Delincuencia: La delincuencia incluye una variedad de delitos y crímenes. Los menos graves, como el consumo de alcohol, el absentismo escolar y las violaciones de toque de queda, llamados delitos de estado, se consideran crímenes sólo cuando son cometidos por menores de edad. Las infracciones, tales como las infracciones de tráfico, pueden incurrir en estudios adicionales o multas. Faltas, como la embriaguez pública, el asalto o robo, resultan en mayores consecuencias, incluyendo libertad condicional, multas, horas de servicio comunitario, detención o una combinación de estos. Los delitos mayores incluyen crímenes violentos, delitos contra la propiedad y delitos de drogas. Las consecuencias pueden incluir la detención, la libertad condicional, las horas de órdenes de trabajo, la terapia y las multas. Por último, si un menor comete un delito grave, puede ser objeto de castigo como un adulto, dependiendo de su edad y la gravedad de la infracción.
Causas: Los criminólogos reconocen una variedad de causas al examinar las raíces de la delincuencia juvenil. Las expectativas de la familia, especialmente cuando los padres u otros familiares podrían estar bajo supervisión de la corte o en prisión, afectan el comportamiento de los niños. Los compañeros, especialmente los de pandillas, también influyen en las acciones juveniles. Algunos niños pueden sentirse etiquetados como delincuentes, y por lo tanto actuar como tales; se trata de un tipo de profecía auto cumplida. Las expectativas de la comunidad amplían este proceso de pensamiento al fomentar conductas delictivas, ya sea en forma sutil o abierta. Los factores económicos, sociales e incluso culturales pueden influir aún más en conductas delictivas. Los medios de comunicación de vez en cuando, si no de manera intencional, promueven la violencia, que puede afectar las acciones de los niños también.
Efectos: La delincuencia juvenil "roba" a la sociedad a algunas de sus personas más brillantes y de mejores jóvenes, los que deciden seguir el estilo de vida de la conducta delictiva. Algunos se institucionalizarán y participarán en un comportamiento aún más violento, costando la vida a las víctimas y proyectando nuevas cargas económicas sobre la sociedad. A su vez, la población en general podrá ver ciertas zonas de una ciudad, por lo general urbanas, como indeseables.
Soluciones: La intervención temprana con el método menos restrictivo, pero más efectivo posible para impactar sobre el sujeto infractor cuando se trata de resolver el problema de delincuencia juvenil. En otras palabras, un joven de 11 años de edad que cometa una infracción no tiene por qué ser encarcelado con un delincuente de 17 años de edad, con antecedentes de delitos violentos. Los programas condicionales que ofrecen clases de educación sobre los delitos específicos proporcionan una base para abordar el problema que provocó la detención en el primer lugar. A veces, la asesoría puede ayudar a los delincuentes que sufren de abuso de sustancias o problemas de salud mental. Otros delincuentes se benefician de la libertad condicional y de una estrecha supervisión en la comunidad. De acuerdo con el Centro de Justicia Juvenil y Criminal, el encarcelamiento debe ser reservado para los delincuentes juveniles más violentos sólo cuando sea absolutamente necesario para la seguridad de la sociedad.
PROGRAMAS DE PREVENCIÓN: Pese a ser las teorías del desarrollo de la delincuencia comparativamente recientes, existen en la actualidad varios programas preventivos que pueden ofrecer explicaciones satisfactorias a las hipótesis planteadas desde el marco teórico. Así, podemos mencionar algunos programas de prevención de la delincuencia, y también otros, que sin ser éste su objetivo principal intentan prevenir o fomentar determinados comportamientos considerados como factores de riesgo de comportamientos delincuenciales, intentando de esta manera prevenir trastornos de comportamiento o comportamientos antisociales en la infancia, prevenir déficits cognitivos, una inadecuada educación paterna o prevenir el consumo de drogas. Veamos brevemente estos últimos, para centrarnos, a continuación, en los programas de prevención dirigidos directamente a la delincuencia juvenil.
1. Programas de prevención de conductas asociadas a la delincuencia Dos son, principalmente, los tipos de programas propuestos para prevenir comportamientos problemáticos durante la infancia, considerados como precursores de conductas delictivas. El primer tipo se dirige expresamente a los niños, mientras que el segundo va dirigido a mejorar conductas y actitudes de los padres. Un tercer tipo, quizás el más efectivo, 16 se dirige a ambos (padres e hijos) en conjunto.17
A) Técnicas de entrenamiento cognitivo Las propuestas de entrenamiento cognitivo asumen que los comportamientos agresivos y antisociales de los delincuentes juveniles se deben a una falta de entrenamiento cognitivo e interpersonal para manejar cambios en situaciones familiares, escolares y de amistad. En consecuencia, estos programas preventivos ofrecen estrategias y habilidades para mejorar la resolución de problemas, razonamiento, autocontrol y relaciones interpersonales.
B) Programas de entrenamiento familiar La familia es la principal responsable de inculcar valores morales y normas de comportamiento pro sociales a los niños. Cuando la familia no acepta o declina su responsabilidad, los niños tendrán un mayor riesgo de desarrollar comportamientos antisociales. Estos programas se proponen cambiar aquellos déficits familiares que mayor influencia desarrollan en comportamientos antisociales y delictivos. Existen muchos y diferentes tipos de programas de entrenamiento familiar, dirigidos a diferentes tipos de familias y a diferentes problemas familiares (familias adoptivas, biológicas, uniparentales, de inmigrantes, con envueltos en actividades criminales, etc.). Los más efectivos en la prevención de la delincuencia, consumo de drogas y fracaso escolar son aquellos programas complejos y multicomprensivos que intervienen tempranamente en los comportamientos problemáticos de los jóvenes, aunque los resultados difieren según el tipo de programa de intervención familiar utilizado.