"Cuando está enojado golpea una piedra hasta hacerla sangrar. Cuando está enojado se sienta sobre la piel de una hormiga. Cuando está enojado llora lágrimas de sangre. Èşù, confundidor de hombres... El dueño de veinte esclavos está sacrificando para que Èşù no pueda confundirlo. El dueño de treinta arcos está sacrificando para que Èşù no pueda confundirlo. Èşù trastornó a la recién casada. Cuando ella robó los caurís del adoratorio de Ọya, dijo que no se había dado cuenta que coger doscientos caurís era robar. Trastornó la cabeza de la reina y empezó a salir desnuda. ¡Èşù, no me confundas! Èşù durmió en la casa, pero la casa era demasiado pequeña para él. Èşù durmió en la galería, pero la galería era demasiado pequeña para él. Èşù durmió en una nuez. ¡Al fin pudo estirarse! Èşù cambia lo correcto en incorrecto lo incorrecto en correcto. ¡Èşù, no me confundas!... " Anónimo: Oríkì Êşù en Poesía Anónima Africana. Rogelio Martínez Furé, 1968. "Al principio, encima de la oscuridad ancestral u Orima (el reino de Èşù), se encontraba una capa translúcida que consistía el enclave que contenía los cimientos de la Creación. Dentro del enclave estaba un núcleo de luz con agua y aire, que conformaba la morada y el reino de Òlódùmárè. En la plenitud de los tiempos, Òlódùmárè ordenó a la luz que brotara y se expandiera, iluminando así la totalidad de Orima. Toda la oscuridad del reino de Èşù fue iluminada y él levantó la cabeza para indagar. - ¿Quién es este?, preguntó. Òlódùmárè respondió: -
Yo Soy el que Soy: Òlódùmárè. La oscuridad que nos rodeaba no proporcionaba la base para la plenitud de la existencia. Por esa razón creé la luz y le ordené que se expandiera, para que la vida pueda florecer y embellecer.
Èşù le respondió: - Yo poseía la inmensa mayoría de Orima, sumergido en su tranquila oscuridad, exceptuando la parte ínfima que usted ocupaba. Acepto que la oscuridad no conduce al desarrollo orgánico de la vida (esto explica por qué Èşù no tiene capacidades creativas), sin embargo, prometo moverme libremente bajo la brillantez de la luz. El Creador accedió y acto seguido continuó con su labor: plantas, animales y divinidades se multiplicaban, llenando los espacios primitivos. Èşù, aprovechando esa oportunidad única, dijo: - Cualquier tipo de vegetación que florezca bajo el brillo de la luz, se convertirá en mi terreno de labor y cualquier ser que se cree en la inmensidad de lo infinito, se convertirá en mi esclavo y asistente. Este hecho marcó el comienzo de la competencia entre el bien y el mal, la luz y la oscuridad, lo diáfano y lo confuso, la verdad y la mentira, la guerra y la paz, la vida y la muerte, así como el antagonismo Èşù-Òlódùmárè" (de Souza,Adrián: Los Orichas en África,1999). Èşù, Òrìşà mayor del panteón Yorùbá, es una de las deidades más complejas y controvertidas y de más amplio culto no solo en tierras africanas sino en América y en algunos lugares de Europa y Asia. En la sabiduría ancestral encontrada en el Corpus Literario de Ifá, reflejada en el odú Ogbe Owanrin (Ogbe Wanle, Eyeúnle tonti Ojuani, 8-11), se encuentran numerosos testimonios que afirman que Èşù es uno infinitamente multiplicado y que esta es una de sus características primordiales que emplea con eficacia para ejecutar sus estrategias. La palabra Èşù significa "esfera" y representa la infinitud, el movimiento permanente. Con este nombre se describe a una convergencia de fuerzas espirituales complejas que conforman las bases cosmológicas de nuestra Religión. En la cultura tradicional Yorùbá, existe un concepto - awo - que se refiere a los principios ocultos que explican el Misterio de la Creación y de la Evolución. Awo es la comprensión esotérica de las fuerzas invisibles que sostienen la dinámica y la forma dentro de la Naturaleza. La importancia primordial de este concepto es la comunicación entre las fuerzas espirituales trascendentales y la conciencia humana. Esta comunicación se cree que es facilitada a través de la espiritualidad de Êşù. Dentro del complejo mundo de Ifá, Èşù ha sido descrito como un ser que tiene veintiún aspectos diferentes o caminos básicos, cada uno con otras tantas variantes que llegan a conformar hasta doscientos cincuenta y seis aventeres. En términos sencillos, esto sugiere que la habilidad de Èşù para comunicarse con las Fuerzas Espirituales, es de una amplia gama con una gran diversidad de características, cada una de las cuales cumple con una función específica dentro del marco ritualístico de Ifá. Debido a esta función, Èşù es considerado como el Comunicador o el Mensajero Divino. Êşù es conocido, entre los practicantes occidentales de nuestra Religión, con el nombre de Ęlệgbá. Es difícil establecer cuándo y por qué ocurrió este cambio de nombres. Sin embargo, en la Religión, tal y como se practica en África, Ęlệgbá es considerado como el aspecto guerrero de Èşù.
Ęlệgbá es una derivación del vocablo Ęlệ Agbara, que traducido significa " El Dueño de la Fuerza Vital". Como aspecto de Èşù, Ęlệgbá es la habilidad para comunicarnos con el Espíritu Divino cuando estamos abrumados por los obstáculos y la opresión. Dadas las condiciones que existieron durante la esclavitud, no es difícil imaginarnos por qué Ęlệgbá se transformó en el foco primario de interacción entre la conciencia humana y el Espíritu en el proceso religioso que se desarrolló - y que actualmente se practica en Occidente. En Cuba y en los Estados Unidos, Èşù (El Coleccionista de Grandes Multitudes) y Ęlệgbá son diferenciados por el carácter que presentan y la forma de atenderlos. Èşù representa el aspecto salvaje e indómito de este Òrìşà, cuyo altar debe mantenerse fuera de la casa y cuya fabricación y alimentación está en manos de los Babalawos, ya que los mismos deben ser montados o cargados según el Ángel de la Guarda de la persona, su Orí y su Odú de Ifá (Awofaka e Ikofá), hechos estos que le competen solo y exclusivamente a los Awoses de Orúnmilà. Por otra parte, Ęlệgbá es esa parte de Èşù que ha sido apaciguada y razonada por medio de las acciones éticas de Ọbàtálá, el Jefe de los Òrìşàs, de forma tal que el mismo puede ser adorado y atendido dentro de las casas sin la amenaza de la devastación. Ęlệgbá se consagra sobre un otá, atendiendo al camino que le sea indicado a la persona a través de una consulta con el dilogún, y esto es competencia exclusiva de los Iworos. La acción de Ọbàtálá sobre Ęlệgbá, hace que el mismo sea capaz de servir a la comunidad en una forma más predecible. Ęlệgbá es el Òrìşà que ofrece opciones. Es el Òrìşà que se sienta en el umbral de cada decisión y ofrece las opciones que resolverán nuestro futuro. Es el guardián de las puertas, dueño de las opciones o caminos. Es esa parte de Dios que representa la escogencia entre las cosas buenas y las decisiones definitivas e ineludibles. Estuvo presente en la creación de los universos y garantizó el principio del libre albedrío, proveyendo dentro de un panorama limitado, la oportunidad para que las personas decidieran su propio destino. Esto es muy significativo para el pensamiento filosófico Yorùbá, porque ellos le dan mucha importancia al acto de decidir. Creen que cada decisión hecha es una parte muy importante que determina y moldea el futuro de cualquier individuo. Esto cuenta para el uso extensivo y frecuente de la adivinación en sus vidas diarias y la posición central que juega Èşù en el proceso adivinatorio. Creen que cada decisión está preñada de consecuencias futuras y que para cada una de ellas existe un amplio rango de posibilidades venideras. Es Ęlệgba quien ofrece las opciones y el Hombre quien hace la escogencia. Ęlệgbá no toma la decisión, él solo representa la idea de posibilidades futuras. Èşù-Ęlệgbá es el guardián de las encrucijadas, de los umbrales de las casas, del mercado y de las cunetas de las carreteras. Estos son símbolos de su papel en la Naturaleza y en la Sociedad debido a que cada una de estas locaciones habla de la decisión de dar a luz lo desconocido. El ofrece las posibilidades que atraen a las emociones del Hombre y que lo conducen a cometer errores que le complican la vida y se la hacen más interesante. Ęlệgba es la variedad que condimenta la vida!! Es el guardián de la puerta y del umbral del futuro. Ofrece lo bueno del destino y obliga al Hombre a asumir su tasa de responsabilidad por esa realidad. Es la última posibilidad
y le ofrece las opciones que lo conllevan a intentar cambiar y refutar las leyes de la Naturaleza, lo cual lo conduce a enredarse en una trampa con un nuevo conjunto de reglas. Es el mensajero entre Dios, Òrìşà y la Humanidad. Tiene una vara mágica llamada Ìlàrì, que significa "iluminación de la conciencia". Esta palabra también describe al bastón que portan los mensajeros u ògùngbe del Oba (Jefe Regional) y el cual es considerado como el símbolo inviolable de la autoridad. El Ìlàrì le confiere a Èşù la habilidad de trascender las restricciones físicas de tiempo y espacio. En la terminología de la ciencia occidental, el Ìlàrì simbolizaría la habilidad de Èşù para funcionar en la cuarta dimensión. En este sentido, el Ìlàrì representa todas las formas de fenómenos síquicos que desafían las teorías occidentales sobre causa y efecto. En otras palabras, esto significa que los mensajes de Èşù son capaces de viajar a grandes distancias en un instante y que también él es capaz de desaparecer y reaparecer. Esta vara mágica le permite transitar por los caminos cósmicos de Dios repartiendo mensajes, comunicando entre si al Hombre, Òrìşà y Dios, a la vez que porta las ofrendas que los hombres le hacen a los Òrìşàs. Ifá enseña que la función de Èşù en los rituales, es la de hacer conexión con aquellas Fuerzas de la Naturaleza que se manifiestan abiertamente en el reino de los sentidos. Es debido a todo esto, que la relación entre Ęlệgbá y Òlódùmárè siempre ha sido estrecha y que la presencia de Èşù fuera muy necesaria al comienzo del mundo; también su presencia será necesaria cuando el mundo se acabe. Por eso se dice que el comienzo y el final del mundo están inscritos en Èşù-Ęlệgbá. La cosmología de Ifá está basada en la creencia de que la Fuente Primitiva de la Creación es una forma de Esencia Espiritual llamada "àşę" o "fuerza vital" que es la Esencia misma de Dios. Esta palabra también es empleada en los rezos y oraciones con el significado de "Así Sea". Èşù-Ęlệgbá es el guardián del àşę, lo cual significa que es el encargado por Òlódùmárè para guardar la esencia verdadera de la existencia, la cual está compartida en todo lo creado. Àşę es habilidad. Es la aptitud para una destreza en particular, es el poder. Ęlệgbá es el responsable de inspeccionar su asignación y su uso. Al ofrecer opciones, indirectamente tiene sus manos metidas en la distribución del poder. ¿Cuál destreza y cuánto poder es dejado enteramente al libre albedrío de la persona? En tal sentido, cada quien escoge su propio destino. Los Yorùbá creen que las personas escogen su propia cabeza. En el folklore Yorùbá, cuando al principio Òlódùmárè lanzó las diferentes aptitudes y destrezas y liberó el àşę, los Òrìşàs se apiñaron y se abalanzaron para obtener su àşę individual. Mientras, Ęlệgbá controlaba quién lo alcanzaba primero, quién de último... Así, Ęlệgbá es el karma o el principio de Justicia Divina. Es llamado el Tramposo Divino, el niño terrible y travieso, porque permite al hombre tener muchas opciones, engañándolo y conllevándolo a cometer errores desafortunados mientras se sienta, como un observador cualquiera, a ver cómo este se confunde al escoger entre el camino correcto y el erróneo. Debe hacerse notar que Ęlệgbá es responsable por ofrecer caminos que pueden conducir a la muerte, lo cual es tomado en cuenta por aquellas personas que consideran que este Òrìşà es maligno. Los misioneros occidentales lo confundieron con el Diablo católico y así lo llamaron, sin embargo, en la cultura Yorùbá no existe un ser que se asemeje al Diablo católico o al de cualquier otra Religión. Comparemos:
La Biblia dice que el Diablo fue expulsado del Cielo por querer competir con Dios. Esta no es la verdad de Èşù porque él reside entre el Cielo y la Tierra, sirviendo como mensajero de Dios para el Hombre y llevando sus sacrificios desde la Tierra al Cielo. Èşù es el portero del Cielo y, ciertamente, el Diablo nunca lo fue ni lo será. Èşù no espera que las personas se mueran para llevarlas al Infierno. Èşù no fomenta el mal ni es su origen. Estos son atributos del Diablo cristiano que no existen, como se puntualizó anteriormente, en la cultura tradicional Yorùbá. Muchas veces Èşù nos fuerza a mirar la fealdad que existe dentro de nosotros mismos para que podamos ver cómo somos en realidad, para que reconozcamos lo malo que existe en nosotros y hagamos el cambio que necesitamos para alcanzar Ìwa pệlệ ( el buen comportamiento) y con ello, complacer a Dios. En su papel de "Tramposo", Èşù puede generar estados alterados de conciencia en los cuales la auto decepción se produce al confundir la voz de los Òrìşà (ọfọ Òrìşà) con la de los Ancestros (ọfọ Egun) y a esta condición se le conoce como "Èşù ni ba ko", que no es otra cosa que la proyección de una fantasía personal impulsada por la acción de Êşù. El asiento corporal de esta autodecepción está localizado en el punto donde el cráneo se encuentra con la columna, y es en este sitio donde las emociones generadas por el centro de poder ubicado en el corazón, se unen con los pensamientos generados por el centro de poder que reside en la cabeza. Todo lo que bloquee estas emociones o que rehúsen a integrar lo que crean la cabeza y el corazón, originan una condición que Ifá describe como Èşù ni ba ko. Esta área física es el lugar clave para recibir las limpiezas corporales cuando una persona no está alineada con su destino. A este sitio también se le conoce como "La Casa del Tramposo Divino". Èşù también es llamado "el Travieso" porque le ofrece al hombre opciones que lo conducen a la destrucción de sus caminos. Sin embargo, la idea que Êşù tiene sobre la travesura es muy diferente a la que tiene un niño irresponsable cuando la está ejecutando... es algo mucho más profundo. Implícita en la travesura que realiza Ęlệgbá está la posibilidad del desastre. Sus travesuras sirven para despertar a la persona y señalarle cuáles fueron las fallas que cometió durante la realización de una acción particular. Sin embargo, debe recordarse que Ęlệgbá solo castiga a aquellas personas que no hacen bien las cosas. Es el agente provocador y el hombre del saco (¡el coco!) de los Òrìşàs. Incita al hombre a pecar contra las deidades, proveyendo a éstas con sacrificios. Es el recaudador que anticipa y demanda el pago antes de que uno cruce el camino. Simboliza el juego, la pérdida, la ganancia y la oportunidad. Es la idea del balance perfecto de la Naturaleza ya que de por si Ęlệgbá es un Òrìşà totalmente equilibrado, lo cual explica el por qué se dice que puede ser tanto viejo como niño al mismo tiempo. Es un viejo, porque existe desde antes del principio de los tiempos y es considerado como niño, el más joven de los Òrìşàs, porque está asociado con el nacimiento infinito de las ideas y porque su edad se refleja en su desenfreno, capricho y en su conducta impulsiva. Ya sea viejo o niño, muestra indiferencia hacia los códigos establecidos, gozando de la licencia natural de la inocencia o de la licencia privilegiada de la vejez. Como niño, es el experimentador que rompe las reglas; como viejo, el que disfruta de su sabiduría yendo más allá de ellas. Ęlệgbá asegura el balance absoluto de la naturaleza, y en ese sentido afirma los cimientos para la comprensión, por parte del hombre, de sus Leyes. Sin embargo, tiende a negar las leyes del hombre y lo obliga al establecimiento de nuevas. El es capaz de hacer esto porque es la opción que cambia la relación del Hombre con el mundo, haciendo posible lo imposible. Por ejemplo, Ęlệgbá le ofrece al hombre la posibilidad
de volar y este proyecta un juego de reglas que se ajustan a esa posibilidad y que se traducen en el desarrollo de un avión. Debido a su pacto sagrado con Òlódùmàrè, los Yorùbá creen que Ęlệgbá es el primer Òrìşà que debe ser atendido. También están convencidos que si esto no se hace, impedirá que las ofrendas alcancen al o a los Òrìşàs a los cuales están destinadas o confundirá el propósito de dicha ofrenda. Es atendido primero por que el oferente quiere estar seguro de que el ritual haya sido llevado a cabo adecuadamente. Se cree que si Ęlệgbá no es alimentado apropiadamente al inicio de cualquier evento importante, penalizará al oferente poniendo a la fortuna en su contra. De igual manera, es y debe ser atendido en primer lugar, para que no se transforme en un obstáculo que impida el desarrollo del evento. Debido a que Ęlệgbá es el guardián de las encrucijadas y de la capacidad, se le ruega para que abra las puertas que favorecen la entrada al reino de lo posible. Es esa parte de la vida que es insaciable. Nunca tiene suficiente y siempre quiere más. Tiene un apetito voraz que nunca se ve satisfecho, por lo que algunas veces es representado con la boca abierta o chupándose el dedo. Como se indicó anteriormente, Ęlệgbá equilibra aquellos aspectos de la existencia que llamamos realidad. La vida siempre está sometida a un contante contrapunto entre las fuerzas constructivas y las destructivas. En tal sentido, su papel como Òrìşà patrón de los vagabundos, mendigos, desarrapados, recoge latas, adictos y locos, es el de equilibrar a estos seres con los "normales" de la sociedad. Al mismo tiempo nos recuerda que existe una línea muy delgada entre la existencia "racional" y la "irracional" y refuerza el significado de la escogencia al determinar quién debe estar en cada lado. Una leyenda establece que Ęlệgbá es hijo de Ọya y que ella lo abandonó en un basurero, forzándolo a vivir en las calles. Otra dice que en un vano intento de ser más listo que Olófin, Ęlệgbá dio un traspié y prefirió irse a vivir a las calles. Es en las calles en donde se amplifican la vida y la muerte, donde chocan los diferentes caminos del hombre, obligándolo a emplear su pericia para sortear diversos conflictos, productos del devenir diario. La Humanidad sigue a un impulso positivo que la conduce hacia la vida y a una necesidad innata de sobrevivir. Ęlệgbá es esa necesidad innata de supervivencia, y simboliza a aquellos personajes que viven en el borde de esa supervivencia, es decir, a aquellos individuos que confían en su suerte y en su astucia para asegurar el sustento diario. La rata, animal sagrado para Èşù, es un fiel representante de estos seres. De todos los Òrìşà masculinos, Êşù-Ęlệgbà y Ợsányìn, son los dos únicos que no tienen esposas ni están ligados a compañeras sexuales esporádicas o fijas. Ęlệgbá no ha engendrado hijos y no tiene la necesidad de hacerlo porque todo lo creado está bajo su control. Es llamado el "portador del garabato" y en varios sùyeres y esculturas se le representa llevando un garabato en su mano. El garabato es símbolo de su masculinidad y de la idea que Ęlệgbá es uno de los guerreros más poderosos. Sus otros emblemas son una peineta, un pito, un palo y pequeñas totumas que emplea para guardar sus brujerías. La peineta alude a su sexualidad. En muchas esculturas tradicionales se le muestra con el cabello largo, trenzado sobre su cabeza y sujetado por una peineta, lo que le da a su
cabeza una forma semejante al glande de un pene. El pito indica su habilidad para comunicarse y también es un símbolo fálico. Investigadores de la talla de Edwards, Mason y Wescott, señalan que "pitar es un tabú en los palacios Yorùbá ya que el mismo está asociado al acto sexual. La naturaleza perversa de Ęlệgbá hace del pitar una actividad natural, y en vista de su desobediencia e indiferencia hacia la autoridad, el tabú del palacio es felizmente ignorado" (Joan Wescott,"The Sculpture and Myths of Eshu-Ęlệgbá",1962). El pito también refuerza la idea de su apetito insaciable y de su masculinidad. Ęlệgbá Lároyé (el Dueño de la Conversación) usa un pito para llamar a otros Ęlệgbá. Es tabú pitar donde haya un altar para Ęlệgba. Los colores de este Òrìşà son rojo, negro y blanco. El rojo representa la vida y la sangre; el negro, la muerte y lo desconocido y el blanco, la claridad. El es capaz de traer tanto la vida como la muerte dándole a la gente, de esa manera, una visión clara de la realidad. Pero en las tierras Yorùbá estos no son los únicos colores que se le asocian. de su sacerdocio también emplean el amarillo para recordar el estrecho vínculo que el Òrìşà mantiene con Ợrúnmìlà, la deidad de la adivinación. El concepto de Ifá conocido como "àyànmợ-ípín", que significa "Destino", está basado en la creencia de que cada persona escoge su destino individual antes de venir al mundo. Esta escogencia materializa a todos los componentes que conforman el potencial humano. Dentro del panorama de cada potencial personal existen unos parámetros de escogencia que pueden incrementar o inhibir la expresión total del destino individual. Ifá llama a estas posibilidades "ợna ípín" que significa "líneas del destino". Cada decisión que se toma en el curso de una vida, afecta el rango de posibilidades que existen en el futuro, bien sea limitando o expandiendo las opciones de crecimiento. Es dentro de este contexto, conocido como "libre albedrío" en la tradición filosófica occidental, que Èşù juega una función muy importante. Cada momento de la existencia incluye un amplio rango de posibles acciones, reacciones e interpretaciones. Aquellos momentos que requieren de acciones decisivas son descritos en las escrituras de Ifá como "ợna 'padę" que significa "encrucijada de los caminos". Cuando una persona está tratando de alcanzar el buen carácter (ìwa pệlệ) a través de nuestra disciplina religiosa y alcanza ợna 'padę, se hace necesario consultarle a Èşù sobre cuál camino traerá bendiciones de los Òrìşà. Ifá enseña que las bendiciones que nos llegan cuando las escogencias son hechas de esta manera, son consistentes con nuestro destino. Ya han sido mencionadas las funciones de Êşù como Mensajero, Tramposo y Ejecutor de la Justicia Divina; sin embargo, la forma como estas funciones se manifiestan depende de los varios aspectos de Èşù. Estos aspectos usualmente se conocen como "Ợna Èşù" o "Caminos del Mensajero Divino". Generalmente Ifá describe veintiún caminos básicos de Èşù; sin embargo, cada Odú de Ifá trae su propio Êşù, lo cual eleva su número a doscientos cincuenta y seis. En este Trabajo, debido a la limitación de tiempo y espacio, solo ahondaremos en los veintiún caminos básicos y nombraremos los restantes: 1. Èşù Oro: es el Mensajero Divino del Poder del Mundo. Este aspecto de Èşù está relacionado con la habilidad de la palabra hablada en la creación de transformaciones espirituales a través del uso de encantamientos.
2. Èşù Opin: es el Mensajero Divino de los Límites. En nuestra Religión los límites rituales son marcados para establecer un espacio sagrado. Con frecuencia este espacio es definido por medio de una estera. En África, también el bosque sagrado denominado Igbodu, es protegido por este Èşù. Cuando Èşù Opin es ubicado en el sitio sagrado, este tiene como función mantener el área cargada con àşệ, que Ifá identifica como la fuente primigenia de transformación en el proceso de la Creación. 3. Èşù Alaketu: es el Mensajero Divino de la Ciudad de Ketu. El prefijo "ala" se refiere a la "luz" o "Guía Divina". En la mayoría de las casas Èşù Alaketu es asociado con la Òrìşà Ợşùn, el Espíritu del Agua Dulce, la Sensualidad y la Abundancia. La ciudad de Alaketu está localizada cerca de la ciudad de Oşogbo, lugar donde está emplazado el principal altar de adoración a la Òrìşà en Nigeria. El mito asociado con Èşù en la ciudad de Alaketu, está referido al gran poder de Èşù y de Ợşùn para transformar todo lo que está descompuesto o arruinado. Esto puede ser observado tanto desde el punto de vista ético y moral como del físico o material. El poder de Èşù Alaketu es la habilidad para invocar el uso sagrado de la sensualidad para elevar la degeneración moral. 4. Èşù Isęri: es el Mensajero Divino del Rocío de la Mañana. Ifá emplea a las hierbas tanto para magia como para sanaciones físicas y espirituales. La sabiduría de las hierbas generalmente se encuentra bajo el control del Òrìşà Ợsányìn (el Espíritu de la Medicina). El poder de Èşù Isęri se une al de Ợsányìn para incrementar el de las plantas y para mantener la presencia de la Justicia Divina en el proceso de reencarnación (atunwa). 5. Èşù Gogo: es el Mensajero Divino del Pago Total. Es uno de los aspectos de Èşù donde él funciona como Ejecutor de la Justicia Divina. El pago del que aquí se habla no se limita al dinero o al intercambio de bienes. Este pago incluye las consecuencias metafísicas de un comportamiento injusto. Este "pago total" es similar a la idea Budista del Karma. Toda acción tiene consecuencias que pueden influir, inclusive, en el proceso de reencarnación o atunwa. La habilidad de Èşù para actuar en la cuarta dimensión, le confiere la destreza para producir el cambio generado fuera de las dimensiones físicas de tiempo y espacio 6. Èşù Wara: es el Mensajero Divino de las Relaciones Personales. Ifá enseña que cada persona viene al mundo con un destino específico. Cada destino tiene líneas de intersección e interacción con el destino de aquellos que hemos ado a lo largo de nuestras vidas. En la cultura Yorùbá tradicional se hace fuerte énfasis en el mantenimiento de la estructura de la familia y en honrar la relación que existe entre los de la misma. Cuando dos personas desean llevar una relación de larga duración, se consultan con el adivino para que Èşù determine los parámetros bajo los cuales pueda darse dicha relación. Debido a que el sujeto es el elemento que prevalece en la mayoría de las relaciones personales, Èşù Wara frecuentemente se asocia con el poder de la confusión. 7. Èşù Ijęlu: es el Mensajero Divino del Tambor. En nuestros procesos rituales, los tambores juegan un papel importante a la hora de hacer las invocaciones. La palabra Ijęlu significa "Alimentador del Tambor". La mayoría de los tambores que se emplean en los ritos de Ifá y de Òrìşà, han sido santificados a través de procedimientos herméticos y de ofrendas que se les presentan directamente. Es Èşù Ijęlu quien dirige estos procesos.
8. Èşù Aiyedę; es el Mensajero Divino que llega a la Tierra. Las Escrituras de Ifá, al hacer referencia al viaje del Cielo a la Tierra también aluden a los mensajes enviados por el Espíritu a los humanos. Generalmente estos mensajes no son respuesta a oraciones, sino que proceden del Espíritu en la forma de visiones místicas y proféticas. Se cree que proveen de una guía que va más allá del límite de lo que concierne a la conciencia diaria. Este Èşù es el encargado de éste proceso. 9. Èşù Òdàrà: es el Mensajero Divino de la Transformación. Este aspecto de Èşù está íntimamente asociado a Ifá. Todos los iniciados en Ifá en África, reciben un Èşù Òdàrà como parte del "Tefa", que es la palabra Yorùbá para "iniciación de Ifá". La razón de esto es debido a que los sacerdotes de Ifá son los guardianes del vasto espectro de los Misterios asociados con el Crecimiento y la transformación Espiritual. Estos Misterios están preservados en los Odú que se emplean como basamento de la adivinación. Cuando este proceso se lleva a cabo, Èşù Òdàrà debe ser el primer Òrìşà a invocarse. En Ifá y en Òrìşà, los rituales de transformación están asociados al elemento fuego. Cuando Èşù Òdàrà es propiciado, es un hecho común quemar aceite de palma para hacer crecer el poder espiritual necesario para invocar al crecimiento espiritual. 10. Èşù Jeki Ebo Da: es el Mensajero Divino que sanciona las ofrendas a la Fuente de la Vida. En África, muchos altares y casas tienen un lugar que es empleado para el sacrificio de animales que luego van a ser preparados como alimentos. La gran mayoría de los rituales de Ifá involucran una comida comunal. Esto requiere que la carne sea preparada de una manera sagrada. Èşù Jeki Ebo Da está asociado a este proceso. El término "sacrificio de animales" siempre ha sugerido que los animales son tratados cruelmente y luego desechados. Eso no es lo que ocurre en África. La comida es preparada de la misma forma en que los Rabinos preparan la comida Kosher. 11. Èşù Agongon Goja: es el Mensajero Divino del Cinturón Ancho. En este contexto, un cinturón ancho es uno de los Misterios asociados con la ropa que es empleada durante el trabajo ceremonial. La forma como una persona se viste para un ritual en particular, atrae o repele a ciertos tipos de Fuerzas Espirituales. Èşú Agongon Goja es el responsable de esto. El blanco es el color obligante para la mayoría de los ceremoniales. Representa la iluminación y la protección espiritual ante cualquier evento. 12. Èşù Elekun: es uno de los Mensajeros Divinos asociados a los guerreros y cazadores. La palabra "Elekun" significa "Leopardo". En la cultura Yorùbá el leopardo es el símbolo de la fuerza, de la astucia y del coraje. Este Èşù generalmente se asocia a Ògún (el Espíritu del Hierro). Son los sacerdotes de Ògún los que usualmente guían a los jóvenes a través de los rituales que ocurren en la pubertad. Entre estos rituales están los de la prueba del valor que los prepara para su futuro rol como defensores de la familia y la comunidad. 13. Èşù Arowoje: es el Mensajero Divino que viaja a través del Océano. Este Èşù está asociado al Espíritu del Océano conocido como Olókun. La palabra "arowoje" se refiere a las costas. Es en las líneas costeras que las Fuerzas Naturales del agua y la tierra se entremezclan. Èşù Arowoje es quien dirige esta interacción. 14. Èşù Lalu: es el Mensajero Divino de la Danza. En nuestros rituales empleamos la danza como uno de los métodos para inducir estados alterados de conciencia que conduzcan a una comunicación directa con el Òrìşà. Este proceso de Comunicación
Espiritual involucra la absorción, por parte del cuerpo, de una energía del ambiente llamada àşę. La danza particular que realiza cada Òrìşà tiene como finalidad abrir ciertos centros específicos de poder que están ubicados en el cuerpo y que permiten la total expresión del Òrìşà en el plano. Este Èşù tiene la tarea de asistir al Òrìşà durante este proceso. 15. Èşù Pakuta Si Ewa: es el Mensajero Divino que crea y destruye la belleza. Ifá enseña que todas las cosas que vienen al mundo pasan a través de un ciclo de nacimiento, crecimiento, muerte y renacimiento. Este proceso de transformación incluye la destrucción de aquello que se considera bello y armonioso. Tal destrucción crea las bases para el renacer de lo que está por venir. Èşù Pakuta Si Ewa es el encargado de dirigir estos ciclos de creación y destrucción. 16. Èşù Kęwę Lę Dunję: es el Mensajero Divino que se alimenta con dulce. El uso del dulce en los rituales tiene como finalidad equilibrar lo amargo de las hierbas y de ciertos procedimientos. Los escritos de Ifá recalcan sobre la necesidad de emplear la dulzura en todos los aspectos de la vida diaria como fuente de inspiración y de alegría. Darle a Èşù miel y dulces es visto como un método para invocar la abundancia. Esta abundancia incluye salud, larga vida e hijos. 17. Èşù Ęlệgbára: es el Mensajero Divino del Poder. El poder al cual se hace referencia aquí es al poder del Guerrero. El poder que se ejerce, a través de la persistencia, en la realización de una tarea y que no ceja hasta que la misma haya concluido. Este poder es asociado con la protección personal y comunal. Èşù Ęlệgbára bajó del Cielo acompañando a Ògún, y es quien se encarga de este proceso. 18. Èşù Emalona: es el Mensajero Divino que nos conduce a dimensiones que jamás habíamos sospechado que existieran. "Emalona" significa "el quinto camino". Esto es referido al portal de una dimensión invisible. Es quien controla las medidas extraordinarias que tomamos en circunstancias especiales. 19. Èşù Laroyę: es el Mensajero Divino de Òşùn (la Diosa del Río) cuando Ella asume del Awo Ìwa ifękufę (los Misterios de la Sensualidad) y del Awo Letu loju (los Misterios de la Fertilidad). La palabra "laroyę" puede ser traducida como "cercano a las madres". Es uno de los nombres que se emplean para invocar a Òşùn. 20. Èşù Ananaki: es el Mensajero Divino del Pasado. Ifá nos enseña que nosotros somos quienes somos porque estamos parados sobre los hombros de aquellos que nos antecedieron. Progresamos al recordar los hechos de nuestros ancestros y al recordar las lecciones que fueron traídas a la Tierra por intervención directa de las Fuerzas Naturales u Òrìşàs. Èşù Ananaki el encargado de mantener vivos la memoria y el culto hacia los antepasados. 21. Èşù Okoburu: es el Ejecutor Divino. La palabra "okoburu" significa "cachiporra perversa". Esto no quiere decir que sea el arma empleada por la gente malvada, sino el arma divina empleada por Olófin para castigar la injusticia. Los siguientes son diferentes tipos de Èşù que están asociados a diferentes Odú de Ifá. Su explicación y análisis serán motivo de una investigación a posteriori:
Èşù Abalonke (Agbalonke), Eshu Abainukue (Abanulve), Eshu Abarikoko (Aberikoko), Eshu Aberu, Eshu Aboni, Eshu Adawa, Eshu Afrá (Afradi, Afroí), Eshu Aganika, Eshu Agbadé, Eshu Agbanile, Eshu Agbobamaleki, Eshu Agongo Laró, Eshu Agogo (Agoto), Eshu Agomeyo, Eshu Agororò (Agogorò), Eshu Agroile (Agroi), Eshu Akarajeu, Eshu Akanadrede, Eshu Akere (Aguere), Eshu Akerebioke (Arerebioke), Eshu Akokolebiye (Akokoleriyu,Akokoriye), Eshu Alagbona (Alagbana, Alagbawana), Eshu Alaloilu (Alalombe), Eshu Alailua (Lailua), Eshu Alawana, eEshu Alayiki, Eshu Aletán, Eshu Alimu, Eshu Aloba, Eshu Aloma, Eshu Aluasamá (Eluasamá), Eshu Alufama, Eshu Añaki Olókun, Eshu Arailele (Araelele), Eshu Araidi, Eshu Arayeyi, Eshu Arinika (Arimika), Eshu Aroni, Eshu Aropiu (Aropin), Eshu Arudá (Arugda), Eshu Arufìn, Eshu Aselu, Eshu Ashikuelú, Eshu Ayeru, Eshu Ayé, Eshu Alàlúbanse, Èşù Barabè (Baragbo, Baradage), Eshu Baragargaluo (Baragadano), Eshu Baraiye, Eshu Baralanube (Saralanube), Eshu Baralayiki, Eshu Barokeño (Barakeño, Barakinkeño), Eshu Batioye (Batieye, Batiye), Eshu Belon, Eshu Beleké, Eshu Bí, Eshu Birí, Eshu Biríbi, Eshu Bikuyin, Eshu Bodé (Bogdé), Eshu Boroku, Eshu Bragada, Eshu Baralona, Èşù Dare, Eshu Dé, Eshu Dikí (Deke), Èşù Ebelukeño (Abelugueño), Eshu Edugbele, Eshu Ekileyó, Eshu Ekuboro, Eshu Eluasamá, Eshu Emere, Eshu Esherike, Eshu Ewe, Èşhù Griyelú (Agriyelú), Eshu Gberú, Èşù Ibamalá (Imbalá), Eshu Iboribueno (Iborikeño), Eshu Idena, Eshu Igidé, Eshu Iléloyà, Eshu Ina, Èşù Janada, Eshu Jano, Èşù Kakesa, Eshu Kaminalawá, Eshu Kawanile Orun (Mawanitele Okun), Eshu Kekunyelede (Yekun Yeledi), Eshu Keneno (Kekeno), Eshu Koima Koima (Koiña Koiña), Eshu Kolofo, Eshu Kotero, Èşhù Laboni, Eshu Laluokirioko (Laluokikiokoko), Eshu Lameta (Lamota), Eshu Lamulamubata, Eshu Laribere (Layibora), Eshu Laroke (Larowe), Eshu Lashé, Eshu Layé, Eshu Lodó (Londelo), Eshu Lodé, Eshu Lona, Èşù Male, Eshu Marara (Karara), Eshu Marimaiyé, Eshu Masankío, Eshu Meko (Mako), Eshu Modubela, Eshu Morilayé (Merinlayé), Èşù Na, Eshu Nanke, Eshu Ni Bakuó, Eshu Nikiniki (Miwi Miwi), Èşù Obakokero ((Obakekero), Eshu Obaniwana (Obanijuana), Eshu Obara Kaketu (Abara Lakentu), Eshu Obasín Layé (Abasinlayé) Eshu Obayila (Abatila), Eshu Odemasa (Odemora), Eshu Ofún Meyiyi, Eshu Ogunilobe (Ogunnilewo), Eshu Ojuani Lelé Alaroye, Eshu Okán, Eshu Okokoyebiye (Akokoyebiye,Akokoribiya), Eshu Okuanda (Okuando, Okuande), Eshu Olanki, Eshu Onibarakeña (Onibara Kena), Eshu Oniburu (Onibure), Eshu Oni Oshosi, Eshu Onini Burukú, Eshu Oroigi (Oroiki), Eshu Osiká, Eshu Osukakugbo (Osakakungmo), Eshu Owo, Eshu Onibodé, Èşù Shiguidí (Shiguidé), Eshu Sibonokú, Eshu Sokere, Eshu Soko Yoki, Eshu Suayú (Suayó), Èşù Tolá Bí, Èşù Unyolo (Ungolo), Èşù Walonke (Awalonke), Eshu Wonke, Èşù Yangi, Eshu Yelú.
Gente del mercado, ¡abran paso! Venimos a través de las puertas del mercado. Mi Señor, he llegado. Mi Esposo, he llegado. ¡ Barayé, Barayé, Barayé ¡ Laroye está presente como una grácil corona. Èşù, no me decepciones ni me dañes: Engaña a otro. Latopa, bendíceme. Toda reverencia es para ti, Latopa. Toda reverencia es para ti, Bara. Ven, Laroye; ven, Èşù. Toda reverencia es para ti, Laupon. Toda reverencia es para ti, Bara. Èşù, no me dañes. Te honro por tu poder. Èşù, no me dañes. Èşù, eres el que construye los caminos. Ven hacia mi y mi familia con bondad. Te haremos sacrificio. Èşù, eres el otorgador presente, Hazme rico y padre de muchos hijos. Ven a mí bajo hermosa apariencia, Oh, Tú, hijo de los cauríes. Toda reverencia es para ti, Bara. Èşù, no me dañes.” (Anónimo: Oríkì Èşù en Los Orichas en África. Adrián de Souza, 1999.) Después de Òlórùn, la Deidad Suprema del Panteón Yoruba, Èşù (Eshu) es el único al que se le ha otorgado un reconocimiento general, ocupando el lugar más importante en el Culto hacia los Orishas. En algunos pueblos del occidente africano, (Nigeria, Benin, Togo, etcétera) su adoración nace principalmente del miedo, mientras que en otros, la misma es generada por los sentimientos de iración hacia su gran fuerza y poder. Sin embargo, a pesar de que este culto está tan extendido, el carácter de la deidad no está bien comprendido y presenta dificultades en su descripción. La primera concierne al significado del nombre genérico así como el de los nombres específicos, cuyas interpretaciones no tienen fundamento histórico ni lingüístico; y la segunda, radica en la naturaleza de su carácter ya que a Eshu se le atribuyen de la misma forma buenas y malas cualidades, considerándosele tanto una deidad benefactora como malévola. Esta dualidad se nota marcadamente en el Culto a Osiris, base fundamental de la antigua Religión Egipcia, de donde se cree procede toda adoración presente en el pueblo Yorúbà. Autores como J. Olumide Lucas (La Religión de los Yorùbá, 1948), señalan que Eshu y Set son la misma deidad ya que ambos - cada uno en su contexto- presentan las mismas características y llevan a cabo las mismas acciones, además de estar representados a través de una piedra laterita de forma fálica.
La tradición señala que Eshu tuvo su hogar primitivo en Ketu, ciudad de la República de Benin. Otros plantean que su primera morada fue en Ofa, Nigeria y los más que fue en el pueblo de Owu (Olowu) donde esta deidad se manifestó por vez primera, tanto que hasta hoy, Eshu es un Orisha importante a quien cuidan y veneran y por quien hacen ofrendas anuales. Cualquier cosa que Eshu quiera recibir, le es dada sin demora, puesto que él fue quien hizo que ese pueblo fuera rico para siempre. Otras ciudades que están intrínsecamente ligadas a la adoración de Eshu son Awori-Egbado, Ibadan, Iworo, Ife y Egba, reconociéndose a la población de Iworo como el lugar más importante en la veneración al Orisha, pero fue destruida en 1863 durante una guerra civil, lo cual hizo que el culto declinara enormemente en esa área. Antiguamente, en tierras africanas, se adoraba y sacrificaba a una imagen de Eshu situada en la entrada de los pueblos. Hoy día, en el poblado de Ila Orangun, Nigeria, puede verse un hueco hecho en la base derecha de una pared de barro delantera que circunda al pueblo, donde estuvo colocado un pedazo de roca laterita roja (yangi) que era cubierto con aceite de corojo, harina de ñame, nuez de kolá, y cauríes. Este Eshu era llamado Èşùọna (Eshu de los caminos), el cual actualmente, lo poseen todos los jefes de familia de ese pueblo. Los Yorùbá señalan que a Eshu ni se le huye, ni se le espera, y que al hacer algún sacrificio, debe reservársele la porción que le pertenece. Ellos fueron los primeros en adorar a Eshu como uno de sus orishas primordiales o como una de sus deidades principales, y exportaron a otras tierras su culto y sus funciones. En ellas adquirió otros nombres y otras valoraciones. En la costa sur nigeriana se le llamó Elegbara, Edshu y Edju, multiplicándosele sus actividades. Entre los Fon de Dahomey, actual Benin, Eshu es llamado Legba. Este Orisha entró a Dahomey a través de las razzias de capturas de esclavos perpetradas por los dahomeyanos contra el pueblo Yorùbá durante el S. XVIII. La adoración hacia Èşù/Lęgbà continúa hoy día tanto en Nigeria como en Benin. La base fundamental de la materialización de Eshu es el yangi o arcilla roja, la cual debe estar presente siempre que se confeccione uno. En tierras americanas este elemento ha sido sustituido por el cemento, llegándose inclusive a representarlo industrialmente. La única presencia del barro se encuentra en el receptáculo o plato que lo contiene. En Nigeria, principalmente en tierras Yorùbá, Eshu es representado a través de pilares de arcilla roja endurecida o de rocas con formas similares, en las cuales se enfatiza su relación fálica. Estos pilares son decorados con trozos de vidrio que les son insertados en la base y se le fijan cauríes. Estos Eshu están protegidos con paredes y techos, a través de los cuales puede verse el interior de forma tal que todo transeúnte que cruce frente a él, deba saludarlo y hacerle alguna ofrenda para evitar su ira. También hay altares de Eshu en el interior de las casas y de las residencias de la realeza, donde es representado en su forma más elemental, con una calabaza pintada con tres círculos concéntricos negros, colocada sobre un plato de barro cocido, detrás de la que cuelgan telas de colores y sartas de cauríes. De Souza, señala que “en el palacio real de Ilá Orangun, Eshu es representado en proporciones mayores, confeccionado con cemento pintado con líneas verticales rojas y con una corona de piedra roja. El Orisha está situado en el último patio, no lejos de la sala de recepciones, donde posee su propio sacerdocio” (Los Orichas en Africa ,1999).
De él se dice que controla las relaciones de compraventa en los mercados y como tal es representado a través de la talla de un hombre a caballo que sostiene una espada en la mano derecha. En Benin, tal imagen está elaborada con madera del árbol de Kola. Algunos Eshu son representados con dos caras, otros están cementados a la cazuela de barro, otros son elaborados en madera y otros de caracol, pero todos llevan una piedra y algo de arcilla roja en su preparación. Su gran festival se celebra a finales de diciembre y principios de enero y dura diecisiete días; el primer día, como parte del ritual correspondiente, su imagen se pinta de negro y se le coloca un sombrero tricolor. Desde ese y hasta el quinto día, se le hacen ofrendas y sacrificios, regalos, ñames enteros, polvos de tabaco (rapé), chivitos negros, gallinas, pollos, nueces de kolá, harina de ñame, ekó, acarà, cauríes, etcétera. Al sexto día es llevado al mercado donde las sacerdotisas, con gran júbilo y algarabía, cantan alabanzas en su honor y lo llaman esposo. Todos los días se le sacrifica y agasaja hasta llegar al día diecisiete en que culminan dichas festividades. En el sacerdocio de Eshu participan tanto hombre como mujeres y su sacerdote mayor es llamado Eni Ojja. Las sacerdotisas poseen rangos jerárquicos que se corresponden con las funciones del Orisha y presiden las actividades del festival uno que otro día. A la sacerdotisa principal se le llama Elemoso. La misma preside las actividades del quinto día del festival y lo abre con la siguiente oración: “Eshu, te honro por tu poder. Eshu, eres quien construye los caminos. Ven hacia mí y mi familia con bondad. Te haremos sacrificio. Eshu, eres el otorgador presente, hazme rica y madre de muchos hijos. Ven a mí bajo hermosa apariencia, oh Tú, hijo de los cauríes..” (Adrián de Souza, op.cit) Hay otra sacerdotisa que es la que guarda la entrada al altar de Eshu y se le llama Odurogbona(Guardiera de la entrada), su papel en el Festival está sobreentendido. A la segunda sacerdotisa se le llama Elebí y a la tercera, Arugba o Alugba, ambas otorgan el Igba Eshu al mercado y la Arugba permanece de pie junto a la imagen, mientras se le canta y se le baila al son de los tambores batá. Esos días, Eshu, como dueño del mercado, beneficia con muchas ventas a aquellos que no lo han hecho o se han negado a hacerlo. Dice un verso del Odú Baba Eyiogbe (8-8), que: “En ocasiones Eshu le ha dicho a Orúnmila: Mi amigo es quien me respeta y me alimenta, mientras que mi enemigo es aquel que me menosprecia y me mata de hambre. Yo no poseo ni finca, ni comercio: mi finca es el universo entero y mi mercancía, las criaturas de Olòdúmàré.” Cuando los Orishas fueron contrabandeados al Nuevo Mundo en los barcos esclavistas, cambiaron su carácter en la medida en que las situaciones concretas de sus seguidores fueron cambiando. Mezclados, arrancados de sus estructuras tradicionales, rodeados por el Cristianismo y el látigo, los africanos de esta nueva tierra tuvieron diferentes necesidades espirituales. Surgió entonces una nueva manera de ver las cosas y emergió el sincretismo, donde los Santos católicos y los Orishas se mezclaron entre ellos y la
sabiduría de África Occidental pervivió disfrazada en las canciones, tambores y celebraciones. Un estimado de 11.3 millones de esclavos fueron traídos desde África hasta el Nuevo Mundo entre los años de 1540 y 1880. De ellos, aproximadamente 4 millones llegaron a Brasil, 2.5 millones a Cuba, 4.1 millones a todas las Indias Occidentales y entre 400.000 a 600.000 a Norte América, y esto sin tomar en cuenta el número adicional de muertos que se sucedieron durante el viaje o “Travesía del Medio”, a través del Atlántico. Los Yorúbà y los Fon fueron los pueblos africanos que más esclavos aportaron a América y, debido a esto, sus tradiciones religiosas nutrieron la cultura que se estaba estableciendo en ese entonces, tanto en el Caribe como en Norte y Sur América. Fue a través de ellos que Eshu llegó a nosotros y fue debido a ellos que Eshu permaneció y creció entre nosotros. Eshu sufrió muchos cambios y mientras diferentes grupos geográficos de descendientes de africanos tomaron direcciones opuestas, le aparecieron nuevas facetas que acentuaron su peculiar y multivalente forma de ser. Así, en Brasil Èşù toma el nombre de Exu y obtiene una contraparte femenina llamada Pomba-Gira. Aquí, Eshu presenta un carácter malévolo, aunque el mismo esté basado en las tradiciones Yorúbà, y se conceptualice a través de tres prácticas: Candomblé, Umbanda y Quimbanda. En el Candomblé, Eshu recibe el mismo tratamiento que le da el Yorúbà y el Santero. Es Exu, el mensajero de los Dioses. Aquí, Exu es un Orisha traído por los nigerianos. En Umbanda y en Quimbanda, los Exus y Exuas son espíritus de los muertos. El Exu de Quimbanda tiene algunas similitudes con el del Candomblé en la forma en como se le adora y venera y en los colores a los que se le asocia, pero es una entidad totalmente diferente que se origina entre la gente de Angola y no entre los Yorúbà. Mientras que el Exu del Candomble es un Orisha, el de Umbanda es el Jefe o Señor de los Espíritus y, a diferencia del primero, este Exu puede ser “comprado” o “controlado” por el practicante de la Quimbanda y enviado a que realice una serie de “trabajos” mientras que al del Candomblé solo se le pueden hacer peticiones. El Exu de Quimbanda es un Nkuru, un espíritu del los bosques, mientras que el Exu del Candomble es un espíritu elemental universal, el espíritu de las encrucijadas y el mensajero divino. Este último puede ser consagrado en la cabeza de los creyentes. Las similitudes radican en que ambos responden al negro y al rojo, ambos pueden ser alimentados en cualquier lugar y ambos son tremendos tramposos. Más allá de eso no existe similitud alguna. Convertido en un ser de oscuridad, Exu regula el intercurso sexual y debe ser atendido antes que a cualquier otra divinidad porque si no se vuelve irascible y destructor. Aquí, Eshu enfatiza los valores de las trampas y las venganzas, lo que lo transforma en el orisha ideal de los esclavos, que lo imaginaron como el arma perfecta para vengarse de los blancos que los habían vejado y sometidos. Bajo estas condiciones, se acentuaron los aspectos más malignos de Eshu y se multiplicaron otros para cubrir así un amplio rango de actos mágicos un tanto repugnantes. En Umbanda, revisión urbana y ecléctica del Candomblé, que se apoya fuertemente en el espiritismo del S. XIX, Eshu simplemente se convierte en el Diablo. Los Exus mejor conocidos de la tradición brasileña, son: Exu Tranca Rúa, Exu Tranca Rúa das Almas, Exu Sete Encruzilhadas, Exu Sete Capas, Exu Tiriri, Exu Veludo, Exu de Marabos, Exu Ze Pelintra y Exu Miri.
En Haití, donde los Orishas son conocidos como Loas y la creencia se conoce como voodoo (vudú), Eshu sufre cambios drásticos y se convierte en Legba, nombre con el que se le conoce en Benin. Todavía es el Señor de las Encrucijadas, le grand chemin, cuyo canal de comunicación entre la tierra y los dioses, se encuentra en el porche de la casa ritual o poteau-Legba. Las encrucijadas que domina y de las cuales es el Señor, pueden verse en el vévé de Legba (un diagrama cósmico complejo dibujado con harina blanca sobre el piso y que representa al loa). Aquí, Eshu se divide en dos encarnaciones: Papa Legba o Legba Atibon de los Rada Iwa o dioses, y Kalfou/Carrefour, de los Petwo Iwa. Ciertas cualidades de Eshu también son relacionadas con los Gedé, un grupo de espiritualidades que se conectan con la muerte, la sexualidad, la meditación y el humor. Como se indicó anteriormente, Legba es de orígen Fon (Benin), y es considerado como el séptimo y último hijo de Mawu-Lisa, su diosa principal, mitad hembra, mitad macho, donde Mawu es el componente femenino asociado con la noche y la luna y Lisa, el componente masculino asociado con el día y el sol. Legba (Papa Legba o Legba Atibon) pertenece a los Rada Iwa o dioses, asociados a la benevolencia y a la protección diaria de sus devotos. Papa Legba es concebido como un viejo paisano que camina con un bastón debido a que por su edad se le ha encorvado el cuerpo y se le han agarrotado las manos. La función de Papa Legba en el credo haitiano es la de facilitar la realización de las ceremonias vuduistas actuando como un canal con el reino de lo divino o el reino de Iwa e interpretando los diferentes lenguajes que los Iwa emplean con sus devotos. La siguiente invocación también le asigna el papel de Portero Divino: “Atibo Legba, abre las puertas para mi. Papa Legba, abre las puertas para que yo pueda entrar. Cuando entre, saludaré a los Loas. Vodun Legba, abre las puertas para mi. Cuando entre, agradeceré a los Loas.” Kalfou o Carrefour, es la contrapartida Petwo de Legba. Las deidades Petwo son más fuertes y severas que las Rada. Estas deidades también rigen las encrucijadas pero en horario nocturno. Carrefour, cuyo nombre significa el “Maestro de las Encrucijadas”, es un Iwa muy vigoroso que al incorporarse en la materia humana toma la forma de un hombre fuerte en su etapa juvenil, capaz de transmitir la mala suerte y los aspectos negativos de la fe. Los cosmogramas (vévés) empleados para invocar a Papa Legba y a Kalfou durante las ceremonias de vudú, son parecidos; sin embargo, los vévés referidos a Papa Legba son del tipo dahomeyano mientras que los de Kalfou (Carrefour) tienen fuerte influencia conga. Esto es un indicativo de que el concepto y la presencia de Eshu en Haití es producto de la unión de varias influencias africanas que confluyeron en el área como consecuencia de la esclavitud durante la cual, gente de muchas partes del África, fueron traídas al Nuevo Mundo mezclándose sus culturas y prácticas religiosas bajo un régimen de opresión y persecución. Aquí, la complejidad y potencialidad de este Orisha ha sido mitigada a través de la división de los principales aspectos de la deidad y su encarnación en las espiritualidades de Legba y Kalfou, siguiendo el esquema haitiano de los Iwa Rada y los Iwa Petwo, reteniendo Eshu su función como facilitador de los rituales y la comunicación y su asociación con el espacio de transición de las encrucijadas.
En Cuba, al igual que en Brasil y Haití, Eshu ingresó al proceso civilizatorio, de manos de los miles de esclavos que ingresaron al país entre los años de 1540 y 1880. Eshu conforma aquí dos Orishas separados, cuyas funciones, al igual que en los casos de Legba y Kalfou, están claramente definidas, jugando papeles diferentes dentro del culto y también dentro del sistema planetario. El humano ha conceptualizado a Eshu como una deidad maléfica, producto de la elaboración del cerebro, que se consagra pero no se asienta en cabeza alguna. Cree que Eleguá (Ẹlệgbà) es una deidad creada por Olòdúmàré, que nace con la Naturaleza y se consagra con todos sus componentes y que se asienta en las cabezas, a través de un proceso ceremonial complejo conocido como Ka’ri Osha. Nicolás Angarica (El Manual del OríAtè, 1952) señala que “Eshu es muy malo y perverso mientras que Eleguá, al estar ligado a Obatalá, es más dócil, más apacible, lo cual lo hace estar más cerca de nosotros...” Según este autor, Eleguá vive en la casa mientras que Eshu lo hace en la calle. Es considerado como el Orisha de los caminos. El que guarda las llaves de las puertas de la prosperidad y la pobreza. También, el que guarda el ashé que nos es dado. El primero al que se le llama cuando se necesitan las puertas y los caminos abiertos. El primero que brinda su manifestación en nuestras vidas. El Policía del Cielo, el Desbarata-Compone... la fuerza vital de la vida. El portero del monte y de las sabanas, el primer Orisha cuyo favor debe conquistarse. Se dice que siempre está al acecho por ser el espía de las deidades, es al primero que se saluda y se le pide permiso para cualquier ceremonia y también, el primero que come y bebe en todos los rituales Orisha. La gran mayoría de los creyentes cubanos consideran que Eleguá es lo que entregan los santeros mientras que Eshu es lo entregado por los sacerdotes de Ifá. Por otra parte, una minoría afirma que Eshu y Eleguá son la misma entidad, una misma cosa; sin embargo, en ambos grupos se mantiene la misma indecisión final, puesto que no tienen cómo demostrar sus puntos de vista a través del Corpus Literario de Ifá, argumentando que lo aprendieron así de sus mayores. La base fundamental de la materialización de Eshu entre los cubanos es el otá o piedra consagrada y la misma debe estar presente siempre que se confeccione uno. Sin embargo, en Cuba también puede representarse a través de una amplia gama de materiales, entre los cuales el cemento es uno de los más comunes, llegándose inclusive a reproducirlo industrialmente mediante este elemento. Otros recursos son la talla de ciertas maderas (ceiba, manajú, cedro, granadillo, etcétera), restos coralinos (piedra porosa), ñame, coco... todos sobre platos de arcilla cocida, única presencia del barro o yangi primordial en el culto occidental de este Orisha. En los casos donde Eshu es representado antropomorficamente, lleva una cuchilla de acero en forma de C, en la parte central de la cabeza, junto a una pluma (anteriormente de loro, hoy de gallo) y alrededor de esto una sarta de cuentas verdes y amarillas o rojas, negras y blancas en otros. La carga mágica de Eshu es determinada por Ifá y la misma varía de acuerdo al odú que lo acompaña. Los alimentos y ofrendas que se le proporcionan y sacrifican a esta Deidad, no deben dársele dentro de la casa ni pueden ser comidos por la gente; sin embargo, los ofrendados a Eleguá, si.
Entre los tabúes de este Orisha, encontramos la ataré pupa (pimienta roja), ajá (perro), ewúro(planta africana), àdín (aceite de almendra de palma), Igún (buitre), aceite de maíz, calabaza (auyama) y que la mujer manipule sus atributos mientras la misma esté menstruando. Desde finales de 1800, en Cuba se tienen dos fechas para celebrar festividades en honor a Eshu-Eléguà, y ambas están relacionadas íntimamente con el sincretismo religioso imperante en la Isla, surgido como salida para poder conservar las costumbres tradicionales africanas, venerar sus deidades y hacer las ceremonias correspondientes de manera escondida, puesto que los esclavos tenían que hacerlo en ausencia de sus amos, adaptándose a la religión que les era impuesta para pasar desapercibidos, ya que se les castigaba severamente si exteriorizaban su fe ancestral. Una es el 13 de junio, que se corresponde con la festividad católica de San Antonio de Pádua, santo que en La Habana y zonas aledañas, sincretiza al complejo Eshu/Eleguá y la otra, el 25 de diciembre, que se corresponde con la fecha conmemorativa del nacimiento de Jesús y con la del Santo Niño de Atocha, otro sincretismo para Eshu/Eleguá empleado en la Isla. En Cuba solo se ha reseñado un Cabildo en relación a San Antonio de Pádua (Trinidad, Provincia de Sancti Spìritu), pero el mismo estaba bajo la advocación de Ògún y no de Eshu/Eleguá. Este Cabildo fue fundado en 1845 y comenzaba las festividades el 12 de junio extendiéndolas hasta el 21 del mismo mes. Estas comenzaban con una comida al Santo, la cual consistía en un ajiaco colocado en una jícara, aguardiente y velas. A esto le seguía un oficio de difuntos y el 13 de junio, una procesión con la imagen del Santo acompañada por el toque de un tambor (Añá), hasta las puertas de la Iglesia de San Francisco de Paula, donde se celebraba una misa con coros y rebato de campanas. Terminada la misa, la imagen del Santo regresaba a la casa sede del Cabildo, donde se continuaba con el Tambor, comidas y bebidas hasta después de las seis de la tarde, hora en la cual se cerraba el Añá. Los días siguientes se continuaba alimentando al Santo y llevando al río Tayaba la comida que se le había puesto el día anterior. En la actualidad, y a partir de mediados del siglo pasado, las festividades dedicadas a Eleguá revisten un carácter de fiesta infantil dada la comparación que en Cuba y en la diáspora hacen de este Orisha con un niño, debido a su carácter travieso, alegre, pícaro y tramposo. Así encontramos que en las mismas se le ofrendan piñatas, dulces, juegos, golosinas, globos, etcétera, contando con la presencia de niños que hacen de ellas una colorida explosión de bullicio y alegría. La primera persona a la que se le hizo Eleguá en Cuba, fue a la famosa Josefa “Pepa” Herrera - Eshu Bí - , hija única de D. Remigio Herrera (Adé Şina, Babá Obara Mèeji), iniciador del linaje de Ifá en este hemisferio. Pepa, Eshu Bí fue consagrada a Eleguá a finales del S. XIX, por las manos de Ña Inés, Yenye T’Olòkun y Ma Monserrate González, Obatero, quien a su vez fungió de Orí-Até de la ceremonia (Regla, 1898). Supongo que debido a lo tardío de esta iniciación, no hubo en Cuba un Cabildo dedicado específicamente a Eléguà. Como conclusión a este aparte de esta investigación, cabe decir que Eshu es Legba, Eshu-Elegbara. Legba es una contracción. Eshu, una conexión: la conexión espiritual entre el Hombre y la Divinidad.Eshu es el espejo de todos nosotros. En él se concentran
todas las fuerzas: las positivas y las negativas. Es el único guardián de los secretos y tiene el poder de manipular a los hombres o darle libertad a los mismos, ya que hay mucho de nosotros en él. Estamos unidos a él a través de nuestra humanidad y juega con eso. Estamos unidos a él mediante nuestro espíritu divino, y nos prueba... ¿Cómo saber sobre lo bueno y lo malo de la vida si nunca hemos pasado a través del fuego? ¿Cuál es la fuerza que nos prueba a través del fuego? Eléguà es esa fuerza. Inclusive aún cuando tiene que soportar el peso infamante de ser maligno, es quien nos da la oportunidad de conocernos a nosotros mismos. Esto es lo que Eshu hace realmente. ATRIBUTOS DE LA DEIDAD: Pluma roja de loro, piedra de un río en movimiento, Kùnmó Èşù (garabato), Ogbo Èşù (bastón), Obé Èşù (cuchillo curvo), arcilla roja (yangi), Ado-Iran (calabaza de cuello largo), güiros (taparas de todos los tamaños), cauríes, chivo negro, cometas, pitos, flautas, metras, soldaditos, llaves, machete, sombrero de cogollo (guano), artículos para la caza y la pesca, pepitas de oro, monedas de plata, porrón, cachos de chivo, palos de monte, bejucos, escopetas, cananas, cachos de venado, cocos secos decorados, cachiporra, juguetes para niños, un plato de barro en donde se coloca la deidad. AVATARES O CAMINOS DEL ORIŞHA: En el artículo anterior, sin ser exclusivos, se mencionaron unos ciento ochenta avatares de Eshu. Aún hay más si consideramos que cada Orisha que bajó de Ikolé Orun (Cielo) a Ikolé Aiyè (Tierra), lo hizo junto con un Eshu. Fueron cuatrocientos más un Irunmolé que bajaron del Cielo, y cada uno de ellos bajó con un Eshu en particular. ELEKES ó COLLARES DEL ORISHA: Existen varios tipos de collares de Eshu y los mismos dependen del Eshu a tratar. Tomando como referencia un escrito del afamado OrìAté Roque Duarte, “Jimagua”, tenemos: Eshu Bi: alternar 21 cuentas rojas y negras + 1 verde oscura vitral + 21 rojas y negras alternas +... hasta alcanzar el largo deseado. Eshu Laroye: alternar cuentas rojas y negras, hasta alcanzar el largo deseado. Eshu Alagbana: alternar cuentas negras y blancas, hasta alcanzar el largo deseado. Eshu Alayiki: alternar 21 cuentas rojas y negras + alternar 11 cuentas blancas y negras + alternar 21 cuentas rojas y negras +... hasta alcanzar el largo deseado. Eshu Akokoribiya: alternar 3 cuentas negras con 3 cuentas rojas, hasta alcanzar el largo deseado. Eshu Belekè: alternar 21 cuentas negras y blancas + alternar 11 cuentas negras y rojas + alternar 21 cuentas negras y blancas +... hasta alcanzar el largo deseado. Eshu Masankío: 1 roja + 1 blanca + 1 verde + 1 roja +.... hasta alcanzar el largo deseado.
Eshu Barakikeño: collar multicolor 1x1, hasta alcanzar el largo deseado. Eshu Agogo Unló: 1 roja + 1 negra + 1 roja + 1 matipó + 1 negra + 1 matipó + 1 roja + 1 negra + 1 roja + 1 matipó + 1 roja + 1 matipó + 1 negra +.... hasta alcanzar el largo deseado. Eshu Lodè: 1 roja + 1 negra + 1 azul oscura vitral + 1 roja + 1 negra +.... hasta alcanzar el largo deseado. Es de hacer notar que el collar básico de Eléguà es el negro alternado con el rojo, todos los demás son simples variaciones de éste. PLANTAS ATRIBUIDAS AL ORISHA: Hierba Fina (Ewè Erán - Cynodon dactylon L. - Pelo de Indio), Itamo Real ( Zapatico dela Reina), Espuela de Caballero, Cardo Santo, Jobo (Jobito), Güira (Totumo), Espanta Muerto, Romerillo, Bledo Rojo (Pira colorada), Algarrobo (Samán), Pendejera, Atiponlá (Pega-Pega, Tostón), Higo, Parra (Uva), Alacrancillo (Rabo de Alacrán), Curujey (Bromelia), PicaPica, Ñame, Abrecaminos, Guayaba, Vencedor, Mamoncillo (Mamón), Hiedra, Moruro, Sacu Sacu (Corocillo), Cambia Voz, Llamao, Para Mi, Jiquí, Ramón, Meloncillo, Peonía, Quita Maldición, Mastuerzo, Siguaraya, Ñame Volador, Pata de Gallina (Grama), Ají Picante (Chirel), Salta Perico, Tengué, Guayacán, Maravilla Roja, Hierba Garro, Yagruma, Almácigo (Indio Desnudo), Platanillo de Cuba, Hierba Hedionda o Guanina (Brusca), Altamisa, Mazorquilla, Granada, Marañón (Merey), Chamico (Marihuana), Ébano Carbonero, Espartillo, Rabo de Ratón, Pardillo, Piñón, Albahaca hoja ancha, Escoba Cimarrona, Piñón lechoso (Manzanillo), Raspa Lengua, Rasca Barriga (Lecherito), Gambute, Cayaya, Caobilla de Sabana. ANIMALES QUE SE LE SACRIFICAN: Chivo negro, Jutía (Picure), Curiel (Curí, Acure), Ratón, Jicotea (Tortuga), Pargo, Biajaca (Tilapia), Cerdo (En ocasiones especiales, para alcanzar paz y larga vida (813,8-1)), Pollito, Pollo, Gallo, Gallina (En ocasiones especiales, para apaciguar las penas del oferente (2-10,8-14)), Pato (En ocasiones especiales, para apaciguar las penas del oferente (13-7)), Paloma (En ocasiones especiales, para alejar enfermedades, atraer buena suerte y longevidad (11-11,4-6) aun cuando hay Eshus que las comen directamente: Eshu Elegbara, Eshu Añaki, Eshu Elufe, Eshu Leyibore, Eshu Ayentulú, Eshu Ayé, Eshu Burule Ayo, Eshu Agrillelú, Eshu Ashikuelú, Eshu Alaketu, Eshu Iyelú, Eshu Odumbele (Eshu Modubele), Eshu Alagbana, Eshu Okuesa, Eshu Barakukoñari, etcétera), Guinea (En ocasiones especiales (1-12) para apaciguar la ira de poderes superiores y alejar enfermedades), Carnero (En ocasiones especiales para lograr títulos, cargos o jefaturas (12-10)), Pavo (Guanajo) (En ocasiones especiales, para sosegar al oferente (1-13)). Es muy importante señalar que los sacrificios de animales empleados sólo en ocasiones especiales, únicamente pueden ser llevados a cabo a través de Babalawos conocedores del ritual pertinente.
ADIMÚ ú OFRENDAS QUE SE LE HACEN: Cascarilla, tabaco en polvo (Rapé), vino de palma, ginebra, aguardiente, huevos de gallina, manteca de corojo, aceite de corojo, nuez de Kolá, agua de coco, agua fresca, caña de azúcar, maíz tostado (entero o molido), miel de abejas, palomitas de maíz (cotufas), caramelos, jutía y pescado ahumados, ekó, akará, ekrú, guayabas, dulce de guayaba, bocadillo de guayaba, coquitos acaramelados, bollitos carita, tabaco (humo de), coco, juguetes, velas, trompos, papagayos (cometas), babosas, orogbo, ñame crudo, ñame cocido, puré de ñame, frijoles sancochados, budín de quimbombó con granos de maíz, patilla (melón colorado), granos de maíz con corojo y miel, plátano maduro asado, puré de plátano. ODÚS EN LOS CUÁLES SE MANIFIESTA EL ORISHA: Eshu acompañó a cada Odú cuando estos venían del Cielo a la Tierra, por ello, Eshu se manifiesta en cualquiera de los doscientos cincuenta y seis Odús del Corpus Literario de Ifá.
SINCRETISMO EMPLEADO CON EL ORISHA: Ánima Sola, San Antonio de Pádua, Santo Niño de Atocha, San Miguel Arcángel, San Bartolomé, San Roque, Eléguà (Cuba); Exu, Pomba-Gira, Sete Capas, Pelintra, Sao Martin du Porres, Sao Miguel, Nkuru (Brasil); PapaLegba, Legba, San Lázaro, San Pedro, Kalfou (Carrefour), Kadja-Bosou, Legba Atibon, Legba Sè (Haití); Mañunga, Lubaniba, Nkuyo, Lucero Mundo, (Palo Mayombe); Legba (Trinidad & Tobago); Legba, Aflakete, Edju (Fon, Benin); Legba, Mait Carrefour, Barón Carrefour (Santo Domingo); Papa Lebat, Papa La Bas (New Orleáns); Legba, Papa Wara (Surinam); Abboney (Jamaica); Diablo, Niño de Atocha, Mandinga (México); Eshu, Igba Keta, Ekwensu, Bake, Bara, Lalupan, Logemo Orun, Atuka Mase Sa (Nigeria). CARACTERISTICAS DE LAS PERSONAS REGIDAS POR EL ORISHA: Son personas muy colaboradoras, alegres y bromistas. Buenos padres, hermanos e hijos. Son comunicativos y hábiles por las manos. Artísticos. Espiritista: buenos “muerteros”, sociables, amigos leales y muy generosos. Cuando están mal aspectados suelen ser conflictivos, mentirosos, rencorosos, salidos, chismosos, capaces de dar falsos testimonios, hipersexuales y fraudulentos. En ambos casos, bien o mal aspectados, las personas regidas por este Orisha, son aficionados a la buena comida y a la bebida. PATTAKI: El siguiente Pattaki o Ese Ifá, corresponde a una historia reseñada por el Odú de Ifá Iwori Ofún (Merinlá tonti Ofún, 14-10), que cuenta lo siguiente: “Dos buenos amigos fueron a visitar a un Babalawo para que los consultara. Olòdúmàré, a través de Ifá y por boca del Babalawo dijo que ambos amigos debían efectuar un sacrificio como medio para preservar la amistad. Ellos, seguros de ellos mismos, respondieron que eso no era necesario y que no lo iban a hacer puesto que su amistad era muy sólida y duradera. Eshu les escucho y decidió probarlos. Se vistió con un sombrero y una capa, mitad roja, mitad negra y pasó rápidamente entre los amigos
que se encontraban dando un paseo por un camino que conducía a un río. Ambos comentaron sobre el hombre que casi les había atropellado. “Qué grosero ese hombre de sombrero y capa negra”, dijo uno de ellos. “Ciertamente que es un grosero, amigo, pero su sombrero y su capa eran rojos”, contestó el otro. Y así comenzaron a argumentar sobre el color del sombrero y de la capa. Poco a poco la discusión fue tornándose amarga, tanto, que produjo diferencias irreconciliables entre los amigos que terminaron por romper la sólida y duradera amistad existente. Si hubiesen llevado a cabo el sacrificio prescrito por Dios a través de Ifá, hubiesen continuado siendo los buenos amigos que eran y Eshu no habría intervenido como lo hizo”. REZOS (ADURA) A ÈŞÙ: 1.- Èşù Laròyẹ, k’ệru ò ba onímímí. Onímímí nf’imu mi Èşù Laròyẹ nfi. Gbogbo ara mi mi aferẹ. Èşù ma sẹ mi ọmọ ệlomiran ni o sẹ. ‘Tori ẹni Èşù ba nse ki ímộ. B’o ba f’ohun tirệ s’ilệ. Ohun alóhun ni imáà wá kiri. Aşe. “Eshu Laroye, encuentra un lugar para esta carga que llevo sobre mi alma. Te saludo Eshu Laroye, con toda mi alma. Mi cuerpo entero te bendice. ¡Eshu, no me reproches nada! Al Mensajero Divino es al primero que saludo por su profunda sabiduría. El tiene la voz del Poder. El tiene la voz que vaga por el Universo. Ashé. “ (Traducción libre del Autor). 2.- Iba ooooooo. Mo juba Èşù Odara ọmọkùnrin Idọlộfin. Mo juba Ọba ni ilè Ketu. Mo ríbàa pệlệbệ ọwộ. Mo ríbàa pelebe esè. Mo ríbàa àtệlệsệ ti ò hurón tófi dé jọgbọlọ itan. Mo ríbàa Iyaami Oşòròngà; Afínjú àdàbá ti í jẹ láàrin àşá. Afínjú ẹyẹ ti í jẹ ni gbangba oko. Iba Èşù Odara. Aşe. “Rindo homenaje. Rindo homenaje a Eshu Odara, el hombre de Idolofin. Rindo homenaje al Rey que vive en el pueblo de Ketu. Saludo a la llanura de las manos. Saludo a la llanura de los pies. Saludo a la pierna que me lleva, desde la planta del pie hasta el muslo. Saludo a las Madres Inmortales; A la blanca paloma que se alimenta entre los halcones.
Al hermoso pájaro que en la granja se alimenta al aire libre. Te saludo, Eshu Odara. Ashé. “ (Traducción libre del Autor). 3.Èşù Arowojẹ okun un ni o si ki e lurẹ yẹ toray. Èşù Arowojẹ b’omi ta ‘afi. Èşù Arowojẹ b’ emi ta ‘afi. Èşù Arowojẹ ni mo bá dó jími tệtệ núwà. Aşe. “Eshu Arowoje, te saludaré mientras haya agua en el mar. Eshu Arowoje, has permitido que haya paz en el mar. Eshu Arowoje, has permitido que haya paz en mi alma. Eshu Arowoje, eres tú a quien me dirijo para tener buena fortuna. Ashé. “ (Traducción libre del Autor)
SUYERES A ÈŞÙ: 1.- Èlệgbá o Èlệgbá nsọ yànga. Alároyé mo dá nkí ọ Élệgbá nsọ yànga. 2.- Àlàkàtà ni ‘mọ ‘bá Òrişà dé wá wò Àlàkàtà ni ‘mọ ‘bá Òrişà dé wá wò. A! Bãbá s’ Èlệgbá Òrişà lệwá wò A! Bãbá s’ Ẹlệwà Lệwà wo, Lệwà wò A! Bãbà s’Ẹlệwà ‘ Lároyé lệwà wò. A! Bãbà s’ Ẹlệwà. 3.- Ẹlệgbá ni ‘ta Alároyé s’ okú o. E-e- Ẹlệgbá ni ‘ta Alároyé s’okú o ayé. ¡ E àgò Ẹlệgbá ¡ ... ¡ Ee àgò Ẹlẹgbá e! 4.- Èşù o Ẹlệgbára e. Èşù o Ẹlệgbára e. Ẹlệgbára mofộ’ríbalệ, Ẹlégbá àgò.
LECTURAS RECOMENDADAS: John Mason, 1977:Orin Orisha: songs for Selected Heads, Adrián de Souza, 1998:Echu-Elegguá: Equilibrio dinámico de la existencia; Adrián de Souza,1999: Los Orichas en Africa; Robert Farris Thompson, 1984: Flash of the Spirit; Fasina Falade, 1999: Ifá: la llave para su entendimiento;FolkCuba.Com. LLC,2003: Oriki Égungun-Oriki Orişa;Awo Fá’Lokun Fatunmbi,1992: Eşù-Elegba: Ifá and the Divine Messenger; Chief FAMA, 2004:Fundamentos de la Religión Yorùbá (Adorando Orisha); Luís Diaz C. y Marcelo Madan, 2005: La Lengua Ritual Lúkúmí; Kristen Hileman,2006:Transformations of Èşù; Gates, Henry Louis, 1988:The Signifying Monkey: A Theory of African-American Literary Criticism; Awolalu, J. Omosade, 1979: Yoruba Beliefs ad Sacrificial Rites; Donald Consentino, 1987: Who is that Fellow in the Many-colored Cap?; Kristen Hileman, 2007:Trickster at the Crossroads.
LECTURAS RECOMENDADAS: Adrián de Souza (1999): Los Orichas en Àfrica; Adrián de Souza (1998): EchuElegguá:Equilibrio dinámico de la existencia; Gary Edwards & John Mason (1998): Black Gods: Òrìşà Studies in the New World; Awo Fá'Lokun Fatunmbi (1992): Èşù-Ęlệgbà: Ifá and the Divine Messenger; Joan Wescott (1962): The Sculpture and Myths of Eshu-Ęlệgbá, The Yoruba Trickster.
Wagner J. Barreto B.,MSc. - Aladé Jìnmí – Caracas, julio 2008