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LA IGLESIA DE CRISTO TIENE UN MAGISTERIO No eligió a cualquiera sino a los que Él quiso (Marcos 1,16-17); los preparó de forma especial (Marcos 9, 30-31; Lucas 4,10-11); los envió dándoles dones especiales (Marcos 6,7-13; Mateo 28,19; Lucas. 22, 19; Juan 20, 21s.) Responsabilidad de los apóstoles: extender, guiar, orientar y cuidar a la Iglesia: 1Timoteo 1,3-4, 2 Pedro 1, 20-21, Hechos 15,23-25 La Iglesia desde su inicio estableció reglas o normas que respondían a diversas situaciones religiosas, morales y sociales: 1Timoteo 5, 9-11 Hablar del Magisterio de la Iglesia es hablar de los pastores o jerarquía de la Iglesia: 2 Timoteo 1, 6; 1 Timoteo 4, 14; 1 Timoteo 3,1-2; Tito 1, 5
FUNCIÓN DEL MAGISTERIO
CEC 890: Para mantener a la Iglesia en la pureza de la fe transmitida por los apóstoles, Cristo, que es la Verdad, quiso conferir a su Iglesia una participación en su propia infalibilidad. Por medio del "sentido sobrenatural de la fe", el Pueblo de Dios "se une indefectiblemente a la fe", bajo la guía del Magisterio vivo de la Iglesia (cf. LG 12; DV, 10).
OBJETO DEL MAGISTERIO Un catecismo debe presentar con fidelidad y de modo orgánico la doctrina de la Sagrada Escritura, de la Tradición viva de la Iglesia, del Magisterio auténtico…, para dar a conocer mejor los misterios cristianos y afianzar la fe del pueblo de Dios. Asimismo, debe tener en cuenta las declaraciones doctrinales que en el decurso de los tiempos el Espíritu Santo ha inspirado a la Iglesia. Y es preciso que ayude también a iluminar con la luz de la fe las situaciones nuevas y los problemas que en otras épocas no se habían planteado aún. (Fidei depositum, 3)
El objeto del magisterio es, pues, la doctrina relativa a la fe y a las costumbres. Esto es claro y fuera de discusión cuando son verdades que se encuentran en la misma Escritura o en la Tradición: que Cristo es verdadero hombre y verdadero Dios. Pero, también, el objeto del magisterio, lo pueden constituir verdades no formalmente reveladas en la Sagrada Escritura y en la Tradición, pero conclusiones necesarias que de ellas se derivan. Que María esta asunta a los cielos en cuerpo y alma la Iglesia lo ha deducido, pues aquella que no tuvo pecado, no parecía lógico que cargase con la consecuencia del pecado como era la corrupción del cuerpo. Esto es más patente en temas de moral: la Biblia no dice nada de la fecundación "in vitro" o de la congelación de embriones, aunque el principio sí se encuentre en la revelación: el respeto a la vida, que ella es fruto del amor, que desde el primer momento implica la acción creadora de Dios que confiere al hombre un alma espiritual e inmortal.
EL DON DE LA INFALIBILIDAD La Indefectibilidad de la Iglesia significa que ella permanecerá en pie hasta el final de los tiempos. En medio de tantos avatares históricos… ¡ya es un milagro del Espíritu Santo que la Iglesia haya permanecido: Yo estaré siempre con vosotros. La Infalibilidad de la Iglesia hace referencia a la asistencia del Espíritu Santo para que no caigamos en el error. El amor no tolera el error. Por tanto, la prerrogativa de "infalibilidad" solo se puede entender como un don, por el amor de Cristo a su Iglesia.
La Iglesia tuvo conciencia de la infalibilidad como don de Jesucristo (de ahí que fuera firme y contundente en la lucha contra las herejías) mucho antes de formularlo como dogma en el concilio Vaticano I. ¿Quién es infalible en la Iglesia? En primer lugar, el pueblo entero (889). Toda la Iglesia, asistida por el Espíritu Santo no se puede equivocar ni fallar a la hora de creer. En 1 Jn 2, 20-27 se habla de que los creyentes han recibido una unción del Espíritu Santo, fruto de la cual permanecen en la "verdad". De hecho, ha habido doctrinas –p. ej. La inmaculada concepción– creídas por todo el pueblo junto con sus pastores mucho antes de que el papa lo definiese como dogma. El papa, en una definición de fe, recurre a la tradición y a lo que "el pueblo cree". Eso sí, los fieles no serían infalibles creyendo, si la Iglesia no fuera infalible enseñando.
NIVELES DEL MAGISTERIO CEC 890: La misión del Magisterio está ligada al carácter definitivo de la Alianza instaurada por Dios en Cristo con su Pueblo; debe protegerlo de las desviaciones y de los fallos, y garantizarle la posibilidad objetiva de profesar sin error la fe auténtica. El oficio pastoral del Magisterio está dirigido a velar para que el Pueblo de Dios permanezca en la verdad que libera. Para PRECISIONES: cumplir este servicio, Cristo ha dotado a los pastores con el carisma • No siempre el magisterio tiene ese grado de infalibilidad en materia de fe y de costumbres. El ejercicio de de infalibilidad este carisma puede revestir varias modalidades • Lo que pertenece a la fe es mucho más extenso que lo que está definido. En el credo No debe confundirse magisterio "ordinario y decimos que "Cristo resucito“ y nunca ha siextraordinario" con infalible o no infalible: el do necesario promulgarlo como dogma: ha magisterio extraordinario siempre es infalible; pertenecido a la fe de la Iglesia desde siempero el ordinario también puede serlo. pre, pero no por ello deja de ser infalible. • No hay que confundir el don de la infali1er nivel: Magisterio extraordinario cuando bilidad con las definiciones dogmáticas. La el papa habla ex cathedra doctrina infalible es mucho más extensa que 2º nivel: Magisterio extraordinario de los los pocos dogmas de fe que a lo largo de la obispos reunidos en concilio historia ha hecho falta promulgar. 3er nivel: Magisterio ordinario de los obispos • La Infalibilidad se concreta en los temas de dispersos por el mundo fe y moral. La Iglesia no es infalible cuando 4º nivel: Magisterio ordinario del papa en habla de cosas distintas a esto. Roma • La infalibilidad garantiza la verdad que se 5º nivel: Magisterio ordinario del obispo en está formulando; pero eso no implica que no se pueda buscar una fórmula más perfecta . su diócesis
1er NIVEL: DEFINICIÓN INFALIBLE DEL PAPA El Romano Pontífice, Cabeza del Colegio Episcopal, goza de esta infalibilidad en virtud de su ministerio cuando • como Pastor y Maestro supremo de todos los fieles que confirma en la fe a sus hermanos, • proclama por un acto definitivo la doctrina • en cuestiones de fe y moral (CEC, 891) Estas definiciones del papa son irreformables por si, y no por el consentimiento de la Iglesia. El papa compromete también la infalibilidad, no solo en esos dogmas que define (el de la Inmaculada Concepción, el último de la Asunción), sino cuando hace los decretos solemnes de canonizaciones, proclamando que tal persona es santa y está glorificada en el cielo. Ejerce la infalibilidad sobre hechos dogmáticos, cuando acepta la doctrina de un concilio.
2º NIVEL: MAGISTERIO EXTRAORDINARIO DE LOS OBISPOS EN CONCILIO La infalibilidad prometida a la Iglesia reside también en el cuerpo episcopal cuando ejerce el magisterio supremo con el sucesor de Pedro, sobre todo en un Concilio Ecuménico (CEC, 891)
Ese cuerpo goza de infalibilidad cuando está unido al papa. Esto ocurre cuando tiene intención de definir una doctrina. Lo cual se ve por las actas: qué errores quiere combatir, etc... Así, el concilio Vaticano II no tenía intención de definir una doctrina de una manera dogmática, pero el concilio Vaticano I sí definió la doctrina de la infalibilidad. Por otra parte, un concilio solo es ecuménico si es convocado por el papa y presidido por él o por delegados suyos, como sucedió en el concilio de Nicea, donde el obispo de Roma no estuvo, pero envió como delegado a Osio, obispo de Córdoba.
3er NIVEL: MAGISTERIO ORDINARIO DE LOS OBISPOS DISPERSOS POR EL MUNDO Este magisterio puede ser infalible cuando enseñan todos ellos una misma doctrina, unidos al papa. Lumen Gentium 21 dice: Dispersos por el mundo pero manteniendo el vínculo de la comunión entre sí y con el sucesor de Pedro, convienen en un mismo parecer, como maestros auténticos, que ejercen como definitiva una doctrina sobre fe y costumbres.
Magisterio infalible es el "extraordinario", pero también el que tiene los obispos dispersos por el mundo, cuando todos ellos (aunque no se hayan reunido en concilio), junto con Pedro enseñan una misma doctrina cada uno en su diócesis.
4º NIVEL: MAGISTERIO ORDINARIO DEL PAPA Bien sea para su diócesis de Roma o para toda la Iglesia universal, el papa enseña por medio de constituciones apostólicas, encíclicas, etc. Las encíclicas son el medio más frecuente de este magisterio ordinario del papa. Suelen ser "magisterio auténtico pero no infalible“, y es necesario estudiar la intención que tiene el papa al enseñar una doctrina. Eso sí, no debemos de olvidar que las encíclicas pueden encerrar una doctrina infalible: Misterium fidei (Pablo VI), tiene afirmaciones infalibles, porque pertenecen a definiciones dogmáticas de la Iglesia sobre la presencia de Cristo en la eucaristía, sobre la "transustanciación", etc Humane Vitae, aunque en sí misma no infalible, unida a toda la tradición de la Iglesia y a la propia Sagrada Escritura tiene contenidos que se acercan a la infalibilidad. • Con el pretexto de que no han sido promulgados ex cathedra, no deben rechazarse los documentos ordinarios y decretos disciplinares emitidos por el papa • La importancia de los documentos pontificios no radica en su clasificación (Encíclica, Exhortación Apostólica, etc.) sino en su contenido y en que tienen al papa como autor • Un documento es oficial cuando aparece, en latín, en la serie Acta Apostolicae Sedis (se puede consultar en L'Osservatore Romano o la página web del Vaticano).
5º NIVEL: MAGISTERIO ORDINARIO DEL OBISPO EN SU DIÓCESIS CEC, 892: La asistencia divina es también concedida a los sucesores de los apóstoles, cuando enseñan en comunión con el sucesor de Pedro (y, de una manera particular, al obispo de Roma, Pastor de toda la Iglesia), aunque, sin llegar a una definición infalible y sin pronunciarse de una "manera definitiva", proponen, en el ejercicio del magisterio ordinario, una enseñanza que conduce a una mejor inteligencia de la Revelación en materia de fe y de costumbres.
El obispo ejerce su magisterio ordinario mediante su predicación, la catequesis, las cartas pastorales. El obispo tiene la responsabilidad y la autoridad en lo que toca a la enseñanza de la doctrina cristiana en su diócesis; la responsabilidad de llamar la atención a un sacerdote o un teólogo que se haya pronunciado de una manera contraria a lo que es la enseñanza de la Iglesia; la preocupación por lo que se enseña en las parroquias (tipo de materiales, si son conformes a la doctrina de la fe…). A este magisterio no se le llama magisterio infalible, no tiene ese grado de infalibilidad, pero si se le llama magisterio auténtico pues es ejercido con la autoridad de Cristo, de modo que los fieles tienen obligación de aceptarlo.
RESPUESTA AL MAGISTERIO CEC, 891: Cuando la Iglesia propone por medio de su Magisterio supremo que algo se debe aceptar "como revelado por Dios para ser creído" (DV 10) y como enseñanza de Cristo, "hay que aceptar sus definiciones con la obediencia de la fe" (LG 25). Esta infalibilidad abarca todo el depósito de la Revelación divina (cf. LG 25). CEC, 892: A esta enseñanza ordinaria, los fieles deben "adherirse con espíritu de obediencia religiosa" (LG 25) que, aunque distinto del asentimiento de la fe, es una prolongación de él.
Lo enseñado con un magisterio infalible" hay que aceptarlo con la obediencia de la fe; las cosas enseñadas con un magisterio no infalible hay que aceptarlas con espíritu de obediencia religiosa. La obediencia de la fe es la de María, cuando se adhiere a la llamada del Señor; el espíritu de obediencia religiosa vendría a ser la adhesión de un hijo a su padre. Dice LG, 25 que los obispos, cuando enseñan en comunión por el Romano Pontífice, deben ser respetados por todos como los testigos de la verdad divina y católica; los fieles, por su parte tienen obligación de aceptar y adherirse con religiosa sumisión del espíritu al parecer de su obispo en materias de fe y de costumbres cuando él la expone en nombre de Cristo. Esta religiosa sumisión de la voluntad y el entendimiento de modo particular se debe al magisterio auténtico del Romano Pontífice, aun cuando no hable ex cathedra.