BIOGRAFIA DE SAN MARCELINO CHAMPAGNAT
Biografia breve Marcelino Champagnat
Nació el 20 de mayo de 1789, en el Rosey (Marlhes), Loire. La familia Champagnat gozaba de aprecio entre los habitantes de la comarca y disfrutaba de holgura económica. Fueron 10 hijos del matrimonio Champagnat-Chirat. Tuvo graves dificultades para poder instruirse cuando niño. Los maestros del área eran incompetentes. En 1805 ingresó a seminario menor de Verrières. En 1813 pasó al seminario mayor de Lyon (St. Irénée). Los esfuerzos que tuvo que realizar para sacar adelante la carrera eclesiástica, en varias líneas, fueron grandes y constantes. El último año de su estancia en St.Irénée perteneció al grupo de aspirantes maristas iniciado por Courveille. Recibió el orden sacerdotal de manos de Mons. Dubourg (Obispo de Nueva Orleáns, USA) el 22 de julio de 1816. Su primer destino fue como vicario de Lavalla. Ante las situaciones de pobreza de la niñez y juventud de la parroquia se decidió a fundar el Instituto de los Hermanitos de María, el 2 de enero de 1817. Dejó de ser vicario de Lavalla en 1824. A partir de este año su dedicación a la obra de los Hermanos fue total. Logró en poco tiempo un gran desarrollo de la naciente Congregación. Al mismo tiempo se dedicaba a la rama de los Padres. En 1830 fue nombrado “superior de los Padres Maristas” de la diócesis de Lyon. El 24 de septiembre de 1836 hizo su profesión religiosa como padre marista. Batalló enormemente, sin éxito, en la obtención de la aprobación legal de su Instituto por parte del gobierno francés. Supo formar a los Hermanos, incultos como llegaban, en el arte de la educación de los niños. Supo formar comunidad de religiosos. Supo formar hombres capaces de gobernar el Instituto una vez que él desapareciera. Murió en el Hermitage el 6 de junio de 1840, rodeado de sus Hermanos y acompañado de su cariño. Los había amado como a hijos y ellos, en reciprocidad, lo amaban como a padre. Su Obra seguirá siendo a través del tiempo y del espacio la mejor garantía de que la fe permite todas la audacias. La clave de su éxito fue María, a quien él atribuía todo: “Ella lo ha hecho todo entre nosotros”. Fue beatificado el 29 de mayo de 1955, por Pío XII. Fue canonizado el 18 de abril de 1999 por Juan Paulo II.
Canonización SAN MARCELINO - CANONIZACIÓN
Aniversario de la beatificación de Marcelino Champagnat 29.Mayo.1955 VIERNES, 28 DE MAYO DE 2010 16:48
El día 29 de mayo de 1955, en la Plaza de San Pedro, en el Vaticano, fue beatificado nuestro fundador, San Marcelino Champagnat. A los 46 años de su muerte, en 1886, comenzó el recorrido que condujo a la beatificación y a la canonización (1999). El proceso diocesano duró 5 años y en 1896, el Papa León XIII firmó el decreto de introducción de la causa, dando a Champagnat el título de Venerable. Cincuenta y nueve años más tarde, en la solemnidad de Pentecostés fue beatificado en la celebración presidida por el Cardenal Tedeschini. Para recordar esta fecha, reproducimos a continuación dos textos. El primero, tomado del Bulletin de l’Institut, describe el clima vivido por los hermanos en Roma y el segundo recuerda los acontecimientos de la historia que culminaron en la beatificación.
Hijo de Juan Bautista Champagnat y María Teresa Chirat, nació el 20 de mayo de 1789en el pueblo francés de Rosey; durante los años en que Francia sufría grandes cambios políticos y sociales a raíz de la Revolución sa. Jamás asistió a la escuela durante su niñez, debido a los malos tratos por parte de un profesor contra uno de los alumnos, debiendo ser educado por su tía monja Luisa Champagnat. Hasta su entrada al seminario en 1805, Marcelino trabajó como pastor. [editar]Vida
en el seminario
Cuando en las vacaciones de Pascua de 1804 un sacerdote pasa por Marlhes buscando vocaciones sacerdotales, se fija en Marcelino a quien le dice: Hijo mío, tienes que estudiar el latín y hacerte sacerdote, Dios lo quiere. Su decisión desde entonces será irrevocable, a pesar de que su cuñado el maestro Arnaud, ante el escaso progreso de su alumno, dictamina que no es apto para los estudios eclesiásticos. En la fiesta de Todos los Santos de 1805, Marcelino entra en el seminario menor de Verrières (departamento de la Loire), a la edad de 16 años. Debe sentarse con los principiantes, a pesar de su edad y de su estatura (mide 1,79 m) y el primer año fracasa como estudiante: el director del seminario le recomienda quedarse en casa en las vacaciones de verano. Marcelino hace una peregrinación a pie, junto con su madre, a La Louvesc, donde está la tumba del apóstol de la región, San Francisco Régis, y consigue que le den otra oportunidad. El segundo año en el seminario y los siguientes verán subir el nivel de rendimiento del tenaz Marcelino. En 1813 pasa al seminario mayor de Lyon, junto con Juan Claudio Colin y San Juan María Vianney, futuro Santo Cura de Ars, para empezar su primer año de teología. En el curso del año escolar de 1815, un nuevo seminarista proveniente del Puy, Juan Claudio Courveille, comunica a algunos de sus compañeros su proyecto de una Sociedad de religiosos Maristas, la llamada "Sociedad de María (Maristas)". Se unen a esta idea, entre otros, Marcelino
Champagnat y Juan Claudio Colin. Marcelino, más tarde, incorporara al proyecto su idea de los Hermanos para la educación cristiana y la alfabetización de los niños de las zonas rurales. El 22 de julio de 1816, junto con Colin, Courveille y otros 50 compañeros, Marcelino es ordenado de sacerdote; tiene entonces 27 años. Al día siguiente, los 12 signatarios de la promesa de constituir la Sociedad de María, capitaneados por el promotor de la idea, P. Courveille, suben al santuario de Ntra. Sra. de Fourvière. Courveille celebra la misa, los demás comulgan de sus manos y todos se consagran a María y prometen solemnemente dedicarse a establecer la Sociedad de María. Su vida fue ejemplo de amor Véase también: Sociedad de María (Maristas).
[editar]Los
Hermanos Maristas
Busto de Marcelino Champagnat. Artículo principal: Congregación de los Hermanos Maristas.
El 12 de agosto de 1816 Marcelino Champagnat es nombrado vicario parroquial en el pueblo de La Valla-en-Gier, con una población de 2.000 habitantes dispersos en múltiples y lejanas aldeas por las faldas de la cadena de montañas del Pilat, en el Macizo Central. Inicia oficialmente su apostolado el día 15 de agosto, fiesta de la Asunción de María. Pronto transforma totalmente la parroquia: predica, visita a los enfermos aún de las aldeas más alejadas, hace la catequesis a los niños, implanta la práctica del mes de María, distribuye libros para extender las buenas lecturas, combate el trabajo en domingo, las borracheras, los bailes. El 28 de octubre, en la alejada aldea de Les Palais, asiste en su lecho de muerte al joven de 16 años Jean Bautiste Montagne. Es entonces cuando se da cuenta de que Jean Bautiste nunca ha oído hablar de Dios. Al día siguiente, cuando regresa para contarle sobre Dios, descubre que el joven ya falleció. Esto lo decide a poner en práctica inmediatamente su proyecto de Hermanos para la educación a través del adoctrinamientoinfantil. Inicia con un ex granadero del ejército de Napoleón, Juan María Granjon, de 23 años, a quien el Padre debe enseñarle a leer. Al poco tiempo, se le añade Juan Bautista Audras, de 15 años, y el P. Marcelino los instala en una casita alquilada, luego comprada con la ayuda del P. Courveille. (Éste, vicario parroquial en Rive-de-Gier a pocos km de La Valla, lo visitaba con frecuencia, de acuerdo con la promesa de Fourvière). Es el 2 de enero de 1817: fecha del nacimiento de la congregación de los Hermanos Maristas (Fréres Maristes). Champagnat les da el nombre de Hermanitos de María (Petits Fréres
de Marie), en honor de la Sma. Virgen en quien ha depositado toda su confianza. Ennoviembre de 1818 funda la primera escuela en su pueblo natal, Marlhes. Y al año siguiente en su parroquia, La Valla. En adelante, los pedidos de nuevas fundaciones se harán tan perentorios, que en el lapso de 22 años, deja a su muerte 48 escuelas fundadas donde se educan unos 7.000 alumnos. María bendice igualmente su congregación con abundantes vocaciones. En el mismo lapso, Champagnat deja 280 Hermanos, más 49 que ya habían fallecido, y 92 que se había retirado . En tan pocos años, Marcelino Champagnat se prodiga sin medida: forma a los Hermanos, religiosa y pedagógicamente, funda y visita las escuelas, construye cerca de Saint-Chamond el vasto noviciado de Notre Dame de L' Hermitage (trabajando personalmente como albañil y carpintero), atiende la istración de lo temporal (con grandes problemas financieros), gestiona ante las autoridades de París la aprobación legal de su Instituto, entrevista a obispos, sacerdotes, alcaldes y otras autoridades civiles para asentar sus fundaciones escolares. Esta febril actividad se une a su gran espíritu de mortificación: viaja a pie o a caballo, ayuna con frecuencia días enteros para poder celebrar la misa, reza de noche y lleva la contabilidad y la correspondencia después de que todos se retiran a descansar. No es de extrañar que, a pesar de su fuerte constitución campesina, su salud se quebrantara. Desde una fuerte caída en su salud a fines de 1825, arrastró durante 15 años, hasta su muerte, una gran debilidad de estómago que, amén de fuertes dolores, lo obligaba a privarse a menudo de todo alimento, pues le resultaba intolerable. Añádase a esto las múltiples contrariedades, sobre todo en los comienzos de su obra, pues hasta sus colegas sacerdotes lo tildaban de orgulloso, de obrar por vanidad de ostentar el título de fundador; hasta lo consideraron loco y falto de toda prudencia (incluso su confesor y director espiritual lo abandonó). Ciertamente, considerada desde el solo espíritu humano, su acción no podía menos de sorprender y escandalizar. Pero Marcelino Champagnat era hombre de fe y de una profunda humildad. Puso toda su confianza en Dios y en María, a quien llamaba Nuestra Buena Madre, y cuando - con la venia de sus superiores los Obispos - juzgaba que se trataba de la voluntad de Dios, nada ni nadie podía detenerlo. Si su obra en la fundación de los Hermanos es lo más conocido y irado, no menos irable fue su dedicación en la realización del proyecto Marista total del seminario, los PP. Maristas en particular. En torno a él, se formó un grupo de 10 sacerdotes Maristas que, unidos a los 10 del P. Colin, formaron el núcleo fundacional de la Sociedad de María. Durante bastantes años el P. Champagnat se encargó de la formación en El Hermitage de los Hermanos de servicio de los Padres, al mismo tiempo que a sus propios Hermanos de enseñanza. En 1830 fue elegido como Rector Provincial Marista para la diócesis de Lyon (el grupo de Colin estaba en la diócesis de Belley). Es pues considerado, a justo título, como co-fundador de los PP. Maristas a la vez que fundador de los Hermanos Maristas. En 1836 hizo profesión de los votos religiosos como sacerdote de la Sociedad de María. El mismo año parte para las misiones de Oceanía el primer contingente Marista: 1 obispo (Mons. Pompallier), 4 sacerdotes Maristas (uno muere en el viaje; otro, morirá mártir y será el primer santo Marista: el Obispo San Pedro María Chanel) y 3 Hermanos Maristas del P. Champagnat. Grande fue su deseo de ir él mismo a las misiones, pero la obra de los Hermanos lo retenía; lo compensó enviando varios otros contingentes de sus Hermanos como colaboradores de los Padres y dando a la Iglesia los primeros Hermanos mártires.
En el campo educativo, Marcelino Champagnat fue un pionero, pues siempre estuvo abierto a lo nuevo que fuera más eficiente. Adoptó el método simultáneo-mutuo de enseñanza, zanjando así la polémica entre el método llamado de los Hermanos (de la Salle) y el método sajón o Lancasteriano. Adoptó igualmente un nuevo método de lectura, el fonético-silábico, en remplazo del tradicional del deletreo. Introdujo la enseñanza del canto en la escuela, la educación física, la teneduría de libros y la agrimensura. Introdujo igualmente el catecismo mariano, hizo practicar la disciplina preventiva y prohibió todo castigo físico. Decía: "Para educar hay que amar" y este es el lema de los educadores Maristas en todos los países del mundo. [editar]Beatificación
y canonización
Estatua de Marcelino Champagnat en la ciudad de Limache, Chile.
Muere un 6 de junio de 1840, cuando los Hermanos estaban cantando la alabanza mariana de la Salve como inicio de la jornada, práctica que él había introducido como escudo contra todos los disturbios políticos y sociales que en la Francia convulsionada de su tiempo tuvieron él y los Hermanos que soportar.
El 29 de mayo de 1955 es beatificado por el Papa Pío XII luego del reconocimiento de 3 milagros: la curación de un cáncer terminal obrado a favor de una estadounidense (la Sra. Grondin), la de una meningitis mortal a favor de un joven de Madagascar, llamado Renaivo y la expansión del instituto marista.
El 3 de julio de 1998, el Papa Juan Pablo II firma el decreto de canonización después de reconocer el 4to. milagro, la curación súbita de una histoplasmosis, a favor de un Hermano Marista uruguayo. Fue canonizado por el Sumo Pontífice, en una solemne Eucaristía celebrada en la Plaza de San Pedro, Ciudad del Vaticano, el 18 de abril de 1999, con la 1 presencia de miles de personas, entre ellos, numerosos de la Familia Marista.
Su Memoria, en el calendario de la Iglesia Católica, se recuerda el 6 de junio.
HISTORIA DE LA FUNDACION DEL INSTITUTO MARISTA
Fundación del Instituto de los Hermanitos de María 2 enero 1817 Marcelino, cuando ve a niños y jóvenes sin educación ni catecismo, exclama: “Necesitamos hermanos”. El 2 de enero de 1817 inicia con dos jóvenes el proyecto del Instituto de los Hermanitos de María. Por qué fundó el Instituto Elevado al sacerdocio en 1816, fui enviado a un municipio del cantón de St. Chamond (Loire). Lo que vi con mis propios
ojos en este nuevo puesto, referente a la educación de los jóvenes, me recordó las dificultades que yo mismo había experimentado a su edad, por falta de maestro. (A la Reina María Amelia, Carta 59) Una educación cristiana y religiosa es el medio más rápido y eficaz para procurar buenos sujetos a la sociedad y fervorosos cristianos a la religión... Desgraciadamente falta este medio a la mayoría de los ayuntamientos rurales: la insuficiencia de los recursos municipales, la penuria de los habitantes no les permiten confiar la educación de los jóvenes a los Hermanos de las Escuelas Cristianas, cuyo mérito y capacidad son conocidos de todos. De ahí la triste necesidad o de dejar a los niños abandonados en la ignorancia más completa o, lo que sería todavía peor, entregarlos a instructores mercenarios, muy poco capaces de formarlos en las virtudes que les son necesarias. Movidos por estas consideraciones, personas piadosas han formado en la Diócesis de Lyon una nueva congregación, conocida con el nombre de Congregación de los Hermanitos de María. (A Luis Felipe, Rey de Francia, Carta 34) ¿Por qué hermanos? Nacido en el cantón de St. Genest-Malifaux (Loire) sentí por los trabajos infinitos que yo había experimentado para aprender a leer y escribir la urgente necesidad de crear una sociedad que pudiese con poco gasto procurar en el campo la buena enseñanza que los Hermanos de las Escuelas Cristianas dan en las ciudades. (Carta 159, Ministro Ins. Pub., 1837) La Sociedad de María Por entonces (1812 - 1815) se pusieron los cimientos de la Sociedad de los maristas. Unos cuantos seminaristas, al frente de los cuales se encontraban los señores Colin y Champagnat, se reunían regularmente para animarse en la piedad y en la prática de las virtudes sacerdotales. El celo por la salvación de las almas y los medios para conseguirla eran el tema habitual de sus conversaciones. Del mutuo intercambio de sus sentimientos y proyectos sobre los medios más idóneos para alcanzar ese objetivo surgió la idea de fundar una Sociedad de sacerdotes. . . La especial devoción que este grupo selecto profesaba a la Santísima Virgen les inspiró la idea de poner la nueva Sociedad bajo el patrocinio de la Madre de Dios y darle el nombre de María. . . En una de esas reuniones determinaron que irían todos juntos en peregrinación a Fourvière para poner su proyecto a los pies de María. . . Pero en el proyecto de la nueva Sociedad nadie había pensado en Hermanos educadores. Sólo el señor Champagnat tuvo la idea de su creación y sólo él la llevó a cabo. Decía con frecuencia a sus compañeros: Necesitamos Hermanos. Necesitamos hermanos para impartir catequesis, ayudar a los misioneros y dar clase a los niños. (Vida, III, pp. 28-30)
La experiencia Montagne Un día lo llamaron para confesar a un niño enfermo y, según su costumbre, se puso inmediatamente en camino. Antes de confesar al muchacho., le hizo algunas preguntas para saber si tenía las disposiciones necesarias para recibir los sacramentos. ¡Cuál no fue su sorpresa al comprobar que ignoraba los principales misterios y que ni siquiera tenia noción de la existencia de Dios! Profundamente afligido al encontrar a un niño de doce años en tan absoluta ignorancia, y asustado al verlo morir en esta situación, se sentó a su lado para enseñarle las verdades y los misterios fundamentales de la salvación. Dos horas empleó en instruirlo y sólo con gran esfuerzo consiguió enseñarle lo indispensable, pues el niño estaba tan enfermo que apenas comprendió lo que le estaba diciendo. Después de confesarlo y haberle sugerido actos de amor de Dios y contrición para disponerlo a bien morir, lo dejó para atender a otro enfermo que se hallaba en la casa vecina. Al salir, quiso saber cómo se encontraba el muchacho. "Falleció poco después de dejarlo usted." dijeron sus padres sollozando. Un sentimiento de alegría por haber llegado tan oportunamente se mezcló en su alma con otro de temor al comprobar el peligro que había corrido el pobre chico. . .
Regresó embebido en estos pensamientos y repitiendo en su interior: " ¡Cuántos niños se encontrarán a diario en la misma situación y correrán los mismos riesgos por no tener a nadie que les enseñe las verdades de la fe!" Y la idea de fundar una Sociedad de hermanos, dedicados a impedir este peligro por medio de la educación cristiana, se hizo en él tan obsesiva que fue a buscar a Juan María Granjon y le expuso sus planes. (Vida, VI, pp. 60-61) Formó a los primeros Hermanos jóvenes en La Valla El señor Champagnat… esperaba ansiosamente el momento en que los hermanos pudieran encargarse de la clase. Pero al verlos sin suficiente preparación, se decidió a llamar a un maestro. Con ello pretendía un doble objetivo: a su juicio, se necesitaba un maestro ante todo para dar la instrucción primaria a los niños de la parroquia; pero también para perfeccionar a los hermanos en sus conocimientos e iniciarlos en el método de enseñanza… El maestro vivía en comunidad con los Hermanos. Puso escuela en la misma casita, que pronto se llenó de niños. Los hermanos lo ayudaban en las clases, lo veían actuar, lo iban
imitando y captaban su metodología. Además, entre clase y clase, recibían lecciones particulares sobre distintos aspectos de la enseñanza. (Vida, VII, pp. 73-74)
MILAGROS DE SAN MARCELINO
Milagros de San Marcelino Champagnat El H. Heriberto (Heinrich Gerhard Weber) nació en Essen (Alemania) el 19 de marzo de 1908. Después del noviciado y la primera profesión en Furth (21 de noviembre de 1926) y los años de formación de magisterio, ejerce durante algunos años como profesor en Alemania. El 30 de abril de 1937 tiene que marchar como exiliado a Uruguay, junto con un numeroso grupo de Hermanos alemanes, a causa de las dificultades surgidas en su país. Durante muchos años desarrollará su actividad apostólica en Uruguay, primero como maestro en la enseñanza Primaria y luego como profesor en la Secundaria. En varias ocasiones desempeñó el cargo de Director de colegio y Superior de comunidad. En mayo de 1976, en medio de su actividad normal, se ve aquejado de altas fiebres y fuertes dolores en la columna vertebral, que le obligan a guardar cama. Los médicos le diagnostican “neoplasia primitiva desconocida con metástasis en los pulmones”. Es desahuciado por los doctores que lo cuidan y como tal es tratado en el Sanatorio en que permanece ingresado. El día 13 de julio, a petición del H. Provincial de Uruguay, los Hermanos de la Provincia, junto con sus alumnos, inician una novena para pedir por intercesión del Beato Marcelino Champagnat la curación del H. Heriberto. Al finalizar la novena, el 26 de julio de 1976, el enfermo siente una mejoría súbita e imprevisible. Las radiografías realizadas en esa fecha revelan que los signos de la enfermedad han desaparecido. El H. Heriberto, los Hermanos de las comunidades de Uruguay y los alumnos que le conocían consideran esta curación, desde el primer momento, como milagrosa. El proceso informativo diocesano sobre la presunta curación milagrosa fue pedido por el H. Agustín Carazo, a la sazón Postulador General, y se celebró en Montevideo entre los meses de marzo y mayo de 1985. Presentado el caso a estudio ante la Junta Médica de la Congregación para las Causas de los Santos del Vaticano, el 1 de abril de 1993, los doctores piden ampliación de la documentación para poder precisar la diagnosis, que resultaba insegura, a partir de las actas procesuales precedentes. El Consejo General encarga al H. Eugenio Magdaleno, Consejero General, que viaje a Uruguay y a las provincias limítrofes de la Argentina para que complete las diligencias solicitadas por la Junta de Médicos. Estudiado de nuevo el caso, el 25 de noviembre de 1993, la Comisión médica concluye diciendo que,
a causa de las inseguridades persistentes sobre el diagnóstico, “no se puede afirmar nada más que la excepcionalidad del caso”. El 28 de febrero de 1995 el Postulador General de la Causa, H. Gabriele Andreucci, teniendo en cuenta el parecer de dos peritos médicos "super partes", solicita de la Congregación para las Causas de los Santos que se presente de nuevo el caso ante la Junta Médica para su revisión. Estudiada de nuevo la curación el 26 de junio de 1997, a la luz de las nuevas investigaciones, los doctores definieron la enfermedad como “afección pulmonar grave, caracterizada por diseminación nodular bilateral, con marcada insuficiencia respiratoria, en un sujeto con gravísimas complicaciones en su estado general”. Y teniendo en cuenta que “la curación fue muy rápida, completa y duradera”, concluyen que tal modalidad de curación es científicamente inexplicable. El 20 de febrero de 1998 el presunto milagro es estudiado por la Comisión de Teólogos de la Congregación para las Causas de los Santos, y finalmente, un mes más tarde, el 21 de marzo de 1998, el H. Benito Arbués, Superior General, puede anunciar a todo el Instituto que el resultado del informe escrito por la Comisión de Teólogos “es favorable por seis votos afirmativos y uno solo negativo” a considerar como milagrosa la curación del H. Heriberto Weber. El paso siguiente para llegar a la ansiada Canonización del Beato Marcelino Champagnat fue la reunión de la Comisión Cardenales y Obispos que se tuvo el 2 de junio de 1998 y que se expresó con votación favorable sobre la curación milagrosa del H. Heriberto.
ORACION A SAN MARCELINO San Marcelino, Que a lo largo de tu vida fuiste un hombre fiel a tus raíces, a tu tierra, a tu familia, a la sociedad ayúdanos a convertirnos en personas útiles a nuestra tierra y a nuestra gente. Ilumina con tu ejemplo Nuestra sensibilidad y respuesta. Que, como tú, Descubramos lo que nuestros familiares, los de nuestra comunidad, nuestros vecinos y amigos desean y necesitan. Ayúdanos a ser decididos,
Generosos en la entrega Y profundos en imaginación, para bien de nuestro pueblo, en fidelidad al Evangelio de Jesús. San Marcelino, que como tú, Sepamos ser universales en el afán y concretos en el servicio. Amén ORACION 2 San Marcelino, que conociste el amor en el seno de una familia cristiana y desde joven quisiste responder con generosidad a la llamada de Dios, que creaste una comunidad de hermanos bajo el signo de la fraternidad, que fundaste el Instituto Marista para educar a los niños y a los jóvenes, especialmente los más necesitados, y que quisiste anunciar el Evangelio por todas partes porque todas las diócesis del mundo entraban en tus proyectos, te pedimos que intercedas ante Dios y María, nuestra Buena Madre, para que sepamos encontrar su voluntad de amor en nuestra vida, para que nos bendiga, a nosotros y a nuestra familia, en nuestras tareas y preocupaciones y para que sepamos compartir tu misión en favor de los pobres y necesitados. Por Cristo Nuestro Señor. Amén. SIGNIFICADO DE LAS TRES VIOLETAS
las tres violetas: Las tres violetas son el simbolo marista por exelencia en si significan, humildad, sencillez y modestia, son unsimbolo que todos los maristas en el mundo conocen y son valores que los hermanos maristas inculcan a los jovenes a los que enseñan. Las violetas son flores que permanecen ocultas en medio del follaje, pero su aroma no pasa desapercibido para nadie. Es uno de los símbolos más queridos por los maristas. Marcelino nos lo legó dándole el significado de HUMILDAD, SENCILLEZ Y MODESTIA, este símbolo caracteriza la sencillez en nuestras relaciones y en nuestro estilo educativo.
. La insignia de los Antiguos Alumnos Maristas es un ramillete con tres violetas. Cada una tiene un significado que se correponde con virtudes marianas: Humildad, Sencillez y Modestia. Estas virtudes son con las que el Padre Champagnat quería impregnar a todos aquellos que recibieran sus enseñanzas.
Las tres violetas son el símbolo pro excelencia de los hermanos maristas. Representan las tres cualidades que Marcelino Champagnat observó que debían ser imitadas de la buena madre: Humildad, Sencillez y Modestia. La insignia de los Antiguos Alumnos es un ramillete con tres violetas. Cada una da significado a tres virtudes marianas: HUMILDAD, SENCILLEZ Y MODESTIA. Estas virtudes son las que el Padre Champagnat quiere para todos aquellos que recibieran sus enseñanzas, porque las consideraba fundamentales para desarrollarse en la vida como buen seguidor de Cristo y hombre de bien. Estas virtudes son las que el Padre Champagnat querí¬a para todos aquellos que recibieran sus enseñanzas, porque las consideraba fundamentales para desarrollarse en la vida, como buen seguidor de Cristo y hombre de bien. Siempre quiso San Marcelino, formar buenos cristianos y honrados ciudadanos. Para mi, las tres virtudes que simbolizan las tres violetas, la sencillez, la humildad y la modestia, son imprescindibles para un buen ciudadano profesional.