LEYENDAS DEL MEXICO PREHISPANICO. VERSION DE: OSCAR MÁRQUEZ LUNA. LEYENDA DE LA CREACION DEL SOL. Hubo cuatro humanidades antes de nosotros viviendo y soñando en el mundo. Pero cada una de esas humanidades llamadas “soles”, fueron destruidas por los dioses. Cada sol fue destruido por un cataclismo ligado a los poderes de algún dios en específico; es así como un día cuatro jaguar, la primer humanidad constituida por gigantes fue destruida por jaguares que atacaron por la noche. El segundo sol fue marcado por la fecha cuatro lluvia de fuego devastando a sus pequeños habitantes parecidos a niños con una tremenda lluvia de fuego que acabo con ellos. El tercer sol con el símbolo de cuatro agua fue un diluvio universal que devastó el mundo y el día cuatro viento el mundo fue destruido por tremendos huracanes que acabaron con las millones de existencias de los habitantes del mundo. Fue así que después de limpiar el mundo y hacerlo habitable de nuevo los dioses decidieron crear un nuevo sol, el nuestro, el quinto sol. Su historia es la siguiente: El sol aún no era creado, el hombre y los animales se encontraban creados pero no se movían, así que los dioses al ver que el mundo no se movía decidieron dar una fuente de luz y calor a los nuevos seres. Todos los dioses se reunieron en Teotihuacan, en ese sitio los dioses decidieron hacer algo increíble para crear ese nuevo sol. Uno de ellos debía sacrificarse para convertirse en el sol. Los dioses en consejo se decidieron por dos candidatos, Teccuzistecatl y Nanahuatzin. El primero era un dios que presumía fuerza y belleza por igual, el otro por el contrario era tan viejo y encorvado que apenas podía caminar además de estar lleno de bubas por todo el cuerpo. Cada uno de estos dos dioses iniciaron sus rituales y ofrendas preparándose para el sacrificio. Entretanto el resto de los dioses prepararon una enorme hoguera justo al centro de la mítica ciudad. Cuando esta por fin estuvo lista los dos dioses avanzaron entre sus hermanos, vieron frente a sus rostros las llamas creciendo hacia lo alto. Iluminando aquel mundo oscuro. Teccuzistecatl se paro frente a las llamas de la hoguera y cuando debía precipitarse a las llamas, dudó, volvió a intentarlo ante la mirada intrigada de la mayoría de sus hermanos dioses, pero cuando estaba a punto de lanzarse lo dudó nuevamente, así pasaron tres intentos y al final Teccuzistecatl dio media vuelta y al hacerlo perdió su honor. Nanahuatzin a su vez avanzó hacia la hoguera, vio el crepitar de las llamas, volteó a ver a sus hermanos y de un impulso se lanzó hacia las llamas. Todos los dioses quedaron maravillados ante el valor de Nanahuatzin. Quien de pronto salió disparado hacia los cielos en forma del nuevo sol. Cuando Nanahuatzin se posó en el cielo, todo el mundo se lleno de luz y todo lo que habita sobre ella comenzó a moverse y tener vida por el calor de ese nuevo sol.
Pero Teccuzistecatl lleno de vergüenza y ante la mirada reprobatoria de sus hermanos dioses tomó impulso y se proyecto al interior de la hoguera. Saliendo el también disparado con una velocidad increíble hacia los cielos en forma de luna. Los dioses no creían lo que veían; la nueva luna se impactaría contra el sol y todo el sacrifico hecho seria inútil. Pues los dos astros se destruirían. Así, los dioses hablaron con el nuevo sol que en los cielos se encontraba inmóvil y le dijeron: hazte a un lado para que no te destruyan y puedas dar vida al mundo. Pero el sol contestó que no podía moverse pues no tenia las energías suficientes. Los dioses se alarmaron, pues el tiempo de la colisión estaba próximo. Le preguntaron: ¿que podemos hacer para que te muevas? Y el sol en lo alto contesto. Aliméntenme, si me siento satisfecho podré moverme y obligar a la luna a hacer lo mismo para siempre. Fue en ese momento que todos los dioses decidieron tomar una medida radical para salvar a toda la creación. Y se sacrificaron todos en aquel sitio. Los dioses sacrificaron sus vidas derramando su sangre divina para poder dar movimiento al sol y la luna. Con este hecho salvaron la vida de todos los seres del planeta. Es por eso que hace muchísimos años, los antiguos pueblos buscaban corresponder ese sacrificio divino con sacrificios humanos. Para continuar con ese legado y para corresponder a los dioses por el sacrificio que originalmente ellos habían realizado. Una deuda de sangre que se cumplía o se creía cumplir de la mejor manera que la gente comprendía. Es injusto que hoy en día nosotros emitamos un juicio ante esas creencias, por que lo mismo hicieron los salvajes Españoles que destruyeron una ciudad entera buscando un tesoro que jamás pudieron encontrar… por que ni siquiera existía. Que mataron, torturaron y violaron a muchos inocentes con la excusa de que los “indios” ni siquiera eran considerados humanos por la iglesia sino meros animales. Trayendo la palabra de un dios que predicaba el amor con unos vasallos que a punta de espada obtenían lo único que realmente ansiaban. Oro. Vive en nosotros la oportunidad latente de creer en lo correcto día a día, los sacrificios existen y no necesariamente son de sangre. Todos los días tus padres o tu mismo, damos una parte de nuestras vidas para poder subsistir en este mundo y darle a los que amamos una esperanza de vida mejor en este mundo globalizado. Sacrifica algo de ti, para darle movimiento, luz y calor a todo lo que sueñes. Así harás de este mundo un lugar más bello y mejor. No solo para ti, sino para todos los que vendrán en un futuro a disfrutar de este mundo maravilloso iluminado y calentado por ese eterno Sol.