CULTURA EMPRENDEDORA Y PRODUCTIVA
EMPRESAS RECONOCIDAS Y DE PRESTIGIO AJEGROUP
El génesis del grupo AJE se remonta a los tiempos en que la Familia Añaños, con su pequeño negocio de refrescos “Kola Real”, preparado rústicamente en el patio de su casa, obtenía ingresos adicionales a causa de la pobreza producida por el terrorismo. Sin embargo, tras años de esfuerzo y trabajo, lograron que su bebida gaseosa tenga una presencia importante en el mercado para luego llevarla al extranjero. En la actualidad AJEGROUP es la empresa transnacional peruana con mayor presencia en el mercado extranjero, exportando ya no solo la bebida Kola Real, sino también agua mineral y otras bebidas populares en el medio nacional e internacional.
CECOVASA El popular “Café Tunki” de CECOVASA ha sido denominado como “El mejor café especial del mundo” según la Asociación Americana de Cafés Especiales (SCAA), y ha deleitado el paladar de peruanos y extranjeros. Esta central de cooperativas productoras reúne a 5 de las cooperativas más importantes de producción de café, incluyendo al ahora famoso productor del Café Tunki: Wilson Sucaticona, que ha demostrado que para llevar un producto a los ojos del mundo no bastan con sobre producir por cantidades: hay que preocuparse también por la calidad de lo que uno piensa exportar (o sino, que hable premio que le otorgaron).
GRUPO ROMERO
El Grupo Romero es, en la actualidad, una de las empresas más grandes del país, dueños del famoso Banco de Crédito del Perú. En sus orígenes, Calixto Romero Hernández empezó viniendo al Perú desde España en 1888 e invirtiendo en negocios vinculados a la tierra, agricultura, etc. Es así que empieza a crecer y compra cada vez más tierras, llegando a tener el capital suficiente como para comprar en 1941 una buena cantidad de acciones del Banco Italiano. En 1942 la familia Romero compra dicho banco y le cambia de nombre por Banco de Crédito del Perú. Actualmente el Grupo Romero es dueño de Primax, Credicorp, Alicorp, entre otras empresas.
PARDOS CHICKEN
La cadena de pollerías Pardos Chicken factura aproximadamente 40 millones de dólares al año, y es una de las franquicias peruanas con más presencia en Colombia, México, EEUU y Chile. Pero ¿cómo llegó a ser tan exitosa? En un inicio el negocio fue abierto por Willy Wong y Antonino Ortiz, que abrieron su primer local en 1985. En 1995 se establece Servicios de Franquicias Pardos
S.A.C., desarrollando su negocio mediante el sistema de franquicias. Es así que en 1998 el 70% de las acciones de la empresa son compradas por Arnold Wu, empezando el crecimiento agresivo de la marca y llegando progresivamente a convertirse en una de las cadenas de pollería más importantes del país.
CARACTERÍSTICAS COMUNES Son Líderes empresariales
Confían en ellos mismos Saben que siempre hay un riesgo de pérdida inherente en el proceso de cumplir sus metas, inclusive tienen la confianza necesaria para tomar riesgos calculados y así llegar a sus metas.
Toman decisiones y las llevan a la acción Empezaron con una actitud positiva Para ellos no existió ninguna circunstancia lo suficientemente poderosa que los detenga para cumplir sus metas., los pensamientos negativos, simplemente no tienen cabida. OJO: Recuerde, el pensamiento negativo puede ser contagioso. Cuando un pensamiento positivo se dispersa, puede abrirle las puertas a nuevas ideas, clientes, amigos, entre otros. Persistencia
No itieron excusas.
CARACTERÍSTICAS DE LA PERSONALIDAD EMPRENDEDORA
1. La pasión por el éxito palpable.
El emprendedor no vive de sueños y fantasías, tiene la necesidad de palpar los resultados rápidamente, por lo que emprende acción cuanto antes, para lograr sus objetivos. Si quieres tener una personalidad emprendedora construye el hábito de hacer medibles todos los procesos a los que te enfrentarás, para que
sepas con exactitud cuánto tiempo puede llevarte realizar una tarea o hasta una etapa de tu negocio, esto no significa que seas rígido, debes estar consciente de que puede haber contratiempos, y también necesitas estar preparado para ellos.
2. El deseo de tomar las riendas.
La personalidad emprendedora no espera a que alguien más haga algo por ella. Si deseas ser un emprendedor, toma en cuenta que vas a iniciar algo, por lo que la responsabilidad va a ser tuya, tanto de los éxitos como de los fracasos, y que un emprendedor asume los costos y beneficios de sus acciones, de forma que es imprescindible analizar cada decisión a tomar, el deseo de creer en algo y hacerlo crecer es propio de una personalidad emprendedora.
3. La elección de plantear su proyecto en base a su realidad.
El emprendedor no tiene duda alguna de alcanzar su resultado. Es importante que confíes en cada paso que das, para lograr esto primero tienes que analizar tus alcances, por supuesto que darás tu 100%, pero sé consciente que no puedes hacer milagros, por lo que determina el tiempo de tu éxito basado en tu realidad, para que no caigas en frustración, y sigas adelante siempre. 4. El pensamiento positivo.
Cuando tienes personalidad emprendedora, tiendes a pensar que todo saldrá bien si tú haces tú parte. Está de sobra decirte que un emprendedor nunca es pesimista, el pesimista vive en un nivel de energía bajo rodeado de malestar, por lo que nunca le sale nada bien. EL emprendedor es positivo porque sabe que puede hacer lo necesario, y que merece los beneficios. ¡Inicia en tu mente una educación positiva! Piensa en lo que eres bueno, y ejercítalo para que seas el mejor, piensa en lo que quieres y siente que ya es tuyo, que todo eso viene en camino para ti. Confía y ama lo que haces. 5. Nunca para La personalidad emprendedora está en movimiento constante. Esto no significa hacer mil cosas a la vez, sino mantenerse en acción. Es importante que el emprendedor esté enfocado, tal vez solo estás haciendo una actividad pero las estás haciendo con maestría, y cuando acabas entonces es hora de empezar con otra cosa. Si coordinas tu agenda para hacer tus actividades, no tendrás problema en esta parte, ya que sabrás cuanto tiempo tienes para cada cosa, es importante que no te satures, que también tengas tus tiempos de liberación y de descanso. 6. Trabaja en equipo y supera la realidad. La personalidad emprendedora sabe trabajar en equipo, y sobre todo sabe dirigir a un equipo, y llevarlo al éxito. No intentes hacerlo todo por ti mismo, mejor busca personas talentosas que puedan ayudarte en la tareas en las que tú no te especializas, delegar es importante para que no termines exhausto, además de que hasta 2 cabezas piensan mejor que una. Superar la realidad tiene que ver con innovar, generar propuestas y mejorar las cosas, la personalidad emprendedora siempre está creando algo.
7. La actualización y la adaptabilidad. Los emprendedores son sobre todo personas que siempre están aprendiendo, pues sabes que los conocimientos cambien muy rápidamente y necesitan estar actualizados. Se adaptan a su ambiente, sacan lo mejor de sus mismos y construyen sistemas para mejorar lo que tienen y hacerlo más fácil y rápido.
CARACTERÍSTICAS QUE POSEO
Confió en mi mismo, en mis habilidades y capacidades. Me centro en llegar a la meta.
Me considero una persona de retos, activa y creativa. Tomo decisiones y las llevo a la acción. El éxito depende de mi esfuerzo y trabajo duro, no de suerte. Cuento con pensamientos positivos. Soy una persona persistente, si trato una vez y no me sale, no me doy por vencida y continuo, persisto. CARACTERÍSTICAS A MEJORAR
La organización http://empresas-de-prestigio.blogspot.pe/
Cultura emprendedora en Proyectos de negocio
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Wikilibro: Proyectos de negocio > Capítulo : La cultura emprendedora. El autoempleo Sección 1
Cultura emprendedora Como consecuencia del elevado desempleo y reducción del empleo público, esta visión y las formas de trabajo están cambiando, aparecen soluciones nuevas como el desempeño simultáneo de varias actividades profesionales o la actividad profesional independiente. Así pues, a pesar de que la inquietud emprendedora todavía representa un movimiento reducido en la enseñanza media, en la universidad y en la sociedad en general, el interés por el fenómeno del emprendimiento y de la creación de empresas va creciendo. Cada vez se valoran más las iniciativas empresariales, entre ellas el autoempleo, como un factor clave en la creación de empleo, en la mejora de la competitividad y del crecimiento económico del país.
Para que crezca el número de iniciativas de este tipo, hay que fomentar la inquietud emprendedora en nuestra sociedad. Hay que procurar que se cree una cultura emprendedora desde los más jóvenes, para que aprendan a desarrollar capacidades de responsabilidad y cambio y de esta manera puedan reaccionar con mayor apertura y flexibilidad, lo cual les va a ser de utilidad en la vida cotidiana y en el desempeño de cualquier actividad profesional.
¿Qué es la cultura emprendedora?
La cultura emprendedora es el conjunto de cualidades, conocimientos y habilidades necesarias que posee una persona, para gestionar un proyecto concreto o su rumbo profesional.
La cultura emprendedora está ligada a la iniciativa y acción.
El tenerla, ayuda:
por un lado, a saber lanzar nuevos proyectos propios con autonomía, con capacidad de asumir riesgo, con responsabilidad, con intuición, con capacidad de proyección al exterior y con capacidad de reaccionar y resolver los problemas;
por otro lado, a saber llevar a cabo proyectos de otros con el mismo espíritu de innovación, responsabilidad y autonomía.
La falta de educación emprendedora es una de las causas de que no exista cultura emprendedora. Por lo que para promover el espíritu emprendedor, y de esta manera las actitudes, habilidades y, por lo tanto, dicha cultura emprendedora, debemos, desde la educación primaria, enseñar a emprender.
La creación de una empresa propia no repercute sólo en quien la emprende, creando su propio puesto de trabajo, sino que además influye en el crecimiento económico de la zona, generando un tejido empresarial, y por lo tanto en la creación de nuevos puestos de trabajo y bienestar social.
Un emprendedor puede “nacer” pero también “se puede hacer”. Hay personas que nacen con una capacidad emprendedora, pues desde temprana edad muestran su capacidad de innovar y de asumir el riesgo probando cosas nuevas o de manera diferente. Pero si no se tiene esa aptitud de forma innata, se puede llegar a formar y fomentar una actitud empresarial entre aquellas personas predispuestas a ello.
Se pueden fomentar determinadas competencias como: la capacidad de resolver problemas, de analizar, planificar, evaluar y tomar decisiones, de asumir responsabilidades, de cooperar, de trabajar en equipo, de comprometerse en nuevos papeles, de desarrollar la confianza en uno mismo, de aprender a pensar de modo crítico e independiente, de ser más creativo e innovador y con más iniciativa personal, de preparase para asumir el riesgo.
La educación emprendedora debe trabajar en el desarrollo del talento emprendedor, porque a pesar de que las personas presentan una predisposición innata, el emprendedor y/o intraemprendedor, en cierta medida, “se hace”.
Con la capacitación adecuada y un entorno propicio las personas pueden adquirir el sentido del riesgo y de la responsabilidad, así como la iniciativa que se requiere para comenzar una aventura empresarial dentro o fuera de la empresa. La educación emprendedora debe convertirse en un elemento transversal en la formación profesional para el empleo. Ya que puede ayudar a sensibilizar a los estudiantes a que consideren que el trabajo por cuenta propia puede ser otra opción profesional, además de ser empleado o funcionario, se puede ser empresario.
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1 ¿Qué es la cultura emprendedora?
2 El emprendimiento y el intraemprendimiento
o
2.1 ¿Qué significa emprender?
3 El emprendimiento en España
4 Qué es la Empresa. Qué significa ser Emprendedor y ser Empresario
o
4.1 La función básica de la empresa
5 La estructura organizativa de la empresa
6 El ecosistema empresarial
7 El emprendedor. Capacidad de gestión y funciones
8 De emprendedor a empresario. Sus funciones como directivo o gestor
El emprendimiento y el intraemprendimiento ¿Qué significa emprender?
Según el diccionario de la Real Academia Española: Emprender: es acometer y comenzar una obra, un negocio, un empeño, especialmente si encierran dificultad o peligro.
¿Qué es ser emprendedor?
Según el diccionario de la Real Academia Española: Emprendedor: es el que emprende con resolución acciones dificultosas o azarosas.
Según Wikipedia:
Emprendedor: es aquella persona que identifica una oportunidad de negocio y organiza los recursos necesarios para ponerla en marcha. Es habitual emplear este término para designar a una “persona que crea una empresa o alguien que empieza un proyecto por su propia iniciativa”. Se ha sugerido que el ser emprendedor es una de las cualidades esenciales de un empresario, junto con la innovación y la capacidad de organización y gestión. Como podemos leer en estas definiciones, un emprendedor no es sólo quien crea su propia empresa, a quien podríamos considerar como un “emprendedor por cuenta propia”, sino que también pueden ser aquellos trabajadores de empresas ajenas con visión empresarial que lideran la implantación de iniciativas dentro de la empresa. Estos últimos son “emprendedores por cuenta ajena”,también llamados intra-emprendedores o inprendedores.
¿Qué es ser intra-emprendedor?
Cualquier forma de emprendimiento supone un cambio, y, necesariamente, una innovación, y eso, nos guste más o menos, es algo necesario a día de hoy en cualquier empresa u organización.
Hay trabajadores que por su predisposición por las novedades y adaptación a los cambios, potencian, impulsan, valoran y gestionan sus iniciativas dentro de la empresa como una forma de entender su pertenencia a la misma, convirtiéndose en un líder conductual que aporta un beneficio mutuo entre la organización y él mismo. Son auténticos emprendedores pero por cuenta ajena.
Un intra-emprendedor es aquel trabajador con visión empresarial, que invierte tiempo suficiente a las ideas innovadoras desde el interior de la propia empresa, a través de procesos abiertos que las recogen, moldean, mejoran y canalizan en forma de negocio, beneficiándole a el mismo y al crecimiento de la propia empresa en la que presta sus servicios.
El emprendimiento en España El GEM (Global Entrepreneurship Monitor. www.gemconsortium.org) mide la actividad emprendedora de los países a través del TEA (Índice, o tasa, de la Actividad Emprendedora en la Población Activa). El TEA nos informa de la proporción de las personas entre 18 y 64 años de edad que están comprometidas en actividades emprendedoras, como un emprendedor naciente o un dueño o gestor de un negocio que tenga menos de 42 meses de vida.
Desde el año 2000, se ha podido observar que las tasas de actividad emprendedora más elevadas corresponden a países y territorios en vías de desarrollo, en los cuales una parte de la población tiene que emprender por falta de otras alternativas de trabajo, es decir, por necesidad, por ejemplo: China, India, Brasil, Perú, Marruecos, etc. Otros países y
territorios tienen tasas importantes de actividad emprendedora debidas a la propia tradición empresarial de su población, por ejemplo: Estados Unidos, Nueva Zelanda, Cataluña, etc.
También se observan tasas notables allí donde las políticas públicas han proporcionado un amplio impulso a los emprendedores, o donde la propia población ha comprendido que era necesario evitar la despoblación, cambiar la mentalidad laboral y avanzar en el propio desarrollo, por ejemplo: Irlanda, Finlandia, Madrid, Canarias, etc.
En cambio, en los países desarrollados, se han ido apreciando tasas de actividad emprendedora moderadas, sobre todo porque hasta ahora la mayor parte del empleo ha estado en manos de los organismos públicos o de grandes empresas que ofertaban mucho empleo. Lo cual en la actualidad ya no es, ni seguirá siendo así en el futuro.
En el año 2009 el informe GEM presentó unos resultados demoledores: el índice de actividad emprendedora en España acusaba una fuerte crisis, registrando una caída del 27,1% entre Julio del 2008 y Julio del 2009.
El informe GEM del 2010 aunque presentaba resultados aún negativos, permite vislumbrar un cierto cambio de tendencia en la actividad empresarial de nuestro país.
Desde el punto de vista de los expertos encuestados para elaborar este información, las condiciones del entorno menos propicias para emprender son la educación escolar, la financiación, la burocracia y los impuestos, y todos estos factores han empeorado desde el 2009.
El número de personas con intención de emprender aumentó, así como el porcentaje de población relacionado con las iniciativas emprendedoras consolidadas, pero en conjunto el TEA empeora y es el más bajo de los últimos años.
En cuanto al perfil del emprendedor:
la actividad emprendedora femenina disminuye de forma algo más intensa que la masculina,
baja la propensión a emprender entre el grupo de edad de 24 a 34 años, que es el más predispuesto a ello,
son más emprendedores los de nivel formativo medio que los de nivel alto o bajo,
los ciudadanos extranjeros siguen teniendo tasas de actividad emprendedora superiores a los españoles.
El emprendimiento por oportunidad (los que identifican una oportunidad) sigue descendiendo respecto al 2009, y el empresario por necesidad (los que no tienen otra forma de ganarse la vida o porque tienen miedo a quedarse desempleados en un futuro) se mantiene.
Las iniciativas en fase emprendedora, la más incipiente, son similares a las de otros años, con un porcentaje mayor en el sector servicios y algo menor en el manufacturero. Siendo lo más habitual que se trate de autoempleo.
Pero, no todo es negativo para España en este informe, ya que muestra que la sociedad española está alineada en actitudes emprendedoras con el resto de países de las muestras de países GEM, y las supera en tres aspectos:
posesión de más habilidades y conocimientos para emprender,
consideración del emprendimiento como buena carrera profesional, y
menor miedo al fracaso para emprender.
Considera que los medios no prestan suficiente atención a los emprendedores y que hay una percepción de que en España hay menos buenas oportunidades para emprender que en otros países.
En cuanto a la financiación para poner en marcha las empresas, crece el montante del capital semilla necesario y la participación de inversores privados informales. Mientras sigue contraído el crédito bancario.
Qué es la Empresa. Qué significa ser Emprendedor y ser Empresario La empresa. Funciones básicas, estructura organizativa y el ecosistema empresarial
La empresa es una organización social, formada por la unión de personas que aportan recursos para conseguir una serie de objetivos regidos por una serie de principios y responsabilidades y que operan en el mercado.
La empresa debe encontrar su justificación de existir, no sólo por la capacidad de producir bienes y/o prestar servicios de utilidad, innovadores y diferenciados, orientados al mercado, es decir, a los clientes; sino también porque contribuye al desarrollo económico sostenible de la sociedad en la que se relaciona. La empresa se desenvuelve dentro de un contexto o entorno amplio, en el que intervienen factores de ámbito general (macroentorno) y factores de ámbito más específico (microentorno).
Y se diferencia de otro tipo de organizaciones:
por la búsqueda de la rentabilidad, fundamentalmente económica, pero sin descuidar la rentabilidad social y medio ambiental, y
por el interés por el crecimiento de la misma.
Según una de las definiciones de Wikipedia: Una empresa es un sistema que interacciona con su entorno materializando una idea, de forma planificada, dando satisfacción a demandas y deseos de clientes, a través de una actividad económica o comercial.
La función básica de la empresa La empresa es la organización donde el emprendedor desarrolla una actividad económica, en la que materializa una idea que satisfaga las necesidades y deseos de los clientes. A través de la empresa, el emprendedor añade valor a productos y/o servicios destinados a determinados clientes.
Pero además de los clientes, hay otras personas o entidades que conforman el entorno de la empresa que también deben ser tenidas en cuenta:
El emprendedor puede necesitar capital para materializar su idea. Puede aportar sus propios recursos económicos (dinero, local, maquinaria, etc.), pedir crédito a una entidad financiera, buscar socios o ángeles inversores que aporten los recursos necesarios para acabar de materializar esa idea. Estos últimos, corren el riesgo empresarial con el emprendedor y la recuperación de su inversión dependerá de los resultados de su actividad.
El emprendedor puede aportar su trabajo personal, pero puede necesitar la colaboración de otras personas, trabajadores empleados, a tiempo completo o parcial, a los cuales habrá que retribuirles con un compensación económica, o salario, a cambio de su trabajo.
También la sociedad, el estado, las comunidades autónomas y locales están interesadas en el buen funcionamiento de la economía en general y en particular de las empresas, pues contribuye al desarrollo económico y social. Y las decisiones de estos organismos y entidades afectan a la empresa, como por ejemplo: la legislación fiscal en materia impositiva, la legislación mercantil en la regulación de las sociedades capitalistas, la legislación laboral en lo referente a contratación, etc.
Los proveedores, son otro elemento externo a la empresa pero relacionados con ella, ya que ofrecen materias primas, equipos, servicios, etc, y desean realizar intercambios interesantes para las dos partes.
El sector, con intereses externos comunes, y los competidores, con intereses contrapuestos, son más elementos del entorno de la empresa en los que tiene una relación de colaboración y antagonismo.
La empresa es pues un sistema que influye en todo su entorno y que, a la vez, está influido por todos los elementos de dicho entorno. Es un sistema abierto, que interactúa, que intercambia con el entorno.
En definitiva, la empresa crea valor para todos los interesados en ella. Recibe la gestión del emprendedor, el dinero de los socios y/o ángeles inversores, el trabajo de los empleados y/o colaboradores externos, el marco socio-económico, los suministros de los proveedores, la información del sector y la demanda de los clientes. La empresa devuelve su propia existencia a su impulsor, al emprendedor ahora empresario, mediante la retribución al capital aportado, la remuneración a su trabajo, el desarrollo económico a la sociedad, los pagos a los proveedores, las relaciones con el sector y la satisfacción con los clientes.
La estructura organizativa de la empresa
La empresa es una unidad económico-social, integrada por recursos humanos, materiales y técnicos, con el fin de conseguir un determinado objetivo. Para que funcione de forma efectiva y logre sus objetivos, debe actuar como un “todo” unitario pero estructurado de forma organizada, donde cada área de actividad realiza su función pero coordinada de forma equilibrada con las otras.
El emprendedor materializa una idea que, con la aportación de su trabajo y capital, produce bienes y/o servicios que responden a la demanda y expectativas de unos determinados clientes, generando, al mismo tiempo, empleos ajenos, beneficios, intercambios comerciales y satisfacción de deseos y necesidades.
En esta estructura organizativa entre las principales áreas funcionales, podemos destacar las siguientes:
Área de producción: integrada por todas aquellas funciones relacionadas con la producción de bienes y prestación de servicios.
Área de ventas o marketing: comprende las funciones comerciales relacionadas con compras y ventas.
Área de contabilidad y finanzas: en la que encontramos las funciones contables de la empresa, y donde se establecen las decisiones de inversión, financiación, análisis, planificación y control de la situación económico-financiera.
Área de istración y recursos humanos: que engloba todo lo relacionado con el funcionamiento de la empresa, desde las funciones propias relacionadas con el personal, con la protección de las personas y bienes que integran la empresa, con la facturación, pago a proveedores, etc.
Área legal: que se ocupa de las obligaciones tributarias y normativa fiscal y laboral que afecta a la empresa.
Área de tecnología: que da soporte de software, hardware, instalación de redes, sistemas operativos y de oficina.
Pero no todas las empresas tienen una distribución de áreas tan marcada. En unos casos porque sus dimensiones y número de trabajadores no se lo permite, ya que hay pequeñas empresas, las que coloquialmente llamamos “micropymes”, que incluso sólo llegan a tener un trabajador, el mismo emprendedor, que abarca varias funciones. En otros casos - siendo una práctica cada vez más habitual -, porque externalizan determinadas funciones, es decir, sacan fuera de la empresa algunas de las áreas funcionales (por ejemplo: área legal y contable, la de tecnología, la vigilancia, la limpieza).
Para aquellas empresas que por su tamaño si tienen una estructura organizada de forma jerarquizada y con división de funciones, podemos destacar dos modelos de organización:
La estructura organizativa de trabajo que tenga una empresa influye directamente en la percepción que pueda tener un trabajador de sus condiciones laborales y en su rendimiento profesional.
Una estructura organizativa muy vertical, con una larga cadena de mando y tramos de control corto, no favorece el trabajo en equipo, por el contrario las estructuras horizontales facilitan mejor el trabajo en equipo.
La estructura organizacional influye en la cantidad de reglas, procedimientos, trámites y otras limitaciones a que se ven enfrentados los trabajadores en el desarrollo de su trabajo.
La representación gráfica de la estructura organizativa de la empresa se hace a través de los organigramas, a través de los cuales nos permiten conocer, de un vistazo, los diversos niveles de dependencia jerárquica.
El ecosistema empresarial La empresa tiene una relación fundamental con el entorno o medio en el que actúa. La empresa, por lo tanto, depende de su entorno para lograr sus metas, por lo que debe conocer las oportunidades - para aprovecharlas -, y las amenazas - para afrontarlas y superarlas -, que puede encontrar en él, para poder desarrollar una estrategia empresarial adecuada.
El entorno: son todos aquellos factores que afectan a la empresa y que tienen una importante influencia en su estrategia empresarial.
Podemos distinguir dos niveles de entorno:
El entorno más general, también llamado escenario macroeconómico, o macroentorno: compuesto por aquellos factores que afectan a la empresa y que ésta no puede controlar.
Se refiere al medio externo que la rodea, derivados del sistema socioeconómico en el que desarrolla su actividad. Por ejemplo: la variación de los tipos de interés, que afectarán al coste de los préstamos; la normativa laboral, que afectará al tipo de contratación de los trabajadores.
El entorno más próximo, o microentorno: compuesto por factores de un ámbito más específico y próximo a la empresa, sobre los que si puede intervenir y controlar.
Se refiere a aquellos factores de ámbito geográfico más local o del sector al que pertenece, como son el mercado, los clientes, la competencia, los proveedores, los canales de distribución. Por ejemplo: la decisión de introducir productos innovadores, diferentes y con una estructura de costes más ajustada, para poder hacer frente a la competencia del sector.
Los factores que afectan al entorno más general o macroentorno, pueden ser de diferente tipo:
Económicos: factores determinados por la situación coyuntural y estructural del marco internacional, nacional, regional y local en el que actúa la empresa. Los datos económicos son fundamentales para la toma de decisiones estratégicas de la empresa.
Las variables macroeconómicas tienen una repercusión importante en el mundo empresarial, y no hay mejor ejemplo que lo que está ocurriendo actualmente en nuestro país:
El control del déficit público (consecuencia de que los ingresos son menores que los gastos de las istraciones Públicas), implica un aumento de los impuestos y un recorte de gastos de las áreas que afectan directamente al ciudadano. Como consecuencia el ciudadano tienen menos poder adquisitivo, por lo que comienzan a contener sus gastos, disminuye la demanda de productos y servicios del mercado y las ventas de las empresas bajan. Unas empresas comienzan a reducir plantilla, otras cierran, el paro aumenta, y siguen reduciéndose las compras de los ciudadanos y las ventas de las empresas.
"Socioculturales:" hacen referencia a las características de la sociedad en la que la empresa se desenvuelve, como los factores demográficos, el nivel educativo, la incorporación de la mujer al trabajo, el envejecimiento de la población. Estos
factores tienen una importante repercusión en los hábitos de consumo de la sociedad. Por ejemplo:
El envejecimiento de la población requiere el aumento de servicios que ayuden a mejorar su bienestar. Esto supone el incremento de empresas especializadas en ofrecer servicios para mayores, como: residencias geriátricas, gestión de personal de ayuda a domicilio y personal sanitario (fisoterapeutas enfermeros, médicos especialistas), ocio (viajes, manualidades, academias de baile), ortopedias técnicaayudas domésticas.
Políticos y Jurídicos-Legales: se trata de aspectos que provienen de los poderes públicos y que afectan a la actividad empresarial, como la legislación mercantil, fiscal y laboral, o de patentes y marcas, o de regulación del mercado financiero, que provienen de los poderes públicos. Por ejemplo:
Una de las modificaciones fiscales más recientes del años 2011, afecta a las empresas en forma de sociedad capitalista cuyo volumen de facturación anual es menor a 10 mll de euros, y que son las llamadas empresas de reducida dimensión (ERD), que pagarán un impuesto de sociedades más reducido hasta el límite de 300.000 euros de base imponible.
Tecnológicos: la introducción de las innovaciones tecnológicas en las empresas, en mayor o menor medida – pues depende del tamaño de la empresa y la utilidad que se le pueda dar a la misma -, ha cambiado mucho las formas de producir y de gestionarlas.
Un ejemplo muy manifiesto, es el de la introducción del software y hardware como herramienta fundamental en la gestión empresarial, o la implantación del comercio electrónico.
Medioambientales: factores relacionados con el entorno natural de la empresa. La conciencia social por la protección y conservación de nuestro medio ambiente se está trasladando al mundo empresarial, por ejemplo, exigiéndoles a las empresas el control y la reducción de sustancias contaminantes, o el uso de materiales reciclados y que respecten el medio ambiente. Estos factores pueden condicionar el desarrollo futuro de las empresas, y pueden brindar oportunidades de negocio, o
constituir amenazas que puedan hacer fracasar el proyecto empresarial.
Los otros factores que completan el entorno empresarial son los que afectan al microentorno, o sector al que pertenece la empresa. Las empresas deben controlar la evolución del sector en el que actúan, con el fin de conocer las fuerzas competitivas que intervienen en él, pues van a afectar a sus beneficios y rentabilidad.
Estas fuerzas competitivas del sector o microentorno son:
El
Mercado:
tamaño,
tendencias,
segmentos, características. Productos o servicios sustitutivos (su entrada en el mercado hará: que bajen los precios para hacer frente a la competencia, que la fuerza negociadora de los proveedores frente a las empresas disminuya, y que las empresas disminuyan su capacidad de negociación frente a los clientes).
Los Clientes: hábitos de compra y uso, perfil de los mismos (edad, sexo, nivel socio-cultural, poder adquisitivo, estilos de vida, profesión, lugar de residencia). Clientes
potenciales
(numerosos
o
escasos, conocidos o desconocidos), poder de negociación de los clientes.
Los Competidores: identificación (escasos o numerosos, conocidos o desconocidos, directos o indirectos), posicionamiento, capacidad
productiva,
resultados
económicos, estrategias de éxito. Barreras de entrada y salida, posible entrada de nuevos competidores.
Los Canales de distribución: canales existentes, márgenes, ayudas al canal.
Los
Proveedores:
datos
sobre
los
existentes y niveles de concentración (escasos o numerosos, conocidos o desconocidos, próximos o alejados). Poder de negociación de los proveedores.
El emprendedor. Capacidad de gestión y funciones En las pymes, el papel de emprendedor, socio capitalista y trabajador puede solaparse hasta fusionarse en una sola persona. Hay pequeñas empresas que a veces sólo tienen un trabajador, el propio emprendedor, que probablemente ha puesto todos los recursos propios de la empresa.
Antes se pensaba que el hecho de poseer recursos naturales, financieros, humanos, permitía el desarrollo de empresas y de naciones. Hoy hacemos mucho énfasis en que una correcta gestión es tan importante o más que poseer recursos.
La capacidad de dirigir, de gestionar, es el motor impulsor para el desarrollo de un país, de una empresa o de una economía familiar.
La empresa, a través de su gestor o gestores, realiza la gestión de los recursos (que por definición son limitados) en todos sus aspectos (comercial, personal, producción, finanzas, istración, desarrollo de productos, etc.), en un entorno en permanente proceso de cambio.
Este escenario dinámico, a veces turbulento, de difícil previsión, obliga a adoptar nuevas decisiones, a adaptar el sistema empresa a las modificaciones que surgen en clientes, competencia, sociedad, etc. El emprendedor deberá actuar como un empresario-gestor y tendrá que adaptar su empresa a los cambios de entorno en el ámbito en que actúa, sea local, nacional o internacional. Es decir, tiene que se un gestor del cambio.
El emprendedor como gestor de un sistema en equilibrio
El emprendedor es la persona que realiza la gestión directiva de los diferentes recursos que se ponen en juego para crear la empresa, es el protagonista en el proceso de creación de empresas.
Su iniciativa, su creatividad, su eficacia y su esfuerzo hacen posible la empresa, que ofrece productos y servicios, trabajo, retribución al capital, etc. Crea valor para todos los interesados en ella.
La capacidad directiva o de gestión en una gran empresa es una profesión independiente de la propiedad, directivo profesional. En la pyme la figura del gestor, del propietario y del trabajador, tienden a unirse en una sola persona, que representa, total o parcialmente, los tres papeles.
La gestión supone:
Conocimiento (aptitud) que puede adquirirse y desarrollarse,
Voluntad (actitud) para crear la empresa, y
Disponer de recursos necesarios (poder).
Este es el triángulo del éxito del emprendedor: saber, querer y poder.
Y este triángulo se traducirá en decisiones (planes) y en conductas (realización)
El emprendedor es el punto de partida básico de la nueva empresa. Es condición necesaria de la empresa, aunque puede no ser suficiente si no posee los conocimientos, la voluntad o los recursos necesarios.
El emprendedor tiene que equilibrar un sistema complejo, donde confluyen diferentes intereses, a veces contrapuestos.
Como gestor debe captar los recursos necesarios, transformarlos en productos y servicios - respetuosos con el medio ambiente - que ofrece a los clientes dando respuesta a sus expectativas y demandas, generar satisfacción entre los empleados, conseguir una contrapartida económica que consiga cubrir todos los costes directos y gastos generales de la empresa, que le permita obtener un margen de beneficio suficiente para poderlo reinvertir y desarrollar el negocio y así contribuir al crecimiento económico y bienestar social.
El perfil del emprendedor incluye:
Creatividad y capacidad innovadora
Capacidad de comunicación y negociación
Capacidad para asumir riesgos y gestionar los cambios
Facilidad para tomar decisiones
Tolerancia al fracaso, energía y orientación al mercado
Capacidad de sacrificio y entrega
Gran estímulo y motivación. Confianza en sí mismo.
Capacidad de reunir recursos
Visión de futuro
Además, deberá tener conocimientos de dos tipos:
Formación profesional:
Su formación como gestor estará dirigida a la empresa en su conjunto. Es un “hombre orquesta”, capaz de elaborar un proyecto de empresa y ponerlo en marcha. No es necesario que sea un gran experto en todas las áreas de la empresa, pero si con criterios para tomar decisiones de marketing, legales, recursos humanos, tecnología, finanzas, etc. Esta formación conviene que la adquiera antes de iniciar la actividad y después se preocupe de estar actualizado.
Oficio del sector:
El conocimiento del sector o del “oficio” es necesario para entrar en un sector específico. Lo ideal es que tenga experiencia profesional en él, pero si no es así deberá aprenderlo o conseguir la colaboración de un especialista, como socio o profesional.
Este conocimiento del sector supondrá múltiples os con: organizaciones empresariales, clientes potenciales, entidades financieras, asesores y consultores, es públicos, cámaras de comercio, etc. El objetivo es conocer los clientes, los competidores, las reglas de juego en el sector, las posibles estrategias de diferenciación, de posicionamiento inicial y las ventajas sostenibles de la empresa frente a su competencia.
El éxito profesional del emprendedor requiere:
Una idea innovadora.
Voluntad, equipo y capacidad para llevarla a la práctica, transformando la idea en una empresa.
Requiere un equipo humano idónea, la tecnología adecuada, capacidad financiera propia y ajena.
Análisis del entorno económico general y en particular del sector, para conseguir una ventaja diferencial competitiva.
Analizar las propias capacidades en relación con la oportunidad del mercado.
Elaborar un Proyecto empresarial consistente y realista.
Aplicar de forma diligente y eficiente el Plan de desarrollo del Proyecto.
Adaptación a los cambios futuros del Mercado.
Ser el motor del Proyecto – Liderarlo.
La idea de negocio es importante, pero la persona que aplica e implementa esa idea de negocio lo es más.
De emprendedor a empresario. Sus funciones como directivo o gestor Un emprendedor es capaz de identificar una necesidad, materializarla en idea, reunir los recursos necesarios y llevarla a la práctica, transformando esa idea en productos y/o servicios que comercializará a través de una empresa. Pero, ¿cuando dicho emprendedor se convierte en empresario?.
En el momento en que dicha empresa comienza a desarrollar su actividad y aborda el camino de la consolidación, alcanzando los objetivos inicialmente establecidos, el emprendedor comienza la senda de la “profesionalización”, transformándose en empresario. Es la etapa en que el emprendedor comienza a ejercer con eficacia las funciones de directivo o gestor.
Y, ¿cuáles son esas funciones que ejerce como directivo o gestor?: Aunque las funciones que se relacionan a continuación están enfocadas a las que ejerce el emprendedor como empresario, pueden aplicarse al responsable de cualquier grupo humano, teniendo en cuenta que en cada caso habría que adaptar su aplicación al grupo concreto. La gestión directiva es una combinación de ciencia y arte. Las principales funciones del gestor son:
Analizar la situación, conocer los hechos dentro y fuera de la empresa, y evaluar los cambios futuros que puedan afectar a la actividad.
Decidir la orientación de estrategia y fijar los objetivos de acuerdo con las conclusiones obtenidas del análisis de la realidad circundante y las expectativas de sucesos futuros, con objeto de anticiparse a los cambios.
Planificar y concretar las metas y objetivos perseguidos por el emprendedor o el equipo y, a partir de éstos, asignar las tareas a realizar para conseguirlos.
Organizar y coordinar el equipo humano y los medios.
Poner en práctica los planes y conseguir resultados de acuerdo con los objetivos establecidos.
Realizar el seguimiento, controlando que los planes y procedimientos se aplican conforme a lo previsto y que se alcanzan los objetivos.
Debe desarrollar todas estas tareas con eficiencia, es decir, con la mejor combinación de factores, la más barata, la que mayor valor añadido aporte a la sociedad en su conjunto y a la empresa.
http://www.eoi.es/wiki/index.php/Cultura_emprendedora_en_Proyectos_de_negocio
La Cultura Emprendedora en la escuela
El concepto de 'empresa' no es novedoso en el ámbito escolar, pero sí lo es si tenemos en cuenta la introducción de la perspectiva del desarrollo de las Competencias Básicas y la introducción del “Fomento de la Cultura Emprendedora” en el ámbito educativo. Una mirada
diferente cuyo tratamiento debe iniciarse en el ámbito escolar desde edades tempranas a través de la programación de actividades, proyectos y tareas. El espíritu emprendedor representa un vehículo de desarrollo en tanto que promueve valores de responsabilidad, iniciativa, dinamismo, perseverancia y tolerancia a la incertidumbre, tanto en el ámbito personal (para hacer realidad el propio proyecto de vida de forma activa), como social (para desarrollar iniciativas que contribuyan a la calidad de vida, la solidaridad y el bienestar de la sociedad) y productivo (para la creación de riqueza para sí y para los demás en un marco sostenible e inteligente). La Cultura Emprendedora en el ámbito educativo promueve el aprendizaje colaborativo y estimula actitudes de creatividad y adaptabilidad; favorece capacidades de decisión, negociación, autoconfianza y planificación, y, además, se constituye como fuente de equidad e igualdad para impulsar prácticas inclusivas. Además los niños y niñas y jóvenes, adquieren y desarrollan:
Los conocimientos sobre el entorno productivo: tipos de empresas, puestos de trabajo, recursos para crear una empresa, conocimientos necesarios para desempeñar un puesto de trabajo,…
Las actitudes y valores necesarios tales como la autoconfianza, autoestima, capacidad para superar dificultades, tolerancia a la frustración, compromiso, iniciativa, pensamiento crítico, responsabilidad, innovación...
Destrezas y competencias psicosociales: pensamiento creativo, habilidades sociales, resolución de conflictos, trabajo en equipo, etc.
“El secreto para progresar es empezar por algún lugar. El secreto para empezar por algún lugar es fragmentar tus complejas y abrumadoras tareas de tal manera que queden convertidas en pequeñas tareas que puedas realizar y entonces simplemente comenzar por la primera.” Mark Twain
http://culturaemprendedoracep.jimdo.com/
El Proyecto "Cultura Emprendedora: Aprender a Emprender", pretende impulsar en toda Iberoamérica, una educación emprendedora que se extienda a lo largo del proceso formativo de los alumnos y alumnas, y que se adapte a las etapas en la que están estudiando o a su situación de búsqueda de empleo. Actualmente El contenido curricular en la Educación Básica y en la Educación Técnico productiva no está dirigido a a desarrollar competencias emprendedoras. De otro lado, los docentes no cuentan
con
metodologías
para
promover
la
cultura
emprendedora.
La OEI, el Ministerio de Educación y la Municipalidad de Lima, junto con otros potenciales aliados, están avanzando coordinaciones para poner en marcha una serie de actividades para llegar a escuelas y a Centros de educación Técnica productiva con propuestas de calidad que generen cambios duraderos. Título del Proyecto Área Geográfica Institución financiadora Asistencia técnica y asesoría Entidades colaboradoras
Proyecto "Cultura Emprendedora: Aprender a Emprender”. Nacional OEI Perú Ministerio de Educación - MINEDU y Municipalidad de Lima – MML
Responsable de seguimiento Fecha de inicio Fecha de finalización Periodo total de ejecución
Objetivo General
Objetivos específicos
OEI Perú Marzo 2013 Setiembre 2014 18 meses Contribuir al desarrollo de la cultura emprendedora, que fomenta el “aprender a emprender”, en los sistemas educativos de la EBR y en EST (innovación, creatividad, Aceptación de riesgos, planificación) para que se conviertan en competencias que los estudiantes puedan transferir a su vida diaria. Incorporar en el currículo de la educación básica regular (EBR) el desarrollo de capacidades para el emprendimiento como parte de los aprendizajes fundamentales, dotando a los docentes de metodologías para promover las competencias emprendedoras.
Aportar al Diseño Curricular Básico de la Educación Técnico Productiva (CETPROS) con metodologías y contenidos necesarios para el desarrollo de competencias emprendedoras.
Alumnos y docentes de las escuelas de educación básica.
Resultados esperados
Beneficiarios
Presupuesto (1er año)
Alumnos y docentes de los Institutos Técnicos de la educación técnica. OEI S/. 157,000 nuevos soles.
http://www.oeiperu.org/oeiperu/index.php/cooperacion?id=155
Cómo fomentar la cultura emprendedora Laia Mestres i Salud. Redacción de Educaweb.com 02/05/2011
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En los últimos años, el modelo de crecimiento económico ha entrado en crisis. Los expertos coinciden en señalar que la sociedad productiva debe evolucionar hacia un modelo más moderno, acorde a las nuevas necesidades y a las actuales claves de la competitividad. En este marco, el Círculo de Empresarios destaca la necesidad de fomentar la actitud y las condiciones que impulsen el espíritu emprendedor y la creación de iniciativas productivas. La cultura emprendedora consiste en identificar las oportunidades y reunir los recursos suficientes para transformarlas en una empresa1. Pero no sólo se trata de tener una idea, la emprendeduría supone una actitud: desarrollar capacidades para el cambio, experimentar, ser flexible y abierto y sobre todo, arriesgarse. Desde Educaweb siempre hemos apostado por los emprendedores, llevando a cabo proyectos, iniciativas y acciones y también fomentando la difusión de propuestas innovadoras. De hecho, en la edición 2011 de los Premios Educaweb de Orientación Académica y Profesionalhemos querido brindar la oportunidad a las personas menores de 35 años de mostrar sus proyectos de orientación no realizados. Además, en el monográfico 230 sobre Cultura Emprendedora se pueden encontrar las claves para emprender y llevar a cabo la propia idea de negocio. Los emprendedores en España ¿Nos cuesta llevar a cabo nuestras ideas? El espíritu emprendedor de los ciudadanos, especialmente en situaciones económicas complicadas, es uno de los elementos clave para la mejora de la competitividad de la economía. Según el Círculo de Empresarios, muchas de las economías que son consideradas como las más sólidas del mundo son también países con un gran dinamismo emprendedor. Este dinamismo no se caracteriza sólo por la apertura y cierre de empresas, sino también por la creación e introducción en el mercado de productos y servicios innovadores. En cambio, en España, tal y como muestra David Pérez Ruiz, Técnico del Área de Investigación y Proyectos de UGT-CEC, el espíritu emprendedor es sensiblemente más reducido en comparación con los países de la Unión Europea. El porcentaje de la
población que está creando o tiene intención de crear una empresa no supera el 5,4% según el Informe Anual del Observatorio Global Entrepreneurship Monitor (GEM) sobre Actividad Emprendedora 2009. Tal y como muestra este documento, el potencial emprendedor ha sufrido una disminución del 2% en comparación a la situación previa a la crisis, cuando nos encontrábamos en cifras cercanas al 7%. De hecho, según datos del Eurobarómetro que recoge Círculo de Empresarios, España se sitúa a la cola de Europa en las clasificaciones elaboradas con indicadores sintéticos de actividad y clima emprendedor. Estos indicadores valoran aspectos como la tasa total de emprendedores sobre población, la dinámica emprendedora, el clima emprendedor y el perfil emprendedor. Así pues, ¿a qué es debida esta situación? Existen varias causas, pero el Círculo de Empresarios destaca las dificultades para llevar a cabo la propia idea como uno de los principales elementos desmotivadores para los emprendedores. Las dificultades financieras, istrativas y reguladoras para iniciar un negocio, la imagen social del empresario, la propia actitud ante el fracaso… son condicionantes que frenan el desarrollo de la cultura emprendedora. Estos datos coinciden con las opiniones recopiladas por el Observatorio Socioeconómico de Segovia, que muestra que las principales dificultades que tienen los empresarios segovianos a la hora de impulsar sus negocios son la ausencia de apoyos económicos, las políticas fiscales imperantes y la burocracia legal y istrativa. Y el problema es que tienen razón: según datos del Instituto de Estudios Financieros, España es el país de la Unión Europea en el que más se tarda desde el momento que se inician los trámites para crear un negocio, hasta su apertura: 47 días. Mientras que en Francia y Estonia es necesario invertir 7 días y en Hungría y Bélgica se constituye un negocio en 4 días. Analizando esta situación, surgen más dudas: ¿Existe poco espíritu emprendedor por parte de los ciudadanos o poca capacidad del mercado laboral para favorecer la creación de empresas, proyectos e iniciativas innovadoras? ¿El emprendedor nace o se hace? Como hemos visto, el espíritu emprendedor se considera uno de los cimientos sobre los que se construyen la competitividad y la prosperidad económica de cualquier nación. La cultura emprendedora está estrechamente ligada a la iniciativa y la acción. Un emprendedor es capaz de innovar, adaptarse a su entorno, tiene ganas de hacer cosas
nuevas y de hacerlas de forma diferente. Entonces, ¿se trata de características y competencias que pueden aprenderse o son innatas? Para Alfons Cornella, consultor y presidente de Infonomia, hay un componente nato, que es la no aversión al riesgo, las ganas de atreverse, de probar lo nuevo. Pero también se aprende y en este sentido, el contexto es imprescindible. Un entorno con familiares emprendedores normaliza y facilita la autoocupación y un entorno que no reconoce el valor de emprender dificulta llevar a cabo las propias ideas. Las actitudes básicas son imprescindibles: curiosidad, motivación, aversión al riesgo… pero también es cierto que hay maneras de potenciar y desarrollar las ganas de aprender y de hacer algo nuevo. ¿Cómo fomentar la cultura emprendedora? Las variables que fomentan la cultura emprendedora entre los ciudadanos son muchas. Según Trinidad García Figueroa, maestra de Educación Infantil, se puede promover el espíritu emprendedor en la escuela. De hecho, sería necesario considerar la cultura emprendedora no sólo como una asignatura concreta sino como una metodología de enseñanza desde una perspectiva transversal. Para lograrlo, en primer lugar, es necesario solucionar las carencias que la educación cuenta hoy en día: falta de valores culturales del espíritu emprendedor; desconocimiento de las oportunidades del emprendimiento y falta del desarrollo de habilidades empresariales. Después se debería favorecer un cambio en la metodología didáctica: pasar del estilo tradicional al estilo emprendedor, entendido este último como más énfasis en la práctica, proponer objetivos negociados, el alumno como centro del proceso de aprendizaje, evaluación como mecanismo de mejora, etc. En cuanto a los adultos y a nivel personal, en primer lugar hay que perder el miedo a arriesgarse. Si se tiene una idea de negocio, se pueden hacer cursos de capacitación, leer y documentarse, asistir a conferencias, conectarse con personas otros emprendedores que nos ayuden y nos muestren su forma de trabajar, especializarse, e incluso buscar ayuda profesional en viveros, cámaras de comercio, istración pública, etc. El éxito empresarial no es una cuestión de azar ni de casualidad sino de autoconfianza, ingenio, observación, estudio y preparación, trabajo, realismo y valor. Por ello, es
importante planificar, organizar, examinar y conocer el mercado, la economía y nuestras propias capacidades. Notas al pie: 1.- Definición cultura emprendedora extraída de la página: http://www.emprendeinnova.org/observatorio/?menu=9
http://www.educaweb.com/noticia/2011/05/02/como-fomentar-cultura-emprendedora4748/
EL EMPRENDIMIENTO EN EL PERU Según el Informe Ejecutivo Global Entrepreneurship Monitor 2011, Perú ocupó el tercer puesto en el mundo, de países con mayor índice en actividad emprendedora temprana, detrás de China y Chile. Perú registró una tasa emprendedora de 22.9%. Es decir, uno de cada cinco peruanos estaba realizando algún tipo de emprendimiento. El Perú es un país de emprendedores. El 98% de las empresas en el Perú son micro y pequeñas empresas (Mypes) que son formadas por emprendedores. El emprendedor es aquella persona que tiene una buena idea y que tiene la capacidad de hacer que las cosas sucedan. Un emprendedor va a ser una persona capaz de promover cambios positivos, tiene pasión por lo que hace, es independiente, toma decisiones, enfrenta los problemas, asume riesgos y es persistente. Un emprendedor debe ser innovador, que es el acto de crear o modificar un producto e introducirlo al mercado. Para innovar hay que arriesgar, y para arriesgar se debe
tener pasión por lo que se hace. Un gran ejemplo esSteve Jobs, el ex CEO de Apple, un hombre visionario e innovador, que en un momento de su vida tuvo que abandonar su propia empresa y, en vez de decaerse, se dedicó a emprender otros nuevos negocios. Una frase de él lo define de cuerpo entero “Por mucho, Apple y Dell son las únicas en esta industria que hacen dinero. Ellos hacen esto para estar en Wal-Mart. Nosotros hacemos esto por innovación”. ¿Y cuál es la motivación de un emprendedor? Las motivaciones de un emprendedor pueden ser el deseo, la oportunidad o la necesidad. Emprender por oportunidad es la mejor alternativa. En el caso del Perú, según el Informe GEM 2011 la tasa de emprendimiento por oportunidad es el doble de la tasa de emprendimiento por necesidad; es decir, por cada dos emprendimientos de subsistencia existen cuatro por oportunidad. Es interesante añadir que en los ranking GEM uno siempre va a ver, en los primeros lugares, a países como China, Chile, Arabia Saudita, Guatemala, Ecuador, Perú. No va a encontrar, entre los primeros, a Estados Unidos, Francia o Alemania. Y es que los mayores emprendedores se encuentran, sobretodo, en los países de renta media y baja. Aunque la crisis económica ha hecho que países como España, Grecia y Portugal aumenten su tasa de emprendimiento por necesidad. Debe ser que al haber un Estado ausente, que no brinda un estado de bienestar óptimo, que no garantiza un adecuado empleo, que no desarrolla un marco conceptual que fomente las oportunidades de igualdad para todos, hace que muchas personas desarrollen un espíritu emprendedor que les ayude salir adelante por ellas mismas. Esta realidad sería peligrosa si empuja a las personas a realizar un emprendimiento por necesidad, puesto que esta motivación no es la más recomendable debido a su alta tasa de fracaso.
Según las cifras podemos apreciar que el Perú es uno de los países con mayor percepción de oportunidades para emprender un negocio. Sin embargo, también es uno de los países con mayor temor al fracaso. Desde mi perspectiva el Estado no tiene un desarrollo institucional sólido ni un marco jurídico razonable que brinde la confianza que necesitan los emprendedores peruanos. Cuadro elaborado por Bruno Calderón basado en el Global Entrepreneurship Monitor 2011.
¿Pero, está el Estado brindando su apoyo a los emprendedores? El Perú es un país de emprendedores. Sin embargo, sus emprendimientos son débiles y pequeños, debido a que le falta al Estado crear un marco jurídico que sea amigable con las pequeñas empresas y desarrollar los pilares que generen mayor competitividad empresarial. Promover el desarrollo de los emprendedores en nuestro país es vital; sobretodo si existen cerca de 3.5 millones de micro y pequeñas empresas (Mypes) que representan el 98% de las empresas en el Perú y generan cerca del 65% de empleo en el país. Según la Cámara de Comercio de Lima alrededor de 200 mypes se crean cada semana en el país. ¿Y cuáles son las áreas que el Estado debería enfatizar para que el emprendimiento no quede solamente en una primera etapa?
Una tarea pendiente por el Estado es el desarrollo de la formalización. De los 3.5 millones de mypes que existen en el país, sólo 1,2 millones son formales. El Estado debe promover la formalización generando un marco jurídico amigable para la micro y pequeña empresa, que incentive que el emprendedor se formalice al encontrar ventajas, facilidades e información por parte del Estado, antes que excesivas regulaciones, desconfianza o cacería de brujas por parte del gobierno, ya que estas medidas lejos de promover la formalización, termina por ahuyentar a los emprendedores del mundo formal. La informalidad genera que millones de peruanos no accedan a los beneficios sociales y que el régimen se perjudique en cuanto a la recaudación fiscal. Casi el 70% de pymes en el Perú son informales. El Estado debe promover la formalización generando un marco jurídico amigable para la micro y pequeña empresa, que incentive a que el emprendedor se formalice. Otra tarea importante del Estado para mejorar la competitividad de las pequeñas empresas y apoyar a los emprendedores será mejorar los niveles de educación primaria y secundaria. Es indispensable invertir más en el capital humano para que tengan las herramientas necesarias para optar por un trabajo digno. Una persona con educación primaria completa y decente va a estar mejor preparada para realizar operaciones productivas medianamente complejas que aquella que no terminó sus estudios. Asimismo, tener personas con una mejor preparación va a hacer que los emprendedores y empresarios puedan tener un capital humano mejor preparado y más productivo. Es importante también, que el Estado asuma una política educativa emprendedora a nivel escolar que incentive el emprendedurismo. Fomentar el desarrollo de la innovación y de la ciencia y tecnología es una tarea fundamental del Estado. Mientras más se apueste por la investigación y desarrollo se podrá
generar productos con mayor valor agregado para no depender solamente de la exportación de materias primas y productos primarios. Asimismo, es necesario fomentar la articulación empresarial a través de clusters y cadenas productivas. Según la última prueba (2009) del Programa Internacional de Evaluación de Estudiantes (PISA), que mide el nivel de educación en etapa escolar, el Perú se ubicó en la antepenúltima posición de 65 países. Tenemos mucho camino por recorrer. Todo emprendedor y empresario necesita reglas claras y predictibilidad que le generen confianza para tomar decisiones. Por tanto, laInstitucionalidad es imprescindible para los emprendedores. Es decir, todo empresario e inversor busca una calidad eficiente en la gestión del Estado, independencia del poder judicial, seguridad pública, confianza pública en políticos, estado de derecho, así como un marco legal en materia de competencias. El Perú se encuentra en el puesto 95 (de 142 países) en el pilar de Institucionalidad según el Índice de Competitividad Global 2011 – 2012. Es uno de los pilares más bajos que tiene el Perú y mientras no se mejore este indicador el desafío para los emprendedores será muy grande. Asimismo, también es sumamente importante que el Perú mejore en otros indicadores de la competitividad como la infraestructura, el clima económico y un entorno financiero adecuado.
Perú es uno de los países más emprendedores del mundo, pero la mayoría de sus emprendimientos son débiles y pequeños. Es el Estado quien debe crear un marco jurídico amigable que aliente el desarrollo y competitividad empresarial.
Lograr salir adelante en estos desafíos no sólo beneficiará a los emprendedores; sino también, a los gerentes y empresarios. El emprendedor, es aquel que es un transformador; el gerente, es aquel que gestiona y el empresario es aquel que arriesga. Un emprendedor puede ser un empresario, pero un empresario tiene que ser emprendedor. Según los estudios, los casos más exitosos son los emprendedores que estudian y se desarrollan como gerentes y luego deciden ser empresarios. El informe del Global Entrepreneurship 2011, en referencia a las actitudes hacia el emprendimiento en Perú, también señala indicadores favorables con respecto a la consideración del emprendimiento como carrera (85%) y el prestigio social de los emprendedores (82%). Por tanto, ser emprendedores innovadores en el Perú es un reto y una oportunidad. Y su desarrollo dependerá tanto de la sociedad civil, conformada por las empresas, universidades, inversionistas y de los mismos
emprendedores; así como del respaldo que el gobierno les brinde. https://latierraesflat.wordpress.com/2012/06/01/emprendimiento-en-el-peru/
La cultura emprendedora y su contribución al desarrollo económico 03-02-2011 Desde el Consejo Profesional de Ciencias Económicas porteño explicaron las principales características del "emprendedurismo" y la importancia de este sector para el desarrollo de una nación. También indicaron cuáles son los principales programas creados para fortalecer este segmento
El interés por estudiar el Emprendedurismo como factor del desarrollo económico ha aumentado en los últimos años en todo el mundo. La evidencia empírica señala que es determinante para el desenvolvimiento de los países, particularmente para aquellos que han sufrido drásticos cambios en su crecimiento a través de los años. Según los expertos, la importancia de generar nuevos proyectos en una sociedad se traduce en un efecto multiplicador en la economía a través de la creación de nuevos empleos, el desarrollo social y la innovación tecnológica. En ese sentido, gran cantidad de especialistas coincide en que, para lograr un mayor desarrollo económico a largo plazo, es necesario contar con empresarios emprendedores que generen empleos y valor agregado mediante la creación de nuevos productos, novedosos procesos de producción o la prestación de servicios que no existían hasta ese momento.
Antes de continuar, es interesante recordar que el término "emprendedor" fue utilizado por primera vez en el siglo XVIII por el economista francés Richard Cantillon, quien lo definió como un agente económico que compraba medios de producción a determinado precio a fin de combinarlos y crear un nuevo producto. Tiempo más tarde, otro economista francés, Jean-Baptiste Say, incorporó a la definición anterior el concepto de que el emprendedor era también un líder que atraía a otras personas con el objetivo de constituir organizaciones productivas. Por su parte, los economistas ingleses Adan Smith, David Ricardo y John Stuart Mill efectuaron su propia interpretación del término al definir al emprendedor como "gerente de negocios". Sin embargo, el aporte más significativo en la materia fue realizado por el economista austríaco Joseph Schumpeter, quien colocó en un lugar central al emprendedor con la introducción de los términos "empresario innovador", capaz de innovar en cualquiera de los aspectos empresariales, al mismo tiempo que promotor de una nueva dinámica para el desenvolvimiento económico de la sociedad. De la reseña efectuada, se desprende la importancia de los emprendedores como un elemento necesario para el desarrollo económico de una nación. Por ello, adoptar políticas de fomento de manera estratégica y enfocada parecería ser una cuestión indispensable para lograr que ese desarrollo sea factible y al mismo tiempo ordenado.
Sin embargo, la falta de al financiamiento, la falta de redes de apoyo y la falta de conocimiento formal de istración de empresas parecen ser los principales obstáculosque es necesario superar. El avance que la Argentina ha logrado en los últimos años se encuentra apoyado en parte por la historia de crisis económicas recurrentes y sus implicancias sobre la población -lo cual ha llevado a muchos ciudadanos a tener que buscar nuevas fuentes de ingreso-, como así también por los diversos programas que tanto a nivel local como nacional han intentado promover la cultura emprendedora. Según el Global Entrepreneurship Monitor (GEM), único estudio internacional elaborado por Babson College y London Business School que analiza la relación entre la actividad emprendedora y el crecimiento económico y releva la actividad
emprendedora en 59 países,nuestro país ha estado por noveno año consecutivo por arriba del promedio de naciones que integran la muestra. Un menú de lo más variado En la actualidad son numerosos los programas destinados a este segmento. Por ejemplo, en el ámbito local se destaca el trabajo realizado por la Subsecretaría de Desarrollo Económico del Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires a través de los siguientes programas:
Apoyo a la Competitividad Pyme 2010 (Asignación No Reembolsable
hasta un total de $ 60.000 por proyecto).
Buenos Aires Emprende 2010 (hasta un total de $ 50.000 en concepto de
asignación no reembolsable).
Programa Desarrollo Emprendedor 2010 (más de 3.000 emprendedores
participaron de este programa gratuito de capacitación).
Centro de Orientación al Emprendedor (cerca de 250 emprendedores
presenciaron la última edición). Por su lado, la Subsecretaría de la Pequeña y Mediana Empresa de la Nación tiene en vigencia una gran variedad de alternativas que ayudan a los emprendedores a concretar sus ideas de negocio. Entre las más destacadas pueden mencionarse las siguientes:
Emprendedorespyme (hasta un total de $ 110.000 para nuevas ideas de
negocio o proyectos con hasta dos años de vida).
Programa de al Crédito y la Competitividad - PACC (los
emprendedores pueden recibir un reintegro de su inversión de hasta $ 130.000).
Fonapyme (créditos a corto y mediano plazo a tasas reducidas).
Programa de Crédito Fiscal para Capacitación (una herramienta que
permite reintegrar hasta el 100% de los gastos incurridos en actividades de capacitación).
Jóvenespyme (hasta un 100% de financiamiento del proyecto del joven a
través de empresas madrinas).
Expertopyme ( a la implementación de un Plan de Mejoras
subvencionado al 50%).
Capital Semilla (préstamos de honor de hasta $ 60.000 para
emprendedores de 18 a 35 años).
También existen líneas de crédito o beneficios específicos dirigidos a emprendedores por parte de la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica, perteneciente al Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva de la Nación. A través de su sitio oficial (www.profiet.mincyt.gob.ar), se puede acceder a información de los siguientes programas:
Fondo para la Investigación Científica y Tecnológica (FONCyT).
Fondo Tecnológico Argentino (FONTAR).
Fondo Fiduciario de Promoción de la Industria del Software (FONSOFT).
Fondo Argentino Sectorial (FONARSEC).
Sin embargo, los beneficios para emprendedores no se agotan en el apoyo oficial, sino también, desde el sector privado, existen instituciones que brindan su apoyo. Entre ellas se destacan: - El Club de Business Angels del IAE(http://www.businessangelsclub.com.ar/main.html). - Fundación EMPRETEC Argentina (http://www.empretec.org.ar/index.php). - Emprendedor XXI - Argentina del Banco Credicoop (http://www.emprendedorxxi.coop/). En el caso del Consejo Profesional de Ciencias Económicas porteño, se viene trabajando desde hace unos años en la capacitación de profesionales que se dedican a asesorar a emprendedores. En particular, para el presente año se han establecido lazos con distintos organismos públicos para el dictado de algunos de los cursos, programas y actividades de capacitación enunciados más arriba, o bien a través de la creación de otros, diseñados a la medida de las necesidades de sus matriculados. http://www.iprofesional.com/notas/111091-La-cultura-emprendedora-y-su-contribucin-aldesarrollo-econmico
Cultura del emprendimiento Inicio » Emprendimiento. »
(12 / 06 / 2010 )
La cultura del emprendimiento es una manera de pensar y actuar, orientada hacia la creación de riqueza, a través del aprovechamiento
de oportunidades, del desarrollo de una visión global y de un liderazgo equilibrado, de la gestión de un riesgo calculado, cuyo resultado es la creación de valor que beneficia a los emprendedores, la empresa, la economía y la sociedad. Origen del emprendimiento El emprendimiento tiene sus orígenes en el inicio de la historia de la humanidad, puesto que ésta en toda su historia ha luchado por superarse, por encontrar mejores formas de hacer las cosas y mejorar su calidad de vida. El emprendimiento es algo innato en la humanidad, algo que siempre ha estado presente en el hombre, aunque claro está, el emprendimiento no se ha desarrollado en todos los hombres. Quizás el emprendimiento ha sido la diferencia entre el hombre y los demás seres vivos, pues éstos últimos prácticamente no se han superado en miles de años, contrario al sorprendente progreso de la humanidad, y todo gracias el espíritu emprender que el caracteriza. Acción emprendedora Emprendedor es una persona con posibilidades de innovar, o sea con la capacidad de generar bienes y servicios de una forma creativa, metódica, ética, responsable y efectiva. Acción emprendedora es toda acción innovadora que, a través de un sistema organizado de relaciones interpersonales y la combinación de recursos, se orienta al logro de un determinado fin. La acción emprendedora tiene que ver con la capacidad de crear algo nuevo y con la creación de un nuevo valor. Cultura del Emprendimiento Es el conjunto de valores, creencias, ideologías, hábitos, costumbres y normas, que comparte un grupo de personas hacia el EMPRENDIMIENTO, que surgen en la interrelación social, los cuáles generan patrones de comportamiento colectivos y establece una identidad entre sus y lo identifica y diferencia de otro grupo. Formación para el Emprendimiento La formación para el emprendimiento, busca el desarrollo de la cultura del emprendimiento con acciones basadas en la formación de
competencias básicas, laborales, ciudadanas y empresariales dentro del sistema educativo formal y no formal y su articulación con el sector productivo. Principios para el desarrollo de la cultura del emprendimiento 1. Formación integral en aspectos y valores como: el desarrollo integral del ser humano y su comunidad, autoestima, autonomía, sentido de pertenencia a la comunidad, trabajo en equipo, solidaridad, asociatividad, desarrollo del gusto por la innovación, el estímulo a la investigación y el aprendizaje permanente. 2. Fortalecimiento de procesos de trabajo asociativo y en equipo, en torno a proyectos productivos con responsabilidad social. 3. Reconocimiento de la conciencia, el derecho y la responsabilidad del desarrollo de las personas como individuos y como integrantes de una comunidad. 4. Apoyo a procesos de emprendimiento sostenibles desde las perspectivas: social, económica, cultural, ambiental, regional y local. Fomento de la cultura el emprendimiento Para fomentar la cultura del emprendimiento es preciso que se inicie un proceso desde los primeros años de vida de las personas. Este proceso debe contemplar estrategias encaminadas a llevar a la persona al convencimiento que mediante la creación de proyectos productivos se puede a llegar a triunfar tanto personal como económicamente. Lamentablemente nuestro sistema educativo se ha enfocado a formar empleados y asalariados más no empresarios. Y no solo el sistema educativo, también la misma estructura familiar y social llevan a las personas a ser empleados y no emprendedores. Por: Angélica Aguirre Espinosa http://www.gerencie.com/cultura-del-emprendimiento.html
¿El Nobel de Economía será para la cultura emprendedora? Por: Gonzalo Macera Israel M. Kirzner y William Baumol, dos expertos en estudiar la importancia de los emprendedores para la vitalidad de las economías, suenan como favoritos para conseguir el galardón que se entrega mañana. En esta nota, un breve repaso de sus ideas
El economista William Baumol, favorito para el Nobel de Economía
Desde que Thomson Reuters predijo que Israel M. Kirzner y William Baumol son serios candidatos a quedarse con el Premio Nobel de Economía 2015 por sus aportes a la empresarialidad, muchos medios y blogs se hicieron eco de la noticia. Las notas de Todd Zywicki en el Washington Post o la de Art Carden en Forbes, así como el post de Peter Boettke en el destacado blog de economía Coordination Problem, son sólo una muestra de ello.
Desde lo esencial de la nominación, podemos decir que es innegable que vivimos en tiempos en que la cultura del emprendedor ha tomado gran relevancia pública, con incluso muchos gobiernos apoyando activamente los semilleros de innovación, carreras con enfoques al respecto y para muchos la consideración del emprender, no ya como sueños de trasnoche, sino como una alternativa válida y seria a los trabajos tradicionales.
Por otro lado, en Economía, una ciencia donde a veces pareciera que quien estudió o sigue "A", no le interesa, no puede o debe dialogar e intercambiar con quien estudio o siguió "B",
es muy positivo ver como en una nominación se recogen temáticas abordadas desde distintas visiones igual de importantes. Kirzner en particular, rememora lecturas de finales de carrera, con sus abordajes sobre procesos de mercado y la función empresarial ("Competition & Entrepreneurship" siendo un claro ejemplo), con una visión orgánica y dinámica de la economía y Baumol ubicado más bien en un paradigma tradicional, con sus aportes sobre la función y el rol del emprendedor (su trabajo "Entrepreneurship in Economic Theory").
Se destacan de Kirzner sus tratamientos del estudio del mercado como un proceso desde la perspectiva de la escuela austríaca de economía, con su andamiaje dinámico, promovido y motorizado por los emprendedores, donde en vez de un análisis de equilibrio se aprecia el proceso dinámico llevado adelante por estos actores que, con sus fracasos y éxitos en busca de beneficios van llevando al mismo a tendencias de equilibrio, que a su vez van variando.
Su análisis del rol del emprendedor permite entender su función como motor primario en la economía, descubriendo oportunidades y moldeando mediante sus acciones la estructura productiva de la misma, ajustándose las variables al tender a nuevos óptimos.
Baumol, por su lado, desde la perspectiva neoclásica, puso de relieve la falta del emprendedor, en los modelos de teoría de la firma, en sus palabras: "El príncipe de Dinamarca ha sido borrado de la discusión de Hamlet". Identificó al emprendedor como la clave para estimular el crecimiento y se abocó entonces al estudio de la economía de la innovación y el cambio tecnológico.
Es muy auspicioso ver intercambios entre cuerpos teóricos que por tiempo rivalizaron, se mantuvieron aislados o no dialogaron, sin ánimos de aburrir lectores, la analogía de su
importancia, se traduce en algo más local a la analogía de la frustración de la ausencia de un dialogo sensato en la política, aun cuando se parta desde visiones divergentes o encontradas. La falta de diálogo atrasa y detiene, ya sea entre personas o paradigmas.
Sin caer en reduccionismos hegelianos, si bien la verdad no tiene por qué estar en el medio, sí es posible que desde ambas orillas de un río de conocimiento se puedan aportar conceptos que ayuden al avance en la navegación del saber. Y es por ello que desde ese punto un premio compartido de este modo, se alinea con los anhelos de diálogo de muchos economistas, y es algo muy positivo para todos.
El autor es Licenciado en Economía. http://www.infobae.com/2014/10/12/1601218-el-nobel-economia-sera-la-culturaemprendedora
DEFINICIÓN DE
PRODUCTIVIDAD
Según el diccionario de la Real Academia Española (RAE), la productividad es un concepto que describe la capacidad o el nivel de producción por unidad de superficies de tierras cultivadas, de trabajo o de equipos industriales. De acuerdo a la perspectiva con la que se analice este término puede hacer referencia a diversas cosas, aquí presentamos algunas posibles definiciones.
En el campo de la economía, se entiende por productividad al vínculo que existe entre lo que se ha producido y los medios que se han empleado para conseguirlo (mano de obra, materiales, energía, etc.). La productividad suele estar asociada a la eficiencia y al tiempo: cuanto menos tiempo se invierta en lograr el resultado anhelado, mayor será el carácter productivo del sistema. Por medio de la productividad se pone a prueba la capacidad de una estructura para desarrollar los productos y el nivel en el cual se aprovechan los recursos disponibles. La mejor productividad supone una mayor rentabilidad en cada empresa. De esta manera, la gestión de calidad busca que toda firma logre incrementar su productividad. Algunos de los aspectos indispensables que no deben olvidarse a la hora de montar una compañía que produzca bienes o servicios son: la calidad, la producción, la eficiencia, la innovación, la tecnología y los nuevos métodos de trabajo. Conceptos que tienen que ver con la productividad a largo y pequeño plazo; en base a lo mucho o poco que se respeten estas cuestiones, dependerá el pronóstico de vida de la compañía. En una empresa, la productividad es fundamental para crecer o aumentar la rentabilidad y para alcanzar una buena productividad deben analizarse con detenimiento los métodos utilizados, el estudio de tiempos y una sistema organizado para realizar el pago de los sueldos a los empleados. Si quisiéramos buscar un sinónimo del término, podríamos aferrarnos al de rendimiento, ya que la productividad exige un buen manejo de los recursos a fin de conseguir resultados que vuelvan eficiente todas las labores desarrolladas dentro de la compañía, no sólo en lo que respecta a la fabricación o producción del servicio, sino también en lo referente a los métodos utilizados y a la relación interna de la compañía. La forma en la que las empresas pueden medir la productividad, es a través de un cálculo en el que se realiza una comparación entre los insumos y
los productos, donde la eficiencia es lo que representa el costo por unidad de cada producto.
Es fundamental definir la tendencia de nuestra compañía en lo que respecta a la producción, realizando comparaciones de los resultados del estudio de la productividad en los diferentes períodos de tiempo. De este modo, podremos realizar aquellos cambios que sean necesarios a fin de mejorar el trabajo, aumentando la eficiencia y convirtiéndonos en una compañía más rentable. Para este aumento de la productividad es necesario tener en cuenta una serie de elementos que pueden variar a lo largo del tiempo, estos son: terrenos y edificios (estado del establecimiento donde se realiza la producción), materiales (disponibilidad que se tiene), recursos humanos (cualificación del personal que se tiene) y energía, máquinas y equipo (forma en la que se realiza la producción). Otras tres definiciones del término El concepto de productividad total de los factores, que se encuentra asociado al rendimiento del procedimiento económico estimado en unidades físicas o monetarias, por asociación entre factores involucrados y productos logrados. El de productividad global, una noción empleada por las grandes compañías para mejorar la productividad a través del control y examinación de sus factores determinantes y de los elementos que intervienen en la misma. En este sentido, las nuevas tecnologías, la organización del trabajo y del personal, el estudio de los ciclos y la distribución forman parte del análisis.
Y finalmente, el de productividad laboral, que hace referencia al incremento o la disminución de los rendimientos, surgido en las variaciones del trabajo, el capital, la técnica u otro factor. Lee todo en: Definición de productividad - Qué es, Significado y Concepto http://definicion.de/productividad/#ixzz3l4U1kD6X
CULTURA EMPRENDEDORA: DEFINICION
CULTURA
EMPRENDEDORA
Los emprendedores fundan micro o pequeñas empresas, que luego se transforman en medianas y grandes. Generan negocios, “crean” la riqueza de un país y dan trabajo a otros. Son los verdaderos generadores de empleo ya que las grandes empresas y el estado ya no ocupan ese rol. En rigor, ocurre lo contrario, tienden a expulsar mano de obra del mercado laboral. Este proceso por el cual hay gente que se anima a arriesgar y después de un estudio, genera una nueva unidad económica, es el principal responsable del nivel de empleo de un país. Es decir, hay o no hay trabajo en la medida que seamos capaces de generar nuevas empresas, negocios saludables, y luego de hacerlo, estas se mantengan, sobrevivan y las ayudemos a crecer. Tal cosa no es para nada fácil: aún en países con un “ambiente” de negocios favorable, tales como EEUU, 4 de cada 5 empresas nacientes no llegan al quinto año de vida. Pero las que “vuelcan” son las empresas, no así los emprendedores que las fundaron, quienes desarrollan una tolerancia al fracaso, y es más, terminan “aprendiendo“ de sus propios fracasos. En efecto, estadísticamente, el emprendedor tiene éxito en la tercera empresa que crea. Favorecer este proceso, entonces, significa acciones de la sociedad civil y de los gobiernos, para animar a más personas a crear empresas (aumentar, digamos, la tasa de natalidad), y una vez echadas a andar, asistirlas, acompañarlas, para lograr disminuir el fatídico 4 de cada 5, (disminuir la tasa de mortalidad), Y en el estadio de consolidación, propender a su crecimiento, transformación y vinculación entre pequeñas empresas para lograr grupos que puedan asomarse con ventura al mercado
internacional. Tan importante como el proyecto (la eficacia de lo que van a hacer), es el protagonista que emprende, o sea, es desarrollar al propio emprendedor. De hecho, la historia de esta pedagogía de transformación, que en otros lados recibe el nombre de “entrepreneurship”, lo que podría traducirse como “emprendedorismo”, comenzó apoyando al proyecto: durante mucho tiempo se pensó que los más importante era tener “un buen plan de negocios”. Hoy la investigación de campo demostró que no es posible encontrar un buen plan si antes no hay un “buen emprendedor”, o sea, un sujeto que emprende suficientemente automotivado y entrenado. Así, la pedagogía presta también atención a otras variables como los Modelos Mentales que la gente tiene, a sus actitudes, porque estas dos dimensiones son la vía de ingreso para nuevos conocimientos, dominio de herramientas, que a su vez no son nada sin su aplicación (habilidades). Y el descubrimiento es que los Hábitos se pueden ADQUIRIR así como la persona ha adquirido los que ahora tiene, esto es, por la vía de la práctica, teniendo en cuenta un objetivo valioso para ella, adonde concurra su pasión, su deseo . Pero claro, modelos mentales, valores, actitudes, conocimientos y hábitos están inmersos en una Cultura, que bendice unos y desvaloriza otros. Que tiene a algunos arquetipos como héroes, pero que no se le ocurre que, alguien que abre su fábrica a las 6 de la mañana y genera un sinfín de actividades y empleos, pueda serlo. Héroes y antihéroes, el emprendedor ni siquiera es visualizado por los jóvenes, siendo que muchas de sus conductas pertenecen a este útil y valioso personaje social. En efecto, son los emprendedores, por ejemplo, quienes organizan el viaje de egresados, y hacen surgir los recursos para ello de donde aparentemente no existen, mediante actividades placenteras, concursos, bailes, rifas. Pero al mismo tiempo, pareciera que toda la educación formal, primaria, secundaria, universitaria, está destinada a generar solamente al “buen empleado”, es decir, el buen gerente ingeniero, el buen técnico supervisor o empleado, etc. El sumum de un estudiante universitario destacado sería ingresar a una multinacional, en donde progresará hasta un cierto punto, pero nunca será propietario de la empresa. Sacamos buenos empleados justamente cuando ese núcleo de empresas, las grandes y/o multinacionales, generan cada vez menos empleos por razones de su utilización mayor de capital, tecnología y tercerización de actividades. O sea, orientamos a nuestros alumnos hacia el buen empleado cuando cada vez hay menos empleo, lo que sí hay es “trabajo”. Hay menos trabajo en relación de dependencia, pero más oportunidades de crear trabajo para uno mismo y para otros. En nuestro país existen numerosas oportunidades para dar respuestas a necesidades, que deriven en generar productos o servicios, que luego de vendidos y cobrados, es decir, cuando los hayamos “trabajado”, proporcionen mucho más que un salario. Porque, además, se agrega la gratificación de ver la idea realizada, el sueño hecho materia, organización, productos, satisfacción de la gente que los compra o los usa. El emprendedor económico es una persona pragmática que resuelve problemas (necesidades) de otras personas y gana dinero. También están los emprendedores sociales, los fundadores de ONG, los emprendedores culturales, educativos, deportivos, universitarios. Hay emprendedores en algunos estamentos del Estado: bendito sea aquel que se arriesga que tiene iniciativa, que organiza, que prueba, que fracasa y se levanta y lo intenta otra vez… tiene eso que los ingleses llaman “need to achievement”, que en castellano sería “tener necesidad de alcanzar un logro”, de bajar a la realidad una idea, de hacerla funcionar, de que las cosas sucedan…. Qué tipo de logro? Naturalmente, sólo el que le interesa, aquel donde está puesto su deseo y por lo tanto su energía. Porque el deseo es el gran combustible universal, y el que emprende pasa alegremente por muchos sacrificios, y tiene la capacidad de postergar las satisfacciones. Es decir, mientras
que los empleos son “full time”, las organizaciones generadas por uno, son vividas como “full life”. El descubrimiento es que el emprendedor no nace, sino que “se hace”, se hace a sí mismo, con mayor o menor facilidad si cuenta con una cultura favorable y con orientación y apoyo. Pero la tenacidad es aquello que separa a la gente en el camino. Podemos acompañar pedagógicamente a las personas con distinta tenacidad, en su formación de hábitos, y todas progresarán un tanto. Lo que el acompañamiento no puede hacer es reemplazar el deseo, el empuje o el placer que significa para ellos ver las cosas que soñaron, realizadas. No podemos “generar“ sus sueños, y hemos constatado que, por múltiples razones, hay chicos y hay mayores que renunciaron a soñar, que no viven sino que han elegido sobrevivir. Que hay gente para la cual la culpa siempre la tiene otro, o se cree presa de las circunstancias, del afuera. Gente que resulta fácilmente “punto” de un ”puntero”, que vive en lo que llamamos “el discurso de la víctima”. Una cultura donde “conectarse“ con el propio deseo resulta difícil y a veces poco práctico, porque la mayoría de las veces no le damos base de sustentación: nos gusta la música, pero no hacemos el esfuerzo y la investigación para que nuestro conjunto toque música que guste a determinados segmentos, que estén dispuestos a pagarnos por ello. Y entonces, tan artistas somos, que dejamos el conjunto y vivimos repartiendo pizza en motito. Entonces a corto plazo, ello nos obliga a trabajar para otros que se animan. Y el trabajo es selectivo. Pero esto será así hasta que logremos un CAMBIO EN LA CULTURA y entonces mucha más gente se planteará ese destino. Cuando haya más que se animen a conectarse con su deseo y avancen luego racionalmente a materializar sus logros. Los emprendedores necesitan del Estado, de los Estados Nacional, Provincial, Municipal, pero, como decía alguien: “Te pido que me des una mano, pero es suficiente con que me la saques de encima”. Necesitan más bien de un entramado de Estado, bancos, universidades, ONG, cámaras empresarias, etc. en donde se puedan apoyar y puedan competir pero en forma que puedan crecer. Tiene que haber “agentes” o facilitadores locales de la cultura emprendedora, tiene que haber Clubes de Emprendedores en los Colegios, maestros que incluyan nuevos métodos en sus actividades. Trabajemos para haya cada vez más gente parada sobre sus dos pies. Más gente que hable desde su propia responsabilidad y menos desde el papel de víctima. Recuperemos la Cultura del Trabajo y del Esfuerzo para que sea inspiradora de una nueva generación de argentinos.
http://grupo-innovar.blogspot.pe/2011/11/cultura-emprendedora-definicion.html
Cultura Emprendedora Cristián Marcelo Riffo Cáceres
Cuando se habla de un emprendedor no se refiere necesariamente a un creador de empresas, a un hombre o mujer exitosos, o a un gran empresario. Se refiere a alguien capaz de transformar cada desafío en oportunidades y, por lo tanto, el emprendimiento se puede aplicar en cualquier disciplina o actividad desarrollada por el hombre. Cuando se habla de un emprendedor no se refiere necesariamente a un creador de empresas, a un hombre o mujer exitosos, o a un gran empresario. Se refiere a alguien capaz de transformar cada
desafío en oportunidades y, por lo tanto, el emprendimiento se puede aplicar en cualquier disciplina o actividad desarrollada por el hombre. ¿No es emprendedor aquel creador de una hermosa pieza musical? o ¿Aquel hombre de campo que crea sus propias herramientas que le servirán directa o indirectamente para tener un mejor estándar de vida?. El emprendimiento se vive cada día y forma parte inherente de nuestra existencia, se puede aplicar a cada una de las actividades que a diario realizamos; aún más, es un estilo de vida. De larga data se ha discutido si el emprendedor nace o se hace. Por un lado, se presenta como una característica innata del ser humano, es decir, el hombre nace siendo emprendedor y, por otro, como una característica que hay que desarrollar a través de la educación y la experiencia. Sin el afán de dar una visión sesgada de las dos perspectiva, sostengo que corresponde a una característica innata del ser humano que explica el desarrollo que hemos logrado como sociedad, que se potencia con la adversidad, con el tesón, con una vida con metas, y que se pierde con el conformismo, la resignación, la pérdida de objetivos en la vida. Por otro lado, es una característica que hay que cultivar, que hay que fomentar a través de un proceso de asociación entre la educación y la experiencia. Así la capacidad de emprender se puede formar y perfeccionar a través de la educación. En los últimos años, ha tomado relevancia el concepto de "emprendedor" y se tiene la creencia que es algo novedoso. El término tal vez lo sea, pero lo que encierra es tan antiguo como la humanidad misma. La definición de emprendedor conlleva una sensación de optimismo, proactividad y desafío. Un emprendedor es aquél capaz de acometer un proyecto que no es aceptado (y muchas veces no entendido) por la mayoría de las personas de su entorno, es un individuo que supera los obstáculos que se le presentan sin distraer energía en aquello que no apunta hacia su meta y sin temor alguno al fracaso. No pierde tiempo hablando de los errores sino que los convierte en experiencia. El emprendedor se aprovecha de las situaciones de crisis y prospera en ambientes de depresión anímica; no se queja, ni critica las acciones de otros ni lanza opiniones sobre cualquier tema sin un aporte valioso para lograr sus metas. Ve una solución en cada problema y no un problema en cada solución. Un emprendedor es aquél capaz de convertir una idea en negocio, que mantiene un ritmo constante de crecimiento y creación, que hasta se podría decir sin límite. La anterior definición no debe confundirse con la de empresario, quien es el que gerencia un negocio. Existe una confusión generalizada en cuanto a entender como sinónimo de capacidad emprendedora la capacidad empresarial. Sin duda, la capacidad empresarial supone la presencia de rasgos emprendedores, pero no se agota en ellos: se asocia a atributos o cualidades adicionales que son algo más difíciles de encontrar en la población. A raíz de esta confusión, suele identificarse todo acto emprendedor con una acción que persigue fines de lucro. “Todo empresario es emprendedor, pero no todo emprendedor es empresario” La actitud emprendedora no se limita a los individuos que buscan un beneficio económico por actividades comerciales. La encontramos en los centros de investigación, universidades y en aquellas entidades que obtienen de sus investigaciones resultados, sean productos específicos, nuevos conocimientos o procesos, que son susceptibles de ser transformados en negocios. Esta actitud también se encuentra en los gestores de tecnología quienes, sin ser los creadores de las innovaciones ni, posiblemente, s directos de tales productos, logran la milagrosa transformación de esas ideas en negocios. La formación de nuevos emprendedores debe ser una tarea permanente, no se debe seguir formando profesionales para el empleo sino para el trabajo; debe cambiarse el esquema de impartir conocimientos por el enseñar a gerenciar el conocimiento y, como complemento indispensable, manejar la información, donde la actitud emprendedora es la meta formativa a lograr. Trabajar por un sueño parecería una cuestión ideal, ser independiente o su propio jefe una bendición, sin embargo, y como una cuestión extraña en realidad son muy pocas las personas que deciden lanzarse a aventurar con sus ideas, sus proyectos o sus propios negocios; es evidente que el camino es difícil, pero, ¿por qué las personas no se arriesgan?. Las distintas experiencias sobre emprendimientos nos presenta casos de personas que a partir de cero, han logrado construir y lograr grandes hazañas.
Formarse y entrenarse como emprendedor eficaz es un proceso largo y complejo que requiere de un método y de la práctica de ciertos instrumentos. En primer lugar, se requiere desarrollar habilidades cognitivas, emocionales y sociales en los distintosniveles de educación y capacitación que tenga y hacerlo en forma sistemática durante su desarrollo en la vida familiar y en su paso por el sistema de educación. En segundo lugar, estas habilidades necesitan conocimientos y técnicas para que se expresen en conductas eficaces o en lo que denominamos destreza emprendedora. El emprendedor está inserto en un mundo en constante cambio sin embargo, su comportamiento debiera estar orientado por valores que no se transan. Esta observación es muy importante comprenderla para promover la formación valórica de los emprendedores como requisito o ingrediente del éxito en sus desafíos. En definitiva definir el espíritu emprendedor no es cuestión sencilla, ya que existen muchas características que tienen unas personas y otras no, pero que de cualquier manera los hace exitosos; en la actualidad el espíritu emprendedor es sinónimo de innovación, cambio, fundación de una compañía, o toma de riesgos. La dificultad aumenta, cuando encontramos emprendedores que no han fundado empresas o que no han sido innovadores y simplemente han copiado una idea existente o que en lugar de asumir riesgos buscan que otros los corran etc. Definitivamente el éxito no es una cuestión sencilla de analizar... Es necesario afirmar que el emprendedor es una persona que percibe la oportunidad que ofrece el mercado y ha tenido la motivación, el impulso y la habilidad de movilizar recursos a fin de ir al encuentro de dicha oportunidad.
http://apc.ubiobio.cl/noticias/view_vistas.shtml?cmd%5B18%5D=i-260e83e7259230d8816a63e11813cd17eb
¿Es importante promover la cultura emprendedora en la educación? Publicado el 13 diciembre, 2013 por Andrés Pedreño ¿El emprendedor nace o se hace? Es posible un porcentaje de emprendedores proceda en su mayoría del ambiente familiar. ¿Sería interesante promover la cultura emprendedora en la educación secundaria?” (*) La pregunta es muy interesante. Promover la vocación emprendedora en la educación secundaria tiene muchas ventajas. Entre otras, la más inmediata es que ya entrarían en la Formación Profesional o en la Universidad con actitudes y aptitudes muy valiosas. Por otra parte, para el 30% de adolescentes que no termina la educación secundaria, promover actitudes y competencia emprendedoras puede ser una estrategia social muy fructífera, especialmente en un país como España donde el paro juvenil alcanza cotas inisibles. Algunas experiencias como la iniciativa “Be an Entrepreneur“, impartido por la Fundació Escola Emprenedors en Cataluña con un un buen programa de desarrollo de habilidades personales y competencias emprendedoras debería ser objeto de una extensión más generalizada.
Uno de mis alumnos universitarios hace tan sólo tres días me dijo con vehemencia que el ambiente de la Universidad “mata las ideas“. Se refería que no propicia que el estudiante “piense, reflexione, tenga capacidad de iniciativa, genere proyectos creativos…” La creación de actitudes y competencias emprendedoras debe empezarse en la educación secundaria y continuar alimentándose en la Universidad. “El ambiente de la Universidad mata las ideas.” En general la educación de nuestro tiempo (primaria, secundaria o superior) debería estar muy comprometida con la generación de actitudes y aptitudes emprendedoras, implicando a profesores y alumnos. El al emprendimiento (incluido en sus vertientes más sociales) es parte de la base de la igualdad de oportunidadesque debe propiciar cualquier sociedad, dentro de la propia cohesión social deseable. Tratando de justificar las ventajas de que un sistema educativo en su conjunto tome en consideración depromover la cultura emprendedora veo las siguientes:
1. En las etapas preuniversitarias probablemente es más efectivo promover valores como la creatividad, la conciencia de la adaptación al cambio permanente, la mentalidad imaginativa, la curiosidad, la actitud innovadora… ¡Empecemos por no matar estos valores en el niño, en el adolescente o en el joven!
2. El desarrollo de una cultura emprendedora no sólo debe estar encaminada fomentar vocaciones emprendedoras o generar empresario, sino comprender la naturaleza del emprendimiento en todas sus vertientes: social, pública, privada… Lo que puede ser un activo para el desarrollo de cualquier actividad profesional o la empleabilidad en general.
3. La didáctica de muchas materias puede ser mucho más atractiva y efectiva desde una perspectiva creativa, proactiva de los alumnos… Aunque, obviamente habrá que escuchar a los expertos…
4.
Encauzar fuerzas y potencialidades emprendedoras puede mejorar las tasas
exageradamente bajas de emprendedores que actualmente padecemos en la Universidad y con esto potenciar el perfil que se le exige al emprendedor del siglo XXI (conocimiento, innovación, cambio, reinvención, disrupción…). Necesitamos “empresarios del conocimiento” en sectores estratégicos de presente y futuro: TICs, nanotecnología, biotecnología…
5. Algunas de estas iniciativas están siendo efectivas en otros países o regiones españolas. Aparte de la ya reseñada en Cataluña, por ejemplo, en Holanda para promover competencias en iniciativa y espíritu emprendedor. Sin ir más lejos estas inquietudes están más cerca (ver La UCLM diseña un curso propio para enseñar a emprender a profesores de enseñanzas medias). Preguntas relacionadas con ¿Es importante promover la cultura emprendedora en la educación secundaria?
¿De dónde tendría que venir un cambio en la educación universitaria?
¿Cómo podemos animar a la gente a que se atreva a actuar?
¿Por qué en España hay tanta aversión al fracaso? (*) Esta interesante pregunta se formuló en en marco del ciclo de conferencias, ‘El valor de las ideas’ organizado por la Comunidad Autónoma de la región de Murcia por Matías Esteras Pérez, profesor de Economía, IES Ingeniero la Cierva. Murcia
http://unimooc.com/es-importante-promover-la-cultura-emprendedora-en-la-educacion/
Definición de cultura emprendedora Conjunto de valores y cualidades personales que impulsan proyectos e ideas tratando de inyectar un desarrollo positivo a las diversas sociedades. Ser emprendedor es poner en marcha algo jugándose el crédito personal con la intención de ganar. http://barredaemprende.blogspot.pe/2012/10/definicion-de-cultura-emprendedora.html
Cultura Emprendedora. Tradición y Actualidad
Por: Dra. María Elvira Buelna Serrano[*] Mtro. Santiago Ávila Sandoval[**]
Introducción
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Este ensayo consta de tres apartados. En el primero se expone algunas referencias históricas ligadas a la cultura y al concepto de emprendedores. En el segundo se hace una referencia a las condiciones en que se ha desarrollado el tomador de decisiones económicas en la historia de México. En el tercero se abordan algunos puntos sobre cómo puede impulsarse la industria cultural aplicando algunas de sus ideas al caso de la economía del turismo.
Sin embargo, en este periodo los emprendedores regresaron a sus costumbres de ganancia y seguridad, el sistema les protegía, por lo tanto no introdujeron valores competitivos a sus actividades, actuaron en sistemas monopólicos: la protección, no la competencia, garantizó su presencia en el mercado. El empleo no fue resultado de la expansión de la demanda, en su conjunción fue la permanencia en el empleo, no el crecimiento de la productividad, lo que predominó como valor de las empresas; la estabilidad del negocio, no el cambio de tecnología y conocimiento, era la base de permanencia en el mercado. Por otra parte, el sistema educativo se enfocó más a estudiar y comprender la justicia social que la economía, más a la política como carrera que a la teoría económica, más a analizar la desigualdad que al compromiso de vincular el conocimiento con la producción y la innovación de los bienes de capital para la competencia internacional.
1. Cultura y Emprendedores Cultura Guillermo Bonfil Batalla define a la cultura como “el conjunto de símbolos, valores, actitudes, habilidades, conocimientos, significados, formas de comunicación y organización sociales, y bienes materiales que hacen posible la vida de una sociedad determinada y le permiten transformarse y reproducirse como tal, de una generación a la siguiente”.[1] A pesar de su amplitud, esta definición es interesante porque muestra los tres elementos de una función: el objeto determinado que es la vida en sociedad, incluyendo su transformación y los elementos que conllevan a ello; las variables independientes que son las formas de comunicación y de organización social y económica, conjuntadas por la estructura institucional, el estado de las artes y la ciencia; y la función, es decir, la regla que interrelaciona lo determinado y lo determinante: la cultura, porque ella amalgama símbolos, valores, actitudes y habilidades técnicas y científicas que mueven la acción humana hacia un fin. Es así, una definición integradora. De acuerdo con nuestra definición, forma cultura todo acto social, pero como tal es expresable sólo aquel que se convierte en
El proteccionismo entró en crisis en los años ochenta. Desde entonces prevalece en el país la necesidad de orientar la formación de instituciones económicas ligadas a proyectos de largo plazo en todos sus aspectos. Competencia, formación de capital humano, información, calidad, competitividad, son nuevas palabras e implican nuevos valores para aquellos que deseen emprender un cambio en las condiciones de la vida económica nacional. El poder y la economía en México nunca han estado desvinculados, y desde los gobiernos de la Revolución, su vínculo se volvió más explícito mediante información sobre infraestructura, con permisos, con sobornos; el poder y la economía se articularon en lo que hace no mucho Alan Greenspan, exdirector del tesoro de los Estados Unidos, denominó un capitalismo de amigos[8]. El problema es doble porque genera una economía de las influencias, la cual distorsiona el comportamiento de los agentes, pues éstos toman decisiones no
código de conducta y que conforma un sistema de comunicación simbólico, crea identidad y da cohesión a un grupo o una sociedad determinada. Los códigos son resultado de un lenguaje común, una forma de concebir y compartir la idea del mundo y una manera de enfrentarlo. Todo ello determina patrones de conducta donde las manifestaciones individuales y sociales adquieren significado. Como manifestación holista, la cultura envuelve comportamientos y crea sistemas de comunicación donde el idioma, las manifestaciones artísticas, las actitudes del poder y ante el poder, los gustos y los prejuicios se adquieren de manera inconsciente. En correspondencia con nuestra definición, el humano como especie es un hacedor de cultura; todos sus testimonios son cultura. Ésta es la expresión de la cosmovisión que genera una determinada sociedad en un tiempo y lugar específicos, y se ha fundamentado en ciertas ocasiones en el mito, en otras, en la fe o la creencia, en otras más, en la razón o la ciencia. Ninguna de ellas es excluyente, porque en la colectividad coexisten las manifestaciones de carácter racional con las del sentido mágico de la existencia. Así, encontramos desde la antigüedad remota que lo mismo crearon cultura quienes contemplaban los astros para establecer sistemas complejos de predicción de los fenómenos naturales, o para configurar calendarios y formas precisas para medir el tiempo, que quienes lo hacían para predecir el destino de los humanos, de hecho, no existía una diferenciación entre astronomía y astrología; o bien, en la Grecia Clásica, donde tanto las sibilas como los filósofos produjeron cultura, porque la importancia de Delfos era tanta, o más, que la de la Academia de Platón o el Liceo de Aristóteles.
Historia y Emprendedores Emprender significa iniciar, explorar, promover, organizar, tomar riesgo. Los humanos en general son una especie emprendedora, porque en el transcurso de su existencia han generado patrones de conducta relacionados con la innovación. Observamos este hecho desde el mismo
en base a las condiciones institucionales, sino en las personales, y éstas no están orientadas por la economía de largo plazo, sino por el negocio político económico.
Emprendedores y cambio estructural La realidad de la que partimos para promover el cambio es aún aterradora porque coexisten las grandes empresas con las pequeñas en condiciones de asimetría extrema. Las primeras tienen estructuras heterogéneas en el plano empresarial, pues existen un conjunto que está ligado a la inversión extranjera prevaleciendo aún condiciones de oligopolio practicadas en un mercado que les favorece; las segundas enfrentan condiciones cambiantes que resultan de la falta de oportunidad en las primeras, se trata de pequeños establecimientos que no generan un elevado valor agregado, contribuyen de manera mínima al PIB y no reúnen las características apropiadas para obtener capital, inversiones a largo plazo o capital de riesgo. Nuestro sistema empresarial no está formado por una economía competitiva orientada al consumidor y al bienestar. Comúnmente, la situación antes descrita ha encontrado explicación en la falta de cultura empresarial. Existen razones para suponer esto; no obstante, la cultura empresarial no es una causa, sino más bien una consecuencia. En efecto, la cultura en general, y la empresarial en particular, son un resultado endógeno de las instituciones e infraestructura en que se desenvuelve la sociedad. En ese sentido, la naturaleza endógena de la vida institucional permite, o hace previsible la posibilidad de potenciar transformando la cultura de los empresarios en el país. A mi parecer, lo que sucede no sólo en la cultura empresarial, sino en la sociedad es que no está constituida para basar sus decisiones económicas en criterios de largo plazo: su economía, como he planteado, está más relacionada con una visión de negocio de corto plazo, más imbuida por los valores de seguridad que de riesgo. En otros contextos, la cultura genera un mayor potencial de crecimiento económico con un comercio lucrativo porque está inmersa en el establecimiento de instituciones
tránsito de la prehistoria a la historia de la humanidad, la cual implicó seguramente la existencia de seres capaces de explorar y organizar, hombres incógnitos, emprendedores primitivos capaces de tomar riesgos y sostener iniciativas que contribuyeron a mejorar la vida de la humanidad: son ellos los que crearon instrumentos de caza: el hacha de mano, la lanza, vestimenta, descubrieron el fuego, la agricultura, la cocción del barro, construyeron viviendas, inventaron la escritura y con ello, la historia; en fin, inventaron la especialización social y la ciudad. Aunque existan manifestaciones culturales en el medio rural, su cultura realza la costumbre, y, por consiguiente, este entorno no es propio para el cambio. Las ciudades son donde las formas de organización social hacen prevalecer el intercambio de ideas y la creatividad, las ciudades son el sitio donde la innovación se hace característica[2]. Los espacios urbanos fueron dominantes por primera vez en las sociedades del neolítico establecidas en Mesopotamia, es decir, la parte occidental de la masa euroasiática ubicada entre los ríos Éufrates y Tigris. Esta zona llena de urbanidad fue el laboratorio de la producción urbana de la humanidad occidental. En ella se inventaron todo tipo de utensilios, se cristalizó una fase dinámica de avances y conflictos que configuraron su esencia [3]. Ahí se dio un proceso de creación que fue producto de la actividad emprendedora del individuo, aunque tenemos pocos conocimientos de ello, ahí se inventó la escritura, las matemáticas, la astronomía, se consolidó la agricultura; de ahí proviene la cerámica, el ladrillo y el arte de la construcción; todo ello resultado de un pueblo o conjunto de pueblos emprendedores.
orientada por el largo plazo. El riesgo afecta los objetivos de la economía al incidir en la temporalidad de las decisiones económicas. La relación es sencilla, si el riesgo es alto, la economía se orienta por el corto plazo; si el riesgo es bajo, las decisiones de largo plazo se realizan con mayor racionalidad. En nuestra economía el riesgo ha sido grande en las últimas décadas. El entorno es fundamental, los valores también. En México la estabilidad es un valor porque se busca, pero no es una constante, al menos desde los años setentas. La incertidumbre prevaleció en muchos aspectos y condujo a una toma de decisiones orientada de manera defensiva del patrimonio, un conjunto de crisis y de inestabilidades acompañaron las transformaciones estructurales, y éstas mismas han sido siempre insuficientes en profundidad. Los años setenta no promovieron un espíritu empresarial, sino uno corporativo de viejo cuño, con un estado interventor a la cabeza. En los años ochenta la crisis financiera y la inflación exacerbada llevó a un cambio de ruta en la vida institucional, el Estado no debería aumentar su actividad económica directa, sino establecer las reglas para que ésta se desenvolviera en contextos de mayor competencia y orientados a la satisfacción del consumidor. Desde entonces, vivimos un proceso de transición en materia de valores empresariales. A partir de ese tiempo se habla de la necesidad de una nueva cultura emprendedora orientada a cambiar nuestra aversión al riesgo, eliminar el individualismo voraz, que tome decisiones económicas en donde prevalezcan los valores asociados al bien común. Se trata de la construcción de un sistema institucional nuevo orientado por condiciones de largo plazo en todos los aspectos que afecten el comportamiento de los agentes económicos y del propio Estado para lograr el bienestar en lo general. Esta concepción implica estructurar las instituciones por normas ligadas a premiar la competencia, no la protección; de interrelacionar inversión de largo plazo que
comprometa valores de calidad y productividad en la economía, y que introduzca las variaciones tecnológicas por sistema interrelacionando educación superior con economía, generando así una vocación a favor del consumidor.
Babilonia Reconstrucción ideal del Palacio de Nimrud en Babilonia, con el zigurat al fondo, en una pintura del siglo XIX, obra del artista británico James Fergusson.
Después fue en ciudades como Atenas donde la libertad se constituyó en un ejercicio de cultura y destacaron los emprendedores de la ciencia y la filosofía, pensadores que nos heredaron su saber desde los tiempos de Sócrates hasta los de Hypatia, emprendedores que nos legaron el conocimiento como objetivo humano y una hermosa biblioteca como centro de la vida intelectual, la biblioteca de Alejandría. En la Edad Media los emprendedores fueron de tipo religioso en su primera fase y de tipo militar y mágico hacia su final. Durante ella la creencia y la fe fueron la base de las prácticas sociales, la organización social a partir de la ciudad fue relegada. En lo general, en ese período la iniciativa individual era escasa, los emprendedores de tipo civil no eran bien recibidos y eran pocos; hacia el final de la misma, fueron los italianos quienes que se arriesgaron a atravesar Eurasia y penetraron en el Imperio Chino en busca de comercio [4]. Sin embargo, la acumulación de riqueza tenía un grupo especializado en ello, los judíos, quienes hicieron del ahorro y la inversión un oficio para obtener dividendos, en su éxito se encontró otro motivo para justificar su marginación. Asimismo, otro tipo de emprendedores fueron los alquimistas, quienes conjuntaron la magia y la ciencia con el objetivo de encontrar la piedra filosofal, la substancia que contuviera en sí misma los cuatro elementos y poseyera las propiedades necesarias para transmutar cualquier metal en oro, que fuera elixir de la vida, que curara enfermedades y lograra la inmortalidad, y por increíble que parezca, está búsqueda dio como resultado el
En materia de consumo, el empresario enfrenta a una consumidor más informado, más racional, pero que aún no introduce en su decisión acciones intertemporales, es decir, no hace del ahorro un valor, y de la formación educativa un símbolo orientado por la incidencia en el mundo cotidiano. Por otra parte, en las instituciones financieras prevalece un mercado de tipo oligopólico. Éstas parecen perder la conciencia de que su función es realizar un intercambio de bienes presentes por bienes futuros en un contexto de certidumbre. Nada es más decepcionante en el sistema que la renuncia presente de consumo por la incertidumbre a futuros, es decir, de renunciar al consumo por un ahorro que no garantiza un mejor nivel de consumo en el porvenir. Ello nos deja la sensación de que, en materia económica, más vale el aquí y ahora porque mañana, “Dios proveerá”. Pues bien, ésta es la idea que se requiere cambiar por otra que sostiene que el bienestar social del futuro depende de nuestra renuncia al presente, renunciar al consumo presente para incrementar las decisiones de inversión y las oportunidades de negocios, pero este entorno requiere de una estructura financiera ligada al servicio, no a la ganancia inmediata. Este es un entorno que, aunque parece imposible, no lo es. En materia económica hay cambios fuertes, varios países pasaron de un marco de economía restringida a otro de economía consolidada (España, Portugal Grecia, parte de Italia, Chile, China e India). En todos ellos los cambios económicos han sido acelerados, en todos ellos el sistema orientó la economía a eliminar la desigualdad, a desarrollar la productividad, a introducir valores competitivos en marcos económicos abiertos; de alguna manera lo han logrado implementar una nueva cultura de emprendedores empresariales.
descubrimiento de los fundamentos de la química. Esta situación cambió en el siglo XV, cuando Bizancio cedió ante el avance musulmán en el oriente europeo, y en el occidente fueron derrotados en la Península Ibérica, una serie de emprendedores indagaron rutas comerciales alternas que rompieran el bloqueo otomano de la ruta de la seda. Esta búsqueda transformó al mundo. Emprendedores como Enrique el Navegante traspasaron el Estrecho de Gibraltar e iniciaron la exploración de las vías marítimas hacia el Oriente[5]. Este fue el comienzo de los grandes descubrimientos geográficos que permitieron a marinos italianos, portugueses y españoles darle la vuelta al planeta. Estas iniciativas transformaron al mundo entre 1450 y 1800, es decir, entre el Renacimiento y la Ilustración, por eso este fue un periodo caracterizado por grandes emprendedores.
Emprendedores y cultura moderna En este periodo los océanos fueron conquistados, el comercio alcanzó un volumen y una dimensión geográfica nunca antes logrados. El aumento del intercambio comercial motivó fuertes oleadas de emigración de Europa al resto del mundo, y hubo un conjunto de emprendedores: exploradores, conquistadores, nuevos religiosos, gente que se arriesgó a establecer formas de vida guiadas por la utopía o por la ganancia. Estos emprendedores modificaron la vida entera del planeta: globalizaron su economía. Las ciudades fueron nuevamente los sitios en donde los emprendedores civiles encontraron un nicho para sus actividades, los libertos urbanos, alejados de los dominios territoriales, generaron sistemas que se basaban en la producción para el intercambio a pesar de las excesivas reglamentaciones y de su carácter corporativo, pero también se apoyaron en sistemas de conocimiento donde la razón, no la creencia, ganó la batalla. Así, desde el origen de la Época Moderna, cuando la organización social se fincó de nuevo en la razón y el entendimiento, se creó una
No podemos olvidar que en estas sociedades se establecieron objetivos precisos y condiciones institucionales apropiadas a su constitución: en los negocios grandes, la competencia y el cambio tecnológico; en los negocios chicos, la cooperación, la información, la formación, la identidad productiva y la creatividad y en las instituciones financieras interrelacionando los resultados de cooperación y cambio tecnológico en la base de sus decisiones intertemporales que aumentan la certeza de bienestar general. Es en este contexto en donde el espíritu emprendedor hace falta, es ahí en donde se debe idear la forma de satisfacer necesidades, para ello se requiere contar con un sistema de opciones informativas, tecnologías, sistemas organizativos, que aumentan la credibilidad sobre el futuro. Éste es el contexto más apropiado para convertir una idea en realidad, ésta es la esencia de todo emprendedor: la capacidad para buscar oportunidades, elaborar proyectos y analizar los insumos indispensable para llevarlos a cabo. La clave de su éxito radica en encontrar la vinculación más adecuada entre tiempo y oportunidad, de manera que la obtención de recursos para ser un agente satisfactor de necesidades se realice con menor incertidumbre. Pues bien, regresando a la cultura diremos esto: la cultura en sí da seguridad, favorece el cambio, genera compromiso colectivo. El espíritu emprendedor no es otra cosa que la existencia del espíritu burgués, del espíritu capitalista, es otro nombre para lo que en México se conoce como iniciativa privada. Es pues, una idea que sostiene que, en materia de desarrollo personal, debe uno buscar sus cualidades, no las influencias, y que las posibilidades reales para la vida personal en no tengan como fundamento institucional el absurdo. Por lo tanto, se requieren gobiernos que no impongan normatividades absurdas, cargas fiscales y laborales desproporcionadas, las cuales propician la ilegalidad y la evasión y convierten a los agentes en presa de los políticos. Actualmente los negocios no son sólo, o quizá nunca, resultado de un optimismo
nueva cultura que aceptó como valor el progreso material de la humanidad. La razón se difundió a partir del siglo XVIII como principio explicativo de todo: de la naturaleza, de la religión y del propio hombre. La creencia fue sustituida por la ciencia, la ganancia dejó de ser pecado, los préstamos a futuro y a distancia se desarrollaron sentando las bases de un mercado financiero internacional, los sistemas comerciales florecieron, primero bajo la acción emprendedora protegida por los reinos, luego, como expresión privada. La vida toda, determinada por el esfuerzo personal, era una vida con futuro porque el bienestar se convirtió en el objetivo del mundo. Lo que siguió a la Ilustración fue una serie de revoluciones sociales, civiles, y políticas realizadas por espíritus emprendedores. En efecto, a raíz de la revolución comercial que encabezaron los ibéricos, el incremento de la riqueza dio pauta al desarrollo de la Revolución Industrial realizada por los ingleses y holandeses. A partir de ese entonces, empezó a generalizarse la idea de que las sociedades pueden mejorar su nivel de vida. El hombre civil de las nuevas urbes industriales comenzó a definirse por su carácter emprendedor asociado al cambio social y al papel que en él juega el sentido material para encontrar nuevas modalidades que satisfagan sus necesidades tanto sociales como económicas[6].
La invención de la locomotora marcó un hito en la Revolución Industrial.
La comprensión de la actitud emprendedora de la sociedad civil como determinante en el proceso de mejoramiento de la vida fue resultado de El Renacimiento, la revolución comercial, la Revolución Industrial y la Ilustración. Este conjunto de movimientos dieron otro papel al individuo en la sociedad
desmedido que genera falsas expectativas, sino de un concepto de organización y cooperación, que requiere de infraestructura y habilidades que amplíen la ventaja competitiva para enfrentar de manera correcta el riesgo.
3. La cultura como fundamento de una economía turística La cultura como mercancía Por lo general la cultura y el arte son tratados en los mercados como si fueran bienes o servicios suntuarios, y lo son. Precisamente por ello, a su alrededor puede generarse una economía boyante. Aunque en muchos medios se considera que estudiar carreras culturales no es propio para personas sin recursos, jóvenes que requieren mediante una licenciatura adquirir habilidades para ganarse la vida, esta presunción es incorrecta. Lo que sucede es que, alrededor de la cultura y el arte, los aspectos comerciales de dichas profesiones están poco desarrollados, en consecuencia, las carreras vinculadas a ellas se miran de soslayo a pesar de que la cultura en sí es generadora de mercancías o servicios, y puede llegar a ser una actividad altamente rentable. El arte se ha constituido en el símbolo de los testimonios culturales del hombre, porque es la manifestación sublime de su forma de concebir la realidad plasmada en la arquitectura, la pintura, la literatura, incluida la poesía, la cerámica, etcétera. De esta manifestación simbólica recuperamos tanto la concepción del mundo como su expresión cotidiana. Por ello, el arte es otra de las demostraciones abiertas del carácter emprendedor de las sociedades. La cultura es una mercancía en tanto es demandada por una población debido a diferentes motivos: aumenta la confianza personal o regional con respecto a los motivos ontológicos de la existencia colectiva, genera satisfacción cognitiva, propicia soluciones existenciales, genera objetos que da satisfacción contemplarlos y, en ese sentido, se puede comerciar
porque, a partir de entonces, él fue el origen del poder y el fin de la economía. Desde ese tiempo se construyeron conjuntos sociales organizados cada vez más con base en el conocimiento, no en la creencia, tratando de hacer crecer el ingreso más que la riqueza, es decir, la producción en vez de la propiedad, haciendo del bienestar un objetivo tripartito: social, económico y político. Así se establecieron sistemas basados en principios jurídicos-sociales de igualdad, en principios económicos de competencia orientados a la satisfacción del consumidor y en fundamentos políticos derivados de la idea de que la soberanía, o sea, el poder político, debía recaer en el pueblo y no en un monarca.
porque constituye un ajuar para que sean ofrecidos un conjunto de bienes que se basan en ella. La historia nos muestra en su larga travesía que toda manifestación cultural de los pueblos que deviene de su concepción artística es global, aunque no todas alcancen una dimensión universal. México es un país donde la expresión cultural tiene un alcance mundial porque cuenta con un legado ancestral de los pobladores de las diferentes altitudes de la región denominada Mesoamérica, conservando aún ciudades edificadas por los mayas, los teotihuacanos, los mixtecos y otros más, además, cuenta con un número importante de ciudades coloniales reconocidas por arquitectura, particularmente la de estilo barroco, y por sus productos artesanales; finalmente, también ha logrado una reputación mundial por sus modernos diseños arquitectónicos y pinturas monumentales.
Máquina térmica
Todo este conjunto de cambios transformó la visión de la vida, particularmente de la idea del poder, porque si este recaía en el pueblo, entonces el poder que residía en él debería servirle para logar sus objetivos, de manera que un nuevo conjunto de emprendedores sociales se sumaron a los emprendedores particulares, la sociedad era principio y fin de la economía y de la política. En economía, los hechos eran contundentes: a partir de la industrialización, la competencia, la reorganización política, la especialización y la división del trabajo social elevaron la productividad y aumentaron el intercambio y el bienestar material, el cual ha venido en ascenso desde la recuperación renacentista; asimismo se desarrolló el conocimiento para el beneficio material de la sociedad que ha caracterizado el desarrollo mundial contemporáneo.
Teotihuacan
Catedral de Puebla de los Ángeles
El mercado cultural El mercado cultural está por construirse y demanda de esfuerzos colectivos que van desde diseños, mercadeo artesanal
Una de las primeras naves impulsadas por motor.
calificado, cocina con estándares de calidad, servicios turísticos profesionales relacionados con la existencia de museos y eventos culturales que complementen la satisfacción de los flujos turísticos. Los mercados culturales dependen de la demanda donde las corrientes internacionales son importantes, si la demanda internacional es preponderante, entonces los bienes culturales son parte importante del recorrido turístico, el cual engloba al marketing, a la gastronomía, a las artes gráficas, a las artes escénicas, a las industrias editorial, audiovisual, a las nuevas tecnologías y al patrimonio.
Manchester ciudad industrial en el Reino Unido.
2. La cultura en México y la necesidad de una cultura emprendedora Historia de la cultura emprendedora en economía México tiene una sociedad plural, un sistema político orientado por los valores democráticos y una economía diversa. Sin embargo, la pluralidad no elimina sus problemas ancestrales de tipo étnico, su vocación democrática no implica que se hayan establecido sistemas orientados por la justicia y tendientes a la igualdad, y su economía no está ligada a la satisfacción del consumidor a través de la competencia. No obstante, a pesar de todo ello, somos un pueblo que avanza. Desde viejos tiempos se ha establecido en el país una creencia acendrada de que nuestro sistema económico carece de una clase empresarial fuerte, es decir, somos un país capitalista, sin capitalistas, y tenemos un sistema económico en donde prevalece una aversión al riesgo y un amor a la ganancia de corto plazo, o a la ganancia segura en el largo plazo. La historia de nuestro país explica por qué carecemos de una clase empresarial. En el
Palacio de las inscripciones en Palenque, Chiapas
En México muy pocas empresas se dedican a la industria de bienes culturales. Emprender la tarea de construirla requiere de integrar un espíritu de cuerpo, un cluster cultural que se constituya a partir del concepto de cultura mexicana. Esta es una oferta que debe estar orientada a las corrientes turísticas ya existentes, es un motivo adicional de viaje que incrementa el gasto medio del turismo y puede lograrse haciendo de la cultura una visión del mundo que nos rodea y brindarlo al turismo.
periodo Colonial fue el comercio y la tierra la fuente de riqueza e ingreso, y en el siglo XIX casi no varió esta concepción. La historia, dependiendo del periodo y el dominio de las visiones historiográficas, interpretó esta situación como persistencia de un sistema feudal porque faltaba el espíritu emprendedor; las haciendas en el siglo XIX eran una muestra de las relaciones atrasadas del pasado intrincadas por valores medievales. Algo había de eso. Los espíritus emprendedores de los conquistadores como Hernán de Cortés no prevalecieron entre los españoles, sino que dominaron sus valores relativos a la riqueza comercial[7]. La introducción de valores liberales en la economía y política fue larguísima, y sus resultados, muy pobres. El Banco de Avío nos trajo los primeros intentos explícitos de industrialización, pero la idea de un mercado industrial libre nunca se consolidó; los empresarios subsistieron como dios les dio a entender en un país caracterizado por la inestabilidad. Juárez y Porfirio comprendieron la necesidad de transformar la infraestructura de comunicación para hacer crecer el mercado, liberaron la riqueza en manos muertas, pero sólo para pasarla a manos muy vivas, sin un sentido de riesgo asociado al mercado. No había en sí un mercado urbano pujante basado en trabajo asalariado, entonces las haciendas se organizaron para sí mismas. A finales del siglo XIX, el mercado urbano apenas emergía, la vida rural era aún el fundamento de la vida económica. A inicios del siglo XX todo se desgarró en el movimiento revolucionario. Nuestros emprendedores nuevamente recurrieron a las armas. Durante el siglo XX las cosas cambiaron. Los marcos institucionales ligados al crecimiento demarcaron ámbitos nacionales para la acción del empresario, se introdujeron valores sociales en la práctica del gobierno, se expandió la creencia de que un mercado protegido daría pauta al desarrollo de espíritus emprendedores en la industria y a la creación de un sistema social de servicios. En parte así sucedió, la economía se modernizó, las clases empresariales y el gobierno habían formado un nicho de mercado que propiciaba
Pirámide de los Nichos en El Tajín
Trabajar en favor de una economía de la cultura implica vencer la creencia irreal de que hacer negocios consiste en trabajar poco y ganar mucho. Ésta es una creencia ancestral alejada de la cultura del trabajo. Para hacer de la cultura un generador de mercados debemos incrementar nuestra seguridad individual; esto es lo que hace precisamente la cultura cuando no es un pretexto o un adorno regional, sino se constituye en un concepto alrededor del cual se organiza la vida. Al respecto, se puede activar la existencia de museos, recorridos turísticos, bienes artesanales, souvenirs, además de economías culinarias, vestimentas, etcétera. Para lograr esto, la cultura debe constituirse en un conjunto de símbolos y objetos que le sean distintivos y se diseñen para satisfacer el gusto de sus demandantes. Con respecto a las instituciones que propicien el éxito de los emprendedores, se requiere de una ciudad segura con capacidad de servicio a terceros, para que, en la medida en que la oferta se amplíe imponiendo un estilo de hacer las cosas, se genere una noción colectiva de que las acciones pueden hacerse con honestidad, con orden y sin violar la ley. Para ello debe conseguirse que los mercados turísticos sean desarrollados en todos sus potencialidades. La cultura mexicana es parte de nuestra realidad, y, sin embargo, no es parte de nuestro desarrollo. Arriba | Bibliografía
dinámica social y cambio en las condiciones de bienestar. |sigue >>
NOTAS: [*] Dra. María Elvira Buelna Serrano Profesor-investigador del Departamento de Humanidades |Arriba [**] Mtro. Santiago Ávila Sandoval Profesor-investigador del Departamento de Economía |Arriba [1] G. Bonfil Batalla, “Nuestro patrimonio cultural: un laberinto de significados” en Enrique Florescano (coord.) El patrimonio nacional de México, México, CONACULTA-FCE, 1997. (Serie historia y antropología). t. I, p. 29. |Arriba [2] Cfr. R. Turner. Las grandes culturas de la humanidad. México, FCE, 1996 (c. 1948). 2 ts. |Arriba [3] F. Braudel. A history of civilizations. New York, Penguin Books, 1995. |Arriba [4] R. Ruggiero. Los fundamentos del mundo moderno: Edad Media tardía, Renacimiento, Reforma. Madrid, Siglo XXI, 1971. (Serie: Historia Universal Siglo XXI, 12) |Arriba [5] N. Spilberg. Siete ideas que modificaron el mundo. Madrid, Pirámide, 1990. (Col. Ciencia hoy). |Arriba [6] E. Hobsbawm. En torno a los orígenes de la Revolución Industrial. Madrid, Siglo XXI, 1978. |Arriba [7] Véase P. Galeana (Coord). Los siglos de México. México, Nueva Imagen, 1991. |Arriba [8] El economista. “Capitalismo de amigos lesiona calidad de vida” Entrevista con Alan Greenspan por Yolanda Morales. 29 Octubre, 2007. |Arriba
BIBLIOGRAFÍA: Arriba BONFIL BATALLA, GUILLERMO. 1997 “Nuestro patrimonio cultural: un laberinto de significados” en Enrique Florescano (coord.) El patrimonio nacional de México, México, CONACULTA-FCE. (Serie historia y antropología). T. I.
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Cultura Emprendedora y Productiva El area Cultura emprendedora en el III semestre, permite reconocer con nuestros alumnos los principales problemas que afrontan los emprendedores peruanos como la incapacidad de gestión, el desconocimiento del negocio y del mercado, los ingresos no acordes con sus expectativas ya que ellos basan su desarrollo empresarial en el empirismo, a ello se suma que las estrategias nacionales para apoyar a los emprendedores se cumplen parcialmente, tanto por el Estado como por la sociedad civil. Además, estos esfuerzos se dan algunas veces de manera desarticulada y dispersa la formacion de una cultura emprendedora permitira....
"Es necesario entonces buscar mecanismos eficientes,, a los servicios necesarios para crecer y desarrollar su capacidad de sobrevivir en el mercado o implementar sus proyectos de innovación y/o competitividad"
http://ispanaydams.blogspot.pe/2011/07/cultura-emprendedora-y-productiva.html
Más de 30 emprendedores comenzaron a capacitarse dentro del Programa Sinergia Productiva
El objetivo del Programa es, que a través de apoyo especifico, emprendedores de la economía social de Lanús y zonas aledañas adquieran nuevos conocimientos que les permitan fortalecer sus proyectos, no solo ganando
volumen y formalidad sino también desarrollando mayores capacidades de inserción productiva y comercial. Participan de estos encuentros productores de indumentaria textil, alimenticios, emprendedores del sector cuero y calzado, servicio técnico, entre otros. La capacitación, dividida en 12 encuentros intensivos, esta destinada a emprendedores en marcha o personas que tengan una idea de negocio. Los ejes sobre los que tratará la capacitación serán: Plan de Negocio, objetivos y etapas, Análisis de mercado, diseño y desarrollo de un producto, marketing para emprendedores, costos, proyección de ingresos, flujo de fondos, entre otros. La metodología se basa en actividades participativas dentro de un marco teórico desarrollado durante los encuentros por los docentes. Finalizando la misma los participantes estarán en condiciones de elaborar su propio plan de negocio, los cuales serán evaluados por un comité a fin de premiar los 4 mejores. Sinergia Productiva es llevado a cabo por la Dirección de Innovación y Vinculación Tecnológica, en conjunto con el área de Responsabilidad Social de empresa Fonseca y se enmarca en las actividades de promoción de la cultura emprendedora y de incubación de empresas de la economía socia
http://www.unla.edu.ar/index.php/noticias/294-novedades-innovacionvinculacion/novedades-innovacion-vinculacion-destacadas/2385-mas-de-30-emprendedorescomenzaron-a-capacitarse-dentro-del-programa-sinergia-productiva