El Poder De La Ofrenda[1] 3d4c28

El poder de la ofrenda El problema al ofrendar, es que las personas piensan en el dinero, en la cantidad, o la denominación del billete, en lo que pudieron o no, comprar con ese dinero que le damos a Dios. Y Dios solamente está pensando en lo mucho que nos va a bendecir, en lo que nos va a dar, en la manera cómo nos va a devolver ese dinero, a multiplicarlo, esa semilla que estamos sembrando, pero no ve la cantidad sino que ve nuestro corazón. Dios está pendiente de nuestros corazones a la hora de recibir las ofrendas. Está pendiente de lo que te propusiste en tu corazón. Dios se fija cuando cambias de opinión y decides dar otro billete, ya sea uno más caro o más barato, Dios sabe si has dado todo lo que tenías, o lo que te sobra. El Señor sabe que algunos dan por contender, procurando competir, con alguien, tal vez alguien que le observa cuando saca su billete. Dios espera la ofrenda del amor. La ofrenda que le traes de sacrificio de alabanza. Sacrificio significa regalo. Ahora en el tiempo moderno, sacrificio quiere decir que cuesta, y que duele. A veces si, puede costar y doler, pero cuando no lo quieren dar, cuando por alguna cosa, se sienten obligados. Que se van a dar cuenta que no doy, que me va decir algo mi esposa, que me presionan. Eso es dar por contienda. Un dar que no da buen fruto.

Que aquel sacó uno de veinte, yo voy a sacar uno de

cincuenta. Que aquel dio uno de cien, yo voy a dar dos. ¿Qué pasa? ¿Por qué? ¿Qué pensará Él? Dios quiere que le probemos en los diezmos, a ver si no nos abre las ventanas de los cielos, hasta que sobre abunde, y a ver si no reprende por nosotros al devorador.

Muchos le prueban pero sin fe. Dicen: voy a dar mi diezmo esta vez, después de años de trabajar, sin darle gracias a Dios por ese trabajo, donde el Señor nos ha regalado diez partes de dinero, y solamente una de ellas es para Él. Así es porque Dios lo dice, y quien se queda con el diezmo, pues le está robando. No hay vuelta de hoja. ¿Y qué pasa con ese que le decide probar de esa manera? Pues es de esos que dice la Biblia que piden y no reciben porque piden mal. Resulta que cuando pasan unos pocos días dicen: yo lo sabía, ve, ahora no tengo para pagar esto o aquello, todo por haber dado mi diezmo. Mejor no lo hubiera dado. Si por eso es que yo no doy diezmos, porque son mentiras, no pasa nada. No se le multiplica a uno el dinero, más bien no me alcanza, y con tantos gastos que tengo. Y que sucede con los que deciden mejor no arriesgar y no dar nada, pues no se dan cuenta que eso que se ahorran en diezmos, lo tienen que gastar a la semana, o a los quince días, (no sospechan que tenga algo que ver) pero hay que gastar más, porque, se descompone el carro, o se cae el niño, o se enferma el hermano, y de alguna manera terminan gastando más que lo que hubiese sido el diezmo. Pero qué pasa con aquellos que deciden dar sus diezmos de corazón, conforme se lo proponen, sin esperar nada a cambio, sabiendo que le están dando a Dios, lo que a Él le pertenece. Pues ellos compran todo lo que necesitan en la casa y les dura el doble o el triple de lo que les dura a aquellos otros, ellos ven milagros, ellos usan sus carros y no se les descomponen, ellos tienen familias llenas de salud. Cuando llega el fin de mes, se dan cuenta que todavía tienen, les ha sobrado. Pueden ofrendar de corazón, no les interesa cuánto da el vecino. No les interesa vanagloriarse, lo que quieren es la aprobación de Dios. Quieren agradarle a través de los diezmos y las ofrendas. Y las ofrendas, no son la mínima parte. Si no son lo mejor que tenemos. Es allí donde se escoge el mejor billete, el más nuevo o el

más valioso. Cuando ya se tiene el corazón más agradecido, cuando se ha visto la mano de Dios. Cuando nos ha sacado de los problemas, de las dificultades. Cuando hemos comprobado que sí, realmente Dios

hace

sobreabundar.

Entonces

le

damos

al

Señor

con

agradecimiento, compartiendo de lo que por su bendición hemos recibido. ¡Dios ama al dador alegre! Una persona tiene que saberse ofrendar, saber darse a Dios, en cuerpo, alma y espíritu. El poder de la ofrenda está en el corazón. Un corazón contrito y humillado, nunca será despreciado por Dios.

CUIDA TU SEMILLA Ofrendar con generosidad y no por obligación es lo que desata la abundancia que el Señor te dará para que puedas bendecir a otros. Hemos aprendido sobre el poder que tiene la ley de la siembra y la cosecha. Todos debemos sembrar y trabajar para recoger los frutos. Después de depositar tu semilla debes regarla, fertilizarla y cuidarla de las plagas. En la Biblia se habla de plagas que arruinan la cosecha. Joel dice que el Señor restituiría lo que se había comido la oruga, el saltón y el revoltón; en Malaquías dice que reprendería al devorador de nuestra tierra. Cosechar es bíblico. La resurrección fue una cosecha, así como lo es recibir a Jesús en nuestro corazón, el rapto y nosotros mismos lo somos. Dios a través de Sus profetas llama a la ofrenda una siembra que obtiene cosecha. También hemos aprendido sobre la ofrenda y los diezmos que alimentan nuestras bendiciones. Ahora descubriremos el fundamento bíblico del poder que reside en la generosidad.

Diferencia entre diezmo y ofrenda Malaquías 3:10 dice: Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y probe ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde. Diezmar y ofrendar son dos acciones diferentes que se complementan. Dios promete darnos una bendición que sobreabundará como un diluvio. El diezmo provoca esa bendición que se derrama pero debes sembrar con tu ofrenda para poder aprovecharla. Así lo enseñó Malaquías, Joel, Ageo, Abraham, Isaac y Jacob. La clave para caminar bajo bendición está en el diezmo y la clave para la abundancia está en la ofrenda. Por lo tanto, debes ofrendar más de lo que diezmas porque eso es lo que Dios multiplicará. Cuando diezmas te garantizas bendición y cuando ofrendas te garantizas abundancia. El mundo critica el diezmo y la ofrenda, más que al despilfarro en cosas mundanas como vicios y lujos, porque el poder de las tinieblas quiere negarte la bendición que implica. No te dejes influenciar por esas críticas ya que estás sembrando en la obra del Señor.

Generosidad de corazón La ofrenda es una siembra y traerá buena cosecha que podrás compartir con tus hermanos. Dios te prosperará para que hagas buenas obras que te den galardones y recompensas cuando llegues al

cielo. Él quiere que tengas en abundancia porque con escasez no puedes bendecir a otros. Así que la abundancia buena y se origina de nuestra ofrenda. Con tus obras generosas le demuestras al Señor que mereces la abundancia que pueda darte.