"AMOR POR LOS PERDIDOS" TEXTO: Mateo 9.35-38: 35 Recorría Jesús todas las ciudades y aldeas, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo. 36 Y al ver las multitudes, tuvo compasión de ellas; porque estaban desamparadas y dispersas como ovejas que no tienen pastor. 37 Entonces dijo a sus discípulos: A la verdad la mies es mucha, mas los obreros pocos. 38 Rogad, pues, al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies. INTRODUCCIÓN: LA GRAN COMISIÓN Mateo 9. 36-38: 36 Y al ver las multitudes, tuvo compasión de ellas; porque estaban desamparadas y dispersas como ovejas que no tienen pastor. 37 Entonces dijo a sus discípulos: A la verdad la mies es mucha, mas los obreros pocos. 38 Rogad, pues, al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies. Hechos 1. 8: pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra. Mateo 24. 14: Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin. La Iglesia de Jesucristo tiene esta tremenda responsabilidad de alcanzar a este mundo con el único evangelio que puede salvarlos. Este mensaje debe ser predicado en cada país, y nosotros somos mandados a predicarlo. Esto no es para unos pocos, es para todos. Si Ud tiene el Espíritu Santo, Dios le dio Su Poder y Su Amor. Nosotros somos la luz del mundo y debemos permitir que esta luz brille con potencia. (Mateo 5. 14-16)
Nosotros somos la sal de la tierra. La sal preserva. La única cosa que salva a este mundo de los juicios de Dios es la presencia de la Iglesia. (Mateo 5. 13) DESARROLLO: COMPASIÓN POR LAS ALMAS Compasión es el sentimiento profundo de compartir los sufrimientos, misericordia, pena, piedad de una y otra persona. El diccionario Bíblico lo define como “sentir con las entrañas” Dios manda amar a nuestro prójimo como a nosotros mismo (Lc. 10. 27) Para explicar sobre el amor al prójimo, Jesús dijo una parábola Lucas 10. 30-35: 30 Respondiendo Jesús, dijo: Un hombre descendía de Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de ladrones, los cuales le despojaron; e hiriéndole, se fueron, dejándole medio muerto. 31 Aconteció que descendió un sacerdote por aquel camino, y viéndole, pasó de largo. 32 Asimismo un levita, llegando cerca de aquel lugar, y viéndole, pasó de largo. 33 Pero un samaritano, que iba de camino, vino cerca de él, y viéndole, fue movido a misericordia; 34 y acercándose, vendó sus heridas, echándoles aceite y vino; y poniéndole en su cabalgadura, lo llevó al mesón, y cuidó de él. 35 Otro día al partir, sacó dos denarios, y los dio al mesonero, y le dijo: Cuídamele; y todo lo que gastes de más, yo te lo pagaré cuando regrese. Nosotros podemos aprender muchas verdades valiosas de esta parábola: 1. Este hombre es como el pecador. Su camino siempre es de bajada. 2. Como los ladrones, los espíritus demoníacos buscan destruir al pecador, dejándolo herido y muriendo. 3. Dos líderes religiosos, un sacerdote y un levita, vinieron por el camino. Ellos probablemente han estado ocupados en reuniones
religiosas en el Templo y estaban en camino a sus hogares cuando se encontraron con el hombre herido y moribundo. El sacerdote ni siquiera investigó la condición del hombre. El levita sí caminó hasta él y observó su condición, pero después continuó su viaje. Ninguno de los dos tuvo compasión. 4. El hombre que fue herido era judío. El sacerdote y el Levita eran judíos. Los judíos odiaban y muchas veces maltrataban a los Samaritanos, pero aun así fue un Samaritano quien vino y sintió compasión por el hombre herido. a. El vino donde el hombre estaba. Él no esperó que el hombre viniese a él. A veces nosotros podemos tener tan alto concepto de nosotros que ni siquiera nos dignamos a mirar la tierra. Nosotros no podemos actuar como si fuésemos mejor que ellos. Nosotros deberíamos alcanzar su nivel. b. El sinceramente vio la necesidad del hombre y fue movido a compasión hacia él. Mucha gente con quienes nos encontramos diariamente no conoce a Jesús. Ellos están heridos por el pecado, están muriendo. Nosotros debemos ver sus necesidades y tener un cargo por ellos. Nosotros debemos de alguna manera ver sus necesidades y tener carga por ellos. Cuan triste sería encontrarnos con nuestro Salvador y que Él pregunte ¿Dónde están las almas que tu ayudaste a ganar? Y nosotros tuviésemos que decir, No hay ninguna. c. Él fue al hombre. Nosotros tenemos que poner el Id en acción. La iglesia no es el campo, es afuera donde están las almas. d. Él vendó sus heridas. Is. 61. 1 dice: A vendar a los quebrantados. El pecado deja a sus víctimas sangrando, desvalidos, pero el evangelio de Jesús da sanidad y perdón.
e. Él hecho aceite y vino. En las escrituras, aceite y vino muchas veces simbolizan al Espíritu Santo. Él no esperó a traer al hombre hasta la posada para echar sobre el aceite y vino. De igual manera, nosotros podemos ministrar el Espíritu Santo a las personas donde sea que ellos estén. f. Él lo trajo a la posada. Lo puso en su propia cabalgadura. Esto significa que había un sacrificio real, porque él tenía que andar junto al animal, y tal vez lo hizo por muchos kilómetros hasta llegar a la posada. Esto muestra cuán importante era para el samaritano, el herido. La posada es como la Iglesia. Es importante que nosotros traigamos a aquellos que ganamos para Cristo, a la Iglesia donde ellos pueden encontrar descanso y comida espiritual. g. Él lo puso al cuidado del posadero. El posadero podía proporcionar lo que el Buen Samaritano no podía proveer. Él posadero es como el Pastor, quien es responsable por aquellos que están bajo su cargo. h. Él no se olvidó del hombre herido al punto de abandonarlo por completo, sino que volvió para ver como seguía. Cuando traemos las almas al Señor, el amor que nos ayudó a ganarlos debe permanecer en nuestros corazones para ayudar a discipularlos. No debemos abandonarlos después que los traemos a la iglesia. ¿Cuál fue la diferencia entre el Sacerdote, el Levita y el Samaritano? Los 2 primeros no tenían sentimientos hacia el hombre herido, mientras que el tercero fue todo lo contrario. Salmos 126. 6: Irá andando y llorando el que lleva la preciosa semilla; Mas volverá a venir con regocijo, trayendo sus gavillas.
JESÚS EL GANADOR DE ALMAS Jesús no solamente nos mandó ser ganadores de almas, Él nos dio ejemplo para que lo imitemos. El ejemplo más grande de esto es cuando testificó a la mujer samaritana. Esta historia está en Juan 4. 142. CONCLUSIÓN: La pregunta para todos nosotros es: ¿estamos esperando al futuro para ser testigos reales de Jesús? ¡Entre tanto miles y miles de almas alrededor de nosotros se dirigen rumbo al infierno! Saquemos nuestra mirada de las otras cosas y dirijámosla a lo que en verdad tiene valor. Tengamos CARGA POR LAS ALMAS. Presentado Por el Pastor Christian Chicaiza.