EL COMPROMISO SOCIAL DEL ARQUITECTO
Como sabemos, el procesamiento de las demandas individuales o colectivas implica una tarea ética y
estética,
con
consecuencias
tanto en el ámbito físico como en el inmaterial.
Según el código de ética del arquitecto en su Art.16 se expresa que: «El arquitecto adquiere con la comunidad un compromiso que debe guiar su actividad profesional a fin de contribuir al estricto cumplimiento de sus obligaciones, a la cabal entrega de sus conocimientos y al proceder honrado donde sea requerido profesionalmente.»
POR LO TANTO EL ARQUITECTO DEBERÁ :
Aceptar como obligación profesional señalar a la comunidad o a la autoridad, la ocurrencia de hechos contrarios al bienestar o a la salud de la sociedad y no proteger con su silencio, a intereses o personas que los conculquen. Aportar el perfeccionamiento que su experiencia le dicte como conveniente en todo lo que se refiera a la preservación del medio ambiente, el desarrollo del ámbito urbano, a la industria de la construcción y al uso de los materiales.
Reconocer que la seguridad de la vida, la salud, los bienes y el bienestar de la población y el desarrollo tecnológico del país, dependen de los juicios y decisiones incorporados particular o institucionalmente en dispositivos, edificaciones, estructuras, productos y procesos. Por ninguna razón podrán sus conocimientos al servicio de todo aquello que afecta la paz y la salud. El arquitecto debe cumplir la elevada misión de preservar y mejorar los recursos naturales y urbanos, favoreciendo la creación de condiciones adecuadas para el mejoramiento de la calidad de vida de los habitantes. Respetará y hará respetar las disposiciones legales que garanticen la preservación del medio ambiente.
La práctica de la arquitectura y el urbanismo demanda la conexión entre arte y humanidades de un lado, y entre ciencia y tecnología del otro y por eso es necesaria una razón, no solo instrumental, capaz de no sucumbir a la “necesidad” reducida a “mínimos” por técnicas proyectuales o monetarias. Hoy nos interesa la relación de la arquitectura con el lugar, con la ciudad, con el medio ambiente y con una forma de vivir que siempre está cambiando, mientras se mantienen algunos puntos fijos.
Una “arquitectura” capaz de responder al mismo tiempo a las necesidades materiales y a las ansias espirituales, asumiendo las responsabilidades y la grandeza de la misión de la arquitectura y el urbanismo. Entendiendo la práctica de esa arquitectura y de ese urbanismo como una vocación que demanda una atención fraternal dirigida al otro.
LA ARQUITECTURA Y EL DESARROLLO SOSTENIBLE Hoy la relación entre lo económico (producción, consumo, gestión de los recursos), lo social (consideración de la diversidad cultural y del derecho del otro) y el medio ambiente (biodiversidad, agua y energía) exige considerar las interrelaciones entre lo viable, lo equitativo y lo vivible, con sentido de sostenibilidad. Por este motivo las relaciones entre producción, consumo, manejo de los re- cursos, y “bienestar”, tienen claras implicaciones éticas.
DESARROLLO SOSTENIBLE
La arquitectura y el urbanismo del siglo XXI deberían estar basados en la consideración del ser humano y de los otros seres vivientes en primer lugar, asumiendo que estamos interviniendo en un mundo frágil. Así, generar a través de los proyectos calidad de vida, condiciones de bienestar y transformar de manera sostenible el medio ambiente son desafíos que de- mandan una actitud muy atenta y generosa visión al pensar en lo social.
Los proyectos de estructuración socio-espacial deben ser concebidos como instrumentos de lucha, buscando reconfigurar las fronteras entre las áreas formales y las informales. Para Laclau, esta tarea tiene que ver con la contribución para la emergencia de “voluntades colectivas”, siempre cambiantes, tarea que no se restringe al Estado o a los políticos. En este contexto general, el arquitecto debe tener en cuenta demandas sociales dispersas, ayudar a que se manifiesten e intentar “articularlas”, esto es, dar- les una coherencia que permita la acción.
En ese marco, la formación de un alumno hoy, capacitarlo para lidiar con conocimientos y habilidades, y hacer claro paso a paso aquello que es posible en construcción, lo que es necesario para responder al uso, y aquello que es significativo como arte.