c En la pintura, y lo mismo que el caravagismo, el Clasicismo es una reacción al manierismo que tiene su origen en Italia, donde surge el Clasicismo romano-boloñés.
× , Guido Reni, versión h. 1615-1625 Tiene su origen en Bolonia, ciudad intelectual y universitaria que reacciona frente a las formas caprichosas del manierismo optando por una pintura más realista pero buscando la belleza ideal y la expresión de los caracteres y estados de ánimo como hicieron en el arte de la antigua Grecia o en el Renacimiento. En este punto se aleja del naturalismo caravagista. Se difundió entre los eclesiásticos, pues se apartaba de la vulgaridad caravagista, y también en los medios cultos que veían la posibilidad de narrar historias mitológicas y alegorías. Cultivó un tipo de paisaje sereno y equilibrado, en el que a menudo aparecen ruinas clásicas. Este paisaje «clasicista» o «heroico» se difundió especialmente en Francia. Los boloñeses hermanos Annibale (1609) y Agostino Carracci (1602), así como su primo Ludovico Carracci (1619) fueron los primeros cultivadores de esta corriente. Crearon la «Academia de los Deseosos» (después, «de los Encaminados») con la finalidad de enseñar a los pintores tanto las técnicas artísticas como una formación humanista. La obra maestra de Annibale Carracci, ejecutada con la ayuda de colaboradores, es la bóveda de la gran galería del palacio Farnesio, en Roma, inspirada por la Capilla Sixtina de Miguel Ángel. Entre los principales seguidores de Carracci están Domenichino (1641), Guido Reni (1642) y Albani. Influidos por la pintura barroca están Giovanni Lanfranco (1647) y la obra de comienzos de Guercino (1666), quien posteriormente se convierte en un severo clasicista siguiendo el modelo de Reni. Carlo Maratta (1625-1713) es el pintor que, a finales de siglo, sirve de enlace entre este Clasicismo del Barroco con el Neoclasicismo del siglo XVIII.
El Clasicismo romano-boloñés se extendió a otros países, como Francia. El Clasicismo francés se divulgó especialmente durante el reinado de Luis XIV, siendo el estilo favorito de la corte parisina, mientras que entre la burguesía y la Iglesia de provincias arraiga el caravagismo. Se da en el último tercio del siglo XVII. Se considera que el fundador fue Nicolas Poussin (1594-1665), que vivió en Roma y gustó del estilo de los clasicistas romanos, especialmente de Domenichino. La pretensión fundamental es la de imitar los modelos de la Antigüedad pero unido a una tendencia barroca. El otro gran maestro del Clasicismo francés fue Claudio Lorena (1600-1682), que cultivó especialmente el paisaje. Influyó en corrientes pictóricas muy posteriores, como el Romanticismo y en el impresionismo. Este movimiento se prolonga en el Academicismo a lo largo del siglo XVIII paralelamente al Rococó. Resurgirá en el estilo neoclásico î c îîîLa gran expresión de esta época es la reconstrucción de la Acrópolis de Atenas encargada por Pericles a Fidias, amigo suyo y genial arquitecto y escultor, ambos sin embargo no vivirán para ver terminadas las obras. Para la realización de este trabajo se emplearon todos los recursos atenienses, incluidos el tesoro de la confederación a la que pertenecía Atenas. El Partenón es obra de Fidias y de los arquitectos Ictinos y Calícrates. Se trata de una edificio dórico periptero, con ocho por diecisiete columnas. Los diseñadores del edificio introdujeron en su estructura una serie de refinamientos ópticos consistentes en alteraciones de medidas y curvaturas de líneas, casi imperceptibles a la vista, para conseguir una apariencia más positiva, dándole ese carácter vivo, de músculo activo, tan celebrado desde la Antigüedad. Se consigue con ello enfatizar las tensiones entre distintos elementos del edificio, dinamizando su aspecto - algo similar al "contraposto" en escultura -, sin abandonar la idea de equilibrio: - Las columnas de la perístasis se hallan ligeramente inclinadas hacia el interior. Con ello aumenta la sensación de estabilidad y tensión, de movimiento contenido. - Las columnas son más gruesas en las esquinas que en el centro, para contrarrestar la sensación de adelgazamiento que produce la luz sobre ellas. - La anchura de las metopas disminuye progresivamente del centro a los extremos de cada fachada, para resolver de manera armoniosa el problema del friso dórico, que por necesidades compositivas hacía que las metopas más próximas a los ángulos fuesen más anchas. - Todos los elementos horizontales (las gradas del crepidoma y el entablamento) están ligeramente curvados, con más altura en el centro que en los extremos, para corregir la ilusión de pandeo inverso que se produce en el ojo humano al apreciar líneas horizontales. La escultura clasicista que se produjo en el primer cuarto del siglo XVI estuvo presidida y en buena parte eclipsada por el estro genial de Miguel Angel, cuya obra se había iniciado avasalladora desde la última década del XV y se expandirá por buena parte del cinquecento hasta su aliento final. Había frecuentado Buonarroti el jardín mediceo de San Marcos donde Lorenzo el Magnífico reunió muchas de sus esculturas antiguas, algunas de ellas de origen helénico o
copias, más frecuentemente mármoles y medallas romanas, de cuya colección puso como conservador al escultor donatelliano Bertoldo. También le acompañaron otros estatuarios y pintores florentinos en dibujar esos mármoles, entre ellos su rival Pietro Torrigiano, con el que sostuvo agria disputa. La colección de antigüedades que un espíritu selecto como Isabel de Este congregó en su palacio de Mantua, influyó en Mantegna y también en los pequeños bronces de Pier Jacopo Alari Bonacolsi, más conocido por Antico, que traducen prototipos clásicos en escala menor. La colección papal, incrementada considerablemente desde Julio II, también proporcionó a los escultores presentes en Roma aleccionadores estímulos. El grupo del Laocoonte y sus hijos, el formidable drama helenístico de la escuela de Rodas descubierto en 1506 en la misma Roma, el Apolo del Belvedere y el Torso del Belvedere, que tanto iraba Miguel Angel, la Venus Calipigia y muchos mármoles y bronces alumbrados por la arqueología, contribuyeron a insuflar lecciones de clasicismo, aunque fuera muy parcialmente por ausencia de otros modelos, que se extendieron a lo largo del siglo.