MITOS Y LEYENDAS Por qué surgen los mitos y leyendas en los llaneros? Los Mitos y las leyendas llaneras van ligadas a la música y los poemas llaneros que cuentan historias de espantos que nos hacen erizar la piel; éstos relatos se han venido trasmitiendo de generación en generación a través del tiempo, muchos las dan por ciertas, otros dicen que son solo historias de miedo y de espantos para asustar a los forasteros, en realidad no podemos determinar la veracidad de los mismos, porque hasta la fecha a ninguno de nuestros conocidos se le ha aparecido alguna. Además quien puede vivir para contarla después de tremendo susto..... Los Cantautores los han inmortalizado en canciones, como el Cazador Novato, Juan Harvey Caicedo, Manuel Orozco, entre otros. HISTORIAS DE BRUJAS Y DUENDES: Las brujas y los duendes son personajes conocidos universalmente, en todos los rincones de la tierra hay brujas; se conocen sus leyendas se les atribuyen tales o cuales características, según el lugar y las creencias de sus moradores. La bruja más conocida es aquella vieja sin dientes, de boca grande, mejillas flácidas, con un sombrero puntiagudo, fumándose un largo tabaco y montada en una escoba, volando por los aires. La bruja llanera, en cambio, surgió de las mentes campesinas como una mujer hermosa que vuela desnuda, que pernocta con el diablo y que tiene el poder de transformarse; que baila en partes desoladas en compañía del demonio, que forma parte del harén de éste y que está bajo su dirección y ayuda.
Su forma más corriente para transformarse de un lugar a otro en sus diabólicas andanzas, es la de una pizca (pava). Es un animal enorme que azota los techos al posarse encima de las casas y las ramas de los grandes árboles.
Muchas veces, en la oscuridad de la noche y a horas avanzadas, se oye su estruendoso volar que pasa raudo, el aletazo del viento le pega a uno en la cara y después se oye su horrible y sonora carcajada. Otras veces se pueden sorprender a todas las de la vereda o pueblo reunidas; porque es preciso advertir que las brujas son siempre mujeres de la región, pervertidas, hechiceras, adúlteras o de malas artes que hacen pacto con el maligno para poder ejercer su abominable profesión, y se pueden ver, digo, en sus danzas, festines y bacanales, en amplios descubiertos o limpios, en medio de los montes, en las sabanas o en los llanos deshabitados (peladeros de las brujas). Para ello hay que ir en silencio, con la brisa de frente y ni por nada del mundo, ir a mencionar una oración. Así se podrán ver sus danzas profanas, sus hechicerías, sus ritos infernales, y sus macabros festines de cadáveres y oír sus risas, sus maldiciones y blasfemias. Cuando se nota que está siendo atacado por una bruja, de noche, se escuchan sus risas en la oscuridad y si se quiere conocer en persona para descubrirla, hay que invitarla a volver de la siguiente forma: ¡Mañana vienes por sal soooooooooo... condenada! Al otro día sin falta, viene en persona común a la casa a pedir prestada una taza de sal, y así será reconocida. Su ataque consiste en perder o embolatar en el camino, a los borrachos, a los enamorados y a los que andan en malos pasos. Las brujas se ahuyentan con escapularios o medallas o llevando ajos o cabalongas en el bolsillo; las viviendas se rezan y se rocían con agua bendita, yerbabuena, albahaca y otras yerbas aromáticas. A los niños se les pone una pulserita de hilo con un azabache. Los duendes también tienen sus costumbres y leyendas propias. Son perversos, impertinentes y traviesos estos pequeños demonios que todo lo
embrollan, todo lo esconden y en todas partes están metidos. Una casa invadida de duendes es una casa “patas arriba”, endemoniada y sin sosiego. Su especialidad es perseguir a las muchachas casaderas, a quienes perturban de una manera tal, que muchas veces las idiotizan y las hacen hasta enloquecer las persiguen de día y de noche, sin tregua, hasta que la muchacha se desespera y enferma. Cuando charlan con el novio, por ejemplo, la tocan, la llaman, le hacen ruidos extraños. Le esconden los utensilios de cocina o de costura, hasta que fastidiado éste por lo que cree un “problema” de su novia, se va enojado, y muchas veces rompe con ella. Una muchacha perseguida por los duendes casi nunca se puede casar porque ellos lo echan todo a perder. De noche las llaman las tocan, les ocasionan pesadillas y malos sueños y muchas veces los padres las han detenido en el patio, arrastradas misteriosamente por los duendes. Los llaneros tenían un medio muy eficaz para curar una casa infestada de duendes. Con tal fin, y exclusivamente para ello, se construían unos tiplecitos especiales, de ocho cuerdas, sin agrupación de orden como el tiple. Una vez templado el tiplecito en esta forma, se ejecutaba el llamado. Antiguamente “son de las vacas”, y los duendes huían como por encanto. Era tan efectivo este procedimiento, que con sólo templar el tiple, con su temple auténtico y dejarlo por ahí en un rincón de la casa donde hubiera tales duendecillos, éstos, después de volver pedazos el instrumento, de destrozarlo totalmente, se iban y no volvían jamás. Otras veces se templaba el tiple y se tocaba una cuerda poco a poco, sin ser el “son de las vacas”, y los duendes desaparecían.
LEYENDA DE LA BOLA DE FUEGO:
Una de las creencias más populares del llano lo constituye la bola de fuego; podría decirse que no existe un llanero que no haya escuchado hablar de este fenómeno sobrenatural. Unos dicen que la “Bola de Fuego”, es una bola de candela de aproximadamente dos metros de diámetro y se desplaza con mucha ligereza de un lugar a otro, mediante saltos entre sabanas y montes.
Cuando se
detiene desborda chispas de candela; algunas personas comentan que emite un sonido muy similar al de las lámparas a gasolina “Colemán” y otros cuentan que este espanto no emite ruido alguno. La “Bola de Fuego” aparece en épocas de verano y algunas veces en invierno, y hace sus apariciones principalmente en las noches muy oscuras. Algunos viejos llaneros cuentan que este espanto de la llanura se formó porque en un hato muy grande de los llanos colombianos, su dueño tenía una pareja de encargados y la esposa del encargado era muy brava, malgeniada y para colmo de males celosa a morir, saliéndose constantemente de sus cabales. El fenómeno consiste en una luz que se desplaza a lo largo de la sabana; este resplandor se presenta en forma de circunferencia grande por lo que se observa dando vueltas como si fuera una rueda. Cuando se ve cerca, fácilmente pueden distinguirse los ojos, la boca y otras partes del cuerpo como si fuera un esqueleto humano.
LEYENDA DE LA SOYONA:
Otro de los espantos muy nombrados es la famosa Sayona. Los abuelos contaban la historia y la gente salía viendo visiones pues los pelos se ponían de punta. La Sayona se muestra como una mujer delgada, muy elegante, alta; dicen que puede medir tres metros, larga cabellera y unas uñas como pa`rascar dormidos. Acostumbra a presentarse a los hombres enamorados y que le son infieles a su esposa. La gente en común la considera como un símbolo castigador de la mala conducta de deslices amorosos. Según relata uno de los abuelos, la historia va más o menos así: “resulta que yo estaba ajuntao con la abuela pero tenía amores con una muchacha que vivía como a una hora de camino y yo me volaba tarde de la noche a visitarla. Ya llegando al sitio de la cita vi la mujer y le dije: venga mi amor, ella me voltió a mirar y tenía unos dientes como un hacha y se me pegó a abrazarme, yo caí privado al suelo; ya aclarando el día me desperté y corrí pa`mi casa, me dijo la mujer: ¿por qué vienes tan asustao? Le dije: mijita, fue que salí a orinar al patio y vi una mujer muy alta. Mi mujer me dijo: mire mijo, esa es la Sayona, ella le sale a los infieles, yo me doy cuenta que usted se me vuela todas las noches y no es a orinar como usted me está diciendo; me le arrodillé y le pedí que me perdonara y de ahí en adelante me acuesto temprano como las gallinas”.
Otras versiones señalan que la intención de ésta ánima en pena es atraer a los hombres con dirección al cementerio, sin dejarse ver la cara, pero cuando ellos le ven el rostro, comprueban que es una calavera. Esta leyenda data de la época colonial y en los Llanos Orientales se oye comentar insistentemente de esta dama de la oscuridad.
LEYENDA DE LA LLORONA: – 1ra. Versión.
En los llanos de Colombia y Venezuela se le conoce con estos tres nombres el espanto que devora con sus grandes colmillos, y sus espeluznantes gritos y lloros asustan a los hombres llaneros parranderos y enamorados. Según cuentan los viejos llaneros, una hermosa mujer casada dio a luz un bebé. Al poco tiempo un pretendiente de ella, en son de ganarse la confianza de esta dama, inventa una peligrosa patraña, anunciando con una seguridad disfrazada que su esposo se la juega con su mamá. Este comentario desbocó la ira, los celos y el odio hacia su progenitora. Cuando su madre regresa a la casa, la hija enfurecida la ataca, causándole la muerte con un puñal y luego le prende fuego a la humilde casa de palma. Desesperada al ver las llamaradas sale corriendo, pero sorpresivamente recuerda que su hijo está adentro y trata de rescatarlo, pero fue imposible. Durante este tiempo sólo escucha el llanto desgarrado de su pequeño hijo, lo que provoca que ella grite y llore desesperadamente hasta volverse loca y luego desaparecer en la inmensa llanura. Sus apariciones siempre las hace en los caminos y veredas por donde deambulan los hombres parranderos. Se caracteriza por su hermosura que seduce a los hombres, los cuales caen en su red y luego son invitados a pasar una noche de amor en su vivienda. Una vez la pareja se encuentra en la habitación y cuando el viajero comienza a besarla, a ella le empiezan a crecer grandes colmillos con los que devora a su invitado y luego desaparece emitiendo desgarradores y expulsantes gritos de dolor por la sabana.
LEYENDA DE LA LLORONA: – 2da. Versión.
La Llorona es un espanto de los más tradicionales en los llanos. La leyenda relata la historia de una mujer que mató a su hijo porque lloraba mucho; la razón del llanto del niño no era otra cosa sino una enfermedad que le aquejaba. Entonces, al suceder este hecho criminal el marido le echó una maldición diciendo que sería condenada a andar por todo nuestro llano con el hijo a cuestas y llorando su destino, de allí que la mujer atribulada por el pecado cometido y angustiada por la condena, se suicidó, pero quedó su alma en pena y desandando por todos los rincones del llano. La presencia de este espanto se detecta por espeluznantes llantos que generalmente se oyen en épocas de Semana Santa, sobre todo donde hay niños llorando. La creencia dice que no es conveniente rezarle porque si no, no se aleja; las generaciones antiguas aseguran haberla escuchado, hablan de este espíritu andariego como algo común. Se ha dicho que muchas personas solían oírla con frecuencia en los caseríos, cementerios y lugares solitarios, siempre en horas de la noche, casi nunca aparece visible a los humanos. El comentario de la gente es que cuando los perros aúllan en la oscuridad de la noche es porque La Llorona anda rodando.
LEYENDA DEL SILBADOR O SILBON:
Es un espanto de la llanura colombo-venezolana. Dicen quienes lo han visto, que es un hombre alto y extremadamente flaco, que cuando se sienta sus rodillas le pasan arriba de sus orejas y que mide más de dos metros. Este espanto de la llanura causa miedo y mucho terror a los hombres borrachitos y mujeriegos que deambulan por el llano de parranda en parranda. Anuncia su presencia con un fino silbido que es estridente y espeluznante, como si lo estuviera conduciendo a un profundo abismo, provocando pánico, ansiedad y espanto a los que lo escuchan y más cuando los golpea con un garrote, dándoles una fuerte paliza como castigo, reprimenda o lección. Sus apariciones las hace en las épocas lluviosas de mayo y junio. Otros viejos llaneros dicen que “El Silbón”, es un ave que silba fuertemente en las noches oscuras y llega a las viviendas llaneras para atemorizar a sus moradores. Este espanto se aleja profiriéndole palabras en un dialecto especial o indio, que sólo lo saben pocos llaneros. En los llanos venezolanos se conoce como Silbón y la narrativa dice que es un hombre alto y delgado que mide como seis metros. La descripción que presentan quienes lo han visto y escuchado es la de un hombre desproporcionado, muy alto, que camina sobresaliendo por encima de la copa de los árboles emitiendo un silbido espeluznante y lleva un costal lleno de huesos que hace sonar como una matraca de Semana Santa. La leyenda dice que el Silbón es el ánima en pena de un hijo que mató al papá y le comió la asadura (o sea el hígado, el corazón y el bofe). En los Llanos Orientales de Colombia se conoce como El Silbador. Se dice que es el espanto sin rumbo de un alma en pena de un hombre parrandero y mujeriego que murió solo y abandonado y busca la compañía de alguien que cabalgue a deshoras de la noche por los senderos de la llanura. Otros dicen que persigue a las mujeres en estado de embarazo.
LEYENDA DE JUAN MACHETE:
Es un personaje dentro de los espantos que hace sus apariciones en la inmensa llanura, en las noches oscuras y tenebrosas. Dicen que es un hombre alto y que su cara no se le ve; siempre porta en la cintura un gigantesco machete. Se hizo más rico y extremadamente millonario haciendo un pacto con el diablo, comprometiéndose a entregar su alma, la de su esposa y la de sus hijos. Después de que el diablo hizo rico a “Juan Machete”, con abundantes ganaderías y haciendas comenzó a herrar sus ganados y bestias marcándolas con una cruz y una jota. Pero “Juan Machete” tenía un corazón noble y generoso, por lo que ayudó a los más pobres que vivían en su región. Con estos actos de benefactor y de alabanza a Dios, hizo que se incumpliera el pacto convenido con el diablo, y éste enfurecido, se transformó en un toro negro altamente peligroso.
Fuente: http://www.notasdelllano.com/mitosyleyendas.html