Alegoria del patrimonio Frangoise Choay
Editorial {Bust-ave Gili, 3L Flossellé 8?-89. 08029 Barcelona. Espafia. Tel. 93 322 81 61 Valle da Bravo 21. 53050 Naucalpan, México. Tel. 55 50 60 11 Praceta Noticias da Amadora 4—3. FROG—606 Amadora. Portugal. Tel. 21 491 09 36 .
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1NDICE
Titulo original: L’Ai’io’gorio do patrimoino Publicado originalmente por Editions du Seuil Introduccion Monumento y monumenro hisrérico .........
Version castellana: Maria Bertrand Suazo Edicion: Susana Landrove Fotografia de la cubierta: © Alinari Archives, Florencia
Capitulo I
Disefio do la cubiorta: Toni (Sabra/Editorial Gustavo Gili, SIL Quoda prohibida, salvo excepcion provista en la lo}; la roproduccion {olecrronica,
Capitulo II
quirnica, rnocanica, option, do grabacion o de fotocopia}, distribucion, comunicacion
pfiblica y transformacion do cualquior parte do esta publicacion —-incluido cl disefio dc la cubierta— sin Ia Provia autoriaacion escrira do los titularos do [a propiedad inteIectool 3* do la Editorial. La infraceion do los dorochos mencionados poo-do ser constituti— va do delito contra la propiedad inteloctual (arts. 2.70 y siguientes del Codigo Penal]. El Contro Espafiol do Dorechos Reprogrrificos [CEDROJ vola por o1 respeto do los citados derechos. La Editorial no se pronuncia, ni express ni implicitan‘iente, rospecto a In oxactitud do
Capitulo III
do rosponsabilidad on oaso do error a omision.
© Francoise Choay, 1992 ICC?) do la edicion castcllana: Editorial Gustavo Gili, SL, Barcelona, 200'?
EL TIEMPO DE LOS ANTICUARIOS.
MONUMENTOS REALES Y
Capitulo IV
—--——.—._.__
25 26 28 35
51 55 5? 61 65
iconografica ............. ' ...............
LA REVOLUCION SA ............
La clasificacion del parrimonio ............. Vandalismo y conservacion: interpretacion
y efoctos socundarios ..........I ...........
Printed in Spain ISBN: 973-34—252-2236—3 Dopésito legal: B. 47.405-200?
Resms antigUos y humanitas medieval ....... La faso nnriqaiaanre del Quattrocento ........
MONUMENTOS FIGURADOS ............ Antigiiedades nacionales .................. Gético ................................ Advenimiento do In imagon ................ La ilustracién ........................... Conservacién real )7 conservacién
Ia informacion contenida on osto libro, razon por in coal no puede asumir ningiin tipo
Impresion: Graficas 92, Rubi (Barcelona)
LOS HUMANISMOS Y EL MONUMENTO ANTIGUO ............................. Arte griego clasico y humanidados antiguas
Valores ................................ LA CONSAGRACION DEL MONUMENTO
HISTORICO, 1820—1960 .................
92 98
113 El concepto do monuniento historico como tal . . 115 Practicas: legislacion y restauracion .......... 126 La restauracién Como disciplina . . . .- ........ 130 Sintesis ................................ 139
MONUMENTO Y MONUMENTO HISTORICO
“III-11!: 1“!J T:.-'l.'_-':..— rfiE—l—ufi' .—| —.; ITF—f" ufi'.7
Interior, para insntuir el cargo de inspecror general de los monumentos en Francia ....... 241 Bibliografia .............................. ' ...... ... 245 lndiee de Hombres .................................. 259
"
de 1830, por MI. Guizot, ministro del
189 190 194 199 205 211 221
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EL PATRIMONIO HISTORICO EN LA ERA
DE LA INDUSTRIA CULTURAL ........... Del culto a la industria ................... La valorizacion ......................... Integracion a la Vida contemporanea ......... Efeoros perversos ........................ Conservacion estratégiea .................. Capitulo VII LA COMPETENCIA DE EDIFICAR ...... .. Anexo Inforrne presentado al Rey, el 21 de octubre
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Capitulo VI
LA INVENCION DEL PATRIMONIO
URBAN O ............................. 161 La figura memorial ...................... 165 La figura historica: papel propedeutico ....... 166 La figura historica: papel museal ............ 172 La figura historial ....................... 175
-.“—_——r:"
Capftulo v
Patrimonio.1 Esta palabra tan antigua y hermosa estaba inieialmente enlazacla a las estrueturas familiares, economicas y juridieas de una sociedad esmble, arraigada en el espacio y en el tiempo. Recalificado por diversos adjetivos (genétieo, natural, historico, etc.) que lo han
transformado en un coneepto “nc’zrmacla”,2 el termino prosigue hoy
una trayeetoria diferente )7 resonante.
Patrimonio historico. Expresion que designa un fondo desrina-
do al disfrute de una eomunidad planetaria y constituido por la acumulaeion continua de una diversidacl de objetos agrupados por su comfin pertenencia al pasado: obras maestras de las bellas arres y de las artes aplicadas, trabajos )7 productos de todos los saberes y ha—
bilidades humanas. En nuesrra sociedad errante, incesantemente
transformada por la movilidad y la ubicuidad de su presente, la ex-
presion “patrimonio historico” ha llegado a ser uno de los rérminos
elave de la tribu mediatica. Remite a una institucion y a una mentalidacl. . La transferencia semantioa sufrida por el término sefiala la opa— eidad de la cosa. El patrimonio historico y las conductas asociadaa a él 5e encuenrran inmersoa en estratos de significaeiones cuyas ambi-
gfiedades y contradicciones articulan y desartioulan dos mundos y
dos visiones del mundo. El eulto rendido hoy al patrimonio historico requiere mucho mas que la constataeion de una sarisfaeeion. Es preeiso preguntarse sobre su sentido porque éste culto, olvidado y la vez rutilante, revela no estado de la sociedad y cle los interrogantes que la habitan. Y tal es la perspectiva con la que aquf lo encaro.
En Francia, en el momenro de la ereacién de la primera Comis— s categosion des Monuments Historiques, en 1837, las tres grande os de vestigi r‘ias de momunentos hiatorieos esraban conStiruidas por los cas— s alguno y la antigiiedad, los edifieios religiosos de la edad media
o de rillos. En el periodo que siguio a la 11 Guerra Mundial, el numer lebienes inveutariado se habia multiplicado por diez pero su natura za apenas se habia alterado: perrenecen, esencialmente, a la arqueo—
to, rologia y a la hisroria de la arquitecrura eulta. Desde ese memen s v das las formas del arte de edifiear -—cultas y populares, urbana suntua s, rurales, todas las eategorias de 'edificios, publicos y privado inatiodenom nuevas rios y utilitarios-7_han__sido incorporadas baio
desig— nesi'arquireerura manor, expresion proveniente de Italia para
a menudo nar CSESErueeiones privadas no monumentales construidas xpresion uln,_e veruae ectura sin la interveneion de arquiteetos; arquit das por _ marca eiones proveniente de Inglaterra para disringuir edifiea
el rerruiio; arquiteetura industrial —de las'fabricas, estaciones y altos
Finalmente, hornos—, expresion acufiada primero por los ingleses.3 uales, in— individ s edifieio el dominio patrimonial ya no se limita a los
baeluye eoniuntos de edifieaEiones y rejidos urbanos: manzauas y
de ciurrios urbanos, aldeas, ciudades completas e incluso conjuntos eida estable al Mundi onio Patrim dudes,4 como refleja “la lista" del por la UNESCO.
Hasra la déeada de 1960, el marco eronologieoen el que se ins-
aho— eriben los monumentos historieos carecia de limites —no como invesla de el con asi ieudo ra— hacia las fuentes del pasado, coincid ar los tigaeion arqueoiogica. Y hacia adelante no llegaba a traspas an la lament belgas los Hoy XIX. limires de la segunda mitad del siglo Vicde a maestr obra , (1896) desaparicién de la Maison du Peuple Vicror de Halles Les de la es s los tor Horta, demolida en 1963, y
Baltard, destruidas en 1970, a pesar de las energicas protesras llegadas de toda Franeia y del mundo enrero. Aunque prestigiosas, esras
Zuzan‘tl‘t — :r.
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n de parte de una herenei'a incesantemenre incrementada por la anexio v ogieo uasvcs tipos de bienE?y por la ampliacion del marco cronol de las areas geograficas en las que tales bienes se inscriben.
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Entre tantas orras eategorias del fondo inmenso v heterogeneo rne del patrimonio historico, retengo eomo ejemplar la que concie patriel uno: cada de y mas direcramente al marco de vida de todos ientos monio edificado. En el pasado, se habria hablado de los monun de partir A as. sinonim liistoricog, pe£o_las_dos expresiones ya no son J una solo ruveu la década del'1960,flllos monumentos hisréricos consri
w-u—r_r.
Alegorfa dal patrimonio
—,.._.u—_
8
Monumento )1 monumenro historico
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general. voces eran las de una minoria confronrada a la indiferencia de las ia Tanto para la isrracion publica como para la mayor 111 y eon personas, los ligeros pabellones encargados por Napol ia imped les l que ~Haussmann no cumplian mas que una funcion trivia a s, adema , format parte de la clase de los monumenros. Pe‘rteneeian
parte del una epoea conocida por su mal gusto. En la acrualidad, una principio y Paris haussmanniano esta deelarada monumento y, en
la arquiteCtura desde entonces, es intoeable. Lo mismo ocurre con
I-lecror modern style, ilusrrada en Franeia en el cambio de siglo por
y, 3! cuya breve Guimard, jules-Aimé Lavirotte y la eseuela de Nanc y a menospremoda una a larla asimi a ente carrera llevo inmediatam eiarla. patrimo— El siglo XX mismo ha forzado las puertas del dominio
hotel Impenial. Ahora esrarian sin duda clasificados y protegidos el ) one resisrial de Tokio, obra maeSIra de Frank Lloyd Wright (1915 s Esders de tio a los sismos y que fue demolido en 1968, los tallere
es almacenes Augusre Perret (1919), demolidos en 1960; los grand demolidos en arr, Strutg en elsohn Mend Schoeken (1924] de Erich
(1954), demo1955, y el consultorio de Louis Kahn en Philadelphia
encargada del lido en 1973. Recientemente en Franeia, una comisic’m de criterios acion “patrimonio del siglo XX” ha trabajado en la elabor hiStorionio testim y ripologfas con el fin de no dejar escapar ningfin intere— han se en camente significativo. Los propios arquitectos tambi
ado, sado por la proteecion de sus obras. Le Corbusier habia empez
de las cua— en vida, a busear la proreecién de sus realizaciones, once y catorce ieo les hoy ya esrén clasificadas como monumenro hisrér e ha Savoy Villa protegidas mediante orras figuras patrimoniales. La las que as costos mas sido objeto de varias eampafias de resrauracion de numerosos monumenros medievales. as de Finalmente, la notion de monumento historico 3: las praetic ambito del fuera dido conservation que lo aeompafian se han expan durante largo europeo en el que nacieron, su territorio exclusivo
marco de tiempo. También es cierto que la decada de 1870 vio, en el monude pto la apertura de la era Meiji, la discreta entrada del conce
sus tradimento historicox en Japon:5 para ese pais que habia vivido a que la histori orra a eiones como parte del presente, que no conoci como rno— mode o tiguo dinasriea, one 5610 concebia el arte ——an resu a s gracia s nuevo' s algo vivo, 3: que conservaba sus monumento
pasaba por construction ritual, la asimilacién del tiernpo occidental el reconocimiento de una hisroria universal, por la adopeion del mu-
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Alegorz’a del patrimenio
see y_ per la preservacion de los monumentes come testimonies dcl
pasacle. I En la misma epeca, los EB UU eran los primeres en proteger su
patrimonio natural, sin llegar a interesarse en la conservacien de su patrimonio edificade, una preecupacion mas reciente que se inicio con la preteccion de las residencies privadas de las grandes persona—
lidades nacienales. En cuanto a Chinaf ajena a estos valeres durante largo tiempe, ha abierto y expletade sistematicamente el filen de sus
monumentes historices desde la década de 1970.
~
La primera cenferencia internacienal para la censervacion de los monumentos historicos, realizada en Atenas en 1931,? reunio solo a
europeos. A la segunda, efectuada en Venecia en 1964, asistieren ya tres paises no europees: Tunez, Mexico y Peru. Quince afios mas tar-
de, echenta paises pertenecientes a los cinco centinentes habian firmade la Convencien del Patrimenio Mundial. _ La triple extension tipelogica, cronologica y geografica de los bicnes patrimeniales csta’ acompafiada per el crecimiente exponencial de su publico. El acuerde patrimenial y la ceneertacien de las pra’tticas de conservacion no transcurren, sin embargo, sin disonancias. Les logres alu canzados empiezan a inspirar inquietudes: gno llegaran a engendrar la destruccion de su objetePE Les efectos negatives del turisme no se hacen sentir solamente en Florencia 0 en Venecia. La antigua ciudad de Kiete se degrade die a dia. En Egipto, ha sido necesario cerrar las tumbas del Valle de los Reyes. En Europa, come en otras partes, la
inflacion patrimonial es cembatida y denunciada también per otres
motives: cestosde-mante-ni-mienzo, f_a_lt_a__d_e_ adaptacion a los uses ac-f'l tuales, efecto paralizante .sobre grandes proyectos . .de ordenacion ' territorial. Se invocan igualmente la necesidad de innovar y las dialec-
ncas de la destruccion que, a lo largo de los sigles, han ido estable-
crende la sucesion de los antiguos per los nuevos monumentos. De ' heche, y sin rementarse hasta Ia antigu'edad o a la edad media y limitandese al sole ambito de Francia, basre recordar los centenares de iglesias geticas que fueren desrruidas durante los sigles XVII y XVIH para su “embellecimiente” y reemplazaclas per edificies barrocos o clasicos. Pierre Patte, el arquitecte de Luis XV, preconizaba “el aban— dono’” de todas las construcciones geticas en su Plan para la Mejora y el Embellecimiente de Paris. Les mismos monumentes de la antigiiedad, per may prestigiosos que fueran en el periedo clasico , no dejaban per ello de ser destruidos ——como ocurrio con el palacio
——.-—-1.—.'I'
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Monumenro y monamento laisrorico
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de Tutela1D en Burdees— desde el memento que ebsrruian los proyecres dc modernizacion de ciuclades y dc territories.
En Francia, la tradicien dc destruccion edificateria y de modernizaeion ilustrada per tales ejemples sirve hey de aval y de justifica— cion a numeroses politicos cuando se eponen a los planteamientes de los arquitectos re3pensables del patrimenie y de las cemisienes dc
menumentes hiStoricos y sectores protegidos. En nembre delpflgrL so trigniceflyqsecial, de la mejora de las condiciones de vida, el teatro
Hide—Nimes —clave de un conjunto neoclésico unice en‘elnpais— ha
sido reemplazado per un centre cultural pelivalente. El misme tipe de argumentos continua siende esgrimide en el Magreb y en Oriente Proximo para justificar la desrruccien e la alteracion de las medinas: tante en Tunez” come en Siria e an Iran, la voluntad politica de modernizacion ha side apeyada per la ideologia del CIPLM12 y sus ve— dettes. Les arquitectos invocan, por su parte, el derecho de les artistas a la creacien. Quieren, come sus predecesores, marcar e1 espacio urbano y no ser relegados fuera de sus limites ni verse cenclenades al pastiche en las ciudades historicas. Recuerdan que, en una misma ciu—
dad o en un misme edificie, los estilos han coexistido —yuxtapu_estes
y articulades— a lo largo del tiempo. La historia de la arquitecrura,
desde la época del romanico a la del getico flamigere e a la del ba-
rroco, puede leerse en algunes de los grandee edificies religieses eurepees: en las catedrales de Chartres, de Nevers, de Aix-en-Prevence,
de Valence e de Toledo. La seduccion de una ciudacl come Paris proviene de la tliversidad estilistica de sus arquitecturas y de sus espacios. Esres no deben ser inmovilizades per una censervacion intransigente sine continueda: cle ahi la piramide del Louvre. -
—.-———u—--—-—-.-
..
fihi Les propieraries, por su parte, reivindican el dereche a disponer libremente de sus bienes para extraer los placeres e 103 beneficios de su eleccion. Argumentos que chocan, en Francia, con una legislacien que privilegia el interes publice. Pero que no dejan de prevalecer, sin embargo, en los EB UU, donde la restriccien a la libre disposicion del patrimenio historice privade se censidera una limitacien de la libertad de los ciiidaclanes. Las veces discordantes de los adversaries sen tan poderosas come su determinacion. No hay dia en que no surjan nuevos cases. Las amenazas permanentes que pesan sobre el patrimenio no impiden, sin embargo, un amplie censense en favor de su censervacien y de su preteccion en las sociedades industriales avanzadas, eficialmen-
12
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Monamente y monumenro historfce
Alegerfa def parrimenie
un dispesitive cle sefensa contra les traumatismes de la exisre. neia,r—"fi - TT""*'_*"'—T"_
te defendicies en nembre de les valeres cientifiees, eatetices, memeriales, seciales y urbanes encarnades en ese patrimenie. Asi, un antrepeloge americane sestiene que, a través de la mediacien del “tu-
. aaagafiaaaai rtaaaaxliaaaicon a; aundad- E1 man. umento aaaauaaalos etigenes, el monumente calma
risrne tie arre”, el patrimenio edifieacle sera’ el lazo federader de la 50*
rat e_l serfltflelfitiempe, Garante de nzes. Desafie lap-inquierudfique genera la incerticlumbre de les cemie todas
favor de cada pesicien requieren un examen y una evaluacien criti-
angusria de la muerte y de la aniquilaeion.
e ejerce sebre a la entrepiai}r a la accien disolvente que el tiemp ta apaciguar la inten e ment menu las cosas, naturales y artificiales, el
ciedad munclial.13 Censense / centeStaeien: las razenes y les valeres inveeacles en ces. Inflaeien: se la ha pedide atribuir a alguna estrategia pelitica, incluye muv evidentemente una dimension economica )7 seiiala, sin
duda, una reaccien ante la medieeridad del urbanisme contemporanee. Sin embargo, eStas interpretacienes cle las eenduetas patrimeniales no son suficientes a la hora cle explicar su extraordinarie desarre-
lle. Ni legran, tampece, agetar su senticle.
Indagar en el enigma cle ese sentide censtituve, justamente, mi
proposite: la zona semantica del patrimenie edificacle en vias rle
censritucien, eseasamente penetrable, a la vez fria v candente. Para si— tuarme, me rementare en el tiempe en busea de Lines erigenes pero no ele una historia; utilizaré imagenes y referencias eeneretas, pere no hare un inventarie. Y previamente hay que preeisar ——al menes orevisienalmente— e1 eontenicle y la cliferencia entre dos tarminesfique sirven de base al cenjunte de las praCticas patrimeniales: monumente y monumente hiSterice. _gQué entender, en primer lugar, per menumento? En s, el sentide original del términe es aquel del 'latin menamentum, a su vez derivade de menere (avisar, reeerclar), aquelle que interpela a la memoria. La naturaleza afectiva cle su veeacien es eseneial: no se trata
i'inde are“; progresiva ea.Leewaaaaflaaaa: ha Emilia—Bu ImPQEEfifi— a_ berrarse en tante queel termine misme atl-
' bide—ri'tales, tendiende .‘ Ya en 1689, quiria etras Signifieamenes, Les lexmes le atesnguan eelegice en deKnieine FiiretiEre parece etergarle un valor arqu queda de al— nos trimente de su valer'rnemerial: “Tesritnenie que ..—-.—--—-'
es. Las piramides gun gran pederie o grandeza de los sigles pasad es de la grandeza de cle Egipte, el Celisee, sen hermeses menumant Algunos afies mas les reyes cle Egipte, cle la republica remana”. la cerreetameninsra tarde, el Dicrz'ennaire da l’Académie Frangaisa presente, pere el para te el monumento en su funcien memorial
de eenstatar eesa alguna n'i, tampeee, de entregar una infermaeien
neutra sme desyeitar, con la emecien, una _memeria viva. En este primer sentide, el tér—IifiiitTr—nenumente denemina a tede artefaete
'etlificacle per una eemunidad de individues para acerdarse de 0 para
valeres cle esrética v sus ejemples traicienan un sesge esta vez hacia , duradere, “Monumente ilUStI'e, seberbie, magnifice
reeerdar- a etras generacienes determinades eventes, sacrifieios, rites
cle presrigie:
e “33mins:IfiESRfifiiificidad del monumente censisre entenees, preci_'
..__..
una suerte de hechize, no es eualquiera: ha side lecalizade v selecbienado per motives vitales, en tante que puede centribuir direetamen' te a mantener y preservar la identidad de una cemunidad etniea, religiosa, naeienal, tribal o familiar. El menumenro es, tanto ipara
quienes lo edifican come para les que reciben sus mensajes. una de-
..___,_ fl- rura” -,__ __de ar uitec Este ebser ...____.-_... alas ebras ' de nine 1’. far— a lieade _..? va ue “a .3713? 133.134 ea defis nstrm ievee edifie un na __esig ,__ _ e , rnent *--—-'""." _15- “—T‘e'rtnine menu ' _-. ~ -_ o, _ figa.de --~l__erl1 —-=--“‘"""‘“' reeuerdemflde e_e_sa_s___n_1_e_rnera es,__sfle_a__ eencembqiglg, I ' 'f' nizar el imagn de y iEnte 'lleeim~~---;;,gar-a--serun-ageme- d‘e' embe '_ 13:?3“1‘1&? -.---— _ " Elispu ..-....._ ._..._..,,. . -- -- ; - . - - eSte—— _... \
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baje esre segue— Tirenoa en las eiudades . Y prengue indicande que, e Tea-arsenal, 'la‘i‘cl'e'a'aE’fienumente, mas relativa al efeete del edifici -
glare.a!_Eiiaaaaaasirl._ar¢aevre-. 535553235 iaiioh'élagfconvoladé Eri-
gleriese”.1“ PEFFEIR‘iEE Esra _evelucien es cenfirmacla, un sigle después, POEQ e1
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...Slamfigffi_¢_I}__S}1_,I?'}_Q_‘El_9._d§-.§1§iii'5.“ sobre I;_mefiaefi'A’fi'fiEhril'iE-a y meg:
...lLZ_3...R?IJE‘E§liQ..d§ la _afectividad,_plara que gt'iécuerdaaasada155%.?
'
y con la memeESta manera tie relacienarse con el tiempe 'vivitle eenstituye preicafl peleg antre ria -—o, en etres termines, su funeion centingente y, es s dema 1e Tede e. cisamente la esencia clel menumenr teca a les que lo en s vime Le ble. varia 3‘ censecuentemente, diverse sienes y fermas: tumdestinataries, y le misme sucede een sus expre _ ebelisce, totem. ba, temple, eelumna, arco del triunfe, eStela, ral. cultu universal El menumente se asemeja fuertemente a un s, en tecles les ferma cle lad plicic multi una Parece esrar presente, baje dades, pesean o no es— eentinentes v practieamente en todas las secie inseripcienes e bien eritura..Segun les cases, el menumente rehusa las veeea, recubrirse con las acege, parsimoniesa e liberalmente haSta, a fi ellas y esbezar una deriva haeia erras funcienes EIFFiElE eri ina_l,_ _5u_S imi.Ffl l"-Fl¢i ?i1.El dElE_ l pape e1 rgo, Sin emba
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Alegon’a del patrimonio
que a su o'bjetivo o a so utilizacion, puede convenir v aplicarse a to-
_ ' dos los tipos de edifieios”.” Es cierto que los revolucionarios de 1789 no cesaron de sofiar con monumentos ni de consrruir en el papel los edificios por medio de los
cuales querian deelarar la nueva identidad de Francia.” No obstante,
si estos proyectos estan efectivamente destinados a servir a la memo-
ria de las futuras generaciones, también acn’ian en otro registro. La
evolucion, que puede rastrearse en los diccionarios del siglo XVII, era irreversible. El monumento denota desde entonces el poder, la grandeza, la belleza: le corresPonde explicitamente manifesrar los grandes designios pfiblieos, promover estilos, dirigirse a la sensibilidad estetiea. Aetualmente, el sentido del término “monumento” ha seguido avanzando. Al placer dispensado por la belleza del edificio le han se-
guido el deslumbramiento 0 el asombro provoeados esta vez por la proeza técnica, asi como una version moderna de lo colosal en la que Hegel habia visro el inieio del arte entre los pueblos de la alta anti-
giiedad oriental. A partir de ese momento, el monumento se impone a la atencion sin trasfondo, interpelando en el instante, troeando su antiguo estatuto de signo por el de sefial. Por ejemplo: el inmueble Lloyd’s en Londres, la torre de Bretagne en Nantes, o el Arco de la Defensa en Paris. .
La progresiva desaparicion de la funcion memoriaLdeLngonu“mento tie-ififsiE—duda, muchas ca'usas. Evocare sélo’Eambas ins-
__"'"-——-——.—
eritas en la continuidad del tiempo: Ea primerg tiene que ver con el lugar caduegfimaxoreqneadesde el 'féfiaEifiento, las soeiedades oc~ Eidentales otorgan aififigg'fi dig—Edie: Anteriormente, los monumentos estaban destinados a :aeerear los hombres a Dios o a recor— darles su eondicion de criaturas, y exigian de quienes los edificaban la mayor pericia v perfeceion en su trabajo, por ejemplo una gran luminosidad y una riea ornamentacion. Pero no se trataba de belleza.
Momamertro y monumenro hisréi'ico
15
mento no se vera amenazada hasra que la irnprenta__entregue a lflj eritura un poder sin preeedentes en la materia. “El perspieaz Charles Perrault queda encantado al vet Como, por la multiplication de los libros, desaparecen las Prewggggpgsabaagg;
TE'la_jfiemoriai alloy [...] ya'fio—se aprende (F51 nada de memoria porLEii-eflse tienen libros que se leen, a los que se puede acudir en caso de neeesidad y cuyos pasajes se citan con mas seguridad, pues se pueden
copiar, sin que medie la fe en la memoria, como se hacia antes”.19 En—
tregado a su jfibilo de hombre de letras, no imagina que el inmenso tesoro de conocimientos puesto a la disposieién de Ios doctos contenga en si una praicrica del olvido y que las nuevas prétesis de la memoria eognitiva sean nefastas para la memoria organica. Desde fines del siglo XVIII, e1 término “historia” designa una diseiplina euvo saber, cada vez mejor acumulado y conservado, guarda las apariencias de la memoria viva en el mismo momento que la suplanta 3; one debilita sus poderes.
Sin embargoLla. lllSEQEiE “solo seconstiggxe si se la mira, “Dara Inna;—
la es necesario estar exclLinicltzgf'”:m la formula expresa, hasta el abismo, ila diferencia y el piano-el- inverso del monumento, euya presencia de ob— jeto metaforieo esta encargada de revivir nn pasado privilegiado y and mergir en El nuevamente a quienes lo contemplan. Siglo v medio después del elogio de Perrault, Victor Hugo pronuncia la oration frinebre del monumento, condenado a muene por la aparicion de la imprenta.21 Su intuition de visionario seha visto confirmada por la creaeion y el perfeecionamiento de nuevos modos de eonservaeion del pasado: memorias de las tecnicas de grabacion' de la imagen v del sonido que encierran v entregan el pasado bajo una forma mas eonereta, ya que esta direetamente dirigida a los sentidos y a la sensibilidad, “memorias” —mas abstractas v desencarnadas— de los sistemas electronieos. ______M,
Veamos el easo de 1a. fotografia. Roland Barthes ha comprendido
Al otorgar a la belleza su identidad y su estatus, transformandola en
qne este “objeto antropoltigifiafiniEnt‘eififimvo‘” trio-liba floompetir con
religiosa y a todo memorial. Y sileon Battista AllREEEiLELEiCH fuera
“far—aim; que es el orden fundador de la fotografia”. La fotografia apa-
el fin supremo del arte, el Quatrrocento la asoeiaaroda celebraeion
el rimero en teorizar sobre la___ bEIIeza_argiriteCtonica _,_______E , todavia con——P—~_——\._.._._ serva piadosamente. la noeion original _ _, __fi de monument— ___.___ 9:. también es,
__s_in embargo, guienfi'nifiia la Erggresiva"sinsgtuciogimdel ideal de me;— --—_ -_—--- _.-.......--
""——-.-._...—-__,__
moria Eormaouél de belleza. "'~_I:_a_s_egunda causa reside en el desarrollo, perfeccionamienggy di-
fusion _d_e_._las memorias .artifieiales.
u paradigma venenoso fue, en
Platonfla eseritura .13 Sin embargo, la hegemonia memorial del monu-
ni a recus_ar,_a-la..pinturg. “No es el Arte, ni la Comumcacion, es la Re-
reee asi eomo una protesis de un nuevo género: entrega “un nuevo orden de pruebas”, “ningfin escrito puede proporcionarme tal certidumbre”. Esre poder de autentificar se debe, sin duda, a las reacciones quimicas que hacen de la fotografia una “emanaeion del referente”, confiriendole al mismo tiempo el poder de resueitar. Porque, por la mediaeion del halogenuro de plata, “la foto del ser desapareeido viene a impresionarme al igual que los rayos“.diferidos de una estrella”.
16
Alegorfa del patrimoaio Barthes supo percibir y analizar la duplicidad de la fotografia, las .
dos caras de este nuevo pkarmafeon dotado del poder singular de
jugar sobre los dos regisrrOs de la memoria: confirmar una historia y 0. De alli’ también los riesgos de usurhacer revivir un pasado’m
pacion y de confusion-@arthes *- os denuncia nombrando lasid'o‘sq'ma-
neras en que la fotografia actua sobre nosotros. El stadium designa
una atraccion reflexiva, un interes exterior, que, 'sin embargo, afecta. Elfe'xrasis, que hace volver a la conciencia “la carta misma del tiem—
pom movimiento revulsivo, alucinanre, a proposito del cual
surge varias veces el término “Iocura”. Esta locura de la forografi’a, que hace Welhserjfielwafecto_e.s,._e_fectivamenre entonces, de la misma naturaleza que el hechizo suscitado por el monumenro. La
afirmacion de la camara lucida segun la cual la sociedad moderna ha renunciado a1 monumento se moderara’ diciendo que la fotografia es una forma de monumento adaprado a1 individualismo de uuesrra
época: el monumento de la sociedad privada, que permire a cada uno obtener secretamente elregreso de los muertos, privados o publicos, que fundan su identidad. El hechjzo de la memoria se cumple ahora mas libremente, a1 precio de un trabajo modesto sobre esas imagenes ' ; que conservan una parte de La forografia contribuye, por otra par-re, a la semantizacion del monumento-sefial. En efecto my cada vez mas-—- estas sefiales se di-
rigen a las sociedades contemporaneas mediante la circulacion y difu— sion de la imagen en la prensa, la television 0 el cine. Las sefiales ya
no comunican mas que metamorfoseadas en imagenes, en replicas sin peso sobre las que se concentra su valor simbolico, disociado asi de 811 valor utilitario. Toda coiisrruccion, con independencia de su desri— nacion, puede verse promovida como monumento por las nuevas recnicas de comunicacion. Como ral, su funcion sera la de legitimar 3v autentificar el ser de una replica visual, primera, fragil v rransiriva en la cual delega desde enronces su valor. Poco imporra que la realidad
edificada no coincida con sus representaciones mediaricas o con sus
imagenes sofiadasLLapiramide del Louvre exisrio antes de que se em-_
pezara a _c_onstruj_r_.h_5igfie"Brillando, Itodavia hoy,uco_r_i_los____fuegosy . ..,transp_arencias_con que, laurevestia la reproduccion'fotoggaficade'sus ____ I____._---—-
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dibujgs_x§139uetas,_amque en la realidad evoca mas bien el a
”QflHQéILtEQFOHIEI‘EIE-l y su opacidadoculta la perspectiva desde 13.9095
_Qarrée haciaIasTuileriesysoEI'EParis Lashfo‘tograhfias ddIEico de la Defensa 1e ororgan todavia una seduccion simbolica, a pesar de la ru— gosidad del edificio real y la incomodidad de las oficinas que alberga.
Mona-memo y monumemo historic-o
17
La “desrealizacion” de lo que hoy se llama monumenro y su modo de existir no podria describirse mejor que en los términos con que lo hace el arquirecro de la futura “gran biblioteca”. Interrogado sobre la neinsercion del edificio en el emplazamiento de Bercy, responde: “Es as hermos mas las tomen se aqui afios, veinte o cesario que, en diez
posrales de IE’;11"is"’.13
En tales condiciones, los monumentos en el primer sentido del
sogiedadea rérmino} aiuesan geriaalsfiaaapel.sn..la.s...i¢npn1iaaéas_que conser-
avanzadaas-alla de los numerosos edificios de culto _ van'su uso, mas alla de los monumentos a los muertos 3: de los cemen-
terios militares de las dos ultimas guerras mundialestlos monumggltfirs...
acoustituyen algontasque una slupervivencia? {Se edifican ,hoylotrosflu
..;avers§?..
Los'monumentos, de los que ha llegado a ser necesario precisar que son “conmemorativos”, prosiguen actualmente, llevados por la costumbre, una carrera formal e insignificante. Los unicos auténticos
monumentos que nuesrra epoca ha sabido edificar no dicen su nonr— bre y se disimulan bajo formas insoliras, minimas y no meraforicas. Recuerdan un pasado cuyo peso y, mu},r a menudo, cuvo horror prohiben confinarlos a la sola memoria historica. Entre las dos guerras mundiales, el campo de batalla de Verdun constituyo un precedente: un inmenso trozo de naturaleza, seccionado y torturado por los com— bates, en el que basto seiializar un recorrido, cual via crucis, para que
se convirtiera en el monumento conmemorativo de una de las gran— des catésrrofes humanas de la historia moderna. Después de la II Gue—
rra Mundial, el centre de Varsovia, reconsrruido reproduciendo el original, recuerda a la vez la identidad secular de la nacion polaca y la voluntad de aniquilacion que animaba a sus enemigos. De la misma manera, las sociedades actuales han querido conservar vivo, para
las fururas generaciones, el recuerdo del judeocidfo de la II Guerra
Mundial. Mejor que los simbolos absrracros o que las imagenes rea— listas, mejor que las fotografias y porque son parte inregrante del drama co—memorializado, los campos de concentracion mismos se han transformado en monumentos con sus barraeas y sus camaras de gas. Una intervencion discreta y algunas etiquetas han sido suficientes: desde su antiguo lugar de esradia, desterrados para siempre, los muer— ms y sus verdugos informaran a perpetuidad a los que van a Dachau o a Auschwitz.“ No habra sido necesariadlaflinrervencion de ningfin
artisra, 3610 um simple operacion dqfiiiietoniniiafifil peso de lo real,
de una realidad intimamente asociada a ,la deul’os sueesos conmemo-
18
Alegorz}: del patrimonio
rados, es aqui mas poderosa que cualquier simbolo. El campo, trans- , formado en monumento, participa de la reliquia.” Pero esos monumentos conmemorativos gigantes, a la vez reli:-‘
quias y relicarios, no dejan de ser tan excepcionales como los hechos
que traen a la memoria. Vestigios en los que no cabe mas que selec-
cionar v designer, 31 ademés testigos de la progresiva disociacion que
se Opera entre la memoria viva y el saber edificar. El nuevo centro de Varsovia solo es monumenro porque es una replica: reemplaza la ciu-
dad destruida con una fidelidad que confirma —-—entre otras cosas—
Ia forografia. El monumento simbolico, erigido ex Hilario para fines de rememoracion, practicamente ya no tiene curso en nuestras sociedades desarrolladas. A medida due diSponian de mnemotécnicas de mayor precision, poco a poco, eStas han cesado de edificar monumentos, transfiriendo el fervor de los monumentos a los monumen—
tos historians. _ Sin embargo, las dos nociones, ho}r frecuentemente confundidas,
son en muchos sentidos opuestas, cuando no antinomicas. En primer lugarfimr—nento l'1istt.'3+rivz:o,i lejos_de_prese_ntar_ 1%..Hflili‘ii'531id3d del monufilfififfififlfil Pfipaflgy en el tiempo, es unainvencionoccidenral ---—_——--
clarameeraisshaclas. 111,1}...s1avssié19 exa_9ns_srla...r_siifavdigression
fuera de Europa a partir__c_le__la'__seg£n_da migd del siglgjttx. —#Pero los informes de las organizaciones internaciona’les‘ muesrran que este reconocimiento planetario es algo superficial. El sentido del monumento historico avanza con dificulrad. La nocion no es disociable de un contexto mental y de una vision del mundo. Adoptar politicas de conservacion sin disponer de un marco historico referencial, sin atribuir un valor particular 31 tiempo y a su continuidad, y sin haber situado el arte en una perspectiva hisrérica, es algo tan desprovisto de significacion como practicar la ceremonia del re ignorando el sentimiento japonés de la naturaleza, el smtoismo y la estrucrura nipona de las relaciones sociales. De ese modo se originan entusiasmos multiplicadores de contrasentidos o, también, encubridores de otras coartadas. Otra dimengaflmrfigmgpial, evidenciada a principios del siglo XX por Alois filigglffi el monumento es una creacion deliberada (ge-
wollra), cuyo destino ha'sido asumido a prfomifiewdia—fiimientras que el monu‘mento higfirico no hmialmente deseado (un— gawollre) mgdo‘cuo'motal; se constituye como talgflposrenioaimor las miradas convergentes del historiador y del aficionado que lo selec— cionan entre la masa de edificios existentes en la cual los monumen— tos representan una pequeiia parte. Todo objeto del pasado puede ser
-.-.---
Monumenro y moumnenro historico
19
converrido en testimonio hisrérico sin haber tenido, originalmente,
mason 13Fcfimmofitivo, _Inversamente, redo-E'éri-iofislo,” £686" arts:—
facto"hu‘rna'no puede seTr revestido, deliberadamente, de una funcion conmemorativa. En lo que reSpecta al placer producido por el arte, tainpoco es privilegio exclusivo del monumento. _ El mining-lento tieneggnwgflfin revivir en elpresente un pasadosu;
_ mergido en el tiempo. E1 monumentghistorico mantiene_otra relacion -""-I—_...._,__--u-I-n-I-"""'—
connlahmhemoria viva y con la duracion. O bien puede ser insrituido sima,
r"...
_—-.—----—-—-.—-u-—--—
plemenre como objefo de conocimiento e integrado a una concepcion del riempo: en ese caso, su valor cognitivo lo relega sin remedio al pau
.—------
—.u-——_._-...
sado o, mas bien, a la liiStoria en general o a la historia del arte en particular; o bien, por afiadidura, puede ——en tanro que obra de arte— di— rigirse a nuesrra sensibilidad artistica, a nuestro “deseo de arte” (leanstwollan)? en ese caso, forma parte constituyente de la vivencia
del presente, sin la mediacion de la memoria ni de la historia. Las diferentes relaciones qpe manrienen respectivamente los monumentos )1 los monumentos historicos con__eltidemp,o,__,c,on,laurmemQLm
ria )1 con el saber .iinponen una marcada diferencia en cuanto a su
consEfvi'i'cfli‘onflinyapariencia, esra nocion les es similarr‘nente consus—
tancial. Sin embargo, los monumentos estan constantemente expuestos a los ultrajes del riempo. El olvido, el desinterés, la obsolescencia llevan a abandonarlos y a olvidarlos. También los arnenaza la destruccion voluntaria‘13 y concertada, sea por voluntad de destruir 0 sea, por el contrario, por el deseo de escapar a la accion del tiempo o por la voluntad de perfeccionamiento. La primera forma, negativa, es la que se evoca mas a menudo: politica, religiosa, ideologica, etc., y prueba, por sentido inverso, el papel esencial jugado por los monu— mentos en el mantenimiento de la idenridad de los pueblos y grupos
sociales. La destruccion positiva, también generalizada, llama menos la atencion. Se presenta bajo diferentes modalidades. Una de ellas, ri-
tual, es propia de ciertos pueblos como los japoneses guienes, 31.363“: reverenciar corno n_osotros las marcas del tiempo sobre sus monu—
miss—,‘pefiéafifiiéhfi”'Eafis'ffu3FEfi”'i-‘E§liE‘aé’EiEaergs' de los£¢QFP19§ _
originales. Una vez hecho esto, destruyen las copias precedentes. Otra
modalidad, creativa, ha sido ilustrada en Europa por numerosos ejemplos. Para ampliar y dar ma's eSplendor al santuario donde “el beato Denis [habia] permanecido durante quinientos afios”, el abad
Suger hizo destruir, en la decada de 1130, parts de la basilica carolin-
gia que la tradicion atribuia-al rey Dagoberto.” El monumento mas precioso v venerable de la cristiandad, San Pedro de Roma, gno fue
......
aloe
20
Aiegorr’n del patrimonio
aeaso demoiido por decision de Julio II tras una Vida de casi doce si~,.
glos? Se trataba de reemplazarlo por un edificio grandioso cuya magi nificencia y escenografia hicieran recordar e1 poder conquistado plor
la iglesia desde Ia Epoca de Consrantino, asi como las nuevas inflexio—
nes de su doctrina. Por e1 contrario, en la medida en que se inserta en un lugar in-
murabie y definitivo en el conjunto objerivado e inmovilizado por el saber, el monumento historico exige, conforme a la logica de ese saber 15* —al menos en reoria— su conservaeion ineondicional. E1 proyecto de conservacion de los monumentos historicos, asi’ como su aplicacion, han evoiucionado con el paso del tiempo y no pueden disociarse de la historia misma de dieha nocion. Inveneion de Occidenre, dijimos, y claramenre Ecehada. No obstanre, es necesario esrablecer los criterios de esa datacion.
E1 ingreso de un neoiogismo en ios léxicos marca e1 reconocimiem
K.“
J:-F? I' III-pf-
to ofieial del objeto material o mental que por lo ranto designa. Esta consagracion presenta un desplazamiento cronologico mas o menos importante segfin los casos respeero a los primeros usos del término 3; 3-903 Ia aparicién —repentina o largamente preparada— 'de su referente. pro-Ila expresionjmongmgnro historioof’ no mere-sag};.199: “dicoionarios
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por Frangois Guizor cuando, recién nombrado minisrro del Interior, en 1830, area on cargo de z'nspecreur des Monuments Hisroriqnes. Pero es preciso remontarse afm mas lejos. La expresion aparece sin duda por primera vez bajo la pluma de Aubin-Louis J.'\/1iliin,.3G cuando ——en el
contexto de la Revolueion sa— se elabora el concepto de mo-
numenro hisrérico, asi como ios instrumenros de preservacion (museos, inventarios, clasificacion, reuriiizacion) a él asooiados.31 No obsrante; no debe minimiaarse ei vandalismo de la revoiud
cion de 1789. El pufiado de hombres que lo combatieron en e1 seno
de los comités y comisiones revoiucionarios cristalizaron —-anre la ur— gencia del peligro—-— ias ideas imperantes entre los aficionados a1 arre, ios arquitecros y los doctos de la ilustracién. Esros hombres de letras eran, a su vez, los herederos de una tradicion intelectuai surgida en el Quartrooento y de la gran revolucion humanista de los saberesy de las mentalidades. Asi, e1 origen del mo~ numento historico debe busearse basrante antes de la aparicion del rérmino que lo designa. Para seguir Ia genesis de este concepto es necesario remontarse al momenro en que nace e1 proyccro, hasra enton-
Mommanto} monumenro historian!
21
ces impensable, de esrudiar'y de conservar un edificio por 1a {mica razon de ser un tesrigo de la historia y una obra dc arre. Leon Battista Aiberti,_ en las fronreras de dos mundos, celebra en ese momento Ilaquella arquitectura que puede a1 mismo tiempo revivir nuesrro pasaI do, asegurar la gloria del arquirecto—artista y aurentificar ei testimonio de los historiadores.32
No se puede situar el patrimonio hisrorico3'3 edificado en e1 cen-
rro de una reflexion sobre el desrino de ias sociedades acruales, ta] y como es mi intention, y en consecueneia evaluar las motivaciones rei— vindicadas, confesadas, racitas o ignoradas que hoy sustentan las eonductas patrimoniales sin pasar por un regreso a los origenes. No es posibie asornarse a} espejo del patrimonio ni interprerar las imagenes
que acrualmenre nos devuelve sin entender, previamenre, Como so soperficie lisa ha sido consriruida poco a poco por la suma y fusion de
fragmentos inieialmente [lamados antigiiedades y posreriormente monumentos hiStoricos. Por ello be procurado, en primer lugar, definir on momento de
emergencia y reconstituir Ias etapas esenciales de esta progresiva ins-
tauraeion del patrimonio historieo edificado, a panir de la fase anna'zanre del Quatrrocenro —cuando los monumenros elegidos perte— necen exclusivamenre a la antigiiedad— hasta la fase de consagracion
que instimcionaliza la conservacion del monumento historico esrabie-
ciendo una jurisdiccion de proteccion y haciendo de la resrauracion una disciplina autonoma. Arqueologia necesaria que, no obsrante, no llega a exigir una excavation exhaustiva ni tampoco extensiva. Por lo tanto, no he explorado sistemaricamente la hisroria mas. detallada“ ni las particularidades de cada nation europea en su relacion con los concepros de monumenro y de patrimonio historico. Tampoco lo hice con los contenidos de Ias jurisdicciones de conserva— cion ni con el universo complejo de la restauracion, de los que tomo finicamente los mareriales necesarios para mi argumentacion. A me-
nudo, mis ejemplos esran tomados de Franeia. No por ello son menos
ejempiares: en tanto que invencion europea, e1 patrimonio hisrorico comparte una misma mentalidad en todos los paises de Europa. En la medida en que ha 'liegado a ser una inStitucion pianeraria, planrea, rarde o temprano, los mismos inrerrogantes y las mismas urgencias a I todos los paises.
En suma? no he querido hacer de la nocion dre patrimonio hisré-
rieo y su utilization ei objero de una inresrigacion hisrérica, sino e1
sujeto de una alegoria.
Alegoria del patrimonlo
Notas
Monunrento y monumento lsistdrico
Eh.) Ls)
;
--rm.—-._."
2,2
1 Bien de herencia que se transmite de los padres y de las madres a los hijos siguiendo las leyes, en
13 Aquello que, en el mito de Pedro, él llama Pbarrn alton, en DERRIDA, Jacques, “La farma'cia de Platon”, en La disemi nacidn [19?3], Fundamentos, Madrid, 1975.
2. STENGERS, Isabelle, D’une science a l’autre. Des concepts nonrades, Seuil, Paris,
modernes [1668], primer didlogo, Slatl—zine Reprints, Ginebra, 1979; el pasaje comple to mereceria ser crtado. Imflrf.--“
LITTRE, Emile, Dietionnaire ale la langue franpaise [1363], Librairie Générale Francaise, Paris, 1990.
19 PERRAULT, Charles, Parallels des anciens et ales
1981.
_,r"“"‘-~. " 9,9 BA rues, Roland, La crirnaraliisida [1930], aidos, Seasonszw -—.—.-—— -—-.._\_
___.—-
3 Francis crea una seccion de patrimonio industrial de la Commission Supérieure des Monuments Historiques en 1986. 4 Por ejemplo, las ciudades de Wachau en Austria.
.----
311 HUGO, Victor, Nuestra Senora de Paris, capitul o “Esto matara aquello” [agregado en la 3“ ed. de A. Quentin, Paris, 1832], Editorial Gredos, Madrid, 2006.
5 ABE, Yoshio, “Les débuts de la conservation au Japon moderne: ideologie et historicité", en LAWN, Irving, 1LWorlal Art, Theme s of Unity in Diversity, Acts of tire XXt Congress of tire History of Art [1930] , vol. III, The Pennsylvania
22. Todas las citas estr‘in tomadas BARTHES, Roland, La ednaara lueiela,
op. cit., pegs. 13:5, 141, 150, 142 y 200.
_=._..l-_.;.....,..1-___'_.__
—'l-—._
State University Press, University Park, Pennsylvania, 1939, pegs. 855 y ss. 6 RYCKMANS, Pierre, “The Chinese Attitude Towards the Past”, livid. 7 Conferencia sobre la conservacion artistica e historica de los monumentos, organizada por la Sociedad de Naciones. 8 Clrarte du tourisrne sulturel, ICOMOS, Bruselas, 1976. Resolut Canterbury sur le tourisme culturel, ICOMOS, documento reprogr ions a’e afia do publicado por ICOMOS Gran Bretafi‘a, University of Kent, 1990.
9 PATI'E, Pierre, Monuments e’riges a la gloire de Louis
__,.-.—.-._._._...---...__.__n
'
XV, Paris, 1765, pdg. 2.26. En lo que se refiere a la lle de la Cite, sefiala: “con Notte-Dame ——que permaneceria como parroquia de la Cité—la excepcion de de los Enfants—Trouvés, no hay nada que salvar en ese barrio” y del edificio . 10 Destruido en 1677 por orden de-Luis XIV. Su imagen ha sido conservada, especialmente por Jacques Andtouet du Cercea u [Liars d’nrslziteeture, 1559} y por Claude Perrault {dibujo, Biblioth eque Nationale, manus
Le Clere, Paris, 1332. -i--—n_ _..,‘__ _I
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n...
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_.- —. __ _F,...._.._.._—u—_-_..__.__—.—..H
, T. 2., ._ -------——~---+——-._..s.r----- -+----
ELI—'6" 62.0% Mona,_La fete réuolutionnaire, 13’39-1 799, Gallimard, Paris, 1939. --»--.....-
I? KRISTELLER, Paul
Oskar, Renaissance Thought andr the Arts, Collected Essays, Harper 6:: Row, Londres, 1965, en partic ular “ he modern system of arts” publicado
en Journal oftlie History ofldeas, vol. XII, 1951.
.
_._ _._.--v-—--——-—--—-—,_
14 Distionnairede llfifqiiél’iilifmf‘fliifit .1” ed, Coigna rd, Paris, 1694.
- 15 QUATREMERE or QUINCY, Dreams; histori'* que de l’arsbit eeture
'.._.--——__._._._
13 MCCANELL, Dean, The Tourist, a new Theory of the Leisure Class,
McMillan, Londres, Nueva York, 1976.
_.._‘_
1.31 Congresos Internacionales de Arquitectura Moderna, fundados en 1923 en
La Sarraz, Suiza. _
__
critos, F 24713). Este ultimo realizo una descripcion maravillada en el diario de su Voyage a Bordeauir, en 1669, H. Lauren s, Paris, 1909, junto a _ las Memoires de rna vie, haciéndolo grabar por jean le Poutre para su traduccion de Vitruvio de 1684.
11 ABDELKAFI, Jellal, La rne'dine cle Tunis, Presses du CNRS, Paris, 1989.
"' .
.13 Le Quotia'ien de Paris, 11 de septiembre de 1939. Prosigu e: “el turista que se encuentre en el jardin do Bercy debera sacar fotos verdade ramente inolvidables de esta biblioteca [...]. El énito del proyeoto sera’ que de este lugar se ltagan magnificas postales”. .14 Este campo iue clasificado por el Comite del Patrimonio Mundia Unesco en 1919. El término judeocidio ha sido tomado de MYER l de la , Arno, Why did Heavens not Darkeni’: tire “Final Solution "‘ in History, Pantheo n Books, Nueva York, 1988.
25 Los resortes memoriales de la reliquia todavia son, en ocasiones, puestos al servicio de causas rnenos trdgicas. El verdadero monum ento elevado a
De Gaulle no es la gigantesea om: de Lorena, “conmemorariv planicie Champenoise sino su casa, La Boisserie. Las multitud a”, que domina la es que alli desfilan no se equivocan. Para convertir esta residencia en monumento han bastado algunos recorridos seiializados en el parque y algunos cordone s protecr edificio. Tambien alli, el hombre y la historia que El escribio estaban ores en el contigiiidad con este niarco por El elegido y organizado. Esta forma ligados por de eelehracion ha sido particularmente favorecida en EE UU, donde las residencias de los héroes nacionales —como la de jefferson en Montic ello, fueron, desde su muerte, transformadas en monumento a su por ejemplo— corresponde al genio de un pueblo que ha pracricado siempregloria. Tal como el culto del individuo. '
26 RIEGL, Alois, El culto inoa’erno a los inonurnentos [1903], A. Machado, Boadilla del Monte, 198?.
27 El concepto heuristico de Kunstiaollen permitio a Rieg] marcar la distincion capital entre valor artistico propio del monumento y su valor para la historia del arte. lbid., vease cap. TV, on particular nota 110. 23 REAU, Louis, Histoire du uana’alisrne. Les ntonunrents detruits cle l’art frangxzis [1959], R. Laffont, Paris, 1990.
29 Suger es plenamente consciente de la interpretacion sacrileg atribuir a su gesto. Por ello se justifies largamente en la obra a que se puede oonsag euposicion de su istracion en la Abadia de Saint—Denis. Evoca,rada a la on particular, el mal estado y el mal funcionamiento del edificio original y no deja de subrayar la piedad con la cual ha conservado “todo lo que era posible conservar de los
24
Alegorr’o do! patrimom'o
antiguos muros en Ios euales, segfin el testimonio de anti
i"
os autore
Senor Jesuerrsto ha ooloeado su mano”. Esre rexro es unfle los tesémglnigfiias
interesantes que se han conservado sobre e1 “funeionamie r ” Erwm Panofskj,r ha realizado una edicion, una traducoionliriiri iglmngfigflonto. notables en AbbotflSnger or: the Abbey Church of Sr-Derris and its Arts Treasures [1946], Princeton University Press, Princeton, 1979, tradueida a1 eastellano en a riding 2:63;: sobre Ir: ebodr’e de Saint-Denis y srrs resoros arrfso'ros, Cétedra 3 . a r ,
1
ANTIGUO NI N HMSEbglqgi) §%§LI-;EgI-A
I,'.
motior: a is s o“ reenter!' do monomenrs, Allbifl-Louis,Amf rrités MIL 3O uhi Paris, 1790 (6 vol.), P51: 77. n,LIN Dro . 30,,.q“as es de la eonsewen‘on'dCS monumgms 17,5 31 ROCKER, Frédéric, Les origfn Paris, 1913, Fig.3. 75 Y .55.
ve, on , 1790-1330, Jou
32 ORLANDI Giotranni, prologo aALBER’II L o B '
oedifieeroria, IlaPoIifiiio, Milan, 1966, pag. 13. 3 e n atrrsta, DE re ' ' ” se debe a ean Pierre ' onro a sintesis tie “la nocion de patrrm 33 Una . hermos, , 1liigberon {a Anlore' hastel en Revue de P111149, Paris, 1980, editido’ eomo 1 ro en rana évr aris, 1994. Véase tamb"n 1‘: DES‘»rALLEEsrfind” Paris. 1995.
’ en Messier 208, “Emergence er cheminements du mot parrimoine”,
da a Punch, véase LEON, 13:11.11, if: uijiieffiofifigififflmm’ E'em limita . gee, Preard, Paris, 1951
I
' el . - . r1co - quo cl monumento h1sro nace en Roma haera , Se puede decrr ,_ . _ ,
5—1377) y el Gran Crsma de afio_1420. Tras e1 ex111o en Armor} (130 ede a esrablecer la sede del pa Occrdente (1379 1417), Martin V proc que desea resrituir su poder y pado en una Roma desmantelada a la desarrolla en 'relaeion a las prestigio. Un clima intel‘eerual nuevo se , hablan de la hisroria y conruinas antiguas que, a partir de entonces euyo esplendor lloran Gian firman e1 pasado fabuloso de Roma, os humanisras y cuyo pillaje sco Poggio Bracciolini y sus amig
;
-:
1,...“ condenan. riStico. iheu ente cialm Los oortes cronologicos tienen un valor esen ifiaantio las excepciones, Requieren ser modulados en funeion de las y
1
asi que el interés intelecrual eiones, las supervivencias. Se consrata fiedad manifesrado por una artisrico por los monumenros de la antig surgio de una larga madnpequefia elite inteIeCtual del Quattrocento o euarto del siglo XIV. racion y conocio precedentes desde el filtim mas lejos en el tiempo esra Pero gno habria que remontar todavia omo algunos historiadores genesis? Cabria preguntarse incluso ——c hombres de la antigfiedad y de han sugeridoa— si, en ciertos casos, los los monumentos y objetos cle la edad media también contemplaron ra y preservadora. La co: arre clel pasado con una mirada hisroriado ipacion del museo, parece haleeeion de obras de arte antiguo, antic tra era. Entre la muerte de ber apareoido a fines _del siglo II] de nues Romano, e1 territorio grieAlejandro y la crisrianizaeion del Imperio resoro. de edificios pfibliun s go habria revelado a sus conquisradore —
cumplir 7'3 sus ojos cos (tomplos, stow, teatros, etc.) que parecfan mas tarde en la e1 papel do monumentos historicos, tal como hicieron
26
Alegon’a del patrimom’o
Los humanismos y el monamento antigno
Europa medieval los monumentos romanos para los e'ruditos nutri,dos de humanidades. Tales analogias gserian iIusorias v superficiales? En el marco de una obra consagrada principalmente a1 Occiden-
A partir de entonces —v como tan a menudo en tantos otros do— minios— el panorama que ofrece Roma es ambiguo.‘ La mirada del
siglo m: siente la tentacion de proyectar sobre el' los valores y las actitudes de la sociedad occidental posmedieval e, incluso, de la actual. Existen en Roma coleccionisras de arte, eruditos como Asinius Pollio, personajes refinados como Atico, personajes avidos como Séneca,
te cristiano, la antigiiedad solo puede ser evocada punrualmente —sii1
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llegar a reunir los elementos del debate—. Otros lo han lztecho1 y la indicacion de algunas referencias sera’ mas que suficiente.
- mente, junto a algunas estatuas, como ofrenda a los dioses de Roma.
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dente del saqueo de Corinto entre los ejércitos aliados, el general ro-
mano Lucius A. Mummius queda desconcertado por la elevada suma que ofrece Atalo II para hacerse con objetos que, para los romanos, carecian de interes y hace valer el derecho a tanteo por una pintura de Aristide (con mas de un siglo de antigiiedad) que ena inmediata-
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210 antes de nuestra era, hace efecruar en Egina las primeras excavaciones conocidas de la historia. La misma actitud Ie lleva —asi como a sus sucesoresfi a irar y reproducir en su capital los gran— des monumentos helénicos. Roma: en el afio 146 a, C., durante el reparto del botin proce-
-
cias. Estos objetos fueron buscados, elegidos y adquiridos por su ca— lidad intrinseca. Atalo I tiene emisarios en toda Grecia y, en el afio
..-——
colecciones de los atalidas no pertenecen ni a la categoria de los te-
soros —religiosos y funerarios— que fueron acumulados en las rumlsas egipcias 0 en los opistodomos de los templos griegos, ni a la categoria de las curiosidades reunidas por curiosos de todos los tiempos segfin el azar de las guerras, el pillaje, los viajes o [as heren—
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Arte griego clasico y humanidades antiguas
En el reino de Perg 0,3 los atalidas buscaron con fervor, sensibilidad v perseveranciafi’allgs esculturas v objetos de arte decorativo que la Grecia clasica produjo sin Ilegar nunca a coleccionarlos. Conocidas a través de los tesrimonios de Pausanias, de Polibio y de PIinio, Ias
Episodio3 que se ha considerado como la fecha del nacimiento simbo-
lico del objeto de arte y de su coleccion entre los romanos.
personajes desconlfiados como Ciceron, personaies apaSionados al
punto de perder la vida, como Verres. Roma saqueo ’Grecm en una es-
cala comparable a la de los pillajes napoleonicos: a31 lo atestiguan las quinientas estatuas de bronce arrancadas de Delfos, algunos de cuyos re5tos se encuentran ho}r en el palacio de Dioclecmno, en Split, y en
el de Adriano, en Tivoli. Roma ve levantarse, obra de este filtimo ern—
perador, la villa Adriana, primer museo de arquitectura a! escala real. Sin embargo, la comparacion con la modernidad occ1dental debe ser matizada. En efecto, ningfin principio prohibe la destruccion de los edificios 0 de los objetos de arte antiguos. Su preservacion depende de causas aleatorias. For otra parte, ni los bienes muebles colecaonados (esculturas, pinruras, vajilla o camafeos) ni los edificios antignos adnL-
rados (civiles o religiosos) estéin investidos de un valor historico. _ Dos rasgos —étnico v cronologico— proporcionan la clave de su
diferencin con los monumentos y con el patrimonio historico occidentales. Todos los objetos que fascinaron a los atalidas v luego a los romanos son de origen griego.5 Y, exceptuando algunas Iobras de principios del siglo VI, pertenecen exclusivamente a los periodos clasrco v helen‘isrico. Sn valor no reside ni en su relacion con una historia que autentificarian o permitirian datar, ni con su antigiiedadi exponen, muestran realizaciones de una civilizacion superior. Constituyen modelos capaces de suscitar un arte de vivir )7 on refinamiento que solo los griegfios habian conocido. Los atalidas que‘rian hacer de su capital un centro de cultura griega. Los romanos buscaban impregnarse, visualmente, del mundo plastico de Grecia, tal como buscaban impregnarse de su pensamiento por la practica de su lengua. No se tratalaa de una actuacion rcflexiva, cognitiva, sino tie on proceso de apropia— cion: los oedazos de arquitecrura o de escultura, los objetoslde la-ar-
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tesania griega adquieren un nuevo valor de uso una vez asimilados en
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Los objetos griegos expoliados por los ejércitos romanos empie— ran a entrar, disCretamente, en algunas mansiones patricias. Pero su esratus cambia a partir del momento en que Agripa pide que Ias obras atesoradas en el secreto de los templos sean expuestas a la vista de todos, en la viva Iuminosidad de las vias y de los grandes espacios pfiblicos.
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el decorado de 133 termas, de la calle, de los jardines pfiblicos y'pri— vados, tie la residencia o, tambien, después de haber sido convertldos ' . en sagrarios de la vida doméstica. Debe observarse la misma prudencia en lo que respects a la interpretacion del valor BStétiCO atribuido a las creaciones de la Grec1a
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Alegorfa delr patrimonfo
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clasica. Una nueva experiencia de la belleza, mediatiza‘da por la con-r -
La reiacion con los monumentos de la antig'uedad clasica parece menos compleja durante la epoca que media entre las grandes invasiones y el fin de la edad media.
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Restos antiguos y humanires medieval
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quistadores, esnobismo en los nuevos ricos, lucro o gusro por el juego en otros. Pero, gacaso las mismas desviaciones no caracterizan a una parte importante de los coleccionistas actuales? Ademas, la intensidad y el comportamiento del aficionado'parecen ya manifiesros, tanto en Pérgamo como en Roma, d'onde Sylla? iniciaria a Verres. Las elecciones del gusto, sin embargo, no esréin orientadas por una vision del pasado. En esa epoca, el disranciamiento historico implicito en un proyecro deliberado de preservacion esta ausente y no se puede, por tanto, evocar legitimamente la nocion de monumento historico.
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ciencia, se desarrolla ciertamente desde el siglo II de nuesrra era, pero permanece —generalmente— subordinada a otras categorias. Por otra parte, en la mayoria de los coleccionistas se' detectan morivaciones ajenas a1 placer propio del arte: presrigiofi por parte de los con—
En esos siglos se produciran terribles desrrucciones en una Euro-
pa cubierta de monumentos y de edificios pfiblicos por la colonizacion romana. Sobre todo, por ”la contribucion de dos factores. Por una parte, e1 proselitismo cristiano: las invasiones barbaras de los siglos VI 1; VII saquearon quizas menos que el proselitismo de los misioneros de la misma época o que los monies teologos, quienes -—en el siglo XHI— transformarian e1 anfiteatro de Tréves en canrera y arrasarian el circo ro'mano de Le Mans (1271) y el templo de Tours. El ser .- = —--_-—rr—n.-1— —---—.7.-_-..fi -_""_"‘
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perdido su sentido )7 su uso, asi como en el contexto de inseguridad e indigencia imperantes: Ios grandes edificios de la antigiiedad son transformados en canteras3 o bien son recuperados y desnaturaiizados. En Roma, en el siglo XI, los arcos del Coliseo seran cegados y ocupados con viviendas, depositos o talleres, mientras que la arena albergara una iglesia y la ciudadela a los Frangipani; el Circus Maxi— mus se llena de viviendas arrendadas por la congregacion de San Guy; los arcos del teatro de Pompeya son ocupados por los comerciantes de vinos )7 por restauranres; los del rearro de Marcellus, por traperos y por tabernas. En la Provenza, el circo de Aries es transformado en
1
gundo factor consisre en la indiferencia ante monumentos que han
Los bumanismos y el monumento antigao
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ciudadela, sus arcos son cegados, sobre sus graderias se construye un barrio residencial'y en el cenrro se edifica una iglesiaf’ Los mismos arcos de triunfo se erizan ahora de torres defensivas, como la erigida . . por los Frangipani sobre el arco de Septirno'Sesrero.’
En la misma época, sin embargo, y por merracron ——direcra .0 1n— direcrafl— del clero que habia permanecido como finico deposrrario de una tradicion letradam y de la humaniras antigua, una gran cantidad de obras y de edificios del paganismo fueron objeto de una conservacion deliberada. {Monumenros o patrimonio hisrérico awn: iaiettre? solo es posible responder despues de intentar analizar las morwacro, ,. .I nes de tal aetirud de preservacion. ia; econom de s En primer lugar, enconrramos razones pracrica la eran tiempos de crisis: la poblacion se encontraba diezmada, La ales. consrruccion arruinada y se perdian las tradiciones arresan aetirud del papa Gregorio 1, en el siglo VI, es ejemplar. IIEn Roma,‘se hace cargo del mantenimiento del parque inmobiliario y pracnca una politica de reutilizacion continuada por su sucesor Hono'rio: las grandes residencias parricias son transformadas en Imonasterios, sus salas de recepcion en iglesias. Fuera de Roma, predica entre ms nusioneros: “No destruyais los templos paganos sino unicamenre a los idolos que albergan. En euanto a los edificios mismos, contentaos con rociarlos con agua bendita y colocad alli vuesrros altares y vuestras reliquias”.11 La conducra de Bernardo el Eremita se errge .' en doctrina. no es, antiguos vestigios de cion El interés utilitario en la preserva compromotives otros saberlo, Sin sin embargo, lo finico en juego. metian e1 saber literario y la sensibilidad. Monumentos y Ob]EtOS paganos devolvian a los erudiros el eeo de rexros familiares. El interes y El respero atestiguados ante las obras son solidarios de ia’s posimones
adoptadas por la iglesia respecro a las lerras y al saber clasrcos, alternativamente promovidas en nombre de las “human'idadesi o conde—
nadas por paganismo. Elsi, el interés por la humanism y laslartes de la antigfiedad culmina duranre esos breves y parcrales renacrmientos que Erwin Panofsky ha llamado “‘renascences”12 en los srglos VII] y IX en el marco de la politica carolingia, y luego durante los srglos X1 y
XII, impulsados por los abades humanistas. Cuando Guillaume de Volpiano, Gauzelin de Saint-Benoir-sur-Lone, Hugues. de Cluny y, mas adelanre, Hildebert de Lavardin, Jean de Salisbury, Suger de
Saint-Denis o Guibert de .Nogent viajan a Roma, su cultura clasrca los hace vibrar a1 irar )7 tratar de identificar los monumentos.
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Alegorz’a del patrimonio
Los bamanismos y el monumento antigno
Atraccion intelectual, ciertamente, pero tambien seduccion de la sensibilidad: las obras antiguas fascinan por sus dimensiones, por el refinamiento y la maestria de su ejecucion, por la riqueza de sus ma-
re proximo. Impenetrable porque los territorios romanos o romanizados son ahora cristianos y la vision pagana del mundo ya no cuenta, ya no se concibe. Las expresiones plasticas o literarias se tornan inn descifrables por la pérdida de su referente, quedando reducidas a formas vacias. Pero son proximas porque esas formas vacias, al alcance
teriales. Tesoros nimbados de un aura fantastica— que se integran en una de las dos esretrcas ”3 de la edad media que Sager defiende contra Bernard de Clairvaux. Cuando el abad de Saint-Denis encarga
dc la vista )1 de la mano, son inmediatamente trasladables y trans— puestas al contexto cristiano, donde son reinterpretadas segfin codi-
la reparacion del mobiliario de su iglesia, ira “el trabajo maravilloso”, “la suntuosidad fastuosa” de uno de los es del altar obra
de “Artesanos barbaros [...], ma’s fasruosos que los nuestros” y “la es-
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—.—.-
cultura tan delicada, hoy irremplazable [de] las tablillas' de marfil” [del pt'ilpito] que sobrepasa rod-a evaluacién humana por “la descripcion que ofrece de escenas de la antigiiedad”.“
tories que establece, por primera vez, eI observador del Quattrocento
entre el mundo contemporaneo al que pertenece y la lejana antigiie— dad cuyos vestigios estudia. Para los estudiosos de los siglos ‘v’III al x11,
el mundo antiguo es simultaneamente impenetrable e inmediatamenu
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La ausencia de distanciamiento, igualmente descrita por Erwin
I’anofslcy en sus analisis de la transmision de formas y de ternas anti-
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guos durante la edad media,19 es el comfin denominador de todas las
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antiguas, one describe como un verdadero obsesionado del arte antigno.16 El interes )7 el jt’ibilo que suscitan los monumentos antiguos en los protohumanistas de la antig'tiedad tardia y de la edad media, {no anticipan la experiencia de los humanisras del siglo XV? El entusiasmo y el lirismo de los antores medievales asi parece indicarlo. Sin embargo, una diferencia irreductible contrapone las dos formas de humanismo y sus respectivas relaciones con la antigiiedad: la distancia his-
que olvidar que empieza alabando la mutilacion (purificadora) de la
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ria que Jean de Salisbury, a pesar de coleccionar tambien esratuas
gos familiares.” -‘Henr3,r de WincheSter o Gregorius son, tal vez, fulgurantes excepciones. En cualquier caso, la formulacion y las formulas de ira— cion no deben ser extraidas de su contexto. Cuando, a principios del siglo XII, en su gran poema sobre Roma, Hildebert de Lavardin se e}:tasia por un trabajo que no podra’ ser “ni igualado” “ni repetido” y evoca la “pasion de los artesanos” (studio artificium) responsables de unas imagenes que la naturaleza no hubiera podido alcanzar, no hay
ciudad de pretensiones insostenibles, cuvos restos” puede ahora ado— rar con briena conciencia. Richard Krautheimer ha subrayado claramente esta ambivalencia, llegando a plantearla en términos de amorodio. Muestra, ademas, como el protohumanismo se habia apropiado literalrnente dc los vcstigios del mundo antiguo, cristianizandolos.
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cribe es el comportamiento de un aficionado al arre. Su ilustre com-
patriota, Henry, obispo d'e Winchester, pertenece a la misma catego-
:
El valor casi magico atribuido a los vestigios de la antigiiedad, Ia curiosidad que despiertan, el placer que ofrecen a la vista estan ilus—
trados en los mannscritos de dos clerigos del siglo XII. Con sus Mirobilia urbis Romoe, Benedicto I, canonigo de San Pedro, propuso, hacia 1155, la primera guia exclusivamente consagrada a los monumentos paganos dc Roma cuyas identificaciones ——a menudo fantasiosas— permanecen siempre ligadas a recuerdos literarios. En cuanto al jurists inglés conocido bajo el nombre de Magisrer Grego— rius, no sabe si atribuir a la magia 0 al trabajo del hombre las maravillas visitadas durante su viaje a Roma.” Cuando relata haber recorrido una gran disrancia en tres ocasiones para ir a irar ——en el Quirinal— una Venus ejecutada con “una destreza tan maravillosa e inexplicable que llevaba su desnudez como enrojeciendo” lo que des-
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conductas referidas a la herencia de la antigiiedad greco-romana. Bernard de Chartres )7 Gilbert de la Porrée pasan el tamiz de la teologia
cristiana sobre el idealismo platonico v sobre las categorias de Aris-
toteles. Tal escultor rornénico integra los monsrruos antiguos a las representaciones de una escena biblica v tal ilusrrador reviste a los hétoes de la mitologia griega con ropajes medievales. Lo mismo ocurre
en lo que reSpecta a los objetos o a los monumentos de la antigiiedad:
independientemente del saber de los responsables de su manejo, 0 del valor que les atribuyan, pasan a ser directamente asimilados e introducidos en el circuito de las practicas cristianas sin que se hava establecido el diStanciamiento simbolico ni las limitaciones que habria impuesto una perspectiva historica. La alteridad de una cultura dife— rente no llegaba a set asumida. Los edificios son objeto de una apropiacion fruto de la inocencia y la familiaridad, realizada sin vacilacio— nes ni escrt’ipulos, al igual que las formas plasticas y los textos
filosoficos.
.....
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Alagorfa dal patrimom'o Asi, muebles o inmuablas, las araacionas de la antigiiedad no son
tratadas corno monumentos historicos, Su preservacion as, an reali— clacl, una reutilizacion qua se prasanta bajo dos formas distintas:
como rautilizacion global, con 0 sin intarvencionas, o como fragmen— tacion an partes y pedazos utilizables para cliferantas lugaras v fines. Sugar usaba como céliziml un valioso vaso antiguo cle porficlo, ancastrado por un orfebra medieval entra las patas, las alas y el cuello
ole un aguila cla plata dorada. Dal mismo modo, an al siglo or, al pa— lacio imperial cle Travaris as transformaclo en una cataclral da la qua al obispo Hincmar ira “el pavimento- conformaclo por marmolas de difarantas colores” y las puartas “racubiertas da oro rojo qua pa-
raca jacinto claro’";21 an Vienna, en la region de Lyon, en la misma epoca, el templo de Augusto y da Livia se convierte, tras sufrir la am. puracion de su calla, en la iglesia Notre-Darne cle la Vie. Paro los monumentos antiguos no son solamenta “recielados”, sine qua son, con clasanvuelta simplicidad, divididos an partes y en pedazos, y rainsertados seguidamente an construccionas nuavas para amballacarlas y clacorarlas. Por lo demas, no siampra es facil discriminar entra lo qua as raemplao utilitario, incluso axpoliaclor, y lo qua Jean Adhémar considara una vardaclara obra cle proteccion.” Columnas, capitelas, estatuas y frisos esculpitlos son asi extraiclos cla los edi— ficios qua constituyeron la gloria de las ciucladas antiguas; Dascla el siglo VI, Roma es la camera mas importante cle materiales prestigiosos para los nuavos santuarios levantaclos, sea sobra sus propios tarritorios (San Lorenzo Extramuros, San Pancracio 0 Santa Ines), sea
an otros lugaras de Italia o incluso an otros paisas. Carlomagno haca tra'ardasda Roma 1; desda Ravana ——con la au— torizacion clal papaAtirian I— Ios marmolas y las columnas qua utiliza an Aix-la-Chapelle y an Saint Riquiar. Desiderius busca colum-
nas, bases y capitelas an Roma para su abadia da Mont-Casin (1066).
Sugar se desaSpera cuando raaliza las obras cle ampliacion da SaintDenis. “gDonde encontraré columnas cla marmol o equivalentes al
mérrnoli”, reflexionaba; las buscaba en las regiones mas diversas v
alejaclas y no encontraba nada. A mi aspiritu ansioso solo se le preu
santaba una finica solucion: ir a Roma; an afacro, en el palacio da
Dioclaciano, y en las otras termas, habiamos irado a manuclo las columnas de marmol; transportarlas con una flora sagura a travas dal Meditarréneo, luego por el mar de Inglaterra v desde alli, por el curso sinuoso dal Sana, y obtenarlas asi con alto cosro cle nuasrros amigos a incluso de nuestros anamigos los sarracenos, cerca tla cuyos
Los humam'smos y a! monumaaro antigao
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tarritorios sara nacesa‘rio pasar: ésa era la solucion qua ——cIura nte rnuchos afios y forzados por lo vano da las bfisquedas— consideramos
con angusria”.23 Bruscarnenta, sa produjo a1 milagro: dascubra carca da Pontoisa “una cantera irable” y ranuncia a su proyacto inicial. Roma no as, cla ninguna manera, la unica rasarva da fragmentos antiguos; En Lyon, los marmoles del Forum Vetus avudan a consrruir Saint Martin cl’Ainay, y las columnas el absida cla la cataclral. Pero los viajes son, a manudo, mas lajanos. En 1049, Oclilon cla Cluny manda buscar los matarialas para su clausrro an Provanza; Nimas v Arlas alimentan igualmanta an esculturas y en columnas a la catedral cla Saint Germain cla Auxarre y a las abadfas da Saint Germain-des-Pras an Paris v Moissac. Es infitil multiplicar Ios ajemplos. Los pequafios ranacimiantos qua preparan e1 renacimianto no llegaron a sisrematizar la parapeCti-
va artificial, sin embargo ya esbozacla. Tampoco parmitieron abrir una perspectiva sobre los monumentos cle la antigiieclad. Cabelsefialar, no obsranta, Ios privilagios axcapcionales qua parmitiaron qua Roma, la primera, tomara distancia ante su harencia antigua y la situara an un aspacio historico. Para ampezar, la ciudad qua habia marcacloioclos los territorios conquistados de su impario con sus insritucionas urbanas y su arquitectura prasentaba alla misma la concantracion mas importante cle adificios antiguos famosos. Sobra toda, la cultura clasica transmiticla por los patricios converticlos saguia viva a pesar da 103 dolorosos interrogantes clel siglo VI y, mas tarcla, de los sucasivos saqueos da 105 barbaros. Los papas, adamas, sa habian arigiclo an haraclaros da Roma, contra la tradicion bizanrina
an primer lugar, paro también contra la barbaric da los invasoras y, fi-
nalmante, contra la hegemonfa de los amperadoras alemanas. Sobre allos racaian, en particular, las rasponsabiliclaclas tradicionales cla Ios amperadores romanos an matarias aclilicias y de arquitac— tura. El retorno clel clasicismo los condujo, clasda 'principios clel siglo vfi“ a la sustitucion cle las basilicas constantinas por modalos mas puros y rafinaclos inspiraclos en las termas cla Trajano, cle Caracalla, da Dioclaciano y por las basilicas cla ordanes superpuaStos cla Traja-
no 3; cla Séptimo Severe qua adquieran asi un nuavo valor. El afio 408
sa promulga un clacrato an favor clal uso secular cla los templos qua sa
protagan como monumentos pfiblicos. Los desaStras dal siglo v1 llavan a convertir adificios an iglasias: en el periodo 526-530, la sala cla
audiencias dal prafacto pasa a sar la iglasia cla San Cosme y San Da-
mian; en el afio 530, una sala ceremonial clal siglo I alberga la iglesia
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.Alegorfs def patrimoaio
de Santa Maria Antics, antes de que ——— bsjo Honorio— el Sensdo del foro romano sea convertido en la iglesia de San Adrian. Por el con— trsrio, y sin duds porque en Roms la tradi cion clssics permsnece mas cercsns y mas viva, Gregorio eI Grande y sus sucesores se muestrsn mas hostiles a la crisdsnizscion de los temp los en la Ciudsd que en otras partes. El Psnteon, consagrado en 609 a la Virgen Maris-“'5 constituye un precedente dursnte cerca de tresc ientos sfios. En ests labor sslvsdors de los papss results dificil trazsr lss fronterss cntre lss medidss utilitariss y lss inspirsdss por el intetés hisrérico
o por la voluntsd de afirmsr uns identidsd a través de los monumentos. Dos memoriss son simultane smente
requeridas pot dos series de “monumentos”, squélla ms's inme dista de uns instsurscion religioss que estructurs la vids cotidisna y define su horizonte, y squé lla mas lejans de un do temporal y glorioso.
Estss dos memorias, entrelazsdss, son invocsdss conjuntsm ente en San Pedro y el Coliseo, en San Juan de Letrsn y la colum ns de Marco Aurelio, en Santa Maria de Trastevere y el srco de Tito, y ssi lss refine ls bula de Luis el Bavsro en su estrecho csmpo dorsd of"5 Ls presencis 1risnsl simultanes de esos dos tipos de monumentos en Roms, remitiendo s dos trsdiciones tan dista ntes, requeris un efec— to de difer
enciscion y la crescion de un segundo dista ncismiento con respecto s is sntigfiedad. Bl edicro por el cual el Sensdo romsno protege
ls columns dc Trsjsno es ambivalente: “Que remo
s que permsneaca intscts mientrss dure el mundo [...]. El que intentsre dsfisrls sers’
condensdo y sus bienes sersn donsdos sl fisco ”. {Se esta hsblsndo ya de monumento 0 de monumento histo rico? Es imposible saberlo. Al reescribir ls hiStoris es posible imsg insr que, si los pspss no ltubiersn tenido que dejsr Roms, sbsndoné ndols al pillsje y a Is ms— leza, el monumento historico hsbris nscid o un siglo antes. Cusndo Martin V regress definitivsmente en 1420, Roms se ha transformado en el desabr'rcro pars su pobl scion de unos 17.000 habitantes. Los grandes monumentos de la antig uedsd yscen en medio de vifiss y psStizsles o hsn sido ocupsdos pars slbergsr Viviendss. Ls estrucmrs de la Roms imperial ha sido borrads por los trszsdos procesionsles
de uns ciudsd de peregrinscion}?
En el marco de la revolucién del saber que en ese momento se vive en Itslis, ests imagen ruinoss de uns sntigfiedsd reciEH descubierts en la ssombross luminosidsd de los textos obligs s otorgsr uns dimension hiStorics a Is mirsds que se posa en los monumentos romsnos. El nscimiento del monumento hiSto rico —bsjo ls designscion .
Los bmrzanfsmos 3» cl monumenro errrrgrro
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plural de “antigiiedsdes”—— debe ser situsdo en ese conte xto mental, en esos lugares. Ann seran necessrios tres siglos mas para que adquiers su nombre definitive).
Ls fsse msir'qzrizmrre del Qusttrocento
Denomino auriqaizmrre :1 la primera fsse de eSte dessrrollo porque el
interés hacis los vestigios del do en cusnto tsles se focalizs tinicsmcnte en los edificios y obrss de arte de la antiguedsd, excluyendo cuslquier otrs epocs. Numerosos teStimonios permiten fijsr, sproximadamente, en la décads de 14.30 el singular despertar de la mirsds distancisds y estetizsnte libersds de lss pssiones medie vsles que, sl possrse sobre los edificios antiguos, los metamorfosea en objetos de reflexion y de contemplscion. Sin embargo, repita'moslo, esta sctitud nuevs se ha ido frsgusndo desde ls segunds mitsd del Trecen to. Los historiadores e hisrorisdores del artel3 que se hsn interes sdo por los movimientos artisticos e intelectusles que se dessrrollsro n en ls Itslia del Qusttrocento hsn identificsdo y distinguido en el' Trecen to dos sctitudes originales propiss, respeCtivamente, de los huma nistss y de los srtisras. Estss dos sctitudes hsn contribuido a uns primers concepmslizscion de la historia como disciplins y del srte como actividsd autonoms. Son tsmbién e iguslmente ls condicion necessria para que se constituys el objeto que nosotros hemos llsms do monumento historico y que, por uns relscion generativs, se vinculs a lss dos nociones de historia y de srte. Nos encontrsmos ante uns sproximscion litersris por uns parte, introduciendo lo que podrismos llsmsr “e1 efeCto Petrarca”. A través de los textos clssicos ——que uns lecrurs filologics y critics buscs restsurar en su purezs original— Petrsrcs desvels uns sntigfiedad (verusrns) desconocida, a la que otorgs los calificstivos de ssnts y de sagrsds en su poems Africa (1338). Esta sntigfiedsd rsdiante relegs en la noche de la ignorancis a los siglos del Occidente cristisno que han contribuido a su desconocimiento y a la falsific scion de sus
obrss de srte. En su halo de luminosidsd, toms vslor de perfec cion y de modelo, )7 tsmbién, por primers vez, revels su fundamenta l alteridsd. Ls leCturs purificsdora del poets que desesba leer los versos de Virgil
io sin glosas y sin barbarismos descubre y funds el distancismiento historico que sers’ crecientemente scentusdo por sus sucesores humanistss.”
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-
Los humanismos y el monumenro anfiguo
Alegorfa del patrimom'o
de mas, también se eneuentra facilitada por la presencia en Roma com3; pasion hombres de letras corno Poggio,“2 que desempefian con ' petencia e1 papel de gufa.
Desde entonces, los edifieios antiguos adquieren un nuevo valor para Petrarca y su circulo de amigos. Son portadores de una segun’da mediacion que autentifiea y confirma aquélla de los libros. Atestig-uan la realidad de un pasado terminado. Son arrancados del dominio fa-
no eStan Sin embargo, salvo alguna excepcion, estos visitantes teStimonio del interesados en los monumentos mismos. Para ellos, el Los humanis— texto sobre el pasado se impone sobre todos los demas. a Ciceron, a tas acuden para evoear e invocar en su mareo ante todo prefieren las Tito Livio, a Séneca. Antes que a los edificios antiguos, de esra aeinscripciones que los reeubren. Alberti resume los limites mismo ya e1 que tirud en el pro-logo de De re aedificatoria, en 1452, magnisu de ha superado: “a partir de las tumbas y los vieios reStos
miliar )7 banalizador del presente para irradiar la gloria de los siglos en que se edificaron. Con su preseneia disipan la resonancia fabulosa de los textOS griegos v latinos, y ese poder no se manifiesta en ningu— na parre mejor que en Roma. Sin embargo, en la epoea' en que Petrarea escribe su poema Afrien, los edificios clasicos eStan todavia al servicio de una relaeion exde clusivamente textual con la antigfiedad. La forma y la aparieneia sino visual, lidad sensibi la los monumentos romanos no esrimulan que otorgan legitimidad a la memoria literaria. Es Roma en su toralidad, mas que sus monumentos individuales, la que evoea “un modo de vida ejemplar [...], la afrras Y la virilidad”,3fl en suma, un elima moral. En 1375, el médico Giovanni Dondi ——un hombre de letras ami-
s a los ficencia, que vemos por todos lados, hemos aprendido a creerle mequiza historiadores muchas eosas que, de otra manera, pareeian
nos verosimiles”. s anPor orra parte, a esta aproximacion literaria de los edificio siglo del tiguos se opone #netamente mas tarde, en la articulacion de es hombr “los de XIV al XV,— una aproximaeion sensible por parte ainteres estan arte” (artifices 33 que, a diferencia de los humanisras, arquilos y resi‘H dos esencialmente en las formas. Fueron los eseulto formal del tectos, de hecho, los que descubrieron en Roma el universo
aqui’ ciertamente las pruebas (argumenta) de los grandes hombres.”
De esta earta, asi’ como de orras correspondencias contemporaneas a ella, se ha podido decir que entregaban una imagen “casi enfaticamente no-visual” de Roma.31 Su pertenencia casi exclusiva a1
mundo de lo eserito y sus preoeupaeiones esencialmente filologicas,
literarias, morales, politieas e historieas siguen hasra las primeras de— eadas del siglo Xv —-y a menudo todavia después— condieionando el enfoque y la mirada de los humanisras que realizan e1 viaje a Roma.
Coluto Salutati, que fue el elemento esencial del humanismo florentino desde la ultima décad'a del siglo XIV y el que en 1396 llama a1 grie— go Manuel Chrysoloras a Florencia; y Leonardo Bruni, el caneiller— historiador, tampoco escapan a esta regla. Si su visita esta major orientada es porque sus lecruras son mas numerosas y preeisas. Ade-
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‘r. r"..-
notable excitacion, deseando que tu tambien puedas verlo algun dia, caminando, deteniéndote al azar, diciéndote tal vez a ti mismo: ‘He
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sin una res [...']"tal como reeuerdo haber leido; he visto todo esto no
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s numentos erigidos publicamente en honor de los grandes hombre anamenaz peligros de pais al que habian establecido la paz )7 salvado
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las cuales estz’i esculpida la historia de aeciones norables y otros mo-
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go de Petrarca— envia a Fra},r Guglielmo de Cremona sus impresio-
l nes de Roma: “He visto -dice-— estatuas de bronce o de marmo las de s disperso ntos fragme sos preservadas hasta hoy y los numero esculturas rotas, los areos de triunfo grandiosos y las columnas sobre
37
en la arte elasico. Es lo que se podria llamar el “efecto Brunelleschi”, las de Senora medida en que el arquiteeto de la cupula de Nuestra o. primer el Flores es el mas ilusrre de sus deseubridores. Pero no
va esre La carta de Giovanni Dondi, citada mas arriba, muestra nonfun de lejos que, y segundo “efecro” impulsado por los artifices ishuman los a o extrafi y ajeno dirse con el “efecro Petrarea”, resulta reaccio— tas. Después de haber confiado a su corresponsal sus propias s nuesrro “de s aquélla opone nes de hombre de letras, Dondi les s estatua las s, edificio os antigu artifices modernos” los euales, ante los cerde nan exami “los a” y otros objetos analogos “de la Roma antigu marmol, ca, quedan esrupefacros. Yo mismo conoeia a un eseultor de entonposei'a Italia que un virtuoso en su dominio, famoso entre los las esy as estatu las evocar ees [...]. Mas de una vez lo he escuehado eion venera y eion ira tal con eulturas que habia viSto en Roma de s autore los de genio e1 a Alabab que parecfa esrar fuera de si [...]. turas escultu esas si que ia conclu y esas figuras hasta lo inimaginable
vieran solamente una chispa de vida, serian mejores de lo que haria la naturaleza”.
Los transportes del escultor anénimo parecen idéntices a los de
Henryr de Winehesrer o a los de Gregorius. Sin embargo, la similitud
'"8
.
Alegorr’a dei patrimonio
Los humanismos y el monumenro antiguo
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de la formulacion ocu‘lta una diferencia capital: e_l que se express por intermedio de Dondi ya no es un hombre-Ede letras, es un arrifex. El
antiguo constituven Lina infima minorfa, dominada por la figura c.om-_ pleja v precoz de Poggio, quien parece haber logrado ——quiza por primera vez— la alianza de las dos miradas, la del erudito y la del este-
placer por el que se deja subyugar estti ligado a la especificidad de‘Su
acrividad. De mas esta’ decir que un tal placer, engendrado unicamen— re por la calidad de las escuituras tie los edificios antiguos independienremente de su v'alor simbolico, ya habia sido expresado en mas de una ocasion por mas de un maesrro constructor o escultor medievaies. La novedad de la experiencia relatada por Dondi reside en el heeho de que la contemplacion desinteresa'da de la obra antigua eStt-i eXplicitamente asumida v reivindicada. SeieStablece asi un disrancia—
ta. La correspondencia y los escritos de esre hombre de letras a1 que
se debe el redescubrimiento de Vitruvio,” revelan como progresiva-
mente y no sin aprehensiones, con cierto apuro y una especie de mala concieneia, da libre curso a la delectacion eateries que 1e procuran las esculturas y los edificios antiguos. Llega a ser un coleccionista, pero no es casual que le pida a Donatello la confirmacion de sus encusiasmos. Donatello 3r Brunelleschi son los que han educado su mirada v
-rniento respecro a los vestigios de la antigiiedad, ana’logo al que adoptaban, en la misma L'Epoca,r los sucesores de' Perrarca.
su sensibilidad, los que le ban enser'iado a ver la arquireetura y la escultura clésicas: un poco antes que sus colegas de la curia romana y que sus compatriotas florentinos.
El enfoque dei nrtifex )1 el mundo de l'as formas piésricas no son menos inaccesibles, por lo general, a la sens'ibilidad de los hombres de letras ‘1’ asi permanecen todavia durante las primeras décadas del siglo, mienrras Filippo Brunelleschi .repite los viajes de esmdio a Roma-“*5 donde realiza los levantamientos de los edificios antiguos y,
En efecto, durante las décadas de 1420 v 1430 se esrablece un
dialogo sin precedentes entre artistas y humanisras. Por una parte, los
primeros forman la mirada de los segundos, ensefiandoles a ver con
otros ojosi Los ultimos revelan la perspecciva historica v la riqueza de la ammonites greco-romana a los arquitectos v a los escultores, cono-
al igual que él y 3 veces conjuntamente con él, Donatello, Lorenzo
cimiento que revisre su vision de las formas antiguas de una precision 'r' una profundidad nuevas. Donatello, Brunellescbi, Ghiberti descu-
Ghibeni, Luca della Robbia van y vienen desde Florencia para analie ear los modelos de la‘ escuitura clasica. Segt’m ciertos hiStoria'dores, sin embargo, la sintesis entre las dos aproximaciones —-la del artisra y la dei hombre de letras— habria
bren a Alberti el arte de Roma desde su primera visira en 1420. Reciprocamente, la influencia de Alberti explica Como, en 1429, Gbiber— ti descarta completamente al antiguo .hombre medieval v crea la
sido realizada durante el ultimo cuarto dei siglo XIV. La car-ta de Don-
jero constantemente consultado.
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3
Niccoli no deja de ser una excepcion. Entre los hombres de letras de fines dei siglo Xl'v y de principios clel siglo Xv los aficionados al arte
Paar-tn dei Pernod.” A raiz de este proceso de “murua imprregnacidn“,4I artistas y hu-
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manistas delimitan el territorio dei arte 3; io conectan con el de la his-
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di a Guglielmo de Cremona no marcaria la oposieion entre dos corrientes paralelas e independientes, sino que representaria e1 anaiisis de dos componenres siruados en pie de igualdad. Estos operarian conjuntamente en los primeros aficionados de arte antiguo, de los que Niccolo Niccoli es la figura tutelar.” Esre erudito florentino que empezo por coleccionar manuscritos de autores clasicos, se apasiono —desde 1380-— por la escultura an— tigua v ordenaba su busqueda por toda Italia. La coleceion que lega a Cosme de Medicis lo situa como el primer aficionado de arte en el sentido moderno del términ-o. Para Ernst Gombrichffi Niccoli es el catalizador que ha permitido la eclosion de los coleccionistas ——principes, sabios, artistas— dei Quattrocento italiano. SL1 habilidad como experto v su sensibilidad son conocidas gracias a su correspondencia,J3 particularmente con: Poggio Bracciolini, del-que fuera el conse-
toria para implantar alli el monumento historieo. Pero la nueva mirada de los bumanisras sobre la arquitecrura y la escultura de la antigiiedad clasica no compromete el juicio estético. El conocimiento
historico sigue siendo itido como el primero y el unico necesario
en el momento de instituir las “antigiiedades”. Numerosos ejemplos —de Leonardo Bruni a Donato Acciajuoli o Pomponius Leto—-— asi lo atesuguan. Incontables hombres de letras iran a medir los templos romanos por la sola satisfaccion de interprets: el texto de Vitruvio. Para muchos y durante largo tiempo e1 analisis visual dei historiador, por atento y preciso que pueda llegar a ser, permanece cautivo de la . trama del saber recibido. La aventura intelectual cie Alberti puede ilusrrar, en cambio, las etapas de una sintesis de la mirada erudita y de la mirada artistica lle« vada a su termino. Su primer encuentro con Roma se produce a tra-
Las humanismas y el monumenro anfigua
Alegorr’nrdel patrimo'nfa
40
leccian, distinta del antigiiada‘das (Villa Mantegna, en Mammal. .Laca ua dc ripo privaAunq o. gabinafa de'curio'sidadas,” precede a1 muse al pfibiica can ura apert dc da, ofrece, smembarga, un primarejempla
vés dc la lectura da Tito Livia )7 da Ciceron. En ase momenta la ciuj
dad es para a] un conjunro de nambras —aquéllos da las monumen‘l rla ras (altaras, tamplos, basilicas, taatras y palacios)— cu‘ya inventa
sus puerras una las caleccionas panrificias del capitolio, qua abriran
establece an el prafacia de su tratada Della Pamfglia-(MZB). Para may pronto sa transforma en arqueolaga y luega an arquitecra. Los
vaz al afio clesda 1471.
gram Par acra' pane, la canservacion de edificios (manumantos,
edificios percibidos inicialmante como'tcstigos da la his'raria romana
in sr'ru. Plantca des equipamienras.3,r otros) se produce necesariamente o, 3! compaliric y dificulrades récru'cas. Es par-re dal daminia pfiblico agicas psical y as pramate 'mecanismas edilicias, economicos, social n ciana colac sa Na . ra-das complajas qua angendran confli'ctos y dificul del n pasio la izar mouil puada se templas ni anfitaarros romanas. No y el amar al arte coieccianisra para protegerlas. La pasian de saber
pasan an seguida a ser esrudiadas y referidos sabre el piano topografico que prepara para Nicolas V can 'visras ala restauracion de la Ciu-
dad}:
Finalm-anre, la abra romana es laIda como una laccion de cans-
truCCién y, luega, camo una introduccian al problama da la bellcza. la Para el auror clel De re aadificararia, las edificias de Rama son, a vez', la ilusrracian de las raglas de la belleza arquirectonica —qua se
quitactura. Para siguan, sin embargo, dominados por la periodiaacion tripartira da Parrarca: balla antigiiedaci, adad oscura y renacimienro
' modarna. Esra asquamagdesrinada a una larga trayactoria, candiciona y orienra la vision de las eruditos, da las artistas y de sus macenas, excluyenda de su campo toda la pertanecicnta a las periadas intermedias. El manumenra hisrarica sala puede ser antigua, y el arn: solo puede ser anrigua a contemporaneo. La li're'rarura de las humanistas respecro al saber y al placer dis« pansadas por las abras de la antigfiedad anticipa su canservacian da-
libarada y organizada. Esta roma farmas diferenres segun se rrare dc
abjetosmuebles a de edificias. Par una'parte, las monedas, inscrip-
cianes, esculturas a fragmenras divarsas caleccianados par las artistas, las humanistas y por las principes italianos san canservadas en
las sradialr', las anteca’maras, las carrfle y las jardines de sus residencias. La galeria, organo especi'fica, no aparece hasra el sigla XVI, pera algunos aficionados del sigla XV cansrruyen edificias para acager sus
.IJrvwv-wgr‘-
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han aparrada una contribuciOn original 21 la histariografi'a de la ar-
dcsrruccian que las edificios antiguos contrailas fuerzas saciales cle doble valor hisdel ncia concie dc amenazan. Par esta mativa, la rama canduce a su no edad antigfi la cla s torica y arrisuco da las monumenta Rama dal La ta. rocan Quart al an arica sisram y a consanacion afactiv alencia. ambiv le siglo xv sa caractariza, an ear: aspacro, par una notab
io IV A partir de la década de 1430 y dal pontificada da Eugen
la car-re ponti(1431-1447), las humanisras —parricularmenra las da cién atan. rOtec una'p a fical— llaman, unanimas, aila canservacian y en su cacoma obras ta de las manumantos ramano-s. Tanto an sus d an ciuda la de rsion rrespondencia, estigmatizan', a1 unisono, la conve
1-:-
Quararacanto. Los siglos ascuros qua han ignorada‘esta belleza no son mancionados.” Par el conrraria, otras arquitectas de la misma épaca, coma Lorenzo Ghiberti o Filareta, no desdefian mencianar en sus escriros las abras dc algunas canstrucroras dc las siglas XIII y XIV. Sus analisis“
—-...a-.—_.—‘..1r.-_.:—n1.-..-'.-.
en Roma, anta cuyas vastigios podran formarse las arquitecras clal
_.
una inaugural “historia de la arquitecrura” qua, sagun 61, se inicia en la dasmasura an Asia 3: continua con la axperimantacian da las medidas y las pr'oporciones an Gracia hasra alcanzar, par fin, su perfaccian
pratecci-an de cansriruyen la unica, alaataria -—cuando no irrisoria— las
.
asfuama an formula: an tarmin-as marama’cicos—-— y la culminacion de
41
las harnas cantera abiar'ca para alimentar las nuevas construcciones y
amigo: “Hay una de cal. Paggio describe la Rama de Nicolas V a un da palacias, didos, abundancia casi infinita da edificios, a vacas aSplén latamanra comp para as, mansianas, rumbas y ornament'as divars os y porfid las var n inacié arruinadas. Es una vergiianaa y una abom as ormad transf nre uama contin y marmalas arrancadas a esas' adificias
de Rama en cal. Las cosas del presence son basranre trisres y la bellaaa rma la canfi y eco hace le esta’ en vias de clestruc'citfzvn”~..“6 Favia Biondo n integra a eren ascena. Danuncia “la mano Imprab-a dc las qua rransfi s, las antiguas marmalas y las viejas piadras an atras consnucciane s edificia veian se sordidas", describe las vifias qua crecan “alli' donda
s soberbias [cuyas] irablas piedras talladas han sida transformada quada fora clel frente en cal”. Y atesngua: “Al lada del capitalio y al el portica de un ramplo de la Concordia qua, cuando vine par prime-
de ra vez a Rama, vi casi cntcro, falrandale solo sa revestimienro marmal. Pasreriormente las romanas la han reducida enteramente a
cal y ban demalida e1 partica, derribanda sus calumnas”.”
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A/egorfia delparrfmom'o
' Los laumanismos y el monumental anrrgao
- Los mismos ropoi-clel asquelato despojatlo tla sus carries y da la in» famia qua sigua a la gloria sa rapitan aparaailancio clascla an al Rainamni dassriprio arbr‘s Romaa (1450-1452) tie Poggio haata en la carta cla Rafael a Leon X (cle 1516aproaomadamantaj, pasanclo por el poama (1453)
pena cla excomunion y de saveras multas, prohiba “a todos,'religio-
sos o laiaos sin axaapaion, aualquiera qua sea su podar, su dignidad, su astatus o su rango, aualquiara qua sea al lusrra aolesiésrico (Incluso pontifical) o mundano con al qua astan adornaalosi, damolar, hater pedaaos, dafiar o convertir an cal, direcramante o indirecramante, publita o secretamente, todo edificio publieo ale la antigijedatl o todo
que el cardanal Piccolomini, Futuro Pio II, dirige a Rom
a “claspojada de su antigua gloria” )2 en la que ”el pueb lo impio arranca las
piedras de sus moros )2 transforma en cal losimarmo les duros”.4E
De un texto a orro, la violencia de las prorestas as ident ica, traduciendo ya sea preooupacionas exclusivamenta historioas (Pom ponius Lato bajo Sixto IV) o afiadiendo el lamanto doloroso por una balleza pardicla (Fausto Maddalena dai Capo bajo al mismo ponrifioado). Como en la époaa cla Gregorio al Granda, la tarea cla la preservacion inaumba a los papas. Pero 'ahora sa trata de una conservation modatna, qua deja cle ser cle apropiacion y lesion adora para tornarse disranaiada, objetiva a ir aaompanada de medid as de rastauracion y cle protaccion tie los edifiaios antiguos contra las multiples agresiones qua sufren. Z . A partir clal retorno da Martin V, las bulas ponti ficias consagradaa a asta
aestigio clelos edifiaios antiguos existentes so bra al suclo cla- dicha oiuclad o en sus alradadoras, incluso si se encuantran an propieclacles qua
Jes pertanaaen en la ciuclacl 0 an al campo’?” . . ... El discurso pontifical as firme 3! da una exhausttva pramston. Las madiclas panalas aonaiarnen a “todos los arrasanos o .a‘l’os ob_raros qua han sido sorprandidoa an flagrante daltto cle demOlICIflf 0 da dagradaaion, asi oomo a aquallos en cuyo nombra acmaron . Aqanta: ad bot: se encuantran asi revesticlos da “plana )1 entara autoridad para “aprisionar [a los infractoras], aonfiscar sus animalas, :q instruinantoa )1 otros bianas [m], forzarlos a pagar sus multas . Natiia puaria derogar ninguna da astas madidaa, salvo al sobarano pontiflca
mismo, y ral prooadimianto dabara nacasariamanta ser tWO 0 tie una bula o da un informa apostoliao. Piualmanta, y para qua nadia puada pretender ignorar astas disposiaionas, astas son proalamadaa-y aXpuaSEas an toda la aiudati. _ . '
adifiaios da la antiguedad y sus vastigios. En afacroiéstoa “aonfiaren a clieha aiudacl su mas harmoso adorn o y au mayor mean-
to” a la vaz qua invitan a saguir loa ajamp los gloriosos da
los antecesores 3r “sabre todo, lo qua as todavia mas impo rtanta, asros mismos
edifiaios nos permiten percibir major la fragiliclad de las oaupaoiones
humanas”. . “Emooionado ante tales aonsideraciones'”, sensi ble también a los ruegos de su entorno, al Papa pasa a anunciar un conjunto da prohibiciones pracisas y formales respecro- a los edific ios antiguos que no iten axaepaionas. Proclamando su total aaua rdo con “aquellos da sus praclecasoras qua se habian manifesradoiex prasamanta contra la demoliaion y la degradation tie los adifioiosan tiguos”, rastableca al dacrato -——aun vigente— que las prohibe y casrig a con precisas penas pecuniarias. Adamas, con “el peso de su autoridad apostolica" y bajo
n——rw-.1—a-_. --u—-.-—.-.—r-
serva
r” las basilicas, iglesias y todos los otros lugare s santos cla esta eiudacl sino también para que las futures generacio nas encuentren intaatos los
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var la “ciudad madre en su dignitiad y en su esple nclor”, quiere “des— plegar el euidado mas vigilante" no solamente para ”mantener y pre-
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fin sa sucadan, varias vaaas bajo Lin mismo pontif iaado. La bula Cram airman Hoarram arbam,.publiaad a al 28 da abril da 1462. por
Pio II Piaaolomini as ejamplar a asre raspaato. De antracla, al Papa disringue entre monumentos y antigiiedaclesl Con el deseo de conser-
43on
Los papas no sa contentan con las solas madidas prevantwas. DaSpajan, clasascombran, rasrauran las antigiiaciadas. Martin V rasrablace la funaion tie Magis'rar viamm. Eugenio IV ranuava la tachum— bra del Panteon 3r despaja las inme'diaaionas. Nicolas ‘v’ (1447-14’55] enaarga a Albarti levantar un piano mpoara’fico da Roma qua sara la base da un gran proyaCto da raastruaturaaion cla la crud‘ad, con al qua sa rastablaaara una parta cla sus ajas antiguos. Albert: quada igualmanta anaargado cia la aonsarvaaion y tie in valorizamon cia l'os gian-
des monumentos da la antiguadad. El aauaduato Acqu'a Vugmao 1 as nuavamanta pueSto en funcionamianto. El muro Aureliano-as repara-
do; una resrauraoion acompafiacla del derribo da alertas edificaoionas permita clasocupar al contorno dal Pantaén y al puanta San Angelo da laa aonSEruaaionas parasites qua los ocupan. Pio II (14584464) Iasegura la cradibiiidacl da la bula al haoar abrir, por primera vez, las cameras de marmol an Carrara para ataJar la axtraaaion ala material clal Colisao. Pablo H, por su parre, haaa ras-
taurar el areo do Septimo Severo, al foro romano,.el Coliseo y la ao-
lumna trajana. Sixto IV (1471-1434) rastaura al temple tie :‘v’astaEr y hate claspejar el arao derTito, totlavia encaStrado en. las fortificaCIo—
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anro antiguo Los hummus-mos y al monum
Alagorfa dal purrr'mom'o
adi« ragan y con la orra dagradan los go da los afios, con una man‘o pro acién da los humanisras sa alava rob ficios antiguos da‘ Roma? La rap ndo masacra da Roma: Poggio y Bio la an al pap su an ganaral contra W. ro Lato y-Fausto Maddalena a Six ra safialan a Nicolas V; Pomponius uaa qua Lorenzo da Médicis saq Algo mas tarda -—y daspuas da asa hici iandro VI
nas naadiasralas da los Frangipani. Dafina, adamas, las raglas da axprow piacion por causa cla utilidad publica y publicaal prirnar adicro coni -' rra la axporracion da las obras da arta.
La anumaracion da rodas las madidas da proraccion adoptadas
VIII) y da qua Ala Roma )2 Ostia (bajo Inoaancio aal a dicasa al Foro— 1a carta cla Raf qua la (Samara Apostolica adju sus da )1 as pap d da los
an Roma hasra finalas dal Quarrrocanro saria fasridiosa. No obsranta, ni la altura da miras da los raxros ni la amplirud da los trabajos da conaarvaaion raalizados daban disimular la acritud antitética qua, paradéjicamanra, las as aoaxran's'iva: los mismos proragonisras qua sa rnuastran ran implicados an la causa da la consarvacion no dajan por
ponsa'bilida Lao'n X“ vualva a cuastionar la ras familias. Ni siquiara la act irud
all'o da parricipar constanta, lucida y alagramanra an la davasracion da
quiniantas carratadas da rnarrnol y piadras rallaclas, sin contar con al
travamno y la toba axtraidos dal Colisao. Sa saba por lo damas qua sa antragaban trainta mil ducados anualas a un tal Baltrarn'o da Vara— sa qua 'axplotaba sus propios hornos da cal}2 . La ravisic’in cla las cuanras parmira aonstatar qua al mismo Pin II Piccol'omrni, a pasar da sus propi-as bulas y da-las cantaras qua hizo abrrr an Carrara, axtrajo abundanra marmol y rravartino dal Colisao
y dal capirolio para sus construccionas dal Vaticano y da San'Padro.
Tambian saquao a1 puarto da Ostia y la Villa Adriana, raconociando qu-a “la construacion da una ciudadala absorbio-casi antararnanta los mqrfirialas sacados da los vascigios vacinos dal nobla anfiraatro da Tiv0.1 . D'a la misma manara, al cardanal vancciano Pietro Barbo f-ururo
Paolo H, obriana Ia concasion dal Colisao para adificar al calabra palacro Vanazia qua acogara’ sus colaccionas da arta antiguo. En cuanto
a Sixro W, nuavarnanra al Colisao la abastaca da los matarialas para al puanra qua. llava su nombra, y una 'madia docana da ramplos 1: arcos da rriunfo pagan al cosro da su politica cla aonsrruacionix'i3 J
gCémo aXplicar la ambivalancia da asros principas 37* da astos papas qua, vanamanos, floranrinos o. sianasas, idénticamanra y a lo lar-
so cla los qua protastan, hombras‘ cla larra — lirica ar llor con ta aal- no sa contan'
Raf artisras, as siampra coharania.
uJ-p-_—."
raina dal Ida] aSta nobla ciudad, anrafio manta sobra “[al] cadavar singular Con ”. ada misarablamanra pi llada y dasrroz
..—_.
Roma y da sus antigiiadadas. . En la practica, los monumentos antiguos nunca dajaron da sar cla utilizados como canraras da aprovisionamianro da las politicas cony os convani hallado han Sa papas. los da nuavas consrruccionas rraros asrablacidos con los aonrrarisras an los archivos pontificios: sa conoca asi al nom'bra da dos contratisras- qua an 1425, duranta al pa_ pado da Marfin V, raciban al ancargo da anconrrar an los monumanros antiguos las harmosas piadras nacasarias para rasraurar al pavimanro cla San Juan da Lari-an. Duranta al pa'pado da Nicolas V al Faro, al Circo Maximo y al Avanrino anuagaban cada afio dos inil
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niundo, lno}r tan nuava Roma qua varnos acmalaudacia, danuncia qua: “Toda asra , con sus palacios y sus iglasias, an su grandaaa y an'su ballaza
manta, l anticon la cal provanianta da marmo ha sido antaramanta adificada llagami da das , qua an fundo dolor guo. Yo no sabria pansar sin pro han os ant num mo los bal a afios, tantos daa Roma, no haca aun d'oc cia cla Dio da os bafi las a da antrada sido dasrruidos: la Piata, aliarco a ncandia
ra, una p-arta dal Foro —-i no, al tamplo da Caras an la via Sac han sido convarticlos an cal [...]. haca pocos dfas y cuyos rnarrnolas
do cosas ca al habar tolarado samajantas Es una varg'uanza para asra épo o mas os da Roma no habrian acruad [...]. Hannibal y los- otros anamig da un as banaficiario,'sin ambargo, cru-alrnanta“.” El mismo Rafaal San da dola "an tanto qua arquitacro Bravis dal mismo Laon X confian los os rod cla 1:odas las axcavacionas y Padro, la inspaccién ganaral cla an an har sa ra da aho
rmol qua das dascubrimiantos da piadrasly da ma millas a fin da qua puada corndiaa Rorna y an una circunfarancia da rio para la consrruccion dal nuavo prar todo lo qua [la] sara nacasa ' . ramplo".5‘ inosidad da la lum la por dos a— avill mar En raalidad, asos hombras lino podian, da un dia para otro, antiguadad 3: da sus antiguadadas os ianr tam por aom ni olviclar los bararsa da una mantalidadancastral saguian siando los da la mayoqua y os sigl inscritos a lo largo da los ia s a ilatrados. La torna da distanc r‘ia da sus contamporénaos, latrado un a axig a, iaaj and uiara un largo apr anta los adificios dal pasad-o raq primir y qua as nacasario a fin da com tiampo qua al sabar no puada I , iliaridad. qua al raspato susriruya a la fam
da los caleccronrsras El dasarrollo cla las colaccionas y la gula aron, por lo damas, onrr rsa con inscripcionas o asculturas anc
por haca
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Alegoria del patrimonio
L05 attrnanisntos y el rnonurnenro antiguo
un rerreno- privilegiado en los edificios cuya s piezas 'fueron desvergoazadamente arrancadas. Degradacion es que se incrementan a me—‘i dida que aumenta el numero o'e aficionados )2 que florece el comercio del arre. . La acritud contradieroria de los papas y de su entorno viene dieraoa, sobre todo
Noras I Cabe citar algunos rrabajos que 'aluyen extensas bibliografias: ALSOP, Joseph, The rare Art Traditions. Tire History of'Ar't Collecting and Its Linked
Phenomena, Harper :5: Row, Noeva York, 1982, donde e1 autor no sefiala tal vet:
, por las politicas técnicasy economicas asociadas a la necesidad de modernizar y de embellec er la ciudad para transformarla en una gran capital secular. La urge ncia de la accion exige con-
suiicienternente so deuda con TAYLOR, Henry, The Taste offingeis, Little
Brown, Boston, 1948; KRAUTI-IEMR, Richard, Rorne Proriie ofa Ci. .312— 1303, Princeton University Press, Princeton, 2000; AD .. , jean, inzuenees
antiques dens i’art du Mayan Age fiangais [1937], Ed. do Cl'l-IS, Paris, 1996. E". HANSEN, Esther Violet, Tire Atralids of Pergarnon [1947], Cornell Lini‘rersio,r Press, ltl'iaca, 19?}.
tar con materiales de consrruccion sin sofic iente disponibilidad asi como de espacios libres para realizar noevos programas y rivalizar con las obras de la antigiiedad. Tal como ‘suce dera’ mas tarde en el mar'co de las moderniz
.3 ALSOP, Joseph, op. cir., pug...195.
aciones territoriales emprendidas durainre el clasrctsmo o despues de la venta de los biene s nacionales iniciada por
4 Reierirse a lo que sugiere Pierre Veyne {particularrnenre en La pain et ie cirque, Scull, Paris, 1976 y en Eie'gie e’roti ue romaine, Seoil, Paris, 1934}, EU: resulra ser tanto rnris interesante en in me ida que el autor es el teorizador e
la Revolucion sa, y tal corno continua ocurriend
o todavr’a boy ante nuesrra visra y por las mismas razon es, los ejecutores del traba-
una epistemologia de la drierencia. 5 urns: el articulo inicial de Pierre Gros, "Les statues de Syracuse et les ‘dieux' de Tarente (la classe politique romaine a la fin do Il'l stecle auant ].-C)", en
JO sucio de la desrruccion fueron, a menudo, los promotores y los contransras
. .Y. quiaas eata ambivalencia de los papas, que se asemeja a una duplrc1dad, anuncia una de las dimension es mas importantes del dis~ curso occidental sobre la conservacion y la proreccion parrirnonial en general, 3* sobre la de los monumentos hisré ricos y de las antigiiedae des endparticular. Esta discurso, independ ientemente de que se base en la razon o en el‘senrirru'ento, jusrificara’ Ia boena conciencia de quien demuele 1r garantizara la demolicion. Al asociar la nocion de las antigoedades con la de su preservacion, saca ndo asi del juego el concep— ro de desrruccion, el papa xsus consejero s fundan una proreccion ideal curs. naruraleza, puraniente discursive, sieve para oeulrar y para aurorizar las desrrucciones reales de estas rnisrnas antigiiedades. . Asi, en el eseenario del Quat'rrocento italiano en Roma, los tres discursos de la pers
Reuue des etudes iarines 57, Les Belles Lertres, Paris, 1979.
5 El borin 'de guerra y su cantidad sirnbolizan el valor militar de quienes lo lleran triunialrnente a Roma, en desfiles que los ses imitarlan durante la Reuolucion de 1?39 y tras las-carnpaiias de Bonaparte. F' Sylla esraba particularmente apegado a una esraruilla en oro de Apolo, hasta el ponto de llevarla en todas sus carnpafias. Pero cabe preguntarse en quc '
medida ese componamiento estaba motivado por la supersticron.
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3 En Roma, en el ar'io 459, on decreto legaliza la expoliacion de edificios
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riruir el origen del monumento historico.
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pecriva hierorica, de la perspectiua arris rica y de la conseruacio’n contribuyen al surgirnie nto de un noevo objeto que, aunque lumt
ado a las antiguedades, por y para on publico reducido a una minoria de eruditos, artisras )1 princ ipes, no deja, sin embargo de cons
47
"cuyo esrado no permit: reparacion”. 9' Estos anadidos serian destruidos y el monumento despejado en 1337. Las Arenas de Nita habian sido ocupadas de la rnisnta manera. .r’
10 MARROU, Henri Irrinée, Histoire de i'riducation alans i’Antiquitei [1943], Seuil, Paris, 1965, particularmente el capltulo “Le Christianisme er I'éducation classique" en el cual el auror rnuestra que los primeros crisrianos “tan intransigentes en su voluntad de ruptura con el mundo pagano del que no cesan‘ de denonciar los errores" no crearon la escuela de inspiracion religiosa corno diierente de la escuela agana de tipo clrisico, la ue parecia deber imponerse,
sino que conservarian os marodos de la escuela c :isica.
11 van: ADH‘EMAR, Jean, op. cit.
12 PANOFSKY, Erwin, Renaeirniento y renaeinrientos en ei arte oceidental [1960], Alianza Editorial, Madrid, 2004.
13 El termino es, por supuesro, i atc[laropi.o..i'*v1e permito utiliaarlo remiriéndome
a la obra magistral de BRUYNE, E gar tie, Etudes d’esriyétique rnédreuaie
[19451,a1bin Michel, Paris, 1993.
14 “De la istration", en Me’rnoire de i’Abbe’ Sugar srir son istration abatiaie. l, cirada en la cdicion de PANOFSK‘I’, ErWin, Abbot Sugar on the Abbey Church of Saint-Denis, op. cit.
48
guo Los bumanismos y el monuments anti
Alegorr’a def parrimouio
-
anos, prcficro dcsignar asi a los que 33 Mi: flue con cl térrnino dc artcs y rcnacentrsta dc crs. Artifices: plural practican as ,ar'tcs, cn cl scntido medieval de artifact. plasticas que con Vasari sc llarna'ran 34 La' autonomla dcl campo dc las artcs origcn cl intcrés de esos arquitectos las “artcs del dibujo” no ticnc conio unico d. Panofsky ha rnostraclo como la y escultores por las obras dc la antigiicda los hombres dc lctras toscanos a a o ucidcond preocupacion politica habia artistas quc promoviaa un artc sus a ar otorgar, en el siglo m, un nucvolug rcnacin'iiento dc la polltica El . original rcspccro a los'canones biaantinos vation (sin vinculo con 1o antiguo] de reno la en iora mctfi su nacional encuentra ni (T1347) y'lue o Giovanni Boccaccio lo uerdadcro en pintura. Giovanni Villa a la gloria dc F orcncia. Esra scgunda iotto [1313-1375) asocian la fiiura dc.G , no men: rinculo inmcdiato con la iuentc, que emana dc los ombrc's dc lctras ada al art: cs :1 rcsultado de una experiencia estética. La importancia otorg unicnto nacional. scnt' a1 iada asoc reflexion rnoral 3r politica 1401 1; 1403, al'igual quc Donatello, 35 Brunclleschi sc cncucntra alli cntre . 1432 3' 1413 on r cula pcto vueluc, en parti ALSOP, Joseph, op. cit. 36 Estas son, an particular, las tcsis dc
Romeie, 15 MfiGIS'IER GREGORIUS, Norrrtcio dc mircbilibus urbis
. E. _I. Brill, Lcidcn, 197D. uereres 16 En isu Historic Pourificaiis, cl igran'ia dc Horacio “inscnit statuars a Damarippur contend-:1" foe aplicado :1 Henry dc 1Winchester por los burloncs a1 los quc respondio que :1 tra aio cle los escultorcs paganos era rnur superior J
de los cristianos.
1? Abelaro‘o rctoma, por su arre, el argum'cnto dc san Agustin para defender rum c_l cst‘udio dc la literatura clésica: “Propter eioquii uerrustarerrr er membro
so puiebrrrudinem" (“a causa dc la gracia dc su palabra y de la belleza do . construccion”).
13 Una parte del doble pocma dc Hildebert ha sido reproducida por KRAWEMER, Richard, op. cit.,-p:igs. 100-202. tal, 19 RANOFSKY, Erwin, Reruacirrriento y reuccirrrientos an el arts occiden
medieval art", on op. cit.; PANOFSKY, Erwin, 1r SAX, Fritz, “Classical myth in
dieur Metropolitan Museum Studies, 1932; y SEZNEC, Jean, Lo sumiucnce des
antiques, Institutc Warburg, Londrcs, 1940 {version inglcsa en Princeton Llnurcrsit}P Prcss, PrinCcton, 1995}. 20 Conservado ho); en cl Museo del Louvre.
the Revival of Lettcrs to the Reform of 3?. GOMBRICI-I, Ernst, “From the en The Heritage opriies chi", elles Brun o Filipp and oli Nicc olo Arts: Nicc _ [1976], Phaidon, Oxford, 1993.
2.1 Citado por ADHEMAR, Joan, op. cit.
s {dc los 22 cLin Adhérnar, las grander ahadia's considcraban csos ”rccmpico monumentos an-tiguos) corno cl unico medio dc preserrarlo y de conscrvarlo
33 Correspondencia dc Niccolo Niccoli. Vitrubio dc un rnanuscrito en la 39 Tras cl dcscubrimicnto pot part: dc an 1414 o 1416. La cdicién princeps dcl bibliotcca dcl monasterio dc Saint-Gall, . ' De Architecturc cle Vitruvio data. dc 1436
para la adrnrracrén dc la posteridad", op. cit., prig. 104. 23 “13c consccratione“, en Mrirnoirrs de i’Abbe’ Suger sur sou istration obbctroie, III, Ibid. 24 KRAUTr-iELMElichard, op. cit., prigs. 191 )r as.
cit., pigs. 315 y as. 40 mumalmsa, Richard, Ghiberti and Alberti, op.
41 KRAU'I'i-IEIMER, Richard.
.
26 (1323) Actualmente en el Museo dc Munich.
r.‘.---1--v-1._.
o 25 Bajo cl nornbrc do Santa Maria Rotunda. En 618, cl cdificio es consagrad
a todos los santos y, an 330, sc coloca un altar en su nicho principal. n1 segundo tcmplo cristianizado, cl dc Fortuna Virilis, lo fue solamente cntrc 372 y 382.
217 Segu’n cl restimonio del autor de la 1.rida cle Martin V on Roma, en Latinas Vitae. Veasc P. Sica, citado por FONTANA, Vinccnao, Artisti e commitreuri neiic Roma dei Qucnrocertto, Instituto di studi rornani, Roma, 1973. 23 Véase,_cn particular, PANOFSKY, Erwin, Renocimicnto j; renacirrtierrtos err ei orre occidental, op. crt.,_y KRAUT'I-IEIMER, Richard, Lorenzo Giiiberti
innoracién mayor quc aporta a la 42 Solar: esta Deseriptio urbis Romans 3* la ', “Lo studio di Roma negli scritti cartografia romana, véase VAGNETTI, Lui m rtei V center-rcrio diLeou infir albcrtiani", cn Corruegrio inter-nacional.: Lincei, Roma, 1974. Vagncrri 'muesrra Barristc Alberti, Academia Nazio'nalc dci Ludi mitten-uteri, lo que le pcrmitc los bien las relaciones de la Descriprio con Subrayando la preocu acion situar csta rcalizacién dcspués dc11443. a glo a1 dc Roma.
ccr la fortn moriolégica dc Albcrti, quc busca haccr apare
la “historiografia” inscrtacla en el 43 La ornisién, deliberada, es significativa: las cstéticas cstablccidas pot cl rc las funda 31 nc sostic cap irulo 2 d'el Libro IV i modelio, Officina, Roma, 1986, autor. Véasc CHOAY, Francoise, Lc regolc e i-da dc Le régie er is model’s, corrcg y cap. 2 rctorna'do en la ' edicion revisadafico dc Alberti sobrcnticnde la riogra histo ue enfoq El . 1996 Seuil, Paris, c historia de la arquitecrura distincion entre hisroria de la consrruccién ra hasca Violler-le-Duc. Véase itcctu arqu la dc s rnantcnida por los tcoriaadorc ps3, 60 y nota 35 pag. 133. hisroria d'el arr: a través de la obra 44 Estos prefiguran la aproximacion a la
{1956], Princeton University Press, Princeron,-1932.
" gill-“1.101": iro-. esrudios e irues'ti n . 2.9 CARIN, Eugcnio,‘ Mediocuo y reuacirrier [1954], Taurus, Madrid, 21100, especialrnentc la primera parre, cap. IV, v la l segunda parte, cap. V.
30 KRAU'I‘I-IEIMER, Richard, Lorenzo Ghiberti, op. cit., prg. 295.
31 lbid., pig. 294, antes dc citar la carta de Dondi. .32 El gran humanisra florenrino permanece alli continuarnenrc desde 1403 hasra 1458, con la sola interrupcion dc sus riaics.
49
Albert: adopta, por el individual, :3] tomo la clabora Vasari cn sus Vita. les, de la que no se cultura a'rcas contrario, una aproximacion anénima, pot
"
2‘?”
HJE'T—PE'
i
c dc Hegel. encuentra ningi’in clernplo comparable hasta la Esréric
50
-
Alegorfo do! parrimom'o l-J
45 La primers ooleooion do antigiiedades‘, tnl oomo aparooe en el Quartrooentoj, debe ser difereneiada de los gabineres do ouriosidades do la odad media, 3‘ caraeterizados por la heterogeneidad que rneaola y asooia oreaoionos de la' naruraleaa {sax-as, exorioas, oxrrlafias, teratologioas) y oreae'iones del hombre, enrre euya diversidad enouonrran ocasionalmenre su lugar las monedas, joyas y objetos antiguos. En lospaisos del Norse, oi gabinere do ouriosidades sobrevivira hasra eI Siglo do las Luees. El josuira Kiroher mezola en su museo las insori oiones y vestigios ogipoios oue lo. hioieron oélebre con animales ernbalisamados, oonohas, orisralos )1 objoros do Brasil. Horace Walpole, nombrado rrnsree del British Museum on 115.9, se queja a su amigo Horace Mann de ser :1 “guardian de embriones y do conchas”. Véase TAYLOR,
EL TIEI‘APO DE LOS ANTICUARIOS. MONUIVIENTOS REALES Y MONUMENTOS
FIGURADOS'
'
Horace, op. sin; y, on particular, POMIAN, Krzuszrov, Collooriorsours, amorous-s
or ourioux, Gallimard, Paris, 1987, y SCI-WAFPER, Antoine, Ls 3.55am, in iioorne e: lo tulips: collections or oolleorr'onrsours closes in Francs do X-VH’ siéolo, . Flammarion, Paris, 1933.
46 Cirado por MONTE, EugEne. Les nrrs ii in oonr dss'Pope-s pondonr is X1?”
a: lo XVI“ siéoies, [18?3], I-iildesheim, Nueva York, 1393, cap. I. "Do Martin V
aPio fill-4111464)”.
Dospués do one los humanisras iralianos aoudan a Roma dosdolla Tosoana, la Lombardi'a y el Vénero para dosoubrir sus monumonros y
47 15:3.
43 lbid. 453' loid.
apropiarso dol concepto do antigiiedados, los hombres do lotras do roda Europa roperiran oso viajo ritual.
50 lbfd.
A rravés do esras idas y vonidas ——-y do la movilidad que caracto—
51 Alberri ha esrudiado deralladamenre a Fronrin. 57 Documenros publioados por MUN'I'Z, Eugéne, Ibfc’.
riao a la Europa orudita duranro los siglos XVII y XVIH—, ol oontonido
mismo do la nooion do antigiiedades no cesa do enriqueoerse y su
H
campo do eXEondorso. Los orudiros ouropeos oxploran nuevos lugaros. Busoan ios vostigios do las civilizationos madrosdo Grecia, do Egipto
53 M‘LCCO, Miohela di, I! Colossoo, frenziono simbofioo, srorioo, urbono,
Bulzoni, Roma, 1961.
'
-
y do Asia monor on los confines do"
S4 Dos manusoriros, ligorarnenre diforonros, so'oonservan do osra oar-ea, poblieada por primera vez en las Oporo do Baldassaro Casrigliono [1733], R. Rieoiardi, Na’poles, 1960.1En 179:9, ol abad Daniele sooni realizo una noeva edicion formalmenre a’rribuida a Rafael (Conger-rum roe mm lensro
ore-dorm o’i Boidossore Cosrigiforis sir." d; Rnfioollo do Urbirio). Opinion, *
oompanida por lohann David avanr (Raffaello oon nrbino mm’ soin Vore'r ' Ciooonni Soon, Leipzig, 1839} one oonsideraba, sin embargo, one Casriglione pudo poner el ralento do so pluma al servicio de su amigo Rafael. Aorualmenre,
pareoe quo el contenido teonioo do la oar-ta es apoorifo, pero que, en sodo easo,
-'
55 Op. m.
56 Brews do] 2'? do agosro de1515.
"L-J-TI-l_—.Iu
Rafael es realmenre oi inspirador do soda la primera parse del tomo.
;Tambie'n osrableoon ol in-
vonrario do las ruinas romanas y griegas que so onouontran en sus respeorivos paises. Esa misma sod do information los llova, ademas, a interrogarse sobro sus propios origones —atosriguados por otras con— firmacionos materialos quo sora‘in llamadas “antigiiedades nacionales”. Jacob Spon, médioo y erudiro do Lyon, prolonga su viajo a Italia bases Anatolia busoando insoripoionos y monumentos grooor romanos. Al atravosar ia Provonza observa, sin embargo: “nuosu'a misma Francia puode ofrooernos bellas piozas, tanto corno Grooia o oorno Italia. A veoos so dosouida lo que so tiene para oorrer tras curiov sidados extranjoras quo no son nn:jora:=:s”.I E indica, on otro oscriro, que no hay quo roalizar solamonto ol lovanramiento do las inscriptionos do “la antigiiodad pagana [...] sino también el do las dc la historia do Francin”?
Paulatinamente, las antigiiedados adquieron una nuova oohoron—
oia visual y semantics que confirma'ol trabajo opiatemolégioo del
Siglo de las Lucos y su proyeoto do democratiaaoion do] saber. E1
. g
y monamanros figurados
Alegorfn del patrimom‘o
3338’
52
El riempo de [05 anticaarios. Monumenros reaies
_
_
.
,
.
s de los de los monumenros. son mas seguros que los qua aprenderno n de su uacié inrrod la en as lacror los a libros’fl" E1 misrno autor indica s
rnornusao —-qua recrba asrc nombre3 apromm-adamanre an al mist-no
cionaliza la" manro an qua lo racibe el monumento hisrorico—.-instiru y de los obiato‘s conservacion material de las pinruras, las esaulruras
las antiguedade obra principal (1722)B qua sus investigacionas sobre la obra da major r randa comp de idad ' ruvieron aomo origan la nacas los padres griagos. acianras a Durante mas cla dos siglos, una rad cle arudito-s perren
s arquirecda art: antiguos y prapara asi la via a la de los monumenro
tonicos.
zo de Las antiguedades consriruyen al objaro da un anorme esfuar
la antiguetodas las naciones 'daEuropa invasrigaron losvestigios da
del siglo XVI concepmalizacion y de invenrario enrra la sagunda mirad
a la alta aris— dad. De muy divarsos origenas (da la burguesia media s, hombres ionale profas y s ocioso laicos, y rocracia), esrado (raligiosos
sitiy al sagundo auarro del siglo XIX. Trabajo apoyado por un dispo da corpus iconografico qua facili'ra su paso a la mamoria: un vasro
de larras y cianrificos) y for-tuna, esraban unidos rodos por una ml?
vo
, va a ser raunin edificios, consarvados en terminos de imagen )2 rexros -. do an un museo dc papal. sigua la investigacion nisras huma los dc ural inaug rido racor Al
idad de ma pasion por la anrig'uadad y Ias anrigiiadadas. Esra comun
reunion simbosabios —que ignoraba las fronraras y cuyo canrro da
a1 helanisra lico ara Roma— refine an efacro a genres aomo aomo n Athaalema jesuira al francés benedicrino Barnard da Monrfaucon;9
son llacul'ra, maticulosa y paaienre da erudiros qua, an ese momanro, rnaion, acapc asra an aro obsol arios. El tarmino, ahora
jaroglinasa Kirah'ar quian, astablacido an Roma, busca dascifrar los
mado's anticu o concrero cla raca conserva'rse, sin embargo, por la precision y" santid l’Académie de nnaire Dictio del n su aaapcion. Segun la primera adicio a] conoci— an arante “comp as qua ' Pranpaise, a1 anricuario as aqual .“ allas” por sa inrere sa rniento de las antigiiadades y que del siglo Para los humanisras del sigl'o XV 3! da la primera rnirad ilusrraa n maba confir ios vestig los y XVI, los monumentos antiguos go, a embar Sin os. roman y s griago s ban lo arastiguado por los autora
aca de ficos; a1 iraliano Paolo Maria Paciaudi, fundador cla 1a biblior Anarfauna da e Voyag del Parma; o Jaan-jacques BarrhEJemy, autor el aomo anos, anglia as pasror cbarsis an Grace; asi como a numerosos dor funda Casi, ico Feder obispo Richard Pocoeka;m principas, aomo aomo de la Accademia dei Lincai; hombres da Estado y diplomaticos , o Oxford an rra encuan sa lord Arunclel, cuya colaccién de marmolas
haa1 marques da Nointel -—ambajador de Luis XIV an Roma y que
rexros la hora dc demosuar la verdad, 5.” esrarus era inferior al de los conal Por a. palabr la da l iciona incond dad aurori qua consarvaban la nta de rrario, los anticuarios desconfian de los libros, particular-ma
hombres ria dibujar al ar’m inracro friso1dal Pantao --; profasoras y
aomo da ciencia aomo al astronomoiiraliano sco Branchini o d de faculra la de or profas Spon, Iselin de Bale; médicos aomo Jacob
a1 pasaaquellos de los “historiadoras” griagos y‘ larinos. Para allos,
no dal Lyon, o como el holandés H. Maibonius; iurisras aomo Cassia
ntado se ravala con mas saguridad a aravas de los tastimonios involu
Poazo; magisrrados y alros funcionarios como el presidents d’Aigre-
prorios, las inscripcionas publicas y, aspacialmenre, el conjunro da puaden solo no objeros Esros cién.‘ civiliza la de las mataria as duccion n inhabar buscado angafiar sobre su época sino qua, adama’s, aporra
feuilla an Monrpalliar, Joseph-Nicolas Foucaulrpinrenclanra an Normandie bajo Luis XIV, o aomo: Hollander, resoraro an Schaffhouse.
A esra lisra solamanra avocadora hay qua agregar‘los arrisras qua dacontribuyeron al asrablacimienro de la iconografia de las antigua es, ocasion s alguna en inar derarm da dificil resulra das, cuya idenridad ri— indiscu caso el Es s. arudito icos aurénr fuaron paro quienas también duda del bla da Peter Paul Rubens 0 Giovanni Piranesi. Y rambian sin
formaciones origin'alas sobre rodos los aspecros que los escrirores de
la anrigfiadad han omirido relarar, aspecialmenra respacro a los habi—
qua los marmoles y los bronces nos insrruyen mas sobre' los funerales qua los antiguos aut'ores; y qua los conocimienros qua obrenemos
‘fi-W'HfP—I'IH
poranao Monrfaucon riane una acrirud idanrica: “Esra demosrrado
-'
el aon'junto da sus rnjarnbros”, afirma Joseph Addison.‘S Su contem-
-"
ad guadadas se impone sobra aqual del discurso, ranro por su fiabilid meuna cirar seguro aomo por la naruralaza de su mansaja. ”Es mas io o dalla que a un autor, porque antoncas uno no sa basa an Sueton y romano an Lampidus sino en el emparador mismo 0 en el Sana'do
.-
ros y las cosrumbras. Bien inrerprarado, asra resrimonio da 135 anti-
graba-dor Pietro Sanri Bartoli,11 quien nos dajo 1a reproduccion sin
arquiigual da la columns da Trajano. De la misma rnanara, entre los
reatos formados en la recnica de [os lavanramianros, ghabria qua con-
rar o no corno anricuarios a Sebastiano Sarlio, a Pirro Ligario, a An-
roina Dasgodars )2 a Pierre Mignard —quian realizo levanramienros irablas de las antigiiedades de Aix para Jean-Baptiste Colbert—e?
54
El riempo de los nnticunrios. MOHHPTIEHIOS reales
Alegorfn del patrimonio
,{Y a Fischer von Erlach, cuyo Entwurf“ asocia la imaginacion a una intuicion hisltorica fundada en vastos conocimientos? " Finalmente, ha}.r que mencionar a todos aquellos que hicieron’ valer su calidad de aficionados, entre los que se encuentran desde Ios grandes mecenas ingleses (el conde de Leicester, lord Richard Boyle Burlington) hasta el baron belga de Crassier que, duranre veinrisiete
an el marco espacial de las otras instituciones. Ademas, sus inscripciones y su decoracion (pintada o esculpida) se referian direcramente a las creencias, los habitos )7 las cosrumbres de la época. El campo espacial de las antigiiedades se expande conjuntamen— re con su nomenclarura gracias a los descubrirnienros de los grandes ,-
emplazamientos arqueologicos de Herculanum (1713),
frontera es, por lo demas, incierta enrre el anticuario y el hombre de letras cuya vaSta educacion clasica rransforma en un anricuario en porencia. Eruditos a la vez que coleccionistas, Ios anticuarios acumulan en sus gabineres no solo medallas y orros “trozos” del pasado —como se decia enronces—, sino también verdaderos informesHt que, bajo la forma de “rec0pilaciones” y “porrafolios”, reunen descripciones y represenraciones de las antigiiedades. A rravés de toda Europa,.los erudiros se escribian, se visira'ban, inrercambiaban a menudo objetos e informaciones, discutian sus descubrimientos y sus hipotesis. Las investigaciones de algunos de estos eruditos —incluso las cle los mas importantes— permanecian inéclitas en sus archivos, pero eran ampliamenre utilizadasy cicadas en las publicaciones de otros autores. Las obras impresas, de las cuales las mas importanres eran inmediatamenre rraducidas,” eran clifundidas, comenradas, a veces debaridas a través de toda Europa.IE .
arqueologicasm en Iralia y Sicilia. También se enriquece a medida que
se extiende el radio de viaje de los eruditos -—que exploran la cuenca medirerranea llegando hasta el medio orienre y arraviesan Egipto hasra Sudan-a Si Serlio reconsriruia 1a esfinge basandose en las descripciones cle Herodoto, Frederik Ludwig Norden Ia dibuja en el Iugar mismo, en 1737. A lo largo de sus irinerarios, esros viajeros ya no se dejan absorber enteramenre por la bi‘isqueda de monumentos pertenecientes a las civiliaaciones de la alra antigiiedad o a la antigiiedad clasica, familiarizandose con culruras haSEa entonces ignoradas, descuidadas o despreciadas: Jacob Spon queda maravillado con las mezquiras de Consrantinoplafi Norden queda cautivado por “el antiguo ' Cairo” y por “la anrigua Alejandria”.11 Antigiiedades nacionales
Un inmenso corpus dedobjeros se consriruyo de esta forma, en-
. .—._—-....—._.-..-.-_|.:r: _ —-———.-.——.—._—.-—-r:-_.-._.-fim‘_—,._ 5———.-...—_. .___ :‘H‘ '1?
os de Ios hombres. Los monumenros de la arquitecrura eran fuentes de informacion particularmente ricas en la medida en que constituf- .
Jr—l
“Un tal que era‘ habil en lo que se referia a la guerra no sabia casi nada respecro a los trajes [...] otro conoc‘ia bien lo referente a la marina y tenia escaso conocimienro sobre funerales”.13 L’Anriquiré expliquée er representée er: figures (1719—1724), de Montfaucon, prov pone e_l invenrario metodico sin duda mas cornpleto de todos los tipos cle antigiiedacles,19 que van desde lo monumental (templos, tearros, anfiteatros) a lo minfisculo (rnonedas y joyas), asi como de los equipamienros pfiblicos (grandes vias, acueductos, termas) a urensilios domésricos (loza, lamparas), y de las imagenes de dioses a los atavi—
El modelofl' de las antigiiedades clasicas inSpira ademzis a los eruditos
'THTFTT
numibmética,” o delimitan estrictamenre su campo de invesrigacion:
Ompeya
(WC/13'5"
axca was in e g (1743) y Paesrurn (1746), a los que siguen las primeras excavaciones
afios manruvo correspondencia con Bernard de l'S/lonrfaucon.13 La
globando sucesivamenre en su campo inscripciones monedas, sellos, el ma'rco y todos los rios de la vida cotidiana pfiblica y privada, asi' corno Ios grandes edificios religiosos, de presrigio o urilirarios. Algunos autores se esPecializan, por ejemplo, en epigrafia o en
55
y monumenzos ffgnrndos
la apertura de un nuevo campo que inventariar, el de la antigiiedacles nacionales: antiguos monumentos erigidos o realizados antes, o mas esencialinenre, deSpues de la colonizacion romana en los diferentes pa— ises Lie Europa. Varios factores contribuyeron al Idesarrollo de este interés: en primer lugar, el papel ejemplar y el efecto esfimulance de las bfisquedas de vesrigios greco—rornanos efecruadas en los rerritorios na— cionales; luego, el deseo cle dorar a la tradicion crisriana de un corpus
de obras y de edificios historicos analogo a aquel que beneficiaba a la rradicion antigua (Italia sera’ la primera en desarrollar esrudios paleocrisrianos), finalmenre, el deseo —-diferente— de afirmar la originali— dad y la excelencia de la civilizacion occidental, ya sea para diferen— ciarla de sus fuenres greco—romanas —con un espiritu que empieza a manifestarse desde el manierismo italiano )7 que en Francia sera’ ilustrado por el Parallels de Charles Perrault—, o mas especificamente para
afirmar las panicularidades nacionales segfln el enfoque de los antimarios ingleses entre los que desraca la formulacion de John Aubrey.“
EEC-en
l 3)-
56
s El Iiempo de los anticuarios. Monamantos raale y monameatos figurados
Alegori’a del patrimonio
57
dife— Para Montfaueon, esta diferencia de naturaleza exige una :
Esra nuevo proyecto empieza a ser esbozado en Ios monasterios y los gabinetes de los erudiros ya desde fines del siglo XVI. Adopta-‘formas locales, monografieas, fragmentarias o inciertas en sus referencias cronologicas y morfologicas de edificios de los que 5610 se cono— ce el uso al que estaban destinados. Proyecto que no debe ser
iiedades nacronales rencia de método a la hora de esrudiar las antig diferentes naeiones deben traba}ar en sus respecnvos
ficos, legendarios, miticos o historicos de las ciudades: bfisquedas genealogicas emprendidas a menudo por'religiosos.15 Tampoco debe confundirse con la literarura de las guias de viaies que, tras elogiar las ciudades medievales, asocian utodavia en el siglo XVII-— de forma suril relatos de fundacion, leyendas y cronicas con deseripciones sumarias de algunos emplazamienros y monumentos urbanos, evocados
sms )“j— preres donde habra que buscar son principalmente lasigle ular gramasa 1a sentan un valor documental privilegiado, en partic Vidrieras, las pmruiconografia proporcionada por las esculturas, las religiosos son los ras y los diversos ornamentos; por esta r‘azon, los corpus. . que estén mejor preparados para construir un nuevo as, los ba]orreEn efecro, Ios porticos de'las iglesias y sus eatatu y los tesoros de los lieves, los monumentos funerarios, las vidrieras por su caracedificios dedicados a1 culto son ampliamente explorados reposar sobre ter figurativo. Sin embargo, su interpretation no suele TestamenNuevo del y uo Antig del ajes person los bases solidas: asi, en reorman to alineados en los porticos romanicos y goticos se transf
los eruditos del SlglOS mterme: lugaresffi’ la oscuridad en la que han permanemdo los pero les reservalra dios priva a los eruditos de punros is refereneia a del oampo de’ as sorpresas; a la espera de la organizacron Sis'tematic los vestigios histori— antigiiedades nacionales, y en lo que se refiere a l, los lugacos cuyo destino es conocido —las igleslas, las catedrales
confundido con el proposito de otras obras donde el término antigfie— dades adquiere un sentido diferente, refiriéndose a origenes hagiogra-
mas Como ejemplo de curiosidades y maravillas que por su valor de
conocimiento o artisrieo?’3 En 1729, Monrfaucon empieza la publicaeion de sus Moriimianrs dc la iaronarcbia frmigaisa. El prefacio de L’nnriquiré axpliqna’a at représentéa an figures [e habia dado ya on 1719” la oportunidad de pr0porcionar una magnifica explicacién sobre esr'anueva empresa y sobre el enfoque mas conveniente para el estudio de las antigiiedades nacionales, cuyo concepto define con su habitual claridad. Para Montfaucon, las prolongadas y exitosas bflsquedas sobre “la hermosa antigiiedad” deben ser continuadas a fin de satisfaeer la easi absoluta falta de informacion sobre las epocas entonces jusramente denominadas oscuras. Como todos sus contemporaneos, Montfaucon conservael esquema de tres clases de Perrarca )7 de Vasari Hnegando cualquier- contribucion de “las épocas intermedias” a las beilas artes——-. No obsrante, el periodo que separa el reino de Teodosio del siglo xv no se encuentra deSprovisto de realizaciones: “hay que confesar, sin embargo, que debemos varias de las invenciones mas
o real yes y reinas de Francia. Para Montfaucon, las esraruas del portrc
rngia y, en de Notre—Dame de Chartres representan a la dinasria merov ectura arquit La consecuencia, les arribuye esa fecha de realizaeion.f'1 s de arduo y los restos monumentales presentan problemas aun rnas buye contri identificacion, de datacion y de interpretation, a los que la persistencia de tradiciones orales fantasiosas: mePor otra pane, el aspecto insolito y misterioso de Ins restos here-n— la en dos galiticos, atribuidos a verses a los romanosflo integra oriados cia cristiana, aviva la curiosidad y ésros empiezan a ser repert llUStario inven un y gia desde el siglo XVII. Caylus presenra una tipolo‘
su Retrado de 105 “megalitos galos” a partir del tereer volumen de la de con ar rivalia a caeil d’antiqaz'rés (1759), presentacion que podri
necesarias para la Vida a esos siglos de barbarie, que ignoraron 103 antiguos de la bella antigiiedad; molinos movidos por agua o por Vien-
han perfeccionado mucho en los siglos mas recientes y mas cultiva-
dos".13 No se podria sefialar mejor el valor historico de las antigue-
dades nacionales.
*
.—.._ 'I'".r.-.-..n_
to, la inveneion de las gaias, la brL’ijula, los 1widrios, los estribos, la imprenta y otras cosas L'itiles y varias totalmenre necesarias. Esos hombres groseros, que no tenian idea alguna de la belleza de la pintura, de la elegancia de la estatuaria, de las proporciones de la arquitectura, no cesaron de preoeuparse por invenrar eosas utiles que se
nuesrras aetuales guias rurisricas. Gotieo
erisnana La totalidad de los restimonios de la arquiteetura religiosa conunico un en te de los siglos VII al XV sera reunida indisrilntamen de‘las cron percep junro y bajo un unico vocablo: e1 “goneo”. La
s diferencias esrilisticas queda oculta por lasdaracrones de las cromca
56
.
Alagorfa del patrimonfo
Es're nuevo proyeero empieza a ser esbozado en los monasterios y los gabineres de los erudiros ya desde fines del siglo XVIi Adopta-"formas locales, monograficas, fragmentan'as o incierras an sus-referen-
eias cronologicas y morfologieas de edificios de los one 5610 se eonoce el uso a] que estaban desrinados. Proyeeto que' no debe ser confundido con el proposiro de orras ob'ras donde el rérmino antigiiedades adquiere un se'ntido diferenre, refiriéndose a origenes'hagiogra— ficos, legendarios, miricos o hisroricos de las eiudades: bfisquedas ge— nealogicas em'prendidas a menudo pori religiosos.” Tampoco debe
confundirse conlla lirerarura dc Ias gu‘r’as de viajes que, rras elogiar las
ciudades m-edievales, asocian ——rodavia en el siglo m— de forma suril relaros dc fundaeion, levendas y crénicas eon descripeiones sumarias de algunos emplazamienros v monumenros urbanos, avocados mas eom-o-ejemplo de curiosidades y maravillas que por su valor de eonocimienro o arrisrieo.” -
En 1729, Monrfaueon empieza la publication de sus Monamanrs da 1:: monarcbia franpaise. El prefaeio do L’anriqm'ra’ axplfqaée a: représanréa an figures le habi'a dado ya en 1719” la oporrunidad de
El riampo da los anticaarios. Monumenros raalas
y monamanros figurndos
5?
Para Monrfaueon, esta diferenoia de naturaleza e'xige una dife-
reneia da mérodo a la hora de esrudiar las antigfiedades nacionales: los erriditos del diferenres naciones deben trabajar en sus respectivos
lugaresgfl la oscuridad en la que han permanecido los siglos interme-
dios priva a los eruditos de punros de referencia pero les reservara' sorpresas; a la espera de la organizacion sisrernatica del campo de las antigiiedades nacionales, y en lo que se refiere a los vesrigios hisrorieos euvo destino es eonoeido —-las iglesias, [as ear‘edrales (“los luga— res donde habra que buscar so'n principalmenre las iglesias”)30— pre-
senran an valor documenral privilegiado, en particular gracias a la iconografi'a proporcionada por las eseulruras, las vidrieras, las pinru-
ras y los diversos ornamenros; por esra razon, los religiosos son los que esran mejor preparados para eonsrruir un nuevo corpus.
En efecro, los porricos delas igle'sias y sus estatuas, los bajorre-
lieves, los monumenros funerarios, las vidrieras y los tesoros de los
edificios dedieados al culto son ampliamente explotados por su carat;-
rer figurativo. Sin embargo, su inrerpreracién no suele repo-sar sobre
bases solidas: asi, los personaj'es del Anri'guo 3; del Nuevo Testamen-
pr0p'orcionar una magnifica explieacion sobre esr'a nueva empresa v sobre el enfooue mas conven'ienre para el esrudio de las anrigiiedades nacionales, cuyo eoncepro define con su habitual claridad; Para Monrfaueon, las prolongadas y exitosas bdsquedas sobre “la hermosa anrigfiedad” deben ser eonrinuadas a fin de sarisfacer la easi absoluta falta de informaeion sobre las époeas enronees jusramenre denomina-das oscuras. Como todos sus contemporaneos,
ro alineados en los porrioos roma’nieos v goricos se rransforman en reves v reinas de Franeia. Para Monrfaueon, las estaruas del portieo real de Notre-Darne de Chartres representan a la dinasria merovingia y, en eonseoueneia, les arribuye esa 'fecha de realizaeionc'iI La arquireerura y los resros monumentales presenran p-roblemas afin mas arduos de identifieacion, de daracion y de inrerpreracion, a los que eonrribuve la persistencia de tradiciones orales fantasiosas.
sari —negando cualquier contribucion d'e “Ias épocas inrermedias” a
galirieos, arribuidos 3 veces a los romanos32 o inregrados en la beren-
Monrfaucon conservael esquema de rres clases de Perrarea y de Va-
las bellas arres—. No obstanre, el periodo qua separa el reino de Te-
odosio del siglo XV no se encuentra desprovisro de realizaciones: “hay que eonfesar, sin embargo, que debemos varias de las inveneiones mas necesarias para la vida a esos siglos de barbarie, que ignoraron los anriguos de la bella antigfiedad; molinos movidos por agua o por vien~ to, la inveneion de las gafas, la brfijula, los vidrios, los esrribos, la irnprenra y orras cosas {stiles y varias toralmenre necesarias. Esos hombres groseros, que no renfan idea alguna de la belleza de la pinrura, de la eleganeia de la esraruaria, de las proporciones de la arqui-
recrura, no eesaron de'preocuparse' por invenrar cosas tiriles que se
giganpgrfizegnadg PuebloJ en los siglos mas recienres y mas cultiva-
.
po ria sena ar mejor el valor hisrorico de- las anngue-
dades naeionales.
Por orra par-re, el aspeero insoliro y misterioso de los resros me-
cia crisriana, aviva la curiosidad y ésro's empie'zan a ser repertoriados
desde el siglo m. Caylus presenta una ripolo'gia y un invenra-rio ilustrado de los “megaliros galos” a partir dell rereer volumen de su Re-
caail d’anriqnirés (1759), presbnraeion que podria rivalizar con la de nuesrras actuales guias rurisricas.
Gorieo
La t’oralidad'de los restimonios de [a arqui'recrura religiosa cristiana de los siglos VILal xv sera reunida .indisrinrarnenre en un finieo eon--
junto y bajo un finico vocab'lo: el “gorico”. La perception de las
diferencias esrilistieas queda oculra por las daraciones de las cronicas
.
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El ricm'po de los anticuarios. Monumenros reales y monumenros figurados
Alegori’a del patrimonio
és, sus inscripan e1 marco espacial de las otras 'instiruciones. Adem directamente 'an s y su decoracion (pinrada o esculpida) se referi
gY a Fischer 1ron Erlach, cuyo Enrwurflz asocia la imaginacion a una inruicion historica fundada en vasros conocimienros?
cione s de la época. a las creencias, los habiros y [as cosrumbre
Finalmenre, hay que mencionar a.todos aqueilos que hici-eron‘ va—
ler su caiidad de aficionados, entre los que se encuentran desd'e los grandes mecenas ingieses (e1 conde de Leicester, lord Richard Boyle Burlington) haSEa el' baron belga de Crassier que, durante veinrisiere ar‘ios manruvo correspondencia con Bernard de Monrfaucon.‘3 La e de fronrera es, por lo demas, incierra enrre e1 anricuario y el hombr
en ierras cuya uasra educacion clasica transforms: en un anticuario
P031159.
Eruditos a la vez que coleccionisras, los anricuarios acumuian en
_, _ i:
Ll
1?:
menre urilizadas y-ciradas en las publicaciones de otros aurores. Las
obras impresas, de las cuales Ias ma’s importanres eran inmediatamen-
Antigfiedades nacionales
re rraducidas,” eran difundidas, comenradas, a veces debaridas a rra. ves de coda Europa.”
a los eruditos El modelo” de las antigiiedades ciasicas inspira ademas antigiiedades la de la aperrura de un nuevo campo que invenrariar, el antes, o ma’s nacionales: antiguos monumenros erigidos o realizados nres pa— difere esenciaimente, después de la coionizacion romana en los, esrc inde ises de EuIOpa. Varios factores contribuyeron al ,desarrollo rerés: en primer lugar, el papel ejemplar y el efecto esfimulante de 133 bfisquedas de vesrigios greco-romanos efecruadas enlos rerritorios na-
Un inmenso corpus de-objeros se consriruyo de esta forma, englobando sucesivamente en su campo sinscripciones monedas, sellos,
ei ma'rco y todos los rios de la vida cotidiana publica y privada, asi como los grandes edificios religiosos, de presrigio o urilirarios. Algunos aurores se especiaiizan, por ejemplo, en epigraffa o en
numisma’tica,” o delimiran esrricramenre su campo de investigacion: “Un tal que era habil en lo que se referia a la guerra no sabia casi
cionales; luego, e1 deseo de dotar a la tradicién cristiana de un corpus la de obras y de edificios historicos analogo a aquel que beneficiaba a
de mformacion particularmenre ricas en la medida en que constirui- .
rwwfifip—fi_ ._.._r,_
nada respecro a los trajes [...] orro conocia bien lo referents a la marina y renia escaso conocimienro sobre funerales”.”J L’Anriquiré ex-
domésricos (1023: 15111133135): Y C13 138 imégenes d3 CHOW-'5 9- 10$ EEEVIos de los hombres. Los monumenros de la arquirecrura eran fuenres
e en l'as descripra Sudan—. Si_Serlio reconStitui’a la esfinge basandos en el Iugar dibuja la en Nord de Herodoto, Frederik Ludwig
Cairo” y por “la anrigua Alejandria"?
porranres— permanecfan in-édiras en sus , archivos, pero eran ampiia-
) fl UfEHSiliDS pamienros pfiblicos (grandes “J35: acueducros, rermas
esan Egipro hasmedirerranea llegando hasta el medio oriente )1 atravi
CQUEEVEdO p01: “31 antiguo quitas d3 Consrantmgplagfl Norden queda
ISO 18.5 Cifi 105 {This iITivesrigaciones de algunos d6 ESEOS eruditos —iI1CiL
aflfiEEEEIOS) a 10 minusculo (11101135135 3’ jOYES): a COIN? d3 105 EQUi-
53 exrjende e1 radio de viaje de los emditos ——-que CXPIOIEII 111 CUtflCE
ignoradas, desclasica, familiarizandose con culturas hasra enronces las mezcuidadas o despreciadaS: Jacob Spon queda maravil-lado con
do objeros E ditos 53 €5Cfib53fl: 36 visiraban, intercambiaban a menu sis. Las inhipote informaciones, discurian sus descubrimientos y sus
es: $330305: cie antiguedades,” que van dESdE 10 monumental (templ
que arc;ueolc’igicasm en Iralia y Sicilia. También se enriquece a medida
mentos perce— dejan absorber enreramente por la bfisqueda de monu la antigiiedad a o ri'ecientes a las civilizaciones de la alta antigiiedad
PCEORES Y W forma d3 “recopilaeiones” Y “POITafOliOS”: reunen dESCfi a,.los eru— presenraciones da 135 anrigiiedades. A ”avg-‘5 de [0513 Europ
pone e1 inventario merodico sin duda mas complero de rodos los ripos
.
tarnen— - El campo espacial‘de Ias antigiie'dades se expande conjun ubrfiW re con su nomenclatura gracias a los desc ), ompeya é emplazamientos arqueolégicos‘ de Herculanurn (171 (1748) y Paestum E1746), a los que siguen las primeras excavacioncs
ciones viajeros ya no se mismo, en 1737. A lo largo de sus itinerarios, esros
P353510 #401710 SUS 83511151535 no 5510 medallas ‘f Uri-'05 “30305" d3] QUE. bajo Ia es” 55 decia 'enronces—, sino rambién verdaderos inform
piiqaée er represenrée en figures (1719-1724), d6 Moncfaucon, pro-
55
Lradicion antigua (Italia sera la primera en desarrollar esrudjos paleo—
crisrianos); finalmentc, cl deseo ——diferenre~—— de afirrnar la originali—
diferendad y la excelencia de la civilizacion occidental, ya sea .para
ciaria de sus fuentes greco—romanas ——con un espiriru que empieza a
a sera ilustra' manifestarse desde el manierisrno italiano y que en Franci
do por el Pamiiéie de Charles Perrault—u, o mas especificarnente para afirmar 133 parricularidades nacionaies segfin'el enfoque d-elosanticua-
rios ingleses entre los que desraca la formulacion dc john Aubrey.24
58
_
Alegorflcz dal patrimom'o
qua buscaban ramontar Ios edificios a las epocas mas lejanas de Dagobarto
0 da Carlomagno:33 para los fialas, Ia gene alogia y la histloria da Ios adificios religiosos eran mucho mas importantas qua su as‘pecto. Esta confusion acarrea una carancia term inologica que, a su vez, condiciona la percepcion de esos mismos mon umentos. En su Recaeil bz'storiqae de [a are at des oavra ges des plus cale— bres arc/oz'recres, Andra Félibian distingue antre el “gotico antiguo” y el “gotico mode-mo”. El primaro, llamado también gotico viejo y feo, engloba sin distincion todos los estilos 'afin innombrablas (que no pueden ni recibir nombre ni sar anaiizaclos por el gusto) qua van descle la antigu'adacl tardia al periodo romanico. El segundo, llamaclo también gotico nuavo y bueno, corresponde a1 concepto actual de gorico. Esta tarminologia sera todavia la de Marc -Antoine Laugier y de Quat
ramare da Quincy.“
De hecho, dasde fines del siglo XVI, Ia arquitectu ra hoyllama
_
da gotica se habia transformado —fuara de Italia— an al simbolo de las antigfiedades nacionales y la atancion da 105 anticuario s sa concantra asenc
ialmante an alla: documentada por innumerables archivos, aparece simultaneamante como muy antigua y famil iar. Seguu el pais, el procaso cle transformacion da los monumentos goticos an antigiiadades nacionalas foe favorecido o frenado por cond icionas particulates, acusanclo asi las diferancias claramanta ilusrradas por los ajemplos da
Francia y de Inglaterra.
.-
La introduccion dal gusto y de la arquitectura ultramontan a an Franc
ia, daSpués de las guerras de Italia, acarraa la caida an dasgracia dal gotico. A partirde antoncas, asta astilo as simbolo de arcaismo, rudeaa 3; mal gusto-para al publico cultivaclo o mundano. Las publicaciones sobra antigiiedadas nacionales, partic ularmante da Ia arquitectura medieval, reciben una triste acogida y, por ello, son poco numerosas. El mismo Montfaucon no Iogra raunir los fondos necesa— rios para hacer ejecutar Ios grabados de 105 edificios religiosos de su Monuments.“
Sin embargo, Ios eruditos prosiguen sus investigaciones, mono-
graficas o generales. Algunas permanacen como manu scritos: Fran-
cois-Roger cle GaigniEres,“ acompafiado de un pintor, inicia ——a par-
tir de 1695— no inventario sisrematico de las riquaz as monumentales de Francia, unico por su amplitud. Sus archivos seran explotados aspecialmante por Montfaucon, quian sacara de alli Ia tarcera parte cla
las ilustraci ones do sus Monuments. Otras investigac ionas sarén finalmente aditaclas, pero con un ratraso qua puade llegar a sar da dos si- ,
El tiempo de los naricnarfos. Monamentos reales y monnmautos figrtrados
59
glos en el caso clel Monasticum Gallicanam (1645-1694), da Michal
Germain. Los benedictinos de la congregacion de Saint—Maur” se hacen
uotar entra los religiosos por la precision de sus analisis y por el far-
vor cle la iracion qua tosrimonian por los edificios goticos, tal como expresa, entre otros qua lo preceden o lo sucacleran, Dom Mi—
chel Falibian, autor cla la Hisroire de l’nbbaye royals de Saint-Denys
en (1?06): “Esta augusra basilica obtiane su principal balleza de su estructura 3,! da su ligaraza —capaz da provocar asombro [...] Habiendo sido re—aclificada numerosas vecas [...] puecla que no esté compuasta con un gusto qua guarda proporcion con los clifarentes 5’1glos [...]. Toda la obra as, sin embargo, gotica, piero uno de esos goticos bermosos comparaclos con razon a las delicadas realizaciones
denominadas filigranas o a asos follajas de arboles qua sa van en los bosquas. En efacto, todo aste magnifico EdiflClO, solido como as, pareca no sostanerse mas qua por una infinidad de columnas bastante menudas v por paquafios cordones qua, como otras tantas ra‘masy tallos cla arboles parecan brotar da cada pilar [...] Aunqua la iglcsia esra perforacla por todos los costados con una sorpren‘dent‘e’audama, la pintura y el espesor de los vidrios temperan Ia lummosmacl natural, tie tal suerte qua siempra sa ancuentra una crerta penumbra qua paraca invitar al racogimicnto [...]. La audacia y la belleza dal traba-
jo hacen cle asra raaliaacion una de las mas conmderables exisrentes
en asra gritrouaro”.i’S .. . . En asa época, la aproximacion asrructural al gotico as propiacla Francia. Se inscribe en la continuidad de una practica estareomatrica y clal analisis critico cla la arquitectura apovado en las matematicas y en el conocimienro tacnicofi'fl La parcepcion cla las audacias goticas no es un privilagio axclusivo cle los religiosos y do In erudicion: anlos 51glos XVII v XVIII se da también entre los protagomsta's dal clasxcismo —teoricos, arquitectos e ingenieros— como jean-Lows de 'Cordemov, Amadée-Frangois Frazier, Jacques-Francois Blondel, Laugiar o Quattremare. Paro, salvo notables axcepciones y do acuerdo con los anticuarios, todos condanan la vulgariclad y dasmcsura de la arqmtacruta gotica a la que se [a niaga todo valor artistico. Esta doble y contradictorio enjuiciamianto —que no daJa de sorprencler a1 lector aetual— reposa sobre una disociacion artificial anti-a eI sistama constructivo y su decoracion: la proeza racnica despietta una iracioln
sin raservas y al rasulrado artisrico, evaluado an 1a balanza de los cammas griegos, suscita an cambio e1 mas completo clesclan.“j
numenros reales El tiampo de los anticuarios. Mo
60
I
Alegorfa del parrz'monio
Dal “gético modarno”, Quattramare cla Quinta},r raconoca “la ligareza, la audacia sorprendanta da sus bovadas [... qua] axigan'much'o
eonocimianto, arta y una infinita intaligancia para una {aalizacion tan axtrafia corno sorprandanta”. Paro, para él, una vaz abstraicla 1a clisposicion y la dacoracion qua hacan qua 1a arquitactura sea un arta, se trata solamenta da construccion. La dacoracion gotica no as mas que “un producto dc la corrupcion dal gusro, de la ignorancia de torlas las
raglas, da la carancia cla todo santimianto original [...]. Una aspacia cla
monsrruo angendrado en el caos cla todas l'as ideas, en la nocha da la barbaria. [...] Tanamos, por lo tanto, razonas para mirar a la arquitactura gética como una rnazcla dasigual cla los difarantas gustos da los siglos pracaclantas [... qua no prasanta mas qua] una aspacia cla caos don— cla no cabria introducir un analisis”.“1 Esta actitud no sa cla entre los inglesas.“l1 El gotico es, para allos, un aStilo nacional que no sara cuastionado ni por la evolucion dal gusto ni por la moda. Dos factoras axcapcionalas contribuyan al establacirnianto cia asra' astatus privilagiaclo otorgado an Gran Bratafia a las construccionas goticas da la adacl media y, mas particularrnante, a los adificios raligiosos: al triunfo da la Reforms y, en arquitacrura, la ' panatracion tardia dal “astilo italiano”. los antiguos' contra ajarcido Efactos da la Raforma: al vandalismo
monumen'tos dal catolicisrno continuara largo tiampo daspuas da la vietoria raforrnista. En 1560, una proclama da Isabel I sa opona “a la clas—
-truccion y a la mutilacion cle los niontmnantos”.43 Paro, sobra todo, la
dasafactacion da los monasterios )7 otros adificios raligiosos craa un distanciamianto historico qua, la familiaridad del uso haca mas dificil. Parsistancia dal clasicismo: las antigiiadadas britanicas son do-
blamanta nacionalas, a su valor historico —-concarnianta a la historia
nacionai— hay 'qua agragar su valor para al arta nacional an tanto qua craacionas artisticas. A difcrancia de Francis, Inglatcrra consarva una arquitectura gotica qua parsiste duranta todo cl pariodo clasico. Gran Brataiia rasiste al “gotico italiano” hasta madiados dal siglo
XVII, y esta nunca llaga a imponarsa.‘H Cuando sir ChriStOpher Wren
reconstruya la cateclral cia St. Paul an astilo clasico tras al incandio da Londres, asa 0pcion no as signo da ninguna exclusiviclacl astiliStica: an asa mismo momento adificaba an asrilo gotico las paquafias iglasias parroquialas londinansas y tarminaba o rastauraba antiguos conjun— tos arquitacténicos iniciados an astilo gotico.“ Estas condicionas axplican por qua los astudios consagrados a las
antigiiadades nacionalas fuaron mas pracocas y numerosos, asi corno
y mommantos figurados
61
amplio an Inglatarra qua an Franmajor acogidos por un publico mas al Aubrey aparacan dasoa 1,679’ y cia. Los Monuments: brirainica da rial hca 1673. La dinlansmn pub Monastic-um anglicanum antra 1655 y ionalas asta marcado, adamas, nac s intarés ororgaclo a las antigiiadacla cuarios: an 1535, sa fundaflla Sopor la craacion da sociadadas da anti car primaranan su genera, para Hha ciety of Amiquarias of London,” . rra in’gl‘ata
antiguadadas da prograsar a ilustrar la hisroria cla las anticuarios britanrcos -——an- su los A pasar da qua los trabajos da nzar la prac151on
aStan la]os da alca mayoria ministros anglicanos—-—‘”r hal da Germain o da Michal da analitica da las clascripcionas cla Mic cla incomparable estransron y co— Framin, logran constituir un corpus primara vaz ——amplra'y srstamatiharancia. Corpus qua plantaa por los origanas dal gotico, sobra la camanta— los grandas tamas sobra adamas, trataba —rnatod1ca— sucasion da sus clifarantas fasas v qua, 3 para los difarantas astilos mamanta— cla alaborar una tarrninologia‘l a continuacion— saran los pri— dievales. Finalmenta -—como sa vara raStauracion da los monumantos rneros an abrir al debate sobra la astas intervancronas. britanicos y sobra la naturalaza cla
Advanirnianto da la imagen
ga'n a los tasrirnonios materiaLa iniportancia qua los anticuarios oror no as mas qua un ejainplo dal'prales dc la cultura y da las ballas artas v dal testimo-
oral o ascrita dominio da la observation cla la tradicion Entra al siglo XVI y al final s. taxto los nio visual sobra la autoridad da avoluciona siguianclo
uadadas cla la IluStracion, al astuclio cla las antig naturalas: Iproponiando un cias cian las anfoquas comparablas a los da -—v por lo mismo f1abla——- cla mismo tipo da dascripcion controlabla ‘ _ . sus objatos cla aStuclio. ajo trab al an la ilusrracaon Da ahi al craciante protagonismo da
n, la prasantacion cla las ancla los anticuarios. A pasar da su dispersio observacio‘n y comparacion tigiiadaclas daba parrnitir una consranta la comunidad da eruditos. cla sus objatos cla astudio por parta da iiaclacl entran-
termino da antig Montfaucon safiala an 1719: “Por asta qua sa puada raprasantar an lo y do solamanta lo qua puada sar visro solamanta lo qua sa va y raflaa imaganas”.49 Caylus: “Hay qua juzgar utado. Esta via as tanto mas :tionar sobra la manara corno ha sido aiac )1 tie las difaren,, 5,, ua el grado da conocirnianto da las. artas segura porq . loslrmsmos monumentos . pordo ostra dem a quad ticas prac tas
62
Alegorfa del patrimonio
Thomas Warton afirma en 1762: “Necesitamos una demostracion visual y unas pruebas claramente ilustradas”.51 Incluso en las obras epil— grafieasf2 la imagen que repite la realiclad llega a ser indispensable. La Antiquira’ expliqne’e comprencle no menos cle mil eiento veinte'lla— mmas y “treinta y cuatro mil figuras’f’ de “hermoso tamafio”?3 Al reunir su corpus cle antigiieclades —-“r:uerpo de elaridad don-
de todas las partes se iluminan mutuamente""——,5‘i el primer objetivo cle los anticuarios es haeer ver el pasado, partieularmente el pasado Silencioso, del que no se ha hablado. La im‘agen queda al servicio de un método comparativo que les permitira'establecer series tipologicas
y, en ocasiories, ineluso secuencias cronologicas, realizando asi una espeeie de hisroria natural de las producciones humanas. Esta manera de proceder, enunciada elaramente por Montfaueon (“darse el tiempo de considerar atentamente las imagenes y el de compararlas entre ellas”),55 alcanza su toral plenitud bajo la pluma de Caylus: “La via de la comparacion [...] es para la antiguedad lo que las observa— ciones y la experimentacién son para el fisieo. La revision de nume-
rosos monumentos reunidos con atencion nos lleva a deseubrir su
destino, tal como el examen de numerosos efectos de la naturaleza — combinados de forma ordenada— lleva a descubrir el principio segfm el eual 5e rigen: es tal la bondad cle eSte método que la mejor 'manera de convencer ole su error al anticuario y al fisieo consiste en enfrentar
al primero a nuevosmonumentos y a nuevas experiencias al segundo.
Pero, mientras el fisico dispone siempre —por asf deeirlo—— de la na— turaleza a sus ordenes y de sus instrumentos a1 aleance de la mano, pudiendo com probar y multiplicar los experimentos en todo momento, a menuclo r-l anticuario no tiene mas remedio que realizar grandes desplazamientos en busea de aquello de lo que precisa para estableeer comparaeiones”. Sin embargo, “e1 grabado iguala [todas las riquezas] de rodos los pueblos que eultivan las Ietras”.55 Difundicla n0r la imprenta, la reprodueeion iconica opera una redueeiondel muriclo
de las antiguedades asi’ como del mundo de los vivos. Y, a1 igual que las mediciones en el caso de la fisica, entrega a cambio un soporte
para la reflexion y la generalizaeion de las que depende el estatus cienti’fieo tanto del anticuario como del naturalista. Todos los anticuarios se muestran de. acuerdo en que, en lo que a la arquitectura respecta, la oppia debe ejecutarse desde el natural, in sitar. Nuevamente, al igual que en el caso de las cieneias naturales, esta es la eondicion necesaria para que la imagen y su reproduccién revisran algfin valor.
El riempo de los anrieirarios. Monarmerrtos raules
y monumentos figurados
63
Sin embargo, la constitucion de los museos de imagenes que conforman los a’lbumes‘ cle antigiiedades no aeontece sin oonsiderables clificultades. Estas difieultades, inteleetuales e, indisociablemente, réeni— eas y préctieas, repereuten en la fidelidad ole las representaeiones y no seran superadas —muy progresivamente— haSta finales del siglo XVII y el primer tercio del siglo XIX. El antieuario debe superar asi tres obstaeulos principales: el peso de la tradition que asegura cierta antoriclad -—y capacidad cle ocultar lo real— a los autores de la antigiiedad y de las cronicas medievales ad-
quiridas a lo largo del tiempo; la ausencia de preparaeion para los metodos de observacion cientifiea —veneidos por las coneepciones medie-
vales cle la representaeion y de la copia que privilegian uno o varios
elementos, a veees inmateriales, en detrimento de la forma global—,5?
la insuficiencia del material arqueologico repertoriado o disponible -—el finico que habria permitido establecer y poner en juego un sistema de refereneias generador de senticlo y de secueneias historieas—.
Debilidades que no podian ser vencidas sin una fuerte resisteneia.
Nicolas-Claude Fabri cle Peiresc deseonfia por principio de todo testimonio que no haya 1risro con sus propios ojos, o cuyas medidas y, de ser neeesario, su peso no haya eonfirmado: “eomo no podia esrar presente en todas partes, pedia dimensiones y pianos cle las mismas cosas a cliferentes personas para compararlos y tomar enseguida la opeion mas segura”.-"'3 En su eorrespondeneia no vacila, por lo demas, en des— eartar al padre Kircher y su eredulidad, 0 en sermonear y reprender as-
peramente a Cassiano clal Pozzo por la ligereza o la imprecision de sus descripeiones y, fiel a la ensefianza de Girolamo i‘ltleanclrof9 formula
los principios reetores de una observacion bien realizaria.” Se impone aqui la comparacion con las maneras cle proceder de las cieneias naturales que —en ese mismo momento— sufren iguales dificultades y también se encuentran invadidas por no. similar pseudo conocimiento legendario: animales fantastieos y templos fabulosos son objeto de la misma critica. Se exige el mismo rigor para el esruClio de las naturalia que de las arri'ficirz. Las dos disciplinas se apoyan y se eduean mutuamente. Frecuentemente, ambas son praetieadas por un mismo erudito: Peirese y el caballero Dal Pozzo observan con la misma mirada un camafeo y a un eamaleon.61 El anticuario provenzal demisrifiea la representation fantasiosa de los jeroglificos que eubrian un obelisco romano que publica Kircher y, enrla misma Epoca,
refuta la “teoria de los giganres” al demostrar que los dientes que se
les atribuye son, en realidad, muelas cle elefante.61
64
Alegorfa del patrimom'o La dependeneia respeCto a los ilustradores de sus coleceionesles
otro de los puntos en eomfin entre naturalistas y anticuarios. Por pequefia que sea la investigaeion, resulta neeesario haeer uso de documentos de épocas anteriores, cuya fiabilidad es difieil de comprobar. Toda publicacion exige, ademas, la mediacion interpretativa del grabador. Pero, salvo excepciones y a menos que —eomo en el caso de Rubens— ellos mismos sean anticuarios, tampoco se puede confiar en la objetividad de los artisras contemporaneos: ésa es una queja perma~ nente y unanime de los eruditos, desde Frangois-Roger Gaigniéres a Caylus, pasando por Peiresc y Montfaucon.” Ni los dibujantes ni los pintores tienen por eostumbre tomar medidas exaCtas, descuidan los detalles, atribuyen a torpezas tendeneias formales que ignoran, tratan de mejorar sus modelos o los reeonstruyen de memoria, los eseenifican, los interpretan segfm el estilo de la époea o, también: “a su ma— nera”. En este sentido, los artisras habiles son tan peligrosos Como los
mediocres. De ahi el valor documental superior de los eroquis -—aun
cuando sean torpes— ejecutados directamente a partir del modelo por los mismos antieuarios: los mejores documentos iluStrados del Voyage de Spon son algunos dibujos que él mismo-ejecuto en ConstantinOpla y en Efeso.54 Los sabios recurren igualmente a ingenieros para hacer levantamientos.
En lo que respeeta a los dibujos de los arquitectos, estos son generalmente tan inexactos Como aquéllos de los pintores. Y si desde el
siglo XV efectuan precisos lev'antamientos en el terreno, hasta mediados del siglo XVIII se preocuparan muy poco de la exacritud de las representaciones que publican. En la mayoria de los cases,“ las imagenes son reproducidas 3f" difundidas para otros fines. Estan ahi para exponer algun hermoso ideal, para ilustrar teorfas. Presentados en planta, los edifieios antiguos son simplifieados y abstraidos de todo contexto, error metodologico denunciado por Peiresr:65 igualmente recuente en las reprodueeiones de las eiencias naturales. Por Otra parte, 1; esto independientemente de la época y de los estilos, eStan manejados como coniuntos homegeneos cuyas diferencias son borradas al pasar por el tamiz abstracto de su representacion figurativa, lo que conforma su funcion demostrativa y retoriea. Pero e1 arquitecto
no se eontenta eon idealizar o eon eneasillar en canones normativos
los monument-03 antiguos que esta representando sino que, deliberadamente, invenra. O restituye ——con el 5610 apoyo de su imaginacion“ (que es lo one entonces se denomina “restaurar‘fl— las partes ausentes en los edificios en ruinas: tal es el case do Serlio en Roma, 0
El rfempo de los anticuarios. Monumenros males
3; monumenros figurados
65
—-mas curiosamente— de Inigo Jones cuando “restaura” los famosos megalitos de Stonehenge transformandolos en columnas de un vasto remplo'a cielo abierto de orden semi-griego, semi-toseano. Tambien
se da el caso del arquitecro que imagina edifieios que nunca ha visto personalmente: las siete maravillas del mundo, las piramides y la es-
finge de Egipto 0 el templo de Jerusalén, objeto de innumerables “res—-
tauraciones” de las cuales la mas célebre hasra nuesrros dias es la del
jesuita espafiol Juan Bautista Villalpanda.63
Veamos el caso del Partenénzfl entre la primera imagen, fantasio— sa 3; ejecutada in situ en 1444, y la representation cientifica traida desde Arenas y publicada por David Le Roy en la segunda edition de sus Raffles des plus beam: monuments de la Grace (1770) transcurren tres siglos y medio, jalonados por una sueesion de figuras inexaetas; recorrido largo y difioil que puede ser tornado como paradigma del modo de constitucion de la reproduccion exacra en el mundo de las antigiiedades. Con independencia de que este resultado se logre en
1?60 0 en _el paso al siglo XIX, lo cierto es que el procesomque con-
duce de la representacion subjetiva o imaginaria a la iluStraeion cien— tifica es siempre el mismo.. Los homologos de las ilustraciones de la obra de Le Roy 3; de las Antiqairés d’Atbéues de james Stuart 37 Nicholas Revert son numerosos, de variados géneros e importancia. Es el'caso de las laminae dibujadas y grabadas por Germain Soufflot y Thomas Major para sus modesras Ruins of Paesram“ [1763), asi eomo las de la monumental Descriptioa d’Egypre (18094324), rea-
lizadas por orden de Bonaparte y precedidas por las imagenes de Ser-
lio, de Fischer von Erlaeh y de Pocoeke. A medida que se generaliaa, la exaetitud de la representacion de los cdificios estudiados va a eontribuir al perfeceionamiento del coneepto de monumento liistorieo, que adquiere —signifieativamente—— su denominacion a finales del siglo XVIII.
La Ilustracion
Esra renovacion iconografica y conceptual de las antigiiedades es in-
disoeiable del desarrollo del conocimiento durante la Ilustracion..Los
anticuarios establecen en ese momento una relacion diferente con la
continuidad del tiempo, que no esta inducida unicamente por la idea de progreso. La nueva presencia del tiempo es, simultaneamente, deu— dora de la geologia ——en particular de las investigaciones en torno a
66
I
Alegorfa del patrimom‘o
la edad del'globo terreStre—, de la paleontologia naoiente y, sobre
todo, del surgimiento de la historiografia moderna.
Esta “historia”, finalmente critiea, ha sido perspieazmente definida por Arnaldo Momigliano como la sintesis?2 del enfoque analiti-
co de los antieuarios y del enfoque interpretativo de los-filosofos—his—
toriadores de la llustracion: su fundador es Edward Gibbon, con su Historic: de lo deeodeneia y cafdrt del imperio romano (1776-1788 ). La historia del arte se babria fundado, por su parte, pot orra sintesis critics en la eual la filosofia del arte asume el papel jugado por la filosofia de la historia. Su insraurador seria Johann joachim Winckel— man —-homologo de Gibbon— con su Historia del arte de [a mitigate-
dad (1767). juicio que, sin embargo, suseita mas de una reserva.
Winckelman ha sido, efectivamente, el primero en proponer una periodizacion general del arte antiguo fundada sobre criterios formales
que permitian la eritica de las ideas esrablecidas. Nadie lo reeonoeio
con mas convencimiento que Quatremiere de Quincy}? Pero el alcance de la obra de Winckelmann se encuentra limitado por los a priori que lo llevan a apoyarse en ia tradicion textual antigua, a atribuir un valor canonico al siglo v griego y a haeer del clasieismo el eje del en— foque artistieo. Ade-mas, y a pesar de la ambieion del proyecto, el autor de la Historia del arte ds [a anrigfiedad esta interesado ante todo por la escultura griega, o lo que él cree conoeer sobre ella. Su sintesis, ambiciosa pero incierta, se ve acompafiada -—y pronto continuada—— por los trabajos historiografieos sectoriales de otros autores. La segunda edioion de Les-mines plus beasts: monuments do It: Grace (1758) de David le Roy puede eonsiderarse como la primera historia -—-—sucinta, pero digna de ese nombre— de la arquitec‘tura griega.m La transformacion del estatus de las antigiiedades reposa, sin embargo, sobre la importancia y el nuevo estatus concedido al arte en
ese momento. Por una parte, el eirculo de coleocionistas se expande y se abre a nuevas capas sociales: se institucionalizan nuevas practieas (exposiciones, ventas publicas, ediciones de cata’logos de las grandes ventas y de las colecciones particulates) y en-las revistas aparece una literatura que —desde el simbolico articulo de La Font de Saint Yen— ne—H asocia una critica, inicialmente timida, a las tradicionales descripciones de las obras expuestas en los salones. Pot otra parte, la reflexion sobre el arte se emancipa y sobrepasa las teorias clasicas de la mimesis. Edmund Burke, que inventa lo sublime (Indagacr'o'n filosofico
sobra er’ origen ale ntrestras ideas acerca de lo bello y lo sublime, 1757), v Alexander Gottlieb Baumgarten, que otorga a la estética esre
El riempo de los anticaatios. Monumenros reales
y monamentos figurados
67
nombre (Aesthetics, 1750-1758), condueen a Kant. A1 imputarlo
a una facultad autonoma del espiritu, La ert’tfsa del juiefo otorga al arte Lina identidad y una dignidad nuevas. ' No obstante, de los dos valores descubiertos por los humanistas en las antigiiedades ——historieo o artistieo— la mayoria de los antieuarios lia retenido 5610 el primero y descuidado el segundo. En sus obras no se eneuentra casi ninguna apreciacion de la sensibilidad ni juicios sobre gusto. Cuando, por azar, queda de manifiesto algt’rn sentimiento de iraeion, Este es global y se expresa convencionalmen-
te siguiendo Ios ejemplos y adoptando la terminologia [soberbio, magnifieo) de la tradicion textual antigua. La historia del arte que —como su nombre indica— adopta el enfoque historiografieo, no esta’, eomo tal, obligada a la sensibilidad artistiea. La ceguera' estéti— ea de los antieuarios volvio a darse a menudo entre los historiadores del arte.
Sin embargo, en el ambiente cerrado de los debates sobre el arte
3.: el desarrollo de la arqueologia en aquellos momentos, un pequefio grupo de anticuarios —Ca}'lus sobre todo— establecio las bases de otra historia del arte menos abstraCta, mas sensible )7 mas atenta a los aspeetos propiamente pla’sricos de las obras. Paolo Maria Paciaudi eseribe a Cavlus: “Usted refine dos cualidades que lo colocan por enci-
ma de todos los anticuarios: al eonoeimiento de la antigiiedad, agre-
ga el de las artes. Habitualmente, los que escriben sobre los antiguos monumenros conocen solo Ia antigfiedad y su trabajo no puede ser de utilidad alguna para los artistas. Usred ha abierto un nuevo eamino: pooos eruditos son capaees de seguirlo”.?'5 La formulacion de Paeiaudi confirma la independencia de Ios dos enfoques e invita a tomar Ia manera de prooeder de Caylus como ejemplo de las modalidades con las que se puede analizar e1 valor de arte de las antigiiedades. Formulaeion que también haee juStieia a una personalidad cuyos Recaeils d’Antiqaités nutrieron a Gotthold Ephrain Lessing v a Winckelman y cnyas intuiciones son, en muchos
sentidos, mas proximas a la sensibilidad del siglo XX que las de estos
ultimos. Este gran sefior fue un aficionado y un artiSta” antes de llegar a eonvertirse en un erudito, miembro de la Academic des Inscriptions.
Como anticuario, su primer objetivo era presentar los materiales de
una historia de las formas y de sus procedimientos. .rLo que le interesa
es el objeto mismo y no so destino. De ahi la neeesidad de un apren-
dizaje del ojo y de la mano capaz de luehar contra la ceguera este-
68
El rimpo de los anticaarios. Moaamanros resales
y monumentos figurados
Alagorfa del patrimonio
de arte una vez enrendidos los procedimienros de su realizaci::’*i"rl."'3 De ahi rambién el papel especial, ran diferente de aqua] definido' por Peiresc o por Montfaucon, que Caylus atribuye al merodo compa
produccién. Este amor por el arte que, desde el renacimientor exige para sa-
rarivo.” de sus Esro explica la desconfianza de Caylus respecto al trabajo de los ion limirac la , ayuda rir reque de colegas, su prudencia a la hora
tisfacerse la presencia real de su objero, gseria capaz de llegar a mo-
vilizar unas fuerzas lo bastante poderosas socialrnente como para ins-
de remas que publica” y los escasos edificios que contienen. Fruto
rirucionaliaar una conservacion sisrernatica de las antigiiedades? Ese momento parecia haber llegado. Un mercado del arre an expansion constante -—asociado a la profundizacion de la reflexion sobre el arte y a los descubrimientos arqueologicos— creaba una mentalidad nueva en un pfiblico de aficionados reclurado en los esrratos'sociales mas extendidos y que disponia de una auroridad inrelecrual y de un poder economico sin precedenres. Las colecciones privadas, pertenecienres a la misma consrelacion de conocimientos y de practicas —cuyo naci-
y su cro— esta reserva, percibe inmediaramenre las diferencias de esrilo o errusco , griego origen de obras las de nologia.Ell Su vision no confun es. br‘eron iros megal los a ico roman dejo romano ni atribuye ningfin s de su Sin haber ido a Egipto, la simple familiaridad con los obiero
Pococke gabinete lo lleva esponranearnente a rectificar los errores de de y de Claude Sicard.32 Esta receptividad bien cultivada —acogedora bleira rar consra e permit le — estilos de la diversidad de formas y ia del mente, anticipandose a los descubrimienros de la hisroriograf
miento en el Quatrrocenro es contemporaneo del de las “antigiieda-
s a la transarte alemana, que el arte concurre con sus propios medio es.“ acion civiliz las de y s mision del espiritu de los pueblo s. Se Como hace notar Paciaudi, Caylus trabaja para los arrisra los de ia mayor la por dado descui arre del pone al servicio de un saber Caylus Pero arre. del a hisrori os llarnam os anricuarios y que nosotr
des”—-—, se multiplicaban a la par que la creacion de los primeros museos de arre: conservatorios oficiales de pinrura, escultura, dibujo y grabado destinados a1 1130 pi’iblico.“ El desarrollo de dichas insriruciones —inspiradas por los dos modelos del museo de imagenes y de la coleccion de arre—— se inscribe en el gran proyecro filosofico y po— litico de la Ilustracion: voluntad dominanre de democratizar el saber, de hacerlo accesible a todos, donde las deseripciones e imagenes de
va rnucho mas lejos. Esto se observa en el jfibilo con el que describe ver la los monumentos publicados en su Racaer’l. Al rrarar de hacer
placer singular dimension artistica de las antigiiedades, introduce al Entre los valooras. porrad son que -—todavia mal reconocido— del un lugar al de— asigna Caylus co, res inherentes al monamenro histori
los albumes de antigiiedades son susriruidas por objeros reales; volun-
‘tad tarnbién —menos general y menos declarada— de democratizar la experiencia esrérica. Nada semejante ocurre, en carnbio, con las antigiiedades arquitectonicas. La lirerarura del arre y el modelo 'rnuseal han ejercido in-
leite. Una nueva filosofia queda trazada desde entonces, de enormes
el consecuencias para el modo de conservacion de las antigiiedades: real cia presen la e requier que sino izable mediar es deleire arrisrico no de su objero. para Caylus fue el primero en inrerrogarse sobre que valor tienen ramy cos, hisrori enros monum ucen reprod el arre las imagenes que
cluso efectos perversos, favorables a la fragmentacion depredadora
-r—_r-I-—_-..-
..-
de los grandes monumentos, cuyos despojos pasan ahora a enriquecer las colecciones pfiblicas y las privadas. El caso de los marrnoles de
_
nlidad incirariva y didactica para los novicios. También son indispe que en medida la en -—y quien para , sables para el aficionado erudito son “destiruidas por esa Vida misma que se ira en los origina que Juicio . trabajo de ientas herram que les"’——-E4 no pasan de ser mas de la vida coloca a Caylus en la historia de las ideas. La metafora natura— los de s rrabajo los entre smo marca, una vez mas, el paraleli condos a ados confronr earnente listas y de los anticuarios, simultan
69
cepros homologos y similarmente opacos, el de la vida para los unos y el del arre para los otros. En cuanto a la nocion de original, se sinia en la reflexion sobre los'monumenros historicos, lugar que continr’ia ocupando actualrnente, a pesar de los progresos en las técnicas de re-
obfras tica y la que permite percibir y reproducir adecuadamenre las
utibien fue el primero en subrayar su ambigiiedad. Les reconoce una
.
Elguin, por lo demas rambién codiciados por el conde de ChoiseulGouffier para Francia, no es mas que el paradigma de operaciones
que ——con fines cienrificos y pedagogicosfi han creado el fondo ar— queologico de los grandes museos europeos en una época en la que —a pesar de las prorestas de Quarremére de Quincy— esre‘proce— ' dimienro se considera legitimo.
El desarrollo de una forma de ocio ya antigua —que todavia no
ha recibido el nombre de turismo— solo rendra efecros sobre la con-
70
El riempo de los arrricuarios. Monumenros reales
Alegorih del parrimoaio
y monamentos figurados
servacion de los edificios a largo plazo. Sin embargo, y a diferencia de
viendas que lo oeupaban. Pero no llego a hacerse nada. Un ,siglo mas
los albumes de antigu'edacles, las guias turisticas tienen un valor ope— raeional ligado a la presencia material de los edificios. Insritucionali— zan la topografia de las conductas turisticas. Lo mismo ocurre con las vedara, que las demandas de los viajeros multiplican. Las pinturas que los Giovani-Paolo Panini o los Hubert Robert realiaan para algunos privilegiados y los grabados producidos para una clientela mas modesra en los talleres de los Piranesigfi requieren o recuerdan una experieneia vivida en los lugares mismos asi representados. Contribuyen asi a la integraeion de los monumentos historicos en el paisaie real y eambiante de la exisreneia coridiana, pero sin invitar ni a conservarlos ni a protegerlos, sino todo lo contrario. Ya se Irate cle edificios antiguos o medievales, esas imagenes —enteramente impregnadas clel gusto y de la ideologia de la ruina— no pmponen ninguna intermediacion entre esa ruina —transitiva y valor en si—-— y los monumentos preservados por los usos sociales (Panteon, grandes basilieas, eatedrales).
tarde, en 1668 ——eon e1 unico fin de recabar informaeion y sin pen-
sar en un proyeeto de conservation—, Colbert envia a Frangois Girardon a Nimes “doncle observara el anfiteatro y la Maison Carree, examinando partieularmente la construccion de las arquitecturas para saber si son macizas entre una y otra columna y desde 1a columna del muro trasero, y para estudiar su seccion [...], si sus columnas
son abombadas o no”.39 El mismo objerivo, puramente documental, guia ei eneargo que recibe Pierre i‘viignarcl9D cle dibujar y realizar el le~ vantamiento de los grandes monumentos antiguos de las provincias
meridionales de Franeia siguienclo “e1 método empleado por Desgodets en su obra Les edifices aneiens de Rome (1682)”.5‘1 En 1747, Jean-Jacques Rousseau deplora la degradacion clel anfiteatro y estig— matiza la negligencia de los ses.F2 A demanda de la ciuclad de Nimes, Luis XVI ordena la recuperacion de los monumentos roma—
nos y la restauracion clel anfiteatro: interrumpida por la revolucion,
la obra es reiniciada en 1805 por Napoleon y el despeje del anfiteatro, comenzado en 1811, se termina solo cineuenta afios mas tarde.
Las antigiiedades nacionales no corren mejor suerte. En 1703,
Conservaeion real y conservation iconografica Asi, despues de casi tres siglos cle estudios consagrados a las antigiiedades, el modo dominante de su conservaeion sigue siencio el libro y su iconografia grabada. Durante todo ese periodo —salvo parcialmente en Inglarerra— la arquitecrura hiStorica no ha sido protegida
ni resraurada a no ser por eircunstancias extraordinarias y a instan-
cias tie personalidades excepcionales. Ni siquiera Roma Iogra continuar la labor pionera que habia inaugurado en ese dominio.“
cisco 1 se arrodillo ante el anfiteatro y decidio la demolicion de las vi-
__,..-
.
_.....
-u...
.-_.—_—-._
El easo de Francia es caraeterisrieo. Los vestigios greco-romanos
han sido estudiados eon pasion por los antieuarios )1 los arquiteetos desde el siglo XVI, especialmente en Provenza. Sin embargo, si bien ocasionalmente deploran su degradaeion y su esrado cle abandono, solo una infima minoria se preocupa de su proteccion in sitar. Los eseasos proyecros de conservaeion 1; de de5peje de ruinas antiguas —puntuales y nunca actualizados—33 son contados, e innumerables en eambio las destruceiones ordenadas por la istraeion publiea en el marco cle la ordenaeion territorial del reino. Si, por azar, el mismo poder real llega a conmoverse, su intervention permanece sin futuro. La leyencla cuenta Como, al pasar por Nimes en 1583, Fran-
71
después de su viaje prospeerivo por Ias provincias,'Gaignieres intenta convencer a1 Seeretario cle Esrado Louis Phélypeaux Pontchartrain de que el Estado se eneargue de la saivaguarda de los antiguos monumentos ses. Choca con el rechazo. Pareee eomo si fueran'necesarios compromisos afectivos tan poderosos como el amor al eonocimiento o a] arte para que se instaure una conservacion material y sisrematiea de los monumentos historicos, asi eomo las estrategias regladas de defensa y de restauracion que son su corolario. Asi lo muestra elaramente la reaecion inglesa ya sefialada. Los antieuarios ingleses no se Iimitaron a la observation y a la descripeion de monumenros goticos —como fue el easo de los ses—. E] van-
dalismo religioso de la Reforma despierta en ellos una indignaeion es-
eandalizada a la vez que su sentido praCtico, ya que se trata de un “derroehe insensato”93 y, sobre todo, espolea su nacionalismo. Los dafios causados a los monumentos religiosos legados por la eclad media son sentidos como un ultraje a las obras vivas de la nacion. Las sociedacies de antieuarios se erigen en guardianas de esta herencia. Estableeen una estructura de proteceion —privada y'eiviea— que, has—
ta principios del siglo XX, sera espeeificamente britanica. Apoyadas
por los periodieos y la prensa no especiaiizada, que desde el principio
El riempo de los antiwar-£05. Monumenros males
Alegorfa del patrimonio
7?.
les foe favorable, juegan en la prOteccion clel patrimonio historico .el
papel que mas tarde sera asumido en Francia por el Bsrado.
Paralelamente ——por primera vez, medio siglo antes que los fran-
ceses—u los anticuarios ingleses planteaban en términos claros -—doc-
trinales y polérnicos— el tema de la resrauracion de sus monumentos
nacionales. {Restauracion conservadora o resrauracion intervencio-
niSta? Este debate sobre la naturaleza y la legitirnidracls'4 de la intervencion, todavia candente en la acrualidad, fue. iniciaclo por la Sociedad
cle Anticuarios de Londres, imitada prontamente por las otras socieclades, con ocasion de las campafias de reStauracion conducidas por el ar'quitecto James Wyatt para el conjunto de catedrales inglesas entre1738 3:1791.” En nombre de la transparencia, de la simetria y de la unidad de estilo, Wyatt elimina en sus resrauraciones las tribunas y otros obs—.
taculos al libre recorrido cle la miracla cle oeste a este; desplaza los monumentos funerarios, clerriba los porticos “demasiaclo antiguos” y sustituye los elementos tard‘ios por elementos antiguos reinventaclos, corno el roseton de la catedral de Durham. El peligro es todavia ma— ' yor cuando se revisre de una aparente periciafi"6 El reverendo Milner, autor de obras eruditas, y el iluStraclor Carter, en particular, multiplican su clamor por la salvaguarda de los monumentos y denuncian en susarticulos “la devastacit’in continu‘arnente cometicla en nuesrras catedrales”, predicando una cruzaclacontra
las personas “ocupadas en borrar las huellas de nuestra antigua mag-
nificencia que, intactas hasta boy, solo pueden ser mediocrernente
imitaclas y sin duda nun-Ca igualadas”.97"
Su argurnentacionf'3 basada enteramente en Ias nociones cle cali— dad y de autenticiclacl, refuta punto por punto [as tesis de Wyatt. Invocantlo e1 valor nacional cle los edificios goticos, denuncia los errores de gusro y lo irremediable cle sus consecuencias (“e1 capricho y el mal gusto clel siglo XVIII ban sido mas d'esrrucrores que el celo cit-go
de los siglos XVI y XVII“), evaluando los claiios que causarian a “la
ciencia de la antigiiedacl” si se cleja aetuar a Wyatt v a los que se le
parecen.99
Esros combates se adelantan en mas de medio siglo a los que enfrentan a John Ruskin y William Morris, contra el nuevo Wyatt (Gilbert Scott). Demuestran que la conservacion y la resrauracion concretas y efectivas exigen la conjuncion de una fuerte motivacion cle orden
afectivo Y de un conocirniento que se ira afinando de acuerdo con los progresos de la historia del arte. Esta epoPeya inglesa permanece, no
3; mon’umentos figurados
73
ion, obstante, corno algo finico en su época. Salvo esra notable excepc
el inmenso trabajo de erudicion y de inventario efectuado por los an-
conticuarios no tuvo praCticamente efeeto alguno en la conservacion cos. histori creta de los monumentos
74
Alogoria dol patrimonio
Notas
El tioinpo do [o5 antiouarios. Monuinontos roalos
y inonumontos figurados
75
14 “El incomparable: M. do Poirosc —dico Monrfaucon— ha rounido rnds
1 6PON, Jacob, y WHEELER, Goorgo, Voyago on itaiio, do Daimatio, do , Grooo ot du Lorrant, fair aux annoos 16% ot I6?6,‘ Antoino Collior, Lyon, 16?3.
2 SPON, Jacob, Rocborckos curiousos d’Antiauito’, Amaubry, Lyon, 1633,
“Explicarion dos antiquités gravoos au fronrispico", p63. 14. 3 Dorivado dol griogo mouséion {tomplo do las musas, lugar dondo rosidon las musas, lugar dol ojorcicio do 1a poosia, do las arros, oscuola}, o1 nirmino “musoo” significa on francos, inicialmonto, gabinoro do rrabajo, lugar consagrado a los
osrudios cionrificos, lirorarios o arristicos. En su ac'opcion acrua] (ourrapolacion
dol gabinoro do trabajo on o] quo so consorvan Ias coloccionos do los anticuarios y do los aficionados}, ol musoo ompioza a aparocor duranto la Lilrima década dol siglo )Wm, véaso cap. III, ptig. 90.
monumoatos sobro-casi toda la antigiiodad quo ningiin otro, ya soa tanro dibuiados como on fragmonros. Habitualmonto, o1 acompafiaba ostos
monumonros con brovos ouplicacionos quo rodavia vomos on algunos manuscriros, lo quo proporcionaba matorial a la mayor parto do los ontondidos on Europa”, on MONTFAUCON, Barnard do, op. oit., profacio, pig. VIE. Esto
mismo tip-o do uso on Io concornionro a las antigfiodados nacionalos so ropitio con los archivos do Francois Rogor do Gaignioros quion -—-on 1695— formulo o1 primor proyooto do invontario sistomtitico do los monumonros francosos,
inspirado por los viajos litorarios do los boliandistos y los bonodicrinos. El invontario do sus dibujos ha sido publicado por BOUCHOT, Honri, Bibliotboquo nationalo, inaontairo dos dossins oxdautés pour Rogor do Gaignioros ot aonsoruris aux dopartornonts dos ostarnpos ot dos manuscrits, Plon, Paris, 1891.
-
15 La traduccion inglosa do los quinco voliirnonos in-quarto do .l'..’antir.3ruito1
4 “Antiguo cualifica lo quo os muy anriguo, lo opuosro a modorno”, on Dmtronnarro do i’Aoaa’rirnio Franoaiso, op. sit.
oxpiiaudo ot roprsisonto'o on figuros do Montfaucon, Antiquity Expiainod and Roprosontod in Sauipturo, Londros 1721—13125, aparoco al mismo tiompo quo la
5 Acorca do la diforonoia onrro humanisras historiadoros y anricuarios. véaso
odicion original bilingiio —francosa y Iatina—.
oftno Warburg and Courtiand institutos 13, Londros, 1950; rraduccion
16 Viiaso la quorolla ripogrrifica quo ol “jovon Gronovius" planroa al “ilustro Fabrorri", cuya rospuosra (“llona do vohomoncia y do cruolos injurias”) doplora Michal Germain a la voz quo sofiala la oquivocacion dol “jovon [quo] no doboria trarar [doscaradamonro] como Io ha hocho a osro orudito”, on Corrospondonco
MOMIGUANO, Arnaldo, “Anciont history and tho antiquarian", on Journal
francosa on Problornos d’bisroriograpbio ancionno ot rnodorno, Gallimard, Paris, 1933.
6 Cirada por Arnaldo Momigliano, op oit., pag. 266.
T" MONTFAUCON, Barnard do, L’antiquité oxpiiquo'o ot ropro'sontoo on figuros,
F. Dolaulno, Paris, 1719-1r24,xv,1.v1, “Tomboaux otrusquos”, pig. 1.
3_ laid, Profacio, linoas inicialos. “Haco aproxirnadamonro trointa y'cuarro anos quo mas suporioros mo dostmaron a las odicionos do los padros griogos; yo traro do adqurrir los conocrmiontoslnocosarios para roalizarlo con oxito”.
9 Do la congrogacidn do Saint Maur, al igual quo Joan Mabillon, Michal Gormain, Michal Félibion (sobrino dol académioo).
10 1702-1763. Dospués do un grand tour por Europa (1?33-1?36), Richard
Pococko omprondio un viajo'a Egipro y a Asia Manor (17311742) do los quo rraJo A dosaription of the East (Vol 1, U43); Obsoruations on Egypt, Vol. 2;
Obsortrations on Paiostino, on tho Hoiy Land, Syria, Mesopotamia, Cvprus and
Candia {1745). - f 11 Piorro Sanri Barroli {1635-1700) fuo pinror, dibujanto y grabador. So ospocialiao on la roproduccion do objoros antiguos (liimparas, joyas, pinruras,
monodas). La primora odicion do sus grabados do la columna trajana: Coionna Trajana [...J nouarnonto disognata o intagiiata da Piotro Santi Bartoli, son osposiziono iarina d’Aifonso Ciaosono, sompona’ara noila uoigaro iingua sotto oiascura irnagina [a] da Gio. Piotro Boiiori, osta dodicada 3 Luis XIV. 1673. Raffaolo Fabrorri roaIizo una nuova odicion on 1683. i 12 EISCHEB VON ERLACH, Johann Bornhard, Enttaurfoinon bistorissbon Arcnrtoktur rn Abbiidung untorsciriodonor bordnrnton Goba'udo dos Aitorrurns und fromdor Vdikor [1725], Haromborg od., Dortmund, 1930. 13 Corrospondoncia do Barnard do Monrfaucon con o1 baron do Crassior.
arquoologo do Lioja, Lioja, 1855.
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inédito do Mabiiion ot do Montfauaon auoa i’Italio, Paris, 1346,,carta LXXIV
dol 1 do onoro do 1666 do Michol Gorrnain a Placido Porchoron do Roma, figs.
195-196; o rambién la difamacion quo haco Goorgos Guillor —auror do At onos
anoionno ot nouuoiio— do La Roiation do Spon, 3 onion rospondo publicando 1a
lisra do orroros cornoridos por su acusador {donso a ia aritiquo pubiio’o par M. Guiiiot Amaubry, Lyon, 1679)..
17 A posar do la ospocificidad y do Ias limiracionos do sus rospocriuos soporros,
la opigrafia y la numismdtica proporcionaron una informacion onciclopédica
sobro ol pasado. Viiaso, por ojomplo, SPANI-IEIN, Ezochiol, Dissortarionos do
praostantia ot usu nunrisntaturn antiquoron, 2“ od., 1671.
13 Op. oit., profacio, prig. VI. 19 For orra parto, Montfaucon prorondo roaliaar una sinrosis y no una suma
{*‘roduaao on ol oorpus do una obra toda la antigfiodad”, la cursiva os nuosrra),
tal como lo domuostra su critica dol Thosaurunr antiquarian: graocarttrn rornanarurnquo publicada por los hoiandcsos, on MONWAUCON, Barnard do, op. sit.
EU So constata a monudo un lapso do tiornpo significativo ontro ol mornonto dol doscubrimionto do un yacimionto 1; ol do su oxcavacion arquoologica. Horculanum solo ompioza a sor oxcavado do forma sistoma’rica on 1755. 21 Véanso Ias doscripcionos do Spon do la mozquita do Achmot o do la mozquita do la madro dol sultdn roinanro, “uno do los mas hormosos odificios quo puodan 1irorso, dosdo ol oxrorior o on su inrorior. Aunquo un poco alojada do nuosrras roglas, la arquirocrura no os monos hormosa quo la do nuostras iglosias
do Italia. Para nosorros, tiono incluso algo mtis sorprondonto or so misrna nouodad'“, on SPON, Jacob, Voyago on Itaiio, do Dairnaaio, o Grooo at du Loaanr, op. cit, pég. 235;"
I Ir'll...‘ . I
roaies El tiempo do 105 anticuarios. Monumentos
2.4 AUBREY, john, Monumenta Brita'nica: chronoiogica architecturo [1670], Little Brown, Boston, 1981.
25 BERTRAND, Abad, Antiquitris or singuiaritos do i'abbaye do StFDenis, Paris, 1575.
26 Vésse on particular, CORROZET, Gilles, (1510—1568), La flour dos antiquite’s, singuiarito's ot euceiioncos do ia pius noble et triompnanto uiiie et citei do Paris, 1532; obrs que tuvo doco reediciones y quo contiene, on particular,
uns larga discusion sobre los diiotentes mitos de fundacion do is ciudsd,
atribuids finalmonte s Francion, hijo de Hector do Troy’s.
7.7 A1 final del prefacio de L’antiquito expiiquoc et representoo en figures, despues de haber presentsdo e1 guion de la obra, como pot uns asociscion do ideas fortuita y bajo la forms do obsetsaciones metodologicss destinsdas a fututos autoros, Montfaucon enpone, on teslidsd, los principios que han guisdo los Monuments do in monarcbio francaise, Gandouin, Paris, 1729-1733. 28 Ibid., ptefscio. 29 “No es necesario que los quo trabsjsn segt’in este plan so imaginen 1a continuscion do este Recuoii d’antiquitos en todos los psises de Europa;
la empress seria domssisdo latgs y mu}; dificil, pot no decir impracticable.
Todo lo que podrs’n hscer los francoses set-a resliaar bien esta empress en
Francis dnicamente. Sin embargo, es preciso que los que vsyan s tealiaar estc
trabsjo se instruysn en las costumbres do otros psises do Europa, sobre todo do Itslia, porque ha}.P muchas cosas en los que los ses se reconocen en otras
naciones”. Ibid., pa’g. XV].
to raid, ptlg. XVIII.
31 Monuments do in monarciaie francaise, op. cit. Montfaucon identifies do la misms msnera lss estatuss del portal {11mins VII} de Saint Germsin-des-Pres }' lss del tercer portal do Notre-Dame do Paris (15mins VIII). 32 Para Inigo Jones; los slineamientos do Stonehenge son vestigios de una
inmenss construccion romana. The most Notable Antiquities of Great Britain, Vuigaroiy Caiiod Stone-Hang, on Saiisbur'y Piain, Londres, 1655. Mas tattle, vet lss conjeturas del Dr. William Stuckoloy. 33 CORDIER, Abad, Architecture du Moyen Ago ,r'uge’e par ies e'criuains dos doux derniors siocios, Paris, 183 9. 34 Vésnso on particular los srticulos concernientcs al gotico en su Dictionnairc bistorique d’arcbitecturo, op. cit., y In nota 41 do estc capitulo.
35 ROSTAND, André, “Les monuments do Is monsrchio frangaise do 8. do
Montfsucon”, Buiietin do ia Sociéto’ do i’Histoiro do i’art Francois, Paris, 1932.
36 _Bibliotecario do is familis Guise. GRANDMAISON, Charles do,
Gatgnreres, sa correspondancc at sea coiiections do portraits, Niort, 1897..
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mucho provecho, roaiiaada sobro oi mismo pian [que la do Is sntigiiedad]”, cursivs nuestta.
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23 MONTFAUCON, Bernard do, op. cit, prefacio, pig. XV: “La obra de quien contemple esss iipocss [do Theodosio sl siglo XV] no dojars do obtener '
.I-"s."..
1755, tomo 1.
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3.2 NORDEN, Frederik Ludvig, Voyage d’Egypto or do Nubia, Copenhague,
77
y monumentos figurados
1‘. _r.‘1'I-
76
Aiegoria del patrimonio
w-.
. la Socio’te’ do i’abbayo do St. 37 BROGLIE, Emmanuel do, Mabiiion et Parts, rit, Nour Plon, B. 1707, 1664— , Germain-dos—Pres a la fin du XVlo siocio 1888. i’abbajyo royaio do Saint-Denys on 38 FELIBIEN, Michel Dom, Histoire do La cursivs es nuestrs: observsrnos que , Paris, 1706, pags. 529-530, 534. ds a las_ naves goucas no hs splica e bosqu del y os s'tbol los de fors la motii también, por lo demss, en la nttar enco puedo Se and. nacido con Chateaubri 43. piig. la en carts do Rafael s Loon X citsda ente esta trsdicion en su notable ' 39 Robin Middleton ha evidencisdo clsrsm thic ideal: a prelud to romantic co-go Grse the and emoy sintesis “The Abbi: Cord Institutes, Londres, . tiand Cour and urg classicism”, en Journai of tire Warb nte, pot Jean-Mario difere ra mane 1962—1963. El mismo toms es abordsdo, do Picard, Paris, 1982. ii in francaise, Porouse do Montclos on Architecture
de, Momoires critiques do 40 Véaso on particular, FREMIN, Michel del presidente del Bureau dos , 1702 Paris, in, Ssgu es Charl itocture, l’arcb Finances do Paris.
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.
acion Do i’arcititec’turo ogjrptiortno 41 La primers cits estd tomsds do In disert son goiit, compareo sous los memos ot ipes princ sos o, origin son considorde dons cual _Qustremete formula por la en , 1785 ue, grocq rapports it i’arcbitecturo . tipos originslos do is tres los 1f primera voz su tesis do los tres estsdios msrs Boto . 1803 do n odtcio la 177 do srquitoctura’ (ogipcio, chino y griego}, psg. i’arcbitocture, tomo 2, op. cit., do Is oste tema on so Dictionnairo bistorique do ucl-te on 1783, de'ls one Encyciopodio métbodiquo, editsda pot do Panco citss. otras provienen lss diferencis (1762): :‘Si se *luzgs a la 42 El inglés Hurd sefisls clsrsmente ls midsdes; segfin lss leyes griogas, so oncuontran solo detor
srquitectura gotics el resultsdo _es completamente si el gotico so oxamina sogfin sus propias leyes, : “No quiero instsurar ls indies ole “Walp e Horac sfio, o diferento”. Ese mism rs conformc s lss teglas tectu arqui Is do nsl rscio a compsrscion entre la bollez esto}r convencido do rgo, emba Sin s. j; la licencis inspirsds de la llsmada gotic grande do so arte, mas tento nocim que los autoros de esta filtirna tuvieron un-coHorace, Anecdotes of Painting in E, POL WAL en un major gusto, mds genio”, es nuestrs). England, Strawberryr Hill, 1762 (la cursive monuments” ES‘pEliI-lfICfl la 43 El edicto “Against breaking and defacing uments of Antiquity) quo hsn (mon es prohibicion “do mutilsr lss sntigiiedad os con fines de recuetdo y no pfiblic s sido edificsdas en las iglosias y otros lugsre rstition)’:. Cltadfl. pot BOULTING, supe for no and ory mem (for do supersticion t legislation in the British Isles’:, Nicholas, “The Lam’s delays: conservatis Past: attitudes of conservation, the of e en FAWCETT, jane (ed.), The Futur 1974. 1174-1974, Thames 8C Hudson, Londros,
Britain 1530-1830, Penguin, 44 SUMMERSON, John, Architecture in Londres, 1967., 4‘1 ed. topher Wren escribe al dean do 45 A proposito do Is Tom Tower, sit Chrisque dobia sot gotica do acuerdo con idi “Dec }: Christ Church, on Oxford {1681 er _
la terminacion do Westminst sus cimontaciones”. Su Memorandum sobre o. En la misma época, ese npo sentid o mism el en s sbund y orico categ es (1713} de la cstedrsl do Orleans]
excepcional en Francis (reconstruccion
dc acritud es patrons 3* generalmente imputable a la congregscion do Saint Mast,
78
.
Alegorz’a del patrimonio
_——-en_ particular— del arquitecto Francois Le Due, llamado Toscan e, autor de las r‘glpsias Igoncas de Celles—sur-Belle y de Saint Maixant. LESTOCQUOY , Jean ‘ Larclntecture gothique aux XVII et XVIIE siE-cles”, cn Art Sacre’, enero-febie’i'o de 1948; )3 ROSTAND, Andre, “L‘oeuvre architecturale des bénédict congregation de Saint-Maur en Normandie, 1616-1739", en Builetinins de la de la . Société
des antiquaires tie Normandie, XLVII, 1940. 46 Sociedad que, en 1651, se dota de una Carts 3;, en 1273, de un instrumento de pu’bli'cacion: En Francia, hay que esperar hasta 1304 para que se cree la
Academie Celtique, que se transforma en la Sociére Royale des Antiqua ires de en 1814.
47 En particular WARTON, Thomas, Observations on the Pairie Queene Spencer, Londres, 1754; BENTI‘IAM, ]., Historicai Remarks on the Saxon of ICEhuCri/ches,1 1%ogdres, 1772; GROSE, Francis, Antiquities ofEngiand' and Waies, on res, r . 43_ Los cdificios romrinicos son llamados sajones, saiones-norniandos o gotico-
sajones; los edificios goticos son llamados sarracenos, normand o 3r goticos
y dividldos segun criterios morfologicos en “gotico absoluto, ornamental gdtico florido". En Francia, los ensayos del padre j. Leboeuf -—aIurnn o de ’ Montfaucon— contintian basr—indose en criterios dinristicos.
49 MONTFAUCON, Bernard de, Antiquite eupiiqueie et represe ntee en figures op.
cit., prefacio, pag. VI. Véase, igualmente, la pagina X: “He colocado en esta
obra todas las imagenes que me parecen poder ilustrar la antigiiedad. Estas ilustraciones, junto a sus explicaciones, seran de una utilidad'maravill osa [...]. A menudo it venin en las imagenes las historias mudas que los antiguos autores no ensenan . 50 CAYLUS, conde de, Recueii d’antiguites, Desaint et Saillant, Paris,
El tiernpo de los anticuarios. Monumentos reales
y monumentos figurados
79
56 CAYLUS, conde de, op. cit., torno 1, pag. 1!. 5? KILnUTI-IEIMER, Richard, "Introduction to an iconography of medieval architecmre”, en Studies in Eariy Christian, Medieuai and Renaissance Art, New York University Press, Nueva York, 1969.
53 MONTFAUCON, Bernard de, L’antiquite' cxpiiquee ct reprtisentee en figures, op. cit., tonio XIII [sobre las terrnas de Fréjus, para los que utiliza la iconografia de Peiresc].
59 Girolamo Aleandro (1574-1629) fue uno de los humanistas y anticuarios
romanos mas célebres de su tiempo.
6O Véase, en particular, PEIRESC, Claude Nicolas Fabti de, Lettres e Cassiano
dai Porto (1626-1637), en la notable edicion a cargo de Jean-Francois Lhote 3/
Danielle Joya], fimphion Adosa, CIermont-Ferrand, 1939.
61 O también: la composicion de las bodas aldobrandinas, la materia de un vaso antiguo, los relieves de un soporte o la anatomia de una gacela dc Etiopia,
e] pelaje de un reno de America, has flores de un prado de jasminium indicum. La observacion y la descripcion paraIelas dc edificios y de animales se encuentra
en varios otros autores, cepecialmente entre los medicos-arquitectos Robert Hooke v Perrault. Este ultimo ha dejado un cEIebre retrato de camaleon en las Memoirs pour seruir e I’histoire des animaux, Paris, 1771.
62 PEIRESC, Claude Nicolas Fabri de, op. cit., carts LXIX. Sobre el tema de
los gigantes, vease SCHNAPPER, Antoine, op. cit.
63 PEIRESC, cartas a Pierre Gassendi dei 21 de diciembre de 1632; a Claude Menestrier, del 3-0 de mayo de 1635; o a Cassious, op. cit., carts XIV. En el
caso de Montfaucon, véase ROSTAND, Andra, op. cit.
1752-1761“, tomo 3, peg. 52 (sobre las antigiiedades etrusca J.
64 SPON, jacob, y 1WI—IEI'ELJ'ZR, George. Op. cit., 1, II, prigs. 224, 339,-, 1, III, pag.236.
esta mcluido en WARTON, Thomas, Essays on Gothic Architecture, Taylor
65 Enisten encepcioncs. Asi, Peiresc elogia las laminas que iIustran el Discours historial dc I’antique er iiiustre trifle o'e Nimes, Lyon, 1560, de Poldo d’Albenas:
51 . WARTON, Thomas, op. cit., Vol. II, Londres, 1262, uno de cuvos pasajes
Londres, 2‘ ed., 1302.
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52 GBIITERUS, janpspinsc'riptiones antiquae totius Urhis Romae, Paris, 1600. Cada lamina lleva 1a indicacion"‘3chedis fideiiter descripsit et uidit”. 53 A fines del siglo, Stiroux d’Agincourt {1230-1814} comenta a su vez: Lo que los historiadores de Ias bellas artes se han contentado gozosam ente con decir, vo queria mostrarlo en mi libro. Alli eran los monumentos, sobre todo los que tenian que hablar“. Efectivaniente, de los seis volfimen in-folio de sin Histotre tie I’art par ies monuments, tres volfimenes de laminasesreprodu cen mil cuatrocientos monumentos. La obra, terminada en Italia durante la revolucion de 17B9, fue publicada en parte postumamente. La ambicion que la hace reunir Ia antiguedad con los tiempos modernos y, en materia cle arquite ctura, el hecho de tratar la arquitectura gotica como un “sistema” hace de ella momento—— una obra sin precedente. Sin embargo, Séroux puede-—en ese ser considerado un anticuario.
54 CAYLUS, conde de, op. cit., tomo 1, peg. V. 5.5 MON 1 FBUCON, Bernard de, L’antiquite expliguee et represe ntee en figures, op. cit., prefacio, pag. VI.
éstas son “man di huon architecto e digne di far estimar ii Iihro”. Efcctivamente, todos los levantamientos estén acotados 3* son relativamente precisos. Peiresc hace poco caso de su comentario, notable sin embargo para su Epoca, en el que Jean Poldo d’Albenas confiesa aceptar las genealogies urbanas como una concesién puramente formal y donde demistifica el vandalismo de los “godos” v multiplica las observaciones sensatas sobre la Maison Carrée, Ias
Arenas y el puente del Gard.
66 PEIRESC, Claude Nicolas Fabri de, op. cit., pig. 1??.
67 La mayoria de las veces los eruditos no se dejan engaiiar. Asi, en MONTFAUCON, Bernard de, Monuments cle ia monarchie francaise, op. cit, tomo II, 1, II, cap. 21, peg. 124: “La mavoria de los perfiles de Soria perecen ser mas de su invencion que copiados de lo antiguo. I-Iaccr levantamientos planos a partir de unas ruinas es fricil, pero esto no siempr'e basta para conocer sus altaclos. Habria que pensar que, para que su trabajo tuviese uniformidad, quiso dibujar todo en planta y en alzado y que su imaginacio’n habré suplido en todo lo que faltaba a esas ruinas [...]. Ante la duda, juzgue prudente soprimir todas esas seeciones, varias de las cuales no perecen tenet el gusto antiguo” {la cursiva es nuestra).
Alegorr’a do! patrimonio
30
63 In Ezeeniefenr explanan'ons et apparatus Urbr‘s ac: rernpli bierosolyrnitani.
Cornrnentarrrs or irnagr'nr'bns ilnstrarns, Roma, 1596-1604. 69 Toma, do un ostudio por pnblieorso: TOURNIKIOTIS, Panoyotis. Prosenees
do Parthenon, essar oar l’btsrorro et la tbe'orre do l’arebiteetare. En la primero-
porte do este notable trobalo, Tonrnokions establoee la siguiento-seenoneio: 1.‘]fa{.jso. Representoeion idoolizodo aternporol y deseontextnaliaado dol tomplo 315 3.
0.
— Imogen 1 (orqnotipiea, dosaparoeido en 1514), ejeeutoda in sitn —on 1444—por Qiriaeo d’Aneono, viojero florontino, euando Atonos so enenentra baio
dommio florontino: lo reprosentaeion osto inspirada en las doseripeiones do . Ponsanioo. —— Imogen 2, copra anonimo do la anterior: portieo oetostilo do orden dorieo. — Imogen 3, version do San Gallo inspirodo en lo preeedonto: el portion dorieo so tronsfotmo on 1on1eo j; ttos o1 so ofiode nn edifieio.
—- Imogen 4, anonima: ol ordon jonieo so tronsformo on eorintio. — Imogen 5, do Soon, 1678: amolgorna dorieo do lao vorsiones 2 y 3, ounqne Spon ho vtsto ol Portonon; tmogon qne serti roprodneido hosto modiados dol stglo XVIII on la mayorio do loo obros sobro antigiiododes.
2.‘ fase. Situaoion dol Portenon sobro planos topogrofioos abotroetos. 1—— Plano (orquetipieo) do loo eapnehinos (hoeio 1650].
2—- Visro do Arenas dol padre Babien, pnblieada por Soon on 1674: el Portenon es uno mezqnito en lo eumbre do In eindodela. 3.“ faso. Levantomiento eiontifieo do loo plonos do la Acropolis v dol Portenon pot ol mgomero j. Mtlhan Vornodo tras el sitio do Atenas, on 1687. Pnblieada en 1707 y reprodueida hosto ol siglo XDL 4.“ foso. Lovantomionto eornploto in sitar pot Stuart v Rovott, pintores {1?31173.3) )2, soparadomente, pot Daniel Le Roy, arqniteeto {1754).
.— Imogen 1 (orqnotipieo), publieoda pot Le Roy, 1753, eorregido on 1?70: integrodo a una aproxirnoeton historica v reorieo do la orqniteetnro. -— Imogon‘Zl (orqnetipieo), publieada pot Stuart 3* Revert en 1789: prosontoda eomo corrtgtondo ontonoros roprosentaeionos erroneos -—{intagen do on objeto tntemporol y porfeoto}. Tourntttoltis es, que yo sopo, ol primero en hobor tronsformado ol jnieio do valor one otorgabo uno superiortdad etentifieo a loo imogenos do Stuart v Revert eon rospeeto a loo do Lo Roy.
7’0 voase LECLP-LNT, Joan, La modifieaorr'on d’ntrt regard (1737-1326}:
do: voyage on Syrro er en Egypre do Volney an Lonore do Champolfion, Inotitnt do , Paris, 1937.
I
?1 Mario Giofftodo, e1 inventor del sitio do Poostnm, habia hoeho reprosentor loo templos en osttlo dorieo renaeentisto. 7"; MOMIGLIANO, Alfredo, “Lo contribution do Gibbon a lo methodo histortqno”, on Problérnes d’bisrorrograpbie anet'enne et moderne, Gollimotd. Paris, 1933, y tombion oopitulo citado, noto 5. d I
El tiernpo do loo anticuarios. Monamentos reales
y monamentos figurados
81
73 “El erudito Winekolmann es el primoro [...] que ha penoodo en la divisionloo ostiloo, do lo ontigfiedad, on anolizor loo opoeos, loo pneblos, las osenolas, loo
detolles do estilo; [...] e1 es o1 primoro qno, a1 elosifiear loo époeos, ho reloeionodo la historia do loo monumentos, ho eornporado loo monumentos do eritiea entro si 3* ho dooeubierto loo eoraetoristieas eonfiablos, loo principios do 1’ no motodo [...]. Logto haeor nn euorpo do In quo no era mas que monton
fragmentos”, en QUATREMERE DE QUINCY, Antoine Chrysostome, Lerrre
do la snr lo profot d’enlener los rnonnrnenrs d’Italie, Paris, 1796, pog. 205
odieion do 1336. En dieho tonto, por lo demos perspieaz (“osta eioneia [do la
antes do historia doI orto] aeabo'aponos do naeer. rgComo habrio podido oxistir
loo desonbtimiontos do esto sigloi’ [...]. No hobia nno maso lo snfieientemonte
grande do hoehos o do monumentos”), Quotremore so mnostra, sin embargo,
injnoto eon loo primeros antionarios (“nodo tonia eoboroneia, orden y nada hobio sido nuneo onalizado, nado habio oido eompnesto"), partienlarmento eon Caylns, do quion reeonoee, no obstante, Ios rnéritos, find, pog. 204. T4 TOURNIKIOTIS, Panavotio, op. aft.
75 LA FONT DE SAINT YENNE, “Rofloxions our qnolqnes eanses do l’otat prosent do la pointuro on ”, Moreare, 1.747. Sogfin Andrei Fontaine, qne otorgo nn papol inaugural nn tanto oxagorodo a eoto articulo, “El sustitnia ol
ologio trodieionol do loo revistas por nna aproeiaeion qno trataba do oer impareiol”, en Doctrines de Part on Franee, Paris, 1909, teirnpresion: Slotkino, Geneva, 1939.
76 Lettres do Caylns a Paeiaadi, eorta LWI. T? Habio estudiodo pintura on ol taller do Antoine Warreou, grabado eon Pierre-jean Mariette y realizo loo gtobodos do todo el gobinete do dibnjos do Pierre Crooat, asi eomo do parte dol do Luis XV. 78 VEoso, on esto sentido, lo experieneio do Notdon, Drawings of some Rains and Colossal Statues at Thebes in Egypt, Royal Society, Londres,1741, y lo obro posturna do olli extraotada, Tv'ojrage d ’Egypro or do Nabie, Copenhoguo, 1755. pot-to Enviodo pot Christian VI do Dinarnareo (113?) a Egipto para oseloreeer qno
do levonda hobio en los reprosentoeiones existentes do loo monumentos egipeios, Frederik Ludwig Norden nae a on rogreso los levontomientos y dibujos ojoeutados “on ol lugor rnismo, tol eomo noted loo veria”. Pero Norden estudio grobado on Holando y dibujo on Itolia: ol papol one juegon sn enltura v on sensibilidad so aproeia enondo sus unogenos son eomparodas eon Ias do Poeoelce. Quatromore do Quincy utilize a los dos ontoros para sn obro sobre otquitoetnro ogipeia. ?9 No obstonte, on ol breve prefooio do los Monuments, Montfoneon notabo yo entre las informoeionos ofteeidos por las ontigiiedades noeionoles —a pesar do “on tooquedad” [...]— “ooo gusto diforente relativo a la ooenltnro y lo pintnro en los diferentes oiglos [que] pnedo eonsiderarso ontro loo hoehos historieos“. Pero esta obsorvaeion osto influeneiada por improsionos ea-tornos. Esto so ovideneia euando, a1 ootndiar la historia del vostnorio, oompora lo vestimento do Ias ostotnos qne adornabon las iglosias v los eatodrales do diforontos opoeas,
dooeubriondo eosnalmonto, y sin otorgarle importaneia, la diforonoio do “gustos” one sopara a Ias estatnas eolumnos do los portalos realos do las esenltnros del siglo ){tu (Ibr'd, laminas VIII, IX, XVI). Observoeion rogistrada tambion en el tomo 11 do la rnisma obro o proposito do loo lominos do In topieen’a'de Bayou):
f2." serie, I 3 IX), do la quo publiea sueesivamente dos versiones. No so dobe
“oombiar nodo en el gusto do lo pintura do eseltiempo; gusto mny moon 3! may
37
Alegon’a def patrimonio
barbaro, paro all qua no ha}r qua aarnbiar nada, porqua, an mi opinion, In daaadanaia y al sastablaaimianto do las artas son an tarna importante de ia historia” (Ia aursiva as nuasrra}. En la sagunda version, las partas gastadas da la tapiaaria no astsin raaonstituidas sino indiaadas an puntaado. 30 “Ma lirnité a publiaar an asta album solamanta los monumentos ua ma
partanaaan o qua ma han partanacido", CAYLUS, op. aiL, “Brava pra aaio". Tras . p ubliaar al p rimar voluman . modara, un tanto .. asta _ _ osiaion., Paro3 p or aJamplo, an a] aaso da los monumantos ‘galos , solicits. qua un Inganiaro astablazca Ia topografia.
31 Los monumentos “colocan los prograsos dal arta anta nuastra vista. Paro hay qua aonvanir an qua los antiauarios no los aonsidararon aasi nunaa bajo asta aspaato”, Ibid.
82 ibia'., tomo I, 1.“ parta. 83 Ibici., “Bras-a prafaaio”, pigs. VIII 1.! IX. Caylus muastra aomo “la via dal dibujo, aonjuntamanta con la costumbra da var y do comparar” parmita daiarsa panatrar “al gusto da una naaion” [...]. Una vaz qua a1 gusto (la un pais ha
quadado astablasido, no hay mils qua saguirlo an sus prograsos o sus
altaraaionas; asta as la manara dal aonoaar, al manos an parta, al gusto da aada
siglo. También as aiarto qua asta sagunda oparaaion as ma’s difiail qua la
primara. Bi gusto ale an pnebio difiere a’e aauei de otro aasi tan sensibiemente aomo ios solores primarios difieren entre ellos, an tanto, qua las variadadas dal gusto naaional an difarantas siglos puadan varsa an ganaral aorno finas variaaionas da un mismo color [...], hay qua daair sin embargo qua, an ganaral, la vision iluminada por al dibujo nota difaranaias aonsidarablas alli donda al
aomfin da las miradas no va mas qua parfaata samajanaa”. Lo mismo an a] torno
III, prafaaio pags. XX-XXI, sobra la manara )7 al “astilo da difarantas naaionas” (la aursiva as nuasrra}.
84 Ibid., “Brave prafaaio”, pag. V {Ia aursiva as nuastra). 85 Entra las craaaionas dal siglo XVIII, al British Museum, los Uffizi, al Musao
BI tieinpo de los antieaarios. Manninentos reales
y monanaentos figm'ados
83
91 Carta (la Esprit Calvat al pint-or josaph Siffrad Duplassis sobra los dibujos
raalizados por Piarra Mignard. Arahivo da la Bibliotaaa da Avifion, aitado an Notice sar ies dessins ties antiqaireis tie la meridionaies exaaazés par Pierre Mignard at snr Ienr publication projeteie par le aomre da Caylns.
9?. ROUSSEAU, jean-Jacques, Les confessions, L. V1, van Bavar, Adolpha Iad.), Gaorgas Cries, Paris, 1913, pag. 51. -
93 “A sansalass waste of money”, sagun john Carter, an al prafaaio (1.“ linaa} da Gaorga Lauranaa Gomma a la salaaaion da sus articulos publiaado an Gentiernen’s Magazine, Library Arebiteatarai Antiquities, Fart I, E. Stock, Londras, 1390.
94 Var al brillanta articulo da PEVSNER, Nikolaus, “Scrape and anti—scrape”, an FAWCET, jana, op. air.
95 Liahiiald, 1788;,Haraiord, 1739; Salisbury, I?39; Durham, 1791.
96 A diiaranaia, por ajarnplo, da la rastauraaion do in aatadral da Saint-Caniaa
an astilo joniao, patroainada an IFS? por Poaoaka, an asa momenta obispo da Ossory.
9?. Citado a partir da PEVSNER, Nikolaus, op. air.
93 john Carter {17?4-131?) as a] auror da dos aornpandios importantas: Views offlnaiant Buildings in England, Londras, 1796-li98; 3! Ancient Architecture of England, Londras, 1307’. En 13795 sa asoaio a la soaiadad da antiauarios da Durham, anponiando sus dibujos para qua sa datuviaran las rastauraaionas de Wyatt. Colaborador regular dal Gentieinen’s Magazine a partir da 1793, asaribirri varios aiantos da artiaulos polémiaos an asa diario. 99 MILNER, John, A dissertation on sire Modern 5:e of Aftering Ancient
Cathedrais as Exempiifiea’ in rive Cathedral of Saiisbary, Londras, 1?93. Praaisa: “No quadarii an asta isIa ni un solo monumento auténtiao y no adultarado da la
antigiiadad sagrada", aitado por Pavsnar. Milnar agraga a su alagato an argumanro qua ratomaran William Morris y John Ruskin an la apoaa da Viollat-
Pio Clamantino an Roma, al Louvre {inaugurado aon al nombra da Musaum Frangais}.
la-Dua: datanar las rastauraaionas intampasrivas as tanto mas urganta porqua an
86 Giovanni Piranasi aatiia aon igual virtuosismo an los dos ragistros da la arudicion 3; da la historia dal arta por, una parta, 1; da lo pintorasao, por otra.
mutilados, an ruinas o amanazados da sufrir la misma suarta [rastauraaionas vandalas]".
3? Krauthaimar ha dasariro sugastivamanra los asfuarzos —vnnos—- da " Alejandro. The Rome of Alexander VII, 1655-1667, Prinaaton Univarsiry Prass,
Prinaaton, 1985. Vaasa tarnbién CESCHI, Carlo, Teoria de storia dei restanro, Bulzoni, Roma, 19?0.
33 FROST, Philippa, “Rasteurarion at histoira das rnantalités: un projat inadit da rastauration da l’amphithéiitra da Nimas”, an Worid Art, op. sin, vol. III.
39 Arahivas Parraulr. B.N. 390, fol. II (tras paginas asaritas por un saaratario saguidas da astas dos linaas da la mano da Parrault: “Monsafior ma ha ordanado anviar asta instruaaion da su parta al safior Girardon, asta saptiambra da 1668”, 1; da su firma}. i
90 Arquitaato da Avifion naaido an 1640 (sobrino da Piarra Mignard
“a1 Romano”), uno da los oaho miambros fundadoras da la Aaadémia da I'Arahitaatura (1671).
al rasto dal continanta “la mayoria cla los adifiaios raligiosos [madiavaias] astan
3 LA REVOLUCION SA
Iglesias incendiadas, esratuas voleadas o deeapitadas, eastillos saqueados... desde que el abad Gregoire pronuneia e1 término “vandalismo”, la importancia de 133 desrrueeiones revolueionariasl no preci—
53 ser reiterada y la historiografi'a de su enfoque historiogréfico ha sido esrablecida eon detalle?
La labor de preteecién clel patrimonio frames realizada per la revolucién, por el contrario, todavia es generalmente poeo eonocida.
Y, sin embargo, esta obra ha sido minuciosamente analizada a partir
de los archives y de los doeumentos oficiales de la época3 por Frede-
rie Riicker, quien ve en elIa Les origines de IE: conservation de monu-
ments bfstoriques. En efecro, la inveneién de la conservacién del m0numento hisrérieo, con sus dispositivos juridicos y teteni'cos, que se suele atribuir a la Monarquia de Julio, fue anticipada en realidad por las insraneias revolucionarias, euyo eonj unto cle deeretos e “inserueio-
nes” prefigura, en la forma y en el fondo, el enfoque y 103 precedimientos que Ludovie Vitet, Prosper Merimée. y la primera Commis—
sion des Monuments I-IiStoriques esrableeerén en 1830. La reeopilaeién de' Rfieker eoncierne a1 conjunto de documentos referentes a los objetivos de conservaeién y de proteceién de 103 menumentos hisrérieos publieados entre 1790 y 1795. Este conjunto, que cemprende tanto discursos come textos oficiales, es acertada-
meme situado por Rijeker en el émbito de la tradieién pre-revoluciomaria de la filosoffa ilusrracla. Esre punto£133;Vieta continuista 1e impiHdehgig embargo, subrayar suflemente lgqaisconfipuidad esencia
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introducida per Ias ins'fafieias re oqlucjonariaé"efiflmatena de censer_.__
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86
I
Alegorile del patrimonio
37
La 'reuolueion franeesn
a la mafiana, la conservacion iconografiea abstraeta cle los antiquarios cede el lugar a la conservacion real. La descripcion Iiterarias'},r Ia lamina grabada son borraclas por la materialidad propia de Ioslobje-
torieos designados por las sueesivas asambleas y sus eomirés se enu eontrarrin involuerados, por el eontrario, en el o direcro con las asperezas de la realidad y deberan conducir, sin preparacion alguna, un eombate inedito y multiforme.
cle esra '5 novaeion. El 11 de dieiembre de 1790, el anticuario-natura— Rubin-Louis Millin que parece haber sido el inventor del ter-
de dos procesos distintos. El primero en el tiempo es el proceso de traspaso de los bienes del clero, de la corona y de los emigrados a la naeion. El segundo es el de la desrrueeion por motivos ideologicos que, a partir cle 1792 y partieularmente durante las etapas del Terror
_. tos o de los edifieios que se deben conservar. H [filo Un eontraeiemplo de la misma época permite situar la extension mino “monumento istorico“——“ presenta ante la Asamblea National
Consrituyente el primer volumen de sus Anriquirés antionnles on re— eneil de monuments. “El traspaso de los bienes eclesiésricos a los do-
minios nacionales, la venta pronta y féeil de esos dominios va a pro-
curar a la nation recursos que —bajo la influencia de la libertad— la transformaran en la mas feliz y en la mas floreciente del universo; pero no se puede dejar cle itir que esta venta preeipitada sea, en este momento, may funesta para las artes y las eieneias al. destruir obras de genio y monumentos historieos que seria interesante conser-
var [...]. Y exisre una gran eanridad de objetos inreresantes para las
artes y para la historia que no pueden ser transportados [a almaeenes] y que pronto seran inevitablemente destruiclos o desnaruralizados”. Y continfia: “son esos valiosos monumentos los que proyectamos (sic) aparrar cle la guadafia desrrucrora del tiempo [...]. Representaremos aquello que constituye- los diversos monumenros naeionales, tales eomo los antiguos eastillos, las abadias, los monasterios, en fin, todos los que pueden relatar los grandee sueesos de nuesrra historia”.5 ' El proyecro de Millin sigue siendo el de un antieuario. Su propo—
sito es el de salvar por la- imagen y ofrecer la descripeion de los obje-
tos desrinados a la destruccionfi Esra representation es necesaria, pero también se la considera suficiente para eumplir su funcion hisu toriografiea ahora que, dejanclo de ser un dominio reservado hasta entonces solo a los eruditos, “la historia se ha convertido en uno de los principales estudios de los verdaderos ciudadanos”. Esta dimension figurativa sera tambien e1 patron referencial con el que Millin evalfia, reductoramente, la precoz eonrribueion de los ingleses, quienes “clesde la destruccion del elero y del monaquismo en su isla [...]
han publicado obras importantes sobre este mismo tema y han des-
crito cuidadosamente todas sus antigiiedades civiles, militares y eclesiésticas”? , Millin permanece cautivo de una mentalidad que, por lo demas, sobrevivira a la revolucion. Los encargados de los monumentos his-.-
La obra cle conservaeion de los comités revolucionarios proviene
3; del Gobierno de Salvacion Pfiblica, afeeta a una parte de estos bien-
es. Proceso de destruceion que suseita una reaceion de defensa inme— diata comparable a la provocacla por el vandalismo cle los reforma— dos en Inglaterra. Sin embargo, en la Francia de la Revolucion, esra reaeeion adquiere una amplitud y una signifieacion distintas, cle naturaleza politica. No se trata solamente de conservar Ias iglesias medievales, sino la totalidacl del patrimonio naeional en toda su riqueza
y diversidad.
La clasifieaeion del patrimonio
Uno de los primeros aeros revolucionarios de la Asamblea Consritu— yente, el 2 de oerubre de 1789, fue el poner los bienes eclesia’sticos “i disgosmron de la naCIon”. o mismo—oeurre segurdamente con los Fb—ienes de los emigm Iuego con los de la corona. Esra fabulosa . transferencia tie propiedades su brutal eambio cle alum ——--"--_-"-"|—|.
ingen'bfidmmbién sin Erecedentes.
film del tesoro asi enEEé'aao1-11 pEé'BIBTeE, en primer lugar, de tipo economico. Para designarlo, los responsables adOptan inmeclia-
tamente la metafora de la herencia. Sus términos slaves son: hereneia,
sucesion, patrimonio y conservaeion.9 Términos que transforman el estatus cle las antigijedades naeionales. A1 ser integradas en los bienes patrimoniales por efecro de la naeionalizaeion, las antigiiedacles pasan a transformarse en valores de intercambio, en posesiones mate— riales que hay que preservar y mantener para evitar el riesgo de una
perdida financiera. Situaeion en la que dejan de depender de la conservacion iconografica.
Esta nocion de patrimonio presenta el mégico poder de permitir traseender las barreras del tiempo y del gusto. En la categoria de los bienes inmuebles, la noeion agruPa a las antigiiedades nacionales, Ias
33
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nae-nor cosm cion, ingenie, imagination. Se trata de adaptar —al s nue-
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usuaries y descu brirle les nuevos bienes nacienales a sus nueves via disringe teda presente en la base de la le-
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Come verernes Eva‘shdelgfiéé: les cornités revolucienaries van a
euesrionar algunos elementos de esta hereneia. Sin embargo, y en lo immediate, adeptan un eonjunto de medidas que, tanto en el plane inridico come en la praetica, cenfirrnan la metéfora de la hereneia al aplicar “les principiesde erden que tendrian unes herederes razenables al temar pesesien de una herencia que les legaria un mobiliarie inmense pero diaperse en numereses casrilles‘”.II
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' rssraélaaaa..1a ._a:aar"a"ae“los 'Ifidnumsntoahiitéaaaa
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—-—.. ..._....
" @.3._3r‘1'~1.i£¢£91r33 de les siglos XIX y XX pasen 23H or_eg_r_e_s_1_varnente1n-
que esté repartide en dos eategerias: muebles e inmuebles,
dos diferentes tipos de tratamiente. almacenes Les primeros,“ en efeeto, seran transferides desde sus grandose eonsa ee, publr al to provisionales a1 almaeén definitive abier n- es funeio cuya o Muse o.” muse e um asi el reeiente térrnine de Muse ien ramb y arte de ebras r reuni Al n. naeie servir a la instruccion de la das las artes aplica -—cenferrne al espiritu eneiclepédico— ebjetos de
ra y les efi— Y maquinaria, les musees ensefiaran el civrsmo, la histor de la na— escala la a b1da cenee cies artistices y técnices. Pedagogia la cormde te siden —pre igny cien. Desde 1790, Louis Georges Brequ
te hemogéneo de sion oara 1a ereaeion de depositesfl preve un repar anticipande as: sfl? francé orio territ los niusees sobre el eonjunte del . ' . leon. Napo el gran preyeeto eurepee de
erlen— Les suceses politicos, la penuria financrera, la falta de'exe
realizacren de cia y la inmadurez en materia mus‘eelegica impidenla’ en —aprebada esras grandes ambicienes. Fracasa igualmente la decm
permitierametasignageliars—attaino r defififla§_eal§,§_d_s.,.s_g_g§§;
tle laprdas en sin embargo el 6 de abril de 1791—- de crear un musee egculpides os ment monu les s “tede Saint—Denis, en el que se reunirian
nes, a prepuesta del eende de Mirabeau y de Charles-Maurice de Talleyrand. Cemo primera tarea, esta eernisien debe clasifz'cnr las diferentes categorias de bienes heredados per la nation.11 Luege, eada categoria tiene que ser :‘nuanrariada y el esrade de les bienes que la cempenen debe quedar esrableeide [decrete del 13 de eetu-
ces checome las dificultades téenicas y financieras, con las que enton
”Eerencia “112:3 pesesien enigie la elaboration de metedfies gue
fi@,iil:a_ieemision llamada “des Monuments” 5e ere-a para tales fiI n—u—.__.—————... .-
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g‘LEEEEREEEE-fie ..éifersfiia-Eiasgevés ea .I'Iigasna..Mun_dial,-cva_nda
de sentide en les valgres, situacienque va a reprodueirEg—uaunflue se-
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. nagienales. El eencegtode eatrimenro induce asr unabengegenerdao
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. ‘1. -' u.'-; J}!as.” -"-'r_-' =15 :- ;';£—-. l‘u-L .-' a-L' e-L-iicfiefifimfiL II".—
de las antiguedades lasnsignificaeienes hiStering-gigafietivaSJQrepias ——....—----:'— , . . .
requieren determinatiene necesidad endemiea. Las etras soluerenes —
"‘jr' .“
“man, las obras arguitectonicas reeientes meant a adouirir, per su parte,
89
el Estado revolueienario cuperande las sumas de dinere de las que
1.
antigijedades grece-remanas y, sebre tede, la hereneia arquiteCtenica mederna e incluse la que se hace en ese memento. ArmandGuv'Kersaint trae al recuerde come pertenecientes a la memeria de toda.-'Franeia [..] la Biblieteca Nacional, el Jardin de las Plantas, les Invalides, el Observatorie, la Meneda, el seberbie palacie dende la nation aleja a sus reyes, las academies y la nniversidad“’.m La Iglesia de Santa Genoveva e la inconclusa de la Madelaine, aunque mas tardias, atraen la misma solicited. Si las antiguedades p_a_san a transfergarse en rflue-
'
i - La revolucio’n sa
Alegerz’a del patrimonio
bre de 1790].13 Finaln‘iente——}r sebre tede— antes de adoptar eual-
quier decision sebre su future desrino, les bienes se pretegen sacandelos provisionalrnente de circulacion y reuniendeles en almacenes vigilades e, mas partieularr‘nente en el ease de etlifieies, elausurandeles. La vigilancia y el control no se efectuan sin difieultades praCti-
eas. Pere e1 preblema cle fende queda planteade per la necesidad de decidir —cen urgencia v cen miras al interés eelective— sobre el desrine de les heteregénees ebjetos transfermades en patrimenie de la nacien. La selucion facil censiste en venderles a les particulares, re-.
fannhas '.L3 11111o pinturas que hayan pertenecide a les rev-es y a sus e eonstrtuve el Louvr el eien, revolu ea exception es Paris. Durante la r pane de las mayo la refine se dende y lugar simboliee a1 que se envia bien, de sus mas .—0’ ra apertu su de ia riquezas artisncas. La hiStor gieos, asr ideele e nales doctri etos eonflr de aperturas— ilusrra la serie
' ca el proyeete museal.” de Alexandre Leais Franq s ment En cuante al MusEe de Monu enda ftedavia lawley s reiene noir, ha}r que redueir a sus jusras prope
engen fue persistente—, que le etorga un valor de antnnpaeien.13 Su a
neeis‘ Deven, el almaeen ereado en 1790 per el pintor Gabriel-Fra fmJe dende el'edi en ues, siastiq Eccle es prepuesra del Cemite de Affair yfldende se suns, —Agu Petrts les de nte se encentraba el anterior cenve s de religioses,”. Su iban a reunir ahera las ebras de arte de las “casa
_el 3 de junio de alumne Lenoir qut‘de come su “guarda general" 1791.19 El 8 de ab'ril de 1796, Lenoir abre al publice la celeccien reu-
90
'
Alegorz‘e del patrimonfo
nida y organizada segfin sus propios esfuerzos, y se transforms ,en conservador oficial de lo que, a partir de entonces, 3e llamara Musée de Monuments Francais.2D Estaba compuesro 'por una formidable acumulacion de fragmentos de arquitectura y de escult ura “arranca—
dos de las manos de la destruccion”. Por iniciativa de Lenoir, gran parte de esos fragmentos habfan sido trasladados a los Petits -Agus-
tins: en algunas ocasiones provenian de edificios dafiad os por los revolucionarios y en otras habian sido extrai’dos )7 desm ontados preventivamente de monumentos que permanecian intaCt os —-como Ios
casrillos de Ecouen )7 de Ane,t—-—. Durante el Terror , muchos fragmen-
tos fueron enviados directamente al almacén de Lenoir por los comités revolucionarios que, frecuentemente, volvfan a solicitarlos después pensando en otros destinos. Dos documentos nos instruyen sobre el contenido y sobre la forma de presentacion de las salas del museo. Eljoarnel de Lenoir prev senta el inventario de los r"fragmentos” expuestos, precis ando su origen pero no la epoca, la forma ni la funcion. El catalo go o Notice bisron'qite des monuments des arts rams ea Depot Natio nal des Monuments revela, por su parte, e1 orden con el que' este heterogeneo botfn fue organizado. Totalmente comprometido con los valores cla~ sicos, Lenoir i gnora completamente el resto del arte francés. Preocupado, no obstante, por la pedagogfa civica y la education hisrérica de los ciudadanos, Lenoir ordena losfragmentos siguiendo lo que considera una cronologia probable. También “se ha procu rado —siempre que ha sido posible— reunir [...] todo lo que puede clar una idea so-
bre las antiguas costumbres, ya sea civiles, de homb res y de mujeres,
va sea militares, segun'los grados. Los monumentos asf reunidos deben contemplarse solo como modelos vestidos segun las épocas a las que pertenecen )7 conforme a1 lugar ocupado por aquel los que estén representando”.“ Esro basto para que ——-casi un siglo mas tarde— Louis Courajod afirmara en su biografi’a de Lenoir que cste “a pesar de su profunda ignorancia, estaba dotado en grado sumo de un espi— ritu cientifico’“.fl Animado, en realidad, por un deseo de preservacion del patrimonio nacional que no respaldaban ningfin conocimien to hiStorico ni principio selectivo alguno, Lenoir oponia a la “orgia de destruccion” revolucionaria una verdadera “orgia de conservacio n”, alimentada por Ios asombrosos medios que el ejército puso a su disposicion. Por ello es injusto considerar calumnia de la ideologia reaccionaria el juicio de Quatremére de Quincy y de Louis-Pierre Desei ne sobre “ese
Le revoluefon fmncese
91
pretendido conservatorio en el que diariamente se acumulan todos los
fragmentos cle templos [...], verdadero cementerio de las artes donde
una multitud de objetos sin valor para el estudio, sin relacion ahora con las ideas que les dieron vida formarfa la mas groresca, cuando no la mas insolente de las colecciones”.23 Aunque la realizacion cle Lenoir carece del valor de innovacion que le atribuye la leyenda, no esta’. totalmente desprovista de interes porque revela —de manera casi caricaturesca— las dificultades Ide la naciente mentalidacl museal. E] papel de conservacior de colecczones publicas no puede improvisarse, especialmente e'n materia de‘ escultu-
ra y de fragmentos de arquitectura. Los conocimientos y la mira'da del
anticuario siguen siendo exclusividad de una minoria; la historia del arte nacional —v del medieval en particular— todavia no ha sido elaborada; los criterios de eleccion de las obras aun no han sidofiestablecidos ni su tecnica de presentation inventada. Los bienes inmuebles -—conventos, iglesias, cascillos, residencias particulares— planteaban otros problemas, a orra escala, y las comi-
siones revolucionarials encargadas de su conservacion estaban toclavia
menos preparadas que en el caso de los almacenes. Desde e1 eStricto punto de vista de su mantenimiento, las comisiones careCian-de 11'1fraestructuras técnicas v financieras que les permitieran sustituir a los anteriores propietarios eclesiasticos, reales o feudales. Pero, sobr’e todo, era necesario inventar nuevos usos para los edificios que habi— an perdido su destino original: reutilizacion cuva magnitud es comparable a la actual. _ r{Que hacer, por ejemplo, con una iglesia? {Dedicarla ai culto del
Ser Supremo? La solucion no tendria mas éxito que la transfo'rmacion
dc templos paganos en iglesias cristianas ensayada en la antigfiedad. El eStilo neoclasico de la iglesia de Santa Genoveva —concordante con los ideales de la revolucion— le vale para ser convertida, a propuesta de Quatremere de Quincy, en el “panteon s”. Kersaint propondria, infrucmosamente, pianos detallados para transformer la iglesia de la Madelaine en sede de la Asamblea Nacional. Brequigny, por su parte, sugeria que las iglesias fueran sisrematicamente usadas como museos?4 Pero las catedrales y las iglesias que a menudo habi— an perdido su cubierta: fueron convertidas mas bien en depositos dc municiones, cle salitre o de 53], eventualmentc en mercados, mientras que conventos y abadias eran transformados en carceles —como en Fontevrault— o en cuarteles.
92
Alegori’a del patrimonio
Vandalismo y conscrvacion: interpretacion y efcctos secundarios
Las medidas inmecliatas esrableciclas desde cl inicio de la Revolocion constituyen una conservacion que denomino primaria o preventiva.
Po: oposicion, llamo secunclaria o reaccional a la conservacion cuyos procedimientos —mas metoclicos, mas precisos, mas eficaces y mejor ismn argumentados— fueron elaborados para lnclmr contra el vantlal ideologico imperante desde 1792. La comprension del enfoque reaccion'al requiere la clif'ercnciacit’m
dei vandalismo ideologico respecto de las otras formas de destruccion del patrimonio historico apareciclas durante la Revolucion en
paralelo a las mediclas tie conservacion primaria. El vandalismo icle— ologico no debe confunclirse, en efecto, con las destrucciones resul— el tantes cle actos privados, ni con las destrucciones ordenaclas por ideolono icas, econom nte purame razones por Estado revolucionario gicas. Los acros privaclos cle vandalismo pertenecen, en general, al
corteio traditional de desviaciones que acompafian a los perioclos tle guerra o-de trastorno social: robos, saqueos y degradaciones dictaclos
por la violencia y por la concupiscencia, y posibilitaclos por el vacio juridico. Existe, sin embargo, otra forma de degradacion privada del patrimonio canto mas perversa en la medida misma que se realiza cle manera totalmente legal. En toda Francis, en las ciudades )7 el meclio rural, los compraclores de los bienes nacionales pudieron tlcmoler impunemente algunos de los monumentos mas prestigiosos para reparcelar cl terreno 0 para convertirlos en canteras cle materiales tle construccion: la suerte sufricia por la abadia de Cluny” confirms cle la
persistencia de este tipci' cle comportamiento. Ademas, el Estado revolucionario mismo habia ordenatlo, por
decreto, clesrrucciones clesrinadas a costear los gaStos y el equipamiento militares, decision que, aunque en Otra escala, no hace mas que inscribirse en una tradicion familiar al Antiguo Régimen. r,{Cuantas guerras obligaron a los reyes de Francia a hacer fundir vaiillas cle plata y objetos de orfebreria? La acosacla Asamblea Legislativa no solo decreta la fundicion cie la platcria y de los relicarios, sino que
también funde las techumbres dc plomo 0 dc bronce cle catedrales
(Arniens, Beauvais, Chartres, Estrasburgo), basilicas (Saint Denis) e iglesias (Saint Gervais, Saint Sulpicc, Saint Louis-des~lnvalicles en Paris).
Un mes mas tarde (e1 3 cle marzo de 1?91), sin embargo, el decreto que permitio la fundicion de las cubicrtas es seguido por una
La reuolucion framesa
93
erosas excepciones. Por nota dc instrucciones que lo tempera con num que motivan
o criterios primera vez, entre las nueve concliciones26 s para la hisroria, la intere e1 os, enad cond la conservation de los bienes para el arte y las técnicas, son belleza del-trabajo, el valor pedagogico
una definicion implienumeradas de forma conjunta, consrimyendo nicion que umentos 0 del patrimonio historico. Defi
cita de los mon cion reaccional. puede ser vista como el inicio de la conserva ola cle vandalismo proEsta ultima es, de hecho, la respueSta a la de
nnes el 20 cle junio 1trocaoa por la fuga del rey, detenido en Vare r revolucionario no 5610 ava1792. A partir cle ese momento, cl pocle ideologicas la destruccion la sino que ademas incentiva por razones rico. El 4 de agosto de o la degradacion del patrimonio nacional histo
un decreto sobre la “supre1792, la Asamblea Legislativa promulga alismo, y particularmente de sion de los monumentos, re5tos de feud s en Paris”. Un mes mas tarde, el _ los monumentos en bronce exisrente encion dccreta que “todos los 18 de vendimiario del afio 11, la conv jardi-
deStruidos “en los signos cle la realeza y de la feudalidad” scan orde-_ edificios”. El mas radical de los decretos
nes, parqucs, patios y s los monumentos del feuna ——el 1 de noviembre de 1792—— que todo dcsrruiclos”. dalismo sean “convertidos en artilleria o consratacion cle Giorgio sa famo la tirse repe Hl respecro, podria es cle los monumentos antiVasari sobre las destrucciones medieval , sino para insultar y abaguos: “Esto no se hiao por odio a las artcs al lo expresa de otra fortir a los dioses paganos”. Un hisroriaclor acru rucciones [de la Revolucion] ma: “Mucho mas que vandalicas, las clesr ntos demoliclos, rotos o desson civicas y patrioticas”? Los monume
de los comités revolucmfigurados por orden o con el consentimiento res y de los valores desnarios, lo son en tanto expresion de los pocle feudalismo: son
arqu‘ia y la preciaclos, encarnados por el clero, la mon unto cle bienes cuya incluconj un ante azo rech una manifesracion cle imponerle cmblemas dc un sion ensuciaria e1 patrimonio nacional al . orden ya superado. indies cion posi de n esio Ya adopte una forma juridica 0 sea expr o juStificaclor del vanativo incit rso discu el que es o vicluales, lo ciert el pintor Jacques Louis Daclalismo carece cle ambigiieclad. Cuando ntos conmemorativos para vid presenta los proyecros cle monume re quc sus pedestales esren Lille y para Paris ante la Convencion, quie uas cle la realeza. El 29 formados por los rescos de las antiguas esrat 'de la Convencion que se de brumario del afio II, somete a 1.rotacicm
Dicha estatua, eriia una esratua colosal en honor clel pueblo francés.
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Alagorfa def patrimom'o
“aolocada an Ia punta occidantal da Ia Isla da Paris, sa lavantara sobra los rastos amontonados da los idolos da Ia tirania 3/ da Ia supars-
tiaion”?E E1 16 da brumario, un ciudadano anonimo anunaia a Is So-
aiaté das Amis da la Libarté at da I’Egalita qua la cornuna da Paris ha “tornado la decision, asa misma mafiana, da qua todas las campaniIlas da Ias iglasias da Paris saan transfaridas a la Monada para sat conwartidas an monadas rapubliaanas”. En aiudadano pida qua “asta madida sa‘a axtandida a todo al dapartamanto", an tanto qua otro miambto indica qua “varias da [as aomunas vaainas a Paris ya han ajaautado asa ordan” y qua “muy pronto ya no quadara ni uno solo da asos tastos da nuastra antigua locura an todo al-dapartamanto”.39 E1 movimianto sa axtianda a la provincia. Algun tiainpo daspués, ai sat acusado da vandalismo por la Comission Tamporaira das Arts, un taI Daschanips, raprasant‘anta dal distrito da Langaais, sa jusrifica inganuamanta safialando qua “inuchos ciudadanos sa habian quajado da qua sun axistiaran signos da suparsticion an un siglo da razon, y yo ma ancargué anta [a istraaion da haaarlos dasaparaaar”.3“ Muahos otros Ia haaan aao. “Si asto as tanar aspiritu da vandalismo, antonaas confiaso qua Io tuva sin sai.*;arlo”.3‘I Como sa ha safialado, la dastrucaion idaolr‘igica da la ravqaion as iconoclasta. Paradojicamanta, la conservation raaccional no proviana da parsonas sino daI mismo aparato ravolucionario qua a1 vandalismo ida— ologiao. El Comita d’Insrruation Publiqua y las Commisions das Arts publiaan aasi simultanaamanta dacratos contradiatorios, siando los
primaros (dasrruatoras) anulados o mitigados por los sagundos (con-
sarvadoras). Un mas daspuas dal daarato dal 13 da vandimiario dal afio II, apara'ca aI dacrato dal 3 da brumario qua prohiba “saaar, dasttuir, mutilar y aitarar da cualquiara manara ——bajo pfataxto da haaar
dasaparacar los signos daI faudalismo y da Ia raaiaza an las bibliota—
cas, an las colaaaionas [...] 0 an los tallaras da los artistas— los Iibros, los dibujos [...], Ias pinturas, las astatuas, los bajorraliavas [...], Ias antigiiadadas [...I y otros objatos qua intarasan a las artas, a la historia o a la ansaiianaa”.32 Al daarato dal 1 da noviambra da 1792 sigua al daarato panal dal 13 da abril dal 1793:,33 y postariormanta las satanta pfiginas matodologicas y téaniaas da Ia Instruction sar [a maniére d’inyaazoriar.3‘* Es indudabla qua —-saa como discursos o aomo normativas, daaratos o instrucoionas—u los taxtos ralativos a la consarva-
cion qua danomino sacundaria o raaccional anticipan, por su logiaa, su surilaza 3: so alaridad, Ias doatrinas y los procadimiantos da proteaaion da los monumamos historicos qua sat-an alaborados an los si-
La ravoluaion frat-mast:
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glos XI}: 3; XX. Quada por praguntarsa, an aambio, por la naruralaz-a y
a] sianificado cla la 'ralaaion qua los vinaula a1 vandalismo ideologico. ”La intarprataaion da Dania] Harmant tiana al marito da rompar aon las axplicaaionas cla los historiadoras alasicos da la Ravoluaion. Para a1, las “dastrucaionas rapublicanas” sa daban a iniciativas da l-a opinion publiaa, qua a considara r"a1 asbozo da un languaja auténtianmanta ravoluaionario 3! popular”:35 sa trataba do tarminar con una aultura alitista, raamplazandola por la dinémiaa da una aultura popular. Vistos dascla asa anfoqua, los disaursos y los dacratos protaatoras pasan a transformarsa an instrumentos cla tacticas vargonzosas o parvarsas: sarian Ias pantallas varbalas dastinadas a oaultar las pon— tradicaionas da la aacion ravoluaionaria, a disimuIar los conflictos idaolégicos surgidos an al sano da 135 cornisionas ravolucionarias, a andulzar los axaasos iaonoalastas y a avitar asumir rasponsabilidadas. La violanaia antivandz’iliaa dal abad Grégoira contrasta con a1 silancio qua mantuvo sobra las dasrruaaionas hasta la caida da Robaspierra. Sagun a1 mismo autor, Ia inafiaaaia aasi aomplata cla los taxtos consersradoras as la pruaba da su aaraatar puramanta simboIiao y raténao. La argumantaaion do Harmant astai, an patta, fundada. Yo misma ha indiaado Como, dasda a1 mismo momento an qua sa asrablaoa la nocion da monumanto historico, Ia forma y los aIcancas dal discur— so sobra su protacaion son adoptados a manudo por politicos cuyo objativo as la dastruaaion da asa tipo da bian. Las divarganaias an los puntos da iaista imparantas an 1213 difaran— tas aomisionas 3! an la asainblaa tampoao puadan sar nagadas. E14 da aaosto cla 1792, Dussault toma la palabra anta la Convanoion: “Los nionumantos dal daspotismo caan an todo a1 taino, paro hay qua salvar, hay qua consarvar los monumentos praciosos para las artas. Ha sido informado pot artistas calabras cla qua la p'uarta da Saint Dams sa anauantra amenazada. Consagrada sin (Linda 3 Louis XIV [...], ma— raaa aI odio da los hombras libras, paro asta puarta as una obra da arta [...]. Puada sar aonvartida an un monumanto nacional qua vangan a aclmirar los aonoaadoras da toda Europa. Sa habla también dal parqua da Varsaillas (hay voaas qua dican: ‘iQua Io aultivan!’)”.35 E1 18 da diaiambra da 1793, la Commission das Arts, craada al 15 do agosto dal mismo afio para isrrar los bianas confiscados a las aca-
darnias y animada por David, obtania por daarato Ia suprasion da la
Commission das Monuments, considarada damasiado libaral.“ En cuanto a los famosos Rapporrs sobra a1 vandalismo, lo ciarto as qua fuaron radactados por Gragoira in extramis tras los aoontaaimiantos
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Alegorr’a del patrimom'o
cle termiclor inspirandose de una literatura que nada le debia.33 Final-
mente, también es exacto que los efeCtos del diseurso sobre la proteccion de monumentos no estuvieron a la altura de las ambieiones- cle— claraclas. Y sin embargo, los textos revolucionarios sobre y para la proteccion del patrimonio monumental no pueden ser redueiclos a on dis-
curso tie mala fe. Son demasiaclo detallados 1; estan dietaclos por una
voluntacl de operatividad manifiesra. Tampoco se pueclen asimilar a
una derivacion reaccionaria, “Faz ideologica de un proceso de exclusion politica”.39 En ese caso, habria que someter a sus informados redactores a un proceso por contrarrevolueionarios. Pero, gseri’a realis-
ta? l{No equivale esto a proyecrar en sus comportamientos categorias
cuyos arcaismos ya habian superado? gTenian forzosamente que aclmitir que una nacion puede arrogarse el derecho cle desrruir los fundamentos materiales de su historia? Postular comienzos absoluros y pensar que es posible insritucionalizar plenamente una nueva vision del mundo equivale a instalarse en el corazon cle la utopia, que niega
el tiempo en provecho del puro inStante y no de la eterniclad a la que
aspira. La urgencia de la accion impone a veces una mans momentanaa en el gobierno de los asuntos humanos. Los antropologos nos ban enser‘iado también que las sociedades tradicionales, ciclicamente 1r durante un periodo mu}r breve, ritualizaclo, pueden hacer abstraccion de su pasado y de sus costumbres para vivir lo inmediato del presente.” Pero esos parentesis no hacen mas que confirmar la regla: individuos y sociedacles solo puetlen preservar 1r rlesarrollar so itlentidatl en la eontinuidad rlel tiempo y en la memoria.
Esas verdacles fueron tempranamente comprendidas por los
hombres que organizaron la proteccion de la herencia monumental de la nacion contra los decretos vandalicos. No es necesario interpretar su madurez politica apoyanclose en criterios a la RobeSpierre. El objetivo que perseguian, expresion de un pensamiento minoritario, contenia una doble superacion que sus mismos alcances condenaban
a no ser mas que una anticipacion sin futuro.
Superacion de la violencia utopica en primer lugar: sabian que la violencia solo puede ser legitima de forma temporal, que las destrucciones deben permanecer como heridas, leiclas mas tarde como cicatrices. Felix Vicq d’Azyr: “Cuando el pueblo, armado de su garrote, 1rengarlor de sus propias injurias y defensor de sus propios derechos, rompio sus cadenas y derribo a sus opresores, lleno entonces de jus~
ta colera pudo romperlo todo: pero ahora ha entregado el cuidaclo cle
La revaluation franeesa
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so suerte 1; de sus venganzas a los legisladores, a los magistrados en los que confia [...] {No le basra con vigilar su concluctai’”.'l1 Romper con el pasado no significa abolir su memoria ni destruir sus monu—
mentos, sino conservar unos y otros en un movirniento dialécrico que - --simultaneamente— asume y supera su significacion historica original integrandolos en un nuevo eStrato semantico. r'-‘rrrnand-Gu}r Kersaint evoca “esos lugares célebres qule —recordanclonos que no siempre he— mos sido libres——- nos recuerclan todavia el precio de la libertacl”.‘*2 La aetitutl cle Gilbert Romme, cle Vicq cl’Azyr, de Kersaint y de
otros —oue se cuiclan cle asimilar el arte y el saber a la ideologia— es comparable a la cle los revolucionarios soviéticos que, tlescle 1917,
han conservado intacra la ciuclacl simbolo del poder de los zares —San Petesburgo y sus palacios—, a la que el pueblo soviético acucle para desfilar ritualmente ante los testimonios de su historia y ante los resoros acumuladospor los soberanos fundadores de la nacion.
Superacion informada de la conservacion “primaria” en segundo
lugar: ya no se trata unicamente tie prevenir un monsrruoso derroche de riquezarLas mediclas de prevencion “secundarias” o reaccionales del patrimonio historico superan -—asociandolas en una totalidad original— tanto a los procedimientos conservaclores précricos cle la primera fase revolucionaria como a la conservacion ——erudita pero iconograficau de los anticuarios. Los textos de la conservation secunclaria afirman, a rnenudo elo— cuentemente, sus objetivos politicos y materiales: “Todos estos bie-
nes preciosos que se mantenfan lejos del pueblo, o que se les mostraban solo para suscitar su asombro y su reSpeto; todas eatas riquezas les pertenecen. A partir de este momento, serviran a la insrruccion pu-
blica, contribuirén a formar legisladores filosofos, magistrados ilustrados, agricultores instruiclos, artiStas tie genio; a los que el pueblo no pedira en vano celebrar dignamente sus éxitos [...] ”.43 Profesion de fe que no es una sofistica. Un discurso cientffico y técnico la legitima. Tal es el caso 1a Instruction am In manfere d’z‘nvenrorr'er. Se ini-
cia con una breve apologia cle la razon y termina con una no menos breve condena del vandalismo.‘14
Entre esras dos valientes partes, que suman seis paginas, las otras sesenta y cuatro paginas estan enteramente consagraclas a la definicion de las cliferentes categorias cle bienes a conservar y a la descripcion de los procedimientos técnicos que le son propios a cada uno de ellos. El principal redactor de esre sorprendente texto no es mi un politico, ni un historiador, ni un artista. Es Felix Vicq d’Azyr,” sucesor
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i
Alegorfa del patrimom'o
de Buffon en la Academia Frangaise, e1 autor de "Discours sur l’ana—
tomie considerée sous ses rapports avec l’histoire naturelle, sur sa nomenclature, ses descriptions et sur la maniére de perfectionner a langage”. Este sabio ——especialista de la anatomia del eerebro y uno de
Ios ereadores de la anatomia comparada— aplieo los métodos des-
criptivoslé y taxonomieos que lo habian heeho eélebre en su discipli-
na 31 dominion de Ios monumentos historieos. Tambien puso al servi-
eio de la proteecion del patrimonio national sus eonocimientos pedagégicos‘” y la experiencia del reconoe’imiento territorial de Francia que habia desarrollado en sus investigaciones sobre las epizoo-
tias.‘13 El papel jugado por Vicq d’Azyr en la Cominission Temporai-
re des Arts durante los afios 1792 y 1793 ilustra una nueva figura, por primera vez préetiea, de. las fecundas relaciones mantenidas por las eieneias naturales con el estudio de los monumentos historieos. La fieha-tipo estableeida medio siglo mas tarde bajo la direccion de Prosper Mérimée en materia de arquitectura no sera mas preeisa que la detallada en la Seeeion XI de la Instruction.” El marco eonstruido por los artesanos de la conservacion reaccional para inventariar los bienes inmueliles de la herencia nacional libera el concepto de monu— inenro historieo de toda restrieeion ideologica o estilistiea. A partir de entonees, el corpus teérico 0 virtual de los monumentos historicos eomprende “ademas de los vestigios greco-romanos existentes en suelo francés— las antigiiedades nacionales (eeltas, “intermediariasM‘l y goticas) y, como vim'os, las obras de la arqnitectura elésiea v neoclasica. Valores
Los valores atribuidos a esos monumentos se detectan a través de Ios seeos enunciados de 103 deeretos e insrrueeiones publicados por el Comite d’Instruetion Publique desde su creaeion, y también en las declaraeiones de los famosos Rapporrs de Gregoire, que refinen las argumentaciones desarrolladas anteriormente por Joseph Lakanal, Romme,
Vieq d’Azyr y otros fundadores de la eonservaeién seeundaria.
Lo primero j; fundamental es el "@19m Este es el valor que de principio a fin inspira las medidas de conservation adeptadas por el Comité d’Instruction Publique, el que justifiea [a necesidad del inventario y de la reeoleecion de todas las heterogeneas eategorias de la “‘hereneia". Curiosamenre, este valor no sera meneionado por
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La revolasitfin sa
Alois Riegl, quien sera, sin embargo, el primer historiador que inter— preta la eonservaeion 'de los monumentos antiguos con una teoria de los valores. Omision iluminadora. Riegl razona en términofis de mol__ 51319 XIX-ix. numento historieo ——noeion que panama—ammo t9cl.0a§ _____.....——n-—.-.....r--a
Mbasta 1assess;331930:a;“ss'asjgafittsssjag patrimonio.. _.sagas A . _
1.
mo eoneepto —forjado para designar los bienes perteneuentes a la r1a—Ei—Eflni‘iiifiiishfé'p—fiBliss”de im'nuevo tipo tie. conservation—4 plierdeflbuel-I '1
I na parte de su pertine'iieia y eae' en deSuso cuando finaliza la Revolu-
rion. En la Franeia revol'iitiio'naria', el valor nacional es el'ig' tie Legit?
‘iiiiiwa todgs los otros, de los que es indisoeiable, y a su conjunto jerarquizado. comunieandole la plenitud de su fuerza afeCtiva. . : -~_ . . —'~'<. . ‘1’ en primer lugafl valor cogn rivglligualmente educatlvo, rauh."— 1...1I
mifieado en series de conoeim'ieiftosabstraetos y de habilidades prac-
tieas. Basta releer el inieio reeién meneionado de la Instruction sur la inaniére d’iiwcnrorier. No podia ser mas contundente a1 afirrnar5I que los HILJIILIIHL'HHJS historieos son portadores tle valores eognitivos eSpeeifieos v gent-rules para todas las categories sociales. Cualquiera que sea e1 siglo al que pertenezean —nos recuerda Kersaint— los monumentos son “testigps irreprqehablg;_d_eJ_Ll1Ls_toili_f. Permiten asi construir una Eltiplieidad de historias: polities, de las costumbres, del arte, de las tecnieas, ete., por lo que sirven tanto a la investigacion inteleetual como a la formaoion de las profesiones y de las artesanias. Estos valores cognitivos introdueen, ademas, una pedagogia general
del civismo: los eiudadanos son dotados Lit: una memoria historical que ——desde el momento en que moviliza sentiinientos de orgullo y superioridad naeional—jfla e] papel afecrivo de la memoria viva. "E05 valores economisde los monumentos historieos vienen des— puestToS valores cognitivos. Ofrecen, por una parte, modelos a la “indusrriam ——entiéndase a las manufaCturas—. Por otra pan-e, en el siglo que institueionalizaria el grand tour, transformado en rito iniciatico por la sociedad inglesa, casi todos los textos mencionan el interés del patrimonio monumental para atraer a visitantes extranjeros: “Las arenas de Nimes y el puente del Gard nan reportado a Francia probablemente macho mas que todo lo que costaron a los romanos”.53
La explotaeion de los monumentos ses como Dbl-ELQMELT leg es imaginada conforme al modelo que constituia Italia —caso unico en toda Europa— desde hacia largo tiempo gracias un conjunto de bazas exeepcionales, entre las euales la mas, preStigiosa era
Roma y sus antiguedades. Suefio turi'Stieo que sera objeto de u'na politica solo en el siglo XX.
_.- '
La reeol’aciou sa
gotica aparecen salamente en'el segunclo y en tercer Rapport,” clancle ocupan un lugar bastante reduciclo. Cuanda las manumentas historicas pasaron a set, par berencia, propiedad del pueblo entero, las camites revalucianarias les, arargat ran on valor nacianal dominante y les asignaran nuevas finaliclades, educativas, cientifieas y praCticas. Esre pasa al acta LlE la aplicacian cancreta de la conservacion y el canjunto de tlisposiciones y de pra-
ceclimientos sin precedentes que se elaboraran para istrarla se-
fialan, por primera vez, una intervencian innovaclara de Francia en la
_g_<’é_p_e_,s_i§ del monumenta hisrérica y de su preservacian. _ E1 papel dc instauradar correspondia, como vimas, a Italia. Pas—
esruteriarmente, en la épaca clasiea, las anticuarias unificaran las
dias eurapeos sabre antigiiedades: de un pais a atra, las museos ico-
nograficos diferian solo en el esrila de representacion. Las camités revalucionarias introdujeran, en cambia, una innovation radical.
Tambien establecieron”——gracias a la mediacion ,de esra clifereneia— una estructura de conservacion centralizada que ——hasra la reciente deseentralizacian del Estada— Ilegaria a transformarse en el rasga caracreristica de la gestian sa de los manumentas hisréricas.
Las esruclias de las anticuarios y su labor de inventariada parli-
an ser efectuadas par individuas, agrupaclos a no en saciedades eruditas. Hemas vista Como, en Gran Bretafia, éstas roman a su cargo la prateccian de las manumentos religiasos de forma espantanea. En larl cambio, en Francia la prateccian tie on patrimanio que es propiet revalua tarment la cle tadas es responsabiliclad clel Estacla. Durante cionaria, la gran hereneia nacional es istracla par comités ad has en las que el gobierna revalucionaria delega so poder. La politi— es de conservacion es un engranaje mas del dispasitiva general de centralizacian: es elaboracla en Paris, baja la responsabilidad del
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ficias” de Paris, “capital de las art<=:s”,5‘1 hacienda jugar sabre tada en su favor que afrecen una imagen cle Francia que le vale la enviclia de sus vecinos. Las declamaciones de Grégaire sobre la belleza del arte
:LET-tfz-bfit'l'hfi
cisa y en la que acaba de fariarse la nacion tie estética. El termina misma cie “belleza” aparece raras veces, casi furtivamente, en los textas relativas a la canservacian. La Instruction trata las “abras maes— tras del arte” solo desde el punta de vista de su papel pedagogica para la farmacian de los artiStas. Kersaint, insiste en “la belleaa de las edi—
. 5-1:,I . _‘_.I..:_,..:;
te, el ultimo: esrarus camprensible en una epaca en la que, salvo-en las medias cultivadas e ilustraclos, el caneepta rle arte es alga impre-
I
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El gala;_a£§1:s_ti_c_a_gel patrimania monumental es, jerarquicamen-
1.
Alegori’a del patrimouio
'I
100
minisrra del Interior. El encargada de su aplicacian en Ias departamentos es el prefecta, representante de la isrracian del Esra— da. La esrrucrura istrativa cle la prateccian ha quedada asi establecida y, en 1830, Francois Guizat sala debera aetualizarla.
De esta manera, aportaclas por el impulsa de 1789, todas las elememos requeridas para una autentica palirica de canservacion del patrimania hiStorico parecian haber sido reuniclas: creacion del rermina manumenta historica —-—cuyo cancepta se ha expandido respecta al de antiguedades—; corpus cn cursa de ser invenrariacla; v pre—
sencia de una istracian encargada de su canservacian' que dispane cle insrrumentas juridicas (incluyencla disposiciones pena-
les)515 y técnicas hasta entances sin equivalentes. Durante la Revalucion, la canservacian del patrimonia historico no fue ni una ficcion ni on engafia. La experiencia dura seis arias que determinaran la evalucion de la canservacion monumental en Fran— cia a largo plaza. Se ignora, par supuesra, cual habria sido la impartancia de las destruccianes si ésta na hubiera exisrido.“
El termina de la Revolucian puso fin a las trabajas de las comi—
sianes reSpansables. SL1 abra no tuva continuation aficial. El interES de Napoleon I se concentra prioritariamente en los museos. El Lau—
vre (Museo Napoleon) se transforma, gracias a Vivant Denan, en el
primer museo moderno y, a pesar cle Vivaut Denon, las museos de
provincias recibirian también su parte del fabulasa batin reunido par e1 pillaje arganizado y sisrematico de las grandee museas y caleccia— nes de arte eurapeas. Enreramente entregacla a este prayecto the trans— ferencia y de aprapiacian, Napoleon no se preacupa en absoluta de la suerte cle lasmonumenros hisréricas nacianales. La rlesnacianaliaacian de una parte de las bienes alienadas cantribuiria al letargo de un aparato de gesrion naciclo prematuramente. Las mentalidades tampaca estaban maduras para que pudiera generalizarse fuera del cantexto revolucianario. El cancepta de parrimania esraba afecraclo, al igual que hay, par una fuerte cannotacion economics que contribuia a su ambivalencia. For so parte, la nocion de manumento historico permanecera basran— re imprecisa para la gran mavaria de las personas durante varias clecadas. A pesar de que Kersainr —clesignada par el canseja del departamento de Paris para concebir las nuevas manumentas publicos—— apone clarificadaramente monumenra hiStarico53 y manumento, esta
diferencia resulta clificil de camprencler para el publica Lna informa-
da, incluyendo a las responsables municipales. Las respuestas a clas
Alogorfo do! patrimonio
oncuostas roalizadas rospoctivamonto por la Commission Tomporairo dos Arts on vontoso dol afio II (fobroro-marzo do 1794) y por la Com-
mission dos Travaux Publics oi 12 do mosidor dol afio II (30 do junio do 1794) confirman Lina gran confusion on oi manojo do] término monumonto.” For otra parto, la historia do la arquitoorura todavia ora oasi in-
oxistonro y tampooo so diSponia do oritorios do aniiisis qoo pormitio-
ran on tratamionto sistomatico do los odifioios quo so dobian consorvar. Aun obviando o1 ofimulo do difioultados propias do la siruaoion ooonomica y politioa dol momonto, os ovidonto quo la gosrion do la ho— roncia patrimonial roprosontaba una taroa sobrohumana dobido a1 nimoro do odifioios ouyo manronimionto dopondia do instanoias ahora abolidas. Las bisquodas proparatorias do Ios antiouarios, tan litiIos para la oonsritucion do on corpus do monumontos historicos, osta ban dosprovisras, on oambio, do finalidad prictioa. No ayodaban on modo alguno a las taroas matorialos do consorvaoion, quo so habian visto aorooontadas por oI mal ostado on o] quo so onconrraba o1 patrimonio inmobiliario a causa do la faita do mantonimionto y do 135 do-
gradaoionos sufridas.
No obstanto, a posar do osas dificultados y a posar do la dimision do Ia istration dol Esrado, oi poriodo oomprondido ontro 1796 y 1830 no so salda con un oomploto vaoio on matoria do oonsorvaoion do monumentos historicos, ni tampooo con una rogrosion, oomo gonoraimonto suolo afirmarso.” Rociontomonto so ha domostrado“ quo Ia obra do los consowadoros informados continuo on parto duranto las opocas dol Dirootorio y dol Imporio a través dol Consoil dos Batimonts Civils, instituido on 1795 para roomplazar al Consoil dos Bitimonts du Roi. Do manora discrota, porsovoranto y con oscasos modios, osra instanoia supo incluso innovar. Gracias a [a prosoncia ontro sus niiombros do arquitocros quo tanibién oran antiouarios, oomo Antoino-Frangois Poyrofi2 osto oonsojo osrablooio on Franoia Ias basos do una doorrina do la rostauracion do los odifioios antigtios“1 3/ so puso a1 sorvioio do] arto ;a_;r:’:»tir:o.5‘1 Adomis, modianto su luoha contra o1 vandalismo do los ospoouladoros,“ los arquitootos dol oonsoio hioioron provalocor la calidad ostotioa do los odifioios modiovalos y oontribuyoron
a proparar ol rooonocimionto66 dol quo soria objoto o1 valor do arto do
los monumontos dosdo Ia sogunda década doi siglo XIX.
Lo roooZocioo {mucosa
103
DJotas "rn- "
.
* IIA'JJEf—olr.‘ ix?- ~'-i’3vr"'"-_-.r‘i'1:'-“:5i'ki}.-3
102
1 Uiaso, pot oj-omplo, DESPOIS, Eugono, Lo voodofismo ro’vofozionnoiro, Paris,
13-18 y, mas rooionromonto, REAU, Lois, Hisroiro do oorro’oh'smo, Haohotto , Paris, 1959.
'1‘ HERMAN]; Danio], “Lo vandalismo rivolutionnairo”, on Annofos, Paris, joliofagosto do 19?3.
3 RUCKER, Fridorio, Los originos do Io conservation dos monumonrs iiisrori'quos on Franco, EEO-1830, op. air.
4 El tormino aparooo on la primora pigina do las Arrriquirris. mu),r raramonto dospuos, dosignando a las antigiiodados naoionalos por oposioion a aquillas do is anngoodad y onglobando a todas Ias oatogorias. sin privilogiar a los odifioios. .‘i MILLIN. Atrium-Louis, Arrriquiro's norioooios on: rooooif do monumonrs,
op. co, vol. 1, pigs. 1 y 2, 1a vorsalita os noostra. La obra oomprondo sois
volimonos. do los oualos Ios ouatro primoros fuoron publioados ontro 1790 3! 17391. Cuando prosonta oI primor volumon anto la Asambloa, Millin solicita
“oi pormiso para s'isitar todos los claustros, todas las rosidonoias naoionaios,
para aooodor a oJIas sin difiouItad y do [podor] ontrogarso sin obstiouio a sus invosrigaoionos", rooogido on “BuiIotin do I‘Assomblio Nationalo prosidio par M. Potion". on Lo Monirour 345, doI 11 do dioiombro do 1790. El boiotin
roporta quo “foo aplaodido”. El prosidonro do la sosion rospondo on ol mismo rogistro. Alaba Ia omprosa “‘onormo y titii" do Millin quo va a “salvar do los ultrajos doI tiompo quo oonsumo a todos osos antiguos y valiosos monumonros”, oolooando “into la vista oI ouadro vivo do vordados y obras do todos los sigios”. i Viaso, por ojompIo. MILLIN, Aubin-Louis, Antiquiro's norr'onofos on roouoii
do mooumonos op. do, no]. 1., pig. 3, “roproduooion dol portal [do la
Cologiatura do San Podro on Lillo] quo hioo dibujar antos do so dostruooion”.
a rooo,pog.s.
S Taroa quo oorrospondio a dos oomitis; “do asuntos oolosiisrioos” y do “alionaoion do bionos naoionaios”. 9 Viaso, por ojompio, KERSAINT, Armand—Guy, Disooors sor ios monomonrs pobfios prorroooo’ on ooosoiz' a’o doporromonr do Paris lo 15 déoombro I?91, P.
Didot. Paris, 1?92,pig. 5: los monumonros importanros “son oI potrimonio do todos". Como tambiin VICQ d’AZYR, Folix, Iiisrmorioo sor Io monioro
d’irworioorior or do oonsoroor dons Iooro i’ororio’uo do for Répubiiguo, sous ios
objors qui pooooiit soroir oorx orrs, oro: scioooos or .i I’onsoignomonr, proposoo pro is Como-rissioo romporoiro dos arts or odoproo par fo Comiro’ d’r’nsrmorion
pobiiquo do Io Conuoorion notionoio, Imprimorio nationalo, Paris, afio 11 do la Ropiblioa, pig. 3: “os on ias viviondas oobardomonro abandonadas poi: nuosrros onomigos dondo ostodos oncontrarin una parto do osa horonoia, quo hay quo i-alorizar on provooho do la main tan oruolmonto oltrajada por ollos [...], quo oada uno do ustodos so oomporto oomo si filora vordadoramonto oI rosponsablo do osos tosoros quo Ia naoion lo oonfia”, Ia vorsalita os noostra. 10 KERSAINT, Armand—Guy, op- cit” pig. 13.
11 root, pig. 42. El pasajo morooo oitarso mis oxronsamonto: “tonomos quo
rooogor una horonoia mmonsa [...], una naoion quo so gobioma a si misma dobo
Alegoria del patrimonio
104
que les cenducirse en el manejo de este tema cen les principios de orden a [...]. estos herederes razonables tendrian a1 entrar en posesion de una herenci estatuas las s, valiosa s pintura las lade ier cualqu en n dejaria no herederes las biblietecas [...]". antiguas, las medallas, los brences, les marmeles,
comprencle diet: 12 La cemision dc monumentes de la Asamblca Constituventeper simples come il‘istas especia per tanto elles todas estas seccioncs cempu Frederic, op. cit.—-— ciudadanes. En el cuadre adjunte -—temade de RUCKER, no csrri especificamente se puede censtatar que, en la seceien V1, in arquitectura
dcsignada.
$1
Iil— IIIIVVi-
Libres impresos Manuscritos Canes v sellos Medallas antiguas v modernas Piedras grabadas e inscripcienes Estatuas, bustos, bajorrelieves, vases, pesos v medidas antiguas
y de la edacl rnedia', armas ofensivas y defensivas, mausolees, turnbas v todos les objetos de ese ripe relatives a la antigiiedad v a la historia VII- Pinturas, esbozos de pinteres, dibujos, grabados, mapas, tapicerias antiguas o historicas, mosaicos, vitrales VIIL Miiquinas v otros objetos relatives a las arres v a las ciencias LX-
X-
Obietes relatives a la historia
natural v a sus tres reines Objetos relatives a los trajes antiguos, modernos, europeos y
Ameillion, Debate, Mercier Priquignv, Daeier, Poitier
Barthelemv, David
Devan, Leblond, Masson, Mongez, Meuchv. Paiou,
Puthod
David, Debate, Desmarets, Doycn, Mouchy, Pajou
Desmarets, Mongea, Vandermonde
Ameilhon, Desmarets,
. Mongez Ameilhon, Puthocl
eutranjeros
“encarga a les 13 Segue su articulo 3°, 1a Asamblea Nacional Constiruvenre se encuentran directeres de los deparramenres determiner e1 estado en que les que se les monumentes, iglesias y residencies cenvertidas en bienes naciena por su medios, les tedos per velar, control, encuentren en el dominie baio su alienacion“. conservacien y, seguidamente, remitir tales esrados a los comités de de les lugares '14 Simplifice y no menciono los diferentes cases de reurilizacion publices, nacionales o municipales. s objetos de arte 15 “Luger, edificios donde se encuentran reunidos les diverso ido v constru han se que muche hace No [...1. on de los que se hace colecci para museos, dispueste cen magnificencia edificios ejecutados expresamente Quatremére de y su numcre no es todavia considerable en Europa”, escribe ecture, op. cit. i’arciait de ue bistoriq naire Diction su Quincy en el tome II de ire: Me’mo su de ”l6 Viianse les articulos 1° 1; 2° dc la segunda parre
l en cuestion “ 1° Todos los monumentes {bienes muebles nacionaliaados] quc rodos pertenecen en general a la Nacion. Es, por lo tanto, precise procurar que el los indiviouos disfruten de ellos v nada cenrribuiria meior —-me purcce—
La reuolucidn sa
105
reunidos en cada uno tie les situar cada uno de les deposites dende esrain enen e1 Estado francés, con comp echenta y tres departamenros que ahera come fuere posible porque, lete comp tan sea ire depos cada que euidade de sean igualmente completes. tedes que le pesib es eerne se vet-:1 en seguida, no
de cada departamenro seria una 1" El lugar donde se estableceria el deposite lla donde exista en establecimiento de
ciudad importante v preferiblernente aqué la instruccien publica pued_e educacion piiblica: perque se adivina redo lo que re que podria darse a estes nomb el es tal s: ebtener con el apevo de estos museo . os” deposit lecido. La mayoria de les El senrido del términe “museo” aim no estti estab su definicion. gando enrre za reartos dc 1a épeca que lo emplea empie Naissance du Musée du Louvre, la 17 CANTAREL-BESSON, Yveline, La , d’apres les archives des musées lution Revo la 1aolitiqrue muséoiogique sous ns de la Réunion des musées nationaux, Ministere de la Culture, Editio vol. 2 1931, , nationauz-t, Paris
~
ar la levenda del Musee 13 Jules Michelet ha contribuido a crear v a divulg me cause maver que el ais : “Es e1 Musée des Monuments Franq
Lenoir parte, recihi una vivida impresion de impresion: alli, mas que en ninguna otra la chispa de la historia, e1 interés aqui eren recibi as almas
historia [...]. Cuant ia de la emeeien, siempre la por los grandes recuerdes [...]. Me acuerdo todav cuando, siendo nir'io, on coraz mi latir hacia que , vivida re misma y siemp a eses piilidos rostros”, entraba per esas oscuras bovedas y centemplab 1346, 2' ed., paig. 26. Paris, Unis, en Le Peuple, Comptoir des lmprimeurs uras redactade por Gabriel— 19 Un inventarie de las pinturas y de las escult archives nacienales. El 19 de los en rva conse se 0 Francois Doven e1 3011133179 que las esculturas que se marzo de 1791, les responsables se clan cuenta de idas han side olvidadas. Como encuentran en “las iglesias v residencies suprim necesario, su eleccion es hace se te vigilan un nta, aume s e1 nfimero de objete Commission des
de la ratificada por la municipalidad”, Precas-uerbauutruncada de estos monuments, tome 1, pigs. 21 v 29. Una vision Lenoir v repetida per Louis acontecimientos ha side difundida per Alexandre Mondes, 1333. Deuu des Revue en ”, Cluny Viret en “Le Musée de , op. cit. Se le aconseja ments 10 Proces-uerbauu de la Commission des monu con el Louvre. etrr cemp ar inrent no y tos exper cen entences consultar
ments des arts, re’unis au depot 21 LENOIR, Alexandre, Notice des monu suitrie d’un traité de la peinrure sur ins, Agust Petite des ents monum des national én la Description bistorique et tambi Véase X. bulo, uerre, Paris, afie W, pream au Musée des Monuments réunis ure sculpt de cbronoiogique des monuments r et istrateur de ce mustie, rvateu conse r; Lenoi ndre Alexa par ais, Frang es de cbaquc siecle
costum augmentée d’une dissertation sur la barbe et les ncia de Lenoir. (5“ ed., Paris, afie VIII), que da cuenta de la ignora journal et le Musée des 12 COURAJOD, Louis, Alexandre Lenoir son peg. CLXXIV. Para Courajod, note 1373, Paris, pion, Monuments Francais, Cham r e1 adversarie de les Lenoi en ve solo conservador del museo del Louvre que prig. XVII". ibid., ", nidad huma la de chor bienhe “un es esre vandales, il grinéral 1e 15 Thermidor 13 DESEINE, Louis-Pierre, Rapport fair au Conse mausolee, etc, an VIII, sur i’insrruerien pubiique, in restitution des tombeaux,
106
I
I
Alegorzh del parrimonio
Paris, afio VIII. QuatremEre de Quincy habia iniciado, desde 1791, su campaiia contra los museos. que denuncia en particular en sus Considémrions moraies
..
5m" in dfiri’iflion 5'55 0“”“3’33 d5 Ina” lml: Crapelet, P3113: 1315- E5 en Pane
ii, “pic
una ordenanza del 24 de abril de 1816 mando cerrar el MusEe des Monuments Francais para tratar de restituir su contenido “a las iglesias v a las familias”. En el articulo )"a citadO, consagfado al museo de Clan? sulfa Conservaeion habfa sido confiada al hijo de Lenoir, y que empieza con una apologia {gdiplomriticai‘}
"
POT EFECWS d3 1'05 Pli‘im'i'flFilm”?IDS d3 Dfififinfi Y d9 Quatffiméffi' d3 Quincy QUE '
‘-i':i.i *3Ei-‘§i I "I
de este ultimo, Ludovic Vite: no deja sin embargo de preguntarse: “En nuesrros dias [...] gconseguiria, por ejemplo, que el ministro de la Guerra le prestara sus
3-5 Desrrmda mm 1193 _r 1,8233 :1 pesar de 105 esfucrms Ilsvados a cabv par
Chaptal para anular Ia adjudicacion. En 1301, este ultimo escribe al ministro de
Finanzas: “Yo ceso toda tentativa, pero veo con dolor que la influencia de un gobierno reparador no ha'podido salvar uno de nuestros ed1f1c1_os mas
interesantes para la historia y para las artes” (citado por K. Hertz). . 2.6. ' . . “1". Quando el precioiactual del Efflbfljfl sobrepase o meluso alcance el valor del material, no se undira el monumento;
.
'10 TDdO monumento anterior 3] an” 1300 5'3” conservado, 5'95“” i“
13 edad dc los mffls dc reliquias 1: “man“ 5'5 {para determmar cmmmbrfi buscara frecuentemente la . a 3’ uda de las actas ‘1 ue acorn afian a las reli uias ;
a‘i.e:}th-§i-J.-7i-' -'
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_ . :'."-
iii. 1"," , f: * 'j ' '
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J F“ Cuando un monumento tenga una inscripcion o leyenda de interés para la
historia o para el arte, se extraera esta inscripcion para su conservacion,
3” Se eirtraeran, sin dafiarlas, las piedras preciosas 3; las piedras grabadas, las
medallas, los baiorrelieves encastrados en las piezas de orfebreria [...]; ~
pertenecientes a la repfiblica serian castigados con dos afios de detencion”. . Instruction . snr {a maniere .. d i-maentorrer - es de 34 WCQ D’AZYR, Félut,
conserver dang roars i’érendne de in Répabiiqae, ions ies obiers gm pennant
. ' ‘ ’ ‘ n osée er in Commission ”w” aux' arrs, arm: SCIENCES er a {airseigneme ‘ per " d I’"insprop rnrin 'nedeie temporarre des arts at adopter: la Con-me r c o pp a bin; Convention narronale, op. cat.
5'5- OP- “iv pag. 715'" 36 Le Monirenr 237, 4 de agosto do 1792. En ese discurso Dussault UtlllZfl d-
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135
honran. Observad a un David, uno de los artistes mas sublrrnes y a la. vez el rnas ardiente de los parriotas".
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37 T0310 finmflflis el nom “3 ‘3 011111113510“ emporaire 35 * 5-
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artes pertenecen a la filosofia. Incentivad, respetad a los one as cu trvan y as .
38 . QREGOIRE, abad, Instruction pabirqaenppprrsnr les desrgniitirliug
1.: _.,
.
muv habrlmente El nombre ,dfl' David, 5111': 1C“: no MUHOCIMW lfunbLln'dU'
I'
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haciendo mencion al monumento del que habra sido desprendida [...];
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33 Que establecia que “los que fuesen culpables cle haber mutilado o roto
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obras de arte de escultura en el jardin de las Tullerias o en otros lugares
:
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. - . 32'. Articulo del decreto propuesto por Gilbert Romme en nembre del Comite d’IngtructiQn Publique.
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usos sera conservado-
a
-9 L3 MWHE’W, I I 30 Segun HERMA N'], Daniel, op. cir., pag. ?08.
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6“ Todo monumento que sea de interés para la historia, las costumbres y los
del afio 11 (noviembre 1793), Le Moriirenr, 9 d»: noviembre cle ms.
[it-I L _g,..f,'_
_ . 4° Los monumentos que, sm ser valiosos por la belleza de la manufacture, _ . . . . conservados; ofrezcan ensenanzas sobre la historia v las epocas del arte seran ~ 3 : 5 Si, entre los monumentos que no merecen ser conservados, se encuentran algunos que presenten ciertos detalles interesantes para el arte, se dibujaran MICE de fundirlos;
rflunffl l---l de la VICtorla [ e pLIL. o] so rr. os ilra o3. q d l I . d l despedazados Ell: sus estatuas fo’rrnen un monumento ura ero a a g Gila '3 pueblo 3! de su destruemon [...] . Convenmon, sesion del 17 de brumario
:13:
”93*
3“ Todo monumento precioso por la belleza de la manufacture sera conservado;
ISt: Elitcndidos sobre (".1 suclo chm; hanbensumgdpll...]t__ cindadigfiispiftg ?fimos l:
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Le Monirear, 2.0 de octubre de 1792.. Su proposicién para Paris esta precedida de una arenga vengadora. “Los reves, que pueden usurpar en los templos el lugar de la divinidad, se apoderaron de sus porticos; alli habian colocado sus yacen imagenes [....] Ustedes derribaron a esos . insolentes usurpadores; . I J a
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dos monumentos”, sesion de la Convention del 26 de octubre de 1792,
. _.._-.__.;,.
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sera doble. El edificio estaria construido y la disposicion seria tal que habria que hacer pocos eainbios para adecuarla al nuevo fin al que seria destinada”. -
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permanecerlan en una absoluta inunlidacl. Consagrandolas a este use, In Vfifltfljfl .
pafigs con 135 p}ec3ucigl1cs que exjga 1a decencia” (la cursiva es nuestra}. . . . 27 HERIviANT, Daniel, op. cm, pag. 711. 18 En Lille y en Thionville, quiere hacer levantar “un gran monumento, sea
cinco ultimos déspotas ses, sean empleados como ornamentos de estos
~ --
como maseo4- alguna iglesia entre las que se suprimirian y que, sin esto, . .' . . I,
para ser examinadas. Cuando rnerezcan ser conservadas, se le pedirri al
sacerdote encareado de transportar las reliquias Clue separe esas telas o esos
una pirfimjdfi, sea un obelisco en granito frames,” para “probar a la posteridad
i—
13 cursiva es MESH-3' 24 Uéase el articulo 3" de la Memoirs va citada. “El local necesario no sera dificil de encontrar en roda ciudad algo importante. Se escogerri para servir
9° Cuando las reliquias se encuentren colocaclas sobre pafios o telas que puedan Dfmcfir infgrmacigngg sobrc 135 manufactur'as, se tendra' cuidado de apanarlas
de iraCIon y de reconommlento de la al universe yrepublics” porlosel sentimientos heroismo de sus ciudadanos. Pide “que 105 ”5,05 del marmol proveniente de los pedestales de las esraruas destruidas en Paris, asi como el bronce proveniente de cada una de esas cinco estatuas [...], restos del lujo de los
furgones para transportar las estatuas, las columnas y hasta edificios completes?
[...] M' Lenoir no empleo nunca ningun otro transp or[E que :1 tren dfll ejrircito de prisioneros dfl guerra que, al costo dc ””33 rnonedas diarias, demo‘lerfan’ iii-ml” por piedra, fosmonnmanros ””155 film-51 Wis dfiiicfidos, mas trebeiedos”. Articulo publicado en Etudes d'kisroire tie i’orr, Paris, I864, tomo 2, pag. 334,
107
Le revaluation freiicesa
opera-=25 par is vandalism at art has mayeas E e reprimeasesmn e .
_c
frucndor afio II, segulclo del decreto de la COnvention Nanonale; Instruction
108
Le revalucz'on franc-eat:
Alegoricz del patrimonio
pubiique. Second rapport sur Ie vundaiisrne, 8 de brumario del afio II, seguido. del decreto de la Convention Nationale; Instruction Pubiique. Troisiirne rapport sur Ie vendelisrne, 24 de frimario afio III. La ambivalencia de Grigoire aparec'e —a pesar suyo— en nurnerosos pasajes de los Repports. Pot ejemplo: “En .‘ Francis, donde e1 garrote nacional ha golpeado justamente a los tiranos hasta en sus tumbas, habia que dejar de lado al menos el de Turenne”, I, pigs. 163—164. Su principal preocupaciin dominante es de tipo econimico: “En Saint—Louis de in Culture, se mutilo un monumento que costi mis de 200.0001ibras”. Ibid., .1
1.: +'\
van, y DnLUMEAU, Jean [din], La rnort des pays de Cocagne, Publications de la Sorbonne, Paris, 19%.
41 VICQ D’AZYR, Filix, Instruction sur In rnaniire d’inventorier, op. cit.. pags. 67-68. En el mismo sentido, vet DUSSAULT, op. cit. 42 KERSAINT, Armand-Guy, op. cit., pig. 3. Véase también pig. 39, cl pasajc sobre el Louvre. “Al estudiar este palacio traaado sobre el modelo de lo mis
grands, se pasa sin intervalo de la iraciin a -la indignacion: se siente tanto mas respeto por el esfuerzo de esos artistas [...] que odio v desprecio pot sus
mmistros". O mei or ain, Ia condena del proyecto de destrucciin de Paris —-la ciudad de las ciudades, e1 orgullo del Imperio— como “contrattevolucionario”.
'
4::5 WCQ‘D’PIZYR, Filix, Instruction sur In rnoniére d’inventorier; op. cit..
pag. 3._Feltx Vicq d’Azyr fue el redactor de este texto aninimo, firmado por los respecttvos presidentes de la Commission des Arts 3! del Comité d’Instruction Publique. Véase pigs. 99 y 100 v nota 45.
44 Ibid., pig. 33. 4.5 Filit-t ‘v’icq d’Azyt, [1748;]?94}, midico y fundador dc la Academic Royals de Midecine. Miembro del Comiti d’Instruction Publique y de la Commision
Tcmporaire des Arts, el 10 de n'oviembre {20 de brumario del aiio II) se le encargi redactar “on plan a efectos de organiaar e1 trabajo en todos los departamentos para conocer los objetos de los que se ocupa la Comisiin de las fit-res en Paris”. El 20 de brumario, recibe el encargo dc elaborat una Instruccion sobre los inventarios- El 25 de diciembre lee y presenta su Rapport a la comisiin, que lo adopta. 46 Asi lo demuestran nurnerosos pasajcs del “Discours sur l’anatomie considerie sous ses rappotts avec l’histoire narurelle, sur sa nomenclature, ses descriptions at sur la maniine de perfectionner a langage”. Viase, pot ejemplo VICQ d’AZYR Filit-t, _Oeuvres Cornpiites, ed. ]. L. Moreau, Paris, 1305, tomo V, “Mirnoirc sit
[as potssons“, pigs. Iii-16?, “Mimoire sur les oiseaun”, pigs. 223-221 47: Ibid., tomo IV, pig. 52: “He pensado qua todas estas descri ciones serin Littles cuando hayan sido teducidas a la misma presentaciin; es lit): quc he realizado en los cuadros donde cada uno de los diferentes irganos ocupa una columna especifica, de este modo la comparaciin surge dc la sola inspccciin de las secciones cotrespondientes”. Veise tambiin su competencia como archivista.
; :7—1'1 "1.,
CSl-ilmUSE en Anne’s sociologique 1904-1905. Véase tambiin GENNEP, imold
-‘-i*.=.-':i*= rt:
4D IMAUSS, Marcel, “Essai sur les variations saisonniires des sociétés
teat, pigs. 16-17.
.
H... .._
,
39 HEM/1AM, Daniel, op. cit., pig. 716.
I q.
:_.{Iii—"- I. .I'. -.Ii'1 til-r“: g nn—. .
pig. 163. Citado de la ediciin de lord Ashbourne, en Grégoire and tne'Prenci; M Revqtion, Sand and Co, Londres, 1910.
'I .n .
109
ues de 43 VICQ d’AZYR, Filix, Oeuvres Cornpiites, op. cit., tomo V, “Re-marq médecine pratique et d‘I-Iygi‘ene”, pig. 30. cit., Sec. 49 WCQ d’AZYR, Filix, Instruction sur In rneniire d’inventorier, op. 63-65. X1 (arquitectura), pigs. dos en la “1° Sc mencionarin, en los inventarios, todos los monumentos localiaa su entos, monum esos de dad antigiie la i indicar Se distrito. circunscripciin del la si diri Se ion. decorac de y ccion situacion, su exposicion, c1 tipo de constru e] cdificio edificaciin es de piedra tallada, mampostcria de piedra o ladrillo; si servir; podria que cree se usos qui a v , reparado ser es silido; si necesita las piedras, 2“ Si esos monumentos ofrecen realizaciones notables en la talla de de en la disposiciin de las bivedas o de los arcos, en las diversas maneras una mencion iluminat, en la forma de las escaleras, etc., as hari, de todo ello,
particular en las actas; catolico y por 3° Aquellas casas ocupadas por los que fueron ministros del culto de las artes vista de punto l dcsde-e idas distingu ser n merezca que los emigrados scr destinadas a serin tambiin inventariadas, y se indicati igualmente si pueden s, etc.; usos piblicos, si es posible establecer manufacturas u hospicio para la 4" Todos los modelos de miquinas que sirvan a la arquitecrura u’in dc preparacion, el transports, la elevaciin, la distribuciin v la colocac ; materiales serin inventariados y conservados cutdadosamente y _romana se 5" Los modelos de monumentos de arquitectura egipcia, griega za; ensefian la para rin colocarin aparte y se reserva ion sea considerada 6° Las casss, castillos 1/ cualquicr monumento cuya demolic
itil necesaria, si su construcciin ofrece masas o detalles de los que sea si hay v, os; dibujad y s descrito tamente inmedia serin conservar las formas, cle ninguna inscripciones, se transcribirin, a fin de que el arte no se vea privado ventaja por el rigor de las medidas revolucionarias exigidas por lss circunstancias;
que F“ Se inventariarin los planos 3r dibujos concernientes a la arquitecrura, tento". este en s indicado ientos procedim los o siguiend dos conserva serin 50 Tirmino cimodo para cubrir los periodos cuvo estilo (merovingio,
o por Francois rominico) esti mal identificado, y que contmuari siendo utilizad
Guiaot en 1330. Viase e1 capitulo IV, pigs. 115 v 116. ores, los 51 “El conjunto del cuerpo social” esti simbolizado por los legislacl magistrados, los agricultotes y los artistes. el comercio de 52 En el caso de las destrucciones sistemiticas, “la industria y en varias do, adquiri han que ridad Francis perderian ripidamente Ia superio
'“, en VICQ d’AZYR, ramas, sobre la industria v cl comercio dc nuestros vecinos 69. Viasc tambiin pig. cit., op. orier, d’invent rneniire In sur ion Filix, Instruct evoca e1 inito que el en 212, pig. cit., op. t, Rappor GREGOIRE, Troisiirne gracias a la compra comercial de la fibrica de Wedgwood en Inglaterra donde,
ycn “los que realizi el Parlamento mediante acta de los modelos que constitu icaban vasos etruscos de Hamilton”, a los pocos afios se vio como se “scatupl los ptoductos cortientes de los dominios”.
53 GREGOIRE, abad, Premier rapport. op. cit, pig. 182. Esra pasaje, qué y
empieaa con “Esos monumentos contribuyen- al esplendor de una naciin
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este irable edificio que los rigores deI invierno harin perecer fue dejado descu bierto ”.
enperimenra Viendolas en la patria de la libertad se agrega a su felicidad de ser francis”, en GREGOIRE, abad, Denxien-ie rapport, op. cit., pigs. 139-190. “Los monumentos de la edad media presentan interis en su conservaciin tanto como edificios como por ser objetos de arte. David Leroi (sic) observa, con raaon, que la preocupacirin por los edificios goticos ha sido muy tardia; éstos, por lo maravilloso de su construccion, la ligereaa de sus columnas y la audacia de sus _brivedas son dignos de iration y proporcionan tipos a1 arte", on GREGOIRE, abad, Troisieine rapport, op. cit., pig. 213. 56 Véase note 33.
5? Vianse todos los ejemplos de protecciin citados por Mathieu {primer
balance del trabajo de la Commision Temporaire des Arts}, y por Mentelle
(Proces-aerbanx de in Commission teinpornire des arts, tomo 1, pigs. XXII-
XXIII].
58 Los primeros, representados por las antigu'edades, sirven esencialmente a la instruccion de la nacion. Los segundos, representados por los nuevos monumentos ptiblicos que le corresponde concebir, movilizan al pueblo
apelando, por el contrario, a sus sentimientos. 5e trata de un verdadero condicionamicnto. “La confianza [...] se estableceri por una especie dc instinto
sobre la solidez de esos edificios destinados a conservar (las nuevas Ieyes} )r a
perpetuar la duraciin", (KERSAINT, Armand-Guy, op. cit., pig. 3, la cursiva es nuestra}. De la misma manera, los monumentos deben “asornbr[ar] el cspiritu
de la multitud a1 mismo tiempo que se la trata de'convencer con
razonamientos", Haiti, pig. 11, o tambiin pig. 1?: “Para dar a esta verdad Ia fats-ran de an sentimiento, consagrad en comun un gran monumento a la asamblca representativa” (la cursnra es nuesrra}.
59 O'CONNELL, Lauren Marie, Architecture and the French Revointion: the Conscii dcs bitiments Civiis and the Redefinition of tire Architects ‘Flfiid' of Action in the 1790s, tesis de historia de la arquitectur’a,'Corncll UHJVEISIQ’,
1983, en la cual el autor publica la carta, a in we: _laconica y confusa, enyia'da por la Commission des Travaux Publics a los es de cada distrito, para obtener especialmcnte “e1 estado nominatnro de todos los monumentos, el del lugar en el que se encuentran” y parte de las 390 respuestas conservadas en ' los archivos nacionales. Muchos agentes solicitan InfOImJCIDI'lES‘ complementarias. El dc Chartres: “Me ocupo dc entregarles las informaciones que ustedes me solicitan en su carta del 18 de termidor, relatwa al enino del _
estado de los monumentos [...] pero estoy en la duda sobre el verdadero senttdo
del tirmino monumento. En el significado preciso, gdebo entender por
edificios que pueden ser considerados obras maestras del arte, como algunas de las anteriormente iglesias y otras realiaaciones” (11 de agosto do 1?94); el de
Bayonne: “A pesar de mi deseo dc sansfacer su demands, no podre hacerlo ,, hasta que ustedes se preocupen de decirm'e 1p que entrenden pot monumento
la audacia y la ligereza de su construccion hacen de ti una de las concepciones mis audaces del espiritu humane.
caperto contempla estas basilicas, suspendidas sus facultades por la iracion que le sobrecoge, apenas Ie es posible respirar: se enorguliece de ser hombre al pensar que sus semejantes pudieron ejecutar tales obras, y la satisfaccion que
111
La revolncidn sa
monumento toda realiaaciin establecida para recordar un suceso o todos los
Arniens reclama, con el cclo mis ardiente y mis elogiable, la conservaciin de su catedral, uno de los mis hermosos edificios goticos de Europa: la magnificencia,
Las mismas reflexiones se aplican a la catedral de Estrasburgo, cuya torre es la pirimide mis aIta dc Europa y no macho menor que la de la pirimide rnis alta de Egipto; siendo, ademis, superior a esta tiltiraa como edificacion, ya que el triingulo que dibuja Ia seccion tiene una base mayor que la altura. Cuando e1
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54 KERSAINT, Armand-Guy, op. cit., pigs. 20 y 45. 55 “Aqui, solicitamos la mirada de los legisladores sobre los monumentos de la edad media que deben ser conservados, sea para servir como edificios, sea por razones de arte: til es el caso de la basilica de Chartres, de la que sin duda era itil sacar [la cubierta] de plomo, porque lo primero era derrotar a nuestros encmigos; pero en vez de reemplaaar esta cubierta con tejas o con pIanchas,
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aumentan su preponderancia politica. Eso es lo que los extranjeros vienen a irar", introduce an proyecto de traslado de las obras de arte que anticipa el de Napoleon: “Si nuestras armadas vicroriosas penetran en Italia, el rapto del Apolo del Belvedere y del Hircules de Farnesio serian su mis brillante conquista. Grecia iue la que decori Roma; pero Ias obras maestras de Ias repiblicas griegas, 1{deben decorar el pais de los esclavos? La reptiblica sa
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110
('19 de agosto 94); o tarnbién el de Corbeil:
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Las cornunas a [as one he
solicitado esas diferentes demandas me han respondido dc manera totalmente ajena a lo que ustedes ,desean a1 respecto: la palabra ‘monumento. es demastado genirica. En consecuencia, les invrto a decirme lo que ustedes entrenden por monumento" {23 de diciembre de 1794).
60 RUCKER, Frideric, op. cit. 61 15:3. 62 Antoine~Francois Peyre foe nombrado, en 1797’, Architects des Monuments
a Conserver {arquitecto de los monumentos que se deben conservar) y se encargi a an inspector asistirle en esa tarea desde 1798. 63 Como, por ejemplo ——en el marco de la accionrealizada'en favor dc la Maison Carrie—, is condena de la sobre-restauracion fantasiosa que crea ell riesgo de transformarlo en “un templo restitpido con partes modernas,perd1clo
para la historia": “Esta mania [...] de los artistas, que quieren ftflCOfldJ'fllflnflf o
todo, que hacen aparecer la necestdad dc reparar cuando no es'necesartoges e1 mis funesto de los golpes a la belleaa de los eiemplos de los ediiicios de la
antigiiedad”, Minutes du Conseil, F. 3.1 3:4?3, 16 de plum-ioso ano V11 (4 de febrero de 1799), citado por Lauren Marie O’Connell.
64 Mientras que, posteriormente, en la segunda mitad _del siglo, el Conselo se conairtio en el abanderado del neoclasicismo 3; del espiritu bEflflJC-dffS. 6S O‘CONNELL, Lauren Marie, op. cit., vianse las Minutes contra la venta del castillo de Fontainebleau en provecho de “especuladotes awdos de’obtener [esos edificios] a bajo precio para demolerlos y sacar partido de los marmoles, hierros, maderas y plomos que se encuentran en gran cantidad, para gran perjuicio del tcsoro piblico", 31 de enero de 1?99.
66 Particularmente a la hora de preparar e1 terreno para la“ circular que dirigc
e1 conde de Montalivet a los prefectos sobre el estado de los casnllos y de las abadias de sus departamentos (1310}.
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LA CONSAGRACION DEL MONUMENTO HISTORICO. 1820-1960
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“Los monumentos de la antigua Francia tienen un caracrer y un interés particulares; pertenecen a un ambito dc ideas y de sanrimientos eminentemente nacionales para que, sin amlzzwargo> ya no as renneuan”. Tal es la primera line-a dc! primer volumen de [:05 Voyages pf:rorasques at romanriques (fans l’ancianne , publicado en 1820 por Charles Nodier y el barén Taylor. Esta constatacién de un agotamiento irremediable y la precisién prontamente agregada de que los autoras no recorren Francia “como eruditos [...] sino come viajeros
curiosos dc aspectos interesantes y avidoa de noblas recuerdos”, es
decir, que el suyo es “un viajc dc imprasianas”,1 desvelan un cambio de mentalidad. Nodier es uno de los primeros en intuir que el siglo XIX va a omrgar un estatus nucvo a las antigfiedadcs. El monumanto hisrérico cntra entonces en su fase dc consagracién, que durara hasra Ia década de 1960 0, tomando una facha simbélica, hasta 1964, afio de la redaccién de la Carta de Vencciafi Esta franja cronolégica‘ puede parecer, a primal-a visra, demasia— do emensa. Abarca sucesos, hechos y diferencias que podrfan haber
dado lugar, aparentemente, a una periodizacién mas precisa. Es el caso de las contribuciones, originales y sucesivas, da 10:; diferentes
paises eumpeos a la teorfa y a las précricas de conservacién del monumento histérico, come, por ejemplo, el avance de la raflexién britanica que se mantiene hasn'a Ias filtimas décadas del siglo XIX, cuando Italia y los paises germanicos roman e1 relevo de la innovacién. También es el caso de los descubrimientos de laaciencias ffsicas
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ria y de la arqueologfa, que han marcado cqnjuntamenteé el desarro-
114
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Alegorfa del patrimorrio
llo de la restauracion de monumentos como disciplina autonoma. Lo
mismo ocurre con la evolucion )7 las revolueiones del arte y del gus—
to, cuyas exclusividades y entusiasmos han determinado las disrintas fases del'tratamiento y la seleccion de los monumentos hieroricos que proteger, llegando incluso a militar contra la conservacion de los monumentos antiguos en el caso de las vanguardias arquitectonicas del
siglo XX? el Plan Voisin de Le Corbusier (192.5) que arrasaba el vie-
jo Paris apenas dejaba en pie media docena de monumentos. Este manifiesto del movimiento moderno hizo escuela después de la II Guerra Mundial e inspiro las renovaciones destrlictoras‘1 llevadas a cabo hasra la decada de 1960 e incluso después. Los criterios nacionales, mentales o epistémicos, técnicos, estéti-
cos o éticos permiten identificar claramente los momentos de mayor
intensidad y mas significativos en la hisroria de los monumentos historicos. Las divisiones cronologicas que estos introducen tienen, sin
embargo, solo on alcance reducido y secundario en comparacion con la unidad del periodo (1820-1960) que los engloba: unidad soberana'
que impone, por su reconocimiento, su coherencia y su estabilidad, el estatus adquirido por el monumento historico con-e1 advenimiento de la era indusrrial; Este estatus puede ser definido por un conjunto de determinaciones nuevas y esenciales referidas a la jerarqml: dc valores de los que esta inveStido el monumento historico, a sus corztornos espocio-remporales, a su estates jurz’dico y a su tratamierzto tecnico. En efecto, el advenimiento de la era industrial corno proceso de transformacion pero tambien de degradacion del entorno humano ha contribuido ——conjuntamente con orros factores menos importantes como el romanticismo— a. invertir la jerarquia de valores atribuidos a los monumentos historicos y a privilegiar, por primera vez, los va—
lores de la sensibilidad, particularmente los esteticos. La revolucion indusuial como ruptura con los modelos tradicionales de produccion abria una irreductible fractura entre dos periodos de la creacion humana. Cualesquiera que hayan sido sus fechas —variables segfin los paises—, la ruptura que supuSo la industrializacion se ha mantenido, durante toda esta fase, como la infranqueable linea de separacion entre un antes —-donde se encuentra relegado el monumento historico— y un deSpues con el que debuta la modernidad. En otros términos, marca la frontera que delimita, hacia adelante, el campo temporal del concepto de monumento historico; éste puede, por el contrario, extenderse indefinidamente hacia el pasado conforme progresan los co—
nocimientos historicos y arqueologicos.
La corzsagracion del monumeato bistdrico. 1820-1960
115
In res-rolucion industrial como proceso de desarrolio planetario otorgaba virtualmente al concepto de monumento historico una
aeepeion universal, aplicable a la escala mundial. En tanto que pro-— ceso irremediable, la industrializacion del mundo ha contribuido, por nna parte, a generalizar y a aeelerar a la implantacion de legislacio-
nes de oroteccion del monumento historico y, por otra, a hacer do 13 resrnnracion una disciplina en si, solidaria con los progresos de la historia y del arte. ' La decada de 1830 marca la afirmacion de una mentalidad que romoe tanto eon aquélla de los anticuarios como con la actitud de la revolucion sa. A partir de la damage; 1850 -—y a pesar de. .—-—-"‘"_.' . 'HT__,__—--““— . ,. . los desfases en su 1ndustr1M10ln— el monumento " E1stot1co es
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......
dos EEXIDS simbolicos y complementarios, el uno oficial y is— trativo, el otro poetico y conteStatario: el Informe presenrado a! Rey, e121 de oetabre de 1830, por M. Gregor, mfm'stro del Interior; para irrsritaz'r a! cargo de inspector general de los monumenros er: Francis: y el panfleto publicado en 1854 por john Ruskin, “The opening of the Crystal Palace, considered in some of its relations to
the weapons of art”.
.
El inicio del siglo XIX eata’ marcado, esencialmente en Italia 3; en Austria, por on cuestionamiento compleio de los, valores y de las practicas del monumento hiatorico cuya lucidez ha sido raramente igualada desde entonces. Sin embargo, cuando, 331-1964: la asamlqle‘a _ _ ClEI_C_OMOS5 redacta lai“Carta Internacional sobre lé‘b‘bfiEEI-Ev'a'éiafi‘y lawr_e_stanracion dehlos Jnonuinentos y los sitios”, elimar'co'iteoi‘ico" i y practico en el que se inscribe el montnn'ento l‘iistorico continua siendo el que ha. construido el siglo XIX.
El concepto de monumento historico como ta]
Valor cognitnro 3r valor r2rtr’stieo
n.
Transmitido a lo largo del tiempo, el valor cognitivo se mantiene solidamente adherido al monumento hiatorico durante todo el pe-
riodo que ahora nos ocupa. Francois Guizot es el simbolo de la per-
sisrencia de los lazos que unen la historiografia con el estudio de 135 antignedades; el auto: de los Essais de [’bz'sroire de la es tam-
'
116
,
Alegorfa del patrimonio
bién uno de los hiStoriadores mas notables de la oca y el que crea el cargo de inspecror de los monumentos historicos en Francia. Cabe observar, sin embargo, que en el siglo XIX la economi'a del conocimiento ha desplaaado la funcion cognitiva del monumento his-
torico hacia el campo -——recien circunscrito y en vias de organiza-
cion— de la historia del arte.
En efecto, a pesar de las resistencias locales, cl siglo XIX se dis-
tancia de los anticuarios." La hisroria politica y la de las instituciones dedica toda su atencion al documento escrito, desinteresandose del mundo abundante de los objetos que interrogaban los eruditos de los siglos XVII y XVIII. El vinculo con cl univcrso de lo conStruido sc dis“ tiende. En el siglo XIX, los historiadores que querian y sabian mirar los monumentos antiguos eran la excepcion, y asi continuo siendo durante largo tiernpo. En su Informs presenrado :11 Ray, Frangois Guizot sefiala clararnente la nueva importancia concedida alarte y a su estudio cientifico, subrayando el valor de los monumentos para al— gunos especialistas entre los cuales no pretende incluirse. Sus conocimientos' personales en la materia no mueStran ningtin progreso res-
pecto a Gregoire. Para él, cl gotico continua siendo sinonimo de arte nacional. Esre esta precedido por los estilos “bastardo(s)” y “degradado(s)”, que Guizot califica globalmente eomo “intermedio(s)”: cin—
co afios antes, el joven Victor Hugo hablaba ya de arte roar:rinr'co.iI
Por el contrario, desde la primera linea del Infome preseatado a! Rey, “el suelo de Francia’l3 esta simbolizado por sus monumentos.
Para Guizot, como para la mayoria de los historiadores de su tiempo, los edificios antiguos ya no contribuian a fundar un conocimiento en cl que basar su propia disciplina, sino a ilusrrarlo 1; a servir asi de apoyo a un sentimiento: cl scntimiento nacional.
En la realidad, el relevo de los anticuarios es asumido pot losing:
toriadores del arte, recien llegados a la escena del saber. Para ellos, las crea‘e'ioife'srtfie'laar—quitectura antigua van a ser desde entonces el objeto de una investigacion sistematica que atiende a su cronologia, su
tecnica, su morfologia, su genesis )1 sus fuentes, sus decoraciones con frescos, esculturas y vidrieras, asi como a su iconografia.
Fundado sobre el esmdio de los monumentos historicos, un nucvo corpus dc conocimiento se encuentra asi en vias de constitucion.
Esre esta alimentado y a menudo orientado por la reflexion sobre el arte que se desarrolla en la eStela de la Critics: deljnicio. Ya he subra—
yado la disrincion operada durante el renaeimiento entte el valor informativo y el valor hedonico de las antiguedades que, en un caso, se
La conSagmcidn del monamento historico. 182 0-1 960
117
dirige a la razon historiadora y, en el otro, a la sensibilidad estética. DiStincion que es necesario retornar porque la conceptualizacion del campo del arte, a partir del renacimiento, no repercute solamente en las modalidades de la creacion artIStica, sino que,‘por la via the la ter— minologia, conduee a confusiones importantes que la semantica de Ios monumentos historicos debe desvelar.
Los términos antigz'iedades )2 anticaarios eStaban desproviStos de
ambigiiedad, sus connotaciones estan ligadas al conocimiento. En cambio, las connotaciones de las expresiones historic: e historiador
del arte remitennal one mas que a la historia; dan pie a una asimila—
cion y una confusion entre el conocimiento del arte y la experiencia del arte que, todavia boy, siguen siendo habituales. Contra esta confusion reacciona Alois Riegl en su analisis axiologico del monumento. Retorna para si la disoeiacion radical entre valo— res de conocimiento y de arte esrablecida por Konrad Fiedler en los manifieStos de la década de 1870, donde éSte describe el desarrollo creciente ———n'Ial percibido por sus contemporaneos— de una valoracion intelectual de los monumentos del arte.9 La atencion critica de la que eran objeto las creaciones de las artes plasticas, particularmente de la arquiteetura, asi como la multiplicacion de los trabajos historiograficos que les eran consagrados, provocaron e1 ternor de Fiedler por el desti—
no mismo del arte y por su vitalidad. Veia en ello el signo de una futu-
ra hegemonia de la razon y su triunfo, anunciado por la filosofia hege-
liana, sobre los poderes creadores de la sensibilidad y del instinto.” Aunque no compartiesen una filosofia del arte tan elaborada,
ProsPer Merimée y Eugéne-Emmanuel Viollet-le—Duc expresaron en Francia inquietudes similares. Estas confirnian la permanencia y la consolidacion de los vinculos que unen el monumento biStorico con el mundo del conocimiento intelecrual. Los dos hombres probaron ampliamente que, tanto uno corno otro, vivieron la inmediatea de la
experiencia artistiea tal como la describe Fiedler: Merimée fue uno de
los primeros en entrar de lleno en el mundo romantico.11 Sin embar-
go, en su confrontacion con los monumentos historicos, el uno y el otro recurren a la via indirecta del anélisis racional: el primero, para convencer a los ses de que conserven su herencia monumental y para paliar su falta de sensibilidad estética;12 el segundo, para tra— tar de fundar un nuevo arte de consrruir one proteja un “deseo de arte”” y una sensibilidad estética debilitados.
El antagonism entre las aCElVIdadt’S dc la razén j” del ant ha
permanecido en el corazon del debate filosofico occidental. La muerte
La consagracion del monumenro laz'storico. 1820—1960
Alegorfla del parrimom'o
del arte anunciada por Hegel no termina de cumplirse, en tanto que la experiencia privilegiada por Fiedler se ha transformado en el des— velamiehto del ser en Heidegger.
La experiencia de la obra de arte como tal no puede ser sino'dificil, precaria, incesantemeute rccomenzada. El monumento historico no escapa a esta rcgla. Pero puede también dirigirse a la sensibilidad y al sentimiento por caminos menos arduos, mas amplios y faciles, acogedores para todos; caminos que el siglo XIX abordo con decision.
Preparacidrr ronrdnrica: lo pinroresco, a! sentimiento de abandono y el culro del ante: ' La sensibilidad romantica habia, en efecto, descubierto en los monu-
mentos del pasado un campo'de deleites mas accesible. A esos- vesti-
gios les unia una red de vinculos afectivos nuevos y multiples. Me limitare solamente a evocar de pasada algunos de sus efectos. En la pintura y el grabado romanticos la representacion figurada de los monumentos antiguos desernpefia un papel praCticamente inverso al que le otorgaban anteriormente las obras de la erudicion. A la iconizacion museal )7 abstracta, donde la imagen tiende' a sustituir a la realidad concreta de las antigiiedades, sigue una iconizacion suplementaria que enriquece, por el contrario, la percepcion concre— ta del monumento historico por mediacion de un nuevo placer. La mi— rada del anticuario consrruia una image-n independiente y tan analitica como fuera posiblc del monumento. La mirada del artista romantico inscribe al monumeuto en una puesra en esC‘ena sintética
one lo dOta de un valor pictorico suplemenrario independiente de su calidad estética propia. La diferencia entre esras dos aproximaciones esta 3 veces ilustrada por un mismo artista. Es el caso de Ios grabados de Joseph M. Turner. El artiSta ejecuta, por una parte, una serie de laminas analiticas para el anticuario Thomas Durban Whitaker en la decada de 1790, presenrando objetos descontextualizados, disociados unos de otros y rigurosamente definidos segun sus caracteristicas morfologicas y de— corativas.H Por otra parte, entrega a diversos Annuals sus primeras “topografias pintorescas“,15 vistas sinteticas en las cuales e] monumento es parte del conjunto que le sirve de escenario: se presenta, ilumina y colorea en funcion de ese entorno con la intencion de producir un efecto.
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formarse en el contrapunto necesario de los paisajes naturales o rura-
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ESEE‘ tipo de obras ilusrradas se multiplican durante las primeras décadas del'siglo XIX. Los monumentos y edificios antiguos, al trans-
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les 0 de los panoramas urbanos, acogen las nuevas caracterizaciones:
implantacion, patina, forrnas fantasmagoricas, signos de un nuevo
valor pintoresco. Y la busqueda atenta y amorosa de lo pintoresco se aplicaba a todo tipo de construcciones antiguas, por mu}r desconocidas, secretas o modestas que fuesen. En numerosos casos las ilustraciones de los Voyages de Nodier y Taylor, que se querian libres de toda preocupacion cientifica, siguen siendo, sin embargo, la unica fuente documental de la que disponen los hiStoriadores sobre la Francia urbana 3; rural de principios del siglo XIX. Mas alla del inmediato y puro placer de la viSta, la imagen pin— toresca puede engendrar tambien un sentimiento de turbacién 0 de
angustia con el que se deleita el alma romantica cuando transforma
en esrigmas las marcas depositadas por el tiempo sobre las creaciones liumanas. Designadas como simbolo del destino humano, estas ad— quicren entrances un valor moral: sou e1 doble emblema del arclaé [principio) creador 1: tie la transitividad de las obras humanas. La ruiua medieval, menos antigua, mas extendida y mas familiar, entrega asi un testimonio mas dramatico que el de la ruina antigua. La for-taleza reducida a sus murallas, la iglesia gotica de la one 5610 subsiste la osamenta revelan, mejor que cuando intaCtas, el poder creador que Have”: a edificarlas; sin embargo, los musgos corrosivos, las malas hierbas que desmantelan techumbres y desencajan las piedras de Ios mu— ros y los rostros erosionados de los apésroles del portico de una igle— sia recuerdan que la destruccion y la muerte sou el término tie tan maravillosos comienaos. Emocion esterica provocada o por la calidad arquitectonica o por lo piuroresco; scntimiento de desamparo impuesto por la percep— cion de la accion corrosiva del tiempo: la progresién de esos valores alt-ctivos integra al ruonumcnto en un uucvo culto del arte llamado a sustituir a1 culto de un Dios que sera dado por muerto por un peasador de finales de siglo. En el norte de Europa, la iglesia gotica se presta a esta transicion de un culto hacia otro: principal escenario tanto de las celebraciones de una religion todavia viva como de una busqueda esrética de lo absoluto. El muy carolico Charles Forbes Montalembert da prueba, sin pretenderlo, de esta contaminaeion cuando. al apovar a Victor Hugo en el combate contra “el vandalismo oficial y municipal”, afirma su doble “pasion antigua y profunda”, “siempre
La consa'gracz'on del monumeuro bistdn’co. 1820-1960
Alegorfa del patrimom‘o
120
121
y un nuevo disranciamiento, a1 mismo tiempo que liberaba las energias dormidas en favor de su proteccion. ' La puesta en escena del monumento historico, tal como lo con— sagra e1 siglo XIX, se brasa en el contrasre, palabra elave con la que
creciente”, por la arquitectura de la edad media como creacion del catolicismo y del arte.16 Tanto escritores como pintores buscan transcribir la dimension
mistica de la arquitectura gotica en difetentes formas literarias afines
Augustus Welbv Northmore Pugin acerto a titular uno de sus li— bros.13 Como trasfondo, un paisaje pintoresco en el cual el edificio antiguo eSta integrado. En el primer plano, el mundo en vias de-industrializacion golpeado por la fuerza de la agresion. Poesia de la antigfiedad, drama de su confrontacion con lo que se designa como “nueva civilizacion”: estas dos perspeCtivas sobre el monumento antiguo eStan conStruidas simultaneamente por Balzac en Béatrfx, don-
a los temperamentos individuales y a las sensibilidades nacionales.
Por mu3,r dispares que sean, las catedrales de Victor Hugo, de John
Ruskin e de Joris—Karl Huvsmans sirven al unisono al culto del arte. De la misma manera, tanto si capta y absorbe la luz en Turner como si nos introduce en el mundo nocturno y fanta’srico de Dore cuando
ilusrra los escritos de Hugo o si es un enigma arrojado por Gaspar
David Fiedrich 3! Carl Gustav Carus en una naturaleza muda, entre la blancura de la nieve o el verde oscuro del Urwald, en todos los casos, el mo‘numento gotico introduce a la trascendencia del arte. Pero, después de haberse dejado encantar por los sortilegios de los monumentos antiguos, despues de haberlos celebrado debidamen— te, numerosos escritores se sintieron empujados a transformarse en sus defensores oficiales. En el texto recien citado, escrito en 1833, tres afios después de la creacion de la Inapection des Monuments I-Iisroriques, es a Victor Hugo y no a Guizot a quien Montalembert concede la prioridad y la preeminencia en la defensa de esra c'ausa.” El cstcticismo y el sufrimiento del alma romantica no bastan para eXplicar por qué Victor Hugo y los escritores de su epoca militaron con tanta conviccion y con tauto ardor afavor de la conservacion de los monumentos
de la pequefia ciudad de Guerande hace resurgir un pasado en—
cantador en una pagina casi proustianal-‘l y, a la vez, simboliza *el anacronismo de un grupo social que no ha sabido o no lia querido adaptarse a la nueva civilizacion de las comunicaciones, de los intercambios y de la industria. El mundo consumado del pasado ha perdido su continuidad y la homogeneidad que le conferia la permanencia del MELL‘EL manual
de los hombres. El monumento hisrérico adquiere, por esro mismo, una nueva determinacion temporal. La disrancia one nos separa de
ellos se encuentra a partir de entonces desdoblada. El monumento es relegado a un pasado del pasado. Un pasado que deja de pertenecer a la continuidad del devenir y que no sera' desarrollado por ningun presente ni por ningun futuro. Y, cualquiera sea la riqueza de las ve—
tas arqueologicas at’m por explotar, esta fractura del tiempo inscribe
el campo de los monumentos historicos en los limites de una finitud inapelable. Desde el renacimiento, las antiguedades, fuentes de cono-
f
cimiento y de placer, aparecfan tambien como referencias para el pre—
sente, como obras quit; pgdian ser igualadas o superadas. l’ero, a partir de la decada do 1820, el monumento historico qucda inscrito bajo el signo de lo irrciiTplazable, los dafios que sufre son irrr.=:parablesim y su perdida es irremediable. Es asi' como al Nodier de los Voyages le suceden Hugo, Guizot, Balzac v Merimée, oponiendo a la “antigua” o la “vieja” Francia la “nueva” Francia v resumiendo sus diferencias en formulas sorpren-
Escritores, intelectuales y artistas fueron movilizados por otra fuerza:
la toma de conciencia de un cambio de era histt’irica, de una ruptura
traumatica del tiempo. Sin duda, el ingreso en la cra industrial, la
brutalidad con la que ésta pasa a dividir la hisroria de las sociedades y de su entorno, cl “nunca mas como antes” que esro implica consti— tuven uno de los orfgenes del romanticismo, al menos en Gran Bretafia y en Francia. Sin embargo, e1 choque de esta ruptura desborda am-
dentes. Hugo: “La industria ha reemplazado al arte”.21 Balzac: “Al
pliamente al movimiento romantico. Ann si sus ondas repercuten sobre la tOtalidad de la obra de autores como Victor Hugo u Hono-
trabajar para las masas, la indusrria moderna va destruyendo las creaciones de Arte [...]. Disponemos de productos, pero ya no renemos
re de Balzac, debe ser objeto un analisis particular. En efecto, la toma dc conciencia del advenimiento de una nueva era 3» de sus consccuen-
{$133331 En Inglaterra, Thomas Carlyle traza la via de William Mo-
rris cuando define esta oposicion como a‘quella de lo organico y de lo
cias creo, con relacién al monumento histérico, una nueva mediacion
IIIII
Alegon’n del pairimonio
mecanico: “Nada se ejecuta directa ni manualmente, rodo se efecrfia
Segun normas y obedece al calculo. Ahora no son solamente nuestro medio exterior y el mundo fisico los que estén organizados por la maquina sino tambien nuescro mundo interior y e5piritual“.13 Ruskin su-
braya la Oposicion, a cada lado de la fatidica linea de division, entre la arquitecrnm tradicional y la consrrnccion modernafi‘1 Publica 0 do— mesrica, la primera tenia como vocacion proclamar la permanencia de lo sagrado y, a la vez, la de ir desgranando en el riempo las dife—
rencias” de los hombres. La segunda, anonima y esrandarizada, nie-
ga el tiempo y sus huellas: la arquitecrura doméstica es reemplazada por viviendas precarias por las que se transita como por un albergue y la arquitectura publica cede cl lugar a eSpacios de hierro y vidrio
cuva superficie no permite que el tiempo se pose.
La consagracion del monumento histérico aparece asi directamente vinculatla, tanto en Gran Bretafia como en Francis, :11 advcnimiento de la era industrial. Pero esre advenimiento y sus consecuencias no son interpretados de la misma manera en los dos paises en lo' que respects a sus incidencias sobre el destino de las sociedades occidentales. De alii que exisran diferencias en cuanto a los valores que uno y otro pais atribuyen a los monumentos his:éricos.fii Franciara pesar de ser un pais de tradicion rural, el proceso dc industrializfiion'
es legitimaclo por la conciencia de la modernidad, sean cuales sean sus efectos, negativos o perversos. El transcurso de la historia, la idea de progreso y la perSpectiva del futuro determinan el senrido y los valo-
res del monumento historico: en su manifiesro contra el vandalismo, I-Iugo reclama la creacion de una “ley para el pasado”, “lo mas sagrado que tiene una nac’ioilcg‘gnés def porvanir”.35 Por el contrariofigljaterrag pesar de ser la tierra natal de la revolucion industrial, sigue mucho mas apegada a sus tradiciones, mas orientada hacia el pasado: la idea de revival, que no llegara’ nunca a extenderse en Francia, inspira alli un movimiento floreciente.” Y, a pesar de su adhesion a las ideas de Karl Marx, William Morris no deja de creer en una reversibilidad de la hiatoria y de preconizar los reencuentros con el trabajo manual como fundamenro de un arte popular. No es sorprendente, entonces, que los ingleses hayan otorgado
al monumenro historico significaciones mas diversificadas y en mayor contacro con el presente. Confrontados a la indusrrializacion, los ses se interesan esencialmenre por el valor nacional y por el valor historico de los edificios antiguos, j; tienden a promover una concepcion museologica de
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La consagracion del monumenro historian. 1820—1960
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an conservacion. Victor Hugo fija la pauta: “Si, corno creemos, es cierto que la arquitecmra, {mica entre todas las art-es, ya no tiene nin-
gun porvenir, empleen entonces sus millones en conservar, en mantener, en ctcrnizar los monumentos nacionales e historicos que pertene-
cen al Estado y en comprar los que pertenecen a los particulares“,is El culto del pasado al monumento coexisre con aquel que pronto se designara como el de “la modernidad”. El pesimismo de Balzac l'lega mas lejos. El prevé la destruccion completa del patrimonio annguo que, a largo plazo, no subsistira mas que en la “iconografia literaria”, de la cual da un ejemplo en La comedin bMIfiHHH. A diferencia de los
anticuarios, Balzac concilie el monumento liiStérico ante todo Como
un preciatlo {'Jl‘ijt'iil cnncrcto cuyo valor depends dc su conscrvacion iisica, pen), a dilerencia de sus contemporaneos ingleses, lo COHSIdeta CUHdL'HLILlU por cl transcurso dc la hiatoria.29 Los defensores ingleses de los monumentos historicos ignoran cse fatalismo. No se resignan a la desaparicion de los edificios antiguos en provecho de una nueva civilizacion que, encarnada por Noricanierica, construve “un tnundo sin un recuerdo, sin una ruina”.3'” Para ellos, los monumentos del pasado son necesarios para la vida del presente, no como ornamentos ni como arcaismos, no unicamente
como portadores cle conocimientos y de placer, smo como parte de la
cotidianeidad.
Ei sailor do pinridd
De este modo, Ruskin agrega a la memoria un nuevo valor y una nueva finalidad del monumento liistorico: “Podemos vivir sin [la arquitecturn] 3; también podemos adorar sin ella, pero no podemos recordar
sin ella”. En esta afirmacion del célebre capitulo VI (“La lampara de
la memoria”) de Las siere [iimpnras de in nrqnirecrnra, la arquitectura mantiene como propios una funcion y un sentido que estén en contradiccion con las ideas de Hegel 3: con las del Victor Hugo del “esro matara a aouello”. Sobre todo, proviene de otra inrencionalidad. Para el auror de Lns piadras de Vanacin, la arquitectura es el unico medio del quc disponemos para mantencr vivo un vinculo con el pasado al clue debemos nuestra identidacl, y que es constiturrvo de nuestro serslI Pero, mas que por la hiStoria o por una hisroria, ese pasado esré primera y esencialmente definido por las generaciones humanas que nos han precedido. Si en algunos casos Ruskin ha pro—
124
Alegorfa del patrimom‘o
cedido a interrogar a los monumentos con la memoria objetiva de la historia, suele preferir una aproximacion afectiva. Sin embargo, .el
puritano que hay en él desconfia del esteta31 v teme caer en las tram-
pas hedonistas del arte. Asi, es por mediacion .de los sentimientos morales, la piedad y el reSpeto, como accede facilmente al pasado. 1{Que nos recuerdan, entonces, los edificios antiguos? El valor sagrado de los trabajos que hombres de bien, desaparecidos y desconocidos, realizaron para honrar a su Dios, para acondicionar sus liogares, para
manifesrar sus diferencias. Al hacernos very tocar lo que vieron v to-
caron las generaciones desaparccidas, la mas modesra residenciafl posee, a1 igual que el mos prestigioso de los edificios, el poder de ponernos en comunicacion, casi en o con ellas. Ruskin emplea una metafora con la que Mikhail Bakchtine nos ha familiarizado desde entonces: los edificios del pasado nos hablan, nos hacen escnchar vocesi" que nos implican en un dialogo. Sin embargo, es importante recordar que los monumentos hiSEo-
ricos no son el punto de partida de las reflexiones de Ruskin sobre la
arquitectura. Tanto en Les sz'ere limpems de la arqairscrum como en Las piedms de Venacie o en las multiples conferencias que impartio a partir de 1850, Ruskin se interroga sobre la conStruccion de su propia época en particular 3: sobre la naturaleza de la arquitecrura en general. Se pregunta como, en la crisis abietta por la revolucion indus—
trial, la arquitectura podria reencontrar el valor tle piedad que le es
consustancial. En orros términos, y segun una formula aparentemen-
re sibilina, como “la arquitectura del presente [podria ser] transformada en historica”.35 Segon Ruskin, la arquitectura solo se bara me—
recedora de esre calificativo si vuelve a aprOpiarse de su esencia y de su papel memorial por la calidad del trabajo y por la enrrega moral del que hays sido objeto. Se observa que Ruskin, al aproximar de esre modo a los edificios del presente y los del pasado, no esta lejos de volver a otorgar a1 mos numento historico el valor )7 la funcion del monumento original?“ Efecrivamente, si se hace absrraccion del valor de hisroria que le es inherente, los primeros solo sc distinguen de los scgundos por el cariicter impreciso, general, genérico incluso, de lo que traen a la me-
moria por medio del sentimiento difuso de piedad: la figura intacra
de la obra, ejecutada solidaria v manualmente por generaciones de hombres.
Las ideas de Ruskin han enriquecido el contenido del concepto
de monumento historico al incluir, por derecho propio, la arquitectura
La consagmcfon del monamento historico. 1820-1960
125
ivamente domésoca. Ademas, al criticar a los que se interesan exclus la conen por el “lujo aislado de sus palacios”,3" a piensa igualmente es el as: tinaidad del tejido constituido por las residencias mas modesr
a primero #prontamente seguido por William Morris— en incluir
junto con el los “conjuntos ui‘ban-.os”3'E en igualdad de, condiciones
pre— resro de edificios en el campo de la herencia historica que se debe servar.
‘
Al acercar la dimension sagrada del quehacer humano a la me—
una unimoria efectiva, el monumento historico adquiere, ademas,
ativersalidad sin precedentes. El monumento tradicional, sin calific
los vo, se encontraba presents universalmente, pero hacia revivir hisento monum pasados particulares de comunidades particulares; el ntal de torico hacia referencia hasra entonces a una concepcion occide conla en rio, contra e1 Por la historia y a sus dimensiones nacionales. grupo el o cion civiliza la sean cepcion ruskiniana, cualesquiera que a tosocial que lo hayan erigido, el monumenro se dirige igualmente dos los hombres. bir la De esra'manera, Ruskin 3* Morris son los primeros en conce v a cional interna proteccion de los monumentos liistoricos a escala pren— la de través A militar personalmente en la defensa de eSta causa. sa v sobre el terreno, ambos militan y se baten en favor de los monumentos y de las ciudades anti-guas de Francis, de Suiza, de Italia. pequefia Ruskin, preocupado, se pregunta: “gEs necesario que esta onia de monot la en ado Europa, este rincon de nuesrro globo engarz es nes, batalla tantas de tantas iglesias antiguas, dorado por la sangre gastamundo del nto cesario que este pequefio fragmento del pavime o v do por los pasos de tantos peregrinos sea integramentc barrid e Propon ?”39 adornado de nuevo por la fiesta de disfraces del Futuro cion protec de acion incluso, va en 1854, la creacion de una organiz y europea, dotada de estructuras técnicas y financieras adecuadas, alzar— tras parte, su por , lanza la nocion de “bien europeo”:m Morris Ilet se en contra de la destruccion'de un barrio popular en I‘Eipcdes,‘11 v Turquia haSta s, europea s va su combate mas alla’ de las frontera copra.42 y atabe cturas Egipto, donde intenta proteger las arquite
En todos estos campos, los britanicos han sido pioneros. Mas
adelante los italianos les tomaran el relevo, en particular por Gustavo Giovannoni.‘13 Desde 1913, este elabora el concepto de arquitectura menor que, desde una perSpeCtiva mas general, menos moral, mas dohistoriadora y mas esreta, desborda y engloba al de arquitectura mostica. La arquitectura menor llega a ser parte integrante de un nuevo
Alegoria dal patrimom'o
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monumento, al aonjunto urbano antiguo: “una aiudad liistoriaa eons- "‘ rituya, an si, on monumento tanto por su astrucrura tOpografiaa eomo por su aspaeto paisajisrieo, ranto por al caracter da sus vias como por al conjunto de sus edifieios mayoras y menores; y, como en el easo deg un monumento individual, eonvendra’ apliearla idéutieamante las layas de protecaion y los mismos eriterios de restauraaion, de daspeja, cle refaeeion y da innovaeir‘fm”.‘H La novedad de las ideas y opeiones da Giovannoni sara axaminada an al eapitulo qua consideramos se meraca Ia complaja hismria da la invaneion del patrimonio urbano historico qua sigua a los primaros combatas da Ruskin.
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Lu aousugruciou def moumuariro historico. 1820-1960
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Tales son preeisamente, y praerieamenre an ese orden aie imporranaia, Jos protagonisras a los qua sa anfranrara Mérimée duranra sus reeorridos de inspaecion an al dapartamento de Vienna,“ por ejamplo, donde a lo largo cla veinte afios mantandra un combata homérico para avitar el clarribo (baptisterio Saint-Jean, Torre de Saint-Porchaire
ale Poitiars) o la degradaeion (Saint-Savin, Nome-Dame da Poitiers) cle
las principales obras del patrimonio del Poitoux. Eu a] contexto dal siglo XIX, la acciou de los dafansoras dal patri-
monio solo podia sar aficaz si adoptaba las dos formas da proracciou
eSpacifieas y complamanrarias da una legislacion cla la protaccion y da una disciplina ale la conservation.
Practicas: lagislacion y rastauracion La eonsagraeion clal monumento historico no meraaaria tal nom bra si se limitara al raeonocimianto da nuavos contenidos y valores. Esra, adamas, fundada sobra un aonjunto da practiaas cuya instituaionalizacion ha sido impulsada por la importanaia de fuarzas dastrucrivas no deliberaclas ni ideologicas sino inharantas a la logica da Ia era industrial y que, a, partir da ase momanro, amanazan a los monumen— tos historiaos. La mutation qua rransforma a la sex 105 modos de Vida y la organizaeion espaaial de las sociadadas urbanas europeas marca Ia obsolesceneia de Ios rejidos urbanos antiguos. Los monumentos qua alli se inserran apareaen brusaamente eomo obstaculos o eomo franos qua hay qua darribar o qua rompar para dejar el campo libre al nuevo modo cla urbanizacion, a su sistama y a sus asealas vialas y
parcelarias. Adamas, al mantanimianro da 105 edifieios antiguos aSta
mas y mas 'clascuiclado, y su rastauracion deja da obadacar a Ios cono—
cimianros astableeidos. De eata manara, nos anfrantamos a dos nua-
vos ripos de vandalismo, dasignados con los mismos ealifieativos an Franeia y en Inglaterra: el dastmcz’or y al restauraa’or. Montalam berr ha astablacido un mordaz palmarés de sus promo— toras. Ororga al primer pramio da “vandalismo destruetor” al “gobiarno”, al sagundo a “los alaaldas )7 (a los) concajos municipales”, al
rercaro a “los prOpiatarios”, al cuarro a 105 “comites _cla istra-
aion da las iglesias y a 105 auras”, “an quinro lugar, y a gran disran-
aia ale Ios praaadantas, vian'a la ravualra”. En lo qua raspacta al van-
dalismo rastaurador, al primer pramio es para a1 claro, saguido por el gobieruo, los eonaejos municipales y los propiararios. Aqui, la revue]— ta tiane'al menos “la ventaia da no restaurar nada”.“5
Origeu de la legislaeiou fi'nneesa de los monumenros historieos
Sea eual sea su intarés, no puedo entrar aqui an a] contenido y en las parrieularidadas da las difarentas lagislacionas naeionalas."17 Evocara
unicamenta los rrabajos qua pracadiaron al establacimianto de [a la-
gislaaion sa qua, por la claridad y la raaionalidad ale sus proca-
dimiantos, aonsriruira duranta largo tiempo, la rafareneia primaro an Europa y luego an al rasro dal mundo. La senda habia sido abiarta por al Comita d’Instruerion Publiqua durante la Revolution sa. Sin embargo, el camino hasta la promulgaeiou de la primera la},r sobre los monumeutos historieos es laborioso. Entre 1830 (Cuando Guizot area por dacraro el cargo da ins— pecror ale los monumauios historieos) y 1887, sa abra una fasa de axparimanraaion y da reflexiou larga )7 haroiea: la totalidad dal dispositivo de proracaion (centralizado) raposa enroncas en la fa y an la entraga cle algunos hombres qua asisren benevolamente al inapector.
35:05 no diSponan ui de instrumentos aspaaificos ni de sarvicios espe-
eializados para ayudarlas a cumplir la mision de la que 3a han hecho cargo. ,
El cargo da insPeCtor correspondio primaro a Ludovie Vitar. Esra
dimita an 1834, en favor de Marimée, claspuas da habar dacidido consagrarse a una aarrara eomo diputado qua [e iba a parmitir orientar
la politica prasupuasraria dal Estado an favor da los monumentos. El
inspector tiana como mision la de datarminar an otros terminos y, ClESClE antoneas, da “clasificar” los edifieios e0n daracho al asratus da monumenro historico. Tauto an asra raraa como en la da repartir los erédiros clel Estado” eonsagrados al manrenimiento y a la restaura—
128
Alegorfa del patrimom'o
cion de los edificios clasificados, es asiStido por la Commission des Monuments Hisroriques, creada por la circular del 10 de agosto
de 1837. Los voluntarios de esta comision y del Comite de
Travaux HiStoriques, creado en 1830,49 cumpliran durante decenios, con pasion, competencia y regularidad, un trabajo dc seleccion, reflexivo y précrico a la vez, del que fueron los primeros verdaderos profesionales. Asi, junto a Vietor Hugo, Charles Forbes Montalembert 1r
Victor Cousin, el baron Taylor” fue una de las figuras mas originales
y mas activas. Ventajas del sistema: el procedimiento de clasificacion, invesrido de la autoridad del Esrado y completamente centraliaado bajo la de-
pendencia inmediata del ministro del Interior, se transforms en un formidable instrumento de identificacion y de control. Burns 1840 1r 1849, el numero de monumentos clasificados pasa asi de 934 a 3.000?1 Las reglas de su seleccion no estan dietadas por los criterios de la erudicion, sino por los imperativos pragmaticos y economicos de una politica de conservacion y de pro’reccion.51 Esras permiten asf una unidad de accion inaccesible a las asociaciones inglesas, divi-
didas por sus ideologias y por sus posiciones doctrinales. Inconvenientes del sistema: la tarea del inspeCtor es abrumadora. Asi lo ates-
tigua plenamente el primer Rapport de Vitet al minisrro del Interior sobre los monumentos, las bibliotecas, los archivos y los museos de los departamentos de Oise, Aisne, Marne, Nord 3; Pas-de-Calais. Las condiciones en las que se efectfian esos viajes de inspeccion son precarias. Merimee deja entrever en su correspondencia las repercusiones del estado de los caminos y de la falta de alojamientos apropia-
dos sobre su salad.” Los trabajos que conciernen a la cornision son igualmente consi-
derables. Ademas, corno Francoise Bertie-l“ ha mostrado claramente, esta centralizacion se efectua en detrimento de las sociedades locales de anticuarios y de las sociedades de arclueologia“i recien nacidas por impulso de Arcisse de Caumont. En vez de desarrollar las competencias y de estimular las iniciativas de eStas insn’tuciones con un trabajo de colaboraeion, la estructura centralizada establecida por Guizot las margins. A pesar de la penuria de medios, los hombres de Paris se muesrran celosos de su poder. Temen a los interventores locales y los confinan en tareas de erudicion, que desearian subalternas. Y, a riesgo de ser inconsecuentes, en ocasiones les reprochan no esrar participando en los circuitos practicos de la conservacion y de la restaura» cion cuyo ellos mismos han contribuido a cerrar. Situacion
La consagracfon del momma-urn historico. 1820-1960
129
inversa a la inglesa, donde las sociedades de 1:)roteccion56 continfian
prosperando y participando sin intermediarios en las tareas de conservacion. Por ejemplo, en 1877, William Morris crea la Society for
the Protection of Ancient Buildings. Un afio mas tarde ha reunido do-
cumentation sobre 749 iglesias intactas. Ultima desvenraja sa en relacion a las sociedades de proteccion britanicas, privadas y locales: el escualido financiamiento estatal que no apoya ningun mecenazgo. El insPector y la comision se ven obligados a sacrificar numerosos monumentos. Los que pueden ser salvados son, generalmente, sustrai'dos a los avatares de un uso acrivo y destinados a1 misrno tipo de “visitas” que los objetos de museo. Finalmente, se promulga una primers ley en 1887. Un regla-
mento la completa en "1889. Su forms rlefinitiva, establecida en
191-3, es hasta boy e1 teato legislativo cle referencia de la 1e}! de m‘onumcntos historicosfii se trata de la insrauracion de un disposirivo estatal centralizado, dotado de una poderosa infracsrructura istrativa )7 técnica —e1 Service de Monuments I-Iisroriques— y de
una red de procedimientos juridicos adaptados al conjlunto de los ca‘ sos previsibles.
Esra legislacion, que confirma la centralizacion, la unidad y la coherencia de la politics de conservacion de los monumentos histo— ricos, se dota de sus propios medios de accion. Aunque es totalmente concordante con la tradicion centralizadora sa, no por ello ha dejado de ser presentada como modelo en otros paises donde e1 papel del Esrado es menos preponderante y donde existe una tradi-
cion de descentralizacion (Alemania, Italia). En Inglaterra, la inter—
vencion estatal en la gesrion y la conservacion de los monumentos hiStoricos se produce tardiamente, a través del Ancient Monuments
Protecrion Act de 1882, y sigue siendo limitada en la actualidadfiE
La leg.r de 1913 no esraba exenta, sin embargo, de inconvenientes: peso de la burocracia; desaparicion progresiva del papel activo, estimulante y anticonformista jugado por los acrores voluntarios, re— emplazados ahora por funcionarios; la Comission des Monuments no conserva mas que un papel puramente consultivo y, en muchos casos, sus consejos no son seguidos; en fin, la principal debilidad es el vacio doctrinal sobre el que reposa e1 marco istrativo, técnico y juri-
dico de los procedimientos. Prueba de ello es la definicion de monumento hiStorico: niucble o inmueblc “cuya conservacion presents,
desde el punto de vista de la hisroria o del arte, un interés pfibliCO”.59 La definicion no va acompafiada ni por un analisis de la nocion ni por
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La restauracion como disciplina
Quarar y saber “clasificar” los monumentos es una cosa. Saber das-
puas consarvarlos fisicamente y rastaurarlos as orro asunto qua dascansa sobre otros conocimienros. Y qua precisa de una pra’ctica aspacifica y tie profasionalas aspecializados, los “arquitacros Lia los mo~ numanros historicos“ qua al siglo XIX ruvo qua invenrar. En Francia, asro fua_.obra da Vitat y de Marimaa. La avocacion, incluso rapida, de su particular avanrura saca a la luz un conjunro cle probleinas ganaralas, roclavia presentas y qua, a su manara, compro-
meran el senticlo del monumenro historico. Raromemos el ajemplo dal
daparramanro da Vienna. Desda su primers visira, Meriméa hace clasificar la iglesia cla Saint-Savin. El edificio, cuya bovacla asta fisuracla, pracisa reparacionas y consolidacionas con urgencia. Marimée no as arquirecro. A cliferencia cle los anticuarios 3/ da los historiadoras clal arra, de los qua sin embargo, forma parra, su cargo lo confronta a remas pracricos y récnicos perranecienras a la construccion y a la arquitactura. El sirva de corraa ale rransmision enrre e1 conocimiento da 105
historiadoras y al “saber-hacar” da 105 técnicos, papal an al qua cho—
ca con rras obstaculos mayores. El primaro as comun al conjunto de paises europaos, con la axcepcion relativa cla Inglarerra: sa trata cla la ignorancia de los arquitac—
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La consagraciou dal monamanro mama. 1820-1960
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acompafiada de disposicionas panalas. Lo consratamos en nuesrros dias. La preservacion da los monumenros anriguos dependa, an primer lugar, da una mantalidacl'.
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muesrran demasiado optimismo: una lay no as suficianta, ni siquiera
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no al qua quadaban abandonados los monumentos francasas. Y agre-
gaba: “Hay qua datanar a1 marrillo qua murila el rosrro clel pais. Una lay say-fa sufiaiarzra. Que la hagan. Caaiasqafara qua saan los daracbos da propiadad, la dasrraccion da rm adz'ficz'o hisrorico no daba sar parmz'rida”.5fl Lineas significarivas. Parte cle una sacuancia an al riampo, anticipan las limitacionas qua el lagislaclor francas, heraclaro dc la revolucion cla 1789, infligira sobre el clarecho da propiedad cle aquallos qua posaan bienas clasificaclos como patrimonio historico. Paro
”Ir-3.: Qatari-f. n... . .
criterios para la discriminacion pracrica. Esta carancia, cuyas causas merecerian sar investigaclas y analizadas, as sin duda rasponsable clal rarraso qua acuso Francia en este campo duranra al siglo XX. En 1825, Victor Hugo sa indignaba por la precarieclad clal desti-
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Alagorfa dal patrimom‘o
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ros, particularmenta cla los arquiracros dapartamanrales y municipalas, an marcria dc crmstruccioncs madievalasfil El asruclio da la construction antigua era partc tla Ia fonnacion dc los arquitactos dasda la apoca clasica. J‘s-“Ias aun, astos contribuyen activamenre al avance da la arquaologia graco—romana. Prolonganclo al impulso cla los Germain Soufflot y cia los David La Roy, jakob Ignaz Hirrorf y Charles Garniar, por ajamplo, aporraron las pruabas cla la policromia da la arquitacru— ra antigua. Todo asra' por aprandar, por 'al conrrario, an al campo clal gorico. La siruacion da la arquitactura romanica as todavia paor: as daspraciacla y juzgada sin valor no solo por los profesionalas sino incluso por liisroriacloras Ciel arte de la talla da Arcisse cle Caumonr.'52 Mériméa as victima ajamplar de asta clasconocimiento duranra sus inspeccionas an Poirou. Gracias a dos subvanciones ororgadas por
al Esrado, an 1835 y 1837, Dulin, arquitacto dal deparramanto da
Vienna, salla con camanro la fisura longitudinal cla la bovada cla la iglasia dc Saint-Savin, sin preocuparse cla los frascos qua Ia cubran. “Esta criman —-ascriba Mari'mée a Viter— as obra clel anterior arqui— recto, quian acaba cla ranunciar a su cargo. Su sucesor no me inspira ninguna confianza. Tiena la desgracia cle sar incraiblemanta torpa y
muy ignoranre”.'53 Idéntico dasangafio sufra con al baptistario cle
Saint-Jean cle Poitiars, cuyos contrafuarres romainicos son destruidos an una oparacion propiciada por la Société des Antiquairas da I’Ouasr an provacho cla una raconstruccion inciarra clal edificio paleocrisriano originalfi‘4 El sagundo obstaculo, propio da Francia, lo constiruya eI antagonismo cnrrc Paris 3' la provincia. La volunracl cantralizaclora cla los inspecroras 1.: de la Commission das Monuments Hisroriquas Ias lleva a ascogar a arquitactos formaclos an la Escuela da Bellas Artas da Paris. Estos allocan con la hostiliclad, incluso con la animosio'ad local?“5 lpggltimo, un obstrjgplgmasgrava: al traflllajgtjg consolidaciofi 3* dc rest-a uracion #imhm ' “up gratificanta no rasulra ~——~__—._____ __,_ . para .....__i Ulos profasionalas. Noqas
arasri iioso, no piacisa dal “ganio craador“ clel artista y rampoco astaf___ -_._____ __‘__
bian remuneraoo.
am:
a rousre, auror da la calabre sala cie lacru—
ra a adBibliothaque Narionala da Paris as seleccionado, por 311 compatancia y su cultura aclécrica, para rasraurar la colagiata de Manras. Algunos masas mas tattle, la torre del campanario se darrumba. Se descubrc enronces qua, ocupaclo an taraas mas gloriosas, Labrousta
habia subcontratado ese trabajo con un colega localfi‘s
Los inspectoras dabian sar muy parspicacas para clarectar, an al madio parisino y mundano cla los Pramios da Roma 0 du'rante sus
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Alegoria dal patrimonio
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La consagraciori del momma-rim historico. 1820-1960
13: a
necesario formarlos, iniciandolos en la historia del arte y en la historia de la consrruccion -——entonces en gestacion— v haciendoles adoptar la circuns eccionjhla‘humilgiadiomo metodo. Mérimee y Vitet se vieron forzados a impartir esa pedagogia ellosinismos, a falta de una
En Gran Bretafia, Ios términos de la polérnica se han ido endure— ciendo. Del lado de los intervencioniStas, James Wyatt ——el horror de John Carter v John Milner— ha sido reemplazado por Gilbert Scott (1811-1378), el enemigo de Ruskin v Morris. Scott posee un conocimiento de la arquiteCtura medieval muy superior al de su predecesor, lo que, sin embargo, no le impide defender posiciones “correCtoras”
En el transcurso del siglo XX, los cstudios preparatorios para la conservaeion )7 la resrauracion de los monumentos hisrdricos requirieron la adquisicion de conocimientos cientificos v tecnicos nuevos, relacionaclos en particular con la patologia de los materialesfig Pero la hisroria de la arquitectura siguio siendo fundamental. Como veremos mas adelante, su ensefianza ha significado una ventaja primor-
declarado, en 1842, que desearia ver el termino “resrauracion” ex— purgado del vocabulario arquitectonico.ml Scott se permite incluso criticar el enfoque de Viollet-le-Duc —cuya copia mas radical es justamente su propia docrrina—g. critica que, por otra parte, apova Ia Ecclesiological Society?1 Gracias a este apoyo, Scott intervendra en la mayoria de las grandes catedrales inglesas y sus ideas se impondran v
recorridos por las provincias, a los hombres capaces de dedicar su ac—
tividad profesional a la conservacion del pasado. Pero, ademas, era
insutucion especializada o de un curso de arquitectura medieval que ni siquiera lograron imponer en la Escuela de Bellas Artes.“
dial. en Italia )7 en los paises de habla alemana, donde se encuentra a
menudo integrada en la enseiianza de las escuelas de arquiteCtura. Ensefianza que siernpre ha faltado en las escuelas de Bellas Artes en Francia; La intervencion cle profesionales especializados en los monumentos historicos exige no solamente poseer conocimientos positivos, bistorieos, técnicos, metodologicos. También compromete una doctrina
que puede articular muy diferentemente esos conocimientos v esas habilidades, modificando asi los objetivos y la naturaleza de la inter— vencion arquitectonica. Esta nueva disciplina que se consrituve a par-
tir de la década de 1820, la conservacion de los monumentos antiguos, es necesariamente solidaria de los nuevos valores y el nuevo
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Las aporias de la restauracioii: Ruskin o Viollet-lc-Diic _.__—--'——'—"'
Es asi como el debate sobre la restauracion, que con anterioridad ya
habia dividido a los anticuarios y arquitectos ingleses de finales del
siglo XVIII, se enriquece y extiende a la escena europea. Esquematica-
mente, se enfrentan dos doctrinas: intervencionista la una, predominante en el conjunto de paises europeos, anti—intervencionista la otra, propia sobre todo de Inglaterra. Su antagonismo puede ser sim-
bolizaclo por el que exiStio entre los dos hombres que, respeCtivamente, las defendieron con mayor conviccion y talento: Viollct-lcDue y Ruskin.
en nombre de la fidelidad historica. En 1850, publica A Plea for the Faithful Restoration of our Ancient Churches,” despues de haber
fijaran las reglas en Gran Bretafia haSta 1890.
Ruskin, por su parte, seguido por Morris, defiende un anti-intervencionismo radical liasta ese momento sin parangon y que es la consecuencia de su concepcion del monumento historico..El trabajo de las generaciones pasadas ha conferido un caracter sagraclo a los edificios que nos ban dejado. Las marcas que el tiempo ha depositado sobre ellos son también parte de su esencia. Morris va a desarrollar este mis-
mo tema segun una argumentacion personal, dejando abierta la bipo-
tesis optimisra de un revival del arte antiguo: el valor de los monumen-
tos del pasado no proviene tanto de la gran fraCtura de los oficios
provocada por la revolucion indusrrial como de una toma de concien— cia propia del siglo XIX. El desarrollo de los estudios hisréricos ha permitido que, por primera vez, ese siglo piense en el caracter unico e irremplazable de todo suceso y de toda obra pertenecientes al pasado.”
Conclusiones: nos estr’i prohibido tocar los monumentos del pasado. “No reaemos daracho. No son nuestros. Pertenecen en parte a quienes los construyeron y en parte a todas las generaciones de la hu— manidad que nos han de seguir”?3 Toda intervencion sobre esas “reliquiasl’M es un sacrilegio. La violencia de las imprecaciones ruskinia-
nas contra la resrauracion estalla en la segunda parte de la “La lampara de la memoria”,'se refleja en las conferencias ulteriores del critico v encuentra ecos vibrantes en una parte de la prensa inglesaf5 En el verdadero sentido del termino, resrauracion signifies “la mas absoluta cleStruccion que un edificio pueda sufrir“, “No es mas que
una mentira de principle a fin
El proyecro refitaurador CS abSUIdO.
Restaurar es imposible. Tanto como hacer revivir a un muerto.
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I
Alagoria dal patrimonio
Morris denuncia, tal vez aun major qua Ruskin, la inanidad da o de la copia. Estas supondrian qua es posible‘ volreconsrirucion la var a sumergirsa an el aspiriru de los tiempos an qua al adificio-fue construido a identificarse complatamanta con al artisraf’5 Para Ruskin y para Morris, quarer rastaurar un objeto o un adificio as aranrar conrra la auranticiclad qua constituya su sanrido. Sa tiana la imprasion de qua, para allos, al dasrino da rodo monumanto historico as la ruina y la desagregacion progresiva. Se observa, sin embargo, que esre resultado puada, en realidad, ser diferido y que los dos campeones del anti-intervencionisrno preconizan a1 manranimianto de los monumentos y iten su consolida~ cion, a condicion da qua se raalica de manera invisible.” En raalidad, la inrransigencia con la qua condanan la rasrauracion se axplica por su fa incondicional en la perennidad da la arquitectura an ranto qua arte, cla ahi la afirmacion dogmatica da una nacasaria “arquiractura historian“ an Ruskin )7 da un necasario revival an Morris. Para esta ul— timo, los monumentos antiguos forman “parta dal Inobiliario de nuastra vida coricliana”.73 La axpresionas harmosa. Dasigna Clararnanta la precariedad que los insarta en la gran secuencia temporal y los coloca, a la invarsa qua a los objetos da un musao, en el mismo plano de los edificios dal prasenra, llarnados por su partala dasampa— fiar al mismo papal y a encontrar al mismo dastino. En Francia, la doctrina yla practica da la rasrauracion astan domi— nadas por la figura da Viollet—la-Duc. A partir cla sus ascritos )7 de sus inrarvanciones, resulta faeil sacar una imagen da su obra opuesta, punro por punro, a la de Ruskin. Desda hace casi un siglo, la conrribucion
de Viollet-la—Duc quad-a ganaralmenre reducida a la definicion cala-
bre da su Dictionnaira: “Restaurar un adificio as rastablacar un astado completo qua pueda no habar exisrido nunca an un momanto dado”? y a una concepcion “ideal” de los monumanros historicos que, en la
practica, funda un intarvancionismo militanta cuya arbitrariadad ha lla-
gado a sar correcto denunciar da forms ritual: la fachada gorica invenrada da la catadral da Clarmont-Farrand, las flechas agragadas a la da Norre-Dame da Paris y a la Sainte-Chapella, las esculruras dastruidas o mutiladas reernplazadas por copias, las reconstrucciones fantasiosas del casrillo da Pierrafonds, las reconstrucciones heterogéneas de las partas
superiores da la iglasia Saint-Sarnin an Toulouse.
Esra ratrato exagerado deba, sin embargo, sar atenuado, aunqua solo fuara llava’ndolo al conraxto inralacrual da su apoca y racordando al asrado da degradacién an el qua antoncas sa ancontraban la
La coasagracion del nrormmarzro historico. 1820-1960
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inayoria de los monumanros inculpados en Francia. Tambien as preciso recordar los textos an los qua Viollet-le-Duc describe la diversi— dad da adificios raligiosos del siglo XIII, “surgidos rodos del mismo principio", gran farnilia an la cual cada miarnbro posea no obStante “un caracrer da originalidacl claramanta acusado” donda “se sianta la niano del arrisra, se raconoca su individualidad”.3” Tampoco hay que ignorar su interés por la historia da las técnicas y por los terranos en obra, ni SLIS matodos da invesrigacion in sits: y al papal qua atribuya a los levanrarniantos forograficos del que es precursor, asi como la manera como supo, pracozmanre, sacar de- las facliadas las esraruas clamasiado lirrigilas o darnasiado anianaaadas. Louis GrodackiEl ha niostrado muy bien, por orra parra, qua Pierrefonds -—del qua solo quadaban fragmanros arruinadosu— habia supuasro para Viollar—leDuc una distraccion: “enorma jujnmmara”$2 deplorado por Anatole y qua ahora aparaca COI‘I'ID anricipacion da los “Disneylands”. Sobra rodo, as nacasario intarrogarsa sobre al sanrido concreto da las rasrauracionas “‘agrasivas" o “liisroricistas” de ViollaE-le-Duc. Hay qua ponar an evidencia las preocupacionas qua inspiraron sus inrervenciones corracroras y que Mérirnaa astaba lejos da im‘aginarsa en la década da 1840. La lacrura de los Enrrerians sar l’arcbiracrura ravala qua al incomparabla dibujanra da antiguadades romanicas, al rnadiavalisra formado por al Cours d’Anriquiras da Arcissa de Caurnonr, al fino conocador del ranacimianro italiano, consagro la segunda parre da su carrara a una apuasta por al presenta y a la busquada da una hipotarica arquiracrura moderna. Contrariamanra a las hipotesis conrinuisras da Ruskin y de Morris, pero de acuerdo con su prOpio enfoqua asrrucrural de la hisroria da la arquitaerura, para Viollar-le-Duc la arquirecrura rnodarna nacara da una ruptura. Esta se presanrara bajo la forma da un sistema inédito an al cual los monumentos antiguos, rasrigos da sistarnas historicos caducos, tianen como interés asancial marcar el lugar vacio. Esa pasado, qua segun Ruskin )7 Morris nos incumba conservar en Vida, esca’ irremacliablemante muarro.
La actuacion del Viollar—la-Duc restaurador sa axplica por asta carri-
ficado da defuncion.
Viollar—le-Duc tiena nostalgia del fururo, no del pasado. Esta ob—
sasion axpiica el prograsivo anduracimiento cla su anfoque sobre la
restauracion, del qua no se han subrayado suficientemante los numerosos arcaisrnos asociados curiosamenta a un aspiriru-da vanguardia. Asi, Viollar—la-Duc hacia suyos los analisis astructuralas da Caumont y, a la vez, saria uno da los primeros an ramarcar la importancia da la
habia presidido las “restauraeiones” de los monumentos clasieos di-
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de eStructura lo llevaba a reeneontrar la misma actitud idealista que
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dimension social y economioa de la arquiteetura. Sin embargo, man— do emprendi’a la restauracion real de edificios medievales, la noeion
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Alegori’a del patrimonio
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bujados por los anticuarios y prolongada en las “restituciones” de las eseuelas de Bellas Arres. Al reconstituir un tipo, Viollet-le-Due se da una herramienta didactiea que reStituye e1 valor historico del objeto
La consagmcion del monamento bistdrico. 1820-1960
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vencion del arquitecto reparador al esrricto minimo tiene para él valor the principio, siempre que el estado en el que se encuentre el monumento lo permita. Se lo recuerda sin cesar tanto a Viollet—le-Duc como a sus otros interlocutores. Este es también, por lo demas, el unieo medio_de “DEEP”? una eualidad esencial de los monumentos historieos: isu pfitina.‘Victor Hugo defiende las mismas posiciones para
los monufintos—d‘ue “envejeeidos o mutilados, han reeibido del tiem-
po 0 de los hombres cierta belleza“, y a los cuales “baio ningtin pre— [EXEC- hay que tocar, porque las borraduras de las que el tiempo o 103 hombres son los autores son importantes para la hisroria y algunas veees para la hisroria del arte. Consolidarlos, impedir que se desplo— men, es todo lo que se debe permitir".35 Vitet tambien preconiza un respeto que compara al exigido para con las joyas familiares. Y a los ses les muestra el ejemplo ingles: “seria necesario enviar a los jovenes arquitecros a Inglaterra, tal como se los envia a Roma,
restaurado pero no su hisroricidad. De la misma manera, la brutali-
dad de‘ sus intervenciones se debe a menudo a que, requerido por sus preocupaeiones didiicrioas, tiende a olvidar la distancia constitutiva del monumento historico. Un edifieio a ser “histririco” solo a condicion de ser percibido oomo perteneeiente a la sea a dos mundos, presents e inmediato el uno, pasado e inapropiable el otro. Vitet consagra a esra necesaria toma de conciencia algunas lineas cuya vivacidad muestra que, en ese momento, todavia no habia llegado a ser un
para aprender la conservation 3: la restauraeion”.35 Sin embargo, el parentesco de ciertas formulas no debe‘engafiar.
habito mental.33 A pesar de su experiencia, Viollet-le-Duo mismo
aporta a menudo la prueba. Asi, por ejemplo, la adverteneia que dirige a los inspectores diocesanos en 1373: “Seria pueril reproducir [en
El acuerdo s con las posieiones ruskinianas es limitado. Para los franeeses, los monumentos que “no ha}r one toear” son poco numerosos. De hecho, Vicror Hugo indiea bien que la mayoria esta constituida por la categoria de “los que han perdido, mucho mas que ganado, con la vejez y con las degradaeiones”.37 En efecro, en Francia, un monumento historico no se concibe ni Como una tuina ni como una
una resrauracion] una diSposieion eminentemente vieiosa”. Este jui-
cio de valor ouesriona tanto la nocion de monumento hiatorieo ——que a ser una absrraeeion— eomo la noeion de restauraeion, que ya no tiene en euenta la autenticidad del objeto restaurado.
Francis 3 Inglaterra
reliouia perteneciente al ambito de la memoria afeetiva. Es, en primer lugar, un objeto hisrérioamente determinado, susceptible de un anali-
En eomparaeion con las posieiones radicales de Viollet-le-Duc, la
ble para Ruskin, subyaee generalmente en el enfoque francés: la res—
sis razonado, y solo entonces objeto de arte. Un postulado, impensas
tauracion es la otra cara, obligada, de la conservacion; necesaria, debs y puede ser fiel; todo es euesrion de motodo y de habilidad. Es necesario, dice Hugo, que los trabajos “sean heehoseon cuidado, con conocimiento y con inteligeneia”.33 Vitet es mas preciso: “Haj,r que eolocarse en un-punto de vista exclusivo, hay que despojarse de toda idea actual y olvidar la época en que se vive para hacer— se contemporaneo del monumento que se reStaura, de los artistas que lo han consrruido, de los hombres que lo han habitado. Ha}.r que co— noeer a fondo todos los procedirnientos del arte, no solamente en sus principales Epocas, sino en tal y tal periodo de cada siglo, PE {in de res— tablecer, si es neeesario, rode mm parte del ediffcio a porter de simples
servar religiosamente la apariencia antigua de las murallas que ante-
riormente fueron reparadas en diversas ocasiones""."-‘H Reducir la inter—
' '. -' _ 1. .2-_11.1 ~—~ - [3-55r . . ' 3.1-} ' I fin-L" lid-'2'"..‘-._..- i'_*.—r]_'C'Er': ".I.-'-' ."E.
aotitud mueho mas matizada de Vitet y de Merimée, asi eomo de la inmensa mayoria de sus contemporaneos franeeses vinculados a la defensa de los 'rnonumentos historicos, pareee proxima a la de los ingleses reunidos en torno a Ruskin y a Morris. Desde su primer viaje por el oeste de Franeia, en relation a1 “templo Saint-Jean” de Poitiers, restaurado o, mas bien, reeonstituido segfin la tradicion de los anticuarios, Merimée seiiala: “Habria deseado que en la resrauracion nueva no se hubiera agregado nada a lo que el tiempo nos ha deiado, que se hubiera limitado a limpiar y a oonsolidar. En algunas partes, Ios muros han sido recubiertos eon un enlueido nuevo, lo que es un error grave porque era importante eon-
fragmearos, no por CdpfiC/JO 0 par mama, siao par mm servers 3,: roiicierrsnda i'ndrrceitirz” .39
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Megan}: del patrimoirio
No hay mcjor manera de cvitar plantear el problema de la auten~ ticidad esuética, conferida a un monumento por su singularidad y por su edad, v que reconocida mas tardiamente no coincide con su auten— ricidad historical y tipolégica. 1{Se puede, verdaderamente, hacer abstraccic'in de su epoca? El metodo inductivo de la reconstitucion, {puede trasladarse del dominio de las ciencias al del arte? Esras preguntas no llegan a abordarse. Al posrular la posibiliclad de una restauracion fiel y de una C0pia tan perfecta que no pueda ser detectada, los ses transforman en verdad la mentira que denuncian Ruskin v Morris, y revelan al mismo tiempo el privilegio que conceden a los valores de la nit-marialiistorica51D con relacion a los de la memoria afectiva 3; del uso respetuuso. En el mismo espiritu, si bien llegan a criticar con pertinencia algunas reconversiones cle edificios antiguos, los ses tienden mas facilrnente que los ingleses a favorecer la museificacion de los monumenros historicos. Vitet resume, sin segundas intenciones, [a logica de esta acritud cuando laments que las cateclrales contint’ien sirviendo para el culto, porque “el uso es una especie dc van- 1 dalismo lento, insensihle, imperceptible, que arruina y deteriora casi tanto como una brutal clevastacionl’.91 ' Esre analisis 'de Ias actitudes y de los comportamientos que oponen :1 Francis y a Gran Bretafia en materia de restauracion tiene 3610 um valor general. He intentado identificar los tipos ideales y las tendencias. Voluntariamente, he dejado de lado las excepciones y los ca-
sos limites. En Inglaterra existieron rivales de Viollet-le-Duc, corno
muesrra el caso de Gilbert Scott y de sus partidarios eclesiologistas. De igual manera, en Francis, Montalembert (tal vez el unico) defien— de una ideologia reviualisr- en unas paginas de acentos ruskinianos?i1 Viollet-le—Duc, al que Ruskin y Morris nunca perdieron una ocasion de herir 0 de vilipendiar,“ ha sido defendido publicamente, con sutileza, por algunos arquitectos inglesesf‘1 mientras que Morris era tachado de fetichisra y ridiculizado sin miramientos por el editorialista de The Builder.95 De manera semejante, la carta dirigida al Athenaeum por William Morris desde Alejandria (18 de marzo de 1851) fue inmediatamente traducida y publicada en la Revue générale ale
l’urcbirecrure,“ y las restauraciones de Viollet-lerDuc han sido analizadas y criticadas asperamente, descle 1844, por Adolphe-Napoleon
Didron en sus Annaies archéologiques, mucho antes de que lo hiciera Anatole .” Pero no por ello es menos cierto que la docrrina de Ruskin nace v florece en Inglaterra y no en otra parte, y que Francia, en la medida
La cousagmcio’a del monumeato historico. 1820-1960
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en que protegr’a sus monumentos, seguia en la mayori'a de los casos los preceptos de Uiollet—le-Duc. Como el mismo Ruskin habia comprendidof‘E el desrino de este antagonismo doctrinal era previsible. r:Que podia hacer la tesis sentimental de dejar envejecer (y perecer) y que podian sus complejas consideraciones sobre la consolidacion contra el provecro racionalizado v espectacular de los arquitectos y de los liistoriadores intervencioniStas? Euro 3. entera cstaba disPuesta a adherirse a las ideas dc Viollet-le-Duc. Epstas se a'moldaban e3pecialmenre :1 las aspiraciones liistoriciStas de los resrauradores formados en los
paises de lengua alemana y en la EurOpa central. Sintesis
Todo saber en via de formacion requiere la critics de sus conceptos,
de sus pruccdimientns v LlL’ sus provccros. Las disciplinas hermanas de
la conscrvaciun 3' dc la rcstauracion dc los monumentos historicos no lian escapado a esta regla. Tras la obra fundacional de la primera generacion llega, a finales del siglo XIX, una posterior reflexién critica y compleja. .-”vl.is ,tll,i dc Ruskin 3t (1': Vioilct-le-Duc: Crririi'ilo Boiro
A partir clel ultimo cuarto del siglo XIX, la hegemonia de la doctrina dc Violler-le-Duc empieza a ser sacudida per una actuacion mas cuestionadora, mas matizada y también mejor informada gracias a los progresos de la arqueologia y de la historia del arte. Orientacion que a la practica lentamente, de manera anonima )7 casi subrepticia. No obstante, fue definida, aplicada )7 brillantemente defendicla por un hombre cuva obra precursors es hoy relativamente ignoracla, salvo en su pais de origen, Italia.” ,amillo Boitum" (1835—1914) es uno de esos arquitectos italianos que, como Gustavo Git'ivannoni para la generacion siguiente, deben la originalidad de su obra y de'sus ideas a una formacion sin igual en Francis y muchos otros paises. Ingeniero, arquitecro e hisroriaclor del ar‘te, sus competencias le permiten situarse en la articulation de dos mundos que han llegado a ser ajcnos: el mundo del arte, pasado 3! actual, y el mundo de la inodernidad tecnica.
La consagmaion dal monamani‘o historico. 1820—1960
Alagorr'a dal patrimonio
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aionas no axpuasras a la visra) han fracasaclo. Entoncas solamanra sa ravala coma a1 nacasario a indispensable complamanto da una consarvacién cuyo proyacto mismo no puada subsistir sin alla. Afirmar la solidaridad cla dos nocionas qua Ruskin 3* Morris jus-
En Italia, los principios da Viollat—la-Duc habian inspirado, coma
an orras partas, la mayoria cla las grandas rastauracionas, aspacialmanta an Florencia, Vanacia y Napolas, donda Ruskin y Morris las habian atacaclo diractamanta. Confronraclo a asas dos clocrrinas anta-
gaban incompatiblas y qua Viollat—la-Duc consideraba Como sinonimos conduca a una complaja conaapcién da la rasrauracion. La mayor dificultacl consisra, an primar lugar, an saber avaluar con axactirud la nacasidad o la oportunidad da la intarvancion, an localizarla y an clararminar Su naturalaza y su importancia. Una vaz i-
gonicas, Boiro toma lo major do cada una {la allas y antraa. an sus as-
critos, una suril sintasis qua, por orra parta, no siampra aplica an sus prOpias rastauracionas.
Boito formula on conjunro da diractricas para la consarvacion y
la rasrauracion da los monumentos his'm'iricos1'31 con ocasion cla tras congrasos da ingeniaros afacruados an Milan 3/ an Roma anrra 1879 y 1886. Diractricas qua fuaron inragraclas a la lay italiana da 1909. Giovannoni sa rafiara a allas, y las adscriba sin rasarvas, cuando asrablaca al balanca da la “rasrauracion iraliana cla los rnonumanros hisroricos an Italia”, an 1931, an al marco da la Confarancia cla Ara-
nas. Sin ambargo, cloncla major sa ravala al procaclimianto dialécrico da Boito as an un ansayo ascrito an forma da cliélogo, “Consarvara o rastaurara”, publicado an 1893 an su antoloaia Orrasrioaa Praricba
a balli mam
” W
El autor cla sucasivarnanta la palabra a dos profasionalas, uno cla los cualas dafianda las idaas da Viollar-la-Duc, al qua invoca y cira an numarosas ocasionas, y al otro, altar ago cla Boito, las aritica siruiénclosa cla argumantos tomaclos da Ruskin 1; cla Morris (cuyos nombras no son manaionados). Boito construya su propia rlocrrina sobra asra
oposicion, y la supara. Su concapcion cla la consarvacion Lla los monumanros liisrc'Jricos,
fundada an la nocion daigtfllgijidflsl, sa la daba a Ruskin y l'VIoi'risi No sa daba prasarvar solamanta la patina a: los adificios antiguos,
sino también las sucasivas adicionas aporradas a lo largo dal ricnipo, varcladaras astratificacionas comparablas a las da la corraza tarrasrra y qua Viollat—la-Duc condanaba sin asarfipulo. También al raSparo a la autanticiclad daba llavar a la ravision cla la concapcion “paleontologica”, sagfin la cual Viollat raconstruya las partas clasaparacidas cla los adifiaios y, con mayor razon aun, su ripologia astilisrica qua, a pasar da algunas daclaracionas an al santido contrario, acabara ignoranclo
al caractar singular da cada monumental“3
Paro, con Viollat-la-Duc y contra Ruskin y Morris, Boito sostia~
na la prioridad dal prasanta sobra al pasado y dafiandc la lagirimidad
cla la rasrauracién. Es ciarro qua sa trata solo da un ultimo racurso, qua no corrasponda practicar mas qua in extramfs, cuando todos los orros madios cia proraccion (manranimianto, consolidacién, raparnm
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.....
tido al principio cle la rastauracion, ésra daba aclquirir su lagitimidad. Para allo as nacasario y suficianra raconocarla coma tal. El caractar
osagragado, advanticio, orropédico dal trabajo rahacho daba astar l. ransiblamanra saiialaclo. En ningfin caso daba pasar por origina La falta da autanticidad cla la parta rasraurada daba podar sar disringui— da a primara vista raspacro cla las parras originalas dal adificio, gracias a una ascanografia inganiosa qua racurra a mfiltiplas arrificios: matarialas difarantas o coloridos disrintos a los dal monumanto origilas nal, colocaaion da inscripcionas y the signos sirnbolicos pracisando
condicionas 3* las fachas da las intarvancionas, clifusion local if an 1a
fias pransa da las informacionas nacasarias, y an particular da forogra partas las da acion da las difarantas fasas cla las oparacionas, consarv avanrualas sustituidas por la rasrauracion.m‘* Boito raconoca, por orra parta, no solamanta qua toda inter-vancion arquitactonica sobra un monumanro sa ancuantra nacasariamanda la ta fachacla y marcada por al-astilo, las técnicas y las habilidaclas
época an qua fua amprandida; adamas, dapiora qua sa apliquan idén—
tipqsfl ricos rratarnianros a monumentos may divarsos y propona rras parioal y nidos concar s da intarvancion sagun a1 astilo cla los adificio do hiatorico al qua perranacan: para los nionumantos da la antigiia la da todo anta a praocup sa clad, una rastauraaion arquaologica qua axactitud cianti'fiaa )7 qua, an caso da raconstitucion, considara 3610 la masa y al voluman, dajanclo da alguna manara an blanco al rratamianto da las suparficias y al cla las ornamantacionas; para los monual niantos goricos, una rasrauracion pinrorasca qua cladiqua su princip de— y aria [asratu carna la na abando y nta) (osama asfuarzo a1 asqualato s y coracion) al datarioro; finalmanra, para los monumanros clasico adial cuanra an tome qua cronica arqaira barrocos, una rasrauracion
_ . ficio an su tatalidad. s y nciona intarva da uia jararq cla l, L05 concapros da autanticiclac da asrilo cla rasrauracion han parmiticlo a Boito planraa'r los funda-
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Alegorfrr dal patrimom'o
La eonsagraeion del monameirto historico. 1820-1960
mentos critieos de la restauracion eomo diseiplina. Boito enuncia un eonjunto cle reglas que han sido moduladas y depuradas tras las des— trueeiones causadas por los conflietos armados a partir de la I Guerra Mundial v en funcion de la evolucion cle las réenieas constructi-
A eata estruetura dual eorresponcle la distineion que he utilizado
ampliamente entre valores para la hisroria y para la historia del arte, per una parte, y valores de arte, por la otra.“i'3 Pero Riegl no se querla ahi. Entre los valores de remenioracion describe, e inmediatamente inscribe, un valor nuevo que ve emerger en la segunda mitad clel siglo XIX y al que llama “de antiguedad”. Este tiene que ver con la eclacl del monumento y con las mareas que el tiempo no cesa cle imprimir sobre at: se devuelve asi a la memoria -mecliarite un sentimiento “va— gamente esrétieo”—— la transitoriedad de las ereaciones humanas cuyo termino es la ineluetable degradaeion que eonsrituye, no obStante, nuestra unica certidumbre. A difereneia clel valor de la historia, que-
vas pero que, en lo eseneial, continuan sienclo validas. Alor's Riegl: mm eorrrribrreiori mayor
A principios del siglo XX, el gran historiador del arte vienés Alois Riegl (1358-1905?“ realizo un trabajo reflexivo mueho mas ambicioso relativo al conjunto de aetitudes y de comportamientos vineu-
remite a un eonoeimiento, la evocation del valor de antiguedad es in-
lados a la nocion tie monumento historieo. Trabajo para el que Riegl
mediatamente perceptible para todos. Puede dirigirse a “todos, ser valido para todos sin exception“. Riegl no menciona el nombre cle Ruskin. Sin embargo, estéi elaro que su valor de antigiiedad suscita una “respetuosa eonsicleraeic’in"l”’5‘1 proxima al sentimiento ruskiniano de piedad. Su signifieacion es, sin embargo, totalmente cliferente. Ruskin milita poruna etica y busea imponer su coneepcion moral clel monumento a una soeieclacl euyas tendencias propias eondueen en el sentido inverso. Riegl parte, por el eontrario, cle una eonstatacion. Su
estaba preparado por su triple formacion como jurisra, filosofo e his— toriador, asi como por la experieneia conereta adquirida eomo eonservador de museoflné En 1902, Riegl fue nombrado presidente de la eomision austriaea de monumentos hisréricos y se le encargo esbozar una nueva legislacion para la conservaeion cle los monumentos. Un afio mas tarde apareee, a modo de introdueeion cle esas medidas juridicas, El calm moderno a los arourmrantosfm' Este corto opuseulo es un texto fundador. Todo el saber y toda la experieneia del historiaclor de arte 3: del conservador cle museo se movilizan aquf para emprender el anélisis critieo cle la noeion de monumento historico. Esre es abordado no solamente-segun una optica profesional como la de Boito. El monumen-
mirada sobre la socieclad indusrrial es otra, bistoriadora y no norma-
tiva. El valor cle antiguedad del monumento historieo no es para :31 un deseo sino una realidacl. La inmediatez con la que esre valor se pre— senta a toclos y a cada uno, la faciliclad con la que se ofrece a la apro— piaeion de las masas (Massan), la sedueeion faeil que ejeree sobre ellas, haeen prever que ésre sera el valor dominante clel monumento _ ' historico en el siglo XX.
to historieo es tratado eomo objeto social 3/ filosofieo. Solo mediante
la investigaeion del 0 de los sentidos que la sociedad atribuye al monumento hisrérieo se puede fundar una practiea. De ahi’ una cloble manera de aetuar, historiea e interpretativa. Riegl es el que primero plantea sin anibigiiedad la distineion que, por mi parte, he tratado cle desarrollar entre el monumento y el ino-
La segunda categoria (Gageawarrswarre) no es menos riea n1 me-
nos diferenciada que la primera. Junto al traseendente “valor cle
_. III-'1' . - 'II': -':"
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., . ‘P: all . _ gflnfisjiE'E-
re), estan ligados al pasado y baeen intervenir la memoria. Los otros,
llamados “de contemporaneidad” {Gegemuan‘swarfe}, perteneeen al presente.
.
numento liistorieo, euya aparieion situa, en algunas lineas, en la Ita-
lia clel siglo XVI. Es también el primero en definir el monumento historieo por los valores que lo ban investido en el transeurso de la liistoria, de los que haee un inventario y eatableee la nomenclatura. Su analisis esté estrucrurado por la oposieion de dos categorias de valores. Los unos, llamados “de rememoraeion" (Eriiriramngswar-
143
arte”, Riegl coloca, en efeeto, un terrenal valor “de uso", referido a las eontlieiones materiales de utilizaeion prdCtiea de los monumentos. Consusraneial a1 monumento sin ealifieativos, segun Riegl, esre valor cle uso es igualmente inlierente a totios los monumentos hiStoricos, ya sea que bayan eonservado su papel memorial o ya sea que hayan re— eibido nuevos usos, ineluyendo los museografieos. La auseneia clel valor de uso es el criterio que disringue del nionumento tanto a has ruinas arqueologieas, euyo valor es eseneialmente hisrérieo, como a [a ruina euyo valor eseneial es la antiguedad. En euanto al valor de arte, Riegl lo deseompone en dos eategorias. La primera, llamada “valor cle arte relativo”, coneierne a la parte cle las obras artisticas antiguas
144
La coasagracioa dal moaamento bfsto’rico. 1820-1960
Alegorfa del patrimonio
311 contemporaneo vienés Sigmund Freud. No es asi como Riegl fue
que sigue sienclo accesible a la sensibilidarl moderna. La otra, llama— da “valor de lo nuevo” (Neubeirswerr), concierne a la apariencia fresca e intaCta de Ias obras. Esta ultima categoria “forma parte de una
sin duda leido en su época, ni tampoco mas tarde.“3 Pero, como se vera mas adelante, es a partir de las pisras sintomaticas apuntadas en
El calto moderao a los monamentos corno hov se puede intentar pen_ sar en el patrimonio hisrérico. La obra de Boito v, mas ampliamente, la de Riegl muesrran que
aetitud milenaria que atribuye a lo nuevo una indiscutible superiori—
clacl sobre lo viejo [m]. A los ojos cle la multitud, 3610 lo que eSta nue— vo e intacto es herrnoso”.1m Este valor resulta ser tanro mas intere—
-—en la articulacion de los siglos XI): 3: XX— la conserx-racion de los
sante porque, a pesar de la universaliclad que Riegl le presta, sin duda
monumentos historicos habia conquistado el estatus clisciplinar que
con toda razon, nunca antes habia sido pueSto en evidencia ni desig' nado claramenre. El analisis de Riegl revela por lo tanto las exigencias'simultaneas y contradicrorias de los valores con los que el monumento hiatorico ha sido revestido a lo largo de los siglos. Segun toda logica, el valor de antigiiedad, el ultimo en llegar, excluve al valor de lo nuevo, ame~ nazando tambien al valor de uso y al valor hiatorico. Pero el valor de uso contraria a menuclo al valor de arte relativo y al valor historico. Eatos conflicros, esbozados ya por Boito'en el campo de la reStaura— cion, se manifiestan una vez mas cuando se trata de reempleo v, de manera mas general, en la clasificacion misma de los monumentos hiatoricos. Riegl muestcra, sin embargo, que estos conflicros no son
irresolubles y que, en realiclad, dependen de compromisos, negocia-
bles en cada caso particular en funcion del esrado del monumento 3/
del contexto social 3: cultural en el que se encuentra. El analisis axiologico del hiStoriador vienés funda una Concepcion no dogmatica v relativista del monumento histérico, en armonia con el relativismo one at ha introducido en los estudios del arte. Pero El enlro modamo a los monumenros no aporta solamente una herramienta critica'para el y el restaurador. Al evaluar e1 peso semantico clel monumento hiatorico, lo transforma en un problema de la socieclacl, en una clave de un cuestionamiento sobre el clevenir de las sociedades modernas. La insritucion desde la cual habla prohibe a Riegl formulaciones demasiado explicitas v precisas. No puede, en particular, afirmar que, en la sociedad en transicion en la que vive, el valor cle antiguedad tiende a investir el espacio social tradicionalmente ocupado por la religion. Sin embargo, rise es el sentido que torna e1 término “culto” del titulo de su obra. gPor que los fingimientos esteticos del valor cle antigfiedaclfl“ por que este fervor masivo v creciente en torno a los monumentos historicos? Para el lecror actual, Riegl112 parece anticipar a la escala so—
cieral misma, pero en su campo memorial prOpio a los analisis de El
malesrar an [a culture, el breve texto escrito veinte afios mas tarde por
145
5610 la interrogacion sobre sus conceptos v sus procedimientos podia conferirle. Esra aproximacion critica concluia perfilanclo e1 campo espaciotemporal de los monumentos hisréricos, que desde el final de la deca— da de 1860, al menos en teoria v virtualmente, presentara’. casi los mismos contornos que hov. El area n'pologica incluia ya la arquitectura menor y el tejido urbano. El area cronologica permanecia limi-
tada, bacia adelante, por la frontera cle la industrializacion. Pero, ha-
.....
cia atras, sus limites retroceclian constantemente por el trabajo de arqueologos v paleografos. Los descubrimientos de Jean—Francois Champollion permitian otorgar un esrado civil y una identidad a los monumentos cle Egipto, cuvo enigma habia fascinaclo en vano a los anticuarios. Luego llego el turno de los de Mesopotamia. El tem— plo de Jerusalem abandonaba también el mundo de la levenda para
entrar en el de la realidad historica, y lo mismo ocurria con los veSti-
gios de las civilizaciones protohelenicas. El area de difnsion habia llegado a ser mundial. Por una parte, a menudo con motivo de la ex— pansion colonial (India, Indochina, América Latina), la arqueologia y la etnografia occidentales anexaban los monumentos cle civilizaciones lejanas que no pertenecian a la antigiieclad mediterranea. Por otra parte, e1 concepto de monumento hisrérico y su institucionalizaCion habian traspasado los dominios europeos y los territorios sometidos
a su influencia.
No ha}r que exagerar, sin embargo, e1 alcance de ciertas ideas y de ciertas experiencias, precursoras pero puntuales, aparecidas durante el periodo cle consagracion del monumento historico: eStas no afectaron en profundidad a las précricas cle conservacion que, duranre casi un siglo, entre 1860 v 1960, permanecieron practicamente idénticas. En efecto, hasta la décacla de 1960, la conservacion de los mo-
numentos hiatoricos continfia afectando exclusivamente'a los grandes edificios religiosos v civiles (excluvenclo los clel siglo 311$). La restau-
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Alagon’a del pairimonio
La consagracion del monumenro historico. 1820-1960
racion sigue siendo casi siernpre fiel a los principios de Viollet—le—Duc, a no ser que, por influencia‘de algunos arqueologos, so oriente haeia una reconsrruecion, del mismo modo quo la practica do los arquitec— ros y los anticuarios habia trazado el modelo para las antiguedados clasieas. El 1ralor do antigiiedad no subyuga a la multitud tan rapida:nento oomo habia imaginado Riegl. El grand tour, eiertamento, so habia democratizado en Inglaterra. Alli so eroa la primera agencia turisrica, Cook’s, que explota e3pecialmente los lugares legendarios do Egipto donde, ya on 1907, Pierre Lotil“ se queja de la implantaeion
Finalmente, la critiea y el relativisino do Riegl ostan lejos do
rogir las prdetieas del parrimonio historico y, especialmente, de su
pedagogia, de los que habrian podido constituir la base. Tanto en la afirmaoion sorena do sus oortidumbres intelecrualos y do su vision do la historia universal, como en la amplirud de sus realizaeiones, ol largo poriodo de la eonsagracion del monumento histo— rieo contonia solo el germen do las oriontaciones y los interrogantes que earaeterizan ol periodo aetual.
incompestiva do hoteles en los alrededores de las piramides y de la
abundancia indiscreta do turistas. Poro todo es relativo y se trata de monumentos exeepcionales. En Europa, a pesar de las campafias nacionalos condueidas desdo principios do siglo‘ por asoEiaciones privadas eomo el Touring Club do Franeia, a pesar do la croaeion de una red do explOtaeion de las obras do arte antiguo por parto del Estado italiano, en el pais que habia sido tierra natal del monumonro histo— rico, el “turisrno cultural” todavia no ha recibido su nornbre y continua sieudo el privilegio elitista de un medio social restringido, aeomodado y eultivado que agrupa a los que mas tarde seran llamados “los herederos”.“5 La mundializaeion institueional del monumento historico, tan deseada por Ruskin y Morris, casi no progresa. No obsran— to (excepcion notable), el concepto y la practica van a introdueirse on japon desde la decada do 1870, en el marco do la apertura Meiji a las institueiones y a los valores do Europa,”5 pero en EE UU adquieron pleno derecho solo después do la-II Guerra Mundial, con la croacion del National Trust for Historic Presemanation.1I?“r La priinera conferencia international sobre los monumentos his— torieos no se eelebra hasta 1931, en Arenas. Realizada dos afios antes que la do los CIAM, que elaboraria la célebre Carta do Arenas en los mismos lugares, la conferencia fuo la ocasion do plantear el tema do las relaeiones entre los monumenros antiguos y la ciudad, y do desa-
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rrollar al respeeto ideas opuestas y, no obstante, en muehos sentidos
mas avanzadasHS que las do la Carta. Pero esas ooncepciones innova— doras recibirian una publicidad limitada. Fueron formuladas en los ma’rgenes de un congreso consagrado, en principio, a los problemas técnicos de la conservacion y de la restauraeion, euros participantes eran todos europeos. En euanto a la organizacion deseada por Ruskin en su articulo de 1854 sobre el Crysral Palace, ésta vio la 1112: con orra forma exactamente eion afios mas tarde, ol 19 do dieiembro do 1954, con la Conveneion Cultural Europea del Consejo de Europa.
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143
La consagracion del monumento bisto'rico. 1320-1960
Alegoria del patrimonfo
“Uber die Beurteilung der Bildenden Kunst” [1376], en FIEDLER, Konrad, BOI—IM, Gottfried (ed), Scbriften aur Kunst II, Wilhem Fink Verlag, Mt'rnich, 1991, la rraduccién y la cursiya es nuestra. VEase rambién “Bemerkungen iiber Wesen und Geschichte der Bakunst” [1393], en Ibi’d.. Sobre Fiedler y su aportacion a -la reoria del arte, yéase JUNOD, Philippe, Transparence et Opacite‘, L’Age d’homme, Lausane, 1975.
Notas l NODIER, Charles, TAYLOR, baron, Voyages pittoresaues et romantiquesdans f’ancienne , 23 vol., Gide fils, Paris, 1320-1363, pa’g- 4. 2 Este documenro, publicado en 1966, retoma —clespués de la 11 Guerra Mundial— los trabajos reéricos sobre la proteccion de los monumenros historicos en el marco de una audiencia inrernacional ampliada. El primer texro international de este ripo —publicado en 1931 bajo el pattocinio de la Sociedad de las Naciones (yease pag. 10)— em de rimbito estricramente europeo.
10 Fiedler, Riegl y Camillo Sitre hablan de Kunsttrieb (instinro de arte) y Violler-le—Duc hace del instinto la esencia del arte (yéase e1 capitulo V}.
11 1r’riase MERJMEE, Prosper, “Essai sur l’architecture religieuse [...1” y “L’Eglise de Saint—Sayin et ses peinrures murales”, en sus Etudes sur ies arts du Moyen-Age [1375], tarts er métiers graphiques, Flammarion, Paris, 1967.
3. Sin embargo, hay que constatar que en Brasil los del CIAM Fueron los precursotes de la conseryacion de la arquirectura yernécula. 4 Este termino designa impropiamente, pot abuso de sentido, ei “derribo, con
12 MERIMEE, Prosper, Letrres a Viol'fet-le-Duc, tenro recuperado pot Pierre Trahard, Champion, Paris, 192?, pag. 23. En especial la carra de mayo de 1357: “Me parece indiscutible que actualmenre no es posibIe formular
vistas a una nueya construccion, de un sector urbano“, en CHOAY, Francoise, MERLIN, Pierre, (din), Dictionnaire de i'urbanisme et de i"amenagement, Presses universiraires de , Paris, 2005.
principios absolutos sobre nada ni, en consecuencia, reducir rodo a un sistema unico. Nuestro papel en las artes es muy dificil. Tenemos una infinidad de riejos prejuicios, de anriguos habiros pertenecientes a una civiliaacion que ya no es la
5 Consejo Internacional de los Monumentos y los Sitios, creado en 1964 a propuesta do In UNESCO. subsisten anticuatios de sociedades 6 Que no pot ello desaparecen. Numerosas acrualmente, fieles a su yocacion de erudicion.
nuestra y, al mismo tiempo, renemos nuestras necesidades, nuestras costumbres,
nuestras conveniencias modernas. Todo esro me parece dificil. Tenemos, sin embargo, al igual que los antiguos, la facultad de razonar y, un poco. la de sentir. Pot mi parte, creo que a nuestra generacion hay que trabajatla con el razonamiento y estoy convencido de que, a fuerza de razonar, se podrri llegar a perfeccionar su gusto”. No obstante, Camillo Boito ha mosrrado claramente todo lo que Mérimee debe “a la calida influencia de in literature, de la poesia‘ y
F HUGO, Victor, “Guerre nun dimolisseurs", articulo escrito en 132.5,
publicado en 1329 en la Revue de Paris, reeditado con una segunda parte original on 1332 en la Revue des deux mondes, y que figura en el volumen
del arte romrinrico”, "Restaurare o conservare”, en Questione praticae di beh’i arti, Hoepli, Milan, 1393, pag. 32.
Littérature et philosopbie mEie’es de CEuures, tomo XI, Renduel, Paris, 1334.
En el articulo de 1325, Hugo habla en dos ocasiones de “iglesias tomanicas"
13 Intencionalidad de la sensibiliclacl que colorea la creacion artistica de una Epoca. Sobre este concepro, vease PANOFSKY, Erwin, “El concepto de Kunstwolien”, en La perspectiua como forma simbciiica, Tusquers, Barcelona, 1999, y PHILIPPOT, Paul, “Presentation”, en RIEGL, Aiois, L’origine de i’art baroque e Rome, Ed. Klincksieclt, Paris, 1993. Eugene Viollet—Ie—Duc multiplica las constaraciones sobre la muerre del arte en el siglo XI}: en sus Entretiens sur ' i’Archirecture, [1363-1371], P. Mardaga, Bruselas, 1936. 14 WHITAKER, Thomas Dunham, History of the Parish of Wbah’ey, vol. I, Heminway, Blackburn, 1300. Los primeros dibujos de Turner para Whitaker
(Saint-Germain-des-Pres, en Paris, y.Sainre-Ctoi:t, en La—Charité-sut-Loire}. CEuares, op. cit., pags. 153 y 154. Este vocablo lo debe a un anticuario normando, Jean-Achiile Deville {1739-13175 ) con el que esraba en contacro
y que se ha considerado como el inventor del término romiinico. Yease, en particular, DEVILLE, Achille, Essai historique et descripti}r sur 1"Egiise er 1’ ‘Abbaye de Saint-Georges deBoscheruiHe, Periaux jeune, Rouen, 1327.
3 El Informe presentado ai Rey de Guiaor parece haberse inspirado direcramente del “Discours préliminaire”, que sirve de introduccion a los Monuments de la de Alexandre Laborde y evoca “esos monumenros que
cubren el suelo de Ia patria, que se unen a nuestros recuerdos, que yuelven a
son de 1799.
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trazar sus triunfos o su prosperidad [...]. Francia, menos antigua que muchas
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“AI dirigir su atencién enclusivamente hacia la obra de arte singular, y al
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partes de Europa, es mas rica que ninguna de ellas en monumentos de todas las epocas”.
tratar de enriquecer cada yea mas la comprension, el analista encontrara' que su comptension historica se rorna cada yea mas dificil, para finalmente rerelarse imposible. Le sera cada vez mas y mas dificil reconocer los lazos que yinculan la obra a su pasado y a su futuro; y, finalmenre, descendiendo en la profundidad insondable tie Ia individualidad creadora del artista, perdera compleramente el hilo de la historia [...]. Asi, [...] aquello en lo que consiste el yalor historico de una obra de arte y en relacion con Io cual ella depende de realizaciones anteriores [...] puede resulrar no set mas quc una pcqucfia pattc superficial y no esencia! de la totaiidad compieta de una obra de arte”, FIEDLER, Konrad,
149
15 For eiemplo, sus primeras vistas de la catedral de Ely (1379?). Mas tarde, ademas de sus Picturesque Views in England and Waies {1316), Turner publicara también otras series inglesas y escocesas y las de Rivers of ' (1333-1335). 16 MONTALEMBERT, Charles Forbes, Du uandaiisme et du catot’icisme dans i’art, Debecourr, Paris, 1339. Ensayo ritulado “Lettre a M. Victor Hugo” (1333.). El termino “pasion” es cirado cuatro reces en un mismo parrafo. Montalembert precisa: “En Io que se refiere a1 arte, no tengo la [sic] pretension de saber algo, solo tengo la de amarlo inmensamente”. 17 ibid., “La postericlad registrara entre sus mas hermosas glorias la de ha bet
sido el primero en desplegar una bandera que pundit) reunir £1 tedas lEE almas
celosas de salvar el arte en Francia”. _
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:
Aiegoria del patrimonio
13 PUGIN, Augustus Wells}! Northmore, Contrasts or a Paraiiei Between the
Nohie Edifices of the Fourteenth and Fifteenth Centuries and Similar Bniidings of the Present Day, Shetaing the Present Decay of Taste, Edicitin del autor,
Londres, 1336.
19 “Todo artists, todo burgués incluso, que pase por Guerande siente alli, conto los que pasan una temporada en Venecia, un deseo raipidamente olvidado de terminar alli sus dias en la tranquilidad [....] A veces, la imagen de esta ciudad llama a las pucrtas del templo del rccucrdo: entra coronada con sus torres, adornada de su cinturon, despliega su vestido sembrado de herrnosas
La consagracion ale! ntonninento historian. 1320-1960
151
Al trabajar para las niasas, la industria moderna vn destruyendo las creaciones
dcl arte antiguo cayos trahaios eran enteramente personaies tanto para ei consarnidor conto para eiartesano [...] Pero, para la industria, los monumentos son canteras de piedras, minas dc salitre o almacenes de algodon. En pocos afios mas esas ciudades originalcs estartin transformadas y no se vertin mas one en
esta iconografia liter-aria”. La frase destacada rnuestra, adernas, que Balzac habia percibido la doble actividad crcadora implicada en los proccsos de produccic'in y de percepcion de los monumentos antiguos.
30 RUSKIN', John, “On the opening of the Crystal Palace”, op. cit.,
florcs, sacude e1 manto de oro de sus dunas, exhala los perfumes embriagadores de sus hermosos caminos espinosos”, BALZAC, Honoté de, Scenes o’e ia vie
pag.116.
priae'e, Beatrix [1344], (Ennres CompiEIes, Houssiaux, Paris, 1355, torno Ill, pag. 290.
31 "La lampara de la memoria", particularntente el apartado X, donde Ruskin evoca “La fortaleza [de los edificios] oue a través de afios y siglos, de caidas y
20 “El carricter particular del mal engendraclo por nuestra epoca es cl set totalniente irremediable [irreparahieness]”, RUSKJN, John, “On the opening of the Crystal Palace", en TSCHUDI-WDSEN, Stephan, Restoration and Antirestoration, Universitetsforlaget, Oslo, 1926, ptig. 117.
siguientes, y que constituye la mitad de la identidad de las naciones por
21 HUGO, Victor, op. cit., pag. .155. Hugo sefiala: “ya no tenemos cl genio dc
esos siglos”. Consccuencia para :51 de la industrializacion y, sobre todo, bastantc antes, dc la muertc dc la arquiteCtura, aniquilada por el libro. Véase “Esto rnatarti aquello“, capitulo agregado en la edicion de 1332 a Notre-Darne de Paris.
22 BALZAC, Honoré de, op. cit., pig. 320.
advenimientos de dinastias, [...] relaciona las epocas olvidadas con las
concentrar la solidaridad.”, en RUSKIN, John, Las siete itirnparas tie ia
arqnitectnra, Direccion General de Bellas Artes y Archivos, Instituto de
Conservacion y Restautacion dc Bicnes Culturalcs y Consejo General de Colegios de Aparejadores y Arquitectos Tecnicos, Madrid, 1939. piig. 226.
32 Ruskin teme el elitismo del eateta 1e preconiza, en este sentido, una arquitectura acccsible a todos. Por tal motivo desplaza uoluntariatnente el accnto de la ohra de arte hacia quienes las realiaaron y hacia sus cualidades Inorales: “Olatenemos placer, o deberiamos dc obtencr placer, de una construccion arquitecténica corno manifestacion de una inteligencia humana irable. [...] Lo que nos deleita es rnenos la hermosuta real del objeto
-3 CARLYLE, Thomas, Sings of the Time, citado por WILLIAMS, Raymond,
producido que las elecciones y las intenciones aplicadas a su produccion;
24 Las dos nociones de arquitectura y de construccion han sido claramcntc cliferencia das, especialrncnte en Las siete ia'nrparas de ia arqniteetnra [1349], Colcgio Oficial de Aparejadores y Arquitectos Técnicos de Murcia, 1939, pag. 55. En ese misrno pasaje Ruskin utiliza como sinonimo de hniia'ing el
John, Les piedras ale Veneeia, Colegio Oficial de Aparejadores y Arquitectos Tocnicos de Murcia, Murcia, 2000, pig. 3?, la cursiva es nuestra.
Cnitnre and Society, 1730-1950, ChattoiWindus, Londres, 1953.
-
termino cle edifieation que, ya en esa época, habia pcrclido tal signification en cl empleo corrientc dcl ingles-f Para todo lo que sigue, ver “La liimpara de la memoria“.
- '
25 El papel de la diferencia esta subrayado en numerosas ocasiones en el
capitulo VI consagrado a la lampara de la memoria, RUSKIN, John, op. cit., pig. 217.
26 HUGO, Victor, op. cit., pag. 166, la cursiva es nuestra. 27 El reninai gotico {uéasc, on particular CLARK, Kenneth, The Gothic Revivai [1923], Harper 3: Row, Nueva York, 1922, y los trabajos de Nikolaus Pevsner}. En la misrna epoca, en una Francis donde el eclecticisnio compite con el
neoclasicistno, se encuentran muy pocos cjcmplos (Santa Clotilde en Paris) de una arquitccmra ficl a los principios dcl csrilo gotico. 23 HUGO, Victor, “Guerre aux dérnolisseurs”, op cit., pig. 165.
29 BALZAC, Honoré de, op. cit., pigs. 236—237: “Francia [.-.] todavia posee algunas ciudades completamente aienas al movimiento social que da su
iisonomia al siglo XIX [...]. Desde hace treinta aiios, sin embargo, esos retratos de antiguas edades empiezan a desaparecer 1; son cada vez mas raros.
ei ainor 3e ios pensarnientos dei artesano, rntis one sn trahaio”, en RUSKJN,
33 “tcndrcmos una verdadera arquitectura domestica que serti la base de toda
otra, que se dignarti a tratar con respeto y atencion tanto a la pequefia como a
la gran residencia, ya que tevestirti la Iniseria de la circunstancia terrcnal con la
dignidacl de la huntanidad satisfecha”, en RUSKIN, John, Las siete ia'rnparas de in arqnitectnra, op. cit., pag. 221. Véasc tambiiin eI apartado V. 34 En “La larnpara de la memoria”, op. cit., piig. 190,IRusl-:in forja el célebre
neologistno noicefniness {para Mikhail 'Bakchtine, es so no: lo que cliferencia a los objetos de las cicncias humanas dc aquéllos dc las ciencias fisicas, “Epistémologie des Sciences humaines”, en TODOROV, Tavetan, Mikhai'i Bahchtine, ie principe diaiogiane, Le Seuil, Paris, 1931}. La misma idea reaparece en Las piedras ole Venecia, con la distincion entre las dos funciones dc la arquitcctura: la accion (“El one acttia nos defiendc del clima o de la violencia") y el discurso (“‘el que habla, como en el caso de los tnonurnentos y las turnbas, rcgistra hechos y express sentimientos; o bien, como en el caso de las iglesias, los tentpios o los edificios publicos, tratados corno si fueran libros dc historia”), op. cit., pég. 35. 35 “La lampara de la nternoria”, op. cit., pig. 219. 36 Véase nota 27, cita tomada de Las piedras tie Veneeia. En Las siete
ititnparas a’e ia arqnitectttra, Ruskin juega con la sinonlmla entre monamentai y nreinoriai.
152
Alegoria del patrimonio
37 RUSKIN, John, Les siete iiimpems de in arqairectnm, op. cit._. pig. 222. 33 En particular en “On the opening of the Crystai Paicce’".
39 Ibid., § 15, pag. 115. 40 15:11., § 19 y 20. Esta organiaaeion, no estatal, estaba concebida segiin el
modelo de las organizaciones benévolas de proteccion desarrolladas en lnglaterra. istrada con fondos privados aportados por sus , Ia
organizacion debia estar representada en cada ciudad de cierta importancia pot “observadores y agentes“ encargados, por una par-re, de inventariar todos los monumentos antiguos dignos de interés y, por otra, de informar una o dos veces
al aiio sobre su estado, sefialando los provectos de intervencion de los que
podrian ser objeto. “La sociedad proveeria asi de los fondos para comprar o para arrendar todos los edificios o todos los inmuebles de esta nacion susceptibles en todo momento de ser puestos en venta, o también para asistir a los propietarios,'privados o pi‘iblieos, en la tarea de conservacion indispensable a su salvaguardia [...]”. Bl provecto de Ruskin se encuentra actualizado bajo la forma del National Trust, asociacion privada que, desde 1395, istra lo esencial del patrimonio historico inglés.
41 “Ustedes han oido hablar de la destruccion de viviendas que actualmenre se realiza en Napoles con el pretexto de destruir los sectores insalubres de esa ciudad v reconsttuirlos. Pero la causa de la insalubridad dc Napoles o de Londres no son esos edificios construidos por nuestros ancestros, sino esa misma ignorancia crasa y fatalista que destruye los edifieios antigens", en "Speech at the annual meeting of the Societyr for the protection of ancient buildings”, 1339. Lo que esta mu},r cerca de una proteccion de objetivo social. En ese sentido, este texto puede ser aproximado al sorprendente articulo escrito en 1357 para el Paris-Guide por Edmond About. 42 Para lo cual lanza una especie de manifiesto, publicado en el Athenaeam (1377) que recoge inrnediatamente 1a firma de numerosos escritores v artistas
tales como Thomas Carlyle, Philip Webb, Edward Burne-Jones 1’ William Holman Hunt.
43 Gustavo Giovannoni (13-73-1943), ingeniero, arquitecto e historiador del
arte, fue el creador de la catedra de Arquitectura en la Escuela de Ingenieros dc Roma, desarrollando a la vez la reoria y la practica del urbanismo y de la conservacron de monumentos v de tejidos antiguos. “Vecchie citta ed ediliaia nuova” (publicado en Naoua Antoiogia, 1913} es a la vea e1 titulo del articulo en el que por primera vez presenta su doctrine y el titulo del libro en el que Esta recibe una forms mris desarrollada y mas compleja, en 1931. Vitase el capirulo slgurente.
~14 GIQVANNONI, Gustavo, Veccbie citrri' ed ediiiaia nsroua, Unione trpografrco-editrice, Turin, 1931, pa’g. 140. 45 MONTALEMBERT, Charles Forbes, op. cit., pdg. 11. 46 En 1335 y 1340. FOUCHE, Sylvie, Poitiers et in Commission ties monuments historiqnes entre 1330 at 1860, memoria de DESS, lnstirut Francais d’Urbanisme, Paris, 1939, donde se saca a la luz claramente, en parte gracias al apovo de documentos de archivo inéditos, tanto la naturaleza de las opciones ideologicas y técnicas adoptadas po'r Merimée como las diferentes fueraas coyunturalcs con las que tropieza. En materia do destruccion, el primer lugar
La consagmcion del monumento bistdrico. 1320—1960
15 3
de una nueva corresponde de hecho a la municipalidad. Para realizar e1 trazado en dos exige alidad municip la ), Limoges de Porte la a calle {desde el centro crea las ocasiones la demolicion del baptisterio Saint-Jean v posteriormente de condenar peores trabas para su conservacion. Por las mismas raaones, trara del Estado tracion is la to, momen primer un la torre Saint-Porchaire. En ; su sucesor consrituye un apoyo, en la persona del prefecro Alexis de Jussieu apova, por el contrario, las reivindicaciones locales. loi er ie service a’es 4? Para el caso de Francia, vease DESSAULE, Pierre, Le se, Paris, 1974, asi monuments historiqaes frangais, La Documentation Franqai y
ivos como las ediciones actualizadas por el 13.0. de los texros legislat de Francia”. _ estético v o historic onio “patrim al ientes concern ntarios reglame des prariqnes da Para el caso europeo, véase RUPP, Peter, Repertoire earopéen petrimoine, Consejo de Europa, Estrasburgo, 1996. ion de 43 Segun RUCKER, Frederic, op. cit., pag. 206,1a primera asignac 1331. Ludovic fondos para la conservacion de monumentos historicos data de Gracias a e1, el . Vitet serr—i presidentdde la Comision de Finanzas de la Camara francos. 200.000 a 3.000 cle 1340, en pasara, entos monum los presupuesto de Ministerio 49 El Comité des Travaua: I-listoriques habia reeibido e1 encargo del
entos, asi como de Instruccion Priblica de inventariar y de describir los monum ssion des
Commi de publicar los “Documents inedirs de l’histoire de ”. La estaba , Interior del rio minisre del iente Monuments Historiques, depend luego presidida por su ministro. Su vicepresidente fue, en primer lugar, Viret, v Charles Taylor I-Ienri 3 otros, entre ndia, compre n comisio La Mérimee. Lenormant.
(1739-1379), 50. Figura sefiera del medio romrintico francés, el baron Taylor Artes y de Ios Bellas de or inspect nte igualme fue po filantro v grabador, escritor Museos. manas vienen en 51 Mavoritariamente edificios religiosos. Las ruinas galo-ro segundo lugar, antes que l'os edificios civiles. encarnados 52 Los dos enfoques, cognitivo v practico, se encuentran
y por el respectivamenre por la Commission des Monuments Historiques es Comite des Travaui-t Historiques. Este ultimo competita con diferent el ida por sociedades de anticuarios. Su vocacion erudita ha sido reasum decreto en lnventeire gene'mi cies richesses artisriqaes de in , creado por . Chasrel Andre dc ta propues a n Malrau Andre por 1964 a punto de 53 Carta a Viollet-le-Duc del 2? de septiembre del 1352: “Estuve por la sucumbir por ir a ver esa famosa rotonda de Simiane. Lo extrar‘ie no idad del insolacion que usred habria comparrido conmigo, sino por la singular sabe que monumento”, o también su carta del 17 de diciembre de 1356: “Usted
s. No lo son nuestros monumentos caen porque no son suficientemente conocido de Italia), en porque no hay hosterias” (y contrasra esra situacion con la
MERJMEE, Prosper, Lettres ii Vioiiet-laDnc, op cit.
ssion des monnments 54 BERCE, Francoise, Les premiers creamer de in Commi
iristoriqaes, Picard, Paris, 1930. de Normandia, 55 En 1323, Caumont habia creado la Sociedad de Anticuacios Sociedad modelo de la Sociedad de Anticuarios del Oeste. Ba 1834, creaba la
sa de Arqueologia.
1.
154
'
Alegon’a del patrimonio
56 Asociaciones 'religiosas, como la Church Building Society, surgida del movimiento eclesiatologista, o asociaciones arqueologicas [Oxford Architectural Society 1; Cambridge Camden Society, 1839, Cambridge Antiquarian, 1340,
British Archaeological Society, 1343). La diversidad de sus doctrinas no afecta a
su eficacia, que se manifiesta no obstante bajo forinas contrastadas.
5 7. Véase DUSSAULE, Pierre, La Loi et le Service ties monuments historiqaes
francais, La documentation francaise, Paris, 1983, y su muy pertinente comentario.
58 BOULTING, Nicholas, “The Law‘s Delay, Conservationist Legislatio n in the British Isles”, en FAWCETT, jane, op. cit.
59 Vet los dos primeros capitulos de la Icy. ESta definicion no va a ser meiorada con la incorporacion de nuevos tipos de objetos en el corpus de los monumentos.
60 HUGO, Victor, op. cit, pags. 155-156 (la cursiva es nuestra). Entre los
edificios demolidos, desfigurados o dejados al abandono, cite “a toda prisa y sin preparacion, escogiendo al azar [los recuerdos de una excursion reciente]: las iglesias de Saint-Germain—des-Prés en Paris, de Autun, dc Nevers, de la Charite-
sur—Loire, la catedral de Lyon, los castillos de Arbresle, de Chambord, de Anet”.
61 Situacion analizada lt‘icidamente por Ludovic Uitet. “No basta decidir en
principio que, a partir de ahora, los monumentos se restauran en un espiritu ltistorico; hasr que disponer de arquitectos bastante preparados en la historia del arte para no cometer torpezas ni incurrir en contrasentidos. Cuando se trata de
monumentos antiguos, no ha},r demasiado problema, porque el estudio de esos monumentos es cl objeto casi exclusivo de la ensefianza de nuestra escuela, y el arte de la irestauracion es precisamente uno de los ejercicios que los estudiantes
realizan con mis exito. Pero en cuanto se trata de la edad media y de nuestros monumentos nacionales, solo se encuentran principiantes y los mismos
profesores tendrian muchas dificultades para dar lecciones 1e ejemplos. Tambien es cierto que algunos hombres de talento, a fucrza de investigaciones y de viajes, han tenido la paciencia de formarse ellos mismos, fuera de toda escuela, en
estos estudios nuevos”. VITET, Ludovic, Etudes sat les beaten-arts, essais d’arcneologie et fragments litte’raires, Charpentier, Paris, 134?, tomo I,
pag. 292. La filtima frase sefiala claramente el proceso de autoformacion de la
primera generacion cle historiadores de la arquitectura.
62 “La arquitectura de los primeros siglos de la edad media ofrecia todas las caracteristicas de la arquitectura romana en un avanzado estado de degeneracion; la dcsignamos con el nombre de arqnitectara romanica- El tipo romanico ha persistido hasta el siglo XIII”. CAUMONT, Arcisse de, Abe'cédaire on rudiment d’arclye‘ologie, Paris, Caen, Rouen, Dcrache, 1350, psig. 1.
63 FOUCHE, Sylvie, op. cit., pig. 9. Ese Dulin es miembro de la Sociedad de Anticuarios del Oeste.
64 It’s-id, pigs. 32 3; ss., cita el informe de los anticuarios del Oeste, haciendo notar claramente como Estos se interesan solamente en la valorizacion del edificio {una parte del cual debe ser destruida “visto que la construccion en su estado
actual formaria una, masa desagradable a la vista en el centro de un cspacio publico al que se propone, con el tiempo, dar forms circular”) )2 en su forms paleocristiana: de ahi la destruccion, so pretexto de “consen'acion” (entendida aqui en el sentido de reconstitucion) de los afiadidos que, desnaturalizando la forma primitiva, le ban “heel-Jo perder el interes” que presenta “desde el punto de vista arqueologico y como perteneciente a la historia”.
La consagracidn del monamento ln'srdrico. 1820-1960 65
155
lncluso Ctlflnclfl. come on Viol—inc, Mérimée oscogo :1 ’un profcsionnl de-
la region, ésm no deja dc simbolizar la ingerencia de P3113. en los asuntos
do Is provincia. El escogido termina concentrandola hosttltdad de todos los
actores locales, dcsde el concejo comunal a los anticuarios, pasando hasta por
el prefecto. lbt’a'., pags. 30 3/ ss. 66 BERCE, Francoise, op. cit.
67 VEanse los consejos que uno 3! mm prodigan a sus profesionales favorttos, Daniel Ramce en lo que sc reficrc a Vitet y, adet‘ntis de Viollet-le-Dttc, Charles
Questel para Merimée. Constatacion sin ambigiicdad: “El csrablccumento de un
curso ptiblico, destinado especialmente a la ensefianaa de la historta de la arquitectura en la edad media ha llegado a ser actualmente una verdadera- _ . necesidad, 1: no comprenderiamos por que la Escuela‘de Bellas Artes .CDHCEbII'IE solo e] pensamiento de oponerse a esta creacion, pontendo 3313.1 gobterno en la obligacion de imponérsela", WTET, Ludovilc, op. c:t., pag. 3.9a. De hecho, y 2 pcsat del apoyo do la fuerza publica, el gobletno no llcgo a Imponct cl i.:'_1.:lt'so c historia de la arquitectura de Uiollet-Ie-Duc, que debto darlo por concluido tras algunas sesiones, contenttindose con entregar una version escrita. “11.1.05 Entrettens
snr l’arcniteetnre. En la serie dc articulos que habia consagrado a1 Lntretien et la restoration des cathédrales francaiscs“ [Renae générale dc l’arcbttectare, 1351-
185.1, rtibrica Historia}, Viollet~Ic—Duc realiza el balance de la ay'uda aportada por el gobierno a la restauracion y agrega: “Una sola cosa nos falta todama s: queren‘tos qu'e todos estos sacrificios scan cundos: un semillero dc ]ovencs . artistas, arquitecros, pintores 1;; escultores, nutttdos del cstudto do nucStros mas liermosos monumentos 3r capaces asi de restaurarlos competentemente [...]. El mal esta' en la ensefianza”, op. cit., 1352., tomo X, pag. 371.
63 Véase, por eiemplo, el papel de la fisica, de la quimica, de la bioquimtca en
los institutos dc investigacion aplicada, como el Laboratorto oc Investigacmnes de los Monumentos Historicos en Francia. Véase tambn’in el-papel de la
fotogrametria.
69 SCOTT, Gilbert, “A Plea for the Faithful Restoration of‘our Ancient
Churches", completado en 1361 por un codigo de restauraycion en vetnte puntos: “General advice to promotors of ancient buildings , on Sessional Papers of the RlBr’l, Londres, 1364-1365. La idea directora {preltendtdamente conseruadora} es restablecer el estado inicial de los edtftctos. Para ello, hay on:l
suprimir, corregir, inventar }' conservar las anteriorcsrestauractones solo cuan o no son “inoportunas”, segun FAWCETT, lane, op. cit. TD On the Conservation ofAncient Monuments, citado en FAWCETT, Jane,
op. cit.. La autora proporciona igualmente la lista y las fechas dc lat
intervenciones dc Scott en las catcdtales inglesas, desdc Stafford, El}; 3:
Westminster en 1840, hasta Exeter, Worcester )7 Rochester en 1370. 71 Violleele Duc es el blanco dc los eclesiatologistas, que lo toman’como cl 9..
simbolo de la incomprcnsion sa en matcrta dc restauracton. Vease nota
a.
T2 Debcmos “tenet en cucnta el gran cambio que sc ha insinuado en el mundo, transformando la naturaleza dc su sentimiento y de su conoCImicnto dc la_ ltistoria [...]. Nuestros ancestros se representaban todo lo que habta ocurrido en el pasado enactamente como les habrian parectdo los mismos hecbos en su . propia oca. juzgaban al pasado yla los hombres del pasado segun los critertos de su propia Epoca. Y esos tiempos anttguos eran tan plenos que no dispontan
156
Le consegmcion del monumento historico. 1820-1960
Alegoria del patrimonio
157
Pierrefonds”, en Les 81 GRODECKI, Louis, “La restauration clu chiteau dfie de Pierrefonds, chateau Le 3; 1965, 95, la de nes historiq ents monum Estos textos se 1979. ed., 2“ Paris, ues, historiq ents monum Caisse nationale des arion, Paris, Flamm 2, tomo e, rerroue Age han vuelto a publicar en Le Meyer: 1990.
cle tiempo alguno para especular sobre los desarrollos del pasado o del porvenir. Casi no vale la pena subrayar cuin diferente es ahora esa situaciin. La toma cle conciencia cada vez mis fuerte del presente, ademis de mostrarnos cimo los hombres aparentemente animados por las mismas pasiones que nosotros eran,‘ en realidad, diferentes [...], esta toma de eoneiencia, ademis de subrayar esta
re, Paris, 1899, pig. 172. 3?. , Anatole, Pierre Noriere, A. Lemer
diferencia, nos ha atado, sin embargo, al pasaclo cle tal manera que abora iste es
_ una invencion 83 “La restauraci-in [de los antiguos monumentos] es tiempo [...]. Elslta idea o nuestr a ece perten silo que y na moder nte etame compl ctura nunca la a * . que todas las otras artes 'siguen a su manera, .13 arquite ley cle no construir smo la motlo algun de practicado. Cada siglo se ha impuesto a_ sus propias gusto, propio su a sino er obedee no de a, maner sola de una m‘ar o reparar las all‘term ,_sea ciones edifiea nueras uir costumbres, sea al constr monumenaoyanto del on e}ecuc1 la e durant obras del pasado. Si 1a moda cambia an’}r el e 1 mo eleseeh se planos os pnmeflr los a; simetri la y unidad la para peor
parte integrante de nuestra vida e incluso de nuestro propio desarrollo. Este
hecho, me atrevo a afirmarlo, no habia ocurriclo nunca antes. Es un hecho eompleramente nuevo [...]. Lo repito, nosotros, que pertenecemos a este siglo, hemos hecho un deseubrimiento imposible para las ipocas preeeelentes; en otros tirminos, ahora sabemos que ningfin esplendor y que ninguna obra moderna pueclen reemplazar para nosotros la pirdida de un trabajo antiguo que es una verdadera obra de arte”, en MORRIS, William, “The restoration of ancient
buildings”, The Builder, 28 de diciembre de 1373.
c, op. era, pag. 293. se termina con los planos a la moda”, VITeT, Ludovr 84 FOUCHE, Sylvie, op. eir., pig. 33.
T3 RUSKIN, John, “La limpara de la memoria”, op. sin, § XX, pig. 234.
La cursiva es de Ruskin. Las citas siguientes provienen cle los § XVIII 1r XIX,
pigs. 232 y 133.
: cles Arts, en . 3:3 Intervenciin del sibaclo 16 de mayo de 1346 enel Comiti Franeais, Paris, Club res, Compie s (Enere {din}, Jean IN, HUGO, Victor, MASS . 1968, pig. 1248. e, Ludow i, VITE ], [1836 36 “De l’architecture du Moyen Age en Angleterre” tores, o supuestos, produc ctos arquite de mos op. cit, pig. 194. “No carece ctos reparadores , arquitectos productores, pero teaemos escasea de arquite 175. Ibid., pig.
94 El tirmino es utilizaclo constantemente tanto por Ruskin como por Morris.
75 Con mis infasis, la pasiin ruskiniana hace escuela: “Restauraciin, tunombre es absurdo”, HUGGINS, Samuel, The Builder, 28 diciembre 1878.
76 MORRIS, William, op. cit. F7 Para Ruskin, la aetitucl franeesa consiste en “descuidar losedificios primero
para luego restaurarlos”. Con buen senticlo, agrega: “Cuidacladecuadamente vuesrros monumentos y no tendriis que restaurarlos despuis", “La limpara cle
pig. 1143. 37 HUGO, Vieror, MASSIN, Jean {din}, op. cit., “, op. eir., pig. _1 65: “Hagan sseurs 33 Ibid. Viase tambiin “Guerre aux dimoli reparar con euidaclo, con los Higan s. edificio dignos y os hermos esos r repara conocrmientos
la memoria”, o . rain, § XIX, pig. 234. De la misma manera, en el articulo
sobre el Crysta Palace, prohibe que se toque el monumento aut'intico “salvo
en las medidas que son necesarias para consolidarlo o protegerlo [...]. Estas
s con inteligencia, eon sobriedad. Tienen a su alredeclor hombre qua-e1 arqurtecto l y con gusto que les iluminarin en ese‘traba1o. Sobre todo,55311093. eariosamenre e qne s, eeioue restaurador see fragei de sus propels imagia Que se impregne ele la caricter de cada edificio, segin cada siglo y cada clima. ento que es puesto en monum del ular partic cia tendencia general 3; de la tenden del arquitecto sus manos, y que sepa hibilmente soldar su gemo al gemo . nuestra es cursive la antiguo”,
operaeiones necesarias se limitan a sustituir por nuevas piedras las que estin
gastadas en los easos en que sea absolutamente indispensable para la estabiiiclad del edificio; en reforzar eon madera o metal las partes susceptibles cle desplomarse; en fijar o consolidar las esculturas que estin a punto de desprenderse; y, de manera gen’eral, en arrancar las malas hierbas que se
insertan en los intersticios de las piedras y en limpiar los conductos cle aguas
lluvia. Pero ninguna escultura moderna y ninguna copia no deberi iemis,
ie, op. sin, pig. 290, 39 “Entretiens sur les Beaux-Arts”, en VITET, Ludov la cursiva es nuestra. o bajo todas sus formas 90 La restauraciin “supone [...] un _culto de lo’bell
cualesquiera sean las circunstancias, ser mezcladas con las obras antiguas", op. cit, 5 IX, pie. 112. Cursiva original.
73 MORRIS, William, op er.
y una comprension impareial de la historia”, ibid. en VITET, Luci-owe, 91 “De l’architecrure clu Moyen Age en Angleter’re", mas arriba, afirma: lmeas s Alguna . nuestra es op. eir., pig. 14?, la cursiva edifieios re‘liflgiosos que, trar encon “Inglaterra es el inieo lugar clonde gs posible destinaciop primera, su de parte una cle anos ntos trescie hace desde despojados ded , la cursiva curiosi de y arte de obgeros de esredo ei no subsisreri mis que en — es nuestra.
T9 Esra definicion constituye la referencia implicita en relacion a la cual se sitian todas las otras definiciones cle restauraciin propuestas por los adversarios de Viollet—le-Duc. Asi, la cle William Morris: “Preservar los edificios antiguos significa conservarlos en el mismo estaclo en el que nos han sido trasmiticlos, reconocibles por una parte en tanto que reliquias historicas, 1," no como copias, y or otra parte, en tanto que obras de arte ejecutadas pot artistas que habrian po ido trabajar diferentemente si asi lo hubiesen deseado“. are.
pig. 7:, “El giejo suelo de 91 MONTALEMBERT, Charles Forbes, op. cit, llosas de la
30 WOLLET—LE—DUC, Engine-Emmanuel, “Entretien et restauration ties eathidrales en ”, en Revue geuireie de i’erebireernre, 1351, tomo 1X,
mas maratu la patria, sobrecargado como estaba de las creaciones
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segunclo articulo, pie. 114.
imaginacion 3: tie la fe, ha pasaclo a ester cede “dis mi; desnudo, m‘is uniforms, J
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117 Organization privada fundada en 1949 sobre el modelo del National Trust
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Georges-Eugéne Haussmann, que en su época tuvo tantos y tan diver-
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sos enemigos eomo ahora, reeusaba la acusacion de vandalismo que
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113 Esta confereneia, llamada “de Arenas”, fue eonvoeada por la Comision Internaeional para la Cooperation Inteleetual de la SDN, con la eooperacion del Consejo Internaeional de Museos (ICOM). Sus Acres fueron publicadas en 1933. Se encuentran alli en particular tres presentaciones notables, de Vietor Horta, Gustavo Giovannoni v Giorgio Nieodemi.
5 LA MNCION DEL PATRIMONIO URBANO
. 5.1 \— -.:,.*_ __ I__ .-._ a ..-';'-‘: '11-'- I5;
I I ._;...-;-,._._ - .;"."r‘.1':“r'~‘=a;*..i- '55'-'.ir~. .1.’m.)3-. 1.1-.
116 Véase CHOAY, Frangoise; MERLIN, Pierre, (din), op. cit.
J's-"'1':
115 BOURDIEU, Pierre; ERON, Jean-Claude, Les beririers [1964], Minuit, Paris, 1995.
Lia’s. fielElt-rrIF'fii—r -:'.:'.’~ . 1-"-
111 155i, pig. 96. 112 1513., en particular pig. T2. 113 CHOAY, Francoise, “Riegl, Freud et les monuments historiques: pour una approche sociétale de la preservation”, en LAWN, Irving (ed.), World Arts, " Acts of the XXI/Ir}; International Congress of the History ofArr, Vol III, The Pennsylvania State University Press, University Park, 1939. 114 LOTI, Pierre, Le morr de Plailae, [1909], Pardés, Paris, 1990.
_: .;. : :-..i.1_',r.I-_II "1"_—'. ""Hfi r'ZF-ar I h'e'l'i'iiw 0":_-_1r 1E1.E-'1'-l |_L..___.. g;.1--,—1‘.
Alegorfa del patrimonio
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160
le achaeaban algunos enamorados del viejo Paris: “Pero, buenas personas que, desde el fondo do vuestras biblioteeas, parecéis no haber visto nada [del estado de insalubridad del antiguo Paris yide la metamorfosis aportada] citad, al menos, un antiguo monumento digno de interés, an edificio valioso para el arte, curioso por sus recuerdos, que mi istracion hays destruido, o no haya despejado' o diSpueSto en la mas bella perspectiva posible”.1 El baron habla de buena fe y se le debe, efecrivamente, la conservacion do numerosos edificios que, eomo Saint-Germain-l’Auxerrois, esraban destinados a la demolicion. En este sentido, este burgués bien informado era sin duda el contemporaneo de Mérimée eon quien ésre so encontraba en la residencia clel emperador. Destruyo, sin embargo, seetores completos del rejido antiguo de Paris on nombre de la higiene, de la circulation e incluso de la esrétiea. Pero, también alli, era un hombre de su época: la mayoria de los que defendian entonces en Francis los monumentos del pasado con mayor conviccién y energia, también estaban de acuerdo en la necesidad de una modernization radical de las ciudades antiguas y de su tejido. Asi, Ferdinand do Guilhermv publica en 1855. en Itz'ne'raire arsbéologiqae de Paris, en el que esrablece un inventario minucioso de todos los monumentos que siente amenazados por los nuevos tiempos, sin preocuparse ‘en absoluto de los conjuntos y do! tejido urbano
como tal. Théophile Gander, que escribe ese mismo afio el prefacio
del libro de Edouard Fournier sobre el viejo Paris, no puede evitar
158
Alegoria dal patrimortio
mas daspojado [...]. Sa diria qua quieren persuadirnos do qua al mundo nacio ayar y da qua dabe tarminar mafiana”. De la misma manara, a proposito da las iglasias, comanta: “Alli sa lavanta todavia dalanta da nosotros la 1ricla entara do
nuastros antapasados, asa 1rida tan dominada por la religion, tan absorta an alla [...], su paciancia, su actividad, su rasignacion [...], todo aso astti ante
nosotros [...] como una patrificacion da su axistancia [...]", ibid., pigs. 6? y ss. Comparar con los tautos da Ruskin citados en las notas 14}: as.
93 Viasa, por aiamplo, an The Buiia’ar, 21 da iunio do 1361, al aCta de la sasion da la Ecciesioiogicai Society “On the destructive character of Modern
French restoration", en la cual Ruskin, “recibido con aplausos“, aporta una da sus mas harmosas diatribas contra Ia rastauracion an general 3! contra la de los francases y alamanas an particular.
94 Iiaio'. En el curso da la misma sasion, al arquitaCto J. Parker sa opona al
aonjunto de sus colagas subrayando las clifarancias cla aontaxtos (politico, ideologiao, cultural} qua hacan complaja la comparacion antra los dos paisas.
lnsista, an particular, an In aficacia, an Francia, {la la accion dal Estndo “qua, an
vaz cle abandonar la prasarvacion da los edificios publicos al santimianto y a la opinion pt’iblicas, haca clasificar todas las catagorias da adificios, y no solamenta
las catadralas, como monumentos historicos“. Defianda a 1diollet-la-Dua
avocando su inmanso conocimianto y anumerando ajamplos inglases de vandalismo. El invantario postumo cle Viollet-la-Duc revela qua posaia las obras da Parker.
95. A proposito da su Society for the Promotion of Ancient Buildings, aauaada
da hacar prasidir sus sasionas por “nobles astatas”, apoyados por damas bianpansantas 3r subyugadas por alocuencia torrancial. Los objativos da la nuava sociadad, qua triana infitilmanta a agragarsa a [as institucionas anterioras, ravalan
La consagraciorz dal mouumeuto historian. 1320-1960
159
antiguos an Milan. Fundo la ravista Arte Itaiiarra decoratiua’ed industriaie. Tambiitn sa la daba Ornameuti per tutti gii stiii, I-Ioapli, Milan, 1333101 Estas f'uaron prasantadas bajo la forma de una racomandacion, auténtifa “Carta cla ocho puntos” qua Boito reproduce an “Conservara o Restaurara' , an BOITO, Camillo, Questiorii prutiche o’i baiia arta, Hoapli, Milan, 1393, pags. 2.3 3; ss. 101 Ibid.
103 Boito cita complacido a Marimaa quian, con un aspiritu opuasto al da Viollet-la-Duc, daclaraba qua “conviane daiar incomplato a imperfecto todo lo . qua se ancucntra incomplato a imparfacto, [qua] no oaba uno parrnitirsa corragir irregularidadas o ractificar arroras”, livid, pag. 13. 104 Haiti, pigs. 15 1,! ss. 1.; pig. 23. 105 Alois Riagl ha establaaido los principios da la historia 3.; da la taoria dal arta en una saria cla importantas obras; principios qua sarran posteriormante prosaguidos por Heinrich wafflin, Hans Sadlmayr, Paul'lfrankl, Erwm Banofslcy,
Richard Krautheimar, atc. Un siglo daspués do so aparicron sa ha tracluciclo al castallano Probiarrtns de estiio [1353], Gustavo Gili, Barcelona, 1930, .3; al . francés, Origirre de i’urt baroque .3: Rome [1907, adicion postuma], Klincksrak, Paris, 1993, con una importanta prasantacion da Paul Phtlippot. Sobra la obra da Riagl, véasa también ZERNER, Henri, “L’art”, an LE GOF'EJacquasay NORA, Pierre, (ads.}, Faira tie i’Histoire, tomo II [1974], Gallimard, Paris,
1936' PACE-IT, Otto, “A. Riagl”, an Buriirtgtorr Magazine, 1963, traducrdo al franciis en la introduccion da RIEGL, Alois, Gru‘rrrmaire historique des arts
piustiques, Paris, Klincksiack, 2003; 3r SAUERBANDER, Willibald, :A. Raagl
und die Entstahung das autonomas Kunstgaschichta am fin da sracla , an
an particular an “fatichismo abyacto“, Tire Buiidar, 29 da junio 1393. 96 La carta cia Morris praconizaba, an particular, la craacion da una asociacion para protagar al patrimomo historico internacional. ' 9? , Anatole, op. cit., pags- 177-173 1; 141 }' ss. Anatole acusa
jubrburrdartruartde,v. Klostarmann, Francfortt'Mam, 1977. 106 En el 0starraichischas Museum fiir Kunst und Industria, hoy Museum for
las ruinas, lo qua es una forma da vandalismo“. Resume fisparamenta al metodo
Boadilla dal Monte, 1937.
a ViollEt-lE-DUC da vandalismo incluso an Pierre-fonds, donde (:1 ha “dastruido
da Viollat-le—Duc: “Ahora [al arquitacto] damuala para hacar anvejacar. Sa
rapona al monumento an al astado an al qua astaba an an origan. Major afin:
sa lo rapona an al astado an al qua dabaria habar astado”. 93 RUSKIN, John, “On the opening of the Crystal Palace“, op cit., § 10,
pig. 112.. “Dasafortunadamenta, asta tipo da raparacionas, ajacutadas con conciencia, siampra astfin dasprovistas da un caraictar aspactacular y son poco aptaciadas pot cl gran publico; dc to] manara qua los rasponsablas da las obras siantan nacasariamanta la tantacion de hacer ejacutar las raparacionas indispensablas da una manara qua, aunqua aparantamante convanianta. rasulta iatal para al monumento“. .
99 En su Historia da in orguitactura modarrra [1950], Poseidon, Barcelona,
1930, Bruno Zevi haca da Boito un heroa nacional y la concede una posicion da
pionaro qua no otorga a Giovannoni. Para la bibliografia critica da Boito, vaasa CESCHI, Carlo, Taoriu e storia def rastuuro, Bulzoni, Roma, 1970.
100 Daspués de realizar sus astudios an Italia, Alamania y Polonia, ansaiia (Academia Brara) y practica 1a arquitactura y la rastauraaion tie los adificios
BAUER, Roger {ad}, Fir: du siecie: Zur Literatur uud Kurtst tier
Angawanclta Kunst {Musao cla Artas Dacorariaas] de Viena (1336-1393}.
107 RIEGL, Alois, Ei auito moderno a ios rrtortumanros, A. Machaclo Libros,
103 Un asquama puada ayudar al Iactor a oriantarsa antra astas difarantas
catagorias de valoras:
— Valoras de ramamoracion [Iigados al pasado}:
.
' para al racuardo {monument-o};
. '
- para la hisroria y la historia dal arta [monumento histortao); * da antigiiadad (monumento historico). —- Valores da contamporanaiclad: * da arta —- relativo {monumento historico);
— da lo nuavo (monumento y monumento historicoj.
- da uso lmonumanto y monumento historico)
109 RJEGL, Alois, E! cuito moderao a ios mouumarrtos, op. cit., paig. 31. 110 O mas bian a su “dasao da arta“ {Kunstwoiieu}. Sobra esta concepto, van PHILIPPOT, Paul, “Présantation”, an RIEGL, Alois, Origirre de i’urt baroque at
Rome, op. cit.
-
_
162
-
I
La intact-scion def parrz‘mom‘o urbano
A legon’a del patrimom‘o
Honoré de Balzac resume bastante bien un sentimiento implicito en la Francis. de su época cuando describe la supervivencia de Gueran-
acoger como un progreso la desaparicion de ese Paris démoli: “El Pa—
jones sin salida de la vieja ciudad; abate las casas como el pionero de
América abate los arboles [...]. Las murallas podridas se deSploman para dejar surgir desde susescombros habitaciones dignas del ser humano, donde la salud desciende con el aire y el pensamiento sereno con la luz del sol". Tanto para Haussmann como para Gautier y para el conjunto dc personas benevolentes de esa epoca, la ciudad no exis— te en tanto que objeto patrimonial autonomo. Percibe los barrios viejos como obstaculos para la salubridad, eI transito, la contemplacion de los monumentos del pasado que necesitan ser despejados. El mismo Victor Hugo, el poets del Paris medieval que denigra cruelmente las aperturas haussmannianas y la monotonia de las nuevas avenidas de la capital, no protesta nunca en sus articulos ni en sus intervenciones en la Commission des Monuments HiStoriques contra la transformacion general del tejido de las ciudades antiguas. Como su colega Montalembert, llegado el caso, se limita a proponer alguna des— viacion de las vias proyectadas para salvar no la continuidad de un conjunto urbano sino un monumento: “Asi, en Dinan, en una peque-
fia ciudad de Bretafia, donde no pasan ni veinte vehiculos _al dia, para ampliar una de las calles menos transitadas, {{no se ha destruido la hermosa fachada del hoSpicio )7 de su iglesia, uno de los monumentos mas curiosos de esos parajes? [...]. En Dijon, la iglesia de Saint-jean se ha visro vergonzosamente mutilada: se podo su coro, nada menos, como una rama de arbol meaty un muro que une los dos transeptos separa la nave de la zona destinada a Ios coches. Solo se acti’ia asi con 105 mnnumentos publicos y sobre todo religiosos; muy diStinto seria si se tratara de intereses privados. Que las viviendas vecinas molesten'tanto )7
ma’s la via publica, éste es un mal que se soporta [...]. En Paris aprobamos de todo corazon las nuevas calles de [la Isla de] la Cite, pero sin itir la necesidad absoluta de destruir lo que quedaba de las anti-
guas iglesias de Saint-Landry y de Saint Pierre-aux-Boeufs, cuyos nom-
_ ,Llr
ris moderno seria imposible en el Paris de antafio [...]. La civilizacion
abre grandes avenidas en el negro dédalo de callejuelas, cruces, calle—
163
de como un anacronismo y cuando prevé que las ciudades antiguas, condenadas por la historia, solo seran conservadas en la “iconograffa
literaria”.3 No se puede negar que, en su mayoria, los romanticos ses havan sido traumatizados por las ordenaciones de los “ensan-
chadores de callesM y que hayan visto desaparecer con nosralgia ciu-
dades antiguas cuyo encanto )1 belleza celebraban. Por el contrario, y {iste es un punto esencial para la historia de las mentalidades, lo cierto es que para ellos no se trata de un patrimonio especifico, susceptible de ser preservado a la manera de los monumentos hiStoricos. Por razones provenientes de tradiciones culturales profundas, esta actitud se mantendria durante largo tiempo en Francia, donde to-
davia no ha desaparecido del todo. Sin embargo, laggiéflafiPali-Eb
rtuoniofiurbano_historico, acompanadoflde _un prdyecto‘de conserva;
Eiénn mass era. 13% specs ”mama: Elf: Haussniafifi 'p'é'rt); cm Elisa a:
Effie B'rsefiala .hacsbajo la plums dsKabuki-5566'sfds‘ivvés una evolucion y un desarrollo dificiles, 'cuyas mio'dalidades merecen ser
analizadas. ' {For que esra distancia de cuatrocientos afios entre la invencion del monumento historico y la de la ciudad historica? gPor que esta a1-
tima tuvo que esperar tanto tiempo para ser pensada corno objeto de conservacion en su totalidad, no reductible a la suma de sus monu-
mentos? Numerosos factores han contribuido a retardar tanto la ob-
jetivacion como la puesra en perSpectiva historica del espacio urbano: por una parre, su escala, su complejidad, el paso del tiempo que asimila la ciudad a un- nombre, a una comunidad, a una genealogia, a una historia en cierta forma personal pero que se desinteresa de su espacio; por otra, la ausencia de cataStros y de documentos cartograficos fiables antes de principios del siglo Xl asi como la dificultad de encontrar archivos relativos a los modos de produccion y las transformaciones del espacio urbano a través del tiempo.
Hasta el siglo XIX inclusive, las monografias eruditas que se re-
fieren a las ciudades abordan su espacio solo a través de sus monu— mentos, como simbolos de importancia variable segun los autores y
bres estan vinculados a los primeros dias de la historia de la capital; Si la prolongacion de la Rue Racine se hubiese hecho un poco mas hacia la derecha o haeia la izquierda, y no trazando una linea absolutarnente recta entre el Odéon y la Rue de La Harpe, se habria encontrado una compensacion suficiente en la conservacion de la valiosa iglesia de
_,_§_El_§l§l§i?§§z,5510 se interesari en la ciu'd'a‘d desde el puntode vista .di... shunsinstitucioiies"'juri'dica's," politicas y religiosas, de sus esrrucruragm
de su fecha y de su estilo en Paris”.1
I tel de Couillanges aborda Letizia antique (1864) sinhevocar jamas los
Saint-Come que, aunque mancillada por su uso moderno, era la finica
105 sisIOS- Emmet? a 103 esmdioshifléricosi bastaiasssuada mitad. .
Economicas- ySfilial-53 =.--.sl...s.spas=€s s5 s1 .sraa._aa?~§sli1£s- Numa Denis Fuv
164
La figura memorial
lugaros y los odificios quo son insoparablos do las insritucionos juridi:33 y roligiosas on Grocia y on Roma. Henri Pirenno tampoco es mas olocuonto on L515 ciudados do in edad media [1939), so obra mas im-
La primera figura aparoco on Lnglatorra bajo la pluma do Ruskin. Dosde principios do Is década do 1360, on o1 mismo momenro on quo ompiozan las “grandos obi-as” do ParisLol poota doLas piod‘ras do Vo—
portanto sobro los origenos economicos dol fonomeno urbano on Oc—
cidento. La historia de la arquitocrura, por su parro, ignora a la oiudad. Sirro sofiala pertinontomonto on 1889: “Ni sun en la hisrcoria del
arro quo osrudia con mas dotallo mil asunros sooundarios so lo conce-
do un lugar’ifi Entro la 11 Guerra Mundial y la docada do 1980, roda-
via son oscasos los hisroriadores y los hismriadoros dol arte que ban
trabajado sobro o1 espacio urbanof"
Hoy so asisto, sin embargo, a un florocimionto do trabajos sobre la morfologia do las ciudados preindusrriales3 y de las aglomoracionos do la era indusrrial. Movimiento impulsado por ostudios urbanos
euyo papol en la genesis do una verdadera historia dol oSpacio urbano es nooosario roeordar. La conversion do la ciudad material on objoto do saber hi$tRFiCQ __h_a sidorlprovooadfa'por la transformacion dolpspaoio urbano conse_,..-.._ no...u——- .—n-
' traeutiya afllagojolucion'indusrriafll: traStorno traumatico dol modio
dieional, omorgencia do otras oscalas vialos y pareolarias. La oiudad 4—H”... .— .-
_aa_ti.ss_aas_1;£ansforma essences on obissaasiexassigaaiaa..P,o.es.fss;aa., pri:
do diforonciacioiiny, sogun ol término do Pugin, R‘PiEPiifi-"E‘ELELOS Irm‘o‘r'os'on si'tuafla'"eh"_un'a 'por'spootiva hisforica y $935951??? con los, ...—-.-—
u...-
.HuqH1.
mismosuorirorios quo las oonfiguracionos urbanas oonromporénoasse; ' ran los fPlld.3d9£§$. [arquireotos e ingenieros) dolafinuova diEQlEllIlai
que Il‘diiisiasafisrdfi...dsn0mi.na.ri .orboooml mismo MOI Propo-
1 no la primora hiswria general 3: ostruorura’ludo la ciudadfl” Poro oponor las oiu‘dados dol pasado a [a oiudad dol prosonro no signifies quoror oonservar las primoras. La hisroria do las doorrinas dol urbanismo y do sus aplicacionos concroras no so confundo on ab— soluto con la invencion del patrimonio urbano hisrorico y con la do su proroocion. Las dos avonruras son, no obstanto, solidarias. Tanro si ol urbanismo so dodica a dostruir los ooniuntos urbanos antiguos eomo si intonta prosorvarlos, las formaoionos antiguas adquioron su idontidad coneoptual transformandoso on obstaculos para ol libro dosarrollo do las nuovas formas do organizacion dol ospacio urbano. La nocion do patrimonio urbano historico so constituyo a commonrriento dol procoso do urbanizacion dominanro. Es ol rosultado do una dialéorica do la hisroria con la historicidad que so muevo ontro tres fi—
guras (o onfoquos) sucosivas do la ciudad antigua. Figuras quo llama-
ré roSpocrivamente memorial, historian e historiol.
165
La z'nvoncion dol patrimom'o urbano
Alogorfa do] patrimom'o
nociamso rebela y alerpa;a la opinion publigla. gonna las intorvepeionos Cilia daijgnla osrrpotura do las eiudados antiguas, es docir, su toi__i_do_._ .—.
I:
a,
iii?
#- ".l":i %.j-;_ 'ffj‘i foo-3;
_.._..._.__ .—.. _
dElgpnsidoi-a osro tojidpf'eomo'el sor_do_laoiudadycoinoun olpjetopa; trimpflnial flngiplo_ql_1o it'ioiio quo ser proro'gido inoondicionalmenre.
Ruskin lloga a estéEo‘EiEiéH‘iiar“Elfilor 5:"Ef'isipe1fiue arrilduyo
a. la arquitoctura doméstica, constitutiva do] rojido urbano. La contigiiidad y la continuidad do sus rosidencias modesras, bordoando sus canales y sus eallos son las quo hacon quo Venocia, Florencia, Rouon
11 Oxford“ no se puodan reducir a la suma do sus grandos edificios re-
ligiosos y civilos, a sus palacios y a sus cologios, y las quo haeon que estos conjuntos urbanos soan entidades ospocificas. La ciudad antigua entora paroco dosempofiar entoncos, on ol prosonte caso, 'oI papol do monumonro historico. Pero so trara, sin embargo, do una ilusion quo ol mismo Ruskin so onearga do roetificar, por comparacion. En ofocto, on Lns sioro Idmpams do In arguiroctam, que
trata do arquitecrura y no do ciudad, ol monumonro hisrérico funcio-
na casi como un autontico monumento intentional. Por una parte, juega inmodiaramento un papol memorial on el presento, gracias al va— lor do piodad dol que osta invosrido; poro, por otra, también subsisto la disrancia que, dosde o1 ronacimionto, hemos aprondido a ostableeor con las antigiiodados. No obstanto, o1 “casi eomo” no so apliea al
caso do Ia oiudad antigua que es un vordadoro monumenro.
Sin llegar a formularlo explicitamento, Ruskin haco un doscubrimionto quo nuesrra opoca no ha terminado do'rodoseubrir. A travos do los siglos y do las civilizaeionos, y sin que los quo la odificaban o la habitaban hubieran ronido osa inroncion ni fuoran conscionros do
6110: [$9213.31 hsiuaado 3.1.,Psasliasoarislsslosou.muss: obisw
paradojioamenlie no—o’figipdo para‘esto fin y que, como iodas las antiguas aldoas y todos los asentamionros colocrivos tradioionales dol mundo, posoia, on un grado mas o menos conStriorivo, ol doblo y maravilloso podor do arraigar a sus habirantos on ol ospacio j; on el riompo.” Poro Ruskin no lloga a siruar osro insigno dosoubrimionto on una
porspocriva hi3torica. Para 6], intorvonir on las ciudados do la ora
proindustrial es un sacrilogio: debomos oontinuar viviéndolas y liabi-
Alegorfu del patrimouio
1,66
tandolas como en el pasado. Son garantes de nuestra identidad per— sonal, local, nacional, humans. Ruskin reehaza la transformation del eSpaeio urbane que se esta produeiendo, no ite que pueda ser neeesaria para la transformaeion de la sociedad occidental ni que esta
sociedad tecnifieada persiga un proyeeto inserito en su pasado._i§l_
querer vivir la ciudad historica en el presente, Ruskin la eneierra en___
aasas*eu:aa‘sséfaiefi;acs'r..1:.a_":caddb...Irate a,,1dd1hdd__ gCeguera? Moralismo impenitente j; apasionado mas bien, que I .
--— II—uq.-.
lo conduee a dificultades insolubles. A pesar suyo, reconoee estar implieado en un mundo eon dos velocidades y con dos tipos de eiudad. Aquellas que é] ama y cita mas a menudo, generalmente easi inraetas, de redueidas dimensiones, que siguen siendo apropiadas para el ejereieio de la memoria y de la piedad, sin que por orra parte se lleguen a precisar los respeetivos estatus de los que las habitan y de los queno haeen mas que pasar. Las otras, las metropolis del siglo XIX, con sus vasras avenidas “que imitan a los Campos Eliseos”, sus’ resideneias, sus edifieios de ofieinas y sus barrios residenciales, le pareeen un fenomeno fuera de lugar en las tradiciones y e] orden urbanos: su lugar natural es el nuevo mundo sin memoria, EE UU o Ausrralia.” Ruskin revela una sensibilidad de visionario en muehos sentidos, sobre todo euando preve la estandarizaeion planetaria de las grandes ciudades. Sin embargo, la eausa que él defiende y que, con 61 y des— pués de El, defendera William Morris, no es exacramente la de la eonservacion de la ciudad y de los conjuntos historicos. Ambos combaten por la Vida y por la superviveneia de la ciudad occidental preindustrial.
Lu invenciou del pun'imonio urbane
167
Sitte desarrollaba estas ideas en 1889, en una obra que se hizo ininediatamente famosa y que, desde entonees, ha sido eonstantemente deformada por lecturas tendenciosas: Construecirin de eiudddes segrin principios arri’srieos.” En nombre de la doetrina de 105 CM, Sigfried Giedion y Le Corbusier han hecho de Sitte la encarnaeion del paseismo mas retrogrado,” el apostol del camino de los asnos,” e1 enemigo jurado del urbanismo moderno. Contra la doctrina de los CIAM, el libro de Sitte es, desde la decada de 1970, el principal texto que avala todos los pastiches y variaciones diversas sobre el tema de la eiudad reencontrada. Estas dos apreciaciones opuestas reposan sobre el mismo contrasentido que hace del libro de Sitte una obra dogmatica y paseista euando en realidad eSta dedicado a Ios problemas de la ciudad del presente 3; del futuro, en relaeion a la cual la eiudad antigua posee, en el pleno sentido del término, la dignidad de obieto historieo.
El libro de Sitte tiene como origen una constatacion limitada y preeisa: la, fealdad de la ciudad conteinporénea o, mas bien, su falta de ealidad estétiea. No se trata en absoluto, como en Ruskin, de una eondena general 1,: moral de la eivilizaeion contemporanea. Esta cri— tiea esta aeompafiada, por el contrario, per una intensa toma de eoneieneia de las dimensiones técnicas, economicas y sociales de la transformaeion realizada por la sociedad industrial 3; de la necesaria transformaeion espacial que la aeompafia. El progreso técnico con— ' figura nuestro mundo: confiere al espaeio urbano edificado una extension y una escala sin precedentes, atribuyéndole nuevas funciones entre las euales el placer estétieo no parece tenet ningt’in lugar. “Praetieamente, son las dimensiones gigantes la tendencia de nuestras eiudades, rompiendo el marco de las artisticas formas antiguas [.-.] tan-
to el urbanizador como el arquiteeto debe-n crearse una escala
La figura hiStoriea: papel propedéutieo
La segunda figura encuentra una expresion privilegiada en la obra del
arquitecro 1rienés Camillo Sitte (1843-1903). La ciudad preinduStrial
aparece entonces eomo un objeto perteneciente al pasado, y la histo— ricidad del proceso de urbanizacion que transforma a la ciudad eontemporanea es asumido en suqlamplitud y en su positividad. Vision toralmente opuesta a la de Ruskin, pero también a la de Haussmann: la
eiudadantigua, obsoletfla 29$. el devenir de la sociedad induStrial,'iio' _d_e'La de ser ”COUQCJQEKElf-T ser eofnsti'titiida enuna figiirii'lfiistoriea original que llama a la reflexion. «Hr-
'f
'
adeeuada para eiudades de millones de habitantes [....] El urbaniza— dor debe contar eon esras contingeneias como eon fuerzas existentes,
del mismo modo que el arquiteeto, con las leyes de la estatica y resisteneia [...]. Nuesrros ingenieros [...] han hecho maravillas, ga* nando meritos impereeederos para la humanidad [...] [pero] los ensanehes y las disposiciones urbanas resultan casi exclusivamente
asunto técnico”.”
La constatacion de careneia esrableeida por Sitte no tiene para él un interes en si. Lejos de redueirse a una eritiea afligida, es el tram— polin de un cuestionamiento. Las metropolis eontemporéneas, l{estr-in eondenadas a un nivel Coro de belleza urbana? {Se puede concebir y
168
Alagorz’a dal patrimoaio
praparar al advanimiento da un arte urbano qua acompafia el davanir
da la sociadad industrial? Tales son los intarrogantas qua datarminan
la dinamiea del libro de Sitta. Pasan por al analisis pravio da las disposiaionas a partir da las euales las eiudadas antiguas obtianan su ba-
lleza y qua hacan da Sitta el creador da la morfologia urbana: a par-
tir del paradigma da la plaza publica y con la ayuda de los planos qua a1 mismo realiza an dacenas da sitios 3! da eentros antiguos, describe
3* axpliea Como, dasda la ciudad antigua hasta la ciudad barroea, las
diferantas configuracionas de espaeios no han casado da irradiar una bellaza qua nunca ofracan las plazas contemporanaas. Paro al intarés da asros analisis no as solamanta hiatorico. La cindad antigua todavia puada darnos laceionas (a1 término “ansefianza” aparaca sin casar an al libro de Sitta). Contrariamenta a un proeadimianto a manudo atribuido a1 autor, o justificado por su autoridad, no se trataba de aopiar ni da reproduair asas aonfiguraeiones qua res— pondan a astados da sociadad desapareeidos 3r actualmenta desprovis—
tos da santido.13 No obsranta, la solucion da la antinomia antre prasanta y pasado, entra historial a historico solo as posibla a condieion
da racurrir a un tratamianto rational y siStematieo dal analisis mor~ fologieo: “no hay, pues, otro ramedio qua combatir eon contravenenos de taoria razonada a1 mal de la rigida ragularidad gaométrica. Solo nos quada esta recurso para lograr de nuavo aqualla Iibartad da
La i'nvancion del patrimom'o nrbano
'
169
qua suscita, raquiaren un acercamiento a la propadéutica propuaSta vainte afios antes por Viollat-la-Due en sus Entrarians snr l’arabirac-
rare?! En efecto, duranta la sagunda mitad da su can-era y al igual
qua Sitta con al arta urbano, Viollat—la-Duc aStuvo obsasionado por la busquada da una arquitaetura “vardadaramanta contemporanaa”. Diriga una acusaeion sin piadad contra el hiStoriaismo y al aclacricismo da los arquitaatos da su époea, condanando todas Ias formas da aopia
0 da imitacion dal pasado,23 paro no por allo daja da fundar su trabajo an un analisis historico. El analisis racional de los grandas sistamas
arquitaCtonicos del pasado (griago, romanico, gotico, ate.) parmita dascubrir “asos principios inmutablas qua. siguen siando vardadaros a través da los siglos [...], [qua son] aplicados diversamenta por las diferantes criv'ilizaeionas”24 y qua nos ayudarén a elaborar un nuavo sis— tama a partir da nuaStras nuevas conditiones hiatoricas. De hacho, a1 racionalismo comfin a Viollat-la-Duc y a Sitta par— tieipa da un profundo parantasco, ignorado por a1 conjunto da los hisroriadores, qua vincula antre sf a dos autoras separados por una
generaeit’in25 y qua permite antendar a ambos. Los Entrarians sin“ l’ara ckitecrara y la Construccion de ciadades sega’m principios arrz’sricos,
al primero para la arquitaetura y al sagundo para al urbanismo entan— dido como arte, sa proponan idéntieamanta buscar las vias da una era-
to los principios qua sa utilizaron en los tiampos tradicionalas dal arta”.19 Tras la divarsidad da las aonfiguraeionas aspaeiales, portado—
aeion contemporanaa qua responda a las damandas originalas da una civilization bajo a1 afaeto da una completa transformaeion téenica, economica 3; social. Las dos obras aStan organizadas sobra la misma Oposieion binaria antra un pasado caduco y un presents an gastacion, las dos piansan y dibujan aSta ruptura historica con la misma doloro-
propios, sa buscaran las raglas o los principios constantas a través dal tiampo. Sabamos qua asos principios” (palabra clava dal libro, aaom— pafiada o no dal califieativo “artistieo” y a veeas raamplazado por “siStama” )21 eonsistan an un conjunto da earaeteristieas formalas, eomunas a los diferentas ajemplos de aspacios publieos antiguos presentados por Sit-ta: eerramianto, asimetri’a, difarenciaeion y articulaeion
no sa confino al campo da la arquitactura. En la misma madida an qua nunca 1a disocia de su contexto mental, social :9 tacnieo, la ciu— dad no podia sar ajena a sus praoeupaciones. La aborda, él también, sagun una perspeCtiva morfologica y una sarie da analisis, disemina— dos en el aspasor da los Earrarians 5m l’arcbiracrara qua avocan, en una vaintana da pa‘iginasf6 la mayoria da los tamas dasarrollados vain-
ianeoncapcion da los antiguos maesrros: utilizar con pravio oonocim
ras an aada apoca, antigua, medieval, barroca, da efaetos estatiaos
da los alamantos. Son, por su misma intamporalidad, aplieables pot a1 urbanismo da fines dal siglo XIX. El asrudio morfologico da las ciudadas antiguas y, por lo tanto,
la historia formal da su aspacio eonstituye asi para el urbanista una harramianta heuristiea sin aquivalante. Las raglas da organizaeion da los llenos y de los vacios puestas en avideneia abran la via a una aste-
tiaa urbana experimental. El papal pedagogico qua este proeadlmlento atribuye al astudio da la ciudad antigua, asi como los problemas
sa claridad y sobra el mismo horizonta urbano. Porqua Viollatale-Due
te afios mas tarda por la Constraccio'n da ciudadas sagan principios arrz’sricos y qua hacan tanto mas fructffara la eomparacion da los dos
taxtos. Antes da ratornar a1 problama urbano, as preeiso' consratar qua asra 'racionalismo hisrérico no asta axento da difiaultadas taoricas y y la qua situa a los dos autoras ante una nueva antinomia: lla del arte razon. Los dos raconocan, an afeeto, .qua la craaeion altistica atafia a
170
I
Alegorfa ale! parrimonio
La iirveizcioii dc! parriiiionio arbaiio
lo que, a falta de un término mas apropiado, ambos llaman idénticamente instinro.” Instinto cuyo libre despliegue caracterizaba un esrado social cuyo modelo es aquel de la ciudad griega. El analisis racio~ nal quiere sustituir a esre instinto o deseo de arte asfixiado, o tal vez perdido, por nuestra sociedad tecnificada. Pero, gcomo puede la per—
sorprendente pagina en la que Viollet—le-Duc eStablece el pesado balance de los logros de la inemoria histories se termina con una apo— logia del olvido: “A todos los que hoy nos dicen: ‘Tomen un arte nue-
so one sea de nuestro tiempo’, les respondemos: ‘I—Iagan que olvidemos este enorme ct’imulo de conocimientos y de critica, dennos
manente conciencia de si, inherente a nuestra época )7 a nuestra civi-
inStituciones completas, costumbres y gusros que no se amarren al pasado [...]. Hagan que podamos olvidar todo lo que se hizo antes de :iosotros. Entoaces tendremos UH arte nuevo y habremos hecho lo que nunca se ha visto, porque si para el hombre es dificil aprender, at’in lo es mas olvidar”.33 La veracidad de ese pesimismo se revela en una nota del “‘I-IuitiEIne Entretien” sobre las I-Ialles Centrales construidas DOI Victor Baltard. Porque lo que Viollet—le-Duc cree entrever
lizacion, pretender paliar la inocencia artistica que ha perdido? Interrogante tanto mas pettinente porque los analisis hegelianos sobre la bella totalidad belenica no [es son desconocidos ni a Viollet-le-Duc iii a Sitte, y porque este l‘iltimo se ha hecho el eco de las teorias de Konrad Fiedler sobre la especificidad de la creacion artistica y sobre la impotencia de la historia del arte para ayudarla?3 No es sorprendente entonces que Sitte reconozca la artificialidad
de las ordenaciones urbanas efectuadas segtin las reglas y los principios que se desprenden del analisis racional de las formas historicas. Confiesa: “gPero se pueden inventar 3r consrruir casualidades tal como resultan en el curso de la historia? gPodria tenet espontaneidad y frescura tan rebuscado candor, naturalidacl tan artistica? La alegri'a infantil le eSta negada a una civilizacion en la que ya no se construye sin ton ni son, sino que se esmdia racionalmente sobre el papal?” Viollet—le—Duc no es menos sensible al caracter aleatorio del metodo que preconiza. No excluye completamente la hipotesis de una desaparicion del arte arquitectonico y no se hace ninguna ilusion sobre los efectos inhibidores de la conciencia de si y sobre el peso de la memoria historica de la que esra’ armada. Y sin embargo, a pesar de su lucidez, ambos autores rechazan perder toda esperanza en el exito en su metodo heuristico. El pesimis— mo de ciertos pasajes no les impide que, en otros, confien en las posibilidades de su procedimiento racional y que actfien como si éste pudiera dejar pasar un suplemento de alma. Ni e1 uno ni el otro renuncia a su proyecto.3U Pero, a diferencia de Sitte, Viollet-le-Duc se orienta hacia una solucion que lo instale mas solidamente en la gran subversion de la era indusrrial. Tras abrirse Lina magnifica via entre los sedimentos de la memoria hisrérica se encamina, casi subrepticiamente, hacia la ruta eStrecha, escarpada y ardua del olvido. El descubrimiento de la “arquitectura del porvenir““ pasa pot ese doble re— corrido: el racionalismo hiStorico que pone en evidencia la sucesion de siStemas arquitectonicos exige, seguidamente, el olvido de sus par-
ticularidades y, tal vez, incluso afin mas. Este es exactamente el itine-
rario trazado en filigrana a lo largo del “TroisEIne Entretien”. La
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en las I-lalles es el efecto fastuoso de semejante olvido de las referen-
”I.
cias, de los esquemas hiatoricos itidos y de los procedirnientos tecnicos trasmitidos secularmente, cuya vigorosa belleza opone a las insipidas producciones academicas.33 Para Baltard, forzado a innovar bajo la presion conjugada de Napoleon III y de I-Iaussmannf’4 se tra— taba solaniente de un olvido contingente y no rnetodico. Lo que no deja de ilusrrar el papel estético que asumiria semejante' practica. La concepcion de sentejante prOpedefitica, igualmente aplicable al urbanismo, marca una etapa en la teorizacion de las disciplinas del espacio. Articulada sobre un racionalismo historico, que es su condicién previa y necesaria, no debe ser confundida con el ahistoricismo propiciado por los CIAM y por los arquitectos del movimiento moderno. EStos niegan la utilidad de la historia de las formas y creen en los comienzos absolutos. En la propuesra de Viollet-le—Duc, la historio— grafia conserva su papel fundador pero demistificado y liberado de todo dogmatismo. Permite ademas que, en la arquitectura, el proble— ma de la belleza sea disociado de los temas relativos a la solidez y a ., la cornodidacl.” gQue resonancia tuvieron esas ideas sobre la concepcmn que te-
nia Viollet-le-Duc de la ciudad pot llegar? La respuesta se encuentra sin duda en la rapidez con la que deSpaclia una materia que ocupa toda la obra de Sitte: para él, la mutacion que todavia tiene que so— brevenir a la arquitecmra ya ha ocurrido en la ciudad. Un nuevo es-
pacio ha sido instaurado cuya escala, incompatible con la de los conjuntos antiguosj no solo prohibe su supervivencia sino que tambten expulsa al arte tal como se ha manifesrado a lo largo de la historia urbana. Viollet-le-Duc no considera la emergencia de un arte a otra escala, ta! y como lo imaginaba otro reorico del olvido eStético de la
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La invenoion do! patrimoaio urbano
Alogorfa do! patrimonio
Esta foa palabra no osta libro do ambigiiodad. La ciudad como ontidad asimilablo a un objoto do arto y comparable a una obra do
misma opoca, Ralph Waldo Emerson.35 Tampooo provo la conserva-
tion do las cindados antiguas. Tiono, sin embargo, su lugar on oso oa-
o musoo no dobo sor confundida con la ciudad-musoo quo conrion do cambio o1 on nacida artof’3 do ciudad do obras do arto. La nooion siglo, es lo basranto improcisa como para tomar lasldos aggpcronos. Sin ombargo, so caractoriza por la calidad y por ol num‘o’ro - ‘do tosoy ros do arto, do monumonros hisroricos, con su doooracron-pintada on m— osculpida, por los musoos y coloccionos quo connono, oomo
pitulo. Los Entrotions sur l’arcbitocraro no solamonto ayudan a com-
prondor mojor Ia obra do Sitto. AI llovar hasta ol limito la nooion do
oiudad historica por una parro y al sugorir una propodoutioa dol olvido poo Otra, Viollot~lo-Duc aporta unos marorialos quo dosompofiaran un papol docisivo on la construocion do la torcora figura do la ciudad _ anogua. Sitto, por su parto, pormanoco on la incortidumbro. Sogi’in a, ninguna do las plazas urbanas concobidas sogfin los principios do Coasrraooioai do ciadados sogiin priooipios arrz'srioos sabria oncontrar, on la oiudad modorna, otro lugar quo ol do la hOSpitalidad pontual 3/ prooaria quo oonviono a su ostarus do jalonos simbolicos. Del libro do Sitto so dosprondo Lina Linioa oortidumbro y osta conciorno a las oiudados dol pasado: su papol ha torminado, su bolloza plastioa pormanooo. Consorvar Ios conjnntos antiguos como so consorvan los objotos do musoo paroco insoribirso on la logioa dol anali-
monso musoo a1 airo libro. Por tal motivo, so puodon consrdorar oomo ciu'dados do arro unas catogorias hotorogénoas do ciudados, capitalos
o y provincialos, gigantosoas y minfisoulas, dosbordantos do Vlda so dor contono osto do misma raoion adormooidas, sin quo la oonfigu voa afootada.
.
Por ol oonrrario, la oiudad, o1 oonrro _o ol barrio urbano musoa sf, on n impono so Sirto, do analisis o1 por dos dosigna los, tal oomo son tos como totalidados singularos, con indopondonoia do sus olomon do da consrituyontos. Paradigms: la Grando Placo do Brusolas, rescata
la haussmannizaoion do la oiudad y prosorvada gracms al alcald-o
sis dol Srfidtobau. Sin embargo, Sirto no miliro a favor do la prosorva-
so lImICharlos Buls,4g irador forvionto do Sirto. Adomas, Buls no las rimyo rocons ‘y a historic plaza la a rostaur ta a oonsorvar, sino quo con— la do mvorsa la. a o inscrib so quo ion Actuao parros quo faltan.“H maroa sorvacion piadosa do Ruskin. El historioismo do Viollot-lo-Duo quo manora misma la do Plaoo Grando la do l musoa la conservation
cion do los contros antiguos. solo manifiosta la pr'oocupacion do “salvar do la dostruocion, on Io posiblo, las viojas oiudados, y do forma brovo, on dos ocasionos’”? a lo largo do una obra quo rospondo a proocupacionos diforontos. Orros han dosarrollado la filosofia do la conservation one so dosprondia do so trabajo hisrorico y oririoo, atribuyondo asi a la ciudad
inspira la do numorosos contros o la do fragmentos urbanos annguos ' _ do Europa Occidental.
antigua una funcion musoal.
aproLa motafora dol objoto musoal siguo srondo, sm ombargo,
ximada. Las oiudados antiguas no so puodon colocar bajo un fanal,
como (sogfin protondia Viollot-lo Duo con ciorta ironi'a) ora ol dosoo so no confosado do los habitantos do Nurornborg. En ofocro, goomo no or s urbano nros fragmo osos oion oiroula do sacar podria consorvar y ora privandolos do sus aorividados y do sus habiranros? gComo, ado— a a mas, ordonar ol rooorrido o la visita musoal? El-problorna Iompioa Juriy os dibujarso. Probloma quo sora plantoado on tormmos oxplicn ' .. dicos solo dospuos do la II Guerra Mundial.
La figura historical: papol musoal En route quo figura musoal, la oiudad antigua amonazada do dosapa" rioion os conoobida oomo on objoto raro, fragil, valioso para ol arto y para la historia y quo, al igual quo las obras consorvadas on 103 mu» soos, tiono quo saoarso dol oirouito do la Vida. Al transformarso on historioa, la ciudad piordo su historicidad. Esra ooncopcion do la ciudad historica habia sido proparada por gonoracionos do viajoros, orudiros o ostotas. Los arquoologos quo doscubrfan las ciudados muortas do la antigiiodad, los auroros do gufas, los oiooroni quo rooortaban o1 mundo dol arto ouropoo on oapas urba~
Sin embargo, on o1 transcurso do las pr‘imoras doca'das dol31glo XX,
sion nuova, la figura y la conservaoion musoalos adqmoron-una dimen Huornologica, con motivo do la oxporioncia colonial. Cuan'do Loms omborr Lyauroy, marcado por ol ojomplo do l‘os inglosos on la India,
las croaoionos prondo la urbanization do Marruocos, dooido consowar urbanas do oso pais, las modinas. Do ma‘nora opuosra a la politica adOp- '
nas, oonrribuyoron a quo so pudiora ponsar on la musoificacion do la
ciudad antigua.
.....
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-
.
Alegorfo dol patrimouio
tada on Argeliao la modernizacion do Marruocos rosoot'afa Ios asontamientos urbanos tradicionales, croando ciudades nuoiras segun los nuo— vos criterios tecnicos occidentales. Opcion quo traduce la voluntad do prosorvar, con su soporte espacial original, unos modos do 1rida y una vision dol mundo diferentos y juzgados inoompatiblos con la urbanizacron do tipo occidental. Pero tambien la aprociacion ostotica participa socundariamento, do esta voluntad de conservacion y tal voz incluso la: integra en una prospectiva dol turisnio do arto. . No es sorprendonte entonoes quo, on un'movimionto do idas y vonidas, la experiencia etnologica do una realidad urbana diferente oil-:ética, hays sido trasladada a las ciudados familiaros do Europa. La historia do osta conversion do la mirada osta por escribirse. llustrada entro orros por los urbanistas Henri Prost, Jean-Claude Nicolas Forosrier y Rene Danger, formados por Lyautoy. Despues do dejar el Ma— greb, descubron el ancestral continente ouropeo con una mirada oxtranjora y en su oxtrar‘ioza legitima: torritorio por-ordonar en las escalas inéditas ensayadas on Africa, poro también torritorio quo protogor. La ostrucrura urbana proindustrial, y sobro todo las pequefias crudades todavia casi intactas, so transforman en los veStigios fragiles y valiosos do un ostilo do vida original, do una cultura on vias do dosaparicion quo dobo ser protogida sin condiciones y, en ultima instancia, consorvada como roserva o musoificada. ' En la misma opoca, los CIAM rechazan la nocion do ciudad historica o museal. El Plan Voisin‘lz do Lo Corbusior (1925) propono arrasar ol tejido do los viojos barrios do Paris 3; reemplazarlo por ras— cacr’olos ostandar, conservando solamonto algunos monumentos hoterogonoos: None-Dame do Paris, ol Arco dol Triunfo, ol Sacre-Coeur y la torro Eiffel: inventario que ya anuncia la concepcion mediatica do
los nionunientos como hitos. ESta ideologia do la tabla rasa aplicada
dosde la decada do 1950 al tratamiento do los contros antiguos solo deia do provalooor on Francia con la creacion do la ley sobro sectoros protogidos por'Andro Malraux, on 1962. Esta ley, modificada mas tardo en su rodaccion y en su orientacion, fue inicialmonto una modida do urgencia inspirada por la figura musoal do la ciudad. Puostos on duda on Europa, los CIAJ‘VI proseguian no obstante su obra iconoclas— ta’en los paises on vias do dosarrollo y trabajaban en la deconstruccron do algunas do las mas hormosas medinas dol Oriento Modio como Damas y Alep. Su influencia ha continuado siondo grando oriExtrerno Orionte. So los puede atribuir on particular la dosrruccion do una parto dol antiguo Singapur.
175
La iavericioa dol patrimonio urbane La figura liistorial
La torcora figura do la ciudad antigua puede sor definida corno la sin—
tosis y la superacion do las dos procedontos. Constituyo la base do
toda interrogacion actual no solo sobro el dostino do los antiguos te— jidos urbanos, sino también sobre la naturaleza misrna do los asentamiontos que ho}r siguon siendo llarnados ciudados. Esra figura aparoce bajo una forms a la vez complota y anticipaclora en la obra toorica y en la practica dol italiano GuSEavo Giovan— noni (1873-1943), quion otorga simultanoamente a los conjuntos ur-
banos antiguos un valor do uso y un valor museal, integrandolos en una Concepcion general do la ordonacion territorial. El cambio do es— cala impuosto por ol desarrollo do la tocnica al rnarco edifioado (“tanro el urbanisra conio ol arquitocto dobon elaborar una escala do intervoncion apropiada a la ciudad moderna do varios millones do liabitantos”)“3 tiono oomo corolario un nuevo modo do conservacion
do los conjuntos antiguos, para la historia, para el arto y para la vida dol presonto. Este “patrinionio urban__o__,f:__qluo gip'Eannhoni es sin H
dpdaol prirnero on "a'osigfiiF‘éon ose tori'rdiip_o_,_-adquiore su sehi'idb”y"§ii 'ii'alor no on tanto quo obj eto' setsfiafib do one disciplina propia, sino conio oleinonto y como parte de una docrrina original de urbaniza—
oion. La importancia do Giovannoni so ha ocultado durante mucho
tiornpo dobido a pasiones politicas o idoolt‘Jgicas,‘15 lo quo haco aun mas nocosario concodorlo su logitimo lugar on ol tabloro do la historia. Dosdo el primer articulo do 1913, quo dara titulo a su gran libro do 1931 Voosbie cirrr'i ed odilioia rraom, Giovannoni adopta una acritud prospectiva. Evalua ol papol innovador do las nuovas técnicas do transporto )7 do coinunicaoion y prove su creciente perfoccionaniionto. Un distanciamiento do algunas décadas lo permito pensar, dosdo on— toncos, la mutacion do las escalas urbanas quo Viollet-lo-Duc y Sitte habian situado on ol contro de su reflexion on terminos do “redos” [rate] )2 do infraestrucmras. El urbanisnio cosa do aplicarso a ontidados urbanas y circunscritas on ol eSpacio para transformarse on torritorial. Dobe satisfacor la vocacion do moverso y do comunicarso por todos los modios que caracteriza a la sociodad do la era industrial,
transformada en la era do “la comunicacion gonoralizada”. La ciudad dol presento, y aun mas la dol futuro, oStaran on movimiento.
Ante ostos “organismos cinéticos”,‘*6 Giovannoni plantea con lu-
cidez ol tonia quo hoy osquivan u ocultan tantos planificadores, reprosentantos y politicos: los tiempos do la ciudad densa y centralizada
176
tros, los barrios, los conjuntos de manzanas antiguas pueden respon» der a esta function. Bajo la forma de enclaves aislados, de fragmentos,
gno se acabaronP, y ésra rgno se borra en beneficio de otro modo de agregacion? {No es posible imaginar ya “el fin del gran desarrollo ur-
de nucleos, pueden recuperar una acrualidad que Viollet‘le-Duc y Sitte les negaban: su misma escala los designa corno apros para cumplir la funcion de esta nueva entidad espacial. Pero solo a condicion de estar tratados convenientemente, es decir, a condicion de no implantar all‘i aetividades incompatibles con su morfolog’ia, los tejidos urbanos
bano” e incluso una verdadera “antiurbanizacionm”? (término que mas tarde se transformaria en desurbanizacion”). Giovannoni es casi
el primero en pcrcibir la ruptura y la desintegracion de la ciudad en beneficio de una urbanizacion generalizada y difusa. Con cincuenta afios de antelacion, ve abrirse la nueva era que Melvin Webber llama—
antiguos presentan incluso un valor de uso que se acompafia de dos
ra The post—city age, “la era de despues de las ciudades".‘lS
privilegios: a1 igual que los monumentos hisréricos, son portadores de valores de arte y de hisroria, pero tambien del valor pedagogico e incitativo imaginado por Viollet—le-Duc y por Sitte, verdaderos cataliza-
Tales la pertinencia y precision con la que se plantea la cuestion, que Giovannoni funda su razonamiento sobre la dualidad esencial de los comportarnientos bumanos; unos comportamientos que, para
dores para la invencion de nuevas configuraciones espaciales. De esta
Cerda, eran el moror de la urbanizacion: “el hombre reposa, el hombre se rout-rive”:19 Los circuitos de comunicacién generalizada no ofret cen refugio para el reposo. Los seres humanos necesitan sin embargo detenerse, encontrarse, habitar. “La vida de habitacion” debe poder
conservar su lugar al mismo riempo que “la vida del :rnovinaienro”15*D Pero los progresos de la técnica hacen posible una figura nueva res— pecto a la tradicional relation entre movilidad )7 estabilidad. Sobre las
grandes redes que estructuran el espacio territorial, en particular de transporte, pueden a partir de entonees conectarse y articularse pequefias unidades espaeiales, nucleos de esradia. La “antiurbanizacion” torna entonces la forma de una ordena-
cion dual-‘51 en, al menos, dos escalas complementarias e igualrnente
fundamentales: segun una metafora expresiva de Veeelrie cr'rtri ed radii 1am move, por un lado “la sala de maquinas, de movimientos febriles, vertiginosos v ruidosos”, y por el orro, los “salones y espacios domésricos”.52 Desde el inicio, Giovannoni supera el urbanismo unidirnensional en el que se encerro Le Corbusier sin haber compren— dido one so “ciudad radiante" es una no-ciudadfi3 También escapa a la modelizacion delos desurbanistas para quienes, desde Arturo Soria y Ivlata-l4 a Nikolai Miliutin y los soviEricos de la década de 1930,55 ios espacios de habitacion y de ocio mantienen una relacion de subordinacion y de inclusion, pero no de complementariedad en las redes que permiten la supresion de las diferencias entre la ciudad v el campo. Para Giovannoni, la sociedad de comunicacion multipolar (una sociedad que en esa época todavia no esta informatizada ni es mediatica ni del “ocio”, una sociedad que, sin embargo, no puede funcionar con la sola escala territorial y reticulada) requiere, por lo tanto,
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La inveneion del patrimoaio urbano
Alegorfa del patrimoaio
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g.
forma, desernper'ian en la edflizz'a more: de Giovannoni un papal que no podian otorgarles ni Viollet—le-Duc, a pesar de su teoria del olvi— do 3/ de su descubrirniento de la ruptura de la escala urbana tradicional, ni Sitte, a pesar de la precision de sus analisis morfologicos. Y es en este sentido Como han podido ser integrados en una clocrrina so— fisticada-l6 de la conservacion del patrimonio urbano._ La relacion original que Giovannoni se imagina entre ordenacion territorial y patrimonio urbano es deudora de dos particularidades del contexro italiano. Por rnuy anticipadora que sea, su vision “antiurbanistica” se inscribe en una tradicion lombarda, fundada pot Carlo Cattaneo” a finales del siglo XVIII, en la corriente del fisiocra— rismo francés. Desde esa epoca, apoyandose tanto sobre considera-
eiones demograficas corno sobre la solidez de la estructura urbana
italiana, Cattaneo preconizaba un equilibrio entre acrividades urba— nas v rurales basado en su estrecha asociacion y en el control del crecimienro urbano segun una concepcion territorial de la economia. Ademas, una formacion profesional que mas tarde a va a contri— buir a generalizar en Italia fundando la Scuola Superiore d’Architet— rura de Roma, en 1920, abre a Giovannoni los conocirnientos, a me-
nudo disociados, de la cieneia aplicada, del arte )7 de la hisroria. Viollet-le—Duc ya habi'a observado Clue: “los italianos tienen e1 buen sentido de no separar a sus arquitectos en dos clases: los restaurado-
l
res de monumentos y los consrructores de edificios apropiados para las nuevas necesidades”.55 Giovannoni no es solamente un arquiteCto
y un resra'urador, discipulo y continuador de Boito, no es solamente un hisroriador del arte59 para quien Roma fue uno de sus objetos de
estudio favoritos, también, corno Boito, es ingeniero y, a diferencia
la creacion de unidades de vida coridiana sin antecedentes. Los cen-
I-
11':
'.-'- '.. .- .. 'r-r .u _.I. "'rl"|.I.._'__,,_...‘._.f},_ p. - . 1‘ - m- a.
x.
de éste, urbanista.
:
J
178
Alagorfa dal patrimonio
La iiwaircidn dal parrirrionio airbarro
Esra triple forniacionfil‘J sa laa an los articulos qua, antra 1893 y 1947, consagra a sus rras carnpos da cornpatancia.£1 Ella axplica tam— bian corno Giovannoni supo rabasar la concapcion unidimansional da Viollar-la-Duc an banaficio da una concapcion dual da la mutacion
179
nar la oparacion qua sirva para alirninar todas las construccionas parasiras, agragadas, suparfluas: “la rahabilitacion da 103 barrios anr riguos sa obriana mas an al interior da las manzanas qua an an anterior, an particular rasrablaciando, an la inadida da lo posibla, las condicionas originalas da casas y n1anzanas,porquala habitacion riana su ordan, su logica, su higiana y su dignidad propias”.53
impuasta al aspacio urbano por la ara industrial, y como pudo axtraar da 105 analisis morfologicos da Sitta una laccion da consarvacion sin dajar da tratar la ciudad “como un organismo astético”.52
Paro Giovannoni no ara solamanta un taorico. Sus idaas aran la
“Una ciudad historica consriruya an sf un n'ionun'ranro”,63 paro as
razon da sar da una practica.‘59 No obstanra, aunqua pasaron a la Car-
al mismo tiampo un rajido vivianta: tal as al dobla posrulado qua parrnita la sinrasis da las figuras do In piadad 3; da lo musaal da la consarvacion urbana )7 sobra al cual Giovannoni funda una docrrina da la conservaci‘on 3; da la rasrauracion dal patrimonio urbano. Doctrina qua sa puada rasumir an rras grandas principios. En primer Iugar, rodo
rrr iralnma dal rasraaro [1931), sus idaas anaonrraron rasistancia ran-
to por su cara'crar pracursor como por la mancra da contradacir las idaologfas da un régiman :‘ivido da grandas trabajos aspactacularas. En al liabar da Giovannoni hay qua incluir su obra da oposiror asi como al balanca da todas las dastruccionas qua logro impadir an italia. Y, si bian dasampafia un papal iinporranra an a] daspaia da la Roma antigua y da los foros imparialas, lo haca praparando y organizando rninuciosamanra las fasas y al daralla da la Oparacion 3* ha ciando ciacurar un lavantan‘iianro complcto dal barrio madiaval qua asra rasurraccion arqu-aologica axigio sacrificar. En cuanro a su obra positiva, mas alla da los nuniarosos planas raguladoras, qua ganaralmanra no fuaron aplicados, puada quadar siinbolizada por la rahabiliracion, tarrninada an 1936, do una paquaiia a ilusrra ciudad dal norra da Iralia: Bargamo Alta.” Giovannoni concibio su vinculacion con la ciudad baja, promatida al dasarrollo industrial, la libro da sus varrugas y, para falicidad dc sus habitanras, la l'liZD ranacar an la gloria da sus plazas 3/ da sus inonumantos publicos, an la sinuosa complajidad da sus callas )7 da sus pasajas, qua pa-
fragmanro urbano antiguo daba sar intagrado an on plan da ordana—
cion (piano ragolarora) local, regional y territorial qua simbolica su ralacion con la vida prasanra. En asa santido, su valor da uso asrzi la— gitimado canto racnicamanra por un trabajo da arriculacions“ con las grandas radas primarias da ordanacion como humanamanta “por al manranimianto dal caraicrar social da la poblacion”. En sagundo lugar, a1 concapto de monumanro hisrorico no sabri’a
dasignar un adificio singular, aislado dal contaxro adificado an al cual
sa insarta. La namralaza misma da la ciudad y da 103 conjunros urbanos tradicionalas, su ambianra,“ rasulta da asta dialacrica da la “arquiracrura mayor” 3/ da sus antornos. Por allo, aislar o “daspajar” un rnonumanro aquivala a mutilarlo an la mayoria da 105 casos. Los antornos y los monumantos compartan una ralacion asancial. En fin, una vaz satisfa'chas astas primaras condicionas, los conjuntos urbanos antiguos raquiaran procadimianros da prasarvacion y da rasrauracion analogos a los dafinidos por Boito para 105 monurnantos. Trasladados a las dimansionas dal fragmento o dal nuclao urbano, tianan como objarivo asancial raspatar su ascala y su morfologia y prasarvar las ralacionas originalas qua los vincularon a parcalas I y vias da racorrido. “No saria posibla axcluir trabajos da racornposicion, raintagracion, daspaja”.55 Sa ita antoncas un margan da inrarvancion limirado por al raspato al ambianra, asa aspiritu (hisrérico) da los lugaras, rnararializado an ponfiguracionas aspacialas. Sa roman asi licitas, raconiandablas a incluso nacasarias las raconsrirucionas, a condicion da no sar angafiosas, y sobra todo, ciarras dasrruccionas. Giovannoni usa la harmosa matafora dal diridamenro,“ avocadora dal daspaja da los bosquas o siambras damasiado dansas, para dasig-
natran hasra al corazon sacrato da las nianzanas, an la continuidad ru-
pida, contrastada y faliz da sus rasidancias Inodasras y da sus paiacios. Giovannoni as practicarnanra al unico da los taoricos dal urbanisnio dal siglo XX qua cantro sus praocupacionas an la dimension asta-
rica dal astablacimianro lnnnano. Dasarrolla con optimismo las pra-
misas planraadas por Viollat—la-Duc a la ascala da las radas urbanas qua no son nuasrro proposiro. Por al contrario, a la ascala da 105 barrios a supo compaginar la propadéurica dal olvido con una concepcion critica y condicional da la prasarvacion da los conjuntos urbanos antiguos an la dinamica dal dasarrollo. Esta patrimonio sa dora anroncas da un dobla astatus, cuya antinoniia Giovanoni dascubra an Viollat~la-Duc )1 an Sit-1a, haciéndosa cargo da un dobla papal qua ni Sitra ni Viollat-la-Duc quarian ni po-
"'l‘_-
la;
dian atribuirla. Ma's aun, asra parrimonio urbano, soporra fragmenta-
1 30
La irzrrerzcio'rr del patrimonio nrberro
Alegorie del patrimonio
do 3: fragmentario de una dialéctica de la hisroria y de la hiatoricidad, es abordado segfin los enfoques complejos de Riegl y de Boito, para quien cada objeto patrimonial es un carnpo de fuerzas opuestas entre las cuales hay que crear un eStado de equilibrio, cada vez singular.
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Notas 1 HAUSSMANN, Geotges—Eugéne, Memoires [1390], Ed. du Seuil, Paris, 2000,pag.23.
Y, en la gestion de esra dinarnica conflictiva, Giovannoni reconoce v
2 MONTALEMBERT, Charles Forbes, Dir uendalisrrre et rin carboiieisme darts i’rtrt, op. cit, pigs. 215-216.
Ruskin 3; Morris sin llegar a inStalarse en la hisroricidad: el habitan-
3 BALZfiC, Honor-é de, op. cit. 4 MONTALEMBERI Charles Forbes, op. cit., prig. 216. 5 El primer catastro cle Europa es el del Milanesado, a finales del siglo m1. La cartografia, que ha realizado grandes progresos durante el siglo XVIII, se utiliaaba entonces esencialmente para las fortificaciones y las plazas fuertes. El primer plan director )2 global de Paris, con curvas de nivel, se debe a
confiere a los teiidos antiguos el valor actual 3/ social designados por
te y su habitat se situan en el punto focal desde el cual irradia la pros-
pectiva de Ve'ccfaie cittrl ed edilizia remove. La teoria de Giovannoni anticipa, con mayor ductilidad, soltura y complejidad, Ias diversas politicas de “sectores protegidos” que se han preparado y aplicado en Europa desde 1960. También contiene e1 germen de sus paradojas y dificultades.
- ......
Haussrnann.
6 SITTE, Camillo, Constrncciciri o’e cindedes segriri principios artisticos [1339], Canosa, Barcelona, 1926, pag. 103. ‘v’éase también 1a traduccion sa mas reciente, L’ert de biitir les viiies, Ed. du Seuil, Paris, 1996.
7 Los estudios de historiadotes del arte como KRAUTHEIMER, Richard,
Rome, profile ofe city, 312—1303, Princeton University Press, Princeton, 2000,
3' KRAUTI-IEIMER, Richard, The Rome of Alexander HI, Princeton University Press, Princeton, 1935, son raros, o tarnbién coino BOUDON, Francois, CHASTEL, Andre, COUZY, I-léléne y HAMON, Franqoise, Systeme cie l ’erckitectnre nrbeirre: ie quertier ties Helies 3* Paris, Eds. du CNRS, Paris, 1977. 3 Sobre el papel jugado por los arqueologos en la nueva historiografia de la ciudad véase en particular las publicaciones de l’Ecole Frangaise de Roma, Les cedesrres erreierrs dares les trilles er lertr traitemerrr par l’informatique, Roma,
1939, n“ 120 v D’urre ville it l’antre: structures meterieiles et-orgerrisetior: de
l’espece dens ies oiiles europe’erirres {XII-xv: sieeies), Roma, 1939, n“ 122.
9 Luego vendra'n los geografos, corno pot ejernplo Pierre Lavedan que, bajo el titulo discutible de Histoire de l’iirbenisme, Laurens, Paris, 1926-1952, ha escrito una historia de la organizacion planificada de las ciudades desde el
renacirniento.
10 En su Teorile genera:r de la nrberriaecitiri, Madrid [1367], Instituto de Estudios Fiscales, Madrid, 1963-1971, que pretende fundar el urbanismo corno ciencia de la ciudad 3; de su produccion. Cerdri muestra como la evolucién de Ias formas urbanas estei ligada a aquella de los modos de circulacion y transporte. 11 VEase cap. IV, notes 32 y 34. En su panfleto sobre el Crystal Palace, Ruskin
evoca los “cambios sobrevenidos durante [su] propia existencia en las ciudades de Veneeia, Florencia, Genova, Lucerna y mu}! particularmente en Roan: una
ciudad de una calidad inestirnable por la manera corno habia conservado su caractet medieval en sus calles infinitamente variadas, en la que la mitad de las viviendas existentes y habitadas datan de los siglos XV y xv]. Era la tiltirna ciudad de Francia donde todavia se podian ver los corrinrrtos de la a'ntigua arquitectura dornéstica irancesa”, {nuestras italicas}.
I2 Sobre estos poderes del espacio, referirse particularrnente a LEW-STRAUSS,
Claude, Antropologie estructnrei [1953], Edicio'nes Paidos Ibérica, Barcelona,
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no urbanos. For so parta, GOING, i-ienri, Rinoaation nrbaine at ciangarnant sociai, Eds. Ouvriares, Paris, 19?6, opone el fiancionamiento de los aspacios urbanos pre—industriales y actuales. Cuando hablo clal papal memorial, no intencional de las ciudades antiguas, as evidenta qua excluyo los casos excepcionales en los que una ciudacl ha sido construicla para celebrar a un individuo {da Bagdad a Carlsruha). Por otra parta, as importanta no confunclir la nociin de composiciin urbana {obra de arte) con la de monumento. 13 RUSKIN, John, The Opening of tie Crysrai Paiace, op. cit., apartaclo 14, pig.115. 14 Sm, Camillo, op. air. 15 Indiscutiblemente, Consrrncciin de cindades sagin principios anisricos sa inicia con una evocaciin nostilgica del foro de Pompeya. Que yo sapa, este comienzo nunca sa ha ralacionado con aqual clel primer pirrafo de la “Limpara de la mamoria” cle la que sin embargo, en mi opiniin, Sine parece habar tornado al tono poitico y confidancial qua no vualve a reaparacer mis en el resto del libro. 16 La exipresiin es tie Le Corbusier qua, sin embargo, habia leido 3' irado a Sitte antes de vilipencliarlo. Viase, TURNER, Paul Venabla, Tie readings of
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1995, caps. VII 1.; V111 y a BOURDIER, Pierre 3.! SAYAD, Abdelmalek, Le a'e'raeinamenr [1964}, Eds. de Minuit, Paris, 1989, para los astablecimientos
1‘21,
Alegoria dsl patrimonio
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182
calidad estitica sin equivalentes en los tiernpos modernos. En la eclacl media, silo las ciudatles italianas han podiclo rivalizar con astos ejemplos. 2. Rasgos inorfoligicos de las ciudadas antiguas: puesta en escena tie Ios monumentos, carramiento y asimetria da las plazas. 3. Error moderno del despaja cle los cantros antiguos. 4. Fealdad de la ciudad modarna cuyos rasgos son los invarsos de los da la ciudad antigua: grandes parcelas y grandas bloques cla viviendas, regulariclacl,
simetria, estandarizaciin qua engandran monotonia. 5. RaZOnes histiricas: advenimiento de una cultura Clifarente. 6. Razonas ticnicas: papal negativo dal tablero cla clibujo. Nos referimos, particularmente, a los “Septiime, I-Iuitiima at Treaiime entretiens". La similitutl de las iirmulas as a manudo sorprendenta.
pig.190.
Op. cit. tomo 1, “Dixiime entretien", pig. 451. Viollat-la-Duc no tiene, al igaal
24 Mid, “Simples aveux aux lectaurs”, pigs. 6 y 3’. Para firmulas idinticas viase tambiin tomo 1, pigs. 99, 324, 391, 432, 447, 456, 4581.476.
25 A primara vista, todo parece separar a los dos autores. Viollet-le-Duc
(1314-1379), inicialmanta dibujante, as el gran restaurador de los adificios
religiosos de la eclacl media francasa. Descubierto, formado y apoyado por
Mirimie, que le confia a los veintisiis afios los trabajos de Vizelay, sa
encuentra protagido y colmaclo poi el podar. Salvo una excepciin, la ciudad de Carcassonne, se interesi esencialmente por la arquitectura y por los edificios,
primero corno restaurador, luago corno arquitecto proyectista de formas y de
edificios de su tiernpo. Sine, aunqua arquirecto coma i1, centra sus preocupaciones en la ciudad )7 en su ordenaeiin. Construye poco, se consagra
cis cindrrdes segtin principios artisticos qua, an 1339, adquiere una celebriclad repenrina y ripidamenta internacional. No es sorprendente entonces que la literatura critica apenas se hays praocupado de acercar Viollat-la—Duc y SineLa eacepciin as, sin embargo, un breve articulo tie Daniel Wieczorek “Sine et
3.6 En particular: 1. Belleaa de las ciudades antiguas y paradigms de la ciudad antigua: tanto para Viollat-la-Duc como para Sine, la organizaciin del igora y'clal foro ofreca una
18 “Ni la vida, ni las ticnicas modernas de la constmcciin permiten una copia enacta de las antiguas disposicionas urbanas “, iiid., pig. 134. Va’ase tambiin
qua Sine, “la pretensiin de dar modelos a seguir sino solamante exponer principios”, lbid., tomo 2, “Trciziime entretian”, pig. 14D.
a la padagogia y sobre min a la historia y al estudio de las ciuclades antiguas. En Viena, doncle aritica los proyectos y las realizacionas de Otto Wagner para a] Ring, as dejado dc lado. Es tardiamente, como teirico y autor dc COnstrncciin
enfoque, diferenta dal nuestro, esti centrado en los procedimientos metodoligicos y epistemoligicos de los dos autores. El autor desarrolla sin embargo una parte de los puntos de nuastra argumentaciin.
1? SITTE, Camillo, op. cit., pigs. 12?, 123, 132. y 2.
20 15:14., pigs. Iii-16?, y tambiin pigs. 1, 13, 14, 134 y 135. 1 Por ejemplo, “De que la plaza debe ser un recinto cerrado”, Ibid., pig. 41. 22. WOLLET—LE-DUC, Engine, Entrarians snr i’arciiractnre, op. cit. 23 “Casando cle preocuparn'os ante todo por la alianza de la forma con las necasiclaclas y con los medios dc construcciin [...la arquiteCtura] sa ha hecho neo-griega, neouroma’nica, neo-gcitica [...]. Ha llegado a estar suieta a la moda”.
183
Viollet-lesDuc, jalons pour une recherche”, en Austriaca 12, 1931, cuyo
Le Coriasier, Garland Pub., Nueva York, 197?.
19 final“ pig. 23.
La inaenciin del patrimonio urbane
.....
17 WOLLET—LE—DUC, Engine, Entratians snr i’arciitectnra, op. cit., tomo 1,
“Premier entretien‘“, pig. 17: "‘ El arta es un instinto, una necesidad del espiritu qua, para hacarse comprencler, emplea diversas formas, paro silo hay ARTE corno silo hay RAZON", y pig. 28: “El instinto mis delicado en el hombre as
tal vaz el instinto clel arta". Viasa tambiin, SITTE, Camillo, op. cit., pig. 28 {donde se reiiera al Knnsttriab}.
33 WIECZORECK, Daniel, Can-riiio Site at ias dibnts ale i’nrbanisrna inoderne, Bruselas, Mardaga, 1931.
29 SITTE, lCamillo, op. cit., pig. 134.
3D VIOLLET—LE-DUC, Eugine, Entratians sar l'arciitactnre, op. cit., tomo I,
“Huitiime entretien”, pig. 314:”No, la dacaclencia no as fatalmente inevitable” y SITTE, Camille, op. cit., pig. 134: “No ha},I que renunciar". 31 En armonia con los valores cla la era industrial. WOLLET—LE-DUC,
Engine, Ibid, tomo II, “Quinaiirna entretien”, pig. 2.13. 32 Iiid., tomo I.
33 final, tomo I, r“Huitiiema entretien”, pig. 323. 34 HAUSSMANN, Gaorges-Eugine, Mimoires, op. cit., pigs. 10?? y as.
Baltarcl propone clos proyeCtos convencionalas de Halles en piedra antes de seguir el croquis de Napolein III qua axiga simples “paraguas’r' dc metal.
35 CHOAY, Frangoise, La rigia at is niodila [1980], Ed. du Seuil, Paris, 1996, sobre el papal jugado por “la historia tie is arquitactura” an al De re
1 'Er'l'IF'I."
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griegos en Inglarerra ni en América. Llegarsi siempre sin anunciarse, y crecerz-i a
los pies de los valienres y nobles. En vane buscamos el genie para quc repira los milagros que realize en las arres antiguas; es su instinro quien encuenrra la belleza y la santidad en hechos nueves y necesarios, en el campo 1.: en el camine, en el bazar y en cl molino. Partiendo de un ceraaon religioso, alcanzarfl su use celesrialen e1 ferrocarril, la oficina de seguros, la sociedad anenima, nuestras leves, nuestras simples terrulias, nuesrro cemercie, la bareria elécrrica, el prisma y las ref-uraciones del quimico —en redos los cuales, por el memento, nesotros solo vcmos una utilidad economics—3” EMERSON, Ralph Waldo, “Arte" [1841], en Enseyes, Espasa Calpe, Madrid, 2001, pags. 173—174, nuestras italicas.
37 SITTE, Camille, op. cit., pag. 3.
38 Véase Cittii d’arte [Arri dell’inconrro di studio “La cirra d’arte: significaro, ruolo, prospettive in Europa”, Florencia, 1936], Giunri Barbera, Florencia, 1938. 39 FRANCHETTI PARDO, Vittorio, “lntroduzione”, en Ibie’.
40 Charles Buls es autor de Estbe‘tique ties uiiles, Buvlant—Chrisrophe, Bruselas, 1893 v de “La conservation au coeur d'es anciennes villas”, Tekne 64-66, '
41 Véase SMETS, Marcel, Charles Buis, ies principes tie l’ert urbain, Mardaga. Lieia, 1995. 42 Del nombre del constructor-fie aviones Gabriel Veisin.
43 GIOVANNON], Gustave, Freebie cittii ed ediiizin nuoue [1931], Cirra Studi, Milan, 1995, pag. 113.
44 15:21., pégs. 113, 125, etc. 45 Una parre de la carrera de Giovannoni se desarrollo bajo el regimen de Mussolini. Por este hecho, ha side injusramenre implicado, después de la 11 Guerra Mundial, en el procese a1 fascismo y criticado con vielencia per
Bruno Zevi (Historia de in nrquitecturtt rnoderrm [1955], Poseidon, Barcelona.
1980}. Ademtis, por haber criticado a cier-ras divas del movimienre moderne
come 1e Corbusier fue rachado de paseismo aunque desarrollaba reorias de
urbanismo mas avanzadas y récnicamenre mas elaboradas. Actualmenre, se asisre en Italia a una rehabiliracion de la obra de Giovanneni cuvo simbolo es la reedicion cririca de Vaccine eittri ed ediliaia nuoaa per VENTURA, sco (ed), Citta Studi edizioni, Mflrin, 1995. 46 Ibi’d., cap. III, subcapirule “La cirril come organismo cinematico’", pigs. 3? 3; ss.
fill—r
nedificetorie que “funda” Ia rercera parre sobre las reglas de la belleaa. Siguiendo las huellas de Alberti, rodes Ios traradisras hasta finales del sigle m han reromade esre procedimiente destinade a paliar la exclusion de larradicien en un dominio que no es competencia del analisis racional. Violler-le-Duc habia leido a Alberti. Se puede pensar que, sin ser consciente de ello, desarrolla con su olvido merodico una estética muv proxima a la que sustenta la segunda parte del De re nedificetoria. Sobre el papel arribuido a la historiografia en los historiadores del movimienro moderno, véase TOURNIKJOTIS, Panaveris, Historiogmflii de in nrquitecture moderne, Celeste ediciones, Torrejon de Arden, 2001. 36 “La belleaa no acude a la llamada de las leyes, ni repetira sus origenes
185
La inuencién del patrimonio urbane
Alegorie del patrz'rnonio
134
Bruselas, 1912.
.
progresos, en 47 La ciudad de fines del siglo X}: “Depende, de heche, de mil ha},r que No ia. industr la de v riicnica la de no, parte en y bles parre predeci . urbane v excluir que ésros acaben sefialando e1 fin del gran des'arrello era del urbanismo La devolviendo la peblacien a los campos ‘libres y fecundos’ s italicas. moderno alcanzarr’r pues, su fin”, 11713., pag. 66, nuestra el future del para s uencia consec las De la misma mancra, considerando riempo que el del desarrello de los transportes publices rapides a1 misme cion difusa en el produc de ripe nuevo “un a imagin nneni automovil, Giova Mid, pag. 90, campo y llevando a cabo realmente la anriurbaniaacion”, nuestras italicas. us 93'", Nueva York, 43 WEBBER, Melvin, “The pest-cirv'age", en Daedal 1963.
tos que abarcan 49 “La vida urbana se cempene de dos principalisimos elemen el hombre se esta: e hombr E1 vida. esa de acres les rodos y todas las funciones movirniento”,_en mueve: he aqui todo. No hay pues mas que estancia e op. cit., peg. 395. , ization urban la de i genera Teori’e so, lldefon A, CERD iii mouimento) y las “vias SD Giovannoni epone las “vias de movimienro” {vie de habitation” (uie di ebirezione)”, op. cm, pag. 95.
desdoblamienro que 51 GIOVANNONI, Gustave, op. cit., prig. 109. “El ripico cien y una trama de
circula ha resulrado ser. necesario enrre el gran sistema de Véase tambien vias secundarias relativamente rranquilas", nuestras italicas. 93, “una red de rriifice principalbien determinada come
Haiti, pa’gs. '?5 v rranqurlas ’. rrazado [...] y una trama de vias secundarias relarrvamente
52 rue, pag. 109.
larmente en lo que 53 Giovannoni no ahorro las criticas a le Corbusier, particujuzg‘adas con razen cion, circula la de v habitat del se refiere a sus concepciones as reales. Op. cit., elementales e ignerantes de la complejidad de los problem pags.112 v 116. , 1382, en el que 54 Arturo Soria y Mara y el articulo en E progreso, Madrid lineal”, COLLINS, crea Ia expresion “ciudad lineal”. Véase sobre 'su “ciudad 2, Nueva York, George R., journei of the Society of Architecturmr Historians 1959. NS, George R., Journei 55 Sobre 1a planificacion lineal en general, véase COLLI La obra sobre la ‘ parte. a segund 3, ans Histori ctural? Archite of Society of the publicado per Miliutin censrruccion lineal en las ciudades de la Union Soviética, y William :fitlex, Collins per rada en 1930, fue traducida, anotada v comen Cambridge, Mass., Press, Mir cities, st socieii g buildin of rn Probie tire Sotsgorod, v Londres, 1974.
op. cit., asi como en la 56 Esra desarrellada en Veccbie Citrri ed ediiieie nuorre, el Consiglio Superiore per Carra del Resrauro Italiana que redacro en 1931 para Conferencia de Arenas sebre l’Anrichira er Belle Arri, v en su contribucien a la Carlo. op. cit. y
II, conservacion, en 1931. Sobre rodos estos puntos ver CESCI— sco Ventura, per la reedicion de 1v’eceirie Cittii ed ediiirie nuoue, realizada op. cit.
iale: cirra, _ 57 Véese SAMSA, Danilo, “Un iporesi di funzionamiento territor tra d1 Carlo Carrance”, tn Stone m Lombardn 2,
ideologia esoenza del pensi
Milan, 1986.
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apropiarse un arte antiguo y de situarse, por una sucesion cle razonamientos, en un medto que existia hace tres o cuatro sigIos, es tan apto como otro, si no mas,
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II.
.‘j 8 WOLLET—LE-DUC, EugEne, Op. cit., tomo II, “1r’ingtit":me entretien”, pag.
396. Este punto de vista pertenece a la misma logica que inspira los Entretiens sur i’a'rcbitecture “[Los italianos] parecen estimar que un artista capaz de
13¢.
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Alegoria dei patrz'rnonio
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186
para comprender las necesiclacles clel tiempo presente y de adaptar alli sus
concepciones".
60 Giovannoni no ha cesado cle preocuparse de los-problemas planteados pot 1p formacton y por la pedagogia de las disciplinas que practicaba. En particular:
nell‘avenire”, comunicacion al International Congress of Architectural Education > i
i
CHOAY, Frangoise, La conference d’Atiaenes: sur in conservation artistique et historique des monuments, 1931 [1933], Ed. de l‘imprimeur, Besancon, 1009.: “Se aplica [...] a todo un conjunto cle construcciones, las meclidas de conservacion apuntaban a la obra aislacla y se crea con ello las condiciones de ambiente relativas a Ios monumentos principales“, En Giovannoni, Gustavo,
’
61 A moclo'de exemplo, entre los 9'00 articulos u obras escalonadas entre 1893 y 1947 (bibliografia de Alessandro del Bufalo, Gustavo Giovannoni: Note e servaatone integrate daiia consuitazione deii’arcbivo presse ii Centro di studi a: storm a'eii’arcbitettura, Kappa, Roma, 1982): 1903-1906
— _“La eostruzione degli sky-scrapers nel Nora-America” en Bo! S
arcbi. Itai. (BSIAI) ans; 9.12135.
5
-- “ll chiostro di 8. Oliver in COri", en L’Arte. 1904
“La restauration des monuments en Italic”. También aparece en el articulo do Giorgio Nicodemi, “L’ambience des monuments“. Esre desarrolla la dialéctica del monumen‘to y de su entorno, asi como el tema de la integracion de los coniuntos urbanos antiguos en los planes de urbanos. 66 GIOVANNONI, Gustavo, “La restauration cles monuments en italie”,
I
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13:11., pug. 63. 67 En particular: “I! cliriclamento edilizio dei vecchi centri, il quartiere della Rinascenaa a Roma”, en Nuova Antoiogia, fasc. 997; “Nuovi contributi a] sistema clel diridamento edilizio", en Atti dei undecirno congresso naaionaie
EJSPLITE nuova ed arte popolare”, en BSIAI, 1904.
degii ingegneri itaiiani, 1931; “11 diridamento ediliaio ed i suoi problemi nuovi”,
-—- “Sulle curvature della linee del tettipio d’Ercole e Cori”, en Mitteiiungen des
en L’Urbanistiea 5-6, 1943; sin contar los numerosos pasajes consagrados al diria’arnento en Veacbie Citta ea’ ediiiaia nuova, op cit. En la misma época
Kunstarcbaeoiogtscben Institut, Roma.
1913 —- Case civiie d’abitazione, 1\v'allt-uxli, Miltin.
1923
"
Patrick Geddes habla dc “cirujia conservadora“ {conservative surgery). 68 GIOVANNONI, Gustavo, Veccbie Citta ed edifiaia nuova, op. cit._. pfig.252.
.
~1—S):4Opere sconosciute di Bramante“, en Nuova Antoiogia.
69 Giovannoni ha contribuido especialmente a1 estudio y a la elaboracion o a
-— Ii Piano regulators di Roma, Roma.
la critica de Ios planes regulatlores del barrio Flaminio cle Roma {1916), de Ostia Maritime (1916), cle Roma {1924—1919}, de Bari Vecchia (1932,
1928
— “Queguone urbanisriche”, en L’Ingegnere; “Un discgno inedito di Antonio :13 signgallo , en Arcbtttetura e Arti decorative. 1 31
publicaclo en Nuova Antoiogia, de Catania [1934}, de la region de Roma (1935}. Sobre estos temas, veanse sus articulos: “Piano regolatori e politica urbanistica”, en Concessioni e Costruzioni, pags. 1-2., Roma, 1930; “I Piani tegolatori e la fondaaione di nuova citta”, en Dai regno ai impero—reaie, Academia naaionale dei Lincei, Roma, 1937, y “Piani regolatori e paesistici”, Urbanistica 5, Roma, 1938. 70 Esta operacion, cuyo plan, aprobado en 1934, elabora Giovannoni ha sido descrita por el autor con el titulo de “Una sana teotia ben applicata: iI
-
— “Sull‘applicazione dei mezzi costruttivi moderni ed in particolare del cemento armato nel restauro dei monumenti”, en Industria Itaiiana dei cemento
diciem bre. T 1936 — “L’urbanisttca e la desurbanizzaaione”, en Atti deiia Societiir Itaiiana per ii progresso deiie scienze. 1939 —— “La cupola della Domus Aurea neronicana" en Atti a’ i r'
,. . _-39511—31 .11: .~
e congresso nactoaaie
,.
’
tisaniamiento cli Bergamo”, {Una tcoria sana bien aplicacla alrsaneamiento cle Bergamo}, Urbanistica 3, 1943.
If:
a'i storia deii’arcbittetura.
— “Archittetura e ingegneria nell'ultimo ventenio“, en Annaii deiia Universita d’itaiia, Palombi, Roma.
64 ibid., por ejemplo, pigs. 66 'j.’ ss. 65 El termino ambiente apatece en actas del congreso cle Arenas, reeditadas en
Londres, 1924; “Gli studi urbanistici in italia”, en Universita fascista 2 1931-
h
1940
—— “Basiliche cristiane in Roma", en Atti dei eongresso di arciaeoiogia cristiana, Ciudad clel Vaticano. 1943 '
63 GIOVANNONI, Gustavo, op. cit.
‘ Glt architetti et gli stucli di architettura in itaiia”, Revista d’Itaiia, febrero do I 1916; “I._3cducazine arehitettonica in Italia, nel ato, nel presente,
junio de 1931.
187
6?. “La citta come organismo estetico“ es el titq de un capitulo de Veccbie Cittit ed ediiiaia nuova que ilumina bien la posicion central ocupada por el arte y por las preocupaciones estetieas en la ttia cle Ia ordenacion elabotada pot Giovannoni.
59 Su primer articulo esta consagraclo a “La porta del palazzetto Simonetti in Roma“, en L’Arte, 1398, fasc. VI—IX.
“Glt atuclt urbanistici in Italia e la classe degli innegneri" en i’Ingegneri:
La invention del patrintonio urbano
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6
- :::::
EL PATRIMONIO HISTORJCO EN LA ERA DE LA INDUSTRIA CULTURAL
Monumento y ciuclacl hisrérica, patrimonio arquirecténico y urbano: esras nocinnes y sus sucesivas figuras iluminan de modo privile-
giadn las diferenres maneras con las cuales las sociedades occidentales han aSumido su relacién con la temporalidad y_ han constituido ' su identidad. La emergancia clel monumnnto histérico en el siglo XX, designado CDmO antigfiedades, ilusrra el despliegue del prayecro humanista. Frame a Ins edificios y objetos cuyo uso coridiano transforma en parte del entorno familiar, siempre presente, las antiguedades de-
sempefian el papal dc espejo reflectante. Espejo qua crea un efccro de disrancia, de alejamienro qua establece el intervalo que habitara’ el
tiempo referencial de la historia. Espejn que devuelve a la sociedad
humanisra una imagcn desconncida de sf misma cumo alteridacl toda-
via par definir. Esra descubrimienro de las antigfiedades rambién as El descubrimiento del arte coma acrividad auténoma, desligado de su traditional sujecién a la religién crisriana. Esra experiencia irreducti— ble adquirida con gran esfuerzo en ranro que conciencia dc si misma
Clara origen a un arte que se constituira enrendiéndose 1r pensandose
a la vez COII'IO devenir y como hi5t0ria. Bajo Ia denominacién de anrigfiedad, el monumento histérico cs uno de los acrores causantes de Esta gran fractura en El arte occidental 3; del advenimientn de la ar— quitectura reorizada y referenciada, que Paul Frank] denominara pos-
madiava! para subrayar su diferencia y unidad. La construccién icénica y textual clel corpus cle, antigfiedades clasicas y nacinnales permitt- pnsrcrinrmenre que las socicdades occidenra~ les continuen esre doble trabajo original: consrruir el tiempo hisrérico
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1 -
Alegoria del purrimenie
v consrruir la imagen de si, pregresivamente enriquecida per dates genealogices. Hemos visto come les esrudios censagrados a las anti— giiedades se inscriben sobre redo en la gran cerriente que devalua el rescimonio de la palabra y de la escritura en beneficie de aquel de la vision y de la represenracien iconica. Les edificios del pasade centribuyeron tanre al estudio sisuematico de las fermas plésricas come al de su desarrelle y clasificacion. Las investigacienes de los anticuarios acompafiaron a 133 de les naturalistas y, juntes, participaron en la creacion de una civilizacion de la imagen: imagen transformada ahera en instrumente de analisis del munde y en seporte de la memoria. Hermes visro que la censagracien institucional del monumento historico en el siglo XIX lo deta de un estatus temporal diferente. El menumento hisrérico adquiere, per una parte, la intensidad de una
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El parrimoiiie bisroi'ice an [a are de la industrie cultural
191
en el ambite eurepee, el modelo juridice, istrative v técnico.
Pero la meramorfosis cuantirativa sufrida por el culto patrimonial a partir de la decade de 1960 ha derivade mas direcramente de un conjunro dc preccses solidarios que, en el caso francés, han confirmado la politics cultural del Esrado y que, en orros lugares, han acelerado
a menudo el establecimienre de este culte. La mandialisncion de les valeres y de les referencies occidenta-
les ha centribuido a la expansion ecuménica de las practices patrimo—
niales. Expansion que puede ser simbolizada per la “Convencion so— bre la proreccion del patrimenie mundial, cultural y natural” adeprada en 1972 per la Conferencia General de la UNESCO. El texre define el concepte de parrimenio universal calcandole de aquél de “monumenre historico”: sen patrimonie universal les monumentes,
presencirz concreta. Pere también queda instalado, per orra parre, en
cenjunres edificades, vaeimientes arqueelegicos o conjuntos que presenran “un valor universal excepcional descle el punto de visra de la l‘iiSteria del arte e de la ciencia”.I Se proclama asi la universalidad del sisrema de pensamiente y de valores eccidentales sobre este terns. La cenvencion establecia la obligacien de “identificar, preteger, conservar, rehabilitar y transmitir a las generaciones futuras el patrimonio cultural” per parte de les paises dispuesres a recenocer su validez.
un pasado definitive e irrevocable, censtruido esta vez por el deble rrabaje de la liisteriegrafia y‘ por la toma de cenciencia [hisroriaD de las muracienes que la revelucion indusrrial impene sobre las habilidades del ser humane. Les edificies de la era preindustrial, reliquias de un mundo perdido sepulrado por el tiempe 3,! per la tecnica, se convierten, segfin la expresien de Riegl, en objete de culte. Finalmente, sen invesrides de un papel memorial imprecise, nuevo para elles aunque, en sordina, analogo al papel del monumento original. En el rerreno desesrabilizado de esta s'eciedad'en vias de indusrrializacien, el monumento hisrérice parece querer recordarle la gloria de un talento amenazade-
una solidaridad planetaria segun la cual e1 cenjunto de la comunidad se liace cargo de les cases mas desfavorecidos: “un patrimonio universal en cuya' proreccion la cemunidad internacional enters debe coeperar”. La necion, mas restrictiva, dc patrimonie universal excep—
Del culte a la industria
cemplejes, la lisra comfin de bienes considerados patrimonio mun— dial, detades de un “sistema de cooPeraciou y de asistencia interna-
Pero, sebre redo, la convencién fundaba una perrenencia comun y
cieirel permite csrablecer, gracias a un conjunto de criterios mas
cienal” en les aspectos “financiere, artistico,‘ cientifico )7 técnico”. Entre les ejemplos de recuperaciones llevadas a cabe de este mode,
sen notables los de Abu Simbel e de Borobudur, pere orros lo sen menos, come los de Mohenie-Daro en el valle del rie Inde o la mezquita de Divrigi en Anatolia. Sin embargo, este proceso planerario dc conversion a la religion
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.'..t-. {1 EH?"r-‘Ir'yJ'J-i‘ ‘
.
patrimenial no esra libre de dificultades de naturaleza :1 veces opues-
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El termine avanzade per Riegl, cargade de sentide y de ambigiiedad, todavia mantiene su pertinencia. Sin embargo, su objere, las formas y la naturaleza de este culto se ban transformade, primeramente per efectes de la expansion generalizada de sus areas de difusion, de su corpus y de su publico y, luego, mas recientemente, per efecros de su aseciacion con la industria cultural. El culte del monumento historico, inicialmente privado, no se convierre en la religion ecumiénica del patrimenio edificade perla conversion individual v progresiva de cada uno de sus fieles. Como vimos en el capitulo IV, esra transformacion empeze a prepararse con el advenimiento de una gestion estatal, preceso del cual Francis ofrecio,
ta. Recuerde la indignacion de un amigo magrebi al ver que se atribuian valeres de arte y de hiSIoria a monumeutos cuya significacion debia ser, segfm e1, exclusivamente rcligiosa. De la misma manera, la rebabilitacion de la medina de Fez, en la que trabajaba en el marco de una ayuda internacienal, no tenia para iii ninguna otra finalidad
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isiblo quo la afirmaoion do la permanonoia do una idontidad urbana y do una vision dol mundo. Esto tipo do roaooion individual oontra la ingorencia do la tomunidad international os torriento fuora do Europa. Invorsamonte, a la ostala do los Estados, o1 numoro do mo-
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Alogorf'a dol patrimouio
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por un indico do prosrigio international 3; so transforma on objoto do emulation sin quo los criterios de solecoion do los bionos patrimonialos oston siompro bion intorprotados por los intorosados. La oonvon— oion adoptada en 1972 y ratifitada o atoptada on 1975 por vointit‘in paisos do los oinoo oontinontos oontaba, on 1991, con oionto dooo paisos firmantessi Los doscubrimlonros do la arquoologr’a 3) ol porfoocioaamiouro dol
Roirns y ol do los pabollonos do Lo Corbusier on Logo, ilustrarian las
dificultados do was manora do aotuar.3 Finalmonto, ol gran proyocro do domooratizacio'u del saber horo-
dado do la ilustration y roanimado por la voluntad moderna do erra-
dol ooio y do so torrelativo, el rurr'smo cultural, llamado do masas, ostan en ol origen do Ia expansion ral uoz mas significan'ua: la dol publico do los monumontos historioos. A las poquofias oapillas do iniciados, oonocodores y eruditos suoedo una audioncia “millonaria”, tal oomo so llama a las aglomoraoionos cifradas on millonos. El EStado franoés fuo ol primero en oxplotar eSta eoyuntura )2 ol primoro en promovor y tontrolar, ton ol apoyo do todos los retursos
proyocro memorial do las oiouoias bumauas han dotorminado, por su
do so autoridad y do sus poderes, los ritos do un culto oficial dol pa-
parto, la expansion dol tampo trouolo’gioo on ol quo so insoribon los monumentos historitos. Las frontoras do so dominio han franquoado on particular los limitos do la ora industrial quo parooian infranquoablos y so desplazan haoia un pasado cada vez mas proximo dol prosonte. Asi', los produotos téonicos do la induStria han adquirido los mismos privi— legios y Ios misrnos dorochos do conservation quo las obras do arto ard quitootonieas y que las paoientes roalizaeionos do los artosanos. Paralolamento, so impono una expansion tipologica del patrimonio historico: un mundo do edifioios modestos, ni momoriales ni prostigiosos, rooonocidos y valorizados por las disciplinas nuovas oomo la otnologia rural y urbana, por la historia do las téonioas y por la arquoologia modioval, han sido intogrados on ol corpus patrimonial. La aportaoion mas oonsidorablo do nuovos tipos so dobo, sin embargo, al franquearnionto dol mu'i'o .do la industrializacion y a la anoxion, por
trimonio historieo, transformado on parto integrante dol culto' do la tultura. Rooordomos que ol uso do osro térrnino todavia no so habia oxtondido on Franoia dospuos do la II Guorra Mundial, solia intograr-
so on sintagrnas (cultura do [as lotras, oultura general) mas quo utili-
zarse on o1 sentido filosofioo dofinido, y Iuogo fuo utilizado frocuontomonto eon fines politicos por oI pensarnionto slot-nan.“L Paul Valéry
profitio siompro ol término “civilization”.5 El término “cultura” so gonoraliza a partir do la doeada do 1960, Sfmbolo do so fortuna es la troacion do un Ministerio do Asuntos Culturales quo pasa rapidamom to a sor “de la Cultura”, cuyo modelo no tarda on ser adoptado por la mayor‘ia -do los paisos ouropoos y quo franquoa los mares. Andro Malraux invonta las Maisons do la Culturo, on tanto que ol término “cultura” so divorsifioa: oulturas minoritarias, oultura popular, cultura do la pobroza, tultura do Io oorrionto, etc.
parto do la practioa oonsorvatoria, do odificios do la sogunda mitad del
Los problomas plantoados por la difusion del tulto a la “cultuh ta" aoaban protipitando su tambio soméntico. Cambio consagrado
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siglo XIX y del siglo XX portonotiontes, partial o totalmonto, a1 dominio do las nuovas tocnicas constructivas: odificios do viviondas, grandos almaconos, banoos, obras do arto, otc., poro tambion fabrioas, de~ positos, hangaros abandonados por ol progroso tocnioo o por tambios economicos estructuralos; grandos oaparazonos vaoios quo la maroa induStrial abandona en la poriforia do las oiudados y hasra on sus con— tros. Adomas, la prootupaoion por oonsorvar el patrimonio arquitoc— tonioo e industrial del siglo XX (intluyondo las ultimas decadas), froouentomento amenazado do demolition por mal ostado, engendra attualmonto un complojo do Noo que tiende a salvar en el aroa patri-
monial ol conjunto exhausrivo do nuovos tipos tonstruotivos apareti-
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ditar las diferentias y los privilogios en el goco do 105 valoros intoleotuales y artisrioos quo, on conjunto con ol dosarrollo do la socz'odad
numentos inseritos en la lista dol patrimonio mundial tiendo a pasar
dos duranto osto periodo. Dos ejernplos francosos, ol do las Hallos do
E! patrimouio lrr'sro'rfco or: la era do la industria cultural
por los museos antos do aloanzar también a los monumontos. La cultura pierde su tarattor do realization personal para transformarso on ornprosa y aoto soguido on industria. Si hubiora quo fijar o1 dospoguo do osta industria on Franoia, juogo arbitrario pero ton ol morito do fijar las ideas y su aval por ol Estado, so podrian tomar oomo roforoncias sirnbolitas dos inaugurationos: on primer lugar, Ia dol Musee d’Orsay, on 1987, cuyo organigrarna muostra quo su vocacion es la producoion prioritaria y sisromatioa do sorvioios y do oomunitacion; pOSteriormento, on enero de 1988 3! on la penumbra dol mortado del
arto, la dol primer Salon International dos Musoes ot des Expositions“,
.
194
Alegorz’a dal patrimonio
El patrimonio bista’rico an la am da la indusrria cultural
Los monumentos y al patrimonio hisrorico adquieren a su vez un
195
conocida. Entre los profesionalas de la restauracion y de la conserva—
doble estatus: como obras dispensadoras de saber y de placer, puestas a la disposicion da todos; pero también como productos cultura— las fabricados, ambalados v difundidos con vistas a su consumo.T La '
cion, t{quian conoCe en Francia los nombres da Giovannoni 0 de Boi-
to? La segunda tendencia, ahora dominante, se sitfia bajo e1 signo de
la rentabilidad v da un vano prestigio y dasarrolla practicas ya condenadas en el siglo XIX antes da sar esrigmatizadas por la Carta da Ve-
metamorfosis de su valor de uso en valor economico sa realiza gra-
cias a la “ingenieria cultural”, vaSta empresa pfiblica y privada a cuyo servicio trabaja toda una poblacion da animadores, comunicadores, agentes de dasarrollo, ingenieros y mediadores culturales.3 Su tarea consiste an explotar los monumentos por todos los medios, a fin de qua el numero da sus visitantes se multiplique indefinidamente.
necia, a la vaz qua inventa nuevas modalidades da valoriz'acion, demasiado a menudo con el apoyo del Estado y de las colacrividades publicas. En otros terminos, tanto an Francia como, por divarsos motivos,
La valorizacion
en el mundo entaro, el campo patrimonial ha pasado a ser aetualmenta el teatro de un aombate dasigual a incierto, donda el podar da la ac— eion individual sigue siendo grande y donde, sin embargo, la determinacion da un alcalde, de un insPector de monumentos histéricos, de
La valorizacion es la llave da del dispositivo. Término clave qua quiere resumir el estatus del patrimonio historico edificado,
puadan, todavia, hacar cambiar el destino da un monumenro 0 de una ciudad antigua.
un arquiteato, de un urbanista o da un del patrimonio
pero que no debe disimular qua, hoy como ayer y a pesar de las legis-
Esta siltuacion de conflicto es la qua me ha incitado a acantuar el espiritu y las practicas de la tendencia dominante apoyada por la in-
laciones de proteccion, la destruccion continua y tenaz de los edificios y conjuntos antiguos se sigue produciando en todo elmundo bajo e1 prataxto de su modernizacion y rastauracion, o bajo al peso da presiones politicas a manudo imparablas. La fuerza viva de lasaasociacio— nes de dafansa da los monumentos, cuyo modelo se area an Gran Bre— tafia a finales del siglo XVII], sa moviliza hov en todos los paises. Sin embargo, aetualmante en Francia la suparficia de las ciudadas urbanizada con anterioridad a- la Revolucion no represents mas qua el 3,5% del parque edificadq.9
Esta término clave, qua prerende ser tranquilizador, resulta an re-I
alidad inquietante por su ambigiiadad. Remite a los valores del patrimonio qua sa desea qua se reconozcan. Pero contiana tambien la nocion de plusvalia. Plusvalia da su interés, de su agrado, de su balleza, ciertamente. Paro tambien plusvalia de su atractivo, de obvia conno— tacion economics. Esta ambivalencia de la nocion de “valorizacion” designs on heCl'lD inadito en la historia de las pracricas patrimoniales: aqual del antagonismo entra dos sistemas da valores v entre dos estilos da conservacion.
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Una de estas tandencias, amparada bajo el signo del respeto, prosigue, esra vez con los nuevos madios ofrecidos por la ciancia y por la técnica, la obra de los grandas innovadores da los siglosXIX 3! xx, sin qua esta consrituya, no obsranta, una rafarencia explicita o, incluso,
duStria patrimonial y por la evolucion da la economia urbana. El tra— bajo paciente da profesionalas,funcionarios, propietarios y simples ciudadanos qua se sacrifican abnagadamenta por al respeto al patrimonio historico son una miss an abfma, como mamoria vcomo referancia a fin da madir la ambiguadad que hay se mantiene an torno a la nocion da patrimonio. Entre las multiples oparaciones destinadas a valorizar al monu— mento historico y, eventualmente, a transformarlo an un producto economico me limitare a evocar, a modo da simples jalonas concretos de mi argumentacion, algunos de aquellos que inciden mas directamente sobra los edificios v sobre su aproximacion por parte del publico. De la restauracion a la reutilizacion, pasando por la puesta an escana y por la animacion, la valorizacion dal patrimonio hiStorico presenta multiples formas, de contornos imprecisos que, a manudo, se confunden y se asocian. La consaruacidn y la 'rasrauracidit son los fundamentos de toda valorizacion. Desde hace medio siglo v a pesar da las contaminacionas atmosférica, quimica, bioquimica v biologica han otorgado una nueva aatualidad a las tasis da Ruskin al permitir actuaciones no traumaticas sobre la “salud” da los monumentos. Podria pensarse qua, tanto el principio da conservacion da los sucesivos aportes antiguos agregados a los monumentos y a los barrios historicos corno al prin—
Alegorfa def patrimonio
196
cipio de diradamenrom cle Giovannoni, valiosamente apeyaclos en los
estuclios de' morfologia urbana, se encuentran finalmente adquiridos.
Y tambien que no hay dudas en cuante a la cendena de las reconsti— tuciones. Y que las reglas cle resrauracion formuladas por Boito se encuentran recenocidas universalmente, en particular aquella que exige sefialar visiblemente teda intervencion moderna y que se ha aplicado de forma magistral en diferentes lugares del mundo, como, per ejemplo, en el yacimienro resraurade de Teotihuacan en Mexico: e1 espectacler queda subyugado por el poderoso juego de les velt’nnenes arquitecrénicos sin ser nunca engafiado sobre el estade inicial de las ruinas. Tedes estes principies, reglas y preceptos, debidamente argu— mentaclos y perfeccienados desde hace un sigle parecian no deber ser cuesrionados. Es una ilusion. Las reconstitucienes “hisroricas” o fantasiosas, las destruccie-
nes arbitrarias, las resrauracienes disimulaclas ban llegado a ser las maneras habituales de valorizar. No multiplicaré los ejemplos. En Canada, el centre del antigue Quebec que figura en la lista del patrimenio mundial es el resultaclo de un vasto proyecro de finaliclad nacionalista y turistica iniciaclo en 1960 y que significo la destruccion de un conjunte de edificios antiguos para reconstruir, sin base cien— tifica, etros en el estilo de la arquitectura sa clel siglo XVII]. En Alemania, la practica legitima de la idéntica reconstruccion de las ciudades desrruidas durante la II Guerra Mundial, aliada al gUStO tradicienal de las reconstiruciones hiStoricas, ha cenducido en oca— siones a la demolition de centres antiguos (Weider: en Baviera, Linz en el Rhin) en beneficio cle reconstrucciones “"ideales”11 que ni si-
quiera Viollet-le—Duc se habri'a atrevido a imaginar. En Francia, igualmente, la reconstitucion inventiva ha cebraclo un nuevo aliente. En Provins se agregaren troneras que nunca existieren a los mures defensives y, para tornarlo mas amable, se ha recempuesro el vene-
rable timpano de Saint—Ayoul. En Lyon, los maesrros cle obras neo-
yorquinos cle Saint-John-the-Divine esculpen las gargolas goticas de la caredral Saint—Jean para rejuvenecerlas: procedimiento que no debe ser confuncliclo con la técnica establecida hace déeadas consistente en extraer y pener a cubierto las esculturas demasiado claiiadas de algunos monumentos reemplazandolas per facsimiles}: particu-
larmente cuanclo —eomo en Reims— la escultura es parte integran-
te de la arquitectura.
Puesrrz en ascend: Viellet-le-Duc y Sitte ceincidfan en verla como
el fundamento del arre urbane. En este case, escenificar significa
El patrimonio bisto’rico en la are de la industria cultural
197
presentar e1 monumente come un especrécule, mostrandole de la ma-
nera mas halagadora pesible. La decada de 1930 re nacer la ilumina-
cion nocmrna que, desde entonces, no cesa cle perfeccionarse. Hora— dando la profundidad necmrna, el monumento surge cual aparicien cle una divinidacl gloriosa, pareciende irradiar eternidacl. La luz arrificial oterga un papel importante a la sombra para entregar figuras lisas, sin arrugas, formas nunca percibidas, topografias desconociclas.
Artificio cuyo defecto, no despreciable, es el de suprimir el peso de la arquitectura, revelandola en etra dimension, peética e trascendente. Perque se trata, claramente, de una revelacion, monotona a la. larga
per la forma como se manifiesta hey a través del mundo, una lluml-
nacion ritual a horas, dias y fechas fijas, del Partenon, de San Pedro de Roma, del eastillo de Praga, de Santa Sofia, del Taj—Mahal e de tantos otres edificios, famosos o desconocidos. Por el centrario, la intervencion del hada elecrricidad en el interior de los edificios no siempre es benéfica. Es cierto que permite contemplar en todo memento,
come nunca antes, los frescos y pinturas a los que la historia clel arte
ha otorgaclo'una existencia y un valor prepies, independiente del va—
lor clel edificio que pretendian magnificar. Pero qué decir, per ejern-
l plo, del equipamiento elécrrice con el que se ha detado a la catedra amente impiclic e ta immedia cle Bourges: al exponer e1 menumento come nunca debfa' ser visre, la operacion anula el dispositivo y la dis_ . . posicion que lo anclaban en el tiempo. llamaInstitucionalmente asociaclo a la ilummaCion en los bien
dos “espectacules de la: y sonido”, e1 sonido participa también en la escenificacion. Pero sonido, musica y discurse, operan sobre el espec— tador y no sobre el monumento. Ahora es el publico el que pasaa ser condicienado y al que se trata, efectivamente, cle dis-traer y de di—ver— tir (del monumento). {Que musica, que cementarie? Los mejores y los peores. Esto no importa en absolute desde el memento en que alli se reconecen los fenomenes acceserios, los mecanismos ambientales analoges a les insralados en las grandes estructuras comerciales. Por 3i sela, la iluminacion puede entregar una insospechacla opaciclacl a los edificies. Pero el senido tiende a reducirles a la estrechez de lo in-
. significante. 1nel desde lmente Genera ? empieza come gdonde, Animacio’n: terior del edificio a] que se pretende sacar de su propia inercia para
su mejor y su mas facil consume, censiderande que, la apropiacion
personal es insuficiente para llegar a cliche punte. Su métede cen51ste en la mediacion: en facilitar e1 a las obras por medio cle
198
1
El parrz'moufo bisrdrfco en la are de [a industrio cultural
Alegorfa del porrimouio
menudo las antiguas puertas maoizas de los monumenros franoeses. El actual rratamienro arquirectonico de los muaeos” ejemplifica claramenre esta forma de valorizaoion y sus peligros. Asi, el interés de los visitanres es arraido en primer lugar por el reeepra‘ieulo,15 tal con-no la mastaba hollywoodense que impide mirar )7 ver la coleccion de impresionisras franeeses expuestas anteriormente en el Jeu de Paume. Felizmenre, todavia exisren los museos toralmenre nuevos cuyos cons-
inrermediarios, humanos o no. Una jerarqufa compleia eonduce desde la mediacion por efecros especiales a los eomentarios audiovisuales, pasando por la reconsritucion de eseenas historicas imaginarias
eon ayuda de ncrores, de maniquies, de marionetas o de imagenes de smresis. ' 'Para el visiranre resulta cada vez mas diffcil ranro el evirar esras interferencias como el poder dialogar, sin intérpreres, con los monumemos.” El comenrario, la ilusrracion anecdotiea o, mas exactamenre, la chachara sobre las obras cultivan la pasividad del publico y lo disuaden de mirar 0 de descifrar con sus propios oios, mientras e1 sen— tido escapa por el colador de las palabras vacias. Estas son las formas demagogieas, paternalisras y condescendientes de la eomunieaeion.
tructores” han sido guiados por el solo respeto a las obras alli reuni-
das. Asf eomo también exisren rodavfa monumenros no alterados por las operaeiones mediaticas. Repitamoslo, describo una tendencia. Los ejemplos negativos de modernizacion del patrimonio pueden multipliearse y, para limitarme a Francia, van de lo incongruente (aeondicionamiento del interior del Palacio de Justioia en Poitiers) a
Y sin embargo, la transmision del eonoeimienro historieo pertenece,
por exeeleneia, a la puesta el eseena del parrimonio. En el siglo XIX, BoitoH formulo las reglas deuna presentacion cienrffica y silenciosa de los monumentos que, al preeio de un esfuerzo de areneion por parre del publico, Io introduce en un conocimiento personal, directo 3; ac-
rivo de las obras. Las recnieas nuevas permiten ahora otras formas de presentacion grafiea (notas, esquemas, pianos), claras )1 seduetoras,
cuyo uso se generaliza aunque a menudo, lamentablemenre, quedan neutralizadas por el “ruido” de la animaoion.
......
Llevada a] limire, la animaeion se transforma en el exacro con-
rrario de la escenifieacion del monumenro, que lo transforma ahora en team). 0 en escenario. El edificio pasa ahora a eompetir con un espeeraculo o con un “evento” que le es impuesro a su auronomfa. EX-
lo devasrador leapaeio de venta de entradas del oastillo de Chambord). A lo que tampooo esoapan aquellos edificios cuya finioa funeion es la museal y cuyo unico uso es el monumento historieo “desl‘iistorizaduti)”.13 Corruersfdn en especies: eomun denominador de todas las modalidades de valorizaeion, esta conversion va desde el arrendamiento de los monumenros a su uso como soporte publicitario, asociandolos a la venta de productos de oonsumo corriente. Todo monumento tiene ahora eomo oomplemenro su tienda, heredera de los quioscos de libros y de postales del siglo XIX, donde se eXpenden souvenires diversos, objeros domesticos o produetos de alimentacion.”
Entrega: proporeional al numero de visitantes y a los ingresos
por la venta de enrradas y de consumos complementarios, 1a renta'oi— lizacion del parrimonio pasa, cada vez mas, por una faoil aooesibilidad. El monumento debe ser entregado a pie de obra, lo mas cerca posible del espacio de aeoeso multirudinario que, demasiado a menudo, desnaturaliza los sitios; lo mas cerca posible también de los vehiculos, privados o coleerivos, condicion que exige la instalacion de
posiciones, conciertos, operas, represenraeiones dramaticas, desfiles de moda pasan a ser asoeiados a un patrimonio que los valoriza y al que ellos pueden, a su vez, magnifiear aun mas, depreciar o reducir a la nada, por efeeto de esta extrafia relaoion antagoniea.
apareamientos y de sus eomplementos: de ahi la neeesidad de terre—
nos considerables euyo tratamiento sigue siendo, hasta ahora, identicamente mal controlado tanto en el medio urbane como en el rural.
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Integration en la vida contemporanea
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Modernfzoeion: procedirnienro nuevo que burla mas abierramenre el respero debido al parrimonio; instala el mismo desplazamiento de atencion y la misma transferencia de valores inserrando el presente en el pasado, esta vez bajo la forma de un objero eonsrruido y no de un espeeraculo. Modernizar no es, enronees, enrregar el eSpeeraeulo de lo nuevo sino introdueir un implante regenerador en el cuerpo de los edificios antiguos. Simbiosis impueSEa a la espera de que el inreres suscirado por la obra del presente repercuta sobre la obra antigua y se inieie asf una dialéeriea. Este eéleulo no esra exenro de eonsiderables riesgos. Un easo simple 3! tipieo es aquel de los pafios vidriados que, despreeiando su funcion arquireetonica, reemplazan a
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La reutilizaeion es, sin duda, la forma mas paradojiea, audaz )7 dificil de valorizaeion patrimonial consistenre en reintrodueir an monumenro
- "en-er '
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Alegorz’a del patrimonio
El patrimonfo historico er: [a are de [a industrial cultural
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conservara, pero cuya preservacion real en una Epoca de urbanizacion y de remodelacion territorial parece ilusoria debido a la rnisnna ' escala de sus dimensiones. La rehabilitacion de las viviendas mineras en Hénin-Beaumont, en Lievin y en otros lugares conserva ciertamente el recuerdo de la mina, pero se trata, sin embargo, de un habitat y no de un lugar de produccion. L{De qué rnodo pueden perdurar estos ultimos si no es como restos simbolicos o como museos? Ir mas lejos requiere de una imaginacion que la noStalgia no puede reemplazar. Otro problema va a plantearse proximamente, por lo demas, en de Europa y particularniente en Francia, pais de tradicion parte una rural: aquél del patrimonio rural no edificado que consrituye un enorrne y sabio monumento, gqué hacer cuando, de la misma manera que
en el circuito de los usos vivos. De esra manera, y tal como lo mostraron y lo repitieron sucesivamente Riegl y Giovannoni, el monue rnento queda libre de los riesgos de estar en desuso aunque queda ex-
pueSto al desgaste y a las usurpaciones del uso: atribuir un nuevo
destino es una operacion dificil y compleja, que no debe fundarse 5610 en la homologia con el deStino original. Operacion que debe tener en cuenta ante todo el eStado material del edificio que ahora pide ser apreciado tomando en cuenta el flujo de sus potenciales s. Parrr'mouio industrial: la expansion del carnpo cronologico de nuestra herencia hiStorica plantea un problema inedito: el de un patrimonio industrial que, por .lo demas y a pesar de su nombre, escapa generalmente del dominio de la industria cultural. Si evoco en primer lugar las condiciones de su reutilizacion, es para demostrar que, a pesar de una comun denominacion, esre patrimonio no puede y no debe ser confundido, cotno pasa a menudo, con el patrimonio de la era
el joven patrimonio industrial ahora ya obsoleto, la ancestral agricul-
tura sea condenada, en parte, al abandono? 1,gQue reutilizacion se debe prever, entonces, para un paisaie que fue una de las mas hermo— sas joyas artisticas de Francia y del cual resiStiran solo aquellas aldeas reconquistadas por poblaciones urbanas y ademas asediadas por suburbios de viviendas aisladas? Carecemo's de precedentes que puedan ayudarnos a resolver estas obsolescencias territoriales.
preindusrrial, el cual es competencia de otros valores y de otros'com-
promisos. La herencia induStrial en desuso plantea dos tipos de cuestiones,
de naturaleza y de escala diferentes. Estas conciernen, por una parte, a edificios aislados cuya conStruccion a menudo solida, sobria y de facil rnantenirniento hace que sean facilrnente adaptables a las normativas actuales, permitiendo que se presren para multiples usos publicos y privados. Innurnerables fabricas, talleres y almacenes ban sido transformados en Europa 3! en EB UU en edificios de viviendas, en escuelas, en teatros o incluso en-nnuseos. En Lyon, el gran hangar de los mataderos de la Mouchef? con la magnifica estrucmra metalica construida pot Tony Garnier en 1918, se ha transformado en un centro de intercambio y de especréculo vivo 3* atraCtivo, conno pudieron serio las Halles de Victor Baltard.
Edifiieios preindnsrriales: la reutilizacion del patrimonio prein-
dustrial e incluso de algunos monumentos antiguos posee, en cambio, una tradicion. Se trata de practicas que no dejan de ser complejas. El genio de Gabriele D’Annunzio ha ernblerriatizado las arenas de Verona, abriendolas a la dramaturgia moderna: los teatros y‘anfiteatros mejor conservados viven hoy una nueva vida al servicio del espeCtaculo. Sin embargo, el uso regular de esros grandes recintos solo es posible mediante considerables consolidaciones, reStauraciones y operaciones de acondicionarniento que, por lo mismo, acarrean a me—
nudo su desnaturalizacion. Pero se trata de casos excepcionales.
Este tipo de reconversion de edificios, algunos de los cuales per-
Las verdaderas dificultades surgen cuando se trata de encontrar
tenecen a la historia de las tecnicas, precisa simultaneamente de una conservation hiStorica y de una economia logisdca. Por el contrario,
nuevos destinos para antiguos edificios religiosos, de who 0 conven-
tuales, para antiguos palacios, residencias, hospitales, cuarteles 0 caballerizas que fueron obras maestras de la arquitecrura preindustrial.
las marcas anacrénicas de las zonas industriales abandonadas, los fo-
sos y los depositos mineros desertados, las acumulaciones de escorias mineras, los muelles y los astilleros navales abandonados tienen, en primer lugar, un valor afectivo para quienes los tuvieron como territorio y como horizonte de los que no quieren ser despojados. Para otros, en carnbio, estos sitios tienen el valor de documentos sobre las
Nuevos destinos donde las funciones denominadas culturales (muse-
os, bibliotecas, instituciones escolares, universitarias o fundaciones) compiten con las funciones utilitarias, de prestigio (minisrerios, sedes sociales, hoteles) 0 de uso corriente (oficinas, viviendas, eornercio), y
donde los s publicos pasan a ser reemplazados por el mercado privado. En todos los casos, sin embargo, los trabajos de acondi-
diferentes fases del desarrollo industrial. Documentos que a veces se
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extienden a la escala de las regiones y que la memoria fotografica
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Alegori’a del patrimonio _
cionamiento de las infraestructuras exigen conocimientos técnicos precisos cuyo coste puede ser disuasorio. La rentabilidad de tales reutilizacionesM puede resultar dificil de asegurar y existe el riesgo que su busqueda se imponga a menudo a la busqueda cle la funeionalidacl. En estas condiciones, subsisrira solamente una cascara vaeiada de su
conrenido mediante una operacion de limpieza: procedimiento discu— tible cuando se trata de preservar la morfologia de un tejido urbano,
procedimiento inisible cuando se resume en el sacrificio de estructuras y de la decoracion interior de un edificio. En este sentido,
no hay reconversion mas mortifera en Francia que la dedicada a usos
isrrativos o de oficinas. De la misma manera, la transformacion cle edificios residenciales antiguos en vivienclas sociales, aunque per— tinente, loable y en si interesante, ha podido conducir a ciertas ciu-
dades sas a verdaderas masacres (exceriores e interiores) por
parte de organismos desprovistos de las necesarias competencias
técnicas. En fin, ciertos casos cle reutilizacion no mutiladora y, en apariencia, convenientes, no dejan de plantear problemas. Por ejem-
plo, gera necesario transformar el fragil Hotel Sale en el Museo Picas-
so, por el que desfilan miles de visitantes, por lo que ya ha tenido que
ser restaurado dos veces? A una escala mas modesta, la afluencia de
visitantes también suscita temores justificados reSpecto a la conserva— cion de la'casa dc Horta abora transformada en Museo. El Hotel Van
Eetvelde, por el contrario, una cle las residencias mas innovadoras
construidas por el mismo arquitecto, ha sido ejemplarmente restaura-
do por una socieclad belga que lo usa eomo sede social.
La practica de la reurilizacion de edificios deberia ser objeto de una pedagogia particular. Precisa de sentido comtin pero también requiere una'sensibilidad hacia las tradiciones urbanas y los comportamientos patrimoniales a lo largo del tiempo, diferente para cada pais. Cuando la Universidad de Venecia decidio instalarse en un extraordinario conjunto de palacios en desuso, supo resPetar la- calidad de sus espacios y devolverles la vida, para gran deleite de sus estudiantes. De la misma manera, el antiguo Béguinage de Lovaina acoge ahora alojarnientos de estudiantes y el esplendor reconstruido de su gran salon alberga el club universitario. Este tipo cle realizaciones, asi como la manera en que se ban ejecutado, son compatibles con la mentalidad que orienta la politica logistics de la educacion nacional sa. Ciudades y conjunros enrfgnos: convertidos en patrimonio historico, en todo el sentido del término, los centros y barrios antiguos ofrecen ho}r la'imagen privilegiada, sintética y, en cierta medida,
El patrimonio historieo en la are de la indasrria cultural
7’03
I—l
ampliada de las dificultades y contradicciones a las que se enfrenta la
valorizacion del patrimonio edificado en general y, on particular, su
reutilizacion o, en otros términos, a los que se enfrenta su integracion
en la vida contemporanea.
Sin embargo, la conservacion museal de las ciudades antiguas, aliora en manos de la industria cultural, no ha desaparecido. Al menos en principio, las concepciones integracloras formulacias por Gio-
vannoni ya en 1913 parecen haber prevalecido desde entonces. La
legislacion sa de los “seetores protegiclos’i"12 ilustra esta evolucion. En 1962, cuando Andre Malraux aprobo la ley sobre seetores
protegidos que lleva su nombre, lo hizo desde la optica de una coo-
servacion museal. Se trataba de esrableeer mediclas de urgencia para proteger, volver intocables y conservar en un determinado estado barrios que, como los de Avignon entre otros, estaban destinados a desaparecer. Para Malraux, historiador del arte, lo que estaba en juego al protegerlos eran aspecros historicos y estéticos. Este ideal del stern
quo resulto ser, sin embargo, de una aplicaeion tanto mas laboriosa
en la medi'da en que la Lev y su decreto de aplicacion conferian al plan de proteccion la categoria de documento de urbanismo. Progresivamenre, la letra y el espiritu museal de la ley de 1962 se flexibilizan. Sin embargo, y ante la falta de bases reoricas, también se ha ate-
nuado su dimension urbanisrica. La nocion do valorizacion del insrrumento juridico que constituye el Plan de Proteccién y de Valorizaeion compite con la nocion de proteccion y la pone al servicio de un concepto bueno para todo: el de desarrollo. A partir de 1975, la cuestion de la integraeion {de los conjuntos liistoricos) en la vida colectiva de nuestra “época” pasa a la escena internacional. En 1976, la Unesco adopta, en Nairobi, una Recommdacr'c‘in relative: a It: proteccion de los eonjnnros hi'sroricos y tradicioHales y a so papa! en la Hide contempora’nea, documento que, hasta boy, sigue siendo la mas compleja exposicion cle motivos y la mejor defensa en favor de un tratamiento no—museal de los tejidos urbanos antiguos. Esre texto es también el mas lucido sobre los peligros inhe—
rentes a las politicas de proteccion. El valor social del patrimonio me-
nor v de los tejidos historicos, ya reeonocido por Giovannoni, apare-
ce abora ponderado a la luz de los intereses inmobiliarios y turisticos en juego, cuya amplitud dificilmente podria haber imaginado Gio-
vanno'ni. Por primera vez, ademas, la conservaeion aptiva de los conjuntos antiguos es presentada como un medio para luehar no 5610 nor la proteccion de particularismos étnicos y locales sino también contra
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El patri'monio bistdrfco en la era de la industrial cultural
Aiegorfa def patrimoaio
el proceso planerario de banalizacion y de normalizacion de las sociedades y de sus entornos. Desde entonces, la reapropiacion y la revalorizacion de la ciudad
antigua se ha convertido en la cantinela del concierro patrimonial de
las naciones. Pero ese concierro recubre una multiplicidad de casos y de tioos de intervencion sobre la ciudad historica. Casos no compa— rables de ciudades grandes y de ciudades pequer’ias, de ciudades economicamente prosperas y de ciudades en crisis, asi como todos los casos intermedios enrre aquellas ciudades en las que el parrimonio es solo un elemento mas de presrigio y aquéllas para las que supone el
ultimo recurso. Intervenciones de diferente naturaleaa, a veces conflicrivas. Como el monumento individual, la ciudad historica es trans-
formada en ocasiones en un produeto de consumo cultural: reenipleo ambiguo, en el mejor de los casos, ludico y que disimula su narurale2a museal. En otras ocasiones la ciudad puede ser reutilizada para fines economicos que se benefician simbolicamenre de su estarus historico y patrimonial sin subordinarse a rifle. En el primer caso, la ciudad parrirnonial es escenificada y convertida en escenario: iluminada, aseada, maquillada para -su embellecimiento y su transformacion en imagen mediatica; por orra parte, es el escenario de festivales, fiesras, celebraciones, happenings verdaderos o falsos que multiplican el numero de visitantes después de moviliaar
el genio de los animadores. El objetivo de esros ultimos es CUHCllClQ-
nar al visitante creando una arm-osfera convival que la asociacion de proteccion de una enorme ciudad sa describe como “la de una verdadera aldea”. El libre y. armonioso despliegue de las figuras del espacio que vinculan a los 'edificios urbanos entre si y con sus entornos, e1 ambiente de los italianos, importa solamente a un pufiado de profesionales y aficionados. La industria patrimonial ha preparado los procedimientos de embalaje que permiten la entrega de centros y barrios antiguos lisros
para el consumo cultural. Los Esrados y los municipios recurren a
ellos con reserva y discrecion o liberalmente, en funcion de sus opciones sociales y politicas, pero sobre rodo segi’in la naturaleza del producto que va a ofrecerse (dimensiones, caracrer, recursos) y segun la
importancia relativa de los ingresos esperados. Un arsenal de produc— ros ya comprobados permiten atraer a los aficionados, retenerlos, or-
ganizar el uso de su tiempo, cambiar sus habitos en condiciones de
familiaridad y comodidad. Se trata tanto de sistemas graficos de sefializacion y de orientacion conio de estereotipos de pintorequismo
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urbano: paseos, plazoletas, calles y pasajes peatonales pavimentados y embaldosados a la 'anrigua, equipados con mobiliario indusrrializado estrinclar, retro 0 no (posres, bancos, papeleras, teléfonos publicos) que
—segfin el e5pacio disponible— se verén animados con esculturas contemporaneas, fuentes, jardineras con flores rusticas, arbustos internacionales. También se usan los estereotipos del ocio urbano: cafes a1 aire libre, acompafiados por el adecuado mobiliario urbano, puestos de arresania, galerias de arre y tienclas de Viejo, asi como (siempre y por todos lados, bajo todas sus formas, regional, exotica o indusrrial) restaurantes. En lo que respecta a la modernizacion del tejido urbano antiguo, ésra se realiza llenando los vacfos existentes o creados para ral efec— to. Los lingiiisras nos han ensefiado el valor semiotico del contrasre. El sentido se construye por contigiiidad, por diferencia, pero siernpre a condicion de que ral yuxraposicion de signos pase se articule. Los elemenros arquitectonicos modernos (o posmodernos) reputados como aportaciones valorizantes de la ciudad antigua lo son, efectivamenre, a condicion‘de haber respetado tanto esa articulacion como sus reglas rnorfolégicas pero no lo son, como a menudo es el caso, c'uando opei ran en tanto qua objeros independientes y autosuficientes. En el mejor de los casos, esros objetos pueden ser filtiles entonces para la ima—
gen mediatica de la ciudad, de la que pasan a ser signo y sefial: en el caso francés, Montpellier y Nimes ofrecen ejemplos rapidamente imi-
rados en Amiens y en otros lugares. En el peor de los casos, y ayuclados por su giganrismo, esros objetos implican la desarriculacion y la disgregacion del tejido antiguo. Asi, las construcciones dc la Comu—
nidad Europea en Bruselas terminan de dcscomponer los hermosos
barrios del siglo XIX. Pero también son numerosas las ciuclades que simplemente se desentienden de su tejido antig‘uo, corno Marsella, Etampes o Valenciennes en Francia. Mientras que otras descuidan sectores completos en provecho de zonas peatonalizadas, juzgadas mas atractivas, o valiéndose de la excusa de contar ya con algfin sec-
tor proregido.
Efectos perversos Por lo tanto, el patrimonio hiStorico edificado no cesa cie enriquecerse con nuevos resoros cada vez mejor valorizados y rnejor explotados.
La indusrria patrimonial, implanrada en practicas de vocacion peda-
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Alegorr’a del patrimonio
I."|"
gogica y democrética no lucrativas, se puse en marcha originalmente a fendo perclicle, con la perspectiva y la hipetesis clel desarrolle y clel turisme. En la actualidacl, clicha industria represents, directa o indirectamente, una parte creciente del presupueste y de les ingresos de
El parrrrrrorrr'o bistérico art It: are de la industries culture!
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clades per sus dimensiones, su merfelogia, sus acriviclades, la fuerza de sus tradiciones, su simple riqueza e per la sabicluria de sus repre—
sentantes politicos. Otras, en cambie, empiezan a parecerse cle tal
moclo que tante los turistas come las multinacionales se sienten alli come en casa. Estes efectos se afiaden a otres que empiezan a inquietar a les profesionales clel patrimonio. Las praCticas patrimoniales, ya sea como culte o ya sea como industria, estén amenazadas cie autodestruccion per el mismo Exit-o del que gozan: mas precisamente, por el flujo desborclante e irresistible cle visitantes clel pasado. Flujos que, per una parte, desgastan, carcomen y desagregan suelos, mores, Clecoraclos fragiles de calles, plazas, jarclines y residencias que no fueron cencebidos para tantos pasos apresurados y para tantas manes pal— padoras. Descle siempre, y mientras permanecieron en use, les menumentos fueron constantemente mantenidos y las ciudades se volvie— tea a pavimentar, a pintar, a censoliclar y a replantar, en un combate sin tregua contra el pase del tiempe. Reparaciones cuya importancia no puede aumentarse y cuyo ritmo no puede acelerarse sin compro— meter la duracion y la autenticidad de la herencia edificada. La plaza de San Marcos, devastada con ecasien de un concierto, volvio a re-
las nacienes. Para numeresos Estaclos {169/ITO), regiones e munici-
pios, se ha converticlo en sinenime de supervivencia o cle future economico. Pot esre motive, la valorizacion del patrimenio hiStorrco puede llegar a ser una impertante empresa. No obstante, también ha quedado claro que tal industria puecle set portaclora dc efecros secundarios y, a menuclo, cle efecros perverses. El condicionamiento que tiene que sufrir el patrimonio urbane liistorico para satisfacer les objetives de su consume cultural, asi come su tema de posesion per parte clel mercacle inmobiliario cl‘e prestigie, tienclen ambos a excluir a les ha bitantes locales e a los no pri-
vilegiades y, con ellos, a sus actividacles tradicionales y modesramen-
te cotidianas. Se crea asi un mercaclo internacional cle centres y de ba-
rrios antiguos. Para tomar un ejemplo preStigioso, gcomo va a resis—
tir la Republics. Checa las demandas )7 les flujos turisticos que invaden Praga?, l{come podra evitar tener que Hrender una parte (1.6 la capital a‘les paises y a las empresas que hey parecen ser les unicos que le permiten restaurar el patrimonio )7 las estructuras degradaclas v obtener beneficios, con tedes les riesgos cle deteriere secundano que implica tal operacien y para frustracien de los habita'ntes- cle Praga? El mismo problema se plantea en numerosas ciudacles antrguascle Europa del Este y de Rusia, cle Potsdam” a San Petesburgo. Lasciudades de Europa Occidental tampoce escapan a este proceso. El eJemple cle Brujas es alecciona‘clor entre los cases cle ciudades pequer‘ras: en total decadencia en la décacla de 1970 y si en la actualidad la artesania del encaie esré. definitivamente terminada, las boutiques con encaies procedentes cle Hong Kong han invadido las plantas bajas’cle les antigues edificios de viviendas, disputandoselos a las cervecerras y a las galerias de arte, en tante'que dos cadenas hoteleras internacro— nales ban desgarrado el tejiclo antiguo insertancle centres de encuentro fuera de escala. Per lo clemas, en vez de contribuir a la preservacion de las cliferencias locales y a frenar la banalizacion primaria cle les entornes habitaclos tal come esperaban les redactores de la Recomendacion cle Nairobi, la valorizacion de les centres antiguos tiencle, paradojicamente, a transformarse en el insrrumento de una seguncla banalizacion. Algunas ciuclacles y algunes barrios resisten esta tendencia, ayu-
encontrar su rostro familiar, pero ga que precie? Esta destruccion cul-
tural se asocia, descle ahera, a la accien desgastadora clel tiempo, de las estacienes, de los uses, asi come de les cataclismos naturales, las guerras y la contaminacion quimica mientras que la autenticidad, en el senticlo entencliclo por Ruskin, abandona cada vez mas nuestro patrimonio edificado historico, con la excepcion cle algunos grandes monumentos religiosos concebiclos para la eterniclad y descinados a acoger multitudes y salvo los “testes” elvidaclos e no apreciados por los operadores turisticos.14 El funcionamiente clel parque patrimonial esta amenazado, per
etra parte, tie paralisis por saturacion fisica del sistema. Les disposi—
tivos existentes han llegade a menudo a sus limites en térrninos cle visitanres por seguncle 3: dc centimetres cuaclraclos per visitante. Y les servicios legisticos del transporter y clel alojamiento de les visitantes tienclen o bien a estar bloqueacles per falta de espacie o bien a degra— clar les emplazamientos y los paisajes. Asi, la explotacion clel patrimenio historico edificaclo se encuentra cendenacla a large plaze, a no ser que se legre reducir sus cestes y controlar el fluje de sus consumidores. Sin embargo, antes de cen-
raga;
siclerar las medidas que permitirian el control efective'cle la situacion,
208
Alogorr’a dol patrimonro
cabo proguntarso si la indusrria patrimonial no ojerco también ofocros socundarios o porversos on la rolacion dol gran pfiblico con ol patrimonio odificado. Esra industria rospondo adocuadamonto a la deman— da do distraccion do la sociedad dol ocio, confiriondolo, suplomonta-
riamonto, o1 estasus social 3* la disrincion” asociadas al consumo do bionos parrimonialos. Poi-o, gqué ocurro con ol accoso a los valoros in— rolocrualos y esréticos portados por ol patrimonio historico cuva genosis v dosarrollo he trazado a lo largo do osro Iibro? Aparonromonto, y si damos crédiro a los discursos insrirucionalos y mediaticos, los valoros do conocimionto y do arto no han cambiado.
Esro parrimonio 'siguo siondo ofocrivamonto un vasro campo do inves—
rigacion y do doscubrimiontos para los osPocialistas, historiadoros, ar-
quoologos, historiadoros dol arro, arquiroctos, para quionos su “valo-
rizacion” roprosonra, on ol poor do los casos, una molosria y una contrariodad. El vordadoro probloma lo plantoan aquollos quo rohuso llamar “la masa”, ol vasro publico do individuos para quionos la visita a los monumontos no es un fin on sf, aquollos quo individualmonto osporan dol patrimonio historico orra cosa quo una disrraccion, rodos los quo dosoan iniciarso on la alogria dol conocimi'onto histori-
co y los placoros dol arto. Esto publico es engafiado a m'onudo masi-
vamonto por la indusrria patrimonial, quo arrasrrada, hay quo reconocorlo, por la ovolucion do [as sociodados industrialos avanzadas, riondo a vendor ilusiones como sustiruto do los valoros promotidos. Valor hisron'co: ol adjotivo “hiStorico”, gos portinonro para calificar oso residuo do visionos y do ospoctaculos fragmentados y ofimoros quo ningun marco cronologico adquirido pormiro posicionar on la
continuidad dol tiompo y do los sucosos? Los hombres do las socioda-
E! patrr'morrio historico on in am do [a indnsrrr'a cultural
209
do la sociodad con sus propias ronuncias, particularmonto en lo one so rofioro a la onsofianza v a los oncuadros historicos. So trara do una labor pondionto quo los rosponsablos do la gosrion dol parrimonio do-
bon asumir. gCual puodo sor ol valor historico do no edificio 0 do on conjunto do odifioios on ausencia do la hormosa linealidad temporal
ran paciontomonro odificada por la hisroria, ran paciontomonro apron— dida y conservada por la momoria organica y ho}; poco a poco reducida a una absrraccion por las mornorias artificialos? Sin oso soporro, 1{Como so puodo construir ol marco do roferoncia quo otorguo su significacion hiStorica a un monumento, a un conjunto urbano, a una al— doa antiguos? Valor do arro: osto valor parociora sor universalmonto roconocido on la actualidad. Los obstaculos y los taboos quo roservaban ol disfru— to do las obras do arte a los iniciados, olitos, privilogiados o porsonas do fortuna, cualosquiora one soon ol nornbro 1/ ol ostatus one so quiora atribuirlos, parocon habor sido superados. Situacion a la quo conrribuyon varios procosos, anoxados y oxplorados por los media: la constitution dol musoo imaginario abiorro a todos; lamojora constanto do la accosibilidad a las obras roalos; la ovolucion do las artos
plésricas contomporénoas y, particularmonroj do la arquitocrura; ol
. dosarrollo dol mercado dol arro. fotografi~ Andre Malraux colobro ol milagro do la roproduccion
ca: por la gracia do suospacio propio y propicio a los ocos, ha reunido 3; confrontado la rotalidad do las obras mayoros y monoros, grandos v poquofias, conocidas o anonimas, portonociontos a todas las épocas y civilizacionos, confiriéndolos una unidad trascondonto. Al mismo riompo} al dojar do osrar prorogidas por la distancia y por ol socroro do su rofugio, las obras pasan a sor para cada uno parto do so univorso familiar, inmodiatamonro abordablos: la' roproduccion forografica invira al conocimionto directo y a la visira ofocriva do los monumonros. Hov on dia, ya no es solamonto a través do la imagon, sogi’in el dosoo do Andre Malraux, sino on so roalidad misma como las obras capitalos do la humanidad son accosiblos a la mayoria. Poro, {do quo tipo do accosibilidad osramos hablando? Toda domistificacion puodo contonor otra mistificaci.+r:’in.16 La riquoza do las rovolacionos ostéricas disponsablos por osre tosoro, dos-
dos industrialos avanzadas ya no aprondon do momoria ni las fochas ni los roxros ni, por ciorro, las rablas do multiplicacion. En rodos los dominios, précricos o reoricos, su memoria so oncuenrra siompro asisrida, rolovada y finalmonto roomplazada por protosis cada voz mas ofi» cionros, capacos do almaconar y do rostiruir inmediatamonto, a la carra, una informacion onciclopédica, casi ilirnitada sobro ol pasado y sobro ol prosonto bajo la forma do torminos, cifras o imagones. La iracion do Porraulr anto los podoros liberadoros dol libro improso nos haco sonroi'r, )7 la carga que sus contemporanoos imponian a sus momorias nos paroco dosmosurada. La oscuola, por su parro, no so proocupa do aportar un contraposo —quo rambion soria una soguri—
claro v ha sido prosontada domasiado rapidamonro como algo inho-
morizacion tradicionalos. Por ol contrario, acompafia a las ronunoias
sa prosoncia do los rosrigos dol arro dol pasado y dol prosonro v saborso
dad para ol ospiritu— a osra mocanizacion do las oporacionos do mo-
cubiorto on su insospochablo proximidad ha sido proclamada alto y
ronto al sor mismo do las obras do arro. Poroj on osro casoJ vor la don—
210
Alegorfa del parrimoiiio
rodeado de ella no proporciona mas que un ilusorio al mundo
del arte. Esta “presencia real”? dc nada sirve si las condiciones de su acogida no estan reunidas, empezando por el recogimiento en el tiem-
po y en el silencio: sobrepasado un cierto caudal, tanto en el museo como ante los monumentos y en su interior, cl flujo cle visitantes atenL‘ia o destruye e1 placer del arte. Por lo denias, hay que reiterarlo, la
El parriiiionio historico en la em dc la iiidnrrria cultural
i l
La frustrncion del gran pfiblico verdaderamente interesado por los valores dc historia y de arte de los monumentos y de los conjun~
l
tos historicos puede contarse asi, sin exageracion, entre los efectos perversos de la industrializacién del patrimonio. Sabiamos, y Alberti
l
ya lo deploraba, que los dafios ejercidos por el tiempo, ese duro destructor de todas las cosas en lo que se refiere a los monumentos hu-
experiencia estética es el resultado de un recorrido iniciatico; la del
nianos, pueden ser superados por los abusos de los hombres.31 Conocen'ios la violencia destrucrora de las guerras modernas y de los actos de coniercio. Pero ignorabarnos que, por efecr'os de su misma actividad de conservacion y en el lapso de algunas décadas, la especie humana lograria realizar destrucciones que antafio habrfan necesitaclo dc siglos. La prevencion de estos efecros secundarios'clebe ser concebida dcsde el doble punto de visra de la proteccion de, los monumentos y de la proteccion de su publico. Asi, la prevencion de efectos se— cundarios se manifiesta como proteccion tle segundo grado —que podriamos denominar prevencion estratégica— y que desvela la crisis acrual de las practicas patrimoniales.
patrimonio edificado historico tampoco escapa a esta regla, pero contiene ademas Otras dificultades quc le son propias. En efecro, existen edificios one, operando sobre lo sublime, subyugan inmecliatnrnente. Pero esta eventualidad no es corriente. Entre todas las artes niayores, la arquitecmra es la unica donde, en una relacion compleja, el uso es parte integrante y participante de sus fina-
lidades esréticas y sinibolicas, condicion mas dificilrnente perceptible en edificios historicos actualmente huerfanos de la acrividad concre-
ta que los hizo exisrir. “solo puedo hablarte de aproximaciones a cosa tan grande”, decia Eupalinos a Fedro para hacerle presentir la dimension incomunicable de la creacion arquitectonica y de su recepcion. La arquitectura es, por una parte, el unico arte cuyas obras exigen ser materialmente recorriclas. Es la unica en exigir paseos, recorridos que implican el compromiso de todo el cuerpo y que la sola percepcion visual no puede reemplazar: recordemos que Dedalo era el patron de los arquitectos. Pero, por otra parte, como negar el papel del concepto en la précrica de la arquitectura. Fiedler recusaba toda explicacion de la obra arquitectonica. En realidad, esta exclusion buscaba que se reconociera el caracter irreducrible de toda experiencia
Conservacion esrrarégica Esra conservacion de segundo grado del patrimonio edificado acaba cle comenzar. Conservacion que pasa por la regulacion de los fluios de visitantes, cuyas numerosas modalidades estan todavfa por inventarse. A inodo de ejemplo y siguiendo grados de creciente complejiclad, Se pueden evocar dispositivos de control, medidas pedagégicas y politicas urbanas. En materia de control, existe la solncion radical del cierre a1 publico, alternativa que se ha aplicado con frecueilcia en el (2350 de monumentos y de yacimientos excepcionales amenazados de destruccion, como los casos de la gruta cle Lascaux, de las tumbas del Valle de los Reyes y, desde 1991, de los alineamientos de Carnac, donde el incesante pisoteo de los turisras provoco el asentamienro del terreno descalzando las bases de los rnenhires. También exisren nurnerosas maneras de modular el a los bienes patrimoniales: reduccion de los dias )7 horas de visita, como es a rnenudo el caso en los edificios de culto, algunos de cuyos sectores no son de publico; limitation del numero diario de visitantes; imposicion de un recorrido a pie. La agresion fisica a los monumentos puede combatirse a veces con reglas tan
estética. Es, de una manera mas provocadora, el mismo mensaje que
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aquel cle Eupalinos y que no debe tornarse al pie de la letra. La palabra puede preparar a la recepcion de la obra arquitectonica sienipre y cuando aparezca en su justo lugar, aquel que, con cinco siglos de disrancia, tanto Alberti como Valery definen idénticamente como el lugar del dialogo:13 entre profesionales29 y no profesionales en pre— sencia de la obra, dialogo que suPone un lenguaje y unas referencias comunes. Dialogo actualmente negado a un publico que, por lo general, al no haber adquirido ni ese lenguaje ni esas referencias por sf mismo, al ser iniciado por animadores y por “ingenieros culturales” que las mas de las veces no son expertos, puede ser engafiado por las prome-
sas de una semantica facil.”
211
simples como la obligacion cle descalzarse, como es frecuente en ciertos
El patrimonio laz'sro'rico an In are de [a industrin cultural
Alegorz’n def patrimonio
grafia y a sus perfeccionamientos.
Walter Benjamin es el primero en invertir la perSpectiva tradicio~
nal cle la fotografia como arte en provecho clel “arte como fotogra-
fia’”3 y el primero que analiza la paradoja que permite que la tecnica, por medio de la reproduccion y la reduccion, nos facilite on control inrelectual sin precedentc de las obras plésricas, e “incluso mayor” de las obras arquitectwfinicas.3"1 Aun si esra ultima afirmacion no puede ser aceptacla sin reservas,“ y siempre a condicion de que su visita se encuentre bien organizacla y bien sefializacla,36 este nuevo mnseo imaginario constituye una eficaz via cle a la aproxima-
cion estética clel patrimonio edificado. Podriamos ir todavia mas le-
jos y preguntarnos si, en la coyuntura actual, la mediacién cle la fotografia no ha pasado a constituir una modaliclad tendencial 1; original de la experiencia esrética misma. El uso aclecuaclo cle tales museos imaginarios puede contribuir asi a limitar recorriclos y visitas 3: a preservar el patrimonio edificaclo. La estrategia, que consiste en reproducir toral o parcialmente, en
tres dimensiones y a tamafio real, los edificios originales, permite una
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mayor preservacion clel patrimonio. Estos procedimientos no tienen
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edificios célebres hacia lugares o circuitos menos conocidos. Finalmente, gpor que avergonzarse cle la disuasion economicai’: gporque el peatonal y rodado (autocares en particular) a los monumentos y a los barrios antiguos seria gratuito?, 5o porque se haria con descuentos en vea cle pagar su justo precio, al igual que los otros “productos” culturales, tales como el libro, el cine, el teatro? Entre las mediclas pedagogicas, se puede Irecurrir, en primer lugar, al museo imaginario, reinterpretandolo esta vez como la traSposicion del sueiio de un anticuario “en la Epoca de la reproductiviclad técnica“2 cle las obras cle arre. Recordemos que los anticuarios atesoraron, comunicaron y clifunclieron el cuerpo cle conocimicntos hiStoricos que sus “bfisqueclas cle antiguedades” les permitieron acumular a lo largo de los siglos gracias a estos museos cle imagenes. Método que, de hecho, todavia sigue vigente. La arqueologia urbana lo aplica cada vez que los investigaclores se ven forzaclos a volver a cerrar o permitir el desmantelamiento cle sus yacimientos despoés cle hacer los levantamientos y de fotografiarlos. La reproduccion icé‘nica, acorcle con la naturaleza conceptual del conocimiento historico, se beneficia en la actualidad cle medios de reproduccion cada vea mas precisos y mas fieles, al igual que el conjunto cle las técnicas ligaclas a la £0120“
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También es posible derivar ciertos flujos atraiclos por lugares o por
—
pueblos para penetrar en sus santuarios o simplemente en sus hogares.
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buena reputacion. La experiencia muesrra, sin embargo, sus incomparables servicios para la historia clel arte. E1 Musée des Monuments Francais, concebiclo por Viollet-le-Duc y realizado por Jules Ferry, sigue siendo uno de los instrumentos sin rivales en lo que se rcfiere a la
introduccion a la escultura monumental sa a partir de la época
romanica. Ejemplo que podria ser seguiclo en otras cindacles y en otros paises.”
Las actuales técnicas clel facsimil aplicadas a obras de arquitectu-
ra, de esculrura y cle pintura han realizaclo progresos tales que les han valido el aval cle los cientificos y que les permiten dejar cle esrar confinadas en los museos. La gruta dc Lascaux II,33 abierta al pfiblico desde
1965, atrae a tantos visitantes como antes la original. Se podria inclu—
so imaginar que este tipo de solucion, reservada para casos analogos y siempre que se den unas garantias cientificas suficientesf‘9 podri'a ser aplicada a las poblaciones pequefias y sobre tciclo a las plazas y a los ran conjuntos ,historicos que, en ciertas ciudacles importantes, concent
exclusivamente 1a afluencia cle los turiStas. gPor que no pensar en cod pias irreprochables de la Piazza della Signoria cle Florencia, clel alcazar cle Sevilla, clel puente San Carlos de Praga? Implantaclas cerca de los lugares originales, realizaclos bajo 1a clireccion y con el aval cle eruditos y especialistas, este tipo de servicios contribuiria a la clifusion de los co-
nocimientos hiStoricos a la vez que permitiria la preservacion efectiva
clel patrimonio asi reproducido. Hipotesis seducrora pero sin ducla poco realista por razones éticas a la vez que economicas. La proteccion estratégica de los tejiclos antiguos y su reapropia— cion por las poblaciones que, en vez dc consumirlos, los babitan, pasa por otra via: la de una torna de conciencia general seguicla cle acciones acorcles. Las asociaciones cle clefensa se orientan en esta direccion clesde hace afios, oponienclose con creciente éxito a los proyectos tecnicos o especulativos que dafian sus barrios. Nace asi un urbanismo negativo pero original. Sin embargo, todas estas acciones son puntuales. Una verdadera politica cle los centros y de los barrios antiguos requiere proseguir la reflexion de fondo sobre el proceso cle urbanizacion actual, proceso cuya caracrerizacion quecla ocultada por el uso cle una terminologia
anacronica. Términos tales como ciudad, urbano (susrantivo y adje—
tivo) o urbanismo han perdido su sentido original..Cualesquiera que
scan las nosralgias de unos y las excusas de otros, hemos entraclo en la era “de clespués de las ciudacles”. La urbanizacion se propaga
214
I
Alogoria dol patrimorzio
sogun linoas do fuorza trazadas por las rodos do los grandos oquipamiontos. Ignora o disgroga las formas discroras y articuladas do las antiguas aglomoracionos. Mojor quo “rurbanizacion”,4fl tormino in-
vontado on 1970 para dofinir 1a moramorfosis dol paisaio rural, ol tormino italiano poriforizacio'n ayuda a comprondor la dinamica dol procoso quo riondo actualmonto a doshacor las ciudados y a uniformar los
rorritorios. La obsorvacion do Giovannoni nunca so ropotira suficiontomonto: los contros y los barrios antiguos solo podran sor consorvados o intogrados on la vida contomporanoa si su nuovo dostino os compatible tanto con su morfologia como con su oscala. Vimos cualos podian sor los poligros do su valorizacion cultural y turisrica. Tampoco rosiston mucho mojor la implantacion do acrividados torciarias do onvorgadura quo rocroan, socundariamonto, las migracionos coridianas, ol trafico y los consumos logisticos cuyas oxigoncias ya hicioron ostallar a la ciudad proindusrrial dol siglo XIX. Esto patrimonio urbano osta’ adaptado, por ol contrario, a la actividad rosidoncial y a la implantacion
do sorvicios do vocindad (poquofios connorcios, oscuolas, consultorios)
quo lo ostan asociados 3’ one, a condicion do sor dominanros, son compariblos con un minimo do actividados do invosrigacion y do difusion dol conocimionto y dol arto. Considorados dosdo osro angulo, contros
y barrios antiguos roprosontan hoy un rocurso oscaso, objoto do una
domanda a la voz social 3; societal. Con ol unico riosgo do algunas dogradacionos suporficialos, la satisfaccion do osta domanda es la quo mojor sirvo a la causa do la consorvacion ostratogica dol patrimonio urbano. Ya disponomos do algunas armas ostratégicas contra los oxcosos do un consumo patrimonial quo tiondo a transformarso on consumismo. Sin ornbargo, una voz quo los disposirivos quo podrian aplicarso o roforzarso han sido onumorados, ol principal inrorroganto siguo abiorro: on un mundo quo ha consoguido los modios ciontifi‘cos y técnicos para consorvar la momoria y proguntarso sobro su pasado sin la niodiacion do los monumentos y do los monumentos historicos roalos, goual os ol fundamonro sobro o1 quo roposa la consorvacion dol patrimonio odificado? Porquo ninguna do 1215 morivacionos roconocidas o roivindicadas institucionalmonto pormito inrorprotar ol forvor con ol quo so colobra ol culto patrimonial on ol mundo ontoro, ya soan osras economicas, ya so rofioran a los rocursos do ontrotonirnionto quo osto patrimonio ofroco on la sociodad dol ocio, o bion oston vinculadas a sus valoros cognitivos, pedagogicos o artisricos.
El patrimooio Irisrorico or: [a ora do la iadrrsrria calzaral
215
Notas
1 La “Convoncion sobro la protoccion dol patrimonio rnundial, cultural y
natural“ no osrd libro do dificultados. Es ol caso do la dcfinicion dol parrirnonio cultural:
“Sc considoran corno “patrimonio cultural": — los nionunionros: obras arquitoctonicas, do oscultura o do pinrura
monumonralos, olornonros o ostrucruras do caractor arquoologico, inscripcionos,
cavornas y grupos do olornontos, qUo tongan an valor anivorsai oxcopoionai
dosdo oi potato do vista do la biszoria, do!r arso o do ia cioricia; ~— Ios coniunros: grupos do construccionos, aisladas o rounidas, cuya
arquirocrura, unidad o inrogracion on ol paisaio, los do un vaior anivorsai oxcopciorrai dosdo oi parrro do vista do fa irisroria, dol arro o do la ciorroia;
— los lugaros: obras dol hombro u obras conjuntas dol hombro y la naturaloza
asi como las zonas, incluidos los lugaros arquoologicos, quo tongan un vaior vaivorsal oxoopciorial dosdo oi pronto do vista historioo, osrorico, ornoldgico o
arirropoiogioo" [la cursiva os nuosrra}. El 1ralor oxcopcional os una nocion improcisa, dificil do manojar. Adomas, lgpor
quo ol adjotivo “ciontifico” os rooniplazado, rosrricrivarnonro, por “otnologico 1r anrropologico’" on ol caso do los lugaros? '3 EE UU fuo ol prirnor pais on rarificarla. Gran Brorafia, por ol contrario, solo
lo hiao on 1934.
3 Las Hallos do Roin-is (inauguradas on 192.8} ban sido clasificadas por su osrrucrura parabolica do cdscaras do hormigon arniado obra dol invontor do osra rocnica, Eugono Frojrssincr. El osrado do dogradacion dol hormigon habia llovado a un osrudio do domolicion on 1958. La rostauracion dol odificio sora oconomicamonro muy onorosa. Esréricanionro, ol intorior os grandioso, rniontras
quo la masa sin gracia dol oxrcrior compromoto un cmplazarnionto urbano imporranto. Historicamonto, so posoon los archivos rolarivos a la concopcion y la
oiocucion do las cfiscaras do Froyssinot. En otro ordon tipologico, gora nocosario incluir los paboilonos construidos por Lo Corbusior on Logo {Gironda) duranro la década do 1920 on ol invonrario suplornonrario cuando éstos son irroconociblos
dobido a la modiocridad do su construccion 3r su osrado do dogradacion?
4 En la tradicion quc on do johann G. Hordor a Aloarandor von Humboldt y a Oswald Sponglor. 5 El to’rniino “cultural" so omploa poco on cl conjunto do sus oscriros sobro la
crisis dol ospiriru y sobro ol dosrino do Europa on particular, 3! cuando aparoco osta gonoralmonto asociado a “ouropoa”. A proposiro dol contro univorsitario, rnoditorrzinoo, ovoca la “civilizacion ouropoa” y dofino curiosamonto ol osrudio dol Modirorranoo como o1 do “un disposirivo, iba a docir una maquina, do hacor
civilizacion", on UALERY, Paul. Rogards sar lo mondo aorvol [1931], Gallimard,
Paris, 1961, pdg. 317-
6 En osa ocasion, un consorvador do los rnusoos nacionalos puntualisa on ol
Balloon dv Minisroro do ia Calrvro (onoro do 1933): “o1 producro rnusoal -—la obra on su “onvolrorio” musoogrrifico, arquitocronico, técnico, podagégicw— so
ha rransformado on an objoro osrérico para un consumo do'masas. Por qué no - croar ontoncos para osro rnorcado un oncuonrro do los técnicos y do los sorvicios do un nuovo tipo”.
216
Alegoria del patrinronie
7 “Nuestro patrimenie debe uenderse )7 premeverse con los mismes sr'gumentes y las mismas técnicas que han llevsde al Enite de los parques de arrsccienes”. Discurse del ministre francés de Turisrno, el 9 de septiembre de 1936, sl que hace ece arte de sus celsbersderes: “Pasar del centre antigue come pretexte a! centre antigue come predueto". 3 Terminologia recopilada en los documentes eficiales del Ministerio de la Cultnra y que serri rapidamente adeptada per les medios de
cemunicacien.
9 Debe esta cifra a Alexandre Melissines, quien me ha facilitado dates de su atlas inédito sebre L’urbanisatien de la , con las estadisticas del parquc inmobiliario de cada region 1; ciudad en lss diferentes specas. 10 Véase capitule V, pag. 179. 11 Giles Duhem cita el proyeeto dc reconstruccion de Potsdam dc acuerdo con el sisterns del sigle XVIII, per Norbert Blumert, segt‘in el cual “e1 alms del barrio desapsrece si la restauracien no se conforms a1 modele original”, on Sauuer la seconds extension baroque de Potsdam, Institut Francais d’Urbanisme, 1991. 13 La técnica del meldesde ha pregresade y permite ebtener una suerte de deble de la escultura meldeada. La entraccien dc estatuas de la catedra] de Reims censtituye un preeedente seguide especialrnente en Arenas, deride lss tiltirnss esculruras del Pattenon han side traslsdadas al Musee de la
Acropolis.
13 “Les anirnadores, los scnricies de accien cultural son los nueves
acteres, cada vez mas numcreses, los mediaderes en cl primer plane de la escena, entre la ebra y el publice”, en Bulletin du Ministers de la Culture. op. air.
14 Véase e1 capitulo IV, pags. 145-146.
15 En el sigle XIX, e1 museo trsnsferniade en temple del arte adopts per primers uez uns tipologia arquitectonica especifica, ls del temple antigue (British Museum, National Gslleryrde Lendres, Altes Pinakotek de Berlin, Glyptetek de Munich, Metropolitan Museum de Nuevs York) cuye interior as reinterpretado en beneficie de los usstos espacios de eXpesicion. A partir de la década de 1960, la arquitectura de los museos tiende mas bien s rechaaar teda tipelegia en prevecho de fermas publicitarias cuya principal funcien es la generscion de “imagenes”, la facultsd de csptar la atencien tante a traves de los media come in situ. Eats arquitecrura auterreferencial, come hito, surge en Paris con el Centre Georges Pompidou. Su precedents mas célebre 3r sin duds inaugural es el museo Guggenheim de Nuevs Yerl-t, cuya mass blanea, baja y epacs esta eelecada come un cuerpe extrafie en el berde de la Quinta Avenida. El partido espectacular adoptado pot Frank Lloyd Wright en el interior del museo, que despliega la espiral de su ramps en torno a un vacie central, tiende no solo a ignersr lss obras sine s negarlas y a destruirlas simbelicamente: ninguna contemplacion es posible, el visitante esta condcnado al recorrido, arrsstrado pot on caminar que catapults las imagenes de las ebras hasta remperlss en mil fragmentes. 16 El lugar museal se ha convertido en el “geste arquitectonice“ per exceleneia dc auestra epoca. “Les museos se visitan come los menumentes. El estuche es
El patrimenio bistdrico en la are de la industria cultural
217
an ebjete que es contemplade tsnto come la joys”, en Bulletin riu Ministere de la Culture, op. cit. 17 Come Carlo Scarpa en Italia.
18 Cabe interrogarse, entre otros, sobre la nueva visits del Mont Saint Michel,
ahera “al ritme de la rntisica y do] silencio, de la sembrs y de la Inn y de la arquiteetura medieual y del arte contemporaneo” {la eursiua es nuestra). 19 Las sirenas de la cultura despliegan un ingenie mercantil que no teme al ridicule: en Paris, Is tienda del jardin de Bagatelle vende fleres srtificiales y la * de la Bibliothéque Nationals vende trspos para secar plates.
20 Inaugurada en 1914, fee clasiflcsda en 1995 después de haber estade en peligre de seguir ls misms suerte que las Halles de Baltard. 21 Tel come demuestra, per ejemplo, la dificil vida del Centre d’Arc—et-Sénans
en la magnifies restsurscien de las sslinas de Claude—Nicolas Ledeux. Véase SOUCY, Claude, Reutiliser les monuments historiques, Caisse des Monuments
Historiques, Paris, 1935.
21 Acres du Colleague ale Dijon, STU, Paris, 1994. 23 La ciudad, creads en el sigle XVII] y, psrticularmente, su segunda eXtension barreca tedaria intacta pere dereriorada, plantes de manera reorica, en rérrninos técnices, juridices y econ omices, los problemas de conservacien,
de rehabilitacien y de use ligsdes a los intereses antagonices de los habitsntes, de la industria cultural y de la especulscion inmobilisris a cause de la
proximiclsd de Berlin, véase DUHEM, Gilles, op. air.
24 LE LANNOU, E., “D’ErstesthEne au ‘teur operator”, on Reuue de i’Academie des Sciences Morales et Peliriques, Paris, 1987. 15 BOURDIEU, Pierre, La distinction, Eds. de Minuit, Paris, 1995.
26 Mistificacien analisada cen talente y agudeza per jean Clair en su notable Paradexe sur le conservateur, L’Echeppe, Caen, 1933, panflete censagrsde aI museo pere en el que una parte de la argumentscien se refiere también a los monumentes historices. 2'? Titule con el que se ha trsducide fielmente el hermese Iibre de STEI'NER, George, Preseneias reales [1939], Edicienes Destine, Barcelona, 2001- La
“presencis real” es para Steiner la de la trascendencia de la que participa teda ebra de arte. insiste, sin embargo, sobre la impertancia de la presencia efectivs y fenemenal de esta ultims, a menude ecultada per el exceso de palabras de los
cementaries.
28 En I)aul Valéry, el difilogo de secretes y de Pedro censtituye e1 estuche para aquel entre Eupalines y Fedre. Para Alberti, el diiilege critice del prefesienal y sus pares {arquitectes e aficionados) es parte integrsnte del precese arquitectonice. 29 En la arquiteetura aetual, que se transforms sin haber superado la crisis nacida en el siglo XIX, ya no hay lugsr para ese dialogo. 5e apoya, por el contrario, en celecciones de imrigenes 1; en un discurse mediatico que :1 veces son anaeronicamente trasladados al campo de la arquiteetura antigen.
30 Les edifices antiguos y nurses sen inrerprerades st-Iuslmentr per una
nueva critics alimentsda per les trabsjos de la lingiiistica del sentido que, come
218
_
Alogorfla do! patrimonio
El patrhrrorrio hr'sz‘drieo or: lo ore do let irrdrrstrr'e culture!
a todas las produeoionos humanas, Ios trata eomo toxtos, requiriendo una rosemantizaoidn original 3! ereativa por parto do quionos los enouontran. Se ha dornostrado asi quo los grandes eonjuntos y las eonstruooionos mas pobros y desprovistas de valor sirnbolieo son resornantiaadas, on mayor o' monor grado, por sus habitantos (trabajos do Joan-Frangois Auguyard, Michel de Corteau, Erving Goffmann}. En o1 easo invorso do odifioios o monumentos do gran valor sirnbolioo )7 ostétioo, los visitantes estan dotados do los rnisrnos podoros do reoroaeion personal. Pero aoui se introduce una confusion: la oroaeidn do sontido no oquivalo do ninguna rnanora a la oreaeidn artistioa. E] proooso do
rostahlooor ol oquilibrio ontro temperatura, huntodacl rolativa del airo y gas carbonioo oxistonto antos do su aportura. El facsimil ernpeao a olaborarso on 19% utiliaando motodos do la ostoroofotogrametria y teenioas oompurariaadas dol lnstitut Geographique National. E] oosto do la operaeidn so olovd a ooho rnillonos do franoos. El facsimil fue ablorto a] publioo on 1983. 39 Veaso PATIN, Valery, Le uelorr'satiort touristiqao do patrimoine oaltarol, Informo para los nnnistorios do Turisrno y do Cultura, Conclusion, Paris, 1988.
40 BAUER, Gorard, ROUX, Joan-Michel, Lo rrrrboatisetr'on ou la ville oparpilleo, Lo Soull, Paris, 19%.
semantizaoion do has artofaotos humanos osta abierto sin Iirnitos a la invonoion.
individual, poro eorno tal no puodo roomplazar a la adquisioion do una informaoion, quo también es constitutiva do sontido, ni tampooo puodo proparar a la oxporionoia estétioa y, rnenos adn, roornplazarla. .31 ALBERTI, Loon Battista, Do to aodifieatoria, Altal, Torrejdn do Ardoz,
1991,1ibro X, cap. 1, pags. 407-403: 32 BENJAMIN, 1irif'altor, “La ohra do arro en la epooa do so reproductibilidad téeniea” [1936], on Disenrsos interrumpidos, Planota-Do Agostini, Barcelona, 1994. Esto texto ha sido ampliamonto utilizado por Andre Malrauat.
33 “Poquofia historia do la fotografia” [1931], on BENJAMIN, Walter, Sohro lo forogmfi'a, Pro-toxtos, Valencia, 2004, pdg. 2.1.
34 “Cualqaiera habra notado quo un ouadro (poro sohro todo una oseultura o ineluso una ohra arquiteetdniea) so presta a sor aprohondrdo on foto muoho mejor duo en la roalidad”, livid, ptig. 43. ' 35 En 1982, tras una discusidn sobro la rnanora on quo Henri I-Iobson Richardson habia fotografiado las iglosias romanieas dol sur do Franeia —-ol arquitooto norteamerieano fue uno do los primeros on haeorlo——, ol historiador do arto Meyer Shapiro so osforzd en domostrar, oon ayuda do sus propios oroquis sobro osos mismos monumentos, la superioridad analitioa dol dibujo
in sitar rospooto a la fotografia para aprehondor osta arquitootura rornainiea.
36 “Loyonda [...J sin la quo oualquior oonstruooidn fotogrtifioa so quodaria
neeesariamonte en una rnora aproro'maoion”, BENJAMIN, Walter, op. cit.,
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u;......'—_-._n._-,; :.._1_ _—__-._‘-_ r_ .u — —-J'_ _ _ H_-'r :4? HLL‘ 32"
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(o1 ntirnoro do visitantos habia aloanzado los 100.000 on 1962). El desarrollo,
ontro 1965 y 1963,:de volos do oaloita para la oonsorvaeion do la gruta impuso
.I'.".-*_I'_" orcbc- I—i_.—' '_.:-_. -..-
quo los rnusoos ouropoos quo oxponen ohjotos heterogonoos o ineluso
fragmentos en sus vitrinas”. La ingonua sufieienoia dol autor no dobo haoor suhostimar ol intorés do su intuieion. Es obvio quo las oopias aoruales quo ovoearnos no tionon nada que vor eon las irnitaoionos aproximativas o eon las simplifieaoionos burdas, eorno las do] tornplo do Pran-Barang que so observa a lo largo do las oarroteras do Indonesiar‘ 38 La eontantinaoidn por algas y baotorias eonstatada on las parodos do la gruta do Lasoaux, desoubiorta en 1940, oondujo a su eiorre al pfiblioo on 1963
._
ptig. 52. .
' 37 En 1900, un arquiteeto nortoamorioano presento al Congreso un proyoeto do rnusoo naoional do arto y do historia para Washington, roproduoiondo a tamafio natural un oonjunto do monumentos portonoeiontos a las prineipalos civilizaeionos do la antigt‘iodad. El interos do osta “aeropolis rnodorna” oonsistia on quo la “oioneia moderna puodo rooonstruir los rnonurnontos y los odifioios antiguos con una. oxactitud do dotallos muoho rnas improsionante e instruotiva
219
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7
LA COMPETENCIA DE EDIFICAR
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Ha Ilcgaclo la hora clc los balances. A lo largo de mi exploracion, la
dimension europca do 105 conceptos do monumento y do rcjido histo—
rico no ha ccsado dc: imponerse, a la vez que esas nociones )7 las rea— liclades qua dcsignaban adquirian los valorcs quc Riegl sori'a el primero on inventariar. También he cvidcnciado la nova-dad }? la difercncia dc naturaleza dc un valor inducido por cl dcsarrollo dc la inclusrria cultural y cuya cmcrgencia Riegl no podia llcgar a prover: cl valor
economico clcl parrirnonio hiStorico.
Pero csre balance descriptivo no es sluficiente. Es ncccsario ahora interrogarnos sobrc su sentido y siruarlo en una parapecriva societal. Tarea facil para cl pcrfodo anterior a 'la décacla do 1960 y a la inflacion patrimonial que lo caracreriza: la invesrigacion de las anrigfiedades ensefio a los humanistas, y posteriormenrc a los anticuarios, a dcscubrirlas en su 'alrcridacl }’ contribuyo asi' a la fundacién de la idcnridacl de la cultura occidental en su relacion con cl riempo y con la hisroria, con el saber y con el arto.1 Posrcriormenre, la investigacion
1L.'.J.
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de los monumentos y do 103 tejidos histéricos, junto a su prescrvacion
y su restauracion, hizo comprcncler a las generaciones romantica y victoriana la dignidad de los oficios anriguos y les hizo presenrir la esencia de la técnica} Hasta la scguncla mitad dcl siglo XX, eatos pro— ccdimientos contribuycron a la afirrnacion de la personalidad cultu— . ral occidental.
Sin Embargo, la inflacion dcl patrimonio hisrérico ls:dificado*ini-
ciacla a partir do la clécacla do 1960 rcsPondc a otra loglica. Ni. la inn
flucncia dc los valorcs traditionalcs Hi la légica cconémglca SOSICHlda
por la cultura cle masas logran agoraf sins! excesos ni permitcn dar
22.2
'
La competencia ale edificar
Alegorfa del patrimenie
identidad misma. Cada nuevo fragmento asi incorporado de un pa-
cuenta de un culto que se transferrna en fetichismo. Se pedria correr el riesgo de invocar el famoso valor de antigiicdad (Alrermmswerr) ' que, segt‘in preveia Riegl, terminaria per impenerse sebre les etres en
sade lejane e de un pasado immediate )1 apenas enfriade, otorga mas selidez, precision y auteridad a la figura narcisisra, la vuelve mas tranquilizadera y capaz de cenjurar la angustia y las incertidumbres actuales. Mi interpretacion del culto patrimonial come sindrome narcisis— ta queda cerreberada per el analisis de su contexto crenelegice. El desarrolle de la inflacion patrimonial ha coincidido, en efecte, con una cenmecien cultural sin precedentes en el seno de las sociedades industriales avanzadas y, consecuentemente, en el mundo entero. El fin de la década de 1950 censagra una revelucien técnica y sefiala el advenimiente de la era electronica: desde entonces, las memerias artificiales y unos siStemas de comunicacien cada vez mas eficientes se desarrellan a escala planetaria y en interaccien con actividades cada vez mas diversas y coniplejas, repercutiendo, en un circuite de retroaccien, sobre los compertamientos y las mentalidades. La necien de utensilio ha podido simbolizar la acrividad tecnica que, desde la epoca de les silex tallados y hasta la era maquinisra,
el sigle XX. Sin embargo, el historiader vienés da de a definicienes la-
beriesas y, en ocasiones, centradicterias. Y si, finalmente, le funda en la satisfaccien que, partiende de la ebservacien de edificios antigues, preporciena la tema de cenciencia del cicle universal de creaciondestruccion, elle no permite comprender la popularidad de dicha percepcion ni su relacicin privilegiada con nuesrra época. I-Iay que buscar, sin duda, en otra direccién y presrar atencion al actual proceso dc acumulacion de bienes patrimeniales. El espejo del patrimonio: una conducta narcisiSta
Este precese parece burlarse, desde entonces, de las seleccienes y las clasificaciones y centrarse en una exhaustividad simbolica, desdefie— sa de la heterogeneidad de las culturas, de las cosmmbres y de las ecas a las que pertenecen les bienes acumulades.'Esre preceso agrupa lo mas significante y lo mas futil, les lugares de culte religieso 3; lies de la industria, les testimonies de un pasade secular y
acompafia a la antropizacion de nuestra especie o, segti'n las palabras
de Marx, la transformacion de la tierra en munde humane. Pere les utensilios electronices e “electronizados” sen de distinta naturaleza: requieren de nuestro cuerpo, y particularmente de nuestro cerebro, a les que susrituyen detandolos de pederes liaSta ahera insespechados, una interiorizacion, una integracien y una asimilacion que disimuia la necesaria mediacion insuumental y que les transforma en pretesis
los de un pasade tedavia reciente‘. Come si, acumulande tedes esos
de una nueva especie.
Es precisamente por elle per lo que, para calificar la revolucion o la mutacion que ha alterade la naturaleza de la técnica, preponge el adjetive de protérfco etrora avanzade per Sigmund Freud? Este términe permite subrayar la multiplicacien de las mediacienes y pan—
tallas que el use de las nuevas protesis introduce desde entences en-
tre les hombres y el mundo, asi come entre les hombres entre sf. Y que marca igualmente la entension del trasterne al que se enfrenta
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he}:r la humanidad.
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legres y tedas esas huellas, se quisiera censtruir una imagen de la identidad humana. Y alli se encuentra, justamente, el nude del enigma: el patrimonie histérico parece desempefiar el papel de un enorme esPejedonde todos nosorroa, miembroa de las sociedades humanas de principies del siglo XXI, contemplaramos hey nuestra prepia imagen. En etres términes, la ebservacien y el tratamiente selective de les bienes patrimoniales habrian dejade de participar'en la fundacion de una identidad cultural dinamicamente asumida. Tenderian a ser re— emplazados per la autecentemplacien pasiva y per el culte de una identidad genérica. Se recenoce la marca del narcisismo en esa acti— tud. El patrimonie habria perdido asi su funcién constructiva en beneficie de una funcién defensiva que resPaldaria el recegimiente en terne a una identidad amenazada. Pedemes interpretar, en efecte, esa necesidad febril de una ima—~ gen de si mismo fuerte y consistente ceme un recurse de las socieda— des contemporaneas frente a transfermacienes de las que no centrelan ni la profundidad, ni la aceleracien, y que parecen cuesrionar su
223
Clarifiquemos, sin embargo. Cuande me centre aqui en la técniu ca, no ignore de ninguna manera la circularidad de la relacien que la vincula al cenjunte de las pra’cticas humanas, psiceseciales, socioeconomicas y economice-peliticas que, a su vez, determinan y condicienan su evelucien. En mi case, se trata unicamente de sefialar un asPecto esencial de la dinamica societal.
22.4
se por la generalizacion y la consagracion de un “urbanismo de re—
Asi, Ios transportes hiperrépidos y la casi instantaneidad de las .-
des’fr es decir, por el despliegue, a escala de los territorios y del pla-
telecomunicaciones nos permiten, cada vez mas, escapar a las restric-'
ciones tradicionales clel lugar, a la pertenencia al espacio terrestre: famoz‘onalmenre, doréndouos de una movilidad que niega la disrancia
neta, de redes de infracsrrucruras técnicas, asociadas a la a'usencia dc
escala de las redes de telecomunicaciones. Este proceso de reticulacion del espacio fisico natural y planificado se encuentra regido en
3' que nos permite el ejercicio de una actividad ubicua 0 el teletraba—
su funcionamienro por una logica nueva. Esra logica nueva, “de co-
jo; sansorial y socialmenre, cortocircuitando nuestra experiencia corporal del mundo fisico y ese o directo con los otros hombres cuyo papel describe Dino Formaggio, en particular, en términos de “ in tersomaticidad ” .4
nexion”, 3e diferencia y se opone a las légicas tradicionales locales de articulacion del marco edificado, fundadas en la solidaridad de los elementos construidos entre si y con su contexto natural 3; cultu— ral. Las redes (de fluidos, energias, tran3portes, informacion) se consrituyen en cambio como dispositivos en los que basra que cualquier esrablecimiento humano —rninusculo o gigantesco, singular o formado por una agregacion de unidades innumerables— se conecre
Melvin M. Webber resumia los riesgos de esta liberacion espacial
en el titulo de un célebre ensayo, “El lugar urbano y el dominio urbano ilocal”.5 Segt’in é], la condicion humana estaba en vias de definirse finicamente a partir de las puras relaciones inmateriales, por la _.
consriruciga de- .samaaidades lihaoaaa. wail-Li? _.
an...
225
La competencfa de edificar
Alegorfa del patrimom'o
para poder funcionar.
Las redes permiten la liberacion de las ancesrrales resrricciones espaciales (geologicas, geograficas, topograficas) que determina ban la
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intuiciones se han confirmado actualmente por el desarrollo del ciberespacio, clel cual un autor como Mark SloukaE muestra magistralmente el poder desrealizante y la manera en que niega doblemente la dimension corporal de la condicion humana y el papel del cuerpo en la constitucion del vinculo social. ' Pero, ademas, esras protesis que nos liberan de la influencia local nos liberan simultaneamente de la continuidad clel tiempo para inStalarnos en la instantaneidad. El tiempo organico de la rememoracion? de la ponderacion, de la interrogacion, de la espera, del ir y venir, queda desterrado. Del misrno modo que, también aunque diferentemente, el
localizacion, la implantacion y la forma de los asentamientos huma-
nos. Al promover un espacio isotropo, las redes permiten tanto una urbanizacion difusa y una “rurbaniaacion” como la 'forrnacion de nebulosas metropolitanas, las aglomeraciones densas con periferias con-
centricas o las formaciones tentaculares o lineales (a lo largo de valles fluviales 0 de litorales); asirnisrno, permiten esrablecimientos puntua-
les 3! especializados junto a los nudos de transporte 0 en torno a grandes equipamientos comerciales o culturales (centros de invesrigacion
cientifica, museos y sus anexos). Esra dc mas subrayar las ventajas, la libertad y la eficacia ofreci—
ir 3: venir de los transportes aéreos de 11110 a otro hemisferio, descargando flujos de turistas en las playas o flujos de legumbres en los merca-
das por estos dispositivos y por esra logica, hoy transformada en la base de una nueva economi'a del territorio. Quisiera mas bien llamar la atencion sobre dos consecuencias negativas de su creciente hegeLJ/ moni'a.
dos, burla el tiempo cosmico de las esraciones. En surna, la revolucion prOtetica alcanaa a las sociedades huma— nas defines del siglo :0: en lo mas profundo, en su fijacion al mundo mediante las categorias del tiernpo organico y del espacio local. Estas rapidas observaciones no tienen aqui mas que un alcance indicativo: evocar la amplitud, no asumida, de una desestabilizacion identitaria.
La primera concierne a la arquitecrura. Contaminada por la 16-
1N“? (
gica de las redes, la arquitecrura cambia de esratus y de vocacion: los ‘l‘f'i "\ 1: \ i edifmos nenden consranre y crementemente a ser concebrdos como objetos técnicos autonomos, conectables, transplantables o agrega~ l bles a algun sistema de infracsrructuras, liberados de la relacion con— Ltextual que caracrerizara las obras de la arquitectura tradicional. El cuerpo del arquitecto pierde su papel de intercesor y la maravillosa invocacion que le dirigiera Eupalinos3 resuena, desde entonces, en
No es posible desarrollar aquf un panorama global de la revolucion
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cultural que ha supuesto el sindrome patrimonial. Sin embargo, ya
___que mi libro trata del patrimonio arquitectonico y L333: BVQQéi-ZE
wuflflefiamaticagepte Ia incidencia de 1%..1‘fi-7E_Q11£E}Efl electronica 'EE'E‘Lafl;
_,_ him dc 13—51?den399.28%:ialalaaaaaicaeaafiicé.aalarar d6 19332.11, doble crisis actual de la arquitecrura )7 de la ciudad. ' """" W El impacto de las “nuevas tecnologfas” sobre el-medio edifica— do de las sociedades de la segunda mitad clel siglo XX puede resumir-
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el vacio. El ingeniero tiende a sustiruir al arquitecto para concebir
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y consrruir en la tridimensionalidadJobjeltos que aplican todos los
226
Lc compareacia ale adificar
Alegorfrz del patrimonio
La correlacion entre la revolucion protetica y la funcién narcisis-
recursos de la asistencia computerizada y de la virtualizacion. El arquitecto, por su parts, se convierte en un productor de imagenes, un agente de marketing 0 de comunicacion, que no trabaja mas que en -' tres dimensiones ficticias. En el mejor de los casos, su accion queda reducida a un juego grafico o incluso plésrico que rompe con la finalidad practiea y utilitaria de la arquitectura3 y lo inscribe en la estéti— ca intelectualista de la burla y de la provocacion propia de las artes plaSticas contemporaneas. Una segunda consecuencia de la hegemonia de la ordenacion reticulada es la progresiva desaparicion de los tejidos y de los entornos articulados y contextualizados, a la vez como realizaciones de una practica corporal viva y como vestigios patrimoniales. Por una parte, la logica de articulacion de lo edificado ha dejado de interesar a los promntores, obnubilados por las ventajas de las nuevas tecnicas, niientras su ensefianza y su ejercitacion han desertado de las escuelas; por otra parte, lo vimos anteriormentef los restos de tejidos urbanos antiguos empiezan a ser cada vez mas escasos, por su mismo envejecimiento y por una insidiosa destruccion que, organizada bajo el pretexro de adaptacion a las actividades contemporaneas, rehL’isa confesar su nombrc. Mas alla de una innegable correlacion entre revolution protési— ca :2 inflacion patrimonial, esras'diferentes constataciones gjuStifican
ta del patrimonio edificado clarifica, por otra parte, las dificultades que suscita e1 “valor de antigiiedad” cie Riegl. Esre sefialaba acertadamente en la sociedad de su época la inminencia de una nueva fun—
cion retrospectiva de lo que en ese momento se denominaba todavia
“los monumentos l1i5toricos”. Sin embargo, retrospeccion no es sinonirno do construccion especular y el campo de los monumentos historicos permanecfa adernas circunscrito en los liinites de la revolucion industrial. En efecro, las perturbaciones causadas por-esta revolucion habian ororgado un valor y un sentido nuevos a todos los edificios que la precedian, interpretados correctamente como portadores de un cambio de civilizacion por espiritus tan diferentes como Haussmann, Cerda o Viollet—le—Duc, por ejeniploJ'El Por lo demas, hoy en dia es indudable quc la revolucién protética actualmenre en accién hunde sus raices en la segunda Initad del siglo XIX cuando, al interrelacionar Ias invenciones del ferrocarril 3! del telégrafo, 5e dio paso a Ea era de las grandes redes técnicas y de la ordenacion del territorio. Pero tampoco es menos cierto que las perturbaciones del espacio coridiano permanecieron entonces limitadas: yo misma tuve ocasion de definir la transformacion de Paris por Haussmann (1853—1870) en térrninos de “regularizacion”.” Las amarras con el mundo preindusrrial estaban todavia lejos de romperse. Y a pesar de la importancia de los avances tecnicos,ll tampoco lo eStarian significativamente durante la primera Initad del siglo XX, sin duda a causa del freno ejercido por las
tan-ibién la hipotesis que asocia inflacion patrimonial y narcisismo co-
leetivo? De entrada, es preciso estar de seguros que el corpus del pa— trimonio COnStituye realmente el objeto de una imagen especular. Y la imagen que nos devuelve el esPejo patrimonial no es trivialmente nostalgica y anaeronica. En efe'cto, acabamos de verlo, desde fines de la década de 1950 1:15 consrrucciones testigo de un pasado reciente y cada vez mas proximo se han integrado a su vez en mayor numero en
dos guerras mundiales y las subsiguientes crisis economicas. La ma-
yoria de los arquitecros y de los que edificaban en aquel entonces todavia mantenian un comercio di'recto con los terrenos y las aguas, los climas y los vientos, los vegetales y las eSIaciones. Todavia conocian
el cuerpo patrimonial: edificios—manifiesto del movimiento moderno,
defendidos por la asociacion Docomomo, realiaaciones espectacula-
res de la ingenieria de la edificacion y fracasos de la vivienda social
quedan asociados y asirnilados a los monumentos y a los tejidos his-
toricos, confundidos con ellos. Esra amalgama de objetos provenien-
_tes de Eracticas y de loaicas diferentes, cuia heterogengidad es camu—
a.
flada por la denominacion conuin Lfalaz de Eatrirnonio. nos ofrece, liajo el aspecto de nuesrros logros'edificados, una iniagen globali an?— ca y conifileta, de nosotros mismos, gue oculta la fracturajrovogda por la mutacion en curso, traumatisrno gue se conjura por la reitera_ W
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“Ho—n de unhahi'd’e-ii‘fi—dawdfiiwntacta.
227
tainbien, por experiencia propia, el comportainiento de los materia— les y las reglas de su puesra en obra. El patrimonio edificado no es, por supuesto, el finico componente de la imagen narcisisra patrimonial. Esra imago esta enriquecida por la museificacion de todos los campos 3r tipos de la actividad humana. Para retornar la expresion de un historiador suizo, el museo, que era una inStitueit’in, se ha transformado en una mentalidad. No solo todos los oficios y todas las artesanias desaparecidas o amenazadas poseen hoy en dia sus inuseos,r sino que lo misino ocurre con las técnicas indusrriales y con sus productos (automovil, ferrocarril, fo-
nografo, teléfono, etc).
Alegorz’a del patrimonio
228
En cuanto a los museos de arte j; a las grandes exposiciones in-
ternacionales Ianzadas bajo su proteccion, su eclecticisrno triunfante podria revelar simultaneamente una fragilizacion de la actividad esrética y un Kunsrwollen acosado, cuyas fuerzas creativas se agotan. La
“voluntad de arte” contemporanea no parece ya ni cefiirse a exclusividades ni mosrrarse reticente frente a los monumentos con indepen— dencia de la civilizacion o la epoca a- la que pertenezcan.13 Absorbe,
avida e indiscriminadamente, el contenido completo del museo imaginario. No obstante, si nuestra sensibilidad estetica eStuviera verda— deramente en condiciones de acoger a todas [as manifestaciones del arte universal, gno seria eato signo de una Kunsrwollan reducida a1 grado cero, privada de esa capacidad de rechazo que constituye el an-
verso de su poder de crear? De hecho, la difusion planetaria del mu-
seo de arte parece confrontarnos al mismo proceso narcisista y a la misma impotencia que el resto del corpus patrimonial. Fenomeno que podria ser atribuido a una carencia de la misma naturaleza y dotado del mismo poder traumatizante o ansiogeno. .-
Los verdaderos riesgos del sindrome patrimonial Conforme a los objetivos de esta obra, me limitaré al patrimonio edi-
ficado y, en consecuencia, a la imagen narcisiSta que éste nos devuel— ve. Esta figura parece ser actualmente la verdad del valor de antigiie— dad y de un culto que seria, en realidad, de contemplacion y celebracion de una identidad del hombre. Pero, {qué quiere decir
exactarnente todo eSto?
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La mitologi'a nos ha ensefiado que Narciso muere por no poder separarse ni olvidarse de si mismo un solo instantefi‘1 Y, desde enton— ces, hemos aprendido que el narcisismo es nna etapa necesaria, pero pasajera, del desarrollo humano y que retornar a ella no podria, a la larga, mas que desembocar en la neurosis 0 en la locnra.” Bajo estas condiciones, aunque la figura que contemplamos en el espejo del patrimonio se refleje en objetos reales, no es por ello menos ilusoria. El proceso de recogimiento del que se deriva ha eliminado diferencias, heterogeneidades y fracturas. Nos tranquiliza y ejerce su funcion proteCtora gracias, precisamente, a la reduccién y a la supresién ficticias de los conflictos y los interrogantes a los que no logramos enfrentar-
nos: medio de defensa eficaz en una sitnacion de crisis y de angusria, pero medio transitorio. En sn funcion narcisista, el culto al patrimo-
e competencirr de edificar
229
nio solo puede jnStificarse momentaneamente: el tiempo necesario para suspender, simbolicamente, el curso de la hiatoria, para retomar
aliento en la actualidad, para reconfortar nueStra identidad antropologica a fin de poder continuar construyéndola, para reasumir un destino y una reflexion. Superado ese plazo, el espejo del patrimonio nos
precipitaria en el abismo de la falsa conciencia, e1 rechazo de lo real ' . y la repeticion.
A partir del momento en que el fetichismo y la inflation del patrimonio hiStorico edificado habran aparecido en su verdad semiolo‘ gica, en tanto que sindrome, gqué hacer con esra advertenciarlja pri— mera tarea que se impone es tratar de determinar con pI‘ECISIOfl la naturaleza del agente traumatico que habria provocado tal montaje. Para ello es necesario escudrifiar la imago patrimonial con una mirada crr’tica o clinica que permita desarmar y disociar los materia dejar Ies heterogéneos con los que la hemos construido. Tenemos que de seguir confundiendo las realizaciones arquitecrénicas y urbanas preinduStriales con el conjunto de construcciones que las nan sucedtdo hasra hoy. En otros términos, necesitamos salir de la ficcrén narcisista. Necesitamos denunciar la amalgama en la queinos sumerge, y que nos lleva también a confundir hiStoria y memoria, una construc~ cion conceptual del tiempo y el poder, inherente a nuesrra COIlClICIOD corporal, de movilizar y de eStruCturar la duracion, y que ya hemos
tristo15 como es interpelada por los “monumentos intencionales”.
Pero boy, cuando ya no construimos tales monumentos y cuando abandonamos los modos articulados y tradicionales de edificar, nos enfrentamos a la pérdida del poder sobre el tiempo organico que nos proporcionaban esos artefacros por medio de nuestro cue-r— po. Ese poder, esa ancesrral relacion con la continuidad del tiempo v:— son, desde entonces, el objeto de un deseo feroz e insaciable, y son intolera— carencia y vidos como ausencia y como carencia. Ausencia bles de las cuales el patrimonio preindustrial designaria la clave per-
dida y cuya imago patrimonial serviria, simbolicamente, para colmar
, tal vacio. caesta por Pero, {Como explicar el efecto traumatico ejercido edi— medio el manera rencia? Para entenderlo, hay que precisar de qué ficado articulado y contexrualizado ha implicado )7 ha comprometido, tradicionalmente, al organismo humano.” El término “competencia” sirve habitualmente para designar
aquello propio del hombre que es el lenguaje articulado. Competen—
cia innata, dicen los eSpecialistas, peto one solo se actualiza por su
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puesta an précrica y su ajercicio. Si un cachorro de hombre no puede llavar a cabo el aprandizaje del lenguaje en las condicionas v plazos prascritos por el desarrollo de la especie, no hablara y no llegara a ser enterarnante un humano; Por. analogia, y para postular su_ dimension fundamental y fundadora, llarnaré “competencia de edificar” a la capacidad de articular entre 51’ y con su contexto, por la mediacion del cuerpo humano, los elamentos llenos o vacios, siempre solidarios y nunca autonomos, cuyo despliegue sobra la superficie de la tierra y en la continuidad del tiempo tiane sentido, simultanaamante para el que edifica y para al qua lo habita, tal como el despliague de los signos del lenguaja en a1 cspacio sonoro if an al tiernpo significan, conjunta e indisociableh _ manta para aqual que habla y para aquel que escucha. Se habra reconocido bajo a1 nombre de competencia da edificar al origen da la manera de actuar cuya logica opuse a la de la aonexion protetica qua carac:ariza la acrual 'ordenacion del espacio terrastre. Al amarrar a los humanos al espacio terrestre ya la continuidad del tiernpo, asta competencia de edificar, que se dio tradicionalmenta en la configuracion de ciudades y de edificios, en la organizacion da paisajas cultivados y en el. trazado de carninos y da vias da circulacion, ha contribuido, segun mi hipotesis, a fundar y refundar la relacion de
los seras humanos con el mundo natural y con las reglas trascandan-
tas qua los asocian entre si. El aprendizaje da la palabra por medio de los ajercicios del metalenguaje tendria asi un homologo en el aprendizaja da la edificacion a través de la participacion delorganismo antero, guiado tambien por el adulto y por la institucion:fsolicitacion de todos nuasrros recepto—
res sensoriales de formas, de peso, de textura, da luminosidad, en
alerta y conjuntarnenta activos en el edificador y en el . Corn— paracion qua podemos forzar todavia mas si no nos dejamos engafiar por las apariencias. A primera vista, an afacto, [as dos competencias
parecerian difarir al manos en su grado y condiciones da vulnerabili—
dad. La competencia del lenguaje no pareca estar hoy amenazada, salvo por improbables catastrofes, miantras que la competencia de edificar desfallece ante nuestros ojos a madida qua se afirrna la hagemonia mundial de las redes técnicas en el circuito de retroaccion
qua promueve una nuava civilizacién.
Sin embargo, y cal como Martin Heidegger mostraba ya en una
clarificadora conferencia de 1962,13 las languas naturales y la compe-
tencia de las cuales provienan tambien sa encuentran actualmente
air-‘1': 5113*
Alegorfo del potrimomb
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230
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Lo competencia da adifi'cor
231
avasalladas por al desarrollo mundial de un lenguaje técnico univoco que funciona conio el de los ordenadores. Un lenguaja tacnico qua tiane como unica vocacion informar de la manera mas amplia y aficaz posible. Tiande a suplantar a las languas naturales,” difarentes en el seno de cada cultura, qua niantienen la relacion de los hombres con el mundo v qua fundan, an al tiempo, su profundizacion. Estas dos modalidades del ainarra de los humanos al mundo, por el lenguaje y por eledificar,seilun1inanla una a la otra. A la oposicion entra e1 edificar articulado v contextualizado y la consrruccion raticulada da las redes tecnicas corresponde la oposicion entre las languas tradicionalas da la difarencia y “el lenguaje de los tecnologos determinado por lo que la técnica posee corno mas propio”?fl Asi, la desaparicion an curso de esta dimension antropologica que es la competencia de edificar as, sin duds, al suceso traumatico que la cultura del patrimonio ayuda a conjurar y ocultar. Esta desaparicion podria leerse, también, como el anuncio da una mutacion del homo sopims—sapians“ y la aparicion, en el firmamanto da los po-
sibles, de una'nueva especie, homo sopiens promotions. Si extrapola-
nios una serie da tendencias actuales, podemos, a modo de ejercicio y excluyando todo juicio da valor, imaginar las ganancias y las pérdidas qua acarrearia tal mutac'ion: por una parte, la obtencion de un poder da abstraccion sin pracedentas acompafiado, como correlatos, de una
capacidad de dominacion cada vaz mas eficaz sobre el mundo, del establecimiento da un nuavo tipo, mediatizado, de vinculo social y del
desarrollo de una cultura del cuerpo fundada en su reificacionfz por otra parte, la pérdida esencial concerniria sin duda al papal global del cuarpo humano. Y tomaré de buan grado corno paradigma, aun a riesgo de repatirma, la desaparicion de la competencia que, por la edificacion da un medio de alernentos articulados, Contextualizados y modulados a las dimensiones humanas, repite el nudo que hace indisociables nuestro poder de simbolizacion y nueStra pertenencia al mundo de los vivos.
Salir del narcisisrno: el aspejo patrimonial conjurado
Esta hipotesis radical ofrece una salida fuera del espejo patrimonial. Supongamos, en efacto, que se ancuentre en curso de realizacion y qua e1 genero sapiens sapians se ancuentra, raalmente, inmerso en una mu—
tacion: afarrarse, incluso simbolicainente, a una competencia conde-
avansvs‘s
232
Alagorfa dal patrimonio
La competencia da adifi'car
nada no tendria entoncas ya ningun sentido. La razon nos ordanaria
No me queda mas qua asbozar esos dos momentos. La orientacion qua hay qua asumir as, ya lo he dicho, la del reancuentro con nuastra competancia da adificar. Me limitaré a repetir su papal antropoganético, iluminandolo con dos rapresantac‘iones qua sa han dado en los confines de la tradicion occidental. La primara, auroral, as propuesta nuavamente por la mitologia, con la obra da Dadalo,24 héroa tutalar de los arquitectos. Su labarinto as el adificio humano por axcalencia:35 el qua major puade captar la continuidad dal tiempo y obligar al aspacio a difarir su daspliegua para hacar caminar hacia al santido; el mas susceptible a la iniciacion a la alteridad humana; al mas temibla también, qua atrapa o bien libera, cuvo podar craador solo se
rompar al aspejo patrimonial y asumir su falacia. El corpus antero dal
patrimonio arquitectonico y urbano pardaria todo valor memorial afacrivo para no consarvar mas qua un valor intalacrual, gnosaologico, v, por supuasro, al valor de disrraccion qua la confiere la industtia patrimonial. Raquariria, entoncas, para todas v cada una da las apocas, una aonsarvacion pondarada 3; da naturaleza musaal. El antusiasmo
actual quadaria raducido al astatus da moda, hasta qua la sociadad
protética Se cansa da las insipidas rutinas da la induStria- cultural. Se trata de una hipotasis extrema. Es importanta saber, sin ambargo, quano as irrealizable. Supongamos ahora qua nuestra aspacie no se encuantra, an lo in-
experimanta a condicién dc entragarla conjunta, indisociablemante,
cuerpo a inteligencia. La compatancia de edificar podria llamarsa po-
madiato, enfrentada a una mutacion semejante. fEEStamos sin embar-
der dadalico.
go condanados a una parpatua invoCacion del pasado an mataria da praCticas patrimonialas? Exista la tantacion tie una raspuesta afirmativa cuando se piansa qua, por una parta, a1 dasfallacimianto da nuastra compatancia da adificar ya es un hacho y qua, por orra parta, as
La sagunda raprasantacion, qua tampoco as diracra sino qua surge da una manara de actuar raflaxiva y, por primera vaz, ratrospacL tiva, fua propuasra pot Ruskin an un contexto da crisis 3* sin qua al autor llagara a explicitar planamanta su sentido. Su intarpratacion I ‘ quada a cargo del Iactor aetual. Ruskin ha sido acusado de excasivo apago al pasado por la importancia qua atribuya al patrimonio edificado antiguo en su analisis critico da la sociadad contampora’nea. Para él se trata, en raalidad, da una harancia juzgada intangible porque man‘ifiasta concratamente al trabaio sagrado da ganaraciones sucasivas, asi traidas a nuastra mamoria. Dos palabras clava son pronunciadas: trabajo y mamoria. Esa trnbnjo, prosaguido da ganaracion an generacion, siampra por perpetuar, no as otro que el de la compatanCia da adificar. La sacralidad qua revisra su dasampefio marca sin ambigiiadad su vocacion antro-
imposibla detanar la historia, ranunciar a los podaras cada vez mas fa-
bulosos qua nos proPorciona la era de la electronics. Pero, gtenamos nacasariamanta qua pansar nuastro destino an términos de alternati-
vas maniquaas, con a1 “0 bian asto o bien lo otro” excluventae in-
transiganta, idénticamanta adoptado por los tecnolatras y por los fatichisras dal patrimonio? {No es mas bien nacasario aprandar a ad— mitir qua al desarrollo da las radas técnicas da la ordenacion as compatible con el mantanimianto da nuestra compatancia da adificar? gAcaso Giovannoni no indicaba ya asta via cuando afirmaba, contra los protagonistas del movimiento moderno, la compatibilidad da una conservacion viva de los tajidos antiguos y de su logica de articulacion con una ordenaCién a otra ascala, gracias a una logica do comexiones?” Paro, dado qua para reahazar la inmovilidad da las opciones binarias y para actualizar asta compatibilidad da nada sirva seguir con—
poganatica. Y la mamoria (viva), intarpalada por al conjunto de la ha-
rancia edificada antigua, sin aspacificacion, ya no pratanda raconfortar la identidad particular de una- comunidad humana an particular,
como ocurria con los monumentos intencionales, sino una identidad
templando al aspajo dal patrimonio, no queda otra solucion qua arra—
ganérica.
Esto aparace claramanta cuando Ruskin axhorta a los arquitectos v a los municipios“ cla su apoca a continuar la labor ancesrral
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daSpués, como travasia concreta y practica qua dasbroza an al enclava patrimonial al camino arduo hacia asa nuavo Orianta.
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vasarlo. Con asta metafora dal aspajo atravasado quiaro seiialar la fuarza subvarsiva da una aproximacion al patrimonio qua da la aspal— da a los procadimientos dominantes: en primer iugar, corno travesia raflaxiva y critiaa qua opta, con plana v absoluta conciancia, por un
cambio radical de orientacit’in, con sus implicaciones y sus riesgos,
233
produciendo una arquitecrura “historica”, es dacir, contemporanaa. Paraca entoncas inconsecuante. En efacto, al mismo tiempo qua criti— ca sin ramisién las realizacionas da la arquitectura conremporanea y
compala a su auditorio a ranunciar a una vana copia da formas pa-
sadas, sa muestra incapaz de dafinir o, siinplamanta, de sugarir las
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Alegorz’a rial patrimonio
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La competencia d3 edificar
2.35 a
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234
formas nuevas que es necesario explorar. En realidad, incita a su au-
ditorio a movilizar, por mediacion de su memoria organica, un poder
cuya creativiclad es imprevisible. Y cuanclo condena e1 pastiche y la reproduccion de formas clel pasado, denuncia e1 obstaculo elevado ante la memoria orgénica por la memoria artificial cle formas que instituye la historia del arte )7 que corroboran los monumentos hiStoricos: obstaculo mas que nunca presente en nuesrros clias 3! del cual Viollet-le—Duc sefialaba perspicazmente que solo es superable con una précrica deliberada del olvido, a través cle una aspera dialectica de la ' memoria y de la hisroria.” Asi sea, se me clira. Pero e1 poder dedalico que permite articular el espacio natural para hacer cle él un medio humano y promover en él la insritucionalizaeion cle un habitar, conjuntamente, ese poder ges realniente cle la misma naturaleza que la competencia clel lenguaje? Y asi como las cliferentes lenguas cle distintas culturas se desprenden de la sola y misma competencia clel lenguaje articulaclo, gse puecle también afirmar que las cliferentes modalidacles o configuraciones, con las euales las diferentes culturas organizan de manera mas 0 menos precaria su medio esPacial y su manera cle habitarlo, se'remiten a una sola y misma competencia cle edificar? {Como se manifestaria e'sta, por ejemplo, en las civilizaciones nomadas? Diferentemente, sin duda, que en las civilizaciones sedentarias. Pero sus campamentos y sus recorriclos (tal vez incluso sus caminos) estz‘in, tambien, articulaclos y contextualizados: su ausencia de arraigamiento a lugares, que no excluye el arte de la huella, se corres— poncle con una relacién mas directamente corporal que la nuestra con la tierra y el cielo. Relacién que los avances de la tecnica y su pretesizacion tornan desde ahora mas y mas fragil, cuanclo no imposible. De ahi porque, incluso si nos contentamos con plantear entre compe' tencia cle lenguaie y competencia de edificar una relacion de analogia y no de identidad, esra ultima nocion debe, en eSta hora de mundia— lizacion, que es tambien aquella de la protesis generalizada, constituirse en el objeto de toda nuesrra atencion. Reanuclar la competen— cia de articular los espacios de vida que, a lo largo de milenios, contribuyc’i en un mismo mOVimiento a anclar a los hombres a1 medio natural al que pertenecen en tanto que seres vivos y a] incesante reinicio de la institucién de su comunidacl, aparece ho}! como uno de los medios mas consuStanciales a nuestra especie para defenderla de la perclicla del mundo concrete en su relacion al cuerpo humane y, en consecuencia, cle protegerla de la desnaturalizacion de la sociedad
humana y de su clesinstitucionalizacion?-3 En antiguo toscano, la palabra term significaba “suelo terrestre” a la vez que “ciudacl”.39 Sin embargo, haber reubicaclo la cuestion clel patrimonio en la perspecriva antropologica que le pertenece no proporciona los medios cle reapropiarse la competencia cle eclificar, es decir, de proceder a la travesia concreta y practica del espejo patrimonial que queda ahora por evocar. Esa travesia solo puecle intentarse por la mediacion de nuesrro cuerpo. Pasa, precisamente, por un cuerpo a cuerpo, aquel clel cuerpo humano con el cuerpo patrimonial. A1 primero Ie corresponde movilizar y volver a alertar sus senticlos, restableciendo la autoridacl clel tacto, cle la cenestesia, de la kinesresia, del oido 3! del mismo olfato y recusar, conjuntamente, la hegemonia clel ojo y las seducciones de la imagen fotografica o numerica. Al segunclo le corresponderia un papel prepedeutico: hacer aprencler o reaprender las tres dimensiones del espacio humano, sus escalas, su articulacion, su contextualizacion, en la duracion de las travesias, de circuitos y recorridos compara bles a los que la memoria orga’nica conoce “de memoria”, a partir de cierto memento descuidados por la institucion escolar y que permitian a los escolares cle antafio apropiarse su patrimonio literario. Este papel prepeclEutico del patrimonio edifieado concemiria identicamente a todos los de sociedades prOtesicas. Como su objetivo ya no seria la conservacion de un patrimonio que tiene, en tanto que tal, un interés solarnente relativo y limitado, sino la conseruacion da riuesrra ca'pacidad da courinaarlo y de reemplazarlo, esta propedeutica exigiria repensar y reinsraurar de arriba abajo la totalidad cle nueStras actuales practieas patrimoniales. Ella conducirfa descle entonces las modalidades de su visita, el tratamiento cle su reSEau—
racion o el enfoque de su reutilizacién, que se'trataria cle generalizar y privilegiar reapecto al cle su museificacion. Finalmente, esta propedeutica clel patrimonio encontraria por primera vez su lugar en la es-
cuela, reencontraria aquel que perclio hace mucho tiempo en las
escuelas profesionales y conduciria a la reactualizacion de multiples actividades artesanales. La hipotesis que acabo cle esbozar no es? ya lo he indicado, cle ninguna manera incompatible con una ordenacion reticulada de escala planetaria y territorial. Por el contrario, los dos enfoques son complementarios, a condicion cle respetar sus respectivas especificidades y logicas sin tratar tie asimilar las unas a las otras. Bajo esta condicion critica, las redes técnicas de ordenacion, asi como todas las
33 6
Aiegoria del patrimoaio
La competeneia do edifiaar
protesis electronieas e informitieas de las que son solidarias, pueden asumir una funeion liberadora al servicio de una vida mis humana: diapositivos a los que se conectarian los fragmentos de ciudades antiguas y los nuevos espacios articulados acogedores de la institucion so-
Pero no nos equivoquemos. Una hipotesis de esta naturaleza no
podri realizarse ni por el eontagio de ejemplos singulares, ni menos ruin a instancias de buroeracias esratales. Coneierne a un destino an— tropologieo, impliea una vision del mundo y una opeion de sociedad cuya urgencia es proporcional a amplitud del sindrome patrimonial y a so interpretacion.
Representado por un Iaberinto que disimula la superfieie cautivadora de un espejo, ei patrimonio arquiteetonieo y urbano, con las
conductas conservadoras que forman su séquito, puede .deseifrarse como una alegoria del hombre en los albores del siglo XXI: guiado por la eiencia y la técnica hacia una direeeion ineierta, en busca de un camino en el que éstas puedan liberarlo del espacio 3* del tiempo para, mejor y diferentemente, consagrar s'u toma de posesion.
Notas
-~—-.
_
1 Viase room 15.
_._.-
cial y, como la arquitecrura y la ciudad tradieionales, siempre inmer— sos en el tiempo y destinados a transformarse. A partir del momento en que cesari de ser el objeto de un eulto no razonado y de una “valorizaeion” ineondieional, ni reliquia ni objeto recreativo, el imbito patrimonial podri llegar a ser e1 terreno in— apreciable de un recuerdo de nosotroe mismos en el fumro.
237
2 Viase HEIDEGGER, Martin, “La vuelta” [1949], en Piiosofi'a, eieacia y riarriea, Editorial Universitaria, Santiago de Chile, 2003, y tambiin “El final de la filoaofia y la tarea de penaar” [1963], en Tierapo y oer, Teenoa, Madrid, 2000. 3 FREUD, Sigmund, E! maiestar err ia eal’tara [1929], Alianza editorial, Madrid, 2006, pig. 35: “El hombre ha llegado a ser, por aei deeirlo, on dios eon proteais”.
4 FOMGGIOJ Dino, L’arre, Mondadori, Milin, 1981. 5 WEBBER, Melvin M., “El lugar urbano y el dominio iloeal”, ea Irrdagaaiorres aobre ia estraetara arbaaa [1964], Gustavo Gili, Barcelona, 19?0. 6 SLOUKA, Marl-t, War of the Worlds: Cyberspace and tire High-Teak Assault on Reaiiry, Basic Books, Nueva York, 1995. 7 He deserito “e1 urbaniemo de redee” en varios articuloe. Partieularrnente en “Le rigne de l’urbain et la mort de la ville”, en La Viiie, Ed. Centre Pompidou, Paris, 1994, y “De la dimolition”, en FORTIER, Bruno, Miramorpboaes parieieaaea, MardagaJ’Editiona de I’Areenal, PariaiLieja, 1996.
3 “Oh euerpo mio [...] euida de mi obra". VALER‘I’, Paul, Eapaiiaos o ei
arqairecro [1923], A. Maehado Libros, Boadilla del Monte, 2004, pig. 36. Esas
dos piginaa de Valiry son algunas de laa mis bellas y profundas oue 5e hayan escrito sobre la arquiteetura. Coinciden, en el modo poitico, eon loa anilisis de Edmund Husaerl sobre la “eepaeialidad de la naturaleza”, en HUSSERL, Edmund, La rierra no se maeve, Universidad Cdm‘plutenae de Madrid, Faeulrad de Filosofia, Madrid, 1995.
9 Viase capituio VI, nota 9. 10 Viase por ejemplo, HAUSSMANN, Geor es-Eugime, Mimoirea, torno II, Victor-Harvard, Paris, 1391, pig. 199; CERT.) , Ildefons, Teoria genera? a'e ia arbaaizaaio'a, op. air.; VIOLLET—LE—DUC, Engine-Emmanuel, Eatrerieris ear i’areiaireerare, op. cit, pig. 111.
11 CHOAY, Frangoise, Tire Modern City: Piaaaiag in the 19th Century, '
Braziller, Nueva York, 1969.
12 Eate periodo ve la generaiizaeion de los tendidos eléctrieos, el desarrollo del automovil, de la aeroniutiea, del telifono, el nacirniento de la television, etc.
Pero el impaeto de estoa avancea no fue redueido solo por el coato humano de las dos guerras mundialea aino tambiin por la focalizaeion de la investigaeion tieniea en objetivoa ligadoa a la guerra.
13 RIEGL, Alois, Bi coho moderao a for: moaameatos, op. air., 3: en particular
one adverteneias aobre las vieisitudes del valor de arte relativo.
14 “Se enamora de una esperanza sin euerpo [...];, ira, en fin, aquello por lo que til mismo es digno de iration. [...] L{For qui intentas aferrar, ingenuo, una imagen fugaz? [...] Lo que amaa, 1o pierdea en euanto te vuel‘res de espaldae. [...] Ni la neeeaidad de corner ni la neeeaidad de de‘aeansar pueden
apanarle de alli [...] y 3:: consume dc amor por sus propios 0}03”.;OVIDIO
NASON, Publio, Metamorfosis, Espasa Cal pe, Pozuelo de Alarcin, 2005.
Alegorr’a del patrimonio
15 En particular a partir de los trabajos pioneros de Freud, continuados por
jacques Lacan, “El estadio del espejo como formador de la funcion del vo tal
como se nos revela en la eatpericncia psicoanalitica" [1949], en Escriros I, Siglo XXI, Buenos Aires, 193.5, asi como de Pierre Legendre, especialmente en Lecon III. Dian an rnr'roir, Paris, Favard, 1994. Legendre hace del narcisismo una
La conrperencr'a dc edificar g
'
.
Edinburgh 1n November 1853”, as] como los textos citados anteriormente. 2? Vénso cl capitulo V, notes 32 v 33.
17 No es posible silenciar la relacion precaria v especifica que continuamos manteniendo con los grandes monumentos religiosos de la humanidad, por la
20 Ibr’a’.
21 For raaones diferentes, pero comparables, Andre Leroi-Gourhan estirna que el “Homo sapiens de la aoologia esta probablemente al final de su carrera”.
Le Gesre e: la parole, torno II, La ménroire et les rytbmes, Albin Michel, Paris,
1965, pag. 266.
2?. Véase por ejemplo, LEBRETON, David, Anthropologie a’n corps er
modernise“, PUP, Paris, 1990.
2.3 GIOVANNONI, Gustavo, Vaccine citra ed edilizi nuova, op. cit., e introduccion de Frajnqoise Choav a la traduccion sa, Les villas anciennes
face a l’rrrbanisnte, le.Seuil, Paris, 1993. Cuando Giovannoni escribe su texto,
la competencia de edificat todavia no estaba amenazada de desaparicion v 61 no piensa globalmente la nueva escala de ordenacion en terminos de redes. Pero la
Grace ancienne, Maspéro, Paris, 1975. 2.5 CHOAY, Francoise, “ La ntétapltore du labyrintlte et le destin de l‘arcltitecture“, contribucion al seminario de Roland Barthes en el Collége de celebrado en 19.?9, inE-dito en s, traducido al italiano pot Ernesto
26_ Véase en particular, “Lecture on architecture and painting, delivered at
*‘Monumento 1,: monumento historico”, pfigs.‘ 12 a 21.
conocer tras una conferencia [a la espera del ser publicada} que presente sobre el tema en noviembre de 1997, en al marco de un encuentro franco-japones sobre la ciudad y la arquitectura, bajo el titulo' “Comment parler aujourd’hui de la ville et de l’architecture”. Sin conocer el texto dc Heidegger, yo oponia la “transparencia del lenguaie international comtin cuvo’paradigma se encuentra en la tecno-ciencia" y la opacidad de las “lenguas originales que programan, para cada una de nuestras sociedades, una aproximacion especifica del espacio edificado 3! natural“. K} 19 El lenguaje técnico transforma el “lenguaje como deeir en lenguaie como mensaie y como simple produccion de signos”, HEIDEGGER, Martin, Ibiai, pdg.39.
l4 FRON—I'JSY-DUCROUX, Francoise, Dddaie, rnyrl'aologie ale Partisan en
d‘Alfonso en La nterafora del labirinro, Reggio Emilia, 1984.
16 Vease la definicion de monumento en el capitulo introductorio
18 HEIDEGGER, Martin, "Uberlieferre Spracbe renal techniscbe Spracne” von Heidegger. Martin (“Lenguaie tradicional v lenguaje tecnico“), Erker Verlag, St. Gall, 1939. La publicacion postuma de esta conferencia se debe a Hermann Heidegger. Agradezco aqui a mi colega Thierrv Paquot querne Ia diese a
nueva logica de conexiones de las redes se le aparece en toda su potencial rtqueza, asi como la compatibilidad de la antigua logica tisular con las exigenclas de la vida moderna.
estructura fundamental de su antropologia general. A este narcisismo inevitable pertenece el papcl jugado por las antigiicdades y los monumentos historicos en la constitucion de la identidad occidental, antes de la inflacion patrimonial. Este narcisismo fundamental no debe confundirse con las formas patologicas del “estadio del espejo” {de la fijacion imaginaria).
gracia de la experiencia estética. En efecto, el proyecto de laicizacion quiso, y en gran parte logro. por lo menos en Occidente, convertitlos cn monumentos historicos, es decir, los ntuseifico. Pero, independientemente de las religiones que los edificaron, esos monumentos dedicados a lo absoluto han conservado el {:21n poder de hacer resucitar el vigor'matinal de una prefilosofia nunca reemplazada por la filosofia, el encantamiento de una bdsqueda que, en nuestro mundo deseneantado. no proponen ni la ciencia ni Ia reflexion critica.
[\J {.2} \0
238
33 Sobre la nocion de desinstitucionalizacion v las nociones vccinas de de-
fundacion, de-civilizacion v des-institucion de las masas véanse los trabajos de .
~
, '
Pierre Legendre, por ejernplo, Lecon l. La 9011’ conclusion, Fayard, Paris, 1998, pag.348.
29 Véase, en particular, ROMANO, Ruggiero, TENENTI, Alberto, (eds), Leon Barrista Alberti, l libri a’er’l'a famiglia, nuova edizione a cura di sco Furlan, Einaudi, Turin, 1994.
ANEXO
Informe presentado a1 Rey, el 21 de oetubre de 1830, por M. Guizor, ministro clel Interior, para instituir e1 cargo de inSpeetor general de los monumentos en Francia. . Majesrad, Los. monumentos historicos que cubren e1 suelo francés son la
envidia y la iracion de la Europa erudita. Tan numerosos como los de los paises vecinos y mas variados, no perrenecen finieamente a
uno u otro periodo aislado de la historia sino que forman una serie
completa sin lagunas; desde los druidas hasta nuestros dias, no hay
una sola época memorable del arte y de la civilizacion que no haya
dejado en nuestras comareas monumenros que la representen y la expliquen. Asi, junto a las tumbas galas y las piedras eéltieas, tenemos templos, acueductos, anfiteatros y orros vesrigios de la domination
romana que pueden competir con las obras de arre de Iralia. Los tiem— pos de deeadeneia y de rinieblas también nos han legado su esulo bas-
rardo y degradado; pero, euando los siglos X1 3; XII resrablecen en Oecidente la Vida y la q, aparece una arquiteetura nueva, que revisre
en cada una de nuesrras provincias una fisonomia disrintiva, aunque
impregnada de un caraerer cornun: mezcla singular del antiguo arte
de los romanos, del gusto y del capricho oriental, y de las inspiracio-
nes rodavia confusas del genio romantico. Este tipo de ar'quiteetura
sirve de transicion a las maravillosas construcciones goricas que, dun rante los siglos XIII, XII»r j; XV, 3e suceden sin interrupcion, cada dia mas ligeras, mas audaces, mas ornamentadas, hasra que, finalmenre,
sucumbicndo a su propio peso, se hunden, 3e vuelven mas pesadas y
aeaban por ceder su lugar a la graeia elegante pero pasajera del rena-
242
Alegorr’o del patrimonfo
cimiento. Tal es el eSpeCtaculo que presents la irable concatena— cion de nuestras antigiiedades nacionales, que hacen de nueStro sue-
lo un objetoide investigacion y de estudio tan precioso.
Francia no puede mostrarse indiferente ante esta parte notable de su gloria. En los siglos precedentes, benedicrinos y otros sabios, desde su elevada erudicion, ya habian hallado en los monumentos la fuente de grandes conocimientos historicos; pero en su relacion con el arte, nadie habia adivinado su importancia. A] final de la Revolucion sa, unos artisras ilusrrados que habian visto desaparecer un gran numero de monumentos valiosos sintieron la necesidad de preservar lo que escapo a la devaStacion: el Muse-e des Petits—Augustins, fundado por M. Lenoir, preparo el retor— no de los esrudios hiStoricos y permitio apreciar todas las riquezas del arte francés. La fatal diSpersion de esre museo traslado el ardor de los arqueologos y de los artistas al estudio de las poblaciones; la ciencia se beneficio de una mayor extension 3: de mayores intercambios, habiles 'escritores se unieron a la elite de nuesrra escuela de pintura para dar
a conocer los tesoros de la amigos: Francia. Estos trabajos, que se han multiplicado rapidamente durante esros ultimos afios, no tardaron en producir gratos elCEOS en las provincias. Se formaron centros. de es-
tudio; se salvaron de la destruccion monumentos, los consejos de los departamentos y municipios aprobaron partidas a este efecto; se detuvieron acciones nefastas con las que el clero pretendia transformar edificios sagrados con un gusto renovador mal entendido. Sin embargo, eStos esfuerzos no han producido mas que resultados incompletos: la ciencia carecia de un centro' que dirigiese y regu— larizase las buenas intenciones que se habian manifestado desde todos los lugares de Francis; era necesario que el impulso partiese de la propia autoridad superior, )7 que el minisrro del Interior, ademas de proponer a las Cémaras la concesion de subsidios para la conserva— cion de los monumentos ses,1 imprimiese una direccion ilustracla al celo de las autoridades locales. . La creacion del puesro de inspecror general de los monumentos historicos de Francia responde, en mi opinion, a esta necesidad. La
persona a quien se confi’en estas funciones debera, ante todo, encon-
trar los medios de dar a las intenciones del gobierno un caracter glo— bal 3! regular. A este efecto, debera’ recorrer sucesivamente todos los departamentos de Francia, asegurarse en el lugar de la importancia historica 0 del merito artistico de los monumentos, recoger todas las
Artexo
2'43
informaciones que tienen relacion con los titulos dispetsos u objetos
rios que puedan aclarar e1 origen, el desarrollo o la destruccion
de cada edificio; constatar su exisrencia en todos Ios almacenes, ar~ cliivos, museos, bibliotecas o colecciones particulares; entrar en o directo con las autoridades y personas que se ocupan de las in— uestigaciones relativas a la hisroria de cada localidad; explicar a los propietarios y a los que detenten la propiedad el interés de los edifieios cuya conservacion esté a su cuidado; y finalmente, estimular 3; dirigir el celo de todos los consejos de los departamentos y municipios,
de manera que ningt’in edificio de mérito incontestable perezca pot desconocimiento o precipitacion y sin que las autoridades competen-
tes liayan hecho todos los esfuerzos convenientes para asegurar su preservacion, y también de manera que la buena voluntad de las autoridades no se agote en objetos indignos de sus cuidados. Esta justa medida en el celo o en la indiferencia frente a la conservacion de los monumentos solo puede lograrse mediante multiples os que solo el iiiSpector general estara en condiciones de hacer; esto prevendra toda reclamacion y hara que los espiritus mas dificiles sean conscientes de la necesidad en que se encuentra el gobierno de velar acti—
vamente por los intereses del arte y de la historia.
El inspector general de los monumentos hiStoricos preparara, en su primer viaje de inspeccion general, on cata’logo exacto y completo de los edificios o monumentos merecedores de una atencion seria por parte del gobierno. Acompaiiara’ este catalogo, en la medida de lo po— sible, de dibujos y pianos, remitiéndolos de forma sucesiva a1 ministerio del Interior, donde se clasificaran y se consultaran si es menes— ter. Debera’ esforzarse por escoger, en cada. localidad principal, a un corresponsal que propondra al minisrro para su aceptacion, y poner— se e1 mismo en o oficioso con las autdridades locales. En primer lugar, se comunicaran a los prefectos de los departamentos las instrucciones del inspector general de los monumentos hiStoricos de Francia y, después, e1 extracr'o del catalogo general en lo que concier— no a cada departamento. El prefecto lo pondra en conocimiento do todos los consejos y autoridades a los que conciernan. El inspecror general de los monumentos historicos debera reno-
var sus viajes de inspeccion tan a menudo corno sea posible, y enca-
minarlos cada afio en funcion de los avisos que reciba de los prefec-
tos y de sus corresponsales reconocidos por la isrracion.
Cuando se trate de gastos imputables a los fondos de la conservacion de los monumentos de Francia, o de gaStos analogos aprobados por
244
Alegoria del patrimonio
los departarnentos 0 las comunas, el in5pector general de los monu-
mentos historicos debera ser consultado.
La remuneracion anual de este funcionario se fija en ocbo rnil francos. La tartfas do gastos de viajes cle inspeceion se determinaran en una medida ulterior. Le Moniteur, 18 de oetubre de 1830.
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n en esta biblio-
* Las obras no publitadas our: se titan en este libro {rt-sis, memories, etc.) aafigura
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E
Alegoria del patrimonio
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Addison, Joseph, 52. Adhémar, jean, 32. Adriano I, papa, 2?, 32
Agripa, 26 rlrigrefeuille, Charles cl’, 53 Alberti, Leon Battista, 14, 20-21, 37, 39, 43, 2.10411 Aleandro, Girolamo, 63 Alejandro VI, papa, 45 Alejandro, emperador, 25 Annunzio, Gabriele d’, 201 Aristoteles, 31
Arundel, Thomas, conde de, 53 Asinius Pollio, 27 Atalo l, rey de Pérgamo, 2.6 Atalo II, re}; de Pérgamo, 26 Btico, 2? Aubrey, john, 55, 61 B
Bakchtine, Mikhail, 124 Baltard, Victor, 8, 171, 200 Balzac, Honoré de, 120—121, 123, 163 Barthélemy, Jean-Jacques, abad, 53 Barthes, Roland, 15—16
Bartoli, Pietro Santi, 53
Baumgarten, Alexander Gottlieb, 67 Benedicto, canonigo de San Pedro, 30 Benjamin, Walter, 212
Bercé, Francoise, 1.18
Bernard de Chartres, 31 Bernard de Clairvaux, 30 Biondo, Flavio, 45 Blondel, Jacques-Francois, 5 9
Boito, Camillo, 139-142, 144-145, 177, 180, 195
Branchinj, sco, 53
Bréquigny, Louis Georges, 39, 91 Brunelleschi, Filippo, 37-39 Bruni, Leonardo, 36, 39 Buffon, G. L., 98 Buls, Charles, 173 Burke, Edmund, 66
Burlington, Richard Boyle, lord, 54-
C Carlomagno, 58 Carlyle, Thomas, 121 Carter, John, 72, 133 Carus, Carl Gustav, 120 Cattaneo, Carlo, 177 Caumont, Arcisse de, 128, 131, 135
Caylus, Anne Claude Philippe, 57,
61-62, 64, 6?-68 Cerda, Ildefonso, 164, 176, 227 Cesi, Federico, 53 Champollion, Jean—Francois, 145 Choiseul—Gouffier, Marie-Gabriel Florent—Auguste, 69 Chrysoloras, Manuel, 36 Ciceron, 27’, 37, 40
Colbert, Jean-Baptiste, 53, 71 Constantino, emperador, 20 Cordemoy, Jean-Louis de, 5 9 Couraiod, Louis, 90 Cousin, Victor, 123 Crassier, baron de, 54
D
.
Dagoberto, 19, 53 Danger, René, 174
Alegorz’a del pneumonia
260 David, Jacques Louis, 93, 95 Denon, Vivant, 101 Deseine, Louis-Pierre, 90 Desgodets, Antoine, 53, 71 Desiderio, abad, 32 Didron, Adolphe-Napoléon, 138 Donatello, 38—39 Dondi, Giovanni, 36-38 Doré, Gustave, 120
Doven, GabrielrFrancois, 89 Dulin, arquitecto, 131 Dussault, 95 E Elgin, Th. Bruce, lord, 69 Emerson, Ralph Waldo, 172 Eugenio 1V, papa, 41, 43 F Felibien, Andre, 58 Félibien, Michel, 59 Ferry, Jules, 213 Fiedler, Konrad, 117-118, 170 Filarete, Antonio di Pietro
Averlino, llamado, 40 Fischer von Erlach, Johann, 54,
65 Foresticr, Jean—Claude Nicolas, 1T4 Formaggio, Dino, 224 Foucault, Joseph-Nicholas, 53 Fournier, Edouard, 161 , Anatole, 135 Francisco I, 70
Frangipani, familia, 28-29, 44 Frankl, Paul, 189 Frémin, Michel de, 61 Freud, Sigmund, 145, 223 Fréaier, Amadeé-Francois, 59 Friedrich, Gaspar David, 120 Furetiére, Antoine, 13 Fusrel de Coulanges, Numa Denis, 163
G
Gaignieres, Francois Roger de,
53,64,?1
Garnier, Charles, 131 Garnier, Tony, 200 Gautier, TéOphile, 161-1 62 Gauzelin de Saint-Benoit-sur— Loire, 29
Germain, Michel, 59, 61 Ghiberti, Lorenzo, 38, 40 Gibbon, Edward, 66
Gieclion, Sigfriecl, 167
Gilbert de La Porree, 31 Giovannoni, Gustavo, 125—126, 139-140,175—180,195-196, 200, 203, 214, 232
Girardon, Francois, 21 Gombrich, Ernst, 38 Gregoire, abad, 85, 95, 98, 100, 116
Gregorio I (el Grande), papa, 29, 34, 42 Grodecki, Louis, 135 Guglielmo de Cremona, fray, 36, 33
Guibcrt de Nogent, 29, 39 Guilhermy, Ferdinand de, 161
Guillaume de Volpiano, 29 Guimard, Hector, 9 Guiaot, Francois, 20, 101,
115-116, 120-121,122-128
l-I Hansen, Esther Violet, 9 Haussmann, Georges-Eugéne, 161-163,166,171, 227 Hegel, Georg Wilhelm Friedrich, I 14, 118, 123 Heidegger, Martin, 118, 230 Henry de Winchester, 30-31, 37 Hermant, Daniel, 95 Herédoto, 55
261
ladies ale Hombres Hildebert de Lavardin, 29, 31 Hincmar de Reims, obispo, 32
Hirtorf, Jakob Ignaz, 131 Hollander, tesorero en Schaffhouse, 5 3 Honorio, papa, 29, 34 Hot-ta, Victor, 8
Hugo, Victor, 15, 116, 119-123,
128,130,137,162 Hugues de Cluny, 29 I-Iuvsmans, Joris-Karl, 120 .
I
Isabel I, 59 Iselin de Bile, 53
1
Jean de Salisbury, 29-30 Jones, Inigo, 65 Julio II, papa, 19
K Kahn, Louis, 9 Kant, Immanuel, 67 Kersaint, Armand-Guy, 88, 91,
97,99-101
Kircher, Athanase, 53, 63
Krautheimer, Richard, 31
L Labrouste, Henri, 131 La Font de Saint Yenne, 66 Lakanal, Joseph, 98 Laugier, Marc-Antoine, 5 8-5 9 Lavirotte, Jules-Aimé, 9 Le Corbusier, 9, 114, 167, 174, 176, 193
Ligorio, Pirro, 53 Lori, Pierre, 146 Luis XIV, 53, 95 Luis W, 10 Luis XVI, 71 Lyautev, Louis Hubert, 173-174
M Maddalena dei Capo, Fausto, 42, 45 Magister Gregorius, 30-31, 37 ' Major, Thomas, 65 193, 203, 124, Malraux, André, 209 Martin V, papa, 25, 34, 42—43, 44 I Marx, Karl, 122, 223 MEdicis, Cosme de, 38 MEdicis, Lorenzo de, 45 Meibonidus, H, 53 Mendelsohn, Erich, 9
Mérimmée, Prosper, 85, 117, 121, 127-128, 130-132, 135-136, 161 Mignard, Pierre, 53, 71 Miliutin, Nikolai, 176 Mil-llin, Aubin—Louis, 20, 86 Milner, John, 133
Mirabeau, Honoré Gabriel Victor, Riqueti conde de, 88 Momigliano, Arnaldo, 66 Montalembert, Charles Forbes, 119—120, 126, 128, 138, 162 Montfaucon, Bernard de, 52-54, 56-58, 61-62, 64, 68 Morris, William, 72, 121—122, 125, 129, 133—136, 133, 140-141, 146, 166, 180 Mummius, Lucius A., 26
Leicester, conde de, 54 Lenoir, Alexandre, 89 Le6n X, papa, 42, 45 Le Roy, David, 65-66, 131
N Napoleén Bonaparte, 65, 71, 101
Leto, Pomponius, 39, 42, 45
Nicolas V, papa, 40, 43-45
Lessing, Gotthold Ephraim, 67
Napoleén III, 9, 121 Niccoli, Niccolo, 38
262
Afegorrh def patrimom'o
Nodier, Charles, 113, 119, 121 Nointel, Charles, marques de, 53
R Rafael, 42, 45 Revert, Nicholas, 65 Riegl, Alois, 13, 99, 117, 142, 14?, 180 Robbia, Luca della, 38 Robert, Hubert, 70 Robespierre, Maximilien, 96
Norden, Frederik Ludwig, 55 O Odilon de Cluny, 33
P Pablo H, papa, 43-44 Paciaudi, Paolo Maria, 53, 62-68 Panini, Giovanni-Paolo, 70 Panofsky, ErWin, 29, 31 Patte, Pierre, 10
Pausanias, 26 Peiresc, Nicolas—Claude Fabri de,
63-64, 63
Perrault, Charles, 15, 55, 203
Perret, Augusre, 9 Petrarca, sco, 35-38, 40, 56 Peyre, Antoine—Francois, '1 02 P10 II, papa, 42-43
Piranesi, Giovanni, 53, 70 Pirenne, Henri, 161‘r Platon, 14
Plinio, el Viejo, 26 Pococke, Richard, 53, 65 Poggio Bracciolini, Gian sco, 25, 32-39, 41-42, 45 Polibio, 26 Pontchartrain, Louis Phélypeaux,
71 Poazo, Cassiano da], 53, 63 Prost, I-Ienri, 174 '
Pugin, Augustus Welby Northmore, 121, 164
Q
Quatremere de Quincy, Antoine Chrysostome, 13, 5960, 66, 69, 90, 91
Romme, Gilbert, 92-98 Rousseau, Jean-Jacques, 21
Rubens, Peter Paul, 53 Rocker, Frede'ric, 85 Ruskin, John, 22, 115, 120, 123-126,132-141,143,146, 163,165-167,123,180,195, 207, 233
S
Salutati, Coluto, 36
Scott, Gilbert, 22, 133, 133 Séneca, 27, 3? Serlio, Sebastiano, 53, 55, 65 Sieard, Claude, 63
Sitte, Camillo, 164, 166-173, 175, 177-179, 196
Sixro TV, papa, 42, 44-45
Slouka, Mark, 224 Soria y Mata, Arturo, 176
Soufflot, Germain, 65, 131 Spon, Jacob, 51, 53, 55, 64 Stuart, James, 65 ' Suetonio, 52 Suger de Saint-Denis, 29-30, 32 Sylla, 28
T Talleyrand—Périgord, CharlesMaurice de, 88
Taylor, Isidore Justin Séverin, baron de, 113, 119, 123 Teodosio, emperador, 56 Tito Livio, 37, 40, 43 Turner, Joseph M., 113-120
Indies de Hombres
V Valéry, Paul, 193, 210 Vasari, Giorgio, 56, 93 Verres, 237-23 Uicq d’Azyr, Felix, 96-93 Villalpanda, Juan Bautista, 65 Viollet-le—Due, Eugene-Emmanuel,
117, 132-141,169-173,175,
1112179, 196, 213, 127, 234 Virgilio, 35
Vitet, Ludovic, 85, 127-128, 13D-132,136-138
Vitrubio, 39
W Wartorr, Thomas, 62 Webber, Melvin, 126, 224 Whitaker, Thomas Durban, 118 Winchelman, Johann Joachim, 66-67 ' Wren, Christopher, sir, 6O Wright, Frank Lloyd, 9 Wyatt, James, 72, 133