Análisis lógico de La carta robada. La carta robada, obra escrita por el estadounidense Edgar Allan Poe, es un relato con características del género policial. Dentro de su argumento se encuentran expresados de manera literaria diversos procedimientos relacionado con la disciplina lógica. El género policial o detectivesco en la literatura ofrece por la misma naturaleza de su temática (el detective como observador y calculador de posibles verdades) la facilidad de realizar análisis de carácter lógico a este tipo de género. El siguiente análisis se enfoca en la búsqueda y clasificación de los razonamientos que aparecen en el desarrollo de la trama, la cual transcurre bajo la incógnita “dónde se encuentra la carta robada”. Se conoce al ladrón pero no el lugar de su ubicación. Los personajes principales (Dupin, el narrador, y el jefe de la policía) tratan de solucionar el enigma que envuelve al documento. Mediante un razonamiento deductivo, los personajes averiguan quién tiene la carta y, además, reconocen el poder que esconde tal documento. El razonamiento se puede expresar de la siguiente manera: Poseer la carta concede cierto poder. El ministro D. posee la carta; por tanto, el ministro D. tiene cierto poder. La búsqueda de la ubicación de la carta se ve delimitada por el solo hecho de saber quién la posee. Por tal razón los personajes concluyen en que la carta debe de encontrarse en la casa del ministro D. Para llegar a esa conclusión utilizan un razonamiento inductivo expresado en la siguiente forma: El ministro D. posee la carta. En caso de utilizarla, la carta se encuentra cerca de quien la posee; por tanto, la carta se encuentra en casa del ministro D. y no en otra parte. Al ser un razonamiento inductivo, existe la posibilidad de que la conclusión anterior sea falsa. En efecto, quizás el ministro escondió la carta en otro lugar “cercano a él” y no necesariamente en su casa. Cuando el jefe de la policía comenzó a registrar la casa del ministro no dio con el documento. Y llega a la conclusión, mediante otro razonamiento inductivo, de que la carta está en otro lugar distinto a la casa: La carta no se encuentra en la biblioteca de la casa, tampoco en las habitaciones ni en la sala; por tanto, la carta no está en la casa. Dupin, sin embargo, no cambia de parecer con respecto a la ubicación de la carta. Para él no está en otro lugar que no sea la casa y pide al prefecto que vuelva a indagar el
lugar; lo cual otra vez resulta en vano. El asunto del cual se encargaban los tres personajes principales quedó al margen después que no llegaron a una conclusión clara. Luego, hay en el relato un salto temporal y de nuevo se presenta el problema; pero ya resuelto gracias al detective Dupin, quien logró recuperar el documento por su cuenta. De aquí en adelante, el personaje-narrador y Dupin sostienen un diálogo. El primero le pregunta al segundo cómo logró dar con la carta. Dupin narra paso por paso los errores que cometió el prefecto en su búsqueda, para él su primer desacierto se encuentra en el siguiente razonamiento deductivo: Todos los poetas son locos. El ministro D. es poeta; por tanto, el ministro D es un loco Basándose en el anterior razonamiento, el prefecto, según Dupin, yerra al subestimar la persona del ministro. Si bien es cierto que el ministro D. era poeta, también era matemático, y este conocía las maneras de actuar del prefecto y los otros policías. Dupin dedujo, por tanto, que el ministro D. no actuaría como aquellos; el ministro estaba consciente del “intelecto del razonador” de sus enemigos. El prefecto desacierta gracias a la concepción de otro razonamiento de carácter deductivo: To