Lo cómico en la Literatura.
Podría escribirse una obra filosófica buena y seria, compuesta enteramente de chistes. (Ludwig Wittgenstein)
Quiero comenzar este escrito con unos diálogos que pertenecen a la película Amadeus del director estadounidense Milos Forman, los cuales tienen como contexto el estreno de Las bodas de Fígaro bajo la dirección del músico austriaco y la negativa del emperador José II y su corte:
-Nadie duda de tu talento- dice a Mozart uno de los de la corte del emperador- Pero sí hay duda de tu criterio literario. Aún sin la política, siempre queda una farsa vulgar. ¿Para qué gastar tu espíritu en tal basura? Sin duda eres capaz de escoger temas más elevados. - ¡Elevados! ¿Qué significa eso, elevados? Estoy tan harto de todas estas cosas elevadas. Viejas leyendas muertas. ¿Por qué hay que escribir sólo de dioses y esas leyendas?- Responde Mozart. -Porque perduran. Duran por siempre. Al menos lo que representan: lo eterno en nosotros. La ópera existe para ennoblecernos, Mozart.- Increpa el emperador.1
El fragmento anteriormente citado trajo a mi mente algo que, hace algún tiempo, en alguna de todas las clases que tomé mientras estudiaba la carrera, escuché. Un profesor, sin rostro claro en mi memoria, nos decía que las obras literarias podían ser divididas en literatura “de la cintura para arriba” y la literatura “de la cintura pa’bajo”. Curiosamente esta clasificación me remite, de manera inmediata, a la Poética de Aristóteles y la categorización que éste hace de cada género y los temas que cada uno maneja. En esta obra, el filósofo estagirita sostiene que la tragedia y el género épico tienen como modelos miméticos a hombres de libre, de 1
Forman, Milos (Director). (1984) Amadeus [DVD]. (1:38:03- 1:38:44 min.)
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alto grado moral, mientras que la comedia se enfoca en temas bajos y populares; por lo tanto, no deberíamos extrañarnos de que el modelo de imitación de los textos cómicos sean hombres del pueblo. Ahora comprendo, tomando como premisa lo anteriormente expuesto, que la clasificación expuesta por mi profesor no es gratuita e injustificada. Sin embargo, y a pesar de que la comedia es un género presente en la literatura desde la antigüedad, son pocos los estudios que se han hecho alrededor de ésta. Mijaíl Bajtín en el libro La cultura popular en la Edad Media y en el Renacimiento2 plantea que la carencia de investigaciones acerca de este género, y en particular de la obra de Rabelais, puede tener su justificación en lo complicado que es acceder a las obras de este tipo, y sugiere que, para comprender los sentidos que éstas pueden tener, es necesario deshacerse del gusto literario canónico, el cual, y retomando las palabras de mi profesor, trata los temas que van “de la cintura para arriba”. Humor y comedia; a veces utilizamos estos términos de manera indiscriminada. Sin embargo podríamos considerar que no todo lo humorístico conduce a la risa, y no todo lo cómico utiliza elementos humorísticos dentro de sus mecanismos. El primer término, remitiéndome a la etimología principal, hace referencia a las excreciones corporales como el sudor, la saliva, la bilis o el semen. Por su parte, la comedia, como género literario, puede hacer uso de estas excrecencias para causar risa, sin embargo, el mal uso o la exageración de éstos pueden crear una sensación de asco en el receptor, anulando así el fin que este género pretende alcanzar. Longino decía que lo sublime engloba tanto lo bello como lo grotesco3. ¿No podríamos pensar, acaso, que esta denominación de literatura “de la cintura para arriba” y literatura “de la cintura pa’bajo”, abarquen esa dicotomía que el humano resguarda dentro de su ser? Recuerdo el pasaje de Don Quijote de la Mancha en el que este personaje llega a la primera posada donde pide alojo y el dueño de 2 3
Mijaíl Bajtín. La cultura popular en la Edad Media y en el Renacimiento. España, Alianza, 2003. Pseudo- Longino. Sobre lo sublime. Santiago de Chile, Metales pesados, 2007, p. 33.
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ésta, siguiéndole el juego al Caballero de la triste figura, le dice que caballeros y doncellas también comen, duermen y pagan el alquiler en los lugares donde se hospedan; sólo que no es mencionado en los libros de caballerías porque estos asuntos son implícitos dentro de la lectura. ¿No será, acaso, que el omitir este tipo de información, magnifica la figura de estos personajes, haciéndolos invencibles, y por ello, menos humanos? Y es que en este sentido, la literatura “de la cintura para arriba”, pretende crear personajes sobrehumanos, que trasciendan tiempo y espacio, que sean eternos, muy al estilo de Aquiles en La Odisea. ¿No podríamos considerar, entonces, que la comedia sea el género que nos enfrenta a los problemas del género humano de una manera menos directa? En uno de los prólogos de La Celestina se menciona que la literatura es como una pastilla de dulce cubierta y con un centro amargo. Por tanto, el género cómico no está eximido de la reflexión acerca del mundo que nos rodea, sólo la disfraza para que el golpe con él no sea tan duro. No sólo eso, nos ofrece el arma de la risa, ya sea como una forma de purificación o catarsis, o como mecanismo de defensa contra la realidad que nos rodea. Pensamos que ella nos ayuda a sobrevivir y por eso es el único y verdadero escudo que tienen algunos para defenderse de los abusos de aquellos que están en el poder. Jorge Portilla en su texto La fenomenología del relajo, menciona que la comicidad es una estrategia que el mexicano utiliza para soportar la realidad que le rodea, ya que ésta tiende a anular la seriedad de los asuntos que trata4. Sin embargo, un autor que escribe comedia en literatura, lo hace ya alejado de los hechos que relata; por eso alguien como Jorge Ibargüengoitia puede hacer mofa de los sucesos de la Revolución Mexicana en sus obras, como lo hace en Los relámpagos de agosto. En México, teniendo las raíces prehispánicas como parte de nuestra cultura, dudo mucho que lo planteado por Portilla sea totalmente cierto. En el México prehispánico, la risa tenía un valor ritual de renovación o cíclico, debido a que el dios de la muerte tiene una sonrisa plasmada en su rostro; y de aspectos creativos, especialmente porque el dios mono, de naturaleza burlona y 4
Jorge Portilla. La fenomenología del relajo. México, Fondo de Cultura Económica, 1984.
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juguetona, era considerado el dios de las artes5, ¿no podría ser que, esta característica ritual, forme parte de la cultura cómica del México de nuestros días? Esta cuestión la justifico en el hecho de hacer, ritualmente, un festejo en honor a nuestros muertos que incluye música, un gran banquete y algunos versos que son dedicados a la reina de esta celebración, la “Señora Muerte”, Catrina. Por unos cuantos días vida y muerte conviven, festivamente, en nuestro país. “El mundo al revés”, como lo llama Bajtín; eso es lo que el género cómico ha buscado desde sus orígenes. El carnaval y la parodia tienen de establecer mundos alternos donde, los poderosos sean pobres y los pobres sean poderosos. La figura de los mandatarios queda ridiculizada, y el pueblo purifica su existencia a partir de la risa. Por un día el hombre ejerce, sin importar el estrato social al que pertenezca, la libertad de ser, en cualquiera de todas sus posibilidades; por eso en los carnavales se tiende a utilizar vistosos disfraces. Es por medio de la risa que el hombre rompe las barreras impuestas por la realidad. Posiblemente, toda la literatura sea cómica, viéndola desde esta perspectiva. En este sentido, coincido con la idea que Enrique Anderson Imbert plantea acerca del cuento como un género que causa diversión, sin importar que el tema que trate sea trágico u horroroso, porque la lógica que poseemos ha sido burlada y nos encontramos en el absurdo6; sin embargo pretendo extender la idea planteada por Imbert a la literatura, en general, pues ésta invita al lector a salir de sus propios límites y a adentrarse a mundo ficcional. Burla las fronteras de la realidad y hace parodia de ella en sus creaciones. Entonces, ¿no podríamos pensar que la literatura, en general, es cómica por excelencia? Posiblemente la respuesta nos guie a nuevas formas de lectura, obteniendo de ésta resultados novedosos; rompiendo, así, las distinciones entre alta y baja literatura siendo que toda ésta trata los temas humanos, a pesar de que la burguesía la haya ocupado como una forma de distinguirse de la gente del pueblo.
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Jean Chevalier. Diccionario de los símbolos. Barcelona, Herder, 2003, p.p. 1092 Enrique Anderson Imbert. Teoría y técnica del cuento. Barcelona, Ariel, 1999, p. 26.
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BIBLIOGRAFÍA -
ANDERSON Imbert, Enrique. Teoría y técnica del cuento. Barcelona, Ariel, 1999.
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ARISTÓTELES. Poética. Madrid, Gredos, 1992.
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BAJTÍN, Miajíl. La cultura popular en la Edad Media y en el Renacimiento. España, Alianza, 2003.
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CHEVALIER, Jean. Diccionario de los símbolos. Barcelona, Herder, 2003.
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PORTILLA, Jorge. Fenomenología del relajo. México, Fondo de Cultura Económica, 1984.
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PSEUDO, Longino. Sobre lo sublime. Santiago de Chile, Metales Pesados, 2007.
FILMOGRAFÍA
Amadeus (Amadeus), Dirección: Milos Forman, Producción: Saul Zaentz, Guión: Peter Shaffer, Fotografía: Miroslav Ondricek, País: Estados Unidos, Año: 1984, Duración: 180 minutos
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