LA VISION Y LA VOZ: EVOKING THE ETERNITY E.A. KOETTING. de S. N. U. LA VISION Y LA VOZ El único punto en que se cree que el ritual de evocación ha fallado es cuando el espíritu comienza a materializarse y el Neófito es incapaz de comunicarse con este en cualquier manera importante. Él se prepara a si mismo psicológicamente para la evocación, aprende a aceptar el flujo de la omnipotencia a través de él, prepara un Templo ritual en el cual el espíritu pueda manifestarse y da las encantaciones con la potencia necesaria. Y luego espera pacientemente. Su paciencia desaparece rápidamente y da paso a la duda y cuando el espíritu aún falla en materializarse ante él, su corazón de hunde, cierra el ritual y arrastra sus pies de regreso a casa. Ha estado ocurriendo una división entre dos muy diferentes filosofías ocultas respecto a la materialización de los espíritus y es una división que ha sido necesaria por mucho tiempo. Por un lado, están aquellos que han pasado años desarrollando su habilidad para ver, oler y sentir aquellas cosas que se esconden justo más allá del rango normal de la sensación, usualmente a través de las disciplinas de skrying, visión remota o sintonización sensorial. A medida que el Hechicero comienza a recitar las encantaciones y conjuraciones, él abre su visión de skrying y conecta su consciencia a la del espíritu. Las conjuraciones llaman entonces a aquel espíritu en el Templo, en aquel punto el Evocador lo guía hacia el Triangulo de Manifestación, dónde este construirá un cuerpo del humo del incienso o de los vapores de la refrescante sangre del sacrificio. Sus sentidos se despertarán totalmente y se fijarán sobre la aparición que se está materializando hasta que sea capaz de verlo tan concretamente como cualquier construcción del plano físico. Por otro lado, hay una escuela de pensamiento que insiste en que el empeño sobre la parte del Operador en entrenar sus sentidos más sutiles para observar y registrar las ocurrencias de las entidades espirituales y corrientes son en vano, y es sólo cuando el ritual es realizado correctamente, sin falla o desvío, como es puesto en el grimorio especifico al espíritu (y a menudo en acordancia con las supuestas leyes espirituales presentadas por la religión Ortodoxa), que el Convocado se manifestará automáticamente ante el Mago. Sí el corazón, espíritu y mente del Evocador es pura, y si el Espíritu Santo se precipita en él, sus encantaciones y conjuraciones traerán a la entidad a la materialización completa independiente de su propia habilidad previa en contemplar tales cosas. De nuevo, este conocimiento de la naturaleza de la materialización es basada en gran parte en las enseñanzas de la religión Ortodoxa, específicamente del Catolicismo, y estos fundamentalistas demuestran raramente aceptación o paciencia por cualquier sistema o disciplina que no rinda homenaje a aquella Iglesia original sino que en lugar se involucre a si mismo en formas de idolatría y paganismo. Cuando el Mago recita sus encantaciones y conjuraciones, usualmente tomando un tono más amenazante o condenatorio que el anterior, el espíritu seguirá apareciendo, él aún mantendrá intercambio con el Convocado, y recibirá todavía los mismos beneficios. Si el Evocador ha inducido propiamente la inmersión preparatoria necesaria y está parado en el Circulo ritual con la omnipotencia fluyendo a través de él, ciertamente sentirá automáticamente al Convocado entrando al Templo. Si los principios elementales de la evocación son mantenidos, el espíritu entrará y se manifestará. Y si el Operador se ha disciplinado a si mismo para examinar conscientemente e interpretar la forma y figura de aquella manifestación, él ciertamente las verá. Si él no lo ha hecho, entonces depende enteramente de un estado de fuga espiritual , donde su carnoso cerebro es tan abrumado y su sentidos físicos son tan asaltados que las visiones comienzan a danzar alrededor de él y el espíritu se materializará dentro del Triangulo.
Una diferencia entre los dos está en la materialización misma. El último tipo de Evocador, él que no se prepara a si mismo físicamente para la visión del espíritu, experimentará a menudo intensos fenómenos procediendo de la materialización real del espíritu que ha llamado. A medida que las endorfinas, la dopamina y los neuropeptidos inundan el cerebro, luces destellarán y bailaran alrededor de él, niebla o humo llenará el cuarto, voces entrarán de la oscuridad o golpes serán escuchados en los muros; a menudo ejércitos de espíritus llenarán el cuarto y cantaran en coros, o sombras negras deslizándose amenazarán la santidad del Circulo. El fenómeno alcanzará una altura devastadora, el impacto psicológico y sensorial de todo el asunto perturbando el equilibrio del Mago y haciendo que comience a desvanecerse, y luego el Convocado aparecerá. En contraste directo, el primer Evocador, quien ha pasado años perfeccionando sus sentidos espirituales, sentirá a las energías construyéndose en el Templo, las sentirá volviéndose más fuertes y reuniendo una masa definida, y los guiará a través de su voluntad hacia el Triangulo, donde las energías se coagularán y mezclarán con el humo del incienso para formar a un ser materializado con el cual él puede conversar. El mismo contraste es visto en los resultados logrados por ambos lados. Usualmente, cuando el Evocador retiene control sobre sus sentidos de principio a fin, él ordenará a la entidad a llevar a caso una cosa muy específica. Aquella cosa, y no otra, se manifestará así misma en su vida en los siguientes días. La única diferencia que puede ser considerada importante es que él pueda recibir ligeramente más o ligeramente menos de lo que pidió, o le llegará en una manera que no ha sido prevista. No obstante, él logrará casi la exactitud de lo que pretendía a través del ritual. Cuando el Evocador que depende únicamente de la gracia de Dios y de la Divinidad de la Operación misma es presentado con el momento de hacer sus demandas, él usualmente batallará con el Convocado con palabras y astucia, y una batalla psíquica sobrevendrá hasta que uno o el otro haya sido subyugado. Si el Mago es el vencedor, hará sus demandas y despedirá al espíritu para llevarlas a cabo. Los siguientes días o semanas son usualmente más tumultuosas. Él tendrá dinero llegando a él más espontáneamente y se le será quitado nuevamente. Un día él será el amigo y confidente de todos y al día siguiente parecerá ser el azote de la tierra. Él experimentará gran amor y gran pérdida. Y en algún lugar en aquella mezcla, él será capaz de decir, “conseguí lo que pedí”. Lo automático y la autonómico colisionan en la realidad. Cuando los principios de la evocación, los cuales son universales, son mantenidos, los espíritus se acercarán y se manifestarán dentro del Templo. La mayoría de los Practicantes de lo oculto, sin embargo, se aproximan al ritual con una expectación más científica en lugar de una religiosa, y es raro encontrar a tal ocultista que sea propenso al fervor del Pentecostal o a la temerosa fe del Católico al grado necesario para inducir las reacciones químicas en el cerebro las cuales harían que las alucinaciones coincidan con las ocurrencias astrales producidas por el ritual. Mientras el fenómeno, el cual es fácilmente argumentado como un estado autoinducido de psicosis temporal o incluso esquizofrenia, y las alucinaciones que siguen son casi incomparables, la Operación completa se sale de las manos del Operador y lo pone en la veleidad de las visiones y ruidos que lo empalan y en el mareante “Espíritu Santo” que no permitirá su a orgullo o ego. Cuando se ha dicho la conjuración, llamando al espíritu a aparecer, el cuarto se llenará con una fuerza que se engrosa rápidamente y se sabrá que esa fuerza es inteligente y antigua, a pesar del entrenamiento previo del Evocador. A través de su voluntad sola, el Mago guía a la energía que zumba y está surgiendo hacia el Triangulo, lo que permitirá que se condense y forme partículas de materia reales, aunque será una materia más fina que la carne y el hueso. Es en este punto que el Hechicero necesitará prepararse a si mismo para comunicarse con el espíritu por los medios que ha elegido. A medida que los aspectos científicos y verificables de la evocación comenzaron a caer bajo los microscopios de los filósofos de la parte media del milenio previo, muy pocos de los que creyeron que tenían el poder o el Decreto Divino para convocar a los espíritus sentían también que estaban benditos con la habilidad de ver y escuchar a los espíritus que constreñían. Fue una practica común, entonces, traer al Templo ritual a un clarividente entrenado o un empático natural que
sería capaz de traducir el puro intercambio espiritual en una conversación significativa, y de ese modo actuando como un traductor o transportador entre el Convocador y el Convocado. Aunque el ordenar espíritus fue conocido anteriormente de ser no sólo el privilegio sino también la obligación de un hombre de Dios, hablar con ellos directamente era la práctica de un brujo o un hereje. A medida que nuestra fe en Dios ha menguado, nuestra creencia y confianza en nosotros mismo ha crecido. No hay persona que esté leyendo este libro que, dada la instrucción apropiada y el trabajo diligente necesario, necesitaría alguna vez a otra persona para hacer por ellos aquello que pueden hacer por si mismos. Un sorprendente numero de personas que he conocido a medida que aprendía y enseñaba de primera mano los secretos de la evocación han reportado que mientras ellos pueden convocar a un espíritu con relativa facilidad y pueden sentir a aquel espíritu en el cuarto con ellos, no pueden, no importa cuanto lo intenten, ver al espíritu, escuchar su voz o comunicarse en cualquier modo con éste. Un caballero que había estado practicando la evocación por casi 20 años usaría un péndulo para recoger la intención de los demonios que él evocaría. Mostrándome este método en una evocación real, dibujó un circulo pequeño en un pedazo de papel y lo dividió en cuartos perfectos por medio de dos líneas de intersección diametrales. Arriba del circulo el escribió “sí”, en la parte de abajo “no”; a la izquierda también estaba un “no” y a la derecha estaba un “sí”. Mientras lo veía haciendo esto, mi mente regreso a mis sesiones de ouija de adolecente y no pude evitar mirar y suspirar. Ambos nos sentamos en meditación por un momento y luego invocamos simultáneamente a la fuerza omnipotente que era requerida para realizar la Operación. Él dibujo el sigil del demonio que intentaba convocar y yo continué con mi meditación silenciosa mientras él cargaba el sello con la voluntad de la evocación. Al unísono, nos miramos el uno al otro en reconocimiento de la aparición del demonio. Podíamos sentirlo entrar al cuarto como una niebla arrastrándose y reuniéndose alrededor del Circulo esperando a ser dirigido. Combinando nuestros poder de voluntad, dirigimos a la fuerza que se acumulaba hacia el Triangulo y alimentamos aquel poder con nuestra voluntad hasta que se condensó en un cuerpo tan solido como pudo – uno que yo podía ver y uno que él no podía negar que estaba ahí. Él mantenía el péndulo a unas cuantas pulgadas de la superficie de su papel guía y saludó al demonio. “Demonio N., ¿estás presente?” preguntó, como era su pregunta inicial acostumbrada. El péndulo no se movió. Mi amigo sonrió y respondió, “Gracias por atendernos y bienvenido a nuestro Templo” Te hemos convocado aquí...” y continuó con los deseos exactos por los cuales estábamos realizando el ritual. “¿eres capar de completar estas tareas sin incidentes?” El péndulo no se movió. Mi amigo respondió, “Gracias. ¿estás de acuerdo entonces en completar estas tareas a nuestro favor?” El péndulo no se movió y mi amigo concluyó, “Demonio N., te agradecemos por tu rápida respuesta a nuestro llamado y por tu poderosa asistencia. Ve ahora y completa estas tareas y regresa de nuevo rápidamente si eres llamado”. Él despidió oficialmente al demonio y realizó un destierro post-ritual para limpiar el área. En el momento en que finalizó de registrar el ritual en su diario, me volví hacía él con asombro. “el péndulo no se movió, ¡ni una sola vez! grité. No dudé de las impresiones que había recibido del Trabajo, ya que mi visión y mi oído habían verificado las respuestas que él también había entendido que eran correctas. Lo que me confundía era su uso del péndulo para nada. Parado a su lado mientras miraba al demonio ante nosotros y mientras el miraba atentamente a su péndulo y papel, me pregunté si mi amigo estaba bien. “Esto es llamado manifestación no física”, respondió. “Sólo porque no pasa en el plano físico no significa que no suceda. El péndulo no se movió físicamente, pero si lo hubiera hechos, se habría movido hacia arriba, hacia el „sí‟”. “¿cómo puedes decir eso con seguridad?” “Porque”, lo dijo con una sonrisa, “pude sentir el péndulo tirando hacia arriba, como si el magnetismo en el cuarto entero cambiara por aquel único movimiento. Simplemente podía sentirlo
tan fuertemente que no necesitaba verlo”. Por respeto a mi amigo, sonreí y sugerí ir a cenar. Tenía más sentido para mí, después de haber sido testigo de su métodos de comunicación por mi mismo y haber verificado los resultados de aquello con el método de cara a cara que había estado usando por la mayoría de mi carrera oculta, que él dejara el péndulo en la gaveta y confiara en su facultad real que le había permitido comunicarse. Él me parecía un hombre que caminaba con una muleta a pesar de que su pierna rota había sanado hace años. Si mi amigo podía confiar tan fácilmente en sus sentidos internos, los cuales por su propia isión eran en ninguna forma responsivas al estimulo físico, ¿por qué no podía hacer exactamente lo mismo sin el péndulo en absoluto? Las personas tienden a buscar signos de profecías de buena o mala fortuna en las cartas, el humo, en las ondulaciones del agua, los patrones del clima e incluso en las estrellas distantes, todo los cuales no tienen importancia física o química verificable. Sin embargo, ellos rechazan invariablemente confiar en sentidos más instintivos que les permitirían el a los secretos de poder más escondidos. La mayor clave en la comunicación con los espíritus es calmar tu corazón, relajar tu mente, acercarte a tu entorno con tus sentimientos y luego confiar en ellos. Mientras esto no sólo te permitirá “ver” al espíritu que está parado ante ti, esto abre un sendero para la conexión consciente con aquella entidad y a través de aquel sendero la Visión fluirá. Casi todo el mundo, especialmente aquellos que son atraídos a lo oculto, han tenido la experiencia de sentir como si estuvieran en la presencia de una persona que ha fallecido o de alguna encarnación protectora o formidable la cual no pueden ver, escuchar u oler, sin embargo no parece menos real en aquel momento de o. A menos que el visitante invisible lleve el aura de un amado el cual es instantáneamente reconocido, el observador raramente intentará poner una cara a la figura. Ellos reconocen su presencia, la categorizan de acuerdo a su sistema de creencia y tratan con este en cualquier manera que el sistema – y su propia respuesta emocional inmediata dicte. Si, en aquel momento, el observador excluyera todo el parloteo mental y emocional, liberaría la expectación y permitiría simplemente que los sentidos traduzcan la imagen espiritual parada en el cuarto con ellos, la probabilidad de obtener una muy cercana si no exacta impresión mental del ser sería grande. No podemos sentarnos y esperar a que un pariente fallezca o que un fantasma se aparezca, sin embargo, y es más tonto realizar una evocación completa simplemente para ver si puedes recoger algunas impresiones en cuanto a la apariencia de la aparición. Podemos usar un proceso replicable por el cual un espíritu errante puede ser traído cerca para ser observado. Note que dicho espíritu es traído cerca, no traído. La diferencia entre los dos es inmensurable. Con el fin de experimentar un o de primera mano con una entidad o entidades espirituales, necesitarás establecer un Templo semi-correcto. Establece tu altar en el cuarto que has estado usando para tus meditaciones hasta el momento, de cara al oeste, sobre el cual dos velas blancas deben estar puestas, ambos a menos de una pulgada de los limites norte y sur del altar. Aunque la mayoría de rituales de evocación serán realizados de pie, probablemente encontrarás más cómodo poner una silla detrás del altar, para que cuando estés sentado mires hacia el oeste y entre las velas. Para esta simple Operación, tu daga y cáliz pueden mantenerse alejados. Aísla el Templo de toda la luz, enciende las velas sobre el altar y siéntate detrás de este. Cierra tus ojos y representa la meditación que invocará la omnipotencia. Cuando tu ser completo esté brillando con el Poder Divino y la Luz, y aquella fuerza fluya de tus ojos, manos, y brilla desde cada poro en tu piel, abre tus ojos y deja que tu visión se pierda en el espacio vacio entre las velas blancas. Sin mirar directamente hacia las llamas, permite a tu visión periférica notar la luz brillando desde la mecha, el aura que crea y el encuentro de orbes de luz en aquel espacio en el cual tus ojos están enfocados.
Toma una respiración profunda, reteniendo el enfoque en aquel aire vacio sobre el altar y siente la fuerza Divina dentro de ti agitándose mientras respiras. Siéntela reuniéndose en tu garganta y en tu boca, listo para verterse de tus labios como un estallido de una presa de energía. Conoce que si la omnipotencia es liberada de ti en la forma de palabras, toda la existencia y sus incontables habitantes serán obligados a responder y obedecer. Exhala diciendo con una clara voz controlada, “Espíritus, escuchen mi voz. Espíritus escuchen mi llamado. Espíritus, reúnanse a mi alrededor. Háganse conocer ante mí. Los llamo para que salgan de las sombras y de sus tumbas y les ordeno que se paren ante mí. Espíritus, yo los obligo... ¡vengan!” No permitas que el miedo plante siquiera una simple semilla dentro de ti. Estabiliza tu corazón, ya que seguramente comenzará a latir fuerte a medida que los ojos de los espíritus errantes van a hacia tu dirección. Mantente firme en un estado tranquilo, aún consciente de tu propia omnipotencia mientras estas sentado y esperando. A medida que la conjuración ha sido recitada, si fue hecha verdaderamente con Autoridad, habrás sentido a los espíritus saltando sobre las colinas dándose cuenta de ti. Estos espíritus son de lejos los más dispuestos a volar a tu lado y hacerse a si mismo conocidos y aunque para los propósitos de la realización o Ascenso ellos son inútiles, cada uno de ellos son entidades únicas e individuales que puedes observar. Relaja tu contemplación y permite que tu visión se difumine ligeramente, quitando la tensión de la observación de tus ojos y trasladándola hacia tus Otros sentidos, que comenzarán a Ver desde tu tercer Ojo, en el centro de tu frente. Mientras inicialmente visualizas a las entidades y recibes impresiones de sus imágenes, probablemente notaras una fina presión en el centro de tu frente. Cuando encuentres esto, deja que la energía que está intentando empujar su camino desde ti, el invisible rayo de luz índigo que está intentando estallar en el Templo con su omnipotencia, que lo haga sin restricción. Entrega tu voluntad a tus poderes Superiores y confía en ellos cuando llegue el momento. El primer paso en ver realmente al espíritu presente, aunque sea sólo es en tu visión mental por el momento, es localizarlo. Después de que sientas que los espíritus que has llamado cerca están verdaderamente cerca, inhala y mantén la respiración en tu pecho por un momento. Silencia tu mente. Es vital que no permitas a tu cerebro interferir con su comprensión al insertar sus imágenes o criticar aquellas impresiones que salen a la superficie. Exhala lentamente, mientras lo haces, siente a tu propia consciencia intelectual, tu omnisciencia natural, inundar el cuarto. Siente la locación general de los espíritus o si hubiera muchos, siente la locación de los más poderosos o los más cercanos. No pienses, no analices, no imagines; sólo recibe. Tus impresiones en este punto no se van a originar en tu mente, sino que simplemente son recibidas por tu mente. Siente la locación del espíritu en el mismo modo que puedes sentir a un extraño entrar al cuarto detrás de ti. Recuerda, no está realizando un ejercicio en imaginación, sino que simplemente estás ajustando tus sentidos existentes en un fenómeno que probablemente hayas experimentado en el pasado: la consciencia de la presencia de una entidad no física. Una vez la locación real del espíritu es descubierta, entrena tus sentidos en aquel espacio. No mires en el espacio ocupado por el espíritu, mantén tu visión bloqueada en el brillo de las dos velas blancas en el centro del altar. Simplemente extendiendo tus sentidos y tu consciencia hacia aquel punto en el cuarto. Mientras haces esto, tu propio reconocimiento consciente de la presencia de aquel particular espíritu se volverá más fuerte, algunas veces muy espantosa. Lleva tus emociones de regreso a tu mando, no reaccionando a tus alrededores, sino actuando sobre la existencia. Las personas aprenden acerca de las cosas a través de analizarlas y analizan las cosas haciéndose a si mismos preguntas acerca de ellos. Sin preguntas, no puede haber respuestas. Pregúntate, “¿Cuán alto es este espíritu?” inmediatamente, tu mente te dará una respuesta. Si tienes que buscar una respuesta; esta no será verdadera. Confía en tus sentidos, confía en tus respuestas y confía en ti mismo. A menudo, el momento en que la respuesta llegue, con tus ojos aún mirando en el brillo eterno de las llamas de las velas, podrás ver el contorno de una figura a través de tu visión periférica en el punto donde se sabe que el espíritu está. No te enfoques en esto, sino,
continúa enfocándote en aquel espacio vacio ante ti. Pregúntate ahora, “¿Cómo el espíritu está manteniendo su cuerpo? Con esta pregunta, tu mente no intentará más responder en palabras, sino que elegirá el sendero más fácil al poner una imagen en tu mente o algunas veces en aquella visión periférica elusiva. Es también en este punto que las energías, aquellas emanando de la multitud de espíritus que se han presentado así mismo, del poder del ritual mismo y de tu propio Estado Divino, comenzarán a abrumarte, en colusión con la incapacidad del cerebro para aceptar lo imposible. Esto causará mareo o aturdimiento, y es a menudo reportado como una sensación de hundirse a través del piso o un desequilibrio espacial general. Recuerda respirar y reunirte y aunque la desorientación no disminuirá por completo, aún serás capaz de continuar. También puedes ser tentado fuertemente a dejar tus ojos se cierren. Resiste esto, ya que es una táctica para cesar la barrera de realidad espiritual sobre el cerebro empapado de ilusión. Mantén tus ojos enfocados hacia adelante y permite a la imagen de la posición del espíritu imprimirse a si mismo sobre tu mente, o incluso sobre tu visión. A medida que ves estas cosas, es vital no relegar su valor para la mente y la imaginación, sino poner la importancia de este sobre la realidad del espíritu que esta parado en aquella locación revelada. Mientras lo ves en tu mente, siente también en tu pecho, en tu corazón en aquel lugar dentro de ti que sabe que estas en la presencia de una cosa que está más allá de la carne. A medida que las impresiones son transferidas a tu mente desde el espíritu, es tu deber obtener una imagen real de este para luego transferir la imagen de regreso a aquel lugar donde el espíritu está parado, en lugar de dejar que disminuya en los anales irreales del cerebro. Mirando fijamente el resplandor de la vela, mientras las impresiones de la posición del espíritu vienen a ti, proyecta esta imagen de regreso a su lugar de origen, viéndolo en tu mente o en tu visión periférica como si estuviera parado en aquella posición ante ti. Sostén esta imagen en tu mente manteniéndola por lo menos unos cuantos segundos, asegúrate de que no vaya a desaparecerse en el momento en que quites tu atención. Pregúntate “¿cómo se mueve el espíritu?” Lo que estas haciendo es recibir e interpretar paso a paso la figura completa del espíritu. Estas levantando el velo entre tu mente y el espíritu. Cuando hagas esa pregunta, probablemente verás al espíritu empezar a moverse. No es que al preguntar esto hagas que el espíritu se mueva, sino más bien que el espíritu ha estado en movimiento como cualquier cosa viviente lo está y al hacer la pregunta estás permitiendo a tu mente observar este movimiento. El espíritu por lo tanto no es puesto en movimiento por tu pregunta, sino que es tu mente que es puesta en movimiento. Veras a este figura delineada que se mantiene en un cierto lugar a una cierta altura y en una posición especifica mover su brazos, manos, cabeza, piernas o incluso la boca. Es difícil llegar muy lejos en tu descubrimiento de la imagen del espíritu sin haber percibido algunas de sus características más detalladas. Pregúntate a ti mismo lentamente, “¿cuál es la apariencia de la cara del espíritu?”. Por alguna razón que ah eludido a mis asociados y a mí, esta pregunta provoca la respuesta más dramática del observador, siendo a menudo la observación que finaliza la sesión de ver por aquel momento. Algunas veces la imagen de la cara destellará en la mente inmediatamente y aparecerá amenazante u horrible, haciéndolo casi imposible el retener el control consciente sobre las emociones. Otra veces puede parecer agradable, pero a medida que la mente intenta analizar los detalles de este, el cerebro comienza a detener el proceso completo, siendo siempre el enemigo de la Magia(k). La clave para trabajar exitosamente a través de este paso es evitar los detalles y aceptar la imagen general. El cuerpo del espíritu es hecho de una materia más fina que la de la carne y necesita ser tratada como una cosa evanescente, ser aceptada como es en el momento y nunca confinada a nuestras expectaciones. Simplemente permite que la imagen de la cara del espíritu llegue y transfiere aquella imagen de regreso al espíritu, fuera de ti en el mundo de lo real. Toma un momento antes de continuar viendo a la entidad completa que estás observando. Has construido una imagen mental y visual de éste de lo que has recibido a través de tus sentidos
naturales. Lleva tu atención lejos de ti, lejos de tu mente, ya que tu enfoque seguramente se habrá desplazado del espíritu a ti mismo, a tu defectuosa imaginación y tu orgullo egoísta y de regreso a aquel espacio que se descubrió que originalmente estaba ocupado por el espíritu. Regresa tus sentidos a la consciencia de la realidad de su presencia y ahora no tienes que entender simplemente que éste está en aquel lugar, sino que puedes verlo parado ahí mientras haz analizado su forma. Un acontecimiento interesante que es notado es que el espíritu parecerá estar suspendido en el tiempo y en el espacio, permitiéndote verlo. En el reino del espíritu, sin embargo, el tiempo y el espacio no existen como leyes concretas, sino que son construcciones de la mente las cuales son a veces convenientes y otras veces una molestia. No permitas que la aparente suspensión del espíritu te impida verlo y sentir su presencia. Asegúrate, sin embargo, de que la imagen que estás viendo no está en tu mente, sino que está en el Templo, fuera de ti. Se honesto contigo y tendrás poca dificultad en confiar en ti mismo. Pregunta, “¿Qué viste el espíritu?”. La imagen será adherida automáticamente. Del mismo modo puedes hacerte cualquier pregunta que asista en la revelación del espíritu. La pregunta final que debes hacer para este ejercicio no es sólo para ti, sino que es para el espíritu y para ti. Siente al espíritu ahí y míralo en tu visión mental como lo has descubierto. Respira y siente el poder que aún se inunda a través de ti reactivándose dentro de tu pecho. Exhala diciendo, “Espíritu, ¿qué es lo que dices?” Inicialmente la voz del espíritu parecerá incomprensible o sin sentido. Relaja tu mente y siente la presión que se ha reunido alrededor de tu cabeza, específicamente alrededor de las orejas. Siéntela palpitar con un ritmo que puede parecer caótico, muy parecido al modo en que las palabras parecerían que no fueran entendidas por otras personas de la misma lengua. Las palabras dichas por el espíritu en respuesta a la pregunta permanecerán en el aire alrededor tuyo. Relaja tu cuello, tu frente, tus orejas, tus ojos, tus parpados y tu mente, y pregúntate “¿qué ha dicho el espíritu?”. Las palabras pueden venir lentamente a ti, una a la vez hasta que comprendas cada una. Permítelas llegar como seguramente ellas lo harán y si es necesario, escríbelas en un pedazo de papel a medida que vienen. Una de las partes más difíciles de todo este proceso de comunicarse con espíritus es escuchar la voz y que la voz sea escuchada en “tiempo real”. A menudos, al principio, la boca del espíritu se moverá y segundos después la primera de una serie de palabras entrará a tu mente. A medida que progresas en escuchar la voz e interpretas las palabras en tu propio lenguaje nativo, las palabras aparecerán en tu mente y luego el espíritu moverá su boca para decirlas. Esta es una inconsistencia sólo en tu observación y con el tiempo y la practica se equilibrará a si misma. Este proceso completo de ver a un espíritu probablemente abarcará más que una visualización, pero requerirá un retorno persistente al Templo, llamar a los espíritus y observación a través de los pasos anteriores. El proceso no cambia, ni lo hace tu habilidad para observar al espíritu a través de tu mente. Todo lo que cambiará es la imagen del espíritu si este no es verdaderamente el que has visto previamente y la solidez e intensidad de tus observaciones. Una vez haz sido capaz de ver completamente a un espíritu en una sesión a través del proceso anterior, ha llegado el tiempo de que tomes una excursión. Ve a algún lugar en la naturaleza, donde todo lo que puede ser visto es la tierra y todo lo que puede ser escuchado es la vida que está alrededor. Siéntate, no sobre una silla de jardín que haz llevado contigo para tu confort, sino sobre la dura tierra o sobre una roca o un tocón y ve a través de los exactos mismos pasos de llamada y observación. Al regresar al Templo cada día, o ir a algún otro lugar y observar espíritus de esta manera comenzarás a tener un aparentemente milagroso efecto: los pasos de la visualización llegarán naturalmente, las preguntas serán respondidas antes de que sean hechas y las imágenes de los espíritus se volverán más pronunciadas y concretas. Porque los has llamado cerca y no los has llamado, es extremadamente raro para estos espíritus errantes tomar una forma que se pueda contemplar con los ojos físicos, pero tu Visión Superior estará abierta y estarás listo para ver y escuchar a cualquier espíritu que desees evocar a la manifestación completa.