizar este acto, es necesaria la condición de existencia, llegando a la primera evidencia real, distinta, clara y rotunda. Hay que destacar que en la segunda parte, Descartes expone el porqué de la no fiabilidad de los sentidos y la razón, pues muchas veces nos inducen a error. 2. Define los términos ... En este texto, encontramos dos palabras a definir y correlacionar, paralogismos, que aparece en la línea octava y duda que lo hace en las líneas cuarta y quinta (aunque en esta línea lo hace como opuesto, como indudable). Sabiendo esto: • Paralogismo: En el texto significa error, pero no uno
cualquiera, sino error en el ámbito geométrico o matemático, en resumen en el ámbito de lo medible. Existen paralogismos cuando dos razonamientos concluyen en afirmaciones contradictorias por lo que se ponen en duda ambos. • Duda: En el fragmento es inexactitud, inseguridad… sobre algún pensamiento, y que por ser inseguro ha de ser descartado como verdadero. En resumen, es el estado subjetivo de indecisión (sentidos, sueño…) y el estado de fluctuación entre varias opciones. En el texto, las dos palabras tienen una clara relación común, el paralogismo es un error del ámbito medible, lo cual es causa de que el conocimiento mediante la razón sea dudoso e inseguro, frente a la necesidad de lo evidente. En la filosofía cartesiana la duda, es un medio para conocer, por eso es metódica, y gracias a los paralogismos, Descartes puede afirmar que como duda ha de existir, adquiriendo su primera verdad evidente de sus bases filosóficas. 3. REDACCIÓN: DUALISMO ANTROPOLÓGICO EN DESCARTES. INTRODUCCIÓN El dualismo antropológico cartesiano básicamente plantea la existencia de un cuerpo y un alma que conforman al ser humano, pero ¿son un todo real, y si lo son cómo se unen? Descartes pondrá la solución de la glándula pineal, no obstante¿es válida esta solución o es deficiente? También nos plantea la duda problemática de si son codependientes, si somos libres o sin embargo estamos sujetos y regidos por las leyes físicas. Incluso también se nos abren las siguientes dudas, ¿Dios interviene en la antropología? ¿es esta teoría una mera copia de la de Platón?... Se han propuesto y planteado varias dudas, ahora procederé a analizarlas con más detenimiento. DESARROLLO Para Descartes, una substancia es un ser o naturaleza dependiente de la res infinita o Dios, que utilizará para justificar toda su filosofía. Al proponer al humano como conjunto de res o substancia extensa (cuerpo), captada por los sentidos y totalmente infiable en el ámbito gnoseológico, y de una totalmente opuesta a la anterior, la res cógitans o substancia pensante, que es el alma propia o también llamada por Descartes como “yo pensante”, substancias tan contrarias y polémicas entre sí, Descartes ha de justificar los expuesto argumentando, cómo se unirían tales substancias, y si hay dependencia común entre ambos entes dependientes de la res infinita. Para justificar la unión substancial, Descartes propone que aunque estos entes substanciales sean opuestos, conforman al humano y se unen en él en la llamada glándula pineal encefálica. Esta respuesta, solución o argumento, es harto deficiente y es considerado como el punto filosófico cartesiano más flojo, ya que se puede desmontar rápidamente este argumento, cuestionándole en qué parte de la nombrada glándula se hallaría el alma. La otra cuestión que ha de aclarar es la dependencia. El cuerpo es sensible y corrompible, obviamente, puesto que está sujeto a las leyes físicas por el hecho de ser substancia extensa, pero en cambio, el alma, al ser substancia pensante no está sujeta al
mecanicismo, por consiguiente es inmortal y libre, así que, pese a que el cuerpo necesite del alma para vivir, aunque sea en completa lucha,oposición y desacuerdo, el alma no necesita del cuerpo para subsistir, sólo a Dios, como cité con anterioridad. Previamente se nombró el mecanicismo y la libertad, así que ahora procederé a explicarlas. El mecanicismo es el lastre de la substancia extensa, que por su naturaleza, es dependiente tanto de Dios como de las leyes físicas, se rige por el mecanicismo, en cambio, el alma, al no ser extensible sólo depende de Dios y es libre e inmortal. Esto también es justificado por la existencia de pasiones involuntarias, no controlables e irracionales, que no atienden al dictamen racional. Estas pasiones últimas, las irracionales, hacen que el alma pueda ejercer su libertad, pues como he dicho tiene voluntad o libertad y entendimiento o razón, y puede escoger una opción u otra distinta. Referente a las pasiones, estas no tienen ni naturaleza buena ni mala, somos nosotros quiénes se la atribuimos cuando las usamos para según qué fines. Por lo tanto, para Descartes pueden servir como ejercicio de control (de claras influencias estoicas e incluso se podría decir cristianas por el tema de las tentaciones) del alma racional, y como no se puede permanecer indiferente a las elecciones, a no ser que se sea un ignorante, siempre se ejercerá la libertad. Hecho que es u claro convencimiento cartesiano, pues según Descartes, que el humano (con alma) sea libre es una de sus características más relevantes, que lo llevan a diferenciar entre los animales regidos por los sentidos e instintos, que no poseen voluntad, lógicamente. CONCLUSIÓN: Recapitulando todo lo mencionado, dicho y expuesto, Descartes propone un dualismo antropológico muy similar al de Platón, pero con incisos propios como el tema del mecanicismo, libertas, pasiones o unión encefálica. Aunque Descartes proponga una solución, evidentemente esta no es la definitiva, ni mucho menos, de hecho muchos autores futuros propondrán sus propias teorías referentes a la antropología y muchas lograrán superar a la cartesiana. Lo único indudable es que, la antropología cartesiana, es una aceptable solución al problema, con aspectos innovadores. Por esto, y por otros temas se le llama el filósofo moderno, que rompe con la filosofía medieval y sin embargo, otros aspectos serán bastante discutibles, como por ejemplo la unión entre el cuerpo y el alma que sitúa en la glándula pineal es un “remedio” o solución muy deficiente. 4.-Comenta brevemente ... El problema de los universales visto por Descartes. Desde la Edad Media, muchos filósofos se cuestionaban la naturaleza o esencia de los llamados universales, conceptos o ideas. Es decir querían conocer, entre otras cuestiones “dónde” se localizaban estos universales, si lo que vislumbraban en la naturaleza exterior con los sentidos era lo que correspondía con la realidad como afirmaban los posteriores empiristas, si lo que razonaban e inteligían con su pensamiento era lo fiable y verdadero, como decían los racionalistas, si simplemente lo único que era real se encontraba en otro mundo diferente y “lejano”, como concluyen los platónicos o incluso si estaban expuestos realmente en la naturaleza externa pero nuestra razón y sentidos no nos desvelaban completamente su esencia, sino que sólo una pequeña parte. En esta disputa de los universales, hubo una escisión entre católicos del
Medioevo, los que aseguraban que el conocimiento era a posteriori, y que por tanto, con los sentidos podían percibir la verdad, si razonaban lo sentido en la inteligencia. De hecho un claro ejemplo fue Santo Tomás de Aquino, quién aseguró, por ejemplo la existencia de Dios a través de unos argumentos, como el de causalidad última (muy aristotélico) que caracterizaban a los sentidos como fuente válida de conocimiento, aunque no única, puesto que lo sentido había de se procesado por la razón, posteriormente. Por otro lado estaban los que no veían fiables los sentidos y que preferían la razón como única herramienta de conocimiento. Ellos eran los seguidores del a priori. Uno de sus ejemplos fue el argumento ontológico de San Anselmo de Canterbury (más platónico). El problema formulado se había decantado más por el conocimiento del dominico, pero Descartes, entonces, propone de nuevo el conocimiento a priori, el que sólo concibe la veracidad y exactitud de la razón, lo que ocurría es que Descartes no le atribuye a la razón el conocimiento de todos los universales. Es decir, la razón sólo conocía, según qué universales, únicamente los universales relativos a las mediciones y a las matemáticas referentes al mundo “extensible”, las evidencias ciertas y verdaderas, pero puramente abstractas “pensantes” (pienso luego existo) o las verdades halladas a partir del método, ninguna más. Así Descartes establecía el método para aprehender y conocer, y el conocimiento a priori, como el único fiable si se ha utilizado el método, obviamente. Examen resuelto por Ferrán Guillem de Matías
A CONTINUACIÓN OFRECEMOS VARIAS POSIBILIDADES DE PREGUNTA TIPO 4ª : Comenta brevemente cualquier aspecto del pensamiento del autor del texto que juzgues importante en alguno de estos sentidos: (De las opciones desarrolladas, sólo se pide una en el examen de las P.A.U.). 1. por su relación con otros filósofos, 1.1 Escolástica (Sub-apartado) Es la corriente filosófica predominante en la Edad Media y podemos entenderla como una ontología o estudio del ser, de lo que existe, de lo que es. A partir de la Escolástica, la Filosofía estará al servicio de la Teología: entendimiento entre ciencia y fe. La metafísica se dedicó al estudio de tres objetos: alma (psicología racional), demostración de la existencia de Dios (teología racional) y mundo (cosmología racional). Pero aunque sus estudios se centraron en torno a estos tres objetos, las
tesis que sostenían estos autores (Santo Tomas de Aquino, San Anselmo de Canterbury…) respecto a estos temas eran muchas veces muy distintas e incluso contradictorias. Está claro que Descartes recibió influencia de los planteamientos de la escolástica (como la disputa de los universales), sobre todo en la formación que recibió en el colegio de la Flèche a través de los jesuitas. Ahora bien, Descartes rechazó esa gran cantidad de opiniones, pues en muchos casos eran contradictorias, que caracterizaban a la metafísica de su época y decidió embarcarse en la tarea de encontrar un nuevo fundamento para esos tres objetos de estudio. 1.2.- La Disputa de los Universales medieval frente a Descartes Desde la Edad Media, muchos filósofos se cuestionaban la naturaleza o esencia de los llamados universales, conceptos o ideas. Es decir querían conocer, entre otras cuestiones “dónde” se localizaban estos universales, si lo que vislumbraban en la naturaleza exterior con los sentidos era lo que correspondía con la realidad como afirmaban los posteriores empiristas, si lo que razonaban e inteligían con su pensamiento era lo fiable y verdadero, como decían los racionalistas, si simplemente lo único que era real se encontraba en otro mundo diferente y “lejano”, como concluyen los platónicos o incluso si estaban expuestos realmente en la naturaleza externa pero nuestra razón y sentidos no nos desvelaban completamente su esencia, sino que sólo una pequeña parte. En esta disputa de los universales, hubo una escisión entre católicos del Medioevo, los que aseguraban que el conocimiento era a posteriori, y que por tanto, con los sentidos podían percibir la verdad, si razonaban lo sentido en la inteligencia. De hecho un claro ejemplo fue Santo Tomás de Aquino, quién aseguró, por ejemplo la existencia de Dios a través de unos argumentos, como el de causalidad última (muy aristotélico) que caracterizaban a los sentidos como fuente válida de conocimiento, aunque no única, puesto que lo sentido había de se procesado por la razón, posteriormente. Por otro lado estaban los que no veían fiables los sentidos y que preferían la razón como única herramienta de conocimiento. Ellos eran partidarios del a priori. Uno de sus ejemplos fue el argumento ontológico de San Anselmo de Canterbury (más platónico). El problema formulado se había decantado más por el conocimiento del dominico (Tomás de Aquino), pero Descartes, entonces, propone de nuevo el conocimiento a priori, el que sólo concibe la veracidad y exactitud de la razón. Lo que ocurría es que Descartes no le atribuye a la razón el conocimiento de todos los universales. Es decir, la razón sólo conocía, según qué universales, únicamente los universales relativos a las mediciones y a las matemáticas referentes al mundo “extensible”, las evidencias ciertas y verdaderas, pero
puramente abstractas “pensantes” (pienso luego existo) o las verdades halladas a partir del método, ninguna más. Así Descartes establecía el método para aprehender y conocer, y el conocimiento a priori, como el único fiable si se ha utilizado el método, obviamente. 1.3.- Escepticismo (Sub-apartado) Es una de las corrientes filosóficas que influirá decisivamente en Descartes. Se trata de una corriente que resurge en el periodo renacentista con la figura de Montaigne y que afirma que el ser humano no puede llegar a alcanzar un conocimiento verdadero (trata de negarlo todo) y es por eso que con la Duda Metódica Descartes es capaz de afirmar que más escéptico que él no puede existir nadie; lo máximo que nos puede proporcionar los sentidos o la razón son aproximaciones a la realidad. Todo es relativo e incierto. Por tanto, lo mejor es dudar de todo y no pronunciarse ni a favor ni en contra de nada. Descartes coincidirá con los escépticos en otorgar a la duda ese papel primordial pues, según Descartes, también debe dudarse de todo; pero, a diferencia de estos autores, no nos propone permanecer indefinidamente en ese estado; la duda es un punto de partida, se duda para dejar de dudar. La duda es un principio metodológico que va a permitir erradicar el error y que permite en el sistema cartesiano llegar a la verdad absoluta, cogito ergo sum. 1.4.- Nueva ciencia (Sub-apartado) Es una corriente que condiciona decisivamente toda la filosofía de los siglos XVII y XVIII. El nuevo método científico se centra sobre dos principios fundamentales: la utilización de la matemática (Descartes utilizara la geometría para como fundamento de la existencia de Dios) y la exaltación de la experiencia. Sobre el primero de estos principios se asienta toda la filosofía racionalista y, además, lo podemos ver reflejado claramente en la filosofía cartesiana. El recurso a la matemática (geometría y algebra) está presente en todo el proceso de elaboración del Método y nos queda claro que Descartes quiere establecer una filosofía como ciencia estricta, siguiendo el modelo de la matemática (razón). También, el planteamiento de Descartes está marcado por esta nueva ciencia. Debido a todas las investigaciones que se hicieron en los campos del conocimiento científico, la filosofía fue perdiendo diferentes campos de estudio (el movimiento será objeto de estudio de la física, ya no será de la filosofía) y esto hizo que las diferentes investigaciones filosóficas ya no se centrarán tanto en lo que existe (ontología) sino que
se dedicarán a investigar acerca del conocimiento (epistemología). Y esto lo vemos en Descartes que intentara establecer unos principios ciertos (método) para la filosofía, es decir, para todas las ciencias. 1.5.- Empirismo- racionalismo (Sub-apartado) No hablamos de influencias sino de distintas maneras de llegar al conocimiento entre Descartes, máximo representante del racionalismo, y la segunda gran corriente filosófica del siglo XVII y XVIII, el empirismo. Debemos entender que son soluciones alternativas o maneras diferentes de resolver problemas. No surge una a raíz de la otra, sino que las dos surgen en espacios geográficos distintos: • racionalismo, Europa continental (Descartes, Spinoza, Leibniz) cuyos principios son la razón como fuente del conocimiento, conocimiento que se fundamenta en las ideas innatas (sin experiencia), y necesidad de elaborar un método deductivo (siendo modelo las matemáticas que hacen que lleguemos a la verdad); • empirismo, en las islas británicas (Locke, Berkeley, Hume) cuyos principios son la experiencia como fuente del conocimiento, el ser humano no posee ideas innatas, así que lo primero que conoce es por la experiencia, y el método a seguir es el inductivo, tomando como “base” el método de la física. Ambas parecen contrarias pero plantean el mismo problema, la Gnoseología o Epistemología (teoría del conocimiento), y consideran como problema fundamental la cuestión del método. Lo único que podemos ver es que plantean los mismos problemas pero con respuestas diferentes, que no quiere decir que no sean complementarios, como ocurrirá con Kant. 1.6.- Kant (Sub-apartado) En este caso, Descartes influirá en un autor posterior: Kant. Más bien, hemos de hablar de la influencia del racionalismo en Kant, ya que es un filósofo que intenta hacer una síntesis entre empirismo y racionalismo. Estas dos corrientes mantenían posturas contrapuestas, en la mayoría de los casos, que parecían exigir un punto de encuentro y esto es lo que intenta establecer Kant: asimilar lo que había de verdadero en cada una de las dos corrientes. Del racionalismo, siguiendo la actitud filosófica de Descartes, va a tomar el plantear el problema del conocimiento desde una posición radical y primaria que le permita buscar un punto de partida que le permita establecer unas bases sólidas para el conocimiento. 2. con hechos históricos relevantes (especialmente si son coetáneos del autor o tienen relación con su
vida). Introducción.- El periodo en el que vivió Descartes (s.XVII) está considerado como una época de cambios históricos y sociales profundos, pues continúan produciéndose y consolidándose una serie de cambios sociales y políticos ya iniciados en el Renacimiento (como la publicación de: Utopía de Tomas Moro, o El Príncipe de Nicolás Maquiavelo) y que están poniendo en crisis todo el sistema feudal. De los muchos que hubo vamos a señalar dos que consideramos dejaron huella en la personalidad de Descartes; estos son las guerras de religión europeas (recordamos que Descartes marcho al ejercito cuando fue joven) y la condena a Galileo (relacionado con la Inquisición). 2.1.- Guerras de religión (Sub-apartado) Con la Reforma Protestante de Lutero, que supuso la ruptura de la unidad religiosa del cristianismo y la subsiguiente Contrarreforma que llevó a cabo la Iglesia Católica mediante una imposición más dura de la Inquisición en Europa por medio del Papa IV siguiendo el modelo de la Inquisición española que el Papa IV vio cuando vino de embajador de León X a las cortes de España siendo cardenal. Se inició una gran crisis en el seno del cristianismo que desencadenó en diferentes conflictos religiosos entre protestantes y católicos y gran parte de los estados europeos, más conflictivo en las ciudades-estado de Italia. Como estas diferencias se aprovecharon para intereses políticos (los estados de la mitad-oeste de Europa se declaraban protestantes) y el afán expansionista de determinados países hizo que derivaran fuertes enfrentamientos entre los diversos países europeos, como la Guerra de los Treinta Años, en la que Descartes participó, primero en el bando protestante y después en el bando católico (Francia, Provincias Unidas, Bohemia, Inglaterra… eran protestantes). Quizá, tal vez, la actitud de Descartes en este conflicto, combatiendo en los dos bandos contrarios, refleja esta actitud de duda y de crisis que acabó más tarde con la unidad del cristianismo y que instauró un nuevo marco político-religioso en Europa. 2.2.- Condena que sufrió Galileo (Sub-apartado) Se le condenó en 1633 por parte de la Santa Inquisición, por el hecho de sostener la tesis que afirmaba el movimiento de la Tierra, entre otras cosas. Pablo IV volverá a tener gran importancia por la publicación del “Indes Librorum Prohibitorum”. El conocimiento de esta condena le llevó a renunciar a publicar su obra Tratado del mundo y de la luz en la que exponía toda su física, toda su teoría del mundo desde una concepción
mecanicista y en la que defendía la tesis galileana. Descartes tiene miedo a enfrentarse a la Iglesia, no se sabe si por una mera cuestión de evitar una condena similar, o si por mantenerse fiel a sus creencias religiosas. Pero, lo que sí que apreciamos a lo largo de toda la obra de Descartes, y lo hemos podido comprobar con la lectura del Discurso del método, es la cautela y la prudencia con la que procede en aquellos temas que tienen connotaciones religiosas o políticas, teniendo en cuenta también lo ya nombrado, “Indes Librorum Prohibitorum”. 3. rasgos significativos del mundo contemporáneo. Introducción.- Quizá el aspecto de la filosofía de Descartes que mayor relevancia tenga con hechos importantes del mundo contemporáneo sea su propuesta moral. Algunos de sus preceptos recogidos en las normas de la moral provisional, adaptados a las circunstancias vitales del momento, pueden seguir teniendo vigencia como referentes de acción en la vida de las personas en la actualidad. 3.1.- Las máximas de Descartes (Sub-apartado) Uno de los preceptos de la Primera Máxima, el de seguir como guía, opiniones y conductas moderadas, es un principio moral que se debe ejercitar para evitar los excesos que en cualquier ámbito vital (ideologías…) pueden ser perjudiciales a nivel personal y social. También en este mundo nuestro de la apariencia, observamos a diario como algunos de los personajes públicos y otros de nuestros entorno obran de modo distinto a lo que dicen ser y creer, de ahí lo que dice Descartes de fijarnos en lo que hacen y no en lo que dicen (los demás), es buena herramienta para descubrir las personas que verdaderamente son. La Segunda Máxima también recoge una recomendación muy útil en nuestra existencia; se pretende minimizar las consecuencias negativas que pueden llegar a tener los errores en las decisiones de nuestra vida. Se trata de que cuando, ante un dilema o una situación llena de incertidumbre, adoptemos la decisión que consideremos más conveniente; aunque no hayamos acertado, no debemos arrepentirnos porque la decisión se adoptó con la mejor intención. La Tercera Máxima se contempla una recomendación muy útil. Trata de que, para evitar tormentos, limitemos nuestros deseos y aspiraciones a aquello que entre dentro del ámbito de nuestras posibilidades y que aceptemos como algo inevitable lo que hagamos que se nos acople a nosotros de modo necesario; solo así
lograremos la tranquilidad para llegar a la felicidad. Acabando, la Cuarta Máxima nos ofrece un precepto y que puede ser igualmente recomendable a la hora de elegir bien en un aspecto tan importante de la vida como es el laboral. Elegiremos aquella ocupación en la que desarrollaremos mejor nuestra vida profesional. Después de ver las diversas ocupaciones de Descartes nos recomienda elegir aquella que mejor se ajuste a nuestras capacidades, gustos y preferencias.
3) Y es evidente que no hay menos repugnancia
en itir que la falsedad o imperfección proceda como tal de Dios mismo, que en itir que la verdad o la perfección procede de la nada. Mas si no supiéramos que todo cuanto en nosotros es real y verdadero proviene de un ser perfecto e infinito, entonces, por claras y distintas que nuestras ideas fuesen, no habría razón alguna que nos asegurase que tienen la perfección de ser verdaderas. Así, pues, habiéndonos el conocimiento de Dios y del alma testimoniado la certeza de esa regla, resulta bien fácil conocer que los ensueños, que imaginamos dormidos, no deben, en manera alguna, hacernos dudar de la verdad de los pensamientos que tenemos despiertos. Pues si ocurriese que en sueño tuviera una persona una idea muy clara y distinta, como por ejemplo, que inventase un geómetra una demostración nueva, no sería ello motivo para impedirle ser verdadera; y en cuanto al error más corriente en muchos sueños, que consiste en representarnos varios objetos del mismo modo como nos los representan los sentidos exteriores, no debe importarnos que nos dé ocasión de desconfiar de la verdad de esas tales ideas, porque también pueden los sentidos engañarnos con frecuencia durante la vigilia, como los que tienen ictericia lo ven todo amarillo, o como los astros y otros cuerpos muy lejanos nos parecen mucho más pequeños de lo que son. Pues, en último término, despiertos o dormidos, no debemos dejarnos persuadir nunca sino por la evidencia de la razón. Y nótese bien que digo de la razón, no de la imaginación ni de los sentidos;
como asimismo, porque veamos el sol muy claramente, no debemos por ello juzgar que sea del tamaño que le vemos; y muy bien podemos imaginar distintamente una cabeza de león pegada al cuerpo de una cabra, sin que por eso haya que concluir que en el mundo existe la quimera, pues la razón no nos dice que lo que así vemos o imaginamos sea verdadero; pero nos dice que todas nuestras ideas o nociones deben tener algún fundamento de verdad; pues no fuera posible que Dios, que es todo perfecto y verdadero, las pusiera sin eso en nosotros; y puesto que nuestros razonamientos nunca son tan evidentes y tan enteros cuando soñamos que cuando estamos despiertos, si bien a veces nuestras imaginaciones son tan vivas y expresivas y hasta más en el sueño que en la vigilia, por eso nos dice la razón, que, no pudiendo ser verdaderos todos nuestros pensamientos, porque no somos totalmente perfectos, deberá infaliblemente hallarse la verdad más bien en los que pensemos estando despiertos, que en los que tengamos estando dormidos. R. Descartes. Discurso del Método. Parte IV. 1.- Sintetiza las ideas del texto mostrando la estructura argumentativa o expositiva desarrollada por el autor. (2 puntos) 2.- Define los términos relacionados "certeza" y "verdad" partiendo de la información ofrecida por el texto y completándola con los conocimientos que tengas de la filosofía del autor. (2 puntos) 3.- Redacción: Verdad, certeza y realidad en Descartes. (5 puntos) 4.-Comenta brevemente cualquier aspecto del pensamiento del autor del texto que juzgues importante en alguno de estos sentidos: por su relación con el de otros filósofos, con hechos históricos relevantes (especialmente si son coetáneos del autor o tienen relación con su vida) o con rasgos significativos del mundo contemporáneo. (1 punto).
1.- Sintetiza ... Se trata de un texto argumentativo en el cual, basándose en que lo real proviene de Dios, nos argumenta que hemos de dejarnos guiar por la razón en la búsqueda del conocimiento y que ha de ser en vigilia, sin dejarnos influir por la imaginación.
[Línea 1-5] Parte del principio de Dios: la verdad y la perfección provienen de Dios, ser perfecto e infinito, ya que si no, no podríamos estar seguros de la veracidad de nuestros pensamientos. [Línea 5-25] Expone una teoría del conocimiento: Descarta el conocimiento en los sueños (l. 5-14) Cabe la posibilidad de que aquello que soñáramos fuera real (l. 5-9) Los sentidos nos engañan en el sueño y la vigilia (l. 9-14) Así pues, hemos de guiarnos por la razón (l.15) La imaginación no tiene fundamento de verdad (l.18-19) En la vigilia nos pensamientos son más certeros (l.21) ya que: La imaginación es más expresiva en los sueños (l.23) Concluye: “Deberá infaliblemente hallarse la verdad mas bien en los que pensemos estando despiertos” (l.25) 2.- Define los términos relacionados "verdad" y "certeza" ... Certeza: aparece una sola vez en el texto, en la línea 5, significando “seguridad que algo es verdad”. Con la certeza Descartes se asegura que la regla es útil, y cierta, es verdadera. Verdad: aparece 5 veces en el texto a lo largo de él y una vez implícita en la línea 21 (sin eso). La verdad es, en Descartes, la perfección de la que participan algunos pensamientos y que otorga realidad a los mismos. Según él, proviene de Dios, ya que si no es un ser perfecto el que la “reparte” no podríamos tener la CERTEZA de que aquello que pensamos o razonamos sea cierto. Por tanto, están intrínsecamente relacionados. La cualidad de verdad (sinónimo de real, verdadero) nos da la certeza de que aquello que nos dicta la razón y nos muestra como evidente es real. Es decir, existe, nos podemos fiar, no es falso. La verdad en Descartes más palmaria es la del cogito, ergo sum, el resto de verdades lo serán por deducción. Verdad y certeza se identifican en Descartes. 3.-Redacción: Verdad, certeza y realidad en Descartes. INTRODUCCIÓN. La filosofía de Descartes gira en torno a la elaboración de un método. Este método es
elaborado por Descartes para dotar a la filosofía de una forma de conocer que garantice un conocimiento real y verdadero. De esta forma se podría poner fin a las discusiones absurdas entre filósofos que se dieron durante la época de Descartes y antes. Este método lo saca Descartes de las ciencias, que según el, aún conservan su rigor y su veracidad: la geometría y la aritmética. Descartes pretende utilizar el método de las ciencias para aplicarlo a todos los ámbitos del conocimiento, en especial, en la Filosofía, De este modo, se alcanzarían verdades irrefutables. DESARROLLO. El método que propone Descartes se basa en la intuición, y a partir de ella, deducir la realidad. Tiene las siguientes fases. La primera es conocida como duda metódica y consiste en que no se tiene que aceptar nada como verdadero si no es evidente. Para que algo sea evidente, tiene que ser claro, es decir, que sus elementos sean ciertos sin dudas, y distinto, esto es, que no sea posible confundirlo con otra cosa. Por tanto, esta duda metódica consiste en poner en duda todo lo que sabemos hasta llegar a las verdades evidentes e indudables. La duda metódica no es permanente ni destructiva, como el escepticismo, sino que es provisional y con finalidad constructiva, pues se duda para descubrir la verdad, paradójicamente. La siguiente fase es el análisis. Consiste en dividir el problema o asunto en sus elementos más simples esto es, en ideas simples o innatas que captamos por intuición, de manera inmediata y sin razonamiento previo. Estas ideas cumplen la condición de evidencia, son claras y distintas. Son puramente racionales y se encuentran en nuestra mente desde que nacimos, de manera que, mediante un estimulo externo, los activamos y las captamos inmediatamente. También son abstractas y solo se pueden conocer parcialmente. A partir de las ideas innatas se pasa a la siguiente fase, la síntesis. Consiste en tomar como punto de partida las ideas evidentes y verdaderas para conocer mediante un proceso de deducción las ideas que son complejas y no evidentes. Por ultimo se procederá a la enumeración, es decir, la revisión de todos los pasos del proceso deductivo para detectar posibles errores y comprobar que no hemos dejado nada fuera. POR TODO LO EXPUESTO. Una vez expuesto su método Descartes necesita un fundamento para dar la seguridad de que el método no falla. Aquello que da garantía de un razonamiento verdadero es su punto de partida, que en este caso son las ideas innatas. Estas ideas son verdaderas no por un razonamiento nuestro,
pues no provienen de ahí, son verdaderas y reales porque alguien verdadero, real y perfecto las ha puesto en nosotros. Ese es Dios y las ha puesto en nosotros para que el conocimiento del mundo no sea erróneo. Si no tuviésemos la certeza de que un ser perfecto nos otorga esta capacidad, nunca tendríamos la seguridad de que nuestros pensamientos fueran correctos. Esto lo hace porque es bondadoso y perfecto. Por tanto de las únicas ideas de las que nos podemos fiar son de las innatas, que al proceder de Dios son verdaderas y no de las adventicias y facticias, que al proceder de nuestros sentidos e imaginación no tienen garantía de certeza y pueden dar lugar a error. Por ello era sumamente importante para Descartes demostrar la existencia de Dios. De esta forma se justifica la existencia de las ideas innatas y de que el mundo que nos rodea es real. Los argumentos que utiliza Descartes para demostrar la existencia de Dios son el de la infinitud, por el cual la idea de infinito proviene de alguien infinito, el de la perfección, por el que todas las perfecciones proceden de un ser perfecto en grado máximo y el ontológico, por el cual si Dios es perfecto y la existencia es una perfección, Dios debe existir. SIN EMBARGO. La existencia de uno mismo está demostrada a partir de la duda metódica. Para saber que existimos no nos hace falta Dios, para todo lo demás si. Si está claro que dudamos y dudar es pensar y para pensar hay que ser, existimos: cogito, ergo sum es el principio de la filosofía cartesiana. CONCLUSION. Para conocer la verdad y la realidad que nos rodea debemos apoyarnos en las ideas innatas que proceden de Dios, y no en las que proceden de nosotros. Para Descartes, Dios es la garantía que tenemos de no equivocarnos en nuestro descubrimiento de la verdad de las cosas, del mundo extramental. Para lo único que no hace falta Dios es para saber que existimos. El mundo subjetivo de nuestras ideas resulta cierto gracias a la garantía de la bondad de Dios. Lo malo de esta conclusión es que si alguien pone en duda sus pruebas sobre la existencia de Dios y las mismas ideas innatas pondría a su vez en crisis todo el sistema racionalista de Descartes. Es lo que hará el empirismo y con más contundencia, Nietzsche. Examen resuelto por Ángel Esquembre (preguntas 1 y 2) y José Giner (redacción)
4) JUNIO 2010 A esto añadí que, supuesto que yo conocía algunas perfecciones que me faltaban, no era yo el único ser que existiese (aquí, si lo permitís, haré uso libremente de los términos de la escuela), sino que era absolutamente necesario que hubiese algún otro ser más perfecto de quien yo dependiese y de quien hubiese adquirido todo cuanto yo poseía; pues si yo fuera solo e independiente de cualquier otro ser, de tal suerte que de mí mismo procediese lo poco en que participaba del ser perfecto, hubiera podido tener por mí mismo también, por idéntica razón, todo lo demás que yo sabía faltarme, y ser, por lo tanto, yo infinito, eterno, inmutable, omnisciente, omnipotente, y, en fin, poseer todas las perfecciones que podía advertir en Dios. Pues, en virtud de los razonamientos que acabo de hacer, para conocer la naturaleza de Dios hasta donde la mía es capaz de conocerla, me bastaba considerar todas las cosas de que hallara en mí mismo alguna idea y ver si era o no perfección el poseerlas; y estaba seguro de que ninguna de las que indicaban alguna imperfección está en Dios, pero todas las demás sí están en él; así veía que la duda, la inconstancia, la tristeza y otras cosas semejantes no pueden estar en Dios, puesto que mucho me holgara yo de verme libre de ellas. Además, tenía yo ideas de varias cosas sensibles y corporales; pues aun suponiendo que soñaba y que todo cuanto veía e imaginaba era falso, no podía negar, sin embargo, que esas ideas estuvieran verdaderamente en mi pensamiento. Mas habiendo ya conocido en mí muy claramente que la naturaleza inteligente es distinta de la corporal, y considerando que toda composición denota dependencia, y que la dependencia es manifiestamente un defecto, juzgaba por ello que no podía ser una perfección en Dios el componerse de esas dos naturalezas, y que, por consiguiente, Dios no era compuesto; en cambio, si en el mundo había cuerpos, o bien algunas inteligencias u otras naturalezas que no fuesen del todo perfectas, su ser debía depender del poder divino, hasta el punto de no poder subsistir sin él un solo instante. (R. Descartes, Discurso del Método, Cuarta parte. Traducción de M. García Morente)
CUESTIONES: 1.- Sintetiza las ideas del texto mostrando en tu resumen la estructura argumentativa o expositiva desarrollada por el autor. (2 puntos) Este texto se puede dividir en tres partes. La primera parte llegaría hasta la línea 9 y en ella, Descartes reconoce que como le faltan algunas perfecciones, eso significa que existe algo más y en concreto ve que depende de Dios del cual ha
recibido ciertas cualidades. Aduce que si fuera solo e independiente de cualquier otro ser, y se hubiese dado el ser a sí mismo, se habría hecho mucho mejor y con todas las cualidades que ve en Dios. La segunda parte, entre las líneas 10 – 18 Descartes observa que para conocer la naturaleza de Dios, lo poco que puede conocerse, bastaría con reconocer las perfecciones vistas en el propio sujeto y atribuirlas a Dios de modo absoluto. Indudablemente, Dios posee todas las perfecciones que yo pueda ver en mi mismo. La tercera parte hasta el final. Descartes ve en sí mismo la composición alma – cuerpo, cuestión defectuosa que no puede darse en Dios. De tal manera que Dios es simple; en cambio, todas las demás cosas existentes, no siendo perfectas deberán depender de Dios completamente. Claramente estamos ante un texto argumentativo puesto que su autor está empeñado en deducir unas verdades de otras: desde la cuestión de la que parte, de que no es el único ser existente porque le faltan perfecciones y es dependiente, hasta la necesidad de que Dios no puede ser compuesto, pasando por las pruebas que aporta para conocer la naturaleza misma de Dios. Puede probarse además que estamos ante un texto argumentativo por la abundancia de conectores “por lo tanto”, “por consiguiente”. Incluso el propio Descartes ite “en virtud de los razonamientos que acabo de hacer …” 2.- Define el término “perfección”, partiendo de la información ofrecida por el texto y completándola con el conocimiento que tengas de la filosofía del autor. (2 puntos) Descartes entiende por “perfección” en el texto las cualidades de Dios, es decir, infinitud, eternidad, inmutabilidad, omnisciencia y omnipotencia. Es evidente que todas ellas no las posee el hombre sino en algún grado limitado. En el hombre está claro que esas perfecciones solo se dan de forma muy restringida. Eso significa que el hombre tiene límites espacio - temporales, es cambiante (dubitativo) y no lo puede ni sabe todo. Así pues, la perfección está en Dios y la imperfección en el hombre; por eso se dice en el texto que el hombre participa poco del ser perfecto. La diferencia entre Dios y hombre es abismal. También se señala en el texto como imperfecciones, la duda, la inconstancia y la tristeza con lo que dándoles la vuelta a esas nociones, y por tanto de forma indirecta, Descartes cree que la seguridad, la constancia y la alegría deberán ser cualidades incluidas dentro de la perfección. Más abajo del texto, Descartes alude asimismo al hecho de que la composición denota dependencia y que ésta es un defecto, por lo que podemos concluir que otra característica a la que se alude indirectamente será la independencia y la simplicidad, que otra vez
solo corresponden a Dios y al hombre la dependencia y la complejidad. En la filosofía de Descartes, podemos añadir que “perfección” es una idea encontrada en el sujeto, inexplicable en un ser que no lo es. Así pues, dicha noción de perfección será usada para demostrar la existencia de Dios como ser Perfecto, -no ya como simple idea en un sujeto-, sino como realidad: necesariamente debe existir el Ser máximamente Perfecto, dado que la existencia es una de las perfecciones incluidas en su Ser. Por todo lo cual terminamos por itir otra cualidad de la perfección que es la existencia. Existir es más perfecto que no existir.
5) Pero si hay algunos que están persuadidos de que es difícil conocer lo que sea Dios, y aun lo que sea el alma, es porque no levantan nunca su espíritu por encima de las cosas sensibles y están tan acostumbrados a considerarlo todo con la imaginación -que es un modo de pensar particular para las cosas materiales -, que lo que no es imaginable les parece ininteligible. Lo cual está bastante manifiesto en la máxima que los mismos filósofos iten como verdadera en las escuelas, y que dice que nada hay en el entendimiento que no haya estado antes en el sentido, en donde, sin embargo, es cierto que nunca han estado las ideas de Dios y del alma; y me parece que los que quieren hacer uso de su imaginación para comprender esas ideas, son como los que para oír los sonidos u oler los olores quisieran emplear los ojos; y aun hay esta diferencia entre aquéllos y éstos: que el sentido de la vista no nos asegura menos de la verdad de sus objetos que el olfato y el oído de los suyos, mientras que ni la imaginación ni los sentidos pueden asegurarnos nunca cosa alguna, como no intervenga el entendimiento. En fin, si aun hay hombres a quienes las razones que he presentado no han convencido bastante de la existencia de Dios y del alma, quiero que sepan que todas las demás cosas que acaso crean más seguras, como son que tienen un cuerpo, que hay astros, y una tierra, y otras semejantes, son, sin embargo, menos ciertas; pues, si bien tenemos una seguridad moral de esas cosas, tan grande que parece que, a menos de ser un extravagante, no
puede nadie ponerlas en duda, sin embargo, cuando se trata de una certidumbre metafísica, no se puede negar, a no ser perdiendo la razón, que no sea bastante motivo, para no estar totalmente seguro, el haber notado que podemos de la misma manera imaginar en sueños que tenemos otro cuerpo y que vemos otros astros y otra tierra, sin que ello sea así. Pues ¿cómo sabremos que los pensamientos que se nos ocurren durante el sueño son falsos, y que no lo son los que tenemos despiertos, si muchas veces sucede que aquéllos no son menos vivos y expresos que éstos? Y por mucho que estudien los mejores ingenios, no creo que puedan dar ninguna razón bastante a levantar esa duda, como no presupongan la existencia de Dios. Pues, en primer lugar, esa misma regla que antes he tomado, a saber: que las cosas que concebimos muy clara y distintamente son todas verdaderas; esa misma regla recibe su certeza sólo de que Dios es o existe, y de que es un ser perfecto, y de que todo lo que está en nosotros proviene de él; de donde se sigue que, siendo nuestras ideas o nociones, cuando son claras y distintas, cosas reales y procedentes de Dios, no pueden por menos de ser también, en ese respecto, verdaderas. De suerte que si tenemos con bastante frecuencia ideas que encierran falsedad, es porque hay en ellas algo confuso y oscuro, y en este respecto participan de la nada; es decir, que si están así confusas en nosotros, es porque no somos totalmente perfectos. Y es evidente que no hay menos repugnancia en itir que la falsedad o imperfección proceda como tal de Dios mismo, que en itir que la verdad o la perfección procede de la nada. Mas si no supiéramos que todo cuanto en nosotros es real y verdadero proviene de un ser perfecto e infinito, entonces, por claras y distintas que nuestras ideas fuesen, no habría razón alguna que nos asegurase que tienen la perfección de ser verdaderas. R. Descartes. Discurso del Método. Parte IV 1ª. Sintetiza las ideas del texto mostrando en tu resumen la estructura argumentativa o expositiva desarrollada por el autor. Este fragmento del Discurso del Método puede dividirse en dos partes. La primera hasta la línea 11 y la segunda desde la 11 hasta el final. Es un texto argumentativo para demostrar que Dios es la garantía de nuestros
conocimientos. En la primera parte, Descartes critica a los escépticos que niegan la posibilidad de alcanzar la existencia de Dios debido a que no emplean el entendimiento, sino la imaginación. Con la imaginación sólo se alcanzan cosas materiales. Los sentidos y la imaginación no saben nada como no intervenga el entendimiento. En la segunda parte, insiste a los escépticos en que hay cosas de las que sólo se tiene una seguridad moral, como lo que nos muestran los sentidos, y que sin embargo, no tenemos seguridad metafísica. Esa seguridad de no equivocarnos en nuestros juicios sólo puede provenir de que Dios existe y de que es bueno, y siempre contando con que nuestras nociones son claras y distintas. Lo falso no procede de Dios sino de nosotros cuando nuestras ideas son confusas u oscuras. 2ª. Define los términos relacionados “imaginación” y “entendimiento”, partiendo de la información ofrecida por el texto y completándola con los conocimientos que tengas de la filosofía del autor. Encontramos una buena definición de imaginación que el propio Descartes nos proporciona: un modo de pensar particular para las cosas materiales. Con esto, lo que está haciendo Descartes es separar lo particular de la imaginación y de los sentidos, de lo universal de la razón. Las imágenes son particulares y los conceptos universales. Por ejemplo, cada encina que veo es una y diferente de otra, y muy diferente de un castaño. Hay tantas imágenes como árboles diferentes. En cambio, el concepto de árbol es universal y el mismo para todos. Por entendimiento Descartes comprende la capacidad de pensar, de elevarnos por encima de lo sensible. Al entendimiento le están reservadas ocupaciones más altas. Nada menos que la existencia de Dios y decidir además sobre lo que le presentan los sentidos. Esa es la relación entre imaginación y entendimiento. Lo dice expresamente Descartes en el texto: ni la imaginación ni los sentidos pueden asegurarnos nunca cosa alguna, como no intervenga el entendimiento. Y esto es así porque la imaginación y los sentidos son “ciegos”, sólo aprecian aspectos superficiales de las cosas y es el entendimiento el que dice lo que son las cosas. Recuerda aquello de Kant: la intuición sin el concepto es ciega, que es tanto como decir que lo procedente de la sensibilidad no ve nada como no sea recogido por un concepto o categoría del entendimiento. También siguiendo a Kant, el concepto sin intuición es vacío, con lo que se insiste en la necesidad de subsumir el material sensible dentro del entendimiento. Interesante relación Descartes – Kant.
Con la imaginación y los sentidos captamos la res extensa, el mundo extenso, el que ocupa un espacio, pero sólo podemos estar seguros de la existencia real de esas cosas porque Dios lo garantiza. El entendimiento es la res cogitans, la cosa pensante, el alma. Puede ser de interés lo que afirma Descartes en la primera parte del Discurso de que el entendimiento es igual para todos los hombres. Con eso, pretende que todo el problema de la diferencia entre entendimientos y sujetos pensantes sea achacado a la falta de método. Aplicando racionalmente el método, todos podrán llegar a la verdad y al progreso. 3ª Redacción: El papel de Dios en la filosofía de Descartes. (No se va a desarrollar una redacción estereotipada sino enunciar algunas de las ideas que no deberían faltar). Breve introducción histórica del autor. o La modernidad filosófica comienza con él. o La respuesta al escepticismo de ciertos autores. El papel de Dios en la filosofía de Descartes es garantizar la posibilidad del conocimiento, escapar del solipsismo. Mostrar brevemente el razonamiento que lleva al cogito y lo que ocurre cuando nos preguntamos cómo salir de él. (No es preciso Dios para llegar a él, pero sí para salir de él). Usar brevemente el texto para mostrar el nulo papel que le corresponde a los sentidos y a la imaginación para esas pruebas. Sólo la razón puede llegar a la existencia de Dios. Exposición de las tres pruebas de Descartes haciendo hincapié en que son pruebas a priori, es decir, pruebas racionales que no cuentan en su desarrollo con la experiencia sensible. Puede contrastarse, y explicar muy brevemente, por qué usa este tipo de pruebas y no las de Santo Tomás de las que se separa netamente. La razón es que si lo que pretende es demostrar la realidad sensible a partir del sujeto, entonces no puede partir de ella. Por eso parte de la realidad de las ideas en el sujeto para llegar a la realidad fuera del mismo. Naturaleza y perfección de Dios. Ya sabemos de la
existencia de Dios por las pruebas, pero Descartes continúa ahora con la esencia de Dios para sostener que corresponde a su naturaleza el ser bueno y no permitir que nos engañemos si somos prudentes y aplicamos el método. (Apoyarse en el texto para esta afirmación). Negación de la posibilidad del genio engañador. Claridad y distinción además de la bondad de Dios garantizan el conocimiento humano. No cualquier conocimiento, sino aquél conocimiento resultado de la aplicación meticulosa de la regla cartesiana con todos sus pasos. Así, del mundo posible sólo quedarán unos objetos extensos matemáticamente medibles. El mecanicismo. Tanto las mismas pruebas, como el papel garante que el autor otorga a Dios en su filosofía, han hecho correr ríos de tinta filosófica en autores como Malebranche, Spinoza, Kant Nietzsche y otros. 4ª Comenta brevemente cualquier aspecto del pensamiento del autor del texto que juzgues importante en alguno de estos sentidos: por su relación con otros filósofos, con hechos históricos relevantes (especialmente si son coetáneos del autor o tienen relación con su vida) o con rasgos significativos del mundo contemporáneo. (Más arriba).
6)
Después de lo cual, hube de reflexionar que, puesto que yo dudaba, no era mi ser enteramente perfecto, pues veía claramente que hay más perfección en conocer que en dudar; y se me ocurrió entonces indagar por dónde había yo aprendido a pensar en algo más perfecto que yo; y conocí evidentemente que debía de ser por alguna naturaleza que fuese efectivamente más perfecta. En lo que se refiere a los pensamientos, que en mí estaban, de varias cosas exteriores a mí, como son el cielo, la tierra, la luz, el calor y otros muchos, no me preocupaba mucho el saber de dónde procedían, porque, no viendo en esas cosas nada que me pareciese hacerlas superiores a mí, podía creer que, si eran verdaderas, eran
unas dependencias de mi naturaleza, en cuanto que ésta posee alguna perfección, y si no lo eran, procedían de la nada, es decir, estaban en mí, porque hay en mí algún defecto. Pero no podía suceder otro tanto con la idea de un ser más perfecto que mi ser; pues era cosa manifiestamente imposible que la tal idea procediese de la nada; y como no hay menor repugnancia en pensar que lo más perfecto sea consecuencia y dependencia de lo menos perfecto, que en pensar que de nada provenga algo, no podía tampoco proceder de mí mismo; de suerte que sólo quedaba que hubiese sido puesta en mí por una naturaleza verdaderamente más perfecta que yo soy, y poseedora inclusive de todas las perfecciones de que yo pudiera tener idea; esto es, para explicarlo en una palabra, por Dios. A esto añadí que, supuesto que yo conocía algunas perfecciones que me faltaban, no era yo el único ser que existiese (aquí, si lo permitís, haré uso libremente de los términos de la escuela), sino que era absolutamente necesario que hubiese algún otro ser más perfecto de quien yo dependiese y de quien hubiese adquirido todo cuanto yo poseía; pues si yo fuera solo e independiente de cualquier otro ser, de tal suerte que de mí mismo procediese lo poco en que participaba del ser perfecto, hubiera podido tener por mí mismo también, por idéntica razón, todo lo demás que yo sabía faltarme, y ser, por lo tanto, yo infinito, eterno, inmutable, omnisciente, omnipotente, y, en fin, poseer todas las perfecciones que podía advertir en Dios. Pues, en virtud de los razonamientos que acabo de hacer, para conocer la naturaleza de Dios hasta donde la mía es capaz de conocerla, me bastaba considerar todas las cosas de que hallara en mí mismo alguna idea y ver si era o no perfección el poseerlas; y estaba seguro de que ninguna de las que indicaban alguna imperfección está en Dios, pero todas las demás sí están en él; así veía que la duda, la inconstancia, la tristeza y otras cosas semejantes no pueden estar en Dios, puesto que mucho me holgara yo de verme libre de ellas. Además, tenía yo ideas de varias cosas sensibles y corporales; pues aun suponiendo que soñaba y que todo cuanto veía e imaginaba era falso, no podía negar, sin embargo, que esas ideas estuvieran verdaderamente en mi pensamiento.
Mas habiendo ya conocido en mí muy claramente que la naturaleza inteligente es distinta de la corporal, y considerando que toda composición denota dependencia, y que la dependencia es manifiestamente un defecto, juzgaba por ello que no podía ser una perfección en Dios el componerse de esas dos naturalezas, y que, por consiguiente, Dios no era compuesto; en cambio, si en el mundo había cuerpos, o bien algunas inteligencias u otras naturalezas que no fuesen del todo perfectas, su ser debía depender del poder divino, hasta el punto de no poder subsistir sin él un solo instante. 1. Sintetiza las ideas del texto mostrando la estructura argumentativa o expositiva desarrollada por el autor. (2 Puntos). Las ideas que podemos encontrar en este texto argumentativo son las siguientes: - Como hay más perfección en conocer que en dudar y yo dudo, mi ser no es perfecto. - Mi ser imperfecto se debe a una naturaleza más perfecta. - Mis pensamientos de cosas sensibles dependen de mí y por tanto no son perfectos. - La idea en mí de Ser perfecto no puede proceder de la nada ni de mí mismo, sino de Dios, suma perfección que la ha puesto en mí. - Así pues, Dios existe y dependo de Él porque si de mí dependiera me habría hecho más perfecto de lo que soy. - La naturaleza de Dios es perfecta y simple y todas las demás dependen de Él. Si sacamos factor común de las ideas que hemos señalado antes, podemos ver que Descartes hace un análisis de lo que encuentra en su mente yendo de lo imperfecto, él mismo y el resto de pensamientos que se encuentran en su mente, hasta lo máximamente perfecto, Dios que necesariamente ha de ser causa de todo. 2. Define el término “naturaleza” partiendo de la información ofrecida por el texto, y completándola con el conocimiento que tengas de la filosofía del autor. (2 puntos) El término naturaleza aparece siete veces a lo largo del texto y siempre se refiere a substancia, ser. En unos casos se referirá al ser supremo, Dios que es substancia perfecta, res infinita, y en otros casos al ser o substancias no perfectas como la inteligencia, res cogitans y también a las menos perfectas todavía como
las corporales, res extensa. Es perfectamente aplicable el significado clásico de naturaleza como principio de operaciones, lo que un ser es capaz de hacer. Si lo vemos de este modo, entonces distinguimos perfectamente lo que es capaz Dios y lo que asimismo es capaz la inteligencia y los diferentes seres. Las operaciones posibles de cada una de las substancias las hace ser bien diferentes: De Dios depende todo absolutamente; de la inteligencia humana que es capaz de Dios pero también del error; de las cosas sensibles que son totalmente dependientes de Dios y también del sujeto cognoscente. 3. Redacción: Dualismos en Descartes. (5 puntos). Ideas sueltas a desarrollar: - La filosofía cartesiana es heredera en cierto sentido de la platónica... - El dualismo ontológico- epistemológico platónico, razón - sentidos, mundo de las ideas(ahora no separadas)- mundo de las cosas sensibles sigue presente en Descartes con ciertas diferencias... - El dualismo antropológico cartesiano, aunque Descartes no lo manifieste en su obra, también es heredero de Platón... - La res cogitans y la res extensa... - Las posibilidades de las dos substancias... - El mecanicismo y la libertad... - El problema de la comunicación entre ellas: la glandula pineal... - Dualismo o dualidad... - Racionalismo y empirismo ... 4. Comenta brevemente cualquier aspecto del pensamiento del autor del texto que juzgues importante en alguno de estos sentidos: por su relación con el de otros filósofos, con hechos históricos relevantes (especialmente si son coetáneos del autor o tienen relación con su vida) o con rasgos significativos del mundo contemporáneo. (1 Punto).
7)
Y es evidente que no hay menos repugnancia en itir que la falsedad o imperfección proceda como tal de Dios mismo, que en itir que la verdad o la perfección procede de la nada. Mas si no supiéramos que todo cuanto en nosotros es real y verdadero proviene
de un ser perfecto e infinito, entonces, por claras y distintas que nuestras ideas fuesen, no habría razón alguna que nos asegurase que tienen la perfección de ser verdaderas. Así, pues, habiéndonos el conocimiento de Dios y del alma testimoniado la certeza de esa regla, resulta bien fácil conocer que los ensueños, que imaginamos dormidos, no deben, en manera alguna, hacernos dudar de la verdad de los pensamientos que tenemos despiertos. Pues si ocurriese que en sueño tuviera una persona una idea muy clara y distinta, como por ejemplo, que inventase un geómetra una demostración nueva, no sería ello motivo para impedirle ser verdadera; y en cuanto al error más corriente en muchos sueños, que consiste en representarnos varios objetos del mismo modo como nos los representan los sentidos exteriores, no debe importarnos que nos dé ocasión de desconfiar de la verdad de esas tales ideas, porque también pueden los sentidos engañarnos con frecuencia durante la vigilia, como los que tienen ictericia lo ven todo amarillo, o como los astros y otros cuerpos muy lejanos nos parecen mucho más pequeños de lo que son. Pues, en último término, despiertos o dormidos, no debemos dejarnos persuadir nunca sino por la evidencia de la razón. Y nótese bien que digo de la razón, no de la imaginación ni de los sentidos; como asimismo, porque veamos el sol muy claramente, no debemos por ello juzgar que sea del tamaño que le vemos; y muy bien podemos imaginar distintamente una cabeza de león pegada al cuerpo de una cabra, sin que por eso haya que concluir que en el mundo existe la quimera, pues la razón no nos dice que lo que así vemos o imaginamos sea verdadero; pero nos dice que todas nuestras ideas o nociones deben tener algún fundamento de verdad; pues no fuera posible que Dios, que es todo perfecto y verdadero, las pusiera sin eso en nosotros; y puesto que nuestros razonamientos nunca son tan evidentes y tan enteros cuando soñamos que cuando estamos despiertos, si bien a veces nuestras imaginaciones son tan vivas y expresivas y hasta más en el sueño que en la vigilia, por eso nos dice la razón, que, no pudiendo ser verdaderos todos nuestros pensamientos, porque no somos totalmente perfectos, deberá infaliblemente hallarse la verdad más bien en los que pensemos estando despiertos, que en los que tengamos estando dormidos. R. Descartes. Discurso del Método. Parte IV. 1.- Sintetiza las ideas del texto mostrando la estructura argumentativa o expositiva desarrollada por el autor. (2 puntos) 2.- Define los términos relacionados "certeza" y "verdad" partiendo de la información ofrecida por el texto y completándola con los conocimientos que tengas de la filosofía del autor. (2 puntos) 3.- Redacción: Verdad, certeza y realidad en Descartes. (5 puntos) 4.-Comenta brevemente cualquier aspecto del pensamiento del autor del texto que juzgues importante en alguno de estos sentidos: por su relación con el de otros filósofos, con hechos históricos relevantes (especialmente si son coetáneos del autor o tienen relación con su vida) o con rasgos significativos del mundo contemporáneo. (1 punto).
1.- Sintetiza ... Se trata de un texto argumentativo en el cual, basándose en que lo real proviene de Dios, nos argumenta que hemos de dejarnos guiar por la razón en la búsqueda del conocimiento y que ha de ser en vigilia, sin dejarnos influir por la imaginación.
[Línea 1-5] Parte del principio de Dios: la verdad y la perfección provienen de Dios, ser perfecto e infinito, ya que si no, no podríamos estar seguros de la veracidad de nuestros pensamientos. [Línea 5-25] Expone una teoría del conocimiento: Descarta el conocimiento en los sueños (l. 5-14) Cabe la posibilidad de que aquello que soñáramos fuera real (l. 5-9) Los sentidos nos engañan en el sueño y la vigilia (l. 9-14) Así pues, hemos de guiarnos por la razón (l.15) La imaginación no tiene fundamento de verdad (l.18-19) En la vigilia nos pensamientos son más certeros (l.21) ya que: La imaginación es más expresiva en los sueños (l.23) Concluye: “Deberá infaliblemente hallarse la verdad mas bien en los que pensemos estando despiertos” (l.25) 2.- Define los términos relacionados "verdad" y "certeza" ... Certeza: aparece una sola vez en el texto, en la línea 5, significando “seguridad que algo es verdad”. Con la certeza Descartes se asegura que la regla es útil, y cierta, es verdadera. Verdad: aparece 5 veces en el texto a lo largo de él y una vez implícita en la línea 21 (sin eso). La verdad es, en Descartes, la perfección de la que participan algunos pensamientos y que otorga realidad a los mismos. Según él, proviene de Dios, ya que si no es un ser perfecto el que la “reparte” no podríamos tener la CERTEZA de que aquello que pensamos o razonamos sea cierto. Por tanto, están intrínsecamente relacionados. La cualidad de verdad (sinónimo de real, verdadero) nos da la certeza de que aquello que nos dicta la razón y nos muestra como evidente es real. Es decir, existe, nos podemos fiar, no es falso. La verdad en Descartes más palmaria es la del cogito, ergo sum, el resto de verdades lo serán por deducción. Verdad y certeza se identifican en Descartes. 3.-Redacción: Verdad, certeza y realidad en Descartes. INTRODUCCIÓN. La filosofía de Descartes gira en torno a la elaboración de un método. Este método es elaborado por Descartes para dotar a la filosofía de una forma de conocer que garantice un conocimiento real y verdadero. De esta forma se podría poner fin a las discusiones absurdas entre filósofos que se dieron durante la época de Descartes y antes. Este método lo saca Descartes de las ciencias, que según el, aún conservan su rigor y su veracidad: la geometría y la aritmética. Descartes pretende utilizar el método de las ciencias para aplicarlo a todos los ámbitos del conocimiento, en especial, en la Filosofía, De este modo, se alcanzarían verdades irrefutables.
DESARROLLO. El método que propone Descartes se basa en la intuición, y a partir de ella, deducir la realidad. Tiene las siguientes fases. La primera es conocida como duda metódica y consiste en que no se tiene que aceptar nada como verdadero si no es evidente. Para que algo sea evidente, tiene que ser claro, es decir, que sus elementos sean ciertos sin dudas, y distinto, esto es, que no sea posible confundirlo con otra cosa. Por tanto, esta duda metódica consiste en poner en duda todo lo que sabemos hasta llegar a las verdades evidentes e indudables. La duda metódica no es permanente ni destructiva, como el escepticismo, sino que es provisional y con finalidad constructiva, pues se duda para descubrir la verdad, paradójicamente. La siguiente fase es el análisis. Consiste en dividir el problema o asunto en sus elementos más simples esto es, en ideas simples o innatas que captamos por intuición, de manera inmediata y sin razonamiento previo. Estas ideas cumplen la condición de evidencia, son claras y distintas. Son puramente racionales y se encuentran en nuestra mente desde que nacimos, de manera que, mediante un estimulo externo, los activamos y las captamos inmediatamente. También son abstractas y solo se pueden conocer parcialmente. A partir de las ideas innatas se pasa a la siguiente fase, la síntesis. Consiste en tomar como punto de partida las ideas evidentes y verdaderas para conocer mediante un proceso de deducción las ideas que son complejas y no evidentes. Por ultimo se procederá a la enumeración, es decir, la revisión de todos los pasos del proceso deductivo para detectar posibles errores y comprobar que no hemos dejado nada fuera. POR TODO LO EXPUESTO. Una vez expuesto su método Descartes necesita un fundamento para dar la seguridad de que el método no falla. Aquello que da garantía de un razonamiento verdadero es su punto de partida, que en este caso son las ideas innatas. Estas ideas son verdaderas no por un razonamiento nuestro, pues no provienen de ahí, son verdaderas y reales porque alguien verdadero, real y perfecto las ha puesto en nosotros. Ese es Dios y las ha puesto en nosotros para que el conocimiento del mundo no sea erróneo. Si no tuviésemos la certeza de que un ser perfecto nos otorga esta capacidad, nunca tendríamos la seguridad de que nuestros pensamientos fueran correctos. Esto lo hace porque es bondadoso y perfecto. Por tanto de las únicas ideas de las que nos podemos fiar son de las innatas, que al proceder de Dios son verdaderas y no de las adventicias y facticias, que al proceder de nuestros sentidos e imaginación no tienen garantía de certeza y pueden dar lugar a error. Por ello era sumamente importante para Descartes demostrar la existencia de Dios. De esta forma se justifica la existencia de las ideas innatas y de que el mundo que nos rodea es real. Los argumentos que utiliza Descartes para demostrar la existencia de Dios son el de la infinitud, por el cual la idea de infinito proviene de alguien infinito, el de la perfección, por el que todas las perfecciones proceden de un ser perfecto en grado máximo y el ontológico, por el cual si Dios es perfecto y la existencia es una perfección, Dios debe existir. SIN EMBARGO. La existencia de uno mismo está demostrada a partir de la duda metódica. Para saber que existimos no nos hace falta Dios, para todo lo demás si. Si está claro que dudamos y dudar es pensar y para pensar hay que ser, existimos: cogito, ergo sum es el principio de la filosofía cartesiana.
CONCLUSION. Para conocer la verdad y la realidad que nos rodea debemos apoyarnos en las ideas innatas que proceden de Dios, y no en las que proceden de nosotros. Para Descartes, Dios es la garantía que tenemos de no equivocarnos en nuestro descubrimiento de la verdad de las cosas, del mundo extramental. Para lo único que no hace falta Dios es para saber que existimos. El mundo subjetivo de nuestras ideas resulta cierto gracias a la garantía de la bondad de Dios. Lo malo de esta conclusión es que si alguien pone en duda sus pruebas sobre la existencia de Dios y las mismas ideas innatas pondría a su vez en crisis todo el sistema racionalista de Descartes. Es lo que hará el empirismo y con más contundencia, Nietzsche. Examen resuelto por Ángel Esquembre (preguntas 1 y 2) y José Giner (redacción)
8) JUNIO 2010 A esto añadí que, supuesto que yo conocía algunas perfecciones que me faltaban, no era yo el único ser que existiese (aquí, si lo permitís, haré uso libremente de los términos de la escuela), sino que era absolutamente necesario que hubiese algún otro ser más perfecto de quien yo dependiese y de quien hubiese adquirido todo cuanto yo poseía; pues si yo fuera solo e independiente de cualquier otro ser, de tal suerte que de mí mismo procediese lo poco en que participaba del ser perfecto, hubiera podido tener por mí mismo también, por idéntica razón, todo lo demás que yo sabía faltarme, y ser, por lo tanto, yo infinito, eterno, inmutable, omnisciente, omnipotente, y, en fin, poseer todas las perfecciones que podía advertir en Dios. Pues, en virtud de los razonamientos que acabo de hacer, para conocer la naturaleza de Dios hasta donde la mía es capaz de conocerla, me bastaba considerar todas las cosas de que hallara en mí mismo alguna idea y ver si era o no perfección el poseerlas; y estaba seguro de que ninguna de las que indicaban alguna imperfección está en Dios, pero todas las demás sí están en él; así veía que la duda, la inconstancia, la tristeza y otras cosas semejantes no pueden estar en Dios, puesto que mucho me holgara yo de verme libre de ellas. Además, tenía yo ideas de varias cosas sensibles y corporales; pues aun suponiendo que soñaba y que todo cuanto veía e imaginaba era falso, no podía negar, sin embargo, que esas ideas estuvieran verdaderamente en mi pensamiento. Mas habiendo ya conocido en mí muy claramente que la naturaleza inteligente es distinta de la corporal, y considerando que toda composición denota dependencia, y que la dependencia es manifiestamente un defecto, juzgaba por ello que no podía ser una perfección en Dios el componerse de esas dos naturalezas, y que, por consiguiente, Dios no era compuesto; en cambio, si en el mundo había cuerpos, o bien algunas inteligencias u otras naturalezas que no fuesen del todo perfectas, su ser debía depender del poder divino, hasta el punto de no poder subsistir sin él un solo instante. (R. Descartes, Discurso del Método, Cuarta parte. Traducción de M. García Morente)
CUESTIONES: 1.- Sintetiza las ideas del texto mostrando en tu resumen la estructura
argumentativa o expositiva desarrollada por el autor. (2 puntos) Este texto se puede dividir en tres partes. La primera parte llegaría hasta la línea 9 y en ella, Descartes reconoce que como le faltan algunas perfecciones, eso significa que existe algo más y en concreto ve que depende de Dios del cual ha recibido ciertas cualidades. Aduce que si fuera solo e independiente de cualquier otro ser, y se hubiese dado el ser a sí mismo, se habría hecho mucho mejor y con todas las cualidades que ve en Dios. La segunda parte, entre las líneas 10 – 18 Descartes observa que para conocer la naturaleza de Dios, lo poco que puede conocerse, bastaría con reconocer las perfecciones vistas en el propio sujeto y atribuirlas a Dios de modo absoluto. Indudablemente, Dios posee todas las perfecciones que yo pueda ver en mi mismo. La tercera parte hasta el final. Descartes ve en sí mismo la composición alma – cuerpo, cuestión defectuosa que no puede darse en Dios. De tal manera que Dios es simple; en cambio, todas las demás cosas existentes, no siendo perfectas deberán depender de Dios completamente. Claramente estamos ante un texto argumentativo puesto que su autor está empeñado en deducir unas verdades de otras: desde la cuestión de la que parte, de que no es el único ser existente porque le faltan perfecciones y es dependiente, hasta la necesidad de que Dios no puede ser compuesto, pasando por las pruebas que aporta para conocer la naturaleza misma de Dios. Puede probarse además que estamos ante un texto argumentativo por la abundancia de conectores “por lo tanto”, “por consiguiente”. Incluso el propio Descartes ite “en virtud de los razonamientos que acabo de hacer …” 2.- Define el término “perfección”, partiendo de la información ofrecida por el texto y completándola con el conocimiento que tengas de la filosofía del autor. (2 puntos) Descartes entiende por “perfección” en el texto las cualidades de Dios, es decir, infinitud, eternidad, inmutabilidad, omnisciencia y omnipotencia. Es evidente que todas ellas no las posee el hombre sino en algún grado limitado. En el hombre está claro que esas perfecciones solo se dan de forma muy restringida. Eso significa que el hombre tiene límites espacio temporales, es cambiante (dubitativo) y no lo puede ni sabe todo. Así pues, la perfección está en Dios y la imperfección en el hombre; por eso se dice en el texto que el hombre participa poco del ser perfecto. La diferencia entre Dios y hombre es abismal. También se señala en el texto como imperfecciones, la duda, la inconstancia y la tristeza con lo que dándoles la vuelta a esas nociones, y por tanto de forma indirecta, Descartes cree que la seguridad, la constancia y la alegría deberán ser cualidades incluidas dentro de la perfección. Más abajo del texto, Descartes alude asimismo al hecho de que la composición denota dependencia y que ésta es un defecto, por lo que podemos concluir que otra característica a la que se alude indirectamente será la independencia y la simplicidad, que otra vez solo corresponden a Dios y al hombre la dependencia y la complejidad. En la filosofía de Descartes, podemos añadir que “perfección” es una idea encontrada en el sujeto, inexplicable en un ser que no lo es. Así pues, dicha noción de perfección será usada para demostrar la existencia de Dios como ser Perfecto, -no ya como simple idea en un sujeto-, sino como realidad: necesariamente debe existir el Ser máximamente Perfecto, dado que la existencia es una de las perfecciones incluidas en su Ser. Por todo lo cual terminamos
por itir otra cualidad de la perfección que es la existencia. Existir es más perfecto que no existir.
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Pero si hay algunos que están persuadidos de que es difícil conocer lo que sea Dios, y aun lo que sea el alma, es porque no levantan nunca su espíritu por encima de las cosas sensibles y están tan acostumbrados a considerarlo todo con la imaginación -que es un modo de pensar particular para las cosas materiales -, que lo que no es imaginable les parece ininteligible. Lo cual está bastante manifiesto en la máxima que los mismos filósofos iten como verdadera en las escuelas, y que dice que nada hay en el entendimiento que no haya estado antes en el sentido, en donde, sin embargo, es cierto que nunca han estado las ideas de Dios y del alma; y me parece que los que quieren hacer uso de su imaginación para comprender esas ideas, son como los que para oír los sonidos u oler los olores quisieran emplear los ojos; y aun hay esta diferencia entre aquéllos y éstos: que el sentido de la vista no nos asegura menos de la verdad de sus objetos que el olfato y el oído de los suyos, mientras que ni la imaginación ni los sentidos pueden asegurarnos nunca cosa alguna, como no intervenga el entendimiento. En fin, si aun hay hombres a quienes las razones que he presentado no han convencido bastante de la existencia de Dios y del alma, quiero que sepan que todas las demás cosas que acaso crean más seguras, como son que tienen un cuerpo, que hay astros, y una tierra, y otras semejantes, son, sin embargo, menos ciertas; pues, si bien tenemos una seguridad moral de esas cosas, tan grande que parece que, a menos de ser un extravagante, no puede nadie ponerlas en duda, sin embargo, cuando se trata de una certidumbre metafísica, no se puede negar, a no ser perdiendo la razón, que no sea bastante motivo, para no estar totalmente seguro, el haber notado que podemos de la misma manera imaginar en sueños que tenemos otro cuerpo y que vemos otros astros y otra tierra, sin que ello sea así. Pues ¿cómo sabremos que los pensamientos que se nos ocurren durante el sueño son falsos, y que no lo son los que tenemos despiertos, si muchas veces sucede que aquéllos no son menos vivos y expresos que éstos? Y por mucho que estudien los mejores ingenios, no creo que puedan dar ninguna razón bastante a levantar esa duda, como no presupongan la existencia de Dios. Pues, en primer lugar, esa misma regla que antes he tomado, a saber: que las cosas que concebimos muy clara y distintamente son todas verdaderas; esa misma regla recibe su certeza sólo de que Dios es o existe, y de que es un ser perfecto, y de que todo lo que está en nosotros proviene de él; de donde se sigue que, siendo nuestras ideas o nociones, cuando son claras y distintas, cosas reales y procedentes de Dios, no pueden por menos de ser también, en ese
respecto, verdaderas. De suerte que si tenemos con bastante frecuencia ideas que encierran falsedad, es porque hay en ellas algo confuso y oscuro, y en este respecto participan de la nada; es decir, que si están así confusas en nosotros, es porque no somos totalmente perfectos. Y es evidente que no hay menos repugnancia en itir que la falsedad o imperfección proceda como tal de Dios mismo, que en itir que la verdad o la perfección procede de la nada. Mas si no supiéramos que todo cuanto en nosotros es real y verdadero proviene de un ser perfecto e infinito, entonces, por claras y distintas que nuestras ideas fuesen, no habría razón alguna que nos asegurase que tienen la perfección de ser verdaderas. R. Descartes. Discurso del Método. Parte IV 1ª. Sintetiza las ideas del texto mostrando en tu resumen la estructura argumentativa o expositiva desarrollada por el autor. Este fragmento del Discurso del Método puede dividirse en dos partes. La primera hasta la línea 11 y la segunda desde la 11 hasta el final. Es un texto argumentativo para demostrar que Dios es la garantía de nuestros conocimientos. En la primera parte, Descartes critica a los escépticos que niegan la posibilidad de alcanzar la existencia de Dios debido a que no emplean el entendimiento, sino la imaginación. Con la imaginación sólo se alcanzan cosas materiales. Los sentidos y la imaginación no saben nada como no intervenga el entendimiento. En la segunda parte, insiste a los escépticos en que hay cosas de las que sólo se tiene una seguridad moral, como lo que nos muestran los sentidos, y que sin embargo, no tenemos seguridad metafísica. Esa seguridad de no equivocarnos en nuestros juicios sólo puede provenir de que Dios existe y de que es bueno, y siempre contando con que nuestras nociones son claras y distintas. Lo falso no procede de Dios sino de nosotros cuando nuestras ideas son confusas u oscuras. 2ª. Define los términos relacionados “imaginación” y “entendimiento”, partiendo de la información ofrecida por el texto y completándola con los conocimientos que tengas de la filosofía del autor. Encontramos una buena definición de imaginación que el propio Descartes nos proporciona: un modo de pensar particular para las cosas materiales. Con esto, lo que está haciendo Descartes es separar lo particular de la imaginación y de los sentidos, de lo universal de la razón. Las imágenes son particulares y los conceptos universales. Por ejemplo, cada encina que veo es una y diferente de otra, y muy diferente de un castaño. Hay tantas imágenes como árboles diferentes. En cambio, el concepto de árbol es universal y el mismo para todos. Por entendimiento Descartes comprende la capacidad de pensar, de elevarnos por encima de lo sensible. Al entendimiento le están reservadas ocupaciones más altas. Nada menos que la existencia de Dios y decidir además sobre lo que le presentan los sentidos. Esa es la relación entre imaginación y entendimiento. Lo dice expresamente Descartes en el texto: ni la imaginación ni los sentidos pueden asegurarnos nunca cosa alguna, como no intervenga el entendimiento. Y esto es así porque la imaginación y los sentidos son
“ciegos”, sólo aprecian aspectos superficiales de las cosas y es el entendimiento el que dice lo que son las cosas. Recuerda aquello de Kant: la intuición sin el concepto es ciega, que es tanto como decir que lo procedente de la sensibilidad no ve nada como no sea recogido por un concepto o categoría del entendimiento. También siguiendo a Kant, el concepto sin intuición es vacío, con lo que se insiste en la necesidad de subsumir el material sensible dentro del entendimiento. Interesante relación Descartes – Kant. Con la imaginación y los sentidos captamos la res extensa, el mundo extenso, el que ocupa un espacio, pero sólo podemos estar seguros de la existencia real de esas cosas porque Dios lo garantiza. El entendimiento es la res cogitans, la cosa pensante, el alma. Puede ser de interés lo que afirma Descartes en la primera parte del Discurso de que el entendimiento es igual para todos los hombres. Con eso, pretende que todo el problema de la diferencia entre entendimientos y sujetos pensantes sea achacado a la falta de método. Aplicando racionalmente el método, todos podrán llegar a la verdad y al progreso. 3ª Redacción: El papel de Dios en la filosofía de Descartes. (No se va a desarrollar una redacción estereotipada sino enunciar algunas de las ideas que no deberían faltar). Breve introducción histórica del autor. o La modernidad filosófica comienza con él. o La respuesta al escepticismo de ciertos autores. El papel de Dios en la filosofía de Descartes es garantizar la posibilidad del conocimiento, escapar del solipsismo. Mostrar brevemente el razonamiento que lleva al cogito y lo que ocurre cuando nos preguntamos cómo salir de él. (No es preciso Dios para llegar a él, pero sí para salir de él). Usar brevemente el texto para mostrar el nulo papel que le corresponde a los sentidos y a la imaginación para esas pruebas. Sólo la razón puede llegar a la existencia de Dios. Exposición de las tres pruebas de Descartes haciendo hincapié en que son pruebas a priori, es decir, pruebas racionales que no cuentan en su desarrollo con la experiencia sensible. Puede contrastarse, y explicar muy brevemente, por qué usa este tipo de pruebas y no las de Santo Tomás de las que se separa netamente. La razón es que si lo que pretende es demostrar la realidad sensible a partir del sujeto, entonces no puede partir de ella. Por eso parte de la realidad de las ideas en el sujeto para llegar a la realidad fuera del mismo. Naturaleza y perfección de Dios. Ya sabemos de la existencia de Dios por las pruebas, pero Descartes continúa ahora con la esencia de Dios para sostener que corresponde a su naturaleza el ser bueno y no permitir que nos engañemos si somos prudentes y aplicamos el método. (Apoyarse en el texto
para esta afirmación). Negación de la posibilidad del genio engañador. Claridad y distinción además de la bondad de Dios garantizan el conocimiento humano. No cualquier conocimiento, sino aquél conocimiento resultado de la aplicación meticulosa de la regla cartesiana con todos sus pasos. Así, del mundo posible sólo quedarán unos objetos extensos matemáticamente medibles. El mecanicismo. Tanto las mismas pruebas, como el papel garante que el autor otorga a Dios en su filosofía, han hecho correr ríos de tinta filosófica en autores como Malebranche, Spinoza, Kant Nietzsche y otros. 4ª Comenta brevemente cualquier aspecto del pensamiento del autor del texto que juzgues importante en alguno de estos sentidos: por su relación con otros filósofos, con hechos históricos relevantes (especialmente si son coetáneos del autor o tienen relación con su vida) o con rasgos significativos del mundo contemporáneo. (Más arriba).
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Después de lo cual, hube de reflexionar que, puesto que yo dudaba, no era mi ser enteramente perfecto, pues veía claramente que hay más perfección en conocer que en dudar; y se me ocurrió entonces indagar por dónde había yo aprendido a pensar en algo más perfecto que yo; y conocí evidentemente que debía de ser por alguna naturaleza que fuese efectivamente más perfecta. En lo que se refiere a los pensamientos, que en mí estaban, de varias cosas exteriores a mí, como son el cielo, la tierra, la luz, el calor y otros muchos, no me preocupaba mucho el saber de dónde procedían, porque, no viendo en esas cosas nada que me pareciese hacerlas superiores a mí, podía creer que, si eran verdaderas, eran unas dependencias de mi naturaleza, en cuanto que ésta posee alguna perfección, y si no lo eran, procedían de la nada, es decir, estaban en mí, porque hay en mí algún defecto. Pero no podía suceder otro tanto con la idea de un ser más perfecto que mi ser; pues era cosa manifiestamente imposible que la tal idea procediese de la nada; y como no hay menor repugnancia en pensar que lo más perfecto sea consecuencia y dependencia de lo menos perfecto, que en pensar que de nada provenga algo, no podía tampoco proceder de mí mismo; de suerte que sólo quedaba que hubiese sido puesta en mí por una naturaleza verdaderamente más perfecta que yo soy, y poseedora inclusive de todas las perfecciones de que yo pudiera tener idea; esto es, para explicarlo en una palabra, por Dios. A esto añadí que, supuesto que yo conocía algunas perfecciones que me faltaban, no era yo el único
ser que existiese (aquí, si lo permitís, haré uso libremente de los términos de la escuela), sino que era absolutamente necesario que hubiese algún otro ser más perfecto de quien yo dependiese y de quien hubiese adquirido todo cuanto yo poseía; pues si yo fuera solo e independiente de cualquier otro ser, de tal suerte que de mí mismo procediese lo poco en que participaba del ser perfecto, hubiera podido tener por mí mismo también, por idéntica razón, todo lo demás que yo sabía faltarme, y ser, por lo tanto, yo infinito, eterno, inmutable, omnisciente, omnipotente, y, en fin, poseer todas las perfecciones que podía advertir en Dios. Pues, en virtud de los razonamientos que acabo de hacer, para conocer la naturaleza de Dios hasta donde la mía es capaz de conocerla, me bastaba considerar todas las cosas de que hallara en mí mismo alguna idea y ver si era o no perfección el poseerlas; y estaba seguro de que ninguna de las que indicaban alguna imperfección está en Dios, pero todas las demás sí están en él; así veía que la duda, la inconstancia, la tristeza y otras cosas semejantes no pueden estar en Dios, puesto que mucho me holgara yo de verme libre de ellas. Además, tenía yo ideas de varias cosas sensibles y corporales; pues aun suponiendo que soñaba y que todo cuanto veía e imaginaba era falso, no podía negar, sin embargo, que esas ideas estuvieran verdaderamente en mi pensamiento. Mas habiendo ya conocido en mí muy claramente que la naturaleza inteligente es distinta de la corporal, y considerando que toda composición denota dependencia, y que la dependencia es manifiestamente un defecto, juzgaba por ello que no podía ser una perfección en Dios el componerse de esas dos naturalezas, y que, por consiguiente, Dios no era compuesto; en cambio, si en el mundo había cuerpos, o bien algunas inteligencias u otras naturalezas que no fuesen del todo perfectas, su ser debía depender del poder divino, hasta el punto de no poder subsistir sin él un solo instante. 1. Sintetiza las ideas del texto mostrando la estructura argumentativa o expositiva desarrollada por el autor. (2 Puntos). Las ideas que podemos encontrar en este texto argumentativo son las siguientes: - Como hay más perfección en conocer que en dudar y yo dudo, mi ser no es perfecto. - Mi ser imperfecto se debe a una naturaleza más perfecta. - Mis pensamientos de cosas sensibles dependen de mí y por tanto no son perfectos. - La idea en mí de Ser perfecto no puede proceder de la nada ni de mí mismo, sino de Dios, suma perfección que la ha puesto en mí. - Así pues, Dios existe y dependo de Él porque si de mí dependiera me habría hecho más perfecto de lo que soy. - La naturaleza de Dios es perfecta y simple y todas las demás dependen de Él. Si sacamos factor común de las ideas que hemos señalado antes, podemos ver que Descartes hace un análisis de lo que encuentra en su mente yendo de lo imperfecto, él mismo y el resto de pensamientos que se encuentran en su
mente, hasta lo máximamente perfecto, Dios que necesariamente ha de ser causa de todo. 2. Define el término “naturaleza” partiendo de la información ofrecida por el texto, y completándola con el conocimiento que tengas de la filosofía del autor. (2 puntos) El término naturaleza aparece siete veces a lo largo del texto y siempre se refiere a substancia, ser. En unos casos se referirá al ser supremo, Dios que es substancia perfecta, res infinita, y en otros casos al ser o substancias no perfectas como la inteligencia, res cogitans y también a las menos perfectas todavía como las corporales, res extensa. Es perfectamente aplicable el significado clásico de naturaleza como principio de operaciones, lo que un ser es capaz de hacer. Si lo vemos de este modo, entonces distinguimos perfectamente lo que es capaz Dios y lo que asimismo es capaz la inteligencia y los diferentes seres. Las operaciones posibles de cada una de las substancias las hace ser bien diferentes: De Dios depende todo absolutamente; de la inteligencia humana que es capaz de Dios pero también del error; de las cosas sensibles que son totalmente dependientes de Dios y también del sujeto cognoscente. 3. Redacción: Dualismos en Descartes. (5 puntos). Ideas sueltas a desarrollar: - La filosofía cartesiana es heredera en cierto sentido de la platónica... - El dualismo ontológico- epistemológico platónico, razón - sentidos, mundo de las ideas(ahora no separadas)- mundo de las cosas sensibles sigue presente en Descartes con ciertas diferencias... - El dualismo antropológico cartesiano, aunque Descartes no lo manifieste en su obra, también es heredero de Platón... - La res cogitans y la res extensa... - Las posibilidades de las dos substancias... - El mecanicismo y la libertad... - El problema de la comunicación entre ellas: la glandula pineal... - Dualismo o dualidad... - Racionalismo y empirismo ... 4. Comenta brevemente cualquier aspecto del pensamiento del autor del texto que juzgues importante en alguno de estos sentidos: por su relación con el de otros filósofos, con hechos históricos relevantes (especialmente si son coetáneos del autor o tienen relación con su vida) o con rasgos significativos del mundo contemporáneo. (1 Punto).
ada es más fácil de destruir que sus efectos, como lo demuestra un poco de experiencia en una asamblea donde se pronuncian discursos. Es un recurso extremo en manos de personas que deben conquistar su propio derecho. Por esto los hebreos fueron dialécticos. También Reineke Fucks. ¿Y también Sócrates?
1ª. Sintetiza las ideas del texto mostrando en un esquema la estructura argumentativa o expositiva desarrollada por el autor. 2ª. Define el término “dialéctica” partiendo de la información ofrecida por el texto y completándola con los conocimientos que tengas de la filosofía del autor. 3ª Redacción: Razón, dialéctica. Decadencia e historia. 4ª Comenta brevemente cualquier aspecto del pensamiento del autor del texto que juzgues importante en alguno de estos sentidos: por su relación con otros filósofos, con hechos históricos relevantes (especialmente si son coetáneos del autor o tienen relación con su vida) o con rasgos significativos del mundo contemporáneo.
1. Sintetiza las ideas del texto mostrando en un esquema la estructura argumentativa o expositiva desarrollada por el autor. Este fragmento de Crítica a Sócrates tiene la siguiente estructura: Con Sócrates se introdujo la Dialéctica consecuencia, la chusma manda “prepondera”. Trasmutación de los valores. Cuando los mandatarios imponen, “ordenan” sin razonar, sin dar “motivos” la dialéctica se convierte en superflua, innecesaria, el dialéctico se hace payaso. Sócrates es un payaso, abusa de esta dialéctica. Pero consiguió credibilidad. De esta forma la dialéctica, aunque no es sólida, sirve a los débiles. Vemos como al principio del texto se dice que con la dialéctica la plebe cobra mayor importancia, domina, ya que estos hombres débiles, enfermos usan este arte y los razonamientos para imponerse. Además, se le otorga a Sócrates el dudoso mérito de haber incorporado a la sociedad este arte que no es propio de los hombres honrados ya que estos no tienen ese idilio con la razón sino que establecen cierta distancia con ella. Vemos como Nietzsche desprecia estos conocimientos que se alcanzan con la razón , cuándo dice que las cosas que no necesitan un razonamiento, una demostración tienen más valor. Además en una sociedad donde ni la autoridad usa razones la dialéctica pierde sentido, es propia de payasos. Una dialéctica que no convence a la gente, no es sólida. Igualmente, aunque Nietzsche prefiera filosofar a martillazos, en este texto usa una estructura argumentativa que es la siguiente:
Iniciar sesión|Actividad reciente del sitio|Informar de uso inadecuado|Imprimir página|Con l JUNIO 2014 NIETZSCHE "Suponiendo que se haya comprendido el carácter delictivo de tal rebelión contra la vida, rebelión que se ha vuelto casi sacrosanta en la moral cristiana, con ello se ha comprendido también, por fortuna, otra cosa: el carácter inútil, ilusorio, absurdo, mentiroso de tal rebelión. Una condena de la vida por parte del viviente no deja de ser, en última instancia, más que el síntoma de una especie determinada de vida: la cuestión de si esa condena es justa o injusta no es suscitada en modo alguno con esto. Sería necesario estar situado fuera de la vida, y, por otro lado, conocerla tan bien como uno, como muchos, como todos los que la han vivido, para que fuera lícito tocar el problema del valor de la vida en cuanto tal: razones suficientes para comprender que el problema es un problema inaccesible a nosotros. Cuando hablamos de valores, lo hacemos bajo la inspiración, bajo la óptica de la vida: la vida misma es la que nos constriñe a establecer valores, la vida misma es la que valora a través de nosotros cuando establecemos valores... De aquí se sigue que también aquella contranaturaleza consistente en una moral que concibe a Dios como concepto antitético y como condena de la vida es tan sólo un juicio de valor de la vida - ¿de qué vida?, ¿de qué especie de vida? - Pero ya he dado la respuesta: de la vida descendente, debilitada, cansada, condenada. La moral tal como ha sido entendida hasta ahora - tal como ha sido formulada todavía últimamente por Schopenhauer, como «negación de la voluntad de vida» - es el instinto de décadence mismo, que hace de sí un Imperativo: esa moral dice: «¡perece!» - es el juicio de los condenados". F. Nietzsche. El Crepúsculo de los ídolos. La moral como contranaturaleza. 1ª. Sintetiza las ideas del texto mostrando en tu resumen la estructura argumentativa o expositiva desarrollada por el autor. 2ª. Define el término “valor” partiendo de la información ofrecida por el texto y completándola con los conocimientos que tengas de la filosofía del autor. 3ª Redacción: El vitalismo. La voluntad de poder y el superhombre. 4ª Comenta brevemente cualquier aspecto del pensamiento del autor del texto que juzgues importante en alguno de estos sentidos: por su relación con otros filósofos, con hechos históricos relevantes (especialmente si son coetáneos del autor o tienen relación con su vida) o con rasgos significativos del mundo contemporáneo.
Contestaciones: 1ª. Sintetiza las ideas del texto mostrando en tu resumen la estructura argumentativa o expositiva desarrollada por el autor.
Estamos ante un texto argumentativo en el que claramente hay una deducción: no es posible rebelarse contra la vida porque ni siquiera es posible juzgar desde ella. Lo que hay que juzgar, la vida, no lo puede hacer un ser vivo que es el hombre. Debería hacerse desde fuera y eso no es posible. El que a pesar de todo lo pretenda (hacer juicios sobre la vida) es que está inmerso en una moral decadente. • El texto comienza conque "rebelarse contra la vida es inútil, absurdo y mentiroso y es lo que pretende la moral cristiana. • Después se afirma que no se puede condenar la vida ni juzgar sobre ella puesto que el que juzga es el mismo que lo que juzga. • Y se termina sosteniendo que la condena de la vida por parte de “vivos” es contranaturaleza, propia de los que siguen una moral decadente, de condenados, castrados
dirá en otro lugar. Aunque Nietzsche pretenda filosofar a martillazos, lo cierto es que emplea argumentos, como acabamos de ver. Aunque acuse a la razón de muchos males no puede evitar usarla y hacer deducciones. 2ª. Define el término “valor” partiendo de la información ofrecida por el texto y completándola con los conocimientos que tengas de la filosofía del autor.
2. El término valor en el texto. Casi siempre es usado en plural lo que sugiere una visión relativista, perspectivista propia de su escepticismo gnoseológico. No existen los valores objetivos ni las ideas superiores. Toda valoración es humana, demasiado humana y encima, cada hombre valora según su buen entender que dependerá, como veremos de su experiencia vital. Solo existen los valores como estimaciones que hacen los hombres, -cada uno distinta, sobre todo lo que les rodea. Valoramos o estimamos como queremos cada cual. Nietzsche, en el texto relaciona los valores con la “óptica de la vida”. La vida misma es la que valora, estima esto o lo otro, pero no lo hará inocentemente sino según el concepto de vida misma que tenga el sujeto. Y Nietzsche distingue aquí con claridad lo que juzga valoraciones de una vida descendente, propia de la moral cristiana y de todos los metafísicos, de lo que sería una moral ascendente, aunque en el texto no la mencione expresamente. Los valores propios de esa moral descendente, cansada, condenada, aunque el texto no los diga son la humildad, la mansedumbre, el amor, entre otros. Y los valores de la moral ascendente propia de los fuertes serían pues los contrarios: la soberbia, la fortaleza, la imposición a los demás, etc.. Vista la vida como una obra de arte, tal cual la persigue Nietzsche, los valores serían los particulares del artista original. Hay que huir de la moral del rebaño, de lo que todos hacen y vivir una vida solitaria que desprecie todo lo que suene a gregarismo.
Con Sócrates, el gusto griego se corrompe en favor de la dialéctica; un gusto más noble es vencido: con la dialéctica, la plebe prepondera. Antes de Sócrates, en la buena sociedad se rechazaban los procedimientos dialécticos, considerados como inconvenientes y comprometedores. Se prevenía a la juventud contra ellos. Las cosas honestas, como los hombres honrados, no llevan sus razones tan al alcance de la mano. Es indecente mostrar así los cinco dedos. Las cosas susceptibles de
demostración son las de menos valor, precisamente. Cuando la autoridad forma aún parte de las buenas costumbres, donde no se dan "motivos" sino que se ordena, el dialéctico hace el papel de payaso. La gente no lo toma en serio. Sócrates fue el payaso que se hizo tomar en serio: ¿qué es lo que sucedió entonces? Sólo se acude a la dialéctica a falta de otros medios. Excita la desconfianza, es poco convincente; nada es más fácil de destruir que sus efectos, como lo demuestra un poco de experiencia en una asamblea donde se pronuncian discursos. Es un recurso extremo en manos de personas que deben conquistar su propio derecho. Por esto los hebreos fueron dialécticos. También Reineke Fucks. ¿Y también Sócrates?
1ª. Sintetiza las ideas del texto mostrando en un esquema la estructura argumentativa o expositiva desarrollada por el autor. 2ª. Define el término “dialéctica” partiendo de la información ofrecida por el texto y completándola con los conocimientos que tengas de la filosofía del autor. 3ª Redacción: Razón, dialéctica. Decadencia e historia. 4ª Comenta brevemente cualquier aspecto del pensamiento del autor del texto que juzgues importante en alguno de estos sentidos: por su relación con otros filósofos, con hechos históricos relevantes (especialmente si son coetáneos del autor o tienen relación con su vida) o con rasgos significativos del mundo contemporáneo.
1. Sintetiza las ideas del texto mostrando en un esquema la estructura argumentativa o expositiva desarrollada por el autor. Este fragmento de Crítica a Sócrates tiene la siguiente estructura: Con Sócrates se introdujo la Dialéctica consecuencia, la chusma manda “prepondera”. Trasmutación de los valores. Cuando los mandatarios imponen, “ordenan” sin razonar, sin dar “motivos” la dialéctica se convierte en superflua, innecesaria, el dialéctico se hace payaso. Sócrates es un payaso, abusa de esta dialéctica. Pero consiguió credibilidad. De esta forma la dialéctica, aunque no es sólida, sirve a los débiles. Vemos como al principio del texto se dice que con la dialéctica la plebe cobra mayor importancia, domina, ya que estos hombres débiles, enfermos usan este arte y los razonamientos para imponerse. Además, se le otorga a Sócrates el dudoso mérito de haber incorporado a la sociedad este arte que no es propio de los hombres honrados ya que estos no tienen ese idilio con la razón sino que establecen cierta distancia con ella. Vemos como Nietzsche desprecia estos conocimientos que se alcanzan con la razón , cuándo dice que las cosas que no necesitan un razonamiento, una demostración tienen más valor. Además en una sociedad
donde ni la autoridad usa razones la dialéctica pierde sentido, es propia de payasos. Una dialéctica que no convence a la gente, no es sólida. Igualmente, aunque Nietzsche prefiera filosofar a martillazos, en este texto usa una estructura argumentativa que es la siguiente: 1º Premisa 1ª ; La dialéctica es propia de payasos y de personas que deben conquistar su propio derecho, débiles, enfermos. 2º Sócrates usaba esta dialéctica. Conclusión: Sócrates fue un payaso y un hombre incapaz de conquistar su propio derecho y por ello usó la dialéctica. 2. Define el término “ dialéctica” partiendo de la información ofrecida por el texto y complementándola con los conocimientos que tengas de la filosofía del autor. Diléctica: La dialéctica es el arte de discutir con razones, sin recurrir a lo sensible para hallar la verdad. Cobra una gran importancia en Platón ya que se convierte en el instrumento para llegar al mundo de las Ideas. En este texto se desprende una visión negativa de la dialéctica, puesto que se la identifica con el resultado de la corrupción de una cultura y como instrumento de los débiles para imponerse. Un arte rechazado antes de Sócrates pero que, con la llegada del filósofo griego se impuso. Además, como vemos en el texto, esta dialéctica convierte al hombre en payaso por usar razones y se le resta credibilidad a este arte que se anuncia como poco sólido y como instrumento de débiles como Sócrates. Por otra parte, Nietzsche se opone a la dialéctica porque, como hemos dicho anteriormente, usa razones huyendo de lo sensible que para el autor alemán será lo que marca la realidad. Para Nietzsche la dialéctica es un engaño de los grandes filósofos de occidente, es un burdo timo ya que no sirve para entrar en ningún mundo inteligible ni para llegar al conocimiento de ninguna verdad. Tan solo la usan los débiles enfermos que apenas poseen voluntad de poder, e intentan usar la dialéctica para subir en la jerarquía social. Con el uso de esta dialéctica se ha llevado a cabo una trasmutación de los valores, poniendo por encima a los hombres que dominan los razonamientos. 3 Redacción: Razón, dialéctica. Decadencia e historia. Introducción: En esta redacción se trata de ver cómo los términos razón y dialéctica se relacionan y a la vez comprobar lo que tienen que ver con la historia y lo que para Nietzsche es muy claro, cómo está todo esto relacionado con la decadencia de occidente. Los primeros dos terminos se relacionan fácilmente pues la razón es el instrumento para llegar a la dialéctica que consiste en un preguntar y responder sobre lo que son las cosas en un hipotético Mundo de las Ideas. En este caso, se refiere Nietzsche a Platón con toda claridad. Y el uso de la razón a lo largo de toda la historia ha conducido a la humanidad, según Nietzsche, a la decadencia más deprimente. Estaríamos ante una humanidad débil que ya no sabe a dónde se dirige. El fin de la historia, del que han hablado otros autores, no andaría lejos según Nietzsche. Desarrollo: Los grandes filósofos de occidente como Sócrates y Platón, habían proclamado a la razón como el instrumento para alcanzar la verdad. Derivado de este uso de la razón y como medio para hallar esa verdad surgió la dialéctica. Pero este
pensamiento que se mantuvo a lo largo de la historia de occidente provocará para el autor alemán un proceso de de decadencia. Pero ¿Por qué Nietzsche desconfía de la dialéctica?¿Por qué la ha usado occidente?¿ que debe haber en lugar de la dialéctica? A continuación responderé a estas preguntas y a algunas más que surgirán en el desarrollo de esta redacción. A la primera pregunta se podría responder diciendo que la dialéctica al tratarse del arte de discutir puramente con razones huye de lo sensible, lo menosprecia. Cuándo para Nietzsche lo sensible está por encima de lo supuestamente alcanzable mediante razones .Los sentidos están por encima de la razón. Esto se puede comprobar en el texto cuando se dice “Las cosas susceptibles de demostración son las de menos valor”. Como vemos, para Nietzsche las cosas que necesitan de unos razonamientos están subordinadas a aquellas que captas de forma intuitiva con los sentidos y por ello no necesitan demostración. Como vemos el autor alemán rompe con esa fe que se había tenido en la razón como medio para alcanzar la verdad a lo largo de toda la historia. Cabe destacar que Nietzsche se posiciona a favor de Heráclito, es decir ,cree en el devenir, en el continuo cambio por el cual las cosas no pueden llegar a conocerse ya que no hay “Ser”, no hay una “cosa”, sino multitud de cosas que cambian en cada momento y también cambian según la persona que las observe. Pero como enunciábamos en la 2º pregunta planteada en la introducción, si la razón no me dice la verdad, ¿Por qué usamos la dialéctica que se basa en razonamientos? Este uso de la razón y de la dialéctica se deben al miedo. Sí, temor al devenir, al cambio, a no poder conocer la verdad .Miedo a no itir que no existe la verdad como valor absoluto, tan solo interpretaciones de la misma, ninguna falsa ya que no hay verdad. Como decíamos antes, este miedo provocó una deshistorización, por parte de los filósofos momia, de la realidad. Se creó un ultramundo, llamado mundo verdadero, en el cuál las cosas podían ser aprehensibles además el devenir se enunció como pura apariencia. Se subordinaron los sentidos a la razón. Por si fuera poco estos enfermos que llevaban una vida descendente impusieron una moral de esclavos, como el cristianismo, por miedo a los señores capaces de crear sus propios valores y sin miedo al devenir. Como vemos el miedo es el verdadero origen de ese uso de la razón y la moral hasta ahora enseñada. Así que por miedo y “con Sócrates el gusto griego se corrompe a favor de la dialéctica”. Además como se puede apreciar en el texto con esta dialéctica “la plebe prepondera” es decir se ha llevado a cabo una trasmutación de los valores. Mediante el método genealógico Nietzsche se dio cuenta de que el paso del mito al logos, realmente fue un paso del mito a otro mito, el de la razón, el del “mundo verdadero”. Asimismo los débiles resentidos “organizaron un motín” y los valores de los señores pasaron a estar por debajo de los de los esclavos, produciéndose así dicha trasmutación de los valores, “un gusto más noble es vencido” De esta forma se establecía una jerarquía no por la fuerza vital de cada uno, no por la voluntad de poder, sino por su capacidad de razonar, por su dialéctica. La creación de este mundo que se ha mantenido a lo largo de la historia, la fe ciega en la razón, así como esa moral de esclavos impuesta por la trasmutación de los valores, son para el autor Alemán síntomas de decadencia de una sociedad cercana al nihilismo pasivo (camello), donde ya nada importa. Se ha descubierto la gran mentira de occidente. Al ser la razón inútil y tan solo un instrumento de la voluntad de poder, la dialéctica también será inútil. Pero Nietzsche no se conforma y propone la creación de espíritus libres. Hay que pasar a un nihilismo activo, actuar como el león que destruye
todo, ya nos hemos dado cuenta del error en el que vivíamos, ahora debemos acabar con la razón y con el arte dialéctico derivado de ella. Que se han demostrado como síntomas de una decadencia forjada a lo largo de la historia de occidente. Pero el león nombrado anteriormente es incapaz de crear unos nuevos valores, ahora que Dios ha muerto, ahora que ya hemos derrumbado todos los antiguos ídolos hay que crear unos nuevos valores y para eso debe llegar el übermensche, que construirá sus nuevos valores, sin prejuicios y con libertad. Aunque la llegada de este superhombre nos deja algunos interrogantes ¿ Es una metáfora más de Nietzsche?¿ Es una profecía que se cumplirá algún día? ¿Podrían convivir más de un superhombre? Conclusión: Solo el superhombre podría evitar esta decadencia. Muerto Dios, le queda al hombre rehacerse a sí mismo alejado de toda razón y apoyándose únicamente en su fuerza moral. pero eso pasa por la transmutación de todos los valores. Ahora bien, ¿está la humanidad preparada para semejante cambio? No sabemos si Nietzsche confiaba en ello. Lo que es seguro es que nuestro autor estaba horrorizado por una humanidad gregaria. Quizá pueda ser posible para algunos convertir su vida en una obra de arte. En esto consistirá para él convertirse en superhombre, un superhombre capaz de vivr según unos valores propios, no impuestos por nadie. 4 Comenta brevemente cualquier aspecto del pensamiento del autor del texto que juzgues importante en alguno de estos sentidos: por su relación con otros filósofos, con hechos históricos relevantes( especialmente si son coetáneos del autor o tienen relación con su vida) o con rasgos significativos del mundo contemporáneo Nietzsche y el gregarismo en la actualidad: Desde el punto de vista del gregarismo se podrían distinguir dos tipos de personas los que siguen a los demás, los que forman parte del rebaño y los que actúan de forma diferente, de forma independiente. El autor Alemán se quedará con los segundos ya que son más parecidos al superhombre. Son creativos, espontáneos, libres, es decir características de una voluntad de poder fuerte. Al ser independientes tendrán la posibilidad de hacer de su vida una obra de arte. Por otra parte, a los primeros, a los gregarios se les podría identificar en la actualidad con los seguidores de equipos de fútbol o de macrofestivales musicales. Estos aficionados y fans siguen a un futbolista o persona que a su vez es seguida por un gran número de personas, es decir no son originales. Son uno más de la masa y lo peor es que les da igual, no les importa, se sienten a gusto en la masa. Además, muchos se compran camisetas con el nombre de su futbolista o cantante favorito, convirtiéndolos así en ídolos y modelos a seguir, eliminando así toda posibilidad de crear, solo copian, imitan, no inventan. En este grupo también se podrían incluir a los mansos cristianos, generosos y humildes que encuentran en el rebaño su fuerza. En conclusión, lo importante es llevar una vida diferente, alejarse de la masa , de la muchedumbre. Nietzsche era un esteta, y para él hay que llevar una vida estética, diferente, ser ante todo y sobre todo original y alejarse así del gregarismo en el que ha caido occidente. Este examen está resuelto por Andrés Bolás y revisado por mi.
REDACCIÓN DE CARLOS HERNÁNDEZ (Revisada por mí) Título: Ser y devenir, apariencia y realidad o "verdad". INTRODUCCIÓN: En esta redacción se abordará la relación existente entre ser y devenir, que es tanto como volver a la controversia clásica Heráclito - Parmënides. Asimismo el otro tema relacionado, apariencia y realidad - verdad, que es otro clásico en filosofía. Se puede decir que es éste, casi casi, el problema central de la filosofía: la verdad (la realidad). DESARROLLO: En la filosofía de Nietzsche hay auténticas rupturas con respecto a toda la filosofía anterior. La principal es el apoyo a la tesis de Heráclito y haber llevado su tesis fundamental mucho mas allá. Así pues para Nietzsche el ser, en oposición al devenir y en unión a la verdad no es que sea derrotado, si no que no es. Las cosas no son. Y sin embargo hasta en el lenguaje decimos la palabra es, el verbo ser un verbo que no se corresponde con nada en la naturaleza, un verbo falso pues. A continuación explicaremos las siguientes cuestiones: ¿qué es y por qué el ser?¿qué es la verdad y la realidad, si es que son algo?¿en qué se relacionan el devenir y la apariencia? El ser para Nietzsche no es, nada puede ser algo, pues ser implica realidad y realidad implica que algo pueda estar fijo. Así, como dice Nietzsche, los filósofos-momia inventaron un sistema para hacer que las cosas fueran. Y este sistema fue inventarse una realidad, ajena a este mundo donde poder analizar las cosas. Sin embargo esta "realidad" era falsa, no existe, es una pura invención. Luego las cosas no son, nunca han sido. Las cosa devienen las cosas tienen una apariencia dependiendo del momento y la perspectiva. Las cosas no son iguales, de ahí la afirmación de Heráclito: no puedes bañarte dos veces en el mismo río. Ese río cambia. Una vez descubierto el engaño de Sócrates podemos saber que no existe la verdad, que la verdad necesita que las cosas sean y como intuitivamente y con evidencia podemos ver que las cosas no son, tampoco habrá verdad. Y si no hay verdad no hay Dios. Dios es la luz y la verdad. Pero la verdad no existe y además la evidencia, para Nietzsche, muestra que Dios no existe. Y si no hay Dios Nietzsche, al igual que Dostoyevsky afirma que no hay moral, pero al contrario queéste, Nietzsche aprovecha la "inexistencia" de Dios para suprimir la moral. Por tanto podemos deducir que el asunto que aquí se trata no es un tema baladí si no que es el sostén de la cultura occidental, que despierta ahora sabiendo que esa verdad, esa moral, no eran más que imaginaciones, símbolos primitivos provocados por la ignorancia. Además si buscamos la causa de este engaño masivo, la podemos encontrar en el lenguaje. Es imposible vivir sin utilizar el verbo ser, sin apreciar que el lenguaje está preparado para la formulación de verdades absolutas. Al respecto del poder del lenguaje hay una obra muy interesante, el libro 1984 de George Orwell. En ella se explica como al eliminar palabras del lenguaje se evita que la población pueda pensar en ellas, pues no sabe cómo hacerlo. De este modo se puede afirmar que estos hechos no son más que la continua disyuntiva entre ser y parecer, entre el movimiento el devenir y la realidad de este mundo plasmada
en otro fijo, el de la verdad. Sin embargo esta vez parece que se ha logrado, por parte de Nietzsche, convencer a la sociedad de la relatividad de la verdad, de su inexistencia como valor absoluto. Algunos autores afirman que la prueba de que Nietzsche tenía razón está en la propia filosofía que lleva milenios buscando la verdad sin encontrarla, con resultados diferentes dependiendo de quien lo intentara. Eso demostraría que no hay verdad, sino hermenéutica, interpretaciones. Y normalmente hay que tener en cuenta que para Nietzsche Sócrates no interpretó la realidad, sino que no pudiendo asumir su inexistencia creó un mundo paralelo, imaginario e inalcanzable donde, según él, estaría la verdad de las cosas o al menos las cosas en si. Por ahí se encaminaba Kant, que se volvió idiota con su credulidad, como afirma Nietzsche. A partir de este momento se puede considerar que la realidad, la verdad y las conclusiones que de su estudio se extraen ( Dios, moral, ética...) son falsas puesto que la premisa es falsa. Al no haber realidad las cosas son aprehendidas por intuiciones, no por razonamientos. Nietzsche pretende ser el ultimo razonador, pretende el advenimiento de una nueva especie: el superhombre que permita la vida natural, sin las ataduras de la esclavitud de la moral judeocristiana. En definitiva, pretende el nihilismo activo. Esto es complicado de contestar sin usar la razón pero usándola se ve que sí que es posible de contestar aunque quizás aun no ha surgido ningún autor con la suficiente capacidad pues ese tipo de ser humano no es muy común.
CONCLUSIÓN: El escepticismo de Nietzsche es la respuesta al problema. No hay verdad alguna. No es posible el conocimiento porque el mundo real está en perpetuo movimiento y así, no hay forma de captarlo. Conocer sería "parar" el mundo y entonces ese ya no sería el mundo real sino uno que el hombre se ha formado por no querer reconocer que está perdido en un universo sin sentido. El hombre no soporta ese drama y prefiere momificar su vida y queriendo a la vez que todos lo hagan. De este modo, las diferencias entre fuertes y débiles se trastoca. Ya no son fuertes los que la naturaleza ha dotado sino que la astucia inteligente logra dividir la humanidad en sabios poderosos y pobres ignorantes.
REDACCIÓN DE FRANCISCO BERNAT. (Revisada por mí).
Título: Vitalismo, decadencia y Dios en la civilización occidental. INTRODUCCIÓN: En primer lugar, hay que destacar uno de los rasgos principales del pensamiento de Nietzsche para poder comprender por qué critica a la civilización occidental. Nietzsche se basa en la vida, y esta como voluntad de poder. Una vez tenemos claro que lo principal en el pensamiento de Nietzsche es la vida, habrá que destacar cuál es el tipo de vida que le parece más adecuado, y cuál un insulto mismo a la vida. Dios, o mejor dicho la idea construida por los hombres, será acusado por Nietzsche de ser una idea (falsa) en contra de una vida considerada como mero instinto natural. DESARROLLO: Para Nietzsche toda vida se rige por la voluntad de poder, que se encuentra presente en todos los hombres y en general en todos los seres vivos, de forma natural. ¿Por qué decimos que Nietzsche es vitalista? Si sabemos que la vida se vive con voluntad de poder, afirmaremos que nuestra forma de actuar será acorde con nuestra vida; a la hora de tomar decisiones nos guiaremos por las consecuencias que esta decisión tiene en nuestra vida. Esto es el vitalismo, el actuar en pro de nuestra vida y voluntad de poder. Ahora que ya sabemos que el vitalismo es fundamental en el pensamiento de Nietzsche, ¿qué pasa con los que actúan siguiendo unas reglas morales preestablecidas y gregarias? -Que son los descendentes. Ser un descendente implica llevar una vida de decadencia regida por una moral de esclavos, cristiana en algunos casos. Esta vida decadente se caracteriza por negar la vida, siendo así propia del cristianismo y de la civilización occidental. Podemos afirmar, pues, que para Nietzsche hay una estrecha relación de la presencia de Dios en Occidente y su propia decadencia. La decadencia, como ya hemos dicho, parte de negar la vida, o lo que es lo mismo, negar los instintos y el devenir. El hombre antivitalista se averguenza de sus instintos y pretende razonar. La razón por la que los decadentes niegan el devenir es el miedo, miedo a que la única verdad sea la no-verdad, miedo al señor que vive su propia vida, por esto son decadentes; el negarse a vivir su propia vida con su propia moral y perspectivas hace que entren en decadencia. En contraposición a los decadentes y la moral de esclavos, están los ascendentes y la moral de señores; estas personas viven su vida en solitario, con sus propios valores y ejerciendo la voluntad de poder, sin preocuparse por buscar una verdad, simplemente si su forma de abordar la existencia es buena o mala para su vida. Entonces, ¿si los decadentes viven su propia moral de esclavos en contra a la de los señores, que tienen de malo? Para descubrir el origen del problema de los decadentes y la civilización occidental, es necesario que utilicemos el método genealógico y nos transportemos al pasado, al momento en el que se produjo la transmutación de los valores. Este proceso comienza con los primeros filósofos, que deciden que el devenir no existe, el miedo a no conocer, les lleva a inventarse ultramundos ficticios que menosprecian los sentidos en un intento paralizar el movimiento, lo que para Nietzsche equivale a momificar la vida. El cristianismo toma estos valores y crea una moral, el verdadero problema es que ¡la declaran única y verdadera! Es decir, el miedo a la voluntad de poder ha llevado a ciertas personas (decadentes) a crear e imponer una moral de esclavos, tratando de eliminar el devenir de las cosas e imponiendo así una única verdad, creando el arma más malvada de todas al servicio de la razón: el lenguaje. Con el lenguaje lo que consiguen los decadentes es solidificar la razón y el ser, desplazando la vida ascendente y la voluntad de poder a la mediocridad.
Hagamos un paréntesis y describamos a los cristianos y a la influencia de Dios en la vida de Occidente. Conocer los valores cristianos nos permitirá entender mejor la opinión de Nietzsche sobre el futuro de Occidente. El grave problema de los cristianos, según el filósofo, aparte de negar la vida, es el de intentar imponer sus verdades, ñlo que hasta cierto punto han conseguido. Los cristianos niegan tres cosas fundamentalmente: la tierra, la menosprecian diciendo que es un paso para llegar al paraíso; la vida, pues la niegan rotundamente; y el cuerpo, ya que desprecian los instintos. Con esto han creado en el señor un sentimiento de culpabilidad y arrepentimiento. Sin embargo, no han conseguido eliminar los sentidos. Por tanto, ¿dónde nos encontramos? Nos encontramos en una civilización en la que Dios ha muerto, los sentimientos comienzan a recobrar la importancia perdida, mientras la cultura de los viejos valores muere poco a poco, pues una cultura con cimientos decadentes, tarde o temprano acaba cayendo. El proceso ha comenzado con el nihilismo pasivo. Los enfermos terminales de esta cultura van estando cada vez más muertos, más parecidos a la nada. ¡Esto sólo significa la muerte de Dios! Pero necesitamos un nihilismo activo que permita superar esa etapa. CONCLUSIÓN: Para Nietzsche, el vitalismo y la voluntad de poder son los valores que conforman al ser humano y utilizarlos de forma decadente o ascendente depende de cada uno. Pero como nos dice la historia, la vida decadente, caracterizada por la moral cristiana y Dios en el fondo, acabará sucumbiendo a la enfermedad, levantándose así los nuevos hombres ascendentes para la destrucción definitiva de la sociedad occidental y para recomenzar la historia, triunfando la vida y la creación frente al sometimiento y la negación de los instintos. Una nueva vida artísticamente concebida y alejada pues de toda moral racional y decadente. ¿Estamos ante una prpuesta, o más bien ante una profecía?
Exámenes con calificación de SOBRESALIENTE
1.Razón= virtud= felicidad significa simplemente: debemos hacer como Sócrates y levantar una luz permanente contra las tinieblas: la luz de la razón. El hombre debe ser a toda costa claro, sereno, perspicaz, ya que cada concesión a los instintos
conduce a lo desconocido, a lo inconsciente... He tratado de mostrar qué era lo fascinante en Sócrates: parecía un médico, un salvador. ¿Es todavía necesario señalar el error que implicaba su creencia en la "racionalidad a toda costa"? Es un autoengaño por parte de filósofos y moralistas creer que para salir de la decadencia es necesario hacerle la guerra. El salir de la decadencia está más allá de sus fuerzas: lo que consideran remedio, tabla de salvación, no es en sí mismo sino otra máscara de la decadencia - cambian su expresión, pero no abren ninguna salida. Sócrates fue un equívoco: toda moral de perfeccionamiento, aun la cristiana, fue un equívoco... La cruda luz del día, la razón a todo precio, el vivir claros, fríos, cuidadosos, conscientes, sin instintos, en contradicción con los instintos, fue en sí mismo sólo una enfermedad, otra enfermedad y no un retorno a la "virtud", a la "salud" o a la felicidad... Combatir los instintos: ésta es la forma de la decadencia; tanto como dure la vida, será la felicidad igual a instinto ¿Se entendió a sí mismo, el más hábil de los engañadores de sí mismo? ¿Se dijo a sí mismo lo que sigue, en la sabiduría de su valor frente a la muerte?... Sócrates quería morir: no Atenas, él mismo se istró el veneno, obligó a Atenas a darle veneno... "Sócrates no es ningún médico, se dijo en un susurro: sólo la muerte es médico aquí; Sócrates mismo fue únicamente y durante largo tiempo un enfermo..." Nietzsche. El Crepúsculo de los Ídolos. 1.- Sintetiza las ideas del texto mostrando en tu resumen la estructura argumentativa o expositiva desarrollada por el autor” (Hasta 2 puntos). En este texto perteneciente al “Crepúsculo de los Ídolos” de Nietzsche se observa una unidad donde no se distinguen partes diferenciadas formando en su conjunto una crítica al pensamiento socrático a partir de las siguientes ideas: • Desde la línea 1 hasta la línea 8 se realiza una descripción del pensamiento socrático donde Nietzsche critica lo “fascinante” que resulta su filosofía mediante un tono irónico y calificando “la racionalidad a toda costa” como un error, un síntoma de decadencia, una máscara que busca la salvación pero que en realidad es una enfermedad. • Desde la línea 8 hasta la línea 11 hace un paréntesis donde se critica de nuevo este pensamiento pero se centra en el equívoco de la moral de perfeccionamiento por medio de la religión. • Desde la línea 11 hasta el final del texto se exponen algunas características del pensamiento socrático y se les critica por contraposición al vitalismo basado en los instintos además de ridiculizar a Sócrates con un lenguaje emotivo y subjetivo tachándole de engañador y enfermo contrario a Atenas (hace referencia a los sofistas y demócratas). La estructura utilizada en este texto es aparentemente expositiva porque parece que no argumenta sus ideas, simplemente expone las ideas de Sócrates y las ridiculiza mostrando el estilo nietzscheano de “filosofar a martillazos”. Después de destruir intenta resaltar el vitalismo basado en: instintos=salud= felicidad totalmente contrapuestos a Razón= virtud= felicidad que da comienzo al texto. Pero hay un argumento implícito cuando se parte de que, primera premisa: "toda moral de perfeccionamiento (...) fue un equívoco (un error , el de combatir los instintos). Segunda premisa: Sócrates combatió los instintos (no textual, quería morir). Conclusión: Sócrates fue un enfermo. Por tanto vemos que hay un argumento suficiente para decir que estamos ante un texto argumentativo.
Pese a todo, y aunque no quiera, Nietzsche usa argumentos. 2.- Define los términos relacionados “razón” e “instintos”, partiendo de la información ofrecida por el texto y completándola con el conocimiento que tengas de la filosofía del autor. (Hasta 2 puntos). En este texto el término “razón” aparece tres veces y además aparecen otros términos derivados como racionalidad que se identifican en el texto con la decadencia, autoengaño y veneno, también contrapuesto a los instintos corporales. Para Nietzsche la razón es uno de esos ídolos a los que adora la cultura occidental que se encuentra en un crepúsculo, en decadencia cercano a un nihilismo pasivo. Nietzsche, en contraposición con Sócrates, no le otorga a la razón ningún valor de conocimiento de la verdad sino que la razón ha sido y es un instrumento que ha ayudado a la cultura occidental a estar seguros y cómodos evitando el devenir (el cambio). La razón es un instrumento eficaz de defensa pero no de conocimiento porque nos habla de nosotros mismos y no de la realidad. El término instinto/s aparece en el texto cuatro veces, sobre todo en la segunda mitad, identificándose con la salud y el cuerpo que representan el vitalismo nietzscheano pero en contraposición con el modo socrático: razón= virtud= felicidad. Para Nietzsche los instintos son un conjunto de fuerzas que forman la voluntad de poder como energía vital que hace que nos autoafirmemos y potenciemos nuestras pasiones. Una de sus características es la inconsciencia por lo que se opone a la razón que propone Sócrates. Ambos términos se relacionan en la filosofía de Nietzsche con la voluntad de poder que pone a los instintos por encima de la razón teniendo en cuenta que esta es un instrumento eficaz de defensa pero no tiene capacidad de alcanzar el conocimiento verdadero de tal manera que su uso ha llevado a crear un ultramundo como forma de vida. 3.- Moral, decadencia, y racionalidad en el pensamiento de Nietzsche. (Hasta 5 puntos) INTRODUCCIÓN: En la obra de Nietzsche “El Crepúsculo de los ídolos” se tratan temas relacionados con la moral, la decadencia y la racionalidad, características que Nietzsche otorga y critica a una cultura occidental. La racionalidad propia de la cultura occidental fundamenta su moral decadente, una moral de esclavos que adolecen de toda actividad creadora. Nietzsche atribuye a Sócrates la creación de esa razón que dará lugar a esa moral que occidente recogerá de forma miserable. DESARROLLO: “El Crepúsculo de los ídolos” es la obra de la que se extrajo el texto que comentamos y que tiene como objetivo fundamental dar a conocer que la cultura occidental se encuentra en decadencia (crepúsculo) al creer en unos valores absolutos (ídolos) que son fruto de la razón como instrumento para alcanzar la verdad que tiene su origen, como aludimos antes, en el pensamiento socrático y platónico. Nietzsche al darse cuenta de esta situación de enfermedad de la cultura occidental propone como solución curiosamente acelerar el proceso, no solo no curarla sino terminar con ella. La crítica a la cultura occidental realizada por el filosofo alemán se basa en una crítica a la
razón mediante el método genealógico por el cual Nietzsche busca un momento en el tiempo en el que nuestra cultura se ha equivocado y por alguna razón ha elegido a la razón. Ese momento concreto, cree verlo Nietzsche, es el clásico paso del mito al logos, momento del comienzo de la filosofía, en el cual el hombre deja de utilizar fábulas y mitos para explicar los fenómenos que ocurren a nuestro alrededor y pasa a explicarlos por medio de la razón buscando una demostración experimental y racional de las cosas. Al elegir el hombre a la razón, ha hecho una elección entre los pensamientos presocráticos de Heráclito y Parménides. Heráclito se identifica con el cambio y el devenir y parménides con el ser y lo inmutable. De esta manera la sociedad construye mediante el criterio de Parménides “el ser es” (was ist) y utiliza la razón como medio para alcanzar el verdadero conocimiento. La crítica que Nietzsche establece se basa en esta elección porque elegido la razón por miedo al cambio y por la seguridad de sentirnos cómodos porque el devenir, el cambio, lo mutable; conlleva problemas. La sociedad occidental ha realizado con el uso de la razón un ultramundo que no existe, es falso y por tanto es un mito, no ha habido ningún paso del mito al logos, todo es mentira. Nietzsche se da cuenta de esta situación de decadencia, de esta enfermedad y decide solucionarla acelerando su proceso de decadencia mediante la creación de espíritus libres que sean capaces de crear ellos mismos unos valores y no someterse a unos valores impuestos por la sociedad democrática o por la religión. Nietzsche concibe como natural aquello que se identifica con el cuerpo, con la salud y con los instintos. Es la voluntad de poder la que se muestra como una energía vital que lleva al hombre a potenciar sus instintos y sus pasiones, autoafirmarse y ser capaz de crear unos valores propios. La voluntad de poder se caracteriza por su inconsciencia y ese resultado de las pasiones y fuerzas del cuerpo, de ser peculiar al actuar según unas características fisiológicas, según parámetros como la edad, de ser diversa en sus manifestaciones y distintas en sus expresiones según el cuerpo de cada persona; en ser carente de finalidad externa y no buscar el placer ni la felicidad que son secundarias, sino de autoafirmarnos; de ser espontánea al actuar según le dicta el cuerpo y al establecer una razón o negar un ridículo según como eres corporalmente; es previa a la razón, la razón es un instrumento de la voluntad de poder. La voluntad de poder es una pluralidad de fuerzas corporales que llevan a auto formarnos. Según este planteamiento se identifico el cuerpo, la salud, los instintos y la voluntad de poder con la vida, es el vitalismo de Nietzsche que solo busca que el hombre viva según
sus instintos y sus pasiones y no utilice la razón. “El que piensa no vive, y el que vive no piensa”. Según la forma en la que utilicemos nuestros instintos y de cómo sea nuestra visión ante el dolor, se pueden identificar dos formas de vida: • Una ascendente es aquella que busca superarse, que es capaz de crear sus propios valores, que no se humilla, que utiliza el dolor como una fuerza más para actuar porque también forma parte de la vida y que reconduce sus instintos y no lucha contra ellos sino que busca autoafirmarse . Se identifica con la salud y el placer como victoria. • Una vida descendente, que en contraposición con la anterior, es aquella que muestra decadencia, que se humilla y se somete, que lucha contra los instintos y que intenta evitar el dolor o aliviarlo cuando este aparezca. Esta es la vida que Nietzsche critica y tacha de enferma al concebir el placer como algo malo y venenoso. Este individuo no es capaz de crear unos valores, le falta voluntad de poder pero no es culpable, su situación es fruto de la jerarquía de la naturaleza. Esa vida decadente y absurda, según el postulado de Nietzsche, se identifica totalmente con la moral a la que Nietzsche le niega los valores absolutos del bien y del mal e identifica ese bien con la salud corporal y ese mal con la enfermedad. Esto se debe a la contraposición entre los filósofos momia y el pensamiento nietzscheano. Los filósofos momia son aquellos que creen en los conceptos abstractos que son fruto de la razón que para Nietzsche no es sino un mecanismo de defensa que no habla de la realidad sino de nosotros mismos y se representa mediante la metafísica del lenguaje. Estos filósofos momia, que están representados por Platón, identifican el mundo verdadero con el de las ideas y los conocimientos abstractos que es el inmutable (Parménides) y otro falso y cambiante que es el sensible (Heráclito). Nietzsche en cambio dice que el mundo de las ideas es una fábula y que el mundo sensible es en realidad un mundo experimentado y el único que existe. Lo llama experimentado, porque para él , el mundo no se puede conocer sino que solo lo podemos experimentar mediante los impulsos, las vivencias y el aparato sensorial. De esta manera niega a la razón como instrumento de conocer la verdad y explica su perspectivismo por el cual la verdad absoluta no existe sino que cada uno experimenta unos hechos de los que saca su perspectiva que depende de la voluntad de poder y esta de su fisiología. La moral es criticada por Nietzsche por su antivitalismo (odio a la vida, al cuerpo y mundo negando su voluntad de poder) , su intelectualismo (al creer en que por medio de la razón podemos conocer lo bueno y al realizar muchas veces, virtud, seremos felices) y su dogmatismo( al crear valores absolutos que no son verdad y encima se pretenden imponer a todos). Podemos diferenciar dos tipos de moral: Una moral de esclavos, que
es aquella que se expresa mediante un comportamiento gregario de una mayoría contraria a los nobles (arios) creando unos valores absolutos (razón, verdad, progreso, …) que intenta imponer a todos incluso a los señores. Este es un símbolo de decadencia porque estos valores y esta moral se identifican con la vida descendente. Han transmutado con los valores que un día pusieron los señores, capaces de crear sus propios valores mediante la voluntad de poder que es creativa, individual y espontánea. CONCLUSIÓN: Nietzsche realiza una crítica a la cultura occidental, especialmente al uso de la razón, a su moral, a la democracia (moral sin Dios) y a las religiones, especialmente a la cristiana por su espíritu de sumisión. Nietzsche pretende que los señores capaces de formar unos valores pasen de un nihilismo pasivo (camello) en el que se dan cuenta de la decadencia de la sociedad, a un nihilismo activo (león) que rompe con todos los valores de la cultura occidental pero esta lleno de ira y no es capaz de ejercer su libertad a finalmente el Ubermensch (niño) que solo pretende disfrutar y no tiene prejuicios para crear nuevos valores acelerando el proceso de decadencia de la cultura occidental superando a una sociedad que no es capaz de pasar este proceso al negar su voluntad de poder. La moral, la filosofía, el uso de la razón y esa negación de la voluntad de poder de la cultura occidental representan síntomas de decadencia. Los hombres ya no pueden ser creativos porque están condenados a repetirse en una cultura anodina.
2.- De este examen sólo disponemos de las dos primeras preguntas. Consideremos todavía, por último, qué ingenuidad es decir: ¡el hombre debería ser de este y de aquel modo!» La realidad nos muestra una riqueza fascinante de tipos, la exuberancia propia de un pródigo juego y mudanza de formas: ¿y cualquier pobre mozo de esquina de moralista dice a esto: «¡no!, el hombre debería ser de otro modo»?... El sabe incluso cómo debería ser él, ese mentecato y mojigato, se pinta a sí mismo en la pared y dice ¡ecce homo! [¡he ahí el hombre!]... Pero incluso cuando el moralista se dirige nada más que al individuo y le dice: «¡tú deberías ser de este y de aquel modo!», no deja de ponerse en ridículo. El individuo es, de arriba abajo, un fragmento de fatum [hado], una ley más, una necesidad más para todo lo que viene y será. Decirle «modifícate» significa demandar que se modifiquen todas las cosas, incluso las pasadas... Y, realmente, ha habido moralistas consecuentes, ellos han querido al hombre de otro modo, es decir, virtuoso, lo han querido a su imagen, es decir, como un mojigato: ¡para ello negaron el mundo! ¡Una tontería nada pequeña! ¡Una especie nada modesta de inmodestia!... La moral, en la medida en que condena, en sí, no por atenciones, consideraciones, intenciones propias de la vida, es un error específico con el que no se debe tener compasión alguna, ¡una idiosincrasia de degenerados, que ha producido un daño indecible!... Nosotros que somos distintos, nosotros los inmoralistas, hemos abierto, por el contrario, nuestro corazón a toda
especie de intelección, comprensión, aprobación. No nos resulta fácil negar, buscamos nuestro honor en ser afirmadores. Se nos han ido abriendo cada vez más los ojos para ver aquella economía que necesita y sabe aprovechar aún todo aquello que es rechazado por el santo desatino del sacerdote, por la razón enferma del sacerdote, para ver aquella economía que rige en la ley de la vida, lo cual saca provecho incluso de la repugnante species del mojigato, del sacerdote, del virtuoso, ¿qué provecho? - Pero nosotros mismos, los inmoralistas, somos aquí la respuesta... Nietzsche. El Crepúsculo de los ídolos. La Moral como contranaturaleza
1.- Sintetiza las ideas del texto mostrando en tu resumen la estructura argumentativa o expositiva desarrollada por el autor” (Hasta 2 puntos). En este texto no caben distinguir partes diferenciadas. Constituye una unidad todo él en el que el autor dialoga consigo mismo como medio de expresar las siguientes ideas: Para Nietzsche pretender que alguien sea así o de otra manera, es decir que modifique su manera de ser para adquirir formas morales, es una ingenuidad, ponerse en ridículo. La razón que aporta es el “fatum”, el destino que hace que cada hombre sea como es, no pudiendo ser de otra manera. El hombre es un fragmento de un todo cambiante (como señala Heráclito en el que Nietzsche está pensando para afirmar esto) y ese mundo cambiante no se puede negar, ni se puede “parar” lo que sería necesario para poder decirle a alguien: “modifícate moralmente”. La moral es un error, una degeneración con el que no se “debe” tener compasión alguna. Los inmoralistas (Nietzsche y todos los que vean como él) son la respuesta de un vitalismo afirmativo. Respuesta a la negatividad de los repugnantes moralistas, “virtuosos” y sacerdotes. El texto no es expositivo aunque lo parece. Hay una argumentación puesto que se parte de una premisa primera según la cual el hombre es parte de un fatum, es decir, no es libre. Por tanto, no puede cambiar y será absurdo pretenderlo como quieren hacer la moral y los moralistas. Nietzsche parte del movilismo heraclíteo, y luego aporta razones para criticar a los moralistas y para afirmarse él mismo. La conclusión son todos los epítetos que Nietzsche dedica a los sacerdotes - moralistas. Es un modo peculiar de argumentar, pero no se puede negar que lo hace. El argumento en forma lógica sería así: 1º el hombre es parte del fatum (destino). 2º Los moralistas niegan el fatum 3º Conclusión, los moralistas están en un error. 2.- “Define los términos relacionados “moral” y “razón”, partiendo de la información ofrecida por el texto y completándola con el conocimiento que tengas de la filosofía del autor”. (Hasta 2 puntos). La moral para Nietzsche en el texto sería un conjunto de normas que abren la posibilidad de que el hombre pueda ser “de otro modo” que se juzga como mejor. Esto es imposible, según Nietzsche. Un poco más abajo, se dice que la moral es una “condena” señalando de esta manera su negatividad en el sentido de que sería una forma
de “amargarle” la vida al individuo que se equivoca cuando se deja llevar por los instintos vitales. Así pues, la moral sería para N. contraria a la vida; un instrumento que, en manos de los repugnantes moralistas y sacerdotes, serviría para dominar. La razón está muy relacionada con la moral porque Nietzsche la coloca en el ámbito del sacerdote, del moralista. Ellos son los que razonan la moral. La razón es pues el instrumento determinante de la moral. Con la razón, el moralista le dice al individuo hacia donde tiene que dirigir sus esfuerzos para lograr conformar su vida con ese modelo que se le presenta. Así pues, razón y moral son claramente errores contrarios a la vida. Con la razón, el moralista ha pretendido “parar” el mundo y dar con la verdad pero negando la vida. Con la moral, se ha querido que los individuos “luchen” ingenuamente para lograr ser mejores como si se pudiera ser distinto de lo que somos. Para Nietzsche, la razón es un instrumento con el que el hombre ha logrado su supervivencia de la misma manera que las fieras tienen garras para lo mismo. Pero la verdad es imposible debido a su perpectivismo. Y la moral es una manifestación de la voluntad de poder, degenerada por la razón que de esta forma trata de imponerse, no por el instinto natural animal, sino de forma resentida esclava. Estamos ante la famosa transmutación de todos los valores.
3.- En este examen disponemos de las dos primeras preguntas y dos redacciones posibles, de dos alumnos diferentes.
En mí, esta irreverencia de creer que los grandes sabios son tipos de decadencia surgió por primera vez, realmente, en un caso en que a tal irreverencia se opone del modo más absoluto el prejuicio de los doctos y de los indoctos; yo reconocía que Sócrates y Platón son síntomas de decadencia, instrumentos de la descomposición griega, antigriegos (cf. El origen de la tragedia). Aquel consensus sapientium no demuestra en modo alguno que tuviesen razón en las cosas en que estaban de acuerdo; demuestra, antes bien, que aquellos sabihondos tenían en común algún elemento fisiológico que les inducía a tomar posición negativa frente a la vida, a "deberla tomar". Juicios y prejuicios sobre la vida, pro y contra, en último análisis no son nunca verdaderos; tienen el valor de síntomas, y como síntomas deben ser tratados; en sí mismos no son más que estupideces. Es preciso extender la mano y palpar esta sorprendente finesse: el valor de la vida no puede ser apreciado. No puede ser apreciado por nosotros, vivientes, porque un vivo es parte en la causa, objeto de disputa y no juez. Y los muertos tampoco juzgan, ya se sabe. El que un filósofo se plantee el problema del valor de la vida, es ya una objeción contra dicho filósofo, una puesta en duda de su sabiduría, una falta de sabiduría. Pero entonces: ¿es que todos esos sabios no son más que unos decadentes? ¿Es que ni siquiera fueron sabios? Pero quedémonos en el problema de Sócrates.
1.- Sintetiza las ideas del texto mostrando en tu resumen la estructura argumentativa o expositiva desarrollada por el autor” (Hasta 2 puntos).
El texto es de tipo argumentativo, puesto que Nietzsche parte de un presupuesto que no es otro que esos sabios, en realidad no lo eran sino que más bien engañaban con sus trampas racionales derivadas de la dialéctica socrática. Puede verse en el texto el interés de Nietzsche en "demostrar" lo que dice al partir de presupuestos diferentes a los clásicos, a los que han impuesto dichos sabios. • Primero nos cuenta su tesis, que es que los grandes sabios son tipos de decadencia. • Luego nos dice que su consenso no nos demuestra que tuviesen razón, sino que tenían en común una serie de juicios y prejuicios en contra de la vida. Esos sabios eran contrarios a la vida, no fueron capaces de vivir. • Por último, por si fuera poco, se aporta otra prueba y es que los vivos no pueden juzgar el valor de la vida, puesto que no se puede ser juez y parte. Por eso cuando un filósofo se plantea el valor de la vida esta dudando de su sabiduría. Por esto Nietzsche duda de que estos hombres fuesen en realidad sabios.
2.- Define los términos relacionados “sabio/sabiduría” y “filosofía”, partiendo de la información ofrecida por el texto y completándola con el conocimiento que tengas de la filosofía del autor. (Hasta 2 puntos). El concepto de sabio que usa Nietzsche es evidentemente distinto del que solemos utilizar hoy en día. Habitualmente lo asociamos a una persona que hace uso de la razón y con ella intenta alcanzar la verdad en diversos campos del conocimiento. Llegamos incluso a llamar sabio también al que sabe lo que es importante en la vida moral. Pero en este texto de Nietzsche la palabra verdad puede ser de tono claramente despectivo, puesto que el autor nos afirma de que en realidad no eran sabios, puesto que estaban simplemente creando ultramundos imaginarios y reflexionando sobre cosas sobre las que no podían pensar, al estar de hecho metidas en ellas. En toda la obra nietzscheana se desprecia a los sabios griegos puesto que fueron los que pasaron del mito al logos y empezaron a crear, según él, ultramundos imaginarios por miedo al devenir y no aceptaron la realidad. Por culpa de estos primeros sabios comenzó la decadencia cultural de la humanidad. En cuanto al término "filosofía", Nietzsche la relaciona en el texto con los sabios griegos, pues la filosofía es la reflexión sobre el mundo en el que vivimos y la practican los sabios o filósofos. Esta filosofía es la encargada de pensar, de usar la razón, y por eso Nietzsche la desprecia. La razón para el autor solo crea monstruos de fantasía y no nos dice la realidad, que es el puro devenir y que por eso no se puede conocer. A lo largo de la obra de Nietzsche se habla de los filósofos-momia, que son aquellos que con la razón pretenden inmovilizar la realidad y conocerla, cosa que es imposible por el
continuo devenir.
3.- Redacción: Vitalismo, decadencia y cultura en el pensamiento de Nietzsche. Redacción 1: INTRODUCCIÓN: La relación entre vitalismo, cultura y decadencia es muy clara en Nietzsche. La decadencia de la cultura occidental viene dada por el odio a la vida impuesto por los falsos sabios que la civilización se ha dado a sí misma. La filosofía nietzscheana, en cambio, está marcada por el vitalismo. Un vitalismo interpretado en clave puramente material, sin intromisiones de nada que suene a racionalidad o conceptos clásicos como alma y similares. DESARROLLO: La vida ha de estar presente en todos los aspectos del hombre y ha de servir para juzgar lo que este hace.. Esto se traduce en la práctica por considerar que lo bueno y lo malo solo se puede definir en torno a lo bueno para la vida o lo que, por contra, la degenera. Este criterio para definir lo bueno y lo malo es el único que se puede aceptar, puesto que no existe ningún otro (no hay nada más, ni metafísica, ni ética deducible de ella). Entonces lo bueno para la vida será diferente para cada uno, no será igual para todos. Los factores que están involucrados en esta subjetividad de los sentidos nos condiciona el modo en el que lo percibimos; las experiencias vividas nos condicionan el modo en el que actuamos y los impulsos nos condicionan a presuponer o actuar de una manera determinada, según el cuerpo. Estos impulsos se relacionan con la voluntad de poder, que es la energía vital que nos mueve, que provoca los impulsos y las pasiones. Esta voluntad de poder, no ha de ser racional sino impulsiva, previa a la razón, porque no atiende a razones sino a lo que pide el cuerpo. Por lo tanto, como el cuerpo es distinto a cada uno lo será también la voluntad de poder. También la voluntad de poder es espontánea, porque insinúa lo que quiere. Otro hecho muy importante de la voluntad de poder es que necesita del dolor para crecer. Esto quiere decir que necesita una oposición para superarse y hacerse más fuerte. Sin una oposición se quedaría estancada y no crecería, por lo que se convertiría en una voluntad de poder débil. Esta diferencia entre voluntad de poder débil y voluntad de poder fuerte es lo que marca una vida decadente o ascendente. Una vida ascendente es la que crece en voluntad de poder, la que su moral es natural (o vitalista), la llamada moral de señores. La vida descendente es la que actúa a la defensiva, no ataca, no lucha,
solamente se defiende de los demás tímidamente. Actúa igual que los demás (gregarismo), no es independiente e intenta reprimir sus pasiones. Actúa por medio de la razón y no por los impulsos o conforme a la voluntad de poder. Estos hombres que están guiados por la razón desde el comienzo han estado equivocados. Observaron que el mundo era puro devenir y que eso no lo podían conocer. Y tuvieron miedo porque era una realidad cambiante. Entonces decidieron crear mundos ficticios, con sus propias normas, en lo que todo estaba inmóvil y lo podían conocer y llegar al conocimiento verdadero. Pero poco a poco esta gran mentira es fue destapando y comenzó la decadencia. Comenzaron a caerse por su propio peso todos los ultramundos que se habían creado por medio de la razón. De esta manera, la cultura occidental había estado decayendo. Pero ante este hecho no hay que evitar que caiga sino empujarla para que caiga ya y poder comenzar de nuevo. Este comenzar de nuevo empieza por el nihilismo pasivo, el no creer en nada, no tener valores ni moral. Después pasa por el nihilismo activo, que consiste en terminar de empujar lo que queda de la antigua cultura. Después, en último lugar, se trataría de construir una sociedad con personas con una voluntad de poder fuerte, sin creencias que la debilitan (como Dios). Estos pasos se pueden comparar con la conocida metáfora de Nietzsche del camello, el león y el niño. Un camello, cuando se está en la antigua cultura, que hace lo que le mandan y sigue a los demás sin diferenciarse del resto soportando el peso de una vida. Durante el nihilismo activo se puede comparar con un león, que intenta destruir todo lo anterior para poder empezar de nuevo. En la última etapa se puede comparar con un niño, que actúa espontanea y libremente, con una voluntad de poder fuerte, con una moral de señores (moral natural), ateísmo (sin Dios que le oprima, él es su propio Dios). Este niño es el übermensch, el superhombre, libre de toda atadura que afronta una vida convertida en obra de arte. Otro hecho muy importante de la voluntad de poder es que necesita del dolor para crecer. Esto quiere decir que necesita una oposición para superarse y hacerse más fuerte. Sin una oposición se quedaría estancada y no crecería, por lo que se convertiría en una voluntad de poder débil. Esta diferencia entre voluntad de poder débil y voluntad de poder fuerte es lo que marca una vida decadente o ascendente. Una vida ascendente es la que crece en voluntad de poder, la que su moral es natural (o vitalista), la llamada
moral de señores. La vida descendente es la que actúa a la defensiva, no ataca, no lucha, solamente se defiende de los demás tímidamente. Actúa igual que los demás (gregarismo), no es independiente e intenta reprimir sus pasiones. Actúa por medio de la razón y no por los impulsos o conforme a la voluntad de poder. Estos hombres que están guiados por la razón desde el comienzo han estado equivocados. Observaron que el mundo era puro devenir y que eso no lo podían conocer. Y tuvieron miedo porque era una realidad cambiante. Entonces decidieron crear mundos ficticios, con sus propias normas, en lo que todo estaba inmóvil y lo podían conocer y llegar al conocimiento verdadero. Pero poco a poco esta gran mentira es fue destapando y comenzó la decadencia. Comenzaron a caerse por su propio peso todos los ultramundos que se habían creado por medio de la razón. De esta manera, la cultura occidental había estado decayendo. Pero ante este hecho no hay que evitar que caiga sino empujarla para que caiga ya y poder comenzar de nuevo. Este comenzar de nuevo empieza por el nihilismo pasivo, el no creer en nada, no tener valores ni moral. Después pasa por el nihilismo activo, que consiste en terminar de empujar lo que queda de la antigua cultura. Después, en último lugar, se trataría de construir una sociedad con personas con una voluntad de poder fuerte, sin creencias que la debilitan (como Dios). CONCLUSIÓN: Estos pasos se pueden comparar con la conocida metáfora de Nietzsche del camello, el león y el niño. Un camello, cuando se está en la antigua cultura, que hace lo que le mandan y sigue a los demás sin diferenciarse del resto soportando el peso de una vida. Durante el nihilismo activo se puede comparar con un león, que intenta destruir todo lo anterior para poder empezar de nuevo. En la última etapa se puede comparar con un niño, que actúa espontanea y libremente, con una voluntad de poder fuerte, con una moral de señores (moral natural), ateísmo (sin Dios que le oprima, él es su propio Dios). Este niño es el übermensch, el superhombre, libre de toda atadura que afronta una vida convertida en obra de arte.
Redacción 2: INTRODUCCIÓN: En la siguiente oración se puede resumir parte de los conceptos que vamos a desarrollar: “La cultura occidental se encuentra, para Nietzsche, en plena decadencia, debió a su negación de la vida y del movimiento. Como solución, Nietzsche presenta el superhombre que adquiere una actitud vitalista.”
DESARROLLO: En primer lugar, antes de abordar el tema propuesto creo necesario aclarar, a grandes rasgos, el pensamiento de Nietzsche. El filósofo alemán, si así se le puede llamar, pues está en contra de los filósofos, postula el Crepúsculo de los ídolos, como es el título de la obra a la que pertenece este texto. Esto es, que las bases sobre las que se sustenta la sociedad occidental se demuestran falsas. Esto ocurre, según nuestro autor, debido a que la piedra angular de Occidente, la razón, niega el movimiento, que es al fin y al cabo para él, la única verdad.
Cabe razonar ahora por qué postula Nietzsche que la cultura Occidental se encuentra en
decadencia. Según él, es necesario indagar en el pasado y, para ello, establece el método genealógico. Esta será la “herramienta” capaz de, acudiendo a los orígenes, detectar el problema. Observamos, pues, que el origen está en el momento en que los filósofos niegan la verdad de la vida y se decantan por la razón. Desde el abandono de la tragedia por parte de Platón y Sócrates, hasta el renacentista Descartes, los filósofos han optado por encerrar el mundo en la razón. Intentan captarlo todo y buscar la verdad mediante métodos racionalistas, negando así lo que Nietzsche cree como única verdad, el devenir. Ahora bien, ¿cómo ha podido ocurrir tal cosa?, ¿por qué se ha decidido la cultura occidental por Parménides, negando por completo a Heráclito? La respuesta que Nietzsche ofrece es clara: por miedo. Ante, según el autor alemán, los nobles: aquellos que actúan a favor de la vida, hacen lo que desean sin miedo a las repercusiones; encontramos a los débiles o esclavos: gente gregaria, envidiosa de los nobles que reprimen la vida y sus sentidos. Esta diferenciación es establecida por Nietzsche a partir de la idea de voluntad de poder y vitalismo. La voluntad de poder es algo innato e inconsciente en el ser humano, que le lleva a potenciar su vida, aceptar el dolor y destacar sobre el resto. En resumen, a autoafirmarse. Por su parte, el vitalismo es llevar a cabo la voluntad de poder, darle rienda suelta. Ser vitalista es, para Nietzsche, lo correcto; y no serlo, es ser un parásito. Pues bien, volviendo a lo anterior, los nobles serán los vitalistas y los esclavos, los parásitos. Lo que ha ocurrido es que los esclavos se han apoderado de la sociedad, avergonzando a los nobles de serlo y, por ende, negando la vida y el devenir, apostando por la razón. El miedo al cambio y al movimiento, a lo real, les ha llevado a levantar una sociedad falsa que ha ocurrido un velo sobre el devenir y lo ha sustentado todo en la razón. Además, según Nietzsche, los valores y creencias de esta sociedad serán erróneos. Desde la democracia y la religión, hasta la moral, toda la cultura es errónea. Si para el alemán, las máximas son potenciar la vida, es decir, hacer lo que la favorezca; saber aguantar el dolor, pues es parte de la vida; y actuar en cada momento conforme a nuestras apetencias; la cultura occidental propone todo lo contrario. En primer lugar, la democracia, basada en la igualdad y la dignidad. Principios que chocan con Nietzsche, ya que afirma que uno solo es digno si se lo gana; y su postura vitalista exige destacar sobre el reto, evitando ser gregarios. En segundo lugar, la moral, que como hemos comentado, es la de los esclavos. En su contra, Nietzsche habla de ir a favor de la ida y no en contra, como hacen ellos. La máxima representación de esta represión vital la observamos en el cristianismo, base de la cultura occidental. Esta religión se opone a la vida y actúa reprimiéndola con las mortificaciones, además de creer en la vida trascendente con fin de llegar a estar con Dios, cosa que a Nietzsche se le antoja estúpida. En tercer lugar y en conclusión, la razón. La piedra angular de Occidente niega todo lo que para Nietzsche es real. Desde el movimiento, única realidad, hasta la percepción sensorial, que es uno de los postulados nietzscheanos. Por último, Nietzsche habla, ante todo lo expuesto, de la caída de la cultura occidental. El nihilismo pasivo se dará cuando Occidente observe que toda su estructura es errónea. Posteriormente, como solución, Nietzsche propondrá el nihilismo activo, que consistirá en restablecer lo ideal para él. Que el superhombre sea l correcto, que vuelva a estar por
encima tanto el vitalismo, la voluntad de poder y el devenir. Es decir, que caiga la actual cultura, errónea, y vuelva la era del superhombre. Dios ha muerto, viva el superhombre. Presentado nuestro autor, podemos redactar la siguiente oración, a partir de los conceptos que vamos a desarrollar: “La cultura occidental se encuentra, para Nietzsche, en plena decadencia, debió a su negación de la vida y del movimiento. Como solución, Nietzsche presenta el superhombre que adquiere una actitud vitalista.” Dicho esto, cabe razonar ahora por qué postula Nietzsche que la cultura Occidental se encuentra en decadencia. Según él, es necesario indagar en el pasado y, para ello, establece el método genealógico. Esta será la “herramienta” capaz de, acudiendo a los orígenes, detectar el problema. Observamos, pues, que el origen está en el momento en que los filósofos niegan la verdad de la vida y se decantan por la razón. Desde el abandono de la tragedia por parte de Platón y Sócrates, hasta el renacentista Descartes, los filósofos han optado por encerrar el mundo en la razón. Intentan captarlo todo y buscar la verdad mediante métodos racionalistas, negando así lo que Nietzsche cree como única verdad, el devenir. Ahora bien, ¿cómo ha podido ocurrir tal cosa?, ¿por qué se ha decidido la cultura occidental por Parménides, negando por completo a Heráclito? La respuesta que Nietzsche ofrece es clara: por miedo. Ante, según el autor alemán, los nobles: aquellos que actúan a favor de la vida, hacen lo que desean sin miedo a las repercusiones; encontramos a los débiles o esclavos: gente gregaria, envidiosa de los nobles que reprimen la vida y sus sentidos. Esta diferenciación es establecida por Nietzsche a partir de la idea de voluntad de poder y vitalismo. La voluntad de poder es algo innato e inconsciente en el ser humano, que le lleva a potenciar su vida, aceptar el dolor y destacar sobre el resto. En resumen, a autoafirmarse. Por su parte, el vitalismo es llevar a cabo la voluntad de poder, darle rienda suelta. Ser vitalista es, para Nietzsche, lo correcto; y no serlo, es ser un parásito. Pues bien, volviendo a lo anterior, los nobles serán los vitalistas y los esclavos, los parásitos. Lo que ha ocurrido es que los esclavos se han apoderado de la sociedad, avergonzando a los nobles de serlo y, por ende, negando la vida y el devenir, apostando por la razón. El miedo al cambio y al movimiento, a lo real, les ha llevado a levantar una sociedad falsa que ha ocurrido un velo sobre el devenir y lo ha sustentado todo en la razón. Además, según Nietzsche, los valores y creencias de esta sociedad serán erróneos. Desde la democracia y la religión, hasta la moral, toda la cultura es errónea. Si para el alemán, las máximas son potenciar la vida, es decir, hacer lo que la favorezca; saber aguantar el dolor, pues es parte de la vida; y actuar en cada momento conforme a nuestras apetencias; la cultura occidental propone todo lo contrario. En primer lugar, la democracia, basada en la igualdad y la dignidad. Principios que chocan con Nietzsche, ya que afirma que uno solo es digno si se lo gana; y su postura vitalista exige destacar sobre el reto, evitando ser gregarios. En segundo lugar, la moral, que como hemos comentado, es la de los esclavos. En su contra, Nietzsche habla de ir a favor de la ida y no en contra, como hacen ellos. La máxima representación de esta represión vital la observamos en el cristianismo, base de la cultura occidental. Esta religión se opone a la vida y actúa reprimiéndola con las
mortificaciones, además de creer en la vida trascendente con fin de llegar a estar con Dios, cosa que a Nietzsche se le antoja estúpida. En tercer lugar y en conclusión, la razón. La piedra angular de Occidente niega todo lo que para Nietzsche es real. Desde el movimiento, única realidad, hasta la percepción sensorial, que es uno de los postulados nietzscheanos. CONCLUSIÓN: Nietzsche habla, ante todo lo expuesto, de la caída de la cultura occidental. El nihilismo pasivo se dará cuando Occidente observe que toda su estructura es errónea. Posteriormente, como solución, Nietzsche propondrá el nihilismo activo, que consistirá en restablecer lo ideal para él. Que el superhombre sea lo correcto, que vuelva a estar por encima tanto el vitalismo, la voluntad de poder y el devenir. Es decir, que caiga la actual cultura, errónea, y vuelva la era del superhombre. Dios ha muerto, viva el superhombre. ¿Se trata de una propuesta de Nietzsche o de una profecía?
4 ¿Me pregunta usted qué cosas son idiosincrasia en los filósofos?... Por ejemplo, su falta de sentido histórico, su odio a la noción misma de devenir, su egipticismo. Ellos creen otorgar un honor a una cosa cuando la deshistorizan, sub specie aeterni [desde la perspectiva de lo eterno ],- cuando hacen de ella una momia. Todo lo que los filósofos han venido manejando desde hace milenios fueron momias conceptuales; de sus manos no salió vivo nada real. Matan, rellenan de paja, esos señores idólatras de los conceptos, cuando adoran, -se vuelven mortalmente peligrosos para todo, cuando adoran. La muerte, el cambio, la vejez, así como la procreación y el crecimiento son para ellos objeciones, - incluso refutaciones. Lo que es no deviene; lo que deviene no es... Ahora bien, todos ellos creen, incluso con desesperación, en lo que es. Más como no pueden apoderarse de ello, buscan razones de por qué se les retiene. «Tiene que haber una ilusión, un engaño en el hecho de que no percibamos lo que es: ¿dónde se esconde el engañador? -«lo tenemos, gritan dichosos, ¡es la sensibilidad! Estos sentidos, que también en otros aspectos son tan inmorales, nos engañan acerca del mundo verdadero. Moraleja: deshacerse del engaño de los sentidos, del devenir, de la historia [Historie], de la mentira, - la historia no es más que fe en los sentidos, fe en la mentira. Moraleja: decir no a todo lo que otorga fe a los sentidos, a todo el resto de la humanidad: todo él es «pueblo». ¡Ser filósofo, ser momia, representar el monótono-teísmo con una mímica de sepulturero! - ¡Y, sobre todo, fuera el cuerpo, esa lamentable idée fixe [idea fija de los sentidos!, ¡sujeto a todos los errores de la lógica que existen, refutado, incluso imposible, aún cuando es lo bastante insolente para comportarse como si fuera real!...»Nietzsche. El Ocaso de los Ídolos. 1. Sintetiza las ideas del texto mostrando en tu resumen la estructura argumentativa o expositiva desarrollada por el autor. 2. Define los términos relacionados “egipticismo” y “momias conceptuales” partiendo de la información ofrecida por el Texto, y completándola con el conocimiento que tengas de la filosofía del autor.
3. Redacción: Mundo verdadero, historia y razón en Nietzsche. 4. Comenta brevemente cualquier aspecto del pensamiento del autor del texto que juzgues importante en alguno de estos sentidos: por su relación con el de otros filósofos (Platón, Descartes y Rousseau) y/o con rasgos significativos del mundo contemporáneo.
(Examen resuelto por el alumno Rodrigo Penadés y revisado por mí)
1.
. Sintetiza las ideas del texto mostrando en tu resumen la estructura argumentativa o expositiva desarrollada por el autor.
El presente texto muestra, argumenta, el papel de los filósofos en la historia de nuestra civilización occidental. La línea argumentativa es enrevesada, no progresa linealmente, fiel al estilo de Nietzsche. Por ello, vamos a tratar de organizar las ideas de la manera más ordenada posible. • Primero de todo, el texto es una constante crítica a los filósofos, a los “buscadores de la verdad”. • Para Nietzsche su principal problema es la falta de sentido histórico, entre otras, su tarea ha consistido en momificar la realidad, terminar con la vida, inventan substancias, conceptos y construyen ídolos (referencia a la Razón, la Moral, etc) a los que adoran después, obligando al resto a aceptarlos y adorarlos también. • Momificando la realidad, otorgando duplicidad al mundo, dan un valor más grande a aquello que permanece, que no cambia. Esto choca frontalmente con la experiencia diaria de cada uno, la experiencia de los sentidos. Su siguiente paso es negar los sentidos, hay que deshacerse de ellos, porque, según los filósofos, nos engañan, mienten, sobre el mundo verdadero que ellos mismos han creado, niegan esa permanencia e inmutabilidad, su conciencia frágil decide que hay que eliminarlos a ellos y a sus consecuencias. El miedo al devenir, a fragmentar sus metamundos que simplifican la realidad inabarcable. Los negarán y los relegarán a los últimos puestos de lo humano.
2. Definir “Egipticismo” y “momias conceptuales”… El término egipticismo en el pensamiento de Nietzsche tiene un carácter despectivo, es un adjetivo que coloca a los filósofos, a los falsos “buscadores de la verdad”, que tienen tendencia a simplificar la realidad, hacer de ella una momia, otorgando un valor superior, a veces infinitamente superior, a aquello que “deshistorizan” porque no aceptan la realidad cambiante que la experiencia sensorial les confirma constantemente asi que niegan el devenir, con ella los
sentidos y sus consecuencias. Las momias conceptuales son el ejemplo perfecto de la labor de los filósofos. Todo lo que cae en sus manos muere, es vaciado de vida, momificado para que permanezca inmutable, simplificado en extremo para poder abarcarlo, comprenderlo y, después, convertirlo en ídolo, adorarlo y obligar al resto a aceptarlos también como valores supremos, verdades objetivas que solo son fruto de su miedo al devenir. La relación entre egipticismo y momias conceptuales es completa porque debido al primero (egipticismo) que es como una actitud ante las cosas, el hombre a construido esas momias conceptuales, esos conceptos intangibles e inamovibles, debido al miedo que se experimenta ante el movimiento. El miedo ante el hecho de que las cosas sean una vez una cosa y luego otras ha paralizado al hombre que ha preferido la opción de inventar unos conceptos fijos aunque haya sido situándolos en un mundo inventado racional, o mundo de las ideas. A Nietzsche le parece increible que semejante engaño haya recorrido la historia de la humanidad a costa, incluso, de renunciar a la vida.
3. Redacción: Mundo verdadero, historia y razón en Nietzsche.
INTRODUCCIÓN: Nietzsche asume el papel de terminar, una por una, con las columnas donde se asienta nuestra cultura occidental, una cultura que se cree autosatisfecha, poseedora de la verdad y que fundamenta leyes en conceptos universales y razonables. Pero él encuentra un error aplicando el método genealógico. Con el método genealógico pretende volver a los inicios de nuestra cultura y en ella encuentra un error de base: la creación de un mundo, un metamundo donde nuestra débil conciencia y nuestra cansada y fatigada vida descanse, la negación del devenir, de la experiencia sensible, unido a ese miedo a las consecuencias que ello conlleva. DESARROLLO: Los filósofos han tenido un papel muy importante en esta falacia en la que se asienta nuestra cultura. El paso del “mito” al “logos” fue simplemente otra creación de un mito. Cada filósofo creaba su propia metafísica, cambiaban el lugar donde escondían la verdad pero lo que realmente hacían era negar la experiencia del devenir, la experiencia del cambio. Creaban mundos verdaderos donde asentar nuestra conciencia, donde simplificaban la realidad para poder abarcarla y conocerla, un consuelo de los débiles, otorgan un valor superior a lo inmutable. Para ellos el ser es y no deviene, el devenir no es. Para la creación metafísica de estos mundos, para que los filósofos se impongan a los fuertes, tienen de su parte a la razón y a la imaginación. El valor que da Nietzsche a la razón es ínfimo. Para él, es una forma basta de nuestro inconsciente y está condicionada a nuestras necesidades y a su tiempo, no al revés. Esto explica que los filósofos-momia estaban condicionados por su época, momento y su cuerpo. Si coincidían en algo era coincidencia fisiológica. La razón será la herramienta, síntoma decadente, en la creación de la metafísica. Ella y sus hijos (la Moral, la Justicia, etc) no son más que un claro ejemplo de la cultura reactiva de occidente, del miedo al devenir y al poderoso, una imposición
de los débiles a los fuertes, de los esclavos a los señores. El primer ejemplo será Sócrates, el primer caso “histórico” que por el uso de la razón someterá a los nobles de su época, inventará el intelectualismo ético y abanderará el ideal del sabio, donde el conocimiento lleve a la virtud y, de ella, a la felicidad. Después aparecerá Platón y momificará la realidad, inventará el mundo de las Ideas y otorgará a la Idea de Bien un lugar privilegiado, el objetivo a alcanzar. Saltando a las religiones, aparecerá Descartes, culmen de la decadencia racional, la negación de los sentidos, su degradación más absoluta. Tras él, Kant. Sus imposiciones morales harán que sea negado por Nietzsche, así como por su división de la realidad. Luego el positivismo, su idea de conocer la realidad por la ciencia. La crítica nietzscheana rompe con todo esto, nos anuncia la llegada del nihilismo, no creer en nada objetivamente, la gente se va dando cuenta de que sus ídolos son de barro, frágiles, que adoran un error que se ha ido arrastrando, magnificando, a lo largo de la historia. La necesidad de naturalizar la vida, aceptar una postura vitalista, devolver a los sentidos a su lugar, negar los imperativos de una sociedad, aniquilar todo vestigio, toda sombra del error y comenzar de nuevo, su postura del superhombre. Su crítica a la metafísica y a la cultura occidental, el error arrastrado durante toda la historia, culpa de unos filósofos que no supieron afrontar la realidad, le dieron un fin, un sentido, crearon objetivos a alcanzar, la desnaturalizaron, la momificaron por miedo al devenir -una manifestación de poder débil, gregaria-, controlar a los fuertes. Una cultura que no es más que la transmutación de los valores, la negación de la ley de la naturaleza más antigua: la ley del más fuerte, de la supervivencia, que se convierte en el rechazo del pueblo que se impone por la razón y sus criaturas. CONCLUSIÓN: De esta forma, Nietzsche, con su irracionalidad quiere recontruir una humanidad que él juzga desgraciada con nuevas bases: el vitalismo individualista frente a todos los intentos socializantes. El futuro del hombre ha de ser, según él, volver a la nobleza del superhombre, un hombre que se sobrepone a sí mismo iendo en contra de todo gregarismo. La historia ya no ha de tener nada que ver con una razón paralizante. ¡Vivan los instintos!
4.
Comenta brevemente cualquier aspecto del pensamiento del autor del
texto que juzgues importante en alguno de estos sentidos: por su relación con el de otros filósofos (Platón, Descartes y Rousseau) y/o con rasgos significativos del mundo contemporáneo.
Como se ha comentado antes, el papel de Nietzsche es destruir las bases de la cultura occidental, una cultura fruto del error de la creación metafísica de otros mundos, de Dios y la religión, el sistema de la democracia,… Para ello va buscando por el método genealógico los errores de los distintos filósofos más importantes sobre los que se asienta nuestra cultura. Para Nietzsche el primer de la larga cadena del error es Sócrates, el primero que somete al noble y crea el intelectualismo ético como fin de la vida, como modelo el sabio.
Platón da un paso más. En el continuo miedo al devenir, punto común de estos filósofos, crea el mundo de las Ideas, un mundo donde nuestra conciencia pueda subsistir al caos reinante, donde negar lo experimentad. Inventa substancias o ideas, duplica la realidad, niega la experiencia sensible considerándolo una forma de conocimiento oscura, la “doxa” u opinión, y además coloca la Idea de Bien como el objetivo a alcanzar. La crítica que dirige a Descartes es muy simple. Descartes toma el camino de la razón, que no lleva a ninguna parte, y concluye con el famoso “pienso, luego soy”. Sin saber que hacer con esta afirmación se saca a Dios de la manga y razona su existencia para que le saque del atolladero. Además, Nietzsche considera que la relación causa-efecto es fruto de las estructuras linguísticas (sujeto + predicado). Pero para él, no existe esta relación, solo hay un pensamiento. Descartes negará los sentidos totalmente, los degradará, todo es razón, la razón se convierte en una diosa, en un ídolo. El último filósofo con el que compararemos será Rousseau. Rousseau devuelve a los sentidos su papel, o parte de él. Se da cuenta de la necesidad de Dios para sostener su filosofía practica, su moral, que se basa en la necesidad del hombre, supuesta necesidad, de creer en algo, a lo que llamará “religiosidad natural”, su intento de construir una moral universal para imponerla a todos. Como se puede ver, Nietzsche considera que Rousseau era otro negador del devenir, un decadente que necesita demostrar la existencia de Dios por los sentidos para que su moral tuviera una base donde agarrarse.