Diciembre
8 Lección
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Conflicto y Valor, pág. 300
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PRINCIPIOS DE VIDA
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Un hombre principal le preguntó, diciendo: Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna? Al salir él para seguir su camino, vino uno corriendo, e hincando la rodilla delante de él, le preguntó: Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna? Si queremos heredar la vida eterna, tenemos que realizar una gran obra. Debemos negar la impiedad y las concupiscencias mundanas, y vivir una vida de justicia... No hay salvación para nosotros fuera de Jesús, porque mediante la fe en él recibimos poder para ser hijos e hijas de Dios; pero no se trata de una fe pasajera, sino que es una fe que hace las obras de Cristo... La fe viva se manifiesta mostrando un espíritu de sacrificio y devoción hacia la causa de Dios. Los que la poseen están bajo el estandarte del Príncipe Emanuel, y luchan exitosamente contra los poderes de las tinieblas. Están listos para cumplir cualquier orden dada por su Capitán. Cada uno es exhortado para que sea ‘ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, espíritu, fe y pureza, porque debemos vivir ‘sobria, justa y piadosamente’ en este mundo malo, exponiendo el carácter de Cristo y manifestando su espíritu. Lucas 18:18, Marcos 10:17; A Fin de Conocerle, pág. 314
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PRINCIPIOS DE VIDA
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Jesús le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Ninguno hay bueno, sino sólo Dios. Él le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Ninguno hay bueno sino uno: Dios. Más si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos. Jesús deseaba probar la sinceridad del joven, y conseguir que expresara la manera en que lo consideraba bueno. ¿Se daba cuenta de que Aquel a quien hablaba era el Hijo de Dios? ¿Cuál era el verdadero sentimiento de su corazón? Este príncipe tenía en alta estima su propia justicia. No suponía, en realidad, que fuese deficiente en algo, pero no estaba completamente satisfecho. Sentía la necesidad de algo que no poseía. ¿Podría Jesús bendecirle como había bendecido a los niñitos y satisfacer la necesidad de su alma?. Lucas 18:19, Mateo 19:17; El Deseado de Todas las Gentes, pág. 477
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PRINCIPIOS DE LA LEY
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Los mandamientos sabes: No adulteres. No mates. No hurtes. No digas falso testimonio. No 3 defraudes. Honra a tu padre y a tu madre. Le dijo: ¿Cuáles? Y Jesús dijo: No matarás. No adulterarás. No hurtarás. No dirás falso testimonio. Honra a tu padre y a tu madre; y, amarás a tu prójimo como a ti mismo Es inseguro confiar en sentimientos o impresiones; éstos no son guías confiables. La ley de Dios es la única norma correcta de santidad. Por esta ley será juzgado el carácter. Si alguien que busca la salvación preguntara: ‘¿Haciendo qué cosa heredaré la vida eterna?’, los modernos maestros de la santificación contestarían: ‘Tan sólo cree que Jesús te salvará’. Pero cuando a Cristo se le formuló esta pregunta, dijo: ‘¿Qué está escrito en la ley? ¿Cómo lees?’ Y cuando el que preguntaba replicó: ‘Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón... y a tu prójimo como a ti mismo’, Jesús dijo: ‘Bien has respondido; haz esto, y vivirás. La verdadera santificación se evidenciará por una consideración concienzuda de todos los mandamientos de Dios, por un desarrollo cuidadoso de cada talento, por una conversación circunspecta, por revelar en cada acto la mansedumbre de Cristo. Marcos 10:19, Mateo 19:18, 19; Fe y Obras, págs. 52, 53
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PRINCIPIOS DE LA LEY
4 Él dijo: Todo esto lo he guardado desde mi juventud. El joven le dijo: Todo esto lo he guardado desde mi juventud. ¿Qué más me falta? El joven respondió sin vacilación: ‘Todo esto guardé desde mi juventud: ¿qué más me falta?’ Su concepción de la ley era externa y superficial. Juzgado por una norma humana, él había conservado un carácter intachable. En alto grado, su vida externa había estado libre de culpa; ciertamente pensaba que su obediencia había sido sin defecto. Sin embargo, tenía un secreto temor de que no estuviera todo bien entre su alma y Dios. Esto fue lo que lo indujo a preguntar: ‘¿Qué más me falta?.
Lucas 18:21, Mateo 19:20; Palabras de Vida del Gran Maestro, pág. 323
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PRINCIPIOS DE LA LEY
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Porque: No adulterarás, no matarás, no hurtarás, no dirás falso testimonio, no codiciarás, y cualquier otro mandamiento, en esta sentencia se resume: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. El amor no hace mal al prójimo; así que el cumplimiento de la ley es el amor. El carácter de Dios está expresado en su ley; y para que estés en armonía con Dios, los principios de su ley deben ser la misma fuente de cada acción tuya. La ley de Dios, por su naturaleza misma, es inmutable. Es una revelación de la voluntad y del carácter de su Autor. Dios es amor, y su ley es amor. Sus dos grandes principios son el amor a Dios y al hombre. ‘El amor pues es el cumplimiento de la ley’. El carácter de Dios es justicia y verdad; tal es la naturaleza de su ley. Dice el salmista: ‘Tu ley es la verdad’; ‘todos tus mandamientos son justos’. Y el apóstol Pablo declara: ‘La ley es santa, y el mandamiento, santo y justo y bueno’. Semejante ley, expresión del pensamiento y de la voluntad de Dios, debe ser tan duradera como su Autor. Romanos 13:9, 10; Palabras de Vida del Gran Maestro, pág. 322, El Conflicto de los Siglos, pág. 460
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PRINCIPIOS DE LA LEY
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Jesús le dijo: Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven y sígueme. Entonces Jesús, mirándole, le amó, y le dijo: Una cosa te falta: anda, vende todo lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme, tomando tu cruz. Millares están pasando por esta prueba y pesan a Cristo contra el mundo; y muchos eligen el mundo. Como el joven príncipe, se apartan del Salvador diciendo en su corazón: No quiero que este hombre me dirija.... Todos deben considerar lo que significa desear el cielo, y sin embargo apartarse de él por causa de las condiciones impuestas. Pensemos en lo que significa decir no a Cristo. El príncipe dijo: No, yo no puedo darte todo. ¿Decimos nosotros lo mismo?. A los que, como el joven príncipe, ocupan altos puestos de confianza y tienen grandes posesiones, puede parecer un sacrificio demasiado grande el renunciar a todo a fin de seguir a Cristo. Pero ésta es la regla de conducta para todos los que quieran llegar a ser sus discípulos. No puede aceptarse algo que sea menos que la obediencia. La entrega del yo es la substancia de las enseñanzas de Cristo. Lucas 18:22, Mateo 19:21, Marcos 10:21; El Deseado de Todas las Gentes, págs. 480, 481
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EL OBSTÁCULO DE LAS RIQUEZAS
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Entonces él, oyendo esto, se puso muy triste, porque era muy rico. Pero él, afligido por esta palabra, se fue triste, porque tenía muchas posesiones. Oyendo el joven esta palabra, se fue triste, porque tenía muchas posesiones. El que se ama a sí mismo es un transgresor de la ley. Jesús deseaba revelarle esto al joven, y le dio una prueba que pondría de manifiesto el egoísmo de su corazón. Le mostró la mancha de su carácter. El joven no deseaba mayor iluminación. Había acariciado un ídolo en el alma; el mundo era su dios. Profesaba haber guardado los mandamientos, pero carecía del principio que es el mismo espíritu y la vida de todos ellos. No tenía un verdadero amor a Dios o al hombre. Esto significaba la carencia de algo que lo calificaría para entrar en el reino de los cielos. En su amor a sí mismo y a las ganancias mundanales estaba en desacuerdo con los principios del cielo. Lucas 18:23, Marcos 10:22, Mateo 19:22; Palabras de Vida del Gran Maestro, pág. 323