Bajo una misma estrella Bajo una misma estrella nos reseña la vida de Hasel, una adolescente que no es como todas, ella sufre una enfermedad muy grave, tiene cáncer terminal a sus pulmones, lo que le obliga a permanecer todo el tiempo con un tanque de oxígeno para respirar mejor, le queda poco tiempo de vida, y aunque no sabe con certeza cuánto, está consciente de que no llegará a su adultez. Por esta enfermedad vive ausente de su colegio y su vida cotidiana es permanecer en hospitales y conocer médicos que le siguen ofreciendo tratamientos para intentar alargar un poco más su existencia. Todo esto hace que sienta que la vida que lleva no es vida, pues no puede hacer las actividades normales que todos los chicos de su edad realizan. Hasel no tiene muchos amigos, permanece encerrada en su casa con mangueras de oxigeno conectadas a su nariz, lo único que la entretiene es la lectura y por su encierro a leído muchos libros, pero tiene uno preferido llamado “Un amor Imperial”, escrito por Peter Van Joffen , le intriga tanto su final que lo ha leído repetidas veces, es que es un libro con un final sin final, es como que queda inconcluso, como si hubiera una segunda parte. Pese a tantas veces que lo ha leído, se queda con ese agridulce de que le falta algo, y esto hace que nuevamente lo lea. Parece que a Hasel no le gustan los finales inconclusos, el hecho de tener cáncer y haber meditado tanto sobre la vida y la muerte le han hecho desear realizar todas las cosas que un joven de su edad podría realizarlas, ella no quiere que su vida quede con un final sin concluir, sin haber viajado, o sin haber encontrado el amor. Ella desearía vivir muchas cosas, tener muchas experiencias como las que tienen para contar nuestros abuelitos después de una larga vida, y es que un mayorcito en sus últimos días de vida refleja en sus ojos una paz que demuestra que lo ha hecho todo, que puede decir que tiene su misión cumplida, pero una adolescente en cambio está recién empezando a vivir y lastimosamente Hasel se sabe sin suficiente tiempo ni energía para realizarlo, solo se mira enferma y asediada del cuidado y proteccionismo de sus padres, que quieren lo mejor para ella y están pendientes todo el tiempo de sus cuidados. Esta vida que se ha transformado en una lucha constante contra su enfermedad la tiene amargada, mal genio y hasta un poco celosa de los otros chicos, no se explica porque le toco esto a ella, y es que nadie entiende lo que Dios nos tiene preparado en nuestros destinos, pero a Hasel con mucha razón no le gusta lo que le tocó vivir. Su madre mantiene con ella una constante lucha por animarla y tratando de que Hasel por lo menos salga a darse una vuelta para encontrar amigos, la lleva continuamente a reunirse con otros chicos en el Corazón de Jesús, una iglesia en donde funciona una fundación que mantiene reuniones de jóvenes enfermos de cáncer, aquí cuentan sus experiencias y se brindan apoyo, intentando en algo hacerlos sentir mejor, o por lo menos hacerles saber que no están solos en su enfermedad. Hasel asiste con desgano e indiferencia, pero un día en esta reunión conoce a Agustus, un chico que sufre de cáncer en su cadera y por el cual ya le habían amputado una pierna. Agustus a pesar de tener una pierna ortopédica era un chico animado y bromista, parecía que el cáncer aunque había invadido su cuerpo no podía disminuir sus ganas de vivir y su energía. Aunque él también estaba consciente de su enfermedad, tenía una forma positiva de llevar su
vida. Issac un integrante del grupo que tenía cáncer en los ojos fue el encargado de presentarlos, y a Hasel le llamó mucho la atención que Gus llevara un cigarrillo a su boca, al mirarlo se asustó porque pensó que eso era muy peligroso para su salud, peor aun estando con tratamientos para el cáncer y tomando semejante cocktel de medicinas como ellos estaban acostumbrados a hacerlo, sin duda que un cigarrillo era algo impensable, pero al mirar que Gus no prendía su cigarrillo, y solo le gustaba llevarlo colgado de sus labios, entonces ella comprendió, el cigarrillo era una metáfora, era como que Gus tuviera un arma en sus manos pero era él, el que tenía el poder de jalar o no del gatillo, al no prender el cigarrillo él se burlaba del cancér al no permitirle que con su humo hiciera daño sus pulmones, era él, el que tenía el poder de frenar al cáncer de pulmón y no permitirle que introduzca su veneno mortal, era caminar por la cuerda floja, pero manteniendo un perfecto equilibrio. Quizás Gus como todos los enfermos de cáncer quisieran poder frenar la enfermedad a su voluntad, lástima que su enfermedad no fuera una elección, a ellos simplemente les llegó el cáncer y se enfermaron y quieran o no tienen que aprender a vivir con ello. La fundación concedía un deseo a los chicos con cáncer y este regalo consistía en darles un viaje al lugar que ellos quisieran con todos sus gastos pagados. Hasel ya había viajado por esta razón cuando era pequeña a Disneylandia, en cambio Agustus se lo había reservado para el día en que el creyera que sería muy especial, y al hacerse muy amigos Hasel y Agus, él decide compartir su deseo con su amiga. Ella lo había introducido en la lectura de “Amor Imperial”, poniéndole al tanto de sus intrigas y Agus también deseoso de aventuras quiso brindarle un regalo de amistad a su amiga, sabía que no le quedaba mucho tiempo y quizá esta sería su última oportunidad de “vivir”. Juntos viajaron a Holanda con el afán de conocer a Peter Van Joffen el autor de su novela preferida. Por email este les había prometido que en persona les relataría el final de su historia de amor, un final en donde nada quedaría inconcluso, un final que Hasel se imaginaba por fin terminaría con todas sus intrigas. El viaje sirvió para que Hasel y Agus se acercaran mucho más, les regalaron una cena romántica a orillas del río en un restaurante muy bonito, por primera vez pudieron saborear las burbujas del champagne y disfrutaron de una comida deliciosa, fue una cena mágica, caían lentamente las semillas de una flor tradicional holandesa como si fueran un regalo del cielo, como si Dios les obsequiara en un día las maravillas de la naturaleza y de la vida, pues ellos entendieron que el tiempo es relativo, que es mejor una tarde soñada conociendo el amor real, a vivir cien años sin tener nada que contar. Al conocer a un alcoholico y mala persona como Peter Van Joffen no encontraron las respuestas para dar por terminada la lectura de su libro, pero encontraron algo mejor, encontraron el amor y aunque entienden que enamorarse de una persona que va a morir en poco tiempo duele, el dolor vale la pena, porque el dolor también es parte de la vida. Al poco tiempo de su regreso Agus tiene una recaída, pues su cáncer avanzó y se tomó ya gran parte de su cuerpo, sus riñones, hígado, estómago ya estaban envenenados, sabían que de esta recaida ya no regresaría. Hasel permaneció junto a su novio los últimos días de su vida, pero él
antes de morir le dejó a Hasel un regalo muy preciado, le dejó el regalo de saborear lo dulce de la vida, y le enseño que no todas las preguntas tienen respuestas. Hasel también con su cáncer terminal tal vez ahora estaba un poco más preparada para continuar su próxima travesía.
Mensaje Todos venimos al mundo con una estrella, para algunos la estrella es grande y reluciente y para otros su estrella es pesada y opaca, pero todos estamos bajo el mismo cielo, y la vida es del color que la pintes, a pesar de los problemas que se tenga, uno siempre será el dueño de su paleta de colores y depende solo de nosotros el color que tenga en nuestra vida el arco iris. Este libro me ha hecho meditar mucho sobre la vida y la muerte, todos en especial los jóvenes nos creemos eternos, pensamos que nos queda muchos años de vida y no nos ponemos a meditar sobre el gran regalo que es la salud y la vida. Existen personas que anhelan un día más para compartir y existen personas que ellas mismas se auto flagelan y causan daño por ejemplo usando drogas. Ahora puedo comprender la pesadilla que debe ser sufrir una enfermedad que te impide realizar una vida normal. El simple hecho de salir al viento y respirar, correr en un prado, mojarse en la lluvia, para un enfermo de cáncer es algo privativo. Con esta lectura he valorado más mi salud, creo que la vida es bella y hay que vivirla intensamente mientras Dios nos conceda este regalo, También hay que valorar la vida de los seres a quienes amamos y que comparten con nosotros el día a día. Hay que entender que no somos eternos, pero el día que nos toque partir, que lo hagamos llenos de experiencias hermosas, dejando a los que se quedan saboreando el dulce delicioso de haber compartido juntos nuestras vidas.