Paisaje 376472

Paisaje Philip G Henley

––––––––

Traducido por Romina Piscione

“Paisaje” Escrito por Philip G Henley Copyright © 2021 Philip G Henley Todos los derechos reservados Distribuido por Babelcube, Inc. www.babelcube.com Traducido por Romina Piscione “Babelcube Books” y “Babelcube” son marcas registradas de Babelcube Inc.

Tabla de Contenido

Título

Derechos de Autor

Paisaje | Por | Philip G Henley

Publicado por Phenweb Publishing | Texto del Copyright © 2015 Philip G Henley | Tranducido por Romina Piscione | Todos los derechos reservados

También por Philip G Henley de Phenweb Publishing

A Lisa

< < < < < > > > > >

Paisaje

Por

Philip G Henley

Publicado por Phenweb Publishing

Texto del Copyright © 2015 Philip G Henley

Tranducido por Romina Piscione

Todos los derechos reservados

Ninguna parte de esta publicación puede ser reproducida, distribuida o transmitida en cualquier forma o por cualquier medio, incluyendo fotocopias, grabaciones u otros métodos electrónicos o mecánicos, sin el permiso previo por escrito del editor, excepto en el caso de breves citas incorporadas en reseñas críticas y otros usos no comerciales permitidos por la ley de derechos de autor.

También por Philip G Henley de Phenweb Publishing

An Agent’s Demise To The Survivors The Persuasive Man The Observer Series - Part One - The World of Fives An Agent’s Rise

A Lisa

# # # The Fighting Téméraire

The Fighting Téméraire arrastrado a su última litera para ser desguazado, 1838 por William Turner National Gallery. Temerario (adj.) Impulsivo; bravo; audaz; imprudente Entonces ... Él ... "Soy imprudente". Busqué el significado de Téméraire después de ver la pintura de Turner en la Galería Nacional. Es un adjetivo que significa impulsivo, audaz, intrépido o imprudente. ¿Qué más puedo decir? Envié el mensaje de texto hace casi una hora y todavía estoy esperando una respuesta. Imprudente y temerario, no había sido intrépido ni audaz, solo imprudente y estúpido. Ahora me disculpo, pero es demasiado tarde. Casi envié Téméraire en el texto, pero no pensé que comprendería la referencia en su estado de ánimo actual. "Es una buena apuesta, casi con certeza", eso es lo que Jim había dicho. Jim del pub, lo más parecido a un amigo que tenía. Traté de explicarle durante la primera llamada. Ella había colgado. "Mira lo que pude haber ganado", pensé en voz alta sonando como la vieja cita de la televisión. Afortunadamente, no lo había dicho realmente. No era el momento de una observación irónica. Era el momento de una disculpa sincera o, mejor aún, de un retroceso en el tiempo. Hacer que no haya sucedido en absoluto. Sin imprudencia, sin temeridad, sin necesidad de disculpas, llamadas y mensajes de texto. Nunca sucedió, pero sucedió. En cambio, envié otro mensaje de texto. "Lo siento mucho, honestamente". Esperé la respuesta. Normalmente, nuestros intercambios eran casi instantáneos, excepto en el momento en que ella había perdido su teléfono o yo estaba atrapado en un tren sin señal. Ella coqueteaba más por mensaje de texto. A veces más que coquetear, hacía demandas explícitas. En el pub la semana pasada había enviado una. Jim también estaba allí entonces, reclamando una vía rápida sobre el anuncio del gerente en el club. La novia intermitente de Jim, Sandra, también había estado allí. Su mano derecha descansaba sobre el muslo de Jim y la otra mano sujetaba su hielo Smirnoff. Su último color de uñas brillando bajo las luces del pub. A

juzgar por su agarre, no estaba claro cuál prefería más, la bebida o Jim. Estaba revisando mi correo electrónico, otro problema de trabajo, cuando llegó el mensaje de texto. "Si dejas de mirar tu correo electrónico, te llevaré a tu piso y podrás saborear lo mucho que te deseo". Sin palabras abreviadas. Podía escribir un texto casi sin mirar, pero rara vez, si es que alguna vez, usaba el habla de texto. Eché un vistazo. Su bebida se había acabado, la mía, pronto, y salimos corriendo sin apenas mirar a Jim y Sandra. Me pregunto si volveré a saborearla. Ella me lo había dicho, me advirtió, me amenazó, pero soy imprudente. Ella podía ser audaz e imprudente; como cuando me arrastró detrás de las dunas de arena en ese viaje de un día a la costa sur. Ella había entrado en esa fila en otro pub cuando accidentalmente derramé la bebida del borracho. Detuvo el posible altercado antes de que comenzara. Ella simplemente fue y se interpuso entre nosotros. El otro protagonista sonrió rápidamente y el chico había aceptado una bebida de reemplazo, en lugar de intentar destruir mi anatomía. Pelear era otra señal de mi imprudencia y otro error. No habría sido la primera pelea en la que había estado, la peor había requerido hospital y puntos de sutura. Afortunadamente, no comparecí ante el tribunal de magistrados local o algo peor. Dos juegos de puntadas, un cuatro y un dos. Eso casi me había costado el trabajo. Eso fue antes de que ella me calmara. Desvió mi atención con sus mensajes de texto. El que ella envió desde su oficina decía: “Parece que he perdido mis bragas. Las buscaré en casa en los próximos veinte minutos, podría necesitar ayuda". Entonces había sido imprudente y audaz. Dejar mi trabajo con una excusa inventada. Me tomó veinticinco minutos llegar allí, treinta segundos para ayudarla a mirar quitándome la ropa. Cuarenta minutos después estaba de vuelta en el trabajo. Ella me había echado con una carcajada, después de que me apresuré a satisfacer su búsqueda. Mi jefe había salido a almorzar cuando volví y rápidamente me había puesto al día con la cola de trabajos. Esa noche volví para encontrarla pensativa, con ganas de pasar una noche tranquila. El plan original había sido ir al pub y encontrar a Jim y posiblemente a Sandra. ¿Estaba Jim con alguien más entonces? No puedo recordar. Iba a discutir, pero ella tenía una buena manera de dejar en claro que se podían

encontrar mayores recompensas en su piso. Un mayor rendimiento que la pinta de cerveza y un boleto de apuestas poco fiable con grandes probabilidades. Pedí comida para llevar. Ella me dejó quedarme toda la noche. Eso nunca era una certeza de carrera, pero esa noche había sido una suerte.

***

Todavía no había texto. ¿Por qué fui tan idiota? Ella me advirtió, no más apuestas, no más vías rápidas. No era que no le agradara Jim, simplemente no confiaba en él. "¿Con qué frecuencia?" Preguntó, un sábado por la mañana después de otra apuesta fallida, otro desperdicio imprudente de diez billetes. "¿Con qué frecuencia has ganado realmente?" Debí callarme, no responder, acariciar su cuello como a ella le gustaba. Besar sus cejas, la punta de su nariz, dejar que mis dedos bajaran por su hombro y rozaran sus pezones. En lugar de eso, respondí precipitadamente: "Obtuve esos quinientos el mes pasado". Se apartó de mí y se levantó. Con esas ganancias, la había llevado a cenar y luego a un club. Ella había enviado otro de sus mensajes de texto en el club, "Me gustaría un baile diferente, conmigo arriba y tú adentro". Después de haberme visto leerlo, caminó directamente hacia la salida del club, sin esperar mi respuesta. De hecho, me había sonrojado. Otro conocido, parado cerca de mí, casi logró leer lo que había enviado antes de que cerrara rápidamente la pantalla. Ahora ella estaba enviando otro mensaje. ¿Por qué había hecho algo tan grande al respecto? No era tanto, no en el gran esquema de las cosas. Fue otro gran plan, pero no ningún tipo de plan exitoso. Mil estanques de ocho a uno, la vía rápida de Jim. Cada camino habría sido menos imprudente, menos temerario, no habría provocado la pelea, la discusión. Los mil eran para nuestras vacaciones. "Te lo compensaré", me quejé. No se había detenido al salir. El maldito caballo había salido segundo. Al igual que la vacante del gerente el otro día; que había ido al tercer favorito. El club no había acordado los términos con la vía rápida, perdiendo mi apuesta y la propina de Jim. ¿Me dejaría compensarlo? Parecía que no.

***

Sin mensaje de texto, y solo correo de voz en la llamada, ¿eran cinco o seis los que había hecho? No tenía sentido dejar otro mensaje. No otra disculpa repetida. Arrojé el teléfono al sofá, rebotó y aterrizó en el suelo alfombrado. Al levantarlo, estaba recordando la última vez que levanté el mismo teléfono del mismo piso. Eso fue ayer por la noche, antes de que se enterara de la apuesta, antes de que llegara el resultado. Antes de haber perdido el dinero de forma imprudente y precipitada. Quizás la había perdido. No era nuestra primer discusión, pero podría ser la última. ¿Cuáles eran las probabilidades? ¿Menos de cincuenta y cincuenta? Me dejé caer sobre los cojines del sofá en ruinas. Mi teléfono sonó dos veces. Dos textos. El primero era de una persona desconocida que me pedía que invirtiera en un PPI. No sabía qué era un PPI. El segundo era de ella, "Nos vemos en la National Gallery, The Japanese Bridge, a las tres de esta tarde". Correctamente puntuado, sin abreviaturas, solo instrucciones claras. No había X, ni Love U, ni imágenes sonrientes ni emoticonos. Solo estaba la orden de asistir, demostrando su declaración de intenciones, su voluntad. Respondí "OK, xox" el texto, a diferencia del de ella, abreviado con la representación de beso, abrazo, beso. Esperaba que lo apreciara, pero probablemente lo ignoró. Ella solo habría esperado que yo estuviera allí. Pensé en enojarme e ignorar sus instrucciones. No podía estar enojado, estaba esperanzado, no desesperado. Tuve que irme. Tenía que decir algo, tenía que intentar convencerla de que no era imprudente, que no estaba más allá de la esperanza. Estaba perdidamente enamorado de ella y no enfadado. El juego tendría que detenerse. Necesitaba detenerse.

# # #

The Lady of Shalott

The Lady of Shalott, 1888 por John Waterhouse Tate Gallery "El ancho arroyo la llevó lejos, la Dama de Shalott". Tennyson 1832 Ahora... Él... Se te acercan sigilosamente, melancolía, insatisfacción y vejez. Fantasmas o espíritus que se cuelan en tu vida como una enfermedad grave. En un minuto sales a una discoteca, al minuto siguiente estás tratando de encontrar algo para ver en la televisión o una película. En un momento estás tratando de que no te atrapen teniendo sexo en un paseo por el campo, y al siguiente, te preguntas si usar pijamas en la cama realmente detendrá el amor limitado que podría ocurrir. Llevamos siete años juntos, cinco casados y tres desde que nos enteramos. Sin hijos, sin esperanza de FIV y, por tanto, sin posibilidad de hijos. El anuncio de un útero estéril hizo añicos nuestra confianza mutua e inclinó nuestro feliz matrimonio a un descenso aburrido. No de inmediato, ¡oh no! Primero estaba la esperanza, por muy tenue que se aferrara a ella. Hubo pruebas, luego más pruebas y referencias. La lenta comprensión de que los sueños y las promesas de nuestra boda, los deseos de los abuelos potenciales, se habían desvanecido antes de desaparecer. Ido, junto con el sexo frecuente. Luego, antes de tener los resultados finales de la prueba, todo lo que pensamos que teníamos que hacer era hacerlo con más frecuencia. Lo habíamos intentado con más frecuencia, luego con menos frecuencia, hasta que todo lo que quedaba era angustia y cansancio. Los resultados de la prueba fueron confirmados por consultores senior y en cartas aburridas. La confirmación verbal se había entregado en una habitación abarrotada y desordenada. Expresado en tono simpático, profesional pero distante después de esperar aún más fuera de la puerta mal pintada del consultorio. Las horas que se habían desperdiciado sentados en otras salas de espera pequeñas y sobrecalentadas. Allí nos agarrábamos de las manos y nos lanzábamos esas miradas esperanzadas. Mirábamos a las otras parejas en la misma sala de espera intercambiando las mismas miradas. Algunos sonreían cuando salían por esa puerta aburrida. Otros reflejaban nuestras expresiones cuando nos fuimos esa última vez. La esperanza se desvaneció, desapareció, como un boleto de apuestas roto. Luego hubo tiempo dedicado al trabajo, se desarrollaron carreras en lugar de

criar a un bebé. Luego la aceptación del resultado, luego la rutina, luego el aburrimiento y ¿ahora qué? En cambio, más trabajo, más largas horas y viajes. Varias veces se habló de adopción, discusiones preliminares con agencias reflexivas hasta la isión de mi historial, mi imprudencia. La quiebra, descargada pero en el registro, la historia, luego hubo sonrisas forzadas y de repente la candidatura como posibles adoptados es problemática, "puede llevar algún tiempo". Una mala excusa que escondía nuestro movimiento al final de la lista. Luego vendrían los comentarios sobre mis frecuentes viajes al extranjero por no poder compartir las responsabilidades de la paternidad. Estaba consultando en todo el mundo ganando el dinero que traía el efectivo. Los ingresos que había ganado y que obtendría me liquidaron la quiebra. Los fondos que habían liquidado la hipoteca anticipadamente y ahora permitían nuestro estilo de vida indulgente. De hecho, una trabajadora social se había burlado cuando le describí la frecuencia con la que estaba fuera. Si hubiéramos podido tener nuestros propios hijos, ninguno de estos controles o isiones habría importado. Las cuentas bancarias no serían revisadas, los ahorros ignorados. En cambio, todo tuvo que ser revelado y evaluado. Mi esposa lo detuvo entonces, se abandonó el proceso de adopción. "Es terreno antiguo", dijo, "estaremos felices el uno con el otro". Intentamos serlo, durante tres años lo hemos intentado. Puedo verla a ella, mi esposa, sentada al otro lado de la habitación, leyendo papeles. Preparándose para la corte mañana. Abogada y consultor de TI, ¿quién lo hubiera pensado? El dinero que fluye hacia una casa demasiado grande no la llenamos, nunca la llenaremos. La guardería propuesta, ahora una sala de música, con guitarras y un teclado que nunca se toca. Solo los toca el limpiador, tres veces por semana.

***

Entonces... Él... Siempre estaría ahí, mi historial. La hipoteca, ahora desaparecida, solo estaba a nombre de mi esposa a pesar de mi depósito en efectivo. Comenzó a llegar efectivo de los dos años en el extranjero y luego los contratos de nivel superior. Ganancias extraterritoriales, poco tiempo en Reino Unido. Consultorías breves a altas tarifas por día en el Reino Unido y en mi red de os. Viajes alrededor del mundo brindando experiencia en TI en todos los lugares a los que la mayoría de la gente no quiere ir. Más desesperación escondida en esos dos primeros años; desesperación y trabajo duro, quemando las horas subiendo el nivel de experiencia en informática. Trabajo en el extranjero, cambiando de país con cada nuevo contrato, mientras el dolor y la soledad se apoderaban de mi vida. La gran apuesta, el gran juego que no se concretó. La imprudencia que había provocado las pérdidas; la quiebra fue la menor de ellas. Luego estaba el movimiento. No me quedaba nada que perder. Ahora tenía más, pero lo estaba perdiendo de todos modos, ambos lo estábamos. En el pasado, eso se había ido ahora, la posibilidad de una vida familiar promedio normal había desaparecido. Tan rápido como el dinero que había apostado una vez. No se habló durante años de adopción, solo la tranquila desesperación por las visitas de su hermana con tres menos de diez a cuestas. Los gritos de la tía y el tío por los dos mayores mientras el tercero duerme plácidamente en el asiento adaptado para el automóvil. Respondemos con generosidad y paternidad de Dios, aunque la única vez que vamos a una iglesia es para bodas y bautizos; en el horizonte, los funerales de padres ancianos. Pocos bautizos, ya que los dos estamos a menudo ocupados, ocultando el verdadero motivo. La depresión que causa tal evento. Las lágrimas medio escondidas y el llanto silencioso después del evento, cuando estamos solos, de regreso en la casa demasiado grande. Durante y después de cada visita de cuñada, puedo ver el anhelo en los ojos de mi esposa como lo ve en los míos. Con el paso de los años, las miradas entre nosotros se han detenido. Ahora tememos las visitas, pero seguimos estropeando los reemplazos sustitutos para nuestros propios hijos inexistentes. Los regalos excesivamente generosos compran momentos monetarios de felicidad entregados en las sonrisas de los niños. Luego se van y el silencio es

ensordecedor. La caja de juguetes está empaquetada. Los juguetes, que deberían haber sido usados por nuestros propios hijos, regresaban al armario de la sala de música. La habitación que debería tener más juguetes y ropa pequeña en el armario. Ahora, donde se deben colocar libros como El muñeco de nieve o Harry Potter, solo hay partituras desechadas.

***

Ahora... Él... "¿Taza de té?" Ella levanta la vista de sus papeles. "Gracias amor." Su mirada está de regreso a los papeles. La palabra amor no tiene sentido en el contexto. Hervidor, tetera, la taza colocada, repetidos murmullos de agradecimiento. Pienso en encender el televisor para ver los resultados de fútbol, pero no me podría importar menos quién ha ganado y quién ha perdido. Me costaba creer que fuera el mismo hombre que se lo había jugado todo y había perdido. Miro por la ventana a la aparentemente interminable lluvia que ha traído este invierno. Aún así, la semana que viene estaría en Libia por un par de días. Luego hacia el sur de Egipto antes de regresar a casa. "¿Qué estás pensando, miras a millas de distancia?" La voz de mi cónyuge me asusta. "¡Ah! Es curioso que digas eso, estaba pensando en la próxima semana, Libia y luego Egipto". "Ese cliente otra vez", no le gustó cuando trabajé para ese grupo de estadounidenses. "Sí, sé que no te gustan, pero la paga es muy buena". Traté de agregar algo de humor, pero realmente no quería discutir sobre ellos, siempre conducía a un desacuerdo. "Al menos obtendrás algo de sol. Me quedaré atascada en la corte toda la semana". Ella resistió el impulso de convertir la conversación en una discusión, manteniendo el tono ligero. “Pobre de ti”, logramos sonreírnos el uno al otro, una pequeña muestra de afecto. Eso era bueno; esa noche salimos a cenar con su socio principal. Al menos si estuviéramos hablando, sería más agradable de lo habitual.

***

Entonces... Él... Los dos años de ausencia me curaron de algo más que la bancarrota. Fue suerte ver el anuncio de personal de informática en el extranjero a Irak y Afganistán, y luego a otras zonas conflictivas. Buen dinero, si ignoras los riesgos. Tomé cursos especializados en redes en mi tiempo libre, adquiriendo más habilidades. Cada aumento en mis habilidades y el trabajo exitoso asociado me permitió aumentar la tarifa de mi contrato diario y expandir mi red de clientes. Un tipo a quien acudir, como me llamaron algunos de mis colegas estadounidenses. Después de un casi accidente con una bomba al borde de la carretera en el noreste de Afganistán, mientras viajaba para configurar una conexión de red de fibra, me di cuenta de que estaba arriesgando mi suerte. Era hora de regresar a Blighty incluso solo como base. Dinero ahorrado, sin impuestos que pagar porque había estado fuera del país durante tanto tiempo. Limpiado mi anterior estado de quiebra, excepto en mis registros. Luego, un nuevo contrato en Alemania, luego Rusia, luego Kuwait y Dubai, dividido con viajes a Estados Unidos y Tailandia. Simplemente trabajé duro para que las ubicaciones se mezclen en un círculo interminable de habitaciones de hotel y millas aéreas. Literalmente me topé con ella, es decir, mi esposa yendo a una reunión del Ministerio de Justicia para discutir las especificaciones de un nuevo sistema de informática que iban a adquirir. Dinero para mí. Sus papeles habían salido volando, como lo hizo su cabello en nuestra primera cita en el río. Ayudé a colectar y entonces estábamos en la misma reunión. Intercambiando miradas y sonrisas que se convirtieron en una invitación a almorzar la próxima vez que estuve allí. Almuerzo en un río azotado por el viento sonriendo el uno al otro. Luego estuve en Berlín durante un mes. Ella dijo que me extrañaba. Era agradable ser echado de menos. Luego vino la unión lenta, los enredos de una relación, el convertirse en pareja. El movimiento para vivir juntos de manera efectiva, luego un compromiso formal tropezado y luego el matrimonio. Nada tan intenso como antes, con ella, pero yo era mayor y más sabio, menos imprudente.

***

Ahora... Él... Ahora mírame. Me acerco a los cuarenta, no tengo hijos y pierdo a la mujer con la que me casé. ¿Estuvimos enamorados una vez? Sí, eso pensé, dijimos que sí. Nos casamos y soñamos. No con la intensidad de antes, pero fue agradable, cómodo, cariñoso. Ahora la mayoría de los sueños estaban rotos. Todavía nos teníamos el uno al otro, pero aparte de la casa demasiado grande y la cuenta bancaria conjunta, ¿qué teníamos? Mi trabajo, su trabajo. Ya no es una asesora legal junior en un departamento gubernamental, ahora prepara casos comerciales para el tribunal superior. Estresante pero bien recompensado económicamente. Pronto sería socia. ¿Seguiría estando a su lado? ¿Me querría a su lado? ¿Quería yo estar a su lado? No hubo peleas, no hubo discusiones acaloradas que nos separaran. ¿Estaba aburrida y harta de mí? No estaba harto de ella, solo estaba cayendo en la indiferencia. ¿Buscó afecto e incluso sexo en otra parte? No había celos que pudiera detectar en mis pensamientos. No me había extraviado. Estaba decidido a no hacerlo. Hubo oportunidades y ofertas, especialmente en algunos de los viajes a convenciones en lugares como Las Vegas. Los hoteles estaban frecuentemente llenos de chicas trabajadoras que buscaban objetivos en los hombres de negocios visitantes. Estuve tentado, pero no me arriesgué. Debería reírme de mí mismo. Érase una vez mi vida estaba gobernada por el riesgo, luego había arriesgado más en los puntos críticos del mundo. ¿Es eso lo que pasaría? Eventualmente sucumbiría de hambre de satisfacción sexual. ¿Cuándo fue la última vez que hicimos el amor? No puedo recordar exactamente, hace varias semanas, antes de haber estado de nuevo en Irak por primera vez en años. Habíamos compartido esa botella y ella claramente tenía miedo de que volviera. En la cama nos abrazamos y nos movíamos juntos. Era consuelo, no sexo crudo. Realización en nuestra cercanía en lugar de un resplandor de deleite. Esa no era su forma, ella era muy diferente de ... No, no vayas ahí, a ese conjunto de recuerdos, fue hace demasiado tiempo. Quizás después de la cena podríamos hacerlo. Lo más probable es que nuestro cansancio mutuo y nuestro contenido de alcohol provoquen un sueño inmediato. Entonces llegaría el domingo y sería hora de volver a interpretar a los tíos. Su hermana vendría a almorzar.

# # #

Sunflowers

Sunflowers Vincent Van Gogh circa 1888 "Bueno, he tenido miedo de cambiar porque he construido mi vida a tu alrededor" Landslide Fleetwood Mac Entonces... Él... Estuve de nuevo en la Galería Nacional, un evento especial, dos de los cuadros Sunflower de Van Gogh uno al lado del otro. Había habido una cola. Ella no había venido. Había colocado la invitación junto a los girasoles de imitación en la encimera de la cocina donde los había entregado. Me había pedido que me fuera antes de que pudiera ver lo que había hecho con los tallos. Lo había hecho a regañadientes. Ella diciendo: "No debería haberte dejado entrar", sonando en mis oídos mientras bajaba las escaleras. Fuera de la puerta del vestíbulo y en la llovizna constante. Pude escuchar débilmente la letra aún en sus pequeños altavoces estéreo. Siempre era una mala señal cuando jugaba a Landslide. Ella me miraba con esos ojos. Cuando me miraba así quería escapar de su atención, evitar lo que no se decía. Si miraba la pintura el tiempo suficiente, dejaría de verla, dejaría de ver esos ojos. Ahogado en amarillo en lugar de las piscinas gris verdosas que gotean lágrimas. El dolor en esos ojos que yo causé. La tarde anterior, fue la primera vez que mi juego provocó un escándalo en toda regla. En lugar de salir por la noche en un club, me quedé sin efectivo y me ofrecí a trabajar horas extra para tratar de recuperarme. Trescientas libras perdidas en un momento de locura; otra apuesta estúpida. Trescientos que deberían haber pagado la factura de la luz, la factura del teléfono, la factura del móvil y haber sido más que suficientes para sacarla de paseo. Trescientos que podrían haber sido más de mil con un poco de suerte. Ahora era otro recibo roto para acompañar el zumbido de ella en mis oídos. Llevábamos seis meses saliendo juntos, oficialmente un artículo. Ahora lo había arruinado, lo había arriesgado todo a las 3:10 en Kempton en una demostración imprudente de estupidez.

***

Jim, por supuesto, solo se rió. Estaba en el pub como refugio de la lluvia y del desprecio de mi partida. "Muchos más peces en el mar", demostró su nivel habitual de comprensión de la naturaleza humana. "¡Ahora ni siquiera me habla, me echó!" "Como he dicho muchos otros alrededor", Jim tenía sus ojos puestos en un grupo de chicas al otro lado del salón del pub. Las chicas estaban empezando temprano la velada. Ignoré su mirada, "¿Cuánto caíste?" "Trescientos", tropecé. “Jesús mío, solo hice treinta. Tienes que controlarlo un poco". Viniendo de él, ese fue un buen consejo, por hipócrita que fuera, que, por supuesto, ignoré.

***

Ahora estaba de pie, a la deriva, perdido en los colores y texturas de Van Gogh mientras la confusión se extendía por otra parte de mi mente. Llevaba diez minutos allí cuando sentí su mano en la mía. Mis mensajes de disculpa habían funcionado. "Gracias por invitarme, amo a Van Gogh". Traté de actuar con calma y ocultar mi sorpresa. Un momento había estado pensando que habíamos terminado, y ahora aquí estaba ella, sosteniendo mi mano. De pie a mi lado, como si nada hubiera pasado. "Lo siento, lo siento mucho, no volverá a suceder", mentí casualmente, deseando que fuera la verdad, casi creyéndolo yo mismo. Ya había apostado de nuevo, solo diez en un ocho a uno. La miré, los ojos verde grisáceos estaban tranquilos, a diferencia de la última vez en su piso. No sabía cuánto había perdido, solo que estaba arruinado cuando no debería haberlo estado. "Gracias por las flores, son preciosas". "Tú también." Qué buen operador fui, o intenté ser. Me dio un rápido beso en los labios. La discusión se estaba desvaneciendo, ella había vuelto como mi chica. Después de todo, no lo había estropeado. Sí, hubo algunas palabras duras más tarde, en mi cama después de que ella me sacó de la galería, me enloqueció de pasión y luego me reprendió en voz baja. Pasé la mayor parte del tiempo diciendo que lo sentía. La radio me dijo que mi ocho a uno había ganado. Mi suerte estaba cambiando.

***

Al final de la semana volví al nivel, luego adelante y más adelante. Pagué las facturas rojas, incluso envié algunas al propietario. Dejaría de llamar al piso y amenazarme con mi desalojo, por un tiempo. Los pagos trimestrales siempre me exasperaban y él amenazaba con un aumento de precios. Mi rollo duró la mayor parte de un mes y mis apuestas aumentaron. Estaba montando la ola, la marea de ganar. Efectivo en cuentas, tarjeta de crédito limpia, facturas pagadas, la mayoría de ellas, tenía que mantener la oportunidad. Cincuenta en esto, cien en eso, solo veinte en otro, estaba montando esa ola entre verla. Ni siquiera el trabajo me deprimió. Zambullirse saliendo del trabajo en la tienda de apuestas, a solo cien metros de distancia. Antes de que nadie se diera cuenta me había ido. En la sala de informática, sintonicé los servicios de resultados en Internet, cada victoria era recibida con una sonrisa y otra apuesta.

# # #

Still Life

Still Life With Onions circa 1897 by Cézanne Entonces...Ella... Almohadas, almohadas ensangrentadas, nunca en el lugar correcto. ¿Por qué las malditas cosas no pueden quedarse donde las necesito? Golpeé el centro de la segunda almohada con el puño. Luego la tiré al suelo. Yo había estado allí, acostada allí y él simplemente me mintió. Directamente a mi cara mintió. No me estaba engañando, no me golpeó ni me obligó a hacer nada que no quisiera. En todo caso, lo presioné, especialmente en la cama cuando tengo uno de mis estados de ánimo. Entonces lo quería aquí a mi lado, dentro de mí. En cambio, lo eché, loca, furiosa, exasperada. ¿Cómo pude ser tan estúpida como para creer en sus mentiras? ¿Cómo podía ser tan estúpida? Al principio había parecido un poco divertido, sus constantes desafíos con ese idiota de Jim. Ese bastardo que había tratado de tocarme la segunda vez que nos vimos en el maldito pub. Él no sabía eso. No sabía cómo era Jim. Pobre Sandra, ¿cómo aguantaba a Jim? ¿Cómo no me di cuenta de que los pequeños desafíos eran apuestas reales y que él sería absorbido por el mundo de Jim? Todos ofrecían desafíos, pequeños juegos, incluso en el trabajo. Allí, David, mi gerente, hablaba constantemente sobre la posibilidad de ganar una licitación o si un cliente firmaría, mientras me miraba las piernas y las tetas. No es que David hubiera hecho nada alguna vez. Tenía demasiado miedo de los tribunales laborales y del director de recursos humanos para hacer eso. Hubo esa fiesta de Navidad en la que casi me abrazó, pero afortunadamente logré retroceder. Entonces lo conocí, el bastardo que se había jugado el dinero de las vacaciones en Venecia. No debo volver a llorar. Había llorado por teléfono a mamá y luego a Sandra. "Te decepcionaste, dejaste que él te atacara, ahora recupera la compostura". "Gracias mamá, eso no es de mucha ayuda", rara vez lo era, sin apoyar la mudanza que había hecho a Londres. Aun así, papá me había ayudado, enviando el cheque por el depósito fijo y luego las flores cuando me mudé. Sandra fue más comprensiva, ya lo había descrito durante una discusión borracha: "Es bastante bombón". Sentí una punzada de celos y protección, así que a Sandra le gustaba. "Eres tan afortunada; Jim es un idiota. Sigo dejándolo

volver a mi vida". El espejo necesita una limpieza, me doy cuenta al revisar mi maquillaje. O eso o mis ojos se ven peor de lo habitual. Me había permitido enamorarme de su charla tranquila. Corriendo desde la lluvia en la Galería Nacional, y luego en la cafetería. Eso fue hace casi un año. ¡Qué perdida de tiempo! Hablando de arte como si supiéramos de lo que estábamos hablando, mientras él me estudiaba y yo, a él. ¿Estaba apostando incluso entonces? Tirando su dinero en esas malditas vías rápidas de las que Jim siempre hablaba. "Sandra, sé que es atractivo", sentí ganas de confesar volviendo a nuestra conversación borracha, "nunca me había sentido tan obligada a estar con alguien. Probablemente pura lujuria". Me reí y ella se unió, mientras bebíamos más vino. Luego hablé en serio: "Me asusta, quiero decir, no soy una violeta que se encoge, pero la reacción que causa ... tengo que luchar contra ella constantemente. No es que él se dé cuenta, a menos que le envíe un mensaje de texto. Incluso cuando nos conocimos en la cafetería del National, si me hubiera pedido que fuera a su casa, en ese momento, habría ido". Sandra parecía escéptica, "No puedo decir que me haya cruzado con un tipo que me haya hecho sentir así". Ella miró soñadora en la distancia. Continué con mi confesionario, "No sé cómo lo resistí durante dos citas enteras", sonreí, "solo determinación y oportunidad, supongo. Luego, cuando estuvo conmigo la primera vez ... fue mejor que cualquier cosa que pudiera haber imaginado, todavía lo es". El espejo me molestaba ahora, tendría que limpiarlo por la mañana. Limpiar la casa, sacar el olor de su loción para después del afeitado del dormitorio. Podía sentirlo incluso sobre el olor a cebolla de nuestra comida anterior. Maldito sea, maldita sea la apuesta. ¿Por qué juega, simplemente tira su dinero? Me refiero al sorteo de Grand National o algún boleto de lotería, pero ¿esto es todo el tiempo? "Jim es igual", Sandra se ofreció más para decir algo que para interrumpir mi línea de pensamiento. "Pensé que era solo una charla de pub, pero no lo es, son cientos y ahora miles.

¡Tiene que parar!" Mi voz se elevó, me calmé. “Mamá me lo dijo, me advirtió, pero yo no escuché. Ella me dijo que había algo malo con él". Otro trago de vino. "Pura lujuria al principio y ahora amor, maldita sea, lo amo". Mi copa de vino golpeó la superficie. Sandra no respondió, solo tomó mi mano brevemente, antes de servir otro vaso de la botella casi vacía. "Tienes que hacer algo." “Sé que no puede seguir así, no puedo confiarle el dinero. No puedo confiar en que no me mienta. ¿Cómo podemos construir un futuro juntos si él está dispuesto a apostarlo por una de las sugerencias de Jim?" "No es solo Jim", Sandra estuvo, por una vez, a la defensiva de su novio, "él puede tomar sus propias decisiones". “Lo sé, pero Jim lo anima. Lo siento, no es culpa de Jim, es suya". Terminamos el vino y Sandra se fue a casa. Las llamadas y los mensajes perdidos habían aumentado en mi teléfono.

***

"Hola Sandra, ¿qué debo hacer?" Volví a hablar por teléfono a la mañana siguiente. “Le dije que lo encontraría esta tarde en el National, lo quiero pero si voy a la galería me rendiré. Todo estará bien, y terminaremos en la cama, y luego él apostará más. A continuación, será nuestro dinero. Te hablé de que obtuvimos una cuenta compartida para comprar un lugar juntos, lo hemos discutido". Escuché la respiración profunda de Sandra y pude sentir venir la dura verdad. "Sabes lo que tienes que hacer, no puedes ir. Anoche pensé que habías dicho que no lo volverías a ver. Quiero decir, ¿cuánto tiempo falta para que todo lo que tiene se haya ido, y luego seas arrastrada a eso? Es como un alcohólico o un drogadicto que se destruye a sí mismo y derriba a todos a su alrededor. ¿Qué sigue? ¿Los alguaciles llamando a la puerta cobrando una deuda de juego vencida? ¿Es eso lo que quieres? ¿Dónde te pondrá eso?” "Tienes razón", colgué con solo un susurro de despedida. No, no dejaré que eso me pase a mí. No puedo lidiar con eso. Solo estoy evitando la decisión que sé que tengo que tomar.

# # #

The Japanese Bridge

The Japanese Bridge, The Water Lilly Pond 1895 por Claude Monet "Cuando los tiempos se pongan difíciles, puedes recurrir a nosotros, no te rindas, por favor no te rindas" Peter Gabriel "No te rindas" Entonces...Él... Pasamos muchas horas felices en la Galería Nacional, paseando por los pasillos o simplemente sentados y irando las pinturas. Puede parecer un poco extraño, dados nuestros antecedentes. Yo era de sistemas informáticos para una empresa financiera y ella era recepcionista en PA para una empresa de servicios. Sin embargo, el arte fue la conexión. Nos habíamos conocido en Trafalgar Square, accidentalmente, ambos saliendo de la lluvia en una pausa para el almuerzo. Habíamos intentado pasar por la misma puerta al mismo tiempo, luego fuimos a la misma sección de la galería. De pie frente a The Japanese Footbridge de Monet, a veces llamado The Water Lilly Pond, me disculpé por tropezarme con ella. Luego, con sensatez, me quedé en silencio mientras ambos miramos el cuadro. Dejé que disfrutara el momento, hasta que me volví y la encontré mirándome. Ella no apartó la mirada. "¿Café?" Pregunté, ella se había detenido y considerado mi pregunta. No hubo imprudencia ni temeridad antes de que ella diera una respuesta afirmativa. Su cabello se había mojado, a pesar de su paraguas mojado cerrado. Su chaqueta ligera cubría un vestido de verano de una pieza. La lluvia de junio nos había sorprendido a los dos. Mi teléfono en el bolsillo de mi camisa vibró, mis hombros estaban húmedos porque no tenía paraguas. Me estiré para evitar que el material se pegara. Ella tomó un café con leche, mientras que yo me quedé con mi americano habitual. Se rió de mi tercera disculpa por tropezar con ella. "¿Vienes aquí a menudo?" Preguntó con un brillo en sus ojos verde grisáceos y una sonrisa mostrando sus pequeños dientes blancos casi perfectos. "Lo intento, a la hora del almuerzo, es un buen descanso del trabajo". Me quedé deslumbrado. "Yo también", su sonrisa era fascinante, sus ojos brillaban.

"Me encanta The Bridge", ofrecí. A ella también le encantaba. Le encantaba mucho arte, muchas pinturas. “Quería trabajar en una galería”, confesó en la cama después de nuestra primera vez tres semanas después. "¿Moderna o más tradicional?" Acaricié su cabello hasta los hombros, con mi mano descansando sobre su hombro pálido. Entonces mi toque se deslizó por su brazo, se acercó y me besó. Ella nunca respondió.

***

Yo estaba al lado de la pintura respondiendo a su texto tres menos diez. La galería no estaba especialmente llena de gente, pero no podía verla. Me aparté para mirar los impresionantes colores a través de los turistas y visitantes. Tres mujeres japonesas estaban discutiendo algo y gesticulando hacia una parte particular del lienzo, mientras un guía y un guardia observaban sin comprender. No es que yo pudiera entender lo que decían.

***

No pude entender su reacción, no era la primera vez que perdía dinero, normalmente no tanto pero fue lo que hice. En nuestra primera cita adecuada, había estado esperando otra apuesta. Nos habíamos reunido para tomar una copa el viernes por la noche después de la reunión de la galería. Había apostado cincuenta por el resultado de un partido de cricket, no es que me guste el cricket. La apuesta se dividió en veinticinco sobre el resultado, una certeza que Jim había dicho, y luego una extensión de otros veinticinco en el margen ganador. Esa había fallado, no que yo le hubiera dicho a ella. Había querido ir a un lugar más tranquilo lejos del ruidoso pub con televisores enfocados en los deportes. Me alegré de complacer después del resultado, y mencioné casualmente que tenía una apuesta al equipo que jugaba y que había perdido. Ella había tomado un taxi a casa. Dos citas más, durante las cuales gané cinco apuestas distintas, varios cientos desde que la conocí. Luego, una apuesta real, Jim había rechazado las probabilidades después de reunirse con ella dos veces. Fuimos a su casa la primera vez, un pequeño apartamento con una cama individual al que se había mudado tres meses antes. Me había echado a la medianoche. Rara vez me dejaba quedarme o se quedaba en la mía. Algunos sábados por la noche podía quedarme o ella se quedaba conmigo. Hacía casi un año que habíamos estado juntos. Hicimos lo de conocer a los padres, nunca había hecho eso antes. Lógicamente, deberíamos habernos mudado juntos. Nuestra primera discusión no había sido sobre apuestas, sino sobre mí derramando un café en la alfombra de su salón. Por supuesto, durante la última pelea, ella había dicho que la discusión no había sido por el café. ¿Cómo se supone que iba a saberlo? Se trataba de las apuestas, y de que yo debería haber sabido que de eso se trataba realmente. Se esperaba que supiera a qué se refería. "Ya deberías conocerme", exclamó, pero soy imprudente, desconsiderado, irreflexivo. No hubo estancia esa noche. Ningún abrazo amoroso en las primeras horas de la mañana, ni un momento de regreso a la cama después del desayuno. Solo un frío paseo a casa bajo la llovizna después de haber perdido el autobús nocturno. Luego silencio durante una semana.

***

Las tres y cinco y ella no está aquí. Casi me quedo dormido esperando, mientras miraba la pintura. Quiero moverme para ver otras imágenes, pero estoy congelado por no querer perderla. Retrocedo hasta el asiento de madera, podría tomar las otras imágenes, pero es posible que ella no me vea sentado allí. Reviso mi teléfono, no más mensajes. Me resisto a volver a enviar mensajes de texto preguntando dónde está. No quería parecer desesperado, incluso si lo estoy. ¿A quién engañaba? Mis mensajes de texto y llamadas ya le habían dicho que estaba desesperado.

***

Jim habría dicho algo si hubiera sabido que estaba aquí desesperado por ver a una chica. Siempre estaba señalando posibles objetivos para la observación, el ofrecimiento de bebidas, un toque o blarney, lo llamaba, aunque no era irlandés. Conmigo fuera del mercado acercándose por su cuenta había tenido menos éxito, se quejaba. "¿Al menos vamos a tomar una copa?" Sonaba exasperado, pero luego pidió en una declaración. "Cinco a uno puedo salir con la rubia". "No, estoy viendo ..." "Jesucristo compañero, dale un descanso, lo sé, siempre la estás viendo". Asentí en señal de disculpa, "¿Cómo está Sandra?" "No preguntes", dio un sorbo a su cerveza y le dio un guiño exagerado y un gesto de su vaso hacia la rubia. Ofrecer y luego ser rechazado como dos tipos, reconocí vagamente, me uní al objetivo previsto de Jim. Debería haber aceptado las probabilidades. Salí a encontrarla en su casa con más posibilidades de ganar.

***

Detrás de mí supe, sin mirar, estaba The Execution of Maximilian de Edouard Manet. La pintura parcial mostraba cómo me sentía. En la sala de espera esperando lo que temía sería la ejecución de nuestra relación. Me reí de mí mismo recordando el episodio de Blackadder y el chiste de "Listo, apunta, dispara". No era una broma. Pasaron diez y ella todavía no está aquí. Me enoja que ella no estuviera ansiosa por hacer las paces, o eso significaba que me estaba dando el empujón. ¿Había amenazado, aunque en broma una vez antes, con el juego o con ella? Debería ser una decisión sencilla, fácil, no imprudente y no precipitada. Necesitaría ser audaz y valiente. Como el barco representado por Turner sentado en otra galería. Luego gané una apuesta y le compré algunas flores. Me dije a mí mismo que no estaba fuera de control. No estaba endeudado, aparte de mi tarjeta de crédito y eso era solo un par de miles, principalmente con el depósito para las vacaciones en Venecia. El dinero para pagarlo se había ido, pero no era un gran problema. Podría pagarlo, aún podríamos ir, solo tenemos que retener los costos mientras estamos allí. ¿Dónde estaba ella? Ahora son las quince. Reviso mi teléfono una vez más. Venecia estaría bien, lo haría posible, tal vez conseguiría que mi jefe autorizara algunas horas extra. No más apuestas. Sonreí con mi propia broma, no es que jugara a la ruleta. Caballos online, partidos, transferencias, diferenciales. No pude usar la tarjeta de crédito ya que las casas de apuestas solo aceptaban domiciliaciones bancarias. Luego, la tarjeta de crédito se utilizó para cubrir con un anticipo en efectivo. Ella se había horrorizado ante mi estupidez. "¿No entiendes que cobran intereses sobre el adelanto en efectivo?" De repente me molesté: "¡Es mi dinero!" Lo incorrecto para decir; como una explicación de que no le pedí dinero prestado. Yo no haría eso. Estaba bajo control pero, si dijera eso, estaría itiendo que era algo que necesitaba ser controlado. Estaba bajo control. Podía rechazar apuestas. Había rechazado las probabilidades hace solo dos días. Ahora mis probabilidades parecían sombrías. Una posibilidad remota, un caso perdido. ¿Eso es lo que pensaba? Pasaron veinte y seamos sinceros, ella no vendrá. Habría sido una reunión tensa. Duras palabras susurradas en la galería, las mías habrían sido ruegos para evitar

la ejecución. Soñé despierto, como si fuera Lady Jane Grey en la torre. Con los ojos vendados por mi propia estupidez y esperando que caiga el hacha, o con la ejecución de Maximilian, a que disparen las balas. Al enfrentarte a un pelotón de fusilamiento, me pregunté si escuchabas las balas. Estaba desesperado por escuchar sus balas, eso significaría que al menos ella estaría aquí. Me paré y caminé alrededor de los otros espectadores. Ella no estaba allí. No, la mujer que miraba a Maximiliano no era ella. Tampoco se vislumbró a la mujer cruzando la entrada de la galería. Llamé la atención del guardia mientras me apresuraba a ver si era ella. Estaba fuera de la sala de la galería. Entré en pánico de que ella pudiera haber entrado por una puerta diferente, así que caminé rápidamente alrededor y de regreso. Luego volví a caminar, en caso de que ella estuviera caminando tratando de encontrarme, el pánico siguió aumentando. ¿Continuaría esta media persecución para siempre? "¿Está bien señor?" El guardia era quince centímetros más alto que yo y bloqueaba mi tercer reingreso a la galería. El puente japonés estaba fuera de lugar detrás de él. "Lo siento", ¿por qué me estaba disculpando? "Estoy buscando a alguien." "Ya veo, bueno, tal vez no esté aquí". No quería irme, escudriñé el pasillo detrás de él lo más lejos que pude. Arrastró los pies en mi punto de vista. "No, iré a buscar en otra parte". “Buena idea, señor”, no hubo una sonrisa, ni un paso atrás. Me di la vuelta y me fui. Fui a la cafetería y escaneé a los clientes, ella tampoco estaba allí. Regresé a la galería evitando al guardia. Ella no estaba allí. Cuarenta y cinco minutos después de la cita, ¡ella no estaba allí! Fui y miré a los Turner, a los agentes, de vuelta a la galería. Volví a revisar el mensaje de texto, esperando contra toda esperanza haberlo leído mal, luego podría disculparme por llegar tarde o simplemente llegar temprano para una reunión posterior. Tenía el momento adecuado, el lugar adecuado y el resultado incorrecto. Fui a su piso. Ella no estaba allí. Llamé por teléfono, sin respuesta, solo correo de voz, envié un mensaje de texto. "Te extrañé en el puente, ¿estás bien?" Sin respuesta, esperé fuera de su apartamento una hora más. Fui a casa. Puse a Peter Gabriel y Kate Bush cantando Don’t Give Up pero ella lo hizo, y la voz de

Kate me destruyó a medida que cada sílaba me recordaba a ella. Lo apagué y miré fijamente la televisión durante varias horas.

# # #

The Grand Canal

Venecia: los tramos superiores del Gran Canal con St Simeone Piccolo alrededor de 1740 por Canaletto Nunca...Él... Si hubiéramos ido a Venecia, habría tenido frío en el avión. Su ligero vestido de verano listo para el calor italiano estaría cubierto por un ligero cárdigan. Los colores pastel combinando perfectamente. El azul pálido resaltando sus ojos. Así fue como me lo imaginé. Así fue como me imaginé llegando al aeropuerto, luego al tren y luego al hotel en el centro de la ciudad. Habría estado caluroso entonces, se habría quitado el cárdigan y lo habría cubierto con un brazo con su pequeño bolso con ruedas tirado por la otra mano. Habría estado a su lado, mi propia maleta atascada en los adoquines fuera del hotel. Nos hubiéramos registrado y luego, antes de que pudiera arrastrarla a la cama, habríamos estado haciendo coincidir las vistas modernas con las pinturas al óleo de Canaletto. Habríamos comparado la luz y los colores del agua. Ella habría irado la composición arquitectónica y yo habría irado sus piernas. Entonces podría haberme llevado a la cama antes de la cena. Eso es lo que pudo haber sucedido, pero no sucedió. Las vacaciones fueron desaprovechadas. Incluso esperé en Stansted por si aparecía para el vuelo. Ella no vino. Nada de ella desde el texto para la National Gallery y su fracaso en aparecer. Intenté no llamarla ni enviarle mensajes de texto. Me prometí a mí mismo que no llamaría durante una semana. Duré dos días. Quizás ha perdido su teléfono, me engañé. Me arrastré hasta el National el día después de que deberíamos haber estado de pie mirando el Gran Canal. En lugar de Venecia, tenía pasillos abarrotados y vislumbres de la vista. Turistas arrastrando los pies, tosiendo sobrecargados de abrigos, agarrados a niños aburridos. Estudiantes de arte dibujando el trabajo del maestro para sus propios portafolios. Ella no estaba allí, no es que le dijera que me iba. Yo también podía hacer el tratamiento silencioso. Sin llamadas desde el día anterior, sin mensajes de texto. Yo sobreviviría, ella volvería arrastrándose. Al día siguiente estaba llamando, enviando mensajes de texto desesperado por escuchar solo la voz de su contestador.

***

Entonces...Él... "Mierda, todo es una mierda", me maldije. Revisé mi tarjeta de crédito, mi cuenta bancaria, cuánto me quedaba, podría obtener. Jim me había hablado de una oportunidad de tres a uno. Mi suerte tenía que cambiar. Sandra profesó. "No he sabido nada de ella", mientras evitaba mi mirada. Mentirosa, luego cambió de tema y entoces nos abandonó por la cerveza y el estudio a los expertos en fútbol de los sábados, mientras ella iba al baño de damas. Si ella no respondía a mis llamadas, visitas y mensajes de texto, ¿por qué no apostar como yo quería? ¿Por qué escucharla en mi cabeza cuando en realidad no me hablaba? Estaba enojado, enojado, imprudente y estúpido. Me las arreglé para juntar seis mil, adelantos en efectivo, en una nueva tarjeta y un bote de pensión cobrado. El arrendador podía esperar por su renta trimestral vencida. Hice la apuesta y esperé. Con la esperanza de que llamara, pero sabiendo que probablemente no lo haría. ¿Cuáles eran mis posibilidades de esa probabilidad remota? "¿Por qué no viniste a la Galería? Me pediste que estuviera allí, por favor llámame, por favor". No es genial como último mensaje para pasar a la historia como palabras icónicas. No hubo poesía chispeante o un epílogo cuidadosamente redactado, solo una súplica llorona, mis sollozos estaban en mi boca mientras hablaba. No hubo respuesta.

***

Una cerveza con Jim, estaba mirando al talento local de nuevo, ignorando mi estado de angustia. Luego, la conversación inconexa se centró en las próximas apuestas. "¿Tres a uno?" "Sí, no está mal, puedo pegarle un mono yo mismo". "Estoy dentro." "¿Pensé que estabas superado y a ella no le gustaría?" "Ella puede ir ..." Sandra apareció de nuevo con la ronda de bebidas. "Tengo la masa". "¿Otra apuesta?" El desdén de Sandra era claro. "Nada que ver contigo, cariño", afirmó Jim. "No, claramente no, así que los dejo a ustedes chicos". Sandra se alejó pisando fuerte, las uñas brillando como de costumbre. "Perra", dijo Jim después de ella, pero con su cerveza, "se está convirtiendo en un verdadero dolor, como la tuya". Traté de estar de acuerdo con él, pero sentí que el dolor era de otro tipo. Obtuve un número no disponible en su teléfono, en lugar del correo de voz que esperaba, en contra de las probabilidades de que ella realmente respondiera. Un tercer resultado el doble cero de la ruleta ni rojo ni negro par ni impar. Todas las apuestas a menos que seas el loco entre treinta y seis en una mesa europea. Llamé a su madre, me colgó de nuevo. Eso había sido una certeza de carrera, sin posibilidades.

***

No me impidió apostar, tratando de cambiar el rumbo. Por supuesto que la marea no cambia para nada ni para ningún hombre. Rey Canuto del mundo de las apuestas, ahogándose mientras el agua sube. El tres a uno habría sido bastante malo, pero un tercio de él estaba en una apuesta lateral extendida. Perdí, perdí mucho, especialmente en la propagación. Estaba tan sorprendido que no fui a trabajar. No la llamé ni fui al pub. Me acosté en mi cama ignorando los golpes en la puerta del propietario. Ignoré todo hasta que la Policía derribó la puerta por temor a que encontraran un suicidio, en lugar de un idiota con los ojos nublados, deshidratado, imprudente, que no respondía a las preguntas básicas. Sin trabajo, sin un centavo, sin novia y sin hogar, pasé los siguientes meses en un estado borroso viviendo con mis padres. Lejos de Londres y lejos de cualquier posibilidad de arla o encontrarla. Mi teléfono móvil se había ido, todo lo que una vez tuve se había ido, junto con ella. Tuve que intentar pagar parcialmente las deudas que no podía cubrir por completo. Estaba en bancarrota. Un perdedor deprimido y apostador, que había apostado al rojo y resultó ser negro. Me iban a seccionar en una etapa, pero algunas drogas del médico me levantaron el ánimo mentalmente, mientras soñaba despierto que era feliz. La realidad era una habitación diferente a la que no quería entrar. Mis padres se preocuparon por mí, me arrastraron de regreso a una versión de la realidad que preferiría ignorar. Temían por mí. Ocho meses después de salir de Londres, mi madre me mostró un anuncio para trabajadores de informática en el extranjero. Una nueva vida llamaba. Una nueva oportunidad tomando menos y diferentes oportunidades.

# # #

Starry Night Over The Rhone

Starry Night Over the Rhone por Van Gogh 1888 Ahora...Él... Había sorprendido a mi esposa con un fin de semana en el valle del Ródano. Fue un intento desesperado por mi parte de agregar algo de chispa a nuestra vida juntos. Quizás ella se dio cuenta de que era un último movimiento también. En lugar de las discusiones habituales sobre la carga de trabajo y de que no tenía tiempo, limpió su diario y canceló otra visita de servicio de tíos y tías. Los vuelos en clase ejecutiva y un buen hotel en Aries son cortesía de mi abultada cuenta de millas aéreas. Había estado allí varios años antes para una conferencia discreta sobre enlaces de informática en Birmania. No le mencioné eso a mi esposa, quien se habría molestado. La noche estaba despejada mientras tomábamos una copa de vino en la terraza en nuestra segunda noche. Fue después de la cena cuando el sol se puso y las estrellas parecieron estallar en el cielo. Las luces reflejadas resaltaban el río convirtiendo los yates cercanos en siluetas. Nos sentamos en silencio mientras contemplaba la escena, sabiendo muy bien a qué me recordaba. Lo que quería que me recordara. "Un centavo para ellos", su voz era suave, casi somnolienta. "Solo de pensar en la vista, me recuerda a una imagen". "¿Cuál esta vez?" Ella no era una entusiasta del arte, pero sabía que yo todavía lo era, aunque no había visto esta pintura en la vida real durante años. Evité la National Gallery de Londres. Evité casi todas las galerías, a menos que me encontrara con una en una ciudad extranjera. “Un Van Gogh, se llama Starry Night Over The Rhone. La vista es casi la misma que ahora, aparte de las farolas eléctricas en lugar de las lámparas de gas originales". “Creo que me lo mostraste en ese gran libro tuyo. Probablemente fue más romántico entonces, más suave". Se echó el pelo detrás de la oreja. Un pendiente de gota estaba expuesto y brillaba, no podía ver el otro. Los había comprado en Amsterdam para nuestro

quinto aniversario de bodas. "Sí, probablemente una luz más suave". Bebimos nuestro vino. "¿Qué vamos a hacer?" Preguntó de repente, sentándose hacia adelante y girándose ligeramente para ignorar la vista, su voz más despierta e interrogante como si estuviera en la corte. "No podemos seguir así, no es bueno para ninguno de los dos". Ella pareció aliviada de que hubiera respondido a la intención de su pregunta. "No, no lo es." Una pausa que se alargaba antes, "Lamento haber estado pensando en esto por un tiempo". El cabello se movió hacia atrás nuevamente, sus ojos mirando hacia abajo antes de que pareciera controlar sus sentimientos. Decidida, dijo: "Y ahora tengo una oferta que quiero aceptar". "¿Alguien más?" Me di cuenta por su expresión que era una pregunta tonta. "Lo siento, ¿qué oferta?" "A la empresa le gustaría que me hiciera cargo de la oficina canadiense". "¿Vancouver?" "Sí", tomó mi mano, mirándome más intensamente de lo que lo había hecho durante años, podía ver lágrimas y determinación en sus ojos. "Así que una asociación, eso es bueno, te lo mereces". "Gracias, pero significa..." "Lo sé..." las estrellas parecieron atenuarse y los reflejos desaparecieron cuando una brisa enfrió el aire. "Cariño", su voz era un susurro vacilante, "seamos realistas, nos estamos destruyendo lentamente el uno al otro. No quiero terminar odiándote a ti, así como a tu trabajo". Intentó sonreír, pero una lágrima se deslizó lentamente por su mejilla. Ella no odiaba mi trabajo, solo algunos de mis clientes. "Ambos necesitamos un nuevo comienzo, esta oportunidad, la asociación, nos da a ambos la oportunidad".

Puede que una breve rabia haya cruzado mi rostro. Ella se sentó, antes de que mi expresión se suavizara. ¿Por qué debería estar enojado? Lo que estaba diciendo era exactamente lo que había estado pensando durante meses, si no años. "¿Cuándo vas a ir?" Mi aceptación ya era clara. Su rostro se iluminó, lo peor había pasado. "Unas pocas semanas; lamento no haberlo mencionado antes. Has estado bastante lejos". "Lo sé." Estuve en Australia, Nueva Zelanda, Tailandia y Estados Unidos en los últimos dos meses cuando el invierno de Gran Bretaña se convirtió en primavera. Había planeado el fin de semana solo para pasar un tiempo a solas con mi esposa. No esperaba este resultado, pero tal vez había anticipado una crisis. Ahora estaba claro por qué había aceptado el viaje al lado del Ródano. Era una oportunidad para hablar y decidir. “Apenas nos vemos, y simplemente flotamos juntos, si tuviéramos...” Hubieron más lágrimas ahora. Mis ojos también se llenaron de lágrimas. "Está bien", agarré su mano a cambio, y luego acaricié su mejilla con mi pulgar para quitar una de las lágrimas. No había nada más que decir sobre ese tema. "¿Le has dicho a tu mamá y hermana?" "No, todavía no", al menos no fui el último en enterarme como un sórdido asunto. "Sin embargo, tengo que hacer esto, ¿entiendes?" "Sí." "Todavía te amo, lo sabes, pero no de la misma manera, no quiero perder tu amistad también". Había un tono de súplica en su voz y expresión, acercó mi mano. "Está bien, realmente lo está, es solo una de esas cosas". Retiré mi mano suavemente y bebí un sorbo de vino. Le devolví la mano agarrando la suya esta vez, "Te irá bien en Canadá". "Eso espero, lo siento mucho, por todo, no quiero abandonarte". "No me estás abandonando, en todo caso acaso yo te he abandonado, cada vez que me fui".

"Sin embargo, nunca me engañaste". Era una afirmación, no una pregunta. "No, no lo haré, no lo hice". "Sin embargo, no siempre estuviste donde dijiste que estabas". Otra afirmación, no es de extrañar que no pudiera decir que estaba en el invierno de Chicago y luego volver con un bronceado sin que eso sea cuestionado. "No, bueno, no quería preocuparte". "El dinero no lo es todo. Lo siento, no soy crítica y difícilmente puedo reclamar la autoridad moral sobre las horas de trabajo". "Aún así, tienes tu recompensa ahora". "Sí, ese tipo de recompensa de todos modos". "No podemos volver atrás y cambiar las cosas, la vida no es justa". "Sin embargo, podemos cambiar las cosas ahora, un nuevo comienzo para los dos, lo necesitamos, pero no te quedes sin trabajar". Dudó claramente tratando de decir algo aún más duro. "Puedes encontrar a alguien más, tener... puedes tener los hijos que no pude darte, darme a mí misma". Ella sollozó, las lágrimas caían con fuerza ahora. Me levanté, fui y la acerqué murmurando palabras suaves, reconfortándola y abrazándola. Ya no su amante, pronto dejaría de ser su marido, solo un buen amigo. "No sé si puedo hacerlo con alguien más, amor. No sé si lo quiero todavía. Quizás fue solo nuestra mala suerte". "Mía, quieres decir." Regresé a mi asiento sosteniendo su mano una vez más. "No, la nuestra, detuve la adopción o mis antecedentes y mi trabajo lo hicieron". "No habría sido lo mismo... mírame en qué estado estoy, estropeando la vista". Miró alrededor de la terraza mientras usaba una servilleta para secarse las lágrimas. Había otra pareja al otro lado de la terraza arrastrada en su propio momento. El camarero estaba siendo muy discreto. Se liberó de mi agarre y desapareció dentro para arreglar su maquillaje en el baño de damas. Bebí un

sorbo de vino y me quedé de pie mirando la vista. Oportunidad, suerte, no quería que eso reflejara mi vida. Me había apartado del juego. Cuando regresó, nos retiramos por la noche, como dicen. La misma cama, pero de espaldas el uno al otro y pensamientos para nosotros mismos. Cuando viajamos de regreso, un día antes de lo planeado, nuestra discusión se centró en aspectos prácticos, no en emociones. Nos sonreímos el uno al otro con más frecuencia de lo que lo habíamos hecho durante meses, si no años. La tensión se rompió, vendrían más lágrimas pero el alivio era palpable. Comprendí por qué y todo lo que quedaba era amistad afable y papeleo. Años despedidos con venta de casa, separación de otros bienes, piso alquilado nuevo y divorcio pendiente. Ella estaba en Vancouver antes de que me diera cuenta. Aún así, ahora podía aceptar algunas ofertas sin sentirme culpable por mis viajes. Aceptaría una oferta de tres meses para instalar los sistemas de una compañía petrolera. Los había estado postergando, prevaricando, a diferencia del final de mi matrimonio. No había nada que me detuviera ahora. El nuevo piso estaba lleno de cajas, pero no mi presencia. Al menos no hacía eco de los fantasmas de los niños que nunca lo fueron.

# # #

Los niños me están volviendo loca

The Obliteration Room por Yayoi Kusama 2011 Ahora...Ella ... "Los niños me están volviendo loca, mamá". "Tu eras igual". "Eso no ayuda, mira, realmente lo necesito, quiero decir, quiero ir a esta apertura. Mamá, por favor". "Oh, supongo que sí, pero si tu Nathan no se porta bien, esta será la última vez". Sabía que era una amenaza vacía. "Los dejaré a las seis". "Esta bien, te veo después." La conexión del teléfono se cerró. Estaba de pie en el pasillo y podía oír el ruido del salón. Nathan estaba molestando a su hermana una vez más. “Nathan”, le dije, “deja de enfadar a tu hermana. Ambos tienen que recoger sus juguetes. Van a casa de la abuela". Una cara sucia apareció por la puerta de la sala. "¡La abuela es genial! Puedo llevarme mis transformers". "Estoy segura de que la abuela está deseando que llegues". El sarcasmo se desperdiciaba con los niños, lo sé. Ahora una taza de té es lo que necesito. Entonces puedo dedicar un tiempo a limpiar después de dejar a los niños antes de prepararme. "Mamá, ¿dormiremos en casa de la abuela? Porque papá dijo que nos vería mañana". El rostro de Ellie parecía preocupado. Por alguna razón, todavía amaba a su padre a pesar de que casi los había abandonado a todos. "Verás a tu papá mañana, no te preocupes. Te llevaré con él después de que te recoja en casa de la abuela. ¿Okey?" "Okey." Los lindos rizos desaparecieron en el salón. Nathan reapareció con su

mochila escolar llena de transformers. "Todavía no Nathan, iremos más tarde, te llevaremos allí a las seis. ¿Qué hora es esa?" "Eso es fácil, mano grande", hizo una pausa pensando en la respuesta correcta, "la manecilla de los minutos hacia arriba y la manecilla pequeña hacia abajo, pero no quiero hacer la tarea. ¿Podemos ver un video?" Los rizos reaparecieron inmediatamente, "¿Podemos, por favor?" "Está bien por un rato, pero mantén el volumen bajo". No otro dolor de cabeza, podía sentir la tensión en la parte posterior de mi cuello. Quité dos juguetes de la mesa de la cocina y finalmente preparé una taza de té, se oían risas desde el salón donde estaba puesto Toy Story o Shrek. Levanté la tapa del portátil y revisé mi correo electrónico. Nada nuevo, solo la invitación de Claudia a la galería de sus jefes. Había una exposición de escultura moderna.

***

Normalmente no es lo mío, es decir, la escultura, pero la súplica en el correo electrónico y la llamada telefónica de seguimiento de Claudia fue insistente. "¡Por favor, ven, sin excusas, busca una niñera ya que habrá champán y hombres!" ¿Cómo podría resistirme? Los hombres eran fáciles de resistir, el champán no. "Oh, está bien, supongo que podría preguntarle a mi mamá". "Genial, pilchas alegres, estás de levante". "Claudia, ¿alguna vez te detienes?" Claudia, casi siempre, tenía una serie de hombres en movimiento. Yo no. Las madres solteras tenían que ser más exigentes. "No", se rió, "y tú tampoco deberías, ¡no la cosiste con el divorcio, sabes!" "¡Claudia!" Tuve que reírme de que podía ser terrible, especialmente cuando quería que me uniera a ella en su imposible búsqueda del hombre perfecto desaparecido. Una vez me había arrastrado vergonzosamente por los rincones más oscuros de una tienda en el Soho ofreciéndome comprarme un reemplazo masculino adecuado. Me había puesto escarlata porque no había estado prestando atención a la tienda en la que habíamos entrado. Me quedé roja hasta que finalmente me reí en el pub con una copa de vino. Afortunadamente, habíamos dejado el emporio del porno con las manos vacías, con Claudia riendo como una niña de diez años ante la expresión de mi rostro. Le dije que no existía el hombre perfecto, que todos eran unos bastardos. Parecía haber tenido mi parte. El Ex fue el último de varios, pero luego estaba él. El jugador, el hombre que me había roto el corazón. ¿Por qué estaba pensando en él ahora? Cada vez que Claudia mencionaba hombres, pensaba en él. Claudia nunca lo había conocido. Buen trabajo, habría intentado llevarlo a la cama. Con su figura y apariencia, muy pocos hombres podían resistirse a sus atracciones.

***

Entonces...Ella... Incluso en mi boda pensé en él. Caminaba por el pasillo agarrando nerviosamente el brazo de papá. De repente pensé que estaría él esperando, con ese idiota de Jim a su lado. En cambio, era el, ahora, Ex. Él y su padrino, que no era ni mucho menos el mejor. Tampoco mucho hombre, según Claudia, que había confesado después de que regresáramos de la luna de miel. Sandra había enviado una larga carta antes de la boda rechazando la invitación. Vivía con un chico en Brisbane y tenía un hijo pequeño, el dinero escaseaba, pero siempre sonaba feliz. Su regalo de bodas para nosotros fue un hermoso libro de mesa de café sobre Van Gogh. Mi nuevo esposo al revisar los regalos, después de nuestra luna de miel, lo había descartado. "No es particularmente útil". "Me gusta." Tenía resaca y no estaba de buen humor para revisar los regalos y preparar notas y cartas de agradecimiento. "Bueno, claramente era para ti." Miró la etiqueta. "¿Es la Sandra de Australia?" “Sabes que lo es. Ella es mi amiga más antigua". "Aunque no pudo asistir a la boda". Estaba enamorada, pensé que su comentario sarcástico era solo por la resaca. "Tiene un bebé y una pareja". "Supongo que es un largo camino". Él había cedido a regañadientes. Había pensado en él entonces mientras hojeaba el libro. Cada cuadro y cada galería me hacía pensar en él. Especialmente, girasoles y Van Gogh, paisajes y flores. A medida que nuestro matrimonio continuaba, llegaron los niños, él era mi recuerdo secreto. Mi ex no tenía conocimiento, yo no hablaba de mis otros ex novios. Después de él, el jugador, hubo varios, demasiados. Especialmente después de que Sandra se fuera a Australia. Entonces conocí al Ex.

Sandra, dijo en su primera carta enviada desde el otro lado de los océanos desde su nuevo hogar en Brisbane, que se había descarrilado gravemente. Ella no estaba tratando de hacerme sentir culpable, solo haciéndome saber que estaba mejor fuera de eso. Al igual que ahora, mejor lejos del Ex. Lejos de los recuerdos sería mejor. Dejar esos pensamientos sobre él para cuando esté sola, medio dormida en la cama o en el baño. No tiene sentido recordarlo, no tiene sentido jugar al qué pasaría si con mi pasado.

***

Ahora...Ella... Tuve que itir que, releyendo la invitación, estaba deseando que llegara. Sin embargo, tendré que tomarme las cosas con calma con el champán. Si el Bastardo huele alcohol, podría presionar para tener más nuevamente. Maldito si le doy una excusa, incluso si se está volviendo a casar. Ella le da la bienvenida. Estaba indecisa sobre si debería advertirle sobre el brazo oscilante o dejar que se enterara. ¿Quizás había cambiado de página o fue todo culpa mía, poner mi cara en el camino? Era el epítome de la cortesía en estos días. Yo conocía más que ese barniz. Conocía su ira oculta y conocía su brazo oscilante. Sin embargo, nunca había hecho daño a los niños. La disciplina era mi trabajo, como la casa. Pasé de ser una atractiva mujer soltera y profesional a casada con dos hijos y golpeada por mi esposo. ¿Cómo ocurrió eso? Murmuraba en mi té. Siete años, dos hijos, un adosado de tres camas en un suburbio de Londres. No hay mucho que mostrar por el dolor. Todavía podía sentir el escozor en mi mejilla. Dos veces, una con una disculpa, la segunda con la policía, los moretones, los tres puntos y él se fue. Con llamada a mamá para cuidar a los niños mientras yo iba al hospital. No le di la oportunidad de una tercera. Aún tengo la galería de mi propio escape del mundo. Afortunadamente, el acuerdo de divorcio y la división de la casa más grande permitieron el pago inicial. El acuerdo fue a mi favor y demasiado generoso, afirmó su abogado, antes de callarse cuando el juez mencionó la agresión. Demasiado generoso de mi parte en lo que a mí respecta. Una advertencia para él del trabajo local en lugar de antecedentes penales que pongan fin a una carrera. Ninguna historia periodística para exponerlo. No presenté los cargos, por agresión que causó daños corporales reales, que la agradable agente quería que hiciera. Podría haberlo hecho. Se disculpó y se arrepintió en el tribunal de familia, tratando de mantener algún a los niños. Jugando al buen padre cariñoso, no al monstruo que había aparecido en el balanceo de su brazo. Un fin de semana en dos y una semana en las vacaciones de verano que no había podido acaparar. Los niños, que ya tenían la edad suficiente, iban a la escuela, lo que significaba que podía pasar más tiempo en mi galería. La elección del arte y la ambientación eran mis ocupaciones favoritas y los precios y el marketing eran las menos. Obras originales de alta gama que cuelgan de las paredes encaladas. Mezclé

estilos tradicionales con pinturas más vanguardistas. Acuarelas, óleos, acrílicos, todo de un selecto grupo de artistas compartiendo el precio de venta. Tuve suerte, mi primer show se había agotado. Suerte y apuesta por el próximo artista. La galería había sido mi sueño durante años, quizás las bofetadas y el divorcio fueron el anticipo. Estaba desaliñada y necesitaba un nuevo cableado para obtener una mejor luz en el espacio. Papá había dedicado algo de tiempo a arreglar la pintura y los colgadores, bendito sea. Miré la foto del aniversario en el aparador y traté de no amargarme, pero lo extrañaba. Tres años desde su único infarto fatal, pobre mamá. Aun así, parecía estar bien. No hay tiempo para la introspección, necesito hacer las maletas de los niños.

# # #

Más girasoles

Sunflowers Vincent Van Gogh circa 1888 Ahora...Él... Las impresiones de girasoles estaban alineadas en la pared opuesta a la entrada de la galería en algún tipo de efecto mural. Proporcionaban el fondo de color yuxtapuesto a las esculturas expuestas. Me sorprendió lo abarrotada que estaba la galería. Mi boleto había sido enviado por uno de mis clientes porque dijo que no podía usarlo. Conociendo mi interés por el arte, me lo había ofrecido. Significaba que mi nombre no estaba en la lista de invitados de una estudiante demasiado joven. Bonita figura pero demasiado joven. Ella estaba vigilando la puerta, pero la tarjeta en relieve me permitió entrar después de una breve explicación y una sonrisa. La sonrisa que devolvió era falsa. Su mirada se volvió hacia la pareja que venía inmediatamente detrás de mí. Claramente los conocía a juzgar por los besos y los maullidos. Me moví a la sala principal, afortunadamente perdiendo el sonido del saludo y el recuerdo de la falsa sonrisa. ¿Quizás mi edad y mi versión de vestir elegante e informal no cumplían con las expectativas de la mujer? No es que estuviera buscando una pareja femenina. La decisión de venir había sido de última hora. Sí, me habían dado la invitación unas semanas antes, pero acababa de regresar de México y no estaba planeando salir por la noche. El desfase horario hacía que este completamente despierto.

***

Mi reloj biológico estaba por todos lados. Me había quedado dormido tratando de leer mi correo, pero ahora estaba despierto. Todo lo que había logrado en el piso era ponerme al día con algunos correos electrónicos. Las cajas de la casa vendida quedaron sin embalar. Me las arreglé para reservar los vuelos para mi próximo viaje. Otra compañía petrolera que desea algunos consejos sobre redes para un sistema de monitoreo de seguridad en tiempo real. Todo para ser entregado desde sus plataformas en el mar Caspio. Otro viaje a Bakú aunque esto sería solo por dos días. Antes de irme, necesitaba tener otra conversación con uno de mis otros clientes. Siempre querían saber adónde iba. Casi siempre les decía, pero no siempre. También podían tener algo de trabajo para mí, o eso habían dicho hace unas semanas. Debería haber llamado a mi ex, pero volvería a hacer un comentario sobre ese cliente. Hablamos cada dos semanas, ya que ella se había ido a Canadá. "Estoy saliendo con alguien", dijo en la última llamada hace más de diez días. Verifiqué si la declaración me hacía sentir celos. Mientras pensaba logré un, "Bien por ti, ¿es en serio?" "No lo sé todavía, su nombre es James. Es otro abogado, trabaja en el mismo edificio. Fue una suerte que nos conociéramos, nos tropezamos en el elevador". "¿Elevador? Suenas como un nativo". "Lo siento, el ascensor entonces." Podía verla sonreír, lo extrañaba, pero lo había extrañado en los últimos años de nuestro matrimonio. La mención del nombre de James, con la palabra suerte, inmediatamente me hizo pensar en Jim a quien no había visto desde mi crisis nerviosa. Esa fue una conexión extraña. Charlamos unos minutos. No sabía por qué me decía ni qué se suponía que debía decir. Supuse que eran buenas noticias, aunque un poco rápido en el esquema de las cosas, pero ¿quién era yo para juzgar? "¿Qué tal tú, estás saliendo con alguien?" "No, estoy demasiado ocupado en este momento".

No podía decirle que acababa de pasar una noche con una chica trabajadora, un lujo al que me había comprometido desde nuestra separación. Realmente no tenía tiempo ni deseaba algo más serio. El sexo fue un alivio, eso fue todo, y rompió parte de la soledad de mis viajes. Las salidas sociales además de la cena con los clientes eran raras. ¿Cómo conocería a alguien? Supuse que por eso iba a la galería.

***

La galería constaba de dos pisos con un rellano alrededor del piso superior. Tomé la copa de champán ofrecida por otro estudiante vestido completamente de negro. Las esculturas en el medio de la sala no atraían a pesar de que se suponía que eran la atracción principal. En cualquier caso, era difícil verlas rodeadas por la multitud. Todos los asistentes sostenían catálogos y hacían gestos hacia las formas parcialmente ocultas. La escultura no era lo mío. Volví a mirar el mural creado por los girasoles de Van Gogh, mucho más de mi gusto. Subí unas escaleras. El piso superior estaba casi desierto. En las paredes lisas se colgaron múltiples cuadros. Se proporcionaba poca información, excepto el óleo medio, acrílico o acuarela, luego el nombre y título del artista y un número de catálogo. Sin precios, lo que significaba que la galería era cara, como si la recepción con champán y el diseño no me lo hubieran dicho. Mientras caminaba por la galería, las pinturas cambiaron de agrupaciones de colores abstractos a paisajes. Los primeros paisajes eran acuarelas de sombrías vistas de la playa. El artista había utilizado una paleta pálida. Eran agradables pero no lograban conmoverme. Demasiado parecidas a las fotos que podría encontrar en cualquier habitación de hotel. Avancé por el piso superior y el ambiente cambió a verdes más oscuros y marrones en óleos con árboles negros recogidos en campos arados. Una sensación de peligro se apoderó de mí mientras miraba. Las imágenes eran espeluznantes. Miré más de cerca y vi diminutas figuras pálidas escondidas en los árboles. Hadas o ninfas a juzgar por el título de la pintura, pero parecían más fantasmales. Había una serie de tres lienzos del mismo artista. Una vez que vi a las ninfas, mi opinión sobre los paisajes cambió. Paisajes pero en modo Retrato. Estudié más de cerca. Me di cuenta de que había más figuras escondidas en los árboles. Me gustaron mucho, la sensación inicial de miedo quitada por las figuras ocultas en los árboles. Uno de los del personal de la galería se acercó a mí con el catálogo de esculturas en una mano. "¿Puedo ayudarlo, señor?" "Sí, estoy interesado en estas pinturas". "Ya veo, me temo que esta noche solo nos ocuparemos de los Geldi". Miré curioso. "Oh, las esculturas", me di cuenta, después de todo, que estaba en la invitación y en el catálogo. Me sentí estúpido y, a juzgar por la cara de desprecio del

asistente, él pensó que yo también lo era. "Sí, señor, el propósito de la recepción de esta noche", intentó una sonrisa a medias. "Me temo que tendré que conseguir que uno de los del personal de la galería responda a su consulta sobre estas..." la vacilación suficiente para señalar su desprecio por mí y mi elección de arte, "... obras". Decidí ignorar su tono arrogante y su expresión, "Por favor, no te molestes", me las arreglé, quería noquearlo, pero mis días de lucha habían terminado. Deberían remolcarme para romperme como se muestra en el cuadro de Turner. "Quizás podría dejar mi tarjeta y alguien podría responderme". Saqué una de mis tarjetas de negocios de mi billetera. El asistente la miró con desdén. "Sí, señor, me aseguraré de transmitirlo". Salí del último piso y de la galería. Media copa de champán y una sensación de insuficiencia fueron la única recompensa de mi velada. Debería haberme quedado en casa. Al menos estaba llamando casa al piso.

# # #

Claudia

Painted Steel and Aluminium Object 1965 Anthony Caro Tate Ahora...Ella... Claudia se estaba riendo, "¿Qué pasa con él?" Apenas podía oírla sobre el eje de fondo de la galería. Se veía deslumbrante con su pequeño vestido negro. Pensé que el mío se veía un poco cansado, como yo. Me sentía mareada después de dos vasos y solo un par de mordiscos. Los dos champáns de la recepción vinieron después de los dos cócteles del hotel de al lado. Necesitaba algo de comida pronto. "¿Quién?" Me di la vuelta para seguir su mirada a través de la habitación. "¿El hombre de la chaqueta amarilla?" "No, el que está subiendo las escaleras". Seguí su dirección después de mirar inicialmente los pasos equivocados. Había dos escaleras curvas al piso superior y al mirador. Mi mirada finalmente aterrizó en el trasero del hombre justo cuando su rostro desaparecía de la vista. Me quedé aturdida. Mi boca estaba abierta y no se formaron palabras. Se parecía a él, pero no podía ser, ¿verdad? "¿Qué pasa?" Claudia me agarró del brazo, "Te has puesto pálida como si acabaras de ver un fantasma". "No es nada, yo solo, yo solo..." "¿Solo qué?" Claudia había vuelto a examinar a los recién llegados. "... Solo pensé que reconocí a ese hombre, el que señalaste en las escaleras". "En serio, ¿quién era?" "Nadie que conozcas, me recordó a alguien, pero no puede ser él". "¿Quién?" La comprensión amaneció en su rostro. “¿Él, ese era él? El misterioso...” Le había contado la historia completa, varias veces. "Probablemente no, he bebido demasiado y, de todos modos, han pasado años.

Solo lo vislumbré. No puede ser él". Traté de convencerme a mí misma. Me temblaba la mano. Mis piernas se unieron con empatía. Sentí la boca seca y tomé un trago demasiado grande de champán, lo que me hizo ahogarme parcialmente y farfullar. Me palmeé la cara con uno de esos tontos cuadrados de papel que dan con los canapés. Traté de calmarme. Claudia me miraba fijamente. "¿Vamos a ver?" Claudia me agarró del brazo y empezó a tratar de pasar entre la multitud hacia las escaleras. De mala gana dejé que ella me guiara. ¿Qué haría yo si fuera él? ¿Qué iba a decir? ¿Qué diría él? Pasaron varios minutos y perdones antes de que pudiéramos llegar a los dos tramos de escaleras. Claudia casi me arrastró hasta el primer set. Cuando salimos a la cima del rellano, Simon, el jefe de Claudia, nos interceptó. “Claudia, ¿qué haces aquí arriba? Pensé que estabas ayudando abajo con las órdenes". Claudia logró ignorar la reprimenda, como hacía normalmente. Como de costumbre, Simon me ignoró porque yo era la dueña de otra, lo que él consideraba, galería por debajo del estándar. Lo vi revisar mi vestido, realmente necesitaba actualizarlo. Claudia preguntó: "Estábamos buscando a alguien, ¿pensamos que había venido aquí?" “Bueno, había un hombre aquí hablando con Roberto, estaba mirando la colección del bosque. No estoy seguro de por qué vino si no estaba interesado en las obras de Geldi, se acaba de ir". Debo haber lucido aplastada. "Roberto me dio su tarjeta". Simon la levantó. Casi se la arrebaté de la mano. ¡Era él! Correo electrónico, número de teléfono móvil y cargo, consultor de informática, todo registrado en la tarjeta en relieve. "¿De verdad? ¡qué grosera!" Simon farfulló agarrando la tarjeta. "Lo siento, solo tenía que chequearla". La dejé ir a regañadientes. La quería de vuelta para obtener los detalles, ¿o no? "¿Lo es?" Preguntó Claudia. "Sí", balbuceé, mi corazón martilleaba, él había estado aquí, en esta habitación,

hace unos momentos. Escaneé la habitación de abajo tratando de ver si podía verlo. Él se había ido. ¿Por qué quería verlo? Fue en el pasado. Claudia le había extraído la tarjeta a Simon, mientras hablaban y yo no prestaba atención. "Lo agregaré al registro Simon y le haré una llamada. Querías que se vendieran los paisajes del bosque durante meses, así que, si él está realmente interesado, tal vez se los quite de las manos". Ella tenía la tarjeta de presentación. "Muy bien, no pierdas esos detalles", me miraba, "ahora, por favor, ve si podemos obtener algunos pedidos para las piezas Geldi". Bajamos de nuevo al piso principal de la Galería, mi ritmo cardíaco se había calmado. "Será mejor que te sientes, todavía estás un poco pálida. No es tu mejor look". Claudia me llevó a la oficina de la galería, donde copió los detalles de la tarjeta de presentación en una tarjeta de índice de rolodex anticuada, antes de entregarme la tarjeta de presentación. "¿Qué vas a hacer?" Estaba a punto de responder cuando Simon llamó, "¡Claudia!"

# # #

Lunes por la mañana

Smoke Mirror Woods Forest fondo de escritorio BOW 2013 Ahora...Él... "¿Señor Trent?" La voz rezumaba sexualidad, incluso en las dos palabras de la consulta, y poco después de las nueve de la mañana. Mi teléfono móvil solo mostraba el número no disponible en el identificador de llamadas cuando respondí al timbre. Un evento no infrecuente con algunos de los os iniciales de mi cliente. "Sí." “Oh bien, lamento molestarlo, soy Claudia Bruin de la Galería Henshaw. ¿Preguntó sobre nuestros paisajes forestales, en la inauguración de Geldi?” “Sí, sí lo hice, gracias por llamarme tan pronto. No estaba seguro de que el asistente con el que hablé transmitiera mi consulta". “Estuvo muy ocupado, el espectáculo fue un gran éxito”. "Me temo que no era mi estilo". “Geldi se está volviendo muy popular”, me enamoraba de su voz. Ella continuó: "De todos modos, ¿quería saber sobre los paisajes?" "Sí, quería saber cuánto, en realidad, probablemente más allá de mi billetera pero nunca se sabe ¿no?" Pude escuchar los cálculos de esta mujer en cuanto a decirme el precio. Claudia, ¿era así como había dicho que se llamaba? "¿Le gustaría entrar y verlos de nuevo a la luz del día?" “No tengo mucho tiempo en este momento, solo necesito saber el precio. No querría hacerte perder el tiempo". Tenía el vuelo a Bakú esa tarde. Mi bolso estaba empacado y acostado en la cama. Lo podía ver desde la mesa de la cocina donde estaba sentado. Abrí el sitio web de la Galería en mi computadora portátil. Fácil de encontrar ya que lo había buscado antes de ir a la inauguración. Durante el fin de semana, había mirado dos veces las pinturas del catálogo en línea de la

galería. No había ninguna capacidad de compra en línea disponible y nada tan vulgar como un precio en las pantallas. "Estoy segura de que no sería una pérdida de tiempo, señor Trent, pero lo entiendo. Actualmente tienen un precio de cinco mil”. "¿Cada uno?" Me sorprendió haber pensado que saldrían más. En lugar de poder pagarme uno, podría adquirirlos a todos. Miré hacia el salón casi vacío, sabía dónde podían colgar. "Sí, cada lienzo, todos son óleos, del artista ..." "¿Y por los tres?" La corté. Ya había buscado todos los detalles. "Estoy segura de que podríamos llegar a algún acuerdo, ¿tal vez si viene podríamos discutirlo?" Su voz era tan sedosa y suave, tal vez esta era una oportunidad para conocer a alguien nuevo. Encontré su foto de retrato en el sitio web, una foto muy bonita. "Voy a volar esta tarde, así que a menos que puedas acomodarme esta mañana..." Estaba coqueteando con una insinuación. No era algo en lo que fuera muy bueno o en lo que tuviera mucha práctica. "¿Cómo te iría a las once y media?" No pude detectar ningún indicio de desesperación o una respuesta a mi comentario. "Eso estaría bien", hice una pausa, "Claudia". Dejo que su nombre permanezca en mi lengua. "Te veré entonces." "Sí, nos veremos más tarde". Se cortó la comunicación. ¿Nos? Ella había dicho nosotros, quizás era solo una forma de hablar. Treinta minutos para llegar desde el piso, lo que significaba que podía dejar y recoger algo de ropa para lavar en seco en el camino. Necesitaba comprobar los diseños necesarios para Bakú, pero podía hacerlo en la sala de negocios del aeropuerto después de la seguridad y el registro. Estaría tranquilo a esa hora del día y para ese vuelo.

***

Ahora...Ella... El siguiente lunes por la mañana, estaba en el trabajo y estaba molesta. Ya había discutido por teléfono con el electricista que se suponía que estaría aquí arreglando algunas de las luces de la galería trasera más pequeña. Siempre había pensado que estaba demasiado oscuro allí. Los clientes o simplemente los espectadores rara vez se aventuraban a regresar. Hace dos semanas, había cerrado la habitación perdiendo así un tercio de mi espacio de visualización mientras volvía a hacer la iluminación, y ahora el maldito electricista no había aparecido. Desde la inauguración en lo de Claudia, parecía estar en un constante estado de molestia. Primero mamá no había levantado a los niños a tiempo para que yo los llevara a casa del Ex. Me había echado una bronca cuando finalmente llegamos al mediodía. Luego fue de regreso a la casa, donde pasé la tarde limpiando antes de derrumbarme con una mala comida de sobras. El domingo debería haber sido mejor, pero me estaba poniendo al día con el papeleo de la galería, luego algunas compras y luego recogiendo a los niños del Ex con más comentarios sarcásticos de él sobre cómo había restringido su tiempo de . Luego era prepararse para la carrera escolar del lunes por la mañana. Tratar de calmar a los niños después de la excesiva indulgencia de su padre con demasiados dulces y juguetes significó que su hora de dormir se retrasó. Antes de darme cuenta, la alarma estaba sonando, estaba dejando a los niños en la guardería y la escuela, luego me dirigía directamente a la galería para abrir. Durante todo el fin de semana había mirado la tarjeta de visita en relieve. Pasé cinco minutos mirando su sitio web. No hay fotografías de él. Me sorprende no haberlo buscado antes. Había perdido casi media hora sin hacer nada más que pensar en él el domingo por la tarde. Luego me enojé conmigo misma por ser demasiado tonta para agregar al resto de mis molestias. Dejé su tarjeta en el tocador de mi dormitorio prometiendo romperla. ¡Llámame lo antes posible xx! Un mensaje de texto de Claudia me recibió cuando regresé a mi escritorio. "Hola Claudia, ¿cuál es la emergencia?" La llamé inmediatamente. "Tu señor Trent, es quién", se rió y sonaba emocionada.

"¿Qué quieres decir? Y él no es mío", agregué como una ocurrencia tardía, aunque mis celos aumentaron instantáneamente. "Tiene una bonita voz". "¿Has hablado con él? ¿Cómo, quiero decir por qué, dijiste algo?” Definitivamente estaba celosa ahora, así como nerviosa y confundida, incluso un poco molesta. Sí, tenía una bonita voz, ojos y manos, y... "Cálmate, cariño, lo é por las pinturas, eso es todo. Oh, y tengo una cita". "¿Qué?" "¡Te lo creíste! Viene a ver esos cuadros. Puede que quiera los tres, ¿te imaginas? Debe tener algo de dinero". Ella se rió de su propia broma. "Claudia... entonces, ¿cuándo vendrá?" Pude ver al electricista desaparecido llegando finalmente fuera de la galería. "Esta mañana a las once y media, tienes que estar aquí". "No lo sé, no estoy lista, quiero decir..." ¿Qué podía decir? El electricista entró por la puerta principal con el timbre de entrada de la puerta sonando. Miré desde la oficina de la galería y levanté la mano para hacerle una mímica de que esperara. "Tengo al electricista aquí, ¿a las once y media dijiste?" "Sí, y no creo que llegue tarde o se quede por ahí, dijo que iba a volar esta tarde". "¿Dónde?" "¿Cómo puedo saber? Estaba preparándose para venir a ver las pinturas y negociar un precio. Mira, será mejor que me vaya, Simon está en pie de guerra de nuevo." Colgó, colgué la cabeza entre las manos tratando de pensar rápidamente. No podía pensar con claridad, así que fui a ocuparme del electricista tardío.

***

Ahora...Él... Maldito tráfico. Ahora me apresuraba a estar allí para las once y media. No es que estuviera conduciendo, pero el taxi negro estaba tardando una eternidad en superar el lío. Mi otra tintorería no estaba lista. Odiaba llegar tarde a cualquier cosa y estaba molesto con la limpieza en seco. Si llegaba tarde a la galería, llegaría tarde para salir y luego para ir al aeropuerto. Finalmente, estábamos en la calle correcta y el taxi se detuvo. El conductor se disculpó, logré dejar una propina a pesar del costo y el tiempo.

***

Ahora...Ella... "Hola Claudia, Simon, ¿cómo están?" "Bien, gracias, te dejo con las pinturas, no más del treinta por ciento Claudia". "Sí, lo dijiste Simon." El propietario de la galería se alejó logrando darme una mirada minuciosa de arriba abajo antes de pasar al otro lado de las esculturas de Geldi. Afortunadamente, le estaba dejando la venta de pinturas a Claudia. Si no hubiera estado acostumbrada al esnobismo de Simon, me habría ofendido, pero me arreglé el cabello y me volví a aplicar el maquillaje antes de caminar cinco minutos desde mi galería. Llevaba uno de mis trajes de pantalón de negocios normales, gris oscuro, la chaqueta sobre una blusa amarillo girasol. Claudia, por supuesto, se veía deslumbrante en otro pequeño número negro mostrando sus piernas y cabello rubio. ¿Por qué me preguntaba cómo me veía? Probablemente no me reconocería con mi cabello más corto. Estaba temblando de nuevo, Claudia me condujo hasta la oficina desde donde pude ver el circuito cerrado de televisión de la puerta. Esperamos. Claudia me preparó un café demasiado fuerte y caliente. Las once y media llegaron y se fueron. Él estaba retrasado. Me paré y caminé alrededor del escritorio tratando y fallando en mantener la calma. Revisé mi maquillaje de nuevo, ¿cómo podía hacerme sentir así? La anticipación me estaba matando. Miré mi reloj, las once cuarenta, ¿dónde estaba? Revisé el reloj de la oficina, mostraba la misma hora. "Respira cariño", ofreció Claudia. Sentí que estaba esperando una cita, luego recordé que no había aparecido la última vez. La última vez que se suponía que nos íbamos a encontrar, en el Puente Japonés, en la Galería Nacional. Cerré los ojos recordando el pasado y, en consecuencia, me perdí la apertura de la puerta principal. Fue solo el sonido de voces murmuradas lo que rompió las distracciones de mi memoria.

***

Ahora...Nosotros... "Usted debe ser el Sr. Trent, yo soy Simon Henshaw, bienvenido a mi galería. ¿Tengo entendido que Claudia le asistirá con los paisajes del bosque?" Siguió un apretón de manos superficial. El hombre estaba vestido a la moda. Claramente no estaba tan interesado en las pinturas, ya que se volvió y miró a otro hombre que acababa de entrar. "¡Charles! Disculpe, señor Trent, ¿por qué no sube a los cuadros? Estoy seguro de que Claudia saldrá momentáneamente". Me había despedido en unos momentos por un movimiento de un brazo en la dirección aproximada de las pinturas. Henshaw inmediatamente rodeó con el brazo a este recién llegado y se acercó a una de las piezas escultóricas. Tenía una pegatina de Vendido obvia en la placa a su lado. Pensé que parecía una tubería de alcantarillado. Empecé a subir las escaleras hacia donde recordaba se mostraban los paisajes. Apenas había dado dos pasos cuando una hermosa rubia con un vestido negro corto me alcanzó. Tuvimos un apretón de manos incómodo conmigo mirándola, tratando de no mirar hacia abajo por la parte delantera de su vestido; mientras se presentaba. "Hola Sr. Trent, soy Claudia". Le estreché la mano y realmente luché por no mirar más al sur. Su mano era suave y cálida, al igual que su sonrisa. ¿Quizás la inauguración de la galería conduciría a algo más? No debería ser tan estúpido, ella es vendedora. Ella está tratando de hacerme gastar quince mil dólares en algunas pinturas que no eran de interés para el dueño de la galería. Cualquier coqueteo sería solo parte del acto de separarme de mi dinero. "Hola, siento llegar tarde, estaba atrapado en el tráfico, así que no tengo mucho tiempo". Quería pasar más tiempo mirándola, pero en realidad solo tenía quince minutos, antes de que tuviera que irme. Especialmente, si el tráfico iba tan mal como venía. Quizás me dejarían reservar las pinturas, si no pudiéramos hacer un trato. “Bueno, aquí están”, nos habíamos acercado a los tres lienzos. Una vez más me asaltó una sensación un poco aterradora que había sentido la otra noche, y luego el cambio cuando miré más de cerca. La ninfa de una pintura apareció casi grabada en la pintura. Solo el contorno del artista implicaba más contra el fondo verde oscuro. Las otras figuras más ocultas resplandecían en el lienzo como un

viejo reloj luminoso. "Te dejaré mirar", pensé escucharla decir. Estaba absorto en el inteligente juego de luces a través de los árboles que seleccionaba las figuras que aparecían en el lienzo. Me incliné más cerca. Un pitido de mi teléfono rompió mi ensueño. No quería que el trabajo o algún mensaje publicitario se entrometiera. Aun así, necesitaba moverme, el reloj corría y necesitaba ponerme en marcha. "Me los llevo", dije volviéndome, no era Claudia la que estaba mirándome fijamente. Tuve que pensarlo dos veces, ¡era ella! Jadeé, se veía diferente, su cabello era más corto. "Yo, yo ..." De repente tropecé con mi boca incapaz de hablar de manera coherente o traducir mis pensamientos acelerados al lenguaje. Su perfume era el mismo, profundamente embriagador y rico. "Siento llegar tarde, muy, muy tarde". Casi susurraba, temblaba, pero había una leve sonrisa, una broma en sus palabras. "Estás aquí ahora", me las arreglé para decir de alguna manera. Mi cabeza daba vueltas. "Lamento lo de antes, ahora soy diferente. No más apuestas”, estaba tropezando, ¿por qué mencionarlo? ¿Por qué no actuar con calma? ¿Por qué no un cómo estás, o un, no has cambiado? "Yo también, estoy diferente, quiero decir". No se veía diferente aparte del cabello, la sonrisa era idéntica, extendiéndose desde sus ojos hasta su boca. De alguna manera sus manos estaban en las mías, su cuerpo muy cerca. La miré a los ojos. Me las arreglé para apartar la mirada y respirar. Pude ver a Claudia sobre su hombro, sonriendo con las manos juntas como si rezara por nuestro encuentro. ¿Cuáles eran las probabilidades de que ella estuviera aquí? Una posibilidad enorme, astronómica, pero por algún giro del destino aquí estaba ella, de pie frente a mí. "Me la llevo, las llevo, quiero decir." Ahora...Nosotros...

# # #

Other Titles From Philip G Henley Phenweb Publishing www.books.phenweb.com www.phenweb.wordpress.com Twitter @philip_g_henley and Facebook at Phenweb The Observer Series - Part One - The World of Fives Read how the story started. In, The World of Fives, we find Cathy an Observer in The Interplanetary Geographic Service observing the planet Fivur as an exceptionally rare convergence of moons and orbits creates massive tidal shifts on the planet's surface. Carlo, a Fivurian, must overcome the impact of the tides on the planet's power system, whilst keeping his love Sello safe. Meanwhile, Cathy tries to persuade her superiors to intervene and save the lives of the planet’s humanoid population. If she can save them they will need a new home but Earth factions have different ideas. Meanwhile another intelligent species on the planet, the Sharok, wait to feast on any human or Fivurian who ends up in the water. http://www.amazon.co.uk/gp/product/B00M8Z5GL8 Also available on other Amazon sites, Smashwords, and in Paperback from Lulu.com An Agents Demise A complex thriller based on the lead up to and aftermath of the second Iraq war. Intelligence analysts and agents have gone missing, some may have been killed. The press and the police suspect there is a serial killer on the loose. John Slater was near the latest victim, he is evasive, appears to have no history, and he might be the killer. The second Iraq war and the intelligence network may link the victims and so The Metropolitan Police’s Special Branch investigates, with the help or hindrance of the Intelligence Agencies. The mistakes made in creating the dossiers used to going to war are supposed to stay buried on both sides of the Atlantic, but still a killer strikes and is everybody telling the truth?

www.amazon.co.uk/gp/product/B00B72JQTG Also available on other Amazon sites, Smashwords as an audio book and in Paperback and hardback from Lulu.com An Agents Rise The sequel to, An Agent's Demise. The Demise operation was shut down the killer allowed to disappear, but the conspirators have not all been caught and the efforts of MI6 and the CIA to cover up the dirty deeds of the security services only results in more deaths and destructions. Slater returns to tidy up, but how can he reconcile his new life with what he is asked to do. The newly promoted Detective Chief Inspector Hooper has not forgotten who his target is but there appears to be another assassin on the loose. http://www.amazon.co.uk/gp/product/B00M9CRXSE Also available on other Amazon sites, Smashwords, and in Paperback from Lulu.com To The Survivors An apocalypse threatens human kind. A lethal virus is detected that attacks mankind and mammals. The Government must act, and whilst the authorities struggle to find a cure, they have to plan for the worst. As the disease spreads it is not clear how many will, or will not, survive, nor what the survivors will have to do to live. They will have to cope with their grief and loneliness before they can attempt to rebuild society. They will need to find water, food, shelter, and power and then face the other threats to their survival. If they survive, there may be hope for human kind. If they survive... www.amazon.co.uk/gp/product/B00DDZRJBC Also available on other Amazon sites, Smashwords, and in Paperback from Lulu.com The Persuasive Man

A tale of greed, insider trading love and misfortune, spanning the globe as a terminally ill businessman realises his luxurious existence will not help him. He tries to for his past behaviour, his life, and loves. Ranging from London to Shanghai via New York, Hong Kong, and Dubai, his greed and behaviour alters his business and personal relationships. His persuasive ability brings him success, but at what cost? Whether he is in his New York apartment, his French Château, or his St Kitts home, he does not know which relationships are real and which are false due to his past behaviour. Now he has to decide what to do with his money and how to say goodbye. www.amazon.co.uk/gp/product/B00EON9LOA Also available on other Amazon sites, Smashwords, and in Paperback from Lulu.com

< < < < < > > > > >

Tus comentarios y recomendaciones son fundamentales

––––––––

Los comentarios y recomendaciones son cruciales para que cualquier autor pueda alcanzar el éxito. Si has disfrutado de este libro, por favor deja un comentario, aunque solo sea una línea o dos, y házselo saber a tus amigos y conocidos. Ayudará a que el autor pueda traerte nuevos libros y permitirá que otros disfruten del libro.

––––––––

¡Muchas gracias por tu apoyo!

––––––––

¿Quieres disfrutar de más buenas lecturas?

––––––––

––––––––

Tus Libros, Tu Idioma

––––––––

Babelcube Books ayuda a los lectores a encontrar grandes lecturas, buscando el mejor enlace posible para ponerte en o con tu próximo libro. Nuestra colección proviene de los libros generados en Babelcube, una plataforma que pone en o a autores independientes con traductores y que distribuye sus libros en múltiples idiomas a lo largo del mundo. Los libros que podrás descubrir han sido traducidos para que puedas descubrir lecturas increíbles en tu propio idioma. Estamos orgullosos de traerte los libros del mundo. Si quieres saber más de nuestros libros, echarle un vistazo a nuestro catálogo y apuntarte a nuestro boletín para mantenerte informado de nuestros últimos lanzamientos, visita nuestra página web:

––––––––

www.babelcubebooks.com