Centro de Arte Escénico Instituto Andrés Soler
Sociedad en la edad media Rocío Alemán Ángeles GENERLIDADES. La sociedad medieval fue durante siglos una sociedad básicamente rural, el noventa por ciento de la población vivía en el campo, centro de toda actividad y vida diaria para los habitantes de aquella época. En los primeros siglos medievales, los campesinos se organizaban entorno a unas tierras propias y otras comunes. En grupos reducidos, imponían sus leyes y justicia, organizaban las cosechas y los recursos que de ellas obtenían. Poco a poco, estas comunidades fueron absorbidas por señores, laicos o religiosos, a los que habían sido entregadas esas tierras. Así da comienzo lo que hoy en día hemos llamado sistema feudal o feudalismo, instaurándose como modo de organización social. La sociedad estaba dividida en estamentos: en la base encontramos a los campesinos, libres o siervos, quienes suponían la inmensa mayoría de la población y debían pagar varias tasas y tributos a los señores feudales, tales como: corvea (trabajo gratuito de 3-4 días en las tierras del señor feudal), talla (mitad de la producción), banalidades (tasas pagadas por el uso del molino y el horno del señor feudal); en medio se encuentran los militares y los nobles, laicos o eclesiásticos. Tenían un gran poder, pues eran responsables por la protección física y espiritual de la sociedad, eran exentos de impuestos y la iglesia recaudaba el diezmo, y acabamos en la cúspide con la realeza, es decir, el rey y su familia. (Señores feudales, caballeros, condes, duques, vizcondes) quienes se encargaban de las tierras y recaudaba impuestos de los campesinos trabajadores, en su mayoría eran personas de origen franco o germánico. No todos tenían la misma categoría sino que el status dentro de estos dos grupos variaba, el pertenecer a uno u otro grupo estaba marcado por nacimiento. Cada uno cumplía una función, siendo importantes todas ellas ya que dependían unos de otros mediante un intrincado sistema de lazos llamado sistemas de dependencia o vasallaje, donde los campesinos juraban fidelidad o vasallaje a los señores quienes, a cambio del trabajo en sus tierras y parte de la cosecha, les proporcionaban protección. La educación era para unos pocos, sólo los hijos de los nobles tenían a ella. Esto estuvo marcado por la influencia de la iglesia, con enseñanzas de latín, religion, doctrinas y tácticas de guerra. Gran parte de la población medieval era analfabeta y no tenía alguno a libros. El arte medieval fue también fuertemente marcada por la religiosidad de la época. Las pinturas representan pasajes de la Biblia y las enseñanzas religiosas como una forma de educar a las personas desprovistas de toda educación. Por tanto, las pinturas medievales y las vidrieras de las iglesias sirvieron como instrumento de enseñanza espiritual. La familia era la primera unidad de producción para los campesinos medievales. Cada miembro de la familia tenía una función en ella, existiendo así una división del trabajo según el sexo, la edad o el status de la persona. Mientras que los hombres y jóvenes trabajaban las tierras, las mujeres eran las encargadas del ganado, del huerto, del vestido y de la preparación y conservación de los alimentos y las bebidas- como podía ser el vino, los cereales para el invierno o la
mantequilla-. Importantísima era su función dado el carácter de subsistencia que tenía la economía. Los alimentos básicos que se consumían eran el pan y el vino o cerveza. El primero de ellos comenzó como un amasijo de cereales cocidos hasta que llega un derivado de la levadura. El resto de alimentos que ingerían solían ser aquellos que se vendían en las ferias o mercados localescarne, pescado, frutas y legumbres-, siendo en el campo menos variada la alimentación que en la ciudad donde podemos encontrar por ejemplo especias, producto sólo consumido por la nobleza, de un precio elevadísimo. La cena era la comida más importante y los domingos toda la familia o el grupo iba a misa, donde lucían sus mejores ropajes y cocinaban sus más destacadas comidas. Después del acto religioso era común que los vecinos acudiesen a las tabernas donde se servía vino y comida mientras se divertían, único día de la semana -al margen de otras muchas festividades religiosas y de otras índoles- en el que estaban permitidas las horas de ocio que ocupaban de diversas formas: jugaban a los naipes, dados, o alquerque los adultos, los niños a la pelota u otros objetos sencillos. Pero en diversión eran los juglares el centro de atención, siendo la poesía el mayor divertimento del pueblo.
LA MUJER. La Iglesia tenía para la mujer dos imágenes que pretendía instaurar como modelo en una sociedad cada vez más compleja. La primera de ellas es la de Eva, que fue creada con la costilla de Adán y propició la expulsión de ambos del Paraíso. La segunda es la de María, que representa, además de la virginidad, la abnegación como madre y como esposa. Ambas visiones pueden parecer contradictorias pero no es sino la impresión general que tenemos de la época: lo ideal frente a lo real. Ligado directamente a este aspecto, y teniendo en cuenta que la virtud más importante para la mujer es la castidad, la cuestión de la sexualidad es ampliamente tratada por el clero. Entorno a ella surgen distintos debates que siempre concluyen en el mismo punto de exigencia para la mujer: despojar al acto sexual de todo goce y disfrute para entenderlo como un deber conyugal, que tiene como objetivo la procreación. Si nos referimos al físico, como en los saberes y la literatura, se impone el modelo clásico: la figura femenina de las esculturas romana donde las mujeres poseen un vientre abultado y generosos pechos, símbolo de la fertilidad así como una figura algo redonda signo de su clase social. Además gusta la mujer de piel clara que no ha ennegrecido trabajando al sol, de cabellos rubios y rizados, limpios y cuidados. Si tenemos en cuenta las duras condiciones de vida y la casi inexistencia de cosméticos, podemos considerar que se impusieron unos cánones muy extremos, paralelos a la idealización que se hace del amor y de las relaciones de pareja. Posiblemente sea consecuencia de que es la visión que impusieron los hombres religiosos, lejos de la realidad, y por tanto, lejos de las mujeres reales de ese tiempo.
Era el centro del hogar donde se encargaba no sólo del cuidado de los hijos y su educación sino que también de la organización de los empleados que trabajasen para ellos, del control de la economía y en ausencia de su marido, bastante común en la época por las guerras o las cruzadas, o por quedar viuda, era la encargada, como a, de tomar las decisiones en sustitución de su marido. La realidad era, según algunos especialistas, que las necesidades que tenían en el del día a día nos permiten conocer ejemplos a través de documentos-diarios, contabilidades del hogar, permisos especiales, etc.- sobre ciertas mujeres que ejercían como lo hicieran sus maridos o que incluso podían llegar a alcanzar un gran poder social. Por último, la mujer que opta por dedicar a Dios su vida es una mujer que ha cometido pecados en su vida y quiere redimirse, o bien una segundona que ha visto cómo su dote se ha ido con una hermana mayor, o simplemente una mujer que ve el convento como salida a un casi seguro matrimonio pactado. Un caso especial muy estudiado también, lo suponen las beguinas, mujeres que dedican su existencia a la religión pero que lejos de ingresar en un convento, mantienen su vida cotidiana fuera de éste. Estas mujeres pretendían tener un o inmediato con Dios, sin intermediación de la Iglesia, para establecer un diálogo directo con Él. Del mismo modo, se dedicaban a la defensa y el cuidado de los pobres, de los enfermos y los huérfanos, y a un campo poco común, el del conocimiento: traducían obras religiosas a lenguas comunes. Las cruzadas En el siglo XI, dentro del contexto histórico de la expansión de los árabes, los musulmanes conquistaron la ciudad sagrada de Jerusalén. Ante esta situación, el Papa Urbano II convocó la primera cruzada (1096), con el objetivo de expulsar a los señalados como infieles (árabes) de Tierra Santa. Estas batallas, entre católicos y musulmanes, duraron cerca de dos siglos, dejando miles de muertos y una estela de destrucción. Al mismo tiempo cuando las guerras fueron marcadas por las diferencias religiosas, también tuvo un marcado carácter económico. Muchos caballeros cruzados, para volver a Europa, saquearon pueblos árabes y vendieron productos en los caminos, las denominadas ferias y rutas comerciales. De alguna manera, las cruzadas contribuyeron al renacimiento urbano y comercial desde el siglo XIII. Después de las Cruzadas, el mar Mediterráneo abrió sus puertas a los os comerciales. Las guerras medievales La guerra en la Edad Media fue una de las principales formas de detentar el poder. Los señores feudales se involucraron en guerras por el afán de obtener mayores riquezas. Los caballeros formaron la base de los ejércitos medievales. Valientes, leales y dotados con escudos, cascos y espadas, representaron lo que había más de noble en la época medieval.
La peste negra A mediados del siglo XIV, una enfermedad mermó a la población europea. Los historiadores estiman que cerca de un tercio de la población murió por esta enfermedad. La peste negra era transmitida a través de la picadura de pulgas de ratas enfermas. Estas ratas llegaron a Europa en las bodegas de los buques mercantes llegados de Oriente. Como las ciudades medievales no
disponían de la higienización apropiada, los ratones se distribuyeron rápidamente. Después del o con la enfermedad, la persona tenía pocos días de vida. Fiebre, malestar, burbujas de sangre y pus eran los síntomas extendidos por el cuerpo de los enfermos, sobre todo en la ingle y las axilas. Dado el escaso conocimiento médico de entonces y el escepticismo religioso a experimentar, la muerte era ineludible. Para complicar todavía más la situación, muchos atribuían a la enfermedad a factores comportamentales, ambientales o religiosos. Las revueltas campesinas: las jacqueries Después de la devastación de la peste negra, la población europea ha disminuido mucho. Muchos señores feudales decidieron aumentar los impuestos, honorarios y deberes de los sirvientes. Muchos tuvieron que trabajar horas extras para compensar el trabajo de aquellos que murieron en la epidemia. En muchas partes de Inglaterra y Francia fueron alzadas revueltas campesinas contra la explotación extenuante de los señores feudales. Contrarrestada con violencia por los nobles, muchas revueltas (conocidas como jacqueries) fueron mitigadas y otras lograron sus propósitos, reduciendo la explotación y trayendo nuevos derechos a los campesinos.
Homenaje, juramento e investidura. El acto mediante el cual una persona se convertía en vasallo y recibía un feudo tenía varias etapas. La primera, conocida como homenaje, era una ceremonia muy solemne en la que el vasallo se arrodillaba con la cabeza descubierta y sin armas ante su señor, y colocaba sus manos juntas entre las de este, diciendo: “Señor, yo seré vuestro hombre”. Al homenaje seguía el juramento de fidelidad, que el vasallo hacía poniendo sus manos sobre la Biblia. Luego venía la investidura, en la que el señor investía al vasallo del feudo, entregándole un objeto simbólico, como una rama o un puñado de la tierra enfeudada. Mediante el homenaje y la investidura se establecía un contrato que imponía diversas obligaciones recíprocas entre vasallo y señor.
http://www.historialuniversal.com/2010/04/organizacion-social-en-el-feudalismo.html http://historiaybiografias.com/cultura_ededia/ http://www.icarito.cl/enciclopedia/articulo/segundo-ciclo-basico/historia-geografia-y-ciencias-sociales/ededia/2009/12/79-6066-9-4-el-feudalismo.shtml http://www.escuelapedia.com/sociedad-cultura-economia-y-politica-en-la-edad-media/ http://www.arteguias.com/sociededieval.htm